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Viaje al Infierno (Joe y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
por ♫ Laura Jonas ♥ Dom 19 Feb 2012, 7:35 pm
—No, se trata de uno de los hombres que invadieron la casa rural. Él también dará testimonio.
"¡Testimonio que podrá condenar a Joe!", pensó ________ poniéndose tensa. No había contado con eso. Con seguridad su padre se estaba refiriendo a uno de los hombres de la S.A.S. que la habían rescatado.
No lo reconoció, pero tuvo que aceptar que recordaba demasiado poco de lo ocurrido ese día. Era agradable y cortés. Tomó asiento al lado de ella y se enfrascó en la lectura de una biografía de Winston Churchill una vez que el avión despegó.
No se había percatado de lo tensa que estaba hasta que el viaje casi había terminado, y él le comentó con voz calmada:
—Debe ser muy difícil para usted hacer esto… Especialmente, por haber vivido en estrecho contacto con ellos. Aprendemos acerca de estas situaciones durante nuestro entrenamiento —agregó a título de información—. Se manifiestan en dos formas: un profundo y persistente odio de parte de la víctima o un fuerte sentimiento de dependencia.
Él la observaba con curiosidad. __________ sabía que se estaba preguntando cuál sería el caso de ella. "Lo sabrá muy pronto", pensó, apretando los labios. "Es cierto, siento dependencia de Joe. Sin él, la vida no tiene sentido". Sin embargo, sabía que lo más probable es que él no correspondía a sus sentimientos. "Si puedo obtener su libertad, si logro convencer a mi padre de que ayude para ello, en ese caso Nico estará en deuda conmigo". Se movió, inquieta, en el asiento. "¿Eso es lo que quiero? ¿Gratitud cobarde? ¿Dependencia de mí, por no quedarle otro remedio? ¿Me agradaría verlo sometido a esa humillación? ¿No lo amo porque es orgulloso e independiente? ¿Aceptará su libertad a ese precio? Si siente algo por mí, ¿no se transformará ese amor en odio y desprecio?" Una y otra vez, en favor y en contra, alegó consigo misma mientras duró el corto vuelo, sin llegar a ninguna conclusión definitiva. De una cosa sí estaba segura: no podía permitir que Joe fuera a prisión sin tratar de salvarlo. "Lo que ocurra después dependerá de él", se dijo.
Comprendió la seriedad con la que las autoridades consideraban el juicio, por los guardias armados que los recibieron en el aeropuerto y que después rodearon el hotel en que se hospedó. "Creo que tengo pocas oportunidades de ayudar a Joe", pensó con tristeza. "El gobierno italiano quiere dar un escarmiento a los terroristas y, con mi ayuda, espera lograrlo," comprendió el primer día del juicio, cuando se le solicitó que ocupara la barra de testigos y le explicara al jurado cómo había ocurrido su secuestro.
Desde la barra podía ver a Olivia, que la miraba con odio. Guido y Piero se encontraban a su lado, y detrás de ellos, otros a los que no reconoció. Joe no estaba. El temor y el pánico empezaron a apoderarse de ella.
Continuaron haciéndole preguntas y se obligó a contestarlas lo mejor que pudo, siempre, sin comprometer a Joe. Su tensión crecía por segundos mientras sus ojos buscaban en vano a Joe. "¿Habrá escapado?" En los periódicos no aparecía la noticia.
En cierto momento, cuando fue obligada a describir la manera en que Guido la había atacado, la sala empezó a girar a su alrededor. El juez era amable y paternal. Ordenó que le llevaran a ________ un vaso de vino.
—¿Y fue salvada por otro miembro de la banda? —preguntó el juez, leyendo la declaración que _________ había hecho inmediatamente después de ser liberada—. ¿Se encuentra ese hombre con los demás?
Alguien se acercó al juez y le murmuró algo al oído. Él afirmó con la cabeza.
—Sí… —le sonrió a ________—. Lo había olvidado… El hombre al que me refiero fue baleado durante el combate en el que usted fue rescatada, y ya se encuentra más allá de la justicia humana.
Sintió que todo giraba a su alrededor. "Joe está muerto… muerto", pensó. En la parte trasera de la sala alguien gritaba. El hombre que había viajado con ella en el avión corrió a su lado. De súbito la violencia estalló en el salón. Alguien gritó y __________ fue empujada hacia el suelo en los momentos en que un cuchillo pasaba cerca de su cabeza. Se escucharon disparos y, cuando por fin ella se incorporó, vio el cuerpo de Guido sin movimiento, y el rostro descompuesto y torvo de Olivia.
Por un instante cambió la escena: el cuerpo de Joe yacía en el lugar donde estaba el de Guido. Con los brazos extendidos, desprovisto de vida. La intensidad de la pérdida borró cualquier otra emoción en ________.
Escuchó cerca de su cabeza la maldición emitida por su guardián de la S.A.S. y luego su voz, preguntándole si estaba bien.
—J.J me advirtió que podía pasar algo así —murmuró.
Su comentario no tuvo importancia para _______: "Joe está muerto", se repetía.
No podía permanecer ahí. Después de lo ocurrido no era necesario que rindiera más testimonios, pero rehusó abandonar la Corte sin enterarse de las circunstancias en que había acontecido el fallecimiento de Joe.
En los ojos de su guardián estaban la piedad y la compasión, cuando la informó que tendría que sacarla por la fuerza si se negaba a abandonar el salón antes de averiguar todo. Había en los ojos otra emoción que ella fue incapaz de identificar. Le pareció que tenían una mirada casi culpable.
Observó lo mismo cuando después logró hablar con uno de los oficiales, un apuesto italiano de rostro severo que hablaba un inglés perfecto y que se disculpó por lo que casi le había ocurrido a _________.
—¡Bastardi! ¡Esos animales no merecen vivir! —exclamó irritado—. Desean destruir hasta los cimientos de la civilización. Incluso quieren asesinar al Papa. ¡No tienen derecho a la vida!
Ella le dirigió una suplicante mirada a su guardián, quien interrumpió el monólogo del oficial para hacer las preguntas que _________, en ese momento, no lograba formular.
—La señorita Wykeham tiene interés en saber acerca del hombre llamado Joe. Tengo entendido que murió durante la operación de rescate.
¿Fue la imaginación de __________ la que le hizo creer que había un mensaje disimulado entre los dos hombres?
Después de una ligera duda, el italiano respondió.
—Sí, así es.
—¿Murió en la granja? —interrogó ________.
Algo la movía a averiguar la verdad. Necesitaba conocer la manera en que Joe había muerto.
—Sí. Le disparó uno de sus hombres —explicó el italiano.
—Uno de su propia banda —aclaró el inglés.
Las dos explicaciones fueron emitidas simultáneamente. _________ frunció el ceño. Antes que pudiera pedir aclaraciones acerca de la discrepancia, el italiano se disculpó:
—Sí, por supuesto, usted tiene razón. Estoy equivocado, quien le disparó fue uno de los que la liberaron, señorita Wykeham.
¡Joe estaba muerto! Ella no lo podía comprender. Sollozos histéricos sacudieron su cuerpo. Su guardián de la S.A.S. se mostró incómodo, lo mismo que el italiano.
—Por favor, signorina…
—¿Qué hicieron con su cuerpo?
Silencio.
—Fue… Fue enterrado.
—¿Y su tumba?
—No tiene ninguna señal, como corresponde a tal criminal —afirmó el italiano.
Eso pareció ser el golpe final. Nico se había ido como si jamás hubiera existido, y ni siquiera existía un sepulcro para recordar su paso por la tierra.
El hombre de la S.A.S. parecía ansioso por retirarse de la Corte y _________ tuvo la impresión clara de que no quería que ella hiciera más preguntas. "Creo que algo se me está ocultando. ¿Qué podrá ser?".
Su padre la estaba esperando cuando aterrizó el avión en Heathrow. Al observar el rostro de ella, remoto y sombrío, y su forma de caminar y de moverse, no la abrazó ni besó. Sin darle oportunidad de protestar, dio indicaciones para que los llevaran a Surrey. __________ no logró recordar cuándo había sido la última vez que los dos habían estado juntos en el campo. A pesar de que quiso demostrar buen humor, le fue imposible hacerlo.
Los recuerdos de Joe la perseguían. Al perderlo, comprendió la inmensidad del amor que sentía por él. Cada minuto sin Joe le producía un dolor físico, y más atormentador aún, era el hecho de ignorar la ubicación de su tumba, de no poder acudir ahí para encontrar algún consuelo cerca del sepulcro de Joe.
Le confesó su dolor a su padre, con la esperanza de que éste tuviera la suficiente influencia para poder averiguar dónde estaba enterrado; pero, para su consternación, Sir Richard se mostró reacio a ayudarla.
—Hará las cosas todavía más difíciles para ti —le explicó.
Saffron tuvo la peculiar convicción de que ése no era el motivo real. Una vez más le llegó el pensamiento de que no le estaban diciendo la verdad. "¿Qué me estarán ocultando?", se preguntó.
Le fue negado hasta el inmenso deseo que sentía por haber concebido un hijo de Joe. Su padre le insistió en que reanudara su vida normal, pero ella no sentía prisa por hacerlo. Cuatro días después que regresaron a su hogar, aceptó la sugerencia de almorzar fuera. Manejando en persona el auto, la condujo a un pequeño restaurante, de mucha fama en la localidad, y eligió la comida para los dos.
El pastel de carne que les fue servido con un delicioso pan hecho en casa, estaba exquisito. Apenas había tomado un bocado cuando vio a un hombre parado en el extremo opuesto del salón. Los cabellos obscuros se rizaban en el cuello de la camisa y sus movimientos eran rápidos y seguros. Logró vislumbrar su espalda tan sólo un instante, pero fue suficiente para que su rostro se tornara pálido y que sus labios musitaran el nombre de Joe con dolor. Su padre reaccionó con premura y cambió de posición para ocultar del resto de los comensales el rostro descompuesto y el cuerpo tembloroso de ________.
—No es posible que haya sido Joe —le afirmó con dulzura, pero la expresión de sus ojos le resultó a _________ difícil de descifrar; mezcla de disgusto y culpa. Cuando Sir Richard estuvo convencido de que ella había recuperado su compostura, le dijo que acababa de recordar que tenía que hacer una llamada telefónica antes de abandonar el restaurante. Le pareció a ___________ que su padre tardaba en volver y, cuando por fin lo hizo, lo notó preocupado y pensativo.
Salieron casi inmediatamente del restaurante. Cuando llegaron a su residencia, él le dijo con dulzura:
—Sé que ya me has comentado los acontecimientos básicos de tu captura; sé lo que sientes por Joe, pero te has guardado muchas cosas, ___________. ¿Te ayudaría el hablar de ello?
—¡Papá, papá!
Se arrojó en sus brazos, y sollozante, le narró la historia. Él la escuchó en silencio.
Cuando terminó, Sir Richard estaba muy serio.
—¡Mi pobre y querida niña! —exclamó con tristeza—. ¿Qué te puedo decir? Hablas de amar a ese hombre pero, ¿estás segura de que no es un simple enamoramiento, intensificado por el hecho de que sabes que ya es inalcanzable? Aun en el caso de que hubiera sobrevivido…
—¿Me desearía él? —completó ella—. No lo sé, papá. Tan sólo sé que lo amo y que sin él la vida no tiene sentido.
_________ apoyó los dedos en su estómago y él, observando el movimiento, inquirió:
—Eran amantes, ¿no es así?
Ella afirmó con la cabeza, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.
—Sí, y aunque no lo creas, fue el primero. Él no quería, pero yo le insistí y estoy contenta por ello —lloró con desesperación—. Por lo menos tengo eso. Y no me vayas a decir que soy joven y que encontraré a alguien más. Nunca lo habrá… Nunca habrá otro como Joe.
—¡Mi pobre chiquilla! ¿Qué te puedo decir? ¿Que el tiempo cura? Así es, y lo sabes. Cuando perdí a tu madre… —suspiró y pareció envejecer aún más—. _________, te he juzgado mal y lo peor de todo es…
—¿Que no me creíste capaz de amar así? —le preguntó con tristeza—. ¿O tal vez porque te comenté que Joe fue el primero? No te puedo culpar, papá. La prensa no se ha portado bien conmigo.
—¿Qué te puedo decir? Eres demasiado grande para que te recuerde tópicos trillados, y demasiado joven para que aceptes que, con el tiempo, se comprueba que son verdaderos.
Cuando regresaron a Londres, ________ se percató de que la observaba con tristeza creciente. Trabajó ella con obstinación en la oficina, e incluso se inscribió para tomar un curso de secretaria, pero el trabajo era sólo un medio para agotarse lo suficiente como para poder dormir en la noche, y ella necesitaba hacerlo, porque en sus sueños Joe siempre se presentaba, amoroso, cálido, vivo.
La Navidad llegó y se fue. Su cabello empezó a crecer de nuevo. Estaba muy delgada, frágil y quebradiza como el cristal. Su dolor no había menguado.
El día de año nuevo su padre tuvo que viajar una vez más a Nueva York. La semana anterior había estado nervioso. Cuando _________ abordó el tema, le explicó que era porque no le agradaba dejarla sola.
—Le pedí a J.J que te llame con frecuencia para ver si todo está bien —le comentó evitando mirarla a los ojos—. En este momento se encuentra arreglando unos negocios en Suecia, pero volverá la semana próxima. Tiene llave del penthouse.
Ya estaban en Londres y _________ quiso decirle que no necesitaba que la cuidaran como si fuera una niña, pero no tuvo ánimo para hacerlo al ver lo preocupado y serio que estaba su padre.
Al notar que ella no presentaba objeciones, agregó:
—_______, yo… —empezó a decir—. Espero que el cielo me perdone por lo que te he hecho. Si hubiera sabido.
Creyó que se refería al hecho de que por tener un padre millonario la habían secuestrado.
—No hay nada que perdonar, papá. Lo que ocurrió con Joe es más valioso para mí que cualquier otro acontecimiento de mi vida, y aunque jamás lo vuelva a ver, aunque nunca lo vuelva a acariciar, mi vida está enriquecida por lo acontecido. Es probable que tengas razón y que es mejor que haya pasado lo que pasó; por lo menos, puedo engañarme y decirme que él pudo haber sentido algo por mí…
—¡Claro que lo sintió! —interrumpió con violencia su padre—. __________, yo…
Sabiendo que él estaba tratando de mitigar su pena, se las ingenió para soltar una trémula risa.
—¿Qué quieres decir con claro que lo sintió? ¿Por qué tenía que ser así? ¿Porque soy tu hija? —le bromeó.
Él partió al día siguiente, por la tarde. ________ lo llevó al aeropuerto en el Rolls. Después, en lugar de volver al penthouse, se dirigió a la oficina, enfrascándose en su trabajo hasta que estaba tan cansada que el sueño le cerraba los párpados.
Durante varios días se presentó a su trabajo a las ocho de la mañana y se retiraba hasta las ocho de la noche, hora en la que retornaba al penthouse, demasiado agotada hasta para comer. Sin embargo, su cuerpo se adaptó a ese ritmo agotador y el sueño la empezó a eludir.
—_________, no es posible que continúes así —le comentó su jefe una mañana cuando, al presentarse éste, la encontró sentada en su escritorio con unas pronunciadas ojeras—. Tómate unos días de descanso ¡y esto es una orden! No me eres útil trabajando en ese estado.
Sabiendo que le decía la verdad, __________ aceptó. Como el penthouse, sin su padre, parecía sin vida, sintió el deseo de ir a Surrey.
Cuando abandonó Londres empezó a nevar. Minúsculos copos descendían en su paracaídas natural. Comparó la persistencia de su amor por Joe con la de la nieve, que podía esperar año tras año para volver a caer. "Amor que creció sin que me diera cuenta, y ahora es demasiado tarde. Viviré y moriré con él. ‘Demasiado tarde’, las palabras más tristes de cualquier lenguaje", pensó con pavor mientras conducía en medio del pesado tránsito.
Ya era de noche cuando llegó a la casa. Al abrir la puerta se hizo el propósito de hablarle a su padre. "Se preocupará si llama al penthouse y no me encuentra". El viaje la había agotado. Se sentía tan cansada que se consideraba capaz de dormirse apenas se metiera en la cama.
"En mis sueños, Joe estará conmigo, como siempre, como siempre…" se dijo, triste.
"¡Testimonio que podrá condenar a Joe!", pensó ________ poniéndose tensa. No había contado con eso. Con seguridad su padre se estaba refiriendo a uno de los hombres de la S.A.S. que la habían rescatado.
No lo reconoció, pero tuvo que aceptar que recordaba demasiado poco de lo ocurrido ese día. Era agradable y cortés. Tomó asiento al lado de ella y se enfrascó en la lectura de una biografía de Winston Churchill una vez que el avión despegó.
No se había percatado de lo tensa que estaba hasta que el viaje casi había terminado, y él le comentó con voz calmada:
—Debe ser muy difícil para usted hacer esto… Especialmente, por haber vivido en estrecho contacto con ellos. Aprendemos acerca de estas situaciones durante nuestro entrenamiento —agregó a título de información—. Se manifiestan en dos formas: un profundo y persistente odio de parte de la víctima o un fuerte sentimiento de dependencia.
Él la observaba con curiosidad. __________ sabía que se estaba preguntando cuál sería el caso de ella. "Lo sabrá muy pronto", pensó, apretando los labios. "Es cierto, siento dependencia de Joe. Sin él, la vida no tiene sentido". Sin embargo, sabía que lo más probable es que él no correspondía a sus sentimientos. "Si puedo obtener su libertad, si logro convencer a mi padre de que ayude para ello, en ese caso Nico estará en deuda conmigo". Se movió, inquieta, en el asiento. "¿Eso es lo que quiero? ¿Gratitud cobarde? ¿Dependencia de mí, por no quedarle otro remedio? ¿Me agradaría verlo sometido a esa humillación? ¿No lo amo porque es orgulloso e independiente? ¿Aceptará su libertad a ese precio? Si siente algo por mí, ¿no se transformará ese amor en odio y desprecio?" Una y otra vez, en favor y en contra, alegó consigo misma mientras duró el corto vuelo, sin llegar a ninguna conclusión definitiva. De una cosa sí estaba segura: no podía permitir que Joe fuera a prisión sin tratar de salvarlo. "Lo que ocurra después dependerá de él", se dijo.
Comprendió la seriedad con la que las autoridades consideraban el juicio, por los guardias armados que los recibieron en el aeropuerto y que después rodearon el hotel en que se hospedó. "Creo que tengo pocas oportunidades de ayudar a Joe", pensó con tristeza. "El gobierno italiano quiere dar un escarmiento a los terroristas y, con mi ayuda, espera lograrlo," comprendió el primer día del juicio, cuando se le solicitó que ocupara la barra de testigos y le explicara al jurado cómo había ocurrido su secuestro.
Desde la barra podía ver a Olivia, que la miraba con odio. Guido y Piero se encontraban a su lado, y detrás de ellos, otros a los que no reconoció. Joe no estaba. El temor y el pánico empezaron a apoderarse de ella.
Continuaron haciéndole preguntas y se obligó a contestarlas lo mejor que pudo, siempre, sin comprometer a Joe. Su tensión crecía por segundos mientras sus ojos buscaban en vano a Joe. "¿Habrá escapado?" En los periódicos no aparecía la noticia.
En cierto momento, cuando fue obligada a describir la manera en que Guido la había atacado, la sala empezó a girar a su alrededor. El juez era amable y paternal. Ordenó que le llevaran a ________ un vaso de vino.
—¿Y fue salvada por otro miembro de la banda? —preguntó el juez, leyendo la declaración que _________ había hecho inmediatamente después de ser liberada—. ¿Se encuentra ese hombre con los demás?
Alguien se acercó al juez y le murmuró algo al oído. Él afirmó con la cabeza.
—Sí… —le sonrió a ________—. Lo había olvidado… El hombre al que me refiero fue baleado durante el combate en el que usted fue rescatada, y ya se encuentra más allá de la justicia humana.
Sintió que todo giraba a su alrededor. "Joe está muerto… muerto", pensó. En la parte trasera de la sala alguien gritaba. El hombre que había viajado con ella en el avión corrió a su lado. De súbito la violencia estalló en el salón. Alguien gritó y __________ fue empujada hacia el suelo en los momentos en que un cuchillo pasaba cerca de su cabeza. Se escucharon disparos y, cuando por fin ella se incorporó, vio el cuerpo de Guido sin movimiento, y el rostro descompuesto y torvo de Olivia.
Por un instante cambió la escena: el cuerpo de Joe yacía en el lugar donde estaba el de Guido. Con los brazos extendidos, desprovisto de vida. La intensidad de la pérdida borró cualquier otra emoción en ________.
Escuchó cerca de su cabeza la maldición emitida por su guardián de la S.A.S. y luego su voz, preguntándole si estaba bien.
—J.J me advirtió que podía pasar algo así —murmuró.
Su comentario no tuvo importancia para _______: "Joe está muerto", se repetía.
No podía permanecer ahí. Después de lo ocurrido no era necesario que rindiera más testimonios, pero rehusó abandonar la Corte sin enterarse de las circunstancias en que había acontecido el fallecimiento de Joe.
En los ojos de su guardián estaban la piedad y la compasión, cuando la informó que tendría que sacarla por la fuerza si se negaba a abandonar el salón antes de averiguar todo. Había en los ojos otra emoción que ella fue incapaz de identificar. Le pareció que tenían una mirada casi culpable.
Observó lo mismo cuando después logró hablar con uno de los oficiales, un apuesto italiano de rostro severo que hablaba un inglés perfecto y que se disculpó por lo que casi le había ocurrido a _________.
—¡Bastardi! ¡Esos animales no merecen vivir! —exclamó irritado—. Desean destruir hasta los cimientos de la civilización. Incluso quieren asesinar al Papa. ¡No tienen derecho a la vida!
Ella le dirigió una suplicante mirada a su guardián, quien interrumpió el monólogo del oficial para hacer las preguntas que _________, en ese momento, no lograba formular.
—La señorita Wykeham tiene interés en saber acerca del hombre llamado Joe. Tengo entendido que murió durante la operación de rescate.
¿Fue la imaginación de __________ la que le hizo creer que había un mensaje disimulado entre los dos hombres?
Después de una ligera duda, el italiano respondió.
—Sí, así es.
—¿Murió en la granja? —interrogó ________.
Algo la movía a averiguar la verdad. Necesitaba conocer la manera en que Joe había muerto.
—Sí. Le disparó uno de sus hombres —explicó el italiano.
—Uno de su propia banda —aclaró el inglés.
Las dos explicaciones fueron emitidas simultáneamente. _________ frunció el ceño. Antes que pudiera pedir aclaraciones acerca de la discrepancia, el italiano se disculpó:
—Sí, por supuesto, usted tiene razón. Estoy equivocado, quien le disparó fue uno de los que la liberaron, señorita Wykeham.
¡Joe estaba muerto! Ella no lo podía comprender. Sollozos histéricos sacudieron su cuerpo. Su guardián de la S.A.S. se mostró incómodo, lo mismo que el italiano.
—Por favor, signorina…
—¿Qué hicieron con su cuerpo?
Silencio.
—Fue… Fue enterrado.
—¿Y su tumba?
—No tiene ninguna señal, como corresponde a tal criminal —afirmó el italiano.
Eso pareció ser el golpe final. Nico se había ido como si jamás hubiera existido, y ni siquiera existía un sepulcro para recordar su paso por la tierra.
El hombre de la S.A.S. parecía ansioso por retirarse de la Corte y _________ tuvo la impresión clara de que no quería que ella hiciera más preguntas. "Creo que algo se me está ocultando. ¿Qué podrá ser?".
Su padre la estaba esperando cuando aterrizó el avión en Heathrow. Al observar el rostro de ella, remoto y sombrío, y su forma de caminar y de moverse, no la abrazó ni besó. Sin darle oportunidad de protestar, dio indicaciones para que los llevaran a Surrey. __________ no logró recordar cuándo había sido la última vez que los dos habían estado juntos en el campo. A pesar de que quiso demostrar buen humor, le fue imposible hacerlo.
Los recuerdos de Joe la perseguían. Al perderlo, comprendió la inmensidad del amor que sentía por él. Cada minuto sin Joe le producía un dolor físico, y más atormentador aún, era el hecho de ignorar la ubicación de su tumba, de no poder acudir ahí para encontrar algún consuelo cerca del sepulcro de Joe.
Le confesó su dolor a su padre, con la esperanza de que éste tuviera la suficiente influencia para poder averiguar dónde estaba enterrado; pero, para su consternación, Sir Richard se mostró reacio a ayudarla.
—Hará las cosas todavía más difíciles para ti —le explicó.
Saffron tuvo la peculiar convicción de que ése no era el motivo real. Una vez más le llegó el pensamiento de que no le estaban diciendo la verdad. "¿Qué me estarán ocultando?", se preguntó.
Le fue negado hasta el inmenso deseo que sentía por haber concebido un hijo de Joe. Su padre le insistió en que reanudara su vida normal, pero ella no sentía prisa por hacerlo. Cuatro días después que regresaron a su hogar, aceptó la sugerencia de almorzar fuera. Manejando en persona el auto, la condujo a un pequeño restaurante, de mucha fama en la localidad, y eligió la comida para los dos.
El pastel de carne que les fue servido con un delicioso pan hecho en casa, estaba exquisito. Apenas había tomado un bocado cuando vio a un hombre parado en el extremo opuesto del salón. Los cabellos obscuros se rizaban en el cuello de la camisa y sus movimientos eran rápidos y seguros. Logró vislumbrar su espalda tan sólo un instante, pero fue suficiente para que su rostro se tornara pálido y que sus labios musitaran el nombre de Joe con dolor. Su padre reaccionó con premura y cambió de posición para ocultar del resto de los comensales el rostro descompuesto y el cuerpo tembloroso de ________.
—No es posible que haya sido Joe —le afirmó con dulzura, pero la expresión de sus ojos le resultó a _________ difícil de descifrar; mezcla de disgusto y culpa. Cuando Sir Richard estuvo convencido de que ella había recuperado su compostura, le dijo que acababa de recordar que tenía que hacer una llamada telefónica antes de abandonar el restaurante. Le pareció a ___________ que su padre tardaba en volver y, cuando por fin lo hizo, lo notó preocupado y pensativo.
Salieron casi inmediatamente del restaurante. Cuando llegaron a su residencia, él le dijo con dulzura:
—Sé que ya me has comentado los acontecimientos básicos de tu captura; sé lo que sientes por Joe, pero te has guardado muchas cosas, ___________. ¿Te ayudaría el hablar de ello?
—¡Papá, papá!
Se arrojó en sus brazos, y sollozante, le narró la historia. Él la escuchó en silencio.
Cuando terminó, Sir Richard estaba muy serio.
—¡Mi pobre y querida niña! —exclamó con tristeza—. ¿Qué te puedo decir? Hablas de amar a ese hombre pero, ¿estás segura de que no es un simple enamoramiento, intensificado por el hecho de que sabes que ya es inalcanzable? Aun en el caso de que hubiera sobrevivido…
—¿Me desearía él? —completó ella—. No lo sé, papá. Tan sólo sé que lo amo y que sin él la vida no tiene sentido.
_________ apoyó los dedos en su estómago y él, observando el movimiento, inquirió:
—Eran amantes, ¿no es así?
Ella afirmó con la cabeza, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.
—Sí, y aunque no lo creas, fue el primero. Él no quería, pero yo le insistí y estoy contenta por ello —lloró con desesperación—. Por lo menos tengo eso. Y no me vayas a decir que soy joven y que encontraré a alguien más. Nunca lo habrá… Nunca habrá otro como Joe.
—¡Mi pobre chiquilla! ¿Qué te puedo decir? ¿Que el tiempo cura? Así es, y lo sabes. Cuando perdí a tu madre… —suspiró y pareció envejecer aún más—. _________, te he juzgado mal y lo peor de todo es…
—¿Que no me creíste capaz de amar así? —le preguntó con tristeza—. ¿O tal vez porque te comenté que Joe fue el primero? No te puedo culpar, papá. La prensa no se ha portado bien conmigo.
—¿Qué te puedo decir? Eres demasiado grande para que te recuerde tópicos trillados, y demasiado joven para que aceptes que, con el tiempo, se comprueba que son verdaderos.
Cuando regresaron a Londres, ________ se percató de que la observaba con tristeza creciente. Trabajó ella con obstinación en la oficina, e incluso se inscribió para tomar un curso de secretaria, pero el trabajo era sólo un medio para agotarse lo suficiente como para poder dormir en la noche, y ella necesitaba hacerlo, porque en sus sueños Joe siempre se presentaba, amoroso, cálido, vivo.
La Navidad llegó y se fue. Su cabello empezó a crecer de nuevo. Estaba muy delgada, frágil y quebradiza como el cristal. Su dolor no había menguado.
El día de año nuevo su padre tuvo que viajar una vez más a Nueva York. La semana anterior había estado nervioso. Cuando _________ abordó el tema, le explicó que era porque no le agradaba dejarla sola.
—Le pedí a J.J que te llame con frecuencia para ver si todo está bien —le comentó evitando mirarla a los ojos—. En este momento se encuentra arreglando unos negocios en Suecia, pero volverá la semana próxima. Tiene llave del penthouse.
Ya estaban en Londres y _________ quiso decirle que no necesitaba que la cuidaran como si fuera una niña, pero no tuvo ánimo para hacerlo al ver lo preocupado y serio que estaba su padre.
Al notar que ella no presentaba objeciones, agregó:
—_______, yo… —empezó a decir—. Espero que el cielo me perdone por lo que te he hecho. Si hubiera sabido.
Creyó que se refería al hecho de que por tener un padre millonario la habían secuestrado.
—No hay nada que perdonar, papá. Lo que ocurrió con Joe es más valioso para mí que cualquier otro acontecimiento de mi vida, y aunque jamás lo vuelva a ver, aunque nunca lo vuelva a acariciar, mi vida está enriquecida por lo acontecido. Es probable que tengas razón y que es mejor que haya pasado lo que pasó; por lo menos, puedo engañarme y decirme que él pudo haber sentido algo por mí…
—¡Claro que lo sintió! —interrumpió con violencia su padre—. __________, yo…
Sabiendo que él estaba tratando de mitigar su pena, se las ingenió para soltar una trémula risa.
—¿Qué quieres decir con claro que lo sintió? ¿Por qué tenía que ser así? ¿Porque soy tu hija? —le bromeó.
Él partió al día siguiente, por la tarde. ________ lo llevó al aeropuerto en el Rolls. Después, en lugar de volver al penthouse, se dirigió a la oficina, enfrascándose en su trabajo hasta que estaba tan cansada que el sueño le cerraba los párpados.
Durante varios días se presentó a su trabajo a las ocho de la mañana y se retiraba hasta las ocho de la noche, hora en la que retornaba al penthouse, demasiado agotada hasta para comer. Sin embargo, su cuerpo se adaptó a ese ritmo agotador y el sueño la empezó a eludir.
—_________, no es posible que continúes así —le comentó su jefe una mañana cuando, al presentarse éste, la encontró sentada en su escritorio con unas pronunciadas ojeras—. Tómate unos días de descanso ¡y esto es una orden! No me eres útil trabajando en ese estado.
Sabiendo que le decía la verdad, __________ aceptó. Como el penthouse, sin su padre, parecía sin vida, sintió el deseo de ir a Surrey.
Cuando abandonó Londres empezó a nevar. Minúsculos copos descendían en su paracaídas natural. Comparó la persistencia de su amor por Joe con la de la nieve, que podía esperar año tras año para volver a caer. "Amor que creció sin que me diera cuenta, y ahora es demasiado tarde. Viviré y moriré con él. ‘Demasiado tarde’, las palabras más tristes de cualquier lenguaje", pensó con pavor mientras conducía en medio del pesado tránsito.
Ya era de noche cuando llegó a la casa. Al abrir la puerta se hizo el propósito de hablarle a su padre. "Se preocupará si llama al penthouse y no me encuentra". El viaje la había agotado. Se sentía tan cansada que se consideraba capaz de dormirse apenas se metiera en la cama.
"En mis sueños, Joe estará conmigo, como siempre, como siempre…" se dijo, triste.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
por ♫ Laura Jonas ♥ Dom 19 Feb 2012, 7:36 pm
andreita escribió:
Pasaste de PAGINA!!!
BAILE DE 5 SEGUNDOS!!!!!
Ya sera la ultima vez que diga esto en esta nove
♫ Laura Jonas ♥
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
por ♫ Laura Jonas ♥ Dom 19 Feb 2012, 7:46 pm
Bueno chicas antes de subirles el ultimo capi, quiero agradecerles a :
andreita
Jazz_princess_jonas
Jimee Jonas <3
OrianaJBLovato
locasxjonas
Por leer esta nove, si fueron pocas lectoras esta vez, pero gracias a ustedes la continue, es mas si hubiera tenido solo una la sigo
Pero muchisimas gracias, espero verlas pronto (el sabado :lol!: )
Porque quiero decirles que ya tengo una nove nueva para subirles
Sobre esta nove, la verdad es que la odie un poquito, porque utilizaron a la rayis, para beneficios de otros....
Pero asi lo hizo la autora, sus razones tuvo para hacerla asi XDDD
https://twitter.com/#!/Laura061715 Bueno chicas antes de irme, aqui esta mi twatter, siganme, es para estar comunicadas, y bueno espero que los cambios que haran en el foro sean nuevos, por cierto, quiero decirle adios a la imagen oficial, que ya mañana no estara
Sera la imagen de quien gano el concu, por cierot, me iba a inscribir, pero cuando habia visto la fecha, ya habia pasado
Bueno grax chicas, cuidense, durante TODA ESTA SEMANA :D
Sueñen con los Jonas todas las noches :twisted: :twisted: :twisted:
Ahora si, me voy, deben estar cansados de tanto bla bla bla de mi parte :lol!: :lol!:
Sayonara
Au revoir
See ya
Adios
andreita
Jazz_princess_jonas
Jimee Jonas <3
OrianaJBLovato
locasxjonas
Por leer esta nove, si fueron pocas lectoras esta vez, pero gracias a ustedes la continue, es mas si hubiera tenido solo una la sigo
Pero muchisimas gracias, espero verlas pronto (el sabado :lol!: )
Porque quiero decirles que ya tengo una nove nueva para subirles
Sobre esta nove, la verdad es que la odie un poquito, porque utilizaron a la rayis, para beneficios de otros....
Pero asi lo hizo la autora, sus razones tuvo para hacerla asi XDDD
https://twitter.com/#!/Laura061715 Bueno chicas antes de irme, aqui esta mi twatter, siganme, es para estar comunicadas, y bueno espero que los cambios que haran en el foro sean nuevos, por cierto, quiero decirle adios a la imagen oficial, que ya mañana no estara
Sera la imagen de quien gano el concu, por cierot, me iba a inscribir, pero cuando habia visto la fecha, ya habia pasado
Bueno grax chicas, cuidense, durante TODA ESTA SEMANA :D
Sueñen con los Jonas todas las noches :twisted: :twisted: :twisted:
Ahora si, me voy, deben estar cansados de tanto bla bla bla de mi parte :lol!: :lol!:
Sayonara
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Adios
♫ Laura Jonas ♥
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
por ♫ Laura Jonas ♥ Dom 19 Feb 2012, 7:56 pm
Capitulo 10. Final
Al despertar, ________ descubrió que una gruesa capa de nieve cubría los jardines y los campos. Su padre sólo ocupaba empleados temporales, debido a que la casa no se usaba con regularidad, pero alguien llegaba todas las semanas para comprobar que todo estuviera en orden, por lo que Saffron no tuvo ninguna dificultad para encender la calefacción central.
Mientras la casa adquiría una atmósfera tibia, decidió hablarle a su padre, pero descubrió, para su desencanto, que la línea telefónica estaba interrumpida. El teléfono más cercano se encontraba a unos cinco kilómetros, en un cruce de caminos. Siempre se había preguntado por qué lo habían instalado, en un lugar desierto. Encogió los hombros y decidió que llamaría cuando fuera al pueblo a comprar comida.
La nieve estaba más profunda de lo que había supuesto. Le costó mucho esfuerzo manejar el Rolls, a pesar de contar éste con dirección hidráulica y los brazos le dolían cuando llegó al poblado.
Había sólo una tienda de víveres y una carnicería, pero ________ logró comprar todo lo que necesitaba. Cuando regresó a su casa empezó a nevar otra vez. En el momento que estaba en el cruce de caminos un coche dio la vuelta con demasiada rapidez, acelerando por la empinada pendiente. Apenas tuvo tiempo para frenar y maniobrar el largo coche fuera de la carretera. Se quedó mirando perpleja cómo el conductor del otro auto la pasaba a gran velocidad, sin comprender o importarle que había estado a punto de provocar un accidente. Una vez que se recuperó un tanto, _______ trató de regresar el Rolls a la carretera, pero las ruedas traseras patinaron en la nieve. Con desesperanza comprendió que no iba a ser capaz de sacarlo del atolladero y que, para colmo de males, el auto se estaba deslizando hacia atrás. Colocó el freno de mano y se bajó para analizar la situación. Desolada se percató de que tendría que abandonar el auto y caminar hasta su casa.
"Por lo menos podré hablar por teléfono a la oficina de mi padre en Londres y pedirles que le informen dónde estoy. Llamaré también al servicio local de reparaciones para que vengan a remolcar el coche". Todavía temblorosa por lo que pudo haber ocurrido, caminó hacia la cabina telefónica y buscó en su bolso de mano las monedas necesarias.
Levantó el auricular, frunciendo el ceño cuando no escuchó el acostumbrado zumbido. Después de bajar la palanca varias veces, tuvo que aceptar que, lo mismo que el de su casa, estaba sin servicio. Frustrada por completo, sacó sus bolsas de compras del coche y empezó a caminar, no por la carretera, sino por un atajo a través del campo, para llegar más pronto.
Se había vestido con informalidad para ir al pueblo: pantalones, botas a la moda y una chaqueta de ante que le había regalado su padre en la última Navidad. Era ropa atractiva y abrigadora para ir de compras a Knighbridge, pero brindaba escasa protección para una caminata a través del campo, con temperaturas inferiores a cero. Antes que hubiera recorrido la mitad del camino tenía los pies entumecidos y las piernas le dolían por el no acostumbrado ejercicio. El viento glacial le heló el rostro y sus caros guantes de piel hacían muy poco para protegerle las manos. A pesar de la incomodidad siguió caminando, hasta que estuvo a la vista el muro de piedra que rodeaba los jardines de la casa. Penetró por la pequeña puerta y recorrió cansada el trecho que le restaba para llegar a la puerta de posterior de la casa.
Decidió darse un baño. Antes de llevar sus compras a la cocina levantó el aparato telefónico una vez más. Controló sus emociones, pues seguía sin funcionar. "Por lo menos el Rolls no representa peligro para ningún otro coche que transite por esa carretera", se dijo, "y Bart, mi jefe, sabe dónde estoy. ¡Pobre papá! El Rolls es su placer y su orgullo. Espero que el teléfono esté arreglado pronto, antes que él regrese de Nueva York". La caminata le había despertado el apetito y, por vez primera desde el juicio, se regocijó con el pensamiento de la comida. "¡Pero antes tomaré mi baño caliente!"
Encontró una olvidada botella de aceite perfumado en el aparador, y puso una generosa parte del contenido en la tina, observando cómo el agua tomaba un color verde pálido. El agua la envolvió como una tibia nube perfumada y ella se relajó, estremeciéndose cuando, en contra de su voluntad, recordó la manera en que Joe la había acariciado, y su reacción. Por más esfuerzos que hacía para olvidar, los recuerdos rehusaban morir. Se frotó con la toalla enérgicamente, esperando disipar la sensualidad que estaba creciendo en su interior, para luego vagabundear por su dormitorio en busca de ropa limpia. Abrió un cajón en el que aparecieron, cuidadosamente dobladas, ropas de verano que habían sido colocadas ahí después de sus vacaciones en el Caribe. De súbito su atención fue atraída por una camisa masculina de algodón. Con lentitud la dobló y se quedó mirándola mientras la asaltaban los recuerdos. Era la camisa de Joe que había encontrado en el dormitorio, después que hicieron el amor, y que se había puesto. La llevó al rostro, sujetándola como si todavía retuviera el olor y la sensación del cuerpo de él. El dolor la embargó. No quiso evitarse el placer de ponérsela. Le quedaba demasiado grande, mas no le importó. "Perteneció a Joe; él la usó", se dijo. Se estaba cepillando el cabello cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta principal.
La sorpresa la paralizó un instante, pero luego dejó el cepillo y se apresuró a bajar por la escalera, olvidando que llevaba puesta la camisa, y que sus piernas, largas y esbeltas, estaban desnudas. Abrió la puerta y las palabras que iba a pronunciar murieron en sus labios cuando entró su padre, quitándose copos de nieve de su chaqueta. Tenía el rostro fatigado. Se detuvo y se volvió hacia el hombre que del coche estacionado frente de la casa.
—Todo está bien, J.J —le escuchó decir _________—. Ella está aquí… y a salvo… ¡Dios mío, ________! ¡Cuando vimos el Rolls casi me da un ataque!
—Pero, papá, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Cómo supiste que…?
—J.J llamó desde Londres para informarme que había llamado al penthouse y que no estabas allí. Le habló a Bart, quien le comunicó que habías venido para acá. Yo ya estaba en camino, por lo que vinimos juntos. Traté de llamarte por teléfono, pero no obtuve comunicación —sus ojos reflejaban preocupación y _________ no tuvo la necesidad de preguntarle por qué había viajado basta Surrey por el solo hecho de no haber podido hablar por teléfono con ella. Su ansiedad y pena estaban marcadas en los rasgos de su rostro.
—¡Papá! Tu amigo J.J parece ser un hombre muy ocupado. ¿Por qué no aceptó la afirmación de Bart de que yo estaba aquí?
—No culpes a J.J —dijo Sir Richard—. Le pedí que estuviera pendiente de ti. Cuando vi el Rolls…
—Esperaba, recuperarlo antes que tú volvieras.
En forma concisa le explicó lo acontecido. Se escucharon sonidos en el exterior y _________ se percató de que todo lo que llevaba puesto era una camisa de hombre, tal vez lo bastante decente, pero también muy incitante. Corrió hacia la escalera, deseando no ser sorprendida con tal atuendo por el amigo de su padre.
No logró subirla. Había llegado al primer escalón cuando escuchó el cerrarse de la puerta y a su padre comentando con voz tensa:
—Todo está en orden, J.J, ella se encuentra bien.
—Me tranquiliza saberlo.
Voz tranquila que ella conocía tan bien como la propia. Se volvió y su rostro se puso tan blanco como la camisa que llevaba. Sus labios trataron de pronunciar un nombre, pero temblaban tanto que lo único que salió de ellos fue un sonido raro antes que un remolino negro se la tragara, en los momentos en que escuchaba a su padre comentar con ansiedad:
—Debí haberla prevenido… preparado, pero estaba tan aterrorizado por la posibilidad de que hubiera cometido una locura…
Oscuridad, sólo oscuridad… y el miedo a estar volviéndose loca, porque el hombre a quien su padre había llamado 'J.J' era, con toda seguridad, Joe. Joe estaba muerto, Joe la había secuestrado y humillado. Joe, el hombre que ella amaba… Joe no podía ser el hombre llamado J.J, que la miraba con frialdad.
—¿Papá?
—Se ha ido… Regresó a Londres.
"¡Joe! ¡Entonces no fue un sueño!" ________ abrió con lentitud los ojos. Estaba recostada en su propia cama, en la casa de su padre. Todo era familiar y reconfortante… todo, menos el hombre apoyado en la ventana, con el rostro en las sombras.
—Creo que ha llegado el momento de que aclaremos algunas cosas.
La histeria fluyó en su interior. "¡Me dejó creer que había muerto! ¡Se hizo pasar por amigo de mi padre! ¡Me hizo el amor y me rompió el corazón, y ahora quiere aclarar cosas!"
Le dio la espalda y se encogió de hombros en forma infantil.
—¡No me hables!
Más que escucharlo, lo sintió caminar con pasos seguros… eléctricamente varonil. Se detuvo junto a la cama. ________ deseó que no se le hubiera acercado, porque la hacía sentir vulnerable… la hacía recordar… Contempló con repulsión la mano que se aproximaba a ella.
—¡No me toques! ¡No te acerques! ¡Te odio!
—¿De veras?
Se puso en cuclillas y sus ojos quedaron al mismo nivel. _______ trató de incorporarse, pero él le colocó un brazo sobre los hombros y la dejó inmóvil en la cama.
—¿Es por eso que estás usando mi camisa, por eso que salvaste mi vida, por eso que le dijiste a tu padre que deseabas haber concebido un hijo mío? —le preguntó con voz emocionada.
_________ trató de tragar saliva y descubrió que le era imposible.
—No es posible que mi papá te haya dicho eso —gimió—. Nunca debió.
—Él me lo informó —sus palabras poseían un indiscutible sabor de verdad—. ¿Me vas a decir que le mentiste?
__________ hizo caso omiso de la pregunta.
—¿Quién eres tú?
—Lo sabes bien: Joseph Jonas, ahijado del mejor amigo de tu padre. Y aún no has respondido a mi pregunta.
—Tampoco tú has dado respuesta a la mía.
—El que tiene el poder, tiene el derecho. Respóndeme: ¿le dijiste la verdad a tu padre?
—Sí —la palabra salió penosamente de los labios—. Pero no me refería a ti, sino a un hombre que no existe.
—Sí existe. ¿Quieres que te lo demuestre?
—¡No! —ella se estremeció y él se sonrió, burlón.
—Debe existir el amor, si reaccionas así. Tal vez debería hacer que recordaras cuán fácilmente el odio que finges puede transformarse en unos cuantos instantes en algo distinto.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó _______—. No comprendo…
—¿Qué importa eso? —se mofó—. ¿Ha desaparecido todo el amor ahora que sabes la verdad, ahora que has descubierto que soy un hombre como cualquiera, y no un héroe de novela? No conoces nada acerca del amor, pequeña niña. Sigues viviendo en un mundo de fantasía.
Él se volvió de pronto, se incorporó y caminó hacia la ventana, dándole la espalda. Introdujo las manos en los bolsillos del caro traje que vestía.
—Vine porque tu padre me lo pidió. Ha estado preocupado por ti; preocupado de que tú…
—¿Pudiera suicidarme por amar a un hombre que él sabe que no existe? —completó ________ con amargura, bajando los pies al suelo.
—Fue algo que ninguno de los dos quiso que aconteciera. Mira —le dijo Joseph con voz calmada—, mejor sentémonos y te explico lo que ocurrió o me voy de esta casa y te dejo alimentando el odio y la amargura a los que te quieres aferrar. ¿Qué eliges?
—¿Vas a decirme la verdad?
Él se volvió hacia ella, y __________ observó lo que no había visto antes: que parecía más viejo, cansado, que algo se había impreso en su rostro, algo que no había estado antes.
—¿Eres lo suficiente mujer como para saberlo?
________ dudó sólo un instante. No le importó el dolor qué le podría provocar; le era preciso enfrentarse a los hechos.
—Sí —respondió con firmeza.
—Todo empezó hace dieciocho meses. Mis padres murieron cuando yo tenía quince años, y mi padrino, más o menos me crió. Nos sentimos muy cercanos; él se portaba bien conmigo. Era muy cariñoso y comprensivo. Tenía la intención de que yo me encargara de su práctica legal para que él se pudiera retirar parcialmente. Amaba la pesca y ansiaba disponer de más tiempo para su pasatiempo favorito. Esa fue la razón por la cual fue a Italia. Yo iría con él, pero el día de la partida surgió un problema de trabajo. Yo me había vuelto muy alocado después que perdí a mis padres. Me había escapado de la escuela e ingresado en la Armada. Fue un acto tonto, pero me enseñó cosas de la vida que no hubiera aprendido en otra forma. Mi padrino me apoyó en todo lo que pudo y yo quise recompensarlo, hacerlo sentir que podía confiarme su práctica legal. Eso hizo que se fuera a Italia solo… y jamás retornara.
En sus ojos había tristeza y __________ compartió su dolor.
—Fue secuestrado allá. Yo recibí la petición del rescate, pero la cantidad que exigían sus secuestradores fue superior a la que yo pude reunir con rapidez. Hice lo que pude. Por último logré completar el importe del rescate, con ayuda, en parte, de tu padre, pero ya era demasiado tarde.
—Lo asesinaron —mencionó _________.
—Sí. Traté de obtener el apoyo de las autoridades italianas para que hicieran algo, pero fue inútil. Entonces, decidí ocuparme personalmente del asunto. Cuando estuve en la Armada pertenecí al…
—¿S.A.S.? —completó ________.
—Sí. Por eso resolví infiltrarme dentro de la banda. Las autoridades italianas sabían dónde estaban, pero no podían atraparlos porque eran demasiado astutos. Los seguí, los vigilé, aprendí todo lo que pude acerca de su organización. Me ayudó el hecho de que cada unidad trabajara en forma independiente del grupo central. Descubrí que no era imposible infiltrarme, el fingir, como lo hice después, que había sido enviado por la organización para trabajar con ellos. Todo lo que necesitaba era un cebo tentador.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
por ♫ Laura Jonas ♥ Dom 19 Feb 2012, 8:08 pm
—¿Yo?
—Se lo expliqué a tu padre y le garanticé que estarías a salvo —hizo un ligero gesto—. Lo que no supusimos fue que…
—Yo fuera lo bastante estúpida para enamorarme de ti —completó ________ con amargura.
Joseph se volvió hacia ella con expresión inescrutable.
—¿Fue así? Pensé que se trataba de experimentar el sexo, de vivir un poco, antes que la copa de la vida te fuera arrebatada. No, lo que no supuse era que tú no eras la mujer de mundo que la prensa describía, sino una ingenua inocente que no conocía lo más elemental para protegerse.
—¿Y lo tuviste que hacer por mí? —Había amargura y desilusión mezcladas en sus palabras—. ¿Engañándome, aterrorizándome y seduciéndome?
—Absuélveme de lo último —le respondió con crueldad—. Tomaste parte activa, aunque ahora trates de disimular tus motivos. De cualquier forma —prosiguió—, te protegí lo mejor que pude sin despertar sospechas en los otros.
—¿Y tus viajes al pueblo? —inquirió __________—. ¿Eran para…?
—Informarle a tu padre y transmitir datos de la banda a mis compañeros.
—¿A los de la S.A.S.? —sugirió ____________. Empezaba a comprender cada vez más.
—Sí, ellos actuaban en forma no oficial.
—¿Cómo lograste infiltrarte en la banda? —le preguntó Saffron—. ¿Convirtiéndote en el amante de Olivia?
—No. Pero, si lo hubiera hecho, ¿me habría comportado peor que tú? No me digas que no esperabas persuadirme para que te liberara, o que jamás cruzó ese pensamiento por tu mente.
De pronto se habían convertido en dos extraños. Los separaba un abismo de resentimientos. _________ sabía la causa; pero, ignoraba las razones que tenía él. "¿Será porque mi padre le insistió que me viniera a ver? ¿Porque ya no quiere tener ninguna relación conmigo y teme que mi padre lo pueda presionar a ello?"
—No logro comprender a mi padre —empezó a decir con voz insegura, pero Joe la interrumpió.
—Le pedí que no dijera nada y, además, lo mismo que yo, creía que tú soñabas estar enamorada. Te lo mencioné, la obligada intimidad del cautiverio produce cosas extrañas. Ni tu padre ni yo esperábamos que…
—¿Guido tratara de violarme y que por eso me arrojara en tus brazos? —mencionó con suavidad ________—. Ni tú ni papá deben sentirse preocupados por la posibilidad de una repetición de ese acontecimiento.
Le dolió a ________ más que lo que quería admitir el saber que todo había sido calculado, planeado; que lo único que él deseaba era vengarse de los asesinos de su padrino; que ella había sido tan sólo un ciego instrumento para esa venganza.
—¿Te das cuenta de que tu padre supuso que te habías suicidado cuando vio el Rolls? —le preguntó—. Eso, sin mencionar mis sentimientos.
—De alegría, supongo —mencionó con amargura _________—. ¡Cuán embarazoso debe de ser para ti el verte agobiado con mis emociones no deseadas! ¿Te está convenciendo mi padre de que me guíes por el buen camino? No te preocupes por eso… ¡Ahora no te deseo, ni aunque fueras el último hombre que quedara sobre la tierra!
Le dio la espalda a Joe y sintió una conmoción cuando él, en silencio, cruzó la habitación, la tomó de los brazos, y la obligo a volverse hacia él.
—¿Quieres apostar? —le preguntó con cinismo.
Las mejillas se le pusieron encarnadas a ________ y su respiración se dificultó cuando él, inclinando la cabeza, tocó los labios de ella con los suyos. Necesitó __________ toda la fuerza de voluntad de que era capaz para evitar que sus brazos rodearan el masculino cuello, para impedir que sus labios pronunciaran el ruego de que le hiciera el amor. Aún lo amaba, tenía que reconocerlo. Nada había cambiado, ni siquiera el saber que él la había engañado, ni que ella no le importaba nada a él. Por lo menos todavía poseía el suficiente orgullo como para cerrar sus labios, para no responder al beso. "¿Por qué me estará haciendo esto? ¿Será una loca manera de castigarme por mis palabras?"
Cuando Joe levantó la cabeza, la expresión de sus negros ojos era indescifrable. Las uñas de _______ habían producido pequeñas marcas rojas en las palmas de sus manos. Todo su cuerpo estaba en tensión por el esfuerzo de mostrar indiferencia.
—¿Ya te vas a retirar? —le preguntó con tono descortés ella.
Se maravilló de su habilidad para simular tranquilidad, cuando en su interior la laceraba el dolor.
—Todavía no.
Había una aterciopelada amenaza en su voz y una determinación en sus ojos que hicieron que el cuerpo de ________ se estremeciera al percibir el peligro. Miró frenética hacia la puerta. Para alcanzarla tendría que pasar junto a él y, en forma voluntaria no iba a permitir que su cuerpo entrara en contacto con el de Joe.
—Tienes algo que me pertenece —observó con fijeza la camisa que ella llevaba.
—¿Esto? ¿Es lo que quieres?
—No sólo la quiero, sino que la voy a tomar —le afirmó con suavidad y se inclinó hacia ella.
__________ pensó que iba a empezar a desabotonarla y se colocó las manos en forma protectora. Para su sorpresa él se limitó a tirar de los bordes con fuerza, lo que hizo que saltaran los botones y la camisa se abriera por completo, dejando su busto al descubierto.
—¿La quieres?
El miedo y la cólera hicieron estridente su voz.
—¡Tómala! ¡Tómala, lárgate, y no vuelvas jamás! —le arrojó la prenda a la cara.
Joe pescó en el aire la camisa en forma automática. Sus ojos estaban fijos en el cuerpo de ella en forma tal que el corazón de _________ palpitó con fuerza, movido por el pánico.
—No puedes imaginarte el tormento que representó el recordarte así y ser incapaz de hacer nada —confesó con voz ronca—. Noche tras noche, día tras día, hasta que creí volverme loco, hasta que estaba loco. Creí que ninguna mujer podía ser tan perfecta, tan deseable, pero estaba equivocado.
_________ trató de alejarse, pero las manos de Joe se lanzaron con velocidad y sus dedos presionaron la carne suave de la cintura de ________.
—Ni siquiera ahora sabes lo que tenemos —le comentó con lentitud—. Ignoras lo extraordinario que ha ocurrido entre nosotros. Es tan extraño, que nunca lo había experimentado antes y no quiero que ocurra de nuevo. Esa primera noche en Roma…
A __________ le pareció que un dolor lacerante explotaba dentro de su cuerpo, haciendo que la angustia la invadiera.
—¿Por qué?
—Porque no puedo experimentarla de nuevo y seguir viviendo con el conocimiento de que sólo es eso: una experiencia. La quiero para siempre. Te quiero para siempre. Me destroza el pensar que otro hombre te pueda tocar, te pueda ver así, desnuda.:twisted: :twisted:
"Es una nueva forma de tortura, más refinada, que me está infligiendo", pensó ________. "Tiene que ser así".
—¡Suéltame! ¡Suéltame!
—Hasta que haya hecho esto.
"Esto" fue un beso que la encendió hasta el punto en que sólo pudo pensar en la imperiosa necesidad de sentir su cuerpo próximo al suyo.
—Sé que tú no puedes amarme —le escuchó _______ decir junto a su cuello—. Ni siquiera me conoces, pero desearte y no tenerte me está volviendo loco. No puedo pensar con claridad desde que me dieron de alta en el hospital.
—¿Hospital? —ella se puso tensa en los brazos de Joe.
—No creo que supongas que no habría venido a verte si hubiera podido hacerlo. Me dije a mí mismo que lo único que habías hecho era buscar experiencias, querer convertirte en adulta. Me afirmé que era yo un tonto al pensar que podría haber algo serio en eso, pero estaba embrujado. Cuando me imaginé a Guido acariciándote quise hacerlo pedazos. No me he podido perdonar a mí mismo por haberte dejado a merced de él, con lo que casi ocurrió que… Estabas tan aterrorizada… ¡Casi me volví loco cuando me rogaste que te poseyera! Me dije que no lo iba a hacer, pero al sentir tu cuerpo en mis manos, tus labios en mi piel…
—Pensé que no me deseabas porque era virgen.
—¡Te deseaba con desesperación! —murmuró Joe—. Desde el primer momento que te vi. Hubo una magia especial entre nosotros desde el primer encuentro, pero no fue hasta que me di cuenta de lo valiente que eres, de la bravura que demostrabas a pesar de tu miedo, de lo increíblemente inocente, que descubrí que te amaba, y me odié por el peligro al que te había expuesto. Subestimé el efecto que le producías a Guido… y a mí. En ocasiones quise dar por terminado todo el proyecto, pero no lo podía hacer sin exponerte a un peligro futuro.
—¿Me amas? —frunció el ceño cuando él hizo una mueca de dolor y recordó _________ lo que Joe le había mencionado acerca del hospital—. Me dijeron que habías muerto —murmuró, recordando el horror de ese momento.
—Para que Guido, Olivia y sus secuaces no me persiguieran. Fue una precaución muy natural, apoyada por completo por tu padre cuando, después del juicio, le revelaste la verdad. Eso me proporcionó momentos penosos, te lo confieso, a pesar de mis heridas. Me encontraba en el hospital recobrándome de la herida de bala que me infligió Olivia.
—Cuando salvaste mi vida —musitó ________ con voz temblorosa—. Lo iba a decir en el juicio. Iba a…
—Lo sé todo —mencionó con voz seria Joe.
—Le afirmé a papá que te amaba y, a pesar de ello, no me reveló la verdad —el dolor estaba en sus ojos y en su voz.
—¿Qué podía hacer él? Ambos pensábamos que estabas fascinada, ilusionada…, lo que no es raro en esas circunstancias —hizo una mueca ligera y flexionó un hombro, lo que le recordó a ______ que Joe tenía poco tiempo de haber salido del hospital—. Piensas que tú tenías problemas. Yo sabía que mis sentimientos eran genuinos, pero le prometí a tu padre que te daría tiempo para adaptarte de nuevo a la vida normal. Por otra parte, estando yo en el hospital, difícilmente podía hacer que te enamoraras de mí. Sin embargo, ya había llegado a un estado en que necesitaba verte. ¿Puedes suponer lo que sentí cuando llegué al penthouse y descubrí que te habías ido? Había planeado una cena en un lugar tranquilo, unas explicaciones, y después…
—¿Después qué? —preguntó ________ con voz pastosa, casi no atreviéndose a albergar esperanzas.
—Después… una deliciosa noche en mis brazos
—le dijo Joe con dulzura—. Una vez transcurrida esa noche, no te ibas a negar a convertirte en mi esposa. Sabía que pisaba terreno firme. ¡Pasé tanto tiempo tratando de olvidarlo! Sabía que estaba tomando ventaja, porque tú no podías establecer comparaciones entre yo y otros hombres, pero estaba lo suficientemente desesperado como para emplear cualquier medio para retenerte a mi lado. Me dije que todo lo que tenía que hacer era convencerte de que tú y yo, teníamos una relación especial y que, enamoramiento o no, quería formar parte de tu vida. Llegué a pensar que, si era necesario, utilizaría el chantaje para conseguirlo.
—¿Chantaje? —__________ quedó perpleja y él rió, atrayéndola hacia sí.
—Sí, mi pequeña, chantaje con el hijo que tantos deseos tenías de concebir.
—¿Quieres decir…?
—Quiero decir que te amo tanto que aceptaba rebajarme y hacer que estuvieras encinta para garantizar que te casaras conmigo.
Se volvió y la cubrió de caricias. ________ lo escuchó gemir.
—Cuando se trata de ti pierdo el control. Te deseo, Saffron, te amo y te necesito.
—Yo también te amo —le susurró ella—. Te amo tanto que no puedo esperar a que llegue la noche para soñar que estás conmigo.
__________ se sonrojó y Joe soltó la risa.
—Puedo hacer algo mejor que eso… Mucho, mucho mejor, siempre y cuando me prometas casarte conmigo tan pronto como puedan hacerse los arreglos convenientes. De lo contrario, les diré a nuestros nietos cómo me sedujiste.
_________ rió. Sentía amarlo aún más al verlo por primera vez con ese buen humor. La risa murió cuando ella lo miró a los ojos y descubrió en ellos el amor que había estado ansiando con tanta desesperación. Su cuerpo se estremeció y se arqueó hacia él. Joe respondió con un gemido y sus labios se deslizaron de sus labios a los senos.
En esa ocasión él no tuvo que rogarle que lo desvistiera, ni tuvo que hacer concesiones por la inexperiencia de ella. Tampoco tuvo la necesidad ________ de contener las palabras de amor que le murmuró. Joe la amaba, ella lo amaba. Le perdonaba todos los engaños, todos los sufrimientos… todo, porque le había dado mucho para recompensarla.
Después de hacer el amor, Joe le afirmó que ese era sólo el comienzo ¡Lo mejor estaba en el porvenir!:twisted: :twisted: :twisted:
FIN
—Se lo expliqué a tu padre y le garanticé que estarías a salvo —hizo un ligero gesto—. Lo que no supusimos fue que…
—Yo fuera lo bastante estúpida para enamorarme de ti —completó ________ con amargura.
Joseph se volvió hacia ella con expresión inescrutable.
—¿Fue así? Pensé que se trataba de experimentar el sexo, de vivir un poco, antes que la copa de la vida te fuera arrebatada. No, lo que no supuse era que tú no eras la mujer de mundo que la prensa describía, sino una ingenua inocente que no conocía lo más elemental para protegerse.
—¿Y lo tuviste que hacer por mí? —Había amargura y desilusión mezcladas en sus palabras—. ¿Engañándome, aterrorizándome y seduciéndome?
—Absuélveme de lo último —le respondió con crueldad—. Tomaste parte activa, aunque ahora trates de disimular tus motivos. De cualquier forma —prosiguió—, te protegí lo mejor que pude sin despertar sospechas en los otros.
—¿Y tus viajes al pueblo? —inquirió __________—. ¿Eran para…?
—Informarle a tu padre y transmitir datos de la banda a mis compañeros.
—¿A los de la S.A.S.? —sugirió ____________. Empezaba a comprender cada vez más.
—Sí, ellos actuaban en forma no oficial.
—¿Cómo lograste infiltrarte en la banda? —le preguntó Saffron—. ¿Convirtiéndote en el amante de Olivia?
—No. Pero, si lo hubiera hecho, ¿me habría comportado peor que tú? No me digas que no esperabas persuadirme para que te liberara, o que jamás cruzó ese pensamiento por tu mente.
De pronto se habían convertido en dos extraños. Los separaba un abismo de resentimientos. _________ sabía la causa; pero, ignoraba las razones que tenía él. "¿Será porque mi padre le insistió que me viniera a ver? ¿Porque ya no quiere tener ninguna relación conmigo y teme que mi padre lo pueda presionar a ello?"
—No logro comprender a mi padre —empezó a decir con voz insegura, pero Joe la interrumpió.
—Le pedí que no dijera nada y, además, lo mismo que yo, creía que tú soñabas estar enamorada. Te lo mencioné, la obligada intimidad del cautiverio produce cosas extrañas. Ni tu padre ni yo esperábamos que…
—¿Guido tratara de violarme y que por eso me arrojara en tus brazos? —mencionó con suavidad ________—. Ni tú ni papá deben sentirse preocupados por la posibilidad de una repetición de ese acontecimiento.
Le dolió a ________ más que lo que quería admitir el saber que todo había sido calculado, planeado; que lo único que él deseaba era vengarse de los asesinos de su padrino; que ella había sido tan sólo un ciego instrumento para esa venganza.
—¿Te das cuenta de que tu padre supuso que te habías suicidado cuando vio el Rolls? —le preguntó—. Eso, sin mencionar mis sentimientos.
—De alegría, supongo —mencionó con amargura _________—. ¡Cuán embarazoso debe de ser para ti el verte agobiado con mis emociones no deseadas! ¿Te está convenciendo mi padre de que me guíes por el buen camino? No te preocupes por eso… ¡Ahora no te deseo, ni aunque fueras el último hombre que quedara sobre la tierra!
Le dio la espalda a Joe y sintió una conmoción cuando él, en silencio, cruzó la habitación, la tomó de los brazos, y la obligo a volverse hacia él.
—¿Quieres apostar? —le preguntó con cinismo.
Las mejillas se le pusieron encarnadas a ________ y su respiración se dificultó cuando él, inclinando la cabeza, tocó los labios de ella con los suyos. Necesitó __________ toda la fuerza de voluntad de que era capaz para evitar que sus brazos rodearan el masculino cuello, para impedir que sus labios pronunciaran el ruego de que le hiciera el amor. Aún lo amaba, tenía que reconocerlo. Nada había cambiado, ni siquiera el saber que él la había engañado, ni que ella no le importaba nada a él. Por lo menos todavía poseía el suficiente orgullo como para cerrar sus labios, para no responder al beso. "¿Por qué me estará haciendo esto? ¿Será una loca manera de castigarme por mis palabras?"
Cuando Joe levantó la cabeza, la expresión de sus negros ojos era indescifrable. Las uñas de _______ habían producido pequeñas marcas rojas en las palmas de sus manos. Todo su cuerpo estaba en tensión por el esfuerzo de mostrar indiferencia.
—¿Ya te vas a retirar? —le preguntó con tono descortés ella.
Se maravilló de su habilidad para simular tranquilidad, cuando en su interior la laceraba el dolor.
—Todavía no.
Había una aterciopelada amenaza en su voz y una determinación en sus ojos que hicieron que el cuerpo de ________ se estremeciera al percibir el peligro. Miró frenética hacia la puerta. Para alcanzarla tendría que pasar junto a él y, en forma voluntaria no iba a permitir que su cuerpo entrara en contacto con el de Joe.
—Tienes algo que me pertenece —observó con fijeza la camisa que ella llevaba.
—¿Esto? ¿Es lo que quieres?
—No sólo la quiero, sino que la voy a tomar —le afirmó con suavidad y se inclinó hacia ella.
__________ pensó que iba a empezar a desabotonarla y se colocó las manos en forma protectora. Para su sorpresa él se limitó a tirar de los bordes con fuerza, lo que hizo que saltaran los botones y la camisa se abriera por completo, dejando su busto al descubierto.
—¿La quieres?
El miedo y la cólera hicieron estridente su voz.
—¡Tómala! ¡Tómala, lárgate, y no vuelvas jamás! —le arrojó la prenda a la cara.
Joe pescó en el aire la camisa en forma automática. Sus ojos estaban fijos en el cuerpo de ella en forma tal que el corazón de _________ palpitó con fuerza, movido por el pánico.
—No puedes imaginarte el tormento que representó el recordarte así y ser incapaz de hacer nada —confesó con voz ronca—. Noche tras noche, día tras día, hasta que creí volverme loco, hasta que estaba loco. Creí que ninguna mujer podía ser tan perfecta, tan deseable, pero estaba equivocado.
_________ trató de alejarse, pero las manos de Joe se lanzaron con velocidad y sus dedos presionaron la carne suave de la cintura de ________.
—Ni siquiera ahora sabes lo que tenemos —le comentó con lentitud—. Ignoras lo extraordinario que ha ocurrido entre nosotros. Es tan extraño, que nunca lo había experimentado antes y no quiero que ocurra de nuevo. Esa primera noche en Roma…
A __________ le pareció que un dolor lacerante explotaba dentro de su cuerpo, haciendo que la angustia la invadiera.
—¿Por qué?
—Porque no puedo experimentarla de nuevo y seguir viviendo con el conocimiento de que sólo es eso: una experiencia. La quiero para siempre. Te quiero para siempre. Me destroza el pensar que otro hombre te pueda tocar, te pueda ver así, desnuda.:twisted: :twisted:
"Es una nueva forma de tortura, más refinada, que me está infligiendo", pensó ________. "Tiene que ser así".
—¡Suéltame! ¡Suéltame!
—Hasta que haya hecho esto.
"Esto" fue un beso que la encendió hasta el punto en que sólo pudo pensar en la imperiosa necesidad de sentir su cuerpo próximo al suyo.
—Sé que tú no puedes amarme —le escuchó _______ decir junto a su cuello—. Ni siquiera me conoces, pero desearte y no tenerte me está volviendo loco. No puedo pensar con claridad desde que me dieron de alta en el hospital.
—¿Hospital? —ella se puso tensa en los brazos de Joe.
—No creo que supongas que no habría venido a verte si hubiera podido hacerlo. Me dije a mí mismo que lo único que habías hecho era buscar experiencias, querer convertirte en adulta. Me afirmé que era yo un tonto al pensar que podría haber algo serio en eso, pero estaba embrujado. Cuando me imaginé a Guido acariciándote quise hacerlo pedazos. No me he podido perdonar a mí mismo por haberte dejado a merced de él, con lo que casi ocurrió que… Estabas tan aterrorizada… ¡Casi me volví loco cuando me rogaste que te poseyera! Me dije que no lo iba a hacer, pero al sentir tu cuerpo en mis manos, tus labios en mi piel…
—Pensé que no me deseabas porque era virgen.
—¡Te deseaba con desesperación! —murmuró Joe—. Desde el primer momento que te vi. Hubo una magia especial entre nosotros desde el primer encuentro, pero no fue hasta que me di cuenta de lo valiente que eres, de la bravura que demostrabas a pesar de tu miedo, de lo increíblemente inocente, que descubrí que te amaba, y me odié por el peligro al que te había expuesto. Subestimé el efecto que le producías a Guido… y a mí. En ocasiones quise dar por terminado todo el proyecto, pero no lo podía hacer sin exponerte a un peligro futuro.
—¿Me amas? —frunció el ceño cuando él hizo una mueca de dolor y recordó _________ lo que Joe le había mencionado acerca del hospital—. Me dijeron que habías muerto —murmuró, recordando el horror de ese momento.
—Para que Guido, Olivia y sus secuaces no me persiguieran. Fue una precaución muy natural, apoyada por completo por tu padre cuando, después del juicio, le revelaste la verdad. Eso me proporcionó momentos penosos, te lo confieso, a pesar de mis heridas. Me encontraba en el hospital recobrándome de la herida de bala que me infligió Olivia.
—Cuando salvaste mi vida —musitó ________ con voz temblorosa—. Lo iba a decir en el juicio. Iba a…
—Lo sé todo —mencionó con voz seria Joe.
—Le afirmé a papá que te amaba y, a pesar de ello, no me reveló la verdad —el dolor estaba en sus ojos y en su voz.
—¿Qué podía hacer él? Ambos pensábamos que estabas fascinada, ilusionada…, lo que no es raro en esas circunstancias —hizo una mueca ligera y flexionó un hombro, lo que le recordó a ______ que Joe tenía poco tiempo de haber salido del hospital—. Piensas que tú tenías problemas. Yo sabía que mis sentimientos eran genuinos, pero le prometí a tu padre que te daría tiempo para adaptarte de nuevo a la vida normal. Por otra parte, estando yo en el hospital, difícilmente podía hacer que te enamoraras de mí. Sin embargo, ya había llegado a un estado en que necesitaba verte. ¿Puedes suponer lo que sentí cuando llegué al penthouse y descubrí que te habías ido? Había planeado una cena en un lugar tranquilo, unas explicaciones, y después…
—¿Después qué? —preguntó ________ con voz pastosa, casi no atreviéndose a albergar esperanzas.
—Después… una deliciosa noche en mis brazos
—le dijo Joe con dulzura—. Una vez transcurrida esa noche, no te ibas a negar a convertirte en mi esposa. Sabía que pisaba terreno firme. ¡Pasé tanto tiempo tratando de olvidarlo! Sabía que estaba tomando ventaja, porque tú no podías establecer comparaciones entre yo y otros hombres, pero estaba lo suficientemente desesperado como para emplear cualquier medio para retenerte a mi lado. Me dije que todo lo que tenía que hacer era convencerte de que tú y yo, teníamos una relación especial y que, enamoramiento o no, quería formar parte de tu vida. Llegué a pensar que, si era necesario, utilizaría el chantaje para conseguirlo.—¿Chantaje? —__________ quedó perpleja y él rió, atrayéndola hacia sí.
—Sí, mi pequeña, chantaje con el hijo que tantos deseos tenías de concebir.
—¿Quieres decir…?
—Quiero decir que te amo tanto que aceptaba rebajarme y hacer que estuvieras encinta para garantizar que te casaras conmigo.
Se volvió y la cubrió de caricias. ________ lo escuchó gemir.
—Cuando se trata de ti pierdo el control. Te deseo, Saffron, te amo y te necesito.
—Yo también te amo —le susurró ella—. Te amo tanto que no puedo esperar a que llegue la noche para soñar que estás conmigo.
__________ se sonrojó y Joe soltó la risa.
—Puedo hacer algo mejor que eso… Mucho, mucho mejor, siempre y cuando me prometas casarte conmigo tan pronto como puedan hacerse los arreglos convenientes. De lo contrario, les diré a nuestros nietos cómo me sedujiste.
_________ rió. Sentía amarlo aún más al verlo por primera vez con ese buen humor. La risa murió cuando ella lo miró a los ojos y descubrió en ellos el amor que había estado ansiando con tanta desesperación. Su cuerpo se estremeció y se arqueó hacia él. Joe respondió con un gemido y sus labios se deslizaron de sus labios a los senos.
En esa ocasión él no tuvo que rogarle que lo desvistiera, ni tuvo que hacer concesiones por la inexperiencia de ella. Tampoco tuvo la necesidad ________ de contener las palabras de amor que le murmuró. Joe la amaba, ella lo amaba. Le perdonaba todos los engaños, todos los sufrimientos… todo, porque le había dado mucho para recompensarla.
Después de hacer el amor, Joe le afirmó que ese era sólo el comienzo ¡Lo mejor estaba en el porvenir!:twisted: :twisted: :twisted:
FIN
♫ Laura Jonas ♥
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
por andreita Lun 20 Feb 2012, 4:46 am
lau me encanto la nove
al final joe
no era malo :)
que bn
gracais por subirla
espero que suas ams caundo abran el froro :)
al final joe
no era malo :)
que bn
gracais por subirla
espero que suas ams caundo abran el froro :)
andreita
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
por JB&1D2 Sáb 03 Mar 2012, 9:29 am
Por qué se acabo???
Cuando subes otra nove???
Cuando subes otra nove???
JB&1D2
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