feelings -niall horan

Anastasia ''Ana'' Fernández

Pestañeé repetidas veces, impresionada.

- Vale, buena broma. – solté riendo. – Enserio. ¿Qué has hecho?

- Anastasia, es enserio.

Abrí mis ojos. Ella nunca me llamaba así, solo cuando estaba asustada o había hecho algo realmente malo y me pedía ayuda. Eso solo significaba una cosa, que lo que me contaba era verdad.

Me tape la boca.

- ¿Cómo habéis…llegado a eso? – murmuré como pude, pues mi mano seguía tapando mi boca.

Ella se tapó la cara.

- Acababa de hablar con Niall, sobre que si llegábamos así a casa, nos mataban. Louis me ofreció dormir en su habitación, el dormiría en el sofá. – comenzó a relatar. Sus mejillas estaban teñidas de rojo. - Yo…me dejo una camiseta suya, nos sentamos en el sofá, yo no me había cambiado todavía. Seguía un poco drogada, me pregunto sobre mí y hablamos, y no sé cómo, le dije que estaba como enamorada de él o que tenía un crush con él, tú me entiendes.

Comienza a despeinarse el pelo, me mira y comienza a llorar.

- Se lanzó sobre mí, me beso y yo… no supe como pararlo, lo juro. ¿Sabes lo bien que se siente estar en los brazos de Louis? Hace parecer que ningún otro chico valga la pena, lo juro. Y me deje llevar. – paro y se mordió el labio. – Esta mañana no estaba. Me siento como una…puta.

Yo abrí mis ojos y la abrace.

- No, tú no eres una puta.

- ¡Pero pude pararlo, le dije que se detuviera y…

- ¿Le dijiste que se detuviera? – le pregunte sorprendida.

Ella asintió mientras me abrazaba más fuerte.

- Sera…será… ¡Es su culpa, no la tuya! Bueno, en parte es de los dos, pero a ver… - solté molesta. Infinito odio hacia él, ha utilizado a mi mejor amiga. – me lo cargaba, lo juro.

Ella rio.

- Cielo…

- ¿sí? – me preguntó.

- Has perdido tú vir..

Escuché su suspiro.

- Sí.

Luego comenzó a llorar como una niña pequeña.

- Me siento utilizada, como si fuera un pañuelo. Lo usas y luego lo tiras, eso soy yo… - susurró ella. – He quedado como una puta, yo no soy así. Tú lo sabes. Esto me está matando…

Comencé a acariciarle el pelo, con ternura. No podía verla así, se me destrozaba el corazón. Normalmente yo era la frágil, la que siempre lloraba y ella era la que me consolaba. Ahora los roles habían cambiado.

- No… todo estará bien, te lo prometo. Estoy aquí, siempre.


Cam se estaba duchando, yo seguía en su cama, estirada mirando el techo. Mire mi bolso, estaba en la mesita de noche de mi amiga. A su lado, estaba la camiseta. Había intentado dejarla, dios sabe que lo había intentado, pero no había podido.

Suspire, menudo día y eso que no llegaban a ser ni las diez de la mañana. No quería entrar a Twitter, me matarían a preguntas y no tenía ganas de nada. Alargue mi mano hasta que cogí el bolso, saque como pude el móvil y lo desbloquee.

Me había llegado un mensaje. Era de Mir.

Tía… ¿Dónde estáis?

Sonreí. La verdadera pregunta era…¿Dónde cojones había estado ella? No me había cogido el teléfono.

Casa de Cam. Vente.

Su respuesta no tardo nada en llegar.

Voy para allí.

Deje caer mi cabeza sobre la almohada. Cerré mis ojos, y recosté mi teléfono en mi estómago. Quería quitarme ya este vestido, pero esperaría a que Cam saliera. Sobre lo que le había pasado, no se lo contaría a Miriam, si alguien se lo tenía que contar, sería mi mejor amiga, no yo. Ella confiaba en mí, y yo nunca, la traicionaría contándolo.

Mi teléfono comenzó a vibrar, haciéndome cosquillas, y al momento la melodía alertándome de que alguien me llamaba me alerto.

Alargué mi mano y cogí el teléfono, le di a descolgar y lo coloque en mi oído.

- ¿Sí?

No escuché nadie.

- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? – pregunté.

Escuché una respiración. Me senté de golpe, mierda, eso me asustaba.

- Open the door, dude. – escuché de fondo.

¿Me había llamado alguien que no hablaba mi idioma?

- ¿Hola? – pregunté ahora hablando en inglés.

No escuché nada, solo como si alguien picara a alguna puerta o algo así. Reí, no sé porque, una película de dibujos animados comenzó a proyectarse en mi cabeza.

- Creo que te llaman, eh…

Escuché un gemido masculino. Me sonaba, pero no sabía de qué. Y de golpe, me colgó.

Vale, eso había sido raro.

Suspire y negué con la cabeza, volvía estirarme de la misma forma y cerré los ojos. Y al poco tiempo, note como el colchón se hundía. Sabía que era Cam, olía a jazmines y naranjas, solo conocía a una persona que oliera así y esa era ella.

Todo estaba sumido en un silencio cómodo, tranquilo y lleno de paz…pero no duro mucho.

- ¡Chicas, que alguien me arranque los pelos de la cabeza, lo pido por favor! – gritó entrando Mir.

Suspire otra vez, la paz se había ido.

Abrí mis ojos y me senté. Cami me imito, pero cuando las dos vimos a nuestra amiga de esa forma, comenzamos a reírnos.

Tenía el pelo muy desordenado, el maquillaje corrido por su cara. El vestido roto por detrás, arrugado y sucio. Los tacones llenos de barro. Lo único limpio, el bolso.

- ¿Acaso es Halloween? – pregunté con burla.

Ella se sentó en la alfombra de color naranja. Me apunto con el dedo.

- Cierra el pico, idiota.

- ¿Qué te ha pasado? – preguntó con forma suave, Cam.

Mir se revolvió más el pelo. Controle mis ganas de reírme, tenía los pelo de una loca, pero me callaría.

- Ayer por la noche fue un caos, primero quiero pediros disculpas. Sí yo no hubiera aceptado la bebida, nada de todo esto habría pasado.

Cami resoplo, yo me uní a ella.

- No pasa nada. – dije rápidamente.

Mir hizo un puchero y de golpe, comenzó a llorar. ¿Otra llorando?

- La he cagado a lo grande, pero a lo grande. Ayer por la noche, cuando tú te fuiste con el rubio… Harry me cogió en brazos y me llevo a su habitación, bueno, no llegamos a su habitación. Creí que querría acostarse conmigo y en el ascensor comencé a decirle que no, básicamente era todo lo que decía. Y en el pasillo, delante de la puerta de su habitación, le grite que me bajara. Me hizo caso, y le dije de todo. Desde mujeriego a estúpido de pelo raro, estaba medio borracha medio drogada y no controlaba lo que decía. – gimió quitándose las lágrimas. – Él me dijo que me callara, creo que le estaba molestando lo que decía y Harry me intento coger de nuevo, yo di un trasquilón pisando la parte trasera de mi vestido y me caí de culo. Total, que comencé a insultarle diciendo que era su culpa y el me intento ayudar a levantarme, le di un manotazo en la mano y me levante yo sola, con mi vestido roto. – paro mordiéndose el labio.

Yo estaba alucinando y creo que Cam también. Dio una bocanada de aire rápidamente y prosiguió.

- Me fui hacía el ascensor, el me siguió y bajamos a la entrada. Harry me dijo que me quedara, que me calmara y que no me fuera, que me podía pasar algo. Yo solo le insulte llamándole de todo, le saque el dedo índice y me fui con la cabeza alta. Y supongo que me merezco el haber dormido en un puto banco en el parque, haberme levantado con dos euros en mi mano y haber quedado en ridículo.

Termino de contar ella, yo abrí mis ojos. Vaya, una se acostaba con uno de ellos, y otra se peleaba con otro por no querer hacer eso. Mientras tanto, yo dormía. ¿Ironías de la vida?

- Pero vamos a ver… ¿él te dio algún indicio de que quería acostarse contigo? – le pregunto Cam sentándose a su lado.

- No, pero creí que solo quería eso. ¡Sí vierais lo cabreado que estaba cuando me fui, dios, qué miedo! – susurro abrazándose a sí misma.

- Normal que lo estuviera, le llamas de todo y le mandas a la mierda. Yo también lo estaría. – solté haciendo una mueca rara.

Mir me miro con los ojos rojos de haber llorado y Cam me riño con la mirada.

- Además, dicen que los borrachos siempre dicen la verdad. ¿Crees de verdad que es un mujeriego? – le pregunté cruzándome de brazos.

Ella negó con la cabeza.

- ¡Esto no cuenta, vale, estaba borracha, pero también medio drogada!

Suspiré y me tire hacia atrás, cayendo de golpe contra el colchón y dándome en la cabeza con la pared. Solté un quejido y me apreté la cabeza con las manos, de fondo se escuchaban las risas de mis amigas.

Yo me encargaría de que olvidaran todo lo que había pasado, así que, comenzaría por este absurdo golpe. Al menos, mientras se rieran, olvidarían todo lo ocurrido. Pensé en algo que pudiera hacer ese efecto, y que me ayudara a mí a dejar de pensar en lo que paso ayer. Al instante lo supe.

Me levante de golpe y les sonreí.

- ¿Conocéis al mejor amigo de mi hermano Adrián? – les pregunté. Ellas asintieron. Sonrió. – Guillermo trabaja en una tienda de tatuajes.

Las otras dos abrieron los ojos, entendiendo de qué iba el tema.

- ¿te vas a hacer un tatuaje? – pregunto Mir.

- No exactamente.

Me levante y les guiñe un ojo, mientras me dirigía al armario de mi amiga para buscar algo que ponerme, desde luego no iría por ahí con un vestido así. Además, todo lo que había pasado había sido surrealista, así que para que ellas olvidaran todo lo malo, y como se me antojaba desde hace tiempo, me haría un pircing, el famoso pircing llamado medusa.