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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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que imagen te gusta para la nove?
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Oh no pobre de mi Nick
Y awww hace sufrir a la rayis
Que pasara cuando se entere?
Oh yo se que lo aceptara tal y como es
Awww Plis Siguela necesito mas caps!!
Y awww hace sufrir a la rayis
Que pasara cuando se entere?
Oh yo se que lo aceptara tal y como es
Awww Plis Siguela necesito mas caps!!
Karli Jonas
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
ay nick!! siguela quiero saber que pasa despues =)
Dorin
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Pero que va a hacer el loco de Nicholas. Esto se pone interesante, continua porfa.
That's Me
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
holaaa xhicas como estan??
muchas gracias por sus comentarios!!! y dejenme decirles q si les esta pareciendo interesante ahora no saben lo q viene!!!! pero no quiero adelantarles nada! asi q les dejo el cap! espero q les guste! y espero q no quieran matarme! :lol:
Una de dos, o ella era una especie de veneno para los hombres, o a Nick le pasaba algo realmente malo.
___ estaba sentada delante de su tocador, en camisón, y no podía dejar de pensar en lo mal que había salido la noche. El precioso vestido que había escogido para la ocasión y que estaba ahora arrugado en el respaldo de una silla, sólo había servido para que él se fijara en ella un momento. Al día siguiente lo guardaría y sólo Dios sabía si volvería a ponérselo alguna otra vez.
Dejó el cepillo en el tocador y se levantó. ¿Qué había impulsado a Nick a alejarse de ella de ese modo? Se había doblado de dolor y luego había huido en la noche. ¿Había ya regresado? Si era así, no se había molestado en volver a la fiesta. Ni siquiera el padre Molyneux sabía dónde estaba.
Y ___ no se había atrevido a decirle a nadie que ella había estado con él en el jardín. Que sus besos eran la causa de que Nick se hubiera escabullido en la oscuridad.
Tal vez escabullirse no era el término apropiado, dado que él ni siquiera había intentado disimular, aunque podría haberlo hecho.
¿Cómo se suponía que iba a experimentar la pasión si el hombre al que deseaba no estaba dispuesto a estar con ella?
Un ruido apagado penetró en sus pensamientos. ¿Qué era? Volvió a oírlo. Estaban llamando a su puerta.
La esperanza la inundó. ¿Sería Nick? Con rapidez pero con sigilo corrió a abrir la puerta. Sin embargo, el hombre que su descontrolado corazón encontró en el pasillo no era Nick sino Kevin, con un montón de ropa entre los brazos.
—Kevin, ¿qué estás haciendo aquí? —Como lo dijo susurrando, no pareció que lo estuviera riñendo.
Entró en su habitación y ella cerró la puerta tras él. Dios santo, ¿qué pretendía?
Le dio el montón de ropa.
—Ponte esto y ven conmigo.
___ cogió la ropa y vio que era de hombre.
—¿Por qué quieres que me vista de hombre? —Si ella fuera vanidosa creería que él le estaba proponiendo que huyeran juntos, pero Kevin no era del tipo de hombre que huye, ni del que seduce a una chica de ese modo.
—No puedes ir a las ruinas tal como vas vestida. —Señaló el camisón que ___ llevaba puesto.
—¿Las ruinas? —Sólo de oírlas mencionar su corazón saltó de alegría—. ¿Vamos a las ruinas? ¿Ahora?
—Vístete —asintió Kevin.
No era propio de él ser tan impaciente. ___ se dirigió al vestidor despacio.
—Pero aún faltan al menos dos horas para que amanezca.
—Por eso vamos ahora. El sacerdote aún duerme y Nick no está aquí.
—¿No está? —Eso la detuvo en seco—. ¿Dónde está?
Kevin fue tras ella y la empujó con suavidad hacia el vestidor.
—No estoy seguro. Aún no ha ido a las ruinas, pero estoy convencido de que sólo es cuestión de tiempo. Por eso tenemos que ir ahora.
___ clavó los talones en la alfombra.
—¿Por qué vamos sin él y sin Molyneux?
Un suspiro de exasperación se escapó de los labios de Kevin. Le puso las manos en los hombros y le dio la vuelta para mirarla a los ojos.
—Porque quiero que tú tengas lo que haya en ese sótano, ___.Quiero que puedas elegir; no quiero que otra persona elija por ti. ¿Lo entiendes?
Ella creía que sí, pero ver a Kevin tan preocupado la desconcertaba un poco. Kevin temía que Molyneux y Nick se llevaran el Grial antes de que ella hubiera podido utilizarlo.
___ no quería pensar tan mal del sacerdote ni de Nick, pero era verdad que no conocía todos sus motivos. Confiaba en ellos, pero sabía que ambos le debían fidelidad a la Iglesia, y no a ella.
—Me vestiré lo más rápido que pueda —tranquilizó a Kevin, y corrió hacia el vestidor.
Lo único que era de su talla eran los calcetines. Los pantalones eran demasiado anchos de cintura y varios centímetros más largos que sus piernas. La camisa también era enorme, pero se la metió por dentro de los pantalones. El abrigo ya era otra cosa, debía de haber pertenecido a un hombre muy bajito o a un niño. Se puso sus botas y se recogió el pelo en un moño.
Cuando salió, Kevin estaba paseando nervioso por la habitación.
—¿Cómo estoy?—Muy cómica —contestó él sonriendo—. ¿Lista?
___ asintió. Oh, sí, estaba más que lista.
Salieron de la habitación y bajaron silenciosos la escalera. Una vez fuera, Kevin la llevó a la parte de atrás de la casa, hacia los establos, donde los esperaban un par de caballos. La ayudó a montar y, después de que él hiciera lo mismo, se dirigieron hacia la excavación.
Estaba oscuro, la luna se ocultaba ya en el cielo. Sólo había la luz necesaria para ver unos pocos metros delante de sus narices, pero era suficiente para sus monturas. Aquellos caballos conocían el camino tan bien como Kevin y ___. La noche emitía sus sonidos alrededor de ellos. Un búho ululó, un murciélago pasó casi rozándolos y pudieron oír el batir de sus alas.
Había tanta paz en la noche. La brisa era suave y refrescante, al contrario que durante el caluroso y húmedo día.
El paseo hasta las ruinas no era ni corto ni largo. El terreno rodeaba los límites originales de la finca, casi a un kilómetro y medio de distancia de la casa. ___ tuvo tiempo de sobra para recordar el beso que ella y Nick se habían dado.
«Desde entonces no puedo pensar en nada más», le había confesado Nick con una voz tan sensual como su mirada.
Entonces ella no podía ser perjudicial para él, ¿no? Pero si él quería besarla con semejante desesperación, ¿por qué se había ido de aquel modo?
¿Por qué seguía torturándose? ¿Acaso no había decidido que dejaría de hacerlo? Seguro que cuando volviera a ver a Nick, él se disculparía por lo que había hecho y le daría una explicación.
Una vez resuelto el tema, ___ volvió a centrar sus pensamientos en el Grial. ¿Estaría allí cuando Kevin y ella entraran en el sótano? Sí, sí, tenía que estar. Se negaba a creer lo contrario.
¿Qué haría con los años de vida que ganaría? Quería visitar tantos lugares, vivir tantas aventuras... Era difícil escoger por dónde comenzar.
Pero lo que seguro quería, pasara lo que pasase, era hacer el amor con Nick. No le daba vergüenza admitirlo, a pesar de lo atrevido que pareciera. A lo que se negaba, una vez estuviera curada, era a volver a vivir según los dictados de la sociedad. La vida era demasiado corta como para tener remordimientos, y cuando llega el momento de morir, ___ no tenía intención de arrepentirse de nada de lo que hubiera hecho o dejado de hacer.
Pensaba en todos los sitios que quería visitar y se imaginaba a Nick allí con ella. Explorarían las maravillas de Grecia por la noche, mirarían cómo la luz de la luna se reflejaba en el mar Negro. Seguro que ver ponerse el sol en los Cárpatos quitaba el aliento.
Con esos pensamientos llegaron a las ruinas, y ___ lucía para entonces una sonrisa en los labios. El corazón le latía acelerado cuando ella y Kevin dieron los primeros pasos hacia la entrada del sótano. Los escalones estaban rotos y eran inseguros, pero eran amplios, así que ___ no corría peligro de caerse.
Mientras descendían, Kevin sujetaba la lámpara. En el instante en que el halo de luz iluminó la entrada, ___ se detuvo.
La puerta ya estaba abierta.
¿Se había abierto sola o había alguien más allí? Miró al suelo. Había pisadas, pero podían pertenecer a los trabajadores, y no a algún intruso. Podían ser incluso de Kevin.
¿Había entrado ya Kevin a pesar de que le había prometido que la esperaría? ¿O había por allí ladrones escondidos? Abrió la boca para preguntárselo, pero Kevin sacudió la cabeza para silenciarla, su rostro reflejando miedo y rabia. No, él no había entrado.
Nerviosa, ___ miró alrededor, pero la noche no le permitió ver ni oír nada, ni bueno ni malo.
¿No había dejado Kevin a unos hombres para que protegieran la entrada? Un descubrimiento tan importante como el Grial bien merecía protección, y a Kevin no se le pasaban por alto esos detalles tan importantes.
Tal vez eran esos hombres quienes habían entrado para curiosear un poco. O tal vez fuera Nick. ¿Qué pasaría si él había decidido explorar el sótano? ¿Y si él y Molyneux querían robarle el cáliz? ¿Y si él había huido de sus besos porque se sentía culpable por lo que iba a hacer?
«Basta de elucubraciones.» Las respuestas a todas esas preguntas estaban en aquel sótano y ella y Kevin iban a encontrarlas. Si alguien quería robarle el Grial, pelearía con él. No había llegado tan lejos para perderlo ahora.
Inspiró hondo y se llenó los pulmones de aire para tranquilizarse. Cuando Kevin le pasó la lámpara, le temblaron levemente las rodillas; él sacó una pistola de su abrigo y abrió un poco la puerta para poder entrar. ¿Temía Kevin que la persona que había entrado siguiera aún allí? ¿Y lo creía tan peligroso como para tener que dispararle?
«Por favor, que no sea Nick.»
La única luz que iluminaba la húmeda y sucia cámara era la de su lámpara, y no se oía más sonido que el de su respiración, que parecía lo bastante fuerte como para despertar a los muertos.
La lámpara de aceite alcanzaba a alumbrar sólo unos pocos metros. ___ abrió la clavija para avivar la llama. Ella y Kevin, uno junto al otro, y sus miradas escudriñaban cada rincón.
El sótano parecía la celda de un monje. En una esquina había un catre con una mesilla de noche al lado. También se veía una lámpara. Las sábanas estaban arrugadas, como si alguien hubiera estado allí recientemente.
En la otra pared había una vieja mesa con una única silla, y de la tercera colgaba un cuadro de un caballero medieval junto a su dama.
Alguien había vivido allí. ¿Podía ser que aún estuviera vivo?
—Aquí no hay nadie —anunció Kevin tras recorrer la pequeña celda. Guardó de nuevo la pistola en su abrigo.
—Pero lo ha habido. —___ expresó en voz alta lo que ambos pensaban—. ¿Crees que falta algo?
—No sabría decirte —contestó él—, mira si hay huecos en el polvo.
___ así lo hizo, pero o la luz no iluminaba lo suficiente o quien había vivido allí era muy limpio.
Un tapiz que había colgado en la pared más lejana le llamó la atención y levantó la lámpara para verlo mejor. Estaba un poco torcido, y parecía que tras él escondiera un pasadizo.
Dios santo, ¿qué sería aquel lugar?
___ se acercó. El Grial podía estar al final de aquel pasadizo. El corazón le golpeaba las costillas, un paso más, y luego otro. Casi había llegado, estaba ya a los pies del catre cuando casi perdió el equilibrio. Había tropezado con algo.
Bajó la lámpara para iluminar el suelo. Se le hizo un nudo en el estómago.
—Oh, Dios mío.
El suelo estaba cubierto de cristales rotos. Había una jarra de cerveza y una camisa entre ellos, pero eso no fue lo que la asustó. Fue el hombre muerto que la miraba con sus ojos vacíos de vida lo que hizo que un grito se helara en su garganta y estuviera a punto de desmayarse.
Iba vestido de negro, llevaba barba y el pelo largo y su cara había sido mutilada. Era como si lo hubiera atacado un animal salvaje.
La bilis le subió por la garganta. ¿Quién podía haber hecho una cosa así? Y lo que era más importante, ¿seguía allí agazapado para hacerle lo mismo a ella?
—¿___? —llamó Kevin preocupado—. ¿Qué pasa?
Empezó a acercársele al mismo tiempo que ella comenzó a retroceder.
Se tambaleó al intentar esquivar el cadáver de aquel pobre hombre. Si hubiera llevado faldas no habría notado la resistencia tras sus piernas. La sintió un segundo antes de oír un disparo seco.
Un agudo dolor se instaló en su pecho. En medio de la oscuridad gimió angustiada y casi soltó la lámpara. Bajó la vista y vio que tenía clavado un pequeño dardo. ¿Qué demonios había pasado?
Al parecer, había caído en una especie de trampa. Tal vez eso era lo que le había pasado al hombre que yacía en el suelo. ¿Iba a sufrir ella el mismo destino?
—¿___? —La voz espesa de Kevin retumbó en sus oídos— ¡___!
Empezó a marearse y se le doblaron las rodillas. Kevin la cogió a tiempo, pero no evitó que la lámpara cayera al suelo e iluminara al hombre de negro.
Se le nubló la vista y empezó a sudarle el labio superior.
Veneno. La habían envenenado.
—¡No quiero morir! —gimió entre sollozos, mientras se agarraba a los hombros de Kevin.
—Iré a buscar ayuda. —Ella nunca había visto a su amigo tan asustado—. Quédate quieta, ___. Volveré en seguida.
La cogió en brazos y la tumbó en el catre.
—No te muevas —le ordenó.
¿Moverse? ¿A donde diablos podía ir?
Era una estúpida. ¿Por qué no se había quedado en su habitación? ¿Por qué no había intentado convencer a Kevin de que esperaran a que se hiciera de día? ¿O hasta que Nick pudiese acompañarlos?
___ confiaba en Nick. Y una parte de ella creía que él podía mantenerla a salvo de todo. Quizá no le quedara mucho tiempo, pero ahora, por culpa de su temeridad, iba a perder de golpe todo lo que la hacía feliz.
Ni siquiera podría despedirse.
muchas gracias por sus comentarios!!! y dejenme decirles q si les esta pareciendo interesante ahora no saben lo q viene!!!! pero no quiero adelantarles nada! asi q les dejo el cap! espero q les guste! y espero q no quieran matarme! :lol:
Capitulo 12 (1/2)
Una de dos, o ella era una especie de veneno para los hombres, o a Nick le pasaba algo realmente malo.
___ estaba sentada delante de su tocador, en camisón, y no podía dejar de pensar en lo mal que había salido la noche. El precioso vestido que había escogido para la ocasión y que estaba ahora arrugado en el respaldo de una silla, sólo había servido para que él se fijara en ella un momento. Al día siguiente lo guardaría y sólo Dios sabía si volvería a ponérselo alguna otra vez.
Dejó el cepillo en el tocador y se levantó. ¿Qué había impulsado a Nick a alejarse de ella de ese modo? Se había doblado de dolor y luego había huido en la noche. ¿Había ya regresado? Si era así, no se había molestado en volver a la fiesta. Ni siquiera el padre Molyneux sabía dónde estaba.
Y ___ no se había atrevido a decirle a nadie que ella había estado con él en el jardín. Que sus besos eran la causa de que Nick se hubiera escabullido en la oscuridad.
Tal vez escabullirse no era el término apropiado, dado que él ni siquiera había intentado disimular, aunque podría haberlo hecho.
¿Cómo se suponía que iba a experimentar la pasión si el hombre al que deseaba no estaba dispuesto a estar con ella?
Un ruido apagado penetró en sus pensamientos. ¿Qué era? Volvió a oírlo. Estaban llamando a su puerta.
La esperanza la inundó. ¿Sería Nick? Con rapidez pero con sigilo corrió a abrir la puerta. Sin embargo, el hombre que su descontrolado corazón encontró en el pasillo no era Nick sino Kevin, con un montón de ropa entre los brazos.
—Kevin, ¿qué estás haciendo aquí? —Como lo dijo susurrando, no pareció que lo estuviera riñendo.
Entró en su habitación y ella cerró la puerta tras él. Dios santo, ¿qué pretendía?
Le dio el montón de ropa.
—Ponte esto y ven conmigo.
___ cogió la ropa y vio que era de hombre.
—¿Por qué quieres que me vista de hombre? —Si ella fuera vanidosa creería que él le estaba proponiendo que huyeran juntos, pero Kevin no era del tipo de hombre que huye, ni del que seduce a una chica de ese modo.
—No puedes ir a las ruinas tal como vas vestida. —Señaló el camisón que ___ llevaba puesto.
—¿Las ruinas? —Sólo de oírlas mencionar su corazón saltó de alegría—. ¿Vamos a las ruinas? ¿Ahora?
—Vístete —asintió Kevin.
No era propio de él ser tan impaciente. ___ se dirigió al vestidor despacio.
—Pero aún faltan al menos dos horas para que amanezca.
—Por eso vamos ahora. El sacerdote aún duerme y Nick no está aquí.
—¿No está? —Eso la detuvo en seco—. ¿Dónde está?
Kevin fue tras ella y la empujó con suavidad hacia el vestidor.
—No estoy seguro. Aún no ha ido a las ruinas, pero estoy convencido de que sólo es cuestión de tiempo. Por eso tenemos que ir ahora.
___ clavó los talones en la alfombra.
—¿Por qué vamos sin él y sin Molyneux?
Un suspiro de exasperación se escapó de los labios de Kevin. Le puso las manos en los hombros y le dio la vuelta para mirarla a los ojos.
—Porque quiero que tú tengas lo que haya en ese sótano, ___.Quiero que puedas elegir; no quiero que otra persona elija por ti. ¿Lo entiendes?
Ella creía que sí, pero ver a Kevin tan preocupado la desconcertaba un poco. Kevin temía que Molyneux y Nick se llevaran el Grial antes de que ella hubiera podido utilizarlo.
___ no quería pensar tan mal del sacerdote ni de Nick, pero era verdad que no conocía todos sus motivos. Confiaba en ellos, pero sabía que ambos le debían fidelidad a la Iglesia, y no a ella.
—Me vestiré lo más rápido que pueda —tranquilizó a Kevin, y corrió hacia el vestidor.
Lo único que era de su talla eran los calcetines. Los pantalones eran demasiado anchos de cintura y varios centímetros más largos que sus piernas. La camisa también era enorme, pero se la metió por dentro de los pantalones. El abrigo ya era otra cosa, debía de haber pertenecido a un hombre muy bajito o a un niño. Se puso sus botas y se recogió el pelo en un moño.
Cuando salió, Kevin estaba paseando nervioso por la habitación.
—¿Cómo estoy?—Muy cómica —contestó él sonriendo—. ¿Lista?
___ asintió. Oh, sí, estaba más que lista.
Salieron de la habitación y bajaron silenciosos la escalera. Una vez fuera, Kevin la llevó a la parte de atrás de la casa, hacia los establos, donde los esperaban un par de caballos. La ayudó a montar y, después de que él hiciera lo mismo, se dirigieron hacia la excavación.
Estaba oscuro, la luna se ocultaba ya en el cielo. Sólo había la luz necesaria para ver unos pocos metros delante de sus narices, pero era suficiente para sus monturas. Aquellos caballos conocían el camino tan bien como Kevin y ___. La noche emitía sus sonidos alrededor de ellos. Un búho ululó, un murciélago pasó casi rozándolos y pudieron oír el batir de sus alas.
Había tanta paz en la noche. La brisa era suave y refrescante, al contrario que durante el caluroso y húmedo día.
El paseo hasta las ruinas no era ni corto ni largo. El terreno rodeaba los límites originales de la finca, casi a un kilómetro y medio de distancia de la casa. ___ tuvo tiempo de sobra para recordar el beso que ella y Nick se habían dado.
«Desde entonces no puedo pensar en nada más», le había confesado Nick con una voz tan sensual como su mirada.
Entonces ella no podía ser perjudicial para él, ¿no? Pero si él quería besarla con semejante desesperación, ¿por qué se había ido de aquel modo?
¿Por qué seguía torturándose? ¿Acaso no había decidido que dejaría de hacerlo? Seguro que cuando volviera a ver a Nick, él se disculparía por lo que había hecho y le daría una explicación.
Una vez resuelto el tema, ___ volvió a centrar sus pensamientos en el Grial. ¿Estaría allí cuando Kevin y ella entraran en el sótano? Sí, sí, tenía que estar. Se negaba a creer lo contrario.
¿Qué haría con los años de vida que ganaría? Quería visitar tantos lugares, vivir tantas aventuras... Era difícil escoger por dónde comenzar.
Pero lo que seguro quería, pasara lo que pasase, era hacer el amor con Nick. No le daba vergüenza admitirlo, a pesar de lo atrevido que pareciera. A lo que se negaba, una vez estuviera curada, era a volver a vivir según los dictados de la sociedad. La vida era demasiado corta como para tener remordimientos, y cuando llega el momento de morir, ___ no tenía intención de arrepentirse de nada de lo que hubiera hecho o dejado de hacer.
Pensaba en todos los sitios que quería visitar y se imaginaba a Nick allí con ella. Explorarían las maravillas de Grecia por la noche, mirarían cómo la luz de la luna se reflejaba en el mar Negro. Seguro que ver ponerse el sol en los Cárpatos quitaba el aliento.
Con esos pensamientos llegaron a las ruinas, y ___ lucía para entonces una sonrisa en los labios. El corazón le latía acelerado cuando ella y Kevin dieron los primeros pasos hacia la entrada del sótano. Los escalones estaban rotos y eran inseguros, pero eran amplios, así que ___ no corría peligro de caerse.
Mientras descendían, Kevin sujetaba la lámpara. En el instante en que el halo de luz iluminó la entrada, ___ se detuvo.
La puerta ya estaba abierta.
¿Se había abierto sola o había alguien más allí? Miró al suelo. Había pisadas, pero podían pertenecer a los trabajadores, y no a algún intruso. Podían ser incluso de Kevin.
¿Había entrado ya Kevin a pesar de que le había prometido que la esperaría? ¿O había por allí ladrones escondidos? Abrió la boca para preguntárselo, pero Kevin sacudió la cabeza para silenciarla, su rostro reflejando miedo y rabia. No, él no había entrado.
Nerviosa, ___ miró alrededor, pero la noche no le permitió ver ni oír nada, ni bueno ni malo.
¿No había dejado Kevin a unos hombres para que protegieran la entrada? Un descubrimiento tan importante como el Grial bien merecía protección, y a Kevin no se le pasaban por alto esos detalles tan importantes.
Tal vez eran esos hombres quienes habían entrado para curiosear un poco. O tal vez fuera Nick. ¿Qué pasaría si él había decidido explorar el sótano? ¿Y si él y Molyneux querían robarle el cáliz? ¿Y si él había huido de sus besos porque se sentía culpable por lo que iba a hacer?
«Basta de elucubraciones.» Las respuestas a todas esas preguntas estaban en aquel sótano y ella y Kevin iban a encontrarlas. Si alguien quería robarle el Grial, pelearía con él. No había llegado tan lejos para perderlo ahora.
Inspiró hondo y se llenó los pulmones de aire para tranquilizarse. Cuando Kevin le pasó la lámpara, le temblaron levemente las rodillas; él sacó una pistola de su abrigo y abrió un poco la puerta para poder entrar. ¿Temía Kevin que la persona que había entrado siguiera aún allí? ¿Y lo creía tan peligroso como para tener que dispararle?
«Por favor, que no sea Nick.»
La única luz que iluminaba la húmeda y sucia cámara era la de su lámpara, y no se oía más sonido que el de su respiración, que parecía lo bastante fuerte como para despertar a los muertos.
La lámpara de aceite alcanzaba a alumbrar sólo unos pocos metros. ___ abrió la clavija para avivar la llama. Ella y Kevin, uno junto al otro, y sus miradas escudriñaban cada rincón.
El sótano parecía la celda de un monje. En una esquina había un catre con una mesilla de noche al lado. También se veía una lámpara. Las sábanas estaban arrugadas, como si alguien hubiera estado allí recientemente.
En la otra pared había una vieja mesa con una única silla, y de la tercera colgaba un cuadro de un caballero medieval junto a su dama.
Alguien había vivido allí. ¿Podía ser que aún estuviera vivo?
—Aquí no hay nadie —anunció Kevin tras recorrer la pequeña celda. Guardó de nuevo la pistola en su abrigo.
—Pero lo ha habido. —___ expresó en voz alta lo que ambos pensaban—. ¿Crees que falta algo?
—No sabría decirte —contestó él—, mira si hay huecos en el polvo.
___ así lo hizo, pero o la luz no iluminaba lo suficiente o quien había vivido allí era muy limpio.
Un tapiz que había colgado en la pared más lejana le llamó la atención y levantó la lámpara para verlo mejor. Estaba un poco torcido, y parecía que tras él escondiera un pasadizo.
Dios santo, ¿qué sería aquel lugar?
___ se acercó. El Grial podía estar al final de aquel pasadizo. El corazón le golpeaba las costillas, un paso más, y luego otro. Casi había llegado, estaba ya a los pies del catre cuando casi perdió el equilibrio. Había tropezado con algo.
Bajó la lámpara para iluminar el suelo. Se le hizo un nudo en el estómago.
—Oh, Dios mío.
El suelo estaba cubierto de cristales rotos. Había una jarra de cerveza y una camisa entre ellos, pero eso no fue lo que la asustó. Fue el hombre muerto que la miraba con sus ojos vacíos de vida lo que hizo que un grito se helara en su garganta y estuviera a punto de desmayarse.
Iba vestido de negro, llevaba barba y el pelo largo y su cara había sido mutilada. Era como si lo hubiera atacado un animal salvaje.
La bilis le subió por la garganta. ¿Quién podía haber hecho una cosa así? Y lo que era más importante, ¿seguía allí agazapado para hacerle lo mismo a ella?
—¿___? —llamó Kevin preocupado—. ¿Qué pasa?
Empezó a acercársele al mismo tiempo que ella comenzó a retroceder.
Se tambaleó al intentar esquivar el cadáver de aquel pobre hombre. Si hubiera llevado faldas no habría notado la resistencia tras sus piernas. La sintió un segundo antes de oír un disparo seco.
Un agudo dolor se instaló en su pecho. En medio de la oscuridad gimió angustiada y casi soltó la lámpara. Bajó la vista y vio que tenía clavado un pequeño dardo. ¿Qué demonios había pasado?
Al parecer, había caído en una especie de trampa. Tal vez eso era lo que le había pasado al hombre que yacía en el suelo. ¿Iba a sufrir ella el mismo destino?
—¿___? —La voz espesa de Kevin retumbó en sus oídos— ¡___!
Empezó a marearse y se le doblaron las rodillas. Kevin la cogió a tiempo, pero no evitó que la lámpara cayera al suelo e iluminara al hombre de negro.
Se le nubló la vista y empezó a sudarle el labio superior.
Veneno. La habían envenenado.
—¡No quiero morir! —gimió entre sollozos, mientras se agarraba a los hombros de Kevin.
—Iré a buscar ayuda. —Ella nunca había visto a su amigo tan asustado—. Quédate quieta, ___. Volveré en seguida.
La cogió en brazos y la tumbó en el catre.
—No te muevas —le ordenó.
¿Moverse? ¿A donde diablos podía ir?
Era una estúpida. ¿Por qué no se había quedado en su habitación? ¿Por qué no había intentado convencer a Kevin de que esperaran a que se hiciera de día? ¿O hasta que Nick pudiese acompañarlos?
___ confiaba en Nick. Y una parte de ella creía que él podía mantenerla a salvo de todo. Quizá no le quedara mucho tiempo, pero ahora, por culpa de su temeridad, iba a perder de golpe todo lo que la hacía feliz.
Ni siquiera podría despedirse.
Andrea P. Jonas:)
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH SIGUELA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
COmo es q la dejas así!!!
Pon la otra parte del capi!!
COmo es q la dejas así!!!
Pon la otra parte del capi!!
Pamm Jonas
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
SII wiii ya pase de paggg!!!!
SSSII WIII SIGUELA!!!!!!!!
SSSII WIII SIGUELA!!!!!!!!
Pamm Jonas
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Ahhhhh siiii claro que quiero katarte
Como la dejas ahiiii no eso no es justo
En la mejor parte que le va a pasar a
La rayis va a llegar Nick a salvarla cierto!!?
Ahhh Plis necesito que subas mas caps
Plis siguelaaaaaaaaaaaaaaa!!
Awww cada día esta mas buena :D
Como la dejas ahiiii no eso no es justo
En la mejor parte que le va a pasar a
La rayis va a llegar Nick a salvarla cierto!!?
Ahhh Plis necesito que subas mas caps
Plis siguelaaaaaaaaaaaaaaa!!
Awww cada día esta mas buena :D
Karli Jonas
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Estabas en lo cierto, quiero matarte. ¿Cómo puedes dejar eso así? ¿Quieres que nos dé un paro cardiaco?
Sigue porfa.
Sigue porfa.
That's Me
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
alguien esta en serios problemas, cuando nick se entere de lo que iso kevin a ____ se va a preocupar y a enojar mucho.
a pobre _______ le paso lo mismo que a nick.
como la dejas hay siguelaaaaa!!!!!!!!
a pobre _______ le paso lo mismo que a nick.
como la dejas hay siguelaaaaa!!!!!!!!
Dorin
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
NO LO PUEDOOO CREEEEEERRRRRRRR TIENES QUE SUBIR OTROOOO CAAAPIIIISSS!!!!!
chelis
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
:O dios morire tan pronto
ahahahahah siguela esta super genial
cuando se necesita q nick este cerca y me salve no lo esta dios q angustia sigue
ahahahahah siguela esta super genial
cuando se necesita q nick este cerca y me salve no lo esta dios q angustia sigue
ElitzJb
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
holaaa chicas!!!
ya llegue con cap!!! para q no se me mueran de preocupacion!! jejeje espero q les guste!!!
Así que eso era la tranquilidad.
Nick atravesó la noche sintiéndose más relajado de lo que lo había estado en los últimos siglos. Era como si al haber cometido ese pecado imperdonable que condenaba su alma para siempre hubiera alcanzado la paz.
La madame, tan pronto como él le sonrió, supo perfectamente lo que necesitaba. Por raro que pareciera, ver sus colmillos la había tranquilizado. Lo único que tuvo que hacer él fue mencionar el nombre de Reign y tanto ella como las chicas supieron cómo comportarse. Nick no tuvo que preocuparse por si perdía el control, la madame estaba allí para asegurarse de que se detenía tras haber bebido lo bastante de una chica y pasar así a otra. Bebió poco de cada una; a ellas ni siquiera las debilitó, pero para él fue lo suficiente como para recuperar fuerzas. Unas fuerzas que hacía mucho tiempo que no tenía. Nick no les dio su sangre, así no corrió el peligro de pasarles la maldición.
Ahora podría resistir a ___. Ya no tenía que preocuparse por si le hacía daño, o incluso algo peor. No la mordería como había hecho con Miley. Podría besarla, acariciarla sin miedo a perder el control; bueno, al menos el control de ese demonio que habitaba en él. Nick no podía garantizar que el hombre que seguía siendo no se volviera loco sólo de tocarla.
Y sí, quería tocarla. Si ella se lo permitía, haría mucho más que eso. No le importaba que fuera una dama de alta sociedad y que, con toda probabilidad, aún fuera virgen. Él la deseaba y ella era lo bastante mayor como para saber lo que estaba haciendo. Tal vez fuera virgen, pero no era tonta.
Se tomaría su tiempo con ella. Haría que le gustara. La acariciaría, la saborearía, la besaría hasta que se derritiera en sus brazos. La poseería con lentas, largas caricias, y observaría su cara mientras el placer iba in crescendo.
Sólo pensar en ___ teniendo un orgasmo se excitaba más de lo que lo había estado nunca.
Claro que primero tendría que disculparse por haber salido corriendo. Debía pensar en una excusa razonable, una que ella pudiera creerse y no lo hiciera quedar como un tonto o un enfermo.
Dios, confiaba en que el Santo Grial estuviera en ese sótano, y no Temple o el Cáliz Maldito. Lo deseaba con todas sus fuerzas. No quería contemplar cómo ___ se deprimía al ver sus esperanzas hechas añicos. Aun así, sabía que, si ése era el caso, él no podría consolarla, porque la luz del sol lo achicharraría por completo. Al menos Kevin había mantenido su palabra de dejarlo investigar a él primero; tal vez encontraría el modo de compartir el dolor de ___ si sabía a qué atenerse.
Viró hacia el oeste y voló más cerca del suelo. Casi había llegado. La silueta de Rosecourt se veía en la distancia.
Aterrizó en el balcón de la habitación de ___. Las puertas se abrieron con facilidad y entró.
Ella no estaba.
Miró en la biblioteca. Tampoco estaba allí. ¿Dónde diablos se había metido?
Un pensamiento horrible cruzó su mente. Ágil y en silencio atravesó la casa hasta la habitación de Kevin Grey. También estaba vacía.
¡Los muy tontos e irresponsables habían ido a las ruinas!
Estaba fuera y listo para remontar de nuevo el vuelo cuando oyó cómo un caballo se acercaba. Corrió hacia él, y sus instintos le dijeron que era Kevin cabalgando como si llevara los perros del infierno pegados a sus talones.
¿Dónde estaba ___?
Tanto el caballo como el jinete se sorprendieron al ver a Nick detenerse delante de ellos. La carrera ni siquiera lo había despeinado.
El miedo inundaba a Kevin, pero no era miedo a Nick, sino otra cosa.
—___ está herida. En el sótano. Necesita ayuda.
Nick sintió que el terror se apoderaba de él, pero intentó controlarlo.
—Despierta a Molyneux. Yo iré a buscarla.
No esperó a que Kevin respondiera para alzar el vuelo. Atravesó la noche viendo a la perfección a través de la oscuridad. No tardó en vislumbrar las ruinas delante de él, el montón de rocas que señalaba la entrada del sótano.
Olfateó y detectó un olor familiar que hizo que el corazón le diera un vuelco. No era Temple, pero había estado allí.
___.
Ella sí estaba. Sin embargo, algo empañaba su esencia y hacía que el terror que Nick había sentido antes volviera a atacar sus estudiadas defensas. Ese olor no le era desconocido, pero aún no lograba identificarlo.
No lo dudó ni un instante. Aterrizó delante de la puerta y la empujó con tanta fuerza que ésta se hizo añicos contra la pared.
Nada salió a su encuentro. No lo atacó ningún vampiro desquiciado. Ningún amigo salió a recibirlo. No había nada.
Sí, sí había algo. Había un hombre muerto en el suelo, y en el catre, bajo la tenue luz de la lámpara, estaba ___.
Estaba tumbada de espaldas, inerte como una muñeca abandonada. Nick podía oír su débil respiración, ver la palidez que cubría su piel.
Sin necesidad de tocarla, sin tener ni idea de lo que había pasado, supo que se estaba muriendo.
Llegó a su lado en un segundo y, con suavidad, la acunó entre sus brazos. ___ no abrió los ojos. Tenía los labios tan pálidos como las mejillas. Una capa de sudor la cubría por completo y al tocarla notó que estaba helada.
Sin embargo, no pudo ver ninguna marca en su piel, ningún signo de lucha. No es que pensara que iba a encontrarlos; no olía a sangre por ningún lado. Temple no le había hecho aquello; al menos no directamente. El hombre muerto que había al lado de ___ no había tenido en cambio tanta suerte. La esencia de Temple rezumaba por todos sus poros. El lo había matado.
Un temblor estremeció la delicada figura de ___. Soltó temblorosa el aliento recordándole a Nick el sollozo de un bebé.
El pánico se apoderó de él. ___ no podía morir. No podía. No de aquel modo. Le puso la mano en el pecho. Su corazón latía a duras penas, pero latía.
El ruido de la tela al rasgarse interrumpió aquel horrible silencio. Nick arrancó el dardo de la dolorida piel de la joven. Una horrible mancha púrpura alargaba sus tentáculos desde la herida. Frunció el cejo y olió la punta del dardo. Cerró los ojos y se mareó al reconocer aquel olor tan familiar.
Dios santo.
Conocía ese veneno. Era difícil de encontrar, muy antiguo y muy, muy difícil de combatir. Si se suministraba a un vampiro o a un hombre lobo, lo dejaba inmóvil; para los humanos era mortal. Lo sabía porque era el mismo veneno que casi lo mató a él la noche en que encontró el Grial Maldito.
Sólo había un antídoto: su sangre.
Pero no, tenía que haber algún otro modo.
El amanecer estaba casi llegando. Nick podía esconderse en el pasadizo que había tras el tapiz, pero ___ no era tan afortunada. Si esperaba mucho más, moriría allí, y él no podría hacer nada para impedirlo.
Sólo podía rezar para que lo que se le había ocurrido pudiera salvarla.
—Por favor —susurró, e inclinó la cabeza a la vez que sus colmillos salían de las encías—. Por favor.
Rezó para tener la fuerza suficiente y clavó los dientes en la delicada piel de ___ por donde había entrado el dardo. Abrió la herida sin pensarlo dos veces y empezó a succionar el veneno lo más rápido que pudo. Lo hizo con fuerza, bebiendo la sangre envenenada de ___ hasta tenerla toda dentro de él. Nick temblaba cada vez que engullía, pero aun así siguió hasta que ya no detectó el sabor del veneno, hasta que sólo hubo la dulce y embriagadora sangre de ___.
Cuando levantó la cabeza, vio que ella estaba aún más pálida que antes. La herida era fea, pero la lamió con suavidad para detener el flujo de sangre. En un día, ni siquiera quedaría cicatriz.
Eso si lograba llevarla de nuevo a la casa, hasta Molyneux, para que él pudiera acabar de curarla. El sacerdote sabría qué hacer. ___ necesitaba sangre, él le había quitado demasiada. También necesitaba hierbas y medicinas. Molyneux la salvaría.
Nick se puso de pie y tomó a ___ entre sus brazos. El veneno no tardaría en hacerle efecto y tenía poco tiempo que perder. No lo mataría pero le haría mucho daño.
La sujetó con un solo brazo mientras se cubría con la sábana del catre. Se aseguró de estar ambos bien tapados.
Entonces empezó a correr. Subió la escalera y salió al sol del amanecer. Se movía tan rápido como podía. El veneno lo volvía lento, lo mareaba, pero logró mantenerse erguido.
El sol salía ya por el horizonte, nublándole la vista y haciéndole arder los ojos. Se tambaleó pero consiguió no caer y corrió como nunca.
Cada segundo era vital, cada paso que daba a través del césped era doloroso, cada zancada lo acercaba más a un lugar seguro. Le ardía la piel, sentía cómo se quemaba, tanto por dentro como por fuera. No sabía dónde había empezado el fuego, sólo sabía que, bajo aquella sábana y sus ropas, su piel estaba ardiendo, se estaba llagando.
No iba a conseguirlo. Iba a explotar lo mismo que lo había hecho Dreux. El sol lo quemaría y lo convertiría en un montón de ceniza.
Lo único que hacía que sus quemados pies siguieran moviéndose era que sabía que, si él moría, ___ moriría también. Ella era lo único que le daba fuerzas para soportar esa agonía que amenazaba con destruirlo.
Lo iba a lograr.
No supo cómo fue capaz de saltar del suelo hasta el balcón de la habitación de Molyneux. Fue como si una mano invisible lo levantara y lo depositara allí. Tal vez gracias a la sangre de las prostitutas, quizá el miedo que tenía de perder a ___, o puede que Dios o Satanás lo hubiesen ayudado. Fuera lo que fuese, consiguió llegar a la habitación del sacerdote.
Kevin ya estaba allí. Habían preparado la cama para ___. Molyneux se sobresaltó al verlo, mientras que Kevin lo miró horrorizado. Debía de tener muy mal aspecto, con la piel quemada y los ojos desorbitados.
Kevin cogió a ___ antes de que Nick se derrumbara.
—Ayúdala —suplicó Nick a Molyneux a la vez que se arrastraba hasta la pared. Era el único lugar donde podía esconderse de los rayos del sol que entraban en la habitación.
»La han envenenado. Ha sido Temple. Necesita sangre. —Reunió las pocas fuerzas que le quedaban y llegó hasta el vestidor sin prestar atención a lo que le rodeaba.
«Sálvala»
Molyneux asintió y Nick supo que su amigo no iba a fallarle.
—¿Y quién te salvará a ti, mon ami?
Nick no le contestó. Se permitió mirar a ___ por última vez; se la veía tan frágil, allí, en la cama del sacerdote... Kevin ya se estaba levantando la manga de la camisa para darle a ___ su propia sangre. Cuando todo aquello hubiera pasado, Nick iba a propinar una paliza a Grey por haber llevado a ___ a la excavación. Era obvio que aquel joven aún no confiaba en él.
Eso, o quería que ___ tuviera la oportunidad de beber del Grial Maldito si hubiera estado allí. Estúpido, estúpido chaval. Se ocuparía de él más tarde.
Nick cerró la puerta del vestidor y se quedó allí, en aquella bendita oscuridad. La cabeza le dolía y le daba vueltas. El cuerpo entero se le retorcía de dolor, pero al menos el fuego de la luz del día ya no lo tocaba.
La única persona que podía salvarlo era él mismo. Tenía que recurrir a todas sus fuerzas y a su propia voluntad para sanarse. Si no lo hacía, la combinación del veneno con los rayos del amanecer podía ser su fin. Tenía que agarrarse a su existencia a pesar del dolor, a pesar de lo tentador que era aceptar la paz que la muerte por fin le ofrecía.
E iba a agarrarse a eso, porque, después de haber deseado la muerte durante siglos, ahora por fin tenía a alguien por quien merecía la pena vivir.
Y Nick quería ver su cara aunque sólo fuera una vez más.
ya llegue con cap!!! para q no se me mueran de preocupacion!! jejeje espero q les guste!!!
Caoitulo 12 (2/2)
Así que eso era la tranquilidad.
Nick atravesó la noche sintiéndose más relajado de lo que lo había estado en los últimos siglos. Era como si al haber cometido ese pecado imperdonable que condenaba su alma para siempre hubiera alcanzado la paz.
La madame, tan pronto como él le sonrió, supo perfectamente lo que necesitaba. Por raro que pareciera, ver sus colmillos la había tranquilizado. Lo único que tuvo que hacer él fue mencionar el nombre de Reign y tanto ella como las chicas supieron cómo comportarse. Nick no tuvo que preocuparse por si perdía el control, la madame estaba allí para asegurarse de que se detenía tras haber bebido lo bastante de una chica y pasar así a otra. Bebió poco de cada una; a ellas ni siquiera las debilitó, pero para él fue lo suficiente como para recuperar fuerzas. Unas fuerzas que hacía mucho tiempo que no tenía. Nick no les dio su sangre, así no corrió el peligro de pasarles la maldición.
Ahora podría resistir a ___. Ya no tenía que preocuparse por si le hacía daño, o incluso algo peor. No la mordería como había hecho con Miley. Podría besarla, acariciarla sin miedo a perder el control; bueno, al menos el control de ese demonio que habitaba en él. Nick no podía garantizar que el hombre que seguía siendo no se volviera loco sólo de tocarla.
Y sí, quería tocarla. Si ella se lo permitía, haría mucho más que eso. No le importaba que fuera una dama de alta sociedad y que, con toda probabilidad, aún fuera virgen. Él la deseaba y ella era lo bastante mayor como para saber lo que estaba haciendo. Tal vez fuera virgen, pero no era tonta.
Se tomaría su tiempo con ella. Haría que le gustara. La acariciaría, la saborearía, la besaría hasta que se derritiera en sus brazos. La poseería con lentas, largas caricias, y observaría su cara mientras el placer iba in crescendo.
Sólo pensar en ___ teniendo un orgasmo se excitaba más de lo que lo había estado nunca.
Claro que primero tendría que disculparse por haber salido corriendo. Debía pensar en una excusa razonable, una que ella pudiera creerse y no lo hiciera quedar como un tonto o un enfermo.
Dios, confiaba en que el Santo Grial estuviera en ese sótano, y no Temple o el Cáliz Maldito. Lo deseaba con todas sus fuerzas. No quería contemplar cómo ___ se deprimía al ver sus esperanzas hechas añicos. Aun así, sabía que, si ése era el caso, él no podría consolarla, porque la luz del sol lo achicharraría por completo. Al menos Kevin había mantenido su palabra de dejarlo investigar a él primero; tal vez encontraría el modo de compartir el dolor de ___ si sabía a qué atenerse.
Viró hacia el oeste y voló más cerca del suelo. Casi había llegado. La silueta de Rosecourt se veía en la distancia.
Aterrizó en el balcón de la habitación de ___. Las puertas se abrieron con facilidad y entró.
Ella no estaba.
Miró en la biblioteca. Tampoco estaba allí. ¿Dónde diablos se había metido?
Un pensamiento horrible cruzó su mente. Ágil y en silencio atravesó la casa hasta la habitación de Kevin Grey. También estaba vacía.
¡Los muy tontos e irresponsables habían ido a las ruinas!
Estaba fuera y listo para remontar de nuevo el vuelo cuando oyó cómo un caballo se acercaba. Corrió hacia él, y sus instintos le dijeron que era Kevin cabalgando como si llevara los perros del infierno pegados a sus talones.
¿Dónde estaba ___?
Tanto el caballo como el jinete se sorprendieron al ver a Nick detenerse delante de ellos. La carrera ni siquiera lo había despeinado.
El miedo inundaba a Kevin, pero no era miedo a Nick, sino otra cosa.
—___ está herida. En el sótano. Necesita ayuda.
Nick sintió que el terror se apoderaba de él, pero intentó controlarlo.
—Despierta a Molyneux. Yo iré a buscarla.
No esperó a que Kevin respondiera para alzar el vuelo. Atravesó la noche viendo a la perfección a través de la oscuridad. No tardó en vislumbrar las ruinas delante de él, el montón de rocas que señalaba la entrada del sótano.
Olfateó y detectó un olor familiar que hizo que el corazón le diera un vuelco. No era Temple, pero había estado allí.
___.
Ella sí estaba. Sin embargo, algo empañaba su esencia y hacía que el terror que Nick había sentido antes volviera a atacar sus estudiadas defensas. Ese olor no le era desconocido, pero aún no lograba identificarlo.
No lo dudó ni un instante. Aterrizó delante de la puerta y la empujó con tanta fuerza que ésta se hizo añicos contra la pared.
Nada salió a su encuentro. No lo atacó ningún vampiro desquiciado. Ningún amigo salió a recibirlo. No había nada.
Sí, sí había algo. Había un hombre muerto en el suelo, y en el catre, bajo la tenue luz de la lámpara, estaba ___.
Estaba tumbada de espaldas, inerte como una muñeca abandonada. Nick podía oír su débil respiración, ver la palidez que cubría su piel.
Sin necesidad de tocarla, sin tener ni idea de lo que había pasado, supo que se estaba muriendo.
Llegó a su lado en un segundo y, con suavidad, la acunó entre sus brazos. ___ no abrió los ojos. Tenía los labios tan pálidos como las mejillas. Una capa de sudor la cubría por completo y al tocarla notó que estaba helada.
Sin embargo, no pudo ver ninguna marca en su piel, ningún signo de lucha. No es que pensara que iba a encontrarlos; no olía a sangre por ningún lado. Temple no le había hecho aquello; al menos no directamente. El hombre muerto que había al lado de ___ no había tenido en cambio tanta suerte. La esencia de Temple rezumaba por todos sus poros. El lo había matado.
Un temblor estremeció la delicada figura de ___. Soltó temblorosa el aliento recordándole a Nick el sollozo de un bebé.
El pánico se apoderó de él. ___ no podía morir. No podía. No de aquel modo. Le puso la mano en el pecho. Su corazón latía a duras penas, pero latía.
El ruido de la tela al rasgarse interrumpió aquel horrible silencio. Nick arrancó el dardo de la dolorida piel de la joven. Una horrible mancha púrpura alargaba sus tentáculos desde la herida. Frunció el cejo y olió la punta del dardo. Cerró los ojos y se mareó al reconocer aquel olor tan familiar.
Dios santo.
Conocía ese veneno. Era difícil de encontrar, muy antiguo y muy, muy difícil de combatir. Si se suministraba a un vampiro o a un hombre lobo, lo dejaba inmóvil; para los humanos era mortal. Lo sabía porque era el mismo veneno que casi lo mató a él la noche en que encontró el Grial Maldito.
Sólo había un antídoto: su sangre.
Pero no, tenía que haber algún otro modo.
El amanecer estaba casi llegando. Nick podía esconderse en el pasadizo que había tras el tapiz, pero ___ no era tan afortunada. Si esperaba mucho más, moriría allí, y él no podría hacer nada para impedirlo.
Sólo podía rezar para que lo que se le había ocurrido pudiera salvarla.
—Por favor —susurró, e inclinó la cabeza a la vez que sus colmillos salían de las encías—. Por favor.
Rezó para tener la fuerza suficiente y clavó los dientes en la delicada piel de ___ por donde había entrado el dardo. Abrió la herida sin pensarlo dos veces y empezó a succionar el veneno lo más rápido que pudo. Lo hizo con fuerza, bebiendo la sangre envenenada de ___ hasta tenerla toda dentro de él. Nick temblaba cada vez que engullía, pero aun así siguió hasta que ya no detectó el sabor del veneno, hasta que sólo hubo la dulce y embriagadora sangre de ___.
Cuando levantó la cabeza, vio que ella estaba aún más pálida que antes. La herida era fea, pero la lamió con suavidad para detener el flujo de sangre. En un día, ni siquiera quedaría cicatriz.
Eso si lograba llevarla de nuevo a la casa, hasta Molyneux, para que él pudiera acabar de curarla. El sacerdote sabría qué hacer. ___ necesitaba sangre, él le había quitado demasiada. También necesitaba hierbas y medicinas. Molyneux la salvaría.
Nick se puso de pie y tomó a ___ entre sus brazos. El veneno no tardaría en hacerle efecto y tenía poco tiempo que perder. No lo mataría pero le haría mucho daño.
La sujetó con un solo brazo mientras se cubría con la sábana del catre. Se aseguró de estar ambos bien tapados.
Entonces empezó a correr. Subió la escalera y salió al sol del amanecer. Se movía tan rápido como podía. El veneno lo volvía lento, lo mareaba, pero logró mantenerse erguido.
El sol salía ya por el horizonte, nublándole la vista y haciéndole arder los ojos. Se tambaleó pero consiguió no caer y corrió como nunca.
Cada segundo era vital, cada paso que daba a través del césped era doloroso, cada zancada lo acercaba más a un lugar seguro. Le ardía la piel, sentía cómo se quemaba, tanto por dentro como por fuera. No sabía dónde había empezado el fuego, sólo sabía que, bajo aquella sábana y sus ropas, su piel estaba ardiendo, se estaba llagando.
No iba a conseguirlo. Iba a explotar lo mismo que lo había hecho Dreux. El sol lo quemaría y lo convertiría en un montón de ceniza.
Lo único que hacía que sus quemados pies siguieran moviéndose era que sabía que, si él moría, ___ moriría también. Ella era lo único que le daba fuerzas para soportar esa agonía que amenazaba con destruirlo.
Lo iba a lograr.
No supo cómo fue capaz de saltar del suelo hasta el balcón de la habitación de Molyneux. Fue como si una mano invisible lo levantara y lo depositara allí. Tal vez gracias a la sangre de las prostitutas, quizá el miedo que tenía de perder a ___, o puede que Dios o Satanás lo hubiesen ayudado. Fuera lo que fuese, consiguió llegar a la habitación del sacerdote.
Kevin ya estaba allí. Habían preparado la cama para ___. Molyneux se sobresaltó al verlo, mientras que Kevin lo miró horrorizado. Debía de tener muy mal aspecto, con la piel quemada y los ojos desorbitados.
Kevin cogió a ___ antes de que Nick se derrumbara.
—Ayúdala —suplicó Nick a Molyneux a la vez que se arrastraba hasta la pared. Era el único lugar donde podía esconderse de los rayos del sol que entraban en la habitación.
»La han envenenado. Ha sido Temple. Necesita sangre. —Reunió las pocas fuerzas que le quedaban y llegó hasta el vestidor sin prestar atención a lo que le rodeaba.
«Sálvala»
Molyneux asintió y Nick supo que su amigo no iba a fallarle.
—¿Y quién te salvará a ti, mon ami?
Nick no le contestó. Se permitió mirar a ___ por última vez; se la veía tan frágil, allí, en la cama del sacerdote... Kevin ya se estaba levantando la manga de la camisa para darle a ___ su propia sangre. Cuando todo aquello hubiera pasado, Nick iba a propinar una paliza a Grey por haber llevado a ___ a la excavación. Era obvio que aquel joven aún no confiaba en él.
Eso, o quería que ___ tuviera la oportunidad de beber del Grial Maldito si hubiera estado allí. Estúpido, estúpido chaval. Se ocuparía de él más tarde.
Nick cerró la puerta del vestidor y se quedó allí, en aquella bendita oscuridad. La cabeza le dolía y le daba vueltas. El cuerpo entero se le retorcía de dolor, pero al menos el fuego de la luz del día ya no lo tocaba.
La única persona que podía salvarlo era él mismo. Tenía que recurrir a todas sus fuerzas y a su propia voluntad para sanarse. Si no lo hacía, la combinación del veneno con los rayos del amanecer podía ser su fin. Tenía que agarrarse a su existencia a pesar del dolor, a pesar de lo tentador que era aceptar la paz que la muerte por fin le ofrecía.
E iba a agarrarse a eso, porque, después de haber deseado la muerte durante siglos, ahora por fin tenía a alguien por quien merecía la pena vivir.
Y Nick quería ver su cara aunque sólo fuera una vez más.
Andrea P. Jonas:)
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
AWWW mi vido que hermoso hombre!!!
Que ternura!!
Esta maravillosamente genial el capi!!
Pon más!!
Que ternura!!
Esta maravillosamente genial el capi!!
Pon más!!
Pamm Jonas
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