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"La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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"La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
Nombre: "La musica del amor"
Adaptacion: Si, de la autora Nora Roberts. Los Stanislaski.
Genero: Drama/Romance
Advertencias: Si, te puedes enamorar aun más de Nicholas J.
Otras paginas: No
La primera vez que Nicholas Jonas vio a ______(Tu) Stanislaski, quedó impactado por su exótica belleza. La ex bailarina era la dueña de la tienda de juguetes en la pequeña ciudad a la que Nicholas se había mudado con su hija tras la muerte de su esposa, pero también descubrió que poseía un temperamento demasiado fiero. Entonces, Nicholas decidió que no tendría problema alguno en domar el carácter de aquella joven... y tampoco en mostrarle cómo era el amor. ______(Tu) era feliz con su vida sencilla y no tenía la menor intención de volver a enamorarse. Por eso, no quería tener ninguna relación con el profesor de música Nicholas Jonas... o eso era lo que se deía a sí misma...
Hooola! Mi nombre es Magdalena D. tengo 15 años y soy de México. Ésta es mi primera novela que comparto en el foro, soy novata pero con mucho entusiasmo... Bueno espero y les guste, tanto como a mi, y en el transcurso de la novela irnos conociendo... Cuidense
Atte. Srta de Jonas
~M.DevoneJonas~
~M.DevoneJonas~
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
NUEVA LECTORA ME ENCANTAAA LA NOVE SEGUILAAA PLZZZ
raqel d' Jonas(NJJ<3
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
new reader siguela se ve genial
lovely last
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
raqel d' Jonas(NJJ<3 escribió:NUEVA LECTORA ME ENCANTAAA LA NOVE SEGUILAAA PLZZZ
Gracias por leer! ;) ahoria le sigo jajaja
~M.DevoneJonas~
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
lovely last escribió:new reader siguela se ve genial
:) Gracias por leer! Ahoria en este momento la sigo ;D
~M.DevoneJonas~
Prologo
______(Tu) caminaba hacia el dormitorio con el brillo del triunfo y una fiera determinacion en la mirada. Así que Mikhail y Alexei pensaban que sería divertido disfrazar al perro con su traje nuevo de ballet. Pues acababan de descubrir, reflexionó, lo que les sucedía a los hermanos pequeños cuando eran descubiertos poniendo sus sucias manos en algo que no les pertenecía.
Seguramente Mike iba a cojear durante el resto del día.
Y lo mejor de todo era que su madre los había obligado a lavar el corpiño y la falda con sus propias manos. Y a tender ambas prendas para que se secaran. Así que, pensó con un creciente placer, era probable que sus amigos del barrio los vieran realizando esas tareas que consideraban femeninas.
Se sentirían humillados.
Mamá, se dijo, siempre había sabido hacer justicia. Su castigo era incluso mejor que la patada en la espinilla que ella misma le había dado a su hermano.
______(Tu) se volvió hacia el espejo de la pared del dormitorio e intentó tranquilizarse descendiendo en un plié. A los catorce años, disfrutaba de un cuerpo tan esbelto como el de sus hermanos, en el que apenas se insinuaban las curvas de los senos y las caderas. Las clases de ballet habían endurecido sus músculos y articulaciones para adaptarlos a las demandas del baile, la bían convertido en una adolescente disciplinada y habían proporcionado a su corazón el más grande de los gozos.
______(Tu) sabía que las clases eran caras, y lo mucho que sus padres trabajaban para que ella y sus hermanos pudieran disfrutar de lo que más desearan. Y porque lo sabía, se preparaba casi religiosamente y se esforzaba más que ninguna de las alumnas con las que comparía las clases.
Algún día sería una gran bailarina y, cada vez que bailara, daría las gracias por aquel regalo.
Imaginándose a sí misma con un vaporoso tutú y mientras escuchaba cómo se elevaba la música, cerró los ojos, unos hermosos ojos color castaño dorado, y alzó su delicada barbilla, el pelo caía en una cascada de rizos negros por su espalda, meciéndose delicadamente mientras ella se alzaba sobre las puntas y giraba con una lenta pirueta. Al abrirlos, descubrió a su hermana en el marco de la puerta.
-Están a punto de terminar de lavarlo -anunció Rachel.
Como le ocurría casi siempre al mirar a ______(Tu), Rachel se sentía sobrecogida por una mezcla de orgullo y envidia. Orgullo de que su hermana fuera tan hermosa, de que pareciera tan adorable cuando bailaba. Y envidia porque, a los ocho años, tenía la sensación de que nunca cumpliriía los catorce y de que jamás sería tan bonita y grácil como ella.
A ______(Tu) nunca se le caían los lazos, haciendo de su pelo una alborotada melena. Y además llevaba sujetador. Sus senos eran pequeños, sí, pero al menos estaban allí.
Todas las ambiciones y deseos de Rachel se centraban en tener catorce años.
______(Tu) apenas sonrió, mientras se volvía haciendo otra pirueta.
-¿Y se están quejando?
-Un poco -Rachel sonrió-, cuando mamá no los oye. Y Mike dice que le has roto la pierna.
-Estupendo. Se merece tener una pierna rota por haberme quitado mis cosas.
-Sólo era una broma -Rachel se deó caer en la cama-. Sasha estaba tan ridículo con el corpiño y la falda rosa...
-Una broma -admitió ______(Tu). Se acercó al tocador y tomó un cepillo-. Sí, a lo mejor también es una broma divertida lanzarlos al lago Swam -sonrió con dureza y comenzó a cepillarse con movimientos bruscos-. En fin, sólo son chicos.
Racel arrugó la nariz. Para ella los chicos eran prácticamente lo peor.
-Los chicos son estúpidos. Gritan mucho y huelen mal. Es mucho mejor ser chica -apesar de su indumentaria, unos vaqueros desgastados, una camiseta enorme y una gorra de béisbol sobre su despeinado pelo, lo creía absolutamente.
Miro a su hermana con gesto ilusionado.
-Podemos intentar vengarnos.
______(Tu) se había dicho así misma que ella estaba por encima de esas cosas, pero estudió a Racel con creciente interés. Rachel podía ser la más pequeña de la familia, pero era un auténtico demonio.
-¿Cómo?
-La camiseta de béisbol de Mike -que Racel codiciaba en secreto-. Creo que Sasha esta´ra muy guapo con ella. Cuando salgan a tender la ropa, podemos quitársela.
-Nadie sabe donde la esconde cuando no la lleva puesta.
-Yo lo sé -una enorme sonria iluminó el bonito rostro de Rachel-. Lo sé todo. te lo diré y te ayudaré a vengarte si...
______(Tu) arqué una ceja. Era un demonio muy inteligente. Aunque tuviera el aspecto de un ángel.
-¿Si...?
-Si me dejas tus pendientes de oro, son aros pequeños con estrellas grabadas.
-La ultima vez que te dejé un par de pendientes me perdiste uno .
-No lo perdí. Simplemente, todavía no lo he encontrado -parte de ella estaba desenado enfurruñarse, pero tendría que esperar hasta que el trato estuviera cerrado-. Conseguiré la camiseta, te ayudaré a vestir a Sasha y mantendré ocupada a mamá. Pero tú tendrás que dejarme los pendientes durante tres días.
-Un día.
-Dos.
______(Tu) dejó escapar un suspiro.
-De acuerdo entonces.
Con una disimulada sonrisa, Rachel le tendió la mano.
-Los pendientes primero.
Sacudiendo la cabeza, ______(Tu) abró el joyero y los sacó
-¿Cómo puedes tener tanta capacidad para engatusar a los demás con sólo ocho años?
-Cuando eres la pequeña es completamente necesario -tomó los pendientes y se miró satisfecha en el espejo-. Todo el mundo consigue lo que quiere antes que yo. Si yo fuera la mayor, estos pendientes serían míos.
-Bueno, pues no lo eres, así que son míos. No los pierdas.
Rachel elevó los ojos al cielo y estudió su reflejo en el espejo. Estaba convencida de que aquellos pendientes le hacían parecer mayor. Quizá como si tuviera diez años.
-Si vas a ponértelos, serán mejor que te recojas el pelo -. ______(Tu) le quitó la gorra y comenzó a cepillar los rizos de Rachel-. Te haré una coleta para que se vean bien.
-No encuentro mi pasador.
-Puedes usar uno de los míos.
-¿Cuándo tú tenías ocho años, te parecías a mí?
-No lo sé -pensando en ello, ______(Tu) se inclinó hacia ella, de modo que sus rostros quedaban cara a cara en el espejo-. Tenemos lo ojos iguales y la boca muy parecida. Pero tu nariz es más bonita.
-¿De verdad? -la idea de que pudiera tener algo más bonito o mejor que su hermana mayor, le parecía increíblemente emocionante-. ¿Lo dices en serio?
-Claro que sí -como comprendía perfectamente a su hermana, ______(Tu) le acarició cariñosamente la mejilla-. Algún día, cuando seamos mayores, la gente se volverá a mirarnos cuando caminemos por la calle-. <<Ésas son las hermanas Stanislaski>>, dirán, <<¿no son guapísimas?>>.
Aquella imagen hizo reír a Rachel, que comenzó a saltar entusiasmada por la habitación que compartían .
-Y después verán a Mikhail y Alexei y dirán: <>.
-Y tendran razón -______(Tu) oyó que la puerta de atrás se cerraba y alzó la mirada hacia la ventana-. ¡Allí están! Oh, Rachel, es perfecto.
Los dos chicos, agachando mortificados la cabeza, se arrastraban hacia el tendedero mientras el perro corría a su alrededor.
-Parecen tan avergonzados... -dijo _____(Tu) con satisfacción-. ¡Mira qué rojos están!
-Eso no es suficiente. ¡Tenemos que conseguir esa camiseta! -con los pendientes balanceándose en sus orejas, Rachel agarró la gorra y salió de la habitación.
Los chicos jamás derrotarían a las hermanas Stanislaski, pensó ______(Tu), y corrió tras ella.
Seguramente Mike iba a cojear durante el resto del día.
Y lo mejor de todo era que su madre los había obligado a lavar el corpiño y la falda con sus propias manos. Y a tender ambas prendas para que se secaran. Así que, pensó con un creciente placer, era probable que sus amigos del barrio los vieran realizando esas tareas que consideraban femeninas.
Se sentirían humillados.
Mamá, se dijo, siempre había sabido hacer justicia. Su castigo era incluso mejor que la patada en la espinilla que ella misma le había dado a su hermano.
______(Tu) se volvió hacia el espejo de la pared del dormitorio e intentó tranquilizarse descendiendo en un plié. A los catorce años, disfrutaba de un cuerpo tan esbelto como el de sus hermanos, en el que apenas se insinuaban las curvas de los senos y las caderas. Las clases de ballet habían endurecido sus músculos y articulaciones para adaptarlos a las demandas del baile, la bían convertido en una adolescente disciplinada y habían proporcionado a su corazón el más grande de los gozos.
______(Tu) sabía que las clases eran caras, y lo mucho que sus padres trabajaban para que ella y sus hermanos pudieran disfrutar de lo que más desearan. Y porque lo sabía, se preparaba casi religiosamente y se esforzaba más que ninguna de las alumnas con las que comparía las clases.
Algún día sería una gran bailarina y, cada vez que bailara, daría las gracias por aquel regalo.
Imaginándose a sí misma con un vaporoso tutú y mientras escuchaba cómo se elevaba la música, cerró los ojos, unos hermosos ojos color castaño dorado, y alzó su delicada barbilla, el pelo caía en una cascada de rizos negros por su espalda, meciéndose delicadamente mientras ella se alzaba sobre las puntas y giraba con una lenta pirueta. Al abrirlos, descubrió a su hermana en el marco de la puerta.
-Están a punto de terminar de lavarlo -anunció Rachel.
Como le ocurría casi siempre al mirar a ______(Tu), Rachel se sentía sobrecogida por una mezcla de orgullo y envidia. Orgullo de que su hermana fuera tan hermosa, de que pareciera tan adorable cuando bailaba. Y envidia porque, a los ocho años, tenía la sensación de que nunca cumpliriía los catorce y de que jamás sería tan bonita y grácil como ella.
A ______(Tu) nunca se le caían los lazos, haciendo de su pelo una alborotada melena. Y además llevaba sujetador. Sus senos eran pequeños, sí, pero al menos estaban allí.
Todas las ambiciones y deseos de Rachel se centraban en tener catorce años.
______(Tu) apenas sonrió, mientras se volvía haciendo otra pirueta.
-¿Y se están quejando?
-Un poco -Rachel sonrió-, cuando mamá no los oye. Y Mike dice que le has roto la pierna.
-Estupendo. Se merece tener una pierna rota por haberme quitado mis cosas.
-Sólo era una broma -Rachel se deó caer en la cama-. Sasha estaba tan ridículo con el corpiño y la falda rosa...
-Una broma -admitió ______(Tu). Se acercó al tocador y tomó un cepillo-. Sí, a lo mejor también es una broma divertida lanzarlos al lago Swam -sonrió con dureza y comenzó a cepillarse con movimientos bruscos-. En fin, sólo son chicos.
Racel arrugó la nariz. Para ella los chicos eran prácticamente lo peor.
-Los chicos son estúpidos. Gritan mucho y huelen mal. Es mucho mejor ser chica -apesar de su indumentaria, unos vaqueros desgastados, una camiseta enorme y una gorra de béisbol sobre su despeinado pelo, lo creía absolutamente.
Miro a su hermana con gesto ilusionado.
-Podemos intentar vengarnos.
______(Tu) se había dicho así misma que ella estaba por encima de esas cosas, pero estudió a Racel con creciente interés. Rachel podía ser la más pequeña de la familia, pero era un auténtico demonio.
-¿Cómo?
-La camiseta de béisbol de Mike -que Racel codiciaba en secreto-. Creo que Sasha esta´ra muy guapo con ella. Cuando salgan a tender la ropa, podemos quitársela.
-Nadie sabe donde la esconde cuando no la lleva puesta.
-Yo lo sé -una enorme sonria iluminó el bonito rostro de Rachel-. Lo sé todo. te lo diré y te ayudaré a vengarte si...
______(Tu) arqué una ceja. Era un demonio muy inteligente. Aunque tuviera el aspecto de un ángel.
-¿Si...?
-Si me dejas tus pendientes de oro, son aros pequeños con estrellas grabadas.
-La ultima vez que te dejé un par de pendientes me perdiste uno .
-No lo perdí. Simplemente, todavía no lo he encontrado -parte de ella estaba desenado enfurruñarse, pero tendría que esperar hasta que el trato estuviera cerrado-. Conseguiré la camiseta, te ayudaré a vestir a Sasha y mantendré ocupada a mamá. Pero tú tendrás que dejarme los pendientes durante tres días.
-Un día.
-Dos.
______(Tu) dejó escapar un suspiro.
-De acuerdo entonces.
Con una disimulada sonrisa, Rachel le tendió la mano.
-Los pendientes primero.
Sacudiendo la cabeza, ______(Tu) abró el joyero y los sacó
-¿Cómo puedes tener tanta capacidad para engatusar a los demás con sólo ocho años?
-Cuando eres la pequeña es completamente necesario -tomó los pendientes y se miró satisfecha en el espejo-. Todo el mundo consigue lo que quiere antes que yo. Si yo fuera la mayor, estos pendientes serían míos.
-Bueno, pues no lo eres, así que son míos. No los pierdas.
Rachel elevó los ojos al cielo y estudió su reflejo en el espejo. Estaba convencida de que aquellos pendientes le hacían parecer mayor. Quizá como si tuviera diez años.
-Si vas a ponértelos, serán mejor que te recojas el pelo -. ______(Tu) le quitó la gorra y comenzó a cepillar los rizos de Rachel-. Te haré una coleta para que se vean bien.
-No encuentro mi pasador.
-Puedes usar uno de los míos.
-¿Cuándo tú tenías ocho años, te parecías a mí?
-No lo sé -pensando en ello, ______(Tu) se inclinó hacia ella, de modo que sus rostros quedaban cara a cara en el espejo-. Tenemos lo ojos iguales y la boca muy parecida. Pero tu nariz es más bonita.
-¿De verdad? -la idea de que pudiera tener algo más bonito o mejor que su hermana mayor, le parecía increíblemente emocionante-. ¿Lo dices en serio?
-Claro que sí -como comprendía perfectamente a su hermana, ______(Tu) le acarició cariñosamente la mejilla-. Algún día, cuando seamos mayores, la gente se volverá a mirarnos cuando caminemos por la calle-. <<Ésas son las hermanas Stanislaski>>, dirán, <<¿no son guapísimas?>>.
Aquella imagen hizo reír a Rachel, que comenzó a saltar entusiasmada por la habitación que compartían .
-Y después verán a Mikhail y Alexei y dirán: <
-Y tendran razón -______(Tu) oyó que la puerta de atrás se cerraba y alzó la mirada hacia la ventana-. ¡Allí están! Oh, Rachel, es perfecto.
Los dos chicos, agachando mortificados la cabeza, se arrastraban hacia el tendedero mientras el perro corría a su alrededor.
-Parecen tan avergonzados... -dijo _____(Tu) con satisfacción-. ¡Mira qué rojos están!
-Eso no es suficiente. ¡Tenemos que conseguir esa camiseta! -con los pendientes balanceándose en sus orejas, Rachel agarró la gorra y salió de la habitación.
Los chicos jamás derrotarían a las hermanas Stanislaski, pensó ______(Tu), y corrió tras ella.
Última edición por DanceeUntiltomorrow el Jue 05 Abr 2012, 9:50 am, editado 1 vez
~M.DevoneJonas~
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
¡Nueva Lectora! :D
Me encanta todo lo que escribe Nora Roberts, así que estoy muy emocionada por leer esta novela (:
Pero, ¿qué fue aquello de arriba? ¿las primeras líneas del prólogo?
Por favor, ¡SIGUELAAAA pronto!
Me encanta todo lo que escribe Nora Roberts, así que estoy muy emocionada por leer esta novela (:
Pero, ¿qué fue aquello de arriba? ¿las primeras líneas del prólogo?
Por favor, ¡SIGUELAAAA pronto!
Dayi_JonasLove!*
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
Dayi_JonasLove!* escribió:¡Nueva Lectora! :D
Me encanta todo lo que escribe Nora Roberts, así que estoy muy emocionada por leer esta novela (:
Pero, ¿qué fue aquello de arriba? ¿las primeras líneas del prólogo?
Por favor, ¡SIGUELAAAA pronto!
Ya subí el Prólogo :) puedes leerlo cuando gustes...
Y GRACIAS POR LEER!! ustedes me dan animos para continuar adaptando ésta historia ;)
~M.DevoneJonas~
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
CAPITULO 1
-¿Por qué todos los hombres atractivos están casados?
-¿Ésa es una pregunta con doble intención? -______ (Tu) colocó una muñeca de porcelana ataviada con un vestido largo de terciopelo sobre una minúscula mecedora y se volvió hacia su ayudante-. De acuerdo, Annie, ¿a qué hombre atractivo te refieres en particular?
-A ese hombre alto, castaño y maravilloso que está en el escaparate de la tienda al lado de una mujer elegantísima y una niña preciosa –Annie exhalo un pesado suspiro-. Parecen la familia perfecta.
-Entonces quizá entren a comprar el juguete perfecto.
______ (Tu) miro el conjunto de muñecas victorianas con sus respectivos accesorios y asintió con un gesto de aprobación. Parecía exactamente lo que quería… un grupo atractivo, elegante y antiguo. Las muñecas presentaban hasta el último detalle: desde un abanico con puntillas hasta una minúscula taza de porcelana china.
Para ella, la juguetería no sólo era un negocio, sino también un inmenso placer. Todo, desde el más diminuto sonajero hasta el más enorme oso de peluche, había sido elegido con la misma atención al detalle y a la calidad. ______ (Tu) insistía en tener lo mejoren su tienda, ya fuera una muñeca d quinientos dólares, con su propio abrigo de pieles, o un coche de carreras del tamaño de una mano y de dos dólares de precio. Y cuando la elección del objeto deseado era la correcta, estaba encantada de teclear en la máquina registradora la cuantía de la venta.
En los tres años que llevaba abierta la tienda. ______ (Tu) había conseguido convertir La Casa de la Diversión en uno de los rincones más emocionantes de Shepherdstown, una pequeña localidad situada en la frontera de Virginia Occidental. Había necesitado trabajo duro y mucha perseverancia, pero su éxito era resultado directo de la innata comprensión de ______ (Tu) del mundo infantil. Ella no pretendía que los clientes salieran de la tienda con un juguete. Lo que quería era que salieran con el juguete que mejor se adaptara a ellos.
Tras decidir que debería realizar algunos cambios, ______ (Tu) se acercó hacia los cochecitos en miniatura.
-Creo que van a entrar –comentó Annie mientras intentaba domar su corto pelo castaño rojizo-. La niña prácticamente está gritando que la dejen entrar… ¿Quieres que abramos?
Siempre precisa, ______ (Tu) miró el reloj con forma de payaso sonriente que tenía sobre la cabeza.
-Todavía faltan cinco minutos.
-¿Y qué son cinco minutos? ______ (Tu) te estoy diciendo que ese hombre es increíble –deseando verlo de cerca, Annie se acercó al pasillo en el que estaban colocados los jugos de mesa-. Oh, sí. Un metro noventa de alto y unos ochenta kilos, y los hombros más perfectos que he visto en mi vida dentro de un traje. Oh, Dios, y es tweed. Jamás había visto a un tipo capaz de hacerme salivar con un traje tweed.
-A ti puede hacerte salivar hasta un hombre dentro de una caja de cartón.
-La mayor parte de los tipos que conozco parecen cajas de cartón –apareció un hoyuelo en su mejilla. Miró alrededor del mostrador, hacia los juguetes de madera, para comprobar disimuladamente si el hombre continuaba frente al escaparate-. Debe de haber pasado algún tiempo en la playa este verano. Su bronceado es fabuloso y tiene unos mechones de rizos que le ha debido de calar el sol. Oh, Dios, le está sonriendo a su hija. Creo que estoy enamorada.
______ (Tu), que en aquel momento andaba reproduciendo un atasco en miniatura, sonrió.
-Tú siempre crees que estás enamorada.
-Lo sé –Annie suspiró-. Me gustaría ver de qué color tiene los ojos. Tiene uno de esos maravillosos rostros delgados y angulosos. Estoy segura de que es terriblemente inteligente y ha tenido que sufrir mucho en esta vida.
______ (Tu) le dirigió una rápida y divertida mirada por encima del hombro. Annie, alta y flacucha, tenía el corazón tan dulce como un merengue.
-Esto segura de que a su mujer le fascinaría tu capacidad para la fantasía.
-No es un privilegio de las mujeres, sino una obligación, fantasear sobre hombres como ése.
Aunque ______ (Tu) no podía estar menos de acuerdo, dejó que Annie hiciera las cosas a su modo.
-De acuerdo, entonces, abre cuando quieras.
-Una muñeca – dijo Nicholas, dándole un pequeño tirón de orejas a su hija-. Me habría pensado dos veces lo de mudarme a esta casa si hubiera sabido que había una juguetería a menos de media manzana.
-Si fuera por ti, le comprarías la tienda entera.
Nicholas le dirigió una breve mirada a la mujer que estaba a su lado.
-No empieces, Nina.
Nina, una atractiva rubia, se encogió de hombros y miró a la pequeña.
-Lo único que quería decir es que tu padre te mima por lo mucho que te quiere. Además, te mereces un regalo por haber sido tan buena durante la película.
La pequeña Denise Jonas comenzó a hacer pucheros.
-A mí me gusta mi casa nueva –deslizó la mano en la de su padre automáticamente, aliándose con el contra el mundo entero-. Tengo un jardín y un columpio para mí sola.
Nina miró al hombre y después a la pequeña. Ambos alzaban la barbilla con idéntica determinación. Al menos desde que ella podía recordarlo, jamás había ganado una discusión con ninguno de ellos.
-Supongo que entonces yo soy la única que no parece encontrar ninguna ventaja a que hayáis decidido abandonar Nueva York –el tono de su voz se suavizó mientras acariciaba el cabello de la pequeña-. No puedo evitar estar un poco preocupada por ti. En realidad lo único que quiero es que tu papá y tú seáis felices.
-Y lo somos –para mitigar la tensión, Nicholas levanto en brazos a Denise-. ¿Verdad, pequeñuela?
-Y está a punto de ser mucho más feliz todavía –dispuesta a ceder, Nina tomó la mano de Nicholas y le dio un ligero apretón-. Están abriendo.
-Buenos días –los ojos del aquel hombre tan atractivo eran achocolatados, advirtió Annie, reprimiendo un largo y soñador . Arrinconó su fantasía en el fondo de su mente y se dispuso a atender a los primero clientes del día.
-¿En qué puedo ayudarlos?
-Mi hija está interesada en una muñeca –Nicholas dejó a la niña en el suelo.
-Bueno, pues has venido al lugar adecuado –cumpliendo con su deber, Annie dedicó su atención a la pequeña. Realmente era una cosita preciosa, con los mismos ojos cafés de su padre y el pelo castaño y liso-. ¿Qué tipo de muñeca te gustaría?
-Una muñeca bonita –respondió Denise inmediatamente-, pelirroja y con ojos azules.
-Estoy segura de que tenemos lo que quieres –le ofreció una mano-. ¿Te gustaría echar un vistazo?
Tras mirar a su padre buscando su aprobación, Denise le dio la mano a Annie y comenzó a caminar con ella alrededor de la tienda.
-Maldita sea… -Nicholas se descubrió a sí mismo maldiciendo.
Nina le estrechó la mano por segunda vez.
-Nicholas…
-Me he hecho falsas ilusiones pensando que no importaba, que ella ni siquiera lo recordaría…
-Que quiera una muñeca pelirroja y de ojos azules no significa absolutamente nada.
-Pelirroja y de ojos azules –repitió Nicholas, sintiendo el peso de la frustración una vez más-. Exactamente como Ángela. Se acuerda de ella, Nina. Y eso sí importa –hundió las manos en los bolsillos y comenzó a caminar.
Tres años, pensó. Habían pasado casi tres años ya. Denise todavía llevaba pañales. Pero se acordaba de Ángela, la hermosa y negligente Ángela. Ni el más liberal de los críticos habría considerado a Ángela como una verdadera madre. Ella nunca había acunado o cantado a su hija, nunca la había mecido ni tranquilizado.
Estudió el rostro de una muñeca de porcelana vestida en tonos azules. Tenía unos dedos diminutos y ojos inmensamente soñadores. Ángela era igual, recordó. Etéreamente bella. Y fría como el hielo.
Nicholas se había enamorado de ella de la misma forma que un hombre podría enamorarse de una obra de arte; admirando la perfección en las formas y buscando incesantemente lo que tras ellas se ocultaban. Entre ambos habían creado aquella pequeña y maravillosa niña que se había abierto camino durante los primeros años de vida prácticamente sin el apoyo de sus padres.
Pero él iba a congraciarse con ella. Nicholas cerró los ojos un instante. Pretendía hacer todo lo que estuviera en su mano para darle a su hija amor, la seguridad y la estabilidad que se merecía. Para brindarle una vida real. La palabra parecía banal, pero era la única que se le ocurría para describir lo que quería para su hija: el lazo firme y sólido de una familia.
Ella lo adoraba. Y Nicholas sintió que cedía la tensión de sus hombros al pensar en cómo brillaban los enromes ojos de Denise cuando la arropaba por las noches, en su forma de apretar los bracitos cuando lo abrazaba.
Quizá nunca pudiera perdonarse a sí mismo haberse dejado arrastrar por sus propios problemas, por su propia vida durante los primeros años de vida de Denise, pero las cosas habían cambiado. Incluso aquella mudanza la había hecho pensando en el bienestar de su hija.
La oyó reír y el resto de la tensión se disolvió en una oleada de puro placer. Para él no había música más dulce que la risa de su hija. Podría componer una sinfonía entera a partir de aquella risa. Todavía no la molestaría, se dijo. Dejaría que disfrutara de todas aquellas muñecas antes de recordarle que sólo una podía ser suya.
Ya más relajado, comenzó a prestar atención a la tienda. Al igual que las muñecas que él había imaginado para su hija, era bonita y luminosa. Aunque pequeña, entre aquellas paredes se encontraba todo lo que un niño podía desear. Una gran jirafa dorada y un perro de ojos tristes colgaban del techo. Trenes de madera, coches y aviones, todos ellos pintados de colores llamativos, demandaban la atención de los pequeños desde una mesa compartida con elegantes miniaturas de muebles. Una antigua caja sorpresa, con mueco de muelle incluido, reposaba al lado de una estación espacial. Había muñecas, algunas preciosas, otras encantadoramente feas, juegos de construcción y juegos de té.
Aquel desorden, ya fuera estudiado o producto del descuido, hacía mucho más atractivo el lugar. Aquélla era una tienda para fingir y desear, una atiborrada cueva de Aladino diseñada para iluminar la mirada de los niños. Para hacerlos reír, como reía su hija en aquel momento. Ya empezaba a imaginar que iba a ser difícil evitar que Denise quisiera visitar regularmente el establecimiento.
Aquélla era una de las razones que le habían hecho mudarse a una ciudad pequeña. Quería que su hija fuera capaz de disfrutar de las ventajas de las tiendas locales en las que los dependientes pronto aprenderían a llamarla por su nombre. Podría caminar de un extremo a otro de la ciudad sin las preocupaciones propias de la gran ciudad, como las drogas, los asaltos o los secuestros. No habría necesidad de instalar sistemas de seguridad ni de soportar atascos de tráfico. Ni siquiera una niña tan pequeña como su Denise se perdería allí.
Y quizá, sin todas aquellas presiones, él mismo podría llegar a encontrar alguna paz.
Levantó la tapa de una caja de música; una caja de porcelana delicadamente pintada que albergaba en su interior la figura de una gitana de pelo negro como el azabache ataviada con un vestido rojo de volantes. En las orejas, llevaba dos aretes dorados y en las manos una pandereta de la que colgaban cintas de colores. Ni siquiera en la Quinta Avenida habría podido encontrar algo tan perfectamente trabajado.
Se preguntaba de dónde habría sacado el propietario aquel objeto, que los curiosos de dos infantiles podrían llegar a alcanzar e incluso romper. Intrigado, giró la llave y observó girar a la figura alrededor de una diminuta hoguera de porcelana.
Tchaikovsky. Reconoció el movimiento instantáneamente y su refinado oído apreció la calidad del tono. Se trataba de una melancólica e incluso apasionada pieza, pensó, asombrado de haber encontrado un objeto tan primoroso en una juguetería. Entonces alzó la mirada y vio a ______ (Tu) La miró fijamente. No pudo evitarlo. Ella permanecía a unos metros de distancia, con la cabeza alta y ligueramente inclinada mientras lo observaba. Tenía el pelo tan oscuro como el de la gitana y enmarcaba su rostro con una nube de alborotados rizos que llegaba hasta sus hombros. Su piel era oscura, de un hermoso dorado que realzaba el sencillo vestido rojo que llevaba.
No era una mujer frágil, pensó. Aunque fuera pequeña, transmitía fuerza y poder. Quizá fuera su rostro, con aquellos labios llenos y sin pintar y sus marcados pómulos. Sus ojos eran casi tan oscuros como su pelo y estaban rodeados de largas y espesas pestañas. Incluso desde la distancia, Nicholas lo sintió. Sexo, fuerte y puro. El halo del sexo la rodeaba al igual que a otras mujeres las rodeaba la fragancia de un perfume.
Por primera vez desde hacía años sintió sus músculos tensarse de puro deseo.
______ (Tu) se dio cuenta y se resintió. ¿Qué clase de hombre era capaz de entrar en una tienda con su mujer y su hija y mirar a una mujer con una pasión tan desnuda?
Desde luego, no el tipo de hombre que a ella le gustaba.
Decidida a ignorar aquella mirada tal como había ignorado otras en el pasado, se acercó a él.
-¿Necesita ayuda?
¿Ayuda?, pensó Nicholas sin comprender. Lo que él necesitaba era oxígeno. Hasta ese momento, no había comprendido lo literal que podía llegar a ser la expresión acerca de la capacidad de las mujeres atractivas para quitarle la respiración a un hombre.
-¿Quién es usted?
-______ (Tu) Stanislaski –le brindó la más fría de sus sonrisas-, la propietaria de la tienda.
-¿Por qué todos los hombres atractivos están casados?
-¿Ésa es una pregunta con doble intención? -______ (Tu) colocó una muñeca de porcelana ataviada con un vestido largo de terciopelo sobre una minúscula mecedora y se volvió hacia su ayudante-. De acuerdo, Annie, ¿a qué hombre atractivo te refieres en particular?
-A ese hombre alto, castaño y maravilloso que está en el escaparate de la tienda al lado de una mujer elegantísima y una niña preciosa –Annie exhalo un pesado suspiro-. Parecen la familia perfecta.
-Entonces quizá entren a comprar el juguete perfecto.
______ (Tu) miro el conjunto de muñecas victorianas con sus respectivos accesorios y asintió con un gesto de aprobación. Parecía exactamente lo que quería… un grupo atractivo, elegante y antiguo. Las muñecas presentaban hasta el último detalle: desde un abanico con puntillas hasta una minúscula taza de porcelana china.
Para ella, la juguetería no sólo era un negocio, sino también un inmenso placer. Todo, desde el más diminuto sonajero hasta el más enorme oso de peluche, había sido elegido con la misma atención al detalle y a la calidad. ______ (Tu) insistía en tener lo mejoren su tienda, ya fuera una muñeca d quinientos dólares, con su propio abrigo de pieles, o un coche de carreras del tamaño de una mano y de dos dólares de precio. Y cuando la elección del objeto deseado era la correcta, estaba encantada de teclear en la máquina registradora la cuantía de la venta.
En los tres años que llevaba abierta la tienda. ______ (Tu) había conseguido convertir La Casa de la Diversión en uno de los rincones más emocionantes de Shepherdstown, una pequeña localidad situada en la frontera de Virginia Occidental. Había necesitado trabajo duro y mucha perseverancia, pero su éxito era resultado directo de la innata comprensión de ______ (Tu) del mundo infantil. Ella no pretendía que los clientes salieran de la tienda con un juguete. Lo que quería era que salieran con el juguete que mejor se adaptara a ellos.
Tras decidir que debería realizar algunos cambios, ______ (Tu) se acercó hacia los cochecitos en miniatura.
-Creo que van a entrar –comentó Annie mientras intentaba domar su corto pelo castaño rojizo-. La niña prácticamente está gritando que la dejen entrar… ¿Quieres que abramos?
Siempre precisa, ______ (Tu) miró el reloj con forma de payaso sonriente que tenía sobre la cabeza.
-Todavía faltan cinco minutos.
-¿Y qué son cinco minutos? ______ (Tu) te estoy diciendo que ese hombre es increíble –deseando verlo de cerca, Annie se acercó al pasillo en el que estaban colocados los jugos de mesa-. Oh, sí. Un metro noventa de alto y unos ochenta kilos, y los hombros más perfectos que he visto en mi vida dentro de un traje. Oh, Dios, y es tweed. Jamás había visto a un tipo capaz de hacerme salivar con un traje tweed.
-A ti puede hacerte salivar hasta un hombre dentro de una caja de cartón.
-La mayor parte de los tipos que conozco parecen cajas de cartón –apareció un hoyuelo en su mejilla. Miró alrededor del mostrador, hacia los juguetes de madera, para comprobar disimuladamente si el hombre continuaba frente al escaparate-. Debe de haber pasado algún tiempo en la playa este verano. Su bronceado es fabuloso y tiene unos mechones de rizos que le ha debido de calar el sol. Oh, Dios, le está sonriendo a su hija. Creo que estoy enamorada.
______ (Tu), que en aquel momento andaba reproduciendo un atasco en miniatura, sonrió.
-Tú siempre crees que estás enamorada.
-Lo sé –Annie suspiró-. Me gustaría ver de qué color tiene los ojos. Tiene uno de esos maravillosos rostros delgados y angulosos. Estoy segura de que es terriblemente inteligente y ha tenido que sufrir mucho en esta vida.
______ (Tu) le dirigió una rápida y divertida mirada por encima del hombro. Annie, alta y flacucha, tenía el corazón tan dulce como un merengue.
-Esto segura de que a su mujer le fascinaría tu capacidad para la fantasía.
-No es un privilegio de las mujeres, sino una obligación, fantasear sobre hombres como ése.
Aunque ______ (Tu) no podía estar menos de acuerdo, dejó que Annie hiciera las cosas a su modo.
-De acuerdo, entonces, abre cuando quieras.
-Una muñeca – dijo Nicholas, dándole un pequeño tirón de orejas a su hija-. Me habría pensado dos veces lo de mudarme a esta casa si hubiera sabido que había una juguetería a menos de media manzana.
-Si fuera por ti, le comprarías la tienda entera.
Nicholas le dirigió una breve mirada a la mujer que estaba a su lado.
-No empieces, Nina.
Nina, una atractiva rubia, se encogió de hombros y miró a la pequeña.
-Lo único que quería decir es que tu padre te mima por lo mucho que te quiere. Además, te mereces un regalo por haber sido tan buena durante la película.
La pequeña Denise Jonas comenzó a hacer pucheros.
-A mí me gusta mi casa nueva –deslizó la mano en la de su padre automáticamente, aliándose con el contra el mundo entero-. Tengo un jardín y un columpio para mí sola.
Nina miró al hombre y después a la pequeña. Ambos alzaban la barbilla con idéntica determinación. Al menos desde que ella podía recordarlo, jamás había ganado una discusión con ninguno de ellos.
-Supongo que entonces yo soy la única que no parece encontrar ninguna ventaja a que hayáis decidido abandonar Nueva York –el tono de su voz se suavizó mientras acariciaba el cabello de la pequeña-. No puedo evitar estar un poco preocupada por ti. En realidad lo único que quiero es que tu papá y tú seáis felices.
-Y lo somos –para mitigar la tensión, Nicholas levanto en brazos a Denise-. ¿Verdad, pequeñuela?
-Y está a punto de ser mucho más feliz todavía –dispuesta a ceder, Nina tomó la mano de Nicholas y le dio un ligero apretón-. Están abriendo.
-Buenos días –los ojos del aquel hombre tan atractivo eran achocolatados, advirtió Annie, reprimiendo un largo y soñador . Arrinconó su fantasía en el fondo de su mente y se dispuso a atender a los primero clientes del día.
-¿En qué puedo ayudarlos?
-Mi hija está interesada en una muñeca –Nicholas dejó a la niña en el suelo.
-Bueno, pues has venido al lugar adecuado –cumpliendo con su deber, Annie dedicó su atención a la pequeña. Realmente era una cosita preciosa, con los mismos ojos cafés de su padre y el pelo castaño y liso-. ¿Qué tipo de muñeca te gustaría?
-Una muñeca bonita –respondió Denise inmediatamente-, pelirroja y con ojos azules.
-Estoy segura de que tenemos lo que quieres –le ofreció una mano-. ¿Te gustaría echar un vistazo?
Tras mirar a su padre buscando su aprobación, Denise le dio la mano a Annie y comenzó a caminar con ella alrededor de la tienda.
-Maldita sea… -Nicholas se descubrió a sí mismo maldiciendo.
Nina le estrechó la mano por segunda vez.
-Nicholas…
-Me he hecho falsas ilusiones pensando que no importaba, que ella ni siquiera lo recordaría…
-Que quiera una muñeca pelirroja y de ojos azules no significa absolutamente nada.
-Pelirroja y de ojos azules –repitió Nicholas, sintiendo el peso de la frustración una vez más-. Exactamente como Ángela. Se acuerda de ella, Nina. Y eso sí importa –hundió las manos en los bolsillos y comenzó a caminar.
Tres años, pensó. Habían pasado casi tres años ya. Denise todavía llevaba pañales. Pero se acordaba de Ángela, la hermosa y negligente Ángela. Ni el más liberal de los críticos habría considerado a Ángela como una verdadera madre. Ella nunca había acunado o cantado a su hija, nunca la había mecido ni tranquilizado.
Estudió el rostro de una muñeca de porcelana vestida en tonos azules. Tenía unos dedos diminutos y ojos inmensamente soñadores. Ángela era igual, recordó. Etéreamente bella. Y fría como el hielo.
Nicholas se había enamorado de ella de la misma forma que un hombre podría enamorarse de una obra de arte; admirando la perfección en las formas y buscando incesantemente lo que tras ellas se ocultaban. Entre ambos habían creado aquella pequeña y maravillosa niña que se había abierto camino durante los primeros años de vida prácticamente sin el apoyo de sus padres.
Pero él iba a congraciarse con ella. Nicholas cerró los ojos un instante. Pretendía hacer todo lo que estuviera en su mano para darle a su hija amor, la seguridad y la estabilidad que se merecía. Para brindarle una vida real. La palabra parecía banal, pero era la única que se le ocurría para describir lo que quería para su hija: el lazo firme y sólido de una familia.
Ella lo adoraba. Y Nicholas sintió que cedía la tensión de sus hombros al pensar en cómo brillaban los enromes ojos de Denise cuando la arropaba por las noches, en su forma de apretar los bracitos cuando lo abrazaba.
Quizá nunca pudiera perdonarse a sí mismo haberse dejado arrastrar por sus propios problemas, por su propia vida durante los primeros años de vida de Denise, pero las cosas habían cambiado. Incluso aquella mudanza la había hecho pensando en el bienestar de su hija.
La oyó reír y el resto de la tensión se disolvió en una oleada de puro placer. Para él no había música más dulce que la risa de su hija. Podría componer una sinfonía entera a partir de aquella risa. Todavía no la molestaría, se dijo. Dejaría que disfrutara de todas aquellas muñecas antes de recordarle que sólo una podía ser suya.
Ya más relajado, comenzó a prestar atención a la tienda. Al igual que las muñecas que él había imaginado para su hija, era bonita y luminosa. Aunque pequeña, entre aquellas paredes se encontraba todo lo que un niño podía desear. Una gran jirafa dorada y un perro de ojos tristes colgaban del techo. Trenes de madera, coches y aviones, todos ellos pintados de colores llamativos, demandaban la atención de los pequeños desde una mesa compartida con elegantes miniaturas de muebles. Una antigua caja sorpresa, con mueco de muelle incluido, reposaba al lado de una estación espacial. Había muñecas, algunas preciosas, otras encantadoramente feas, juegos de construcción y juegos de té.
Aquel desorden, ya fuera estudiado o producto del descuido, hacía mucho más atractivo el lugar. Aquélla era una tienda para fingir y desear, una atiborrada cueva de Aladino diseñada para iluminar la mirada de los niños. Para hacerlos reír, como reía su hija en aquel momento. Ya empezaba a imaginar que iba a ser difícil evitar que Denise quisiera visitar regularmente el establecimiento.
Aquélla era una de las razones que le habían hecho mudarse a una ciudad pequeña. Quería que su hija fuera capaz de disfrutar de las ventajas de las tiendas locales en las que los dependientes pronto aprenderían a llamarla por su nombre. Podría caminar de un extremo a otro de la ciudad sin las preocupaciones propias de la gran ciudad, como las drogas, los asaltos o los secuestros. No habría necesidad de instalar sistemas de seguridad ni de soportar atascos de tráfico. Ni siquiera una niña tan pequeña como su Denise se perdería allí.
Y quizá, sin todas aquellas presiones, él mismo podría llegar a encontrar alguna paz.
Levantó la tapa de una caja de música; una caja de porcelana delicadamente pintada que albergaba en su interior la figura de una gitana de pelo negro como el azabache ataviada con un vestido rojo de volantes. En las orejas, llevaba dos aretes dorados y en las manos una pandereta de la que colgaban cintas de colores. Ni siquiera en la Quinta Avenida habría podido encontrar algo tan perfectamente trabajado.
Se preguntaba de dónde habría sacado el propietario aquel objeto, que los curiosos de dos infantiles podrían llegar a alcanzar e incluso romper. Intrigado, giró la llave y observó girar a la figura alrededor de una diminuta hoguera de porcelana.
Tchaikovsky. Reconoció el movimiento instantáneamente y su refinado oído apreció la calidad del tono. Se trataba de una melancólica e incluso apasionada pieza, pensó, asombrado de haber encontrado un objeto tan primoroso en una juguetería. Entonces alzó la mirada y vio a ______ (Tu) La miró fijamente. No pudo evitarlo. Ella permanecía a unos metros de distancia, con la cabeza alta y ligueramente inclinada mientras lo observaba. Tenía el pelo tan oscuro como el de la gitana y enmarcaba su rostro con una nube de alborotados rizos que llegaba hasta sus hombros. Su piel era oscura, de un hermoso dorado que realzaba el sencillo vestido rojo que llevaba.
No era una mujer frágil, pensó. Aunque fuera pequeña, transmitía fuerza y poder. Quizá fuera su rostro, con aquellos labios llenos y sin pintar y sus marcados pómulos. Sus ojos eran casi tan oscuros como su pelo y estaban rodeados de largas y espesas pestañas. Incluso desde la distancia, Nicholas lo sintió. Sexo, fuerte y puro. El halo del sexo la rodeaba al igual que a otras mujeres las rodeaba la fragancia de un perfume.
Por primera vez desde hacía años sintió sus músculos tensarse de puro deseo.
______ (Tu) se dio cuenta y se resintió. ¿Qué clase de hombre era capaz de entrar en una tienda con su mujer y su hija y mirar a una mujer con una pasión tan desnuda?
Desde luego, no el tipo de hombre que a ella le gustaba.
Decidida a ignorar aquella mirada tal como había ignorado otras en el pasado, se acercó a él.
-¿Necesita ayuda?
¿Ayuda?, pensó Nicholas sin comprender. Lo que él necesitaba era oxígeno. Hasta ese momento, no había comprendido lo literal que podía llegar a ser la expresión acerca de la capacidad de las mujeres atractivas para quitarle la respiración a un hombre.
-¿Quién es usted?
-______ (Tu) Stanislaski –le brindó la más fría de sus sonrisas-, la propietaria de la tienda.
~M.DevoneJonas~
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
AAAAH ME ENCANTO SEGUILAA PLZZ
raqel d' Jonas(NJJ<3
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
¡Me encanta! ¡Me encanta! :love:
Quiero saber quien, exactamente, es la rubia que acompaña a Nick y Denise, espero solo sea una prima o una hermana de Nick, jajajajaja.
Por favor SIGUELA pronto :D
Quiero saber quien, exactamente, es la rubia que acompaña a Nick y Denise, espero solo sea una prima o una hermana de Nick, jajajajaja.
Por favor SIGUELA pronto :D
Dayi_JonasLove!*
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
Heeeeey! Chicas volvi, bueno son poquitas la que leen la novela lo sé :( pero ustedes me alegran la existencia jajaja espero y sigan leyendola, enserio esta muuuuuy bonita la historia, ¡apenas empieza!
Heeey tambien tengo curiosidad, ¿cuáles son sus nombres chicas? asi para irnos conociendo...
Oh cierto noticia: talvez en los dias siguientes no pueda subir la ultima parte del primer capítulo, pero creanme HARÉ TODO LO POSIBLE. Es un poco dificil dado que como se pueden dar cuenta los capítulos son MUY largos jajaja; bueno ahora si las dejo leer...
Cudiense chicas!
Atte. Magdaleena D. [Jonatica]
Capítulo 1 parte 2
Su voz pareció quedarse flotando en el aire. Una voz ronca, vital, con algunos matices que delataban sus orígenes eslavos y añadían erotismo a su tono. Olía a jabón, a nada más, pero Nicholas encontró aquella fragancia infinitamente seductora.
Como no decía nada, ______ (Tu) arqueó las cejas. Podría haber sido divertido impresionar de tal manera a un hombre, pero en aquel momento estaba ocupada y, además, aquel hombre estaba casado.
-Su hija ha elegido tres muñecas. Quizá quiera ayudarla a tomar la decisión final.
-Sí, un momento. Su acento… ¿es ruso, quizá?
-Sí –se preguntaba si debería decirle que su esposa permanecía frente a la puerta de la entrada, aburrida e impaciente.
-¿Cuánto tiempo lleva en América?
-Desde que tenía seis años –le dirigió una mirada deliberadamente fría-. Aproximadamente la misma edad que debe tener su hijita. Perdóneme.
Nicholas la agarró del brazo antes de darse cuenta siquiera de lo que estaba haciendo. Y aunque él mismo fue consciente de la incorreción de su gesto, el veneno que vio en la mirada de su interlocutora le sorprendió.
-Lo siento, iba a preguntarle por esta caja de música.
______ (Tu) desvió la mirada hacia la caja mientras el ritmo de la música iba haciéndose más lento.
-Es uno de nuestros mejores objetos. Está hecha a mano, aquí, en Estados Unidos. ¿Está interesado en comprarla?
-Todavía no lo he decidido, pero he pensado que quizá no se había dado cuenta de que estaba en esa estantería.
-¿Por qué?
-No es el tipo de objeto que uno espera encontrar en una juguetería. Podría romperse con facilidad.
______ (Tu) lo tomó y lo colocó en una estantería más alta.
-Y también se podría arreglar –hizo un claro, y en ella familiar, movimiento con los hombros. Un gesto que más que despreocupación, transmitía cierta arrogancia-. Creo que los niños tienen derecho a disfrutar del placer de la música, ¿no le parece?
-Sí.
Por primera vez, una sonrisa iluminó el rostro de Nicholas. Fue una sonrisa, tal como Annie había advertido, particularmente efectiva. ______ (Tu) tuvo que admitirlo. A través de su enfado, sintió el inicio de la atracción. Entonces Nicholas añadió:
-De hecho, lo creo absolutamente. Quizá pudiéramos hablar sobre ello durante la cena.
Intentando contenerse, ______ (Tu) batallaba contra su creciente furia. Para ella, de naturaleza turbulenta y explosiva, era algo difícil, pero se recordó que aquel hombre no sólo iba acompañado por su esposa, sino que también su hija estaba en la tienda.
De modo que se tragó los insultos que estaban a punto de aflorar en sus labios, pero no antes de que Nicholas pudiera verlos reflejados en sus ojos.
-No –fue todo lo que ella dijo mientras se volvía.
-Señorita… -comenzó a decir Nicholas. Pero entonces Denise corrió hacia él, llevando en brazos una enorme andrajosa muñeca de trapo.
-Papá, ¿no es preciosa? –con los ojos brillantes, le mostró la muñeca, esperando su aprobación.
Era pelirroja, pensó Nicholas. Pero no era precisamente guapa. No, para su alivio, no se parecía ni remotamente a Ángela. Como sabía que era precisamente eso lo que Denise esperaba, se tomó algún tiempo en examinar su elección.
-Ésta es… -dijo al cabo de un momento- la muñeca más bonita que he visto hoy.
-¿De verdad?
Nicholas se agachó para ponerse a la altura de su hija.
-Desde luego. Tienes un gusto excelente. Esta muñeca tiene una cara muy divertida.
Denise abrazó a su padre, espachurrando la muñeca en medio de su brazo.
-¿Puedo quedármela?
-Yo pensaba que era para mí –mientras Denise reía, Nicholas levantó a la niña con la muñeca en brazos.
-Te la envolveré –dijo ______, en un tono mucho más dulce. Aquel hombre podía ser un canalla, pero era evidente que quería a su hija.
-Puedo llevarla en brazos –Denise abrazó con fuerza a su nueva amiga.
-Muy bien. Entonces te regalaré un lazo para que se lo pongas en el pelo, ¿de qué color lo quieres?
-Azul
-Un lazo azul -______ se dirigió hacia la caja registradora.
Nina miró la muñeca y elevó los ojos al cielo.
-Cariño, ¿eso es lo mejor que has encontrado?
-A papá le gusta –murmuró Denise, agachando la cabeza.
-Sí, me gusta. Mucho además –añadió dirigiéndole a Nina una elocuente mirada. Dejó a su hija en el suelo y sacó la cartera.
Desde luego, la madre no tenía precio, decidió ______.
Aunque eso no le daba a su marido derecho para intentar seducir a la dependienta de una juguetería. Tomó los billetes, preparó el cambio y buscó un largo lazo azul.
-Gracias –le dijo a Denise-. Creo que su casa nueva le va a gustar mucho.
-La cuidaré –le prometió la niña mientras intentaba atar el lazo a la lanuda melena de la muñeca-. ¿La gente puede venir a mirar los juguetes tiene que comprárselos?
______ sonrió, después tomó otro lao y lo ató al liso pelo de la niña.
-Puedes venir a mirar cuando quieras.-Nicholas, de verdad, tengo que irme –Nina sostenía ya la puerta abierta.
-Bien –Nicholas vaciló. Aquélla era una ciudad pequeña, se recordó. Y si Denise podía volver a mirar juguetes, también podría hacerlo él-. Ha sido un placer conocerla, señorita Stanislaski.
-Adiós -______ esperó a que las campanillas de la puerta terminaran de tintinear después de que se cerrara la puerta para murmurar todo tipo de juramentos.
Annie asomó la cabeza por encima de una torre de piezas de construcción.
-¿Qué decías?
-Ese hombre.
-Sí –con un pequeño suspiro, Annie salió al pasillo-. Ese hombre.
-Viene con su mujer y su hija a un lugar como éste y me mira como si estuviera dispuesto a comerme.
-______ -con expresión de dolor, Annie se llevó una mano al corazón-, por favor, no me excites.
-Yo lo encuentro insultante –rodeó el mostrador y golpeó con la mano un saco de boxeo-. Me ha invitado a cenar.
-¿Qué dices? –Annie la miró con inmenso placer, hasta que ______ la fulminó con la mirada-. Tienes razón. Es insultante, sabiendo que es un hombre casado. Aunque su mujer parecía tan fría como un pescado.
-Sus problemas matrimoniales no son asunto mío.
-No… -el pragmatismo de Annie batallaba contra sus fantasías-, imagino que no has aceptado.
De la garganta de ______ escapó un sonido atragantado mientras se volvía.
-Por supuesto que no he aceptado.
-Claro, por supuesto –se precipitó a añadir Annie.
-Ese hombre es irritante –dijo ______, apretando el puño como si estuviera aplastándolo algo con él-. Venir a mi tienda y hacerme proposiciones, ¡qué valor!
-¡Que te ha hecho proposiciones! -escandalizada y emocionada al mismo tiempo, Annie agarró a ______ del brazo-. ______, no te ha hecho proposiciones, ¿verdad?
-Me las ha hecho con la mirada. El mensaje era bastante evidente.
Le irritaba la frecuencia con la que los hombres la miraban, fijándose sólo en sus cualidades físicas. Sólo les importaba su aspecto, pensó disgustada. Había tolerado sugerencias, proposiciones y propuestas desde antes de poder comprender del todo lo que significaban. Pero desde que lo comprendía, no estaba dispuesta a soportar ni una más.
-Si no hubiera venido su hija con él, lo habría abofeteado –complacida con aquella imagen, golpeó el saco otra vez.
Annie ya había visto a su jefa suficientes veces como para saber cómo podía tranquilizarla.
-Es una niña muy dulce, ¿verdad? Se llama Denise, ¿no te parece un nombre bonito?
______ tomó una larga y firme bocanada de aire mientras se frotaba el puño con la otra mano.
-Sí.
-Me ha contado que acaban de mudarse a Shepherdstown. Vienen de Nueva York. Dice que esa muñeca será su primera amiga.
-Pobrecita -______ conocía perfectamente los miedos y ansiedades que sufría una niña al sentirse de pronto en un lugar desconocido. Inclinó la cabeza, decidida a olvidarse de su padre-. Debe de tener la misma edad que JoBeth Riley –una vez olvidado el enfado, ______ regresó tras el mostrador y descolgó el teléfono. No le haría ningún daño hacerle una llamada a la señora Riley.
~M.DevoneJonas~
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
raqel d' Jonas(NJJ<3 escribió:AAAAH ME ENCANTO SEGUILAA PLZZ
Owwwww listo ;) ya esta la continuación del primer capítulo...
DISFRUTALO :DDD
~M.DevoneJonas~
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
Dayi_JonasLove!* escribió:¡Me encanta! ¡Me encanta!
Quiero saber quien, exactamente, es la rubia que acompaña a Nick y Denise, espero solo sea una prima o una hermana de Nick, jajajajaja.
Por favor SIGUELA pronto :D
¡GRACIAS POR LEER!
Pronto se sabra quién es Nina ;) no te preocupes, POR CIERTO EN MI FIRMA VIENE MI TWITTER por si quieren seguirme :) encerio GRACIAS por leer :))) Arriba ya esta la segunda aprte del primer capitulo... DISFRUTALO
~M.DevoneJonas~
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