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"La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
Hola!
Amé el capitulo, tienes que seguir cuanto antes :D
No entiendo que nadie comente, yo lo haria 500000000 millones de veces xD
Esperare el proximo capitulo :D
Amé el capitulo, tienes que seguir cuanto antes :D
No entiendo que nadie comente, yo lo haria 500000000 millones de veces xD
Esperare el proximo capitulo :D
LittleThings
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
me encanto el cap. , _______ es tan dulce con nicholas, me encanta jajajja, espero tu proximo capitulo :)
Lola (la anguila)
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
Nueva Lectora!!!
Amo la nove!
Please siguela!
Te pasas por mis noves?
Amo la nove!
Please siguela!
Te pasas por mis noves?
Sunny
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
[quote="#GiveYourHeartABreak"]Hola!
Amé el capitulo, tienes que seguir cuanto antes :D
No entiendo que nadie comente, yo lo haria 500000000 millones de veces xD
Esperare el proximo capitulo :D[/quote
[size=18]=cyan]]MUCHAS GRACIAS POR LEER! CON QUE ME SIGAN LEYENDO 5 PERSONAS LA SEGUIRE ADAPTANDO ;) TE DEDICARE EL PROXIMO CAPITULO... :D AUQNUE ESTOY YA EN LA ESCUELA Y ME QUITE TIEMPO ¬¬ TONTA ESCUELA JAJAJAJA PERO SI LA SEGUIRE CUANDO PUEDA PERO LA SEGUIRE]
Amé el capitulo, tienes que seguir cuanto antes :D
No entiendo que nadie comente, yo lo haria 500000000 millones de veces xD
Esperare el proximo capitulo :D[/quote
[size=18]=cyan]]MUCHAS GRACIAS POR LEER! CON QUE ME SIGAN LEYENDO 5 PERSONAS LA SEGUIRE ADAPTANDO ;) TE DEDICARE EL PROXIMO CAPITULO... :D AUQNUE ESTOY YA EN LA ESCUELA Y ME QUITE TIEMPO ¬¬ TONTA ESCUELA JAJAJAJA PERO SI LA SEGUIRE CUANDO PUEDA PERO LA SEGUIRE]
~M.DevoneJonas~
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
lola_joenatica escribió:me encanto el cap. , _______ es tan dulce con nicholas, me encanta jajajja, espero tu proximo capitulo :)
jajajajaja si es tan mmm dulce :D jajajaja
~M.DevoneJonas~
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
Luciana. escribió:Nueva Lectora!!!
Amo la nove!
Please siguela!
Te pasas por mis noves?
Gracias por leer!
jajaja y claro me pasaré por tus noves :D
~M.DevoneJonas~
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
Que precioso Nick como se preocupa por Denise :')
¡Es tan sobreprotector que dan ganas de comerselo a besos!
Pero pobre de él, pasa el día preocupado por Nessie y regresa a su casa queriendo ser un niño de 10 años al que se le cayó un diente, jajajaja.
Me encanta la nove, ¡SIGUELAAAAAAAA! :love:
¡Es tan sobreprotector que dan ganas de comerselo a besos!
Pero pobre de él, pasa el día preocupado por Nessie y regresa a su casa queriendo ser un niño de 10 años al que se le cayó un diente, jajajaja.
Me encanta la nove, ¡SIGUELAAAAAAAA! :love:
Dayi_JonasLove!*
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
[quote="~M.DevoneJonas~"]
Aww! Eres un amor, muchisimas gracias :D
Esperaré el próximo capitulo y seré la primera en comentar!
Besitos!
#GiveYourHeartABreak escribió:Hola!
Amé el capitulo, tienes que seguir cuanto antes :D
No entiendo que nadie comente, yo lo haria 500000000 millones de veces xD
Esperare el proximo capitulo :D[/quote
[size=18]=cyan]]MUCHAS GRACIAS POR LEER! CON QUE ME SIGAN LEYENDO 5 PERSONAS LA SEGUIRE ADAPTANDO ;) TE DEDICARE EL PROXIMO CAPITULO... :D AUQNUE ESTOY YA EN LA ESCUELA Y ME QUITE TIEMPO ¬¬ TONTA ESCUELA JAJAJAJA PERO SI LA SEGUIRE CUANDO PUEDA PERO LA SEGUIRE]
Aww! Eres un amor, muchisimas gracias :D
Esperaré el próximo capitulo y seré la primera en comentar!
Besitos!
LittleThings
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
Yaaaaaaa! POR FIN!!! Bueno lo prometido es deuda este capitulo se lo dedico a #GiveYouHearABreak ♥ a mi en lo personal me encanto este cap, porque muchas cosas coinciden con Nick... :D Bueno hahahahaha me encanta que sea viernes! owww tarde pero lo subi! Bueno me voy Cuidense!
Las quiero :D
______ cerró la tienda a las seis. El sol todavía brillaba con fuerza y el aire era húmedo. Aquello le hizo pensar en las comidas veraniegas, bajo los frondosos árboles del bosque. Una fantasía mucho más agradable que la de la cena recalentada en el microondas, pero de momento poco viable.
Mientras caminaba hacia su casa, observó a una pareja que entraba en un restaurante, dándose la mano. Alguien la saludó desde un coche y ella alzó la mano en respuesta. Debería haber parado en el pub de la localidad y entretenerse un rato con una copa de vino y la compañía de algunos conocidos. Encontrar a alguien con quien cenar era tan sencillo como asomar la cabeza por una docena de puertas y hacer la sugerencia.
Pero no estaba de humor para compañía. Ni siquiera para soportar la suya. Era el calor, se dijo a sí misma mientras doblaba una esquina, aquel calor inmisericorde que lo inundaba todo durante el verano y que no mostraba ningún síntoma de estar dispuesto a cederle el paso al otoño. El calor la ponía nerviosa. Y le hacía recordar.
Había sido durante un verano cuando su vida había cambiado irrevocablemente.
Incluso en aquel momento, años después de que ocurriera, a veces, cuando veía las rosas florecidas o escuchaba el embriagador zumbido de las abejas, revivía el dolor. Y se preguntaba qué podría haber sucedido. Cómo sería su vida si…
Y se odiaba a sí misma por hacerse jugar a los deseos.
Todavía quedaban las rosas, rosas frágiles, rosadas, que sobrevivían a pesar del calor y la falta de lluvia. Las había plantado en el pequeño pedazo de césped que había frente a su apartamento. Cuidarlas le producía una mezcla de placer y dolor. ¿Y qué otra cosa era la vida, -se preguntó mientras acariciaba un pétalo-, sino ambas cosas? La cálida fragancia de la rosa la siguió mientras continuaba caminando hasta la puerta.
La casa estaba en completo silencio. Ella había pensado en tener un gato o un cachorro, para que así hubiera alguien que la recibiera cuando llegara a casa por las noches, alguien que la quisiera y dependiera de ella. Pero no había tardado en darse cuenta de lo injusto que sería dejar al pobre animal encerrado en casa mientras ella estaba en la tienda.
Puso música mientras se quitaba los zapatos. Incluso aquello era una prueba. Romeo y Julieta, de Tchaikovsky. Podía verse a sí misma bailando aquellos románticos y arrebatadores compases, rodeada del brillo de los focos y sintiendo latir aquella música en sus venas, mientras se movía fluidamente, controlando sus movimientos sin darse apenas cuenta. Una triple pirueta para mostrar su pericia sin ningún esfuerzo.
Aquello pertenecía al pasado, se recordó ______. Los arrepentimientos eran para los débiles.
Salió de la habitación, cambió su ropa de trabajo por un vestido suelto y sin mangas y colgó la falda y la blusa con la pulcritud que le habían enseñado. Era una costumbre de sus años de bailarina.
Había té con hielo en el refrigerador y una de esas comidas precocinadas para calentar en el microondas de las que dependía y a las que al mismo tiempo detestaba. Rió para sí mientras pulsaba el interruptor para calentarla.
Se estaba comportando como una anciana chiflada y malhumorada por culpa del calor, pensó. Suspirando, se llevó un vaso helado a la frente.
Aquel hombre la había sacado de quicio. Aquel día, durante algunos minutos había llegado a gustarle incluso. Le había parecido tan dulce al preocuparse de su pequeña, al querer recompensarla por haber tenido el valor de enfrentarse a los primeros momentos del primer día de colegio. Le había gustado el tono de su voz, su forma de mirar y sonreír. Durante unos instantes, le había parecido un hombre con el que podría reírse, con el que podría hablar.
Pero de pronto todo había cambiado. Seguramente, en parte por culpa de ella, admitió. Pero eso no disminuía la parte de culpa de su cliente. _______ había sentido algo que no había vuelto a sentir en mucho, mucho tiempo. El escalofrió de la excitación. El tirón del deseo. Y eso le hacía enfadarse y avergonzarse de sí misma. Y le hacía enfurecerse con él.
El muy canalla, pensó mientras sacaba el plato del microondas. Coquetear con ella como si fuera una estúpida ingenua y después regresar a su casa con su esposa y su hija.
Y encima pretendía que cenara con él. Clavó el tenedor en la humeante pasta con gambas. Ese tipo de hombre esperaba siempre algo a cambio de una cena. Era el típico estúpido que pretendía seducir a mujeres con un buen vino y la luz de las velas. Voz dulce, mirada paciente y manos inteligentes. Y ningún corazón.
Justo igual que Anthony. Impaciente, apartó su plato y se acercó el vaso, que ya empezaba a empañarse. Pero ya no tenía diecisiete años. Era mucho más sabia. Y más fuerte. Hacía mucho tiempo que había dejado de ser una mujer a la que se pudiera convencer con falsos encantos y palabras dulces. Y no era que aquel hombre fuera especialmente hábil, recordó con una rápida sonrisa. Él… Dios, ni siquiera sabía cómo se llamaba y ya lo detestaba… Era un poco torpe, sí. Y aquello formaba parte de su encanto.
Pero se parecía mucho a Anthony, pensó. Alto, con el pelo castaño y aquellas maneras tan confiadas que, por otra parte, evidenciaba una falta total de principios morales y un corazón despiadado y mentiroso.
Lo que Anthony le había costado jamás podría ser medido. Desde aquella época, ______ había procurado asegurarse de que ningún hombre pudiera hacerle daño otra vez.
Pero había conseguido sobrevivir. Alzó el vaso como si quisiera brindar por sí misma. Y no sólo había sobrevivido, sino que, salvo las veces en las que la asaltaban los recuerdos, era feliz. Amaba la tienda y la oportunidad que le proporcionaba de estar rodeada de niños y hacerlos felices. En tres años ya los había visto crecer. Tenía una amiga maravillosa y divertida, Annie, conocidos con los que se llevaba estupendamente y una casa que le gustaba.
Oyó un golpe en el piso de arriba y sonrió. Los Jorgenson ya estaban a punto de cenar. Se imaginó a Don revoloteando alrededor de Marilyn, que estaba a punto de tener su primer hijo. Le gustaba que estuvieran allí, justo encima de ella, felices, enamorados y llenos de esperanza.
Aquello era una familia para ______, la familia que había deseado tener ella misma en su juventud, la que imaginaba cuando era adulta. Todavía podía ver a su padre preocupándose por su madre durante los embarazos. En cada uno de ellos, recordó ______, pensando en sus tres hermanos pequeños. Recordó también la absoluta felicidad de sus padres cada vez que descubría que tanto su esposa como los bebés estaban sanos y salvos. Él adoraba a su Nadia. Incluso después de ratos años continuaba comprándole flores. Cuando llegaba a casa después del trabajo, besaba a su esposa, pero no con un gesto ausente, gastado por la costumbre, sino con un beso jubiloso y enérgico. Era un hombre locamente enamorado de su esposa después de casi treinta años de matrimonio.
Había sido su padre el que había impedido que se cerrara por completo a los hombres después del dolor causado por Anthony. Ver a su padre y a su madre tan unidos la había ayudado a mantener la pequeña y secreta esperanza de que algún día encontraría a alguien que la amaría honestamente.
«Algún día», pensó, encogiéndose de hombros. Pero de momento tenía que preocuparse de su negocio, su casa y su propia vida. Ningún hombre, por hermosas que fueran sus manos o inteligente que fuera, iba a desestabilizar su embarcación. Pero en secreto esperaba que la esposa de su nuevo caliente no fuera capaz de darle a éste otra cosa que tristeza.
-Un cuento más, por favor, papá –Nessie, con los ojos medio cerrados y el rostro luminoso después del baño, utilizó la más persuasiva de sus sonrisas mientas se acurrucaba contra Nick en su enorme cama.
-Pero si ya estás dormida.
-No, no estoy dormida –le dio un beso, esforzándose en mantener los ojos abiertos. Aquél había sido el mejor día de su vida y no quería que terminara-. ¿Te he contado que el gato de JoBeth ha tenido gatitos? Seis gatitos, papá.
-Dos veces –Nick le pasó el dedo por la nariz. Sabía reconocer una indirecta cuando la oía, y recurrió a una respuesta propia de un padre-: Ya veremos.
Nessie sonrió somnolienta. Sabia, por su tono de voz, que su padre se estaba ablandando.
-La señorita Petterson es muy buena. Nos va a dejar jugar a adivinar palabras los viernes.
-Si tú lo dices –y él, que se había pasado todo el día entero preocupado, pensó-. Tengo la sensación de que te ha gustado el colegio.
-Es muy bonito –la niña bostezó sonoramente-. ¿Ya has rellenado todos los formularios?
-Mañana mismo los tendrás listos -«absolutamente todos ellos», pensó con un suspiro-. Creo que ya es hora de desenchufarte, preciosa.
-Un cuento más. Un cuento inventado –bostezó otra vez, confortada por el suave tacto del algodón de la camisa de su padre bajo su mejilla y la familiar fragancia de su loción.
Nick cedió, sabiendo que la niña se quedaría dormida antes de que hubiera llegado al final feliz. Tejió una historia sobre una princesa de pelo oscuro, llegada desde un lejano país y el caballero que intentaba rescatarla de su torre de marfil.
«Tonterías», pensó Nick mientras añadía un hechicero y un dragón a su relato. Sabía que sus pensamientos estaban volando nuevamente hacia ______. Ella también era indudablemente bella, pero no creía haber conocido nunca una mujer menos necesitada de rescate.
Pero, por mala suerte, tendría que pasar por la tienda todos los días para ir a la universidad.
La ignoraría, se dijo. Y en cualquier caso, tenía que estarle agradecido. Aquella mujer le había hecho desear, sentir cosas que creía no poder volver a sentir nunca. Quizá, estando Nessie y él por fin instalados, podría empezar a hacer vida social otra vez. Había muchas mujeres atractivas y solteras en la universidad. Pero la idea de citarse con ellas no le producía ningún placer.
«Salir con ellas», se corrigió Nick. Las citas eran para adolescentes y conjuraban visiones de películas de motos, pizzas y manos sudorosas. Él era un hombre adulto y ya era hora de que comenzara a disfrutar de la compañía femenina otra vez. De mujeres de más de cinco años, por supuesto, pensó, mirando la pequeña mano de Nessie unida a la suya.
¿Qué pensaría ella si llevara a una mujer a casa?, se preguntó en silencio. Aquello le hizo recordar el dolor que veía en los ojos de su hija cada vez que Ángela y él salían de casa por las noches para ir al teatro o a la ópera.
Aquello nunca volvería a ocurrir, se prometió mientras la ahuecaba la almohada. Colocó a la andrajosa muñeca a su lado y la arropó. Posó la mano en uno de los postes de la cama y miró a su alrededor.
Nessie ya había dejado su impronta en la habitación. Las muñecas alineadas en las estanterías, con los libros entre ellas, y el elefante rosa al lado de sus zapatillas de deporte favoritas. La habitación olía a champú infantil y a lápices de colores. Una lámpara con forma de unicornio aseguraba que la niña no tuviera miedo si se despertaba en medio de la noche.
Permaneció allí unos instantes, descubriéndose tan consolado como su hija por aquella luz, y salió sigilosamente de la habitación, dejando la puerta abierta unos centímetros.
En el piso de abajo, encontró a Vera llevando una bandeja con el café. El ama de llaves, una mexicana de hombros y caderas robustas, daba la impresión de ser un compacto tren de mercancías cuando se trasladaba de habitación a habitación. Desde el nacimiento de Nessie, había demostrado ser no sólo eficiente también indispensable. Nick sabía que a menudo era posible asegurarse la lealtad de una empleada con dinero, pero no su corazón. Y desde el instante en el que Nessie había entrado en casa envuelta en una toquilla blanca, Vera la había adorado.
Vera alzó la mirada hacia las escaleras y curvó los labios en una sonrisa.
-Ha sido un gran día para Nessie, ¿verdad?
-Sí, y uno que ha agotado hasta el último suspiro. Vera, no tenías por qué haberte molestado.
Vera se encogió de hombros mientras le llevaba la bandeja con el café al estudio.
-Ha dicho que tenía que trabajar esta noche.
-Sí, al menos un rato.
-Así que he decidido hacerle un café entes de retirarme y tumbarme a ver la televisión –dejó la bandeja en su escritorio-. Mi niña está encantada con la escuela y sus nuevos amigos –no añadió que había tenido que secarse las lágrimas en el delantal cuando había visto a Nessie metiéndose en el autobús del colegio-. Estando todo el día la casa vacía, he tenido tiempo de sobra para hacerlo todo. No se quede levantado hasta muy tarde, doctor Jonas.
-No –era una mentira educada. Sabía que estaba demasiado nervioso para dormir-. Gracias Vera.
-¡De nada! –se llevó la mano a su pelo gris-. Quería decirle además que me gusta mucho este lugar. Temía dejar Nueva york, pero ahora soy feliz.
-No podríamos arreglárnoslas sin ti.
-Claro que sí –replicó ella, casi por respeto.
Durante siete años, había trabajado para el doctor Jonas, y había disfrutado del prestigio de trabajar para un hombre importante, un músico respetado, doctor en Música y profesor universitario. Desde el nacimiento de su hija, le había tomado tanto cariño a la pequeña que estaba dispuesta a trabajar donde fuera.
Había protestado mucho por tener que abandonar el hermoso ático de Nueva York por una vieja casa en una ciudad pequeña, pero Vera era suficientemente astuta como para saber que el señor lo había hecho pensando en Nessie. La niña había llegado a casa desde la escuela sólo unas horas antes, tiendo emocionada y enumerándole los nombres de todas sus amigas. Así que Vera estaba contenta.
-Es usted un buen padre, doctor Jonas.
Nick la miró antes de sentarse detrás de su escritorio. Era perfectamente consciente de que en otra época Vera lo había considerado un mal padre.
-Estoy aprendiendo.
-Sí –colocó con naturalidad un libro en la estantería-. En esta casa tan grande no tendrá que molestarse por interrumpir el sueño de Nessie si toca el piano por las noches.
Nick alzó la mirada otra vez, comprendiendo que, a su manera, lo estaba animando a concentrarse otra vez en la música.
-No, no la molestaré. Buenas noches, Vera.
Una vez solo, Nick se sirvió un café y estudió los papeles que tenía sobre la mesa. Los formularios de Nessie descansaban al lado de sus propios papeles. Tenía mucho trabajo por delante hasta que se iniciaran las clases la semana siguiente.
Y estaba deseando que comenzaran, a pesar de que intentaba no lamentarse de que la música, que en otro tiempo sonaba con tanta facilidad en su cabeza, permaneciera todavía en silencio.
Las quiero :D
______ cerró la tienda a las seis. El sol todavía brillaba con fuerza y el aire era húmedo. Aquello le hizo pensar en las comidas veraniegas, bajo los frondosos árboles del bosque. Una fantasía mucho más agradable que la de la cena recalentada en el microondas, pero de momento poco viable.
Mientras caminaba hacia su casa, observó a una pareja que entraba en un restaurante, dándose la mano. Alguien la saludó desde un coche y ella alzó la mano en respuesta. Debería haber parado en el pub de la localidad y entretenerse un rato con una copa de vino y la compañía de algunos conocidos. Encontrar a alguien con quien cenar era tan sencillo como asomar la cabeza por una docena de puertas y hacer la sugerencia.
Pero no estaba de humor para compañía. Ni siquiera para soportar la suya. Era el calor, se dijo a sí misma mientras doblaba una esquina, aquel calor inmisericorde que lo inundaba todo durante el verano y que no mostraba ningún síntoma de estar dispuesto a cederle el paso al otoño. El calor la ponía nerviosa. Y le hacía recordar.
Había sido durante un verano cuando su vida había cambiado irrevocablemente.
Incluso en aquel momento, años después de que ocurriera, a veces, cuando veía las rosas florecidas o escuchaba el embriagador zumbido de las abejas, revivía el dolor. Y se preguntaba qué podría haber sucedido. Cómo sería su vida si…
Y se odiaba a sí misma por hacerse jugar a los deseos.
Todavía quedaban las rosas, rosas frágiles, rosadas, que sobrevivían a pesar del calor y la falta de lluvia. Las había plantado en el pequeño pedazo de césped que había frente a su apartamento. Cuidarlas le producía una mezcla de placer y dolor. ¿Y qué otra cosa era la vida, -se preguntó mientras acariciaba un pétalo-, sino ambas cosas? La cálida fragancia de la rosa la siguió mientras continuaba caminando hasta la puerta.
La casa estaba en completo silencio. Ella había pensado en tener un gato o un cachorro, para que así hubiera alguien que la recibiera cuando llegara a casa por las noches, alguien que la quisiera y dependiera de ella. Pero no había tardado en darse cuenta de lo injusto que sería dejar al pobre animal encerrado en casa mientras ella estaba en la tienda.
Puso música mientras se quitaba los zapatos. Incluso aquello era una prueba. Romeo y Julieta, de Tchaikovsky. Podía verse a sí misma bailando aquellos románticos y arrebatadores compases, rodeada del brillo de los focos y sintiendo latir aquella música en sus venas, mientras se movía fluidamente, controlando sus movimientos sin darse apenas cuenta. Una triple pirueta para mostrar su pericia sin ningún esfuerzo.
Aquello pertenecía al pasado, se recordó ______. Los arrepentimientos eran para los débiles.
Salió de la habitación, cambió su ropa de trabajo por un vestido suelto y sin mangas y colgó la falda y la blusa con la pulcritud que le habían enseñado. Era una costumbre de sus años de bailarina.
Había té con hielo en el refrigerador y una de esas comidas precocinadas para calentar en el microondas de las que dependía y a las que al mismo tiempo detestaba. Rió para sí mientras pulsaba el interruptor para calentarla.
Se estaba comportando como una anciana chiflada y malhumorada por culpa del calor, pensó. Suspirando, se llevó un vaso helado a la frente.
Aquel hombre la había sacado de quicio. Aquel día, durante algunos minutos había llegado a gustarle incluso. Le había parecido tan dulce al preocuparse de su pequeña, al querer recompensarla por haber tenido el valor de enfrentarse a los primeros momentos del primer día de colegio. Le había gustado el tono de su voz, su forma de mirar y sonreír. Durante unos instantes, le había parecido un hombre con el que podría reírse, con el que podría hablar.
Pero de pronto todo había cambiado. Seguramente, en parte por culpa de ella, admitió. Pero eso no disminuía la parte de culpa de su cliente. _______ había sentido algo que no había vuelto a sentir en mucho, mucho tiempo. El escalofrió de la excitación. El tirón del deseo. Y eso le hacía enfadarse y avergonzarse de sí misma. Y le hacía enfurecerse con él.
El muy canalla, pensó mientras sacaba el plato del microondas. Coquetear con ella como si fuera una estúpida ingenua y después regresar a su casa con su esposa y su hija.
Y encima pretendía que cenara con él. Clavó el tenedor en la humeante pasta con gambas. Ese tipo de hombre esperaba siempre algo a cambio de una cena. Era el típico estúpido que pretendía seducir a mujeres con un buen vino y la luz de las velas. Voz dulce, mirada paciente y manos inteligentes. Y ningún corazón.
Justo igual que Anthony. Impaciente, apartó su plato y se acercó el vaso, que ya empezaba a empañarse. Pero ya no tenía diecisiete años. Era mucho más sabia. Y más fuerte. Hacía mucho tiempo que había dejado de ser una mujer a la que se pudiera convencer con falsos encantos y palabras dulces. Y no era que aquel hombre fuera especialmente hábil, recordó con una rápida sonrisa. Él… Dios, ni siquiera sabía cómo se llamaba y ya lo detestaba… Era un poco torpe, sí. Y aquello formaba parte de su encanto.
Pero se parecía mucho a Anthony, pensó. Alto, con el pelo castaño y aquellas maneras tan confiadas que, por otra parte, evidenciaba una falta total de principios morales y un corazón despiadado y mentiroso.
Lo que Anthony le había costado jamás podría ser medido. Desde aquella época, ______ había procurado asegurarse de que ningún hombre pudiera hacerle daño otra vez.
Pero había conseguido sobrevivir. Alzó el vaso como si quisiera brindar por sí misma. Y no sólo había sobrevivido, sino que, salvo las veces en las que la asaltaban los recuerdos, era feliz. Amaba la tienda y la oportunidad que le proporcionaba de estar rodeada de niños y hacerlos felices. En tres años ya los había visto crecer. Tenía una amiga maravillosa y divertida, Annie, conocidos con los que se llevaba estupendamente y una casa que le gustaba.
Oyó un golpe en el piso de arriba y sonrió. Los Jorgenson ya estaban a punto de cenar. Se imaginó a Don revoloteando alrededor de Marilyn, que estaba a punto de tener su primer hijo. Le gustaba que estuvieran allí, justo encima de ella, felices, enamorados y llenos de esperanza.
Aquello era una familia para ______, la familia que había deseado tener ella misma en su juventud, la que imaginaba cuando era adulta. Todavía podía ver a su padre preocupándose por su madre durante los embarazos. En cada uno de ellos, recordó ______, pensando en sus tres hermanos pequeños. Recordó también la absoluta felicidad de sus padres cada vez que descubría que tanto su esposa como los bebés estaban sanos y salvos. Él adoraba a su Nadia. Incluso después de ratos años continuaba comprándole flores. Cuando llegaba a casa después del trabajo, besaba a su esposa, pero no con un gesto ausente, gastado por la costumbre, sino con un beso jubiloso y enérgico. Era un hombre locamente enamorado de su esposa después de casi treinta años de matrimonio.
Había sido su padre el que había impedido que se cerrara por completo a los hombres después del dolor causado por Anthony. Ver a su padre y a su madre tan unidos la había ayudado a mantener la pequeña y secreta esperanza de que algún día encontraría a alguien que la amaría honestamente.
«Algún día», pensó, encogiéndose de hombros. Pero de momento tenía que preocuparse de su negocio, su casa y su propia vida. Ningún hombre, por hermosas que fueran sus manos o inteligente que fuera, iba a desestabilizar su embarcación. Pero en secreto esperaba que la esposa de su nuevo caliente no fuera capaz de darle a éste otra cosa que tristeza.
-Un cuento más, por favor, papá –Nessie, con los ojos medio cerrados y el rostro luminoso después del baño, utilizó la más persuasiva de sus sonrisas mientas se acurrucaba contra Nick en su enorme cama.
-Pero si ya estás dormida.
-No, no estoy dormida –le dio un beso, esforzándose en mantener los ojos abiertos. Aquél había sido el mejor día de su vida y no quería que terminara-. ¿Te he contado que el gato de JoBeth ha tenido gatitos? Seis gatitos, papá.
-Dos veces –Nick le pasó el dedo por la nariz. Sabía reconocer una indirecta cuando la oía, y recurrió a una respuesta propia de un padre-: Ya veremos.
Nessie sonrió somnolienta. Sabia, por su tono de voz, que su padre se estaba ablandando.
-La señorita Petterson es muy buena. Nos va a dejar jugar a adivinar palabras los viernes.
-Si tú lo dices –y él, que se había pasado todo el día entero preocupado, pensó-. Tengo la sensación de que te ha gustado el colegio.
-Es muy bonito –la niña bostezó sonoramente-. ¿Ya has rellenado todos los formularios?
-Mañana mismo los tendrás listos -«absolutamente todos ellos», pensó con un suspiro-. Creo que ya es hora de desenchufarte, preciosa.
-Un cuento más. Un cuento inventado –bostezó otra vez, confortada por el suave tacto del algodón de la camisa de su padre bajo su mejilla y la familiar fragancia de su loción.
Nick cedió, sabiendo que la niña se quedaría dormida antes de que hubiera llegado al final feliz. Tejió una historia sobre una princesa de pelo oscuro, llegada desde un lejano país y el caballero que intentaba rescatarla de su torre de marfil.
«Tonterías», pensó Nick mientras añadía un hechicero y un dragón a su relato. Sabía que sus pensamientos estaban volando nuevamente hacia ______. Ella también era indudablemente bella, pero no creía haber conocido nunca una mujer menos necesitada de rescate.
Pero, por mala suerte, tendría que pasar por la tienda todos los días para ir a la universidad.
La ignoraría, se dijo. Y en cualquier caso, tenía que estarle agradecido. Aquella mujer le había hecho desear, sentir cosas que creía no poder volver a sentir nunca. Quizá, estando Nessie y él por fin instalados, podría empezar a hacer vida social otra vez. Había muchas mujeres atractivas y solteras en la universidad. Pero la idea de citarse con ellas no le producía ningún placer.
«Salir con ellas», se corrigió Nick. Las citas eran para adolescentes y conjuraban visiones de películas de motos, pizzas y manos sudorosas. Él era un hombre adulto y ya era hora de que comenzara a disfrutar de la compañía femenina otra vez. De mujeres de más de cinco años, por supuesto, pensó, mirando la pequeña mano de Nessie unida a la suya.
¿Qué pensaría ella si llevara a una mujer a casa?, se preguntó en silencio. Aquello le hizo recordar el dolor que veía en los ojos de su hija cada vez que Ángela y él salían de casa por las noches para ir al teatro o a la ópera.
Aquello nunca volvería a ocurrir, se prometió mientras la ahuecaba la almohada. Colocó a la andrajosa muñeca a su lado y la arropó. Posó la mano en uno de los postes de la cama y miró a su alrededor.
Nessie ya había dejado su impronta en la habitación. Las muñecas alineadas en las estanterías, con los libros entre ellas, y el elefante rosa al lado de sus zapatillas de deporte favoritas. La habitación olía a champú infantil y a lápices de colores. Una lámpara con forma de unicornio aseguraba que la niña no tuviera miedo si se despertaba en medio de la noche.
Permaneció allí unos instantes, descubriéndose tan consolado como su hija por aquella luz, y salió sigilosamente de la habitación, dejando la puerta abierta unos centímetros.
En el piso de abajo, encontró a Vera llevando una bandeja con el café. El ama de llaves, una mexicana de hombros y caderas robustas, daba la impresión de ser un compacto tren de mercancías cuando se trasladaba de habitación a habitación. Desde el nacimiento de Nessie, había demostrado ser no sólo eficiente también indispensable. Nick sabía que a menudo era posible asegurarse la lealtad de una empleada con dinero, pero no su corazón. Y desde el instante en el que Nessie había entrado en casa envuelta en una toquilla blanca, Vera la había adorado.
Vera alzó la mirada hacia las escaleras y curvó los labios en una sonrisa.
-Ha sido un gran día para Nessie, ¿verdad?
-Sí, y uno que ha agotado hasta el último suspiro. Vera, no tenías por qué haberte molestado.
Vera se encogió de hombros mientras le llevaba la bandeja con el café al estudio.
-Ha dicho que tenía que trabajar esta noche.
-Sí, al menos un rato.
-Así que he decidido hacerle un café entes de retirarme y tumbarme a ver la televisión –dejó la bandeja en su escritorio-. Mi niña está encantada con la escuela y sus nuevos amigos –no añadió que había tenido que secarse las lágrimas en el delantal cuando había visto a Nessie metiéndose en el autobús del colegio-. Estando todo el día la casa vacía, he tenido tiempo de sobra para hacerlo todo. No se quede levantado hasta muy tarde, doctor Jonas.
-No –era una mentira educada. Sabía que estaba demasiado nervioso para dormir-. Gracias Vera.
-¡De nada! –se llevó la mano a su pelo gris-. Quería decirle además que me gusta mucho este lugar. Temía dejar Nueva york, pero ahora soy feliz.
-No podríamos arreglárnoslas sin ti.
-Claro que sí –replicó ella, casi por respeto.
Durante siete años, había trabajado para el doctor Jonas, y había disfrutado del prestigio de trabajar para un hombre importante, un músico respetado, doctor en Música y profesor universitario. Desde el nacimiento de su hija, le había tomado tanto cariño a la pequeña que estaba dispuesta a trabajar donde fuera.
Había protestado mucho por tener que abandonar el hermoso ático de Nueva York por una vieja casa en una ciudad pequeña, pero Vera era suficientemente astuta como para saber que el señor lo había hecho pensando en Nessie. La niña había llegado a casa desde la escuela sólo unas horas antes, tiendo emocionada y enumerándole los nombres de todas sus amigas. Así que Vera estaba contenta.
-Es usted un buen padre, doctor Jonas.
Nick la miró antes de sentarse detrás de su escritorio. Era perfectamente consciente de que en otra época Vera lo había considerado un mal padre.
-Estoy aprendiendo.
-Sí –colocó con naturalidad un libro en la estantería-. En esta casa tan grande no tendrá que molestarse por interrumpir el sueño de Nessie si toca el piano por las noches.
Nick alzó la mirada otra vez, comprendiendo que, a su manera, lo estaba animando a concentrarse otra vez en la música.
-No, no la molestaré. Buenas noches, Vera.
Una vez solo, Nick se sirvió un café y estudió los papeles que tenía sobre la mesa. Los formularios de Nessie descansaban al lado de sus propios papeles. Tenía mucho trabajo por delante hasta que se iniciaran las clases la semana siguiente.
Y estaba deseando que comenzaran, a pesar de que intentaba no lamentarse de que la música, que en otro tiempo sonaba con tanta facilidad en su cabeza, permaneciera todavía en silencio.
~M.DevoneJonas~
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
ame los cap, nick es un dulceee !!!! , y no veo la hora de que nick le diga a ________ que no tiene esposa y que esta soltero ;)
PD: ESPERO CON ANSIAS EL PROX. CAPITULO
PD: ESPERO CON ANSIAS EL PROX. CAPITULO
Lola (la anguila)
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
Me fascina esta nove :')
¡SIGUELAAA POR FAVOR! :love:
¡SIGUELAAA POR FAVOR! :love:
Dayi_JonasLove!*
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
AME EL CAPITULO!
Crei que ya no subirias, jaja
Nick es super dulce, lindo, sexy ya adora a su hija, simplemente... LO AMO!!!
Sigue pronto! :D
Crei que ya no subirias, jaja
Nick es super dulce, lindo, sexy ya adora a su hija, simplemente... LO AMO!!!
Sigue pronto! :D
LittleThings
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
PERDON MIS NIÑAS JEJEJE ES QUE LA ESCUELA, TAREAS, TARBAJOS, LOS PROFES ¬¬ AHORITA ESTOY HACIENDO UN DIBUJO DE MANOS Y PIES! DISCULPENME POR NO PASAR SEGUIDO PERO ESPEROQ UE EN UNAS DOS SEMANAS TODO SE TRANQUILICE Y SUBA CAPS MAS SEGUIDO ENSERIO...
I PROMESS
I PROMESS
~M.DevoneJonas~
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
Te entiendo totalmente(: Espero que puedas subir pronto, y que esas dos semanas no tarden en llegar, jajajajajaja :D
Te esperaré lo que sea necesario con tal de aeguir leyendo.
¡SIGUELAAAAA!
Te esperaré lo que sea necesario con tal de aeguir leyendo.
¡SIGUELAAAAA!
Dayi_JonasLove!*
Re: "La música del amor".Nicholas Jonas y ______(Tu) Stanislaski. ADAPTACIÓN
Lo comprendo porque tambien a mi me pasa y es una de las razones por las que no estoy subiendo mi adaptacion :D
Asi que tomate tu tiempo :D
Asi que tomate tu tiempo :D
LittleThings
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