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♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
Nueve
El cielo estaba oscuro y el gris de las nubes cargadas de lluvia se cernía sobre el paisaje. Joe caminó hacia el granero, no muy ansioso de pasar tiempo con los hombres y al mismo tiempo no queriendo imponer a _____ su presencia. Recogió y soltó la cuerda nueva que había estado arrastrando con su caballo durante semanas con la esperanza de suavizarla. El cáñamo estaba flexible y, satisfecho, la enrolló, la colgó de un clavo y desensilló su caballo.Apoyado sobre un barril en el umbral del granero, untó de grasa el cuero mientras caían las primeras gotas de lluvia sobre el suelo polvoriento. Aquel día se había despertado más relajado y mejor que hacía mucho tiempo. El recuerdo del cuerpo ansioso de _____ y de su unión inesperadamente satisfecha hacía que se sintiera feliz consigo mismo.
Pero su vergüenza y la manera en que lo eludía había disminuido aquel placer. ¿Qué pasaba? ¿Acaso lo lamentaba? Ella había sido la que había sugerido que satisficiera sus necesidades con ella, y no lo habría hecho de no haber sabido que estaba tan ansiosa y dispuesta como él.
Pero cuanto más lo pensaba, más seguro estaba que no la había presionado. No sabía quién de los dos había iniciado el acto en realidad, había sido una unión gradual y mutua, y _____ había participado voluntariamente. No era tan necio como para creer que la había forzado.
Aunque tal vez su análisis era injusto. Tal vez no le había gustado.
Joe recordó su bienvenida húmeda, sus movimientos ansiosos, la forma en que se agarraba a él. No, le había gustado.
El paño grasiento se quedó inmóvil sobre el cuero. Se quedó mirando la silla gastada. Le había gustado. Su debilidad por ella lo excitó sólo de recordarlo.
Pero otro pensamiento amenazó con devorar su placer fugaz. Tal vez en la oscuridad de la noche _____ podía fingir que él era Nick. Y durante el día tenía que verlo tal como era.
La idea lo sacudió como un golpe en el pecho. Le hizo un nudo en el estómago y se sintió enfermo. Se puso en pie, tomó la lata de grasa y la arrojó contra un poste de madera con todas sus fuerzas. Con un ruido seco frustrante, la lata golpeó la madera y cayó al suelo.
Capitán apareció desde el fondo del granero y olisqueó los tobillos de Joe. Joe contempló al perro de Nick. Contempló el granero de Nick y las sábanas de lluvia que caían sobre la casa de Nick .
Terminó rápidamente de engrasar la silla, colocó los utensilios en las baldas y ensilló un caballo. No se le había perdido nada allí, sería mejor que fuera a la ciudad. Allí era donde todos estarían hasta que amainara o lloviera con tanta intensidad que tendrían que ir al río a rescatar a las reses que hubieran quedado atrapadas en el lodo.
Se puso el sombrero y montó sobre su caballo, cabalgando a paso lento por delante de la casa. Vio la luz en la ventana, el humo que emergía de la chimenea, y como si un fantasma lo persiguiera, hostigó a la yegua al galope en dirección a Aspen Grove.
_____ no podía decir que le sorprendiera que Joe no se hubiese presentado para cenar. No se había quedado en casa las noches anteriores a la llegada de Eve, pero había confiado en que la presencia de la niña lo incitara a quedarse. Evidentemente, le daba lo mismo.
—¿Dónde está Joe? —Eve estaba sentada junto al fuego, con su omnipresente muñeca de trapo en el regazo. _____ levantó la vista del vestido que estaba remendando.
—Ha ido a la ciudad.
—¿Cuándo volverá?
—Seguramente tarde. Después de que te hayas acostado —«Después de que yo me haya acostado». El labio inferior de la niña tembló al oír la respuesta y _______ se castigó por su inconsciencia. Hundió la aguja en la tela y dejó a un lado la falda—. ¿Qué quieres que hagamos para pasar el tiempo en esta noche de lluvia?
Eve se encogió de hombros.
—¿Qué hacíais tú y tu madre a estas horas?
—Mamá trabajaba de noche.
—Ah —_____ se mordió el labio. Desde luego no se estaba ganando su favor de aquella manera—. Bueno, yo trabajo durante el día, así que tú y yo tendremos tiempo para estar juntas durante la noche.
—¿Y Joe? ¿Estará aquí?
_____ deseó tener una respuesta. Deseó saber qué lo impulsaba a ir a la ciudad todas las noches.
—No lo sé. A veces. ¿Qué te gustaría hacer? ¿Quieres que te lea?
Eve se sentó sobre el peldaño y se colocó sus faldas con cuidado. ____ abrió el cajón del aparador de su abuela y sacó el libro de los cuentos de Charles Perrault que Lilly había dejado allí.
Deslizó los dedos por la cubierta y se sorprendió echando de menos las visitas de Gwynn, Harley y de la niña. Sus cuñados nunca se quedaban mucho tiempo, dado que la casa les parecía demasiado austera, pero al menos la familia había sido una distracción en las tardes.
Apartó a un lado aquel recuerdo, abrió el libro y empezó a leer. Eve escuchó educadamente, acariciando de vez en cuando su muñeca de trapo. A mitad de El gato con botas _____ se calló.
—¿Te gusta la historia? —Eve asintió con somnolencia—. ¿Quieres que dejemos el resto para mañana?
—Está bien.
_____ le sirvió a la niña un vaso de leche y se puso una taza de café. Comieron las pocas galletas que quedaban.
—¿Puede entrar Capitán esta noche? —preguntó Eve.
—¿A dormir contigo? —la niña asintió—. Supongo que no hace daño a nadie durmiendo aquí.
Salieron al granero y Capitán las encontró cuando regresaban a la casa. _____ le puso a Eve el camisón y se tomó su tiempo cepillando su pelo negro en ondas brillantes y trenzándolo. Finalmente, la metió en el catre.
—Si Joe viene, dile que he sido buena —dijo Eve.
—Ya lo sabe.
—Sí, pero díselo de todas formas.
—¿Por qué, Eve?
La niña se encogió de hombros.
—Porque mamá dijo que debía portarme bien con él.
_____ tomó uno de los rizos oscuros que habían escapado a las trenzas.
—Se lo diré.
Eve le brindó una media sonrisa y se tumbó de costado con la muñeca bajo la barbilla. _____ le acarició el pelo con ternura, deseando poder consolar mejor a la niña. Tal vez necesitaba hablar del funeral. _____ no sabía qué decirle. Joe debía estar allí con ella. Qué desconsiderado al abandonarla cuando más lo necesitaba. _____ siguió cavilando hasta enojarse profundamente. Luego se preguntó si realmente estaba enfadada con él por haber dejado a Eve o por haberla dejado a ella. Por las dos cosas. Por razones que no se atrevía a examinar, ella también se sentía abandonada. Joe era su marido, y tenía todo el derecho del mundo a esperar que se comportara como tal.
Eve se había quedado dormida, así que _____ comprobó el fuego y se retiró a su habitación para acostarse.
Llevaba un tiempo dormitando cuando se despertó con el ruido de Joe al desnudarse y del colchón al hundirse bajo su peso. Olía a lluvia y levemente a humo, pero no detectó rastro de alcohol.
No podía decir por qué descansaba mejor cuando estaba a su lado. Era como si su casa estuviera en orden cuando él regresaba, así que, olvidando el enfado, dejó que el sueño volviera a reclamarla. Apenas había cerrado los ojos cuando la mano de Joe se hundió en su pelo y sus dedos le acariciaron la mejilla.
Instintivamente, levantó la mano hasta cubrir la suya y movió el rostro contra su palma. El calor se extendió por sus entrañas ante aquella suave caricia y su corazón empezó a latir con frenesí. Se debatió entre el éxtasis y la culpabilidad, y el placer sensual y la necesidad imperiosa ganaron. Dio media vuelta y se apretó contra su cuerpo fuerte.
Joe tiró con fuerza de su cabeza y levantó su rostro hacia él, encontrando sus labios en la oscuridad y cubriéndolos con los suyos. Para ser un primer beso, no fue vacilante ni curioso sino exigente y voraz. Aquella urgencia entre ellos era nueva y vergonzosa para ella, pero _____ controló sus recelos devolviéndole el beso y perdiéndose en aquella gratificación sensual.
No sabía a alcohol, sino a Joe y ligeramente a menta. Sus labios eran firmes e insistentes, y acogió su beso al tiempo que negaba en algún rincón distante de su mente que no debería hacerlo. Joe la besó largamente, haciendo una pausa para saborear sus labios, su barbilla, su mejilla. La besó con lenta y tierna persuasividad, borrando la cautela de su mente y la resistencia de su cuerpo, y _____ recordó sus palabras: «Los besos son para los amantes».
Su lengua la incitó a separar los labios y la besó profundamente y con deliciosa exhaustividad. _____ nunca había estado tan excitada. Se removió contra él, y Joe colocó una rodilla entre sus muslos, un pobre sustituto para su deseo, pero ella emitió un sonido de apreciación.
Joe atormentó sus pezones a través del camisón de algodón hasta que _____ deseó gritar de frustración. Y entonces sus manos iniciaron su maravilloso viaje por debajo de la prenda, a lo largo de su piel hipersensible, poniéndole los nervios de punta.
_____ se aferró a sus hombros y lo colocó sobre ella, dentro de ella. No existía nada salvo ellos dos y aquella búsqueda salvaje por la liberación. Su miembro henchido desató una oleada inesperada de placer y _____ sollozó junto a su boca.
—Di mi nombre —le pidió Joe con urgencia, tomando su mandíbula en una sola mano.
_____ luchó por hallar un pensamiento coherente.
—Joe —susurró.
—Otra vez.
—Joe —en aquella ocasión la palabra fue un ronco susurro.
—Otra vez.
_____ dijo su nombre una vez más y Joe se adentró en ella con fuerza, como si quisiera hacerse pedazos en su interior, y el cabecero de metal de la cama golpeó la pared. _____ se agarró a las sábanas buscando cierta estabilidad.
Joe gimió. _____ susurró su nombre.
Joe se deslizó a su costado y la rodeó con fuerza con sus brazos.
Y _____ lloró. Liberó sus emociones y su placer, y algo más profundo que su unión física.
—¿Te he hecho daño? —preguntó con desolación en la voz.
—No.
Joe la besó en la sien y le acarició el pelo, y bajo la palma de su mano, su corazón se ralentizó. En el exterior, la lluvia caía con fuerza.
Una punzada de culpabilidad la acució al pensar en las cartas del baúl que estaba al pie de la cama, pero _____ apartó aquel pensamiento de la cabeza y se concentró en la suavidad del colchón, en el calor y la fuerza de los brazos de Joe y en el olor estimulante de su piel.
Allí tenía a alguien que la abrazaba. Alguien con quien compartir las noches. No se sentiría culpable por ello.
Al día siguiente, Purdy se quedó en la casa con Eve mientras Gus, Joe y _____ cabalgaban en busca de las reses, una tarea más propia de la primavera. Con cuidado, inspeccionaron las zonas pantanosas hasta hallar a los animales que se habían adentrado demasiado en la orilla y habían quedado atrapados en el lodo.
_____ llamó a los hombres al ver la cabeza y los cuernos de un novillo visibles por encima del agua. El caballo rucio de Joe había demostrado ser el más hábil para tirar de una cuerda sin ponerse nervioso, así que Joe se estiró y lanzó el lazo alrededor de los cuernos de la res. Ató la cuerda al saliente de su silla y urgió a su caballo a dar marcha atrás. Los impulsos de la res ayudaron al rucio, y pronto remolcaron al animal a la orilla. Joe dejó caer la cuerda de inmediato.
En cuanto el novillo se enderezó, cargó sobre él, y Joe se alejó al galope y observó cómo el animal sacudía la cabeza y encontraba un arbusto en el que quitarse el lazo. _____ se dirigió a caballo para recogerla y se la entregó a Joe.
Sus manos enguantadas rozaron las suyas.
—Buen trabajo, vaquero.
Cielos, a Joe le encantaba su sonrisa. Incluso con el pelo escondido bajo el sombrero empapado y con un impermeable el doble de grande que ella, era lo más bonito que había visto nunca. No se lo dijo. Ya sabía que se sentía incómoda con cualquier expresión de su mutua atracción o cualquier palabra de naturaleza íntima. Su manera de pensar era todavía un enigma para él, pero su miedo de que tuviera que imaginarlo como Nick se había disipado.
Tal vez no fingiera que era Nick , pero sin duda deseaba que fuera él quien estuviera a su lado. Había amado a su primer marido. Aquel hecho le hacía daño siempre que lo pensaba.
Joe se adelantó a lo largo del río para buscar terneros o reses más débiles. _____ cabalgó a su lado.
—Eve preguntó por ti anoche.
—¿Qué dijo?
—Quería saber dónde estabas y si pasarías las noches con nosotras.
—¿Qué le dijiste?
—No sabía qué decirle, Joe. Intenté tranquilizarla diciéndole que algunas noches estarías en casa.
Joe no dijo nada. Por debajo del ala de su sombrero, se limitó a estudiar el paisaje con ojo atento.
—Es una niña muy buena, Joe, pero creo que necesita pasar algún tiempo contigo ahora mismo. Eres la única persona en quien confía. Eres su único consuelo en el mundo que ha perdido de repente. Seguramente necesita hablar de su madre.
—Haré lo que pueda.
Ninguna explicación. Ninguna excusa. Ninguna promesa. Irritada, _____ desvió la mirada.
Reunieron a unos cuantos terneros y ya se dirigían de vuelta a los rebaños cuando _____ volvió a hablar.
—¿Qué vamos a hacer con Eve cuando vayamos a los pastos de las montañas a recoger el ganado?
—¿Qué quieres decir?
—Que nunca he tenido que cuidar antes de una niña. Trabajaba con el ganado como todo el mundo. Estamos demasiado faltos de manos para que me quede en la casa con ella.
—¿Y quién se queda para hacer las tareas?
—Purdy. A él le cuesta más montar.
—Eve puede venir a acampar con nosotros. Se quedará en el carromato de las provisiones. Gus será el que lo lleve, ¿no?
—Él y uno de los hombres del rancho Barra Dieciséis.
—Así estaremos con ella todas las noches. Hay una reunión pasado mañana en el Doble U para ver cómo recorreremos el territorio. Todo el mundo está falto de manos. Acamparemos en los lugares acostumbrados.
—Será mucho mejor que durante la guerra —dijo _____—. Apenas conseguíamos mantener vivo al ganado hasta la primavera para poder vender algo. Y la mitad de las reses no están marcadas. Tendremos que fiarnos unos de los otros para separarlas con justicia este año.
Joe tiró de las riendas cerca de un risco de piedra rojiza y _____ se detuvo a su lado.
—Entonces, ¿te parece bien?
_____ volvió la cabeza para mirarlo.
—¿El qué?
—Que Eve acampe con nosotros.
—Supongo que no tenemos elección, ¿no? —la elección había sido de Joe al aceptar la responsabilidad de la niña. Como si leyera sus pensamientos, le dijo:
—¿Te molesta su presencia? ¿O el trabajo extra?
_____ miró en su interior y respondió con sinceridad.
—No, Joe. No me molesta. Agradezco su compañía.
Joe se ajustó el sombrero, un gesto innecesario pero automático para cubrir su reacción a aquel comentario. Hincó los talones en su caballo y apretó el paso.
Joe pasó la noche en la ciudad. Pero en aquella ocasión, no la despertó cuando se metió en la cama.
Pasó una semana larga y agotadora hasta que la lluvia paró, el sol salió y empezaron a reunir al ganado. Hunt y Aldo cabalgaron con los demás vaqueros para localizar e identificar a las reses perdidas. Gus y Lem Higgings levantaron el campamento. Los dos hombres mayores distraían a Eve mientras cocinaban, cuidaban de las heridas de los hombres y encendían los fuegos.
Después de perseguir al ganado, oler los hierros candentes y ver cómo descornaban a los animales, _____ no comió mucho aquella primera noche. Aldo y Hunt se habían ido al rancho Barra Dieciséis a jugar al póquer, y Gus y Lem estaban fregando los cacharros. Joe, en cambio, leía Alicia en el país de las maravillas para Eve. Desde que _____ le había hablado, había hecho un esfuerzo para pasar tiempo con la niña. En ocasiones hasta le había cepillado el pelo hasta que se quedaba medio dormida.
_____ lo observó mientras leía a la niña, parando para contestar sus incesantes preguntas. Contra su voluntad, sus pensamientos vagaron a las noches de la semana anterior en las que había vuelto a casa y no la había tocado. Debería alegrarse por no sentir la culpabilidad enloquecedora que había seguido a sus dos encuentros apasionados.
Sólo tenía sus experiencias con Nick para comparar lo que había pasado entre joe y ella, y la comparación la avergonzaba. Había sido feliz con Nick . Lo había amado. Habían mantenido una relación respetuosa y correcta.
Joe, en cambio, la volvía loca.
No se había casado con él por amor. Los detalles físicos de su matrimonio debían ser breves y prácticos, no perturbadores y memorables... y desde luego, no inolvidables. El hecho de que estuviera pensando en ellos en aquel mismo momento estaba mal. ¿Qué le pasaba?
Se levantó y fue a ayudar a Lem a secar los platos. Luego, Gus se alejó en dirección al Círculo T para ver cómo estaba Purdy. Joe cerró el libro y colocó a la niña en su regazo. Eve acariciaba de vez en cuando la falda de la muñeca que raras veces soltaba.
—¿Vas a irte esta noche? —preguntó, y _____ aguzó el oído para escuchar su respuesta.
—Tenía intención de hacerlo.
—¿Adonde vas?
—Tengo cosas de las que ocuparme en la ciudad. Cosas de mayores.
—Tal vez pueda ir contigo.
Joe observó su rostro.
—No lo creo. Tienes que quedarte aquí a dormir.
—No estoy cansada.
_____ observó la expresión suave de Joe. Eve le brindó una de sus miradas suplicantes de ojos violeta y Joe la colocó sobre su otra pierna.
—No tengo que irme hasta más tarde.
La niña dio saltos de alegría y le dio unas palmaditas en la mejilla con una sonrisa más brillante que las estrellas del cielo.
_____ sirvió café para Joe y para ella y se sentó junto a ellos frente al fuego. El cuerpo le dolía por todas partes y se sentó con un gemido. En seguida pensó en la pierna de joe. No parecía cojear mucho a pesar del esfuerzo al que la estaba sometiendo.
—¿Qué tal está tu pierna?
—Aguanta. Me he puesto linimento todas las noches.
—Me había dado cuenta de que la botella no estaba.
—¿La necesitas?
—No me importaría ponerme un poco sobre los hombros.
—Yo te lo pondré antes de que te acuestes.
_____ accedió con un gesto de cabeza.
—Joe no va a ocuparse de sus asuntos hasta más tarde —dijo Eve.
_____ sonrió y asintió. Joe y ella se miraron. _____ se mortificó por la dirección que tomaban sus pensamientos sólo con mirarlo.
—¿Por qué no puede venir Capitán a acampar con nosotros? —preguntó la niña.
—Capitán se queda en el rancho para cuidar de la casa y del granero —explicó _____.
Nick no había tenido tiempo antes de la guerra de acostumbrar al perro a las vacas. Y _____ tendía a mimar al animal en lugar de adiestrarlo.
—¿Cuándo podré montar a caballo?
—Podrás montar conmigo un rato mañana por la mañana —dijo Joe.
Los ojos de la niña se abrieron como platos.
—¿En tu caballo?
—Sí.
—¿Cómo se llama? —sonrió Eve.
Joe miró a _____. El caballo que prefería era suyo. Después de montar a varios había elegido el rucio por su pisada segura y su temperamento. _____ se encogió de hombros.
—No tiene nombre, que yo sepa. No nació en el rancho. Supongo que Joe tendrá que ponerle un nombre.
—¿Qué tal Gris? —preguntó Eve.
—En realidad no es gris —dijo Joe—. Lo parece, pero su piel es negra y su pelo entrecano. Se pondrá más clara a medida que se haga mayor.
—Entonces, ¿qué? —preguntó Eve.
Joe se quedó pensando por un momento.
—Risueño —dijo con una sonrisa.
—¿Risueño? —Eve soltó una risita y _____ se unió a sus carcajadas.
Joe les habló de un caballo del ejército en el que había montado durante la guerrau que solía morderle el hombro cuando bajaba la guardia.
A pesar de negar que estaba cansada, Eve se acurrucó contra Joe y cerró los ojos. En poco tiempo, se quedó dormida. Joe la llevó a su catre de mantas y regresó con el linimento.
—Suéltate el botón de la camisa —dijo.
_____ miró a su alrededor y vio que Lem ya se había acostado y estaba roncando debajo del carromato. La vergüenza no era tan fuerte como para prescindir de cierto alivio para sus músculos doloridos, así que se desabrochó la camisa de fieltro y la dejó caer sobre sus brazos.
Joe bajó los tirantes de su combinación de los hombros y _____ sintió estremecimientos por su cuello y por la espalda al sentir su roce. Segundos después, sus dedos duros y callosos extendieron el linimento por su piel. _____ cerró los ojos y se rindió a aquel calor penetrante y a sus manos fuertes. Luego sonrió para sí.
—¿Qué tiene tanta gracia? —su voz junto a su oído la sorprendió.
No se había dado cuenta de que Joe se había inclinado hacia delante para ver su rostro.
—Si hubiera sabido que lo único que hacía falta para que te quedaras esta noche era una mirada suplicante, le habría dicho a Eve que te cautivara mucho antes.
Sus manos se paralizaron. _____ se volvió y vio que no estaba sonriendo. Colocó su mano sobre la suya.
—¿Joe?
— No voy porque quiera —dijo con voz ronca.
—Entonces, ¿por qué vas? —preguntó—. Nadie te obliga.
Joe retiró las manos y ella se volvió mientras ponía el corcho a la botella.
—¿Joe?
Dejó la botella a un lado y se puso en pie. Luego tomó su chaqueta de cuero, que estaba junto a sus mantas.
—Por favor, no te vayas esta noche.
Se quedó inmóvil. Se irguió sin tomar la chaqueta y lentamente, se volvió para mirarla. _____ no se había subido la camisa y su mirada rozó sus hombros, su pelo, su rostro. Su rendición fue evidente en la manera tierna en la que la contemplaba incluso antes de asentir.
—Está bien.
_____ dio unos pasos hacia él, sorprendiéndose a sí misma con su atrevimiento.
—Bésame —le dijo.
Julieta♥
Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
waoooo la rayis esta querinedo ajoe'?
y que es loq ue el hace en el pueblo??
y que es loq ue el hace en el pueblo??
andreita
Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
NO LO PUEDOO CREEER YA SE ESTA RINDIENDO ___ A LA PASION DE JOEEE!!!!!!!!!!!!!.. AAAII PON OTROOOOSS CAPIS PORFAAA
chelis
Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
la nove va cada vez mejor y creo que la rayis por fin va olvidando a nick :)
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaa
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaa
lorenitajonas
Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
ai como la dejaste asi la nove esta genial
anda siguela pronto plis
anda siguela pronto plis
Nani Jonas
Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
Diez
La expresión de Joe cambió de tierna a vacilante. Miró hacia el carromato, pero dio un paso hacia el frente, la asió por los antebrazos y bajó la cabeza hacia la suya.
_____ percibió la cautela en sus manos y en sus labios. La besó con suavidad, deliberadamente, poniendo fin al beso y mirándola a los ojos.
—Ahora di mi nombre —dijo _____.
Ante aquel eco de su propia exigencia apasionada, que los dos recordaban vividamente, sus ojos oscuros llamearon.
—¿Porqué?
—Porque quiero oír cómo lo dices. Nunca me has llamado por mi nombre desde que nos vimos en la tienda.
—_____ —dijo con voz tensa—. _____ Jonas.
«_____ Jonas». Nunca había oído los dos nombres juntos, nunca había pensado en ellos.
Pero Joe los había pronunciado, haciéndolos reales. Usar su apellido parecía de algún modo infiel. _____ se apartó y se ajustó la falda antes de que Joe pudiera ver el dolor en sus ojos.
¿Había intentado ponerlo a prueba? ¿Había confiado en demostrarse algo? Sí. Se convenció de que le fallaba el sentido común.
—Ve —dijo — . Ve a la ciudad y haz lo que tengas que hacer.
—He dicho que me quedaría esta noche.
—No quiero que te quedes. Quiero que te vayas.
—Eso no era lo que querías oír, ¿verdad? No querías que te recordara con quién estás casada.
—No... Sí, quiero decir... No sé.
—La dulce _____ tiene un pequeño y sucio secreto, ¿no es verdad?
Con vacilación, _____ se volvió.
—¿Qué quieres decir? —preguntó.
Los ojos oscuros de Joe se habían vuelto duros, su expresión indescifrable. El cambio la asustó. Joe se inclinó hacia delante y deslizó un dedo por sus labios.
—Te gusta cuando te toco. Ansias mis besos. Te mueres por Joe Jonas, no por tu precioso Nick, y te avergüenzas por ello.
Las mejillas le ardían, los oídos le zumbaban. Quería taparlos y volverse, pero no lo hizo. No podía moverse ni pensar. Los labios la abrasaban donde la había tocado.
— ¿Qué pensarían las cotillas Telford si supieran lo anhelante que estás por las noches? ¿Si supieran cómo gimes mi nombre y dejas que te cubra con mis manos? ¿Si supieran lo ardiente y húmeda que estás para mí?
Conmocionada, _____ luchó por comprender qué estaba pasando. No podía estar humillándola y haciéndole daño deliberadamente de aquella forma. Levantó sus manos temblorosas y se cubrió el rostro en llamas.
—Creías que me estabas poniendo a prueba hace unos momentos, pero no —continuó—. Te estabas poniendo a prueba a ti misma. Y has fallado. Te avergüenzas de lo que sientes.
_____ oyó cómo se alejaba, cómo su caballo lo saludaba y luego el crujido del cuero. Minutos más tarde, los cascos resonaron en la noche.
_____ bajó las manos lentamente. El fuego todavía chisporroteaba. Eve seguía profundamente dormida a varios metros de distancia. El cielo seguía allá arriba, amplio y negro y lleno de estrellas y misterios. ¿Pero en quién se había convertido ella? No lo sabía. Unas cuantas lágrimas de enojo y conmiseración rodaron por sus mejillas y se las secó con la palma de la mano.
¿Por qué había dicho Joe aquellas cosas? ¿Cómo lo había sabido? Se arrojó sobre sus mantas y contempló las estrellas centelleantes que parecían acusarla. Maldito fuera Nick por morirse y dejarla sola. Maldito fuera Joe Jonas por confundirla y embrollarlo todo. Ojalá se quedara toda la noche en la ciudad. Ojalá se fuera a vivir a la ciudad. Ojalá su caballo de pisadas seguras lo arrojara a un barranco y se rompiera la otra pierna.
Ya casi amanecía cuando se arrepintió de aquel último pensamiento. Y después de que Joe entrara en el campamento, se ocupara de su caballo y se metiera entre sus mantas, dio gracias a Dios por saber cuándo no escuchar.
—¿Me has visto esta mañana, _____? ¿Has visto lo alta que estaba? — Eve enfatizó su pregunta poniéndose de puntillas con una mano en el aire por encima de su cabeza.
—Te vi. Eres una jinete muy buena.
—Joe dice que me dejará ir a la ciudad a caballo con él cuando hayan reunido todas las vacas.
—Eso será muy divertido, ¿verdad?
_____ había asumido la tarea de lavar la ropa y reparar los pantalones de los hombres ya que era la única mujer en las montañas y Gus no tenía vista para ensartar la aguja.
—¿Puedes leerme un poco más de Alicia? —preguntó Eve.
—No puedo hasta más tarde —respondió _____—. Tengo trabajo que hacer.
—Lo sé. Joe también tiene trabajo. Y Gus.
_____ lamentó que fuera una época tan ajetreada.
—Ojalá Capitán pudiera haber venido — dijo la niña.
—Le está haciendo compañía a Purdy. Tal vez el año que viene Joe lo haya acostumbrado a las vacas.
—¿Y por qué tenemos esas estúpidas vacas?
—Valen mucho dinero. Cuantas más nazcan, más dinero podremos hacer.
—Ah —se levantó y se acercó a _____—. Yo tengo dinero.
—¿Ah, sí?
—Sí. Plata. La guardo en una caja especial que era de mi mamá. ¿Te la enseño?
_____ había visto la caja cuando había desempaquetado el equipaje de Eve y la niña había estado jugando con ella en alguna ocasión.
—Está bien.
Eve corrió a la bolsa en la que estaban sus pertenencias y regresó con su valiosa posesión. A _____ le parecía una sencilla caja de cigarros. La niña abrió la tapa con importancia, dejando ver el fieltro rojo que habían pegado en el interior.
—¿Lo ves? —Eve le enseñó un dólar de plata.
—¡Cielos! Eres una niña rica.
—Sí. Y éste es mi pelo de cuando era un bebé —desdobló un papel y le enseñó un rizo oscuro.
_____ lo admiró debidamente. Eve dejó caer el papel sobre trozos de lazos y varios resguardos de billetes de tren. Levantando con cuidado un pañuelo arrugado con bordes deshilachados, lo abrió para que _____ viera lo que había dentro. _____ estudió el collar. El colgante bañado en oro era redondo y estaba engastado con diamantes falsos en forma de media luna... una joya poco corriente.
—Es muy bonito —_____ observó cómo doblaba el pañuelo y lo guardaba. ¡Tan pocos objetos con los que recordar a una madre!—. Podrás ponértelo cuando seas mayor.
Eve asintió y una expresión abatida reflejó su pérdida y desolación.
—Mamá me dijo que Joe iba a ser mi familia.
_____ sintió un nudo en el pecho.
—Sí —susurró—. Nos alegramos mucho de ser tu familia —tranquilizó a la niña.
—¿Cómo es que no tienes hijos?
_____ parpadeó, sorprendida con la pregunta.
—Yo... eh... —no podía explicarle a una niña de cinco años que apenas había tenido oportunidad de tener niños antes de que Nick se fuera a la guerra y lo mataran—. Dios no me ha dado bebés todavía.
Los ojos de Eve se abrieron y centellearon.
—¿Dios te da bebés?
Era una explicación tan buena como cualquier otra. Y cierta.
—Sí.
Eve cerró la tapa de su caja y una media sonrisa asomó a sus labios sonrosados.
—Caramba.
_____ se quedó mirando cómo llevaba la caja hasta su bolsa y volvía a tomar su asiento junto a su muñeca. Jugó con el pelo de hilo y susurró algo que no pudo oír.
_____ retomó su costura, deseando poder compartir su regocijo con Joe. La buena relación de la que habían disfrutado se había evaporado, y _____ aceptaba la culpa. Había dejado que sus deseos físicos y emocionales se interpusieran en su acuerdo. Se aborrecía por ello, pero no sabía cómo sofocarlos.
Joe conseguía que lo deseara, así de sencillo, y aquellos sentimientos la confundían. Quería hablar de cosas que ella no quería tratar. Le hacía sentir cosas que no quería sentir. Joe lo había malinterpretado todo, pero no sabía cómo arreglarlo, ni siquiera si quería arreglarlo.
Aquel malentendido le permitía sentirse segura. Mientras estuviera enfadado con ella pensando que se avergonzaba de él, no tendría que enfrentarse a sus sentimientos por Joe. Y en aquellos momentos se sentía demasiado confusa para enfrentarse a nada que no fueran las tareas que tenían entre manos.
Cuando terminaron de reunir al ganado, Joe estaba tan agradecido como todos los demás de que la vida hubiese vuelto a la normalidad. Con el regreso a la casa volvía el problema de su intimidad forzosa por la noche, así que, aunque _____ se enfadaba, sus estancias en la ciudad hasta altas horas de la madrugada eran una bendición. Regresaba al rancho tan exhausto que se quedaba profundamente dormido.
Había una fiesta prevista para el sábado siguiente para celebrar el día del Fundador. Para los rancheros, sus esposas y familias, era un acontecimiento muy esperado todos los años. También coincidía con algo para lo que Joe había estado trabajando. Al final de la semana, había ahorrado dinero suficiente para comprar otra vez el anillo de _____. Declinando la oferta de Jed de seguir en el Par de Ases, el viernes recogió su última paga y se fue directamente a la casa de empeños. O'Roarden se tomó su tiempo encendiendo un cigarro, colocándoselo en la comisura de la boca y hablando con él entre los dientes.
—¿Qué desea?
—El anillo de mi esposa. Hablé con usted y me dijo lo que debía pagar para recuperarlo.
—Sí —el hombre abrió un libro de cuentas, pasó unas páginas y le dijo a Joe el precio. Joe colocó los billetes sobre el mostrador—. ¿Tiene el recibo?
—¿El recibo?
—No puedo vendérselo si no me lo trae.
Joe miró al hombre a los ojos, preguntándose si aquella norma era para todo el mundo o sólo para él.
—Volveré.
Se metió el dinero en el bolsillo y salió hecho una furia por la puerta. Quería que fuera una sorpresa, y la única manera de conseguir el anillo sin que _____ lo supiera era buscar el recibo. No debería ser difícil, era una casa pequeña, pero quería dárselo la noche siguiente y apenas tenía tiempo.
Regresó al rancho y encontró a Gus sentado en el jardín pelando patatas. Eve estaba jugando con Capitán a pocos pasos de distancia.
—¡Mira, Joe! —lo llamó. Arrojó un palo y el perro saltó a buscarlo. Joe sonrió y la observó con indulgencia durante varios minutos.
—¿Dónde está _____? —preguntó.
—Se fue a caballo a ver cómo estaban los nuevos terneros —le informó Gus. Joe asintió y se volvió a la niña.
—Saldré enseguida, Eve. ¿Te gustaría venir conmigo a la ciudad?
La niña estaba intentando quitarle el palo a Capitán y se paró en seco.
—¡Sí! ¿Puedo montar a caballo?
—Puedes ayudarme a enganchar los caballos, ¿qué te parece?
—¡Bien!
Joe entró en la casa y abrió unos cuantos cajones, pero no encontró nada salvo platos y cosas de comidas. En la otra habitación, revisó el aparador de la abuela de _____, mirando incluso dentro del azucarero. Se abrió paso al dormitorio en penumbra, sintiéndose como un ladrón pero todavía queriendo sorprender a _____ con el anillo.
La lata de su cómoda contenía lazos y botones y horquillas. Abrió el primer cajón y el aroma a violetas impregnó el aire. Miró debajo de sus combinaciones y cuellos de encaje. El resto de los cajones sólo tenían ropa. Se volvió, se fijó en el baúl que estaba al pie de la cama y abrió la tapa. Una caja abierta contenía varios trozos de papel, la sacó y enseguida encontró el recibo firmado por Ben O'Roarden. Joe sonrió y se lo metió en el bolsillo de la camisa.
Al meter la caja en el baúl, los demás objetos llamaron su atención. El cepillo, la navaja y la taza de afeitar de un hombre. Un montón de cartas atadas con un lazo desteñido. Un sentimiento lúgubre se apoderó de él y su corazón se contrajo dolorosamente.
Las cosas de Nick .
No le importaba, no debería importarle. _____ tenía derecho a conservar sus recuerdos. Cerró el baúl y detestó el sentimiento de privación que lo invadió. Sus ojos se posaron en el lugar donde había visto un par de botas la primera vez que había entrado en el dormitorio. Ya no estaban, aunque no se había fijado hasta aquel momento.
Una pesadez creciente se alojó en su pecho. Miró el baúl por última vez, estudió la cama por un momento y luego salió de la habitación. Nick estaba vivo en el corazón de _____, ésa era la amenaza contra las posibilidades que tenía Joe de ganarse su corazón. Tal vez hubiera poseído el cuerpo de _____, pero Nick todavía tenía su corazón.
Tomó la toca de Eve y salió de la casa.
Joe dio una palmadita al bolsillo interior de su chaqueta. El anillo descansaba cómodamente en el bolsito de fieltro. Al recuperar la reliquia, había pagado la letra de la hipoteca. Podía considerar el anillo como una especie de préstamo, así que habría devuelto el dinero a _____. Le encantaría ver cómo Niles Kestler se tragaba sus palabras sobre enviar la orden de embargo, pero saber que todavía les quedaban dos meses de seguridad era satisfacción suficiente.
—Ahora vamos a comprarte algo a ti —Joe sostenía con fuerza la mano de la niña y ella caminaba por la acera de madera—. Todavía me quedan unas monedas.
—¿Regaliz? —preguntó, y su sonrisa picara lo deleitó.
— Si quieres.
—Me gusta.
Oyeron cómo sonaba una campana. Unos metros más adelante, encorsetada en un vestido negro y sombrero de ala negra adornada con una pluma a juego, Edwina Telford emergió de la tienda. Su nuera rubia apareció justo detrás de ella. Al ver cómo Joe y Eve se acercaban, su expresión reveló la perplejidad combinada con la desaprobación.
—¿Se puede saber qué está haciendo con esa niña, señor Jonas?
—Voy a comprarle regaliz, señora Telford. ¿Qué tal se encuentra hoy?
—¿Dónde están sus padres?
—Bueno, creo que somos _____ y yo, porque Eve vive con nosotros. Yo estoy aquí y _____ está en el rancho preparando la cena. Tendrá que disculparnos, tenemos que hacer las compras y volver. No me gusta perderme la comida de _____.
Pasó al lado de Edwina, cuyo rostro reflejaba una expresión de afrenta. Eve trató de volver la cabeza parar mirarla, pero Joe la condujo al interior de la tienda.
Emery Parks brindó a Joe su mirada de enojo acostumbrada y luego, como no había otros clientes, se aproximó al mostrador donde Joe esperaba. Se fijó en Eve y frunció el ceño. Era evidente que la reconocía de las visitas previas con su madre, o tal vez hubiera estado allí con Rosa.
—Hola, señor Parks —fue el saludo educado de la niña. Emery la ignoró y clavó la mirada en Joe.
—¿Qué quieres?
Joe se inclinó hacia Eve.
—Quédate aquí un momento, cielo —susurró. Eve asintió recatadamente. Luego Joe bajó la cabeza tan cerca de la de Emery Parks como era posible sin echarse encima del mostrador—. Un mínimo de cortesía para la niña sería un buen principio —el hombre abrió mucho los ojos—. Eve ha dicho hola, señor Parks —la voz baja de Joe contenía una amenaza velada—. Si yo fuera usted, le contestaría.
La piel con manchas de Emery y las puntas de sus orejas se pusieran coloradas. Sus ojos de color azul pálido reflejaron su preocupación por lo que Joe podría hacer. Se aclaró la voz. Joe se enderezó y volvió a tomar la mano de Eve.
—Ho... Hola —le dijo Emery. Joe aceptó el saludo con un gesto de cabeza.
—Queremos seis barras de regaliz, por favor.
El comerciante envolvió los caramelos en un trozo de papel y aceptó los peniques que Joe le tendió.
—Gracias —dijo Eve.
La mirada de Emery se desvió a Joe pero inmediatamente volvió a posarla en la niña.
—De nada.
—Ha sido un placer hacer negocios con usted —dijo Joe, tocándose el ala del sombrero. Salieron de la tienda y Joe le dio a la niña una barra y él se quedó con otra.
—¿A ti también te gusta el regaliz, Joe?
—Es mi favorito.
Eve mordió su caramelo y lo recompensó con una sonrisa radiante.
Durante el camino al rancho, la niña durmió. El brazo le dolía de sostenerla tanto tiempo, pero no le importaba. La alegría que le había reportado le compensaba aquella pequeña incomodidad.
Purdy salió a recibirlos y se ofreció a cepillar y dar de beber a los caballos. Joe le dio las gracias y llevó a Eve a la casa. _____ y Gus estaban dando los últimos toques a la cena cuando Joe entró en la cocina con Eve en los brazos. _____ lo saludó con una sonrisa mientras servía puré de patatas en una fuente.
—No sabía si llegarías a tiempo para la cena.
—Estoy aprendiendo a no perderme tus comidas.
Sus palabras hicieron que _____ volviera la cabeza. Sostenía a la niña con expresión sonriente, pero lo había dicho en serio. Joe había engordado desde que estaba allí, su pecho y sus brazos eran más anchos. Y había comido porciones cada vez mayores.
_____ se secó las manos en el delantal y se acercó.
—La has estado mimando, ¿eh? —dijo al ver el círculo negro en torno a sus labios. Joe sonrió de oreja a oreja y _____ se quedó sin aliento al ver aquel gesto tan poco frecuente en él.
—Mereció la pena. Le encanta el regaliz.
—Ya veo.
Eve se incorporó en sus brazos y _____ le brindó una sonrisa.
—Hola. Te he echado de menos.
— ¡Oh, _____! Fuimos en carro a la ciudad. Joe me compró regaliz.
—Menuda aventura. Yo diría que el viaje te ha dejado agotada.
—Sólo un poco. ¿A qué huele?
—A pollo frito de Gus.
—Qué rico —se relamió la niña.
—Vamos a lavarte.
Joe dejó a Eve de pie en el suelo y siguió a _____ al fregadero. Se lavó después de ellas, y en pocos minutos aparecieron Purdy y los hermanos Eaton. Todos se sentaron y comieron juntos, disfrutando de la deliciosa cena y del ambiente agradable. Cuando terminaron y Gus se encargó de fregar, Joe se acercó a _____ y susurró:
—Salgamos fuera. Tengo que hablar contigo.
Julieta♥
Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
me parece que poco a poco la rayis y joe están formando una familia con eve a su lado aunque el recuerdo de nick sigue presente :)
sigue pronto me encanta tu nove :)
sigue pronto me encanta tu nove :)
lorenitajonas
Re: ♥Recuerdos♥...(joe & Tu)...Adaptacion
joe es muy hermoso
y al rayis todavi pensando en nick ¬¬
y al rayis todavi pensando en nick ¬¬
andreita
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