Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)

por **☎ Jimena Horan ♥** Sáb 18 Feb 2012, 4:36 pm

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por **☎ Jimena Horan ♥** Sáb 18 Feb 2012, 4:37 pm

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por **☎ Jimena Horan ♥** Sáb 18 Feb 2012, 4:38 pm

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por **☎ Jimena Horan ♥** Sáb 18 Feb 2012, 4:38 pm

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por **☎ Jimena Horan ♥** Sáb 18 Feb 2012, 4:40 pm

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por **♫ Laura Jonas ♥** Sáb 18 Feb 2012, 9:05 pm

Viaje al Infierno (Joe y tu) - Página 4 Fotospromojoejonasseeno

Capitulo 5

—No es a lo que estás acostumbrada, ¿verdad?

_________ hizo caso omiso a los insultos de Olivia. Estaba encerrada en sí. Era su manera de soportar la molestia de tener que bañarse en presencia de Olivia, con el agua de la palangana que le proporcionaban. Esa mañana había más resentimiento que el acostumbrado en la voz de la italiana y __________ conocía el motivo.

Casi desde el momento del secuestro, Olivia había hecho esfuerzos para dar a entender que ella y Joe eran amantes—¡Cómo has cambiado! —se burló Olivia cuando ________ se negó a replicar; ésta había aprendido desde el comienzo, que hacerlo provocaba el desquite de su captora, en una forma u otra, y procuraba evitarlo siempre que podía—. Ahora ya no eres la dama de sociedad. Pocos de tus hombres elegantes te desearían si te pudieran ver en este momento. ¿Te deseaban a ti o el dinero de tu papá?

Las últimas palabras tocaron una fibra sensible de ________. Siempre había tenido la sospecha de que algunos de sus amigos la frecuentaban, más por ser hija de Sir Richard, que por genuinos sentimientos amistosos. Sin pensarlo, replicó, riéndose de Olivia y preguntándole con fingida dulzura:

—¿Qué te pasa? ¿Temes que Joe quiera hacer lo mismo y te traicione?

Sabía que su afirmación era ultrajante, pero valió la pena ver la furia en los ojos de Olivia, la que movió a la mujer a abalanzársele para arañarla.

—No se atreverá —le dijo a ________—. La organización lo asesinaría. Además, no te desea —agregó, halándole el cabello a la joven y de un empujón casi cae Saffron al suelo—. Sólo se está divirtiendo contigo. Él me lo dijo. Quiere saber si eres tan buena en la cama como dicen.

—¿Y no te importa? —inquirió ________ con perspicacia mientras se incorporaba.

Supo que había dado en el blanco cuando vio que los ojos de Olivia se ensombrecían. Esta no pudo responder porque en ese momento Guido la llamó desde la planta baja.

—Ten cuidado —le advirtió Olivia a la vez que la empujaba fuera de la habitación—. ¡Y recuerda que Joe es mío!

"Y ella le agrada a él", se dijo mientras caminaba entre las polvorientas parras, con Guido a sus espaldas, observándola. Su incansable escrutinio empezaba a ponerla nerviosa. Nunca había hecho el intento de tocarla, pero ella sabía que la deseaba. Había algo peligroso en él.

Cuando llegó la hora del almuerzo se encontraba tan fatigada, que sintió alivio cuando él le ordenó que interrumpiera el trabajo. "Se comportan como profesionales, aunque sea del delito", pensó _______ con cansancio cuando regresaban a la casa.

—Es posible que cuando tu papá pague el dinero, me compre una granja como ésta —Guido le comentó camino hacia la casa—. Me conseguiré unas tierras y una esposa robusta.

___________ supo que él le estaba tendiendo una trampa, sin embargo, no resistió la tentación de murmurar con cinismo:

—Creí que el dinero era para la causa.

No se había dado cuenta de que Olivia se les había unido. Con los ojos relampagueando en forma amenazadora, la interrumpió.

—¡Nuestra causa consiste en eliminar del mundo a parásitos como tú, repartir con igualdad sus riquezas y acabar con la corrupción y el privilegio!

Un movimiento inesperado en el valle, cerca del río, atrajo la atención de ________. Dejó de escuchar a Olivia al observar a Joe saliendo del agua, desnudo. Hilos de agua bajaban por los bronceados hombros. Les daba la espalda, y ________ contuvo la respiración al observarlo caminar hacia donde había dejado su ropa, con la agilidad de un felino. Viaje al Infierno (Joe y tu) - Página 4 779977

Viaje al Infierno (Joe y tu) - Página 4 779977

Con seguridad emitió algún sonido, porque de repente Olivia se paró frente de ella, enfurecida.

—Tú lo deseas —murmuró entre dientes—. Lo noto en tus ojos. ¡Joe es mío! Mírala —le dijo a Guido—. ¡Lo codicia y lo mira fascinada!

_________ no soportó sus palabras burlonas. Estaba emocionada después de haber visto el cuerpo desnudo de Joe. Era una experiencia a la que no estaba acostumbrada, y tan devastadora, que la hizo reaccionar en forma poco común en ella: dando un paso atrás, alzó la mano.

Guido se la sujetó y la dobló en forma dolorosa en medio de una risa lujuriosa, que siempre le provocaba a _________ un escalofrío de terror.

—¡Suéltame! —exclamó _________.

Se las arregló para liberarse, girando. El temor le proporcionó la agilidad para zafarse de la garra que la aprisionaba. La manera como los dos la miraban le despertó el antiguo susto por los secuestradores.

Durante el almuerzo esperó que Olivia hiciera algún comentario despreciativo sobre el suceso, y se asombró al comprobar que no ocurrió así. Olivia charló más con Piero que con Joe. "¿Querrá darle celos?", se preguntó. El comportamiento de Joe hacia Olivia, no sugería que fueran amantes, pero _________ sospechó que, si no lo eran, era probable que lo hubieran sido, y que Olivia estaba esperando con desesperación la reanudación de la anterior intimidad.

Con posterioridad a la llegada de la policía _______ había recibido más libertad. Joe explicó que era difícil que volvieran los guardianes del orden. Siempre había, por lo menos, una persona armada vigilándola. Se le había informado a ________ que, si trataba de escapar, recibiría un balazo y, aunque sabía que su muerte sería, con toda probabilidad, el resultado final de su secuestro, se resistía a intentar huir, porque sabía que eso terminaría con su vida.

Después del almuerzo, Joe comentó que debía ir a la ciudad. _______ se había percatado de que siempre era él quien se comunicaba con la organización en Roma; y, por intermedio de ella, tal vez con su padre. A pesar de que ella se percataba de que los otros se resentían por esa situación, ninguno de los tres se atrevía a disputarle ese derecho.

Unos quince minutos después de que Joe se marchó, y cuando __________ terminó de levantar la mesa y lavar los platos, Olivia le notificó que Joe había dejado instrucciones en el sentido de que ella debería vigilarla mientras se bañaba en el río.

—No me dijo nada —fue el argumento inicial de _______.

—¿Por qué debía hacerlo? —se burló la italiana—. No eres nadie para poner objeciones a sus órdenes; además, eso le ahorrará trabajo a Piero, al no tener que acarrear más agua.

Cuando salió a la ribera no encontró a Olivia. Le pareció extraño que la joven hubiera olvidado su misión, pero el hecho le importó poco. Sentía alivio al verse libre de la restrictiva presencia de Olivia.

Cuando empezaba a secarse con la toalla, una figura salió de detrás de un bosquecillo. Se cubrió, en forma protectora, con la toalla cuando la vio caminar con lentitud en su dirección.

—No te molestes en gritar —le aconsejó—. Ni Olivia ni Piero te pueden escuchar. No debiste haber demostrado que te gusta Joe. A Olivia no le pareció.

"Entonces, ella me tendió esta trampa", pensó aterrorizada la joven. "Sabía que Guido me buscaría cuando Joe no estuviera".

Un temblor la sacudió. Se volvió mientras un gemido se escapaba de sus apretados labios, pero no fue rápida para Guido. La alcanzó sin esfuerzo y sujetándola por la cintura la dejó luchar por liberarse. Ella sintió el aliento caliente sobre la piel cuando él se inclinó sobre ella.

"Me moriré si me posee", se dijo, creyendo desfallecer por la desesperación. "¡No podré soportarlo!" El temor, vuelto pánico, que experimentó cuando las manos de Guido se dirigieron hacia la toalla que la cubría, la movió a forcejear como un animal acorralado, arañándolo. La violencia de _________ sorprendió a Guido, quien la soltó parcialmente. Ella vio cómo se llevaba una mano a la cintura, pero no le concedió importancia hasta que observó en la mano del hombre una navaja que brillaba.

Retrocedió en forma instintiva, pero Guido se le aproximó más.

Guido rió malévolo. Gozaba con el temor de ella y acercó el arma al rostro de la chica quien se volvió dispuesta a correr, libre de la parálisis que le había impedido huir; pero, en ese momento, Guido la sujetó.

—¡Guido!

La orden permitió que __________ moviera con rapidez la cabeza para localizar en las sombras el origen de la voz. Vio a Joe corriendo hacia ellos, con la furia reflejada en el rostro.

Su llegada le dio a la chica el valor para tratar de deshacerse de Guido, pero se equivocó y no previo la reacción de éste, que demostró una furia indescriptible por la inesperada aparición de Joe. Maldiciendo entre dientes, la navaja descendió, rasgando la toalla y se formó una mancha roja sobre ésta que ________ observó con fijeza. Ella sintió que todo giraba a su alrededor, y lo último que escuchó fue la voz de Joe:

—Piero, retira de mi vista a Guido. De lo contrario, ¡no seré responsable por lo que le haga!

Cuando volvió en sí, estaba acostada en el Land Rover y alguien iba en el asiento delantero. Se dio cuenta de que era Joe, que conducía el vehículo discutiendo con Olivia, quien le reclamaba, molesta:

—¿Por qué tienes que llevarla a la ciudad? ¡Es un simple rasguño!

—Es más que eso, Olivia —respondió Joe—. Puede morir de tétanos. Y ya que tocamos el tema, ¿Qué hacía a solas con Guido?

—Tal vez debiste haber pedido explicaciones a ella y no a mí —interrumpió Olivia, malhumorada—. Caro, déjame atenderle la cortada… ¿Qué tal si trata de escapar mientras estén en la ciudad?

—No lo hará —contestó Joe con una seguridad tal, que hizo temblar a ________, quien permaneció con los ojos cerrados—, es preciso que le examinen la herida. Quizá sea necesario suturar. Muerta, no nos es útil. Su padre está exigiendo pruebas de que vive. Mientras no las reciba, no enviará el dinero.

—No mencionaste esto antes —________ reconoció la voz de Piero—. Nos dijiste que todo marchaba de acuerdo con el plan.

—Así es. No creo que sean ustedes tan inexpertos como para no comprender que los hombres de negocios astutos se comportan así. Si estuviera en su situación, yo también exigiría pruebas de que mi hija está viva.

—¿Cómo se las proporcionaremos? —interrogó Olivia.

—Grabará un artículo del periódico de esta mañana. Eso convencerá a su padre.

—¿Y nos enviará el dinero? ¿Por eso insistes en mantenerla viva?

"¿Eso significa que los otros están presionándolo para que me maten de inmediato?" Apretando el rostro sobre el duro asiento, _________ trató de no delatar que ya había recuperado el sentido.

—Es lo adecuado —se apreciaba un cansancio en la voz de Joe—. Roma garantizó que ustedes tenían experiencia en estos asuntos —agregó—, pero he visto que parecen niños ignorantes. Tendré que informarlo a la organización cuando nuestra misión esté concluida. Guido ya desobedeció una vez mis órdenes.

Aun sin mirarlos, ________ supo que tanto Piero como Olivia se habían sentido castigados por el comentario de Joe. Aunque la situación la aterrorizaba, no pudo evitar el maravillarse por su sutil control de la situación y de sus tres compañeros. Los manipulaba como títeres, a pesar de que cada uno de ellos tenía un carácter peligroso. El ansia de venganza, que tanto le había impedido derrumbarse por completo en los días anteriores, ahora parecía haberla abandonado, pues creía imposible vengarse de un hombre que, en apariencia, poseía una coraza que le protegía de todo lo que el destino pudiera depararle.

"Todo hombre tiene su talón de Aquiles", recordó, pero algo le dijo que podría emplear su vida entera buscando en vano el lado débil de Joe.

Cuando _________, por fin, encendió el motor del Land Rover, las vibraciones del viejo vehículo le provocaron tal dolor, que perdió de nuevo el sentido. No se recuperó hasta después que el polvoriento camino rural había quedado atrás.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó Joe cuando detuvo el Land Rover y la observó. Aun conservaba ________ los restos de la toalla alrededor de su cuerpo. Joe arrugó el ceño al darse cuenta, por primera vez, de ese hecho.

—Toma —le dijo, quitándose con destreza la camisa—, es mejor que uses esto —hurgó en el asiento y sacó unos pantalones de mezclilla azul, cuidadosamente doblados—, y esto. Te quedarán grandes, pero es mejor algo que nada. ¿Qué te pasa? —le preguntó cuando ella lo único que hizo fue asirlos y quedarse perpleja mirándolo—. No los quieres usar porque son míos. ¿Prefieres quedarte desnuda?

—Me preguntaba si podrías volver la espalda.

Le costó mucho trabajo pronunciar esas palabras, porque el dolor le laceraba el pecho. Se sentía débil.

Se sorprendió cuando Joe hizo lo que le pedía. Mientras buscaba a tientas los botones y las cremalleras, la sangre continuaba brotando con lentitud de la herida.

—Creo que te das cuenta de lo que hubiera ocurrido si no regreso debido a un neumático pinchado —le comentó con frialdad—. ¿No es así?

En alguna forma reunió el valor para responder con voz serena:

—Sí, Guido me hubiera violado.

—¿Violado? No fue así lo que me dijeron. Según Olivia, merecías lo que te ocurrió.

—¡No es verdad!

—¿No? ¿Vas a decirme que ignorabas que él te desea?

—Yo… Yo lo sabía.

Sus palabras fueron apenas algo más que un murmullo. "No le explicaré cómo me engañó Olivia. Que piense lo que quiera. ¡No me importa!"

—Lo sabías, ¿y deliberadamente posaste frente a él desnuda? —el áspero y casi rotundo tono de su voz, la hizo acobardarse por su brutal cinismo—. ¿Qué pensabas que es él? ¿Uno de tus dóciles acompañantes de sociedad? Te voy a enseñar algo: llamar a Guido un animal, es cometer una injusticia contra los habitantes de la selva. Podrías acertar más si lo comparas con un discípulo del Marqués de Sade. Por otra parte, no soy ingenuo. Sé muy bien que algunas mujeres encuentran excitante a ese tipo de hombres —vio que ________ se estremecía e hizo una pausa—. Bueno, acepto que tú no eres una de ellas, pero tienes la experiencia suficiente para reconocer a esa clase de hombres y, sabiéndolo, no deberías haberlo alentado.

¡Alentado! Las lágrimas brotaron y ___________ no pudo contenerlas.

—¡No lo hice! —exclamó con impetuosidad.

—¿No? Esa no fue la versión que escuché. Sabías muy bien el efecto que tu cuerpo semidesnudo iba a producir. Un hombre hecho de piedra no se excitaría con eso. Tú te exhibiste en esas condiciones y…

—¿Exhibirme? —olvidando el dolor de la herida, hizo el intento de incorporarse—. Me estaba bañando en el río. Creí que Olivia estaba en la ribera. Además, no me encontraba desnuda por completo —finalizó con una explosión de cólera que le dejó pálido el rostro y tembloroso el cuerpo—. ¿Y cuando un hombre es el que?…

Durante unos instantes, la divertida mirada de Joe le recordó su aspecto de la noche que los presentaron.

—Conque… —dijo con suavidad—. Pensé que eras tú la que observaba esta mañana. De todas maneras, en respuesta a tu pregunta y para defenderme, lo que te puedo decir es que ninguna mujer ha sido capaz de violar a un hombre. Cuando eso ocurra, sabrás que se ha alcanzado la verdadera igualdad entre ambos sexos; mientras tanto, debes aceptar que cuando un hombre…

Estuvo a punto de mencionarle _________ que, según Olivia había proclamado cada vez que tenía la oportunidad, uno de los principales propósitos de su organización, era luchar por la igualdad; pero, de nuevo se dio cuenta de que, mientras los otros tres nunca perdían la oportunidad de alabar su organización, Joe rara vez tocaba temas políticos o trataba de convencerla de sus creencias. De hecho, en muchas formas parecía mantenerse aislado de sus compañeros.

por **♫ Laura Jonas ♥** Sáb 18 Feb 2012, 9:18 pm

Capitulo 6

La herida sangró durante todo el camino hacia el pueblo y Joe manejó rápido.

Una o dos veces, _______ pensó arrojarse del vehículo, pero la debilidad provocada por la pérdida de sangre y la presión de los dedos de Joe en su brazo, actuaron como un poderoso disuasivo. La parte delantera de su camisa prestada, ahora estaba manchada con la sangre y se empezaba a sentir mareada cuando llegaron al pueblo polvoriento de calles estrechas.

__________ se acongojó cuando penetraron en lo que era el barrio más pobre. Había guardado la esperanza de poder decirle al médico que era una prisionera. Joe detuvo el vehículo junto a un descolorido edificio.

—El doctor Michello a pesar de ser un cirujano notable, por desgracia, adquirió el hábito de la bebida. Si estás pensando solicitarle ayuda, permíteme disuadirte. Le informaré que eres mi esposa y que tu herida es el resultado de una riña conyugal. Italia es todavía una sociedad patriarcal. Una vez hecha mi afirmación, cualquier cosa que digas será tomada como histeria femenina, aún en el caso de que esté lo bastante sobrio para comprender tus palabras. Es mejor que te pongas esto —agregó, entregándole una chaqueta tipo camisa.

Cuando observó los esfuerzos que estaba haciendo ella para colocársela, la ayudó como si ______ fuera una niña. Al subir con cuidado la cremallera, sus nudillos rozaron accidentalmente los senos, provocándole extrañas sensaciones. El agradable calorcillo que le proporcionó la chaqueta, le hizo darse cuenta de que había tenido frío. Poco después descubriría que la predicción de Joe sobre el médico había sido exacta.

La hizo que apresurara el paso cuando pasaron junto a las mujeres que esperaban al médico. Cuando la estrechó contra su cuerpo, ________ notó que él llevaba una pistola escondida debajo de la chaqueta. Joe interrumpió al médico, que estaba atendiendo a una paciente.

—Una herida muy bien hecha, por lo que veo. No es muy profunda. Le prescribiré un ungüento y unas píldoras —escribió la receta, se la entregó a Joe y le aconsejó en tono jovial a ________—: Pórtese mejor con él la próxima vez.

Había esperado que Joe la regresara a la granja una vez que compraron los medicamentos, por lo que se sorprendió cuando él estacionó el Land Rover afuera de un hotel pequeño. La sujetó con fuerza cuando bajaron del vehículo.

—Pernoctaremos aquí —le dijo Joe—. Haremos la grabación para tu padre y mañana temprano el doctor Michello te examinará la herida.

—¿No temes que trate de escapar? —le preguntó con amargura—. Sólo tú me estás cuidando.

—¿Qué podrías hacer? —su tranquilidad la enfureció—. Sin dinero y sin pasaporte, ¿adónde irías? ¿A la policía? —se rió—. No lo creo.

Cuando entraban en el hotel, él palpó en forma significativa el lugar donde llevaba la pistola bajo la chaqueta, y continuó sujetándola con firmeza mientras se acercaban al recepcionista.

_________ lo escuchó solicitar una habitación con dos camas. Permanecía callada, mientras, con la mente trataba de aprovecharse de esa nueva situación. Oyó que el registro era a nombre de Joe Doranti y esposa, motivo por el cual le lanzó una mirada de indignación y exclamó con furia mientras la obligaba a subir por la escalera:

—¡No compartiré un dormitorio contigo! ¡Te odio!

—No seas ingenua. No me confundas con Guido.

Se sonrojó cuando él la miró con desprecio de pies a cabeza. Seguía usando la chaqueta y los pantalones de él. Su cabello mal cortado le enmarcaba el rostro y estaba desprovista de maquillaje.

—Tienes razón, supongo que preferirías que Olivia estuviera contigo.

Él enarcó las cejas.

—¿Sí? ¿Por qué?

Por un momento no supo qué contestar y luego espetó con una torpeza que la hizo enfurecer consigo misma:

—Bueno, es… tu mujer, ¿o no?

—¿Lo es?

La miró de nuevo y, para sorpresa de ella, se detuvo, la hizo volverse y la condujo de nuevo al recibidor.

En la calle, el resplandor del sol, que contrastaba con la fresca penumbra del hotel, la cegó momentáneamente y tropezó. Los dedos se encajaron en la carne de su antebrazo. Le parecieron garras de hierro inquebrantables.

—¿Adónde vamos? —inquirió ________, mas no obtuvo respuesta.

Pensó que Joe había decidido correr el riesgo de permanecer durante la noche en la ciudad.

Ya en el Land Rover siguieron hacia un sector que ella desconocía. Monteveno era una población que no había visitado en sus viajes anteriores a la villa por estar alejada de la costa. Joe no se detuvo para observar el estilo arquitectónico, sino se dirigió hacia las tiendas.

En un escaparate había un vestido de lino sencillo y de precio no demasiado elevado. _________ se sorprendió, pues Joe la hizo entrar en la tienda. Le habló en inglés a la empleada que acudió a atenderlos y lo miró con admiración. Aumentó su asombro cuando _________ lo escuchó decir que eran turistas.

—Mi esposa tuvo un pequeño accidente y necesita reemplazar su… camisa —explicó.

______ contempló en silencio cómo, una tras otra, le fueron presentadas a Joe hermosas prendas. El gusto de él resultó excelente. Eligió dos camisas de algodón, una verde esmeralda y la otra, azul lavanda, que armonizaban con el color de la piel de ella.

—Tenemos una falda que hace juego con esta camisa —comentó la empleada y le enseñó una de color azul lavanda con encajes.

—La llevamos —dijo Joe, sacando del bolsillo un fajo de liras y le lanzó una sonrisa a la vendedora. Cuando la joven marcó el importe en la registradora, ________ se acercó a ella, pero, como si comprendiera lo que iba a hacer, Joe la sujetó de un brazo y le dirigió una mirada de advertencia, mientras golpeaba ligeramente el bolsillo superior de su chaqueta. En unos momentos se encontraban de nuevo en el caliente pavimento, la oportunidad se le había escapado a _________ y el resentimiento coloreó sus mejillas.

Retornaron con premura al hotel. Ya dentro de la habitación, Joe sacó del bolsillo un periódico y la misma grabadora miniatura que había usado antes.

—Lee —le ordenó, entregándole el periódico.

Por un momento pensó en rehusarse, pero la inutilidad del hecho la hizo desistir.

Después de diez minutos de lectura, Joe la interrumpió e hizo regresar la cinta antes de colocarla en un sobre.

—Quizá esto haga que tu padre se apresure. Los otros están cada vez más impacientes.

—En cambio nada afecta tu paciencia —lo pulió Joe—. Me sorprendí porque no me pediste que lanzara gritos desgarradores para dar un efecto dramático.

Se maravilló al ver que un tono rojo cubría el rostro de Joe. "¡Conque sí es vulnerable!", exclamó para sí. Abrió la boca para agregar algo más en el momento que él le lanzó las camisas y la falda y le señaló con un gesto la puerta del pequeño cuarto de baño.

—Avísame cuando estés preparada y te aplicaré el ungüento que ordenó el médico.

________ se quedó mirándolo y experimentó una sensación extraña. La herida quedaba justo debajo de sus senos.

Tembló al imaginar las manos de Joe sobre su cuerpo.

—Puedo hacerlo yo misma —dijo.

—Claro que puedes; pero, ¿lo harás? ¿No se te ocurrirá "olvidarte de hacerlo" y, en forma deliberada, enfermarte para tratar de huir de nosotros?

Evitó mirarlo a los ojos. No podía negar que ese pensamiento le había pasado por la mente. Si enfermara y muriera, si su padre exigiera nuevas pruebas, por lo menos así evitaría que ellos recibieran el dinero.

—Por lo tanto, como no puedo confiar en ti, tendré que asegurarme de que la curación se lleva a cabo.

Cuando estaba dentro del cuarto de baño, Joe agregó con voz suave:

—Ponte la camisa y la falda azul lavanda. Me parece recordar que tienes unas piernas muy hermosas, además de otras… cosas atractivas.

_______ decidió no tomar en cuenta los deseos de él y usar la ropa que se había quitado, pero, cuando terminó de darse la muy placentera ducha caliente y tomó la chaqueta ligera, manchada de sangre e impregnada del perturbador aroma masculino, la tiró al suelo con brusquedad y cogió la camisa color azul lavanda, que tenía el escote bajo y mangas ajustadas. Hacía juego perfecto con la falda. La herida destacaba en su bronceada piel. Los húmedos bucles de su mal recortado cabello caían sobre su rostro, aumentando su apariencia de fragilidad. Los ojos, grandes, destacaban en sus facciones. Cuando entró en el dormitorio temblaba, víctima de una emoción que encontraba difícil de descifrar. Joe, tendido sobre una de las camas, leía un periódico. Al verla, se levantó y la recorrió con la mirada.

—Te queda muy bien —dijo por fin—, pero creo que debemos olvidarnos de eso si es que voy a curar tu herida —con destreza desató los lazos de la camisa, antes que Saffron lograra impedirlo. Esta se sonrojó y se movió hacia atrás en forma automática.

Joe, sin protestar por ello, puso la mano en un hombro y la sujetó mientras esparcía el ungüento en la herida. Los dedos, que hasta ese momento sólo dolor le habían producido, le causaron una extraña sensación.

—¿_________?

Escuchó su nombre como si fuera pronunciado en la lejanía y le pareció que la habitación giraba. Los dedos de Joe sobre su piel eran la única realidad, junto con sus ojos que reflejaban preocupación. Intentó hablar, pero Joe y todo lo demás se borraron cuando un remolino negro surgió al frente y se la llevó consigo.

Cuando _______ abrió los ojos, de lo primero que se percató fue que estaba en una habitación desconocida. La luz del sol, que penetraba por las ventanas sin cortinas, la hizo parpadear. Observó con lentitud el dormitorio. "Tuve una pesadilla tan real… Me habían raptado"… se dijo.

Frunció el ceño al escuchar el sonido del agua en el cuarto de baño. Luego vio la falda y la camisa que había usado la noche anterior, cuidadosamente dobladas sobre la silla. La comprensión de lo ocurrido llegó con lentitud a su cerebro y su cuerpo se puso tenso.

De nuevo miró hacia la silla. No recordaba haberse desvestido, lo que significaba que…

—Es bueno que ya estés despierta.

Quedó paralizada, al darse cuenta de estar casi desnuda bajo la delgada manta y, sin pensar preguntó:

—¿Me desvestiste tú?

por **♫ Laura Jonas ♥** Sáb 18 Feb 2012, 9:32 pm

—Te desmayaste y me pareció una lástima que se arrugaran tus mejores galas… No es la primera vez y dudo que sea la última —se burló—; aunque, por lo general, mis mujeres no se desmayan sobre mí.

—No soy una de tus mujeres —protestó furiosa—, y te pido no me clasifiques como tal.

Se endureció la cara de Joe. Sus ojos se entrecerraron cuando se alejó de la puerta y caminó con lentitud hacia la cama, sin importarle el hecho de que lo único que lo cubría era la toalla que tenía anudada alrededor de la cintura. _________ trató de retirar la vista de aquel poderoso cuerpo.

—¿Protestas? —estaba ahora al lado de la cama. ________ se acobardó por la furia que vio en sus ojos—. ¿Por qué?, me pregunto. ¿Porque no me puedes dominar como a tus amantes? ¿O es porque te he provocado una reacción que ellos han sido incapaces de hacer surgir?

—¡No me provocas nada!

Pronunció las palabras sin pensar. Tragó saliva cuando la cama se hundió bajo el peso del cuerpo de Joe y él la sujetó con fuerza, mientras observaba el ruborizado rostro.

—¿No?

_________ se encogió cuando Joe se inclinó sobre ella y movió la cabeza de un lado a otro para escapar del castigo de los viriles labios, que querían demostrarle que era una mentirosa. Joe, con cierta burla, paseó los labios por el cuello de ________ y luego separó los de ella, saboreando la dulzura que ella había tratado de negarle.

—¡Deja de actuar con si fueras virgen!

Las palabras estaban cargadas de burla. La mano, que se había deslizado bajo la manta, con experta rapidez retiró la barrera del sostén. _________ trató de protestar cuando él retiró la frazada. Su modestia fue violada por la lenta apreciación de los ojos grises que la recorrieron de pies a cabeza con lentitud.

—Eres una chica lista —reconoció Joe con admiración—. La desnudez total no provoca incentivos. Es notorio que has aprendido que un hombre aprecia más lo que le cuesta esfuerzo conseguir. Esta franja pálida sugiere una modestia que, los dos sabemos no posees; sin embargo, a pesar de no ignorarlo, me parece erótico el suponer que estoy viendo lo que ha sido ocultado a otros. Muy erótico —reafirmó con voz sensual, mientras sus dedos se deslizaban por las curvas de los senos.

________ experimentó una sensación de placer indescriptible. En contra de su voluntad estaba reaccionando ante él. "Me es imposible evitarlo", pensó con amargura. "Es el precio que pago por mi inexperiencia. Si hubiera tenido todos los amantes que él cree, sabría cómo aparentar tranquilidad. Además, no tendría que… Estoy segura de que una mujer con experiencia no debe ser tan vulnerable ante una simple caricia, como lo soy con Joe".

—Estás temblando —comentó él.

—Porque te odio.:lol!:

—¿De veras?

El regocijo encubrió la furia que estaba contenida en los ojos. ________ dispuso de sólo unos segundos para preguntarse: "¿Por qué estará tan enojado?", antes que rudas manos le encarcelaran la cabeza, impidiéndole moverla. Gimió para protestar, esforzándose por alejarlo de sí, pero Joe era demasiado fuerte para ella y lanzando pequeños gemidos de placer, recorrió con los labios los caminos del cuello y luego los senos.

La lava del deseo recorrió el cuerpo de ________, provocándole ansias incontenibles.

—Joe.

El nombre salió de sus labios y con una súplica de realización. Sintió la angustia del rechazo cuando él, con lentitud, la liberó.

—Será mejor que te vistas. Tenemos que regresar —dijo. Viaje al Infierno (Joe y tu) - Página 4 880909

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La indiferencia aparente con la que él le dio la espalda la perturbó. Deseaba enfurecerse, gritar… "¿Hacer qué? " se preguntó, desolada. En ese momento deseaba acariciarle la espalda y provocarle un deseo tan fuerte como el suyo. "Sin embargo, lo odio. Merezco despreciarme por ello", se reprendió. Su emoción primordial era la frustración por haberle dado él la espalda. Joe se agachó para recoger la camisa, y se la puso. Sus manos llegaron a la toalla que lo envolvía y Saffron se humedeció los labios.

—¡No soy espectáculo de teatro frívolo! —exclamó Joe.

Su reacción la sorprendió y lanzó un suspiro a la vez que se obligaba a desviar la vista.

—Toma esto y vístete.

Se volvió a tiempo para atrapar al vuelo la ropa que le lanzó Joe y se ruborizó al darse cuenta de que su movimiento apresurado había dejado al descubierto sus senos. Sin embargo, él pareció no tener deseos de contemplarla y cuando le dio la espalda corrió al cuarto de baño, con la falda y la camisa.

Cuando retornó descubrió que ya habían llevado el desayuno al dormitorio. Después de tener que haber estado comiendo lo que le daban en la granja, el café le pareció delicioso y tomó varias tazas. Cuando se dio cuenta, Joe había terminado de desayunar y la aguardaba. Le pareció absurdo que deseara prolongar la estancia con él, pero luego comprendió que no tenía nada de absurda su reluctancia a retornar a la casa de la granja. Tembló al recordar lo que ahí le esperaba.

—Vámonos. Tú tienes que ver al médico y yo necesito enviar esta cinta a tu padre. Hasta ahora ha estado haciendo lo que le indicamos. Por tu bien, espero que siga cumpliendo.

El médico examinó superficialmente la herida y le informó a Joe que estaba sanando bien. Nico había insistido en entrar junto con ella al consultorio arguyendo que el galeno no hallaría nada extraño en ese hecho.

"Los hombres italianos detestan dejar a solas a sus mujeres con otros hombres. El doctor comprenderá muy bien el porqué no quiero que mi linda esposa esté a solas con él" —le había mencionado.

Resultó extraño, pero ese halago la ofendió más que lo que le había ocurrido hasta ese momento. Bien sabía que estaba todo, menos linda.

Al salir a la calle caminaron hacia la plaza donde habían comprado la ropa, sin que Joe dejara por un momento de sujetarle con firmeza el brazo. Ella lo observaba con disimulo y reflexionaba sobre los acontecimientos que lo habían conducido a su situación presente. "Es culto e inteligente, habla el inglés con fluidez, y es menos voluble de lo que esperaba, por ser italiano", pensó. Era evidente que podía controlar bien a los otros miembros de su pandilla, una tarea nada fácil. A sus habilidades como dirigente y diplomático había que agregarle su indiscutible encanto y astucia. "Un hombre como él podría triunfar en muchas ocupaciones legales. ¿Por qué escogería el vivir fuera de la ley? ¿Será que le encanta el reto de vivir en peligro constante o que le atrae él dinero fácil? Tal vez jamás conozca la respuesta", decidió _________, mientras él la hacía entrar en un pequeño edificio. Se dio cuenta unos momentos después que era la oficina de correos.

Sintió nostalgia cuando Joe envió la cinta a su padre. Las lágrimas pugnaban por salir de sus ojos y para su contrariedad, algunas rodaron por sus mejillas.

—Toma.

Recibió el pañuelo que él le ofreció y se enjugó las lágrimas en el momento que dos policías entraban en el edificio. Joe la había soltado para que se secara los ojos, entonces empezó a correr, puestas todas sus esperanzas en alcanzar a los dos guardianes del orden.

Le llevaba unos segundos de ventaja a Joe y, por un instante, creyó que le serían suficientes. Pero, cuando casi lograba su objetivo sintió los brazos de él que le impedían avanzar. Vio aquel atractivo rostro contraído por la furia cuando la hizo volverse con tal fuerza que casi pierde ella el equilibrio.

Los policías los miraron. Varias personas los rodeaban. _________ abrió la boca para implorar ayuda, pero lanzó un grito de dolor cuando Joe la abofeteó. Viaje al Infierno (Joe y tu) - Página 4 880909

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Era la segunda vez que la castigaba físicamente, aunque en esta ocasión la sorpresa fue mayor que el dolor, debido a que, aunque el golpe pareció muy fuerte, en realidad lo único que hizo fue someterla al silencio.

—La han visto con otro hombre —explicó a los curiosos policías—. Nada menos que con mi primo. Cuando se lo reclamé, ella lo negó, ¡siendo que todo el pueblo los ha visto juntos!

Los policías rieron e hicieron un comentario que la molestó.

Sujetándola con tal fuerza que la lastimaba, Joe la sacó del edificio de correos, y no se detuvo hasta que habían dado vuelta a la esquina.

—Intenta hacerlo otra vez y recibirás un balazo en lugar de una bofetada. ¡Colmar mi paciencia, eso es lo que haces! ¿Qué esperabas obtener?

—Lo más valioso en el mundo mi libertad —le respondió tensa, ________.

—¿Por eso no te has casado? —le preguntó, sorprendiéndola—. ¿Porque tu "libertad" significa tanto para ti?

__________ encogió los hombros.

—¿No te estás comportando con un poco de ingenuidad? —le replicó con burla, desquitándose de la pulla que él le había lanzado—. Si una quiere, puede encontrar toda la libertad del mundo dentro del matrimonio.

—Entonces… es probable que no hayas encontrado a un hombre que quiera aceptarte en esas condiciones, estando, por así decirlo, estropeada…

—¡Estropeada! ¿No has oído hablar de la igualdad de los sexos? —reclamó ella—. No todos los hombres quieren una tímida virgen en su lecho.

—En su lecho, no —aceptó Joe con suavidad—, pero, para esposa… es diferente.

Su tranquilidad la enfureció. Le podía haber informado que no se había casado porque albergaba el sueño ridículo de encontrar a un hombre al que pudiera respetar y honrar tanto como amarlo; un hombre que la estimulara a ser mujer, sin dominarla.

El viaje de regreso transcurrió sin nada digno de mencionarse, salvo que cada kilómetro que avanzaban hacia su prisión, aumentaba su temor. Cuando llegaron a su destino en lo único que podía pensar era en la proximidad de su muerte.

"Mi vida durará sólo el tiempo que le tome a mi padre reunir la cantidad de mi rescate", pensó con certeza. "En el momento que se enteren de que va a pagar, me matarán sin misericordia. Deben de pensar que soy una tonta. Especialmente Joe, quien se está divirtiendo conmigo, jugando con mis emociones a sabiendas de cuál será mi destino final".

Olivia los recibió con hosco silencio. Guido tenía en la barbilla un rasguño y, en sus ojos se reflejó la furia al verlos llegar. Eso intensificó los temores de ________. Tan sólo Piero parecía el mismo.

—¿Enviaste la cinta? —interrogó Olivia, sin disimular su agresividad.

Sus ojos investigaban el rostro de ________, pero ésta ni conocía el motivo para ello, ni le importaba. Olivia se había percatado de la camisa y la falda nuevas que llevaba __________. Después de que le respondió Joe, preguntó en forma ruda:

—¿La dejaste ir sola a la tienda? ¿No implica un gran riesgo? ¿O hay algún motivo por el cual ella todavía permanece con nosotros, razón que ignoramos nosotros tres?

__________ se enfureció a pesar de su decisión de no reaccionar ante la suspicacia de la italiana.

—Ninguno —respondió Joe, sin mirar a __________—. La compré yo. Lo que llevaba eran prácticamente jirones —agregó con suavidad antes que Olivia hiciera objeciones—. Decidí que no convenía llamar la atención.

por **♫ Laura Jonas ♥** Sáb 18 Feb 2012, 9:40 pm

Era notorio que Olivia no estaba contenta con esa situación y también que no pudo encontrar fallas en el argumento de Joe. La misma _______ tampoco lo logró.

—Esa mañana había algo extraño en la mirada de Joe: furia mezclada con otra cosa. Era como una casi involuntaria admiración combinada con un desprecio por sí mismo. Si no tuviera datos anteriores, _______ casi podría haber imaginado que él se estaba arrepintiendo de la parte que le correspondía en el secuestro. "No es posible que yo sea la primera víctima de Joe, ni creo que sus sentimientos hacia mí puedan ser distintos a los de los otros tres", se afirmó.

La cena transcurrió en silencio. La mirada de Olivia se paseó todo el tiempo de Joe a ________, furiosa. _________ supuso que era inevitable que Joe se estuviera dando cuenta de ello, a pesar de que, en apariencia, no se percataba de las coléricas miradas de la italiana. "¿Por qué lo estará haciendo así? Como líder debe saber la necesidad de mantener una relación cordial con los otros miembros de su pandilla", reflexionó _______. Después de la comida observó cómo Olivia se dirigía al lado de Guido y hablaban en voz baja mientras Joe leía el periódico que había comprado en el pueblo, y ella limpiaba la mesa bajo la vigilancia de Piero.

—Deja eso —le ordenó Joe cuando ella empezaba a secar los platos—. Olivia y Guido pueden terminar ese trabajo —le dirigió una mirada desdeñosa a la pareja—. ¿Cómo está tu herida? —le preguntó abruptamente a _______—. ¿Estás tomando tu medicina?

Ella afirmó con la cabeza. La herida estaba sanando bien, pero la preocupación de Joe la desconcertó. "¿Por qué muestra este tardío interés en mi salud? ¿Encontrará placer en engatusarme para que confíe en él y luego destruir esa esperanza?"

Cuatro días habían pasado desde que Joe la llevó al pueblo. ________ estaba descubriendo que el humor de sus captores había empezado a cambiar peligrosamente. Cuando le citaban los dogmas de su organización lo hacían siempre en forma de ataques a la cultura occidental, cultura que habían jurado arrasar. Lo que más aterrador le parecía a ________ era su odio fanático hacia la Iglesia Católica. Según ellos, su primer objetivo era destruirla. ________ se estremeció cuando, una mañana, Olivia le dijo con tono salvaje:

—Demasiado tiempo la religión católica ha sido el opio de las masas. A éstas se les ha hecho creer, mediante engaños, que una vida mejor los espera después de la muerte, que el "cielo" los aguarda. Debido a que lo han creído, se han convertido en esclavos de la religión. ¿Por qué no hemos tenido noticias de su padre? —le preguntó a Joe—. Ha pasado suficiente tiempo. Tal vez no ha tomado en serio nuestras amenazas —agregó—. Nunca habíamos tenido estas demoras.

—Estamos viviendo en el presente —le contestó con suavidad Joe—. Y conoces bien las órdenes de Roma. Estoy a cargo de esta operación.

—Olivia tiene razón —intervino, molesto, Piero—. Creo que ya es tiempo de acelerar las cosas. No podremos permanecer aquí mucho tiempo más.

—Opino que debemos enviarle a su padre algo que le recuerde lo vulnerable que es su hija —sugirió Olivia—. Quizás debamos refrescarle la memoria haciéndole llegar algo un poco más tangible que un mensaje grabado. El niño Getty fue rescatado con rapidez cuando su familia recibió…

—¡Ya es suficiente! ¡No escucharé nada más! —ordenó Joe—. Estoy a cargo de esta operación y yo decidiré lo que hay que hacer, y cuándo hacerlo. ¡Ustedes cumplirán mis órdenes!

Se hizo silencio. _________ sintió que el estómago se le contraía por el temor, mientras reflexionaba en la amenaza de Olivia.

"Me podrían mutilar ¿Cortándome un dedo… una oreja?" El solo pensamiento le produjo escalofrío, pero se negó a dejarse apabullar o a darle la satisfacción a Olivia de ver su temor ante su sugerencia.

Conocía lo que le había ocurrido al nieto de Paul Getty. Por una parte, lo había leído en los periódicos, y por la otra, recordaba los comentarios que su padre le había hecho, a pesar de ser una niña cuando ocurrió esa tragedia. Sus secuestradores le habían cortado una oreja y la habían enviado a la familia. Además del niño Getty, habían sucedido otros casos de mutilación. ¡Pero habían sobrevivido gracias al pago de los rescates! ¡Si pudiera escapar! Pero… ¿Cómo?

Ahora se enfrentaba a la amenaza que Olivia acababa de hacer, lo que agregaba una nueva dimensión al temor que ya experimentaba.

Las horas del día le parecieron interminables. En dos ocasiones observó a Olivia y a Guido trabajando y hablar entre dientes. ¿Planearán hacer caso omiso de las indicaciones de Joe? Había percatado un cambio en Olivia: se portaba altanera con Joe. Este se había convertido en su única protección en contra de la malicia de Olivia y de la lujuria de Guido. Cada vez que se alejaba de su vista, el temor aumentaba en ella. Le preocupaba lo que pudiera pasarle a él. No podía descartar el que Olivia llevara a cabo su amenaza de mutilación sin la aprobación de Joe. "¿Qué podría hacer él ante un hecho consumado?", se preguntó.

No pudo probar la cena y aunque sintió la mirada de Joe en un par de ocasiones, se negó a mirarlo.

Cuando Joe, en forma abrupta, se levantó de la silla con movimiento torpe, el primero de ese tipo que conocía _______, sus ojos, en forma instintiva volaron hacia él.

—Piero, nuestra huésped parece necesitar aire fresco. Camina con ella hasta el río. Después, regresen.

—¿No la llevas tú? —inquirió Olivia con malicia—. ¿Me vas a decir que te rechazó?

En otras circunstancias, la caminata a través del olivar hubiera sido agradable, pero, con Piero a sus espaldas, dispuesto a saltar sobre ella al menor intento de fuga, gran parte del placer quedaba destruido.

La esperanza de libertad era todo lo que poseía y jamás podría haber un sustituto para la autodeterminación. Al frente, el río lanzaba destellos plateados bajo la luz de la luna, y las estrellas titilaban.

________ caminó por la ribera. Se detuvo de improviso al reconocer la figura de Joe que se acercaba en dirección opuesta. Era notorio que él también había deseado respirar el agradable aire nocturno. "La diferencia es que él puede hacerlo cuando le plazca", se dijo con amargura.

—Piero, necesito que revises el Land Rover —le sugirió cuando estuvo a su lado—. El motor se está calentando.

—Lo echaré a andar para probarlo —dijo Piero—, y lo arreglaré por la mañana.

—Me parece bien. No debemos correr el riesgo de quedarnos sin vehículo.

Cuando Piero se alejó y quedaron a solas, un fuerte impulso surgió en ella. Observó con ansia el río mientras sentía el resentimiento de tener la mano de Joe en su brazo, y escuchar su voz informándole que era tiempo de volver. A sus espaldas estaba la prisión de la granja, al frente, el río y, más allá de éste, la libertad.

Un instinto que avasalló a la precaución y al temor tomó el control de su cuerpo. Sin pensarlo echó a correr hacia el río. No existía en su mente un plan determinado, pero en su corazón guardaba la esperanza de la libertad.

Había tomado desprevenido a Joe. Lo escuchó maldecir entre dientes, pero cerró sus oídos a los sonidos de la persecución. El corazón le palpitaba con salvajismo, los pulmones parecían estallarle, pero continuó su alocada carrera con una velocidad desconocida para ella desde su época escolar. El presidio la había hecho perder peso, pero eso sólo le proporcionó una ventaja momentánea. Joe poseía la fortaleza y el coraje de que ella carecía. No pudo evitar darse cuenta de que, poco a poco, él ganaba terreno.

A pesar de todo, aun a sabiendas de cuál sería el resultado final, rehusó darse por vencida y continuó corriendo. El único pensamiento que anidaba en su cerebro, era ¡ser libre!

por **♫ Laura Jonas ♥** Sáb 18 Feb 2012, 9:50 pm

Capitulo 7

De repente empezó a caer…

Golpeó el suelo con tal fuerza que quedaron sin aire sus pulmones. Un gran peso la clavó en el piso. Levantó la cabeza, exhausta, derrotada, y se quedó mirando el lugar donde el río corría con tranquilidad.

—¡Tonta! —no opuso resistencia cuando Joe la colocó de espaldas. Inermes, caían sus brazos a los costados y temblaba por el esfuerzo realizado.

—¿Qué esperabas obtener? —interrogó Joe.

—¡Libertad!

La palabra salió con dificultad por el dolor que sentía. La derrota se perfiló en su rostro cuando la luz de la luna lo delineó, revelando su angustia en forma inmisericorde. Escuchó maldecir a Joe y, de repente, en forma increíble, él estaba besándole el rostro con una urgencia tan ardiente, que la hizo sentir como si su cuerpo estuviera hecho de cera que se derretía con los labios de fuego y la hacía ansiar más caricias. No existieron un abrazo preliminar, ni cínicas palabras, sino las sensuales caricias de un hombre que se encontraba más allá de las barreras que él mismo se había impuesto. El cuerpo de _______ así lo reconoció. La luna, por timidez, se escondió detrás de una nube. Con los sentidos agudizados ella percibió con claridad el lento correr de las aguas del río, los sonidos de la noche y su ansia desesperada de experimentar los placeres de la vida antes que fuera demasiado tarde. Sin darle forma a su pensamiento, rechazó el código moral que la había regido durante toda la vida. Si iba a morir, quería vivir plenamente la vida, lo que le restara de ésta. Deseaba conocer el deseo, experimentar la posesión que llevaba a cabo un hombre, aunque ese hombre fuera su secuestrador. Así razonaba en forma instintiva su cuerpo y ella se sentía incapaz de luchar contra los deseos imperativos de éste. Le pareció un extraño acontecimiento encontrarse en ese lugar con Joe. Sintió como si esos instantes hubieran sido decretados por el destino, y le pareció imposible el evitar lo que tendría que ocurrir.

Sus brazos se elevaron, llegando a los hombros de él; su boca se entreabrió, en espera del beso. No había titubeo en las caricias de Joe, eran las de un hombre llevado a un punto en el que nada importaba, salvo la satisfacción de un deseo inconmensurable. ________ lo percibió en la urgencia de sus besos y en la tensión de sus muslos.

Los botones de la camisa de _________ cedieron ante los dedos impacientes de él. Una nueva y desconocida ________, que parecía haber surgido a la vida unos segundos antes, en los momentos de su derrota y de su frustrado escape, lo único que podía sentir era placer cuando Joe expuso su cuerpo a la luz de la luna y lo contempló admirado.

—A la luz de Selene tu piel casi es de alabastro —murmuró él con sensualidad—. Pudiste haber posado para la estatua de Diana; pero tu carne es cálida y tentadora. El sólo verte me produce la pagana necesidad de acariciarte y probarte.

Inclinó la cabeza y sus caricias en los senos desencadenaron el deseo de la chica. Entrelazó los dedos en el oscuro cabello de Joe y sostuvo con firmeza la cabeza de él sobre su pecho.

Cuando Joe le quitó la camisa ella experimentó un placer embriagador, porque así podría estar en contacto más íntimo con la piel de él. ________ ya le había desabotonado la camisa; mas, cuando él se la quitó e hizo lo mismo con los pantalones vaqueros, ella se maravilló al contemplar la perfección de aquel cuerpo.

—No te limites a mirarme. Acaríciame —murmuró Joe, aproximándosele.

La estrechó y sus labios exploraron la suave piel. Las barreras de la inexperiencia y de la timidez fueron derribadas.

El deseo compartido hizo del cuerpo de _______ una hoguera, provocando la necesidad de beber hasta la última gota de la copa de placer, sabiendo que la copa de su vida iba a ser despedazada sin brindarle la ocasión de beber muchas veces el agridulce vino del amor.

—¿Por qué? —le preguntó Joe con dulzura—. ¿Por qué ahora y antes no?

—Tal vez porque quiero experimentar todo antes que sea demasiado tarde.

Se percató de la sorpresa de él. Los ojos de Joe perforaron la oscuridad y le volvió el rostro a _________ hacia la luz de la luna para investigar todos sus rasgos.

—Creo que escuché bien, pero repítemelo para estar seguro de que no lo he imaginado.

Titubeante, _________ obedeció.

—¿Estás insinuando que eres virgen?

—¿Y si lo soy? —inquirió la muchacha con voz temblorosa.

Joe suspiró y se enderezó, sentándose con la espalda hacia ella para que no viera su expresión. Después, se puso los pantalones.

—¡Es lo único que me faltaba por escuchar! —exclamó con ironía—. Sin embargo, creo que no estás mintiendo. ¿Esto es lo que realmente quieres? —preguntó con brusquedad—. ¿Una relación puramente física con un hombre al que no conoces bien? Si así es, ¿por qué no aceptaste antes? ¿Por qué hasta ahora?

—Porque estás aquí —respondió ________.

Se sentía contenta de que la noche ocultara su rostro. No era la reacción que había esperado de Joe. La estaba regañando como un padre iracundo. Se puso su ropa.

—Guido y Piero también están aquí —arguyó él—. ¿Quieres darme a entender que hubiera sido lo mismo con ellos?

Hubiese querido responder que sí, pero no logró que la mentira saliera de sus labios. Como Joe se había vuelto y la estaba observando, _______ negó con la cabeza.

—________ —colocó las manos sobre los hombros de ella y la miró a los ojos. Era la primera vez, según recordó ________, que pronunciaba su nombre, lo que le dio un significado más íntimo a sus palabras—, puede que seas inocente e ingenua, pero no tanto como para que no seas capaz de comprender lo que voy a decir. Situaciones como ésta, influyen sobre las personas de la misma forma que un invernadero sobre las plantas: estimulan las emociones y las canalizan en una forma que no ocurriría normalmente. Esa es la explicación a los acontecimientos de esta noche.

Hizo una pausa y pareció hacer un gesto de disgusto. El rechazo la sorprendió y la hirió. Se dio cuenta de que él no la amaría.

—Si no me deseas, ¿para qué iniciaste lo…? —logró decir, evitando mirarlo a los ojos.

—Deseaba a quien consideré era una mujer mundana, con experiencia —aclaró con brutalidad Joe—, no a una chica inexperta que me está usando con el único propósito de complementar su educación —agregó con voz tensa—. Es mejor que conserves tu virginidad para el propósito obvio de entregarla ¡en la santidad del lecho nupcial!

—Lo que no creo llegar a hacer —mencionó Joe con amargura—. Por otra parte, no la estaba conservando para eso.

—¿No?

Su burla la enfureció.

—No —replicó.

—Entonces, ¿para qué o más bien, para quién?

Tuvo la tentación de no responder, pero un impulso la hizo desobedecer su costumbre de no revelar sus pensamientos más íntimos, por lo que en voz baja contestó titubeante:

—Para alguien a quien pueda respetar y confiar, al mismo tiempo que desear físicamente; alguien que sienta lo que yo siento, con quien tenga una total compenetración de mente y cuerpo, alguien que sea un…

—Alma gemela —completó Joe con ironía—. Al final, la realidad no corresponderá a tu ideal o hubiera ocurrido si no me hubiera detenido. ¡Vamos! No vas a decirme que tu virginal corazón anhelaba adjudicarme el papel del amante perfecto, del caballero andante, cuya perfección era casi divina.

El sarcasmo la hirió y replicó indignada:

—¡Cuando me enfrento a la disyuntiva de…!

—Ir al sepulcro inocente o aceptarme como tu primer amante, optaste por lo último —completó Joe con aspereza—. ¿Debo sentirme halagado? Si es así, es preciso decepcionarte. Y te daré un consejo: la próxima vez que reacciones en forma tan apasionada con un hombre, a título de experimento, hazle el favor de complacer su ego y conservarlo en secreto.

—¡Joe!

Olivia emergió de las sombras mientras pronunciaba su nombre, y Joe se volvió para ayudar a _______ a levantarse. Esta sintió que la piel le quemaba con el contacto de los dedos masculinos, pero él pareció, no percatarse de ello.

—Aquí estás —la joven italiana dijo sin necesidad—. Creíamos que había ocurrido algo. Tardaste demasiado.

—Nada ocurrió —le garantizó Joe.

Las palabras fueron como un puñal para el corazón de ________.

Confusa y desconcertada por sus emociones, empezó a caminar hacia la casa rural. Al recibir la refrescante brisa nocturna sobre la piel, el deseo frenético que había sentido en los brazos de Joe, le pareció que había sido experimentado por otra persona, lo juzgó como un sueño que se recuerda en forma inconexa. Le pareció imposible que ella se hubiera comportado en forma tan apasionada. Sin embargo, en lo más profundo de su ser existía un pequeño lamento: "Si no le hubiera revelado que… " Relegando ese pensamiento a las oscuras cavernas de su mente, penetró en la casa rural y subió por la escalera hasta su dormitorio. La malicia de la mirada de Olivia la persiguió dentro de su pequeña habitación.

—¿Cuánto tiempo más tenemos que permanecer aquí? —escuchó que Olivia le preguntaba a Joe, al pie de la escalera—. Ya deben estar impacientes en Roma. Nunca habíamos tardado tanto en completar una misión.

—No —aceptó Joe. _________ se esforzó por percibir su voz grave—. Pero también nunca habías estado más próxima a que te capturaran, como la última vez. Cometiste una tontería matando a Paul Jonas en el momento que lo hiciste. Además, no recibimos el dinero del rescate.

—La policía ya estaba sobre nuestra pista —arguyó Olivia—. Él nos había visto y podía describirnos. No convenía correr riesgos.

Los días prosiguieron en monótona rutina. Después del desayuno, _________ trabajaba en los campos, siempre bajo la vigilancia de uno de sus secuestradores. Joe, conduciendo el Land Rover, viajaba casi diario al pueblo cercano. Algunas veces Olivia lo acompañaba, otras, uno de los dos hombres. Ella se hizo a la idea de que el dolor que sentía cuando lo veía con Olivia, no significaba nada. "¿Cómo puedo sentir algo por él? Me ha humillado, traicionado mi confianza, me ha herido física y mentalmente. Y todo eso lo ha hecho con una firme determinación. Los intentos que he hecho para desquitarme tan sólo me han lastimado."

Ese día, las nubes empezaron a amontonarse, presagiando lluvia.

Todos estaban irritables: Olivia gritó a Guido y a Piero en el almuerzo. Piero reaccionó poco ante la agresión y se dedicó a comer sus pastas, pero Guido la tomó con rudeza de un brazo y la sacudió. Olivia se apartó bruscamente, mientras la tensión estallaba entre los dos. La atmósfera tempestuosa le produjo a ________ dolor en la herida, por primera vez, aunque estaba sanando bien.

por **♫ Laura Jonas ♥** Sáb 18 Feb 2012, 9:59 pm

Joe se había ido al pueblo y ________ prefirió pasear a soportar el tenso ambiente de la casa. Piero la siguió y se dedicó a limpiar el rifle mientras la vigilaba. Era una advertencia silenciosa que ella no ignoraba.

Los pensamientos que asaltaron de pronto su mente la dejaron anonadada: "¿Por qué no se habrá puesto mi padre en contacto con ellos? ¿Será porque ha tenido problemas en conseguir una suma tan elevada de dinero? Es lo que he sospechado desde el principio. ¿O tendrá razón Olivia y no le importa si jamás regreso?" Sus ojos se nublaron por las lágrimas, pero impidió que corrieran. "¡Mi padre me ama! ¡Mi padre me ama! Debo recordarlo siempre".

La falta de noticias de su padre no le afectaba sólo a ella, sino a todos.

—Está burlándose de nosotros —explotó Olivia, mirando a __________ iracunda—, y tú le estás dando alas, Joe. Cada día que seguimos aquí corremos un riesgo mayor. Debemos irnos.

—¡No! —Guido desaprobó con enojo—. Llamaremos la atención si nos vamos. Debemos tomarlo en cuenta…

—No es posible que esperemos aquí para siempre —mencionó Olivia—. Debemos hacer algo. Lo que necesita Sir Richard es que le recordemos el peligro que corre la vida de su hija.

Fue visible el terror qué le produjo a _____________ la renovada amenaza de mutilarla. El haberla escuchado por primera vez hizo que realizara un insensato e inútil intento de escapar, y desde ese entonces no había vuelto a escuchar las trágicas palabras.

—¡No! —Joe protestó—. Ya una vez te dije que no —siguió diciendo—. No creo que el retraso de Sir Richard sea debido a nada, anormal. Hasta para un potentado, el reunir un millón de libras toma cierto tiempo; en especial si tiene que hacerlo con cautela. Él pidió una prórroga y estoy dispuesto a concedérsela.

—Y, entretanto, nosotros tenemos que esperar aquí, sin nada que hacer y ¡arriesgándonos a ser descubiertos!

—No estás reflexionando en la forma adecuada —criticó Joe, sin importarle, en apariencia, la virulenta mirada que le dirigió Olivia—. Si tuviéramos que tomar las medidas que sugieres, estoy convencido de que Sir Richard no vacilaría en llamar a la policía. No estamos tratando con un tonto, Olivia.

—¿Y Roma? —lo aguijoneó—. ¿Qué opinan de esto? No deben estar contentos contigo, Joe.

—Todo lo contrario. Ellos poseen una visión más realista de la vida que tú, cara mia. Están contentos de dejar el asunto en mis manos… Pero, si lo deseas, puedes comunicarte con ellos.

Las miradas que intercambiaron Olivia y Guido hicieron que _______ sospechara que el ataque a su liderazgo había sido planeado. La lealtad entre los miembros de la pandilla había sufrido un cambio. Olivia y Guido cada vez estaban más de acuerdo.

—De todas maneras tengo que ir a Roma —anunció Joe, sorprendiendo a todos—. Mientras esté fuera no deberán hacer nada que perjudique nuestra situación. A mi regreso trataremos de nuevo el tema, si es que no hemos tenido noticias de Sir Richard en ese lapso. Si alguno de ustedes desobedece mis órdenes, tendrá que enfrentarse conmigo cuando vuelva. ¿Me he expresado con claridad?

Una vez más, ___________ se asombró del control que Joe ejercía sobre ellos. Por un instante deseó rogarle que la llevara con él, que no la dejara sola con los otros, pero comprendió que era inútil implorarle. Sabía que se negaría. "Además, ¿no es él tan aborrecible como los otros?", se preguntó. "No hay diferencia entre ellos, salvo que Joe tiene un control mayor sobre sus reacciones y emociones".

Partió Joe una hora después. ________ realizó su acostumbrada tarea en el campo, bajo la vigilancia de Piero y teniéndose que someter a la conferencia sobre las maldades del sistema capitalista.

No se percató de la llegada de Olivia. Enderezó su adolorida espalda cuando la italiana se dirigía hacia ella con una mano descansando, en forma agresiva, sobre la cadera y, la otra, sostenía el rifle.

—Podrás engañar a Joe, pero no a mí —dijo la mujer con tono burlón—. Confías en que compartiendo tu cama con él harás que sea clemente contigo, pero eso no resultará. Roma jamás lo toleraría. Aunque Nico quisiera favorecerte, no se atreverá a hacerlo. La organización nunca olvida la traición de uno de sus miembros y él lo sabe. ¿Ya ves que no eres tan lista como creías? Claro, él aceptará todo lo que le ofrezcas —se mofó—. Disfrutará tu cuerpo, pero nada más. Cuando vuelva, aceptará nuestro punto de vista. Crees que puedes convencerlo con tu cuerpo, pero ya verás. Es mejor que empieces a rezar para que tu padre reúna el dinero pronto. No te engañes creyendo que le importas a Joe como persona. Te desprecia a ti y a las de tu clase, lo mismo que nosotros.

—Hablas así porque estás celosa —replicó _______.

—¡Mientes! —exclamó Olivia—. Joe te posee tan sólo porque tus ojos se lo suplican y, sobre todo, porque es muy hombre… Pero lo único que eres para él…, ¡es un cuerpo!

Durante el transcurso del día, _________ rumió las palabras de Olivia. "Qué habría hecho si le hubiera revelado la verdad: ¿que Joe me rechazó? Joe… Joe… ¿Por qué debo pensar en él?" "Debería estar pensando todo el tiempo en la manera de escapar". Trató de concentrarse en su padre, en las diarias ocupaciones de él. "¿Qué estará pensando en este momento? ¿Me estará recordando? ¿Se encontrará arrepentido por no haber acudido a la policía? ¿O temerá perjudicarme si lo hace? ¿Cómo conseguirá el dinero?" Sabía que su padre no poseía esa cantidad en efectivo y que para obtenerlo debería vender muchos bienes: las pinturas impresionistas que había coleccionado con tanto amor a través de los años, las antigüedades de su esposa y, quizá algunas acciones de la compañía.

La amenaza de tormenta se cumplió por la noche. El cielo se llenó de rayos y truenos. ______ se acostó con un fuerte dolor de cabeza, pero contenta de haber podido abandonar el ambiente de la habitación inferior. Guido la había estado mirando con pasión y lujuria, y se sentía atemorizada y vulnerable sin el baluarte que representaba Joe, y que la protegía de Guido.

Cuando amaneció, vio un cielo despejado. _________ podía escuchar a Piero silbando en el piso inferior. Cuando luego más tarde Olivia a abrir la puerta, no llevó consigo la acostumbrada palangana con agua. Cuando _______ se lo mencionó, contestó:

—¿Qué te preocupa? ¿Crees que Joe no te va a desear si no estás perfumada con delicadeza? Joe es un hombre —dijo con burla—, y prefiere a una verdadera mujer, ¡no a una niña mimada!

Con el transcurso de los días sus secuestradores habían perdido parte de su temor de ser descubiertos y tenían menos precauciones.

—¿Adónde puede ir? —preguntó con burla Olivia cuando Piero le impidió el paso en la puerta—. ¿Y cómo? Tú tienes las únicas llaves del Land Rover. Déjala salir —le ordenó—. La puedes vigilar desde aquí. Si empieza a correr dispárale.

_________ no cometió el error de creer que se trataba de una vana amenaza. Se sintió atraída por el río, aunque no quería admitir el motivo. Se quedó contemplándolo durante varios minutos y, de repente, se introdujo en el agua, después de haberse despojado de su camisa y sus andrajosos pantalones. Caminó por el río hasta que el agua le llegó a la cintura. Lo mismo que en la ocasión anterior, el placer de sentirse limpia le causó deleite; pero, al revés de la vez pasada, sí vigiló la ribera y no permaneció mucho tiempo dentro del río. No llevaba toalla para secarse, pero sabía que el sol muy pronto se encargaría de hacerlo. Vislumbraba a Piero en la casa rural, pero consideró que su ropa interior era tan decente como cualquier bikini.

Cuando volvió a la casa no vio a Guido por ninguna parte. Creyó que estaría en los viñedos y entró con confianza en la habitación.

Una mano se cerró alrededor de su cuello, impidiéndole respirar… Un aliento cargado de ajo y vino le golpeó la oreja en el momento que Guido le advertía:

—¡No luches! Viaje al Infierno (Joe y tu) - Página 4 880909

Su mano libre se dirigió al cuerpo. Por la prisa, arrancó los botones de la camisa de _______. Sus caricias le quemaron la piel y supo que la había estado esperando. Todos los temores que había experimentado no se podían comparar con el pánico que sintió ante la posibilidad de una violación. Todos sus músculos se rebelaron y sus ojos tomaron la expresión de un animal acorralado cuando Guido inclinó la cabeza y aproximó los labios a los de ella.

La camisa le fue arrancada y la mano de Guido llegó a la débil barrera del sostén y ella se encogió ante el contacto. De pronto oyó un portazo y voces.

—¡Guido, suéltala!

"¡Joe!", exclamó para sí, sintiendo alivio. Guido, con la locura de la lujuria, rehusó obedecer la orden de Joe.

—¡Dije que la sueltes!

—¡Estoy cansado ya de hacer lo que dices!

Con un brutal empujón, Guido lanzó al suelo a ___________, y en su mano apareció la navaja, que resplandeció mientras avanzaba hacia Joe.

El temor que ________ sentía por sí misma quedó opacado por el terror que sentía ahora debido al peligro que corría Joe. Este estaba desarmado, mientras que Guido poseía un arma. Bien sabía que ninguno de los otros ayudaría a Joe, y que lo que iba a acontecer en su presencia era algo más que la culminación del deseo de Guido por ella. La mano de Guido dibujó un arco cuando la navaja descendió veloz.

_______ cerró los ojos sintiendo que la herida en el pecho le punzaba, al llegarle a la memoria el recuerdo de lo hiriente que la hoja podía ser. El sonido de la lucha fue seguido por un gemido que la hizo abrir los ojos.

Guido estaba tirado en el suelo, a los pies de Joe y la navaja yacía unos centímetros más allá. Joe, respirando con dificultad sangraba de una mejilla. Se secó con impaciencia la sangre con el dorso de la mano antes de introducir los dedos en el desordenado cabello. Con voz colérica dijo:

—Piero, te pedí que vigilaras a Guido. Y a ti, Guido, te advertí lo que te pasaría si…

—¡Joe, cuidado! —gritó _________.

Vio que Guido había alcanzado la navaja. Con un puntapié, Joe lo hizo soltar el arma y tomándolo por la camisa, lo obligó a incorporarse.

—¡Te debería golpear hasta transformarte en papilla!

—No fue culpa de Guido —intervino Olivia, entrando en la habitación—. Ella lo provoca…

"¡No lo hice! ¡Está mintiendo!", fueron las palabras que se formaron en la mente de Saffron, pero ésta no logró pronunciarlas.

por **♫ Laura Jonas ♥** Sáb 18 Feb 2012, 10:01 pm

—¡Te debería golpear hasta transformarte en papilla!

—No fue culpa de Guido —intervino Olivia, entrando en la habitación—. Ella lo provoca…

"¡No lo hice! ¡Está mintiendo!", fueron las palabras que se formaron en la mente de _________, pero ésta no logró pronunciarlas.

por **andreita** Dom 19 Feb 2012, 8:12 am

lau gracais por los cap
ya pese con no la ibas a seguir
fueron dos semanas son nove

por **andreita** Dom 19 Feb 2012, 8:14 am

pon mas caps porfavor

por **♫ Laura Jonas ♥** Dom 19 Feb 2012, 11:31 am

andreita escribió:lau gracais por los cap
ya pese con no la ibas a seguir
fueron dos semanas son nove

DOS SEMANAS!!! Viaje al Infierno (Joe y tu) - Página 4 167695056

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