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"Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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que imagen te gusta para la nove?
"Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Hooolaaaa chicas como estan!!! bueno pues soy andrea o como ya algunas chicas me conocen andy tengo 17 años (casi 18 en un mes :D 8) )y esta es mi tercer nove en este foro ("El Diablo Enamorado" y "Mi Adorable Enemigo" son mis noves terminadas ) y pues ahora subo esta y espero q les guste! ;) ahora les dejo la sinopsis y si veo comentarios empiezo con la nove ok!
Nombre: Mia Para Siempre
Autor: ♫☆ANDY JONAS☆♪
Adaptacion: Si de la saga Hermandad de la Sangre de Catherine Smith
Genero: Drama y Romance
Advertencias: tiene algunas escenas hot y puede ser q algunos dias no pueda subir por la escuela pero yo les avisare ;)
Otras Paginas: por mi parte no
Muchos siglos atrás , seis caballeros entre los cuales se encuentran Nick y Temple, fueron enviados a expoliar los tesoros secretos de los templarios y cayeron en una trampa que los convirtió en vampiros. Seiscientos años después ,Nick acude a inglaterra con el cometido de proteger el Grial, Allí conocerá a _______ , una mujer que logra hacerle sentir de nuevo un hombre. Pero él es un vámpiro y ella una mortal, que además padece una terrible enfermedad. ¿Qué precio habrán de pagar para rescatar su amor y a sí mismos?
Nombre: Mia Para Siempre
Autor: ♫☆ANDY JONAS☆♪
Adaptacion: Si de la saga Hermandad de la Sangre de Catherine Smith
Genero: Drama y Romance
Advertencias: tiene algunas escenas hot y puede ser q algunos dias no pueda subir por la escuela pero yo les avisare ;)
Otras Paginas: por mi parte no
Muchos siglos atrás , seis caballeros entre los cuales se encuentran Nick y Temple, fueron enviados a expoliar los tesoros secretos de los templarios y cayeron en una trampa que los convirtió en vampiros. Seiscientos años después ,Nick acude a inglaterra con el cometido de proteger el Grial, Allí conocerá a _______ , una mujer que logra hacerle sentir de nuevo un hombre. Pero él es un vámpiro y ella una mortal, que además padece una terrible enfermedad. ¿Qué precio habrán de pagar para rescatar su amor y a sí mismos?
Última edición por Andrea P. Jonas:) el Sáb 07 Abr 2012, 7:09 pm, editado 2 veces
Andrea P. Jonas:)
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
me gusta siguela espero con ansias el primer capitulo :)
luce super interesante
siguela lo mas pronto posible jeje
luce super interesante
siguela lo mas pronto posible jeje
ElitzJb
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
nueva lectoraa me encantaa quieroo cap...
raqel d' Jonas(NJJ<3
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Nueva y Fiel Lectora!
No se por que pero cada vez que terminas una novela no estoy en mi casa!
Me encanto la sinpsis de esta y quiero que subas el primer cap Please
Te quiero Andy
No se por que pero cada vez que terminas una novela no estoy en mi casa!
Me encanto la sinpsis de esta y quiero que subas el primer cap Please
Te quiero Andy
Sunny
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Estaa muy padreee pero q no esa ya la subierooonnn???
Pamm Jonas
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Bienvenidas mis nuevas 3 lectoras!!! gracias por pasarse!!! les dedico el prologo de la nove espero q les guste!! y mañana encontrarme con niñas nuevas! :D las adoro chicas!!! :hug:
Viernes, 13 de octubre de 1307
Era evidente que aquella puerta no estaba destinada a ser abierta. Nicholas Jonas acarició la pesada madera con su mano sucia y herida hasta detenerse en el candado de acero. —Si necesita de tanta protección, seguro que el tesoro que esconde es magnífico. Esa idea lo llenó de multitud de emociones, intensas y terribles a la vez. ¿Qué escondían los templarios detrás de aquella puerta? ¿Los tesoros de la Iglesia, tal como aseguraba el rey Felipe, oinstrumentos del diablo? Habia muchos rumores acerca de los templarios, algunos los describían como hombres santos, otros como los más horribles herejes. ¿Cuál era la verdad? Adrián du Lac, uno de sus cincos compañeros, le puso una mano igual de sucia y llena de cicatrices en el hombro. Con la otra sujetaba una antorcha para iluminar el camino. —Apártate, amigo mío. Mientras su amigo examinaba el candado, Nicholas le cogió la antorcha, se apartó y se acercó a los demás, todos estaban en tan mal estado como él y Adrián. El rey Felipe les había encargado descubrir los secretos de los caballeros templarios y «recuperar» los tesoros que encontraran. Si detrás de aquella puerta había un tesoro, el rey lo quería. Y ellos seis también querían su parte. Pero si lo que se escondía allí era el demonio, también iban a tener que compartirlo. Todos lo sabían, incluso el hombre que les había encomendado la misión. Por eso estaban allí, arriesgando sus vidas, porque al rey se le había antojado. Felipe los había escogido porque todos tenían cierta reputación entre los soldados y los mercenarios; nunca retrocedían ante nada y siempre cumplían sus promesas; por un precio, claro está. En esa ocasión el trato era que obtendrían una parte de todos los tesoros de los templarios que consiguieran recuperar para el rey. Ganarse la vida de ese modo era peligroso, pero luchar era lo único que sabían hacer, y su honor no estaba en las misiones que aceptaban, sino en que siempre las completaban. Ellos eran por encima de todo guerrero, pero no podían oponerse a su rey. Si lo hicieran sería como rechazar a su propio país, su hogar, por el que habían luchado toda su vida.
Cuando le hubieran entregado ese tesoro a Felipe, Nicholas sería lo bastante rico como para retirarse y hacerse cargo de las tierras de su padre. Se casaría con Miley y abandonaría la espada. Tendría la vida que siempre había deseado y a la mujer que siempre había querido. Habían encontrado la puerta escondida bajo los muros de piedra del refugio templario, tras una vieja escalera, oculta en la oscuridad. Habían dado con ella por casualidad, gracias a la curiosidad de Dreux por un montón de pergaminos. — ¿Y? —preguntó Nicholas, que había vuelto a concentrarse en lo que estaban haciendo—. ¿Lo puedes abrir? Nicholas y los demás observaron cómo Adrián sacaba un pequeño atado de piel de su bota. De él, extrajo una herramienta, indistinguible a la poca luz que ofrecía la antorcha, y la introdujo en el cerrojo sonriendo satisfecho. —Aún no se ha fabricado ningún candado que se me resista. Esas palabras se demostraron ciertas cuando de golpe se abrió el cerrojo. Adrián, que se mostraba muy ufano, se enderezó y retiró el candado. El crujido de la madera les dio la bienvenida a la oscuridad cuando la puerta se abrió. Parecía casi un anticlímax, después de los guardias con los que habían luchado, los laberintos de escaleras que habían atravesado, las habitaciones secretas y pasillos por los que se habían perdido hasta llegar allí. Sin los planos que les había dibujado un informante de los templarios, después de que los hombres de Felipe lo torturasen, ellos solos no habrían encontrado aquella habitación.Era evidente que alguien quería que, fuera lo que fuese lo que se ocultaba tras aquella puerta, siguiera oculto. —Unas medidas como éstas se toman para proteger algo muy valioso o muy peligroso —dijo Nicholas a sus amigos—. Tratándose de los templarios, lo mismo puede ser una cosa que la otra. Id con cuidado. —Todos desenvainaron sus espadas a la vez. Nicholas entró el primero, la antorcha que llevaba en la mano iluminaba la pequeña habitación con un halo de luz. Se dio la vuelta despacio para observarla; era una celda modesta, vacía, a excepción de la mesa de madera que había en el centro. Sobre ésta había algo. Frunció el cejo y se acercó, sus amigos iban tras él. Caminó hacia la mesa y volvió a envainar la espada. La llama de la antorchase reflejaba tenuemente en un viejo cáliz de plata. —Mon Dieu—Susurró alguien detrás de Nicholas—. ¿Es eso lo que creo que es?
Él no contestó. Los dedos le temblaron al acariciarse lamandíbula. Todos habían oído las leyendas, historias sobre las riquezas de los templarios. Se decía que poseían asimismo varias reliquias sagradas, incluso algunos objetos que habían pertenecido al mismo Jesucristo. Sólo de pensar en lo que quizá habían encontrado, Nicholas tenía ganas de santiguarse y arrodillarse en aquel suelo cubierto de polvo. Pero aun así no lo hizo. —El Santo Grial —susurró Dreux y lo miró maravillado. El Santo Grial. Nicholas estudió con cuidado la tosca copa, la plata estaba estropeada por los años y por la dejadez. Si de verdad era el Grial de Cristo, ¿por qué lo habían abandonado en aquella oscura y húmeda habitación? Si aquélla era la copa de la que Jesucristo había bebido en la Ultima Cena, ¿por qué nadie la quería?, ¿por qué parecía tan abandonada? No tenía sentido, pero en su corazón tenía la sensación de que habían encontrado algo especial. Era como si la copa lo llamara, como si sus descoloridos adornos pronunciaran su nombre. Nicholas se acercó a ella, las manos aún le temblaban indecisas. —Cuidado —dijo Dreux—. Tal vez sea el Grial Maldito.Uno de sus compañeros se burló en voz baja, pero laadvertencia de Dreux fue suficiente para que Nicholas se detuviera un instante. Al igual que todos sabían del Santo Grial, también habían oído hablar del Grial Maldito. Se decía que había sido forjado con las monedas de plata cobradas por Judas Iscariote; una plata a la que mucho antes se le había infundido la esencia de Lilith, la primera mujer de Adán y reina de los demonios. Pero eso era sólo un cuento. ¿O no? En los últimos tres siglos no había ningún texto en que se hablara de esa copa. De hecho, se había convertido en un mito. Tal vez eso era exactamente lo que pretendían los templarios. El negro cáliz lo atraía como el canto de una sirena. Los dedos de Nicholas acariciaron la plata esperando sentirla fría. Sin embargo, era cálida como la piel de una mujer. Cuando rodearon la copa, sus dedos dejaron de temblar. Ahora que la tenía en la mano le parecía imposible que contuviera ningún tipo de maldad. Un terrible silbido fue lo único que lo advirtió antes de que unas afiladas dagas salieran disparadas del interior de la mesa. Una le atravesó el brazo, y vio una ensangrentada hoja que sobresalía de la parte interior de su muñeca. El grito de dolor llenó la habitación. Sus amigos dieron un paso atrás. Nicholas levantó el brazo herido, no dejaba de gemir y de maldecir a medida que el dolor invadía su mano y se arrancaba la daga. Tenía la frente empapada de sudor, pero luchó contra el mareo. Ya había sido atravesado antes, de hecho había sufrido heridas peores. Aquélla era una minucia comparada con las anteriores. Se arrancó un trozo de tela de su sucia camisa y se vendó la muñeca, apretó con fuerza para detener el flujo de la sangre. ¡Dios, debería haber desconfiado! Sus instintos solían estar más afinados. ¿Acaso no había pensado unos segundos antes que todo era demasiado fácil? Debería haberse dado cuenta de que los templarios no iban a dejar aquel tesoro indefenso.Nicholas se acercó de nuevo a la mesa con la mano aúnsangrando. No estaba dispuesto a que le hirieran sin llevarse nada a cambio. Intentó coger la copa, pero se le escurrió entre los dedos, no podía moverlos. Al atravesarle la muñeca, la hoja debió de cortarle algo por dentro. Tuvo que soltar la espada e intentarlo con la otra mano. Cogió el cáliz por la copa y lo devolvió a su lugar con rapidez; ahora ya sabía que podía haber más trampas.Sus amigos lo rodearon con las miradas fijas en la celda, esperando otro ataque. Pero no pasó nada. Al menos, nada de lo que sus compañeros pudieran defenderle. Un fuerte mareo le sobrevino de repente y le atravesó el pecho como una lanza; las rodillas le temblaron y el estómago le dio un vuelco. ¿Qué demonios le estaba pasando? Aquello no podía ser por culpa de la pérdida de sangre. No había perdido tanta.Sintió arcadas y la frente y el labio superior empezaron asudarle profusamente. La cabeza le daba vueltas y el frío se instaló en todo su cuerpo. Sí, debería haber sido más cauto. Podía recuperarse de una herida, pero de aquélla no iba a salir con vida. —Dreux, dile a Miley que la quiero. Al oír su voz, sus amigos se dieron la vuelta justo a tiempo de ver cómo caía de rodillas con el cáliz aún entre sus débiles dedos. Dreux se arrodilló a su lado. —Mon ami— ¿Qué pasa?—Veneno. —Apretó los dientes para intentar controlar eltemblor. Sus músculos se estaban tensando obligándolo a encogerse. Se estaba muriendo. Por culpa de un rey al que le alegraría saber que eran uno menos a repartir. Por culpa de un tesoro que nunca iba a disfrutar. Muriendo sin poder ver por última vez a la mujer que amaba.
Nicholas miró la copa, que seguía cálida al tacto y que aún no se había escurrido de entre sus laxos dedos. Era como si el cáliz se agarrara a él con la misma fuerza con que él quería retenerlo. Con los ojos fijos en la oscura copa, sintió que se le nublaba la vista. ¿Podíaser que la plata resplandeciera? Seguro que el veneno estaba jugando ya con su mente y le hacía imaginar cosas. Era sin duda el veneno lo que hacía que pareciera que la copa estaba llena de vino negro hasta el borde. Se quedó sin aliento. Era un milagro. Por encima del zumbido que ensordecía sus oídos pudo oír lasexcitadas voces de sus amigos. ¿Era posible que la fantásticatransformación del cáliz no fuera sólo fruto de su imaginación? ¿Podía ser que estuviera sujetando el Cáliz de Cristo entre sus manos? ¿Uncáliz capaz de sanar la herida de su muñeca y ofrecerle lainmortalidad? Antes de que supiera lo que estaba haciendo, ya tenía la copa delante de los labios. —Bebe, Sev. —La voz de Dreux sonó por encima de las demás. Agarrándose a la poca determinación y al poco valor que le quedaba, Nicholas apretó con fuerza la copa en la mano, se la acercó a los labios y bebió. Una dulzura sin igual le acarició la lengua. No era vino, pero ¿qué era? Algo cálido, terrenal. Un poco salado al deslizarse por su garganta. Bebió con ansia. Sangre. Al darse cuenta sintió náuseas. Estaba bebiendo sangre. Se echó hacia atrás derramando lo que quedaba por el suelo y sobre sí mismo. Una cálida humedad le resbalaba por la barbilla y caía encima de su brazo herido. Dios santo, ¿qué había hecho? Rezó por su alma, pero entonces sintió cómo el venenoempezaba a desvanecerse. De algún modo, su mente se fueesclareciendo poco a poco y el dolor desapareció de todo su cuerpo. Con torpeza, aflojó la sucia venda de la muñeca y limpió la sangre de la herida. Levantó el brazo dañado hacia la luz de la antorcha, y Nicholas y sus amigos observaron estupefactos cómo las heridas empezaban a cerrarse. Su mente no le estaba jugando una mala pasada, podía sentir cómo los músculos volvían a unirse en su interior. La incisión se estaba cerrando justo por donde le había caído la sangre del cáliz. No. No podía ser. Tenía que tratarse de algún truco. —Amigo mío —Dreux le dio un golpe en la espalda y, con su cara infantil, lo miró preocupado—, ¿te encuentras bien?—Sangre —consiguió responder Nicholas con una voz ronca queincluso a él le sonó distante—. El Grial. —Dreux abrió los ojossorprendido, sin dar crédito a lo que oía—. La sangre de Cristo.
Fue Dreux quien recogió la copa del suelo. Nicholas, a través de unos ojos cada vez más vidriosos, vio cómo su amigo se llevaba el cáliz a los labios. Quiso decirle que no, pero no logró formar las palabras. La niebla se apoderó de su mente y le robó el habla y la visión. Se desplomó sobre aquel suelo cubierto de polvo y apenas fue consciente de que el brazo ya no le dolía. Entonces lo envolvió la oscuridad.
Prologo
Viernes, 13 de octubre de 1307
Era evidente que aquella puerta no estaba destinada a ser abierta. Nicholas Jonas acarició la pesada madera con su mano sucia y herida hasta detenerse en el candado de acero. —Si necesita de tanta protección, seguro que el tesoro que esconde es magnífico. Esa idea lo llenó de multitud de emociones, intensas y terribles a la vez. ¿Qué escondían los templarios detrás de aquella puerta? ¿Los tesoros de la Iglesia, tal como aseguraba el rey Felipe, oinstrumentos del diablo? Habia muchos rumores acerca de los templarios, algunos los describían como hombres santos, otros como los más horribles herejes. ¿Cuál era la verdad? Adrián du Lac, uno de sus cincos compañeros, le puso una mano igual de sucia y llena de cicatrices en el hombro. Con la otra sujetaba una antorcha para iluminar el camino. —Apártate, amigo mío. Mientras su amigo examinaba el candado, Nicholas le cogió la antorcha, se apartó y se acercó a los demás, todos estaban en tan mal estado como él y Adrián. El rey Felipe les había encargado descubrir los secretos de los caballeros templarios y «recuperar» los tesoros que encontraran. Si detrás de aquella puerta había un tesoro, el rey lo quería. Y ellos seis también querían su parte. Pero si lo que se escondía allí era el demonio, también iban a tener que compartirlo. Todos lo sabían, incluso el hombre que les había encomendado la misión. Por eso estaban allí, arriesgando sus vidas, porque al rey se le había antojado. Felipe los había escogido porque todos tenían cierta reputación entre los soldados y los mercenarios; nunca retrocedían ante nada y siempre cumplían sus promesas; por un precio, claro está. En esa ocasión el trato era que obtendrían una parte de todos los tesoros de los templarios que consiguieran recuperar para el rey. Ganarse la vida de ese modo era peligroso, pero luchar era lo único que sabían hacer, y su honor no estaba en las misiones que aceptaban, sino en que siempre las completaban. Ellos eran por encima de todo guerrero, pero no podían oponerse a su rey. Si lo hicieran sería como rechazar a su propio país, su hogar, por el que habían luchado toda su vida.
Cuando le hubieran entregado ese tesoro a Felipe, Nicholas sería lo bastante rico como para retirarse y hacerse cargo de las tierras de su padre. Se casaría con Miley y abandonaría la espada. Tendría la vida que siempre había deseado y a la mujer que siempre había querido. Habían encontrado la puerta escondida bajo los muros de piedra del refugio templario, tras una vieja escalera, oculta en la oscuridad. Habían dado con ella por casualidad, gracias a la curiosidad de Dreux por un montón de pergaminos. — ¿Y? —preguntó Nicholas, que había vuelto a concentrarse en lo que estaban haciendo—. ¿Lo puedes abrir? Nicholas y los demás observaron cómo Adrián sacaba un pequeño atado de piel de su bota. De él, extrajo una herramienta, indistinguible a la poca luz que ofrecía la antorcha, y la introdujo en el cerrojo sonriendo satisfecho. —Aún no se ha fabricado ningún candado que se me resista. Esas palabras se demostraron ciertas cuando de golpe se abrió el cerrojo. Adrián, que se mostraba muy ufano, se enderezó y retiró el candado. El crujido de la madera les dio la bienvenida a la oscuridad cuando la puerta se abrió. Parecía casi un anticlímax, después de los guardias con los que habían luchado, los laberintos de escaleras que habían atravesado, las habitaciones secretas y pasillos por los que se habían perdido hasta llegar allí. Sin los planos que les había dibujado un informante de los templarios, después de que los hombres de Felipe lo torturasen, ellos solos no habrían encontrado aquella habitación.Era evidente que alguien quería que, fuera lo que fuese lo que se ocultaba tras aquella puerta, siguiera oculto. —Unas medidas como éstas se toman para proteger algo muy valioso o muy peligroso —dijo Nicholas a sus amigos—. Tratándose de los templarios, lo mismo puede ser una cosa que la otra. Id con cuidado. —Todos desenvainaron sus espadas a la vez. Nicholas entró el primero, la antorcha que llevaba en la mano iluminaba la pequeña habitación con un halo de luz. Se dio la vuelta despacio para observarla; era una celda modesta, vacía, a excepción de la mesa de madera que había en el centro. Sobre ésta había algo. Frunció el cejo y se acercó, sus amigos iban tras él. Caminó hacia la mesa y volvió a envainar la espada. La llama de la antorchase reflejaba tenuemente en un viejo cáliz de plata. —Mon Dieu—Susurró alguien detrás de Nicholas—. ¿Es eso lo que creo que es?
Él no contestó. Los dedos le temblaron al acariciarse lamandíbula. Todos habían oído las leyendas, historias sobre las riquezas de los templarios. Se decía que poseían asimismo varias reliquias sagradas, incluso algunos objetos que habían pertenecido al mismo Jesucristo. Sólo de pensar en lo que quizá habían encontrado, Nicholas tenía ganas de santiguarse y arrodillarse en aquel suelo cubierto de polvo. Pero aun así no lo hizo. —El Santo Grial —susurró Dreux y lo miró maravillado. El Santo Grial. Nicholas estudió con cuidado la tosca copa, la plata estaba estropeada por los años y por la dejadez. Si de verdad era el Grial de Cristo, ¿por qué lo habían abandonado en aquella oscura y húmeda habitación? Si aquélla era la copa de la que Jesucristo había bebido en la Ultima Cena, ¿por qué nadie la quería?, ¿por qué parecía tan abandonada? No tenía sentido, pero en su corazón tenía la sensación de que habían encontrado algo especial. Era como si la copa lo llamara, como si sus descoloridos adornos pronunciaran su nombre. Nicholas se acercó a ella, las manos aún le temblaban indecisas. —Cuidado —dijo Dreux—. Tal vez sea el Grial Maldito.Uno de sus compañeros se burló en voz baja, pero laadvertencia de Dreux fue suficiente para que Nicholas se detuviera un instante. Al igual que todos sabían del Santo Grial, también habían oído hablar del Grial Maldito. Se decía que había sido forjado con las monedas de plata cobradas por Judas Iscariote; una plata a la que mucho antes se le había infundido la esencia de Lilith, la primera mujer de Adán y reina de los demonios. Pero eso era sólo un cuento. ¿O no? En los últimos tres siglos no había ningún texto en que se hablara de esa copa. De hecho, se había convertido en un mito. Tal vez eso era exactamente lo que pretendían los templarios. El negro cáliz lo atraía como el canto de una sirena. Los dedos de Nicholas acariciaron la plata esperando sentirla fría. Sin embargo, era cálida como la piel de una mujer. Cuando rodearon la copa, sus dedos dejaron de temblar. Ahora que la tenía en la mano le parecía imposible que contuviera ningún tipo de maldad. Un terrible silbido fue lo único que lo advirtió antes de que unas afiladas dagas salieran disparadas del interior de la mesa. Una le atravesó el brazo, y vio una ensangrentada hoja que sobresalía de la parte interior de su muñeca. El grito de dolor llenó la habitación. Sus amigos dieron un paso atrás. Nicholas levantó el brazo herido, no dejaba de gemir y de maldecir a medida que el dolor invadía su mano y se arrancaba la daga. Tenía la frente empapada de sudor, pero luchó contra el mareo. Ya había sido atravesado antes, de hecho había sufrido heridas peores. Aquélla era una minucia comparada con las anteriores. Se arrancó un trozo de tela de su sucia camisa y se vendó la muñeca, apretó con fuerza para detener el flujo de la sangre. ¡Dios, debería haber desconfiado! Sus instintos solían estar más afinados. ¿Acaso no había pensado unos segundos antes que todo era demasiado fácil? Debería haberse dado cuenta de que los templarios no iban a dejar aquel tesoro indefenso.Nicholas se acercó de nuevo a la mesa con la mano aúnsangrando. No estaba dispuesto a que le hirieran sin llevarse nada a cambio. Intentó coger la copa, pero se le escurrió entre los dedos, no podía moverlos. Al atravesarle la muñeca, la hoja debió de cortarle algo por dentro. Tuvo que soltar la espada e intentarlo con la otra mano. Cogió el cáliz por la copa y lo devolvió a su lugar con rapidez; ahora ya sabía que podía haber más trampas.Sus amigos lo rodearon con las miradas fijas en la celda, esperando otro ataque. Pero no pasó nada. Al menos, nada de lo que sus compañeros pudieran defenderle. Un fuerte mareo le sobrevino de repente y le atravesó el pecho como una lanza; las rodillas le temblaron y el estómago le dio un vuelco. ¿Qué demonios le estaba pasando? Aquello no podía ser por culpa de la pérdida de sangre. No había perdido tanta.Sintió arcadas y la frente y el labio superior empezaron asudarle profusamente. La cabeza le daba vueltas y el frío se instaló en todo su cuerpo. Sí, debería haber sido más cauto. Podía recuperarse de una herida, pero de aquélla no iba a salir con vida. —Dreux, dile a Miley que la quiero. Al oír su voz, sus amigos se dieron la vuelta justo a tiempo de ver cómo caía de rodillas con el cáliz aún entre sus débiles dedos. Dreux se arrodilló a su lado. —Mon ami— ¿Qué pasa?—Veneno. —Apretó los dientes para intentar controlar eltemblor. Sus músculos se estaban tensando obligándolo a encogerse. Se estaba muriendo. Por culpa de un rey al que le alegraría saber que eran uno menos a repartir. Por culpa de un tesoro que nunca iba a disfrutar. Muriendo sin poder ver por última vez a la mujer que amaba.
Nicholas miró la copa, que seguía cálida al tacto y que aún no se había escurrido de entre sus laxos dedos. Era como si el cáliz se agarrara a él con la misma fuerza con que él quería retenerlo. Con los ojos fijos en la oscura copa, sintió que se le nublaba la vista. ¿Podíaser que la plata resplandeciera? Seguro que el veneno estaba jugando ya con su mente y le hacía imaginar cosas. Era sin duda el veneno lo que hacía que pareciera que la copa estaba llena de vino negro hasta el borde. Se quedó sin aliento. Era un milagro. Por encima del zumbido que ensordecía sus oídos pudo oír lasexcitadas voces de sus amigos. ¿Era posible que la fantásticatransformación del cáliz no fuera sólo fruto de su imaginación? ¿Podía ser que estuviera sujetando el Cáliz de Cristo entre sus manos? ¿Uncáliz capaz de sanar la herida de su muñeca y ofrecerle lainmortalidad? Antes de que supiera lo que estaba haciendo, ya tenía la copa delante de los labios. —Bebe, Sev. —La voz de Dreux sonó por encima de las demás. Agarrándose a la poca determinación y al poco valor que le quedaba, Nicholas apretó con fuerza la copa en la mano, se la acercó a los labios y bebió. Una dulzura sin igual le acarició la lengua. No era vino, pero ¿qué era? Algo cálido, terrenal. Un poco salado al deslizarse por su garganta. Bebió con ansia. Sangre. Al darse cuenta sintió náuseas. Estaba bebiendo sangre. Se echó hacia atrás derramando lo que quedaba por el suelo y sobre sí mismo. Una cálida humedad le resbalaba por la barbilla y caía encima de su brazo herido. Dios santo, ¿qué había hecho? Rezó por su alma, pero entonces sintió cómo el venenoempezaba a desvanecerse. De algún modo, su mente se fueesclareciendo poco a poco y el dolor desapareció de todo su cuerpo. Con torpeza, aflojó la sucia venda de la muñeca y limpió la sangre de la herida. Levantó el brazo dañado hacia la luz de la antorcha, y Nicholas y sus amigos observaron estupefactos cómo las heridas empezaban a cerrarse. Su mente no le estaba jugando una mala pasada, podía sentir cómo los músculos volvían a unirse en su interior. La incisión se estaba cerrando justo por donde le había caído la sangre del cáliz. No. No podía ser. Tenía que tratarse de algún truco. —Amigo mío —Dreux le dio un golpe en la espalda y, con su cara infantil, lo miró preocupado—, ¿te encuentras bien?—Sangre —consiguió responder Nicholas con una voz ronca queincluso a él le sonó distante—. El Grial. —Dreux abrió los ojossorprendido, sin dar crédito a lo que oía—. La sangre de Cristo.
Fue Dreux quien recogió la copa del suelo. Nicholas, a través de unos ojos cada vez más vidriosos, vio cómo su amigo se llevaba el cáliz a los labios. Quiso decirle que no, pero no logró formar las palabras. La niebla se apoderó de su mente y le robó el habla y la visión. Se desplomó sobre aquel suelo cubierto de polvo y apenas fue consciente de que el brazo ya no le dolía. Entonces lo envolvió la oscuridad.
Andrea P. Jonas:)
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
aaah me encantoo de verdad me encantooo seguilaaa
raqel d' Jonas(NJJ<3
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Buenas aqui llegué (un poquitín tarde) pero llegué! jajjaja Siguela, (aún no la leeo) pero no importa ! ya me voy a poner a leer !
Flor
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
wao me encanto buenísima siguelaaaaa esta super genial me fascino
siguela pronto esta super
siguela pronto esta super
ElitzJb
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Hay algo que quiero decirte :( creo que esta novela no me gusta como las otras
me encanta aún más la verdad que tiene una pintaaaaa explendida!
me encanta aún más la verdad que tiene una pintaaaaa explendida!
Flor
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
Reportandome soy Dorin, me encanta la novela seve interesante,siguelaa.
oye has leido la saga de medianoche de claudia gray?
oye has leido la saga de medianoche de claudia gray?
Dorin
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
hoolaaa chicas! :D
Bienvenidas alas nuevas chicas!!!! gracias por leer! ;)
niñas ya mañana subire las imagenes de raquel y nixa para q voten por la q les guste! ok!
ahora les dejo el primer cap espero q les guste!
PD. cuendo ponga la rayita mas grande (_______) es su nombre completo y cuando ponga la rayita mas chikita (___) es su apodo ok! :D
¿Has convencido a papá de que compre una parcela de tierra sólo porque crees que el Santo Grial está enterrado allí?
_______ Ryland sabía que su hermana no lo entendería. —Sí.Bajo el ala del sombrero de montar, las bellas facciones de Demetria mostraron preocupación. —Cariño, ¿no crees que te agarras a un clavo ardiendo? Tal vez Demetria lo entendía mejor de lo que ___ había creído. Cegada por la luz del sol, el estúpido sombrerito que llevaba no le llegaba a cubrir los ojos, ___ apretó la mandíbula. —Quizá. — Regresaban del pueblo cabalgando, Demetria montaba una yegua gris, ___ un potro más joven. Los hombres habían salido a cazar y sus otras hermanas estaban ocupadas cosiendo, así que Demetria y ___ tuvieron que buscar el modo de pasar el día; algo que les permitiera hacer ejercicio y disfrutar del aire libre. Cualquier otra opción habría hecho que ___ volviera a encerrarse en sus pensamientos, y eso era algo que esos días evitaba a toda costa. La tarde era cálida, demasiado como para llevar aquel traje de montar de terciopelo, a pesar de lo bonito que era ese conjunto verde oscuro. Pero Demi quería salir a cabalgar por última vez antes de que su embarazo se lo impidiera. ___ notaba cómo el sudor le corría por debajo del corsé y empezó a sentir picores. Si rascarse le diese algún alivio, lo haría. Pero en vez de eso, apretó la mandíbula con fuerza y puso su caballo al trote. Su hermana seguía sin decir nada; muy típico de ella. Demetria sabía que ella no podía soportar esas pausas tan incómodas, y que siempre sentía la necesidad de llenar esos silencios. —Si el Grial está allí, habrá valido la pena, ¿no crees? —___ no se refería sólo a lo que ella obtendría, sino a lo que significaría para el mundo entero. —Sólo si uno cree en la leyenda. —Demetria negó con la cabeza y el sol brilló en sus cobrizos cabellos—. En serio, ___. ¡El Grial es tan real como el arca de Noé! ¿No crees que si de verdad existiera, a estas alturas alguien ya lo habría encontrado? -Sí. No. —Tal vez no lo han buscado en el lugar adecuado. —Tal vez era cierto que se estaba agarrando a un clavo ardiendo, pero ¿qué otra cosa podía hacer? Los ojos verdes de Demetria brillaron de inquietud. —Estoy preocupada por ti. No se refería sólo a su búsqueda del Grial. ___ apartó la mirada. Por supuesto que su hermana estaba preocupada. Toda su familia lo estaba. Y así seguirían hasta que... hasta que ella ya no estuviera allí para causarles preocupación. Forzó una sonrisa. —Estoy bien, Demi. Su hermana retrocedió como si le hubiera escupido. — ¡No estás bien! Te estás... —Se calló y se atragantó con las palabras. Oh no, ¿iba a echarse a llorar? Pobre Demetria, ella era la más emotiva de todas, la que tenía mejor carácter y la más sentimental. Su pelo y sus ojos eran tan resplandecientes como su espíritu, mientras que el pelo castaño de ___ y sus ojos color avellana se iban oscureciendo, ensombreciendo. Demi lloraba con facilidad, y el corazón de ___ se rompía todas las malditas veces. ___ dejó de sonreír y se acercó a ella, aun a riesgo de caer del caballo, para acariciarle el brazo. —Estoy bien, Demi. No importa lo que pase, estaré bien. —Ella así lo creía, pero eso no significaba que la realidad fuera más fácil de aceptar. Demetria asintió e intentó reprimir sus lágrimas. _______ volvió a erguirse, y las dos retomaron el camino hacia la mansión de su padre. ___ Y Demetria hablaron de tonterías durante el resto de la cabalgata, principalmente de libros que las dos habían leído y de la nueva máquina de escribir que Joseph, el marido de Demetria, le había comprado. De todos modos, la conversación anterior seguía planeando sobre ellas. En el comienzo del camino a las caballerizas había un pequeño grupo de hombres. Eso no era nada raro. Thomas Ryland era un hombre muy sociable y a menudo solía ir a visitar a sus amigos, o ellos lo visitaban a él; y con su familia en casa durante un mes o más, otros caballeros de la zona solían acompañarlos en sus salidas. Por el tamaño del grupo y por el hecho de que todos estaban alrededor de un objeto en concreto, era obvio que el motivo de la visita era mucho más que un mero acto social.
Su padre iba a darles una vuelta en su automóvil, un coche demotor hecho por la fábrica Daimler. Era evidente que aquellos caballeros estaban allí para ver una demostración de las habilidades de aquel carruaje motorizado. La misma _______ sabía la velocidad que era capaz de alcanzar el coche de carreras de Daimler, casi setenta y cinco kilómetros por hora. Lo sabía porque su padre se lo había dicho, no porque ella hubiera experimentado esa emoción. Su padre nunca iba rápido cuando ella lo acompañaba en el vehículo. Desde su visita a la exposición de Richmond, a principios de verano, Thomas Ryland había estado obsesionado con ese nuevo medio de transporte, y era una de las pocas personas de la zona que había adquirido un modelo. Selena, otra hermana de ___, creía que era peligroso que un hombre de la edad de su padre tuviera tal pasatiempo, pero a ___ le entusiasmaba esa llamativa máquina, con su exterior rojo y sus asientos de piel negra. Su padre no la dejaba conducirlo; decía que temía por su seguridad. ¡Uf! Su padre la protegía en exceso, pero era imposible que ella fuera peor conductora que él. Tenía que hablarle seriamente, se negaba a pasar lo que le quedaba de vida entre algodones. Hubo un tiempo en que Thomas Ryland habría satisfecho el deseo de su hija pequeña y la habría dejado conducir el Daimler. Un tiempo en el que sólo se habría preocupado por el coche, no por _______. Los lacayos, que las vieron acercarse, las esperaban ya en la entrada. ___ Y Demetria desmontaron y se acercaron a saludar a su padre y a los invitados. Ryland observó a ___ de la cabeza a los pies, y escudriñó su rostro en busca del menor signo de fatiga o dolor. «El bueno de papá, siempre tan protector», pensó ___, luego le sonrió y les dio a él y a sus acompañantes los buenos días. A continuación se quitó los guantes y entró en la casa, donde se estaba más fresco. Le encantaba aquella casa.
Era luminosa, pero no demasiado, y de noche se llenaba de las sombras más sugerentes. De pequeña, mientras sus hermanas se sentían llenas de miedo, ella disfrutaba escondiéndose en los recovecos y grutas que allí había. Su madre se había pasado horas buscándola. Al parecer, nadie entendía que no quería que la encontraran. Qué raro, de pequeña no temía a la oscuridad y en cambio ahora la aterrorizaba. Tal vez fuera porque un niño nunca piensa quela oscuridad puede durar para siempre. Tiró de una de las agujas de su moño y por fin pudo deshacerse del sombrero que le cubría la cabeza. — ¿Té, Demi?. Su hermana soltó aquella pequeña carcajada que siempre conseguía dibujar una sonrisa en los labios de ___. —Por supuesto. ¿Por qué me haces siempre esa pregunta tan tonta? Atravesaron el salón de mármol italiano, con sus tacones resonando en el pulido suelo de baldosas color melocotón, y ___ sonriendo de oreja a oreja. —Porque tal vez algún día me dirás que no. — ¿A una taza de té? nunca.
Mientras caminaban, ___ iba absorbiendo en su interior la esencia de Rosecourt. Flores recién cortadas, limón y especias. Esos olores la habían rodeado toda la vida; y la reconfortaban cuando todo lo demás fallaba. El padre de ___, por el hecho de pertenecer a una de las familias más ricas de Inglaterra, había heredado una gran fortuna, pero la mansión de Rosecourt había sido en cambio un obsequio de uno de los amigos del abuelo de Thomas. Al parecer, el último conde de Carnover sentía una especial debilidad por el nieto pequeño de Devlin Ryland y le cedió la finca como regalo de bodas. Como los padres de___ habían tenido cuatro hijas, la casa la heredaría el primer varón que naciera de una de ellas. Pero ___ no tenía que preocuparse de eso. Demetria y ella entraron juntas en el salón.
Las pesadas cortinasrosadas estaban recogidas y quedaban corridos únicamente los delicados visillos color crema que permitían que la luz entrara en la habitación a la vez que protegían los muebles de los rayos del sol. Las paredes y la alfombra eran también de color crema, y contrastaban con el estampado Lodden que tapizaba las sillas y los sofás.
Bienvenidas alas nuevas chicas!!!! gracias por leer! ;)
niñas ya mañana subire las imagenes de raquel y nixa para q voten por la q les guste! ok!
ahora les dejo el primer cap espero q les guste!
PD. cuendo ponga la rayita mas grande (_______) es su nombre completo y cuando ponga la rayita mas chikita (___) es su apodo ok! :D
Capitulo 1 (1/2)
Tintagel, Cornualles, 1899¿Has convencido a papá de que compre una parcela de tierra sólo porque crees que el Santo Grial está enterrado allí?
_______ Ryland sabía que su hermana no lo entendería. —Sí.Bajo el ala del sombrero de montar, las bellas facciones de Demetria mostraron preocupación. —Cariño, ¿no crees que te agarras a un clavo ardiendo? Tal vez Demetria lo entendía mejor de lo que ___ había creído. Cegada por la luz del sol, el estúpido sombrerito que llevaba no le llegaba a cubrir los ojos, ___ apretó la mandíbula. —Quizá. — Regresaban del pueblo cabalgando, Demetria montaba una yegua gris, ___ un potro más joven. Los hombres habían salido a cazar y sus otras hermanas estaban ocupadas cosiendo, así que Demetria y ___ tuvieron que buscar el modo de pasar el día; algo que les permitiera hacer ejercicio y disfrutar del aire libre. Cualquier otra opción habría hecho que ___ volviera a encerrarse en sus pensamientos, y eso era algo que esos días evitaba a toda costa. La tarde era cálida, demasiado como para llevar aquel traje de montar de terciopelo, a pesar de lo bonito que era ese conjunto verde oscuro. Pero Demi quería salir a cabalgar por última vez antes de que su embarazo se lo impidiera. ___ notaba cómo el sudor le corría por debajo del corsé y empezó a sentir picores. Si rascarse le diese algún alivio, lo haría. Pero en vez de eso, apretó la mandíbula con fuerza y puso su caballo al trote. Su hermana seguía sin decir nada; muy típico de ella. Demetria sabía que ella no podía soportar esas pausas tan incómodas, y que siempre sentía la necesidad de llenar esos silencios. —Si el Grial está allí, habrá valido la pena, ¿no crees? —___ no se refería sólo a lo que ella obtendría, sino a lo que significaría para el mundo entero. —Sólo si uno cree en la leyenda. —Demetria negó con la cabeza y el sol brilló en sus cobrizos cabellos—. En serio, ___. ¡El Grial es tan real como el arca de Noé! ¿No crees que si de verdad existiera, a estas alturas alguien ya lo habría encontrado? -Sí. No. —Tal vez no lo han buscado en el lugar adecuado. —Tal vez era cierto que se estaba agarrando a un clavo ardiendo, pero ¿qué otra cosa podía hacer? Los ojos verdes de Demetria brillaron de inquietud. —Estoy preocupada por ti. No se refería sólo a su búsqueda del Grial. ___ apartó la mirada. Por supuesto que su hermana estaba preocupada. Toda su familia lo estaba. Y así seguirían hasta que... hasta que ella ya no estuviera allí para causarles preocupación. Forzó una sonrisa. —Estoy bien, Demi. Su hermana retrocedió como si le hubiera escupido. — ¡No estás bien! Te estás... —Se calló y se atragantó con las palabras. Oh no, ¿iba a echarse a llorar? Pobre Demetria, ella era la más emotiva de todas, la que tenía mejor carácter y la más sentimental. Su pelo y sus ojos eran tan resplandecientes como su espíritu, mientras que el pelo castaño de ___ y sus ojos color avellana se iban oscureciendo, ensombreciendo. Demi lloraba con facilidad, y el corazón de ___ se rompía todas las malditas veces. ___ dejó de sonreír y se acercó a ella, aun a riesgo de caer del caballo, para acariciarle el brazo. —Estoy bien, Demi. No importa lo que pase, estaré bien. —Ella así lo creía, pero eso no significaba que la realidad fuera más fácil de aceptar. Demetria asintió e intentó reprimir sus lágrimas. _______ volvió a erguirse, y las dos retomaron el camino hacia la mansión de su padre. ___ Y Demetria hablaron de tonterías durante el resto de la cabalgata, principalmente de libros que las dos habían leído y de la nueva máquina de escribir que Joseph, el marido de Demetria, le había comprado. De todos modos, la conversación anterior seguía planeando sobre ellas. En el comienzo del camino a las caballerizas había un pequeño grupo de hombres. Eso no era nada raro. Thomas Ryland era un hombre muy sociable y a menudo solía ir a visitar a sus amigos, o ellos lo visitaban a él; y con su familia en casa durante un mes o más, otros caballeros de la zona solían acompañarlos en sus salidas. Por el tamaño del grupo y por el hecho de que todos estaban alrededor de un objeto en concreto, era obvio que el motivo de la visita era mucho más que un mero acto social.
Su padre iba a darles una vuelta en su automóvil, un coche demotor hecho por la fábrica Daimler. Era evidente que aquellos caballeros estaban allí para ver una demostración de las habilidades de aquel carruaje motorizado. La misma _______ sabía la velocidad que era capaz de alcanzar el coche de carreras de Daimler, casi setenta y cinco kilómetros por hora. Lo sabía porque su padre se lo había dicho, no porque ella hubiera experimentado esa emoción. Su padre nunca iba rápido cuando ella lo acompañaba en el vehículo. Desde su visita a la exposición de Richmond, a principios de verano, Thomas Ryland había estado obsesionado con ese nuevo medio de transporte, y era una de las pocas personas de la zona que había adquirido un modelo. Selena, otra hermana de ___, creía que era peligroso que un hombre de la edad de su padre tuviera tal pasatiempo, pero a ___ le entusiasmaba esa llamativa máquina, con su exterior rojo y sus asientos de piel negra. Su padre no la dejaba conducirlo; decía que temía por su seguridad. ¡Uf! Su padre la protegía en exceso, pero era imposible que ella fuera peor conductora que él. Tenía que hablarle seriamente, se negaba a pasar lo que le quedaba de vida entre algodones. Hubo un tiempo en que Thomas Ryland habría satisfecho el deseo de su hija pequeña y la habría dejado conducir el Daimler. Un tiempo en el que sólo se habría preocupado por el coche, no por _______. Los lacayos, que las vieron acercarse, las esperaban ya en la entrada. ___ Y Demetria desmontaron y se acercaron a saludar a su padre y a los invitados. Ryland observó a ___ de la cabeza a los pies, y escudriñó su rostro en busca del menor signo de fatiga o dolor. «El bueno de papá, siempre tan protector», pensó ___, luego le sonrió y les dio a él y a sus acompañantes los buenos días. A continuación se quitó los guantes y entró en la casa, donde se estaba más fresco. Le encantaba aquella casa.
Era luminosa, pero no demasiado, y de noche se llenaba de las sombras más sugerentes. De pequeña, mientras sus hermanas se sentían llenas de miedo, ella disfrutaba escondiéndose en los recovecos y grutas que allí había. Su madre se había pasado horas buscándola. Al parecer, nadie entendía que no quería que la encontraran. Qué raro, de pequeña no temía a la oscuridad y en cambio ahora la aterrorizaba. Tal vez fuera porque un niño nunca piensa quela oscuridad puede durar para siempre. Tiró de una de las agujas de su moño y por fin pudo deshacerse del sombrero que le cubría la cabeza. — ¿Té, Demi?. Su hermana soltó aquella pequeña carcajada que siempre conseguía dibujar una sonrisa en los labios de ___. —Por supuesto. ¿Por qué me haces siempre esa pregunta tan tonta? Atravesaron el salón de mármol italiano, con sus tacones resonando en el pulido suelo de baldosas color melocotón, y ___ sonriendo de oreja a oreja. —Porque tal vez algún día me dirás que no. — ¿A una taza de té? nunca.
Mientras caminaban, ___ iba absorbiendo en su interior la esencia de Rosecourt. Flores recién cortadas, limón y especias. Esos olores la habían rodeado toda la vida; y la reconfortaban cuando todo lo demás fallaba. El padre de ___, por el hecho de pertenecer a una de las familias más ricas de Inglaterra, había heredado una gran fortuna, pero la mansión de Rosecourt había sido en cambio un obsequio de uno de los amigos del abuelo de Thomas. Al parecer, el último conde de Carnover sentía una especial debilidad por el nieto pequeño de Devlin Ryland y le cedió la finca como regalo de bodas. Como los padres de___ habían tenido cuatro hijas, la casa la heredaría el primer varón que naciera de una de ellas. Pero ___ no tenía que preocuparse de eso. Demetria y ella entraron juntas en el salón.
Las pesadas cortinasrosadas estaban recogidas y quedaban corridos únicamente los delicados visillos color crema que permitían que la luz entrara en la habitación a la vez que protegían los muebles de los rayos del sol. Las paredes y la alfombra eran también de color crema, y contrastaban con el estampado Lodden que tapizaba las sillas y los sofás.
Andrea P. Jonas:)
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
aaah no me digas que la rayis va a morir dios no quieroo eso :'( Seguilaaa
raqel d' Jonas(NJJ<3
Re: "Mia Para Siempre" Nick J. y Tu Terminada
huy dios siguela esta el capitulo genial sigue buenisima la nove =)
ElitzJb
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