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Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA

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Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA - Página 7 Empty Re: Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA

Mensaje por HeyItsLupitaNJ Sáb 30 Jun 2012, 10:27 pm

Capitulo 11 (Parte 2)



El francés tenía una palabra para esto… les atomes crochus. Donde los átomos que formaban su ser se conectaban con los de otra persona, para ser uno, permanentemente, irrevocablemente.

La noche de sexo asombroso había provocado de algún modo el proceso, y el horror de Nicholas ante la idea de que pudiera haberle hecho daño la había hecho arder. La violencia en su oficina había sido un momento decisivo, mirando cómo Nicholas había venido en su rescate, impávido aun con un arma en su cara.

La había defendido con su vida.

Las manos le acariciaban las caderas, directamente sobre las magulladuras. Suavemente, tan suavemente como si pudiera limpiar de algún modo las marcas. Él se miró las manos, la cara tensa y seria, grabada con el lamento de lo que había hecho.

No había nada malo con lo que había hecho anoche. Ella le había seguido a cada paso del camino.

Él le había dado tanto. La había cortejado, seducido, protegido, defendido. Le asombraba tener el poder de devolverle algo que él necesitaba tan desesperadamente.

Su orgullo. Su conocimiento de sí mismo como un hombre que no hacía daño a las mujeres.

—Esto no es por lo que huí, Nicholas —dijo suavemente, sosteniéndole el mentón áspero por la barba en la mano, forzándole a que levantara la cabeza para poder encontrarse con sus ojos. La mirada de él seguía yendo con horror a las pequeñas magulladuras de las caderas.

Respiró hondo, le miró solemnemente con los hombros atrás, erguida.

Él la miró fijamente, sin parpadear, la mandíbula apretada.

Estaba herido. Estaba tan claro, ahora que tenía ojos para ver. Este hombre grande, fuerte, duro y magnífico estaba herido. No podía soportarlo ni un segundo más.

Él abrió la boca y finalmente logró que salieran unas pocas palabras roncas.

—¿Entonces por qué huiste?

—Porque tuve miedo… —el ya respingaba—. Tuve miedo de lo que sentía por ti. Anoche… fue tan intenso, fue como si hubiera otra mujer en la cama contigo. Cuando me desperté huí, porque apenas podía reconocerme.

Se inclinó hacia delante, le besó el pecho justo sobre el corazón. Podía sentirse su latido lento y regular.

Echó la cabeza atrás para estudiar su cara y le dijo la verdad absoluta.

—Estaba tan sacudida por ti, por lo que estaba sucediendo. Me asustó mucho.

_____(tn) se puso de puntillas, se agarró de sus hombros, se aupó contra él y le mordió el labio inferior hasta que él la dejó entrar. No fue un beso lento. Lo llevó directamente de cero a cien en un segundo.

Estaba desnuda y podía sentir todo lo que le sucedía mientras lo besaba. Al principio se paralizó, la sorpresa emanaba de él en oleadas ante el beso inesperado.

Estaba pegada a él.

La repentina inhalación, la pesada erección tratando de levantarse bajo los vaqueros contra la parte inferior de su vientre, un movimiento tan poderoso que hizo que su vagina se contrajera de deseo. Las manos de Nicholas que estaban en sus caderas pasaron a sus nalgas cuando la empujó con fuerza contra él, posicionándola para que se frotara contra su pene… y se congeló. Con cuidado, como si manejara algo lleno de nitroglicerina, la movió hacia atrás y la alejó, la única conexión entre ellos las manos flojas en las caderas.

Los ojos de _____(tn) revolotearon abriéndose, el calor que había estallado tan violenta y brillantemente se disipó lentamente.

—¿Nicholas? —susurró. ¿La estaba alejando? Pero estaba excitado, tremendamente. Lo había sentido contra su propia piel.

—No.

—¿No? —repitió huecamente.

—No en este momento. Todavía no, más bien. —Bajó la mirada hacia ella, a las gotas de sangre sobre su camisa blanca en el suelo—. Debes estar preparada.

¿Preparada? Estaba muy preparada. La sangre se acumuló entre sus muslos, los senos se sintieron llenos y pesados. No necesitaba ninguna caricia preliminar.

—Estoy lista, Nicholas. —Si _____(tn) no hubiera sentido las palabras dejar sus labios, nunca habría creído que esa voz gutural y aterciopelada aderezada con sexo pudiera ser suya.

—Mmm.

Moviéndose a un lado, Nicholas hizo algo complicado con el complejo control de la ducha y una cortina de agua caliente fluyó, el vapor se arremolinó en el cuarto y se quitó la camisa encogiéndose de hombros.

—Lo primero es lo primero.

Se inclinó para besarle la mejilla.

Se movía lentamente. Anoche, la mitad del tiempo se había movido a velocidad rápida. Así que éste iba a ser su espectáculo e iba a tomárselo con calma. Bien.

Algo de esa tensión sexual se relajó un poco. Iban a hacer el amor, pero estaba claro que enseguida, no. Nicholas recogió la ropa del suelo, la puso en una silla junto con su propia camisa y se levantó, los grandes músculos flexionándose, los vaqueros adhiriéndosele como un amante. Oh, guau. ¿Quién hubiera dicho que podía ser tan susceptible al pastel de carne? ¿Quién hubiera dicho que su enorme pecho podía quitarle el aliento, que mirar sus muslos y cómo se le contraían los músculos del estómago mientras se levantaba lentamente podía hacer que sus propios muslos se tensaran?

Él estiró una mano para probar la temperatura, gruñó y luego la metió en la ducha como si fuera la reina de Coronado Shores.

Ah, el agua caliente golpeó sus músculos doloridos. Se sentía maravillosa. Se giró bajo el agua, la cara levantada, los ojos cerrados, saboreando la sensación.

Abrió los ojos y vio que él se estaba empapando. Todavía llevaba puestos los vaqueros.

A _____(tn) le dio la risa y señaló sus vaqueros.

—¿No deberías quitártelos?

Los oscuros ojos de Nicholas brillaron mientras abría una botella de champú y se vertía un poco en la mano.

—No. Es un cinturón de castidad. El mejor del mundo. Funcionó en el instituto, funciona ahora. Esta erección no tiene ningún lugar a donde ir. Ahora date la vuelta e inclina la cabeza hacia atrás.

Obedeció, suspirando con placer cuando los fuertes dedos empezaron a formar espuma. Un olor fuerte con una nota profunda a sándalo se vertió por ella. El champú de Nicholas. Recordó olerlo en su pelo mientras le pasaba los dedos, luego apretando los puños en su pelo cuando empezó a correrse. Sabía que los recuerdos del olor se grababan en la parte más primordial de su cerebro, y éste casi la dejó fuera de combate mientras recordaba los sentimientos calientes conectados a este olor.

Gimió.

—¿Qué? ¿Te hago daño? —Las grandes manos se inmovilizaron. Oh tío, esto era embarazoso. Se estaba excitando con su champú.

Se reclinó contra él, la cabeza inclinaba atrás sobre su hombro.

—No —dijo, mientras el agua caía sobre ella—. No me haces daño.

—Bien —gruñó. Las manos fuertes volvieron a masajear, las puntas de los dedos apretando, sabiendo de algún modo dónde estaban exactamente los nudos de tensión. Ella podía sentir cada centímetro de él contra su desnuda espalda. Los remolinos oscuros del vello del pecho le hacían cosquillas y pudo sentir sus prietos abdominales cuando se movió para verter más champú en la mano.

El pene era inmenso detrás de la tela vaquera mojada, duro y lo bastante caliente
como para irradiar calor a través de la gruesa tela. Meneó el culo y lo sintió hincharse
contra ella, los dedos se inmovilizaron en su cabello.

Esa tela vaquera era menos cinturón de castidad de lo que pensaba. Se meneó otra vez, girando contra lo que se sentía como una barra de acero caliente en sus pantalones.

Él hizo un sonido con lo profundo de su pecho y ella sonrió. Tenía todo el poder aquí y la hacía sentirse… guau. Como si midiera tres metros.

El hombre que la había tenido presa contra su cuerpo había utilizado su fuerza contra ella. Había sido aterrador, una experiencia horrible y, muy en el fondo, humillante. _____(tn) nunca había sido maltratada antes ni forzada físicamente a hacer nada.

El intruso la había abrumado con facilidad despectiva y quemaba. Todo acerca de la experiencia había sido… «soy más fuerte que tú y harás lo que quiero». Brutal y primitivo.

El idioma del cuerpo de Nicholas era exactamente lo contrario, aunque era aún más fuerte que el intruso. Nicholas era el hombre más fuerte que había visto jamás. Le había sostenido en sus brazos toda la noche y sabía lo profundamente poderoso que era. Si quisiera, podría forzarla a hacer cualquier cosa, doblegarla completamente a su voluntad.

Pero con cada movimiento, le daba todo el poder a ella. Incluso ahora que estaba siendo deliberadamente provocativa, frotándose contra su excitación, podía notar, podía sentir su autocontrol tan profundamente, siendo éste una parte de él.

—Cierra los ojos. Pudo sentir las vibraciones de su voz profunda en su pecho a través de la piel de la espalda. Obedeció y él la metió suavemente bajo la alcachofa de la ducha hasta que todo el champú se aclaró.

El agua se detuvo.

—Quédate ahí.

_____(tn) miró cómo cogía dos toallas de un blanco deslumbrante de un armario y las extendía, esperando a que ella saliera.

—¿Nada de acondicionador? —preguntó cuando salió goteando. Él parecía en blanco.

—¿Y la crema hidratante? No creo que haya tomado jamás una ducha sin crema hidratante.

—Ah... —Asustado, Nicholas echó una mirada alrededor, como si el acondicionador y a crema hidratante pudieran aparecer mágicamente de repente.

La mayor parte de los amantes anteriores de _____(tn) habían sido metrosexuales guapos y vanos que utilizaban los mismos productos que ella, de las mismas marcas, sólo que en versión masculina.

Su último amante, Sergey, había tenido todos los productos para hombres de Clinique que había en el mercado y _____(tn) nunca había tenido ningún problema con quedarse a dormir. Todo lo que necesitaba era llevar el cepillo de dientes.

Nicholas tenía toallas, jabón, un cepillo de dientes y pasta dentífrica a la vista y de algún modo sospechaba que eso era todo. Parecía que iba a tener que llenar el cuarto de baño de Nicholas con algunas cosas esenciales.

Lo miró directo a los ojos.

—Prepárate para tener tu cuarto de baño lleno de cremas y lociones. ¿Crees que podrás soportarlo, grandullón?

Él levantó la comisura la boca mientras le envolvía el pelo en una toalla grande.

—Cariño, sobreviví a la Semana del Infierno. No tienes la menor idea de lo que puedo soportar. Extiende los brazos.

Ella obedeció mientras él le frotaba suavemente el torso y los brazos para secarla.

—¿Un tío duro, eh?

—¿Humm? —Le había estado mirando fijamente los senos y de repente levantó su mirada. Ella por poco retrocede ante el calor que ardía en sus ojos. Aunque casi sonreía, la piel sobre los pómulos estaba tensa y entrecerraba los ojos—. Sí, supongo que creo que soy un poco duro.

_____(tn) estiró una mano, la curvó sobre su pene y apretó.

—No tan duro, grandullón

El cuerpo grande de Nicholas se congeló, el aliento siseó como si le hubiera hecho algo doloroso. La gran columna de carne masculina que _____(tn) podía sentir bajo la mano se movió, haciéndose más larga y más gruesa. Un pequeño gemido escapó de labios de Nicholas y el pene saltó una vez más bajo su mano.

Parecía como si estuviera a un segundo de correrse. _____(tn) casi rió en voz alta.

Esto era tan delicioso.

Todo en su vida estaba tan… mal. Su padre estaba gravemente enfermo, muriéndose de una forma dolorosa. Su compañía trataba de despegar, pero seguía tartamudeando cuando tenía que alejar la atención de su padre. Algún agresor desconocido había destrozado su oficina, buscando Dios sabía qué y presumiblemente seguiría buscándolo hasta que lo encontrara o le hiciera daño, lo que ocurriera primero. No se podía poner peor.

Y en este momento, todos esos problemas terribles eran como moscas zumbando a lo lejos. Su mente y cuerpo golpeados se rindieron a todas sus ansiedades y preocupaciones y la instaron a vivir el momento. Este momento mágico fuera del tiempo cuando un guerrero grande y duro le entregaba su cuerpo para su propio uso. Ofreciéndosele.

Nicholas se arrodilló otra vez para terminar de secarla y _____(tn) descansó la mano sobre su hombro para mantener el equilibrio. Oh, Dios, sentir a ese hombre era algo tan maravilloso. Sabía por experiencia que no había nada flojo en él, en ningún sitio. Curvó los dedos en la piel desnuda del hombro y fue como tratar de dejar una huella en una pieza de maquinaria de acero caliente. El calor que emanaba ese gran cuerpo era sorprendente. Ahuyentaba el frío residual del ataque en su oficina. Miró cómo Nicholas se levantaba lentamente con una mano grande vagando sobre su cuerpo mientras lo hacía. Era la masculinidad personificada e incluso sus movimientos eran tan elegantes. Se levantó con la gracia de un atleta de talla mundial, un hombre cuyo cuerpo nunca le dejaría caer.

La miró de arriba y abajo, los ojos ardientes se movieron sobre ella lentamente, la mirada tan intensa que se sentía como si le acariciara el cuerpo con las manos. Cada célula de su cuerpo se sentía llena, repleta, caliente, los dolores y penas olvidados completamente. Asombroso. El deseo sexual por este hombre era mejor que un día en un spa.

_____(tn) se estiró para poner los brazos en torno al cuello de Nicholas con la esperanza de conseguir uno de sus besos asombrosos, lo que era más sexy que tener sexo con otros hombres, pero entonces soltó un pequeño grito cuando él la levantó.

—Qué estás… —empezó, luego se detuvo. Estaba claro lo que hacía.

La llevaba a la cama. Bien. Perfecto. En la cama con Nicholas era exactamente donde quería estar.

_____(tn) casi podía sentir lo que venía después. Nicholas tumbándola, luego bajando encima de ella, su peso sobre ella, las piernas abriendo las suyas.

Frunció el entrecejo. Aunque esos vaqueros mojados tendrían que irse. Vaqueros mojados en la cama. ¡Arg!

Él la tumbó suavemente sobre la cama y se enderezó por un momento, mirándola.

Ella sonrió y le tendió los brazos, esperando sentirle acomodándose sobre ella, encajando en ella. La piel le hormigueaba con anticipación.

Pero simplemente se quedaba allí mirándola, el bobo. ¿A qué esperaba?

:D Hasta Mañana! ;)
Lu wH!;*
:hi:


Última edición por HeyItsLupitaNJ el Dom 01 Jul 2012, 12:12 pm, editado 1 vez
HeyItsLupitaNJ
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Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA - Página 7 Empty Re: Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA

Mensaje por mariely_jonas Sáb 30 Jun 2012, 11:18 pm

y :arre:

:lol!: :(L):
mariely_jonas
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Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA - Página 7 Empty Re: Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA

Mensaje por HeyItsLupitaNJ Dom 01 Jul 2012, 12:11 pm

Capitulo 11 (Parte 3)




Caminó al pie de la cama, le tiró de las piernas hasta que estuvieron casi en el borde y se arrodilló.

¿Quería preliminares? _____(tn) nunca había estado tan excitada en su vida. Bien, menos anoche. No necesitaba preliminares en este momento. De hecho, probablemente no los necesitaría nunca más. La sola presencia de Nicholas era unos preliminares poderosos, calculada para llevar las hormonas de cualquier mujer de sangre caliente al rojo vivo.

_____(tn) empezó a decirle eso cuando sintió su boca sobre ella, justo en sus tejidos más sensibles y lo único que pudo salir de su boca fue un suspiro.

La besaba allí, exactamente como le besaba la boca. Como si fuera a morirse si no conseguía más de ella, en ese momento. Ella estaba tan increíblemente sensible que podía sentir los labios y la lengua por todo su cuerpo. Él la pellizcó muy levemente con los dientes y ella saltó ante un placer tan intenso que lindó con el dolor. Le rodeaba la cabeza con los brazos, la espalda arqueada con delicia, todo su ser concentrado en los excitados tejidos húmedos entre los muslos. Le estaba dando un beso francés, la mantenía abierta con los pulgares para su boca. El ver la cabeza oscura entre sus pálidos muslos era algo intensamente erótico.

Le dobló suavemente el muslo izquierdo con la mano para darle mejor acceso y cuando le dio otra lamida larga y lánguida con la lengua, el muslo empezó a temblar.

Bajó la mirada para verse a sí misma, en su pecho izquierdo casi podía verse el fuerte latido de su corazón. Después de sólo unos minutos estaba ya cerca del orgasmo. La gran habitación estaba totalmente silenciosa excepto por los sonidos deliciosos que la boca de Nicholas hacía contra ella. Incluso el mar estaba tranquilo. No
podía oír las olas… o quizá el latido de su corazón ahogaba el sonido del océano. Él se detuvo justo cuando un gran temblor la atravesaba, el principio de esa suculenta caída libre en un placer deslumbrante. Nicholas levantó la boca, aunque los ojos quedaron clavados en su sexo. La piel oscura estaba ruborizada, la boca mojada por su cuerpo, la cara tensa por la excitación.

—Eres tan hermosa —dijo con voz ronca, el dedo trazaba los labios de su sexo.

La piel callosa del dedo era intensamente excitante.

—Aquí, también. Toda rosa e hinchada, y aquí… —erizó el vello del pubis y colocó la mano en la parte inferior del vientre—. Aquí pareces Blancanieves. Marfil y ébano. Asombroso. —Le levantó la pierna más arriba y tomó el pie en la gran mano—. Incluso tus malditos pies son magníficos. —Se llevó el pie a la boca y mordisqueó el empeine, pequeños mordiscos agudos que le provocaron carne de gallina por todo su cuerpo.

¡Oh cielos, tenían razón! ¡Los pies eran zonas erógenas!

Nunca lo había creído hasta ahora, hasta que Nicholas Jonas le mordisqueó y le mordió los pies y dedos. Había pensado que la boca le haría cosquillas, pero no eran cosquillas lo que sentía, era puro sexo y se disparó directamente a la entrepierna.

Un pellizco especialmente agudo y la vagina se tensó, junto con los músculos del estómago.

Él lo vio. Por supuesto que lo vio, era increíblemente atento. La mirada se disparó a la suya y de vuelta a la entrepierna.

Nicholas no sonrió triunfante por haberla excitado tan intensamente que se sacudió, como cualquier otro hombre hubiera hecho. En vez de eso, apretó la boca, entrecerró los ojos y clavó la mirada donde la tocaba. Suavemente, oh tan suavemente, deslizó la punta del dedo alrededor de la abertura. _____(tn) empezó a retorcerse.

Necesitaba que su toque fuera más fuerte, fuera…

Una corriente eléctrica le recorrió la espina dorsal cuando él insertó un dedo grande dentro de ella y su vagina explotó en convulsiones tan fuertes que fue como si todo su cuerpo tuviera un orgasmo. Los muslos abiertos temblaron y su cuerpo se sacudió por entero, estrujándole el dedo con fuerza.

_____(tn) había cerrado los ojos pero vio luces contra los párpados. Jadeos cortos y agudos que eran casi gemidos salieron de su garganta, las contracciones siguieron y siguieron mientras mantenía el dedo en su interior, el pulgar rodeándole lentamente el clítoris que se había vuelto tan sensible que era casi… pero no exactamente… doloroso.

La mantuvo así durante lo que pareció toda una eternidad y cuando las contracciones comenzaron a disminuir se inclinó, la boca sobre ella otra vez, los labios y la lengua saboreando y sintiendo el clímax. Era tan intenso que ella luchó contra ello, pero las manos grandes le apretaron las caderas, justo por encima del hueso, sujetándola, su agarre suave pero implacable.

No podía moverse, no podía apartarse, sólo podía sentir el borde agudo del placer que le atravesaba como fragmentos de acero, que la retenía en un lugar fuera del tiempo, su cuerpo ya no era suyo mientras se convulsionaba, una y otra vez.

Finalmente, su cuerpo se calmó. Nicholas se apartó y la miró con gravedad.

Cada centímetro de la piel de _____(tn) estaba cubierto de sudor, tan sensible que podía sentir el peso del aire. Jadeaba, la garganta seca por respirar el aire que nunca parecía ser suficiente.

Oh, Dios, había sido demasiado, demasiado intenso. Él colocó la mano sobre su vientre otra vez, la gran mano le cubría casi de lado a lado del hueso de la cadera, el peso y el calor sujetándola después de esa experiencia increíble.

Estaba agotada, totalmente exhausta, incapaz de moverse o pensar. Sostuvo la mirada de Nicholas mientras parpadeaba una vez, dos veces, luego no pudo levantar los párpados de nuevo.

Giró la cabeza y se apagó como una vela.

Bien, eso por relajarla, pensó Nicholas retorcidamente. La había relajado tanto que se había ido directamente a dormir. ¿Ahora qué coño se suponía que iba a hacer con su erección?

Respingó cuando se levantó. Su polla estaba tiesa, los músculos estaban tiesos, apenas podía respirar por la tensión. Rodeó la cama y la miró, las líneas delicadas, como un sueño de una mujer en vez de una mujer verdadera.

Se había quedado dormida con las piernas abiertas y podía ver la carne rosa oscuro asomando entre la oscura nube de vello suave entre los muslos. Estaba suave y mojada, lo sabía porque lo había sentido, con la lengua y la mano. Estaba lista para él y Cristo, él estaba listo para ella. Podía sentir su polla llorando debajo de la tela vaquera, ansiosa por que se tumbara encima de ella y se deslizara dentro. Exactamente como estaba ahora, los brazos delicados arqueados sobre la cabeza en una postura de sensual abandono, excitaría a un hombre muerto.

Y él estaba lejos de estar muerto. Se sentía vivo con cada célula de su cuerpo y cada célula la deseaba, en este momento.

Ella le daría la bienvenida. Lo sabía igual que sabía que el sol se levantaría por el este mañana por la mañana. Cuando la montara, sonreiría, cerraría los ojos y todo su cuerpo le daría la bienvenida. Enredaría las largas piernas a su alrededor, cruzaría los brazos sobre su espalda y abriría la boca bajo él.

Tembló con deseo. Todo su cuerpo se sintió sediento y frío, privado de algo que sólo ella le podía dar. Sólo había querido relajar a _____(tn) un poquito, darle un poco de placer, tranquilizarla para que poder controlarse él mismo.

Antes que follarla.

Obviamente había sido demasiado bueno en su trabajo. Estaba completamente desconectada, ni un movimiento de los ojos bajo los párpados.

Por un segundo, estuvo tentado de quitarse los vaqueros, tumbarse en la cama, hacerla rodar un poco hacia él, levantarle la pierna sobre la cadera y deslizarse en su interior. Ah, sí. Estaba lo bastante mojada, por su boca y su corrida. Funcionaría. Despertaría con su polla en el interior, moviéndose despacio y con suavidad, la mejor manera de despertarse.

Llevó las manos al botón de latón de los vaqueros, luego se detuvo.

Ella había caído en un sueño muy profundo, el sueño del agotado. Había débiles manchas púrpuras bajo los ojos. Los pómulos eran más afilados de lo normal y le pareció que su torso esbelto se había vuelto aún más esbelto. ¿Podía haber adelgazado en veinticuatro horas?

Y entonces se le ocurrió otro pensamiento, como un mazo sobre su cabeza. Si pudiera patearse el culo, lo haría.

Había tenido hambre. Le había pedido comida y una ducha. Era enteramente posible que no hubiera comido hoy. Le había dicho cómo de nerviosa había estado anoche.

Algunas mujeres dejaban de comer cuando estaban nerviosas.

Los soldados no. Los soldados nunca perdían el apetito, porque ¿quién sabía de dónde vendría la siguiente comida? ¿Y quién sabía si la esa comida sería la que le mantendría vivo en el campo durante esas horas extra esperando a que la ayuda llegara?

_____(tn) había tenido hambre. Nicholas sintió una ráfaga de frío sobre la piel al pensar en una _____(tn) pasando hambre. En su casa. Le hizo sentirse enfermo de vergüenza. Nadie sabía mejor que él cómo era pasar hambre. Había pasado media niñez buscando el suficiente alimento para mantener el ritmo de sus estirones. Tener a _____(tn) hambrienta, simplemente porque quisiera follarla, era sorprendente para él.

Se había enamorado de ella desde el primer momento que la vio, noqueado por su belleza. Bien, eso había sido lujuria. Pero ahora que la conocía, había visto de primera mano qué buena mujer era, había sentido su calor, le parecía imposible desear alguna vez a otra mujer.

Eso era. Era _____(tn).

¿Y cómo la trataba él? Bien, anoche casi la había matado follándola y esta noche ignoró el hecho de que tenía hambre.

Iba a conseguir que le dispararan o mejor debería empezar a ponerse en forma. No más saltar sobre ella como un glotón rabioso. O por lo menos no hasta que todas sus otras necesidades hubieran sido cubiertas.

Tendría que mantener su lujuria bajo control. De algún modo. Cuanto fuera necesario. Cuando pudiera.

Nicholas nunca había tenido una mujer propia. Había follado mucho, pero incluso cuando duraron semanas, habían sido en esencia ligues de una noche para varias noches. Había crecido alrededor de personas enormemente disfuncionales y había visto parejas casi matarse mutuamente con rabia. ¿Qué podría saber él de ser parte de una pareja?

Pero se había salido de todo eso, se convirtió en un buen soldado y ahora en un buen empresario. Había aprendido cómo hacerlo y podría aprender cómo ser la pareja de una mujer como _____(tn). Podía hacerlo. Podía aprender.

Y el paso número uno era cuidar de sus necesidades. Estaba cansada, así que tenía que dejarla dormir. Había tenido hambre, así que le prepararía una comida caliente. Y esperaría no envenenarla.

Estaba a medio camino de la cocina cuando le zumbó el teléfono móvil en el bolsillo de la chaqueta.

—¿Sí?

¿Qué demonios tenía él en los armarios de cocina? ¿Algo caliente que pudiera cocinar para ella? ¿Qué alimentaría a una mujer traumatizada? Sopa. Eso es.

La sopa era lo que alimentaba a los enfermos. Sólo que ¿cómo coño hacías sopa?

—Nicholas, soy Harry.

—Ajá.

Entonces tal vez habría que descartar la sopa. Presumiblemente llevaría ingredientes, tiempo y alguna habilidad. ¿Serviría un bocadillo de queso caliente?

—Nicholas, tenemos un fed en la oficina.

—¿Un fed? —La sopa y los bocadillos se esfumaron de su mente. Sólo podía haber una razón por la que un fed estaría en su oficina—. Consiguieron la lectura de la cámara de vigilancia.

—Roger. Y las noticias no son buenas.

—Nunca lo son. Dispara. —Sosteniendo el móvil entre la oreja y el hombro, Nicholas se puso la camisa, la pistolera y la chaqueta. Los vaqueros todavía estaban mojados pero qué demonios. Las cosas se estaban moviendo rápidamente y él también.

—El tío es un ex de las fuerzas especiales. Ranger, durante diez años. Licenciado con deshonor hace cinco años, acusado de robar y vender armas de la base, se salió del molde. Pero los federales lo han ligado con un asesinato por encargo y ha estado en el punto de mira desde entonces. Tiene una bandera roja, por eso el FBI llegó aquí tan rápidamente.

Eso eran malas noticias. Los soldados de las fuerzas especiales tenían un equipo extra. Alrededor de un millón de dólares de instrucción iba a cada soldado y ellos lo valían. Para un hombre, eran listos, implacables y capaces de una violencia devastadora entregada con precisión quirúrgica. Un soldado de las FE convertido en malvado eran noticias trágicas. Un soldado de las FE malvado y tras _____(tn) era aterrador.

—Ya voy —dijo Nicholas y colgó. Fue a su armario de armas y escogió una Glock 19, encajó un cargador lleno y cogió otros dos cargadores que metió en el bolsillo de la chaqueta. Deslizó la Glock en la pistolera.

Había más potencia de fuego en la oficina, pero se sentía bien estar cargado para resistir ahora.

Se tomó un momento para mirar a _____(tn), estirada en su cama, dormida profundamente. ¿Qué lograría con despertarla? Nada. No había nada que ella pudiera hacer en este momento y saber que un tipo malo sumamente adiestrado estaba tras ella sólo la pondría más ansiosa. Lo mejor que podía hacer por ella ahora mismo era descansar. Su padre estaba a salvo y por Dios que si había un lugar en todo San Diego donde Nicholas confiara en la seguridad, era su casa.

Tenía artículos de gama alta, triple respaldo y un pequeño generador separado para mantener funcionando el sistema de alarma si se cortaba la electricidad. Juraría en un tribunal que Harry, Mike y él eran los únicos que podían entrar.

Garabateó una nota:

Cariño, tuve que ir a la oficina, llámame al móvil cuando despiertas. Regresaré tan pronto como pueda.
Y la dejó en el tocador.

Nicholas tenía prisa por volver a la oficina, pero aún así se quedó un momento en el umbral del dormitorio, mirándola, desnuda, extendida en su cama. Podía ver todos y cada uno de los detalles de su cuerpo esbelto y curvilíneo. Podía ver las clavículas delicadas, los puntos agudos de los huesos de la cadera, las líneas largas de las piernas. Una mujer imponentemente hermosa. De las que hacían girar la cabeza. La clase de mujer que habría hecho una fortuna como modelo.

Pero más que sólo una hermosa mujer. Era lista, fuerte, amable, graciosa y violentamente leal de una manera que él apreciaba hasta los huesos. Una mujer en un millón, y era suya.

Iba a mantenerla a salvo.

El cabrón que iba tras ella podría haber sido un Ranger, pero Nicholas era un SEAL, que había ido al infierno y había vuelto. Mientras él estuviera vivo, nadie le haría daño jamás.

Y era un hombre difícil de matar.

:pokerface:
:hi:
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Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Dom 01 Jul 2012, 12:18 pm

Awwwwwwwwwwwwwww que hermosuraaa *-*

SIGUELA
.Lu' Anne Lovegood.
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Mensaje por chelis Dom 01 Jul 2012, 5:29 pm

WUUUAAUU TIENES QUE PONEEER OTROO PORFAAA
YA QUIERO VER QUE UN SEAL MATA A UN RANGER!!!!!!
JEJEJEJEJEJE
PORRRFIISS
chelis
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Mensaje por Rebecca Alvz Dom 01 Jul 2012, 7:29 pm

awww Nichoolas es un cuuero
pero estoy suuper preocuupada
por el papa de la Rayis :o
siguuela pleease quue me encaanta
tuu novee ;)
Rebecca Alvz
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Mensaje por HeyItsLupitaNJ Dom 01 Jul 2012, 7:42 pm

Rebecca Alvz escribió:awww Nichoolas es un cuuero
pero estoy suuper preocuupada
por el papa de la Rayis :o
siguuela pleease quue me encaanta
tuu novee ;)

creo que no te eh dado la bienvenida! :)
Gracias por leer! ;)
ya subo un capitulo para que no estes con la duda! :D

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Mensaje por chelis Dom 01 Jul 2012, 7:53 pm

:D
chelis
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Mensaje por HeyItsLupitaNJ Dom 01 Jul 2012, 7:56 pm

Hola, Hola!
como están!? Espero de lo mejor!
Bueno tengo 2 cosas que decirles!:

1.- Ya le queda poco a la nove, solo 3 capitulos más & un 1 epilogo....
2.- Cambie fotos vieron! NicholasJ baba hahaha espero les guste pq yo las ame! :L:

Bueno les dejo un poco más de novela! nos leemos mañana! ;)


Capitulo 12



El hombre que vino, Wilson, era rápido y bueno. Él le había dado su número de cuenta bancaria y para cuando llegó en la caravana Transit de un indescriptible aspecto blanquecino con el logotipo de una tienda de materiales eléctricos a los lados, Outlaw había tenido transferido ya el dinero. Outlaw creía en pagar bien. Tú conseguías por lo que pagabas. Y de cualquier manera, era el cliente quien estaba pagando. Él sólo sumaba ese importe a la cuenta.

Era lo maravilloso de trabajar para hombres ricos. Mierda, podían permitirse el lujo de cualquier cosa. Lo único que querían era que su problema desapareciera y estaban dispuestos a malgastar su dinero en ello, en garantizar que se hiciera.

Outlaw hizo un breve resumen dentro de la caravana mientras Wilson los conducía al almacén. El anciano estaba amarrado en la parte trasera. Sacarlo de la casa había sido un trabajo fácil, pesaba tanto como una niña y lo habían sedado. El cuerpo de la enfermera también se encontraba en la parte de atrás, le pondrían peso con gruesas cadenas y le abriría el vientre de una cuchillada. Era improbable dado el peso de las cadenas sujetas a ella, pero los gases que se formaban en el estómago posiblemente podrían llevarla hasta la superficie. Abrirla de una cuchillada se encargaría de eso. Outlaw nunca corría riesgos.

—Instalaremos al viejo y luego traeremos a su hija. La haré reunirse contigo. Tan pronto como obtenga lo que necesito de ella, simplemente los dejaremos caer por la borda del muelle. Exactamente, ¿dónde vamos?

—Al lado sur de la ciudad —dijo Wilson—. A los muelles de los alrededores de Fleetridge. Este almacén fue confiscado porque los dueños lo estaban utilizando como centro de intercambio de drogas y ahora está destinado a ser demolido. El mes próximo, de hecho. No habrá nadie allí. No habrá nadie en un radio de cinco kilómetros a esta hora de la noche.

—Perfecto —dijo Outlaw. Su instinto había resultado correcto. Nada ganaba al conocimiento de los lugareños. Y Wilson estaba resultando ser realmente eficiente. A Outlaw le gustaban los hombres que hacían lo que se les dijera sin conversaciones inútiles.

Se había convertido en un hábito contactar con los ex soldados y hasta ahora había resultado funcionar muy bien. Había refinado sus parámetros de búsqueda aún más, ateniéndose a los hombres que habían probado en las FE y no habían tenido éxito. Eran perfectos. Dependiendo de en qué parte del proceso largo y tedioso se hubieran retirado, habían recibido el mejor entrenamiento del planeta sin la actitud de te-jodes-a-mi- manera-o-te-largas que todos los soldados de las fuerzas especiales desarrollaban. Para un hombre, los soldados de las FE sólo seguían órdenes cuando tenían sentido para ellos, lo que los hacía inservibles para Outlaw.

Outlaw no necesitaba que sus hombres entendieran, sólo que obedecieran.

También estaba el hecho de que un hombre que había sido soldado de las FE tenía su elección en los mejores trabajos de seguridad civil, una posibilidad al alcance de la mano para todos ellos. No tenían que ser cualquier otra cosa en el currículum vitae. Si tú has sido un SEAL, un ranger, del cuerpo de reconocimiento, eso es todo lo que cualquiera necesitaba saber.

Abundaban los tíos que casi lo habían logrado, pero que por haber sido dados de baja de las fuerzas armadas, nadie les daría ni la hora. Si tenían suerte se convertirían en policías de alquiler, personal de seguridad de bajo nivel, guardaespaldas baratos para gamberros de poca importancia.

Ni uno que no necesitara dinero.

Habían entrenado y mucho, y aún y así, por no haber dado ese paso final, sus vidas estaban acabadas. Pero eran maná del cielo para Outlaw, que no necesitaba ese borde afilado que los soldados de élite tenían. Lo único que necesitaba era músculos buenos y sólidos con algo de materia gris detrás de ellos.

Outlaw tenía en su mayor parte trabajos sencillos, para clientes que tenían que permanecer anónimos. Los descartados de las FE eran eficientes, aceptaban órdenes y se alegraban por el trabajo, ya que eran excluidos del trabajo de seguridad de primer nivel que los soldados de las FE conseguían una vez que salían de las fuerzas armadas.

Esos no darían a los descartados ni la hora. Outlaw había visto una vez a un SEAL retirado cruzar la calle para evitar a un hombre que había abandonado al cuarto día de la semana del infierno.

Él trataba a sus hombres con respeto, les pagaba por encima del precio del mercado y obtenía un excelente servicio.

Había aprendido bien de los hombres de dinero.



*******************************



Estaba nadando en el Pacífico, muy lejos de su zona de confort. La fuerte marea poco a poco la estaba llevando mar adentro, por mucho que luchara contra ello.

Anochecía, el último trozo de sol se ahogaba en la negrura del océano y no había luces en la costa. Un viento comenzó, soplando desde la costa, creando olas pequeñas que llegarían hasta China. Nunca fue una nadadora fuerte, se estaba cansando rápidamente, nadando tan duro como podía hacia la orilla, pero sin acercarse nunca.

El viento se intensificó, se puso más frío, minando sus fuerzas. Una ola se estrelló por encima de su cabeza de forma inesperada y tragó agua, agua fría y salada. Emergió escupiendo, asustada y temblando.

Respiró hondo y se puso en camino hacia la costa una vez más. A lo que esperaba fuera la costa, una gran masa negra ascendiendo del mar oscuro, frío e inclemente.

Trataba de apurar sus brazadas, pero le tomaba todas sus fuerzas sólo resistir la marea cada vez más fuerte.

Otra ola se estrelló por encima de su cabeza, ahogándola y subiéndola a la superficie justo cuando su aire se agotaba, jadeando y flotando en el agua, miraba con pánico a su alrededor.

Todo era negro, todo oscuridad ahora. ¿Por dónde estaba la costa y la seguridad? Era imposible de decir. Se decidió de nuevo, esperando que fuera la dirección correcta, sus brazadas desparejas. Luchaba contra las oleadas de pánico, el peor enemigo en el mar, mientras batallaba contra la fuerza de las olas que la querían llevar, lejos, hacia la inmensidad de altamar.

Exhausta, tragó aire, sólo para descubrir que en lugar de eso era agua salada. Sus extremidades se sacudían frenéticamente ahora, estaba tan helada que le era difícil coordinar sus movimientos.

Flotaba en el agua, girando trescientos sesenta grados, luchando contra el pánico.

La oscuridad, por todas partes. Ninguna luz, ningún sonido desde la costa para orientarla. Ningún barco en el horizonte, nada. Quedándose así de quieta, se dejaba llevar por las olas mientras se volvían más altas, tratando de elegir el momento así no malgastaría sus fuerzas. Elevándose, elevándose, una pálida onda de luz cuando la ola alcanzaba su punto más alto coronada de espuma, luego la caída en picado, una y otra vez. Elevarse, alcanzar el punto máximo, caer en picado… una nueva ola llegó al punto máximo encima de ella. No la esperaba y no tenía aire en los pulmones.

¡Oh Dios mío! Era oscuro como boca de lobo bajo las olas. El remolino de agua la había tirado abajo en una vuelta de campana y ahora no sabía lo que era arriba y lo que abajo. Echó la cabeza hacia atrás, pero allí no había nada para ver, ni siquiera la luz de las estrellas reflejada en la superficie.

Comenzó a dar patadas, yendo como una flecha tan rápido como podía… ¿hacia arriba? Por favor, Dios mío, déjame estar pateando hacia arriba. Con un último esfuerzo supremo de energía, movió las piernas como tijeras más fuerte y rápido, los pulmones ardiendo, sufriendo por refrenar la respiración que llenaría sus pulmones de agua salada. Le quedaba un segundo, tal vez dos…

Iba a morir aquí, sola, en el océano frío y oscuro, todo tan silencioso excepto por los latidos de su corazón. Aporreaba contra su caja torácica, duro, mientras mantenía las manos extendidas, esperando salir a la superficie, pero todo lo que sus manos encontraban era agua fría.

Se estaba muriendo, el pánico sonaba en su mente como una campana, sonando, sonando…

_____(tn) se sentó en la cama con un jadeo, sudando y temblando, completamente desorientada en la oscuridad. Con una mano temblorosa anduvo a tientas hasta que encontró una lámpara y la encendió, pestañeando con la mirada vacía en la habitación.

El sonido continuaba, sin parar. ¡Su móvil! _____(tn) se zambulló hacia su bolso, apoyado en el suelo, revolviendo buscando el teléfono.

Tal vez fuese Nicholas. Él no estaba aquí. La casa tenía una inconfundible sensación de vacío. Y ahora veía que había una nota suya en el tocador.

Echó un vistazo al pequeño visor. Nicholas no, su padre. ¿Pasaba algo? ¿Había empeorado?

—Papá —dijo sin aliento—. ¿Estás bien?

—No soy tu padre, perra. —Una voz de hombre, baja y grave. Ligeramente áspera, de algún modo familiar…

—¿Quién es… —Y de repente lo supo. Esa voz baja y áspera le había dicho obscenidades al oído hacía unas horas. El intruso.

—Mira tu pantalla.

_____(tn) se volvió hacia el teléfono para poder ver la pantalla y se quedó sin aliento. Mostraba a su padre, pálido como el hielo, atado a una silla. Temblaba de mala manera. No era miedo, esos eran espasmos musculares incontrolables por la medicación que claramente no había tenido oportunidad de tomar.

Mientras _____(tn) observaba horrorizada, la mano de un hombre grande lejos de la pantalla tomó un cuchillo y trazó una larga línea en la cara de su padre, desde la sien a la mandíbula.

Al principio pensó que había acercado el borde equivocado del cuchillo a la cara de su padre, como una advertencia de «mira lo que podríamos hacer con él si quisiéramos».

Pero entonces una pequeña línea roja apareció, haciéndose más y más grande, se quedó con la boca abierta cuando la sangre comenzó a chorrear por la mandíbula de su padre encima de su pijama gris claro. Mirando más cerca, _____(tn) pudo ver que el cuchillo había cortado profundamente la carne, muy probable hasta el hueso.

—¡Basta! —gritó en el móvil—. No te atrevas a lastimar a mi padre.

La mano reapareció esta vez sosteniendo un arma. Una pistola grande y negra que se veía enorme al lado de la figura endeble de su padre. Metal mortalmente negro contra la piel pálida y arrugada de su padre. El arma se movió hacia abajo hasta que la boca del cañón presionó en la rodilla de su padre. Estaba apretando con tanta fuerza en su piel que podía ver la tela de los pantalones pijamas fruncida alrededor del cañón.

Luego la pantalla se oscureció.

—Oh, haremos algo más que lastimarlo —la voz profunda y cruel regresó—. Ya has visto el arma.

_____(tn) escuchaba, el corazón latiéndole acelerado.

—He dicho... ¡que ya has visto el arma! —rugió la voz.

_____(tn) intentaba conseguir que su voz funcionara pero su boca y su garganta estaban demasiado secas.

Ningún sonido saldría. Ella carraspeó y logró graznar

—Sí. Sí, lo he visto.

—Bien. Recuerda el arma. Ahora escucha cuidadosamente. Esto es lo que quiero que hagas. —La voz era de nuevo fría y tranquila. Dando instrucciones como si indicara la dirección al Parque Balboa—. Llama a un taxi, dile que te lleve a Fleetridge, al aparcamiento del centro comercial Westwood. Mantén abierta la línea así puedo escuchar y ver lo que estás haciendo, de lo contrario, tu padre pagará las consecuencias. Si no vienes sola, entonces tu padre es hombre muerto. De todas formas es hombre muerto, cualquiera puede verlo, pero le haré sufrir antes de que se vaya. Y si no haces exactamente lo que te digo, desapareceré con él y nunca lo verás de nuevo, pero sabrás que cada segundo de lo que le quede de vida le estaré haciendo daño. ¿Está claro?

De repente la temperatura en el cuarto había descendido. _____(tn) tiritaba de terror y frío.

—C…Claro—susurró.

—Si llamas a alguien, si avisas a alguien, si no vienes sola, tu padre pagará primero, después tú. En el aparcamiento habrá alguien para encontrarse contigo. ¿Está claro? Desvíate un milímetro de esto y tu padre recibirá una bala en la rodilla, en primer lugar. No tengo que decirte lo dolorosísimo que sería.

—¡No, no! —El pánico le estalló en la cabeza—. ¡No lo hagas! ¡Oh Dios, por favor! No te preocupes, voy a seguir tus instrucciones al pie de la letra.

—Por supuesto que lo harás. —Esa horrible voz, ahora sonaba amable y animada.

—Oh, y reza para encontrar un taxi de inmediato porque te voy a dar veinte minutos para llegar al punto de encuentro, después de los cuales empezaré a cortar a tu padre en pedazos.

—N… no. —Sus dientes castañeaban con tanta fuerza que apenas podía pronunciar las palabras—. N… no lo haga. P… por favor.

—Entonces tráeme lo que quiero.

Oh Dios mío. ¿Qué era?

—¡No sé lo que quieres!

Pero ella estaba hablando al vacío. Sin embargo él no había colgado el teléfono. Mantenía la conexión abierta.

Tan aterrada, sus manos no funcionarían correctamente, _____(tn) trataba de recoger el auricular inalámbrico de Nicholas, lo buscó a tientas y vio cuando rebotó contra el suelo. Le tomó a sus manos temblorosas tres intentos antes de poder agarrarlo, y arrancó una página de la guía telefónica pasando las hojas a manotazos hasta la T. Necesitó dos intentos antes de que pudiera asestar un puñetazo en el número del servicio de taxi. Mientras esperaba que la llamada se completara, buscó a tientas la camisa y se puso los vaqueros, deslizando sus pies en mocasines, recogiendo su bolso.

En el instante en que escuchó que el operador del taxi le decía que un coche llegaría en cuatro minutos a la puerta principal, salió disparada hacia los ascensores, golpeando con los puños el botón una y otra vez en su ansiedad.

Se le la piel erizó por el pánico cuando se metió en el ascensor y pulsó planta baja. ¡La maldita cosa era tan lenta! Cuando, después de un millón de años, finalmente llegó a la planta baja, salió disparada y corrió por el vestíbulo y el jardín delantero, examinando angustiosamente el camino oscuro en busca de un coche con un letrero de taxi en la parte superior y temblando de ansiedad.

Eran las dos de la madrugada y la zona residencial estaba en silencio, la vasta oscuridad del océano al otro lado de la carretera silenciosa y opresiva.

Ella sostenía su móvil en la mano, contemplándolo con nostalgia. Nicholas.

Nicholas estaba en el otro extremo. Todo lo que tenía que hacer era cerrar esta conexión y llamarle. Vendría corriendo. Oh Dios, Nicholas. Por un momento anheló con todo su corazón poder escuchar esa voz grave y reconfortante. Nicholas sabría qué hacer, sabría cómo ayudar a su padre. Pero aquella voz fría e implacable había sido muy específica. No realizar ninguna llamada. Mantener la línea abierta o su padre lo pagaría.

No podía arriesgarse. Daría cualquier cosa en su poder por comunicarse con Nicholas, pero no si su padre iba a pagar el precio. Una pequeña voz en alguna parte dentro de ella decía que su padre iba a pagar un precio terrible, de todos modos. Y ella también. Pero tenía que jugar a esto de acuerdo con las reglas establecidas por ese bastardo sádico.

El hombre había estado dispuesto a rebanar despreocupadamente la cara de su padre sólo para reforzar lo dicho. Si consideraba que ella no estaba obedeciendo sus órdenes…

No soportaba pensar en ello.

_____(tn) daba saltitos, helada hasta los huesos en la noche oscura, mirando el reloj febril y obsesivamente. Veinte minutos. Él había dicho que tenía veinte minutos para llegar al aparcamiento del centro comercial y ya habían pasado cinco. Otro par de minutos y no podría lograrlo a tiempo.

¡Ah! Focos delanteros brillantes y una señal de taxi en el techo, viajando rápido por la carretera desierta. En un minuto podía ver con claridad la señal de taxi y suspiró aliviada cuando el coche amarillo se deslizó al cordón de la calle. Ella salió disparada como una bala y abrió de un tirón la puerta del coche.

—Le pagaré el doble si puede llevarme al aparcamiento del centro comercial Westwood en Fleetridge en quince minutos. —Su voz era alta, histérica.

El conductor parecía un estudiante, acicalado y muy joven, un poco asombrado por la mujer descontrolada arrojándose en el asiento trasero.

—Vale —gruñó él, al salir corriendo tan rápido que las llantas chirriaron contra el asfalto.

Miró por la ventanilla el océano negro desapareciendo de la vista mientras el conductor giraba tierra adentro, haciendo buen promedio en las calles desiertas.

Nicholas, pensó de nuevo. Deseaba oír su voz con una ferocidad que la asombró. Una lágrima bajó rodando por su mejilla y la limpió con impaciencia.

Las lágrimas no ayudarían. Nada podría ayudar.

_____(tn) se estremeció al pensar en su padre en las manos de ese hombre. Apenas se mantenía con vida con todo el amor y el cuidado del mundo, y los trucos que la

profesión médica pudiese sacar de la manga. Estar retenido contra su voluntad por un hombre violento capaz de lastimarlo… le podría matar. Podría estar yendo como un rayo a un lugar donde sólo encontraría el cadáver de su padre y un matón violento dispuesto a lastimar a un viejo indefenso. Un matón que quería algo de ella, aunque no tuviese idea de qué.

Imaginaba que quería los archivos de su ordenador, a pesar de que no había nada en su disco duro que pudiera ser de alguna utilidad para alguien a parte de para ella y sus clientes. Cuando el hombre descubriera eso, cuando descubriera que no tenía lo que quería, fuera lo que fuera, la mataría. Avanzaba hacia la posible muerte de su padre y seguro la suya propia.

El joven conductor del taxi llegó al aparcamiento y entró haciendo un dramático viraje, derrapando levemente sobre el césped en el mullido borde de la carretera. El aparcamiento estaba vacío excepto por una sucia caravana de color blanquecino y un hombre de pie del lado de afuera de la puerta del conductor. El aparcamiento estaba iluminado con postes de alumbrados, excepto por el que estaba encima de la caravana, así que no podía distinguir la cara del hombre.

—Ahí vas —dijo el conductor alegremente deteniendo el medidor. Marcaba quince dólares.

—Quince minutos exactos.

_____(tn) no se fiaba de su voz. Simplemente le arrojó uno de veinte y uno de diez y se apeó del coche con piernas de goma.

Cruzó el aparcamiento lentamente, sus piernas apenas la sostenían. Para cuando alcanzó al hombre apoyado en la caravana, él ya tenía extendida la mano.

No era el intruso. Había al menos dos hombres involucrados en esto, entonces.

En el fondo, había tenido una débil esperanza de que de alguna manera pudiese burlar al intruso, aunque no pudiera superarlo. Ella no iba a ser tomada por sorpresa. Tal vez podría golpearle la cabeza con algo mientras estaba mirando o… su imaginación se detuvo allí. Pero eso no iba a suceder.

Había dos hombres involucrados y ella no iba a salir de esta viva.

—Móvil. —La voz del hombre era tan tranquila, tan fría como la del otro.

Cortados con el mismo molde. Despiertos, fríos y mortales.

Le temblaba la mano cuando le tendió el móvil.

El hombre hizo un breve gesto con la cabeza.

—Entre.

No entrar jamás en el vehículo.

Una de las reglas fundamentales para las familias del Departamento de Estado en países donde el secuestro era una industria importante. No entrar jamás en el vehículo. Huir. Llamar la atención gritando. Llevar gas para defensa personal y usarlo. Pero nunca, nunca entrar en el vehículo. Si te metías en el coche, estabas muerto.

Maravilloso consejo. Solo una cosa. Los hombres y mujeres inteligentes dictando los seminarios del Departamento de Estado nunca le dijeron a sus oyentes qué hacer cuando un ser querido estaba siendo mantenido de rehén.

No entrar jamás en el vehículo.

Ella entró en el coche.

El hombre arrojó su móvil al suelo, lo aplastó con el tacón de la bota, lo pateó a los matorrales fuera del aparcamiento y se puso al volante.

No entrar jamás en el vehículo.

_____(tn) estaba en el coche y su última esperanza de ponerse en contacto con Nicholas había quedado tendida en pedazos sobre el asfalto oscuro.





:pokerface:
Las leo mañana! :)
Lu wH!;*
:hi:
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Mensaje por chelis Dom 01 Jul 2012, 8:37 pm

oooooooooooooohhhh!!!
cieloosss nickk porfiiisss salvaloooosssss!!!!
aaaii ienes que poner otrooooo
chelis
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Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA - Página 7 Empty Re: Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA

Mensaje por Karli Jonas Lun 02 Jul 2012, 10:52 am

OMJ en serio solo tres caps???
Woooow!! Y en serio me encanta la nove
Plis SIGUELA!!!!!!

Karli Jonas
Karli Jonas


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Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA - Página 7 Empty Re: Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA

Mensaje por HeyItsLupitaNJ Lun 02 Jul 2012, 1:50 pm

Capitulo 13 (Parte 1)




Nicholas entró en su despacho, que parecía un centro de control. Todas y cada una de las luces estaban encendidas, los bancos de los monitores de los ordenadores todos funcionando y había cuatro hombres sentados en torno a su escritorio. Harry, Mike y dos tíos que no tuvo ningún problema en identificar como agentes especiales del FBI.

Todos con aspecto sombrío.

—Mostradme lo que tenéis—dijo Nicholas, sentándose detrás del escritorio.

Se hizo un momento de silencio, luego Mike se removió.

—Nada bueno. Primero permíteme presentarte a los dos recién llegados. Ellos son…

—FBI—dijo Nicholas—. Sí, me di cuenta.

Dos miradas insulsas.

—Son los zapatos—explicó Nicholas—. Si hubieran sido de la seguridad militar estarían usando botas. Si hubieran sido de la CIA, el calzado habría sido de primera calidad.

Un momento de silencio. El más alto, obviamente de mayor jerarquía, asintió con la cabeza.

—Agente especial Ross y este es el agente especial Vanzetti.

A Nicholas no le importaba si eran los agentes especiales Mulder y Scully. Y nunca le habían gustado los federales. Quería ir al grano.

—Así que denme la información. —Miró a ambos a los ojos.

Pero fue Mike quien respondió. Había estado con la mirada clavada en la pantalla de un portátil. La giró, así Nicholas podía verla.

Era una página escaneada de una chaqueta militar. Destacado en el margen izquierdo superior de la página había una foto seria del hombre que había entrado por la fuerza en la oficina de _____(tn).

El hombre llevaba puesta una boina negra y tenía una calavera con dos cuchillos cruzados brillando en el hombro. La etiqueta de ranger en la manga izquierda.

Licenciado con deshonor por vender armas de guerra.

Todo estaba allí, la sólida amenaza a _____(tn).

Nicholas tensó la mandíbula y apretó con fuerza los dientes mientras leía con atención.

El nombre del hombre era Sean McInerney, del 75 batallón. Combatió en Irak y Afganistán. Licenciado con deshonor en el dos mil cinco.

Nicholas miró a los cuatro hombres.

—Un ranger, como usted ha dicho.

El agente especial Ross respondió:

—Llevamos tras él un par de años. Después de ser licenciado…

—Licenciado con deshonor—interrumpió Nicholas.

—Sí. —Los músculos de la mandíbula del agente especial Ross se movieron bruscamente—. Después de su baja deshonrosa simplemente desapareció de la faz de la tierra. Sospechamos que se convirtió en un asesino a sueldo. Se encontró una huella parcial en el lugar de lo que se intentó hacer pasar por un atraco pero fue el asesinato del presidente de un banco. Y una cinta de seguridad capturó un medio perfil en otro asesinato. Esta vez tuvimos suerte, su cinta capturó la cara entera. No tenemos idea donde vive. No hay registros de Sean McInerney alquilando o comprando una casa ni un coche, ni usando tarjetas de crédito, ni entrando o saliendo del país. No sabemos dónde está. Está fuera del sistema.

—Usted sabe donde está —señaló Nicholas con frialdad—. Está aquí en San Diego, obviamente, en un trabajo. ¿Ha comprobado los hoteles? —Mantenía la compostura pero por dentro estaba furioso. Un soldado de las fuerzas especiales como mercenario. Las noticias no podrían haber sido peores.

—Hemos hecho esto antes, lo crea o no —dijo Ross—. Estamos haciendo las rondas ahora con una fotografía por si está en un hotel usando un alias. Lo queremos mucho más que usted.

Lo dudo, pensó Nicholas sombríamente. Ellos sólo estaban haciendo su trabajo, queriendo cazar un tipo ruin. Esto iría a sus informes, tal vez les reportaría un ascenso. Él quería mantener a salvo a su mujer. Gran diferencia. Abrió la boca para decir algo cuando su móvil vibró tres veces en rápida sucesión.

Cada vello de su cuerpo se erizó. Realmente los podía sentir rozando contra las mangas y la parte delantera de la camisa, diminutos dardos de terror. Se congeló, incapaz de moverse, de respirar, el pánico estallando en su cabeza en un fogonazo al rojo vivo.

Los dos federales no se percataron, sin embargo Mike y Harry lo miraban de manera extraña. Negó con la cabeza bruscamente y ellos captaron el mensaje. Ahora no.

Ross estaba revisado algo en el ordenador portátil, señalando la pantalla y Vanzetti estaba hablando en voz baja en su móvil. Cortó la conversación y se volvió hacia su compañero.

—Acabamos de revisar todos los hoteles y moteles en el área metropolitana. Nada.

Nicholas tensó las mandíbulas. Incluso si hubieran empezado a revisar de inmediato, les habría llevado un par de horas. El hecho que ya hubieran revisado todos los hoteles y moteles del área significaba que habían convocado a los oficiales de la policía local también. Probablemente la policía de San Diego al completo. Era una cacería humana enorme. Razón de más para quitárselos de encima. Correcto. Ya.

Tenía el móvil en la mano. Tenía tantas ganas de llamar a _____(tn) que se sentía como si el aparato le ardiese contra la palma de la mano.

Nicholas se puso de pie y los dos federales levantaron la mirada y, sorprendidos, se pusieron de pie también. Un bostezo grande y teatral mientras se desperezaba. Asumió una apariencia avergonzada.

—No dormí bien anoche —confesó. Había dormido unas cuatro horas en las últimas cuarenta y ocho, pero ahora no podría dormir ni atiborrándose con una dosis triple de Valium. Cada célula en su cuerpo estaba en alerta roja. Quería echar a patadas a los dos federales, ahora.

—Suena como que tienen un ejército buscando a este tipo, ese Sean McInerney. Estoy seguro de que lo tendrán realmente pronto. Cuando lo encuentren, tengo unas pocas palabras que decirle.

Sabía lo que quería que vieran. Un tipo que había tenido un susto hacía unas horas, pero que ahora sólo quería volver a su cama donde una hermosa mujer le esperaba.

No había manera de que los federales supieran que debajo de esa persona amable había un hombre sudando de terror, las entrañas frías y agitadas porque algo estaba yendo cuesta abajo.

Harry y Mike observaban, perplejos, como Nicholas con sutileza instaba a los agentes especiales hacia la puerta de salida y los despedía con un enérgico apretón de mano.

—Nicholas —dijo Harry ansiosamente cuando cerró la puerta detrás de ellos—. No
entiendes que el tipo que forzó la entrada en apartamento de _____(tn) es un…

—No hay tiempo —dijo Nicholas rechinando los dientes—. Tengo una señal en mi móvil… lo que significa que la seguridad de mi hogar ha sido violada. Alguien saliendo. _____(tn) se está moviendo. No hay manera de que salga de mi apartamento sin decírmelo a menos que se viera obligada. —Tenía su número de móvil en marcación rápida. Estaba ocupado. Maldita sea—. ¡Harry! —ladró—. Triangula este número para mí, rápido —soltó a bocajarro el número de móvil de _____(tn). Harry puso a un lado sus muletas, se sentó en uno de los ordenadores y se inclinó sobre el teclado.

Nicholas encendió un monitor conectado al ordenador de su casa y vio aparecer el enorme vestíbulo oscuro y vacío de su complejo de apartamentos.

—Mierda —suspiró Mike—. Estás pirateando la seguridad de tu propio edificio.

Las cámaras eran de alta calidad. Había sido una condición para comprar el apartamento. Ningún fotograma entrecortado cada cuatro segundos para ahorrar dinero. Nicholas retrocedió diez minutos, cuando había escuchado la señal de que _____(tn) estaba saliendo de su apartamento. Pudo verlo todo, incluyendo el guardia nocturno detrás de su escritorio en forma de U. Eran las dos de la mañana pero el guardia estaba alerta, sin leer, sin dormitar, controlando un círculo corriente de monitores emitiendo con nitidez en el escritorio.

Buen tipo.

El guardia debió haber oído algo. Se volvió hacia el banco de ascensores, la mano sobre el arma enfundada. Y allí estaba ella, _____(tn), con aspecto desesperado, casi corriendo por el vestíbulo. Se detuvo justo a las afueras de las enormes puertas de cristal, al límite del alcance de las cámaras del vestíbulo. Nicholas la observaba, temblaba, los brazos delgados cruzados sobre la cintura como abrazándose a sí misma buscando consuelo mientras esperaba algo con impaciencia.

Mike se había desplazado para estar junto a Nicholas. Harry miraba la pantalla con el rostro serio.

Nicholas la llamó otra vez. Ocupado. Ella no estaba hablando. Estaba manteniendo la línea abierta porque… sintió que el oxígeno abandonaba la habitación. Lo conservaba abierto porque alguien la estaba vigilando. _____(tn) levantó la cabeza y vio algo afuera, entonces corrió fuera del alcance de las cámaras. Un leve resplandor podía ser visto más allá de las puertas del edificio. Una luz en la parte superior de un coche de color amarillo.

—Cámaras exteriores —ordenó y Harry tecleó tan rápido que sus dedos fueron un manchón. También era el edificio de Harry y éste se conocía los códigos a fondo. Las cámaras exteriores emitieron sobre los monitores, mostraban a _____(tn) abriendo la puerta del pasajero de un taxi. La matrícula estaba a oscuras.

Nicholas llamó de nuevo. Ocupado.

—Mantén el móvil triangulado —ordenó a Harry.

—Estoy en ello.

Lo único que obligaría a salir a _____(tn) sería una amenaza a su padre.

—Mike —dijo, dando zancadas hasta el armario de las armas oculto en un armario para abrigos. Tecleó el código rápido y abrió la puerta blindada—. Averigua qué ha pasado con esos dos oficiales que protegen al padre de _____(tn). —Comprendido. —Mike estaba con el uniforme, el micrófono de radio adjunto a un enganche en su hombro. Habló en voz baja por él, la estática interrumpiendo y entrecortando.

Nicholas se quedó mirando el pequeño arsenal que tenía. No traigas un cuchillo a un tiroteo.

Iguala tu arma con la misión. Palabras santas y sagradas que habían sido metidas a golpes en su cabeza por cada instructor que alguna vez había tenido. Compatibilizar el arma a la misión era esencial si quería seguir con vida.

La misión era _____(tn). ¿Pero a qué se estaba enfrentando aquí?

Trató de llamarla de nuevo, con la remota esperanza de que hubiese cortado la comunicación. Tal vez ahora que estaba adentro de un taxi.

No hubo suerte. Ocupado. Estaba siguiendo órdenes.

—Harry —gritó por encima del hombro—. ¿Dónde va?

—Partiendo por la carretera elevada. ¿Tal vez esté viniendo a la ciudad? No, está yendo tierra adentro. El taxi se mueve realmente rápido. En el límite de velocidad.

Nicholas se volvió al armario, la boca apretada.

Si no conoces a tu enemigo, entonces no te puedes equivocar con un arma larga y una pistola. Eligió un HK-91 con mira telescópica ya montada. Ya tenía su Glock 19, buena para trabajos de cerca. Dispositivos de visión nocturna. Tres cargadores para el HK, colgando de un cinturón. ¿Quién sabía cuánta potencia de fuego necesitaría?

Se inclinó y puso un pequeño bloque de explosivo plástico C-4 y tres detonadores dentro de una mochila. Una gran cantidad de problemas se podía resolver con el C-4. Bombas de mano aturdidoras y cuatro granadas. Tenía un traje táctico completo en el armario, todos ellos lo tenían. Se desnudó ( baba ) hasta quedarse sin ropa y a partir de ahí se vistió de guerrero. Mono nomex y chaleco antibalas.

Mike se estaba quitando el uniforme de policía.

—Alto, alto, no puedes venir conmigo —le gruñó a Mike mientras se cerraba la cremallera—. Eres un oficial de policía. Esta es una misión no autorizada. —Encontró y mantuvo la mirada de Mike—. Asuntos Internos te comerá vivo si vienes conmigo. Mantente fuera de esto, es mi lucha.

Mike sacó su preciosa Remington 700.

—A la mierda con eso —dijo, recogiendo tres cargadores de filas—. No vas solo. —Se encontró con los ojos de Nicholas.

—Y no voy a dejar que McInerney acabe con esa gran mujer. —Apretó las mandíbulas—. De ninguna manera.

—Te costará tu trabajo.

Mike amaba ser policía.

—A la mierda con eso —dijo y se vistió con calma.

La cabeza de Mike era de hormigón. Nicholas sabía que una vez que se decidía, no había forma de que cambiara. Estaba arriesgando su trabajo, y ambos lo tenían claro, sobre todo Mike. Sabiendo que no podía hacerlo cambiar de opinión, Nicholas se permitió sentirse un poco aliviado. _____(tn) tenía más probabilidades de salir con vida de esto si tenía a Mike a sus espaldas.

Armados, ambos se volvieron hacia Harry. Estaba de pie, apenas derecho, apoyándose en las muletas, la cara blanca por el esfuerzo, no obstante temblando de ganas de ir con ellos. Los tres hombres se miraron uno al otro, entendiéndose a la perfección.

Harry no podía ir. Nicholas sabía que Harry daría un riñón por poder ir, pero no podía. En su condición, sólo sería un lastre. Posiblemente conseguirían que los mataran.

Sabía que si Harry hubiera estado un poco mejor, habría insistido en venir.

Sus dos hermanos. Mike, dispuesto a renunciar a un trabajo que adoraba por él, y Harry, fastidiado, porque estaba demasiado débil para ayudar.

Harry hizo un gruñido bajo en la garganta y volvió a sentarse ante el ordenador. Por lo menos podría ayudar de esa manera.

Nicholas estaba cerrando la puerta del armario cuando Harry dio una voz. Él volvió la cabeza. La boca de Harry estaba apretada con fuerza, el rostro pálido y delgado tenso de preocupación.

—¿Qué?

—La perdí. El taxi fue al aparcamiento del centro comercial Westwood y luego ella desconectó su móvil. Está completamente muerto. No hay forma de rastrearla ahora.

Nicholas se acercó a trancos al ordenador y dio un puñetazo en el código LoJack.

—Sí, la hay. Puse un micro LoJack en su disco duro portátil. Lo guarda en su bolso. Tiene el bolso con ella, lo vi en la cinta de seguridad.

Ellos observaban mientras el sistema procesaba la nueva información.

—Tío, eso realmente viola las reglas sobre novias. Te echará una bronca por eso, si alguna vez se entera. —Harry negó con la cabeza.

—Lo aceptaré, siempre y cuando salga de ésta con vida.

El monitor emitía un mapa, la cuadricula de calle alrededor de la parte sur de la ciudad. Un punto luminoso se movía constantemente hacia el sur.

—Se está moviendo otra vez.

_____(tn), cariño, pensó Nicholas, con el corazón oprimido. ¿Hacia dónde te diriges? ¿A dónde mierda te están llevando?

Mike estaba hablado en voz baja por el micrófono en el hombro de la camisa de la que se había desembarazado.

El punto brillante ése que era _____(tn), o más bien su disco duro, redujo la velocidad y dobló en el área industrial alrededor de los muelles.

—Ahora, ¿dónde diablos…

—Nicholas. —Mike puso una mano sobre el hombro de éste—. Acabo de llamar a la central. No pudieron contactar a los dos oficiales, así que presuponen que es una situación de oficial caído. Un coche patrulla está en camino a la casa de _____(tn), estará allí en cinco, pero no tiene buena pinta. Creo que han sido eliminados y que este McInerney tiene al padre de _____(tn). Ella va derecha hacia él.

Nicholas permaneció de pie, la cabeza dándole vueltas. Era conocido por pensar rápido en el campo de batalla, pero en este momento el horror lo paralizaba. Nunca había entrado en batalla atemorizado. No podía entrar con miedo, era como firmar su sentencia de muerte. Los soldados hacían las paces con la muerte desde un principio, y entraban a la batalla sin pensar en nada.

El terror se apoderó de él, lo volvía torpe y lento. McInerney había estado en la escuela SERE. Eso quería decir entrenar soldados para resistir torturas, pero estaba dirigido por sádicos que amaban su trabajo un poco demasiado. Y aunque los soldados eran adiestrados para resistir, también se les enseñaba cómo sacar a golpes información de alguien, incluso del más fuerte de los hombres.

Nicholas conocía los métodos y simplemente no podía soportar la idea de que se los fueran a aplicar a _____(tn). A esa suave, tierna y bella mujer. O… Dios… en su padre. Un hombre enfermo y moribundo. Si este Sean se había puesto en alquiler como asesino a sueldo, no había nada que lo detuviese, ninguna línea moral que él no cruzase.

Tal vez el cabrón incluso disfrutase. Disfrutar de infligir dolor. De escuchar a _____(tn) gritar…

Nicholas cerró los ojos, el sudor cayendo por su rostro. Simplemente no podía lidiar
con eso.

Era un buen estratega pero en este momento tenía el coeficiente intelectual estratégico de una piedra. Su cabeza estaba llena de gritos de ayuda, de visiones de _____(tn) tumbada en una mesa, siendo desollada viva. Sujeta a electrodos. Sometida al submarino. Las uñas arrancadas una por una. Violentamente violada…

Nicholas se volvió rápidamente y vomitó en un basurero, vaciado el contenido de su estómago, pero no su mente de las pesadillas.

Mike frunció el ceño.

—Está jodido, sí. Realmente no deberías haber despachado a los dos agentes federales. Podrías haber tenido los recursos del FBI a tu favor y acabas de dejarlos ir.

Nicholas se limpió la boca y recogió su blindaje personal, el único sin el núcleo kevlar para mantener el peso bajo. No tenía ni idea de si tendría que trepar o maniobrar. Siempre era una solución de compromiso… peso contra agilidad. En este momento, ser capaz de moverse con facilidad tenía una carta ganadora contra una bala penetrando el blindaje.

Empezó a ponérselo.

—Vale, los federales tienen enormes recursos, pero ¿cuál es su máxima prioridad? ¿Qué es lo único que quieren?

—Ya entiendo. —Mike apretó la mandíbula—. Sean McInerney.

—Que es un ex fuerzas especiales. No se va a rendir sin dar pelea. Por más que los federales trataran de hacer que se rindiera sin daños colaterales, su meta número uno es McInerney. Si les damos la localización de _____(tn), van a entrar con un equipo táctico completo, sin limitaciones. Haz tus cálculos. Tal vez veinte hombres, cien cartuchos cada uno, son dos mil proyectiles que podrían ser disparados en el lapso de unos pocos minutos. Va a ser un tiroteo, con _____(tn) y su padre atrapados en el fuego cruzado. Si soy yo sólo, sé cual es mi prioridad, y es sacar a _____(tn) y su padre con vida… —se detuvo por un segundo y miró a Mike y Harry a los ojos—. Y liquidar a ese tío. Lo quiero muerto. No quiero que declare o vaya a juicio. Quiero que se vaya. —Nicholas se volvió a Harry—. No quites la vista de ese monitor. ¿Dónde están ahora?

Harry se inclinó y verificó el monitor.

—Aún rumbo al sur. —Se inclinó y tocó la pantalla—. Puedes interceptarlos aquí si te das prisa. Cógete el SUV.

Resiste _____(tn), pensó Nicholas, saliendo, moviéndose rápido. Ya voy por ti.



Vuelvo más tarde! :)
Lu wH!;*
:hi:
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Mensaje por chelis Lun 02 Jul 2012, 4:27 pm

WUUUUUAAAAAUUUUUUUU!!!!
LA TIENES QUE SEGUIIIRRR RAPIIDOO PORFIIISSSS
YA QUIERO QUE LE DE SU MERECIIIDOOO AA ESOOOSSS
BASTARDOOOOOSSS!!!!!
POOOORRRFIIISS
chelis
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http://www.twitter.com/chelis960

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Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA - Página 7 Empty Re: Fuego Cruzado - NicholasJ&Tu (Adaptación) - TERMINADA

Mensaje por HeyItsLupitaNJ Lun 02 Jul 2012, 9:08 pm

Capitulo 14 (Parte 1)




Nueva York


Se asomó a la ventana del piso treinta y cinco, con todo Manhattan a sus pies. Había caído la noche, los rascacielos estaban iluminados como un falso amanecer. Los coches y taxis se abrían camino trabajosamente a través de las calles como un inquieto, irritable e iluminado gusano.

Algo detenía el tráfico en la zona residencial de la ciudad y los carriles en dirección norte estaban atascados.

A nivel de la calle Muhammed sabía que las bocinas estarían sonando, los conductores y taxistas estarían sacando las cabezas por las ventanillas y gritando obscenidades. El tiempo era dinero y el tiempo perdido se consideraba tan interesante como los dedos ágiles del ratero hurtando tu billetera.

La energía y el poder de la ciudad eran como un viento fuerte. Podía hacerte volar lejos como una mota de polvo si no sabías como resistir sus cebos. Muhammed podía. Muy fácil. No había nada aquí que no lo llenara de odio y repugnancia.

Las mujeres en particular. Wall Street estaba lleno de ellas, con sus maneras masculinas y agresivas al máximo.

Él había crecido en una cultura donde las mujeres bajaban los ojos, sin mirar a un hombre jamás a la cara. Recordaba vívidamente cuándo había pasado de ser un niño a un hombre. Como las mujeres de la calle que le habían gritado y dado coscorrones en las orejas, de repente lo evitaban o, en todo caso, le hablaban en voz baja.

Las mujeres de Manhattan se comerían a un hombre vivo, si las dejaran. Eran madres y esposas superficiales, desechando maridos e hijos como ropas no deseadas, pero mortalmente serias en lo que respecta al dinero.

Monstruos, no mujeres. Y Alá, a través de su siervo Muhammed, estaba a punto de castigarlas.

Su vista abarcaba todo el puerto, la Estatua de la Libertad, Ellis Island y a la distancia lejana, el lento oleaje del océano Atlántico. La dirección desde la cual la venganza estaba llegando, a sesenta nudos.

Cada día era un regalo de Alá, y era un pecado desear un regalo por anticipado, pero Muhammed ansiaba el día después de mañana. Sólo la autodisciplina más severa mantenía su cara plácida con los banqueros, los gerentes de fondos de coberturas, los consejos ejecutivos con los que trataba a diario. Por dentro estaba exultante. Podía ver una Manhattan vacía y desolada con tanta claridad… ventanas

destrozadas, la hierba creciendo a través de las grietas en las aceras, los periódicos sueltos revoloteando por las calles… le confundía que todavía hubiera tránsito atascando las calles, gente caminando en las aceras, edificios de oficinas iluminados con trabajadores haciendo acuerdos hasta bien entrada la noche. Pronto, muy pronto, todo se habría acabado, el corazón del Gran Satán noqueado.

Y él… Muhammed Wahed… habría hecho eso. Por su pueblo y por su Dios.



*******************************



San Diego


La furgoneta salió del aparcamiento quemando ruedas. No era medianoche y _____(tn) habría esperado que la velocidad atrajera algo de atención.

Podría intentar bajar la ventanilla y gritarle a algún coche que pasara.

Hacer ruido. Tirar del volante y provocar un accidente.

Hacer algo. Resistirse.

Pero ellos tenían la mejor baza posible, su padre. Que ahora mismo estaría aterrorizado, sin duda, cegado por el dolor y retenido en un lugar oculto. El único camino hacia su padre pasaba por este hombre grande y frío sentado a su lado.

De todos modos, seguramente no habría sido capaz de hacer nada para escapar de este hombre, aunque el intruso y él no hubieran tenido a su padre como rehén.

El conductor estaba alerta, sus ojos rastreaban desde el retrovisor interior y exterior la carretera que tenía delante y a ella, sin cesar, en un bucle constante. Únicamente pasaban meros segundos entre las miradas, apenas tendría tiempo de flexionar los músculos para hacer un movimiento, y él se daría cuenta.

No, su única esperanza habría sido atraer la atención de alguien. Pero no había nadie por allí. El hombre de la furgoneta había esperado a que el taxista se fuera, antes de inclinarse hacia abajo para encender el motor. _____(tn) había observado con desesperación las luces del taxi desaparecer. No había tenido ninguna oportunidad en absoluto de comunicarse con el taxista. Tuvo el teléfono conectado durante el trayecto, luego tuvo que entrar en el coche con el nuevo hombre y destrozaron su teléfono.

Su última esperanza había sido que tal vez Nicholas pudiera, de algún modo, rastrearla a través del móvil. En las películas y novelas de suspense que le gustaba leer, un móvil era como las miguitas de pan dejadas por Hansel y Gretel. En NCIS, Tim rastrearía las señales del móvil hasta un par de metros cuadrados y lo haría en un abrir y cerrar de ojos.

Si Tim McGee podía hacerlo, Nicholas Jonas también. De eso estaba segura. Si alguien podía rastrearla, ese sería Nicholas. Pero ni siquiera Tim McGee podría rastrear un móvil hecho añicos y muerto, incluso si por arte de magia pudiera, ella ya no estaría allí. Nicholas la localizaría por los pedazos destrozados de plástico y metal. El móvil había sido destruido y ella iba a toda velocidad a través de la oscuridad, con un hombre desconocido, a un destino desconocido. La única cosa de la que estaba segura era que le habían hecho daño a su padre y que no dudarían en hacérselo de nuevo. Miró disimuladamente al conductor.

Conducía rápido, pero bien, como Nicholas. Compartía otros atributos con Nicholas.

Alto, aunque no tanto como Nicholas, en forma, con el don de la calma y un aura marcada de autocontrol.

Pero, por supuesto, allí terminaban las similitudes. Este hombre desprendía vibraciones amenazadoras a raudales. Sin duda, Nicholas también podría hacerlo, pero no creía que pudiera con una mujer. Y no podía (ni por asomo) imaginárselo haciendo daño a un anciano enfermo.

¿Dónde narices estaban?

_____(tn) intentó seguir la pista de hacia dónde iban, con la vaga idea de robar un móvil, llamar a Nicholas a escondidas y suministrarle una dirección.

Pero para la cuarta curva chirriante y revolvedora de estómago, _____(tn) estaba total y completamente perdida. No tenía ni idea de en qué dirección viajaban, y no reconocía nada de los alrededores.

Estaban cerca del océano, eso era lo único que sabía. La carretera era recta, y en los cruces a su derecha, podía ver un destello de la luna en el agua negra como el carbón. Eso no la ayudaba. San Diego era toda costa.

Estaban en alguna clase de sector industrial venido a menos y abandonado. Se imaginó que una zona portuaria en funcionamiento estaría concurrida día y noche, cargando y descargando los barcos que llegaban y partían a cada hora.

Este lugar tenía kilómetro tras kilómetro de almacenes abandonados y en ruinas, plantas industriales detrás de vallas metálicas, los edificios degradados y completamente oscuros.

_____(tn) miró disimuladamente el duro rostro del conductor, luego apartó la mirada. No tenía en absoluto la sensación de estar en el coche con otro ser humano. Podría ser tranquilamente un robot conductor por toda la emoción que revelaba.

Intentó armarse de valor para lo que estuviera por venir, pero las oleadas de pánico la arrollaron. Incluso intentó hacer alguna clase de plan, pero, ¿cómo podría, cuando no tenía ni idea de lo que estaba pasando?

El conductor no era el hombre que la había atacado. Así que al menos había dos hombres involucrados. Dos criminales muy duros. Dónde había dos, podía haber tres o cuatro. Podría haber un ejército. No había ninguna diferencia.

Había estado impotente contra uno. No esperaría poder defenderse contra dos.

En realidad, si había más, no habría mucha diferencia.

No había absolutamente nada en su persona que pudiera utilizar como arma.

Fuera lo que fuera que quisieran de ella, iban a conseguirlo.

—Donde… —la boca de _____(tn) estaba tan seca que la lengua se le pegó al paladar. Se estremeció y lo intentó otra vez—. ¿A dónde vamos?

Frente a ellos se extendía la carretera vacía, con edificios oscuros a cada lado.

_____(tn) no habría tenido problema en creer que ella y el robot conductor, eran los últimos humanos sobre la faz de la tierra.

Silencio.

Se lamió los labios y lo intentó de nuevo.

—¿Dónde vamos?

De alguna manera, el no saber a dónde iban añadía otra capa de horror a la situación. Si solamente supiera a dónde iban, podría, podría...

¿Qué?

—Aquí —gruñó el robot conductor y giró una esquina tan rápido que ella tuvo que agarrarse al cinturón.



********************************



—Mierda —gruñó Nicholas, golpeando el volante con la mano—. No podemos ir más rápido.

Ya pasaba de los ciento cuarenta kilómetros por hora. Simplemente esperaba no toparse con ningún poli, porque no iba a frenar por nadie. No era que el SUV no pudiera ir más rápido (lo había puesto a doscientos veinticinco en un circuito) pero prefería que Harry triangulara su posición relativa. Harry observaba el trayecto del vehículo que llevaba a _____(tn), tenía que calcular el mejor camino y el más rápido para que Nicholas llegara allí. Era geometría compleja y Nicholas tenía que ser capaz de girar en una esquina, en el momento exacto en el que Harry se lo dijera.

Mike no le prestaba atención. Estaba mirando fijamente la pequeña pantalla insertada en el salpicadero, escuchando atentamente a Harry a través del auricular. Nicholas llevaba el mismo aparato.

Mike actuaba como copiloto, avisándole en voz baja dos minutos antes de que tuviera que girar en una esquina. Si hubieran estado conduciendo en hora punta, ambos ya estarían muertos y reducidos a cenizas.

—Gira a la izquierda en Spring Road —dijo Harry—. ¿Dónde coño va? Allí no hay nada excepto... —su voz se fue apagando.

—Excepto almacenes —acabó Mike por él—. Creo que tal vez es allí a donde se dirige. —Su boca se apretó en una línea fina y adusta. Nicholas se encontró con sus ojos brevemente, luego volvió a prestar toda su atención a la carretera.

—Eso no es bueno —dijo Mike en voz baja.

No, no era bueno. Era un sector de la ciudad destinado a la demolición. Se suponía que después se construiría un nuevo complejo residencial, aunque los planes se habían parado debido a la crisis inmobiliaria. Mientras tanto, era una zona de almacenes en ruinas y edificios abandonados. Deshabitado durante kilómetros. Garantizaba la privacidad durante tanto tiempo como ellos quisieran. Ni siquiera alguien oiría gritar a _____(tn)...

Pisó el acelerador un poco más a fondo.

—El blanco se detiene —anunció Harry en voz baja en sus auriculares.

Mike señaló la pantalla.

—Estamos a unos diez minutos.

—¿Dónde exactamente? —preguntó Nicholas con los ojos en la carretera.

Mike se inclinó hacia delante, frunciendo el ceño en el mapa de la pantalla.

—Gira a la derecha. —El fuerte chirrido de neumáticos resonó en el silencio de la noche—. A la izquierda.

Una recta. Nicholas lo puso a ciento setenta y cinco kilómetros por hora.

—Ya está —la voz de Harry vino del auricular—. ¿Lo tienes?

Nicholas echó un vistazo rápido hacia la cuadrícula en la pantalla del portátil de la consola, dónde una señal luminosa se había detenido. No estaba en la carretera, sino dentro de un contorno.

—Lo tengo. ¿Qué coño es esto?

—Están dentro de un recinto. Aunque no sé qué medidas de seguridad habrán instalado. Mike y tú tened cuidado. —La voz tranquila de Harry sonó alta en el oído de Nicholas.

—Eso es una hilera completa de malditos edificios —Mike pasó el dedo sobre la calle. El mapa mostraba largos rectángulos de edificios separados por callejones a lo largo de los muelles—. ¿Tienes el número?

—Aquí dice 3440 —la voz de Harry era baja y calmada, pero Nicholas pudo oír sus dedos golpeando el teclado—. Era... sí, ya está. Antiguamente era un depósito. La empresa se trasladó en el 2006.

—Allí hubo una gran redada —dijo Mike en tono grave—. Armamento por cocaína. La policía de San Diego atrapó a un par de tipos realmente chungos. Eso fue antes de que Nicholas se estableciera aquí, incluso antes de mi época.

Nadie la oiría gritar. Las manos de Nicholas se apretaron sobre el volante y apretó el acelerador. Iban tan rápido que le hizo falta toda su habilidad para mantener el SUV en la carretera al girar.

Estaban en una recta a solo unos minutos. Nicholas empezó a aminorar la marcha.

—Apaga el motor… ahora —le ordenó Harry, y el vehículo avanzó lenta y silenciosamente hasta que se paró en el bordillo de un cruce, a unos tres metros de la calle donde el coche que llevaba a _____(tn) había entrado. El SUV todavía se movía cuando Nicholas abrió la puerta del conductor con el hombro, listo para saltar fuera. Una mano fuerte lo sujetó desde atrás.

—¿Qué coño?

—Maldita sea Mike, _____(tn) está ahí dentro. —Una oleada de urgencia le recorrió las venas, irritándole la piel—. Ahora mismo, alguien podría estar haciéndole daño, cortándola, quemándola... Suéltame —gruñó.

—Espera —dijo Mike tranquilamente—. Necesitamos más información.

Nicholas tragó. Lo sabía. Lo sabía a un nivel intelectual y teórico. No entrabas en una situación a ciegas. Pero, mierda, _____(tn) estaba allí dentro y Nicholas se sentía a punto de salir de su cuerpo por la urgencia. Estaba jadeando, el sonido se oía fuerte dentro del oscuro vehículo.

Mike giró la cabeza y estuvieron nariz con nariz.

—Escúchame, sé que estás preocupado, pero no voy a dejar que la cagues. También me gusta _____(tn). Y la mejor manera de enterrar a esa preciosa mujer es entrar allí disparando a discreción sin conocer el terreno, o ni siquiera saber dónde están.

—Llegando los planos del edificio… ya —dijo Harry en los auriculares. La pantalla se oscureció, y luego se iluminó otra vez mostrando los planos de un complejo industrial.

—¿Ves? —dijo Mike—. Al menos hay mil ochocientos metros cuadrados. ¿Cómo coño pensabas que ibas a encontrarlos? ¿Siguiendo las miguitas de pan?

Nicholas y Mike miraron la pantalla con atención. Nicholas tenía la esperanza de que Mike estuviera asimilándolo todo, porque él no podía. Un sonido alto y agudo le vibraba en la cabeza, el sonido del pánico. Tenía los síntomas clásicos. Corazón acelerado, manos sudorosas, apenas podía concentrarse en sus pensamientos, no tenía la sensación de su propio cuerpo, únicamente el peligro inminente hacia su mujer.

Esto no ayudaría a _____(tn).

Se apoyó en el reposacabezas, empujando con fuerza y poniendo la mente en blanco, concentrándose en la respiración, intentando reprimir la imagen central tan clara que tenía de _____(tn) siendo herida y que le provocaba taquicardias.

Respirando lentamente, aminorando los latidos del corazón…

—Bienvenido de nuevo —dijo Mike tranquilamente.

Nicholas abrió los ojos, y simplemente así, estuvo de vuelta. Capaz y frío, el agente que siempre había sido.

El pánico conseguiría matar a _____(tn). Ella ya estaba en serio peligro. Él era la única cosa que se interponía entre _____(tn) y la muerte. Si no lograba controlarse, estaba jodida y la perdería.

Nicholas se inclinó hacia delante.

—¿Cuántos puntos de entrada?

Mike le miró intensamente durante un segundo, los ojos azules le brillaban incluso con el leve resplandor del monitor, luego asintió.

—Siete —dijo. Señaló con el dedo las puertas dentro del edificio—. Demasiados para ser sólo un muelle de carga.

Nicholas le dio vueltas en la cabeza.

—No utilizarán el muelle de carga. Esas naves tienen puertas enormes que tardarían todo el día en abrirse aunque encontraras el panel de control. Entrarán por una de las puertas laterales. Siguen alguna clase de agenda. Lo que sea que están haciendo, esto tiene que ser rápido.

Mike asintió.

—Tiene sentido. Y no pienso que se hayan adentrado mucho en el edificio, así que miraremos las estancias del perímetro.

Nicholas asintió.

—Aquí y aquí —dio un golpecito en dos puertas sobre el plano, a cada lado de la parte delantera del muelle de descarga.

Si los cabrones estaban en su sano juicio, allí es donde estarían. No tenían ni idea de que alguien podía rastrearles. Adentrarse en el enorme laberinto del almacén, no tenía sentido.

—Jesús, desearía tener un Predator con toma de imágenes térmicas —suspiró Harry en el auricular.

Joder, claro. Una imagen aérea mostraría dónde estaban los cuerpos calientes.

—No tenemos un Predator —dijo Mike, alcanzando su mochila detrás de él—.

Pero mientras Nicholas estaba con el ataque yo estaba pensando. —Empujó un aparato parecido a una cámara con prismáticos hacia el asiento delantero.

¡Un maldito aparato de imágenes térmicas manual! Y Mike tenía razón, había estado pensando mientras Nicholas tenía el ataque.

—Tengo un aparato de imágenes térmicas —dijo Mike al micro, para beneficio de Harry.

—Nicholas debería besarte en la boca por esto —dijo Harry.

—Argg —contestaron Nicholas y Mike al unísono.

Mike sonrió con maldad.

—Pero aceptaré ese beso de _____(tn) una vez la saquemos.

—Por encima de mi cadáver —gruñó Nicholas.

—Asegúrate de que no es sobre el cadáver de nadie excepto de los malos —contestó Harry en sus auriculares.

—Ahora vamos a por ellos. Y después, _____(tn) también tendrá que besarme a mí.




creepygusta
nos leemos mañana! :)
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Mensaje por chelis Lun 02 Jul 2012, 9:37 pm

AAAAAAAHHHHHHH
AMO A ESE TRIIOOOOOO!!!!!!!
PORFAAAA PON OTROOOO
chelis
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