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Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
Capítulo 39 (Parte dos)
—Despierta, cariño. —susurró una voz suave y un aliento caliente rebotó contra mi mejilla. Abrí los ojos lenta y perezosamente, inmediatamente divisé el rostro de mi querido Nicholas.
—Buenos días. —sonreí y besó mis labios. Todos los días eran buenos al estar con Nick a mi lado. Más si despertaba luego de haber pasado todos los últimos días a su lado.
—Debemos ir a casa de nuestros padres. —susurró con entusiasmo. Lo había olvidado, ese día habíamos quedado en ir a almorzar allí, y contar toda la verdad de una vez por todas. Al parecer Nick estaba emocionado y ansioso. Yo no tanto. No sabía que pensarían luego de cinco años de silencio y mentiras. Se agachó sobre mi cuerpo y besó tiernamente mi vientre, para luego levantarse de la cama y caminar hacia la puerta de la habitación del pequeño apartamento que estábamos rentando. No pude evitar seguirlo con la mirada y observar aquellos apretados bóxers rojos que le marcaban el trasero. Mordí mis labios y luego solté una risa ahogada. Decidí levantarme luego de verlo desaparecer de la habitación. Nick había sido mi compañía por los últimos cinco años, pero era la única que necesitaba. Caminé decidida hacia la cocina, luego de vestir mi cuerpo en una bata de seda blanca. Encontré a Nick aún en ropa interior preparando café. Más bien, terminándolo. En cuanto me vio llegar, sonrió y estiró la mano entregándome una taza de ese líquido caliente y ligero que parecía estar bastante bueno. Lo tomé
y me apoyé contra la mesada.
—¿Aún crees que sea bueno contarles todo ahora? —pregunté nerviosa pasando los dedos por la taza. Nick se puso serio y me miro con los ojos brillosos.
—Si no lo hacemos ahora, ¿Qué harás esperar a que nazca el bebé?— parecía muy tonta mi pregunta cuando tenía tal respuesta. Claro que si. Habíamos estado cuatro años mintiéndole a nuestros padres, ocultando mi embarazo de ya hacía ocho meses y medio exactamente. Esperar no era una opción. Tomé un sorbo de café. Me calentó el cuerpo entero en una milésima de segundo. Miré hacia el piso, aún con el estomago revuelto, y me quede seria unos segundos. Al dar otro sorbo, me di cuenta que la mirada de Nick estaba posada en mí.
—Está delicioso. —objeté con un intento de sonrisa. Nick lo observó y pareció no confiar en la tranquilidad que trataba transmitir.
—Gracias. —se acercó a mí y me tomó de la cintura. —Pero no debes ocultar tus sentimientos. Conmigo ni siquiera deberías intentarlo. —Bajé la mirada. Tenía razón. —Te conozco lo suficientemente como para saber que estás nerviosa. Asustada también. —tomó mi mentón haciendo que mi mirada se dirigiera a la suya. —No te preocupes. Todo saldrá bien. —me abrazó reconfortablemente. Su cuerpo estaba desnudo, y eso provocaba en mi algo de excitación, aun en la situación en la que me encontraba. —Claro que tu padre se enojará, pero solo por un rato. Ya verás que cuando vea lo felices que somos te apoyará en todo lo que decidas hacer. Te lo prometo. —me sonrió y me besó cortamente en los labios.
—Gracias Nick. —le devolví la sonrisa y asintió. Besó mis labios fugazmente.
—Sabes que estoy para lo que necesites. Ahora…—dijo separándose de mí y caminando lentamente. —Iré a bañarme porque ya se está haciendo tarde.
—¿No quieres que te acompañe? —le dije al mismo tiempo que le dedicaba una sonrisa traviesa.
—Oh, créeme que me encantaría… Pero sabes que si nos metemos ahí no saldremos en un par de horas… Reí ante su comentario, y trotó hacia el baño, hasta que cerró la puerta, y no pude ver mas de ese precioso cuerpo que me ponía los pelos de punta. Volví a la habitación y traté de despejar mi mente con algo de música, así que prendí la radio. Mientras las canciones pasaban, de vez en cuando tarareaba una que otra, me vestí normalmente, nada que llamara la atención. Solo visitaría a mi padre. Y a la mamá de Nick. En diez minutos, terminé de vestirme y arreglarme, en el mismo momento en que Nick salió del baño envuelto en una toalla que estaba amarrada a su cintura. Ver todo ese torso musculoso desnudo y con gotitas de agua recorriéndolo lentamente me excitó demasiado, pero no podía ya desarreglarme con lo mucho que me había costado. Decidí darme la vuelta y no prestarle atención. Mientras me delineé un poco mis ojos, sentí como Nick buscaba ropa, lástima, se veía tan sexy desnudo… Me miré al espejo. Era exitante saber que pueda ser la futura señora ________ * Jonas. Sonreí para mis adentros, y pensé en mi vida casada con Nick, y con el bebé que llevaba dentro mío. Eso era claro, si Nick alguna vez se animaba a pedirme matrimonio. Acaricié mi panza lentamente, y sentí una patadita que me causó un leve dolor, y a la vez, una tremenda felicidad. Acomodé mi cabello y le di los últimos retoques a mi maquillaje. Estaba lista. Me di la vuelta, y vi a Nick terminando de vestirse con una camisa abultada y unos vaqueros azul oscuro que marcaban los músculos de sus piernas. Lo observé despeinado, y tratando de abrocharse los botones de las mangas de la camisa, y debo decir, que me pareció una situación de lo mas cómica. Reí suavemente, y me acerqué a él.
—¿Necesitas ayuda?
—No. Estoy bien. —curvó sus labios en una tímida sonrisa. Me mataba cuando hacia eso. En menos de lo que pude terminar de navegar por mis pensamientos, Nick ya había logrado su objetivo, y ahora se encontraba acariciando mi panza suavemente, cosa que me hizo estremecer. De repente, la bebé pateó fuertemente, y logró que largara un gemido de dolor.
—Oh, al parecer estas ansiosa…—susurró Nick contra mi vientre mientras sonreía. Me causó ternura esa escena. No podía negar que Nick sería el mejor padre que mis hijos pudieran tener alguna vez.
—Descuida, se quedará allí un mes más, por lo menos. En sus ojos noté cierto brillo, y me depositó un largo y cálido beso en los labios. Un beso de amor.
—Se hace tarde. —dijo consultando su reloj imaginario. —¿Vamos?. Vacilé nerviosa, pero hice todo lo posible porque no se notara.
—Vamos. Diez minutos después, estábamos en el auto, que no era gran cosa, pero nos servía como transporte. Estábamos a dos horas de mi antiguo hogar, así que me puse en posición de siesta, y cerré los ojos tratando de dormir. El ruido del motor del auto apenas de podía oír, y los rayos del sol calentaban la parte descubierta de mi cuerpo. No podía pensar en un momento más perfecto. Sin embargo, la inseguridad regresó. Las preguntas bombardearon mi mente y ya me encontraba pensando en lo que iba a pasar cuando llegáramos a la casa. Qué diría mi padre, qué haría, que diría. Abrí los ojos, y observé a Nick, quien estaba concentrado en el camino, serio, con la vista en la calle. Entonces, me di cuenta que no importaba demasiado si mi padre se enfadaba, o si dejara de dirigirme la palabra. En absoluto. Con Nick a mi lado me sentía fuerte, segura e independiente. Y las cosas con papá iban a mejorar. Lo sabía. Ya no era una niña. Podía tomar mis propias decisiones, y era confidente. No necesitaba más que el apoyo de Nick, y tener a mi hija a salvo. Desde que me había enterado que estaba embarazada, las prioridades cambiaron un poco para mi.
—¿Qué pasa? —preguntó Nick al darse cuenta de mi mirada fija en él.
—Oh, nada. —sonreí. Él siguió en lo suyo: manejar. Mientras me hundí profundamente en el asiento, y disfruté de una siesta de una hora y media, más o menos.
—_______*.—susurraron en mi oído. No dudaba quien. — Ya casi llegamos, despierta. Abrí los ojos, y Nick se acomodó nuevamente en el asiento para seguir conduciendo una vez que el semáforo le indicó. Observé por la ventanilla, y efectivamente, ya estábamos en Virginia.
El corazón comenzó a latirme fuerte. No pude evitarlo. Aunque Nick me miraba de una manera tranquilizadora, y yo trataba de estarlo, no podía.
—Estoy asustada.
—Lo se. Y no debes de estarlo. Vamos, no creo que se hayan creído la historia de que nos conseguimos un dúplex, y que yo tenia otra novia. ¿Crees que sean tan ingenuos?
—Quisiera creerlo. —dije suspirando. Quería creerlo. Luego de unos cinco minutos más, estábamos en frente de la casa. De nuestra antigua casa.
—Bien. —exclamó Nick. —Ya estamos aquí. Pude notar cierto nerviosismo en su voz, aunque trataba de no aparentarlo. Lo cierto es que seguramente estaba igual o aún mas nervioso que yo. Pero no quería demostrarlo. Y seguramente era para no alarmarme a mí, y en ese momento me enterneció su gesto.
—De acuerdo—dije decidida. —Bajemos. Lo hicimos, Nick me ayudo, para no hacer demasiada fuerza. Y caminamos hacia la puerta. Una vez que estábamos frente a esta, Nick levantó la mano para golpearla. Pero antes de hacerlo, esta se abrió de repente, dejando ver a una Denisse igual que siempre, con la misma sonrisa cálida, solo que con los signos ligeros del paso de los años. Al vernos sonrió, y abrazó tiernamente a Nick, cerrando los ojos y casi soltando lagrimas.
—Oh, hijo. Promete que jamás dejaras pasar tanto tiempo antes de venir a visitarme. —susurró en su oído, aunque pude escuchar por estar a su lado.
—Ya mamá… Yo también te extrañé. Rieron, y de alguna manera u otra, me sentí excluida de la broma sin saber la razón. Tal vez nada lograría sacarme una sonrisa con el nerviosismo que sentía. Denisse soltó a Nick y abrió los ojos para posarlos sobre mí. Y al hacerlo… Su cara cambió totalmente.
—Oh por Dios. —exclamó al ver mi vientre que sobresalía notoriamente del resto de mi cuerpo. Al parecer no sabia que decir, y yo tampoco. Me sentía algo avergonzada.
—Hola, Denisse…—traté de sonar despreocupada, pero dejé en evidencia mi nerviosismo.
—Hola, querida. —dijo sonriendo y abrazándome casi igual que a Nick segundos atrás. —Veo que hay noticias nuevas. Pasen, pasen… Seguimos dentro. Lo hicimos, y me dirigí a la sala. Hace tanto tiempo que no veía esa casa. Y de alguna forma u otra, la había echado de menos casi o tanto como a mi padre. Me senté en la mesa del comedor, y Nick a mi lado. Denise vino detrás de nosotros.
—¿Dónde está mi padre? —pregunte entusiasmada y asustada al mismo tiempo.
—Tu padre… —exclamó ella. —tu padre estará más que shockeado con esto. —dijo mirándonos. —Espero que no haga ninguna locura. —todos reímos. Pero la verdad no me había causado nada de gracia. —Está arriba. Creo que fue al baño.
—Oh, de acuerdo. —sonreí y me quede callada.
—En un momento comenzaré a servir la comida. —dijo y se fue hacia la cocina. Nick y yo nos miramos.
—Creo que lo ha tomado bastante bien. —dijo Nick calmado.
—Si. Nada comparado a lo que pasará con mi padre, ¿verdad?.
—No he dicho eso.
—Lo pensaste. —Nick bajá la mirada.
—Bueno, tal vez un poco. —dijo sonriendo pícaramente. Logró sacarme una sonrisa. Por supuesto que sí. Él siempre lo hacía. Suspiré profundamente.
Capítulo 40
—¡________*!—Sentí que exclamó una voz aproximándose. Era mi padre. —Y Nick…
Se acercó a nosotros, y me abrazo fuertemente, aun estando sentada en la silla.
Luego a Nick, y se sentó en frente de nosotros. —Los eché demasiado de menos. —exclamo con los ojos brillosos. No lo dudaba.
—También yo.
—Y yo. —Nick dijo al último.
—Veo que han crecido. Más tú, mi pequeñita. ¿Cómo te va en la Universidad?
—Oh, bastante bien. —sonreí satisfecha. Hasta ahora todo marchaba bien. —Se podría decir que excelente—sonreí y el igual.
—¿Y a ti, Nick?.
—Muy bien, también. Gracias por preguntar.
—Excelente. —exclamó mi padre. Podía ver la emoción en sus ojos. En un momento más, llegó Denise con las bandejas en sus manos. Sirvió la comida en la mesa, y con una mirada a Nick, que no se como habrá hecho, supo que mi padre aún no sabia nada, y ella mantendría el silencio. Aunque ni yo misma podía creer que no hubiera notado mi gran crecimiento de vientre.
—Esperaremos a que termine el almuerzo. —susurró Nick en mi oído. Asentí con la cabeza, y comenzamos a comer mientras charlábamos cosas sin sentido. Cuando mi padre le preguntaba a Nick sobre su novia, él simplemente lo evadía, desviaba el tema, o decía cosas como “es algo complicado”, y lo dejaba allí. Era mejor así. Pasaron unos veinte minutos de charlas sin sentido, y llego la hora de revelar todo. Antes de comenzar, carraspeé notoriamente, dejándoles saber que debía decir algo.
—Papá... Él me miro atentamente. —Debo decirte algo.
—Debemos. —se adelantó Nick. Cruzamos miradas y asentimos.
—Estoy embarazada. A mi padre casi le agarra el paro cardiaco de su vida. Solamente con ver su cara se notaba que no pensaba nada agradable. Se me partió el alma que se tuviera que haber enterado así. Si hubiera visto un fantasma, estoy segura que no se habría sorprendido tanto. Me levanté de la mesa para dejar a la vista mi vientre, que él observó sin poder creerlo. Nick y mi padre se pararon al mismo tiempo. Eso me causó escalofríos. Denisse, al parecer no sabía que hacer.
—Y yo soy el padre del bebé. Nick, como todo un valiente, se adelantó a aclarar algo más que obvio, pensé.
—¿Tu sabías esto? —pregunto mi padre automáticamente a Denisse, con cara de “auxilio”. Sabía que deseaba que en ese momento le digan que todo era una broma. Y eso no iba a ocurrir.
—Bueno, yo…—Denise no sabia que decir, lo note en su mirada. Y la expresión de mi padre jamás la había visto. Jamás lo había visto tan enfadado. Enfadado no era la palabra.
Estaba enfurecido.
—¡Hijo de perra! —gritó acercándose peligrosamente a Nick. Me interpuse como pude, sabía que querría hacerle daño. Mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas.
—¡Te aprovechaste de ella, porque estaban solos! ¡Eres un infeliz! —gritaba todo colorado, y mas enfurecido aun. Mis lagrimas no aguantaron más y comenzaron a salir una tras otra. Al compás de mis sollozos y gritos a mi padre que parara. Trataba de defender a Nick, porque él no tenia nada que ver.
—¡Ricardo, tranquilízate, por favor! —exclamó Denise asustada tomándolo del brazo.
—¡Y tú lo sabias todo, ¿verdad?! —exclamo mirando a Denise. —¡Lo sabia! ¡Sabia que había algo que me escondían!. Me alejó bruscamente, y tiro su puño estirando con todas sus fuerzas su mano, y logré ver como Nick caía al suelo noqueado. Lo ultimo que escuche fue un grito ahogado de Denise.
—¡Nick! La segunda vez que despertaba en un hospital desde hacía años. Y no era tan agradable como la última vez. Esa ultima vez Nick estaba conmigo. Y ahora, por más que buscaba, no lo encontraba alrededor de la habitación. Mire hacia mis costados, y tenia aparatos conectados a mi muñeca. Suspiré. Recordé la escena anterior a que desmayara, y quise llorar. No aguantaba esa culpabilidad. Ahora Nick estaba golpeado por mi culpa. Y eso no era justo. De algo estaba segura, con papá estaba enfadada.
—Oh, _______*. ¡Has despertado! —exclamó la persona de la que hablaba cinco segundos atrás.
—¿Dónde está Nick? —pregunté seca.
—Mira, ______*, yo… —bajo la mirada.
—Te he preguntado en donde está Nick. Él mordió sus labios avergonzado. Sabía que lo que había hecho había estado mal. Muy mal.
—________*, entiéndeme. Tu me lo ocultaste. Es decir, ¿cómo pudiste hacerlo…?
—Por lo menos no le he pegado a nadie. Eso es de cobardes.—miré fijo a la nada. No quería encontrarme en sus ojos.—¿Me responderás lo que te he preguntado? Porque si no, no me interesa seguir hablando contigo.
—Está afuera. Está bien. Solo se le ha hinchado un poco el ojo. Y ya le he pedido disculpas.
—Quiero que venga. —dije con la voz entrecortada. Mi padre se alejó lentamente, y antes de salir por donde había entrado, logró dar con mi mirada penetrante.
—Perdóname, _______*. Salió. Lo sentí tan sincero. Pensé en la situación por un momento. Era gracioso. Se habían invertido los roles, y ahora mi padre era quien me debía unas disculpas a mi y a Nick. Y a Denisse. Oh Denisse… ¿Qué habría hecho Denisse? Vacilé asustada. ¿Qué tal si mi pequeño secreto con Nick hubiera costado el matrimonio de mi padre? Un leve sonido interrumpió mis pensamientos.
—Hola. —exclamo Nick cruzando la habitación. —¿Cómo estas? Se sentó a mi lado. Me quedo la boca abierta al ver su ojo hinchado y morado. Se veía mal.
—Debería preguntar como estás tú.
—Estoy bien. Gracias. —Besó mi mejilla. —¿Tú?
—Bien. No siento nada. En realidad, no siento ni el más mínimo dolor. Solo el verte así y saber que soy la responsable.
—Shh. No digas eso—dijo frunciendo el ceño. —No es para nada tu culpa. ¿Entendiste? Fue solo un impulso de tu padre. —me sonrió tiernamente. —Yo hubiera hecho lo mismo. —dijo acariciando mi vientre y luego depositando un suave beso en él. De repente comencé a sentir fuertes dolores. Muy fuertes. Y me di cuenta que eran contracciones. Mis gemidos de dolor podrían hacer volar el edificio.
—¡Oh por Dios! El bebé pateaba como si quisiera acabar con su hogar temporal. Los gritos de Nick llamando a la enfermera se mezclaban con los míos y formaban un tremendo desastre.
—Oh dios mio… ¡Creo que ya viene! —exclamo Nick observándome. De repente entraron mi padre y Denise, quienes abrieron los ojos de par en par y luego fueron echados en cuanto una enfermera y un doctor entraron a la habitación. Yo no daba más. Me subieron en una camilla como pudieron y me llevaron corriendo a la sala de partos.
—¡Maldición! ¡Oh maldición! —exclamaba dolorosamente, mientras corrían conmigo y la camilla. Nick corría a mi lado mientras me sostenía la mano. Le agradecí internamente el quedarse conmigo. Por fin llegamos a la sala de partos, o eso creía yo. Veía a doctores y enfermeras corriendo de aquí para allá, no entendía nada. Nadie venía a ayudarme. Ni siquiera Nick. ¡Nick no estaba! Miré a mi alrededor, buscándolo, y efectivamente, no lo encontré. El hecho de que los dolores eran cada vez mas dolorosos, y que Nick no estaba allí conmigo en ese momento, me hizo escapar unas cuantas lagrimas. Podía sentirlas recorrer mis mejillas, estaba empapada, aunque a esas instancias, no sabía si era por mis lagrimas, o por el sudor que mi cuerpo emanaba al estar aguantando lo mas que podía el dolor.
—¡Oh por Dios! Ayuda, por favor…—exclamé lo mas alto que pude. Por suerte una enfermera se me acercó.
—Tendremos que esperar a que dilates bien. —dijo con un tono de pesar. Por dios, eso podría tardar hasta horas. Y yo no aguantaba ni un segundo mas con ese dolor.
—Maldición. —musité luego de lanzar un gemido ahogado de dolor. Cerré los ojos y comencé a respirar fuerte, agitada. Inspiraba, y exhalaba, inspiraba, y exhalaba. Una y otra vez. Y el dolor no cedía. Y Nick no aparecía. Los dolores comenzaron a aumentar, y yo estaba que no daba para mas. Prefería, inconscientemente, morirme antes de seguir con las contracciones.
Unos minutos mas, y el amor de mi vida apareció vestido de blanco, con un gorrito de enfermero en la cabeza. Al abrir los ojos y encontrarme con los suyos llenos de lagrimas, me enternecí tanto, que por un segundo, logró que me olvidara de todo. Me sonrió, y me tomó de la mano.
—Tranquila, amor. Todo estará bien. Y no te dejaré por nada del mundo. —sus palabras resonaron en mis oídos por unos segundos mas. La manera en que lo había dicho, dejaba una promesa de amor impagable e irrevocable. Algo que no se sentía todos los días. Nick era un tesoro. De esos que solo encuentras una vez en la vida. «No te dejaré por nada del mundo»
—Te amo Nick. —musité con las últimas fuerzas que me quedaban. Cerré los ojos y sentí que apoyaba sus labios dulces sobre mi mejilla.
—También yo. En el momento que abrí los ojos, pude observar a una enfermera acercándose con una aguja en su mano.
—Maldición—musité nerviosa y aun con dolores. Odiaba las agujas.
—Terminará en menos de lo que esperes, cariño. —sus ojos me transmitían algo de seguridad, pero aun me dolía, así que cerré los ojos, y al minuto siguiente, la anestesia recorrió mi cuerpo fugazmente, dejándome casi dormida. Lo ultimo que sentí fueron las manos de Nick acariciando la mía.
Amé como quedó el foro.. y cuando no me abría casi me muero!! Pero, aquí estoy (: Espero que les guste y como ya saben, el final está cerca ):
Ojalá les guste ;) Las quiero!!
—Despierta, cariño. —susurró una voz suave y un aliento caliente rebotó contra mi mejilla. Abrí los ojos lenta y perezosamente, inmediatamente divisé el rostro de mi querido Nicholas.
—Buenos días. —sonreí y besó mis labios. Todos los días eran buenos al estar con Nick a mi lado. Más si despertaba luego de haber pasado todos los últimos días a su lado.
—Debemos ir a casa de nuestros padres. —susurró con entusiasmo. Lo había olvidado, ese día habíamos quedado en ir a almorzar allí, y contar toda la verdad de una vez por todas. Al parecer Nick estaba emocionado y ansioso. Yo no tanto. No sabía que pensarían luego de cinco años de silencio y mentiras. Se agachó sobre mi cuerpo y besó tiernamente mi vientre, para luego levantarse de la cama y caminar hacia la puerta de la habitación del pequeño apartamento que estábamos rentando. No pude evitar seguirlo con la mirada y observar aquellos apretados bóxers rojos que le marcaban el trasero. Mordí mis labios y luego solté una risa ahogada. Decidí levantarme luego de verlo desaparecer de la habitación. Nick había sido mi compañía por los últimos cinco años, pero era la única que necesitaba. Caminé decidida hacia la cocina, luego de vestir mi cuerpo en una bata de seda blanca. Encontré a Nick aún en ropa interior preparando café. Más bien, terminándolo. En cuanto me vio llegar, sonrió y estiró la mano entregándome una taza de ese líquido caliente y ligero que parecía estar bastante bueno. Lo tomé
y me apoyé contra la mesada.
—¿Aún crees que sea bueno contarles todo ahora? —pregunté nerviosa pasando los dedos por la taza. Nick se puso serio y me miro con los ojos brillosos.
—Si no lo hacemos ahora, ¿Qué harás esperar a que nazca el bebé?— parecía muy tonta mi pregunta cuando tenía tal respuesta. Claro que si. Habíamos estado cuatro años mintiéndole a nuestros padres, ocultando mi embarazo de ya hacía ocho meses y medio exactamente. Esperar no era una opción. Tomé un sorbo de café. Me calentó el cuerpo entero en una milésima de segundo. Miré hacia el piso, aún con el estomago revuelto, y me quede seria unos segundos. Al dar otro sorbo, me di cuenta que la mirada de Nick estaba posada en mí.
—Está delicioso. —objeté con un intento de sonrisa. Nick lo observó y pareció no confiar en la tranquilidad que trataba transmitir.
—Gracias. —se acercó a mí y me tomó de la cintura. —Pero no debes ocultar tus sentimientos. Conmigo ni siquiera deberías intentarlo. —Bajé la mirada. Tenía razón. —Te conozco lo suficientemente como para saber que estás nerviosa. Asustada también. —tomó mi mentón haciendo que mi mirada se dirigiera a la suya. —No te preocupes. Todo saldrá bien. —me abrazó reconfortablemente. Su cuerpo estaba desnudo, y eso provocaba en mi algo de excitación, aun en la situación en la que me encontraba. —Claro que tu padre se enojará, pero solo por un rato. Ya verás que cuando vea lo felices que somos te apoyará en todo lo que decidas hacer. Te lo prometo. —me sonrió y me besó cortamente en los labios.
—Gracias Nick. —le devolví la sonrisa y asintió. Besó mis labios fugazmente.
—Sabes que estoy para lo que necesites. Ahora…—dijo separándose de mí y caminando lentamente. —Iré a bañarme porque ya se está haciendo tarde.
—¿No quieres que te acompañe? —le dije al mismo tiempo que le dedicaba una sonrisa traviesa.
—Oh, créeme que me encantaría… Pero sabes que si nos metemos ahí no saldremos en un par de horas… Reí ante su comentario, y trotó hacia el baño, hasta que cerró la puerta, y no pude ver mas de ese precioso cuerpo que me ponía los pelos de punta. Volví a la habitación y traté de despejar mi mente con algo de música, así que prendí la radio. Mientras las canciones pasaban, de vez en cuando tarareaba una que otra, me vestí normalmente, nada que llamara la atención. Solo visitaría a mi padre. Y a la mamá de Nick. En diez minutos, terminé de vestirme y arreglarme, en el mismo momento en que Nick salió del baño envuelto en una toalla que estaba amarrada a su cintura. Ver todo ese torso musculoso desnudo y con gotitas de agua recorriéndolo lentamente me excitó demasiado, pero no podía ya desarreglarme con lo mucho que me había costado. Decidí darme la vuelta y no prestarle atención. Mientras me delineé un poco mis ojos, sentí como Nick buscaba ropa, lástima, se veía tan sexy desnudo… Me miré al espejo. Era exitante saber que pueda ser la futura señora ________ * Jonas. Sonreí para mis adentros, y pensé en mi vida casada con Nick, y con el bebé que llevaba dentro mío. Eso era claro, si Nick alguna vez se animaba a pedirme matrimonio. Acaricié mi panza lentamente, y sentí una patadita que me causó un leve dolor, y a la vez, una tremenda felicidad. Acomodé mi cabello y le di los últimos retoques a mi maquillaje. Estaba lista. Me di la vuelta, y vi a Nick terminando de vestirse con una camisa abultada y unos vaqueros azul oscuro que marcaban los músculos de sus piernas. Lo observé despeinado, y tratando de abrocharse los botones de las mangas de la camisa, y debo decir, que me pareció una situación de lo mas cómica. Reí suavemente, y me acerqué a él.
—¿Necesitas ayuda?
—No. Estoy bien. —curvó sus labios en una tímida sonrisa. Me mataba cuando hacia eso. En menos de lo que pude terminar de navegar por mis pensamientos, Nick ya había logrado su objetivo, y ahora se encontraba acariciando mi panza suavemente, cosa que me hizo estremecer. De repente, la bebé pateó fuertemente, y logró que largara un gemido de dolor.
—Oh, al parecer estas ansiosa…—susurró Nick contra mi vientre mientras sonreía. Me causó ternura esa escena. No podía negar que Nick sería el mejor padre que mis hijos pudieran tener alguna vez.
—Descuida, se quedará allí un mes más, por lo menos. En sus ojos noté cierto brillo, y me depositó un largo y cálido beso en los labios. Un beso de amor.
—Se hace tarde. —dijo consultando su reloj imaginario. —¿Vamos?. Vacilé nerviosa, pero hice todo lo posible porque no se notara.
—Vamos. Diez minutos después, estábamos en el auto, que no era gran cosa, pero nos servía como transporte. Estábamos a dos horas de mi antiguo hogar, así que me puse en posición de siesta, y cerré los ojos tratando de dormir. El ruido del motor del auto apenas de podía oír, y los rayos del sol calentaban la parte descubierta de mi cuerpo. No podía pensar en un momento más perfecto. Sin embargo, la inseguridad regresó. Las preguntas bombardearon mi mente y ya me encontraba pensando en lo que iba a pasar cuando llegáramos a la casa. Qué diría mi padre, qué haría, que diría. Abrí los ojos, y observé a Nick, quien estaba concentrado en el camino, serio, con la vista en la calle. Entonces, me di cuenta que no importaba demasiado si mi padre se enfadaba, o si dejara de dirigirme la palabra. En absoluto. Con Nick a mi lado me sentía fuerte, segura e independiente. Y las cosas con papá iban a mejorar. Lo sabía. Ya no era una niña. Podía tomar mis propias decisiones, y era confidente. No necesitaba más que el apoyo de Nick, y tener a mi hija a salvo. Desde que me había enterado que estaba embarazada, las prioridades cambiaron un poco para mi.
—¿Qué pasa? —preguntó Nick al darse cuenta de mi mirada fija en él.
—Oh, nada. —sonreí. Él siguió en lo suyo: manejar. Mientras me hundí profundamente en el asiento, y disfruté de una siesta de una hora y media, más o menos.
—_______*.—susurraron en mi oído. No dudaba quien. — Ya casi llegamos, despierta. Abrí los ojos, y Nick se acomodó nuevamente en el asiento para seguir conduciendo una vez que el semáforo le indicó. Observé por la ventanilla, y efectivamente, ya estábamos en Virginia.
El corazón comenzó a latirme fuerte. No pude evitarlo. Aunque Nick me miraba de una manera tranquilizadora, y yo trataba de estarlo, no podía.
—Estoy asustada.
—Lo se. Y no debes de estarlo. Vamos, no creo que se hayan creído la historia de que nos conseguimos un dúplex, y que yo tenia otra novia. ¿Crees que sean tan ingenuos?
—Quisiera creerlo. —dije suspirando. Quería creerlo. Luego de unos cinco minutos más, estábamos en frente de la casa. De nuestra antigua casa.
—Bien. —exclamó Nick. —Ya estamos aquí. Pude notar cierto nerviosismo en su voz, aunque trataba de no aparentarlo. Lo cierto es que seguramente estaba igual o aún mas nervioso que yo. Pero no quería demostrarlo. Y seguramente era para no alarmarme a mí, y en ese momento me enterneció su gesto.
—De acuerdo—dije decidida. —Bajemos. Lo hicimos, Nick me ayudo, para no hacer demasiada fuerza. Y caminamos hacia la puerta. Una vez que estábamos frente a esta, Nick levantó la mano para golpearla. Pero antes de hacerlo, esta se abrió de repente, dejando ver a una Denisse igual que siempre, con la misma sonrisa cálida, solo que con los signos ligeros del paso de los años. Al vernos sonrió, y abrazó tiernamente a Nick, cerrando los ojos y casi soltando lagrimas.
—Oh, hijo. Promete que jamás dejaras pasar tanto tiempo antes de venir a visitarme. —susurró en su oído, aunque pude escuchar por estar a su lado.
—Ya mamá… Yo también te extrañé. Rieron, y de alguna manera u otra, me sentí excluida de la broma sin saber la razón. Tal vez nada lograría sacarme una sonrisa con el nerviosismo que sentía. Denisse soltó a Nick y abrió los ojos para posarlos sobre mí. Y al hacerlo… Su cara cambió totalmente.
—Oh por Dios. —exclamó al ver mi vientre que sobresalía notoriamente del resto de mi cuerpo. Al parecer no sabia que decir, y yo tampoco. Me sentía algo avergonzada.
—Hola, Denisse…—traté de sonar despreocupada, pero dejé en evidencia mi nerviosismo.
—Hola, querida. —dijo sonriendo y abrazándome casi igual que a Nick segundos atrás. —Veo que hay noticias nuevas. Pasen, pasen… Seguimos dentro. Lo hicimos, y me dirigí a la sala. Hace tanto tiempo que no veía esa casa. Y de alguna forma u otra, la había echado de menos casi o tanto como a mi padre. Me senté en la mesa del comedor, y Nick a mi lado. Denise vino detrás de nosotros.
—¿Dónde está mi padre? —pregunte entusiasmada y asustada al mismo tiempo.
—Tu padre… —exclamó ella. —tu padre estará más que shockeado con esto. —dijo mirándonos. —Espero que no haga ninguna locura. —todos reímos. Pero la verdad no me había causado nada de gracia. —Está arriba. Creo que fue al baño.
—Oh, de acuerdo. —sonreí y me quede callada.
—En un momento comenzaré a servir la comida. —dijo y se fue hacia la cocina. Nick y yo nos miramos.
—Creo que lo ha tomado bastante bien. —dijo Nick calmado.
—Si. Nada comparado a lo que pasará con mi padre, ¿verdad?.
—No he dicho eso.
—Lo pensaste. —Nick bajá la mirada.
—Bueno, tal vez un poco. —dijo sonriendo pícaramente. Logró sacarme una sonrisa. Por supuesto que sí. Él siempre lo hacía. Suspiré profundamente.
Capítulo 40
—¡________*!—Sentí que exclamó una voz aproximándose. Era mi padre. —Y Nick…
Se acercó a nosotros, y me abrazo fuertemente, aun estando sentada en la silla.
Luego a Nick, y se sentó en frente de nosotros. —Los eché demasiado de menos. —exclamo con los ojos brillosos. No lo dudaba.
—También yo.
—Y yo. —Nick dijo al último.
—Veo que han crecido. Más tú, mi pequeñita. ¿Cómo te va en la Universidad?
—Oh, bastante bien. —sonreí satisfecha. Hasta ahora todo marchaba bien. —Se podría decir que excelente—sonreí y el igual.
—¿Y a ti, Nick?.
—Muy bien, también. Gracias por preguntar.
—Excelente. —exclamó mi padre. Podía ver la emoción en sus ojos. En un momento más, llegó Denise con las bandejas en sus manos. Sirvió la comida en la mesa, y con una mirada a Nick, que no se como habrá hecho, supo que mi padre aún no sabia nada, y ella mantendría el silencio. Aunque ni yo misma podía creer que no hubiera notado mi gran crecimiento de vientre.
—Esperaremos a que termine el almuerzo. —susurró Nick en mi oído. Asentí con la cabeza, y comenzamos a comer mientras charlábamos cosas sin sentido. Cuando mi padre le preguntaba a Nick sobre su novia, él simplemente lo evadía, desviaba el tema, o decía cosas como “es algo complicado”, y lo dejaba allí. Era mejor así. Pasaron unos veinte minutos de charlas sin sentido, y llego la hora de revelar todo. Antes de comenzar, carraspeé notoriamente, dejándoles saber que debía decir algo.
—Papá... Él me miro atentamente. —Debo decirte algo.
—Debemos. —se adelantó Nick. Cruzamos miradas y asentimos.
—Estoy embarazada. A mi padre casi le agarra el paro cardiaco de su vida. Solamente con ver su cara se notaba que no pensaba nada agradable. Se me partió el alma que se tuviera que haber enterado así. Si hubiera visto un fantasma, estoy segura que no se habría sorprendido tanto. Me levanté de la mesa para dejar a la vista mi vientre, que él observó sin poder creerlo. Nick y mi padre se pararon al mismo tiempo. Eso me causó escalofríos. Denisse, al parecer no sabía que hacer.
—Y yo soy el padre del bebé. Nick, como todo un valiente, se adelantó a aclarar algo más que obvio, pensé.
—¿Tu sabías esto? —pregunto mi padre automáticamente a Denisse, con cara de “auxilio”. Sabía que deseaba que en ese momento le digan que todo era una broma. Y eso no iba a ocurrir.
—Bueno, yo…—Denise no sabia que decir, lo note en su mirada. Y la expresión de mi padre jamás la había visto. Jamás lo había visto tan enfadado. Enfadado no era la palabra.
Estaba enfurecido.
—¡Hijo de perra! —gritó acercándose peligrosamente a Nick. Me interpuse como pude, sabía que querría hacerle daño. Mis ojos comenzaron a llenarse de lagrimas.
—¡Te aprovechaste de ella, porque estaban solos! ¡Eres un infeliz! —gritaba todo colorado, y mas enfurecido aun. Mis lagrimas no aguantaron más y comenzaron a salir una tras otra. Al compás de mis sollozos y gritos a mi padre que parara. Trataba de defender a Nick, porque él no tenia nada que ver.
—¡Ricardo, tranquilízate, por favor! —exclamó Denise asustada tomándolo del brazo.
—¡Y tú lo sabias todo, ¿verdad?! —exclamo mirando a Denise. —¡Lo sabia! ¡Sabia que había algo que me escondían!. Me alejó bruscamente, y tiro su puño estirando con todas sus fuerzas su mano, y logré ver como Nick caía al suelo noqueado. Lo ultimo que escuche fue un grito ahogado de Denise.
—¡Nick! La segunda vez que despertaba en un hospital desde hacía años. Y no era tan agradable como la última vez. Esa ultima vez Nick estaba conmigo. Y ahora, por más que buscaba, no lo encontraba alrededor de la habitación. Mire hacia mis costados, y tenia aparatos conectados a mi muñeca. Suspiré. Recordé la escena anterior a que desmayara, y quise llorar. No aguantaba esa culpabilidad. Ahora Nick estaba golpeado por mi culpa. Y eso no era justo. De algo estaba segura, con papá estaba enfadada.
—Oh, _______*. ¡Has despertado! —exclamó la persona de la que hablaba cinco segundos atrás.
—¿Dónde está Nick? —pregunté seca.
—Mira, ______*, yo… —bajo la mirada.
—Te he preguntado en donde está Nick. Él mordió sus labios avergonzado. Sabía que lo que había hecho había estado mal. Muy mal.
—________*, entiéndeme. Tu me lo ocultaste. Es decir, ¿cómo pudiste hacerlo…?
—Por lo menos no le he pegado a nadie. Eso es de cobardes.—miré fijo a la nada. No quería encontrarme en sus ojos.—¿Me responderás lo que te he preguntado? Porque si no, no me interesa seguir hablando contigo.
—Está afuera. Está bien. Solo se le ha hinchado un poco el ojo. Y ya le he pedido disculpas.
—Quiero que venga. —dije con la voz entrecortada. Mi padre se alejó lentamente, y antes de salir por donde había entrado, logró dar con mi mirada penetrante.
—Perdóname, _______*. Salió. Lo sentí tan sincero. Pensé en la situación por un momento. Era gracioso. Se habían invertido los roles, y ahora mi padre era quien me debía unas disculpas a mi y a Nick. Y a Denisse. Oh Denisse… ¿Qué habría hecho Denisse? Vacilé asustada. ¿Qué tal si mi pequeño secreto con Nick hubiera costado el matrimonio de mi padre? Un leve sonido interrumpió mis pensamientos.
—Hola. —exclamo Nick cruzando la habitación. —¿Cómo estas? Se sentó a mi lado. Me quedo la boca abierta al ver su ojo hinchado y morado. Se veía mal.
—Debería preguntar como estás tú.
—Estoy bien. Gracias. —Besó mi mejilla. —¿Tú?
—Bien. No siento nada. En realidad, no siento ni el más mínimo dolor. Solo el verte así y saber que soy la responsable.
—Shh. No digas eso—dijo frunciendo el ceño. —No es para nada tu culpa. ¿Entendiste? Fue solo un impulso de tu padre. —me sonrió tiernamente. —Yo hubiera hecho lo mismo. —dijo acariciando mi vientre y luego depositando un suave beso en él. De repente comencé a sentir fuertes dolores. Muy fuertes. Y me di cuenta que eran contracciones. Mis gemidos de dolor podrían hacer volar el edificio.
—¡Oh por Dios! El bebé pateaba como si quisiera acabar con su hogar temporal. Los gritos de Nick llamando a la enfermera se mezclaban con los míos y formaban un tremendo desastre.
—Oh dios mio… ¡Creo que ya viene! —exclamo Nick observándome. De repente entraron mi padre y Denise, quienes abrieron los ojos de par en par y luego fueron echados en cuanto una enfermera y un doctor entraron a la habitación. Yo no daba más. Me subieron en una camilla como pudieron y me llevaron corriendo a la sala de partos.
—¡Maldición! ¡Oh maldición! —exclamaba dolorosamente, mientras corrían conmigo y la camilla. Nick corría a mi lado mientras me sostenía la mano. Le agradecí internamente el quedarse conmigo. Por fin llegamos a la sala de partos, o eso creía yo. Veía a doctores y enfermeras corriendo de aquí para allá, no entendía nada. Nadie venía a ayudarme. Ni siquiera Nick. ¡Nick no estaba! Miré a mi alrededor, buscándolo, y efectivamente, no lo encontré. El hecho de que los dolores eran cada vez mas dolorosos, y que Nick no estaba allí conmigo en ese momento, me hizo escapar unas cuantas lagrimas. Podía sentirlas recorrer mis mejillas, estaba empapada, aunque a esas instancias, no sabía si era por mis lagrimas, o por el sudor que mi cuerpo emanaba al estar aguantando lo mas que podía el dolor.
—¡Oh por Dios! Ayuda, por favor…—exclamé lo mas alto que pude. Por suerte una enfermera se me acercó.
—Tendremos que esperar a que dilates bien. —dijo con un tono de pesar. Por dios, eso podría tardar hasta horas. Y yo no aguantaba ni un segundo mas con ese dolor.
—Maldición. —musité luego de lanzar un gemido ahogado de dolor. Cerré los ojos y comencé a respirar fuerte, agitada. Inspiraba, y exhalaba, inspiraba, y exhalaba. Una y otra vez. Y el dolor no cedía. Y Nick no aparecía. Los dolores comenzaron a aumentar, y yo estaba que no daba para mas. Prefería, inconscientemente, morirme antes de seguir con las contracciones.
Unos minutos mas, y el amor de mi vida apareció vestido de blanco, con un gorrito de enfermero en la cabeza. Al abrir los ojos y encontrarme con los suyos llenos de lagrimas, me enternecí tanto, que por un segundo, logró que me olvidara de todo. Me sonrió, y me tomó de la mano.
—Tranquila, amor. Todo estará bien. Y no te dejaré por nada del mundo. —sus palabras resonaron en mis oídos por unos segundos mas. La manera en que lo había dicho, dejaba una promesa de amor impagable e irrevocable. Algo que no se sentía todos los días. Nick era un tesoro. De esos que solo encuentras una vez en la vida. «No te dejaré por nada del mundo»
—Te amo Nick. —musité con las últimas fuerzas que me quedaban. Cerré los ojos y sentí que apoyaba sus labios dulces sobre mi mejilla.
—También yo. En el momento que abrí los ojos, pude observar a una enfermera acercándose con una aguja en su mano.
—Maldición—musité nerviosa y aun con dolores. Odiaba las agujas.
—Terminará en menos de lo que esperes, cariño. —sus ojos me transmitían algo de seguridad, pero aun me dolía, así que cerré los ojos, y al minuto siguiente, la anestesia recorrió mi cuerpo fugazmente, dejándome casi dormida. Lo ultimo que sentí fueron las manos de Nick acariciando la mía.
Amé como quedó el foro.. y cuando no me abría casi me muero!! Pero, aquí estoy (: Espero que les guste y como ya saben, el final está cerca ):
Ojalá les guste ;) Las quiero!!
ivashkova.
Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
le golpeo :pale:
va a nacer el bebe :cheers:
me encanto el cap
siguela cuando puedas please
va a nacer el bebe :cheers:
me encanto el cap
siguela cuando puedas please
pame
Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
olah de nuevo... ahaha que te digo ame el cap... es de lo mejor van a tener una niña dios ... y su papa al principio me enoje pero ahora no ya lo perdone siguela pronto espero que estes biien cuidate
haydeejOnaz
Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
¿Donde estas? tienes que seguirla!!!
vienen partes muy interesantes!!! :¬w¬: creo :S
no recuerdo :P jejej pero
Sigueeeee
vienen partes muy interesantes!!! :¬w¬: creo :S
no recuerdo :P jejej pero
Sigueeeee
Vanee LovatoD'Jonas
Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
Capítulo 41
—De acuerdo, necesitaremos que pujes lo mas fuerte que puedas. Así, muy bien. Ahora respira, exhala, y puja nuevamente con fuerza. Perfecto. La voz de la enfermera que resonaba en mis oídos no ayudaba para nada a tranquilizarme por el dolor que sentía. No paraba de gemir y gritar para que alguien me ayudara, pero al ver que no tenía sentido, decidí aguantar lo más que pude y seguir sus instrucciones al pie de la letra.
—Lo estas haciendo muy bien, amor. —sonrió Nick, quien me sostenía con ambas manos y me sonreía haciéndome olvidar en fracciones de segundos el momento que estaba pasando.
—Vamos, _______*. Un poco más. Respira, exhala y puja. Perfecto. Otra vez.—hacia todo como me dictaba la enfermera a mi lado. Cerrando los ojos, con las piernas abiertas de par en par, decidí olvidar todo por un segundo y concentrarme en dar a luz.
—Ya está viniendo. —musitó el doctor al cual no tenia la suerte de ver. Una ola de felicidad y estremecimiento empezó a recorrer mi cuerpo desde el momento que escuché los primeros grititos de esa personita que iluminaría mi vida desde ese día. estaba dando a luz a la criatura que ahora se convertiría en la niña de mis ojos, en la fuerza para el día a día, en mi todo. El sentimiento que me invadió de solo pensar todo eso, el pensar que esperé nueve meses para tan siquiera verle el rostro a esa pequeña criatura y que aún así, sin nunca haberla visto, sin haberla abrazado, ni besado, la amaba con todo mi ser, me hizo sentir que el dolor valía la pena. Por fin tendría a mi nena entre mis brazos, para amarla con todo mi corazón, para sentirla junto a mí. para saber que nunca más estaré sola. No pude evitar lanzar una carcajada de felicidad, al mismo tiempo que largaba un gemido de dolor. Estaba pujando. Escuchaba los sollozos de mi bebé, y Nick me sostenía mi mano emocionado. Eso era todo lo que necesitaba para tener mas fuerzas.
—¡Ya llega, amor, ya llega! —exclamó Nick emocionado. Abrí un poco mis ojos y vi como los suyos largaban dos lagrimas una tras otra. Esa imagen terminó con mi corazón.
—Un poco más, ________*. Solo un poco más. —dijo la enfermera. Observé a Nick para que me diera fuerzas, y con su mano apretando la mía, hice lo más que pude, pujando hasta que creí que moriría. —Bien hecho.
—Oh, aquí estas pequeñín…—la voz y las palabras del doctor me indicaron que mi beba ya estaba fuera. Sus gritos ahogaban mis oídos, y era una sensación que deseaba sentir de por vida.
—Oh por Dios, mi bebé…—susurré emocionada. Cerré los ojos y me relajé lo más que pude. Escuché al doctor ordenándole a Nick que cortara el cordón umbilical. Luego solo los sollozos de la pequeña. Pasaron unos segundos en cuanto abrí los ojos y vi a Nick con una hermosa bebé en sus brazos, era pequeña y hermosa. Era lo mas hermoso que había visto jamás. No aguanté y de mis ojos salieron cientos de lágrimas, podría decir. Seguramente habían sido más, pero en ese momento, me concentraba más en mi bebé.
—Por fin, amor…—dijo Nick acercándose a mi con la bebé en brazos. —Por fin, Esperanza, por fin. Besó mis labios y sentí que la vida me sonreía de una manera difícil de explicar. Todo por lo que habíamos pasado había valido la pena. Sin dudas. Mi beba se llamaba Esperanza, porque ella significaba eso, la esperanza de saber que comenzamos a formar una hermosa familia, la esperanza de ser feliz con ella, la esperanza de toda una vida juntos.
—Felicidades. —susurró la enfermera que aun seguía a mi lado, con una gran sonrisa. Le devolví el gesto, y estiré los brazos con una fuerza que no sabía de donde había sacado, para sostener a mi bebé, a mi Esperanza. Nick me la entregó en brazos, y en ese momento, mi vida cambió para siempre. Al sentir el contacto con su piel, al sentir su respiración cerca de mi rostro, supe que ya nada sería igual. La felicidad desbordaba mis sentidos. Dos horas pasaron luego de conocer a mi hija. A mi hermosa hija, que ahora se encontraba en las encubadoras, como había dicho el doctor, que por cierto se había comportado de maravilla con nosotras.
—Amor, ¿Estás bien? La voz de Nick me sobresaltó. Me enternecí. Él siempre era preocupado por mí, lo amaba con toda mi alma, aunque estaba segura de que él era mi alma, mi todo.
—Claro. Mejor que nunca. —suspiré y se sentó a mi lado, abrazándome.
—El doctor ha dicho que en menos de una semana podrás volver a casa. —sonreí.
—Bien. En tanto ustedes estén conmigo. —suspiré, feliz. —Estoy tan contenta.
—Yo igual. Te amo, cariño.
—Yo... ¡Te amo tanto Nick! Dos días después, recibí la visita de Cassie y Austin. Habían venido a conocer a mi bebita y a despedirse de nosotros. Se iban juntos a Europa. Me sentí muy feliz por ellos, y aunque extrañaría demasiado a ambos, porque Cassie era mi mejor amiga desde siempre y Austin había pasado a ser alguien muy importante para mí, sabía que era una oportunidad que debían aprovechar. Denisse se volvió como una madre para mí, además de ser mi suegra. Eramos muy amigas, y siempre confiábamos en la otra. En especial desde aquella charla en el hospital.
—Te veo perfectamente. Ni pareces que has dado a luz a esta preciosura. Sostenía a Esperanza en brazos, la estaba mesiendo suavemente mientras le tarareaba una canción y le sonreía dulcemente.
—Si, me siento realmente muy bien. A decir verdad, podría irme a casa justo ahora, pero me gusta el trato que recibo aquí. Es muy cómodo. —reímos con ganas. Hasta que noté en ella un tono de seriedad. Entregándome a Esperanza en mis brazos, suspiró no muy anímicamente. Sospeché inmediatamente que algo andaba mal.
—Cariño, esto es dificil de decir, pero... Las cosas con tu padre han cambiado.
—Oh. —exclamé confundida y entristecida. De seguro era por el golpe que le había dado a Nicholas. —Es mi culpa. No sabes cuanto lo lamento. Si no hubiéramos ocultado nada, no le hubiera pegado a…
—No, no es exactamente por eso—interrumpió. —Eso que pasó en casa fue la gota que rebalsó el vaso. Las cosas venían mal desde un tiempo antes. —dijo mirando al suelo. Me conmovió su mirada. No la iba a presionar.
—Si lo que tratas de decir es que se separarán… quiero que sepas que lo entiendo, y los apoyaré y tú siempre podrás contar conmigo. —dije sonriendo. —Siempre serás como una madre para mí. —me devolvió la sonrisa. —Además de la abuela de Esperanza. —sus ojos tomaron un brillo especial.
—Oh, querida, suena tan envejecedora esa palabra. —reímos juntas, y nos dedicamos a charlar de Nick, de mi padre, de la bebé, de todo. Descubrí que luego de dos días se iría a Nueva Jersey, a su hogar. Y también arreglamos que iríamos a visitarla dos veces al mes, al menos. Supe que antes de hablarlo con Nick, necesitaba contármelo a mí. De alguna manera, siempre habíamos tenido una conexión especial, siempre había existido esa confianza entre nosotras.
—Bueno, tengo que irme. Debo preparar algunas cosas. Ya sabes… —se acerco a mí y me besó la mejilla. Luego repitió el proceso con su nieta, y abandonó la habitación. Estuve unos minutos bastante largos sola, con mi hija. Le hablaba, le hablaba de Nick, de su padre. Le comentaba lo bueno que era, y que sería el mejor padre del mundo. Le conté de sus abuelos, y de sus tíos que ahora viajaban a Europa. Un ruido en la puerta interrumpió mi “charla” con Esperanza.
—¡Cariño!—exclamé con entusiasmo. Nick me sonrió igualmente.
—He hablado con mi madre. Es raro. Creí que de verdad se querían con tu padre. Bueno, creo que es una sorpresa. No de mal gusto, pero tampoco del todo agradables—dijo sentándose a mi lado. —Oh, y hay noticias...
—¿Qué noticias? —Sonreí por su expresión, las noticias eran buenas.
—Cambio de planes. Puedes volver a casa mañana mismo. El doctor dijo que estas perfecta, y Esperanza también. Y no puedo esperar a llevar a nuestra hija a su hogar. Eso ultimo lo dijo con tal entusiasmo, que hizo que mi corazón estallara de felicidad. Se abalanzó contra nosotras y nos abrazo y besó con pasión. Suavemente, claro, cuidando a nuestra hija. Nuestra Esperanza.
Cuatro meses después.
—Si papá, estamos bien. —respondí la pregunta que mi padre hacía por enésima vez. —Ella también. Si, y Nick también. Está haciéndola dormir, no, papá. no nesecitamos que vengas a cantarle canciones de cuna. —reí. Su preocupación diaria no era una cosa nueva. Y debería acostumbrarme, por lo menos hasta que Esperanza creciera un poco más. —Bien papá, yo se lo digo. Buenas noches. Corté el teléfono celular, y lo dejé sobre la mesa de noche junto a la cama y me quedé pensando en que papá debería aprender a usar los mensajes de texto. Reí para mis adentros, era obvio que eso no iba a pasar. Mi padre era un buen padre, siempre lo había sido. Hubiera sido un horror no perdonarlo luego de los casi dieciocho años de amor que me había brindado. Corrección, veintitrés. Me recosté sobre la cama, relajando cada músculo de mi cuerpo, cerrando los ojos y pensando en lo mucho que la vida me había compensado luego de años de sufrimiento. Pocos segundos después, escuché como la puerta de la habitación se abría y unos pasos sigilosos se acercaban a la cama. Sonreí sutilmente. Sabía de quien se trataba. Cada vez se fue acercando más, y en cuanto estuvo a centímetros de donde yo estaba, se abalanzó sobre mí, apoyándome con todo su gran y trabajado cuerpo, haciéndome excitar por el solo hecho de sentir su respiración en mi oído.
—Al fin solos. Pude captar el mensaje, su sonrisa se dibujó en cuestión de segundos, y la mía reapareció en mi rostro automáticamente al sentir su mano recorriendo mi vientre por dentro del pijama. Un estremecimiento se apoderó de mi anatomía, y los impulsos que Nick lograba en mí, delataban lo mucho que lo deseaba en ese momento. Acercó su rostro a mi cuello y sentir su respiración me sacó repentínamente de mis pensamientos. Ya no existía nada, solo él y yo. Y la maldita ropa que nos separaba. Nick se hizo cargo de eso, que mientras me besaba apasionadamente el cuello dejando chupones sensuales, se deshacía lentamente de la parte superior de mi pijama. Sus manos estaban calientes y pegajosas debido al sudor que sus glándulas desencadenaban. Luego sacó rápidamente su camisa, y nuestros vientres desnudos se pegaron al mismo tiempo que hundimos nuestras bocas en un sordo y placentero beso que llevaba la promesa de un éxtasis extraordinario. Mis pechos, desnudos a causa de que no llevaba sostén, ahora se restregaban contra el duro pecho de Nick, quien apoyó su pelvis sobre la mía y haciendo frenéticos movimientos logró excitarme mas de lo que había hecho jamás. Nunca dejaba de besarme y de ser tierno. En un momento aprisioné sus rulos e hice que su rostro se dirigiera a mis pechos, los cuales comenzó a lamer suavemente mientras me hacia gemir del placer que causaba en mí.
—Esperanza es un milagro. —dijo sonriéndome y luego capturando nuevamente uno de mis pezones. Lancé un grito ahogado. —Ha hecho que tus pechos sean mucho más grandes. Oh Dios mío… —murmuró entre mis gemidos y largué una carcajada entre sus labios en cuanto lo atraje nuevamente hacia mi rostro. Besó mis labios y esta vez no fue exactamente tierno. Sentí el deseo que él sentía, cosa que aumentaba el mío, y su erección dura apretaba contra mí, haciéndome casi gritar por el deseo no calmado.
—Nick, Nick. —murmuré mientras se movía frenéticamente sobre mi. Alargué mi mano logrando tocar cada centímetro de su abdomen para llegar a mi objetivo. Toqué vaga y tontamente la bragueta de sus pantalones apretados, la excitación me hacía temblar, y mis manos me fallaban en el asunto. Estábamos que explotábamos, y al ver que me tardaba demasiado, Nick aparto mis manos y él mismo bajó su bragueta y desprendió su botón.
Antes de cualquier otra acción, los gritos desde la otra habitación se hicieron presentes. Nos sobresaltamos entre la excitación y la frustración, y Nick cerró los ojos, fastidiado. Antes de dejarme pensar que estaba enfadado, se levantó de la cama con una gran sonrisa.
—Tendré que castigar a esa pequeña. Reí nerviosamente, aun estaba excitada, y él también.
—Pues será mejor que no intentes hacerlo en esas condiciones. —dije señalando con mi mirada su pantalón abierto y su miembro casi al aire. Esbozó una sonrisa tierna, y se acomodó los pantalones, para luego salir por la habitación. Me quedé sonriendo intimidada, pensando en lo que casi acababa de pasar. Giré mi cuerpo solo un poco hasta quedar de costado, para aspirar el adictivo aroma que había dejado Nick en las sabanas. No hacían ni siquiera cinco minutos que se había ido y ya echaba de menos sus besos, sus caricias, su presencia…
—Esa niña es una chica con suerte. —dijo entrando nuevamente, con una sonrisa en los labios, que aún estaban rojos—Mi amor, lo que daría por ser nuestra hija por unos minutos. —rió con ganas, y luego me hundió en sus hermosos labios.
—¿Ah, sí? —respondí divertida.
—Si—dijo acomodándose nuevamente sobre mí. —Lo único que hace es dormir, llorar por lo que quiere, y además… —dijo acercando una de sus manos a mi pecho. —Puede lamerte sin que nadie le diga nada. Eso es lo que se necesita para vivir.
—Oh, Nick…—exclamé sonrojada. Apresó mi boca entre sus labios sin dejar de masajear mis pechos, cada vez más suavemente. Luego nos desnudamos, acaricio mi cabello lentamente, y posicionándose entre mis piernas. Con un suspiro entró en mi fuertemente, hasta dejarme sin aliento.
—Te amo. —susurro mientras se movía lentamente.
—Te amo. —susurré entre gemidos y jadeos. Lo mire a los ojos, y empezó con movimientos rápidos, cada vez más y más rápidos, hasta estallar en un increíble orgasmo, cargado únicamente de amor. Nada era más perfecto en el mundo. Nada se comparaba con lo que sentía en ese momento. Amaba a Nick, amaba a mi hija, y ellos me amaban a mí. Era la familia y vida perfecta, la que todos deseaban, con la que siempre había soñado en mis más grandes y profundas ilusiones. Y ahora la ilusión era la realidad. Una realidad repleta de amor y felicidad. Que jamás olvidaría. Que duraría por siempre. Porque la vida está llena de Ilusiones que muchas veces, se convierten en realidad.
FIN...
El sufrimiento que pasaron cuando este creciente amor llegó a sus vidas, fue curado con aquel cariño infinito que ambos encontraron; pasaron por muchas cosas y al final, el amor fue tan triunfante como la bondad en el mundo.
—De acuerdo, necesitaremos que pujes lo mas fuerte que puedas. Así, muy bien. Ahora respira, exhala, y puja nuevamente con fuerza. Perfecto. La voz de la enfermera que resonaba en mis oídos no ayudaba para nada a tranquilizarme por el dolor que sentía. No paraba de gemir y gritar para que alguien me ayudara, pero al ver que no tenía sentido, decidí aguantar lo más que pude y seguir sus instrucciones al pie de la letra.
—Lo estas haciendo muy bien, amor. —sonrió Nick, quien me sostenía con ambas manos y me sonreía haciéndome olvidar en fracciones de segundos el momento que estaba pasando.
—Vamos, _______*. Un poco más. Respira, exhala y puja. Perfecto. Otra vez.—hacia todo como me dictaba la enfermera a mi lado. Cerrando los ojos, con las piernas abiertas de par en par, decidí olvidar todo por un segundo y concentrarme en dar a luz.
—Ya está viniendo. —musitó el doctor al cual no tenia la suerte de ver. Una ola de felicidad y estremecimiento empezó a recorrer mi cuerpo desde el momento que escuché los primeros grititos de esa personita que iluminaría mi vida desde ese día. estaba dando a luz a la criatura que ahora se convertiría en la niña de mis ojos, en la fuerza para el día a día, en mi todo. El sentimiento que me invadió de solo pensar todo eso, el pensar que esperé nueve meses para tan siquiera verle el rostro a esa pequeña criatura y que aún así, sin nunca haberla visto, sin haberla abrazado, ni besado, la amaba con todo mi ser, me hizo sentir que el dolor valía la pena. Por fin tendría a mi nena entre mis brazos, para amarla con todo mi corazón, para sentirla junto a mí. para saber que nunca más estaré sola. No pude evitar lanzar una carcajada de felicidad, al mismo tiempo que largaba un gemido de dolor. Estaba pujando. Escuchaba los sollozos de mi bebé, y Nick me sostenía mi mano emocionado. Eso era todo lo que necesitaba para tener mas fuerzas.
—¡Ya llega, amor, ya llega! —exclamó Nick emocionado. Abrí un poco mis ojos y vi como los suyos largaban dos lagrimas una tras otra. Esa imagen terminó con mi corazón.
—Un poco más, ________*. Solo un poco más. —dijo la enfermera. Observé a Nick para que me diera fuerzas, y con su mano apretando la mía, hice lo más que pude, pujando hasta que creí que moriría. —Bien hecho.
—Oh, aquí estas pequeñín…—la voz y las palabras del doctor me indicaron que mi beba ya estaba fuera. Sus gritos ahogaban mis oídos, y era una sensación que deseaba sentir de por vida.
—Oh por Dios, mi bebé…—susurré emocionada. Cerré los ojos y me relajé lo más que pude. Escuché al doctor ordenándole a Nick que cortara el cordón umbilical. Luego solo los sollozos de la pequeña. Pasaron unos segundos en cuanto abrí los ojos y vi a Nick con una hermosa bebé en sus brazos, era pequeña y hermosa. Era lo mas hermoso que había visto jamás. No aguanté y de mis ojos salieron cientos de lágrimas, podría decir. Seguramente habían sido más, pero en ese momento, me concentraba más en mi bebé.
—Por fin, amor…—dijo Nick acercándose a mi con la bebé en brazos. —Por fin, Esperanza, por fin. Besó mis labios y sentí que la vida me sonreía de una manera difícil de explicar. Todo por lo que habíamos pasado había valido la pena. Sin dudas. Mi beba se llamaba Esperanza, porque ella significaba eso, la esperanza de saber que comenzamos a formar una hermosa familia, la esperanza de ser feliz con ella, la esperanza de toda una vida juntos.
—Felicidades. —susurró la enfermera que aun seguía a mi lado, con una gran sonrisa. Le devolví el gesto, y estiré los brazos con una fuerza que no sabía de donde había sacado, para sostener a mi bebé, a mi Esperanza. Nick me la entregó en brazos, y en ese momento, mi vida cambió para siempre. Al sentir el contacto con su piel, al sentir su respiración cerca de mi rostro, supe que ya nada sería igual. La felicidad desbordaba mis sentidos. Dos horas pasaron luego de conocer a mi hija. A mi hermosa hija, que ahora se encontraba en las encubadoras, como había dicho el doctor, que por cierto se había comportado de maravilla con nosotras.
—Amor, ¿Estás bien? La voz de Nick me sobresaltó. Me enternecí. Él siempre era preocupado por mí, lo amaba con toda mi alma, aunque estaba segura de que él era mi alma, mi todo.
—Claro. Mejor que nunca. —suspiré y se sentó a mi lado, abrazándome.
—El doctor ha dicho que en menos de una semana podrás volver a casa. —sonreí.
—Bien. En tanto ustedes estén conmigo. —suspiré, feliz. —Estoy tan contenta.
—Yo igual. Te amo, cariño.
—Yo... ¡Te amo tanto Nick! Dos días después, recibí la visita de Cassie y Austin. Habían venido a conocer a mi bebita y a despedirse de nosotros. Se iban juntos a Europa. Me sentí muy feliz por ellos, y aunque extrañaría demasiado a ambos, porque Cassie era mi mejor amiga desde siempre y Austin había pasado a ser alguien muy importante para mí, sabía que era una oportunidad que debían aprovechar. Denisse se volvió como una madre para mí, además de ser mi suegra. Eramos muy amigas, y siempre confiábamos en la otra. En especial desde aquella charla en el hospital.
—Te veo perfectamente. Ni pareces que has dado a luz a esta preciosura. Sostenía a Esperanza en brazos, la estaba mesiendo suavemente mientras le tarareaba una canción y le sonreía dulcemente.
—Si, me siento realmente muy bien. A decir verdad, podría irme a casa justo ahora, pero me gusta el trato que recibo aquí. Es muy cómodo. —reímos con ganas. Hasta que noté en ella un tono de seriedad. Entregándome a Esperanza en mis brazos, suspiró no muy anímicamente. Sospeché inmediatamente que algo andaba mal.
—Cariño, esto es dificil de decir, pero... Las cosas con tu padre han cambiado.
—Oh. —exclamé confundida y entristecida. De seguro era por el golpe que le había dado a Nicholas. —Es mi culpa. No sabes cuanto lo lamento. Si no hubiéramos ocultado nada, no le hubiera pegado a…
—No, no es exactamente por eso—interrumpió. —Eso que pasó en casa fue la gota que rebalsó el vaso. Las cosas venían mal desde un tiempo antes. —dijo mirando al suelo. Me conmovió su mirada. No la iba a presionar.
—Si lo que tratas de decir es que se separarán… quiero que sepas que lo entiendo, y los apoyaré y tú siempre podrás contar conmigo. —dije sonriendo. —Siempre serás como una madre para mí. —me devolvió la sonrisa. —Además de la abuela de Esperanza. —sus ojos tomaron un brillo especial.
—Oh, querida, suena tan envejecedora esa palabra. —reímos juntas, y nos dedicamos a charlar de Nick, de mi padre, de la bebé, de todo. Descubrí que luego de dos días se iría a Nueva Jersey, a su hogar. Y también arreglamos que iríamos a visitarla dos veces al mes, al menos. Supe que antes de hablarlo con Nick, necesitaba contármelo a mí. De alguna manera, siempre habíamos tenido una conexión especial, siempre había existido esa confianza entre nosotras.
—Bueno, tengo que irme. Debo preparar algunas cosas. Ya sabes… —se acerco a mí y me besó la mejilla. Luego repitió el proceso con su nieta, y abandonó la habitación. Estuve unos minutos bastante largos sola, con mi hija. Le hablaba, le hablaba de Nick, de su padre. Le comentaba lo bueno que era, y que sería el mejor padre del mundo. Le conté de sus abuelos, y de sus tíos que ahora viajaban a Europa. Un ruido en la puerta interrumpió mi “charla” con Esperanza.
—¡Cariño!—exclamé con entusiasmo. Nick me sonrió igualmente.
—He hablado con mi madre. Es raro. Creí que de verdad se querían con tu padre. Bueno, creo que es una sorpresa. No de mal gusto, pero tampoco del todo agradables—dijo sentándose a mi lado. —Oh, y hay noticias...
—¿Qué noticias? —Sonreí por su expresión, las noticias eran buenas.
—Cambio de planes. Puedes volver a casa mañana mismo. El doctor dijo que estas perfecta, y Esperanza también. Y no puedo esperar a llevar a nuestra hija a su hogar. Eso ultimo lo dijo con tal entusiasmo, que hizo que mi corazón estallara de felicidad. Se abalanzó contra nosotras y nos abrazo y besó con pasión. Suavemente, claro, cuidando a nuestra hija. Nuestra Esperanza.
Cuatro meses después.
—Si papá, estamos bien. —respondí la pregunta que mi padre hacía por enésima vez. —Ella también. Si, y Nick también. Está haciéndola dormir, no, papá. no nesecitamos que vengas a cantarle canciones de cuna. —reí. Su preocupación diaria no era una cosa nueva. Y debería acostumbrarme, por lo menos hasta que Esperanza creciera un poco más. —Bien papá, yo se lo digo. Buenas noches. Corté el teléfono celular, y lo dejé sobre la mesa de noche junto a la cama y me quedé pensando en que papá debería aprender a usar los mensajes de texto. Reí para mis adentros, era obvio que eso no iba a pasar. Mi padre era un buen padre, siempre lo había sido. Hubiera sido un horror no perdonarlo luego de los casi dieciocho años de amor que me había brindado. Corrección, veintitrés. Me recosté sobre la cama, relajando cada músculo de mi cuerpo, cerrando los ojos y pensando en lo mucho que la vida me había compensado luego de años de sufrimiento. Pocos segundos después, escuché como la puerta de la habitación se abría y unos pasos sigilosos se acercaban a la cama. Sonreí sutilmente. Sabía de quien se trataba. Cada vez se fue acercando más, y en cuanto estuvo a centímetros de donde yo estaba, se abalanzó sobre mí, apoyándome con todo su gran y trabajado cuerpo, haciéndome excitar por el solo hecho de sentir su respiración en mi oído.
—Al fin solos. Pude captar el mensaje, su sonrisa se dibujó en cuestión de segundos, y la mía reapareció en mi rostro automáticamente al sentir su mano recorriendo mi vientre por dentro del pijama. Un estremecimiento se apoderó de mi anatomía, y los impulsos que Nick lograba en mí, delataban lo mucho que lo deseaba en ese momento. Acercó su rostro a mi cuello y sentir su respiración me sacó repentínamente de mis pensamientos. Ya no existía nada, solo él y yo. Y la maldita ropa que nos separaba. Nick se hizo cargo de eso, que mientras me besaba apasionadamente el cuello dejando chupones sensuales, se deshacía lentamente de la parte superior de mi pijama. Sus manos estaban calientes y pegajosas debido al sudor que sus glándulas desencadenaban. Luego sacó rápidamente su camisa, y nuestros vientres desnudos se pegaron al mismo tiempo que hundimos nuestras bocas en un sordo y placentero beso que llevaba la promesa de un éxtasis extraordinario. Mis pechos, desnudos a causa de que no llevaba sostén, ahora se restregaban contra el duro pecho de Nick, quien apoyó su pelvis sobre la mía y haciendo frenéticos movimientos logró excitarme mas de lo que había hecho jamás. Nunca dejaba de besarme y de ser tierno. En un momento aprisioné sus rulos e hice que su rostro se dirigiera a mis pechos, los cuales comenzó a lamer suavemente mientras me hacia gemir del placer que causaba en mí.
—Esperanza es un milagro. —dijo sonriéndome y luego capturando nuevamente uno de mis pezones. Lancé un grito ahogado. —Ha hecho que tus pechos sean mucho más grandes. Oh Dios mío… —murmuró entre mis gemidos y largué una carcajada entre sus labios en cuanto lo atraje nuevamente hacia mi rostro. Besó mis labios y esta vez no fue exactamente tierno. Sentí el deseo que él sentía, cosa que aumentaba el mío, y su erección dura apretaba contra mí, haciéndome casi gritar por el deseo no calmado.
—Nick, Nick. —murmuré mientras se movía frenéticamente sobre mi. Alargué mi mano logrando tocar cada centímetro de su abdomen para llegar a mi objetivo. Toqué vaga y tontamente la bragueta de sus pantalones apretados, la excitación me hacía temblar, y mis manos me fallaban en el asunto. Estábamos que explotábamos, y al ver que me tardaba demasiado, Nick aparto mis manos y él mismo bajó su bragueta y desprendió su botón.
Antes de cualquier otra acción, los gritos desde la otra habitación se hicieron presentes. Nos sobresaltamos entre la excitación y la frustración, y Nick cerró los ojos, fastidiado. Antes de dejarme pensar que estaba enfadado, se levantó de la cama con una gran sonrisa.
—Tendré que castigar a esa pequeña. Reí nerviosamente, aun estaba excitada, y él también.
—Pues será mejor que no intentes hacerlo en esas condiciones. —dije señalando con mi mirada su pantalón abierto y su miembro casi al aire. Esbozó una sonrisa tierna, y se acomodó los pantalones, para luego salir por la habitación. Me quedé sonriendo intimidada, pensando en lo que casi acababa de pasar. Giré mi cuerpo solo un poco hasta quedar de costado, para aspirar el adictivo aroma que había dejado Nick en las sabanas. No hacían ni siquiera cinco minutos que se había ido y ya echaba de menos sus besos, sus caricias, su presencia…
—Esa niña es una chica con suerte. —dijo entrando nuevamente, con una sonrisa en los labios, que aún estaban rojos—Mi amor, lo que daría por ser nuestra hija por unos minutos. —rió con ganas, y luego me hundió en sus hermosos labios.
—¿Ah, sí? —respondí divertida.
—Si—dijo acomodándose nuevamente sobre mí. —Lo único que hace es dormir, llorar por lo que quiere, y además… —dijo acercando una de sus manos a mi pecho. —Puede lamerte sin que nadie le diga nada. Eso es lo que se necesita para vivir.
—Oh, Nick…—exclamé sonrojada. Apresó mi boca entre sus labios sin dejar de masajear mis pechos, cada vez más suavemente. Luego nos desnudamos, acaricio mi cabello lentamente, y posicionándose entre mis piernas. Con un suspiro entró en mi fuertemente, hasta dejarme sin aliento.
—Te amo. —susurro mientras se movía lentamente.
—Te amo. —susurré entre gemidos y jadeos. Lo mire a los ojos, y empezó con movimientos rápidos, cada vez más y más rápidos, hasta estallar en un increíble orgasmo, cargado únicamente de amor. Nada era más perfecto en el mundo. Nada se comparaba con lo que sentía en ese momento. Amaba a Nick, amaba a mi hija, y ellos me amaban a mí. Era la familia y vida perfecta, la que todos deseaban, con la que siempre había soñado en mis más grandes y profundas ilusiones. Y ahora la ilusión era la realidad. Una realidad repleta de amor y felicidad. Que jamás olvidaría. Que duraría por siempre. Porque la vida está llena de Ilusiones que muchas veces, se convierten en realidad.
FIN...
El sufrimiento que pasaron cuando este creciente amor llegó a sus vidas, fue curado con aquel cariño infinito que ambos encontraron; pasaron por muchas cosas y al final, el amor fue tan triunfante como la bondad en el mundo.
Última edición por .McDonalds.#' el Dom 11 Mar 2012, 7:00 pm, editado 2 veces
ivashkova.
Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
I Come Baack, now!! Estoy aquí! Siguiéndola, como siempre
muy retrasada.... Estoy con unos problemas más grandes que
Big Rob... Imagínense... Ese fue el final, pero falta el epílogo, quizá lo suba hoy
Cuídense, las amo!
muy retrasada.... Estoy con unos problemas más grandes que
Big Rob... Imagínense... Ese fue el final, pero falta el epílogo, quizá lo suba hoy
Cuídense, las amo!
ivashkova.
Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
Epílogo.
Ya han pasado seis años, seis largos y felices años con Nicholas y Esperanza, ella acaba de cumplir los siete años, es una pequeña hermosa, con el cabello con tantos ricitos que para mí era una tortura peinarla, sus ojos eran color pardo intenso, según Nick, son iguales a los de su padre, además en ellos tenía un brillo especial de picardía, tanto que me podía pasar horas mirándola y no me cansaría. su naríz era tan respingada como la mía, yo se lo digo todos los días para que le quede claro, los labios rosaditos y carnosos, y cuando sonríe en las mejillas le aparecen dos hermosas margaritas que la hacen ver más hermosa. Además, hace cuatro años, llegó a nuestras vidas otro pedacito de felicidad; Damián, nuestro hijo menor, es igual a mí y lo amamos con todo el corazón. Con Nick, aún no formalizamos nuestra relación, pero ya estamos más que felices.
Yo estaba jugando con Damián en la sala, cuando llegó Nicholas con mi hermosa hija en brazos.
-Cariño, hay unas personas especiales en la entrada que vienen a visitarte...- Me advirtió Nick desde la entrada de la sala, mientras sostenía a Esperanza en brazos, yo me extrañé, porque aunque ella es muy cariñosa con su papá, no le gustaba mucho que la cargara en brazos porque decía que ella ya estaba muy grande y pesada y le podría dañar la espalda. Yo me acerqué a ellos, mientras sostenía a Damián, le di un beso fugáz en los labios a Nick y a mi niña en una de sus mejillas, luego avancé hacia la puerta -Valla que pesas, bonita.- Le dijo Nick a Esperanza, ella se rió y lo abrazó por el cuello.
-No es eso, papito. Es que tú ya estas muy viejito...- Le dijo con su tierna voz, Nick le besó una mejilla y se acercaron a mí.
-¿Qué esperas bebé? ¡Abre cariño!- Dijo Nick, yo que me había quedado viendo su escena 'Padre e hija' aún no había abierto la puerta.
-¡Tienes razón!- Inmediatamente abrí la puerta, y me encotré con Cassie y Austin sentados en la escalerílla del pórtico. En estos seis años, siempre nos venían a visitar, cuando Esperanza nació no lograron venir, pero cuando ella cumplió su primer año, se quedaron por un mes acompañandonos, luego cuando supieron que Damián llegaba a nuestras vidas, estuvieron junto a nosotros durante cuatro meses del embarazo, hasta el nacimiento. -¡¡Chicos!!- Me volteé hacia Nicholas quién tenía a Esperanza a un lado y le di a Damián, luego, Austin fue el primero en saludarme, me abrazó fuerte.
-¡Te hemos extrañado tanto, __________*!- Dijo él, mientras deshacia el abrazo. Cassi aún no se paraba de la pequella escalerílla.
-¡Santo cielo, ________*, hasta que te dignas a abrir!- Me regañó ellla mientras se levantaba de allí, debo decir que con bastante dificultad, tanto que Austin la tuvo que ayudar, luego de respirar hondo, me fue a abrazar, pero al abrazarnos algo me molestó, y entonces noté que la barriga de Cassie ahora era notablemente más abultada.
-¡Oh por Dios! ¡Estás embarazada! ¡¿Porqué no me lo dijiste?!- Ella estaba radiante, la sonrisa que le surcaba el rostro era más radiante aún.
-Porque... pues... ¡Quería darte la sorpresa! Entonces... ¡Sorpresa, estoy embarazada!- Las dos reímos, y la abracé. -¡Te extrañé tanto, _______*!- Me dijo, y me abrazó más fuerte, yo le respondí con lo mismo.
-Yo también, Cassie. ¡Estoy tan feliz por ti! y Austin...- Me giré hacia Austin para darle las felicitaciones pero me di cuenta que Nicholas, Damián, Esperanza y él se habían alejado de nosotras y estaban unos cuantos metros adelante, jugando con los pequeños en el cajón de arena que Nick les construyó para que jugaran.
Resultó que Austin y Cassie vinieron por dos semanas, y ahora nos encontrabamos en un restaurante, cenando, a modo de despedida, porque al otro día ellos se iban, de vuelta a Europa. De repente, Nick se paró de su asiento y hizo silencio golpeando la copa de vino contra una cucharita de postre.
-Quisiera hacer algo, en realidad hace mucho tiempo que lo he querido decir.- Me miró, esto si me tomaba totalmente de sorpresa.- ________*, amor. Te amo, y lo sabes, como también yo sé que tú lo haces, dos grandes ejemplos de nuestro gran amor son nuestros maravillosos hijos, Esperanza y Damián. Está claro que somos una familia, así tan cual, llena de amor y felicidad, pero quiero formalizar nuestro vínculo. Quiero formar una familia con toda la extensión de la palabra. ________*, hermosa... Eres la luz de mi alma, mi completa felicidad, sin ti, no exsiste un mañana para mí, ¿Quieres casarte conmigo?- De su bolsillo sacó un delicado y pequeño estuche de terciopelo negro, lo abrió dejando a la vista un hermoso anillo de oro con un pequeño diamante en el medio, nada pomposo, sino que simple pero bellísimo, tal cual a mí me gustaba. Mis ojos estaban cristalizados, y todo el restaurante estaba en silencio, escuchando su declaración, me tapé la boca con una mano para ahogar un solloso de alegría. Me levanté de inmediato y lo abrazé.
-Si, Nicholas. Si, si, si. ¡Mil veces si!.- Al momento de oír mi respuesta, todas las personas que estaban allí aplaudían con algarabía. Nick me acercó más a él y me besó con tanto amor, que por algunos momentos, todas las personas desaparecian y solo eramos él y yo. Luego que todo estuvo en silencio, deshacimos ese hermoso abrazo y después que me calmé de la emoción, hablé; -Nick, amor de mi alma, desde la primera vez que te vi, supe que ibas a ser alguien importante para mí, y miranos ahora, prometidos, el uno del otro, amandonos con pasión. Te juro que jamás te defraudaré y que, aunque pasemos por momentos dificiles, estaremos el uno al otro consolándonos y apoyándonos, demostrándonos nuestro amor y nuestra lealtad, desde el momento que este anillo, símbolo de nuestra unión, llegó a mi mano, soy tuya de cuerpo y alma, por toda la eternidad.- Con un beso sellamos nuestro compromiso, hasta el resto de la eternidad.
ivashkova.
Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
Chicas, gracias por dejarme compartir esta hermosa novela con ustedes,
ahora, todas tienen un pedacito de mi corazón, espero que sea igual para ustedes.
Gracias a Vane, Pame, Hayde y a todas, especialmente a Karly, las amo a todas, de verdad, yo podía estar pasando por uno de los peores momentos de mi vida y con solo leer sus comentarios, la pena desaparecía. Espero que amen la lectura tanto como lo hago yo, es una puerta muy valiosa a muchas cosas; especialmente al conocimiento. Agradezco una y mil veces a la lectura y a los Jonas, porque gracias a ellos, conocí a personas realmente increíbles, viví momentos inolvidables y sentí cosas realmente inexplicables.
Espero que esto no suene como una despedida o algo por el estilo, solo quiero dejar en claro todo lo que siento. Las amo y espero volver a verlas...
¡¡Hasta Pronto!!
ahora, todas tienen un pedacito de mi corazón, espero que sea igual para ustedes.
Gracias a Vane, Pame, Hayde y a todas, especialmente a Karly, las amo a todas, de verdad, yo podía estar pasando por uno de los peores momentos de mi vida y con solo leer sus comentarios, la pena desaparecía. Espero que amen la lectura tanto como lo hago yo, es una puerta muy valiosa a muchas cosas; especialmente al conocimiento. Agradezco una y mil veces a la lectura y a los Jonas, porque gracias a ellos, conocí a personas realmente increíbles, viví momentos inolvidables y sentí cosas realmente inexplicables.
Espero que esto no suene como una despedida o algo por el estilo, solo quiero dejar en claro todo lo que siento. Las amo y espero volver a verlas...
¡¡Hasta Pronto!!
ivashkova.
Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
Waaaaaaa Barbi no puedo creer
Que haya terminado ya, he amado la nove
Y wuauuuu simplemente perfecta ame el final
El epilogo OMJ todo fue perfecto
Y ahhhh nena mas bien gracias a ti
Que compartiste esta gran nove con nosotras
Eres genial te amo mil nena!! :D
Que haya terminado ya, he amado la nove
Y wuauuuu simplemente perfecta ame el final
El epilogo OMJ todo fue perfecto
Y ahhhh nena mas bien gracias a ti
Que compartiste esta gran nove con nosotras
Eres genial te amo mil nena!! :D
Karli Jonas
Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
no puedo creer que se haya acabado :(
pero me encanto el final :D
me encanto la nove :)
vas a subir otra nove?? si subes otra me pasas el link si??
porfis
besos ;)
pero me encanto el final :D
me encanto la nove :)
vas a subir otra nove?? si subes otra me pasas el link si??
porfis
besos ;)
pame
Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
hay diios no puedo creer que hata terminado.. pero ame por completo la nove... desde el principio..hay dios.... es que no tengo palabras para dcirte lo mucho que ame la nove.... espero que sigamos... hablando.... cuidate...
haydeejOnaz
Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
Ya acabo? :'( & yo desaparecido u.u
buu que chafa! bueno gracias por seguirla a pesar de que la borraron
espero luego puedas subir otra :D
buu que chafa! bueno gracias por seguirla a pesar de que la borraron
espero luego puedas subir otra :D
Vanee LovatoD'Jonas
Re: Ilusiones- Nick y Tú. Adaptación [Continuación]
ohhh ya termino ahhh me enknto!!!!!!!!!!
gracias x subirla!!!
gracias x subirla!!!
jamileth
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