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[Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Bueno, lo peor que podria pasar si no la sigues seria...
Nosé, tentarme a leer el libro (?)
Nosé, tentarme a leer el libro (?)
CrazyxJonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Wjoajsoajsoa no, no lo leeria aunque ya lo tengo .-. xdd c:
Prefiero leerlo por aqui pero no te demores!!! PLEASE (:
Prefiero leerlo por aqui pero no te demores!!! PLEASE (:
CrazyxJonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Y ya pase de paginaaa
POR FIN!! Wjaojskasja c:
Vamos en la pagina CUATRO! :cheers: xdd
POR FIN!! Wjaojskasja c:
Vamos en la pagina CUATRO! :cheers: xdd
CrazyxJonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Ya son suficientes comentarios?
O debo seguir? .-.- wojaskajska xdd
O debo seguir? .-.- wojaskajska xdd
CrazyxJonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Voy a seguir por si acaso... hasta que se cabae la cancion que estoy escuchando (?)
wjoaksa c:
wjoaksa c:
CrazyxJonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Bueno, perdon si no me paso muy seguido
Esque hago tantas cosas .-. ni siquiera se desde cuando empece a hacerlas!
Fake cambio mi vida (?) .-. No sabes lo que es fake cierto? woajska buenoa ya.
Siguelaaaa c:
Esque hago tantas cosas .-. ni siquiera se desde cuando empece a hacerlas!
Fake cambio mi vida (?) .-. No sabes lo que es fake cierto? woajska buenoa ya.
Siguelaaaa c:
CrazyxJonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Ya se acabo lo que estaba escuchando .-. xd
Ya, intentare pasarme mas seguido (?) woajksa
Me estoy poninedo al dia en todo es genial :DD
Ya, intentare pasarme mas seguido (?) woajksa
Me estoy poninedo al dia en todo es genial :DD
CrazyxJonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Yayaya, me voy.
Cuidate Y SIGUELA. :¬w¬:
Te estare observando (?) wolaksj :DD
Cuidate Y SIGUELA. :¬w¬:
Te estare observando (?) wolaksj :DD
CrazyxJonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Wow 17 comentarios! 18 con este .-.
Wjoajskaska creo que nunca habia hecho tantos comentarios en una nove al mismo tiempo xdd
Yaya ahora si me voy xd
Bye (?) c:
Wjoajskaska creo que nunca habia hecho tantos comentarios en una nove al mismo tiempo xdd
Yaya ahora si me voy xd
Bye (?) c:
CrazyxJonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
mmm a Qien elegiria?
la carcel no es buena idea & kevin tampoco lo es...
jajajja a Qien engaño obvio elegiria a Kevo!!!
Siguela
la carcel no es buena idea & kevin tampoco lo es...
jajajja a Qien engaño obvio elegiria a Kevo!!!
Siguela
Vanee LovatoD'Jonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
CrazyxJonas escribió:Bueno, perdon si no me paso muy seguido
Esque hago tantas cosas .-. ni siquiera se desde cuando empece a hacerlas!
Fake cambio mi vida (?) .-. No sabes lo que es fake cierto? woajska buenoa ya.
Siguelaaaa c:
:roll: umm no, no se que es fake, que es? y no te preocupes yo tambien de repente abandono el foro :P
en un rato les subo capi y si puedo maraton vale solo termino mi tarea y subo ;)
aranzhitha
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
nelitzaJB escribió:NUEVA LECTORA :D
dios q pensara kev hacerme siguela me encanto
pon pronto mas capitulo ah no mejor has un maraton te lo pidooo x favavor
Bienvenida, en un rato subo maraton :)
aranzhitha
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Maraton 1/? dedicado a crazy por comentar tanto y a todas las lectoras :)
Continuacion....
Ella respiraba con dificultad, irregularmente. Si fuera sólo miedo lo que vislumbró en sus ojos, la habría liberado en ese mismo momento. Dios sabía que Alex podía sin lugar a dudas tratar con esto cuando regresara a casa. Pero no fue sólo miedo; allí vio pasión y algo más. Algo evasivo, un conocimiento, una certeza que algo estaba a punto de sacudir su pequeño mundo. Ella se lamió los labios. Un pequeño y rápido movimiento de lengua que le oprimió el estómago de hambre. Deseaba esa lengua, y lo deseaba tanto como para hacer algo tan despreciable, tan sucio que casi, sólo casi, lo hizo avergonzarse. En lugar de eso sonrió, porque iba a estar bien. Condenadamente bien.
—¿Giro o continuamos hacia el puerto deportivo? —le preguntó entonces—. Tú eliges, cariño. Y si escogía dar la vuelta, ¿entonces qué demonios iba a hacer? Esperó, contemplándola, inexpresivo, su mirada, lo sabía, ardiente y hambrienta. Ella sabía lo que él quería. Ella sabía el precio que él le exigía por sacarla de esta. Sus labios temblaron antes de lamerlos de nuevo. Su mirada parpadeaba con indecisión. Y él no iba a ayudarla. Maldita sea si volvía a perseguirla como un perro tras una perra en celo, siendo rechazado cada vez. Esta vez no. Esta vez, era su turno. A su manera o a la cárcel. O al menos, esa era la impresión que intentaba darle.
—No des la vuelta —suspiró por último, la mirada gacha, la cabeza volviendo estoicamente a mirar otra vez a través del parabrisas.
—¿Entonces vamos al Nauti Dawg? —le preguntó él.
—Si es mi única opción. —Su voz era tensa, enfadada. Muy bien, dejemos que se enfade. Él había estado muy furioso ocho años atrás, y todavía podía recordar la cólera al saber que ella había abandonado el pueblo con otro hombre. Sabido, ni hablar, la había visto en el coche con el bastardo cuando salían del pueblo.
Todavía lo recordaba. Caramba, había tenido pesadillas sobre eso cuando menos se lo esperaba.
—No es tu única opción, _____ Ann —le dijo en voz baja—. Puedes explicarles a las autoridades lo que estabas haciendo allí. Es muy fácil. Por supuesto, él tendría que explicar por qué no fue arrestada con el resto de la banda, pero esperaba que ella no se diera cuenta de eso. —Sí. Podría hacerlo —le replicó burlona—. Y por supuesto, tú podrías negar rotundamente que me sacaste de allí. ¿No es verdad?- Él sonrió abiertamente. Que Dios la guardara, tenía que reconocérselo. Kevin se encogió de hombros.
—¿Qué puedo hacer? No comprobé el asiento trasero hasta que oí a alguien moviéndose. Puedo ser un poco distraído cuando tengo prisa. —¿Y el motivo de que Nick este conduciendo mi Rodeo en vez de ir en el coche contigo? -Kevin abrió los ojos.
—Tú y Nick sois amigos, _____. Le prestaste el Rodeo. Está bien, en realidad no era tan pervertido. Mierda, si escogiera la cárcel, la llevaría a casa y le explicaría alguna otra cosa. Pero ella debería saberlo. Si no lo sabía, bien, era error de ella, no suyo.
—Esto es pervertido, Kevin —le replicó, el disgusto marcaba su voz.
—Claro que sí. —Asintió estando de acuerdo—. Pero tengo la reputación de ser pervertido. ¿No? —Su sonrisa era pura inocencia. Una de la clase que normalmente hacía a Nick buscar la ruta de escape más próxima. Ella se frotó las manos sobre la cara antes de pasarse los dedos por el pelo que había atado bien apretado en una larga cola de caballo. El pelo que él se moría por aflojar, por esparcir hacia atrás mientras la ponía de espaldas en su cama. El pelo que deseaba agarrar mientras la montaba fuerte y profundo. Ella negó con la cabeza antes de mirar hacia delante otra vez.
—Así que, nos dirigimos al puerto deportivo, ¿no?- Ella asintió lentamente.
—De acuerdo.
Kevin soltó el freno y se reincorporó a la carretera antes de acelerar y dirigirse hacia la oscura carretera.
—Actúas como si fueras a las galeras. —Sonrió él. Ella no contestó. Kevin la contempló otra vez, observando mientras se frotaba los brazos desnudos y miraba por la ventana, la expresión de ella sombría, descorazonada. ¡Maldita fuera! No era como si tuviera la intención de violarla. Chantajearla un poco, sí. Pero sólo habría sexo bajo ciertas condiciones. Primero estaría malditamente seguro que ella lo deseaba tanto como él. No era un completo bastardo. Pero era un bastardo cachondo. Y un bastardo furioso. Ella había vivido en sus sueños ocho jodidos años, y no podía entender por qué. Lo había cambiado en una época en que él necesitaba retener ese filo de descuidada indiferencia. Había agudizado sus emociones, llenado su cabeza y no podía encontrarle sentido. Lo había atormentado. Era así de simple, y era hora que el tormento cesara.
—No te preocupes cariño. No será tan malo —le aseguró, alcanzando a palmearle la rodilla en un gesto de consuelo totalmente falso—. Hubo un tiempo en que solíamos llevarnos bien, ¿lo recuerdas? Un tiempo.
_____ giró la cabeza lentamente y miró fijamente su perfil. Un tiempo en que ella lo había amado con toda la pasión y la inocencia de una joven que adoraba al chico más malo del pueblo. Pero ya no era una niña; era una mujer adulta. Era bien consciente de cuan fácilmente él podría destrozar su vida otra vez.
—Recuerdo lo estúpida que era —respondió al fin con una medida de auto-repugnancia ante el recuerdo—. Y recuerdo haber aprendido la lección. En verdad no recuerdo mucho más que eso, Kevin. Quizás tú puedas hacerme memoria de la época en que realmente nos llevábamos bien.-Él no recordaba esa noche. ____ sabía que no. Y sabía que Alex nunca le habría contado lo sucedido. Se lo había prometido. Kevin tamborileó los dedos sobre el volante.
—Huías de mí en cada ocasión que tenías —le gruñó en respuesta. No en cada ocasión. No una oscura noche cuando lo encontró demasiado borracho para conducir y lo llevó a casa. Y luego lo ayudó a romperle el corazón.
—Entonces fui lista —le dijo, sintiendo el pesar que colmaba en su interior. Si sólo hubiera sido más lista. Si entonces sólo hubiera afrontado la realidad, y lo que había ocurrido. Quizás los últimos ocho años habrían sido diferentes. Por lo menos, no habría estado atormentada con tantos y-si y el hecho de que había sido una cobarde. Kevin gruñó ante eso.
—Qué lástima que no fueras lo suficientemente lista para mantenerte apartada de oscuros almacenes por la noche. Si lo hubieras sido, ahora no estarías aquí.
Qué lástima que para empezar no hubiera sido lo suficientemente lista para permanecer en Virginia. Pero no, había tenido que regresar a casa. Añoraba estar en casa. Añoraba las montañas, el lago, y el hogar. Y supo que ya era hora de enterrar a los viejos fantasmas. Había tenido que regresar para hacer las paces con sus recuerdos y consigo misma. Y con Kevin. Sólo que no había esperado hacer las paces con él de esta manera. En vez de eso, se encontró con más demonios. Se encontró en la insostenible posición de depender de Kevin en algo tan fundamental como su libertad. Y no tenía ninguna duda de cómo exactamente tenía él intención de manejar la situación. Había ido tras ella desde que había vuelto a Somerset hacía un año. No la había acosado. Simplemente siempre estaba por los alrededores. Siempre sonriendo con esa descarada sonrisa suya, echándole esa ojeada burlona, esa invitación a jugar. O si no, la miraba enfurecido. Y él llenaba sus sueños. Acalorados sueños, recuerdos de una noche inolvidable y sus consecuencias. Contempló las millas pasar, sintiendo la mano en su rodilla cuando no estaba cambiando las marchas de la potente camioneta, y sintiendo la calidez de su toque quemando a través de la falda. Al menos no le estaba metiendo mano. Su cuerpo estaba tan excitado ahora que se preguntaba si podría soportarlo. Si su corazón podría soportarlo. Pensaba que había aprendido la lección antes de abandonar Somerset. Después de todo, sabía qué era Kevin, conocía sus intenciones, y sabía que ella nunca podría vivir con eso. Los Chicos Traviesos eran legendarios en Somerset y los condados colindantes. Sus proezas, su dedicación al placer de una mujer, y la insistencia en compartir esas mujeres habían sido bien conocidas. Su hermano, Alex, la había advertido sobre Kevin repetidamente.
Su cabeza le había advertido sobre Kevin, pero su corazón no había querido escuchar. Podía domesticar al chico malo, se había convencido a sí misma. El amor lo podía transformar en posesivo. Todo lo que tenía que hacer era tocarlo, amarlo y él se daría cuenta que la amaba. Ella resopló silenciosamente mientras echaba un discreto vistazo a su severo perfil. Qué tonta había sido. Ingenua, inconcebiblemente inocente, increíblemente insensata. Y todavía no había aprendido la lección, no hasta el alma. Porque una parte de ella nunca había olvidado esa noche. Esa seductora noche de verano cuando la había tomado con su particular determinación y fogosa lujuria. Cuando le enseñó las verdaderas profundidades del placer carnal y la suprema desesperación.
—Esto no va a funcionar. —Las palabras salieron de sus labios mientras él entraba en el pequeño puerto deportivo propiedad de su tío Paul Jonas. Ahora podía sentir el pánico creciendo en su pecho, la seguridad de que el Nauti Dawg le iba a traer más recuerdos y más dolor del que podía soportar.
—No puedo hacerlo. —Estaba temblando cuando Kevin aparcó la camioneta en el estacionamiento privado delante del puerto. Apagó el motor. Sacando la llave del contacto, se volvió y clavó los ojos en ella silenciosamente. Él o la cárcel. Podía verlo en su expresión. _____ negó con la cabeza lentamente antes de tragar con dificultad.
—No soy una de las putas de los Chicos Traviesos —susurró severamente—. No puedo hacerlo para permanecer libre de la cárcel, Kevin. Antes me pudriría en una prisión que comprar mi libertad a expensas de mi alma.
Él la contempló, los claros ojos verdes gélidos, desapasionados, mientras la observaba. Su expresión era tan oscura como las sombras circundantes, y tan silenciosa como la muerte. Este no era el hombre que había conocido ocho años atrás. Encantador, aunque melancólico, Kevin “Kev” Jonas había tenido una voluntad de hierro, pero no había sido frío. Había sido duro pero con sentimientos. No como ahora. Se había unido a los Marines justo después de que ella dejara el pueblo; sabía eso. Tras una misión, lo habían enviado a casa a causa de una herida que le había destrozado la rótula. No es que ella hubiera visto algún signo de lesión en la forma en que se movía. Pero ahora mismo, se estaba frotando la rodilla distraídamente mientras la observaba.
—Vamos a hablar de esto en el barco —dijo por último amonestándola—. Aquí no.
— Kevin, no. —Ella extendió la mano, agarrándole el brazo cuando iba a abrir la puerta—. En el barco no. No iré a ese barco, y no me abriré de piernas para los Chicos Traviesos. No quise hacerlo cuando era demasiado estúpida para entenderlo, y sin duda alguna no quiero hacerlo ahora. Te engañas a ti mismo si crees que puedes convencerme de actuar de otra manera.
—¿Y si ir al barco significase abrirte de piernas sólo para mí, _____? —le preguntó—. ¿Irías entonces?
Continuacion....
Ella respiraba con dificultad, irregularmente. Si fuera sólo miedo lo que vislumbró en sus ojos, la habría liberado en ese mismo momento. Dios sabía que Alex podía sin lugar a dudas tratar con esto cuando regresara a casa. Pero no fue sólo miedo; allí vio pasión y algo más. Algo evasivo, un conocimiento, una certeza que algo estaba a punto de sacudir su pequeño mundo. Ella se lamió los labios. Un pequeño y rápido movimiento de lengua que le oprimió el estómago de hambre. Deseaba esa lengua, y lo deseaba tanto como para hacer algo tan despreciable, tan sucio que casi, sólo casi, lo hizo avergonzarse. En lugar de eso sonrió, porque iba a estar bien. Condenadamente bien.
—¿Giro o continuamos hacia el puerto deportivo? —le preguntó entonces—. Tú eliges, cariño. Y si escogía dar la vuelta, ¿entonces qué demonios iba a hacer? Esperó, contemplándola, inexpresivo, su mirada, lo sabía, ardiente y hambrienta. Ella sabía lo que él quería. Ella sabía el precio que él le exigía por sacarla de esta. Sus labios temblaron antes de lamerlos de nuevo. Su mirada parpadeaba con indecisión. Y él no iba a ayudarla. Maldita sea si volvía a perseguirla como un perro tras una perra en celo, siendo rechazado cada vez. Esta vez no. Esta vez, era su turno. A su manera o a la cárcel. O al menos, esa era la impresión que intentaba darle.
—No des la vuelta —suspiró por último, la mirada gacha, la cabeza volviendo estoicamente a mirar otra vez a través del parabrisas.
—¿Entonces vamos al Nauti Dawg? —le preguntó él.
—Si es mi única opción. —Su voz era tensa, enfadada. Muy bien, dejemos que se enfade. Él había estado muy furioso ocho años atrás, y todavía podía recordar la cólera al saber que ella había abandonado el pueblo con otro hombre. Sabido, ni hablar, la había visto en el coche con el bastardo cuando salían del pueblo.
Todavía lo recordaba. Caramba, había tenido pesadillas sobre eso cuando menos se lo esperaba.
—No es tu única opción, _____ Ann —le dijo en voz baja—. Puedes explicarles a las autoridades lo que estabas haciendo allí. Es muy fácil. Por supuesto, él tendría que explicar por qué no fue arrestada con el resto de la banda, pero esperaba que ella no se diera cuenta de eso. —Sí. Podría hacerlo —le replicó burlona—. Y por supuesto, tú podrías negar rotundamente que me sacaste de allí. ¿No es verdad?- Él sonrió abiertamente. Que Dios la guardara, tenía que reconocérselo. Kevin se encogió de hombros.
—¿Qué puedo hacer? No comprobé el asiento trasero hasta que oí a alguien moviéndose. Puedo ser un poco distraído cuando tengo prisa. —¿Y el motivo de que Nick este conduciendo mi Rodeo en vez de ir en el coche contigo? -Kevin abrió los ojos.
—Tú y Nick sois amigos, _____. Le prestaste el Rodeo. Está bien, en realidad no era tan pervertido. Mierda, si escogiera la cárcel, la llevaría a casa y le explicaría alguna otra cosa. Pero ella debería saberlo. Si no lo sabía, bien, era error de ella, no suyo.
—Esto es pervertido, Kevin —le replicó, el disgusto marcaba su voz.
—Claro que sí. —Asintió estando de acuerdo—. Pero tengo la reputación de ser pervertido. ¿No? —Su sonrisa era pura inocencia. Una de la clase que normalmente hacía a Nick buscar la ruta de escape más próxima. Ella se frotó las manos sobre la cara antes de pasarse los dedos por el pelo que había atado bien apretado en una larga cola de caballo. El pelo que él se moría por aflojar, por esparcir hacia atrás mientras la ponía de espaldas en su cama. El pelo que deseaba agarrar mientras la montaba fuerte y profundo. Ella negó con la cabeza antes de mirar hacia delante otra vez.
—Así que, nos dirigimos al puerto deportivo, ¿no?- Ella asintió lentamente.
—De acuerdo.
Kevin soltó el freno y se reincorporó a la carretera antes de acelerar y dirigirse hacia la oscura carretera.
—Actúas como si fueras a las galeras. —Sonrió él. Ella no contestó. Kevin la contempló otra vez, observando mientras se frotaba los brazos desnudos y miraba por la ventana, la expresión de ella sombría, descorazonada. ¡Maldita fuera! No era como si tuviera la intención de violarla. Chantajearla un poco, sí. Pero sólo habría sexo bajo ciertas condiciones. Primero estaría malditamente seguro que ella lo deseaba tanto como él. No era un completo bastardo. Pero era un bastardo cachondo. Y un bastardo furioso. Ella había vivido en sus sueños ocho jodidos años, y no podía entender por qué. Lo había cambiado en una época en que él necesitaba retener ese filo de descuidada indiferencia. Había agudizado sus emociones, llenado su cabeza y no podía encontrarle sentido. Lo había atormentado. Era así de simple, y era hora que el tormento cesara.
—No te preocupes cariño. No será tan malo —le aseguró, alcanzando a palmearle la rodilla en un gesto de consuelo totalmente falso—. Hubo un tiempo en que solíamos llevarnos bien, ¿lo recuerdas? Un tiempo.
_____ giró la cabeza lentamente y miró fijamente su perfil. Un tiempo en que ella lo había amado con toda la pasión y la inocencia de una joven que adoraba al chico más malo del pueblo. Pero ya no era una niña; era una mujer adulta. Era bien consciente de cuan fácilmente él podría destrozar su vida otra vez.
—Recuerdo lo estúpida que era —respondió al fin con una medida de auto-repugnancia ante el recuerdo—. Y recuerdo haber aprendido la lección. En verdad no recuerdo mucho más que eso, Kevin. Quizás tú puedas hacerme memoria de la época en que realmente nos llevábamos bien.-Él no recordaba esa noche. ____ sabía que no. Y sabía que Alex nunca le habría contado lo sucedido. Se lo había prometido. Kevin tamborileó los dedos sobre el volante.
—Huías de mí en cada ocasión que tenías —le gruñó en respuesta. No en cada ocasión. No una oscura noche cuando lo encontró demasiado borracho para conducir y lo llevó a casa. Y luego lo ayudó a romperle el corazón.
—Entonces fui lista —le dijo, sintiendo el pesar que colmaba en su interior. Si sólo hubiera sido más lista. Si entonces sólo hubiera afrontado la realidad, y lo que había ocurrido. Quizás los últimos ocho años habrían sido diferentes. Por lo menos, no habría estado atormentada con tantos y-si y el hecho de que había sido una cobarde. Kevin gruñó ante eso.
—Qué lástima que no fueras lo suficientemente lista para mantenerte apartada de oscuros almacenes por la noche. Si lo hubieras sido, ahora no estarías aquí.
Qué lástima que para empezar no hubiera sido lo suficientemente lista para permanecer en Virginia. Pero no, había tenido que regresar a casa. Añoraba estar en casa. Añoraba las montañas, el lago, y el hogar. Y supo que ya era hora de enterrar a los viejos fantasmas. Había tenido que regresar para hacer las paces con sus recuerdos y consigo misma. Y con Kevin. Sólo que no había esperado hacer las paces con él de esta manera. En vez de eso, se encontró con más demonios. Se encontró en la insostenible posición de depender de Kevin en algo tan fundamental como su libertad. Y no tenía ninguna duda de cómo exactamente tenía él intención de manejar la situación. Había ido tras ella desde que había vuelto a Somerset hacía un año. No la había acosado. Simplemente siempre estaba por los alrededores. Siempre sonriendo con esa descarada sonrisa suya, echándole esa ojeada burlona, esa invitación a jugar. O si no, la miraba enfurecido. Y él llenaba sus sueños. Acalorados sueños, recuerdos de una noche inolvidable y sus consecuencias. Contempló las millas pasar, sintiendo la mano en su rodilla cuando no estaba cambiando las marchas de la potente camioneta, y sintiendo la calidez de su toque quemando a través de la falda. Al menos no le estaba metiendo mano. Su cuerpo estaba tan excitado ahora que se preguntaba si podría soportarlo. Si su corazón podría soportarlo. Pensaba que había aprendido la lección antes de abandonar Somerset. Después de todo, sabía qué era Kevin, conocía sus intenciones, y sabía que ella nunca podría vivir con eso. Los Chicos Traviesos eran legendarios en Somerset y los condados colindantes. Sus proezas, su dedicación al placer de una mujer, y la insistencia en compartir esas mujeres habían sido bien conocidas. Su hermano, Alex, la había advertido sobre Kevin repetidamente.
Su cabeza le había advertido sobre Kevin, pero su corazón no había querido escuchar. Podía domesticar al chico malo, se había convencido a sí misma. El amor lo podía transformar en posesivo. Todo lo que tenía que hacer era tocarlo, amarlo y él se daría cuenta que la amaba. Ella resopló silenciosamente mientras echaba un discreto vistazo a su severo perfil. Qué tonta había sido. Ingenua, inconcebiblemente inocente, increíblemente insensata. Y todavía no había aprendido la lección, no hasta el alma. Porque una parte de ella nunca había olvidado esa noche. Esa seductora noche de verano cuando la había tomado con su particular determinación y fogosa lujuria. Cuando le enseñó las verdaderas profundidades del placer carnal y la suprema desesperación.
—Esto no va a funcionar. —Las palabras salieron de sus labios mientras él entraba en el pequeño puerto deportivo propiedad de su tío Paul Jonas. Ahora podía sentir el pánico creciendo en su pecho, la seguridad de que el Nauti Dawg le iba a traer más recuerdos y más dolor del que podía soportar.
—No puedo hacerlo. —Estaba temblando cuando Kevin aparcó la camioneta en el estacionamiento privado delante del puerto. Apagó el motor. Sacando la llave del contacto, se volvió y clavó los ojos en ella silenciosamente. Él o la cárcel. Podía verlo en su expresión. _____ negó con la cabeza lentamente antes de tragar con dificultad.
—No soy una de las putas de los Chicos Traviesos —susurró severamente—. No puedo hacerlo para permanecer libre de la cárcel, Kevin. Antes me pudriría en una prisión que comprar mi libertad a expensas de mi alma.
Él la contempló, los claros ojos verdes gélidos, desapasionados, mientras la observaba. Su expresión era tan oscura como las sombras circundantes, y tan silenciosa como la muerte. Este no era el hombre que había conocido ocho años atrás. Encantador, aunque melancólico, Kevin “Kev” Jonas había tenido una voluntad de hierro, pero no había sido frío. Había sido duro pero con sentimientos. No como ahora. Se había unido a los Marines justo después de que ella dejara el pueblo; sabía eso. Tras una misión, lo habían enviado a casa a causa de una herida que le había destrozado la rótula. No es que ella hubiera visto algún signo de lesión en la forma en que se movía. Pero ahora mismo, se estaba frotando la rodilla distraídamente mientras la observaba.
—Vamos a hablar de esto en el barco —dijo por último amonestándola—. Aquí no.
— Kevin, no. —Ella extendió la mano, agarrándole el brazo cuando iba a abrir la puerta—. En el barco no. No iré a ese barco, y no me abriré de piernas para los Chicos Traviesos. No quise hacerlo cuando era demasiado estúpida para entenderlo, y sin duda alguna no quiero hacerlo ahora. Te engañas a ti mismo si crees que puedes convencerme de actuar de otra manera.
—¿Y si ir al barco significase abrirte de piernas sólo para mí, _____? —le preguntó—. ¿Irías entonces?
aranzhitha
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Maraton 2/?
Capítulo 3
Ocho años atrás, se había escabullido del dormitorio de Kevin en la cubierta superior y había escapado del Nauti Dawg como un ladrón en las tempranas nieblas matutinas. Pero esa mañana había dejado atrás algo, una parte de sí misma que nunca había recobrado. Ahora _____ dio un paso atrás a través de la puerta francesa reforzada que daba a la sala de estar y detuvo los recuerdos que amenazaban con abrumarla. Él todavía dejaba una lámpara de baja intensidad iluminando la mesa pequeña colocada al lado del sofá. Ahora había un lujoso sofá color castaño, dónde antes había uno de cuero negro. Un sillón reclinable haciendo juego estaba al lado de la misma mesa. La televisión ahora estaba colgada en la pared, al lado de la entrada y en el otro extremo de la habitación, había una pequeña mesa de comedor y cuatro sillas. Una barra de teca separaba el área del comedor de la cocina, dos taburetes estaban bajo ella. La alfombra era de un espeso y rico verde oscuro. Ocho años atrás había sido de un tostado oscuro. La sala de estar y la cocina ahora eran más refinadas, declarando un gusto más adulto en el mobiliario pero todavía con una gran influencia masculina. Maderas oscuras y pocos adornos. Una foto de su unidad del Cuerpo de Marines estaba sobre la mesa al lado del sofá junto con una fotografía de los primos Traviesos vestidos de camuflaje y una foto de Joe y su prometida, Kelly Salyers. No había cuadros o grabados en la pared. No había nada para decorar las estancias. Más allá de la cocina estaban otro dormitorio grande y un baño pequeño, junto con otro baño extra. Desde donde estaba parada _____, también podía ver la escalera curva que iba hacia la cubierta superior y al cuarto principal y baño, así como también a la cabina de mandos.
Se sobresaltó cuando la puerta se cerró y se trancó detrás.
—Necesito una cerveza —anunció Kevin—. ¿Quieres una?
_____ negó con la cabeza mientras agarraba su bolso y miraba moverse a Kevin a través de la sala de estar, luego hacia la cocina. Retiró una cerveza de la nevera antes desenroscarle el tapón con un giro rápido y lanzarlo bajo la barra, dónde debía estar escondido el cubo de basura. Fue hasta el fregadero primero, sacó un paño para secar platos de una pila pequeña en la encimera, lo humedeció, luego se lo lanzó a ella.
—Límpiate la cara.
Ella sintió náuseas ante el pensamiento de la sangre que la había rociado. Estaba en su cara, en su ropa. Frotó su piel rápidamente, severamente, esperando que pudiese lograr limpiarla mientras él la miraba. Él llevó la botella de cerveza a sus labios y bebió un largo trago, sin apartar la mirada de ella. Se había quitado el chaleco a antibalas, pero todavía llevaba puesta la pistolera y el arma. La camiseta negra se pegaba a su pecho ancho y a sus bíceps abultados. Vaqueros negros de cintura baja en las caderas que esbozaban piernas largas, musculosas y un bulto más que impresionante.
—Estás limpia —le anunció mientras estiraba la mano—. Dame el paño.
Su mirada fija se apartó bruscamente de esa zona. Era más que obvio que estaba excitado, listo para ella. Y ella odiaba admitir que su cuerpo había estado listo desde el momento en que le preguntó si estaba dispuesta a abrirse de piernas sólo para él. Le lanzó el paño de regreso, ignorando su sonrisa burlona cuando lo agarró y lo echó al fregadero. Estaba loca. Debería de haberse alejado mientras tuvo oportunidad.
—Una noche —murmuró ella—. Eso es todo.
La botella fue apoyada tan bruscamente sobre la barra que la cerveza se derramó por encima, y _____ se sobresaltó con el sonido.
—No estás negociando —le informó, su expresión endureciéndose—. No me atrapaste a mí posiblemente quebrantando la ley y asociándome con criminales, _____. Te atrapé a ti. ¿Recuerdas?
Sus uñas se clavaron en el cuero de su bolso.
—Y sé lo que quieres a cambio de mi libertad —le espetó ella—. Está bien, quieres follar. Quieres algo que no has podido sacarme en este año: mi cuerpo. Lo puedes tener. Por una noche.
—¿Y si quiero más que una noche?
El tono oscuro y aterciopelado de su voz envió un temblor a través de su matriz, apretando los músculos de su estómago mientras ella le devolvía la mirada en estado de shock.
—¿Por qué querrías más de una noche? —negó con la cabeza confundida—. ¿Cuántas mujeres has mantenido más de una noche, Kevin?
Capítulo 3
Ocho años atrás, se había escabullido del dormitorio de Kevin en la cubierta superior y había escapado del Nauti Dawg como un ladrón en las tempranas nieblas matutinas. Pero esa mañana había dejado atrás algo, una parte de sí misma que nunca había recobrado. Ahora _____ dio un paso atrás a través de la puerta francesa reforzada que daba a la sala de estar y detuvo los recuerdos que amenazaban con abrumarla. Él todavía dejaba una lámpara de baja intensidad iluminando la mesa pequeña colocada al lado del sofá. Ahora había un lujoso sofá color castaño, dónde antes había uno de cuero negro. Un sillón reclinable haciendo juego estaba al lado de la misma mesa. La televisión ahora estaba colgada en la pared, al lado de la entrada y en el otro extremo de la habitación, había una pequeña mesa de comedor y cuatro sillas. Una barra de teca separaba el área del comedor de la cocina, dos taburetes estaban bajo ella. La alfombra era de un espeso y rico verde oscuro. Ocho años atrás había sido de un tostado oscuro. La sala de estar y la cocina ahora eran más refinadas, declarando un gusto más adulto en el mobiliario pero todavía con una gran influencia masculina. Maderas oscuras y pocos adornos. Una foto de su unidad del Cuerpo de Marines estaba sobre la mesa al lado del sofá junto con una fotografía de los primos Traviesos vestidos de camuflaje y una foto de Joe y su prometida, Kelly Salyers. No había cuadros o grabados en la pared. No había nada para decorar las estancias. Más allá de la cocina estaban otro dormitorio grande y un baño pequeño, junto con otro baño extra. Desde donde estaba parada _____, también podía ver la escalera curva que iba hacia la cubierta superior y al cuarto principal y baño, así como también a la cabina de mandos.
Se sobresaltó cuando la puerta se cerró y se trancó detrás.
—Necesito una cerveza —anunció Kevin—. ¿Quieres una?
_____ negó con la cabeza mientras agarraba su bolso y miraba moverse a Kevin a través de la sala de estar, luego hacia la cocina. Retiró una cerveza de la nevera antes desenroscarle el tapón con un giro rápido y lanzarlo bajo la barra, dónde debía estar escondido el cubo de basura. Fue hasta el fregadero primero, sacó un paño para secar platos de una pila pequeña en la encimera, lo humedeció, luego se lo lanzó a ella.
—Límpiate la cara.
Ella sintió náuseas ante el pensamiento de la sangre que la había rociado. Estaba en su cara, en su ropa. Frotó su piel rápidamente, severamente, esperando que pudiese lograr limpiarla mientras él la miraba. Él llevó la botella de cerveza a sus labios y bebió un largo trago, sin apartar la mirada de ella. Se había quitado el chaleco a antibalas, pero todavía llevaba puesta la pistolera y el arma. La camiseta negra se pegaba a su pecho ancho y a sus bíceps abultados. Vaqueros negros de cintura baja en las caderas que esbozaban piernas largas, musculosas y un bulto más que impresionante.
—Estás limpia —le anunció mientras estiraba la mano—. Dame el paño.
Su mirada fija se apartó bruscamente de esa zona. Era más que obvio que estaba excitado, listo para ella. Y ella odiaba admitir que su cuerpo había estado listo desde el momento en que le preguntó si estaba dispuesta a abrirse de piernas sólo para él. Le lanzó el paño de regreso, ignorando su sonrisa burlona cuando lo agarró y lo echó al fregadero. Estaba loca. Debería de haberse alejado mientras tuvo oportunidad.
—Una noche —murmuró ella—. Eso es todo.
La botella fue apoyada tan bruscamente sobre la barra que la cerveza se derramó por encima, y _____ se sobresaltó con el sonido.
—No estás negociando —le informó, su expresión endureciéndose—. No me atrapaste a mí posiblemente quebrantando la ley y asociándome con criminales, _____. Te atrapé a ti. ¿Recuerdas?
Sus uñas se clavaron en el cuero de su bolso.
—Y sé lo que quieres a cambio de mi libertad —le espetó ella—. Está bien, quieres follar. Quieres algo que no has podido sacarme en este año: mi cuerpo. Lo puedes tener. Por una noche.
—¿Y si quiero más que una noche?
El tono oscuro y aterciopelado de su voz envió un temblor a través de su matriz, apretando los músculos de su estómago mientras ella le devolvía la mirada en estado de shock.
—¿Por qué querrías más de una noche? —negó con la cabeza confundida—. ¿Cuántas mujeres has mantenido más de una noche, Kevin?
aranzhitha
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
definitivamente amo la novela ...
ame el maraton graxias siguela pronto cuanto antes mejor xq las ansias me carcomen x saber q mas pasara en la nove
siguela!! siguela!!
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ElitzJb
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