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[Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
aranzhitha escribió:Sorry, no he podido subir pero mañana les subo varios capis :)
Siiiii!!!! Mañana!!!!
Ya quierop saber que pasa (1313)
Vanee LovatoD'Jonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
&&' JB&1D Paso de Pag!!!! :cheers:
Asi que...... MARATOOOON!!!!! Please!!!!!
Te lo suplico!!!!!!
Bueno....Si quieres :roll: xD
Esperare ah mañana
Asi que...... MARATOOOON!!!!! Please!!!!!
Te lo suplico!!!!!!
Bueno....Si quieres :roll: xD
Esperare ah mañana
Vanee LovatoD'Jonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
:( Ya me habia echo ilusiones
Pense que habias subido cap
pero habra Maratooooon!!!
Sii baile de 5 segundos xD
Bueno ya es mañana solo falta esperar a que te conectes y pongas MARATON!!
Pense que habias subido cap
pero habra Maratooooon!!!
Sii baile de 5 segundos xD
Bueno ya es mañana solo falta esperar a que te conectes y pongas MARATON!!
Vanee LovatoD'Jonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Continuación......
Estar íntimamente depilada era una sensación curiosamente desconcertante, pensó _______ mientras montaba al lado de Kevin varias horas más tarde en dirección a la sorpresa que él le había prometido. En el asiento trasero, una cesta cubierta de mimbre emitía el suculento olor a pollo frito recién hecho desde debajo del gran mantel a cuadros que estaba como seguro sobre la tapa. También había una nueva adición en la parte trasera del camión. En la percha que colgaba de la ventana se extendía un rifle. No había estado allí cuando ella había entrado al spa, pero ahora estaba. Y Kevin estaba irritable. Continuaba comprobando el retrovisor, alternamente, y utilizaba caminos vecinales que ella no sabía qué existían.
—¿Nos están siguiendo? —No por primera vez, se dio la vuelta y miró hacia atrás.
—Sí. —Taciturno y demasiado suave para su comodidad, su tono hizo poco para disminuir las mariposas que empezaron a revolotear en su estómago.
—No veo a nadie.
—Ellos permanecen lejos, lo suficientemente atrás para quedarse fuera de vista —dijo él cuando tomó otra dirección—. Sólo me mantengo lo suficientemente lejos delante de ellos para hacerme a un lado y despistar su rastreador. —Una sonrisa estiró sus labios. Una sonrisa peligrosa—. Primero los quiero bien desorientados.
—¿Hay un rastreador en la camioneta? —Su voz tembló, pero infiernos, no todos los días era consciente de que ella estaba siendo rastreada. Ser perseguida ya sería lo bastante malo.
—Que me aspen —advirtió él. Y a la velocidad del pensamiento. La camioneta hizo una abrupta parada.
Saltando fuera, Kevin rápidamente se dirigió detrás de la camioneta, se agachó, y unos segundos más tarde se enderezó y regresó corriendo al asiento del conductor. Brincando al interior, puso en marcha la camioneta, le dirigió una sonrisa menos peligrosa y más llena de diversión, antes de arrojar un dispositivo electrónico por la ventana y rápidamente alejarse. _____ recorrió con la mirada el área en la cual estaban. Se habían internado en las montañas, y se acercaba la noche. Incluso ella no podría encontrar el camino de regreso al pueblo desde allí.
—¿Dejarás que alguien se quede atrapado en estas montañas en la oscuridad? —preguntó con cuidado—. ¿Quién es?
—Un amigo. —Él se rió entre dientes.
—¿Vas a provocar que un amigo se pierda en estas montañas? —Preguntó con incredulidad—. Kevin, tus amigos no se pierden fácilmente —señaló ella.
—La mayoría no —Él asintió con otra risa baja. La sonrisa juguetona en su rostro le hizo recordar a un chiquillo en medio de una travesura—. Sin embargo, esta amiga es de ciudad. No te preocupes, Nick está conduciendo cerca de su culo, y él cuidará de ella.
—¿Nick? —Ella no confiaría en Nick ni siquiera en medio de un cuarto bien iluminado lleno de santos, sin mencionar en una montaña oscura—. ¿Estás abandonando a alguna pobre y confiada mujer atascada aquí con Nick? ¿Qué hizo ella para enojarte así?
Eso sacaba de quicio a cualquier chico malo.
—Me está espiando. —El destello de sus dientes contra su piel bronceada al sol era juguetona y sexy—. Por alguna razón, el agente especial responsable de los arrestos de la última semana tiene interés en ti, amor. Por lo general, yo no me preocuparía, pero tengo planes para hoy. Planes que no incluyen miradas indiscretas.
Sus cejas se menearon por encima de las oscuras gafas de sol. ¿Planes que no incluían miradas indiscretas? _______ sintió que su corazón se aceleraba más rápido de lo que lo hizo después de que él mencionó que ella estaba siendo perseguida en vez de él.
—¿Por qué está interesada en mí? —Podía sentir el miedo obstruir su garganta.
—Aún no lo sé. —Él negó con la cabeza brevemente antes de retroceder en uno de los caminos rurales más amplios y acelerar a lo largo de la capa asfáltica—. Intenté llamar a su jefe, pero no contesta las llamadas ahora mismo. Ya me avisará.
—Él sabe que estaba allí —susurró ella—. ¿Van a detenerme?
—Nadie va a detenerte, _______ —refunfuñó él—. He hecho otra llamada a Alex. Un número de contacto que dudo hayas tenido tú. Él debería llamarnos pronto. Hasta entonces, sólo esperaremos a ver lo que pasa y a jugar con los tontos que han sido enviados a vigilarte.
—Tu jefe ya no confía en ti —dijo ella con preocupación—. Podrían arrestarte también, Kevin.
—Deja de preocuparte.
¿Qué deje de preocuparme?
—Uno de nosotros debería preocuparse aquí —chasqueó ella—. Kevin, si él tiene a alguien vigilándome, entonces cree que estuve implicada.
—Si él tuviera una prueba, te habría hecho detener en el spa. No tendría a alguien vigilándote. No digo que no sospeche. Pero Cranston no hace un movimiento sin una prueba. Él no tiene ninguna prueba. _______ se mordió el labio, rumiando eso preocupadamente, mirando el camino delante de ella.
—Pareces seguro. —Ella lo necesitaba para estar segura.
—Conozco a Cranston. Pero estoy interesado en lo que va a pasar. Nick debería ser capaz de averiguarlo; entonces entenderemos hacia dónde vamos.
—La nota estaba en el Rodeo —susurró ella—. La dejé allí. Sé que estaba allí. Yo iba a buscarla, pero tú seguiste alejándome de allí.
—Y luego voló por los aires.
—No te preocupes por eso. —Su voz se hizo más entrecortada cuando tomó otro camino, un camino cubierto de grava, o mejor dicho de escombros. Las cercas blancas prístinas corrían a lo largo de un costado del camino. Una docena de cabezas de ganado merodeaban en los densos pastorales, sus cabezas se levantan curiosas mientras la camioneta se apresuraba camino abajo.
—Realmente me preocupo por eso. Era la única prueba que tenía. Kevin lo sabía. Como sabía que la prueba estaba a salvo guardada a cal y canto en su caja fuerte. Estaba escondida. Por si acaso. Pero maldita sea, decirle a _____ que él la había tenido todo este tiempo la iba a cabrear. No era lo que quería para hoy. Se lo diría mañana. Él no dejaría que nada interfiriera en su apreciación de su carne resbaladiza y dulce cuando llegara el momento.
Sólo unas horas más. Seis horas a lo mucho, y la sensibilidad de la delicada carne que había sido depilada debería regresar a la normalidad. El spa, había jurado Kelly, tenía a los mejores especialistas en el tema, y las cataplasmas que usaban después de la depilación con cera calmaban la carne irritada inmediatamente. Él le contaría lo de la nota mañana. El papel timbrado de la compañía de entrega, la fecha, y la nota ayudaría. Lamentablemente, no había sido firmado por el repartidor. Al menos la letra en la nota definitivamente no era de ______. Esto se añadía al hecho que incluso con los contactos de Nick, sus habilidades con el ordenador, y capacidades furtivas, no había podido encontrar un solo penique a nombre de __________ en aquella casa que ella compartía con Alex o en algún lado relacionado con ella. Y él había pasado la mejor parte de los últimos días buscando algo de eso. _________ no era la muchacha del dinero, la mujer solitaria que había robado el millón de dólares de los compradores, supuestamente en interés de los ladrones. Los hombres en custodia no la habían nombrado, pero Kevin no había sido capaz de interrogarlos, tampoco. Y él estaba malditamente seguro que no era ______. ¿De dónde venía esa confianza? Esa pregunta rondaba en él mientras pasaba al guardia del ganado en el camino que llevaba a la propiedad en la que había estado trabajando durante años. La tierra, más de doscientos acres de bosque y pastos, lindaba con un brazo del Lago Cumberland. La repantigada cabaña de troncos de dos pisos que él había comenzado a construir el verano anterior se ubicaba en una elevación con vistas al lago, rodeada en tres lados por abetos, robles y arces. El patio del rancho estaba rodeado por las mismas cercas blancas que se alzaban a lo largo del camino. Las cuadras se localizaban a un cuarto de milla a la izquierda, y el granero y el cobertizo del tractor a la derecha. Todos los edificios estaban distribuidos de modo que estuvieran protegidos en tres lados por los densos bosques que rodeaban el área. Las pequeñas ensenadas de tierra clara habían sido creadas dentro de la línea de árboles, daban a la tierra un aspecto natural y pacífico. Esto también complacía su necesidad de espacio e intimidad. Esto era de Kevin. Comprado con el dinero que él había ahorrado en sus años con los Marines y luego con la ATF, junto con la parte de las ganancias proveniente del almacén en los últimos cuatro años. No había sido comprado con la herencia de su padre, y no estaba atado a los recuerdos de sus padres. Era suyo. Sólo suyo. Al igual que ________.
—Deja de preocuparte —le echó un vistazo y vio el ceño fruncido en su rostro—. Nadie sabe que estamos aquí. Infierno, nadie en Somerset salvo Nick, Joe, y Kelly conocen este lugar.
—¿Dónde estamos, de todos modos?
—Jabez. Aún estamos en el Condado de Pulaski. Puedes ver el lago desde atrás, pero hay un trecho hasta allí.
Kevin caminó desde la camioneta antes de abrir la puerta lateral trasera y alcanzar la cesta de picnic.
—¿Vienes? —Él miró por encima de las gafas de sol, y aquella mirada chisporroteó—. Hay un agradable y pequeño claro atrás donde podemos tener el picnic. Aunque primero te mostraré la casa.
_______ salió de la camioneta y contempló la casa. Los troncos oscuros la ayudaban a mezclarse con los árboles de los alrededores, como hacía el color marrón oscuro de la azotea de estaño. Un porche lo rodeaba, al igual que un balcón en el último piso.
—Tengo un jacuzzi instalado en el balcón, fuera del dormitorio principal trasero. —Él barrió su mano hacia la casa cuando la encontró frente a la camioneta—. Cuándo el interior esté terminado, probablemente traeré el Nauti Dawg y lo ataré al muelle que obtendré el permiso de construir en la orilla.
—¿Estás tratando de asentarte, Kevin? —preguntó ella cuando él abrió un portón de madera y la guio por el patio del rancho. Él aún podía oír el nerviosismo en su voz, su miedo. El conocimiento de que Cranston ahora sospechaba, lo había provocado. Pero no había ninguna culpa en sus ojos o en su expresión. Confusión, miedo, sí. Pero esto no ardía; estaba sometido. Tanto si ______ quería admitirlo o no, ella confiaba en él.
—Entremos en la casa. —Él abrió la puerta principal, lentamente con un empujón, y comprobó las habitaciones, bien ventiladas antes de mostrarle el camino. Las paredes estaban sin pintar. Los pisos estaban sin acabar. La escalera no tenía pasamanos, y arriba no era mucho mejor. Era, como le gustaba decir a Joe y a Nick, un producto en proceso. De la clase de ______. Él la miró cuando ella recorrió con la mirada la entrada nerviosamente y sonrió. Esa misma sonrisa que parecía preocupar tanto a Nick. Apoderarse de su corazón no sería tarea fácil, pero él estaba puñeteramente decidido a hacer justamente eso.
Estar íntimamente depilada era una sensación curiosamente desconcertante, pensó _______ mientras montaba al lado de Kevin varias horas más tarde en dirección a la sorpresa que él le había prometido. En el asiento trasero, una cesta cubierta de mimbre emitía el suculento olor a pollo frito recién hecho desde debajo del gran mantel a cuadros que estaba como seguro sobre la tapa. También había una nueva adición en la parte trasera del camión. En la percha que colgaba de la ventana se extendía un rifle. No había estado allí cuando ella había entrado al spa, pero ahora estaba. Y Kevin estaba irritable. Continuaba comprobando el retrovisor, alternamente, y utilizaba caminos vecinales que ella no sabía qué existían.
—¿Nos están siguiendo? —No por primera vez, se dio la vuelta y miró hacia atrás.
—Sí. —Taciturno y demasiado suave para su comodidad, su tono hizo poco para disminuir las mariposas que empezaron a revolotear en su estómago.
—No veo a nadie.
—Ellos permanecen lejos, lo suficientemente atrás para quedarse fuera de vista —dijo él cuando tomó otra dirección—. Sólo me mantengo lo suficientemente lejos delante de ellos para hacerme a un lado y despistar su rastreador. —Una sonrisa estiró sus labios. Una sonrisa peligrosa—. Primero los quiero bien desorientados.
—¿Hay un rastreador en la camioneta? —Su voz tembló, pero infiernos, no todos los días era consciente de que ella estaba siendo rastreada. Ser perseguida ya sería lo bastante malo.
—Que me aspen —advirtió él. Y a la velocidad del pensamiento. La camioneta hizo una abrupta parada.
Saltando fuera, Kevin rápidamente se dirigió detrás de la camioneta, se agachó, y unos segundos más tarde se enderezó y regresó corriendo al asiento del conductor. Brincando al interior, puso en marcha la camioneta, le dirigió una sonrisa menos peligrosa y más llena de diversión, antes de arrojar un dispositivo electrónico por la ventana y rápidamente alejarse. _____ recorrió con la mirada el área en la cual estaban. Se habían internado en las montañas, y se acercaba la noche. Incluso ella no podría encontrar el camino de regreso al pueblo desde allí.
—¿Dejarás que alguien se quede atrapado en estas montañas en la oscuridad? —preguntó con cuidado—. ¿Quién es?
—Un amigo. —Él se rió entre dientes.
—¿Vas a provocar que un amigo se pierda en estas montañas? —Preguntó con incredulidad—. Kevin, tus amigos no se pierden fácilmente —señaló ella.
—La mayoría no —Él asintió con otra risa baja. La sonrisa juguetona en su rostro le hizo recordar a un chiquillo en medio de una travesura—. Sin embargo, esta amiga es de ciudad. No te preocupes, Nick está conduciendo cerca de su culo, y él cuidará de ella.
—¿Nick? —Ella no confiaría en Nick ni siquiera en medio de un cuarto bien iluminado lleno de santos, sin mencionar en una montaña oscura—. ¿Estás abandonando a alguna pobre y confiada mujer atascada aquí con Nick? ¿Qué hizo ella para enojarte así?
Eso sacaba de quicio a cualquier chico malo.
—Me está espiando. —El destello de sus dientes contra su piel bronceada al sol era juguetona y sexy—. Por alguna razón, el agente especial responsable de los arrestos de la última semana tiene interés en ti, amor. Por lo general, yo no me preocuparía, pero tengo planes para hoy. Planes que no incluyen miradas indiscretas.
Sus cejas se menearon por encima de las oscuras gafas de sol. ¿Planes que no incluían miradas indiscretas? _______ sintió que su corazón se aceleraba más rápido de lo que lo hizo después de que él mencionó que ella estaba siendo perseguida en vez de él.
—¿Por qué está interesada en mí? —Podía sentir el miedo obstruir su garganta.
—Aún no lo sé. —Él negó con la cabeza brevemente antes de retroceder en uno de los caminos rurales más amplios y acelerar a lo largo de la capa asfáltica—. Intenté llamar a su jefe, pero no contesta las llamadas ahora mismo. Ya me avisará.
—Él sabe que estaba allí —susurró ella—. ¿Van a detenerme?
—Nadie va a detenerte, _______ —refunfuñó él—. He hecho otra llamada a Alex. Un número de contacto que dudo hayas tenido tú. Él debería llamarnos pronto. Hasta entonces, sólo esperaremos a ver lo que pasa y a jugar con los tontos que han sido enviados a vigilarte.
—Tu jefe ya no confía en ti —dijo ella con preocupación—. Podrían arrestarte también, Kevin.
—Deja de preocuparte.
¿Qué deje de preocuparme?
—Uno de nosotros debería preocuparse aquí —chasqueó ella—. Kevin, si él tiene a alguien vigilándome, entonces cree que estuve implicada.
—Si él tuviera una prueba, te habría hecho detener en el spa. No tendría a alguien vigilándote. No digo que no sospeche. Pero Cranston no hace un movimiento sin una prueba. Él no tiene ninguna prueba. _______ se mordió el labio, rumiando eso preocupadamente, mirando el camino delante de ella.
—Pareces seguro. —Ella lo necesitaba para estar segura.
—Conozco a Cranston. Pero estoy interesado en lo que va a pasar. Nick debería ser capaz de averiguarlo; entonces entenderemos hacia dónde vamos.
—La nota estaba en el Rodeo —susurró ella—. La dejé allí. Sé que estaba allí. Yo iba a buscarla, pero tú seguiste alejándome de allí.
—Y luego voló por los aires.
—No te preocupes por eso. —Su voz se hizo más entrecortada cuando tomó otro camino, un camino cubierto de grava, o mejor dicho de escombros. Las cercas blancas prístinas corrían a lo largo de un costado del camino. Una docena de cabezas de ganado merodeaban en los densos pastorales, sus cabezas se levantan curiosas mientras la camioneta se apresuraba camino abajo.
—Realmente me preocupo por eso. Era la única prueba que tenía. Kevin lo sabía. Como sabía que la prueba estaba a salvo guardada a cal y canto en su caja fuerte. Estaba escondida. Por si acaso. Pero maldita sea, decirle a _____ que él la había tenido todo este tiempo la iba a cabrear. No era lo que quería para hoy. Se lo diría mañana. Él no dejaría que nada interfiriera en su apreciación de su carne resbaladiza y dulce cuando llegara el momento.
Sólo unas horas más. Seis horas a lo mucho, y la sensibilidad de la delicada carne que había sido depilada debería regresar a la normalidad. El spa, había jurado Kelly, tenía a los mejores especialistas en el tema, y las cataplasmas que usaban después de la depilación con cera calmaban la carne irritada inmediatamente. Él le contaría lo de la nota mañana. El papel timbrado de la compañía de entrega, la fecha, y la nota ayudaría. Lamentablemente, no había sido firmado por el repartidor. Al menos la letra en la nota definitivamente no era de ______. Esto se añadía al hecho que incluso con los contactos de Nick, sus habilidades con el ordenador, y capacidades furtivas, no había podido encontrar un solo penique a nombre de __________ en aquella casa que ella compartía con Alex o en algún lado relacionado con ella. Y él había pasado la mejor parte de los últimos días buscando algo de eso. _________ no era la muchacha del dinero, la mujer solitaria que había robado el millón de dólares de los compradores, supuestamente en interés de los ladrones. Los hombres en custodia no la habían nombrado, pero Kevin no había sido capaz de interrogarlos, tampoco. Y él estaba malditamente seguro que no era ______. ¿De dónde venía esa confianza? Esa pregunta rondaba en él mientras pasaba al guardia del ganado en el camino que llevaba a la propiedad en la que había estado trabajando durante años. La tierra, más de doscientos acres de bosque y pastos, lindaba con un brazo del Lago Cumberland. La repantigada cabaña de troncos de dos pisos que él había comenzado a construir el verano anterior se ubicaba en una elevación con vistas al lago, rodeada en tres lados por abetos, robles y arces. El patio del rancho estaba rodeado por las mismas cercas blancas que se alzaban a lo largo del camino. Las cuadras se localizaban a un cuarto de milla a la izquierda, y el granero y el cobertizo del tractor a la derecha. Todos los edificios estaban distribuidos de modo que estuvieran protegidos en tres lados por los densos bosques que rodeaban el área. Las pequeñas ensenadas de tierra clara habían sido creadas dentro de la línea de árboles, daban a la tierra un aspecto natural y pacífico. Esto también complacía su necesidad de espacio e intimidad. Esto era de Kevin. Comprado con el dinero que él había ahorrado en sus años con los Marines y luego con la ATF, junto con la parte de las ganancias proveniente del almacén en los últimos cuatro años. No había sido comprado con la herencia de su padre, y no estaba atado a los recuerdos de sus padres. Era suyo. Sólo suyo. Al igual que ________.
—Deja de preocuparte —le echó un vistazo y vio el ceño fruncido en su rostro—. Nadie sabe que estamos aquí. Infierno, nadie en Somerset salvo Nick, Joe, y Kelly conocen este lugar.
—¿Dónde estamos, de todos modos?
—Jabez. Aún estamos en el Condado de Pulaski. Puedes ver el lago desde atrás, pero hay un trecho hasta allí.
Kevin caminó desde la camioneta antes de abrir la puerta lateral trasera y alcanzar la cesta de picnic.
—¿Vienes? —Él miró por encima de las gafas de sol, y aquella mirada chisporroteó—. Hay un agradable y pequeño claro atrás donde podemos tener el picnic. Aunque primero te mostraré la casa.
_______ salió de la camioneta y contempló la casa. Los troncos oscuros la ayudaban a mezclarse con los árboles de los alrededores, como hacía el color marrón oscuro de la azotea de estaño. Un porche lo rodeaba, al igual que un balcón en el último piso.
—Tengo un jacuzzi instalado en el balcón, fuera del dormitorio principal trasero. —Él barrió su mano hacia la casa cuando la encontró frente a la camioneta—. Cuándo el interior esté terminado, probablemente traeré el Nauti Dawg y lo ataré al muelle que obtendré el permiso de construir en la orilla.
—¿Estás tratando de asentarte, Kevin? —preguntó ella cuando él abrió un portón de madera y la guio por el patio del rancho. Él aún podía oír el nerviosismo en su voz, su miedo. El conocimiento de que Cranston ahora sospechaba, lo había provocado. Pero no había ninguna culpa en sus ojos o en su expresión. Confusión, miedo, sí. Pero esto no ardía; estaba sometido. Tanto si ______ quería admitirlo o no, ella confiaba en él.
—Entremos en la casa. —Él abrió la puerta principal, lentamente con un empujón, y comprobó las habitaciones, bien ventiladas antes de mostrarle el camino. Las paredes estaban sin pintar. Los pisos estaban sin acabar. La escalera no tenía pasamanos, y arriba no era mucho mejor. Era, como le gustaba decir a Joe y a Nick, un producto en proceso. De la clase de ______. Él la miró cuando ella recorrió con la mirada la entrada nerviosamente y sonrió. Esa misma sonrisa que parecía preocupar tanto a Nick. Apoderarse de su corazón no sería tarea fácil, pero él estaba puñeteramente decidido a hacer justamente eso.
aranzhitha
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Capítulo 17
La casa de Kevin era increíble. La gran entrada abarcaba una escalera curvada hacia la segunda planta y un pasillo abierto que daba sobre las inacabadas barandillas. No había puertas en las cinco entradas de la segunda planta, pero la luz del sol se vertía desde las ventanas de la sección frontal y bañaba el pasillo así como el vestíbulo en una miríada de rayos desde las altas ventanas que daban hacia el camino de grava. A su derecha, una grande y abierta entrada conducía dentro de lo que supuso sería un salón, con otra entrada en el otro extremo hacia otra habitación. A su izquierda, más allá del vestíbulo, había otra amplia entrada al comedor. _______ avanzó con vacilación, contemplando la habitación y viendo los dos pares de ventanales que daban al amplio porche que rodeaba la casa. En el extremo de esa habitación había otra abertura que se dirigía a lo que evidentemente era una cocina.
—Vamos, te enseñaré la casa. — Kevin encabezó la marcha hacia el comedor, luego hacia la cocina—. El vestíbulo se abre hacia un pasillo trasero. —Señaló otra puerta mientras entraban en la amplia cocina—. Hay una despensa, un baño y una pequeña habitación de más, un poco más allá del pasillo también hay una oficina que da al salón. Nada estaba acabado.
Por lo que se veía de los muros y del polvo en los suelos, no hacía mucho que habían sido instalados.
—Estoy sorprendida —dijo mientras la conducía a un rápido tour por la casa, arriba y abajo—. Has hecho esto sin levantar ni una sospecha. Sonrió fugazmente mientras iban de regreso de la escalera al vestíbulo.
—Eso tampoco fue fácil. Compré la tierra hará unos tres años a través de un tercero, y he hecho el trabajo por etapas, a través de las mismas personas. Una vez terminado, presentaremos las escrituras apropiadas, etcétera, al condado. Pero a pesar de todo, es mía.
—¿Por qué ocultarlo? —preguntó mientras regresaban a la cocina.
Kevin fue hacia la tosca estructura central de la isla, donde se hallaba la cesta de picnic, encima del contrachapado sin barnizar que cubría la parte superior del armazón.
Apoyó la cadera en el lateral y miró alrededor silenciosamente durante unos largos instantes.
—Probablemente por puro resentimiento. —Suspiró, sacudiendo la cabeza con pesar—. Los parientes parecen gozar sabiendo cada maldito movimiento que hago, así que se transformó en un juego el hacer cosas sin que lo sepan y puedan meter sus narices en ellas.
—¿Y qué pasa con la casa que te dejaron tus padres? —______ había visto el exterior de esa propiedad varias veces. La parte delantera de la casa era todo lo que se veía al pie de la montaña, en la que había sido construida en su interior. El padre de Kevin había dicho ser uno de los primeros arquitectos en el país en hacer tales construcciones.
—El lugar me da claustrofobia. —Hizo una mueca—. Seguramente al final la venderé.
—¿Una vez que hayas exprimido de tus parientes toda la satisfacción que puedas extraer? —Sonrió a su vez. Una irónica sonrisa le curvó los labios mientras la contemplaba.
—No somos exactamente una familia muy unida —admitió—. Nadine Grace y Dayle Jonas son espinas clavadas en mi costado, y no digamos para Nick y Joe. Si pudieran destruir al tío Paul, lo harían en un suspiro. Desafortunadamente para ellos, Pau averiguó hace tiempo como protegerse. Por lo que sé todos ellos ya eran mezquinas serpientes de niños.
—Excepto Pau. —______ había oído eso. De todos los Jonas adultos, Paul era del único del que hablaban con amabilidad.
—Excepto el tío Paul. —Asintió Kevin, su expresión osciló con cariño—. Paul crió bien a Joe, y Joe ayudó a criarnos a Nick y a mí hasta que Paul pudo echarnos las manos encima. Ninguno de ellos perdió la esperanza con nosotros. Joe nos mantuvo unidos.
—¿Hasta el punto de atraerte el compartir? —preguntó. Una carcajada abandonó entonces su garganta.
—Vamos, hablaremos mientras caminamos.
Kevin le tendió la mano, esperando, observando mientras ella la miraba durante un segundo antes de levantar su mano, más pequeña y delicada, hacia la de él. Kevin entrelazó sus dedos con los de ella, observando cómo su mano, más pálida y suave, se entrelazaba con la suya. Se veía bien. Se sentía malditamente bien. Maldita fuera. Tenía las entrañas y el corazón retorcido en tantos nudos que sabía que nunca se libraría de ella.
Mientras la guiaba por la casa y por el patio trasero sombreado por los árboles, Kevin se encontró a sí mismo sintiendo emociones que no había esperado. A parte del proteccionismo que sentía, había un pozo de hambre apasionada, fiera posesividad y ternura que nunca había sentido por otra mujer.
—Tú y Alex estáis muy unidos —dijo mientras la dejaba extender el mantel sobre la tupida y bien cortada hierba, en el borde del pequeño claro que daba hacia una privada cala natural que la tierra creó por el lago.
—Teníamos que estarlo —dijo ella mientras se metía un grueso mechón de pelo detrás de la oreja y alisaba el mantel. Kevin dejó la cesta en el centro antes de sentarse sobre el mantel y echarse hacia atrás. ______ parecía más insegura, sentada más que estirada, pero al menos se sentó lo suficientemente cerca de él para asegurarle que no estaba huyendo.
—Tus padres eran bastante distantes con la gente —dijo mientras sacaba la pequeña fuente llena de pollo todavía caliente y empezaba a extraer las guarniciones.
—También eran así con Alex y conmigo. —Un pequeño fruncimiento le arrugó la frente mientras hablaba—. Planearon el nacimiento de Alex, pero yo fui una sorpresa. —La curva de sus labios se inclinó con una expresión de sutil amargura—. No me querían. Me entregaron a Alex para que más o menos me criara. Mamá sólo estaba preocupada en complacer a papá, y él sólo estaba preocupado por ella y sus proyectos para hacer dinero. Chester Jansen siempre había estado seguro de que una fortuna lo esperaba a la vuelta de la esquina. Había buscado oro y artefactos. Casi había arruinado el pequeño negocio jugando a la bolsa, y había sido pillado constantemente en proyectos turbios para hacer dinero.
—Alex hizo un buen trabajo criándote —le señaló.
—Lo hizo. Alex ya tenía diez años cuando nací. Había aprendido a espabilarse, y lo aplicó en cuidarme. —Asintió mientras servía el pollo y las guarniciones, antes de colocar dos platos de porcelana entre ellos y sacar la jarra de vidrio, con dulce té helado y desenroscar el tapón que la cerraba, antes de verter el oscuro líquido en los vasos.
—Ninguno de vosotros salió demasiado mal. —Aceptó el vaso que le ofrecía, luego observó mientras ella empezaba a destapar la comida y colocaba las cucharas de servir en ella.
—Sobrevivimos. —Se encogió de hombros, mirándolo con cautela otra vez—. Sabes, me advirtió sobre ti cuando tenía dieciséis años.
—¿En serio? —dijo Kevin arrastrando las palabras—. Tendré que discutir eso con él. ¿Qué advertencia te hizo?
—Permanecer alejada de los primos Jonas. —Le lanzó una sonrisa burlona—. Dijo que todo el lote erais mala prensa para una chica que quisiera amor más que juegos sucios.
—¿Y tú no querías juegos sucios? —Le sonrió perversamente en respuesta. Tenía el presentimiento de que algunos de esos juegos ella los habría aceptado con naturalidad una vez creciera. Sin duda alguna los aceptaría ahora. Ella agachó la cabeza durante un largo segundo antes de levantarla lentamente y mirarlo fijamente con determinación. —No quiero ser uno de los Juguetes de los Chicos Traviesos. Así es como llaman a tus mujeres.
—¿Pero tú quieres ser mi mujer? —Necesitaba saberlo. Necesitaba oírselo decir. _______ apartó la mirada de la de Kevin y contempló el claro y la serenidad de la pequeña cala frente a ella. El agua lamía la rocosa orilla con una relajante cadencia. Había querido ser la mujer de Kevin. Aún entonces, diez años antes, en un tiempo cuando no tenía el concepto de lo que significaba ser la mujer de alguien. Su fascinación por él había sido profunda, y había culminado en una apasionada noche que había amenazado con destruirle el alma.
—Quería ser tu mujer —admitió en un suspiro. No le había mentido en ese sentido. Mentir era algo que odiaba. Lo había odiado de niña, y de adulta todavía lo había odiado más.
—¿Qué cambió, ________? —le preguntó entonces, su voz insidiosamente suave, tierna—. Estuvimos una noche juntos, y en lugar de golpearme con una sartén a la mañana siguiente, huiste.
Ella asintió con la cabeza. Durante los días anteriores lo había comprendido por sí misma.
—Era demasiado joven para ti, Kevin —admitió al fin, mientras se giraba hacia él—. Ambos sabíamos que era demasiado joven para ti. No podía asumir lo que sentía por ti y lo que pensaba que querías de mí. Era demasiado.
—¿Y ahora?
—Ahora me estás chantajeando. —Y lo amaba más ahora que entonces.
—¿Y si no te hubiera chantajeado?
Había algo en su voz que la atraía. Algo que estaba segura podría ver en sus ojos si le sacaba las gafas oscuras de la nariz. Extendió la mano e hizo exactamente eso. Las deslizó de su cara mientras él la observaba, encontrando su mirada oscurecida y sintiendo como el corazón daba un vuelco en su pecho. La contemplaba como ningún otro hombre lo había hecho nunca. A partes iguales con hambre y dolor. ¿Y si no la hubiera chantajeado?
—Al final me hubiera rendido —susurró, atrapada, inmovilizada por esa mirada en sus ojos—. Una de esas noches que conducía por el puerto sólo para ver si estabas allí, habría flaqueado. Habría ido a tu casa flotante, y si hubieras estado solo, habría ido a ti. Habría flaqueado y lo sabía. Tentada por sus sonrisas, sus provocaciones, su decidido fastidio cada vez que ella lo rechazaba.
—¿Venías al puerto solo para verme? —Le extendió la mano, las yemas acariciando sobre la clavícula y enviando acaloradas espirales de necesidad lanzándose a través de su cuerpo. ______ se lamió los labios, y por una vez, no combatió con la necesidad que manaba dentro de ella. No combatió el amor que sabía ningún otro hombre poseería jamás.
—A menudo. —Luchó por superar la falta de aliento, el apresuramiento de su corazón—. Me detenía y miraba las luces del Nauti Dawg, y tenía que mantenerme en el coche. Tenía que luchar con la necesidad de ir hacia ti.
—Deberías haber venido hacia mí. —Le ahuecó la nuca con la mano, y la arrastró hacia él—. Deberías haberme dejado amarte, ______.
Los sentidos de _______ estallaron cuando la tocó con los labios. No eran los fieros y hambrientos besos a los que estaba acostumbrada. Era una lenta y tierna exploración. La dejó acostumbrarse a sentir la lengua contra los labios antes de deslizarla dentro. Era compartir una muestra de sí mismo incluso mientras ella contenía la suya. Era apasionado, sensible, era un beso que le sacaba el aire de los pulmones y la dejaba gimiendo con la necesidad de más. Apoyó las manos en la tela bajo ellos mientras el pelo los envolvía, escondiendo sus caras, sus besos, escudándolos en un velo de intimidad cuando él apartó los labios sólo lo suficiente para provocarle que abriera los ojos mientras un gemido de negación abandonaba sus labios.
—Te habría empujado dentro —le susurró, sus labios acariciando los suyos mientras hablaba—. Habría dejado fuera el mundo y te habría arrastrado a mi cama. Me habría asegurado de que nunca más quisieras marcharte.
—No quiero marcharme ahora. —No pudo contener las palabras. Una parte distante de su cerebro maldijo su insensatez, maldijo su débil corazón y a la parte de su alma que nunca había olvidado el recuerdo de su beso, su toque. Observó como los ojos de Kevin se dilataron, se oscurecieron, entonces él le robó un beso. Saqueó sus labios, se los comió, y crecieron las ansias del sabor de ella. La lengua lamió, la cabeza se inclinó, y el beso se profundizó mientras los fuegos artificiales explotaban en el cuerpo de ella. Radiante pasión. Las llamas lamieron sobre su carne y le quemaron las terminaciones nerviosas. Cuando retrocedió a la posición original, ambos respiraban con dificultad, rápido y afanándose por recuperar el control.
—Todavía no. —Su voz era un irritado sonido de necesidad—. Mierda, demasiado pronto. Faltan algunas horas antes de que puedas soportarlo.
—Hay otras formas. —Se inclinó hacia delante, tocándole los labios con los suyos otra vez, y viendo la sorpresa en sus ojos. Le susurró maliciosamente—. Vamos, Kevin. Muéstrame lo sucio que puedes ser.
¿Mostrarle lo sucio que podía ser? Oh, no tenía ni idea de las fantasías que tenía siendo sucio con ella.
—¿Qué pasa con el almuerzo? —Echó un vistazo a la comida que ella había dispuesto.
—El pollo frito sabe mejor frío —le recordó, y Kevin observó con hambrienta anticipación el lento y pequeño lamido que hizo ella con su lengua sobre los labios—. Siempre podemos comer más tarde. Empaquetar la comida fue un simple asunto de tapar los recipientes y colocarlos otra vez en la cesta. La cesta fue apartada a un lado. Dawg se encontró bajándola y obligándola a ponerse de espaldas mientras él se ponía encima.
—No seré amable —le advirtió—. Puedes querer reconsiderar ese pequeño desafío que acabas de hacer.
Dejar sueltas sus fantasías podía tener resultados desastrosos. Porque tenía un montón de fantasías.
—¿Podría ser peor que una zurra y un tapón anal que vibra y gira? —Lo miró fijamente con divertida incredulidad, incluso mientras sus manos le sacaban la camisa de los tejanos. Ella estaba salvaje, lasciva. Kevin ya podía verlo en sus ojos, y se preguntaba si de alguna manera no había percibido años atrás esa naturaleza salvaje en ella. Se contuvo, sintiendo los esbeltos dedos tirando de los botones de su camisa, soltándolos uno por uno mientras lo miraba fijamente con ojos desafiantes. Se preguntaba hasta dónde llegaría. Lo salvaje que se pondría antes de dar marcha atrás. Y quizás una parte de sí mismo tenía que saberlo. No tenía deseos de compartirla, pero eso no significaba que su sexualidad hubiera disminuido en lo más mínimo. Le gustaba el sexo prolongado, duro y sucio. ________ podía no tener ni idea exactamente de lo duro y sucio que podía ser con ella. Pero podía mostrárselo. Podía mostrárselo, y poner todo su empeño en no ahuyentarla mientras lo hacía. Porque asustarla era sin duda algo que no quería hacer. Pero la deseaba. Toda, de maneras que tenían a su polla latiendo de agonía con solo pensarlo.
—Sin duda puedo hacerle competencia al tapón anal —le aseguró con una sonrisa mientras los dedos le sacaban la camisa de los hombros. Kevin se deshizo del tejido, sintiendo la brisa de verano susurrando a través de los árboles acariciándole la carne desnuda. No había nada tan sensual como sentir los dedos de ______ en su cinturón, sacando el cuero de la hebilla antes de tirar del botón metálico que mantenía asegurada la banda.
—Le robas el aliento a una chica con tus crueles maneras, señor Jonas —habló arrastrando las palabras, provocadoramente, esa alusión a beldad sureña marcada a propósito mientras la cremallera chirriaba al bajar. Kevin se sintió indefenso encima de ella. Miró fijamente los ojos color chocolate, seguro de que él debería estar haciendo algo. Besar sus suaves labios, quitarle la ropa del cuerpo, pero en cambio todo lo que podía hacer era mantener la fuerza en sus brazos para sujetarse sobre ella. Ya tenía los tejanos flojos; sus sedosas manos agarraron la cinturilla y empezaron a sacarlos del cuerpo.
—Esto no va a funcionar —le advirtió con una mueca—. Todavía tenemos que deshacernos de las botas, cariño. Ella sonrió, una temeraria y apasionada sonrisa que le apretó las pelotas de anticipación.
—Túmbate —le ordenó con delicadeza, las palmas empujando en su abdomen—. Túmbate, Kevin, y veremos si no podemos desembarazarnos de ellas.
Él se tumbó. Entregarle el control a una mujer nunca había sido su punto fuerte, pero se lo entregó a _____. Porque observarla, sentir su toque, era como ser calentado en invierno. La sensualidad lo envolvió y lo reconfortó en lugar de permitirle arrojarse sobre su pareja. Ella le lanzó una apasionada mirada por debajo de sus pestañas mientras se dirigía hacia los pies y le sacaba las botas, después los calcetines. Luego, como la lasciva con la que había soñado, le agarró la cinturilla de los tejanos y los calzoncillos y empezó a bajarlos por las piernas. Era una tortura, observar como lo desnudaba, viendo el placer en sus ojos y sabiendo lo caliente que la ponía. Él arqueó una ceja, mientras ella arrojaba los tejanos al final del mantel rojo a cuadros en el que estaba tumbado.
—Todavía estás vestida, ________.
Ella miró los alrededores como si midiera la privacidad del lugar en el que estaban. Cuando él empezó a hablar, sus manos agarraron el borde de la escueta camisa que llevaba, y se la sacó por la cabeza. No llevaba nada debajo excepto un delgado sostén de encaje. Uno que enmarcaba sus agraciados pechos y casi revelaba los prietos y duros pezones. Observándolo con soñolientos y sexis ojos, se puso de pie lentamente y dejó caer los piratas de algodón mientras se sacaba las sandalias de los pies.
—Déjate puestas las bragas. —Su voz fue hosca cuando ella enganchó los dedos en la estrecha banda elástica del tanga que llevaba. Sus labios se ladearon otra vez. Cómplices, sexuales.
—¿Y el sujetador?
La casa de Kevin era increíble. La gran entrada abarcaba una escalera curvada hacia la segunda planta y un pasillo abierto que daba sobre las inacabadas barandillas. No había puertas en las cinco entradas de la segunda planta, pero la luz del sol se vertía desde las ventanas de la sección frontal y bañaba el pasillo así como el vestíbulo en una miríada de rayos desde las altas ventanas que daban hacia el camino de grava. A su derecha, una grande y abierta entrada conducía dentro de lo que supuso sería un salón, con otra entrada en el otro extremo hacia otra habitación. A su izquierda, más allá del vestíbulo, había otra amplia entrada al comedor. _______ avanzó con vacilación, contemplando la habitación y viendo los dos pares de ventanales que daban al amplio porche que rodeaba la casa. En el extremo de esa habitación había otra abertura que se dirigía a lo que evidentemente era una cocina.
—Vamos, te enseñaré la casa. — Kevin encabezó la marcha hacia el comedor, luego hacia la cocina—. El vestíbulo se abre hacia un pasillo trasero. —Señaló otra puerta mientras entraban en la amplia cocina—. Hay una despensa, un baño y una pequeña habitación de más, un poco más allá del pasillo también hay una oficina que da al salón. Nada estaba acabado.
Por lo que se veía de los muros y del polvo en los suelos, no hacía mucho que habían sido instalados.
—Estoy sorprendida —dijo mientras la conducía a un rápido tour por la casa, arriba y abajo—. Has hecho esto sin levantar ni una sospecha. Sonrió fugazmente mientras iban de regreso de la escalera al vestíbulo.
—Eso tampoco fue fácil. Compré la tierra hará unos tres años a través de un tercero, y he hecho el trabajo por etapas, a través de las mismas personas. Una vez terminado, presentaremos las escrituras apropiadas, etcétera, al condado. Pero a pesar de todo, es mía.
—¿Por qué ocultarlo? —preguntó mientras regresaban a la cocina.
Kevin fue hacia la tosca estructura central de la isla, donde se hallaba la cesta de picnic, encima del contrachapado sin barnizar que cubría la parte superior del armazón.
Apoyó la cadera en el lateral y miró alrededor silenciosamente durante unos largos instantes.
—Probablemente por puro resentimiento. —Suspiró, sacudiendo la cabeza con pesar—. Los parientes parecen gozar sabiendo cada maldito movimiento que hago, así que se transformó en un juego el hacer cosas sin que lo sepan y puedan meter sus narices en ellas.
—¿Y qué pasa con la casa que te dejaron tus padres? —______ había visto el exterior de esa propiedad varias veces. La parte delantera de la casa era todo lo que se veía al pie de la montaña, en la que había sido construida en su interior. El padre de Kevin había dicho ser uno de los primeros arquitectos en el país en hacer tales construcciones.
—El lugar me da claustrofobia. —Hizo una mueca—. Seguramente al final la venderé.
—¿Una vez que hayas exprimido de tus parientes toda la satisfacción que puedas extraer? —Sonrió a su vez. Una irónica sonrisa le curvó los labios mientras la contemplaba.
—No somos exactamente una familia muy unida —admitió—. Nadine Grace y Dayle Jonas son espinas clavadas en mi costado, y no digamos para Nick y Joe. Si pudieran destruir al tío Paul, lo harían en un suspiro. Desafortunadamente para ellos, Pau averiguó hace tiempo como protegerse. Por lo que sé todos ellos ya eran mezquinas serpientes de niños.
—Excepto Pau. —______ había oído eso. De todos los Jonas adultos, Paul era del único del que hablaban con amabilidad.
—Excepto el tío Paul. —Asintió Kevin, su expresión osciló con cariño—. Paul crió bien a Joe, y Joe ayudó a criarnos a Nick y a mí hasta que Paul pudo echarnos las manos encima. Ninguno de ellos perdió la esperanza con nosotros. Joe nos mantuvo unidos.
—¿Hasta el punto de atraerte el compartir? —preguntó. Una carcajada abandonó entonces su garganta.
—Vamos, hablaremos mientras caminamos.
Kevin le tendió la mano, esperando, observando mientras ella la miraba durante un segundo antes de levantar su mano, más pequeña y delicada, hacia la de él. Kevin entrelazó sus dedos con los de ella, observando cómo su mano, más pálida y suave, se entrelazaba con la suya. Se veía bien. Se sentía malditamente bien. Maldita fuera. Tenía las entrañas y el corazón retorcido en tantos nudos que sabía que nunca se libraría de ella.
Mientras la guiaba por la casa y por el patio trasero sombreado por los árboles, Kevin se encontró a sí mismo sintiendo emociones que no había esperado. A parte del proteccionismo que sentía, había un pozo de hambre apasionada, fiera posesividad y ternura que nunca había sentido por otra mujer.
—Tú y Alex estáis muy unidos —dijo mientras la dejaba extender el mantel sobre la tupida y bien cortada hierba, en el borde del pequeño claro que daba hacia una privada cala natural que la tierra creó por el lago.
—Teníamos que estarlo —dijo ella mientras se metía un grueso mechón de pelo detrás de la oreja y alisaba el mantel. Kevin dejó la cesta en el centro antes de sentarse sobre el mantel y echarse hacia atrás. ______ parecía más insegura, sentada más que estirada, pero al menos se sentó lo suficientemente cerca de él para asegurarle que no estaba huyendo.
—Tus padres eran bastante distantes con la gente —dijo mientras sacaba la pequeña fuente llena de pollo todavía caliente y empezaba a extraer las guarniciones.
—También eran así con Alex y conmigo. —Un pequeño fruncimiento le arrugó la frente mientras hablaba—. Planearon el nacimiento de Alex, pero yo fui una sorpresa. —La curva de sus labios se inclinó con una expresión de sutil amargura—. No me querían. Me entregaron a Alex para que más o menos me criara. Mamá sólo estaba preocupada en complacer a papá, y él sólo estaba preocupado por ella y sus proyectos para hacer dinero. Chester Jansen siempre había estado seguro de que una fortuna lo esperaba a la vuelta de la esquina. Había buscado oro y artefactos. Casi había arruinado el pequeño negocio jugando a la bolsa, y había sido pillado constantemente en proyectos turbios para hacer dinero.
—Alex hizo un buen trabajo criándote —le señaló.
—Lo hizo. Alex ya tenía diez años cuando nací. Había aprendido a espabilarse, y lo aplicó en cuidarme. —Asintió mientras servía el pollo y las guarniciones, antes de colocar dos platos de porcelana entre ellos y sacar la jarra de vidrio, con dulce té helado y desenroscar el tapón que la cerraba, antes de verter el oscuro líquido en los vasos.
—Ninguno de vosotros salió demasiado mal. —Aceptó el vaso que le ofrecía, luego observó mientras ella empezaba a destapar la comida y colocaba las cucharas de servir en ella.
—Sobrevivimos. —Se encogió de hombros, mirándolo con cautela otra vez—. Sabes, me advirtió sobre ti cuando tenía dieciséis años.
—¿En serio? —dijo Kevin arrastrando las palabras—. Tendré que discutir eso con él. ¿Qué advertencia te hizo?
—Permanecer alejada de los primos Jonas. —Le lanzó una sonrisa burlona—. Dijo que todo el lote erais mala prensa para una chica que quisiera amor más que juegos sucios.
—¿Y tú no querías juegos sucios? —Le sonrió perversamente en respuesta. Tenía el presentimiento de que algunos de esos juegos ella los habría aceptado con naturalidad una vez creciera. Sin duda alguna los aceptaría ahora. Ella agachó la cabeza durante un largo segundo antes de levantarla lentamente y mirarlo fijamente con determinación. —No quiero ser uno de los Juguetes de los Chicos Traviesos. Así es como llaman a tus mujeres.
—¿Pero tú quieres ser mi mujer? —Necesitaba saberlo. Necesitaba oírselo decir. _______ apartó la mirada de la de Kevin y contempló el claro y la serenidad de la pequeña cala frente a ella. El agua lamía la rocosa orilla con una relajante cadencia. Había querido ser la mujer de Kevin. Aún entonces, diez años antes, en un tiempo cuando no tenía el concepto de lo que significaba ser la mujer de alguien. Su fascinación por él había sido profunda, y había culminado en una apasionada noche que había amenazado con destruirle el alma.
—Quería ser tu mujer —admitió en un suspiro. No le había mentido en ese sentido. Mentir era algo que odiaba. Lo había odiado de niña, y de adulta todavía lo había odiado más.
—¿Qué cambió, ________? —le preguntó entonces, su voz insidiosamente suave, tierna—. Estuvimos una noche juntos, y en lugar de golpearme con una sartén a la mañana siguiente, huiste.
Ella asintió con la cabeza. Durante los días anteriores lo había comprendido por sí misma.
—Era demasiado joven para ti, Kevin —admitió al fin, mientras se giraba hacia él—. Ambos sabíamos que era demasiado joven para ti. No podía asumir lo que sentía por ti y lo que pensaba que querías de mí. Era demasiado.
—¿Y ahora?
—Ahora me estás chantajeando. —Y lo amaba más ahora que entonces.
—¿Y si no te hubiera chantajeado?
Había algo en su voz que la atraía. Algo que estaba segura podría ver en sus ojos si le sacaba las gafas oscuras de la nariz. Extendió la mano e hizo exactamente eso. Las deslizó de su cara mientras él la observaba, encontrando su mirada oscurecida y sintiendo como el corazón daba un vuelco en su pecho. La contemplaba como ningún otro hombre lo había hecho nunca. A partes iguales con hambre y dolor. ¿Y si no la hubiera chantajeado?
—Al final me hubiera rendido —susurró, atrapada, inmovilizada por esa mirada en sus ojos—. Una de esas noches que conducía por el puerto sólo para ver si estabas allí, habría flaqueado. Habría ido a tu casa flotante, y si hubieras estado solo, habría ido a ti. Habría flaqueado y lo sabía. Tentada por sus sonrisas, sus provocaciones, su decidido fastidio cada vez que ella lo rechazaba.
—¿Venías al puerto solo para verme? —Le extendió la mano, las yemas acariciando sobre la clavícula y enviando acaloradas espirales de necesidad lanzándose a través de su cuerpo. ______ se lamió los labios, y por una vez, no combatió con la necesidad que manaba dentro de ella. No combatió el amor que sabía ningún otro hombre poseería jamás.
—A menudo. —Luchó por superar la falta de aliento, el apresuramiento de su corazón—. Me detenía y miraba las luces del Nauti Dawg, y tenía que mantenerme en el coche. Tenía que luchar con la necesidad de ir hacia ti.
—Deberías haber venido hacia mí. —Le ahuecó la nuca con la mano, y la arrastró hacia él—. Deberías haberme dejado amarte, ______.
Los sentidos de _______ estallaron cuando la tocó con los labios. No eran los fieros y hambrientos besos a los que estaba acostumbrada. Era una lenta y tierna exploración. La dejó acostumbrarse a sentir la lengua contra los labios antes de deslizarla dentro. Era compartir una muestra de sí mismo incluso mientras ella contenía la suya. Era apasionado, sensible, era un beso que le sacaba el aire de los pulmones y la dejaba gimiendo con la necesidad de más. Apoyó las manos en la tela bajo ellos mientras el pelo los envolvía, escondiendo sus caras, sus besos, escudándolos en un velo de intimidad cuando él apartó los labios sólo lo suficiente para provocarle que abriera los ojos mientras un gemido de negación abandonaba sus labios.
—Te habría empujado dentro —le susurró, sus labios acariciando los suyos mientras hablaba—. Habría dejado fuera el mundo y te habría arrastrado a mi cama. Me habría asegurado de que nunca más quisieras marcharte.
—No quiero marcharme ahora. —No pudo contener las palabras. Una parte distante de su cerebro maldijo su insensatez, maldijo su débil corazón y a la parte de su alma que nunca había olvidado el recuerdo de su beso, su toque. Observó como los ojos de Kevin se dilataron, se oscurecieron, entonces él le robó un beso. Saqueó sus labios, se los comió, y crecieron las ansias del sabor de ella. La lengua lamió, la cabeza se inclinó, y el beso se profundizó mientras los fuegos artificiales explotaban en el cuerpo de ella. Radiante pasión. Las llamas lamieron sobre su carne y le quemaron las terminaciones nerviosas. Cuando retrocedió a la posición original, ambos respiraban con dificultad, rápido y afanándose por recuperar el control.
—Todavía no. —Su voz era un irritado sonido de necesidad—. Mierda, demasiado pronto. Faltan algunas horas antes de que puedas soportarlo.
—Hay otras formas. —Se inclinó hacia delante, tocándole los labios con los suyos otra vez, y viendo la sorpresa en sus ojos. Le susurró maliciosamente—. Vamos, Kevin. Muéstrame lo sucio que puedes ser.
¿Mostrarle lo sucio que podía ser? Oh, no tenía ni idea de las fantasías que tenía siendo sucio con ella.
—¿Qué pasa con el almuerzo? —Echó un vistazo a la comida que ella había dispuesto.
—El pollo frito sabe mejor frío —le recordó, y Kevin observó con hambrienta anticipación el lento y pequeño lamido que hizo ella con su lengua sobre los labios—. Siempre podemos comer más tarde. Empaquetar la comida fue un simple asunto de tapar los recipientes y colocarlos otra vez en la cesta. La cesta fue apartada a un lado. Dawg se encontró bajándola y obligándola a ponerse de espaldas mientras él se ponía encima.
—No seré amable —le advirtió—. Puedes querer reconsiderar ese pequeño desafío que acabas de hacer.
Dejar sueltas sus fantasías podía tener resultados desastrosos. Porque tenía un montón de fantasías.
—¿Podría ser peor que una zurra y un tapón anal que vibra y gira? —Lo miró fijamente con divertida incredulidad, incluso mientras sus manos le sacaban la camisa de los tejanos. Ella estaba salvaje, lasciva. Kevin ya podía verlo en sus ojos, y se preguntaba si de alguna manera no había percibido años atrás esa naturaleza salvaje en ella. Se contuvo, sintiendo los esbeltos dedos tirando de los botones de su camisa, soltándolos uno por uno mientras lo miraba fijamente con ojos desafiantes. Se preguntaba hasta dónde llegaría. Lo salvaje que se pondría antes de dar marcha atrás. Y quizás una parte de sí mismo tenía que saberlo. No tenía deseos de compartirla, pero eso no significaba que su sexualidad hubiera disminuido en lo más mínimo. Le gustaba el sexo prolongado, duro y sucio. ________ podía no tener ni idea exactamente de lo duro y sucio que podía ser con ella. Pero podía mostrárselo. Podía mostrárselo, y poner todo su empeño en no ahuyentarla mientras lo hacía. Porque asustarla era sin duda algo que no quería hacer. Pero la deseaba. Toda, de maneras que tenían a su polla latiendo de agonía con solo pensarlo.
—Sin duda puedo hacerle competencia al tapón anal —le aseguró con una sonrisa mientras los dedos le sacaban la camisa de los hombros. Kevin se deshizo del tejido, sintiendo la brisa de verano susurrando a través de los árboles acariciándole la carne desnuda. No había nada tan sensual como sentir los dedos de ______ en su cinturón, sacando el cuero de la hebilla antes de tirar del botón metálico que mantenía asegurada la banda.
—Le robas el aliento a una chica con tus crueles maneras, señor Jonas —habló arrastrando las palabras, provocadoramente, esa alusión a beldad sureña marcada a propósito mientras la cremallera chirriaba al bajar. Kevin se sintió indefenso encima de ella. Miró fijamente los ojos color chocolate, seguro de que él debería estar haciendo algo. Besar sus suaves labios, quitarle la ropa del cuerpo, pero en cambio todo lo que podía hacer era mantener la fuerza en sus brazos para sujetarse sobre ella. Ya tenía los tejanos flojos; sus sedosas manos agarraron la cinturilla y empezaron a sacarlos del cuerpo.
—Esto no va a funcionar —le advirtió con una mueca—. Todavía tenemos que deshacernos de las botas, cariño. Ella sonrió, una temeraria y apasionada sonrisa que le apretó las pelotas de anticipación.
—Túmbate —le ordenó con delicadeza, las palmas empujando en su abdomen—. Túmbate, Kevin, y veremos si no podemos desembarazarnos de ellas.
Él se tumbó. Entregarle el control a una mujer nunca había sido su punto fuerte, pero se lo entregó a _____. Porque observarla, sentir su toque, era como ser calentado en invierno. La sensualidad lo envolvió y lo reconfortó en lugar de permitirle arrojarse sobre su pareja. Ella le lanzó una apasionada mirada por debajo de sus pestañas mientras se dirigía hacia los pies y le sacaba las botas, después los calcetines. Luego, como la lasciva con la que había soñado, le agarró la cinturilla de los tejanos y los calzoncillos y empezó a bajarlos por las piernas. Era una tortura, observar como lo desnudaba, viendo el placer en sus ojos y sabiendo lo caliente que la ponía. Él arqueó una ceja, mientras ella arrojaba los tejanos al final del mantel rojo a cuadros en el que estaba tumbado.
—Todavía estás vestida, ________.
Ella miró los alrededores como si midiera la privacidad del lugar en el que estaban. Cuando él empezó a hablar, sus manos agarraron el borde de la escueta camisa que llevaba, y se la sacó por la cabeza. No llevaba nada debajo excepto un delgado sostén de encaje. Uno que enmarcaba sus agraciados pechos y casi revelaba los prietos y duros pezones. Observándolo con soñolientos y sexis ojos, se puso de pie lentamente y dejó caer los piratas de algodón mientras se sacaba las sandalias de los pies.
—Déjate puestas las bragas. —Su voz fue hosca cuando ella enganchó los dedos en la estrecha banda elástica del tanga que llevaba. Sus labios se ladearon otra vez. Cómplices, sexuales.
—¿Y el sujetador?
aranzhitha
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
—Señor ten piedad. —Suspiró—. Sácatelo.
Soltó el broche entre los pechos lentamente y dejó que las copas cayeran desde los montículos duros y puntiagudos antes de sacarlo de los hombros. Y allí no hubo misericordia que encontrar. Hubo el derramamiento de la luz del sol a través de los altos árboles bañando su cremosa piel con dorados rayos de pasión.
Cuando fue hacia él, Kevin no pudo evitar tragar aire ante la completa sensualidad de sus fluidos movimientos. No estaba avergonzada. No se estaba haciendo la tímida.
Estaba hambrienta, e iba a alimentarse de la intensidad sexual y sensual ardiendo entre ellos. Llevó sus labios hacia los de él. Le agarró las muñecas con las manos, sujetándoselas sobre la cabeza mientras los senos le acariciaban el pecho. Los pezones eran como ardientes hierros candentes, los labios cuando chuparon los de él, mordisqueando, lamiendo con lujuria, eran prolongaciones del ansia rabiando entre ellos. La polla de Kevin estaba tan dura, tan completamente gruesa que dolía. Cada roce de los pezones contra su pecho lo hacía arquearse, su cuerpo rabiaba por tener el control del juego sexual y enterrar su polla tan profundamente en ella como pudiera.
—Estás cruzando la línea, carita-linda —gruñó cuando ella retiró los labios, la cortina de su pelo los envolvió en un mundo íntimo propio. ________ notó flexionarse las muñecas de Kevin bajo su mano y vislumbró los poderosos músculos de sus bíceps cuando se abultaron. —Todavía no estoy cruzando nada, Kevin —le recordó provocadoramente, bajó la cabeza así su lengua pudo lamer los poderosos tendones del cuello. Sus manos acariciaron a lo largo de los brazos mientras se apoyaba de rodillas a ambos lados del poderoso muslo. La polla presionaba contra su cadera, su fuerte pecho le rozaba los pezones en cada respiración. Y bajo el encaje de sus bragas, su coño se humedecía intensamente.
—Sigue así, y vas a conseguir más de lo que puedes manejar durante unas cuantas horas —le advirtió con dureza, sus caderas se flexionaban bajo ella, apretando la polla con más firmeza contra la cadera. El fuerte muslo masculino que montó a horcajadas también se movió, produciéndole un jadeo en los labios y una oleada de sensaciones al henchido clítoris contra el que se presionaba.
—Otras formas —gimoteó. Había formas que se moría por probar. Actos largamente-soñados que necesitaba experimentar con él.
—Otras formas. —Su voz estaba repleta de desafío—. Mejor empezamos con esas “otras formas”, carita-linda. Soy un hombre muerto.
Él también era condenadamente sexy. Extendido a lo largo de la manta de picnic, sus extraños ojos verdes destellaban por detrás de las pestañas bajadas. _______ bajó la cabeza otra vez, sus labios y lengua encontraron un plano y duro pezón masculino trabajándolo con la boca. Un gemido mudo provino del pecho de él. Los brazos se movieron como si trataran de alcanzarla.
—Quédate quieto para mí. —Empujó los brazos de vuelta al mantel a cuadros—. Solo un poco más, Kevin. Déjame hacer esto.
Ella lo necesitaba. Lo necesitaba a él. Necesitaba probar, explorar y llenar sus sentidos con él.
—_____, cariño, me estás matando. —Respiraba fuerte y entre jadeos, pero sus brazos se quedaron quietos mientras los labios de ella se trasladaron al pezón opuesto y atormentaron la carne del duro guijarro. Con una lamida final, se trasladó más abajo. Las manos acariciaron los fuertes muslos, de dentro hacia fuera. Los labios besaron, la lengua lamió en el pecho y el firme abdomen un camino de descenso sensual y serpenteante. Los duros músculos ondearon bajo sus labios. Los muslos se apretaron; la engrosada y encrestada punta de su polla relució húmeda cuando los dedos al fin agarraron el rígido eje. _______ se arrodilló entre sus muslos y contempló su cuerpo, siguiendo el rastro de la piel húmeda y por fin encontrándose con la entrecerrada mirada de él.
—Voy a tomar primero el postre —le dijo con una lenta sonrisa. Bajó la cabeza, la lengua lamió sobre la tensa cresta, dando círculos sobre ella mientras un lento y hambriento gruñido resonaba en la garganta de él.
—Dulce ______ —gimió—. Esa dulce y pequeña lengua es como el fuego.
Las manos de Kevin se anudaron en la tela bajo él. Se estaba muriendo. Extendido en una tormenta de sensaciones que aumentaban el sudor de su cuerpo y le apretaban las pelotas con anticipación. Observó mientras ella sonreía de nuevo. Una soñolienta y sexy sonrisita un segundo antes de que sus labios se abrieran y tomara la latiente cabeza de su polla en su apretada boca, succionándola lento y sin prisas. Los dedos acariciaron y rozaron, torturando y tentando, hasta que sus caderas empujaron en su agarre, follando sus labios mientras la pasión aumentaba entre ellos.
—Ven aquí. —Trató de alcanzarla. Que lo maldijeran si recibía ese tormento sólo—. Date la vuelta, cariño.
Los labios nunca abandonaron su polla. Pero giró el cuerpo y la dulce carne cubierta de encaje se acercó a los hambrientos labios de él. Por primera vez en su vida sexual, Kevin se encontró impaciente, sin cuidadosa deliberación.
Una mano agarró la pierna de ella, levantándola sobre su cabeza antes que ambas manos le agarraran las caderas. Los dedos agarraron el encaje y lo apartaron lentamente de la recién depilada piel entre sus muslos. Kevin contempló los desnudos pliegues, deliciosamente rosas y relucientes con los jugos. Dulces y melosas gotitas abrazaban su carne y le hicieron lamer los labios con anticipación.
—Oh sí. —Suspiró, acercándola más—. Ven aquí, nena, déjame mostrarte lo bueno que puede ser ahora.
Era una de las cosas más sexys que ella nunca había imaginado. ______ se quedó sin respiración cuando Kevin lamió los saturados pliegues entre sus muslos. Los rizos protectores que una vez la habían cubierto habían desaparecido, y las sensaciones eran suficientes para volver loca a una mujer. Ahora no había nada que la aislara del roce de su lengua o de los suaves lamidos que le dispensaba. Sus caricias sólo la ponían más cachonda, solo hacían crecer dentro de ella la necesidad de aflorar hasta la desesperación. Hasta la codicia. Lamió y chupó con tiernos movimientos, sin clavar los dientes en los sensibles pliegues sino aliviándolos, susurrando sobre ellos, comiéndoselos mientras la boca de ella chupaba codiciosamente la cabeza de su polla. Estaba decidida a llevarlo al punto de la desesperación por la satisfacción como ella se estaba poniendo. Juraría que la brisa batiéndose alrededor de ella ahora estaba aguijoneada con fuego. Kevin sujetó fácilmente sus muslos, controlando su frenética necesidad de movimiento contra la boca de él. La boca se enterró en su hendidura, lamiendo y moviéndose en círculos sobre el clítoris. Acarició, chupó y azotó el ardiente bultito con lametazos hambrientos y codiciosos labios chupando hasta que el infierno empezó a arder en llamas fuera de control dentro de ella. Fuertes dedos separaron las mejillas de su trasero y acariciaron la estrecha hendidura. Respirando sin pensar; los gritos que salieron de su garganta mientras chupaba la polla de Kevin fueron involuntarios. Todo lo que sabía era que la pasión corría por sus venas, las llamas lamían sobre su piel, y el dolor crecía con cada lamida de su lengua entre los muslos. El sabor de la pasión masculina y la carne enardecida llenó sus sentidos. Sentir su lengua frotando, estocando y lamiendo la abrumaba. Nada importaba excepto el placer. El placer de ella. El placer de él. La carrera hacia el alivio y la necesidad de culminación. Era como una fiebre en la sangre, esa necesidad que consumía y abrumaba todo lo demás.
Los dedos acariciaban y bombeaban la rígida carne de su polla. Ella chupaba la pulsante cabeza. La lengua azotaba, acariciaba y probaba la ardiente pasión masculina, mientras su lengua la distraía. Acariciando, empujando y follando dentro de ella mientras sus dedos acariciaban y presionaban contra la tierna abertura entre las mejillas de su trasero. Ella estaba inundada de placer. Tomada por él. Las caderas se retorcían encima mientras la sujetaba hacia él, empujándola contra la lengua y llevándola más hondo dentro del doloroso núcleo que estaba poseyendo. Los gritos de ella y los gemidos de él llenaron el claro. Los dedos le penetraban el culo y el coño simultáneamente. Los labios rodeaban su clítoris, tironeándolo y chupándolo con fuerza malévola. ______ ahuecó los dedos de una mano alrededor de sus pelotas, rozándolas y acariciándolas mientras la otra mano manoseaba la vara dura-como-el-acero y su boca chupaba la cabeza con hambrienta codicia. Los dedos bombearon en ella, follándola con caricias que, combinadas con la apasionada succión de su boca alrededor del clítoris, la llevó a un orgasmo que la habría hecho gritar, la debería haber hecho gritar. Pero la liberación de Kevin lo arqueó, presionando la polla más profundamente en su boca y llenándola con la cremosa esencia de su semen. Se colapsaron varios segundos después, la cabeza de ______ descansando en el muslo de Kevin mientras él se giraba hacia ella, los labios presionaron el interior de su rodilla mientras luchaban por respirar.
—No te dejaré marchar —le dijo al fin a ella, su voz peligrosamente calmada, aturdiéndola cuando las palabras llegaron a sus oídos—. No importa lo que hagas, _________, nunca te dejaré marchar otra vez.
Soltó el broche entre los pechos lentamente y dejó que las copas cayeran desde los montículos duros y puntiagudos antes de sacarlo de los hombros. Y allí no hubo misericordia que encontrar. Hubo el derramamiento de la luz del sol a través de los altos árboles bañando su cremosa piel con dorados rayos de pasión.
Cuando fue hacia él, Kevin no pudo evitar tragar aire ante la completa sensualidad de sus fluidos movimientos. No estaba avergonzada. No se estaba haciendo la tímida.
Estaba hambrienta, e iba a alimentarse de la intensidad sexual y sensual ardiendo entre ellos. Llevó sus labios hacia los de él. Le agarró las muñecas con las manos, sujetándoselas sobre la cabeza mientras los senos le acariciaban el pecho. Los pezones eran como ardientes hierros candentes, los labios cuando chuparon los de él, mordisqueando, lamiendo con lujuria, eran prolongaciones del ansia rabiando entre ellos. La polla de Kevin estaba tan dura, tan completamente gruesa que dolía. Cada roce de los pezones contra su pecho lo hacía arquearse, su cuerpo rabiaba por tener el control del juego sexual y enterrar su polla tan profundamente en ella como pudiera.
—Estás cruzando la línea, carita-linda —gruñó cuando ella retiró los labios, la cortina de su pelo los envolvió en un mundo íntimo propio. ________ notó flexionarse las muñecas de Kevin bajo su mano y vislumbró los poderosos músculos de sus bíceps cuando se abultaron. —Todavía no estoy cruzando nada, Kevin —le recordó provocadoramente, bajó la cabeza así su lengua pudo lamer los poderosos tendones del cuello. Sus manos acariciaron a lo largo de los brazos mientras se apoyaba de rodillas a ambos lados del poderoso muslo. La polla presionaba contra su cadera, su fuerte pecho le rozaba los pezones en cada respiración. Y bajo el encaje de sus bragas, su coño se humedecía intensamente.
—Sigue así, y vas a conseguir más de lo que puedes manejar durante unas cuantas horas —le advirtió con dureza, sus caderas se flexionaban bajo ella, apretando la polla con más firmeza contra la cadera. El fuerte muslo masculino que montó a horcajadas también se movió, produciéndole un jadeo en los labios y una oleada de sensaciones al henchido clítoris contra el que se presionaba.
—Otras formas —gimoteó. Había formas que se moría por probar. Actos largamente-soñados que necesitaba experimentar con él.
—Otras formas. —Su voz estaba repleta de desafío—. Mejor empezamos con esas “otras formas”, carita-linda. Soy un hombre muerto.
Él también era condenadamente sexy. Extendido a lo largo de la manta de picnic, sus extraños ojos verdes destellaban por detrás de las pestañas bajadas. _______ bajó la cabeza otra vez, sus labios y lengua encontraron un plano y duro pezón masculino trabajándolo con la boca. Un gemido mudo provino del pecho de él. Los brazos se movieron como si trataran de alcanzarla.
—Quédate quieto para mí. —Empujó los brazos de vuelta al mantel a cuadros—. Solo un poco más, Kevin. Déjame hacer esto.
Ella lo necesitaba. Lo necesitaba a él. Necesitaba probar, explorar y llenar sus sentidos con él.
—_____, cariño, me estás matando. —Respiraba fuerte y entre jadeos, pero sus brazos se quedaron quietos mientras los labios de ella se trasladaron al pezón opuesto y atormentaron la carne del duro guijarro. Con una lamida final, se trasladó más abajo. Las manos acariciaron los fuertes muslos, de dentro hacia fuera. Los labios besaron, la lengua lamió en el pecho y el firme abdomen un camino de descenso sensual y serpenteante. Los duros músculos ondearon bajo sus labios. Los muslos se apretaron; la engrosada y encrestada punta de su polla relució húmeda cuando los dedos al fin agarraron el rígido eje. _______ se arrodilló entre sus muslos y contempló su cuerpo, siguiendo el rastro de la piel húmeda y por fin encontrándose con la entrecerrada mirada de él.
—Voy a tomar primero el postre —le dijo con una lenta sonrisa. Bajó la cabeza, la lengua lamió sobre la tensa cresta, dando círculos sobre ella mientras un lento y hambriento gruñido resonaba en la garganta de él.
—Dulce ______ —gimió—. Esa dulce y pequeña lengua es como el fuego.
Las manos de Kevin se anudaron en la tela bajo él. Se estaba muriendo. Extendido en una tormenta de sensaciones que aumentaban el sudor de su cuerpo y le apretaban las pelotas con anticipación. Observó mientras ella sonreía de nuevo. Una soñolienta y sexy sonrisita un segundo antes de que sus labios se abrieran y tomara la latiente cabeza de su polla en su apretada boca, succionándola lento y sin prisas. Los dedos acariciaron y rozaron, torturando y tentando, hasta que sus caderas empujaron en su agarre, follando sus labios mientras la pasión aumentaba entre ellos.
—Ven aquí. —Trató de alcanzarla. Que lo maldijeran si recibía ese tormento sólo—. Date la vuelta, cariño.
Los labios nunca abandonaron su polla. Pero giró el cuerpo y la dulce carne cubierta de encaje se acercó a los hambrientos labios de él. Por primera vez en su vida sexual, Kevin se encontró impaciente, sin cuidadosa deliberación.
Una mano agarró la pierna de ella, levantándola sobre su cabeza antes que ambas manos le agarraran las caderas. Los dedos agarraron el encaje y lo apartaron lentamente de la recién depilada piel entre sus muslos. Kevin contempló los desnudos pliegues, deliciosamente rosas y relucientes con los jugos. Dulces y melosas gotitas abrazaban su carne y le hicieron lamer los labios con anticipación.
—Oh sí. —Suspiró, acercándola más—. Ven aquí, nena, déjame mostrarte lo bueno que puede ser ahora.
Era una de las cosas más sexys que ella nunca había imaginado. ______ se quedó sin respiración cuando Kevin lamió los saturados pliegues entre sus muslos. Los rizos protectores que una vez la habían cubierto habían desaparecido, y las sensaciones eran suficientes para volver loca a una mujer. Ahora no había nada que la aislara del roce de su lengua o de los suaves lamidos que le dispensaba. Sus caricias sólo la ponían más cachonda, solo hacían crecer dentro de ella la necesidad de aflorar hasta la desesperación. Hasta la codicia. Lamió y chupó con tiernos movimientos, sin clavar los dientes en los sensibles pliegues sino aliviándolos, susurrando sobre ellos, comiéndoselos mientras la boca de ella chupaba codiciosamente la cabeza de su polla. Estaba decidida a llevarlo al punto de la desesperación por la satisfacción como ella se estaba poniendo. Juraría que la brisa batiéndose alrededor de ella ahora estaba aguijoneada con fuego. Kevin sujetó fácilmente sus muslos, controlando su frenética necesidad de movimiento contra la boca de él. La boca se enterró en su hendidura, lamiendo y moviéndose en círculos sobre el clítoris. Acarició, chupó y azotó el ardiente bultito con lametazos hambrientos y codiciosos labios chupando hasta que el infierno empezó a arder en llamas fuera de control dentro de ella. Fuertes dedos separaron las mejillas de su trasero y acariciaron la estrecha hendidura. Respirando sin pensar; los gritos que salieron de su garganta mientras chupaba la polla de Kevin fueron involuntarios. Todo lo que sabía era que la pasión corría por sus venas, las llamas lamían sobre su piel, y el dolor crecía con cada lamida de su lengua entre los muslos. El sabor de la pasión masculina y la carne enardecida llenó sus sentidos. Sentir su lengua frotando, estocando y lamiendo la abrumaba. Nada importaba excepto el placer. El placer de ella. El placer de él. La carrera hacia el alivio y la necesidad de culminación. Era como una fiebre en la sangre, esa necesidad que consumía y abrumaba todo lo demás.
Los dedos acariciaban y bombeaban la rígida carne de su polla. Ella chupaba la pulsante cabeza. La lengua azotaba, acariciaba y probaba la ardiente pasión masculina, mientras su lengua la distraía. Acariciando, empujando y follando dentro de ella mientras sus dedos acariciaban y presionaban contra la tierna abertura entre las mejillas de su trasero. Ella estaba inundada de placer. Tomada por él. Las caderas se retorcían encima mientras la sujetaba hacia él, empujándola contra la lengua y llevándola más hondo dentro del doloroso núcleo que estaba poseyendo. Los gritos de ella y los gemidos de él llenaron el claro. Los dedos le penetraban el culo y el coño simultáneamente. Los labios rodeaban su clítoris, tironeándolo y chupándolo con fuerza malévola. ______ ahuecó los dedos de una mano alrededor de sus pelotas, rozándolas y acariciándolas mientras la otra mano manoseaba la vara dura-como-el-acero y su boca chupaba la cabeza con hambrienta codicia. Los dedos bombearon en ella, follándola con caricias que, combinadas con la apasionada succión de su boca alrededor del clítoris, la llevó a un orgasmo que la habría hecho gritar, la debería haber hecho gritar. Pero la liberación de Kevin lo arqueó, presionando la polla más profundamente en su boca y llenándola con la cremosa esencia de su semen. Se colapsaron varios segundos después, la cabeza de ______ descansando en el muslo de Kevin mientras él se giraba hacia ella, los labios presionaron el interior de su rodilla mientras luchaban por respirar.
—No te dejaré marchar —le dijo al fin a ella, su voz peligrosamente calmada, aturdiéndola cuando las palabras llegaron a sus oídos—. No importa lo que hagas, _________, nunca te dejaré marchar otra vez.
aranzhitha
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Capítulo 18
Él recordó. Al sentir el orgasmo de _______ convulsionándole el cuerpo, los recuerdos se derramaron sobre él como una oleada de estrepitosas emociones. Como lo había encontrado en aquella puñetera zanja, la camioneta que él conducía entonces se había quedado condenadamente atascada, su mente alcoholizada no podía resolver como sacarla de allí. La voz de ella había sido suave, llena de sufrimiento, y había calmado los irregulares bordes de furia que le desgarraban la mente. Le había permitido que lo llevara desde la camioneta al coche de Alex, y mientras ella los conducía al puerto, su perfume lo había envuelto como la luz del sol. La había hecho reír. Se inclinó sobre ella y dijo algo respecto a Alex permitiéndole salir a jugar con los chicos mayores, y ella se rió. Una vez que consiguieron llegar al puerto, ella evitó que se cayera desde el muelle en las oscuras aguas de abajo. Conduciéndolo al Nauti Dawg, había continuado con una constante y susurrante conversación. Burlona, su voz lo había excitado y puesto su polla tan dura que él se había sorprendido. Hubiera pensado que había bebido suficiente whisky esa noche como para evitar que estuviera duro durante días. Pero estaba duro por ______. Y una vez que la tuvo dentro de la casa flotante, meterla dentro de su cama no había sido tan difícil. Había querido asegurarse de que él estuviera a salvo. De que estuviera cómodo. Cayó sobre el sofá, y ella lo liberó de las botas y de la camisa. Cuando él forcejeó con su pantalón, también lo ayudó, incluso mientras se ruborizaba hasta sus virginales raíces. Cuando comenzó a alejarse, él le ahuecó la cabeza con la mano y atrajo los labios hacia los suyos.
Desde ese momento ella había sido suya. Suya de una forma en que ninguna otra mujer lo había sido. Había respondido a su toque como si hubiera sido creada sólo para él. Y tal vez, de alguna manera, así había sido. Ahora, ocho años más tarde y casi dos horas después de que el recuerdo hubiera cauterizado su mente, caminaba tras ella, de vuelta a la casa flotante, con la canasta de picnic aún llena en su mano y los hombros rígidos de ________ en frente de él. Se había vuelto poco comunicativa en el mismo minuto en que él hizo su declaración.
—Necesitamos hablar —le había comunicado mientras se levantaba de su lado y comenzaba a buscar las ropas.
—Entonces hablemos. — Kevin se había incorporado, colocando el brazo sobre su rodilla levantada, y observó el forcejeo de ella con la ropa. Ella negó con la cabeza furiosamente.
—Aquí no. No puedo hacer esto aquí.
Y ahora estaba más que interesado en qué demonios la había enfadado tanto. La había cagado ocho años atrás, lo admitía. Pero no hasta el extremo en que ella pensaba. Pensamientos a medias se habían deslizado por sus labios, inacabados. La posesividad que entonces había sentido crecer en su interior, lo había conmocionado, dejándolo tambaleante y desequilibrado. Ahora, ocho años después, era razonablemente más maduro, pero todavía se sentía cómo perdido con _________ Ann Jasen. Cuando entraron en la cubierta del Nauti Dawg, Kevin abrió la puerta y la dejó pasar mientras alzaba una ceja ante su prolongado silencio. Apenas había hablado en el coche. Cuanto más se habían acercado al puerto, más silenciosa se había vuelto.
—Aquí estamos.
Él colocó la canasta sobre la mesa y se volvió a mirarla, cruzando los brazos sobre su pecho y ladeando la cabeza. Su mirada parpadeó alrededor de la habitación antes de descansar sobre él. Sus labios se separaron, y al mismo tiempo, un duro golpe sonó en la puerta de cristal tras ella.
________ saltó como si hubiera sonado un disparo en vez de tratarse del sonido de nudillos contra el vidrio.
—¿Quién es? —ladró él. — Kevin, tengo a Cranston conmigo. Abre la condenada puerta. —La voz de Nick sonaba cualquier cosa menos feliz. Apretando sus labios, Kevin se dirigió enfadado a la puerta y entreabrió los paneles de la persiana para ver la forma baja y fornida de Cranston parada tras Nick. Gesticulando, abrió la puerta nuevamente, observando desde el rabillo del ojo cómo ______ se giraba hacia los visitantes con un atisbo de curiosidad. Timothy Cranston entró en la habitación con el maletín apretado en su mano y su mirada yendo directa hacia _______. Kevin cerró la puerta, observando cómo el agente especial la observaba con tal intensidad que le hizo fruncir la frente y la de _______.
—¿De qué va, Nick? — Kevin no se preocupó por suavizar el tono suspicaz de su voz.
—No te lo vas a creer, Kevin. —La sonrisa de Nickera cínica, fría—. Tuve unas cuantas horas para digerirlo y aún no me lo creo.
— ¿Cranston?
El agente especial estaba aún observando a ________ y estrechó su mirada mientras ella lo miraba directamente, con un desafío brillando en sus ojos marrones.
—Ella tiene, más o menos, la talla justa. Color de ojos correcto, cabello correcto. Pero que me condenen si no tienes razón con las diferencias.
Kevin sintió que su cuerpo se tensaba cuando, luego, Cranston caminó lentamente alrededor de ________.
—¿Convertiste tu barco en una sala de subastas, Kevin? —_______ habló con brusquedad, irritablemente, mientras el agente recorría cada curva y hueco de su cuerpo.
—Hay una diferencia en las curvas. También tenías razón en eso —masculló él.
—Nick. — Kevin mordió las palabras con una advertencia —. ¿De qué infiernos va esto?
Kevin pudo sentir la advertencia hormigueando en su estómago, el cosquilleo en la parte posterior de su cuello. La forma en que Cranston observaba a ________ estaba incitando su furia y encabronándolo. Y eso no estaba haciendo mucho por ella, de cualquier forma. Ella le dirigió una dura mirada, una advertencia de que hiciera algo con la actitud de bulldog del pequeño hombre, quien continuaba observándola como una extraña pieza de rompecabezas que estuviera intentando entender.
—No vas a creerte esto. —Nick sacudió su cabeza—. Yo aún no estoy seguro de creerlo.
—¿Por qué no lo explicas y nos das la opción de poder creerlo, Nick? —contestó _________ con burlona dulzura mientras se alejaba de Cranston y se acercaba a Kevin. Era el primer movimiento que había hecho hacia él desde el momento que habían pasado en el claro. Cruzando los últimos pasos hacia ella, Kevin envolvió el brazo alrededor de su cintura y la atrajo hacia sí, ignorando la sardónica mirada de Cranston y la silenciosa observación de Nick. Sin embargo, podía notar el miedo de _______ por el rostro de Cranston. Ella sabía quién era; sabía el peligro que podía representar para ella. Un peligro que, Kevin juró, nunca iba a dejar que la tocara.
—¿Tiene esto algo que ver con el agente Dane intentando seguirnos antes? —preguntó Kevin.
—Por completo.
Los brillantes ojos marrones de Cranston relucieron alegremente mientras corría sus dedos sobre su corto cabello gris y dirigía hacia ellos una victoriosa sonrisa. Victoriosa. Como si estuviera a punto de ganar una batalla.
—¿Nos lo vas a explicar pronto?
Al parecer, no se estaba gestando un próximo arresto. Cranston no cometería el error de tratar de arrestar a la mujer de Kevin sin ayuda. Timothy sonrió alegremente.
—Sabes, mi esposa, Angie, siempre está diciéndome que debo ir al grano más rápido. Pero algunas veces... —Los miró fijamente con un tipo de alegría que ponía los pelos de punta—. Algunas veces, tienes que disfrutar yendo hacia él, ¿verdad, Kevin?
Kevin miró hacia Nick. Su primo había bajado la cabeza y estaba sacudiéndola lastimosamente ante la actuación de Cranston.
— Kevin, ¿quién es esta persona? —preguntó _______ finalmente. Debería haber permanecido en silencio, pensó él con un inaudible gruñido.
—Es verdad. —Timothy caminó hacia adelante con su palma extendida—. Nosotros no hemos sido presentados, verdad señorita Jansen. Yo soy Timothy Cranston, el agente especial. Timothy Cranston, de la Oficina de la Seguridad Nacional. Soy el jefe de Jonas.
—¿Seguridad Nacional? —Ella levantó su mirada hacia Kevin, alejándose ligeramente de él—. Pensé que estabas con la DEA.
Cranston se rió de eso.
—Oh, no. Su amigo Kevin está con el ATF aunque se encariñó temporalmente con OSN. ¿No se lo había contado?
_______ dejó a Timothy estrecharle la mano, pero observaba a Kevin, con la expresión tensa de ira.
—No lo mencionó.
—Así es Kevin. —Timothy asintió con la cabeza mientras daba un paso atrás—. Es bueno guardando secretos, ¿verdad Kevin?
Kevin suspiró.
—Ve al grano, Timothy.
Cranston se restregó las manos con anticipación una vez más.
—Ahora, lo que Kevin probablemente no le contó tampoco es que la noche en que rompió varias leyes federales y arrastró su precioso trasero fuera del almacén, nosotros estábamos en el proceso de arrestar a un pequeño equipo de antiguos militares gilipollas que pensaban que podían robar varios proyectiles experimentales mientras iban hacia Fort Knox, antes de continuar su camino hacia un depósito. Nosotros logramos acorralar a los ladrones, así como también a un muy astuto y pequeño intermediario mercenario que iba a comprar esos misiles para un terrorista de alto nivel. —Miró de pronto hacia _________ con aguda curiosidad—. No te lo había contado, ¿verdad?
—No, no lo había hecho. —______ se alejó de Kevin. Timothy asintió con la cabeza satisfactoriamente mientras dirigía a Kevin una mirada de aprobación.
—Estoy desilusionado contigo, hijo, pero contento de ver que aún sabes cómo mantener la boca cerrada.
—Timothy. — Kevin no estaba contento, y no pretendía fingirlo. _______ puso varios pasos entre ellos y ahora estaba observando a Kevin y a Timothy como si les hubieran crecido cuernos y colmillos.
—Bien, vamos allá.
Kevin observó mientras Timothy lanzaba su maletín a la mesa y se restregaba las manos de aquella alegre forma que tenía. El hombre estaba verdaderamente rebosante de satisfacción. Eso era suficiente para enviar un escalofrío por la columna de Kevin. Timothy no parecía un agente especial a cargo de una investigación, pero eso era exactamente lo que era, y era condenadamente bueno en su trabajo. —Ayer por la tarde, después de que tu buen amigo y primo aquí presente, agasajara a los clientes, en esa pequeña cafetería del pueblo, sobre cómo tu novia se enfadó contigo, y posiblemente estuviera de camino a Virginia, teóricamente ella entró en el centro de detención dónde nuestros secuestradores estaban retenidos y solicitó una visita con el líder de nuestra alegre panda de ladrones, Camdem Cole. Nuestro hombre Camdem vive justo a la salida de Fort Knox. Alguien registrado como la señorita Jansen se encontró allí con el señor Cole, hablaron amistosa y familiarmente durante unos minutos, le dio recuerdos y luego se marchó. Timothy abrió el maletín y empezó a sacar fotos. —El encuentro con Camden Cole.
_______ se acercó a la mesa, los ojos clavados en la foto del severo hombre mayor. Los ojos avellana se voltearon con fría indiferencia con una cara tan inexpresiva como un robot.
—Lo conozco. —Estaba conmocionada de conocerlo—. Trabajaba para la compañía eléctrica. Estuvo en la casa justo después que mis padres murieran. Alex pidió que instalaran un nuevo contador.
—Bingo. —El agente especial Cranston le sonrió como si hubiera respondido a una pregunta particularmente difícil—. Eso fue hace unos años, ¿no?
______ asintió lentamente mientras Kevin la miraba fijamente sorprendido. Había ignorado que ella hubiera estado en el pueblo en ese momento, ella se había asegurado de eso.
—Alex me pidió que viniera y me encargara de unas cosas mientras estaba fuera del país.
—Así que, ayer, mientras la señorita Jansen supuestamente estaba de camino a Virginia, apareció en el centro de detención.
Otra foto cayó frente a ella, provocando que _______ se quedara inmóvil del susto.
—¡Esa no soy yo! Pero se le parecía. El pelo, el perfil, incluso las ropas.
—Así que Nick se pasó un considerable montón de tiempo poniéndome al corriente después de que Kevin encontrara a mi agente perdido en las montañas esta tarde.
_____ giró la mirada hacia él mientras sentía que el temor empezaba a crecer en su interior.
—Ayer estuve con Kevin. Todo el día.
—Y Nick estaba en el pueblo esparciendo historias de tu abandono.
Él negó con la cabeza con tristeza y le lanzó a Nick una reprobadora mirada repleta de burla.
—A veces tienes que contar unas cuantas mentiras para conseguir la verdad.
La sonrisa de Nick carente de humor.
—Estuvimos en la oficina después de encontrarnos con el intento de robo —informó Kevin —. La mantuve arriba hasta mucho después de cerrar.
—Sí, Nick también les contó eso a los clientes. —Asintió Cranston—. ¿Insinuó que la acusaste del robo?
Kevin gruñó mientras _____ daba un paso atrás y contemplaba a los tres hombres.
—¿Quién es la de la foto? —preguntó. —Se parece a ti.
Cranston la miró suavemente. La patente falsa mirada de inocencia habría sido divertida en algún otro momento.
—________, mira atentamente el resto de las fotos —dijo Nick en voz baja. ________ regresó a la mesa mientras Cranston mostraba media docena de brillantes fotos en color y en blanco y negro. Ninguna mostraba la cara de la mujer con claridad. La mayoría eran de perfil, y todas se parecían sorprendentemente a ella.
—Tengo ropas iguales que estas —susurró de modo inestable, sintiendo a Kevin acercarse a ella, colocando la mano consoladoramente en su espalda. El sencillo, casi serio conjunto, era idéntico al que colgaba en su armario.
—La agente Dane registró tu casa y confirmó que esas mismas ropas estaban colgadas en tu armario. —Asintió Cranston.
—¿Estuvieron en mi casa? —Giró la mirada hacia él conmocionada—. ¿Sin una orden judicial?
—Cariño, es una investigación criminal; por supuesto que registramos la casa con una orden judicial en la mano. Ahora las ropas están bajo custodia y de camino al laboratorio para los análisis.
—¿Qué clase de análisis?
El sobresalto llenó ahora su voz, no sólo su mente.
—Análisis de ADN, jovencita. —Cranston frunció el ceño—. Estamos buscando ADN distinto al tuyo. Los criminales no siempre piensan sobre las diferentes maneras en que el ADN puede ser encontrado. Una hebra de pelo, sudor, a veces sangre de algo tan inocente como un arañazo. Esperamos que nuestro chico haya dejado algo.
—¿Chico?
Kevin se dio cuenta de esa palabra antes de que _______ le diera sentido.
—Lo captó Nick. —Timothy sacudió la cabeza—. Aquí.
Sacó una de las fotografías y se la dio a Kevin. ______ miró fijamente la foto. Era una foto frontal, sin embargo quien fuera que estuviera posando había girado la cabeza de lado, permitiendo que un cabello idéntico al de ______ le cubriera la cara. Le tomó un minuto, pero lo vio. Parpadeó, segura de que no veía con claridad. Los pechos estaban cubiertos por la suave seda color chocolate de la blusa que la otra mujer llevaba, cubriendo los montículos que eran aproximadamente del tamaño de los de _____. Pero con una diferencia. En esa foto el ligero material de la blusa había hecho un hueco dónde un botón se había desabrochado y mostró una muy velluda porción de carne bajo el pecho. _______ parpadeó y miró otra vez.
—¿Vello pectoral?
—Pasamos las otras fotos una vez, Nick captó eso —dijo Cranston—. Y encontramos otras anomalías. Como ésta.
La siguiente foto tenía un círculo rojo alrededor de una oscura mancha sobre el suave, cremoso y depilado brazo que parecía femenino.
—Ésta foto fue tomada por otro agente en Francia, dónde nuestro joven se encontró con Akron Svengaurrd, el mercenario que hacía de intermediario con el asunto de los misiles. Una vez más, no había rasgos faciales, pero _______ se concentró en el círculo rojo que señalaba una marca de algún tipo.
—Que me condenen —masculló Kevin, la voz de repente gruesa, amarga—. No puedo creerlo.
—Desapareció justo después de que los misiles fueran robados —dijo entonces Nick—. ¿Recuerdas? ¿Nos preguntábamos dónde demonios había ido? También conocía a Cole, trabajó para el padre de Cole durante un tiempo en la granja cerca de Frankfort. Lo sacamos de la investigación porque las conexiones eran todas superficiales. Caramba, Cole tenía un montón de conocidos en Somerset. ______ miró concienzudamente la foto, segura de que se estaba dejando algo. Entonces lo vio, lo recordó. Una pequeña marca, más una mancha de nacimiento, en la muñeca de un amigo.
—Johnny —susurró, viendo entonces la familiaridad en la curva de su cara, la postura, incluso vestido como estaba con sus ropas—. Es Johnny Grace.
—Visitó el centro de detención premeditadamente —dijo entonces Nick—. Para implicar a _______. Cada movimiento que hizo estuvo hecho para implicarla, para distraer a Kevin, y posiblemente también a mí. Tenía que cubrirse, y ésta fue la mejor manera de hacerlo. Pensó que tú y ________ habíais discutido, y ella iba en dirección a Virginia. El centro de detención está de camino, un pequeño rodeo que razonablemente pudo haber hecho. Bam, la arrestan, los chicos malos piensan que ella tiene el dinero, los chicos buenos la crucifican. Y Johnny fue condenadamente bueno; esos jodidos mercenarios realmente pensaban que él era ella. Habrían matado a _______ a la primera oportunidad que tuvieran. Detrás de ella, Kevin estaba peligrosamente en silencio. _______ juró que pudo notar la furia azotando ahora la habitación, tanto desde Kevin como de Nick.
—Primero se hizo amigo de _______ cuando ella volvió, porque conocía su historia con Kevin, y sabía de la fascinación de Kevin por ella. Era una de las pocas personas que pudo haber sabido qué ocurrió cuando se fue hace ocho años —soltó Nick.
—Sí. Trabajaba en la clínica cuando ______ tuvo el aborto. De camillero o algo así —añadió Cranston. ________ sintió entonces el mundo derrumbarse a su alrededor. El silencio en la habitación de repente se volvió pesado, tenso y lleno de peligro. No se atrevía a mirar a Kevin; no podía. Apenas podía respirar, apenas podía formar un pensamiento.
—Cranston, voy a matarte. —Siseó entonces Nick—. Teníamos un acuerdo.
La mirada de Cranston fue entonces hacia Kevin y ______.
—Los acuerdos son con los hombres en los que puedo confiar, Nick —dijo burlonamente—. Los dos rompieron la confianza en mí con sus intentos de esconder la presencia de la señorita Jansen en ese almacén. Considéralo un cachete en la muñeca.
Él recordó. Al sentir el orgasmo de _______ convulsionándole el cuerpo, los recuerdos se derramaron sobre él como una oleada de estrepitosas emociones. Como lo había encontrado en aquella puñetera zanja, la camioneta que él conducía entonces se había quedado condenadamente atascada, su mente alcoholizada no podía resolver como sacarla de allí. La voz de ella había sido suave, llena de sufrimiento, y había calmado los irregulares bordes de furia que le desgarraban la mente. Le había permitido que lo llevara desde la camioneta al coche de Alex, y mientras ella los conducía al puerto, su perfume lo había envuelto como la luz del sol. La había hecho reír. Se inclinó sobre ella y dijo algo respecto a Alex permitiéndole salir a jugar con los chicos mayores, y ella se rió. Una vez que consiguieron llegar al puerto, ella evitó que se cayera desde el muelle en las oscuras aguas de abajo. Conduciéndolo al Nauti Dawg, había continuado con una constante y susurrante conversación. Burlona, su voz lo había excitado y puesto su polla tan dura que él se había sorprendido. Hubiera pensado que había bebido suficiente whisky esa noche como para evitar que estuviera duro durante días. Pero estaba duro por ______. Y una vez que la tuvo dentro de la casa flotante, meterla dentro de su cama no había sido tan difícil. Había querido asegurarse de que él estuviera a salvo. De que estuviera cómodo. Cayó sobre el sofá, y ella lo liberó de las botas y de la camisa. Cuando él forcejeó con su pantalón, también lo ayudó, incluso mientras se ruborizaba hasta sus virginales raíces. Cuando comenzó a alejarse, él le ahuecó la cabeza con la mano y atrajo los labios hacia los suyos.
Desde ese momento ella había sido suya. Suya de una forma en que ninguna otra mujer lo había sido. Había respondido a su toque como si hubiera sido creada sólo para él. Y tal vez, de alguna manera, así había sido. Ahora, ocho años más tarde y casi dos horas después de que el recuerdo hubiera cauterizado su mente, caminaba tras ella, de vuelta a la casa flotante, con la canasta de picnic aún llena en su mano y los hombros rígidos de ________ en frente de él. Se había vuelto poco comunicativa en el mismo minuto en que él hizo su declaración.
—Necesitamos hablar —le había comunicado mientras se levantaba de su lado y comenzaba a buscar las ropas.
—Entonces hablemos. — Kevin se había incorporado, colocando el brazo sobre su rodilla levantada, y observó el forcejeo de ella con la ropa. Ella negó con la cabeza furiosamente.
—Aquí no. No puedo hacer esto aquí.
Y ahora estaba más que interesado en qué demonios la había enfadado tanto. La había cagado ocho años atrás, lo admitía. Pero no hasta el extremo en que ella pensaba. Pensamientos a medias se habían deslizado por sus labios, inacabados. La posesividad que entonces había sentido crecer en su interior, lo había conmocionado, dejándolo tambaleante y desequilibrado. Ahora, ocho años después, era razonablemente más maduro, pero todavía se sentía cómo perdido con _________ Ann Jasen. Cuando entraron en la cubierta del Nauti Dawg, Kevin abrió la puerta y la dejó pasar mientras alzaba una ceja ante su prolongado silencio. Apenas había hablado en el coche. Cuanto más se habían acercado al puerto, más silenciosa se había vuelto.
—Aquí estamos.
Él colocó la canasta sobre la mesa y se volvió a mirarla, cruzando los brazos sobre su pecho y ladeando la cabeza. Su mirada parpadeó alrededor de la habitación antes de descansar sobre él. Sus labios se separaron, y al mismo tiempo, un duro golpe sonó en la puerta de cristal tras ella.
________ saltó como si hubiera sonado un disparo en vez de tratarse del sonido de nudillos contra el vidrio.
—¿Quién es? —ladró él. — Kevin, tengo a Cranston conmigo. Abre la condenada puerta. —La voz de Nick sonaba cualquier cosa menos feliz. Apretando sus labios, Kevin se dirigió enfadado a la puerta y entreabrió los paneles de la persiana para ver la forma baja y fornida de Cranston parada tras Nick. Gesticulando, abrió la puerta nuevamente, observando desde el rabillo del ojo cómo ______ se giraba hacia los visitantes con un atisbo de curiosidad. Timothy Cranston entró en la habitación con el maletín apretado en su mano y su mirada yendo directa hacia _______. Kevin cerró la puerta, observando cómo el agente especial la observaba con tal intensidad que le hizo fruncir la frente y la de _______.
—¿De qué va, Nick? — Kevin no se preocupó por suavizar el tono suspicaz de su voz.
—No te lo vas a creer, Kevin. —La sonrisa de Nickera cínica, fría—. Tuve unas cuantas horas para digerirlo y aún no me lo creo.
— ¿Cranston?
El agente especial estaba aún observando a ________ y estrechó su mirada mientras ella lo miraba directamente, con un desafío brillando en sus ojos marrones.
—Ella tiene, más o menos, la talla justa. Color de ojos correcto, cabello correcto. Pero que me condenen si no tienes razón con las diferencias.
Kevin sintió que su cuerpo se tensaba cuando, luego, Cranston caminó lentamente alrededor de ________.
—¿Convertiste tu barco en una sala de subastas, Kevin? —_______ habló con brusquedad, irritablemente, mientras el agente recorría cada curva y hueco de su cuerpo.
—Hay una diferencia en las curvas. También tenías razón en eso —masculló él.
—Nick. — Kevin mordió las palabras con una advertencia —. ¿De qué infiernos va esto?
Kevin pudo sentir la advertencia hormigueando en su estómago, el cosquilleo en la parte posterior de su cuello. La forma en que Cranston observaba a ________ estaba incitando su furia y encabronándolo. Y eso no estaba haciendo mucho por ella, de cualquier forma. Ella le dirigió una dura mirada, una advertencia de que hiciera algo con la actitud de bulldog del pequeño hombre, quien continuaba observándola como una extraña pieza de rompecabezas que estuviera intentando entender.
—No vas a creerte esto. —Nick sacudió su cabeza—. Yo aún no estoy seguro de creerlo.
—¿Por qué no lo explicas y nos das la opción de poder creerlo, Nick? —contestó _________ con burlona dulzura mientras se alejaba de Cranston y se acercaba a Kevin. Era el primer movimiento que había hecho hacia él desde el momento que habían pasado en el claro. Cruzando los últimos pasos hacia ella, Kevin envolvió el brazo alrededor de su cintura y la atrajo hacia sí, ignorando la sardónica mirada de Cranston y la silenciosa observación de Nick. Sin embargo, podía notar el miedo de _______ por el rostro de Cranston. Ella sabía quién era; sabía el peligro que podía representar para ella. Un peligro que, Kevin juró, nunca iba a dejar que la tocara.
—¿Tiene esto algo que ver con el agente Dane intentando seguirnos antes? —preguntó Kevin.
—Por completo.
Los brillantes ojos marrones de Cranston relucieron alegremente mientras corría sus dedos sobre su corto cabello gris y dirigía hacia ellos una victoriosa sonrisa. Victoriosa. Como si estuviera a punto de ganar una batalla.
—¿Nos lo vas a explicar pronto?
Al parecer, no se estaba gestando un próximo arresto. Cranston no cometería el error de tratar de arrestar a la mujer de Kevin sin ayuda. Timothy sonrió alegremente.
—Sabes, mi esposa, Angie, siempre está diciéndome que debo ir al grano más rápido. Pero algunas veces... —Los miró fijamente con un tipo de alegría que ponía los pelos de punta—. Algunas veces, tienes que disfrutar yendo hacia él, ¿verdad, Kevin?
Kevin miró hacia Nick. Su primo había bajado la cabeza y estaba sacudiéndola lastimosamente ante la actuación de Cranston.
— Kevin, ¿quién es esta persona? —preguntó _______ finalmente. Debería haber permanecido en silencio, pensó él con un inaudible gruñido.
—Es verdad. —Timothy caminó hacia adelante con su palma extendida—. Nosotros no hemos sido presentados, verdad señorita Jansen. Yo soy Timothy Cranston, el agente especial. Timothy Cranston, de la Oficina de la Seguridad Nacional. Soy el jefe de Jonas.
—¿Seguridad Nacional? —Ella levantó su mirada hacia Kevin, alejándose ligeramente de él—. Pensé que estabas con la DEA.
Cranston se rió de eso.
—Oh, no. Su amigo Kevin está con el ATF aunque se encariñó temporalmente con OSN. ¿No se lo había contado?
_______ dejó a Timothy estrecharle la mano, pero observaba a Kevin, con la expresión tensa de ira.
—No lo mencionó.
—Así es Kevin. —Timothy asintió con la cabeza mientras daba un paso atrás—. Es bueno guardando secretos, ¿verdad Kevin?
Kevin suspiró.
—Ve al grano, Timothy.
Cranston se restregó las manos con anticipación una vez más.
—Ahora, lo que Kevin probablemente no le contó tampoco es que la noche en que rompió varias leyes federales y arrastró su precioso trasero fuera del almacén, nosotros estábamos en el proceso de arrestar a un pequeño equipo de antiguos militares gilipollas que pensaban que podían robar varios proyectiles experimentales mientras iban hacia Fort Knox, antes de continuar su camino hacia un depósito. Nosotros logramos acorralar a los ladrones, así como también a un muy astuto y pequeño intermediario mercenario que iba a comprar esos misiles para un terrorista de alto nivel. —Miró de pronto hacia _________ con aguda curiosidad—. No te lo había contado, ¿verdad?
—No, no lo había hecho. —______ se alejó de Kevin. Timothy asintió con la cabeza satisfactoriamente mientras dirigía a Kevin una mirada de aprobación.
—Estoy desilusionado contigo, hijo, pero contento de ver que aún sabes cómo mantener la boca cerrada.
—Timothy. — Kevin no estaba contento, y no pretendía fingirlo. _______ puso varios pasos entre ellos y ahora estaba observando a Kevin y a Timothy como si les hubieran crecido cuernos y colmillos.
—Bien, vamos allá.
Kevin observó mientras Timothy lanzaba su maletín a la mesa y se restregaba las manos de aquella alegre forma que tenía. El hombre estaba verdaderamente rebosante de satisfacción. Eso era suficiente para enviar un escalofrío por la columna de Kevin. Timothy no parecía un agente especial a cargo de una investigación, pero eso era exactamente lo que era, y era condenadamente bueno en su trabajo. —Ayer por la tarde, después de que tu buen amigo y primo aquí presente, agasajara a los clientes, en esa pequeña cafetería del pueblo, sobre cómo tu novia se enfadó contigo, y posiblemente estuviera de camino a Virginia, teóricamente ella entró en el centro de detención dónde nuestros secuestradores estaban retenidos y solicitó una visita con el líder de nuestra alegre panda de ladrones, Camdem Cole. Nuestro hombre Camdem vive justo a la salida de Fort Knox. Alguien registrado como la señorita Jansen se encontró allí con el señor Cole, hablaron amistosa y familiarmente durante unos minutos, le dio recuerdos y luego se marchó. Timothy abrió el maletín y empezó a sacar fotos. —El encuentro con Camden Cole.
_______ se acercó a la mesa, los ojos clavados en la foto del severo hombre mayor. Los ojos avellana se voltearon con fría indiferencia con una cara tan inexpresiva como un robot.
—Lo conozco. —Estaba conmocionada de conocerlo—. Trabajaba para la compañía eléctrica. Estuvo en la casa justo después que mis padres murieran. Alex pidió que instalaran un nuevo contador.
—Bingo. —El agente especial Cranston le sonrió como si hubiera respondido a una pregunta particularmente difícil—. Eso fue hace unos años, ¿no?
______ asintió lentamente mientras Kevin la miraba fijamente sorprendido. Había ignorado que ella hubiera estado en el pueblo en ese momento, ella se había asegurado de eso.
—Alex me pidió que viniera y me encargara de unas cosas mientras estaba fuera del país.
—Así que, ayer, mientras la señorita Jansen supuestamente estaba de camino a Virginia, apareció en el centro de detención.
Otra foto cayó frente a ella, provocando que _______ se quedara inmóvil del susto.
—¡Esa no soy yo! Pero se le parecía. El pelo, el perfil, incluso las ropas.
—Así que Nick se pasó un considerable montón de tiempo poniéndome al corriente después de que Kevin encontrara a mi agente perdido en las montañas esta tarde.
_____ giró la mirada hacia él mientras sentía que el temor empezaba a crecer en su interior.
—Ayer estuve con Kevin. Todo el día.
—Y Nick estaba en el pueblo esparciendo historias de tu abandono.
Él negó con la cabeza con tristeza y le lanzó a Nick una reprobadora mirada repleta de burla.
—A veces tienes que contar unas cuantas mentiras para conseguir la verdad.
La sonrisa de Nick carente de humor.
—Estuvimos en la oficina después de encontrarnos con el intento de robo —informó Kevin —. La mantuve arriba hasta mucho después de cerrar.
—Sí, Nick también les contó eso a los clientes. —Asintió Cranston—. ¿Insinuó que la acusaste del robo?
Kevin gruñó mientras _____ daba un paso atrás y contemplaba a los tres hombres.
—¿Quién es la de la foto? —preguntó. —Se parece a ti.
Cranston la miró suavemente. La patente falsa mirada de inocencia habría sido divertida en algún otro momento.
—________, mira atentamente el resto de las fotos —dijo Nick en voz baja. ________ regresó a la mesa mientras Cranston mostraba media docena de brillantes fotos en color y en blanco y negro. Ninguna mostraba la cara de la mujer con claridad. La mayoría eran de perfil, y todas se parecían sorprendentemente a ella.
—Tengo ropas iguales que estas —susurró de modo inestable, sintiendo a Kevin acercarse a ella, colocando la mano consoladoramente en su espalda. El sencillo, casi serio conjunto, era idéntico al que colgaba en su armario.
—La agente Dane registró tu casa y confirmó que esas mismas ropas estaban colgadas en tu armario. —Asintió Cranston.
—¿Estuvieron en mi casa? —Giró la mirada hacia él conmocionada—. ¿Sin una orden judicial?
—Cariño, es una investigación criminal; por supuesto que registramos la casa con una orden judicial en la mano. Ahora las ropas están bajo custodia y de camino al laboratorio para los análisis.
—¿Qué clase de análisis?
El sobresalto llenó ahora su voz, no sólo su mente.
—Análisis de ADN, jovencita. —Cranston frunció el ceño—. Estamos buscando ADN distinto al tuyo. Los criminales no siempre piensan sobre las diferentes maneras en que el ADN puede ser encontrado. Una hebra de pelo, sudor, a veces sangre de algo tan inocente como un arañazo. Esperamos que nuestro chico haya dejado algo.
—¿Chico?
Kevin se dio cuenta de esa palabra antes de que _______ le diera sentido.
—Lo captó Nick. —Timothy sacudió la cabeza—. Aquí.
Sacó una de las fotografías y se la dio a Kevin. ______ miró fijamente la foto. Era una foto frontal, sin embargo quien fuera que estuviera posando había girado la cabeza de lado, permitiendo que un cabello idéntico al de ______ le cubriera la cara. Le tomó un minuto, pero lo vio. Parpadeó, segura de que no veía con claridad. Los pechos estaban cubiertos por la suave seda color chocolate de la blusa que la otra mujer llevaba, cubriendo los montículos que eran aproximadamente del tamaño de los de _____. Pero con una diferencia. En esa foto el ligero material de la blusa había hecho un hueco dónde un botón se había desabrochado y mostró una muy velluda porción de carne bajo el pecho. _______ parpadeó y miró otra vez.
—¿Vello pectoral?
—Pasamos las otras fotos una vez, Nick captó eso —dijo Cranston—. Y encontramos otras anomalías. Como ésta.
La siguiente foto tenía un círculo rojo alrededor de una oscura mancha sobre el suave, cremoso y depilado brazo que parecía femenino.
—Ésta foto fue tomada por otro agente en Francia, dónde nuestro joven se encontró con Akron Svengaurrd, el mercenario que hacía de intermediario con el asunto de los misiles. Una vez más, no había rasgos faciales, pero _______ se concentró en el círculo rojo que señalaba una marca de algún tipo.
—Que me condenen —masculló Kevin, la voz de repente gruesa, amarga—. No puedo creerlo.
—Desapareció justo después de que los misiles fueran robados —dijo entonces Nick—. ¿Recuerdas? ¿Nos preguntábamos dónde demonios había ido? También conocía a Cole, trabajó para el padre de Cole durante un tiempo en la granja cerca de Frankfort. Lo sacamos de la investigación porque las conexiones eran todas superficiales. Caramba, Cole tenía un montón de conocidos en Somerset. ______ miró concienzudamente la foto, segura de que se estaba dejando algo. Entonces lo vio, lo recordó. Una pequeña marca, más una mancha de nacimiento, en la muñeca de un amigo.
—Johnny —susurró, viendo entonces la familiaridad en la curva de su cara, la postura, incluso vestido como estaba con sus ropas—. Es Johnny Grace.
—Visitó el centro de detención premeditadamente —dijo entonces Nick—. Para implicar a _______. Cada movimiento que hizo estuvo hecho para implicarla, para distraer a Kevin, y posiblemente también a mí. Tenía que cubrirse, y ésta fue la mejor manera de hacerlo. Pensó que tú y ________ habíais discutido, y ella iba en dirección a Virginia. El centro de detención está de camino, un pequeño rodeo que razonablemente pudo haber hecho. Bam, la arrestan, los chicos malos piensan que ella tiene el dinero, los chicos buenos la crucifican. Y Johnny fue condenadamente bueno; esos jodidos mercenarios realmente pensaban que él era ella. Habrían matado a _______ a la primera oportunidad que tuvieran. Detrás de ella, Kevin estaba peligrosamente en silencio. _______ juró que pudo notar la furia azotando ahora la habitación, tanto desde Kevin como de Nick.
—Primero se hizo amigo de _______ cuando ella volvió, porque conocía su historia con Kevin, y sabía de la fascinación de Kevin por ella. Era una de las pocas personas que pudo haber sabido qué ocurrió cuando se fue hace ocho años —soltó Nick.
—Sí. Trabajaba en la clínica cuando ______ tuvo el aborto. De camillero o algo así —añadió Cranston. ________ sintió entonces el mundo derrumbarse a su alrededor. El silencio en la habitación de repente se volvió pesado, tenso y lleno de peligro. No se atrevía a mirar a Kevin; no podía. Apenas podía respirar, apenas podía formar un pensamiento.
—Cranston, voy a matarte. —Siseó entonces Nick—. Teníamos un acuerdo.
La mirada de Cranston fue entonces hacia Kevin y ______.
—Los acuerdos son con los hombres en los que puedo confiar, Nick —dijo burlonamente—. Los dos rompieron la confianza en mí con sus intentos de esconder la presencia de la señorita Jansen en ese almacén. Considéralo un cachete en la muñeca.
aranzhitha
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Bueno chicas hay esta su maratón :) les tengo que decir que ya solo quedan seis capítulos y el próximo va ser super hermoso se los aseguro después les subo mas
aranzhitha
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
ESPERA!!! Que yo recuerde Kev no sabia del aborto.... O si???
Ahhhh!!! Ya solo 6 caps??? Tan rapido se va a acabar???
:( Nooo Solo me van a quedar 1 nove de Kev :'(
Aww entonces el prox cap va a hacer hermoso???
Subelo!!! xD
Siguela Please!!"
Ahhhh!!! Ya solo 6 caps??? Tan rapido se va a acabar???
:( Nooo Solo me van a quedar 1 nove de Kev :'(
Aww entonces el prox cap va a hacer hermoso???
Subelo!!! xD
Siguela Please!!"
Vanee LovatoD'Jonas
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Holaaa, nueva lectora :D Me encanto tu nove, sexy kevin :(L): :(L): :(L):
Seguilaaa plis!
Te pasas por mi nove?
Seguilaaa plis!
Te pasas por mi nove?
teenagers fan♥
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Oh, no la puedes dejar asi!!!!!!
SIGUELAAAAA PRONTO SI?
SIGUELAAAAA PRONTO SI?
*Stephanie*
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
DIOSS
CUANTO DRAMMA
CUANTO CALOR
AGGG TUVE ORGASMOS HAHAH
LA AME¡¡¡¡
AWWW YA SE VA A TERMINAR NOOOOOOOOOOOOOOO
CUANTO DRAMMA
CUANTO CALOR
AGGG TUVE ORGASMOS HAHAH
LA AME¡¡¡¡
AWWW YA SE VA A TERMINAR NOOOOOOOOOOOOOOO
berenice_89
Re: [Resuelto]"Noches Traviesas" (Kevin y tu)Terminada
Oh por Dios no puedo creer que lo haya dicho
siguelaaa siguelaaaaaaaaaaaaa
siguelaaa siguelaaaaaaaaaaaaa
JB&1D2
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