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Viaje al Infierno (Joe y tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
jajaj siiii♫ Laura Jonas escribió:andreita escribió:lau gracais por los cap
ya pese con no la ibas a seguir
fueron dos semanas son nove
DOS SEMANAS!!!
y fueron largissimas
lau porque no pones otros caps
mientras cierran el foro
para leer :)
andreita
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
Bueno estaba pensando eso, quizas si me apuro hoy, pueda que la nove termine hoy :D
♫ Laura Jonas ♥
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
AWWWWWWWWWWWWW !
ME ENCANTO ! ME ENCANTO!
HOLA , ME LLAMO TAMARA & SOY NUEVA LECTORA !
POR FAVOR ! SÍGUELA !
ME ENCANTO ! ME ENCANTO!
HOLA , ME LLAMO TAMARA & SOY NUEVA LECTORA !
POR FAVOR ! SÍGUELA !
locasxjonas
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
Lau hermosaaa! Sube caps!
Antes de qe cierren el foro ....si porfaaa!
Si no creo que pueda esperar .....
Siguelaaaa! :)
Antes de qe cierren el foro ....si porfaaa!
Si no creo que pueda esperar .....
Siguelaaaa! :)
☎ Jimena Horan ♥
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
locasxjonas escribió:AWWWWWWWWWWWWW !
ME ENCANTO ! ME ENCANTO!
HOLA , ME LLAMO TAMARA & SOY NUEVA LECTORA !
POR FAVOR ! SÍGUELA !
BIENVENIDA!!!!!!!!!!
♫ Laura Jonas ♥
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
Aqui estoy chicas,no se preocupen, si no mal recuerdo me quede para ponerles el capi 8 :twisted: :twisted: :twisted: Bueno con estas caritas lo entenderan :D
Por cierto, me gustaria, aprovechando ahora antes de que cierren, si me pueden dejar su bookface o twatter, para comunicarnos o algo asi, este es mi twatter: https://twitter.com/#!/Laura061715 Las espero
Y disfruten lo que queda de nove :D
Por cierto, me gustaria, aprovechando ahora antes de que cierren, si me pueden dejar su bookface o twatter, para comunicarnos o algo asi, este es mi twatter: https://twitter.com/#!/Laura061715 Las espero
Y disfruten lo que queda de nove :D
♫ Laura Jonas ♥
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
Capitulo 8
________ yacía en su estrecho catre. La noche había llegado y veía la luna a través de la ventana sin cortinas. Al levantarse, los recuerdos de lo sucedido se agolparon en su mente. Empezó a temblar y tragó saliva con dificultad a la vez que sentía náuseas y dolor en la garganta. Tenía rasguños en los brazos y la camisa hecha jirones.
"¡Dios mío!", exclamó para sus adentros. Se estremeció al considerar lo cerca que había estado de ser violada. "¡Si Joe no hubiera aparecido en ese preciso instante!" Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas. Se acurrucó en el catre con la barbilla apoyada sobre las rodillas. El llamado a la puerta, que precedió a la apertura de ésta, la sorprendió. Percibió de un vistazo el torvo y reservado rostro de Joe y los oscuros vellos del pecho que asomaban por su camisa desabotonada. La náusea la hizo temblar y volvió la cabeza; sus sentimientos se reflejaron en los ojos antes que, demasiado tarde, los cerrara para ocultar lo que sentía por el hombre que permanecía de pie en el umbral con una palangana en una mano y un tubo de ungüento en la otra.
—_________ —pronunció su nombre con delicadeza, como si estuviera llamando a una tímida criatura silvestre en un bosque. Sin dejar de hablar se acercó al catre—. Todo está bien. No quiero lastimarte. Sólo examinar tu herida para asegurarme de que no se abrió de nuevo. Pondré un poco de ungüento en los rasguños. No te lastima, ¿ya lo ves? —le dijo al aplicarle el medicamento.
Ella estaba tensa y cautelosa.
—_________.
Unas lágrimas temblaron en sus pestañas y se estremeció.
—No me toques —lo dijo en forma casi inaudible y él se vio obligado a inclinarse para captar las angustiosas palabras—. No te acerques. Me siento mancillada.
Empezó a mecerse de un lado a otro. Miraba sin ver. Joe la tocó y ella, aún temblorosa, trató de rechazarlo.
—Cálmate, _______. Él jamás te volverá a tocar, te lo prometo… Todo pasó ya. Déjame quitarte la camisa para que te puedas lavar. Te traeré agua y te sentirás mejor.
Se levantó y caminó hacia la puerta. __________ no mostró signos de haberlo escuchado y murmuraba sin cesar:
—Estoy mancillada… Estoy mancillada.
Al regresar, Joe la encontró en la misma posición. Con paciencia, como si fuera una pequeñuela, le quitó la destrozada camisa. Aunque _________ retrocedió con el toque de las manos, no trató de impedir que él le limpiara con una esponja la arañada piel y, cuando con la mano le dio unas palmadas suaves, parte de la tensión que sentía empezó a desaparecer. Como si se percatara de ello, Joe hizo una pausa y la miró a los ojos antes de decirle con gentileza:
—Estás bien, ______. Nada ocurrió. Él no…
—¿Me violó? —tembló al pronunciar las palabras—. Pero iba a hacerlo y pude haber muerto… pude haber muerto.
Él le dio un masaje, repitiéndole que todo había terminado. La sostuvo en sus brazos como si fuera una niña, soltándola hasta que ___________ se había empezado a relajar.
—Te traje un poco de agua —señaló con la cabeza una palangana grande que estaba en el suelo—. Saldré para que te laves, pero regresaré en media hora con un plato de sopa.
Cuando él se retiró, _______ se incorporó con inseguridad y se lavó con dificultad. Se puso la otra camisa y estaba abotonándola cuando entró Joe con la sopa.
No quería comer, pero él como si presintiera su rechazo, le dijo con voz dulce:
—No me iré hasta que hayas tomado hasta la última gota. Me informó Olivia que no has comido nada en todo el día.
—¿Qué objeto tiene? —se avergonzó por el temblor de su voz y las lágrimas brotaron de sus ojos.
—Toma.
Una cuchara con carne y pasta fue llevada a su boca. Después, muchas más. Joe también le preparó una taza de café. Cuando lo probó, ella hizo un gesto por el sabor extraño.
—Tiene brandy —le explicó Nico—. Mitigará la conmoción y te ayudará a dormir.
"¡Dormir! ¿Cómo podré dormir, si cada vez que cierro los ojos veo la cara de Guido y siento sus manos sobre mi cuerpo?", pensó. Cambió la expresión de su rostro y abandonó la taza con excesivo cuidado.
—Joe…
—Ya lo sé, pero pasará.
—¿Cómo puedes saberlo? —preguntó con voz alocada—. No te ha ocurrido. No has tenido que soportar la… ¡Era tan despreciable…, tan horrendo! ¡Me siento… profanada…!
—_________ —pronunció su nombre con dulzura y la abrazó—, lo que ocurrió no fue tu culpa. Si alguien es el culpable, soy yo. Sabía que Guido te deseaba. Me dije que tú lo incitabas, pero sabía que no era verdad. No tienes culpa; debes creerlo.
—¿Cómo hacerlo? —inquirió con dolor—. Sé que si me hubiera violado nadie habría creído en mi inocencia. Cada vez que alguien me acaricie me parecerá que es él quien lo hace… No puedo… —se estremeció de nuevo y no se dio cuenta de que los ojos de Joe se ensombrecían.
—________, yo…
—No me dejes sola esta noche, Joe —le imploró casi al borde de la histeria—. Por favor, no me dejes sola… No lo podría soportar. Yo…
—Cálmate, cálmate —la rodeó otra vez con los brazos y la obligó a relajarse—. Ya todo pasó… No hay peligro. Me quedaré. Acuéstate y trata de dormir. Te prometo que estaré aquí por si me necesitas.
Logró hacerlo, pero fue porque Joe compartió el catre con ella, abrazándola protectoramente.
Apenas había espacio para los dos en el angosto catre. Despertó un tiempo después y descubrió que estaba acurrucada contra el cuerpo tibio de Joe. Su cabeza sobre el pecho de él, y sus brazos, alrededor de la cintura.
—¿Estas despierto, Joe?
—Sí. ¿Tienes miedo?
—Mientras estés aquí, no. Guido…
—¡Olvídate de Guido!
La acostumbrada impaciencia estaba una vez más presente en su voz. Eso, y el súbito retirar de los brazos, hizo que se sintiera rechazada. Empezó a temblar, pero Joe le tomó el rostro.
—Tranquilízate, ________.
Eso hizo que se aliviara su tensión y empezó a sollozar. Las interminables lágrimas acudían a sus ojos y mojaban la camisa de Joe.
Podía sentir la masculina tibieza de Joe a través de la delgada barrera de la ropa. Sus sentidos comenzaron a despertar, pero la imagen de Guido se interpuso entre ella y el hombre que la tenía en sus brazos. Joe le acariciaba la espalda con suavidad, pero ella dejó de darse cuenta de ese gentil toque. Las náuseas la invadieron y sintió las manos temblorosas.
—_________…
En el tono de voz estaban el arrepentimiento y la comprensión. La soltó con lentitud.
—¡No!
En alguna forma reunió valor para lanzar esa enérgica protesta. Tomó con las manos los hombros de Joe y los pequeños dedos se encajaron en los fuertes músculos.
—No me dejes, Joe —suplicó—. Hazme el amor en este momento —al no tener respuesta, continuó con voz pastosa—: ¿No lo comprendes? Lo único que recuerdo es a Guido —empezaba a ponerse tensa una vez más. Lo miraba con desesperación—. Por favor, por favor, no quiero ser la única…
—¡No sabes lo que estás pidiendo, ________!
Sus palabras llevaban una implicación que la hizo angustiarse más, pero no quiso sobrellevar otro rechazo.
—¿Soy tan poco deseable? —preguntó con voz quebrada—. ¿Tan carente de atracción que no deseas amarme? —observó el rostro de Joe otra vez. Al no tener respuesta agregó con amargura—: ¿O es que no soportas acariciarme ahora que Guido…?
Escuchó la maldición entre dientes y luego quedó presa entre los brazos masculinos.
—Jamás repitas eso —lo escuchó decir al oído en forma alentadora—. Ningún hombre que merezca serlo permitirá que eso sea un obstáculo. Además, Guido no te violó. Todavía eres virgen, y es por eso que…
—¡Porque soy virgen! ¿Tengo que seguirlo siendo hasta mi muerte? —le preguntó con resentimiento—. ¿Me hace mi virginidad menos deseable? ¿No produzco por ello una respuesta física? Te deseo, Joe —confesó—. Te necesito. Yo…
—No, no es así. Necesitas a alguien que te haga el amor para desterrar el recuerdo de Guido. Yo o cualquier otro, aunque no fuera muy atractivo, serviría para ese propósito. Si tengo aunque sea un ápice de sentido común… —le acarició el rostro—. Te deseo, ________ —gimió mientras deslizaba los dedos por los cortos bucles que enmarcaban el rostro de ella—. Y tú haces que me sea imposible recordar que no te debo amar.
_________ no respondió. Sabía en forma instintiva que le era imprescindible que Joe le hiciera el amor para poder curarse del trauma que le había provocado Guido. También sabía de manera instintiva que Joe jamás abusaría físicamente de una mujer, a pesar de lo que él pudiera ser.
Cuando sus labios llegaron a los de ella, _______ correspondió al beso con unas ansias que hicieron gemir a Joe y transformaron la gentil posesión de sus labios en un ardor mutuo que trascendió todo lo que Saffron había conocido o supuesto conocer.
Cuando ella introdujo los dedos debajo de la camisa de él, la piel estaba caliente y le pareció que casi le quemaba la mano. Moldeó su cuerpo al de él.
—¡________,___________! —exclamó como si se estuviera sometiendo a un férreo control y fuera incapaz de imaginar cuánto tiempo más podría durar éste.
__________ deseaba que la amara de inmediato. Que ambos estuvieran en igualdad de deseo y necesidad.
—____________.
Esta vez al pronunciar su nombre lo hizo con resignación y algo más, que agitó la sangre de ella. Sus labios se abrieron para recibir la hambrienta presión de los de él. El beso fue por completo devastador y ella tembló bajo el asalto de la boca, quedando en poder de él.
Las manos de Joe le rodearon la espalda y la elevaron un poco para estrecharla contra sí. El cálido y firme toque de los dedos le provocaba explosiones de placer y hacía que sus manos se dirigieran, hambrientas, hacia el torso masculino, debajo de su camisa. Los casi ardientes besos que ________ depositó en su cuello eran claros signos de la creciente urgencia que sentía de experimentar todo lo que pudiera, antes que fuese demasiado tarde.
Última edición por ♫ Laura Jonas ♥ el Dom 19 Feb 2012, 7:06 pm, editado 1 vez
♫ Laura Jonas ♥
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
—¡Santo cielo, __________! ¿Te das cuenta de lo que me estás haciendo?
La temblorosa exclamación, murmurada en su oído, le produjo pequeñas convulsiones de placer. Cuando él empezó a quitarle la camisa y el sostén, ella sintió el incontenible deseo de desembarazarse de éstos para sentir las manos de él sobre su piel desnuda, para tener esos largos y experimentados dedos sobre sus senos.
Cuando terminó de quitarle la ropa le dio un beso en los labios y murmuró:
—Dio, debo estar fuera de mis cabales; pero ¡que Dios me perdone! porque te deseo. Eres como un dolor en el pecho, como una fiebre en la sangre. No sabes cuántas noches he pasado, solitario, anhelando tenerte en mis brazos, desnuda, deseándote.
Sus palabras fueron como un hechizo mágico que desvaneció cualquier duda que le quedara escondida y atizó su fuego interior. Sintió la incontrolada necesidad de experimentar la posesión de Joe, antes de que fuera demasiado tarde.
—Desvísteme, ________.
La ronca orden fue acompañada con ardientes besos. Había algo indiscutiblemente erótico en el retirar de las ropas, en la nueva libertad que sentía ella de poder dejar caer besos al azar en cualquier parte del cuerpo que quedaba descubierta al despojarlo de la camisa. Los dedos de _________, titubeantes, tocaron el cinturón de los pantalones y se detuvieron. Pudo ver en la penumbra que él estaba tenso.
—¡Por todo lo que más quieras, no te interrumpas en este momento! —exclamó él.
__________ se esforzó para desabrochar el cinturón.
De repente, él estaba respirando agitado y le acarició los senos haciéndola atemorizarse un poco.
—¿Qué estás tratando de hacerme? —gimió él con los labios sobre el cuello de la chica—. ¿Volverme loco con la frustración? ¿No te das cuenta de lo mucho que deseo que me acaricies? ¿No sabes qué…? ¡Claro que no lo sabes! —exclamó burlón—. Eres virgen. ¡No puedo hacer esto, _________! —continuó, con los labios apretados—. No.
Era la oportunidad de ________ de arrepentirse, pero sabía que no iba a hacerlo.
—¡Joe, por favor!
Se inclinó para cubrir el cuerpo masculino de besos. Sintió que Joe se ponía tenso y que luego se estremecía. Él la separó.
—¿Qué pasa? —le preguntó con inocencia—. ¿No te gusta que haga eso?
—No eres tan ingenua —respondió cortante. ________ aguardó, conteniendo un tanto la respiración por la agonizante duda, reprimiendo una risa histérica al notar que los papeles se habían invertido. "Yo soy la que debería dudar y pensar en arrepentirme", se dijo.
—¿Qué pasa?
Se dio cuenta de que, con cierta desesperación, él introducía los dedos en su propio cabello.
—No me pidas que sea más explícito o puede ser que te enseñe —gruñó Joe, mientras temblaba por el contacto de la piel de _________.
Ella experimentó una reacción que la llevó a un sendero sin retorno: se oprimió contra el cuerpo de él, le echó los brazos al cuello y le dio besos leves en el cuello mientras le murmuraba:
—Sí, Joe, por favor, enséñame.
Sintió con excitación creciente, la explosiva exhalación del aire que le abanicó los cabellos antes de ser colocada de espaldas. El fresco aire nocturno acariciaba su piel.
Durante unos instantes creyó que sería rechazada de nuevo.
La luz de la luna permitió ver que él estaba quitándose los pantalones, de espaldas hacia ella y la chica recordó con pasión cómo lo había visto cuando salió del río. Sus ojos se abrieron en admirada apreciación de la total masculinidad. Cuando Joe se volvió ella lo estaba contemplando con curiosidad.
En vez de tenderse a su lado, se arrodilló junto al rústico lecho. El rostro de Joe quedaba oculto a los ojos de __________ mientras paseaba la mano por el cuerpo femenino, primero con suavidad después con urgencia.
—No me culpes si no resulta como siempre lo has imaginado —le advirtió con brutalidad—. Las primeras veces no siempre son agradables.
"No va a ser mi primera vez, será la única vez", pensó con dolor ________. Después ya no le fue posible reflexionar, porque Joe la condujo con su ternura por senderos desconocidos hasta la cima del éxtasis.
—¡__________!
Minutos después, todo terminó.
—¿No fue la experiencia una conmoción de los mundos, como habías imaginado? —le preguntó con brusquedad—. Traté de advertírtelo, pero no importa —se burló—, será diferente la próxima vez.
"¿Qué próxima vez?", quiso preguntarle; pero se sentía demasiado cansada, deprimida. Sus ojos empezaron a cerrarse y no le importó que aún estuviera desnuda en los brazos de Joe, cubierta tan sólo por la tibieza del cuerpo de él.
Despertó atrapada por las garras de una pesadilla.
—No te preocupes —le dijo él—. Es una pesadilla. Guido no está aquí. ¿O soy yo ahora el que te produce pesadillas?
No fingió no comprender y se sonrojó al recordar cómo le había rogado que le hiciera el amor.
—Me lo advertiste —aceptó sin rodeos.
—Pero aun así esperaste que toda la tierra se estremeciera.
Había un tonillo burlón en sus palabras, lo que hizo que _______ se indignara.
—Bueno, bueno, si te consuela saberlo, he escuchado que es posible, en circunstancias adecuadas y con la pareja propicia. De todas maneras, no volverá a ser tan desagradable, a menos que cometas el error de elegir a un amante torpe o sin experiencia.
—¿Cómo será posible eso? —replicó con amargura—. Olivia no me permitirá abandonar viva este lugar. Tú lo sabes.
—¿Y por eso querías que te hiciera el amor?
—No sólo por eso —consideró que debía ser honesta—. Fue por muchas razones. Guido… —se estremeció—. Me sentía incapaz de tener sólo el recuerdo de sus caricias y…
—Prosigue.
—Pensé que contigo sería diferente —confesó con candidez—. No comprendí…
—¿Que sólo soy un ser humano? —completó con una sonrisa, Joe—. ¿De que soy capaz de resistir sólo cierto grado de provocación antes que me sea físicamente imposible contenerme? Quizá debo hacer algo para retornar al pedestal en el que me habías colocado.
Por unos instantes no comprendió ________ el sentido de sus palabras, pero cuando los dedos de él comenzaron a moverse seductores por su piel, y todo su cuerpo tembló en forma convulsiva, ella entendió y trató de apartarse. Joe no se lo permitió. La atormentó con sus besos hasta que se aproximó más a él con las manos entrelazadas alrededor de su cuello.
—Joe…
Eso provocó la respuesta que ella anhelaba y los labios de Joe se dirigieron a sus senos.
No se detuvo ahí. Esta vez, sin la ardiente urgencia anterior sus manos y labios acariciaron y besaron todo el cuerpo de ella, haciéndola temblar cuando llegaron a la suavidad de su estómago y se deslizaron hacia los muslos, provocándole una frenética respuesta que la hizo depositar suplicantes besos en el cuerpo de Joe y acariciarlo como no se había atrevido a hacer. Le permitió guiarla e instruirla hasta que se encontraba dócil en sus brazos. ________ murmuró el nombre de él cuando la condujo a un mundo mágico con un sol brillante, para después hundirla en la oscuridad. Lágrimas de placer corrieron por sus mejillas y humedecieron la piel de Joe.
Cuando fue capaz de hablar, le besó el cuello y le murmuró:
—Gracias.
No podía ver su rostro, pero percibió en su voz la ironía cuando respondió:
—Es más común que sea el hombre el que dé las gracias; en especial, después de una experiencia como ésta.
________ no comprendió lo que quería decir, pero se sentía cansada para preguntar. "Por la mañana le pediré que me lo explique", se prometió. Sus ojos se cerraron, el sueño la venció.
______ abrió los ojos. "Me siento distinta", se comentó. Frunció el ceño, tratando de recordar qué era. De momento le llegó la comprensión. Estaba sola en su lecho, pero desnuda bajo la manta que, era obvio, Joe había colocado antes de retirarse.
El sentido común le dijo que debería sentir vergüenza o, por lo menos, arrepentimiento, pero no fue así. Experimentaba una intensa felicidad y un indescriptible placer. Se estiró con pereza. "Joe", pensó, sintiendo un calorcillo. "Su manera de hacer el amor era lo que había soñado. ¿En dónde estará?"
Le llegó del exterior un sonido extraño y corrió hacia la ventana. Observó un helicóptero volando en círculos alrededor de la casa. La esperanza que había abandonado su corazón, renació. "¿Será que me están buscando?", se preguntó. "En este apartado lugar un helicóptero tiene que significar algo".
Tensa y excitada, empezó a vestirse. Podía escuchar sonidos de actividad en el piso inferior. "Joe debe estar abajo. ¿Qué estará sintiendo?" Por primera vez se dio cuenta de que estaban en bandos opuestos, de que la libertad de ella implicaría el fracaso de él. Olivia había aclarado muy bien qué les ocurría a los que fallaban. Un enorme temor la invadió, pero hizo esfuerzos por controlarse. "No siento nada por Joe como persona. Nada, nada. Si no hubiera sido por estas circunstancias jamás hubiera soñado permitirle algo más que un beso…"
La puerta se abrió y él entró en la habitación. Serio y sombrío.
—¡Qué bueno que estás vestida! Nos vamos.
—¿Debido al helicóptero? —preguntó con osadía.
—¿Lo viste? Sí. Olivia acaba de recordarme que fue idea mía el que permanezcamos aquí. No está muy contenta contigo esta mañana —agregó Joe con sequedad, observando el rubor de ella sin interés—. ¿Conque has vuelto a ser la altiva señorita Wykeham ahora que te has dado cuenta de que el mundo exterior no te ha olvidado? Crees que lo de anoche fue una aberración, algo que debe ser sepultado en el olvido, ¿no es así? —torció la boca—. Si así lo quieres, que así sea.
________ sintió algo parecido al arrepentimiento. Le pareció que le había fallado en alguna forma a Joe; lo que, al mismo tiempo se le hizo ridículo. Sin embargo, cuando lo rozó al cruzar la puerta, cuando su brazo sintió la piel de él, sensaciones similares a las que había experimentado durante la noche la asaltaron y, en un momento de debilidad, quiso abrazarlo y rogarle que huyera ahora que todavía había tiempo. Lo miró con lágrimas en los ojos, con dolor en el pecho por saber que el rescate de ella significaría la caída de él. La expresión de Joe evitó que expresara sus sentimientos. Descendió por la escalera para enfrentarse al odio de Olivia y a las miradas furiosas que Guido le lanzaba a través de la ventana.
La temblorosa exclamación, murmurada en su oído, le produjo pequeñas convulsiones de placer. Cuando él empezó a quitarle la camisa y el sostén, ella sintió el incontenible deseo de desembarazarse de éstos para sentir las manos de él sobre su piel desnuda, para tener esos largos y experimentados dedos sobre sus senos.
Cuando terminó de quitarle la ropa le dio un beso en los labios y murmuró:
—Dio, debo estar fuera de mis cabales; pero ¡que Dios me perdone! porque te deseo. Eres como un dolor en el pecho, como una fiebre en la sangre. No sabes cuántas noches he pasado, solitario, anhelando tenerte en mis brazos, desnuda, deseándote.
Sus palabras fueron como un hechizo mágico que desvaneció cualquier duda que le quedara escondida y atizó su fuego interior. Sintió la incontrolada necesidad de experimentar la posesión de Joe, antes de que fuera demasiado tarde.
—Desvísteme, ________.
La ronca orden fue acompañada con ardientes besos. Había algo indiscutiblemente erótico en el retirar de las ropas, en la nueva libertad que sentía ella de poder dejar caer besos al azar en cualquier parte del cuerpo que quedaba descubierta al despojarlo de la camisa. Los dedos de _________, titubeantes, tocaron el cinturón de los pantalones y se detuvieron. Pudo ver en la penumbra que él estaba tenso.
—¡Por todo lo que más quieras, no te interrumpas en este momento! —exclamó él.
__________ se esforzó para desabrochar el cinturón.
De repente, él estaba respirando agitado y le acarició los senos haciéndola atemorizarse un poco.
—¿Qué estás tratando de hacerme? —gimió él con los labios sobre el cuello de la chica—. ¿Volverme loco con la frustración? ¿No te das cuenta de lo mucho que deseo que me acaricies? ¿No sabes qué…? ¡Claro que no lo sabes! —exclamó burlón—. Eres virgen. ¡No puedo hacer esto, _________! —continuó, con los labios apretados—. No.
Era la oportunidad de ________ de arrepentirse, pero sabía que no iba a hacerlo.
—¡Joe, por favor!
Se inclinó para cubrir el cuerpo masculino de besos. Sintió que Joe se ponía tenso y que luego se estremecía. Él la separó.
—¿Qué pasa? —le preguntó con inocencia—. ¿No te gusta que haga eso?
—No eres tan ingenua —respondió cortante. ________ aguardó, conteniendo un tanto la respiración por la agonizante duda, reprimiendo una risa histérica al notar que los papeles se habían invertido. "Yo soy la que debería dudar y pensar en arrepentirme", se dijo.
—¿Qué pasa?
Se dio cuenta de que, con cierta desesperación, él introducía los dedos en su propio cabello.
—No me pidas que sea más explícito o puede ser que te enseñe —gruñó Joe, mientras temblaba por el contacto de la piel de _________.
Ella experimentó una reacción que la llevó a un sendero sin retorno: se oprimió contra el cuerpo de él, le echó los brazos al cuello y le dio besos leves en el cuello mientras le murmuraba:
—Sí, Joe, por favor, enséñame.
Sintió con excitación creciente, la explosiva exhalación del aire que le abanicó los cabellos antes de ser colocada de espaldas. El fresco aire nocturno acariciaba su piel.
Durante unos instantes creyó que sería rechazada de nuevo.
La luz de la luna permitió ver que él estaba quitándose los pantalones, de espaldas hacia ella y la chica recordó con pasión cómo lo había visto cuando salió del río. Sus ojos se abrieron en admirada apreciación de la total masculinidad. Cuando Joe se volvió ella lo estaba contemplando con curiosidad.
En vez de tenderse a su lado, se arrodilló junto al rústico lecho. El rostro de Joe quedaba oculto a los ojos de __________ mientras paseaba la mano por el cuerpo femenino, primero con suavidad después con urgencia.
—No me culpes si no resulta como siempre lo has imaginado —le advirtió con brutalidad—. Las primeras veces no siempre son agradables.
"No va a ser mi primera vez, será la única vez", pensó con dolor ________. Después ya no le fue posible reflexionar, porque Joe la condujo con su ternura por senderos desconocidos hasta la cima del éxtasis.
—¡__________!
Minutos después, todo terminó.
—¿No fue la experiencia una conmoción de los mundos, como habías imaginado? —le preguntó con brusquedad—. Traté de advertírtelo, pero no importa —se burló—, será diferente la próxima vez.
"¿Qué próxima vez?", quiso preguntarle; pero se sentía demasiado cansada, deprimida. Sus ojos empezaron a cerrarse y no le importó que aún estuviera desnuda en los brazos de Joe, cubierta tan sólo por la tibieza del cuerpo de él.
Despertó atrapada por las garras de una pesadilla.
—No te preocupes —le dijo él—. Es una pesadilla. Guido no está aquí. ¿O soy yo ahora el que te produce pesadillas?
No fingió no comprender y se sonrojó al recordar cómo le había rogado que le hiciera el amor.
—Me lo advertiste —aceptó sin rodeos.
—Pero aun así esperaste que toda la tierra se estremeciera.
Había un tonillo burlón en sus palabras, lo que hizo que _______ se indignara.
—Bueno, bueno, si te consuela saberlo, he escuchado que es posible, en circunstancias adecuadas y con la pareja propicia. De todas maneras, no volverá a ser tan desagradable, a menos que cometas el error de elegir a un amante torpe o sin experiencia.
—¿Cómo será posible eso? —replicó con amargura—. Olivia no me permitirá abandonar viva este lugar. Tú lo sabes.
—¿Y por eso querías que te hiciera el amor?
—No sólo por eso —consideró que debía ser honesta—. Fue por muchas razones. Guido… —se estremeció—. Me sentía incapaz de tener sólo el recuerdo de sus caricias y…
—Prosigue.
—Pensé que contigo sería diferente —confesó con candidez—. No comprendí…
—¿Que sólo soy un ser humano? —completó con una sonrisa, Joe—. ¿De que soy capaz de resistir sólo cierto grado de provocación antes que me sea físicamente imposible contenerme? Quizá debo hacer algo para retornar al pedestal en el que me habías colocado.
Por unos instantes no comprendió ________ el sentido de sus palabras, pero cuando los dedos de él comenzaron a moverse seductores por su piel, y todo su cuerpo tembló en forma convulsiva, ella entendió y trató de apartarse. Joe no se lo permitió. La atormentó con sus besos hasta que se aproximó más a él con las manos entrelazadas alrededor de su cuello.
—Joe…
Eso provocó la respuesta que ella anhelaba y los labios de Joe se dirigieron a sus senos.
No se detuvo ahí. Esta vez, sin la ardiente urgencia anterior sus manos y labios acariciaron y besaron todo el cuerpo de ella, haciéndola temblar cuando llegaron a la suavidad de su estómago y se deslizaron hacia los muslos, provocándole una frenética respuesta que la hizo depositar suplicantes besos en el cuerpo de Joe y acariciarlo como no se había atrevido a hacer. Le permitió guiarla e instruirla hasta que se encontraba dócil en sus brazos. ________ murmuró el nombre de él cuando la condujo a un mundo mágico con un sol brillante, para después hundirla en la oscuridad. Lágrimas de placer corrieron por sus mejillas y humedecieron la piel de Joe.
Cuando fue capaz de hablar, le besó el cuello y le murmuró:
—Gracias.
No podía ver su rostro, pero percibió en su voz la ironía cuando respondió:
—Es más común que sea el hombre el que dé las gracias; en especial, después de una experiencia como ésta.
________ no comprendió lo que quería decir, pero se sentía cansada para preguntar. "Por la mañana le pediré que me lo explique", se prometió. Sus ojos se cerraron, el sueño la venció.
______ abrió los ojos. "Me siento distinta", se comentó. Frunció el ceño, tratando de recordar qué era. De momento le llegó la comprensión. Estaba sola en su lecho, pero desnuda bajo la manta que, era obvio, Joe había colocado antes de retirarse.
El sentido común le dijo que debería sentir vergüenza o, por lo menos, arrepentimiento, pero no fue así. Experimentaba una intensa felicidad y un indescriptible placer. Se estiró con pereza. "Joe", pensó, sintiendo un calorcillo. "Su manera de hacer el amor era lo que había soñado. ¿En dónde estará?"
Le llegó del exterior un sonido extraño y corrió hacia la ventana. Observó un helicóptero volando en círculos alrededor de la casa. La esperanza que había abandonado su corazón, renació. "¿Será que me están buscando?", se preguntó. "En este apartado lugar un helicóptero tiene que significar algo".
Tensa y excitada, empezó a vestirse. Podía escuchar sonidos de actividad en el piso inferior. "Joe debe estar abajo. ¿Qué estará sintiendo?" Por primera vez se dio cuenta de que estaban en bandos opuestos, de que la libertad de ella implicaría el fracaso de él. Olivia había aclarado muy bien qué les ocurría a los que fallaban. Un enorme temor la invadió, pero hizo esfuerzos por controlarse. "No siento nada por Joe como persona. Nada, nada. Si no hubiera sido por estas circunstancias jamás hubiera soñado permitirle algo más que un beso…"
La puerta se abrió y él entró en la habitación. Serio y sombrío.
—¡Qué bueno que estás vestida! Nos vamos.
—¿Debido al helicóptero? —preguntó con osadía.
—¿Lo viste? Sí. Olivia acaba de recordarme que fue idea mía el que permanezcamos aquí. No está muy contenta contigo esta mañana —agregó Joe con sequedad, observando el rubor de ella sin interés—. ¿Conque has vuelto a ser la altiva señorita Wykeham ahora que te has dado cuenta de que el mundo exterior no te ha olvidado? Crees que lo de anoche fue una aberración, algo que debe ser sepultado en el olvido, ¿no es así? —torció la boca—. Si así lo quieres, que así sea.
________ sintió algo parecido al arrepentimiento. Le pareció que le había fallado en alguna forma a Joe; lo que, al mismo tiempo se le hizo ridículo. Sin embargo, cuando lo rozó al cruzar la puerta, cuando su brazo sintió la piel de él, sensaciones similares a las que había experimentado durante la noche la asaltaron y, en un momento de debilidad, quiso abrazarlo y rogarle que huyera ahora que todavía había tiempo. Lo miró con lágrimas en los ojos, con dolor en el pecho por saber que el rescate de ella significaría la caída de él. La expresión de Joe evitó que expresara sus sentimientos. Descendió por la escalera para enfrentarse al odio de Olivia y a las miradas furiosas que Guido le lanzaba a través de la ventana.
♫ Laura Jonas ♥
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
El plan era abandonar la granja después de tomar alimento. Lo que comprendió _______ de la conversación fue que tenían otra casa más segura, que habían preparado antes de raptarla, y que allí la llevarían.
—Te dije que habíamos permanecido aquí demasiado tiempo —refunfuñó Olivia a Joe—. Te previne que su padre estaba engañándonos. ¡Pero no, según tú, sabías lo que convenía! ¿O era que querías más tiempo para acostarte con ella? Espero que lo hayas disfrutado —añadió en forma expresiva—, porque cuando Roma se entere…
—Roma no sabrá nada hasta que yo lo indique —Joe le respondió con brusquedad—. Piero, ve a ayudar a Guido con el Land Rover. Algo parece estar mal porque no lo puede poner en marcha.
Piero salió y durante unos minutos continuaron los sonidos. Reapareció, torvo y enojado.
—No arranca —explicó—. No sé qué diablos tiene. La gasolina sí pasa, pero el maldito motor se para casi en el mismo momento que empieza a funcionar.
—En ese caso, arranquen el otro —ordenó Joe de malhumor.
A pesar de su apariencia, _______ tuvo la extraña impresión de que no le preocupaba si escapaban o no.
Piero encogió los hombros.
—Le pasa lo mismo —frunció de repente el ceño y destapó el bote en el que almacenaban el azúcar—. ¿Cuánta había anoche? —le preguntó a Olivia.
________, perpleja, observó cómo se le abrían los ojos a la italiana cuando revisó el bote de plástico.
—¡Tu noviecita puso azúcar en la gasolina! —le informó Piero a Joe con voz furiosa—. ¡Por eso no arrancan los vehículos!
—¿Quieres decir que estamos atrapados? —Olivia parecía amargada—. Cuando vuelvan, ¡nos capturarán como a ratas en una trampa!
—Si es que vuelven —indicó Joe—. No tenemos la seguridad de…
—Claro, no podemos saberlo con certeza, pero sí es posible hacer un cálculo. Tiene que ser la policía, y no regresarán desarmados. Sin embargo, todavía tenemos a ésa. A su papá no le gustará recibirla llena de agujeros, cosa que es lo que haremos, a menos que nos entregue el dinero y nos garantice la salida del país.
"Los animales acorralados son peligrosos", pensó _________ descorazonada. Ni Piero ni Joe habían mostrado desacuerdo con Olivia. _________ supuso que la italiana, si era necesario, haría lo que había dicho. "Pero se equivocan en cuanto al azúcar. ¡No la he tocado!"
—Enciérrala arriba por ahora —ordenó Joe a Olivia.
Al moverse Nico, Saffron se percató de que llevaba un arma. No como la que portaban los otros, sino de cañón corto. Su cuerpo se cubrió con una fina película de sudor. "¡Santo cielo, si esto es ser rescatada, casi prefiero la prisión!", exclamó para sí.
—No. Ella se quedará aquí, donde podamos vigilarla —insistió Olivia—. La mantendremos a nuestro lado y ellos tendrán mucho cuidado al disparar. ¿En cuánto tiempo crees que regresen?
Estaba espantada, era visible.
—Depende de lo lejos que tengan que ir. Digamos, dos horas. Eso en el caso de que hayan supuesto que estamos aquí —Joe miró el reloj—. Es mejor que nos empecemos a preparar. Olivia, lleva a ________ contigo y trae todas las provisiones. No sabemos cuánto tiempo tendremos que permanecer encerrados aquí. Guido, Piero, traigan más municiones.
—¿No le vas a advertir a Roma? —Olivia se humedeció los resecos labios y lo miró.
—¿Qué objeto tiene? No pueden enviar refuerzos a tiempo. No, tenemos que defendernos con nuestros propios medios.
"Es extraño, pero parece disfrutar esta situación", observó _________, "mientras los otros tres están preocupados."
Joe se equivocó por media hora. Una hora y media después que _________ lo había visto, reapareció el helicóptero, que voló por encima de la casa antes de descender cerca del río, fuera del alcance de la vista.
—¡Maldición, es inútil dispararles! —exclamó Piero, retirándose de la ventana—. ¿Qué piensas que harán? ¿Invadirnos o esperar?
—Depende —respondió Joe, tranquilo.
—¿De qué? —preguntó Olivia con voz chillona.
—De si son italianos o si Sir Richard Wykeham logró convencer al gobierno británico de que, como ciudadana inglesa, ella tiene derecho a la protección de sus propias tropas.
Olivia palideció.
—¿La S.A.S.? —inquirió con voz ronca—. ¡Las autoridades italianas nunca lo aceptarían!
—¿Después del baño de sangre de Moreau? Pienso que estarán agradecidos de que otros se encarguen de una situación potencialmente embarazosa. ¿No es uno de los propósitos de la organización el desacreditar al gobierno y hacerlo caer en desgracia? ¿No lo es la total anarquía?
Asombrada, ________ se preguntó si Joe comprendía que estaba aumentando los temores de sus compañeros en lugar de calmarlos. Parecía como si supiera el terror que les provocaba un enfrentamiento con la S.A.S. y estuviera acrecentándolo deliberadamente.
—¡Joe, por el olivar… Mira!
Las tensas palabras de Guido borraron de la mente de ________ los pensamientos relacionados con el comportamiento de Joe y, al igual que los otros cuatro, se concentró por completo en las sombras que se movían a través del olivar. "¿Qué harán?", se preguntó con los labios resecos.
Un hombre se aproximó a la casa con un altavoz. Estaba rodeado por otros que portaban ametralladoras.
Habló en italiano, exigiendo la libertad de _______. La respuesta de Guido fue lanzar una ráfaga. ________ vio a los hombres arrojarse al suelo. Al momento Joe la haló hacia el piso.
—No te incorpores —ordenó con brusquedad.
_______ fue incapaz de recordar con claridad lo que aconteció durante las horas siguientes. Se percataba del miedo y de la tensión casi insoportable que había en la habitación. Ráfagas esporádicas de las ametralladoras, que se entremezclaban con recordatorios de que no lograrían escapar vivos de la casa, eran las respuestas de los soldados a la negativa de liberar a su cautiva.
________ no supo con seguridad cuánto duró la batalla. El tiempo parecía estar detenido, mientras el temor le producía horribles sensaciones. La muerte estaba tan próxima como el rifle en las manos de Olivia o el cuchillo en el cinturón de Guido. Ella sabía que ninguno de los secuestradores dudaría un instante.
Joe se encontraba al lado de ella, tendido en el suelo y cuidando una de las ventanas. Cuando intentó arrastrarse, esperando escapar por la escalera sin ser vista, los dedos de él se cerraron sobre su muñeca. El sujetarla no pareció distraerlo. ________ parpadeó cuando él apuntó e hizo fuego.
—¡Jamás nos atraparán vivos! —gritó Olivia cuando, una vez más, les sugerían rendirse—. ¡Ni les devolveremos a la chica! ¡Antes la mataremos!
Después pareció calmarse todo en el exterior. Guido fue al piso superior para estar alerta de cualquier movimiento en la parte trasera de la casa rural. Apenas lo había hecho, cuando otra ráfaga de ametralladora procedente del exterior desvió la atención de los otros. Saffron estaba de frente a la escalera, boca abajo e inmóvil. Fue la primera en ver a los cuatro soldados que bajaban por la escalera apuntando con las ametralladoras.
Nunca supo por qué lo hizo; pero, en lugar de permanecer quieta, tiró del brazo de Joe en forma instintiva. Este volvió la cabeza en el momento que Olivia gritaba:
—¡Joe, la muchacha, mátala!
________ vio cómo la mujer le apuntaba con el rifle. Joe se sentó, arrastrando consigo a ________. Esta lo escuchó musitar:
—La puerta… ¡Corre, rápido!
Ella obedeció.
Al darse cuenta de las intenciones de Olivia, Joe se movió con rapidez interponiendo su cuerpo entre _______ y el rifle. Se escuchó una fuerte explosión. Luego, los soldados evitaron que ________ cayera al suelo, sin escuchar el nombre que salía dolorosamente de sus labios. Antes de continuar su avance por la habitación revisaron que no estuviera herida.
—Joe… Joe… —continuaba musitando entre sollozos.
Unos brazos familiares la estrecharon.
—¡Mi pequeña, mi pequeña niña! —Sir Richard la contemplaba emocionado. _________ se extrañó de verlo vestido con el uniforme del ejército británico; le pareció más viejo y más serio. Un hombre, obviamente un oficial, le estaba sugiriendo que saliera para poder terminar el trabajo por el que habían ido, y le señaló el Land Rover que aguardaba. Mientras su padre la auxiliaba para entrar en el vehículo, _______ miró por encima del hombro y vio la casa llena de humo.
—Tienen órdenes de capturarlos vivos —le informó su padre. Era evidente que no se sentía feliz por esas órdenes—, pero, por fortuna serán enjuiciados aquí, en Italia, lo que significa que recibirán sentencias más fuertes… Por lo menos, prisión perpetua.
"¡Prisión perpetua!", exclamó para sí. Se imaginó a Joe encerrado en una celda y algo se rebeló dentro de ella. "Me salvó la vida", reflexionó. "Eso debe ayudarle". Se volvió hacia su padre, deseando comunicárselo, pero él la silenció con un abrazo.
—¡Mi pobre niña! ¡No sabes cuánto ansío que estés en casa! Después nos iremos a algún lugar juntos; tendremos una buenas vacaciones para olvidarnos de esta horrible pesadilla.
Todavía paralizada por el miedo aceptó ________, sin querer admitir que algunos aspectos de su encarcelamiento serían muy difíciles de olvidar. "Estoy libre, a salvo, y debo concentrarme en tratar de olvidar… todo."
—Te dije que habíamos permanecido aquí demasiado tiempo —refunfuñó Olivia a Joe—. Te previne que su padre estaba engañándonos. ¡Pero no, según tú, sabías lo que convenía! ¿O era que querías más tiempo para acostarte con ella? Espero que lo hayas disfrutado —añadió en forma expresiva—, porque cuando Roma se entere…
—Roma no sabrá nada hasta que yo lo indique —Joe le respondió con brusquedad—. Piero, ve a ayudar a Guido con el Land Rover. Algo parece estar mal porque no lo puede poner en marcha.
Piero salió y durante unos minutos continuaron los sonidos. Reapareció, torvo y enojado.
—No arranca —explicó—. No sé qué diablos tiene. La gasolina sí pasa, pero el maldito motor se para casi en el mismo momento que empieza a funcionar.
—En ese caso, arranquen el otro —ordenó Joe de malhumor.
A pesar de su apariencia, _______ tuvo la extraña impresión de que no le preocupaba si escapaban o no.
Piero encogió los hombros.
—Le pasa lo mismo —frunció de repente el ceño y destapó el bote en el que almacenaban el azúcar—. ¿Cuánta había anoche? —le preguntó a Olivia.
________, perpleja, observó cómo se le abrían los ojos a la italiana cuando revisó el bote de plástico.
—¡Tu noviecita puso azúcar en la gasolina! —le informó Piero a Joe con voz furiosa—. ¡Por eso no arrancan los vehículos!
—¿Quieres decir que estamos atrapados? —Olivia parecía amargada—. Cuando vuelvan, ¡nos capturarán como a ratas en una trampa!
—Si es que vuelven —indicó Joe—. No tenemos la seguridad de…
—Claro, no podemos saberlo con certeza, pero sí es posible hacer un cálculo. Tiene que ser la policía, y no regresarán desarmados. Sin embargo, todavía tenemos a ésa. A su papá no le gustará recibirla llena de agujeros, cosa que es lo que haremos, a menos que nos entregue el dinero y nos garantice la salida del país.
"Los animales acorralados son peligrosos", pensó _________ descorazonada. Ni Piero ni Joe habían mostrado desacuerdo con Olivia. _________ supuso que la italiana, si era necesario, haría lo que había dicho. "Pero se equivocan en cuanto al azúcar. ¡No la he tocado!"
—Enciérrala arriba por ahora —ordenó Joe a Olivia.
Al moverse Nico, Saffron se percató de que llevaba un arma. No como la que portaban los otros, sino de cañón corto. Su cuerpo se cubrió con una fina película de sudor. "¡Santo cielo, si esto es ser rescatada, casi prefiero la prisión!", exclamó para sí.
—No. Ella se quedará aquí, donde podamos vigilarla —insistió Olivia—. La mantendremos a nuestro lado y ellos tendrán mucho cuidado al disparar. ¿En cuánto tiempo crees que regresen?
Estaba espantada, era visible.
—Depende de lo lejos que tengan que ir. Digamos, dos horas. Eso en el caso de que hayan supuesto que estamos aquí —Joe miró el reloj—. Es mejor que nos empecemos a preparar. Olivia, lleva a ________ contigo y trae todas las provisiones. No sabemos cuánto tiempo tendremos que permanecer encerrados aquí. Guido, Piero, traigan más municiones.
—¿No le vas a advertir a Roma? —Olivia se humedeció los resecos labios y lo miró.
—¿Qué objeto tiene? No pueden enviar refuerzos a tiempo. No, tenemos que defendernos con nuestros propios medios.
"Es extraño, pero parece disfrutar esta situación", observó _________, "mientras los otros tres están preocupados."
Joe se equivocó por media hora. Una hora y media después que _________ lo había visto, reapareció el helicóptero, que voló por encima de la casa antes de descender cerca del río, fuera del alcance de la vista.
—¡Maldición, es inútil dispararles! —exclamó Piero, retirándose de la ventana—. ¿Qué piensas que harán? ¿Invadirnos o esperar?
—Depende —respondió Joe, tranquilo.
—¿De qué? —preguntó Olivia con voz chillona.
—De si son italianos o si Sir Richard Wykeham logró convencer al gobierno británico de que, como ciudadana inglesa, ella tiene derecho a la protección de sus propias tropas.
Olivia palideció.
—¿La S.A.S.? —inquirió con voz ronca—. ¡Las autoridades italianas nunca lo aceptarían!
—¿Después del baño de sangre de Moreau? Pienso que estarán agradecidos de que otros se encarguen de una situación potencialmente embarazosa. ¿No es uno de los propósitos de la organización el desacreditar al gobierno y hacerlo caer en desgracia? ¿No lo es la total anarquía?
Asombrada, ________ se preguntó si Joe comprendía que estaba aumentando los temores de sus compañeros en lugar de calmarlos. Parecía como si supiera el terror que les provocaba un enfrentamiento con la S.A.S. y estuviera acrecentándolo deliberadamente.
—¡Joe, por el olivar… Mira!
Las tensas palabras de Guido borraron de la mente de ________ los pensamientos relacionados con el comportamiento de Joe y, al igual que los otros cuatro, se concentró por completo en las sombras que se movían a través del olivar. "¿Qué harán?", se preguntó con los labios resecos.
Un hombre se aproximó a la casa con un altavoz. Estaba rodeado por otros que portaban ametralladoras.
Habló en italiano, exigiendo la libertad de _______. La respuesta de Guido fue lanzar una ráfaga. ________ vio a los hombres arrojarse al suelo. Al momento Joe la haló hacia el piso.
—No te incorpores —ordenó con brusquedad.
_______ fue incapaz de recordar con claridad lo que aconteció durante las horas siguientes. Se percataba del miedo y de la tensión casi insoportable que había en la habitación. Ráfagas esporádicas de las ametralladoras, que se entremezclaban con recordatorios de que no lograrían escapar vivos de la casa, eran las respuestas de los soldados a la negativa de liberar a su cautiva.
________ no supo con seguridad cuánto duró la batalla. El tiempo parecía estar detenido, mientras el temor le producía horribles sensaciones. La muerte estaba tan próxima como el rifle en las manos de Olivia o el cuchillo en el cinturón de Guido. Ella sabía que ninguno de los secuestradores dudaría un instante.
Joe se encontraba al lado de ella, tendido en el suelo y cuidando una de las ventanas. Cuando intentó arrastrarse, esperando escapar por la escalera sin ser vista, los dedos de él se cerraron sobre su muñeca. El sujetarla no pareció distraerlo. ________ parpadeó cuando él apuntó e hizo fuego.
—¡Jamás nos atraparán vivos! —gritó Olivia cuando, una vez más, les sugerían rendirse—. ¡Ni les devolveremos a la chica! ¡Antes la mataremos!
Después pareció calmarse todo en el exterior. Guido fue al piso superior para estar alerta de cualquier movimiento en la parte trasera de la casa rural. Apenas lo había hecho, cuando otra ráfaga de ametralladora procedente del exterior desvió la atención de los otros. Saffron estaba de frente a la escalera, boca abajo e inmóvil. Fue la primera en ver a los cuatro soldados que bajaban por la escalera apuntando con las ametralladoras.
Nunca supo por qué lo hizo; pero, en lugar de permanecer quieta, tiró del brazo de Joe en forma instintiva. Este volvió la cabeza en el momento que Olivia gritaba:
—¡Joe, la muchacha, mátala!
________ vio cómo la mujer le apuntaba con el rifle. Joe se sentó, arrastrando consigo a ________. Esta lo escuchó musitar:
—La puerta… ¡Corre, rápido!
Ella obedeció.
Al darse cuenta de las intenciones de Olivia, Joe se movió con rapidez interponiendo su cuerpo entre _______ y el rifle. Se escuchó una fuerte explosión. Luego, los soldados evitaron que ________ cayera al suelo, sin escuchar el nombre que salía dolorosamente de sus labios. Antes de continuar su avance por la habitación revisaron que no estuviera herida.
—Joe… Joe… —continuaba musitando entre sollozos.
Unos brazos familiares la estrecharon.
—¡Mi pequeña, mi pequeña niña! —Sir Richard la contemplaba emocionado. _________ se extrañó de verlo vestido con el uniforme del ejército británico; le pareció más viejo y más serio. Un hombre, obviamente un oficial, le estaba sugiriendo que saliera para poder terminar el trabajo por el que habían ido, y le señaló el Land Rover que aguardaba. Mientras su padre la auxiliaba para entrar en el vehículo, _______ miró por encima del hombro y vio la casa llena de humo.
—Tienen órdenes de capturarlos vivos —le informó su padre. Era evidente que no se sentía feliz por esas órdenes—, pero, por fortuna serán enjuiciados aquí, en Italia, lo que significa que recibirán sentencias más fuertes… Por lo menos, prisión perpetua.
"¡Prisión perpetua!", exclamó para sí. Se imaginó a Joe encerrado en una celda y algo se rebeló dentro de ella. "Me salvó la vida", reflexionó. "Eso debe ayudarle". Se volvió hacia su padre, deseando comunicárselo, pero él la silenció con un abrazo.
—¡Mi pobre niña! ¡No sabes cuánto ansío que estés en casa! Después nos iremos a algún lugar juntos; tendremos una buenas vacaciones para olvidarnos de esta horrible pesadilla.
Todavía paralizada por el miedo aceptó ________, sin querer admitir que algunos aspectos de su encarcelamiento serían muy difíciles de olvidar. "Estoy libre, a salvo, y debo concentrarme en tratar de olvidar… todo."
♫ Laura Jonas ♥
Re: Viaje al Infierno (Joe y tu)
Capitulo 9
Como era de esperarse, la captura y el rescate posterior causaron conmoción cuando la prensa se enteró de los acontecimientos. Los columnistas que la habían olvidado, ahora la perseguían para conseguir entrevistas, hasta que fue casi imposible para ella salir del apartamento de su padre.
Su nueva relación con éste fue cómo un regalo inesperado, algo que ella no había previsto. Sus cuidados y preocupación la conmovieron. Planeaba llevarla de vacaciones tan pronto como se lo permitieran sus negocios. No habían hablado acerca de su experiencia. _______ había expresado el deseo de no hacerlo y él aceptó, no sin recordarle que no era posible que sepultara para siempre ese incidente.
Todos los días ________ revisaba los periódicos para buscar alguna mención de sus secuestradores. El papel que había jugado la S.A.S. en su rescate estaba siendo mencionado con prudencia. La razón por la que se había visto involucrada esa brigada especial era porque la compañía de su padre tenía el encargo de producir bombas de características muy especiales y se temía que algún informe pudiera haber llegado a sus secuestradores. Debido a eso, el gobierno británico intervino según le explicó Sir Richard.
A pesar de que revisaba con cuidado la prensa diaria, no encontró datos acerca del ataque a la casa rural, ni de sus resultados. Se dijo que era natural que sintiera curiosidad por el destino de sus secuestradores, pero la realidad era que sólo uno ocupaba la mayoría de sus pensamientos: Joe. "¿Habrá escapado, o estará preso? Me alegraré si lo capturaron, para que queden vengadas las humillaciones a las que me sometió", pensaba, pero había dolor en su corazón.
Un mes después de su rescate, su padre la llevó al Caribe, donde pasaron dos idílicas semanas. O, por lo menos, debieron serlo. _________ no lo consideraba así. Se sentía todavía tensa. Se sobresaltaba con el ruido de cualquier pisada, y era incapaz de disfrutar la compañía de otros jóvenes que estaban en el hotel.
—Cuando regresemos me concentraré más en mi trabajo —le dijo con firmeza a su padre una mañana—. Lo que hemos estado haciendo hasta ahora es nada más el comienzo.
—Siempre y cuando no gastes todas nuestras utilidades en tus proyectos de beneficencia… —su padre bromeó.
La había estado tratando como si fuera una muñequita de cristal y temiera que en cualquier momento se quebrara.
Para tranquilizarlo le explicó sus planes en el avión, cuando regresaban a su hogar. El vuelo duró ocho horas y __________ despertó un poco antes que el piloto dijera:
—Tenemos una avería leve en un motor. No es nada serio.
—Es mejor prevenir que lamentar —le comentó una azafata a ________, cuando llegó a revisar que los cinturones de seguridad estuvieran abrochados en forma adecuada—. Hay otro avión dispuesto, por lo que no demorarán ustedes demasiado.
Le regaló al padre de _______ una encantadora sonrisa.
Su padre era todavía un hombre atractivo. ________ se dio cuenta de ello, con sorpresa. "¿Habrá pensado alguna vez en casarse y tener más hijos?", se preguntó. Comprendió con vergüenza que sabía poco, o nada, de los sueños y esperanzas de su padre. Peor aún, no había querido saberlo. Lo había tratado como un proveedor distante cuya presencia podía ser ignorada. "De ahora en adelante todo cambiará", se prometió. Apretó la mano de su progenitor cuando empezaron a descender y él conversaba con la azafata.
—¿En dónde aterrizaremos? —le preguntó ________ a la joven, sin gran curiosidad, cuando ésta se dirigía a su propio asiento, en la parte trasera del avión.
—En Roma —repuso la azafata—, ¡pero si está pensando en admirar algunas cosas, no habrá tiempo para ello!
"¡Roma!" La presión de los dedos de su padre aumentó. "¡Pobre papá! En cierta forma él sufrió más que yo". No le había comentado nada acerca de su experiencia o de Joe.
Tal y como les había informado la azafata, no tuvieron demora en el aeropuerto. Otro avión estaba dispuesto. Cuando se apresuraron a pasar por la puerta de entrada, la atención de _________ fue atraída por los titulares de un periódico:
"La banda de secuestradores será llevada a juicio" "La hija de un lord será testigo".
Había otros titulares pero no tuvo tiempo para leerlos. Mencionaban que era la única de las víctimas que había sobrevivido. Su padre hizo que se apresurara. Tenía el rostro pálido y el ceño fruncido.
—No me mencionaste nada —le reclamó _________ cuando estaban sentados en el otro avión.
—No quise perturbarte. Si no quieres, no es preciso que asistas al juicio. De hecho, le dije a J.J…
—¿J.J?
—Su padrino y yo éramos socios… No creo que lo conozcas. Tiene varios años más que tú. Un poco más de treinta.
—No, no lo conozco —aceptó _______ con brevedad—. Pero, ¿qué tiene que ver él con el juicio?
—Nada, excepto que es un abogado brillante y que él y yo hablamos sobre la posibilidad de que tuvieras que presentarte a testificar. Me dijo que debería advertírtelo; pero, equivocado o no, quise que gozaras tus vacaciones sin tener esa preocupación en tu mente. De hecho, como se lo informé a J.J, no quiero que aparezcas.
—Pero si no lo hago no podrán condenarlos, ¿no es así? —preguntó _______, recordando lo que había leído.
—En efecto —aceptó con voz grave su padre—. Eres el único testigo, pero no quiero someterte a más peligros y tensiones.
—¿Peligro? ¿Te refieres a los otros miembros de la banda?
—Creo que la mayoría de ellos están presos —su padre le informó—. Con los informes obtenidos de tus secuestradores, la policía pudo localizarlos.
Su padre parecía estar enterado de muchos detalles, muchos más de los que le había mencionado.
—Pedí que me mantuvieran al tanto —le explicó él, adivinando sus pensamientos—. Además, las autoridades italianas han recibido una ayuda considerable de nuestros servicios de inteligencia, aunque eso es secreto diplomático.
—Supongo que soy afortunada en tener un padre que posee secretos que el gobierno quiere que se conserven en secreto —respondió _______ con sobriedad—. De lo contrario…
—No pienses en eso —sugirió con dulzura Sir Richard—. Es probable que J.J esté en lo cierto y que el juicio resulte una pesadilla para ti. Nunca me has hablado de lo ocurrido.
—Pero es evidente que has charlado bastante de ello con J.J —dijo con amargura _________. Cuando vio la expresión triste de su padre, trató de controlar sus emociones—. Lo siento, papá —se disculpó de inmediato—. No fue justo lo que dije.
—Ha estado preocupado por ti —le respondió él—. A pesar de que es más joven que yo, J.J es un buen amigo, y confío en su juicio.
No fue mencionado de nuevo el tópico hasta que estuvieron en su residencia y ________ encontró un sobre con aspecto oficial.
Como supuso, provenía de las autoridades italianas. Se lo llevó a su dormitorio. Su padre, sabiamente, la dejó ir sin pedirle explicaciones. Se acurrucó en la silla mecedora que había tenido desde su niñez.
Le pareció extraño pensar cómo, al comienzo de su cautiverio, hubiera disfrutado ese instante, gozado con el pensamiento de que Joe fuera enviado a prisión, privado de la libertad que le había arrebatado a ella. Pero, ahora…
Sentada, con la vista perdida en la lejanía, acontecimientos y emociones que antes habían parecido ajenos y desconcertantes, se le hicieron obvios y miró sin ver la carta, mientras la verdad la golpeaba con fuerza.
¡Amaba a Joe! Por eso no había sido capaz de disfrutar sus vacaciones, por eso había pasado tantas noches en vela, tantos días tratando de combatir el dolor profundo que sentía. Lo que, equivocadamente, había considerado como un simple deseo, como la necesidad de experimentar todo antes que su vida fuera segada, había sido la manera como su cuerpo quiso revelarle la verdad.
Había estado a punto de enamorarse de él cuando lo vio en la playa, y la atmósfera inquietante y tensa de la granja había hecho florecer ese amor.
De súbito comprendió lo que debía hacer. No sería fácil y sorprendería y lastimaría a su padre, pero amaba a Joe y estaba preparada para luchar a favor de él, sin importarle lo que él hubiera hecho en el pasado. "Estoy segura de que cuando les informe a las autoridades cómo me salvó la vida en esos desesperados instantes, cuando me evitó caer ante las balas del rifle de Olivia, lo juzgarán con menos severidad", se afirmó. ________ sabía que él no había estado involucrado en los otros secuestros, pero ignoraba lo que había él estado haciendo. Ni siquiera sabía cuáles eran los sentimientos de él hacia ella. "Eso no importa, quiero salvarlo." Deseaba eso con la misma intensidad con la que, tiempo atrás, había querido castigarlo.
Si su padre encontró extraña su determinación de asistir al juicio, no hizo ningún comentario. ________ le escribió a las autoridades italianas, afirmándoles que se presentaría como testigo. Había decidido abogar por Joe. En esa forma sus palabras tendrían más autoridad y, además, la ventaja de la sorpresa.
No se engañaba: bien sabía el festín que tendría la prensa, se daba cuenta de las insinuaciones que aparecerían en los periódicos, en el sentido de que Joe le había deformado el juicio; no ignoraba que todas las murmuraciones anteriores serían resucitadas. Nada de eso le importaba.
El juicio sería un mes después y ni un solo día pasó sin que pensara en Joe, ni una sola noche sin que soñara que sus brazos la rodeaban. Despertaba estrechando la almohada contra su pecho, excitada.
Debido al temor que tenían las autoridades por los miembros de la banda que no habían sido atrapados, y que podían intentar liberar a sus compañeros, el juicio se había adelantado. Para esa ocasión, ________ eligió un vestido de seda amarillo oro. La hacía parecer de más edad. "¿O será que he madurado?", se preguntó. Sir Richard le informó que estaba encantadora, pero ella consideraba que parecía demasiado frágil y vulnerable; y sintió deseos de que él supiera qué era lo que había provocado las sombras bajo sus ojos. Sin embargo, tenía la suficiente cordura como para guardar el secreto. La nueva relación que sostenía con su padre era demasiado valiosa como para no tratarla con cuidado.
Él había querido ir a Italia con ella, pero ________ se negó. Por otra parte, un inesperado viaje a Nueva York durante la semana del juicio, hubiera impedido, de todas maneras, que pudiese acompañarla.
El fin de semana anterior a la partida de ________ había retornado temprano a su casa. Era viernes por la noche. Saffron había estado atareada eligiendo los vestidos que requeriría para los pocos días que tendría que dar testimonio en el juicio. Su padre llegó al dormitorio, cansado y ansioso.
—Ya sé que vas a protestar —empezó a decir sin más preámbulos—, pero he hecho arreglos para que alguien vaya a Roma contigo.
—¿No será el maravilloso J.J? —preguntó con sarcasmo _________.
Se sentía un poco cansada por las constantes referencias que Sir Richard hacia de su amigo. Él ignoró su comentario rudo y meneó la cabeza.
♫ Laura Jonas ♥
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