♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion

DE QUE QUERRRAAA HABLAR CON ____???
Y ESA EXSUEGRAAAA!!! AAARRGGGGGG!!
QUE BUENO QUE SE LIBRO DE ELLAAAA!!

Once

_____ lo siguió con vacilación, fingiendo indiferencia. No quería que volviera a analizar sus sentimientos o sus actos. Capitán buscó a su nueva amiga y, riendo, Eve lo persiguió alrededor de un tocón.
—Edwina y la mujer de Harley...
—¿Gwynn?
Joe asintió.
—Nos vieron hoy en la ciudad. Y creo que Emery Parks reconoció a Eve.
El tema de la conversación la relajó.
—No es un secreto, Joe. Todo el mundo lo sabrá antes o después.
—Lo sé —_____ observó cómo la niña jugaba con el perro—. Pensé que te gustaría estar preparada. Para mañana por la noche.
_____ no quería creer que la gente enjuiciara a la niña, pero ya había aprendido de la forma en que habían reaccionado ante su matrimonio con Joe.
—¿Recuerdas cuando me dijiste que no te importaba lo que nadie dijera sobre nuestra boda? —le preguntó. Todavía mirando a Eve, _____ asintió—. No fue tan fácil como creíste. Y esto tampoco lo será.
_____ se volvió hacia él.
—Si alguien dice algo hiriente delante de ella, tendrá que vérselas conmigo.
Joe pareció complacido por sus palabras.
—Yo...
—¿Qué?
—Sólo de pensar cómo pueden tratarla, cómo sé que pueden tratarla, me pongo furioso.
—Como te han tratado a ti.
—Sí.
Y Joe pensaba que se avergonzaba de él. No había forma de explicar la verdad sin revelar más de lo que podía. Había visto lo cruel que había sido la gente con Joe y no quería que le ocurriera lo mismo a Eve.
—Joe, ¿podemos adoptarla? ¿Legalmente, quiero decir?
—¿Querrías?
—Sí, claro.
Su expresión de preocupación se suavizó.
—Lottie hizo que el abogado redactara unos papeles antes de morir, nombrándome tutor de Eve. Lo único que tenemos que hacer es ir a ver al juez.
—Entonces, hagámoslo.
Joe sonrió. No estaba acostumbrada a su sonrisa y sintió un sentimiento extraño en el pecho.
—Gracias, _____.
El corazón le dio un pequeño vuelco al ver que utilizaba su nombre. Volvía a desmoronarse. Hizo un esfuerzo para apartar los ojos de él y los posó en Eve.
Joe desapareció durante media hora, y luego se presentó conduciendo el carro lleno de maderas hacia la casa. Eve y _____ lo siguieron hasta la fachada, donde aparcó el carro y saltó para abrir la caja. Joe empezó a apilar las maderas junto a una esquina.
—¿Qué haces? —preguntó _____, observándolo con curiosidad.
—Va a construir un porche —exclamó Eve—. Hemos comprado hoy la madera.
_____ no podía estar más sorprendida.
—¿Un porche? —preguntó, mirándolo fijamente.
—Sí —confirmó Joe, y siguió trasladando la madera.
Cuando lo descargaron todo y volvieron a meter los caballos dentro del corral, el sol estaba en el horizonte y se había levantado una brisa fresca. Joe encendió el fuego y Eve le llevó su libro de Alicia en el país de las maravillas. Después de unos minutos de silencio cómodo, Joe abrió el libro y empezó a leer. Su voz profunda de terciopelo acariciaba las palabras y las frases y les daba vida.
Eve se acurrucó en su regazo, cautivada.
Sólo tenía cinco años; Joe podría compensarla por sus años sin padre, a _____ no le cabía duda. Pero nadie podría llenar el vacío de un padre que Joe albergaba en su corazón.
Si la gente lo conociera como ella. Si vieran su bondad y el amor que tenía por compartir no lo despreciarían por algo de lo que no tenía la culpa. ¿Por qué las personas eran tan críticas y crueles?
Después del relato, _____ le puso a Eve su camisón y la metió en su cómodo catre.
—Dame besos, Joe —pidió.
Joe se arrodilló y le cubrió las mejillas con besos. La niña rió y le rodeó el cuello con los brazos. _____ los vio jugar con una punzada de envidia.
En pocos minutos, la niña dormía. _____ se enderezó y escribió una lista de artículos que necesitaba de la tienda. Miró a Joe, que estaba sentado en la cómoda silla. Había cerrado los ojos y descansaba con la cabeza recostada en el respaldo y las manos sobre los muslos.
—¿No vas a ir a la ciudad?
—No.
_____ dobló la hoja con la lista y su mirada volvió a posarse en Joe.
—¿Hay alguna razón en particular por la que hayas decidido quedarte en casa esta noche? —Joe no contestó—. ¿Joe?
Se había quedado dormido. _____ sonrió para sí. Nadie podía aguantar el ritmo que había mantenido durante el mes pasado. Era increíble que no se hubiera quedado dormido sobre su caballo y se hubiera caído al suelo. Se levantó y apagó la lámpara.
—¿Joe? —le tocó el hombro.
—¿Mm? —la miró abriendo levemente los ojos.
—Es tarde. Deberías acostarte.
Joe se pasó una mano por la cara y se levantó para dirigirse al dormitorio. Cuando _____ apagó el fuego y comprobó que Eve estaba bien, Joe ya estaba roncando suavemente.
_____ se lavó en silencio, se puso el camisón y se metió en la cama, con la mente confusa ante la proximidad de Joe. Desde el principio pensó que Nick habría querido que siguiera adelante con su plan para conservar el rancho, pero ¿y si fuera ella la que hubiese muerto y no Nick ?
¿Y si Nick se hubiera casado inmediatamente? ¿Y si hubiera invitado a otra mujer a su cama y lo hubiese enardecido? _____ cerró los ojos con fuerza y se colocó de costado, alejándose todo lo posible de Joe sin caerse del colchón. Las cartas de Nick estaban llenas de declaraciones sinceras de amor eterno y fidelidad.
No habría permitido que su recuerdo se desvaneciera ni habría acogido a otra mujer en su cama tan fácilmente.
Con creciente autorreproche, ____ trató de recordar su rostro, el color de su pelo a la luz del fuego. Su olor.
El leve aroma a tabaco impregnaba el aire nocturno, un aroma que combinado con las sábanas secadas al sol y el humo de la vela que había apagado le hicieron comprender que todo era distinto.
Tal vez aquella fuera la misma casa y la misma habitación, e incluso la misma cama, pero nada era igual. La muerte de Nick había cambiado su mundo. Y Joe lo había llenado de pasión.

Hacía más de un año que _____ no se ponía su vestido de hilo amarillo. Lo había ventilado y planchado, y después de buscar los lazos a juegos y el chal de seda de color crema, se lo puso y se miró al espejo, retocándose el pelo que se había recogido.
—Estás muy bonita, _____.
Sonrió a Eve.
—Tú también. Serás la niña más bonita de la fiesta.
—¿De verdad?
—De verdad. Nunca he visto un pelo tan increíble como el tuyo.
—Mamá decía que mi pelo brillaba como el ala de un cuervo. Nunca he visto un cuervo, así que no sé si es cierto.
—Lo es. Yo te enseñaré cómo son.
—¿Estáis listas?
Joe estaba en el umbral, alto y atractivo con su camisa blanca, su corbata de lazo y chaleco de piel de alce. En la cintura llevaba su omnipresente pistola.
—Estamos listas —exclamó Eve, y corrió para rodearle las piernas con los brazos—. ¡Llévame en brazos, Joe!
La levantó sin esfuerzo y le alisó la falda.
—No quiero arrugar este bonito vestido.
—¿Y tu camisa? —le tocó el cuello.
—Nadie va a mirar debajo de mi chaleco.
—Tal vez tengas que quitártelo.
—Entonces la gente tendrá que conformarse con mis arrugas.
Eve sonrió.
—Vamos, _____.
—Ahora os alcanzo. Tengo que envolver un par de tartas más.
Salió a su encuentro momentos más tarde. Gus y Purdy estaban esperando en el carro. Joe la ayudó a subir e iniciaron el trayecto hacia los establos de la ciudad.
Como era el único edificio suficientemente grande como para dar cobijo y proteger del mal tiempo a todos los rancheros y habitantes de Aspen Grove, habían limpiado la cuadra y metido a los animales en un corral en la parte de atrás.
Habían instalado largas mesas con refrescos: barriles de cervezas, sartenes con comida al horno, jarras de pepinillos y bandejas de patatas asadas con salsa. Gus y Purdy fueron en línea recta hacia la comida.
— Jonas, necesitamos que nos eches una mano con un par de barriles —lo llamó Jed Wheeler.
—Enseguida vuelvo —dijo Joe.
Habían construido una tarima para los músicos y varios hombres afinaban los violines. Se oyó una conmoción en el exterior. Unos cuantos hombres descargaron un piano de un carro y lo izaron sobre la tarima. Varias cabezas se volvieron para mirar a Fiona Hill, que sonrió nerviosamente, y _____ contuvo una risita al imaginarla tocando torpemente los himnos en aquella celebración.
No pasó mucho tiempo antes de que la música comenzara. Ansiosos por celebrar la fiesta, los rancheros, sus esposas y los comerciantes ignoraron las mesas de comida y se mezclaron en la pista de baile. Eve estaba de pie junto a _____, observando el entorno con fascinación.
Sorprendiendo la mirada de _____, el reverendo Baker se abrió camino hacia ella.
—Buenas tardes, _____.
—Buenas tardes, reverendo.
—¿Cómo se encuentra Eve?
—Bastante bien, la verdad —dijo por encima de la música—. Está loca por Joe, y el sentimiento es mutuo. Yo también he aprendido a quererla. Joe y yo hemos decidido adoptarla.
—Es una noticia maravillosa. Sé que será una bendición y un consuelo para ti, y tú también para ella.
—Creo que tiene razón. Nos hemos perdido la misa un par de semanas durante la acampada, pero lo veremos mañana.
—Espero vuestra asistencia con ilusión —se inclinó hacia adelante para darle una palmadita a Eve en la cabeza.
La niña le sonrió y luego volvió a fijar su atención en las parejas de baile. El reverendo se adentró en la fiesta.
_____ tomó a Eve de la mano y vagó en dirección a las mesas de comida.
—¿Tienes hambre, cielo? —Eve movió la cabeza—. Tal vez cambies de idea cuando veas lo que hay allí.
Eve abrió mucho los ojos al ver las fuentes enormes de comida. Escogió un muslo de pollo, una rebanada de pan y un postre, y _____ tomó su plato buscando un lugar donde la niña pudiera comer.
Gus les hizo una seña desde su asiento sobre una hilera de fardos de heno que había junto a la pared.
—Eve puede comer con nosotros —se ofreció.
_____ la acomodó con el plato en el regazo y, prometiendo llevarle algo de beber, regresó hacia las mesas. Las risas se propagaron por la estancia. _____ vio cómo Fiona se apartaba del piano con una sonrisa mientras un puñado de nombres urgían a Joe a que ocupara el asiento detrás de las teclas.
Joe accedió y, después de ponerse de acuerdo con los demás músicos, empezó a interpretar un vals ligero y fluido.
Joe tocó pieza tras pieza, tonadillas populares y canciones antiguas, en muchas ocasiones acompañándolas con la letra para el placer de los presentes.
Nadie sacó a _____ a bailar. En realidad, no le sorprendía: su posición en la comunidad había recibido un duro golpe en el último mes. El único que le había dirigido realmente la palabra había sido el párroco, y no bailaba.
Había pasado mucho tiempo desde que había bailado con Nick por última vez. Se balanceó al ritmo de la música, recordando aquellos días y las miradas de admiración de las jóvenes.
Por fin, Joe dejó su puesto delante del piano y los músicos continuaron sin él. Se abrió paso entre el gentío hacia donde estaba _____.
—Había oído que solías tocar en el salón, pero no sabía que fueras tan bueno.
—Bueno, no sé si soy «bueno». Tal vez sólo «mejor».
_____ sonrió ante la referencia a los esfuerzos notorios de Fiona.
—¿Quieres bailar?
Miró a su alrededor, un poco sorprendida y avergonzada. Al otro lado de la pista de baile divisó a Niles Kestler, que los miraba con el ceño fruncido.
—Sí, me encantaría.
Joe era un buen bailarín. La condujo con suavidad, con una mano en la cintura y la otra sosteniendo su mano derecha, con pasos fluidos a pesar de su herida en la pierna. _____ se acomodó a su ritmo y se permitió relajarse y disfrutar del baile y de la música. Había pasado mucho tiempo...
Varias canciones más tarde, Joe la condujo a un lado.
—¿Dónde está Eve?
—Allí atrás, con Gus y Purdy.
—Salgamos fuera unos momentos. Tengo algo para ti.
—Está bien.
Emery y Claudelle Parks susurraron algo entre sí cuando Joe condujo a _____ hacia la puerta. _____ prefirió ignorar sus miradas y susurros groseros.
El aire de la tarde era fresco y con aroma a lluvia. Joe la tomó del brazo y la condujo hasta la fachada del siguiente edificio, donde había encendida una lámpara de aceite. Se paró y se quedó inmóvil por un momento.
—¿Qué pasa? —preguntó _____.
—Bueno, quiero... Tengo algo para ti.
—¿Qué es?
Se metió la mano debajo del chaleco y sacó una bolsita pequeña de fieltro con cordones. Tomó la mano de _____ y la colocó en su palma. _____ sintió el pequeño objeto a través de la tela. Con los dedos de la otra mano, recorrió su forma circular. Perpleja, levantó la vista a sus ojos sombríos.
Abrió el bolsito y lo volcó. Un gran anillo de oro cayó sobre su palma. _____ lo acercó a la lámpara de aceite. ¿Sería posible?
—Es el anillo de mi padre —Joe asintió—. ¿Cómo lo has conseguido?
—Gané el dinero para recuperarlo.
—¿Cómo?
—Trabajando.
Trabajando. Había ganado el dinero para aquel anillo trabajando. Su mente dio vueltas a aquel concepto.
—¿Trabajando de noche? —Joe asintió, y ella cerró los ojos ante la oleada de vergüenza que la invadió. Lo había imaginado haciendo cualquier cosa menos trabajar: bebiendo, visitando a mujeres perdidas. Había pensado lo peor—. ¿En qué, Joe?
—Tocando el piano en el Par de Ases, como antes.
—¿Todas las noches que has estado fuera has estado tocando para ahorrar dinero y devolverme esto?
Una arruga frunció su hermosa frente.
—¿No te alegras de haberlo recuperado?
—Claro que me alegro, Joe —dijo, incapaz de seguir mirándolo a los ojos. Guardó el anillo en el bolsito y lo cerró—. Pero estoy avergonzada de mí misma.
—No tienes que avergonzarte por nada —la tranquilizó—. Eres la persona más amable y de mejor corazón que he conocido, _____.
—No, no lo soy —dijo con voz quebrada. Joe envolvió su mano con la suya.
—Sí, lo eres.
Su calor se extendió por sus dedos y brazo hasta que se propagó por todo su cuerpo. Levantó la vista con vacilación.
—Gracias.
Así de sencillo. Una palabra tan insignificante para un acto tan enorme de bondad.
—De nada —dijo Joe.
Suavemente, le cubrió la mejilla con su otra mano A la luz de la lámpara, se miraron, y _____ sintió deseos de llorar. Parpadeó con furia.
—¿Son lágrimas de alegría?
Anticipando su beso con un hormigueo en el pecho, susurró:
—Sí.
La música y las risas emergían de los establos. Una polilla batía las alas contra el cristal de la lámpara. _____ deseó que la abrazara, que la perdonara por su duda y desconfianza. Por alguna razón que no comprendía, anhelaba su aceptación.
—Tengo sed —dijo Joe, retirando la mano de su mejilla—. Será mejor que volvamos dentro.
La pérdida de su calor y su contacto la dejaron vacía. Qué tonta al querer que la besara allí fuera, donde cualquiera podría verlos. Se recompuso y lo siguió de regreso a los establos.
—Ah, por fin te encuentro —dijo el reverendo Baker al ver a Joe—. Estaba buscando un poco de conversación masculina.
—¿Fuera, reverendo? —preguntó Joe.
— Sí, por qué no.
Joe miró a _____ con expresión de disculpa y ella vio cómo salían por la puerta de atrás. Fue a buscar a Eve y descubrió a Lilly Telford sentada a su lado sobre una bala de heno.
—Vaya, hola, Lilly. Me alegro de verte.
—Hola, tía _____... quiero decir, _____. Ya no debo llamarte tía.
La información le dolió como sal en una herida abierta, pero la irritación pronto sustituyó al dolor. Qué crueles eran los Telford al poner a una niña en contra suya.
_____ empezó a decirle algo, pero la voz de Harley la interrumpió.
—Lilly, vuelve aquí y quédate junto a tu hermano.
—Pero papá, he conocido a una nueva amiga. Ésta es...
—Lilly, vuelve aquí enseguida y quédate con tu hermano.
Con una expresión de abatimiento, Lilly se puso en pie.
—Adiós, Eve. Tengo que sentarme con el estúpido de mi hermano.
—Adiós, Lilly —dijo Eve, y vio cómo la niña se alejaba corriendo.
Harley tomó a _____ del codo y la condujo a unos metros de distancia.
—Tienes mucha audacia al traer a la hija de esa prostituta a este acontecimiento tan respetable —levantó una ceja en señal de reproche—. ¿Cómo has caído tan bajo? Todo el mundo habla de Jonas y esa niña.
_____ sintió como la furia la abrasaba por dentro.
—Eve tiene el mismo derecho que cualquiera a estar aquí.
—¿Qué estás haciendo con ella?
—Joe hizo una promesa a la madre de Eve. Estaba obligado a cumplirla.
—¿Qué clase de hombre hace promesas a una zorra? —silbó Harley en su oído.
—Un hombre honrado, Harley.
— Piensa en lo que haces y dices, _____. Piénsalo. Un hombre respetable no tiene obligaciones con una mujer así. O con una niña como ésa... a no ser que sea suya.
—No, Harley, no. No lo entiendes.
—Lo entiendo perfectamente, _____. Tú eres la que no lo entiendes, ni te importa tu posición en esta ciudad.
—No sabes nada sobre Joe.
—Sé todo lo que necesito saber. Y lo que sé me indica que has cometido un grave error — la soltó y se alejó entre el gentío.
_____ se debatió entre el enfado y la vergüenza. Ya era terrible que Harley hablara de Joe sin conocerlo, pero que dijera aquellas cosas contra Eve, una niña inocente...
—_____, tengo sed —la llamó Eve.
_____ sorprendió la mirada de Gus. El viejo movió la cabeza con desagrado.
—Te traeré algo de beber —contestó _____—. Enseguida vuelvo.
Edwina se cruzó con ella a medio camino hacia las mesas de refrescos.
—Hola, Edwina —dijo _____, forzando una sonrisa.
—¿Cómo te atreves a dirigirme la palabra desde que te has puesto del lado de ese maleante? —_____ se preparó para otro ataque. Para su sorpresa, había lágrimas en los ojos de Edwina—. Podrías haber vivido con nosotros, _____. Podrías haber salvado tu buen nombre, y el de nuestro Nick .
—Edwina, por favor, querida —dijo _____ casi sin aliento al ver el dolor evidente de la mujer—. Ya hemos hablado de esto. Ya sabes lo que pienso sobre conservar el rancho.
—¿Qué tiene eso que ver con esa niña? No haces más que empañar de escándalo nuestro apellido.
—Siento que pienses así —dijo, controlando la voz y eligiendo sus palabras con cuidado—. Nunca he pretendido herirte, sólo quería conservar el Círculo T, ya lo sabes. Joe ha cumplido de sobra la parte de nuestro acuerdo. Trabaja más que dos hombres juntos, y es honrado. Pero más importante aún, Edwina, se preocupa por los demás. La gente de miras estrechas como tú —miró a su alrededor para ver quién estaba mirando— lo ha estado hiriendo toda su vida, pero no ha dejado que eso lo convirtiera en una persona insensible. Al contrario, pretende hacer lo posible para que Eve tenga una buena vida, y yo voy a ayudarlo. Vamos a adoptarla.
— Lo lamentarás —dijo Edwina—. Mi pobre Nick se levantaría de su tumba si viera cómo te estás comportando. Siento que se casara contigo.
_____ se mordió el labio. Su furia no era armadura para las palabras hirientes de la mujer. ¿Se pondría Nick del lado de _____ o del de su familia? Nunca podría saberlo. Se quedó mirando a Edwina a los ojos hasta que dio media vuelta con un crujido de tafetán negro y miriñaque.
_____ levantó la vista hacia los curiosos. Con la barbilla alta, sirvió dos vasos de ponche, volvió a donde estaba Eve y le dio uno.
—He hecho una nueva amiga, _____. ¿La has visto? Se llama Lilly.
—La he visto, cielo.
Joe se acercó rodeando el gentío hasta ellas.
—¿Ocurre algo? —preguntó al mirar a _____. Ella movió la cabeza, pero dijo:
—Tal vez debamos irnos ya.
—Si estás segura.
—Estoy segura.
Joe se volvió a Gus.
—¿Y tú?
—Hace una hora que estoy listo.
—¿Dónde está Purdy?
—Jugando a las cartas en una de esas mesas.
_____ condujo a Eve al exterior mientras Joe buscaba a Purdy. A su espalda oyó cómo algunos hombres daban las buenas noches a Joe.
—¿Estás bien? —preguntó Joe, ayudándola a subir al pescante.
—Sí.
—¿Ha ocurrido antes?
_____ movió la cabeza. En su pecho, un dolor intenso la consumía. Lo mismo quería llorar y abrazar a Joe y borrar todos los insultos que había padecido, como pegarle y castigarlo por hacer que dudara de sí misma y de su amor por Nick . No podía culparlo por la humillación y el tratamiento de los Telford: había entrado en aquel matrimonio con los ojos bien abiertos y las advertencias de Joe pitándole en los oídos.
Eve se quedó dormida junto a Gus en la parte de atrás del carromato. Joe la llevó al interior de la casa y luego salió a ocuparse de los caballos. _____ le puso a Eve su camisón y la metió en su catre con su muñeca. Luego hizo una pausa para apartarle el pelo de la frente, pensando en cómo los mechones tenían una textura y un color parecido al de Joe.
Volvió a oír la voz acusadora de Harley. «Un hombre respetable no tiene obligaciones con una mujer así. O con una niña como ésa... a no ser que sea suya». A no ser que fuera suya...



Niñas solo quedan 4 caps...asi que ustedes diran los termino todos esta semana....subiendo de a un solo cap...ooo lo parto en 2 para hacerlo mas larguito...como quieran me dicen

las kiero!!!!!!!!!!!!

OMG!!!!!

SIGUELA!!!!!!!!!!!!!!

ASIIIII CCOOOMOOO ESTAS SUBIENDOOOO

ASH me choca esa gente mira que hacerles desplantes a una niña inocente :evil: ademas no creo que eve sea hija de joe :caliente:


siguelaaaaaaaaaaaaaa

yo quiero todos los caps de una!!!!!

eve si es hija de joe??
no puedo creerloooooo
sigue

como solo dos caps? ai no qiero qe termine pero
contestando tu pregunta ami me gustaria
qe los dividieras para hacerla
mas larga esqe amo tu nove y no qiero qe termine
siguela plis

Doce

La duda surgió como una bestia horrible en su pecho. ¿Sería Joe el padre de Eve? Con lo mucho que odiaba su propia ilegitimidad, de ser cierto, ¿no se habría casado con la madre de la niña para darle su nombre? Sin duda, lo habría hecho.
_____ ya había sido injusta con él creyendo lo peor sobre sus noches en la ciudad, así que debía darle el beneficio de la duda. Si Eve fuese hija suya, se lo habría dicho. Cubrió a la niña con las mantas y fue a su habitación a cambiarse. Sacó el anillo del bolsillo de su vestido y se lo puso en la mano. El oro centelleó a la luz de la lámpara. _____ se quedó mirándolo hasta que sus ojos se llenaron de lágrimas al pensar en su padre. Joe le habría gustado, lo habría respetado.
Varios minutos después, volvió a guardarlo en su lugar de honor, en el cajón de su cómoda. «Gracias, Joe».
Dando un golpe suave a la puerta, Joe la abrió. _____ estaba de pie delante de su cómoda. Sus cabellos caían en ondas sobre sus hombros y brillaban como la miel a la luz de la lámpara. Volvió la cabeza con una expresión reflexiva en su precioso rostro.
—¿Necesitas más tiempo?
—No —_____ movió la cabeza y se dirigió a la cama. Joe entró con un cazo de agua caliente y la vertió en la palangana. Se quitó la pistola y el cinturón y los colocó debajo de la cama. Se desabrochó la camisa, se la quitó y se lavó la cara, las manos y los brazos. Se volvió una vez y la vio apoyada sobre la almohada, observándolo.
—Olía a humo —dijo.
—No me importa.
—¿No?
_____ movió la cabeza.
—Todavía seguirá en tu pelo cuando vengas a la cama. Estoy acostumbrada. ¿Cómo está tu pierna?
—Bien.
—No has estado cojeando mucho.
—No, está más fuerte.
—Desde luego no desmerece tu manera de bailar.
Su cumplido lo conmovió.
—¿No?
— No —se acurrucó bajo la colcha con dibujos de estrellas —. Hacía mucho tiempo que no bailaba.
—Desde que Nick estaba aquí —dijo Joe.
—Sí, desde entonces.
—¿Qué hiciste con sus botas?
— ¿Sus botas? —frunció el ceño por un momento—. Ah, se las di a Hunt.
—¿Por qué has hecho eso?
—No lo sé. Eran buenas botas. Los pies de Hunt parecían del mismo número... ¿He hecho mal?
—En absoluto. Me ha sorprendido, eso es todo.
—¿No me tienes por generosa?
—Te tengo por muy generosa. Pero sé que eres sentimental.
—¿Es malo?
Joe se sentó al borde de la cama.
—No.
_____ salió de la cama y se arrodilló delante de él para tomar el talón de su bota en la mano en un abrir y cerrar de ojos. Su deseo de servirle parecía fuera de lugar.
—_____, no tienes por qué hacer eso.
—Quiero hacerlo.
Observó sus preciosos ojos de color avellana y se sacó una bota con su ayuda. _____ la dejó a un lado y levantó la otra.
—Me las quitaba yo solo todas las noches cuando estabas durmiendo —dijo.
—A veces estaba durmiendo —dijo _____, tirando de la otra bota.
Luego la colocó junto a la primera.
¿Significaba eso que lo había estado esperando despierta? Rápidamente, Joe se levantó y tomó el paño con el que se había lavado.
—Ven —_____ se puso en pie con expresión interrogante. Tomando una muñeca y luego otra, Joe le limpió las palmas de las manos y los dedos con el paño fresco—. Acababa de venir del granero.
_____ le dejó hacer, observando sus movimientos sin levantar la vista. Joe observó sus manos delicadas, lo suaves que eran sobre su piel. Tuvo una urgencia arrolladura de llevárselas a la cara, de besarle las palmas, de meter las puntas en su boca y saborearlas. Bailar con ella aquella noche había sido uno de los placeres más grandes de su vida.
_____, la dulce _____. Tantas veces en el pasado la había observado sin que se diera cuenta. Tantas veces había admirado su gracia femenina y su belleza dorada. Tantas veces la había visto con Nick y había experimentado una punzada de celos. Nick había conquistado su corazón, la había iniciado en el arte del amor. Por enésima vez, Joe maldijo al destino por su posición. Se había pasado la vida lamentando no ser un hombre merecedor de una mujer como _____.
Joe no se dio cuenta de que sus movimientos se habían vuelto una caricia hasta que _____ no le quitó el paño de la mano y lo dejó al borde de la palangana.
Joe se desabrochó los pantalones y se los bajó mientras ella se apresuraba a meterse otra vez en la cama. Extinguió la llama de la lámpara, sumiendo la habitación en sombras. Joe se estiró debajo de las sábanas.
En la negrura revivió aquellos momentos con ella en sus brazos.
—¿Joe?
—Sí.
—Quiero disculparme.
—¿Por qué?
Permaneció en silencio sólo por un segundo.
—Por mi falta de honradez.
Joe suspiró, pensando que no quería oír aquello.
—No te imagino no siendo honrada.
—Pensé lo peor de ti durante todas esas noches que estuviste fuera.
—Ya me lo imaginaba.
—Pero me dejaste pensarlo.
—Nunca le he dicho a nadie qué pensar de mí. No serviría de mucho.
—Pero podrías habérmelo explicado.
—No se me dan muy bien las explicaciones.
El silencio se prolongó más en aquella ocasión.
—Tienes razón —dijo _____ finalmente—. Una persona no tiene por qué defenderse cuando sabe que no obra mal. Las acciones hablan más que las palabras, ¿verdad?
Joe volvió la cabeza al notar la vulnerabilidad en su voz.
—¿Alguien te ha dicho algo hiriente esta noche?
—No importa.
—A mí sí, _____ —dijo con suavidad—. Esas personas solían ser tus amigos y tu familia. Las has perdido por mi culpa.
—No, las he perdido por su culpa.
—Lo siento —dijo con poca convicción—. Te compensaría si pudiera.
Se volvió hacia él y Joe sintió cómo su corazón se agitaba.
—Gracias por mi anillo, Joe.
En la oscuridad, _____ rozó el dorso de su mano, que la tenía apoyada sobre el pecho, y la cubrió con la suya. Su caricia se movió hacia arriba, rozándole accidentalmente el pezón, buscando su rostro y dibujando sus labios con los dedos.
«Dile que la amas». Joe se incorporó sobre un codo y se inclinó sobre ella, deleitándose con el contacto de su mano en el rostro. _____ apretó su cuerpo cálido y lujurioso contra el suyo. Joe la besó y ella cerró los dedos en el pelo de su cuello, devolviéndole el beso de aquella forma que lo volvía loco y le hacía olvidar que no le correspondía.
Joe cortó el beso, atrapó su mano y volvió a colocarla sobre su tórax, sujetándola con firmeza dentro de la suya, con el corazón desbocado.
—No me debes nada.
—Me ofendes si piensas que me puedes comprar —contestó con voz ronca.
Sería tan fácil deslizar las manos sobre su cuerpo, perder la razón en aquella pasión y poseerla. La deseaba de todo corazón. Amaba a la dulce y hermosa _____, pero sus pensamientos vagaron al baúl que estaba al pie de la cama y a los preciosos tesoros que había dentro. Tal vez hubiera regalado las botas de Nick , pero todavía tenía sus camisas y corbatas, sus cartas... su cepillo y sus artículos de afeitar. Todavía se aferraba a sus cosas y a su amor por él. Aquélla seguía siendo la cama de Nick , la esposa de Nick . La idea apagó su ardor lo mismo que un baño en un lago helado.
La soltó y volvió a recostarse sobre la almohada.
—¿Joe? —la mano de _____ se movió hacia él. La tomó y la apretó contra su pecho.
—Duerme —dijo con voz suave—. Es tarde.
Su silencio podría haber significado cualquier cosa. Decepción. Vergüenza. Alivio.
Ganar el dinero para el anillo no había mejorado su posición ante ella. _____ sólo estaba agradecida, pero él no quería que se sacrificara sólo porque se sintiera obligada. Todavía tenía que demostrarle que era tan bueno como cualquier hombre. ¿Por qué todo lo importante dependía del dinero y la respetabilidad? Hasta los caballos valían más cuando eran pura sangres.
Si tuviera certificados de aquellos caballos que pensaba cruzar, podría ganar mucho más dinero por ellos, pensó, haciendo un esfuerzo por pensar en otra cosa. Varias yeguas del Círculo T se habían puesto en celo; pronto recibiría noticias de otros rancheros.
A su lado, la respiración de _____ se tornó profunda y regular. Joe relajó sus pensamientos y su cuerpo y buscó el sueño.



bueno voy a dividir los caps, para hacerla un tris mas larguita aunque no va a ser mucho
las kiero!!!!!!!!!!!

UN CAAAPIIISS

OTROO CAAPIIIISS PORFAAA

siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

otroooooo porfiiiss

____ nunca había temido ir a la iglesia en toda su vida. Aquella mañana ideó una docena de razones para quedarse en casa, aunque no llegó a expresarlas. Había insistido tanto en que Joe la acompañara sin pensar en lo fácil que sería para él quedarse en casa en lugar de enfrentarse al ridículo silencioso de los habitantes de la ciudad, que no podía comportarse como una cobarde.
Después del desayuno se puso su vestido rojo intenso, se colocó un broche en la garganta y sacó su toca de seda de su caja. Vistió a Eve con una falda ligera de algodón y una blusa a cuadros rosa que había cosido para ella. Quitó una mancha de sus únicos guantes blancos buenos y se los puso.
—¿Estoy bonita, Joe? —preguntó Eve con su encantador descaro.
Joe la subió al carro con la sonrisa indulgente que _____ empezaba a anhelar para sí.
—Las dos seréis las mujeres más bonitas de la iglesia.
Eve se sentó y procedió a colocarse las faldas con aire de importancia.
—Si mi mamá estuviera aquí, sería la más bonita, ¿verdad, Joe? Dijiste que mi mamá era la más bonita.
Joe miró a ____ de soslayo mientras la ayudaba a subir al pescante.
—Cierto.
—¿Has salido a tu madre, Eve? —preguntó ____ con curiosidad.
—¿Qué quieres decir?
Joe subió y hostigó a los caballos.
—Me refiero a si te pareces a ella. ¿Tenía el pelo negro y brillante como el tuyo?
—Tenía el pelo rojo. Y muchas pecas. No le gustaban mucho, pero no podía cubrirlas. A mí no me parecía que le hiciera falta tapárselas, ¿verdad, Joe?
—No.
—Era bonita, ¿verdad, Joe? Pero no te sientas mal, ____. Joe me dijo que después de mi mamá, eras la más bonita.
____ sintió el calor en su cuello y rostro. Lentamente, volvió la mirada a Joe. Su expresión era de disculpa, y sus ojos oscuros parecían suplicarle comprensión. ____ no pudo evitar esbozar una sonrisa.
—Bueno, supongo que ser la más bonita después de una belleza tan increíble es estupendo —dijo en tono de broma—. Al menos, Joe no dijo que no le llegaba a la suela del zapato a tu mamá.
Joe puso los ojos en blanco.
—¿Qué quiere decir eso? —preguntó Eve.
—Nada, cariño. Sólo me estoy metiendo con Joe.
La charla de la niña durante el trayecto a Aspen Grove ayudó a que ____ se sintiera más tranquila. Llegaron pronto, y ____ agradeció no tener que entrar en la iglesia cuando todo el mundo estaba sentado y mirando. Se preguntó si Joe lo habría planeado de aquella manera. Delante de las escaleras, las ayudó a bajar y luego se alejó a aparcar el carromato.
____ y Eve entraron en la iglesia. Gwynn se reunió con ellas en el pequeño vestíbulo.
—____ —dijo, y dio un paso adelante para abrazarla. ____ le devolvió el abrazo, y luego, tomando sus dos manos enguantadas, miró a su alrededor.
—¿Dónde están los demás?
—Hay una fiesta esta tarde para celebrar el nacimiento del nuevo hijo de Celia Kestler, así que se han entretenido con los preparativos. Yo le dije a Harley que tenía que venir pronto para ayudar a preparar la comunión. Que Dios me perdone por esa mentira, pero quería verte antes de que vinieran.
—¿Qué ha tenido Celia?
—Un niño.
____ nunca se había sentido tan desplazada.
—Qué alegría.
Joe entró en la pequeña iglesia y se detuvo al lado de ____.
—Señora Telford —dijo educadamente.
—Señor Jonas — Gwynn se sonrojó y ____ y ella se soltaron.
—¿Sabías que Dios da bebés a las mujeres? —saltó Eve desde el costado de ____—. Mi mamá me dijo que no necesitaba saber de dónde venían los bebés, pero ____ me lo contó —las mejillas de Gwynn se sonrojaron aún más—. Cuando Dios le dé un bebé a ____, seguramente podré jugar con él todo el tiempo, como con mi muñeca de trapo.
____ sintió que el calor ascendía por su propio rostro. No le había dicho nada a Eve sobre la posibilidad de tener un bebé. Ni siquiera se le había pasado aquella idea por la cabeza. No se atrevió a mirar a Joe.
—Vayamos a sentarnos —Joe salió al rescate, tomó la mano de Eve y la condujo hasta su banco.
—¿Va todo bien? —preguntó Gwynn con auténtica preocupación en la mirada.
____ asintió y tomó su mano.
—Sí, todo va bien.
—Con tantos murmullos y... Bueno, no sabía qué pensar.
—Joe estaba trabajando en el salón para ganar un poco de dinero extra —susurró ____, y la verdad volvió a hacer brotar lágrimas en sus ojos—. Es un buen hombre, Gwynn. No merece el tratamiento que recibe.
—Tenía miedo por ti, eso es todo —Gwynn le apretó la mano—. Estás distinta siempre que te veo. Más tranquila, supongo. Siempre que seas feliz, me alegro por ti.
El reverendo Baker entró en aquel momento y colocó su Biblia sobre el pulpito de madera.
—Gracias por hablar conmigo —se despidió ____.
—Cuídate —Gwynn le soltó la mano y se alejó.
____ se dirigió a su banco. Joe la miraba con expresión preocupada y ella lo tranquilizó con una sonrisa.
Desde el fondo de la iglesia, Fiona Hill se dirigió al altar con el brazo en cabestrillo.
Habló con el párroco y él le dio unas palmaditas en el hombro. Luego el reverendo levantó la vista y paseó la mirada por la congregación. Cuando sus ojos se posaron en Joe, su rostro se iluminó con una sonrisa. Le dijo algo a Fiona y se dirigió a su banco.
—Joe —lo saludó, estrechando la mano que le ofrecía—. Me preguntaba si serías tan amable de ayudarnos esta mañana.
—Eh... Haré lo que pueda —dijo Joe.
—Me temo que Fiona se ha caído y se ha torcido la muñeca. No podrá tocar esta mañana. ¿Podrías ocupar su puesto en el órgano y dirigir los himnos?
La expresión de Joe registró sorpresa absoluta. Abrió y cerró la boca dos veces antes de recuperar la voz.
—Nunca he tocado el órgano, reverendo. Y sólo conozco las pocas canciones que he oído cantar este mes.
—Entonces, ésas serán las que cantaremos hoy. Tocar un órgano es igual que tocar un piano. Fiona te enseñará cómo manejar los pedales.
Joe lanzó una mirada a ____. Ella se encogió de hombros.
—Hazlo si quieres, Joe, pero no estás obligado.
Joe volvió a mirar al párroco y algo profundo y privado pasó entre ellos. Se frotó las manos en los muslos y se puso en pie. Se dirigió al lugar donde estaba Fiona y estuvo escuchando sus instrucciones hasta que finalmente se sentó delante del teclado.
____ se dio cuenta de que la iglesia se había llenado y que se oían las especulaciones sobre el hombre que estaba sentado ante el órgano. Sonrió y esperó con expectación, como todos.
El reverendo Baker dio la bienvenida a los presentes y empezó la misa con una oración. Luego hizo un gesto a Joe, que empezó a tocar El Señor es mi pastor. Los acordes vibrantes y las notas fluidas eran un claro contraste con la versión entrecortada del himno que oían normalmente. Hasta Fiona sonrió y cantó a pleno pulmón.
Durante la misa, tocó otras piezas y, finalmente, después del sermón, entonó el himno final mientras la congregación salía de la iglesia al sol de la explanada. Se escuchaban voces animadas y sonrisas aquí y allá. Todo el mundo parecía salir de buen humor.
Joe terminó la pieza y se reunió con ____ y Eve para salir al exterior.
—Excelente trabajo, Joe —dijo el reverendo, estrechando con fuerza su mano—. Gracias por seguir la llamada de servir al Señor con tu talento. Hasta la próxima semana, hijo.
Joe aceptó la gratitud del hombre y se caló el sombrero al salir.
—¿Dónde has aprendido a tocar así? —preguntó ____, curiosa.
—En el salón —dijo con una sonrisa—. Un amigo de mi madre me enseñó cuando era niño.
—¿También te enseñó a leer música?
—No. Eso lo hizo uno de los maestros. Por las noches.
—¿Cuál?
—El señor Carmichael.
—¿Alto y delgado? —Joe asintió—. Qué generoso —____ volvió la cabeza para mirarlo—. ¿O tu madre pagó por las lecciones?
—Algo así —contestó, y ayudó a subir a ____ y a Eve al carromato antes de colocarse en el pescante y tomar las riendas de los caballos. ____ comprendió el significado de sus palabras y sintió que sus mejillas se abrasaban.
—Lo siento —balbució.
—¿Por qué? No tenemos que fingir, ¿verdad, ____? Yo no te oculto nada.
Su vida había sido del dominio público desde siempre. En lugar de ocultar su procedencia o huir de ella, Joe se había enfrentado a la verdad. Lo admiraba aún más por su sinceridad.
—No, no tenemos que fingir —contestó—. Aprecio tu franqueza... en todas las cosas.
Tenía gracia que Joe fuera el que más tenía que ocultar y el que más sincero era con ella... y consigo mismo. En cambio, ella, la respetable ____, se escondía de las cosas que no quería encarar... como el hecho de que el recuerdo de Nick se estaba desvaneciendo cada vez más y que Joe había empezado a consumir todos sus pensamientos, así como sus anhelos secretos y sus deseos.
Y no sabía qué hacer al respecto. Tal vez su única elección era ser sincera con él.

Reconocerlo verbalmente estaba más allá de sus posibilidades. No había palabras para describir sus sentimientos. Ninguna idea coherente cobraba forma en su mente cuando recordaba sus intercambios físicos... todo era táctil, emociones profundas y magnetismo. Nunca había tomado parte activa en el amor, nunca había hablado de aquellas cosas indecorosas con otra persona y nunca el acto sexual había ocupado una parte importante en sus pensamientos.
Pero en lo referente a Joe, todo era distinto. Permanecía tendida a su lado de noche, deseando que la tocara, anhelando el placer indescriptible y la liberación, y se mortificaba por aquellos deseos burdos.
Sinceridad. La palabra la atormentaba. Joe creía que se avergonzaba de él, y ella había consentido que lo creyera para no enfrentarse a sus temidos deseos. No la había tocado desde aquel día... el día en que había sacado a la luz su deseo hacia él.
Sinceridad. Le debía la verdad.
—¿Estás dormido?
Se oyó el ruido de la sábana, y Joe se volvió.
—No.
—Hay algo que quiero decirte.
—Adelante.
—No he sido sincera contigo.
Tardó un momento en contestar.
—¿Sobre qué?
—El día en que discutimos... Cuando dijiste todas esas cosas sobre... sobre el deseo que siento por ti.
—Lo siento ——dijo en voz baja—. Debería haberte pedido perdón.
—No, no, tenías razón —su piel ardía de vergüenza—. Sobre eso, quiero decir, no sobre lo otro. Ahí es donde no fui sincera.
—Estoy perdido.
—Dijiste que estaba avergonzada de que los Telford supieran o pensaran que nosotros...
—No debí decir eso, ____. Fue cruel.
—Espera, déjame terminar —Joe esperó en silencio—. Dijiste que me avergonzaba por dejarte hacer eso.
—¿Y no es cierto?
—No por las razones que tú piensas —se apresuró a explicarse—. No eres tú, Joe, no me avergüenzo de ti. Me duele que puedas pensarlo. Hoy estaba orgullosa de ti, cuando tocabas el órgano para el reverendo. Estoy orgullosa de que hayas trabajado para recuperar mi anillo y de cómo trabajas en el Círculo T. No estoy avergonzada de ti, Joe.
No estaba avergonzada de él. Sus palabras penetraron en su mente y perforaron años enteros de pensamientos opuestos. Decía que estaba orgullosa de él. Sintió un nudo en la garganta. Parecía que tuviese seis años y su madre le hubiese dado una palmadita en la cabeza. Hizo un esfuerzo por recobrar la compostura.
—Estoy confusa por cómo me haces sentir, eso es todo —dijo ____ con voz dulce y vacilante—. Estoy avergonzada de mí, de mi comportamiento. Pero no de ti. Eso jamás.
Joe analizó su explicación y comprendió lentamente lo que quería decir. Nunca había dormido con una mujer que no fuera prostituta y no tenía comparación para los sentimientos de ____.
—¿Qué te avergüenza exactamente, si no es hacer el amor conmigo?
____ exhaló un suspiro de frustración.
—Qué difícil es todo esto. Y qué vergonzoso.
—____, sé que te gustaba lo que hacíamos. Disfrutabas.
—Sí —dijo en voz baja.
—¿Es porque piensas que no deberías sentirte bien conmigo porque no soy Nick?
—Al principio sí... pero es más que eso, porque...porque con Nick nunca fue así.
La angustia cayó como una roca sobre su pecho. Sin duda, Nick, un santo varón, se comportaba de una forma más caballerosa en la cama. Joe no había aprendido cómo hacer el amor a una dama. «No digas nada más», pensó.
—Lo siento —fue todo lo que pudo decir.
—Lo amaba, lo amaba de verdad —declaró ____.
«Sé que lo amabas, que todavía lo amas».
—Pero... —Joe no quería oírlo—. Cuando tú y yo estamos juntos, es más. Es aterrador. Pienso en ello después. Pienso en volverlo a hacer.
Joe escuchó sus palabras y de repente, comprendió. Se incorporó sobre un codo y la miró fijamente como si pudiera distinguirla en la oscuridad. Casi lloró por su ingenuidad. Extendió un brazo y encontró su suave mejilla.
—Que me aspen...
—¡Joe!
La cama se hundió y ____ oyó cómo caminaba por el suelo. Encendió una cerilla y un momento después el halo de la lámpara iluminó su desnudez.

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!
no lo puedo creeeeerrr!!!!!!!!
pon otro porfaaaaaaa
por que no la sigueeeesss!!!??
ya quiero saber que mas pasaaaa