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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
chelis escribió:NUEVA LECTORAAA
BIENVENIDA
gracias por pasarte espero te siga gustando
en un ratito les subo cap niñas
besossssssssssssssss
Julieta♥
Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
Siete
Después de que Joe y Aldo encontraran las huellas del gato y Joe lo disparara, Aldo volvió a vigilar el ganado y Purdy ayudó a Joe a cortar más pinos para las vallas. Joe trabajó del alba al ocaso durante tres días, serrando, cortando, pensando... planeando cómo reunir más dinero para pagar las letras. Sólo tenía suficiente en el banco para la siguiente.
El trabajo agotador le permitía dormir mejor por la noche. Caía sobre la cama agotado en lugar de permanecer despierto, inspirando el aroma de la mujer que estaba a su lado, escuchando su suave respiración, el ruido de las sábanas, anhelándola.
_____ les había guardado la cena todas las noches y aquel día, Purdy había comido y se había retirado al granero. Joe tomó su plato y lo llevó a la pila de agua jabonosa.
—Mañana por la mañana iré a la ciudad a pagar la letra —anunció.
_____ tomó su plato y lo restregó.
—No hace falta.
—¿Qué?
—No hace falta que hagas el viaje. Ya he ido yo esta mañana.
—¿Tú...? —se quedó mirándola fijamente—. ¿De dónde has sacado el dinero?
_____ aclaró el plato y lo secó sin levantar la vista.
—Vendí algo.
Joe miró a su alrededor, caminó al otro extremo de la habitación y vio que el armario con la vajilla de su madre y los demás muebles estaban todavía en su sitio.
—¿El qué?
—Algo que no necesitaba.
—¿Qué? —volvió a preguntar, con más insistencia.
—Un anillo.
Sus palabras penetraron la nebulosa de su mente y enseguida, se fijó en su mano. Todavía llevaba el anillo de plata que había puesto allí, pero la inquietud no abandonó su pecho.
—¿El anillo de Nick?
—No.
¿No? Su parquedad lo irritó sobremanera.
—¿Qué anillo entonces, maldita sea?
_____ lo miró cansinamente.
—El anillo de boda de mi padre.
Acto seguido, se apartó para meter la fuente en el armario. Joe se pasó una mano por el pelo con desagrado.
—Vendiste el anillo de boda de tu padre, pero no el de Nick —su pensamiento en aquel momento era irracional, pero la acción de _____ había desatado un sentimiento de humillación... y algo más que no podía definir.
—Ese anillo es pequeño, Joe, no vale mucho. Lo venderé si hace falta, pero si no, pensé que sería mejor conservarlo para dárselo a Edwina o a Wilsie, o tal vez a uno de los hijos de Gwynn. Una especie de reliquia, ya que no tengo hijos a los que dárselo. El anillo de mi padre era voluminoso y pesado... saqué suficiente para la letra y las semillas.
Joe sintió la cena como una piedra en el estómago. La vergüenza era un acompañante familiar, pero lo detestaba con todas sus fuerzas y no quería compartirla con nadie.
—¿A quién se lo vendiste?
—A O'Roarden, el único prestamista de Aspen Grove.
—Seguramente ni siquiera te dio lo que valía.
_____ no dijo nada, se limitó a permanecer de pie, de espaldas a él, con la cabeza gacha. Por supuesto que no había obtenido su auténtico valor. Sin duda, para ella, no tenía precio.
—Lo siento —dijo en voz baja, lamentando su furia y el hecho de haber sido incapaz de hacer una cosa tan sencilla como pagar la letra antes de que ella tuviera que sacrificar otra parte de su herencia. Podía soportar su propio sentimiento de inadecuación, pero que _____ sufriera por su culpa lo avergonzaba más de lo que podía soportar—. Siento que tuvieras que hacer eso.
_____ se volvió lentamente y él reconoció las lágrimas cuando lo miró.
—No pasa nada, Joe. Volvería a hacerlo. Todavía tengo el rancho.
El rancho de Nick . Renunciaría a cualquier cosa, ¿verdad? Haría cualquier cosa desagradable para conservar el rancho de su precioso Nick . Incluso casarse con él.
—Sí, todavía tienes el rancho.
Dio media vuelta y escapó a la oscuridad para fumar. Y pensar.
El aire fresco de la montaña traspasó su ropa mientras el pesar se abría paso por su orgullo y dejaba a un lado sus sentimientos para pensar en los de _____. No debía perder todo lo que significaba algo para ella, no le permitiría que hiciera más sacrificios. Y le devolvería el anillo de su padre. De alguna forma. Si había conseguido el dinero suficiente para la letra y las semillas, seguramente Joe no tenía suficiente dinero en el banco, pero podía ganar el resto. Jed Wheeler no había querido que se fuera, le había dicho que podía conseguir a cualquier otro para limpiar, pero un pianista animaba el ambiente y hacía que la gente gastara más dinero.
En el pasado, Joe se había disciplinado para poder sobrevivir sin mucha comida. Con el sueño conseguiría lo mismo. Apagó el cigarrillo bajo la suela y se dirigió al granero a ensillar su caballo.
_____ no había imaginado que Joe se enfadaría tanto por el anillo. Había hecho lo que debía, no le había quedado otra elección.
Se sumió en un sueño ligero. Joe regresó horas más tarde y se metió en la cama, oliendo a humo. ¿Dónde habría estado durante tanto tiempo? ¿En el salón?
Debió de quedarse dormido inmediatamente, porque su respiración se volvió pesada y regular, y relajó su cuerpo hasta pasar una pierna sobre las suyas. El contacto físico impidió que se volviera a dormir. No porque fuera desagradable, sino porque no lo era. Había echado de menos alguien con quien compartir la cama, alguien que la abrazara, alguien que disipara su soledad.
Nick había sido una presencia sólida y reconfortante junto a ella de noche. A veces había recurrido a _____, tocándola a través del camisón de algodón, besándola con ternura y reverencia, y uniendo sus cuerpos. En aquellos momentos le parecía sólo un dulce sueño.
Le había dicho a Joe que podía hacerlo. Tenía todo el derecho como su marido. Y él le había dicho que tendría que decirle cuándo estaba preparada, porque un hombre siempre lo estaba. ¿Qué habría querido decir?
Deseó que consumara su matrimonio para que la espera terminara. La idea, y el roce de su pierna de vello áspero, creó sentimientos inquietantes que no sabía cómo interpretar. Si recurría a ella, _____ disfrutaría de su calor, de su peso, de su posesión.
¿Por qué? No era Nick .
Poco antes del amanecer se quedó dormida pensando que no le había dado friegas en la pierna aquella noche.
_____ se despertó irritable a la mañana siguiente. Quemó la primera hornada de pastelillos y tuvo que tirarlos fuera. Incluso Capitán arrugó la nariz al acercarse a los discos chamuscados en el jardín, y _____ habló entre dientes mientras hacía más masa.
Gus y Purdy comieron tan rápidamente como de costumbre y se fueron a realizar sus tareas. Joe se sirvió otra taza de café y se quedó de pie, mirando por la ventana de malla metálica.
—Hoy trabajaré en la valla del pasto sur —le dijo—. Volveré para el almuerzo —_____ restregó la fuente quemada—. ¿Estás bien?
Su voz, tan próxima, la sobresaltó. Dejó de desahogarse con el fregado y asintió. Joe estaba justo detrás de ella, y su aliento le acariciaba el cuello. Al recordar su pierna contra la suya y los pensamientos lujuriosos que había tenido, controló un hormigueo en el pecho. Las lágrimas asomaron a sus ojos, y supo que eran irracionales.
—¿Quieres que haga algo antes de irme?
—No.
—Está bien —_____ vio su mano y su brazo musculoso al dejar la taza vacía sobre el fregadero. Sus botas rozaron el suelo al apartarse—. Gracias por el desayuno.
La puerta se cerró a su espalda. Capitán ladró, y _____ dejó que las lágrimas se derramaran, preguntándose desde cuándo se había vuelto tan débil.
Los hombres no hablaron mucho durante el almuerzo y parecieron contentos de salir de la casa. A la hora de la cena, _____ se recompuso y consiguió preparar una comida decente y entablar un poco de conversación.
Joe se marchó en cuanto se hizo de noche.
_____ se sentó en la mecedora junto al fuego y escuchó el crepitar de la leña. ¿Así iba a ser su vida? ¿Un marido que trabajaba mucho y jugaba aún más? Le había prometido que no la avergonzaría con una cualquiera; no le había prometido no visitar los salones.
De nuevo, se metió en la cama mucho después de medianoche, emanando el frío nocturno de su cuerpo.
—¿Dónde estabas? —preguntó en la oscuridad.
Joe vaciló sólo un momento antes de contestar.
—En el Par de Ases.
—¿Has bebido?
—Tomé un par de cervezas.
—¿Era necesario?
—Pensé que sí.
—¿Eres un borracho, Joe Jonas?
—No, señora.
_____ se tumbó de costado lejos de él. No le daría la oportunidad de pegarse a ella aquella noche. Necesitaba dormir.
El sábado por la noche, Joe regresó aún más tarde de lo normal pero se levantó y se preparó para ir a la iglesia sin que _____ se lo pidiera. Se había generado una nueva tensión entre ellos, producida por sus viajes nocturnos a la ciudad y el hecho de que _____ no sabía qué decir o hacer para corregir aquella situación.
Una vez más, _____ soportó las miradas y susurros y los desprecios deliberados mientras asistían a la misa y salían de la pequeña iglesia. El reverendo Baker los saludó afectuosamente.
—Me reuniré con vosotros a la hora de la comida —dijo, estrechando la mano de Joe y sonriendo a _____.
Joe lo había invitado en aquella ocasión.
—¿Por qué no viene ya con nosotros al rancho? — se ofreció Joe—. Yo lo llevaré a su casa por la tarde.
—Me parece una idea maravillosa. Así no tendré que alquilar una calesa.
Joe condujo a _____ por las escaleras del pórtico, apoyando la mano en su espalda. Edwina, ataviada con un vestido almidonado negro y toca a juego, estaba de pie con un grupo de amigas a la sombra de un roble joven. La persistencia con la que vestía de luto no debería haberla hecho sentirse incómoda por llevar su vestido de color melocotón con busto de pliegues que su madre le había enviado el invierno pasado, pero por la forma en que la miraban, parecía que sólo llevara puestas sus viejas enaguas rojas.
—Tengo entendido que Joe Jonas se pasa las noches en los salones —dijo una de ellas. Los dedos de Joe se pusieron tensos en su cintura.
— Nick nunca se manchó entrando en esos entornos tan vulgares —replicó otra, en voz lo bastante alta como para que la oyeran—. Claro que los padres de Nick lo criaron como era debido.
_____ dio un traspié y Joe la asió del brazo con fuerza y la condujo a la carreta. Levantó la vista para mirarlo, pero se había inclinado para hacerle un peldaño con las manos. El sombrero le ocultaba el rostro.
_____ se apoyó en su hombro y aceptó su ayuda. No sabía qué decir.
—Joe...
—El reverendo vendrá dentro de poco — Joe volvió la cabeza hacia la iglesia, entornando los ojos — . La mayoría de los feligreses ya se han ido.
—Joe —lo dijo en voz baja en aquella ocasión, casi como una reprimenda por su desafiante comentario.
—Aquí llega.
—Me sentaré en la parte de atrás para que pueda ir en el pescante contigo.
Recogiéndose la falda, pasó por encima del respaldo. El reverendo Baker se encaramó al asiento y se pusieron en camino.
En el rancho, _____ puso la mesa con el mantel de hilo y la vajilla de porcelana y sirvió la comida que había dejado hecha aquella mañana. Gus y Purdy se unieron a ellos, y el reverendo Baker bendijo. El párroco se turnaba para comer con casi todas las familias de Aspen Grove. Si no había oído murmullos sobre Joe y ella hasta entonces, pronto lo haría. A _____ le sorprendería mucho que la comunidad le perdonara que comiera con ellos. ¡Seguro que tenían algo que decir al respecto!
Tal vez sólo había que darles tiempo y acabarían aceptando su matrimonio. Pero ¿cómo podía esperar que acogieran a Joe cuando hasta ella tenía dudas sobre él? Cada vez estaba más enfadada con él por traicionar su confianza yendo todas las noches a los salones.
—Eres una buena cocinera, _____ —dijo el reverendo, terminando su tarta de melocotón y asiendo la taza de café con los bordes festoneados—. Gracias.
—Gracias por el cumplido, reverendo. Ha sido un placer.
—¿Podemos retirarnos para tener una pequeña charla entre hombres? —sugirió, guiñándole el ojo a Joe. Joe se puso en pie.
—Si nos disculpas.
—Por supuesto —_____ contempló cómo descolgaban los sombreros de las perchas que había junto a la puerta y salían de la cocina.
Gus se ofreció a lavar los platos, así que _____ se puso su vestido de diario y los bombachos de Nick y ensilló un caballo. Daría un paseo y comprobaría cómo estaba el ganado. Montar siempre la hacía sentirse mejor.
Hunt y Aldo habían ido a pasar la tarde con su familia, así que no se encontraría con ellos.
Cabalgó a lo largo del arroyo, se dirigió al sur y divisó la nueva valla de Joe. No podía criticar su trabajo. Los postes parecían sólidos y había escogido árboles rectos y fuertes como estacas.
No imaginaba cómo podía haber trabajado tanto. Había elegido bien al pedirle que se casara con ella, ¿no?
_____ siguió cabalgando, localizando al ganado en los pastos y alegrándose al ver lo mucho que habían crecido los terneros y su aspecto sano. Regresó al rancho a tiempo de preparar una cena ligera antes de ordeñar. Gus y Purdy se reunieron con ella.
—Su marido no ha vuelto después de llevar al párroco a la ciudad —dijo Gus.
_____ recibió la información asintiendo con irritación. Joe había empezado pronto si pensaba pasar la noche en el salón. ¿Acaso estaban abiertos los domingos?
El ruido de un carromato llamó su atención y _____ detestó la sensación de alivio que experimentó al saber que Joe regresaba. Imaginó que tardaría un tiempo en cepillar y dar de comer a los caballos, así que su voz en el porche la sorprendió.
La puerta de malla se abrió y _____ levantó la vista. Lo que vio la dejó boquiabierta.
Con un brazo, sostenía a una niña pequeña, y sus piernas enfundadas en medias blancas colgaban sobre la funda de sus pistolas. Llevaba un vestido azul con gorguera y una toca a juego. Bajo la toca, caían unos tirabuzones de color negro, y sus ojos de color violeta eran enormes y redondos y brillaban de lágrimas.
Joe cerró suavemente la puerta a sus espaldas y se adentró en la cocina, quitándose el sombrero para dejarlo en una de la perchas. La niña tenía una mano sobre la camisa de Tye, y cuanto más se acercaba Joe a _____ y a los dos hombres, con más fuerza la agarraba.
—Ésta es la mujer amable de la que te hablé —dijo Joe, tapando la mano de la niña con la suya.
_____ desvió la mirada de la mano de Joe a su rostro, y luego al rostro de la niña.
Estaba mirando a _____ fijamente, y le temblaba el labio inferior. Tenía una piel de marfil, casi translúcida por su hermosura, y en contraste con aquella blancura sus labios eran brillantes y sonrosados como fresas silvestres. Era la niña más hermosa que _____ había visto nunca.
—Se llama _____ —dijo Joe, y por un minuto, _____ olvidó que le estaba hablando a la niña de ella—. _____, ésta es Eve.
Eve. La niña que había prometido cuidar. Para siempre. Volvió a mirar a Joe y vio la urgencia y la desesperación en sus ojos. ¿Por qué la había llevado aquella noche, sin avisarla o...? ¿Habría muerto Lottie?
—Hola, Eve —dijo _____ con suavidad. De repente, recordó que tenían público—. Éstos son Gus y Purdy.
—Hola, pequeña —dijo Gus con un gesto de cabeza, y una sonrisa inesperada se dibujó en su rostro curtido.
Eve no dijo nada, pero su mirada expresiva se movió de los dos hombres a _____, notando de forma intuitiva su incomodidad. Luego apoyó la cabeza en el hombro de Joe, ocultando su rostro.
—¿Tienes hambre, Eve?
La niña hundió su rostro en el cuello de Joe. Él la llevó a uno de los bancos y se sentó, colocándola a su lado. La niña no soltaba su camisa y Joe no quitaba el brazo de su cintura.
—¿Podemos quitarte el sombrero? —preguntó Joe.
—Es una toca —su voz, ahogada contra la camisa, parecía tan pequeña y delicada como ella.
—Cierto —dijo Joe, y le soltó el lazo y se la quitó. Llevaba el pelo recogido en lo alto de la cabeza y el resto caía en cascada sobre sus hombros en rizos brillantes.
Los cinco comieron en silencio, y Eve tomó sólo lo que Joe consiguió introducir entre sus labios. Masticaba con la nariz pegada a las costillas de Joe, y a _____ la escena le resultó cómica y sonrió.
—Tengo algunas galletas —dijo, quitando los platos de la mesa—. Pero no creo que nadie se haya quedado con hambre.
—Yo sí —dijo Eve, mirando la mesa por primera vez.
—Creo que yo también —dijo Gus.
____ dejó el plato de galletas en la mesa y colocó un vaso de leche delante de Eve.
—Gracias.
Joe tomó una galleta del plato y la dejó sobre la mesa delante de la niña. Si la quería, tendría que soltarlo. Eve se inclinó hacia delante, tomó la galleta y dio un mordisco, manteniendo su mirada vigilante en los adultos sentados alrededor de la mesa. Joe mantuvo el brazo alrededor de su espalda para que se apoyara en él, una seguridad que la niña parecía necesitar y que _____ no habría esperado que Joe percibiera. Lo miró bajo una nueva luz.
Eve terminó la galleta, bebió la mitad de la leche y se apoyó en Joe. Gus recogió la mesa y luego Purdy y él salieron al granero.
—¿Dónde está el perro? —preguntó Eve.
_____ había estado doblando su delantal e hizo una pausa, pero siguió como si no lo hubiera oído.
—Está fuera, en alguna parte —contestó Joe.
—¿Entra en la casa?
—Trae leña para el fuego y _____ le deja quedarse en la cocina.
—¿Puedo verlo?
_____ miró a Joe.
—Yo lo llamaré. Seguramente anda cazando ardillas.
Salió al porche de atrás y lo llamó por su nombre varias veces. Luego tocó la campana. Finalmente, Capitán apareció corriendo por el jardín a oscuras, con hojas pegadas al pelo. _____ se arrodilló y se las quitó, luego abrió la puerta de la cocina.
—Aquí está.
Capitán movió la cola, husmeó el aire y se acercó a Eve. Con los ojos muy abiertos, se acurrucó junto a Joe.
—¡Es muy grande!
—Sí que lo es —Joe giró sobre el asiento, colocó a Eve en su regazo y puso una mano bajo la barbilla de Capitán—. Quiere olerte. Así es como dice hola.
Con sus diminutas manos extendidas bajo su barbilla, Eve contempló con recelo cómo el perro le olía la falda y las medias.
—Hola, perrito —dijo finalmente.
—Se llama Capitán.
—Mira —dijo _____, acercándose hasta sentarse a una distancia segura sobre el mismo banco. Tomó una galleta del plato y la partió en dos, atrayendo la atención del perro—. Capitán, siéntate.
El perro se sentó de inmediato sobre sus cuartos traseros, barriendo el suelo con la cola y contemplando la galleta con expectación.
—Todavía no —dijo _____ con firmeza, y extendió el brazo para colocársela sobre el hocico—. Todavía no —repitió. El perro permaneció completamente inmóvil, manteniendo la galleta en equilibrio—. Ya —dijo _____.
Con un movimiento de sus enormes mandíbulas, Capitán lanzó la galleta al aire y la atrapó en la boca, tragándola de una sola vez. Eve emitió una risita de sorpresa y juntó las manos con emoción.
—¿Lo has visto? —le preguntó a Joe, poniéndole la mano en el rostro.
—Lo he visto —sonrió.
—¡Hazlo otra vez, _____! ¡Hazlo otra vez!
Entre las risitas de deleite de Eve, _____ repitió el truco hasta que Joe declaró:
—Tenemos que parar o Capitán se pondrá malo con tantas galletas —luego se volvió a _____—. ¿Cuánto tardaste en enseñarle ese truco?
—Capitán es el perro de Nick —dijo en voz baja—. Nick se lo enseñó.
Algo llameó en sus ojos. Joe miró al perro como si hubiese echado a perder el ánimo alegre que había confiado en crear.
—Será mejor que ordeñe las vacas.
—Yo lo haré. Vosotros quedaos aquí —dijo _____, levantándose.
Corrió al granero. Gus ya estaba ordeñando y había metido a los caballos en los establos.
—Gracias, Gus.
—Hay una bolsa y un baúl en la parte de atrás del carro.
—Iré por la bolsa. Joe podrá meter el baúl más tarde. ¿Puedes llevar tú la leche a la casa?
Gus asintió y llevó los cubos a la cocina. _____ tomó la bolsa, cubrió los cubos y deseó las buenas noches a Gus, sintiéndose ansiosa por hablar con Joe sobre los últimos acontecimientos. Lo encontró en el recodo de la cocina, sentado en el suelo con Eve dormida en sus brazos, nuevamente agarrada a su camisa como si de ello dependiera su vida. Capitán estaba echado junto a ellos. Joe levantó la vista con expresión confusa.
—¿Qué hago con ella?
—¿Va a quedarse?
Joe asintió. La niña estaba completamente vestida.
—Tal vez haya un camisón en la bolsa que he traído.
—Lo siento, me olvidé de meter sus cosas. Y los caballos...
—Gus ya se ha ocupado de ellos. Podrás meter el baúl en otro momento. Supongo que será mejor que le quitemos la ropa y pensemos dónde puede dormir.
—¿Qué tal el catre que hice en el ático?
Puedo bajar las mantas. Sugiero que duerma en la cama contigo, yo dormiré aquí fuera...
—Creo que no le gusto.
—Le gustarás. Lo que pasa es que todo le resulta extraño y tiene miedo.
—Joe, ¿ha...?
— Hablaremos después de meterla en la cama —dijo, y se inclinó para colocar a Eve sobre el sillón acolchado. Luego tiró de la cuerda de la trampilla y después de bajar las mantas, hicieron juntos una cama blanda a una distancia segura del fuego que Joe había encendido antes.
Joe colocó a la niña sobre el grueso nido.
_____ le quitó a Eve los zapatos y luego las medias. Joe fue por la bolsa que ella había dejado en la cocina y la dejó a su lado. _____ empezó a desabrocharle el vestido y a quitarle las enaguas a la niña dormida y Joe se puso de espaldas.
—¿Qué haces? —preguntó _____, desviando la mirada a sus hombros anchos.
—Dándole un poco de intimidad.
—Está dormida, Joe. Además, sólo tiene... ¿cuántos años tiene?
—Cinco y medio. Cumple los años después de Acción de Gracias.
_____ parpadeó al oírlo, pero dijo:
—Date media vuelta y ayúdame.
—No, yo...
—Vamos, yo sola no puedo —Joe se volvió a regañadientes—. Vaya, te da vergüenza — dijo con una sonrisa.
Pero ayudó a _____ a ponerle el camisón y en pocos minutos la niña estaba echada y tapada con una sábana limpia que olía a aire libre. Capitán se acurrucó a su lado y se relajó con un suspiro canino. _____ intercambió una mirada con Joe.
—Tal vez el perro le haga compañía. Ya sabes, un cuerpo cálido en el que apoyarse por si se siente inquieta —sugirió.
_____ lo sabía por experiencia. Había dormido con el animal desaliñado varias veces durante las largas y solitarias noches en las que Nick había estado ausente.
—Puede quedarse.
—Voy a salir un momento —dijo Joe, y se dirigió a la puerta de la cocina.
_____ entró en el dormitorio para cambiarse de ropa. Bajó la lámpara y al ir a cerrar las cortinas notó el resplandor anaranjado del cigarrillo de Joe al borde del jardín. Cerró las cortinas, se puso el camisón y se metió en la cama.
Joe entró en la estancia minutos más tarde, cerrando la puerta con fuerza. Se quitó la funda de las pistolas y las metió debajo de la cama. _____ cerró los ojos y escuchó cómo se quitaba la ropa prenda a prenda, emitiendo un gemido ahogado. Meg se incorporó.
—No me he ocupado de tu pierna.
Joe estaba sentado al borde de la cama, con la espalda y los hombros desnudos, quitándose los pantalones.
—Nadie se había ocupado de ella antes de venir aquí, y no me pasó nada.
—Pero las compresas calientes te ayudan.
—Sí —dijo en voz baja.
_____ se dio cuenta en aquel momento de que estaba hablando a su espalda desnuda y de que sólo llevaba puestos sus calzoncillos de algodón blancos. Tye se incorporó y se dirigió a la palangana de agua que había sobre la cómoda, mirándola por el espejo.
_____ desvió la mirada.
—¿Ahora a quién le da vergüenza mirar? — preguntó, riendo entre dientes.
—¿Voy por agua caliente y linimento? — _____ oyó cómo se lavaba.
—No —Joe se volvió y se sentó en el borde más alejado de la cama—. Mírame.
_____ sintió que el corazón le daba un pequeño vuelco. Mirarlo era más turbador de lo que debería. Su sentido común se rebeló.
—Por favor —añadió Joe en voz suave—. Tenemos que hablar.
Después de que Joe y Aldo encontraran las huellas del gato y Joe lo disparara, Aldo volvió a vigilar el ganado y Purdy ayudó a Joe a cortar más pinos para las vallas. Joe trabajó del alba al ocaso durante tres días, serrando, cortando, pensando... planeando cómo reunir más dinero para pagar las letras. Sólo tenía suficiente en el banco para la siguiente.
El trabajo agotador le permitía dormir mejor por la noche. Caía sobre la cama agotado en lugar de permanecer despierto, inspirando el aroma de la mujer que estaba a su lado, escuchando su suave respiración, el ruido de las sábanas, anhelándola.
_____ les había guardado la cena todas las noches y aquel día, Purdy había comido y se había retirado al granero. Joe tomó su plato y lo llevó a la pila de agua jabonosa.
—Mañana por la mañana iré a la ciudad a pagar la letra —anunció.
_____ tomó su plato y lo restregó.
—No hace falta.
—¿Qué?
—No hace falta que hagas el viaje. Ya he ido yo esta mañana.
—¿Tú...? —se quedó mirándola fijamente—. ¿De dónde has sacado el dinero?
_____ aclaró el plato y lo secó sin levantar la vista.
—Vendí algo.
Joe miró a su alrededor, caminó al otro extremo de la habitación y vio que el armario con la vajilla de su madre y los demás muebles estaban todavía en su sitio.
—¿El qué?
—Algo que no necesitaba.
—¿Qué? —volvió a preguntar, con más insistencia.
—Un anillo.
Sus palabras penetraron la nebulosa de su mente y enseguida, se fijó en su mano. Todavía llevaba el anillo de plata que había puesto allí, pero la inquietud no abandonó su pecho.
—¿El anillo de Nick?
—No.
¿No? Su parquedad lo irritó sobremanera.
—¿Qué anillo entonces, maldita sea?
_____ lo miró cansinamente.
—El anillo de boda de mi padre.
Acto seguido, se apartó para meter la fuente en el armario. Joe se pasó una mano por el pelo con desagrado.
—Vendiste el anillo de boda de tu padre, pero no el de Nick —su pensamiento en aquel momento era irracional, pero la acción de _____ había desatado un sentimiento de humillación... y algo más que no podía definir.
—Ese anillo es pequeño, Joe, no vale mucho. Lo venderé si hace falta, pero si no, pensé que sería mejor conservarlo para dárselo a Edwina o a Wilsie, o tal vez a uno de los hijos de Gwynn. Una especie de reliquia, ya que no tengo hijos a los que dárselo. El anillo de mi padre era voluminoso y pesado... saqué suficiente para la letra y las semillas.
Joe sintió la cena como una piedra en el estómago. La vergüenza era un acompañante familiar, pero lo detestaba con todas sus fuerzas y no quería compartirla con nadie.
—¿A quién se lo vendiste?
—A O'Roarden, el único prestamista de Aspen Grove.
—Seguramente ni siquiera te dio lo que valía.
_____ no dijo nada, se limitó a permanecer de pie, de espaldas a él, con la cabeza gacha. Por supuesto que no había obtenido su auténtico valor. Sin duda, para ella, no tenía precio.
—Lo siento —dijo en voz baja, lamentando su furia y el hecho de haber sido incapaz de hacer una cosa tan sencilla como pagar la letra antes de que ella tuviera que sacrificar otra parte de su herencia. Podía soportar su propio sentimiento de inadecuación, pero que _____ sufriera por su culpa lo avergonzaba más de lo que podía soportar—. Siento que tuvieras que hacer eso.
_____ se volvió lentamente y él reconoció las lágrimas cuando lo miró.
—No pasa nada, Joe. Volvería a hacerlo. Todavía tengo el rancho.
El rancho de Nick . Renunciaría a cualquier cosa, ¿verdad? Haría cualquier cosa desagradable para conservar el rancho de su precioso Nick . Incluso casarse con él.
—Sí, todavía tienes el rancho.
Dio media vuelta y escapó a la oscuridad para fumar. Y pensar.
El aire fresco de la montaña traspasó su ropa mientras el pesar se abría paso por su orgullo y dejaba a un lado sus sentimientos para pensar en los de _____. No debía perder todo lo que significaba algo para ella, no le permitiría que hiciera más sacrificios. Y le devolvería el anillo de su padre. De alguna forma. Si había conseguido el dinero suficiente para la letra y las semillas, seguramente Joe no tenía suficiente dinero en el banco, pero podía ganar el resto. Jed Wheeler no había querido que se fuera, le había dicho que podía conseguir a cualquier otro para limpiar, pero un pianista animaba el ambiente y hacía que la gente gastara más dinero.
En el pasado, Joe se había disciplinado para poder sobrevivir sin mucha comida. Con el sueño conseguiría lo mismo. Apagó el cigarrillo bajo la suela y se dirigió al granero a ensillar su caballo.
_____ no había imaginado que Joe se enfadaría tanto por el anillo. Había hecho lo que debía, no le había quedado otra elección.
Se sumió en un sueño ligero. Joe regresó horas más tarde y se metió en la cama, oliendo a humo. ¿Dónde habría estado durante tanto tiempo? ¿En el salón?
Debió de quedarse dormido inmediatamente, porque su respiración se volvió pesada y regular, y relajó su cuerpo hasta pasar una pierna sobre las suyas. El contacto físico impidió que se volviera a dormir. No porque fuera desagradable, sino porque no lo era. Había echado de menos alguien con quien compartir la cama, alguien que la abrazara, alguien que disipara su soledad.
Nick había sido una presencia sólida y reconfortante junto a ella de noche. A veces había recurrido a _____, tocándola a través del camisón de algodón, besándola con ternura y reverencia, y uniendo sus cuerpos. En aquellos momentos le parecía sólo un dulce sueño.
Le había dicho a Joe que podía hacerlo. Tenía todo el derecho como su marido. Y él le había dicho que tendría que decirle cuándo estaba preparada, porque un hombre siempre lo estaba. ¿Qué habría querido decir?
Deseó que consumara su matrimonio para que la espera terminara. La idea, y el roce de su pierna de vello áspero, creó sentimientos inquietantes que no sabía cómo interpretar. Si recurría a ella, _____ disfrutaría de su calor, de su peso, de su posesión.
¿Por qué? No era Nick .
Poco antes del amanecer se quedó dormida pensando que no le había dado friegas en la pierna aquella noche.
_____ se despertó irritable a la mañana siguiente. Quemó la primera hornada de pastelillos y tuvo que tirarlos fuera. Incluso Capitán arrugó la nariz al acercarse a los discos chamuscados en el jardín, y _____ habló entre dientes mientras hacía más masa.
Gus y Purdy comieron tan rápidamente como de costumbre y se fueron a realizar sus tareas. Joe se sirvió otra taza de café y se quedó de pie, mirando por la ventana de malla metálica.
—Hoy trabajaré en la valla del pasto sur —le dijo—. Volveré para el almuerzo —_____ restregó la fuente quemada—. ¿Estás bien?
Su voz, tan próxima, la sobresaltó. Dejó de desahogarse con el fregado y asintió. Joe estaba justo detrás de ella, y su aliento le acariciaba el cuello. Al recordar su pierna contra la suya y los pensamientos lujuriosos que había tenido, controló un hormigueo en el pecho. Las lágrimas asomaron a sus ojos, y supo que eran irracionales.
—¿Quieres que haga algo antes de irme?
—No.
—Está bien —_____ vio su mano y su brazo musculoso al dejar la taza vacía sobre el fregadero. Sus botas rozaron el suelo al apartarse—. Gracias por el desayuno.
La puerta se cerró a su espalda. Capitán ladró, y _____ dejó que las lágrimas se derramaran, preguntándose desde cuándo se había vuelto tan débil.
Los hombres no hablaron mucho durante el almuerzo y parecieron contentos de salir de la casa. A la hora de la cena, _____ se recompuso y consiguió preparar una comida decente y entablar un poco de conversación.
Joe se marchó en cuanto se hizo de noche.
_____ se sentó en la mecedora junto al fuego y escuchó el crepitar de la leña. ¿Así iba a ser su vida? ¿Un marido que trabajaba mucho y jugaba aún más? Le había prometido que no la avergonzaría con una cualquiera; no le había prometido no visitar los salones.
De nuevo, se metió en la cama mucho después de medianoche, emanando el frío nocturno de su cuerpo.
—¿Dónde estabas? —preguntó en la oscuridad.
Joe vaciló sólo un momento antes de contestar.
—En el Par de Ases.
—¿Has bebido?
—Tomé un par de cervezas.
—¿Era necesario?
—Pensé que sí.
—¿Eres un borracho, Joe Jonas?
—No, señora.
_____ se tumbó de costado lejos de él. No le daría la oportunidad de pegarse a ella aquella noche. Necesitaba dormir.
El sábado por la noche, Joe regresó aún más tarde de lo normal pero se levantó y se preparó para ir a la iglesia sin que _____ se lo pidiera. Se había generado una nueva tensión entre ellos, producida por sus viajes nocturnos a la ciudad y el hecho de que _____ no sabía qué decir o hacer para corregir aquella situación.
Una vez más, _____ soportó las miradas y susurros y los desprecios deliberados mientras asistían a la misa y salían de la pequeña iglesia. El reverendo Baker los saludó afectuosamente.
—Me reuniré con vosotros a la hora de la comida —dijo, estrechando la mano de Joe y sonriendo a _____.
Joe lo había invitado en aquella ocasión.
—¿Por qué no viene ya con nosotros al rancho? — se ofreció Joe—. Yo lo llevaré a su casa por la tarde.
—Me parece una idea maravillosa. Así no tendré que alquilar una calesa.
Joe condujo a _____ por las escaleras del pórtico, apoyando la mano en su espalda. Edwina, ataviada con un vestido almidonado negro y toca a juego, estaba de pie con un grupo de amigas a la sombra de un roble joven. La persistencia con la que vestía de luto no debería haberla hecho sentirse incómoda por llevar su vestido de color melocotón con busto de pliegues que su madre le había enviado el invierno pasado, pero por la forma en que la miraban, parecía que sólo llevara puestas sus viejas enaguas rojas.
—Tengo entendido que Joe Jonas se pasa las noches en los salones —dijo una de ellas. Los dedos de Joe se pusieron tensos en su cintura.
— Nick nunca se manchó entrando en esos entornos tan vulgares —replicó otra, en voz lo bastante alta como para que la oyeran—. Claro que los padres de Nick lo criaron como era debido.
_____ dio un traspié y Joe la asió del brazo con fuerza y la condujo a la carreta. Levantó la vista para mirarlo, pero se había inclinado para hacerle un peldaño con las manos. El sombrero le ocultaba el rostro.
_____ se apoyó en su hombro y aceptó su ayuda. No sabía qué decir.
—Joe...
—El reverendo vendrá dentro de poco — Joe volvió la cabeza hacia la iglesia, entornando los ojos — . La mayoría de los feligreses ya se han ido.
—Joe —lo dijo en voz baja en aquella ocasión, casi como una reprimenda por su desafiante comentario.
—Aquí llega.
—Me sentaré en la parte de atrás para que pueda ir en el pescante contigo.
Recogiéndose la falda, pasó por encima del respaldo. El reverendo Baker se encaramó al asiento y se pusieron en camino.
En el rancho, _____ puso la mesa con el mantel de hilo y la vajilla de porcelana y sirvió la comida que había dejado hecha aquella mañana. Gus y Purdy se unieron a ellos, y el reverendo Baker bendijo. El párroco se turnaba para comer con casi todas las familias de Aspen Grove. Si no había oído murmullos sobre Joe y ella hasta entonces, pronto lo haría. A _____ le sorprendería mucho que la comunidad le perdonara que comiera con ellos. ¡Seguro que tenían algo que decir al respecto!
Tal vez sólo había que darles tiempo y acabarían aceptando su matrimonio. Pero ¿cómo podía esperar que acogieran a Joe cuando hasta ella tenía dudas sobre él? Cada vez estaba más enfadada con él por traicionar su confianza yendo todas las noches a los salones.
—Eres una buena cocinera, _____ —dijo el reverendo, terminando su tarta de melocotón y asiendo la taza de café con los bordes festoneados—. Gracias.
—Gracias por el cumplido, reverendo. Ha sido un placer.
—¿Podemos retirarnos para tener una pequeña charla entre hombres? —sugirió, guiñándole el ojo a Joe. Joe se puso en pie.
—Si nos disculpas.
—Por supuesto —_____ contempló cómo descolgaban los sombreros de las perchas que había junto a la puerta y salían de la cocina.
Gus se ofreció a lavar los platos, así que _____ se puso su vestido de diario y los bombachos de Nick y ensilló un caballo. Daría un paseo y comprobaría cómo estaba el ganado. Montar siempre la hacía sentirse mejor.
Hunt y Aldo habían ido a pasar la tarde con su familia, así que no se encontraría con ellos.
Cabalgó a lo largo del arroyo, se dirigió al sur y divisó la nueva valla de Joe. No podía criticar su trabajo. Los postes parecían sólidos y había escogido árboles rectos y fuertes como estacas.
No imaginaba cómo podía haber trabajado tanto. Había elegido bien al pedirle que se casara con ella, ¿no?
_____ siguió cabalgando, localizando al ganado en los pastos y alegrándose al ver lo mucho que habían crecido los terneros y su aspecto sano. Regresó al rancho a tiempo de preparar una cena ligera antes de ordeñar. Gus y Purdy se reunieron con ella.
—Su marido no ha vuelto después de llevar al párroco a la ciudad —dijo Gus.
_____ recibió la información asintiendo con irritación. Joe había empezado pronto si pensaba pasar la noche en el salón. ¿Acaso estaban abiertos los domingos?
El ruido de un carromato llamó su atención y _____ detestó la sensación de alivio que experimentó al saber que Joe regresaba. Imaginó que tardaría un tiempo en cepillar y dar de comer a los caballos, así que su voz en el porche la sorprendió.
La puerta de malla se abrió y _____ levantó la vista. Lo que vio la dejó boquiabierta.
Con un brazo, sostenía a una niña pequeña, y sus piernas enfundadas en medias blancas colgaban sobre la funda de sus pistolas. Llevaba un vestido azul con gorguera y una toca a juego. Bajo la toca, caían unos tirabuzones de color negro, y sus ojos de color violeta eran enormes y redondos y brillaban de lágrimas.
Joe cerró suavemente la puerta a sus espaldas y se adentró en la cocina, quitándose el sombrero para dejarlo en una de la perchas. La niña tenía una mano sobre la camisa de Tye, y cuanto más se acercaba Joe a _____ y a los dos hombres, con más fuerza la agarraba.
—Ésta es la mujer amable de la que te hablé —dijo Joe, tapando la mano de la niña con la suya.
_____ desvió la mirada de la mano de Joe a su rostro, y luego al rostro de la niña.
Estaba mirando a _____ fijamente, y le temblaba el labio inferior. Tenía una piel de marfil, casi translúcida por su hermosura, y en contraste con aquella blancura sus labios eran brillantes y sonrosados como fresas silvestres. Era la niña más hermosa que _____ había visto nunca.
—Se llama _____ —dijo Joe, y por un minuto, _____ olvidó que le estaba hablando a la niña de ella—. _____, ésta es Eve.
Eve. La niña que había prometido cuidar. Para siempre. Volvió a mirar a Joe y vio la urgencia y la desesperación en sus ojos. ¿Por qué la había llevado aquella noche, sin avisarla o...? ¿Habría muerto Lottie?
—Hola, Eve —dijo _____ con suavidad. De repente, recordó que tenían público—. Éstos son Gus y Purdy.
—Hola, pequeña —dijo Gus con un gesto de cabeza, y una sonrisa inesperada se dibujó en su rostro curtido.
Eve no dijo nada, pero su mirada expresiva se movió de los dos hombres a _____, notando de forma intuitiva su incomodidad. Luego apoyó la cabeza en el hombro de Joe, ocultando su rostro.
—¿Tienes hambre, Eve?
La niña hundió su rostro en el cuello de Joe. Él la llevó a uno de los bancos y se sentó, colocándola a su lado. La niña no soltaba su camisa y Joe no quitaba el brazo de su cintura.
—¿Podemos quitarte el sombrero? —preguntó Joe.
—Es una toca —su voz, ahogada contra la camisa, parecía tan pequeña y delicada como ella.
—Cierto —dijo Joe, y le soltó el lazo y se la quitó. Llevaba el pelo recogido en lo alto de la cabeza y el resto caía en cascada sobre sus hombros en rizos brillantes.
Los cinco comieron en silencio, y Eve tomó sólo lo que Joe consiguió introducir entre sus labios. Masticaba con la nariz pegada a las costillas de Joe, y a _____ la escena le resultó cómica y sonrió.
—Tengo algunas galletas —dijo, quitando los platos de la mesa—. Pero no creo que nadie se haya quedado con hambre.
—Yo sí —dijo Eve, mirando la mesa por primera vez.
—Creo que yo también —dijo Gus.
____ dejó el plato de galletas en la mesa y colocó un vaso de leche delante de Eve.
—Gracias.
Joe tomó una galleta del plato y la dejó sobre la mesa delante de la niña. Si la quería, tendría que soltarlo. Eve se inclinó hacia delante, tomó la galleta y dio un mordisco, manteniendo su mirada vigilante en los adultos sentados alrededor de la mesa. Joe mantuvo el brazo alrededor de su espalda para que se apoyara en él, una seguridad que la niña parecía necesitar y que _____ no habría esperado que Joe percibiera. Lo miró bajo una nueva luz.
Eve terminó la galleta, bebió la mitad de la leche y se apoyó en Joe. Gus recogió la mesa y luego Purdy y él salieron al granero.
—¿Dónde está el perro? —preguntó Eve.
_____ había estado doblando su delantal e hizo una pausa, pero siguió como si no lo hubiera oído.
—Está fuera, en alguna parte —contestó Joe.
—¿Entra en la casa?
—Trae leña para el fuego y _____ le deja quedarse en la cocina.
—¿Puedo verlo?
_____ miró a Joe.
—Yo lo llamaré. Seguramente anda cazando ardillas.
Salió al porche de atrás y lo llamó por su nombre varias veces. Luego tocó la campana. Finalmente, Capitán apareció corriendo por el jardín a oscuras, con hojas pegadas al pelo. _____ se arrodilló y se las quitó, luego abrió la puerta de la cocina.
—Aquí está.
Capitán movió la cola, husmeó el aire y se acercó a Eve. Con los ojos muy abiertos, se acurrucó junto a Joe.
—¡Es muy grande!
—Sí que lo es —Joe giró sobre el asiento, colocó a Eve en su regazo y puso una mano bajo la barbilla de Capitán—. Quiere olerte. Así es como dice hola.
Con sus diminutas manos extendidas bajo su barbilla, Eve contempló con recelo cómo el perro le olía la falda y las medias.
—Hola, perrito —dijo finalmente.
—Se llama Capitán.
—Mira —dijo _____, acercándose hasta sentarse a una distancia segura sobre el mismo banco. Tomó una galleta del plato y la partió en dos, atrayendo la atención del perro—. Capitán, siéntate.
El perro se sentó de inmediato sobre sus cuartos traseros, barriendo el suelo con la cola y contemplando la galleta con expectación.
—Todavía no —dijo _____ con firmeza, y extendió el brazo para colocársela sobre el hocico—. Todavía no —repitió. El perro permaneció completamente inmóvil, manteniendo la galleta en equilibrio—. Ya —dijo _____.
Con un movimiento de sus enormes mandíbulas, Capitán lanzó la galleta al aire y la atrapó en la boca, tragándola de una sola vez. Eve emitió una risita de sorpresa y juntó las manos con emoción.
—¿Lo has visto? —le preguntó a Joe, poniéndole la mano en el rostro.
—Lo he visto —sonrió.
—¡Hazlo otra vez, _____! ¡Hazlo otra vez!
Entre las risitas de deleite de Eve, _____ repitió el truco hasta que Joe declaró:
—Tenemos que parar o Capitán se pondrá malo con tantas galletas —luego se volvió a _____—. ¿Cuánto tardaste en enseñarle ese truco?
—Capitán es el perro de Nick —dijo en voz baja—. Nick se lo enseñó.
Algo llameó en sus ojos. Joe miró al perro como si hubiese echado a perder el ánimo alegre que había confiado en crear.
—Será mejor que ordeñe las vacas.
—Yo lo haré. Vosotros quedaos aquí —dijo _____, levantándose.
Corrió al granero. Gus ya estaba ordeñando y había metido a los caballos en los establos.
—Gracias, Gus.
—Hay una bolsa y un baúl en la parte de atrás del carro.
—Iré por la bolsa. Joe podrá meter el baúl más tarde. ¿Puedes llevar tú la leche a la casa?
Gus asintió y llevó los cubos a la cocina. _____ tomó la bolsa, cubrió los cubos y deseó las buenas noches a Gus, sintiéndose ansiosa por hablar con Joe sobre los últimos acontecimientos. Lo encontró en el recodo de la cocina, sentado en el suelo con Eve dormida en sus brazos, nuevamente agarrada a su camisa como si de ello dependiera su vida. Capitán estaba echado junto a ellos. Joe levantó la vista con expresión confusa.
—¿Qué hago con ella?
—¿Va a quedarse?
Joe asintió. La niña estaba completamente vestida.
—Tal vez haya un camisón en la bolsa que he traído.
—Lo siento, me olvidé de meter sus cosas. Y los caballos...
—Gus ya se ha ocupado de ellos. Podrás meter el baúl en otro momento. Supongo que será mejor que le quitemos la ropa y pensemos dónde puede dormir.
—¿Qué tal el catre que hice en el ático?
Puedo bajar las mantas. Sugiero que duerma en la cama contigo, yo dormiré aquí fuera...
—Creo que no le gusto.
—Le gustarás. Lo que pasa es que todo le resulta extraño y tiene miedo.
—Joe, ¿ha...?
— Hablaremos después de meterla en la cama —dijo, y se inclinó para colocar a Eve sobre el sillón acolchado. Luego tiró de la cuerda de la trampilla y después de bajar las mantas, hicieron juntos una cama blanda a una distancia segura del fuego que Joe había encendido antes.
Joe colocó a la niña sobre el grueso nido.
_____ le quitó a Eve los zapatos y luego las medias. Joe fue por la bolsa que ella había dejado en la cocina y la dejó a su lado. _____ empezó a desabrocharle el vestido y a quitarle las enaguas a la niña dormida y Joe se puso de espaldas.
—¿Qué haces? —preguntó _____, desviando la mirada a sus hombros anchos.
—Dándole un poco de intimidad.
—Está dormida, Joe. Además, sólo tiene... ¿cuántos años tiene?
—Cinco y medio. Cumple los años después de Acción de Gracias.
_____ parpadeó al oírlo, pero dijo:
—Date media vuelta y ayúdame.
—No, yo...
—Vamos, yo sola no puedo —Joe se volvió a regañadientes—. Vaya, te da vergüenza — dijo con una sonrisa.
Pero ayudó a _____ a ponerle el camisón y en pocos minutos la niña estaba echada y tapada con una sábana limpia que olía a aire libre. Capitán se acurrucó a su lado y se relajó con un suspiro canino. _____ intercambió una mirada con Joe.
—Tal vez el perro le haga compañía. Ya sabes, un cuerpo cálido en el que apoyarse por si se siente inquieta —sugirió.
_____ lo sabía por experiencia. Había dormido con el animal desaliñado varias veces durante las largas y solitarias noches en las que Nick había estado ausente.
—Puede quedarse.
—Voy a salir un momento —dijo Joe, y se dirigió a la puerta de la cocina.
_____ entró en el dormitorio para cambiarse de ropa. Bajó la lámpara y al ir a cerrar las cortinas notó el resplandor anaranjado del cigarrillo de Joe al borde del jardín. Cerró las cortinas, se puso el camisón y se metió en la cama.
Joe entró en la estancia minutos más tarde, cerrando la puerta con fuerza. Se quitó la funda de las pistolas y las metió debajo de la cama. _____ cerró los ojos y escuchó cómo se quitaba la ropa prenda a prenda, emitiendo un gemido ahogado. Meg se incorporó.
—No me he ocupado de tu pierna.
Joe estaba sentado al borde de la cama, con la espalda y los hombros desnudos, quitándose los pantalones.
—Nadie se había ocupado de ella antes de venir aquí, y no me pasó nada.
—Pero las compresas calientes te ayudan.
—Sí —dijo en voz baja.
_____ se dio cuenta en aquel momento de que estaba hablando a su espalda desnuda y de que sólo llevaba puestos sus calzoncillos de algodón blancos. Tye se incorporó y se dirigió a la palangana de agua que había sobre la cómoda, mirándola por el espejo.
_____ desvió la mirada.
—¿Ahora a quién le da vergüenza mirar? — preguntó, riendo entre dientes.
—¿Voy por agua caliente y linimento? — _____ oyó cómo se lavaba.
—No —Joe se volvió y se sentó en el borde más alejado de la cama—. Mírame.
_____ sintió que el corazón le daba un pequeño vuelco. Mirarlo era más turbador de lo que debería. Su sentido común se rebeló.
—Por favor —añadió Joe en voz suave—. Tenemos que hablar.
Julieta♥
Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH ..
OTROOO CAAAPIIISSS PORFAAAA
ELLA NO PUDO ENCONTRAR MEJOR HOMBRE QUE JOEEEEEEE!!!!
OTROOO CAAAPIIISSS PORFAAAA
ELLA NO PUDO ENCONTRAR MEJOR HOMBRE QUE JOEEEEEEE!!!!
chelis
Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
Ocho
_____ lo miró con sus ojos vulnerables de color miel.
Le habría ahorrado aquella situación si hubiera podido, pero ya estaba hecho. Había dado su palabra y una niña dependía de él.
—Lottie murió hoy, el reverendo vio el mensaje nada más llegar. Fui a casa de Rosa y la ayudé a disponerlo todo para el funeral.
—Lo siento, Joe. Sé que era amiga tuya.
—No la había visto desde hacía años —dijo, sin esperar o necesitar su comprensión—. Lamento que enfermara de esa manera, y siento que Eve perdiera a su madre. Pero no lo sientas por mí. Eve es la que necesita consuelo.
De vez en cuando, _____ posaba la vista en su piel desnuda, pero hacía un esfuerzo por levantarla a sus ojos o bajarla a la colcha.
—De modo que va a quedarse aquí para siempre.
—Sí.
—¿Cuándo es el funeral?
—Mañana. Lottie no tenía a nadie a quien notificárselo, así que en cuanto construyan el féretro, el reverendo estará preparado.
—¿Llevarás a Eve?
La pregunta se le había pasado por la cabeza, pero no había tenido oportunidad de meditar en ella.
—¿Crees que debería ir?
—Supongo que sí. Llevamos a Forrest y a Lilly al entierro de Nick. De lo contrario, ¿no se preguntará qué ha sido del cuerpo y todo eso?
—Supongo que sí. No sé que se hace con los niños —se pasó la mano por el pelo distraídamente.
—Supongo que nadie lo sabe, Joe. Se aprende sobre la marcha. Y mientras uno intente hacer lo que es mejor para ellos, no puede equivocarse mucho.
Sus ojos volvieron a mirarlo a la luz de la lámpara.
—No quiero que esto se interponga entre nosotros —dijo suavemente, refiriéndose a Eve.
—Lo sé —_____ habló con la misma honradez de siempre. Había sido él el que se había aprovechado. Como sabía que no lo despreciaba por su ascendencia, había imaginado que _____ no pensaría menos de Eve por la suya. Lo había dado por hecho.
Cielos, ¡qué hermosa era! Se había soltado el pelo y se lo había cepillado hasta hacerlo brillar. Los mechones de color miel caían en cascada sobre sus pálidos hombros. ¿Qué podía darle que fuera digno de ella?
El anillo. Le devolvería el anillo de su padre. Y el rancho. Haría todo lo que estuviera en su poder para mejorarlo. Por _____.
—Iré contigo, Joe.
—¿Cómo? —había perdido el hilo de la conversación.
—Mañana, al funeral.
Joe se sintió como si tuviera una piedra en el pecho y tuvo que hacer un esfuerzo por respirar.
—¿Estás segura?
— Sí. Será mejor si vamos los dos —_____ tenía razón. Si él iba solo, las malas lenguas hablarían. Asintió—. Ahora déjame que vea tu pierna —se puso en pie y se dirigió a la puerta—. El agua todavía está caliente, sólo tardaré un minuto.
Joe la asió de la muñeca y le impidió marchar. _____ contempló su mano y su pulso se aceleró en su cuello. El aroma a violetas lo embriagó, y cuando levantó sus ojos luminosos hacia él, su corazón amenazó con saltarle del cuerpo.
—Gracias —dijo llanamente.
—Iré por el agua y las toallas —repuso _____.
Joe la soltó y por un momento, ella no se movió. Finalmente, con un movimiento de faldas, abrió la puerta y se fue.
Joe se quitó sus calzoncillos blancos y se cubrió con la sábana. Cuando _____ volvió, todavía estaba sentado a un lado de la cama. La ayudó a colocar el hule bajo la pierna, pero no se tumbó. Permaneció incorporado, contemplando el contorno de sus senos bajo el suave camisón de hilo, fijándose en cada leve movimiento con embelesamiento. La imagen de cubrirlos con sus manos casi le hizo gemir.
Suavemente, _____ le puso la toalla humeante sobre el muslo. Joe aguantó el dolor hasta que se disipó y se concentró en mirar sus cabellos. Quería extender el brazo y tocar aquellos mechones sedosos, quería saber si tenían un tacto igual de glorioso y cálido como el que parecía a la luz dorada.
—Lo siento —dijo _____. Joe la miró a los ojos.
—¿Qué?
—Eso te ha dolido.
Comprendió que debía de haber emitido un sonido y movió la cabeza.
—No.
_____ le secó el muslo y extendió el brazo para tomar la botella de linimento.
—No —dijo Joe—. Esta noche no.
—Pero Joe...
— No —dijo con firmeza. _____ retiró la mano.
—¿Acaso he hecho algo...?
—Lo has hecho todo bien. Todo. Pero a mí me resulta intolerable.
—¿El qué, Joe? ¿El dolor?
—No, el dolor no. ¡Tú! ¡Esto! ¡Nosotros! — con un gesto de la mano la abarcó a ella con su camisón de hilo y a él desnudo, y sus dedos acabaron hundiéndose en su pelo con frustración y deseo insatisfecho.
Maldiciendo, se quitó el hule de debajo de la pierna y lo echó a un lado. Se cubrió con las sábanas.
—Métete en la cama.
_____ recogió las cosas con obediencia, apagó la lámpara y subió a la cama. El aroma erótico de su cuerpo llegó a él como la llamada de una sirena.
_____ olía tan maravillosamente como recordaba. Su pelo era grueso y suave como el terciopelo, como había imaginado hacía unos momentos. _____ pasó un brazo esbelto sobre su torso y sus senos se aplastaron contra su pecho. Con sólo la delgada capa de hilo separando sus cuerpos, el calor irradiaba entre ellos. Sus pezones duros le acariciaron el costado y el dorso de la mano. Joe la giró y con avidez tomó en ella uno de sus senos. _____ apoyó la cabeza en su hombro y sus cabellos eran una caricia tentadora sobre su cara y cuello.
Gimió. Estaba tan duro y dispuesto como hacía semanas. _____ empujó su seno en la palma de su mano y emitió un gemido ansioso en lo profundo de su garganta. Su respiración agitaba el vello de su pecho y endureció sus pezones. Joe se puso de costado frente a ella.
Bajo las sábanas, buscó sus nalgas redondas y la atrajo hacia él con fuerza. _____ pasó el brazo alrededor de su cuello y su aliento cálido le acarició el oído. Con naturalidad, Joe introdujo las manos bajo el dobladillo de su camisón y lo levantó, deslizando los dedos por su piel cálida de satén, sobre su cadera bien definida y su cintura estrecha hasta encontrar su seno desnudo y acariciar su pezón entre los dedos.
_____ se estremeció y apretó el rostro contra su cuello. Joe se inclinó sobre ella y bajó la mano, deslizando un dedo dentro y en torno a su ombligo. Luego descubrió su mata sedosa de rizos y probó los pliegues húmedos que había debajo.
_____ cerró el puño en su pelo y presionó los labios sobre su cuello con un grito ahogado. Joe se colocó sobre ella. Sus cuerpos parecían estar hechos el uno para el otro, el de ella ansioso, cálido y dócil, el suyo inquieto, separando sus muslos e introduciéndose en su interior con cuidado y contención.
Nunca había sentido nada tan maravilloso, pleno y tentador al mismo tiempo. Nunca había hecho nada tan importante, tan intenso. _____ lo rodeó con las rodillas, envolviéndolo con su cuerpo y sujetándose con las manos alrededor de su cuello.
Aquello era un sueño hecho realidad. Joe se tomó su tiempo para deslizar las palmas de las manos por su piel, para disfrutar de sus curvas y texturas femeninas y despertar en ella suspiros de placer. La suavidad de su primera unión desapareció enseguida.
Todo el cuerpo de _____ se tensó contra él y hundió los dientes en su cuello. Joe nunca se había concentrado nunca tanto en nada como en reconocer las señales que su cuerpo le enviaba y en cómo intensificar su placer.
—¿Así?
—Sí —_____ bajó las manos a sus caderas y sus dedos se hundieron en su carne, conteniéndolo.
—¿Más despacio?
—Sí.
Joe apretó los dientes y pensó en cosas banales. _____ contuvo el aliento.
—¿Ahora?
—Sí.
Joe la agarró con la mayor fuerza posible sin aplastarla, besó su sien húmeda, inspiró la fragancia extática de su pelo y se vació en su interior.
Los temblores suaves de _____ lo envolvieron. Su cuerpo se relajó, pero con sus dedos le acariciaba los cabellos. Joe sintió cómo se le agarrotaba el muslo y se colocó en una posición más cómoda para los dos.
La piel de _____ era cálida y húmeda contra la suya. El aroma a violetas y almizcle se mezcló de forma inconfundible y Joe sonrió junto a su pelo fragante.
_____ se bajó el camisón y se puso de costado. Joe la siguió, pegándose a ella por detrás, notando sus nalgas firmes y deliciosas, incapaz de pensar en un lugar mejor junto al que acurrucarse. Con su aroma en la cabeza y su cuerpo junto al suyo, se sumió en el sueño profundo.
_____ lo miró con sus ojos vulnerables de color miel.
Le habría ahorrado aquella situación si hubiera podido, pero ya estaba hecho. Había dado su palabra y una niña dependía de él.
—Lottie murió hoy, el reverendo vio el mensaje nada más llegar. Fui a casa de Rosa y la ayudé a disponerlo todo para el funeral.
—Lo siento, Joe. Sé que era amiga tuya.
—No la había visto desde hacía años —dijo, sin esperar o necesitar su comprensión—. Lamento que enfermara de esa manera, y siento que Eve perdiera a su madre. Pero no lo sientas por mí. Eve es la que necesita consuelo.
De vez en cuando, _____ posaba la vista en su piel desnuda, pero hacía un esfuerzo por levantarla a sus ojos o bajarla a la colcha.
—De modo que va a quedarse aquí para siempre.
—Sí.
—¿Cuándo es el funeral?
—Mañana. Lottie no tenía a nadie a quien notificárselo, así que en cuanto construyan el féretro, el reverendo estará preparado.
—¿Llevarás a Eve?
La pregunta se le había pasado por la cabeza, pero no había tenido oportunidad de meditar en ella.
—¿Crees que debería ir?
—Supongo que sí. Llevamos a Forrest y a Lilly al entierro de Nick. De lo contrario, ¿no se preguntará qué ha sido del cuerpo y todo eso?
—Supongo que sí. No sé que se hace con los niños —se pasó la mano por el pelo distraídamente.
—Supongo que nadie lo sabe, Joe. Se aprende sobre la marcha. Y mientras uno intente hacer lo que es mejor para ellos, no puede equivocarse mucho.
Sus ojos volvieron a mirarlo a la luz de la lámpara.
—No quiero que esto se interponga entre nosotros —dijo suavemente, refiriéndose a Eve.
—Lo sé —_____ habló con la misma honradez de siempre. Había sido él el que se había aprovechado. Como sabía que no lo despreciaba por su ascendencia, había imaginado que _____ no pensaría menos de Eve por la suya. Lo había dado por hecho.
Cielos, ¡qué hermosa era! Se había soltado el pelo y se lo había cepillado hasta hacerlo brillar. Los mechones de color miel caían en cascada sobre sus pálidos hombros. ¿Qué podía darle que fuera digno de ella?
El anillo. Le devolvería el anillo de su padre. Y el rancho. Haría todo lo que estuviera en su poder para mejorarlo. Por _____.
—Iré contigo, Joe.
—¿Cómo? —había perdido el hilo de la conversación.
—Mañana, al funeral.
Joe se sintió como si tuviera una piedra en el pecho y tuvo que hacer un esfuerzo por respirar.
—¿Estás segura?
— Sí. Será mejor si vamos los dos —_____ tenía razón. Si él iba solo, las malas lenguas hablarían. Asintió—. Ahora déjame que vea tu pierna —se puso en pie y se dirigió a la puerta—. El agua todavía está caliente, sólo tardaré un minuto.
Joe la asió de la muñeca y le impidió marchar. _____ contempló su mano y su pulso se aceleró en su cuello. El aroma a violetas lo embriagó, y cuando levantó sus ojos luminosos hacia él, su corazón amenazó con saltarle del cuerpo.
—Gracias —dijo llanamente.
—Iré por el agua y las toallas —repuso _____.
Joe la soltó y por un momento, ella no se movió. Finalmente, con un movimiento de faldas, abrió la puerta y se fue.
Joe se quitó sus calzoncillos blancos y se cubrió con la sábana. Cuando _____ volvió, todavía estaba sentado a un lado de la cama. La ayudó a colocar el hule bajo la pierna, pero no se tumbó. Permaneció incorporado, contemplando el contorno de sus senos bajo el suave camisón de hilo, fijándose en cada leve movimiento con embelesamiento. La imagen de cubrirlos con sus manos casi le hizo gemir.
Suavemente, _____ le puso la toalla humeante sobre el muslo. Joe aguantó el dolor hasta que se disipó y se concentró en mirar sus cabellos. Quería extender el brazo y tocar aquellos mechones sedosos, quería saber si tenían un tacto igual de glorioso y cálido como el que parecía a la luz dorada.
—Lo siento —dijo _____. Joe la miró a los ojos.
—¿Qué?
—Eso te ha dolido.
Comprendió que debía de haber emitido un sonido y movió la cabeza.
—No.
_____ le secó el muslo y extendió el brazo para tomar la botella de linimento.
—No —dijo Joe—. Esta noche no.
—Pero Joe...
— No —dijo con firmeza. _____ retiró la mano.
—¿Acaso he hecho algo...?
—Lo has hecho todo bien. Todo. Pero a mí me resulta intolerable.
—¿El qué, Joe? ¿El dolor?
—No, el dolor no. ¡Tú! ¡Esto! ¡Nosotros! — con un gesto de la mano la abarcó a ella con su camisón de hilo y a él desnudo, y sus dedos acabaron hundiéndose en su pelo con frustración y deseo insatisfecho.
Maldiciendo, se quitó el hule de debajo de la pierna y lo echó a un lado. Se cubrió con las sábanas.
—Métete en la cama.
_____ recogió las cosas con obediencia, apagó la lámpara y subió a la cama. El aroma erótico de su cuerpo llegó a él como la llamada de una sirena.
_____ olía tan maravillosamente como recordaba. Su pelo era grueso y suave como el terciopelo, como había imaginado hacía unos momentos. _____ pasó un brazo esbelto sobre su torso y sus senos se aplastaron contra su pecho. Con sólo la delgada capa de hilo separando sus cuerpos, el calor irradiaba entre ellos. Sus pezones duros le acariciaron el costado y el dorso de la mano. Joe la giró y con avidez tomó en ella uno de sus senos. _____ apoyó la cabeza en su hombro y sus cabellos eran una caricia tentadora sobre su cara y cuello.
Gimió. Estaba tan duro y dispuesto como hacía semanas. _____ empujó su seno en la palma de su mano y emitió un gemido ansioso en lo profundo de su garganta. Su respiración agitaba el vello de su pecho y endureció sus pezones. Joe se puso de costado frente a ella.
Bajo las sábanas, buscó sus nalgas redondas y la atrajo hacia él con fuerza. _____ pasó el brazo alrededor de su cuello y su aliento cálido le acarició el oído. Con naturalidad, Joe introdujo las manos bajo el dobladillo de su camisón y lo levantó, deslizando los dedos por su piel cálida de satén, sobre su cadera bien definida y su cintura estrecha hasta encontrar su seno desnudo y acariciar su pezón entre los dedos.
_____ se estremeció y apretó el rostro contra su cuello. Joe se inclinó sobre ella y bajó la mano, deslizando un dedo dentro y en torno a su ombligo. Luego descubrió su mata sedosa de rizos y probó los pliegues húmedos que había debajo.
_____ cerró el puño en su pelo y presionó los labios sobre su cuello con un grito ahogado. Joe se colocó sobre ella. Sus cuerpos parecían estar hechos el uno para el otro, el de ella ansioso, cálido y dócil, el suyo inquieto, separando sus muslos e introduciéndose en su interior con cuidado y contención.
Nunca había sentido nada tan maravilloso, pleno y tentador al mismo tiempo. Nunca había hecho nada tan importante, tan intenso. _____ lo rodeó con las rodillas, envolviéndolo con su cuerpo y sujetándose con las manos alrededor de su cuello.
Aquello era un sueño hecho realidad. Joe se tomó su tiempo para deslizar las palmas de las manos por su piel, para disfrutar de sus curvas y texturas femeninas y despertar en ella suspiros de placer. La suavidad de su primera unión desapareció enseguida.
Todo el cuerpo de _____ se tensó contra él y hundió los dientes en su cuello. Joe nunca se había concentrado nunca tanto en nada como en reconocer las señales que su cuerpo le enviaba y en cómo intensificar su placer.
—¿Así?
—Sí —_____ bajó las manos a sus caderas y sus dedos se hundieron en su carne, conteniéndolo.
—¿Más despacio?
—Sí.
Joe apretó los dientes y pensó en cosas banales. _____ contuvo el aliento.
—¿Ahora?
—Sí.
Joe la agarró con la mayor fuerza posible sin aplastarla, besó su sien húmeda, inspiró la fragancia extática de su pelo y se vació en su interior.
Los temblores suaves de _____ lo envolvieron. Su cuerpo se relajó, pero con sus dedos le acariciaba los cabellos. Joe sintió cómo se le agarrotaba el muslo y se colocó en una posición más cómoda para los dos.
La piel de _____ era cálida y húmeda contra la suya. El aroma a violetas y almizcle se mezcló de forma inconfundible y Joe sonrió junto a su pelo fragante.
_____ se bajó el camisón y se puso de costado. Joe la siguió, pegándose a ella por detrás, notando sus nalgas firmes y deliciosas, incapaz de pensar en un lugar mejor junto al que acurrucarse. Con su aroma en la cabeza y su cuerpo junto al suyo, se sumió en el sueño profundo.
Julieta♥
Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
ame los caps gracias por subirlos
enserio la nove es muy linda espero
la sigas pronto
enserio la nove es muy linda espero
la sigas pronto
Nani Jonas
Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHH PORFIIINNNN!!!
JEJEJEJEJEJE..
OJALA QUE ___ NO SE ARREPINETA DE LO QUE HICIEROOONN.. PARA NO PNER TRITE A JOEEEEEE!!!!
PON OTRO PORFAAA
JEJEJEJEJEJE..
OJALA QUE ___ NO SE ARREPINETA DE LO QUE HICIEROOONN.. PARA NO PNER TRITE A JOEEEEEE!!!!
PON OTRO PORFAAA
chelis
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