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BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
VaaalM escribió:Hooola!!! nueva lectora, voy recien empezando pero ya estoy comentando lol, es que tu nove me fasciina *-* siguelaaaa porfavor!!! saludos.<3
Bienvenida...es increíble a mi me encanto...espero seguirte viendo con comentarios
jamileth
Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
Chicas mañana no subo cap porque me voy a pasear...por mi cumple así q voy a intentar subir esta noche
jamileth
Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
CAPITULO 15
Varias horas, diecisiete orgasmos, y una breve siesta después, pasé a la cocina por una bebida. Joe estaba durmiendo arriba, sus movimientos inquietos. Sospechaba que despertaría pronto e iríamos por otra ronda de agotador y maravilloso sexo. Me había despertado dos veces durante la noche, su cuerpo exigiendo más en una llamada sin palabras encantada de responder.
Mi cuerpo entero estaba deliciosamente dolorido y mi cabello hacía tiempo que había formado una masa enmarañada que enmarcaba mi cara. Me salí fuera del camino mientras llenaba un vaso con agua del grifo, a continuación, entrecerré los ojos a la brillante luz del sol entrando por la ventana mientras bebía. Estaba destrozada. Feliz, pero destrozada.
Había una pequeña caja roja en el mostrador, casi del tamaño de un libro. Un vivaz lazo blanco cubría la parte superior y había una etiqueta en la portada. Para __________________. Puedes servirte de mis libros en cualquier momento, dulzura.
Levanté la tapa y me eche a reír ante la calculadora en el interior. Una pequeña de diez teclas, con rollos de cinta de colores pastel. Mi nombre corría por el lado de la calculadora en letras engomadas.
Esto trajo lágrimas a mis ojos y las limpié, sintiéndome como una idiota y sin embargo incapaz de dejar de sonreír.
Nadie me había comprado alguna vez un presente. Mi madrastra se había acordado en raras ocasiones, y cuando habíamos tenido dinero, todo había ido para Sara. Había sido afortunada de conseguir ropa usada de los vecinos. Nunca un regalo sólo para poner una sonrisa en mi cara.
La saque de la caja y la sostuve contra mi pecho, sintiéndome absurda. Estaba a punto de berrear sobre una calculadora.
-Está es la parte donde separas el sexo del amor, idiota -me dije, y puse la calculadora abajo. No podía permitirme el lujo de quedar atada. No podía.
El teléfono celular de Joe estaba en el mostrador, y en un capricho, lo levanté y llamé a la oficina.
-Midnight Liaisons, habla Ryder. ¿Cómo puedo resolver su vida futura?
-Muy lindo -me burlé de ella, mi estado de ánimo con luz y soleado-. ¿Nuevo lema de la compañía?
-Simplemente probando nuevas ideas. -Estuvo de acuerdo-. Vaya, suenas feliz. ¿Las cosas van bien con las citas?
-Solo han cita -dije-. Y sí, va muy bien. ¿Cómo están las cosas en la oficina?
-Bien, bien -dijo con voz aburrida-. Conseguí algunos nuevos vampiros esta semana, un príncipe de las hadas en busca de acción cambiadora caliente, y un surtido aleatorio de cambia formas. Más de lo mismo.
-¿Y Sara? -dije con voz casual-. ¿Ha estado allí?
-Ella vino a recoger su cheque, cuando Gisselle no estaba, pero aparte de eso, ha estado fuera de la oficina -dijo Ryder, y podía oír el fuerte golpeteo de sus dedos en el teclado mientras escribía. Ella siempre escribía como si estuviera atacando la computadora-. Vino con el nuevo novio, también. No tenia idea de que le gustaran tan aterrorizantes.
Debe querer decir Nick.
-¿El tipo grande? ¿Pelo rubio? ¿Amenazador?
-Ese es él. -Coincidió Ryder-. Te juro que no puedo imaginarme a los juntos, porque ella es tan pequeña y él es gigantesco, pero se cernía sobre ella como si fuera alguna flor delicada que necesitaba ser protegida del mundo. Lo cual era algo dulce de ver.
Eso me hizo sentir incómoda. ¿Nick sentía algo por Sara? ¿O estaba simplemente siendo diligente porque sabía que ella era la que todos los lobos estaban buscando y no quería que escapara?
Cambié el tema de regreso al trabajo de oficina. Ryder y Marie estaban felices de recoger los turnos extras y el dinero adicional, pero Ryder confesó que estaría encantada de tenerme de vuelta, porque no era capaz de hacer el balance de los libros de contabilidad.
-Creo que podría preguntarle a Gisselle -dijo Ryder con incertidumbre-. Ella ha estado en la oficina rodo el día.
-¿Ah, sí? -dije. Eso pareció diferente de Gisselle. Los fines de semana no eran lo suyo-. ¿Qué se trae entre manos?
-No estoy segura -dijo ella-. ¿Algún proyecto con las manadas de hombres lobo? Ha sacado cada archivo que tenemos sobre los lobos y ha estado encerrada con ellos.
Todo mi cuerpo se paralizó.
Gisselle no jugando, si no iba a la cita con todos los bichos raros que había alineado para mí, iba a vender a Sara a la manada más cercana. Cualquier rastro de feliz alegría en mí desapareció.
Todo lo que quería era arrastrarme de vuelta a la cama con Joe y besarlo hasta que me acercara de nuevo, pero no podía. Mis únicas opciones eran salir de la ciudad o mantener mi parte del trato de Gisselle.
Suspiré profundamente.
-Ryder, necesito un favor. ¿Dejaría Joe Russell la dirección de su casa en cualquiera de sus archivos? -Esperé mientras aporreaba el teclado.
-Nop, nada. Hay un número de contacto de emergencia -dijo-. ¿Lo quieres?
-No, está bien.
En cuanto colgué, di la vuelta a través de las aplicaciones de Joe en su teléfono. Efectivamente, había GPS, lo que significaba que ahora tenía un billete de salida de la cabaña de Joe.
En muy poco tiempo estaba de excursión a través de los bosques, utilizando el GPS para guiarme. Después de un rato salí a la carretera y a un pequeño garaje cerrado y un buzón. Saqué una revista y tomé nota de la dirección, y luego volví a llamar a Ryder, pidiéndole que me recogiera.
Tomó una o dos horas antes de que ella llegara, el tiempo marcando sin cesar, conmigo afirmando que Joe se presentaría y me arrastraría de nuevo a si cabaña para hacer más el amor. Cuando la camioneta roja de Ryder se detuvo, en realidad estaba un poco decepcionada de que no había sucedido.
Regresamos a la oficina en silencio. Si pensó que parecía un desastre usando la camisa y los pantalones de entrenamiento de Joe, mi cabello en una cola de caballo enmarañada, era demasiado delicada para decir nada. Tan pronto como llegamos a la oficina, me fui directamente a la oficina de Gisselle y cerré la puerta detrás de mí.
La sirena me dio una sonrisa forzada, sus agudos ojos azules escaneándome con rabia apenas velada.
-Vaya, vaya, vaya. Mira lo que el hombre gato trajo.
-Hola, Gisselle -dije, tranquila en el exterior.
Ella me dirigió una mirada desdeñosa.
-Es obvio que ya es demasiado tarde para cualquier tipo de discusión. -Cruzó lis brazos sobre su pecho generoso-. ¿Sabes en cuánta cantidad de mierda estás?
-No -dije, sentándome frente a ella-. Pero estoy segura de que me lo dirás.
Me miró como si me hubiera crecido otra cabeza.
-Esta boca tuya. No me gusta.
Siempre había sido sumisa y tranquila antes, y mi boca se torció en una sonrisa irónica. Por alguna razón, su actitud de superioridad ahora me irritaba en vez de asustarme. Tal vez estar con Joe había reforzado mi valor, o tal vez había tanta basura de otro tipo sucediendo que no tenia tiempo para preocuparme por ella. En cualquier caso, era una sensación refrescante .
-Estoy aquí para decirte que no me he olvidado de nuestro acuerdo -dije-. No vas a tocar a mi hermana.
-¿Nuestro acuerdo? -se burló de las palabras-. ¿Tú. Patético cerebrito humano recuerda que el acuerdo era por una virgen? Luego, en cuanto me doy la vuelta, vas a esconderte, y ¡follas con el primer cambiador que mete las manos en tus bragas!
Decidí que trataría de ser un adulto en esto.
-No es lo que piensas, Gisselle.
-¿No? -Se inclinó hacia adelante, los ojos brillando con animosidad-. Dime lo que es, entonces, porque me parece que teníamos un trato y rompiste tu parte, lo que significa que no hay que prestar atención a mi parte.
-Alguien entró en mi casa y trató de matarme.
Gisselle resopló.
-Es cierto. -Detallé lo que había sucedido, el terrible hedor de la criatura, el ataque, su extraña apariencia. Mientras hablaba, la boca de Gisselle se comprimió en una línea aun más fina de desaprobación.
-Entonces, ¿cómo es que decidiste ir a quedarte con el Sr. Russell? Supongo que es a donde fuiste. -Deslizó sus dedos a lo largo de su escritorio, con aire ausente sacudiendo una mota de polvo.
Él me secuestró, quería decir. Era la verdad y me haría salir del problema, pero a costa de Joe. No quería hacerle eso, no después de que había sido tan bueno conmigo. Así que lo eludí un poco.
-Me pidió que fuera a pasar el celo con él. Estuve de acuerdo.
-Ya veo -dijo con una voz sorprendentemente tranquila-. ¿Así que decidiste tener sexo con él a pesar de muerto acuerdo de que mantendría segura a Sara?
Tragué saliva.
-Eso es correcto. -Cuando no sonó lo suficientemente convincente, añadí-: yo estaba cegada por la pasión.
Me dirigió una mirada extraña.
-Bueno, no eres de ninguna utilidad para mí ahora. No eres una virgen. Sus mordiscos están por rodo tu cuello.
Junté las manos sobre mi cuello para ocultar las marcas incriminatorias.
-Nadie tiene que saber acerca de nosotros.
Arqueó una ceja hacia mí.
-No puedo fingirlo. No planeo dormir con alguien más, así que voy a sonreír y sonrojarme, y podemos seguir diciéndoles que soy virgen. Nada ha cambiado.
Ella hizo un pequeño ruido con su garganta y se encogió de hombros, claramente apaciguada, pero tratando de ocultarlo.
-¿Harías eso? ¿Qué pasa con el Sr. Russell?
Mi corazón estaba doliendo, mientras decía:
-Si quiere verme, tendrá que pasar por el servicio.
La sonrisa de Gisselle floreció, una cosa de la belleza.
-Bueno. Te voy a anotar algunas citas, y saltaremos justo de nuevo en los negocios.
Le di una leve sonrisa y me levanté para irme.
-Suena bien.
-Ah, y ________________________ -dijo mientras me volví para irme-. Si rompes otra cita con uno de mis clientes, estoy vendiendo a tu hermana a los lobos Anderson. Me han dicho que están buscando otra mujer para su manada. Ocho lobos y una sola hembra para aliviar sus impulsos. Les dije que les ayudaría de cualquier manera que pudiera... ¿entiendes?
Tragué saliva.
-Entiendo.
Pensé nostálgicamente en Joe todo el día. Todo fue peor cuando entré en mi cochera y vi al alto, leonino hombre con cabello café esperando en un coche deportivo en la calle. Para mi intensa decepción, era otro were-puma de Russell. Jeremiah tenia una sonrisa fácil y iba personalidad relajada mientras explicaba que Nick habia insistido en mantener vigilada la casa. Lo deje quedarse en la habitación de huéspedes.
La tarde paso agonizantemente lenta y sólo veía el teléfono de Joe. Se lo pude haber dado a Jeremiah y que le dijera que nunca quería volver a verlo. Pero por alguna razón, no lo pude entregar. Me fui a dormir con el teléfono en la mesa de la noche.
No me sorprendió que Joe invadiera mis sueños. Fueron terribles sueños, también. Soñé que estaba en lo cama y él me quitaba las cobijas, sus tibias manos removían la delgada tela de mi pijama. La larga tela se había hecho bolas a mi alrededor de mis piernas y se hincó entre ellas, besando mi estómago a través de la tela y murmurando suaves palabras que no entendía. En mi sueño, sus ojos brillaban como los de un gato antes de agachar su cabeza y sentí su boca en el ápice de mis piernas, buscando el punto perfecto y anotando. Mi respiración se cortó con un estremecimiento y mis muslos se apretaron cuando me agité. Tibias manos agarraron mis caderas, manteniéndome firme, y una lengua caliente dibujaba alrededor se la piel sensible.
No estaba soñando.
Bueno chicas aquí esta el cap después seguiré subiendo mas asió :)
Varias horas, diecisiete orgasmos, y una breve siesta después, pasé a la cocina por una bebida. Joe estaba durmiendo arriba, sus movimientos inquietos. Sospechaba que despertaría pronto e iríamos por otra ronda de agotador y maravilloso sexo. Me había despertado dos veces durante la noche, su cuerpo exigiendo más en una llamada sin palabras encantada de responder.
Mi cuerpo entero estaba deliciosamente dolorido y mi cabello hacía tiempo que había formado una masa enmarañada que enmarcaba mi cara. Me salí fuera del camino mientras llenaba un vaso con agua del grifo, a continuación, entrecerré los ojos a la brillante luz del sol entrando por la ventana mientras bebía. Estaba destrozada. Feliz, pero destrozada.
Había una pequeña caja roja en el mostrador, casi del tamaño de un libro. Un vivaz lazo blanco cubría la parte superior y había una etiqueta en la portada. Para __________________. Puedes servirte de mis libros en cualquier momento, dulzura.
Levanté la tapa y me eche a reír ante la calculadora en el interior. Una pequeña de diez teclas, con rollos de cinta de colores pastel. Mi nombre corría por el lado de la calculadora en letras engomadas.
Esto trajo lágrimas a mis ojos y las limpié, sintiéndome como una idiota y sin embargo incapaz de dejar de sonreír.
Nadie me había comprado alguna vez un presente. Mi madrastra se había acordado en raras ocasiones, y cuando habíamos tenido dinero, todo había ido para Sara. Había sido afortunada de conseguir ropa usada de los vecinos. Nunca un regalo sólo para poner una sonrisa en mi cara.
La saque de la caja y la sostuve contra mi pecho, sintiéndome absurda. Estaba a punto de berrear sobre una calculadora.
-Está es la parte donde separas el sexo del amor, idiota -me dije, y puse la calculadora abajo. No podía permitirme el lujo de quedar atada. No podía.
El teléfono celular de Joe estaba en el mostrador, y en un capricho, lo levanté y llamé a la oficina.
-Midnight Liaisons, habla Ryder. ¿Cómo puedo resolver su vida futura?
-Muy lindo -me burlé de ella, mi estado de ánimo con luz y soleado-. ¿Nuevo lema de la compañía?
-Simplemente probando nuevas ideas. -Estuvo de acuerdo-. Vaya, suenas feliz. ¿Las cosas van bien con las citas?
-Solo han cita -dije-. Y sí, va muy bien. ¿Cómo están las cosas en la oficina?
-Bien, bien -dijo con voz aburrida-. Conseguí algunos nuevos vampiros esta semana, un príncipe de las hadas en busca de acción cambiadora caliente, y un surtido aleatorio de cambia formas. Más de lo mismo.
-¿Y Sara? -dije con voz casual-. ¿Ha estado allí?
-Ella vino a recoger su cheque, cuando Gisselle no estaba, pero aparte de eso, ha estado fuera de la oficina -dijo Ryder, y podía oír el fuerte golpeteo de sus dedos en el teclado mientras escribía. Ella siempre escribía como si estuviera atacando la computadora-. Vino con el nuevo novio, también. No tenia idea de que le gustaran tan aterrorizantes.
Debe querer decir Nick.
-¿El tipo grande? ¿Pelo rubio? ¿Amenazador?
-Ese es él. -Coincidió Ryder-. Te juro que no puedo imaginarme a los juntos, porque ella es tan pequeña y él es gigantesco, pero se cernía sobre ella como si fuera alguna flor delicada que necesitaba ser protegida del mundo. Lo cual era algo dulce de ver.
Eso me hizo sentir incómoda. ¿Nick sentía algo por Sara? ¿O estaba simplemente siendo diligente porque sabía que ella era la que todos los lobos estaban buscando y no quería que escapara?
Cambié el tema de regreso al trabajo de oficina. Ryder y Marie estaban felices de recoger los turnos extras y el dinero adicional, pero Ryder confesó que estaría encantada de tenerme de vuelta, porque no era capaz de hacer el balance de los libros de contabilidad.
-Creo que podría preguntarle a Gisselle -dijo Ryder con incertidumbre-. Ella ha estado en la oficina rodo el día.
-¿Ah, sí? -dije. Eso pareció diferente de Gisselle. Los fines de semana no eran lo suyo-. ¿Qué se trae entre manos?
-No estoy segura -dijo ella-. ¿Algún proyecto con las manadas de hombres lobo? Ha sacado cada archivo que tenemos sobre los lobos y ha estado encerrada con ellos.
Todo mi cuerpo se paralizó.
Gisselle no jugando, si no iba a la cita con todos los bichos raros que había alineado para mí, iba a vender a Sara a la manada más cercana. Cualquier rastro de feliz alegría en mí desapareció.
Todo lo que quería era arrastrarme de vuelta a la cama con Joe y besarlo hasta que me acercara de nuevo, pero no podía. Mis únicas opciones eran salir de la ciudad o mantener mi parte del trato de Gisselle.
Suspiré profundamente.
-Ryder, necesito un favor. ¿Dejaría Joe Russell la dirección de su casa en cualquiera de sus archivos? -Esperé mientras aporreaba el teclado.
-Nop, nada. Hay un número de contacto de emergencia -dijo-. ¿Lo quieres?
-No, está bien.
En cuanto colgué, di la vuelta a través de las aplicaciones de Joe en su teléfono. Efectivamente, había GPS, lo que significaba que ahora tenía un billete de salida de la cabaña de Joe.
En muy poco tiempo estaba de excursión a través de los bosques, utilizando el GPS para guiarme. Después de un rato salí a la carretera y a un pequeño garaje cerrado y un buzón. Saqué una revista y tomé nota de la dirección, y luego volví a llamar a Ryder, pidiéndole que me recogiera.
Tomó una o dos horas antes de que ella llegara, el tiempo marcando sin cesar, conmigo afirmando que Joe se presentaría y me arrastraría de nuevo a si cabaña para hacer más el amor. Cuando la camioneta roja de Ryder se detuvo, en realidad estaba un poco decepcionada de que no había sucedido.
Regresamos a la oficina en silencio. Si pensó que parecía un desastre usando la camisa y los pantalones de entrenamiento de Joe, mi cabello en una cola de caballo enmarañada, era demasiado delicada para decir nada. Tan pronto como llegamos a la oficina, me fui directamente a la oficina de Gisselle y cerré la puerta detrás de mí.
La sirena me dio una sonrisa forzada, sus agudos ojos azules escaneándome con rabia apenas velada.
-Vaya, vaya, vaya. Mira lo que el hombre gato trajo.
-Hola, Gisselle -dije, tranquila en el exterior.
Ella me dirigió una mirada desdeñosa.
-Es obvio que ya es demasiado tarde para cualquier tipo de discusión. -Cruzó lis brazos sobre su pecho generoso-. ¿Sabes en cuánta cantidad de mierda estás?
-No -dije, sentándome frente a ella-. Pero estoy segura de que me lo dirás.
Me miró como si me hubiera crecido otra cabeza.
-Esta boca tuya. No me gusta.
Siempre había sido sumisa y tranquila antes, y mi boca se torció en una sonrisa irónica. Por alguna razón, su actitud de superioridad ahora me irritaba en vez de asustarme. Tal vez estar con Joe había reforzado mi valor, o tal vez había tanta basura de otro tipo sucediendo que no tenia tiempo para preocuparme por ella. En cualquier caso, era una sensación refrescante .
-Estoy aquí para decirte que no me he olvidado de nuestro acuerdo -dije-. No vas a tocar a mi hermana.
-¿Nuestro acuerdo? -se burló de las palabras-. ¿Tú. Patético cerebrito humano recuerda que el acuerdo era por una virgen? Luego, en cuanto me doy la vuelta, vas a esconderte, y ¡follas con el primer cambiador que mete las manos en tus bragas!
Decidí que trataría de ser un adulto en esto.
-No es lo que piensas, Gisselle.
-¿No? -Se inclinó hacia adelante, los ojos brillando con animosidad-. Dime lo que es, entonces, porque me parece que teníamos un trato y rompiste tu parte, lo que significa que no hay que prestar atención a mi parte.
-Alguien entró en mi casa y trató de matarme.
Gisselle resopló.
-Es cierto. -Detallé lo que había sucedido, el terrible hedor de la criatura, el ataque, su extraña apariencia. Mientras hablaba, la boca de Gisselle se comprimió en una línea aun más fina de desaprobación.
-Entonces, ¿cómo es que decidiste ir a quedarte con el Sr. Russell? Supongo que es a donde fuiste. -Deslizó sus dedos a lo largo de su escritorio, con aire ausente sacudiendo una mota de polvo.
Él me secuestró, quería decir. Era la verdad y me haría salir del problema, pero a costa de Joe. No quería hacerle eso, no después de que había sido tan bueno conmigo. Así que lo eludí un poco.
-Me pidió que fuera a pasar el celo con él. Estuve de acuerdo.
-Ya veo -dijo con una voz sorprendentemente tranquila-. ¿Así que decidiste tener sexo con él a pesar de muerto acuerdo de que mantendría segura a Sara?
Tragué saliva.
-Eso es correcto. -Cuando no sonó lo suficientemente convincente, añadí-: yo estaba cegada por la pasión.
Me dirigió una mirada extraña.
-Bueno, no eres de ninguna utilidad para mí ahora. No eres una virgen. Sus mordiscos están por rodo tu cuello.
Junté las manos sobre mi cuello para ocultar las marcas incriminatorias.
-Nadie tiene que saber acerca de nosotros.
Arqueó una ceja hacia mí.
-No puedo fingirlo. No planeo dormir con alguien más, así que voy a sonreír y sonrojarme, y podemos seguir diciéndoles que soy virgen. Nada ha cambiado.
Ella hizo un pequeño ruido con su garganta y se encogió de hombros, claramente apaciguada, pero tratando de ocultarlo.
-¿Harías eso? ¿Qué pasa con el Sr. Russell?
Mi corazón estaba doliendo, mientras decía:
-Si quiere verme, tendrá que pasar por el servicio.
La sonrisa de Gisselle floreció, una cosa de la belleza.
-Bueno. Te voy a anotar algunas citas, y saltaremos justo de nuevo en los negocios.
Le di una leve sonrisa y me levanté para irme.
-Suena bien.
-Ah, y ________________________ -dijo mientras me volví para irme-. Si rompes otra cita con uno de mis clientes, estoy vendiendo a tu hermana a los lobos Anderson. Me han dicho que están buscando otra mujer para su manada. Ocho lobos y una sola hembra para aliviar sus impulsos. Les dije que les ayudaría de cualquier manera que pudiera... ¿entiendes?
Tragué saliva.
-Entiendo.
Pensé nostálgicamente en Joe todo el día. Todo fue peor cuando entré en mi cochera y vi al alto, leonino hombre con cabello café esperando en un coche deportivo en la calle. Para mi intensa decepción, era otro were-puma de Russell. Jeremiah tenia una sonrisa fácil y iba personalidad relajada mientras explicaba que Nick habia insistido en mantener vigilada la casa. Lo deje quedarse en la habitación de huéspedes.
La tarde paso agonizantemente lenta y sólo veía el teléfono de Joe. Se lo pude haber dado a Jeremiah y que le dijera que nunca quería volver a verlo. Pero por alguna razón, no lo pude entregar. Me fui a dormir con el teléfono en la mesa de la noche.
No me sorprendió que Joe invadiera mis sueños. Fueron terribles sueños, también. Soñé que estaba en lo cama y él me quitaba las cobijas, sus tibias manos removían la delgada tela de mi pijama. La larga tela se había hecho bolas a mi alrededor de mis piernas y se hincó entre ellas, besando mi estómago a través de la tela y murmurando suaves palabras que no entendía. En mi sueño, sus ojos brillaban como los de un gato antes de agachar su cabeza y sentí su boca en el ápice de mis piernas, buscando el punto perfecto y anotando. Mi respiración se cortó con un estremecimiento y mis muslos se apretaron cuando me agité. Tibias manos agarraron mis caderas, manteniéndome firme, y una lengua caliente dibujaba alrededor se la piel sensible.
No estaba soñando.
Bueno chicas aquí esta el cap después seguiré subiendo mas asió :)
jamileth
Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
Esa sirena se pasa ...... Como le hecho aperder la magnifica mañana a _______!!!!!!!...... Y que sueño el que tuvo .... Aunque creo que si es realidad que joe haya ido a verla
chelis
Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
ahhh esa maldita sirena :muere:
Porque le quiere hacer daña a Sara y la rayiz!!!!
Joe la tienes que salvar!!!
Siguela!!
Porque le quiere hacer daña a Sara y la rayiz!!!!
Joe la tienes que salvar!!!
Siguela!!
aranzhitha
Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
No estaba soñando.
Mi disgusto cambió a un gemido de deseo cuando dio justo en el punto clave y un orgasmo se disparó dentro de mí, mis piernas se apretaban y mi cuerpo temblaba mientras su lengua hacia magia.
-Dulce ______________________ -dijo Joe, y sentí su aliento contra mi piel-. Sabes deliciosa. Estuve pensando en hacer esto todo el día.
Me senté, mis caderas golpearon contra su nariz, el gruñó de dolor. Quité sus manos de mis muslos y me fui al lugar más alejado de la cama.
-¡Joe! ¿Qué estás haciendo aquí?
Mi corazón traicionero dio brincos de alegría, y mis piernas aún temblaban de placer.
Se sentó, sobándose la nariz.
-Debería hacerte la misma pregunta. ______________________, ¿por qué te fuiste? No es seguro.
No podía explicárselo. Sacudí mi cabeza, jalando mi pijama hacia abajo. Quería estar enojada con él, pero más que eso, quería lanzarme a sus brazos y besarlo, presionar su piel caliente contra la mía.
-¿Cómo... cómo llegaste aquí?
Joe volteó a ver la ventana.
-Escalé el enrejado a la ventana. Deberías asegurarte de cerrar las ventanas desde ahora.
¿Cómo se le ocurría sonar enojado conmigo?
-Uno de tus hermanos está en la habitación de huéspedes -dije, mu cara comenzó a sonrojarse. Oh Dios. ¿Había estado gimiendo en mi sueño?
¿Qué escuchó Jeremiah?
-Así que así es como llegaste a la ciudad -dijo Joe, localizando su teléfono y moviéndose a un costado de la cama-. Inteligente.
Cuando se acercó, deslicé mis piernas por el lado de la cama y me moví en otra dirección. Necesitaba mantener espacio entre nosotros. Mis piernas aún se sentían como gelatina después de cómo me despertó, y mi cuerpo quería que sucediera de nuevo.
-Joe, mantente alejado de mí.
Se quedó quieto en la cama.
-______________________, dime qué está mal. ¿Te lastimé anoche? ¿Te asusté?
-Nada de eso -dije-. Anoche fue... estuvo bien.
Fantástico. Asombroso. Genial. No le podía decir eso, o nunca se iba a ir.
Su frustración era evidente en sus hombros tensos.
-¿Entonces qué es? Algo te está molestando; solo quiero saber qué está pasando. -Sus ojos brillaban en la oscuridad, como en mi sueño, y provocaban un involuntario pulso en mi sangre-. Es Gisselle, ¿no? ¿Te está chantajeando de alguna forma?
Guardé silencio. No podía exponer el secreto de Sara.
-Gisselle es una mala persona, ______________________. Usa a las personas. -Se movió a un lado de mí y se hincó junto a la cama-. Déjame ayudarte.
-No puedes ayudarme, Joe -dije en un murmullo con dolor-. Por favor vete. No quiero volver a tener esta conversación.
-______________________...
-Por favor, Joe, sólo vete. Si pudiera estar con alguien, estaría contigo. Pero no puedo estar con nadie, por favor... déjame sola.
Levantó la mano para tocar mi mejilla, pero me volteé, quitó su mano como si quemara. Su voz se suavizó.
-Voy a encontrar qué tiene Gisselle contigo, y lo voy a cambiar. Yo te reclamé. Y cuando un miembro de la Alianza marca a una mujer como suya, es mejor que nada se interponga en su camino.
Se fue hacia la parte más lejana de la habitación y salió por la ventana. Escuché el golpe de sus pies en el pavimento, y después nada.
***
Al día siguiente Giselle me puso a trabajar, vestida con un atuendo que ella había elegido: una blusa de cuello de tortuga rosa y una falda larga.
-Tienes que cubrir las mordidas -dijo-. No quieres que nadie vea que Joe te ha reclamado. -Su boca se apretó-. Repetidamente.
Sus palabras me hicieron sonrojar, y recordé haber despertado con su cara plantada entre mis muslos anoche.
Me serví otra taza de café y me senté en mi escritorio. Estaba cubierto de papeles, casos que necesitaban unirse, perfiles de clientes que actualizar.
Marie del turno de la noche estaba sentada en el escritorio de Sara. Tenia puestos audífonos y cantaba suavemente una canción de Bon Jovi mientras trabajaba en la computadora. Hubiera sonreído si hubiera tenido algo por lo cual sonreír.
En cambio, sentía que iba a llorar.
Mi bandeja de entrada estaba llena. Empecé a leer los mensajes, seleccionando emails viejos de los clientes. Joe me escribió a las 3:00 a.m., lo eliminé sin leerlo. Ley del hielo era el mejor método para lidiar con un ex... y curar un corazón roto.
También tenia cuatro emails de Jasón Cartland. Eran simples, conversionales, encantadores. Uno decía: Me la pase muy bien en nuestra cita. Estoy esperando la próxima. El siguiente decía: Escuché que te enfermaste... avísame si necesitas que te ayude. Hago buenos fideos de pollo.
Sonreí levemente ante lo último.
Otro email apareció en lo bandeja mientras leía. ¿Jasón otra vez? Reprimí mi fastidio. ¿Almuerzo? Leí. Te ves hermosa en ese cuello de tortuga. No te ves enferma.
En shock, subí la vista de lo computadora y lo vi en el área de espera de la oficina, blackberry en la mano. Me sonrió y saludó, y me volvió a golpear lo guapo que estaba, y lo diferente que era de Joe. La cara de Joe era fuerte, sexy con líneas duras que hacían sus sonrisas juguetonas más emocionantes. Los planos angulares de un soldado romano que sabia lo que quería y lo tomaba por la fuerza.
Jasón era lo contrario. Sus características era refinadas, perfectas, su nariz no había sido rota en peleas de bar, y probablemente usaba productos en su cabello. Su traje gris estaba impecable, y usaba una corbata rosa clara que le añadía una nota juguetona a su traje... y casualmente coincidía a la perfección de mi blusa.
Fulminé con la mirada la puerta de Giselle, y le hice un gesto a Jasón para que entrara.
-No te vi allá afuera -dije, malhumorada. La esencia fuerte de su Old Spice me puso inmediatamente de mal humor.
Me dio una sonrisa deslumbrante.
-Escuché que estabas enferma. ¿Te estás sintiendo mejor?
Asentí y le señalé una silla cercana.
-Sobreviviré. -En realidad, quería meterme en mi cama y nunca salir otra vez. Pero Jasón no quería escuchar eso, así que fingí una sonrisa pretendiendo que nada estaba mal, como siempre hacía.
-Me alegra. -Se recargó contra mi escritorio, tomó mi mano, y besó mi palma, sus ojos en los míos.
Resistiendo el sentimiento de arrancarle mi mano, le di una ligera sonrisa.
Liberó mi mano y tomó una silla justo enfrente de mi escritorio.
-Escuché que estabas de regreso y quería ver si estabas interesada en volver a donde nos habíamos quedado. Prometo no morder, a menos que lo pidas.
¿Una cita? ¿Justo ahora? El pensamiento me hizo querer llorar.
-¿Podemos chequear eso? -dije, tratando de sonreír y fallando miserablemente-. No estoy cien por ciento segura. -Me senté en mi escritorio y abrí su archivo, hojeando a través de los documentos-. Estoy segura de que podemos encontrarte a alguien si estás solitario. Conozco una genial arpía...
Me alcanzó a través del escritorio y volvió a tomar mi mano, el fuerte aroma de su colonia inundó mi nariz.
-No quiero a nadie más -dijo Jasón, todo bochornoso, sus ojos intensos-. Quiero pasar tiempo contigo para llegar a conocernos mejor, y así borrar esa triste mirada de tu cara.
Quité mi mano de la suya incómoda. Odiaba el tacto. Pero era un chico tan lindo que me sentí como una perra.
-Jasón, no se...
Giselle entró en la oficina, un starbucks alto en su mano. Su adorable cara se iluminó cuando lo vio.
-Jasón, querido. ¿Cómo estás? -Ella se movió a su lado y él se paro para saludarla. Intercambiaron un beso rápido en cada mejilla de la forma europea-. ¿Qué te trae por aquí?
-No puedo sacar a ______________________ de mi cabeza. -Su blanca sonrisa brilló en su cara-. Pensé en pasar para ver si quería ir a una cita hoy en la noche.
Giselle me dio su expresión mas encantadora.
-¿Una cita? Qué lindo de tu parte. Pobre ______________________ ha estado en tal depresión últimamente. -Me dio una mirada aguda-. ¿No es considerado por su parte pasar por aquí?
Estaba empezando a pensar que ella había ingeniado esta pequeña visita sorpresa.
-Muy considerado -dije, forzando una sonrisa igualmente de falsa-. Una cita estaría bien.
Mi disgusto cambió a un gemido de deseo cuando dio justo en el punto clave y un orgasmo se disparó dentro de mí, mis piernas se apretaban y mi cuerpo temblaba mientras su lengua hacia magia.
-Dulce ______________________ -dijo Joe, y sentí su aliento contra mi piel-. Sabes deliciosa. Estuve pensando en hacer esto todo el día.
Me senté, mis caderas golpearon contra su nariz, el gruñó de dolor. Quité sus manos de mis muslos y me fui al lugar más alejado de la cama.
-¡Joe! ¿Qué estás haciendo aquí?
Mi corazón traicionero dio brincos de alegría, y mis piernas aún temblaban de placer.
Se sentó, sobándose la nariz.
-Debería hacerte la misma pregunta. ______________________, ¿por qué te fuiste? No es seguro.
No podía explicárselo. Sacudí mi cabeza, jalando mi pijama hacia abajo. Quería estar enojada con él, pero más que eso, quería lanzarme a sus brazos y besarlo, presionar su piel caliente contra la mía.
-¿Cómo... cómo llegaste aquí?
Joe volteó a ver la ventana.
-Escalé el enrejado a la ventana. Deberías asegurarte de cerrar las ventanas desde ahora.
¿Cómo se le ocurría sonar enojado conmigo?
-Uno de tus hermanos está en la habitación de huéspedes -dije, mu cara comenzó a sonrojarse. Oh Dios. ¿Había estado gimiendo en mi sueño?
¿Qué escuchó Jeremiah?
-Así que así es como llegaste a la ciudad -dijo Joe, localizando su teléfono y moviéndose a un costado de la cama-. Inteligente.
Cuando se acercó, deslicé mis piernas por el lado de la cama y me moví en otra dirección. Necesitaba mantener espacio entre nosotros. Mis piernas aún se sentían como gelatina después de cómo me despertó, y mi cuerpo quería que sucediera de nuevo.
-Joe, mantente alejado de mí.
Se quedó quieto en la cama.
-______________________, dime qué está mal. ¿Te lastimé anoche? ¿Te asusté?
-Nada de eso -dije-. Anoche fue... estuvo bien.
Fantástico. Asombroso. Genial. No le podía decir eso, o nunca se iba a ir.
Su frustración era evidente en sus hombros tensos.
-¿Entonces qué es? Algo te está molestando; solo quiero saber qué está pasando. -Sus ojos brillaban en la oscuridad, como en mi sueño, y provocaban un involuntario pulso en mi sangre-. Es Gisselle, ¿no? ¿Te está chantajeando de alguna forma?
Guardé silencio. No podía exponer el secreto de Sara.
-Gisselle es una mala persona, ______________________. Usa a las personas. -Se movió a un lado de mí y se hincó junto a la cama-. Déjame ayudarte.
-No puedes ayudarme, Joe -dije en un murmullo con dolor-. Por favor vete. No quiero volver a tener esta conversación.
-______________________...
-Por favor, Joe, sólo vete. Si pudiera estar con alguien, estaría contigo. Pero no puedo estar con nadie, por favor... déjame sola.
Levantó la mano para tocar mi mejilla, pero me volteé, quitó su mano como si quemara. Su voz se suavizó.
-Voy a encontrar qué tiene Gisselle contigo, y lo voy a cambiar. Yo te reclamé. Y cuando un miembro de la Alianza marca a una mujer como suya, es mejor que nada se interponga en su camino.
Se fue hacia la parte más lejana de la habitación y salió por la ventana. Escuché el golpe de sus pies en el pavimento, y después nada.
***
Al día siguiente Giselle me puso a trabajar, vestida con un atuendo que ella había elegido: una blusa de cuello de tortuga rosa y una falda larga.
-Tienes que cubrir las mordidas -dijo-. No quieres que nadie vea que Joe te ha reclamado. -Su boca se apretó-. Repetidamente.
Sus palabras me hicieron sonrojar, y recordé haber despertado con su cara plantada entre mis muslos anoche.
Me serví otra taza de café y me senté en mi escritorio. Estaba cubierto de papeles, casos que necesitaban unirse, perfiles de clientes que actualizar.
Marie del turno de la noche estaba sentada en el escritorio de Sara. Tenia puestos audífonos y cantaba suavemente una canción de Bon Jovi mientras trabajaba en la computadora. Hubiera sonreído si hubiera tenido algo por lo cual sonreír.
En cambio, sentía que iba a llorar.
Mi bandeja de entrada estaba llena. Empecé a leer los mensajes, seleccionando emails viejos de los clientes. Joe me escribió a las 3:00 a.m., lo eliminé sin leerlo. Ley del hielo era el mejor método para lidiar con un ex... y curar un corazón roto.
También tenia cuatro emails de Jasón Cartland. Eran simples, conversionales, encantadores. Uno decía: Me la pase muy bien en nuestra cita. Estoy esperando la próxima. El siguiente decía: Escuché que te enfermaste... avísame si necesitas que te ayude. Hago buenos fideos de pollo.
Sonreí levemente ante lo último.
Otro email apareció en lo bandeja mientras leía. ¿Jasón otra vez? Reprimí mi fastidio. ¿Almuerzo? Leí. Te ves hermosa en ese cuello de tortuga. No te ves enferma.
En shock, subí la vista de lo computadora y lo vi en el área de espera de la oficina, blackberry en la mano. Me sonrió y saludó, y me volvió a golpear lo guapo que estaba, y lo diferente que era de Joe. La cara de Joe era fuerte, sexy con líneas duras que hacían sus sonrisas juguetonas más emocionantes. Los planos angulares de un soldado romano que sabia lo que quería y lo tomaba por la fuerza.
Jasón era lo contrario. Sus características era refinadas, perfectas, su nariz no había sido rota en peleas de bar, y probablemente usaba productos en su cabello. Su traje gris estaba impecable, y usaba una corbata rosa clara que le añadía una nota juguetona a su traje... y casualmente coincidía a la perfección de mi blusa.
Fulminé con la mirada la puerta de Giselle, y le hice un gesto a Jasón para que entrara.
-No te vi allá afuera -dije, malhumorada. La esencia fuerte de su Old Spice me puso inmediatamente de mal humor.
Me dio una sonrisa deslumbrante.
-Escuché que estabas enferma. ¿Te estás sintiendo mejor?
Asentí y le señalé una silla cercana.
-Sobreviviré. -En realidad, quería meterme en mi cama y nunca salir otra vez. Pero Jasón no quería escuchar eso, así que fingí una sonrisa pretendiendo que nada estaba mal, como siempre hacía.
-Me alegra. -Se recargó contra mi escritorio, tomó mi mano, y besó mi palma, sus ojos en los míos.
Resistiendo el sentimiento de arrancarle mi mano, le di una ligera sonrisa.
Liberó mi mano y tomó una silla justo enfrente de mi escritorio.
-Escuché que estabas de regreso y quería ver si estabas interesada en volver a donde nos habíamos quedado. Prometo no morder, a menos que lo pidas.
¿Una cita? ¿Justo ahora? El pensamiento me hizo querer llorar.
-¿Podemos chequear eso? -dije, tratando de sonreír y fallando miserablemente-. No estoy cien por ciento segura. -Me senté en mi escritorio y abrí su archivo, hojeando a través de los documentos-. Estoy segura de que podemos encontrarte a alguien si estás solitario. Conozco una genial arpía...
Me alcanzó a través del escritorio y volvió a tomar mi mano, el fuerte aroma de su colonia inundó mi nariz.
-No quiero a nadie más -dijo Jasón, todo bochornoso, sus ojos intensos-. Quiero pasar tiempo contigo para llegar a conocernos mejor, y así borrar esa triste mirada de tu cara.
Quité mi mano de la suya incómoda. Odiaba el tacto. Pero era un chico tan lindo que me sentí como una perra.
-Jasón, no se...
Giselle entró en la oficina, un starbucks alto en su mano. Su adorable cara se iluminó cuando lo vio.
-Jasón, querido. ¿Cómo estás? -Ella se movió a su lado y él se paro para saludarla. Intercambiaron un beso rápido en cada mejilla de la forma europea-. ¿Qué te trae por aquí?
-No puedo sacar a ______________________ de mi cabeza. -Su blanca sonrisa brilló en su cara-. Pensé en pasar para ver si quería ir a una cita hoy en la noche.
Giselle me dio su expresión mas encantadora.
-¿Una cita? Qué lindo de tu parte. Pobre ______________________ ha estado en tal depresión últimamente. -Me dio una mirada aguda-. ¿No es considerado por su parte pasar por aquí?
Estaba empezando a pensar que ella había ingeniado esta pequeña visita sorpresa.
-Muy considerado -dije, forzando una sonrisa igualmente de falsa-. Una cita estaría bien.
jamileth
Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
giselle
la rayis tenia que decirle a Joe para que la ayudara pero bue...
siguelaa
la rayis tenia que decirle a Joe para que la ayudara pero bue...
siguelaa
JB&1D2
Re: BEAUTY DATES THE BEAST JOE Y TU TERMINADA
maldita Giselle!!!
Joe tienes que ayudar a la rayiz!!!
Siguela!!!
Joe tienes que ayudar a la rayiz!!!
Siguela!!!
aranzhitha
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