the maze runner.

Los amo   Thomas y Jaidan son lo máximo. Jaidan es mil veces mejor que leer o ver a Teresa. Lol, ok mal comparación, pero es que no pude evitarlo, amo como escribes Alec hfhfdsfjsdf perfección en letras, me gustó como describiste todo el episodio de Ben. Hahahaha no puedo esperar a ver como todo esto terminará  ya subo mi capítulo  

No salió en todo el día, no quería ver más miradas sobre ella, como si fuera un adefesio o algo parecido, y ahora era de noche. Dakota volvió a suspirar, ladeó una sonrisa al ver que ahora las cuatro estaban despiertas y cada una con sus respectivas dudas y problemas emocionales. Pero ella no quería ser como todos aquellos sitios en aquel verde lugar. Desde que llegó supo que estaba asustada, confundida—muy confundida— y con ganas de salir de allí, pero también se dio cuenta que no era la única, por ello actuaría normal, como si aquello fuese real, no necesitaban aparentar más confusión de la que ya tenían, necesitaban una solución, aunque sus memorias no recordaran más que sólo su nombre.

—No has salido en todo el día Dak—La voz de una de las chicas la hizo reaccionar de su propia filosofía mental—Éste lugar es raro y...
—Chess, yo no quiero que estos presumidos nos traten como si fueramos culpables de todo esto.

La morena le miró como debatiendo a través de los verdes ojos de Dakota que tanta razón esta pudiera tener. Al instante la puerta del pequeño cuarto en homestead se abrió dejando ver a Jaidan. Rebeca quién no había querido comentar nada levantó la mirada para observar a quién había entrado.

— ¿Supiste algo?—fue lo que pudo preguntar Dakota. Chess observó todo con atención.
—Sí, mañana será como un recorrido oficial,y los guardianes son como una especie de guías—dijo Jaidan.
—Genial—masculló Rebeca. Chess le dio la razón. La rubia supuso que las chicas no  habían tenido muy buena experiencia en El Claro. Sin decir una palabra más todas fueron a dormir. 

Al día siguiente Dakota tendría que —para muy a su pesar—abandonar aquel lugar y enfrentarse a esos sudorosos chicos. El último pensamiento que la invadió antes de cerrar sus ojos fue la interrogante más grande que en todo el día pudo haberse formado, es que... si no podía recordar nada ¿cómo podían recordar tantas palabras, o armar frases y oraciones completas?, aquello era raro, pero por más que odiase todo lo de aquel sitio, de una sola cosa estaba segura: todos estaban en la misma situación.

Y eso, damas y caballeros, son las desventajas de vivir tres años entre testosterona y no socializar con una mujer
Nick, el asusta chicas (?) okno, mala broma

Y por primera vez, desde que recordaba haber llegado al Claro, Nick se quedó sin palabras [...]

Leer eso e imaginar la cara del pobre chico al escuchar que sería el guardián de Dakota... resiste, Nick, resiste (???)

Capítulo más que aprobado ¡Oh, sí! Actualizaré el fin de semana; saludos

Salió de la habitación haciendo el menor ruido posible.

Estar acostada comenzaba a incomodarle aunque no había logrado conciliar el sueño durante toda la noche; se pasó la mayor parte del tiempo pensando en las razones que existían para que ella se encontrara en ese lugar.

Cerró la puerta con cuidado y echó un vistazo al lugar.

Al parecer no había nadie.

Dio un paso.

Dos.

Cerró con fuerza los ojos y suspiró con frustración.

Era imposible caminar sin provocar que los tablones rechinaran a causa del peso.

Mordiéndose el labio inferior y tensando los puños, continuó con su camino.

Se detuvo cada vez que llegaba a una puerta, esperaba cinco segundos y, si nada ocurría, daba otro paso.

La frase lento pero seguro vino a su mente.

—Más absurdo imposible – musitó Rebeca, rodando los ojos en son de auto desaprobación.

Apresuró un poco el paso, ignorando la cautela con la que había actuado antes. Logró visualizar el final del pasillo y el inicio de las escaleras estaba a un par de metros.

Paró bruscamente, la sombra de una pared cubriendo su silueta.

Advirtió que alguien se acercaba y asomó la cabeza: un chico se aproximaba hacia donde ella se encontraba.

Retrocedió un poco, volteando hacia todos lados en busca de algún escondite.

¿Su más próxima salida? Una puerta a su derecha.

Vaciló un momento.

¿Y si había alguien en la habitación?

No estaba segura de querer más problemas de los que automáticamente le acusaron a ella y a las otras chicas.

Los pasos hicieron que regresara a la situación; esta vez más cerca.

Como un reflejo, se lanzó sobre la puerta y giró la perilla; cerró la entrada y apoyó su cuerpo contra la madera para impedir el paso.

Exhaló aliviada y volteó hacia adelante.

Rebeca sintió como sus ojos se abrieron de par en par, incrédulos.

Tal vez las cosas no pudieron haber sido peores.


Jackson supuso que tenía la misma expresión que la chica en ese momento.

Era ella: la muchacha de cabello oscuro y ojos pardos a la que había visto antes, su piel más pálida de lo que la recordaba.

Desde la camilla en donde se encontraba sentado, notó como la chica frunció el entrecejo de pronto, inspeccionándolo.

Jackson se inclinó ligeramente hacia adelante apoyando sus manos al lado de sus piernas, tratando de no parecer incómodo.

En el instante en que el muchacho tomó un poco de valor para articular algo, alguien tocó la puerta provocando que la chica diera media vuelta, retrocediera un poco hacia la izquierda y botara un par de vendas que estaban sobre un buró a su lado.

El chico de cabello cobrizo la observó, ella mirándolo de manera inquieta.

—Lo siento – dijo la pelinegra, agachándose para recoger lo que había tirado.

Jack se levantó, dispuesto a ayudarla, pero no había dado un solo paso cuando la puerta se abrió sin previo aviso.

—Pensé encontrarte dormido, shank – manifestó el recién llegado.

Rebeca levantó la mirada, era el rubio al que había visto hace un rato.

Newt, así se había presentado.

—Y a ti también, novata – dijo Newt, dirigiéndose a ella –. Deberías estar con las demás.

—No tenía sueño – repuso.

—Bien, ya que se conocieron, Jack, te encargarás de ella – expresó el Keeper.

—¿Eh? – gesticuló confundido.

—Serás su guardián, comienzas luego del desayuno – se limitó a decir  mientras caminaba hacia la salida –. Clint te reemplazará en la enfermería.

Rebeca vio como los ojos del chico de ojos estuvieron a punto de salirse de sus órbitas.

—Los espero en la cocina en una hora – dijo Newt, antes de que Jackson pudiera decir algo.

—Si piensas que para ti será malo, para mí será peor – manifestó la chica, luego de que el rubio abandonará la estancia –. Un gusto, Jackson.


Dicho esto, Rebeca salió de la habitación y caminó escaleras abajo. Lo último que quería era estar bajo la supervisión de alguno de esos chicos.

Tal vez se escondería, había visto un frondoso bosque al lado suroeste de la llanura.

Lo único que quería en ese momento era acomodar todos sus pensamientos y recordar algo más que su nombre.


Jackson se dejó caer sobre la camilla y pasó sus manos por su cabello.

Si no hacía lo que Newt le ordenó, probablemente terminaría en Deadheads junto a George, Stephen y los otros no tan afortunados.

—De ninguna manera – se dijo a sí mismo.

Se recostó por un momento y pensó en los últimos diez minutos más incómodos de su miserable vida; y, de entre todo eso, recordó que había olvidado preguntarle algo sustancial a la chica: su nombre.

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