The Maze Runner.

♦Nombre: The Maze Runner.
♦Autor: Colectiva.
♦Adaptación: Si, de la novela de James Dashner.
♦Género: General.
♦Contenido: Variado.
♦Advertencias: Ninguna.  
♦Otras páginas: No.

El Claro. Un espacio abierto cercado por muros gigantescos que forman un laberinto, habitado por un gran número de jóvenes adolescentes y todos varones, con muchos secretos por rebelar. 
Ninguno de ellos sabe cómo ha llegado allí. Ni por qué. De lo que están seguros es de que cada mañana las puertas de piedra del laberinto que los rodea se abren y por la noche, se cierran. Y que cada treinta días llega alguien nuevo en el elevador, como ellos lo llaman. Sin falta y sin cambios en especial.
Pero un hecho altera de forma radical la rutina del lugar: la presencia de alguien del sexo femenino.
Cuando el elevador llega y revela en su interior a no sólo una chica, si no muchas más, sorprende a todos los muchachos. Y más sorprendente todavía son los mensajes que traen.
Rebelar el acertijo de los muros que los rodean y los sentimientos que aparecen por las recién llegadas no serán las únicas complicaciones que tendrán para cumplir con su misión.

Soy Alexander, acá Alec o Alex, una chica con nombre de niño que ama The Maze Runner. 
Vengo junto con mis compañeras: Gummy Bear, oktubre., Malik., Bomer!, grant., lightness y lovarou. 
Gracias por leer. Saludos.

El mediodía había pasado hace escasos segundos y el calor era notorio, Thomas se preguntó una vez más en donde demonios estaban.
Chuck le había dicho que a todos le daban un tour el segundo día de su llegada, donde contestarían algunas preguntas que la mayoría de los recién llegados se hacían, más sin embargo a Thomas no le pareció de mucho agrado que Newt lo despertara temprano para mostrarle a lo que llamaban Grievers.
Habían recorrido gran parte del claro y el líder le explicaba con cuidado cada detalle de los lugares. El tiempo había pasado volando mientras Thomas seguía distraído por la familiaridad que encontraba en aquel lugar.
Alby dejó de caminar, haciendo que el chico que estaba por detrás de él chocara con su espalda, las dos paredes entre la salida de la puerta sur estaba encima de ambos. Los muros parecían viejos y un par de gigantescas enredaderas trepaban por ellas.

—Ahí está el laberinto. —Alby señaló con el dedo índice el estrecho corredor que adentraba al laberinto. 

La curiosidad invadió de nuevo a Thomas y sin darse cuenta pasó al chico de piel oscura colocándose totalmente derecho mientras observaba con detenimiento la entrada. Un deseo feroz lo invadió y cuando dio un paso más para acercarse la mano de Alby se colocó enfrente suyo y lo alejó rápidamente.

—No irás allí, shank. —dijo serio el líder.
—¿Por qué no? —preguntó retándolo. 

Thomas sabía que nadie le hablaba de forma descortés a Alby, pero en esos momentos el chico sólo quería explorar y descubrir que había más allá de los muros, por lo que sintió que tenía derecho a reclamar.

—Escúchame bien Greenie. —bramó Alby ya molesto— Llevo dos años aquí y todos los que estuvieron antes de mi ya están muertos, se más de lo que crees y algo de lo que estoy seguro es de que sí sales del claro estas asegurando un boleto para morir. La regla número uno de este lugar es muy sencilla: nunca salgas más allá de los muros. ¿Comprendes?
—¿Qué pasa si la rompen? —preguntó osadamente el castaño.
—No se perdona, es la única regla que es imperdonable. Ahora, creo que ya te hiciste una idea de que no puedes...—Las palabras del líder quedaron en el aire cuando sonó una alarma.

El castaño se llevó las manos a las orejas para cubrirlas del horrible sonido que se escuchaba. Alby permaneció perplejo a su lado mirando a una multitud de chicos que se acercaban a ellos corriendo.
La alarma dejó de sonar y todos se miraron entre sí perplejos.

—¿Qué esta pasando? —Thomas preguntó aún aturdido.
—Eso es raro. —respondió simplemente.
—¿Por qué dices que es raro? ¿Qué ocurre? —Volvió a preguntar alzando la voz un poco.
—¡La caja! ¡Eso es lo que pasa! —gritó Alby alzando los brazos.

Sin tan siquiera meditar Thomas salió corriendo hacia la caja, quería saber que era lo que estaba pasando, mientras esquivaba a muchos chicos que estaba parados aún confundidos y a otros más que corrían al igual que él.
Cuando llego se abrió empujo hasta adelante y miró a todos los que estaban ya ahí reunidos.
Alby llegó detrás del castaño y hecho un vistazo a las puertas de la caja que estaban cerradas. Los demás murmuraban y miraban a todos lados.
Newt se acercó entre el montón de muchachos con algo que parecía tranquilidad y que sorprendió a Thomas.

—¿Que significa todo esto? —preguntó Thomas en cuanto el rubio se colocó al lado de Alby.
—Significa que un greenie viene en la caja. —Hizo una pausa dramática y palmeó el hombro del chico—. Ahora mismo.
—¿Y qué? —Thomas se dio cuenta que la tranquilidad que había visto en Newt era en realidad asombro.
—¿Y qué? —respondió el rubio frunciendo el ceño— Debes saber que jamás hemos tenidos dos principiantes el mismo mes y mucho menos en dos días seguidos. 

Sin decir nada más Thomas se alejó del chico de piel oscura y el rubio, los dos líderes, pues sentía de cierta forma que lo culpaban internamente a él por eso.
Se coloco unos pasos más a la derecha de donde estaba anteriormente y esperó.
Chuck no tardó en aparecer a su lado y comenzar a parlotear sobre lo extraña que parecía la situación, haciendo que al castaño le diera un dolor de cabeza repentinamente.

—¿Estas escuchándome? —preguntó el niño regordete.
—No, en realidad no. —respondió el joven.
—Eres un caso perdido, Greenie. —dijo burlonamente.
—Pensaba que me llamarías por mi nombre ahora. —Frunció el ceño.
—Y yo pensaba que éramos amigos. —Sonrió el niño.

Thomas negó con la cabeza y tomó a Chuck del cuello de juego.

—Lo somos, aunque no me dejas otra opción.
—Soy la mejor opción. No conseguirías un amigo mejor en este miertero lugar.
—¿Y cómo estas tan seguro?
—Por qué nadie querría ser amigo de un shank loco como tu.

Ambos soltaron una carcajada que fueron interrumpidas cuando Gally les dedicó una mirada fulminante a ambos chicos.

—Él de verdad no te quiere, hombre. —murmuró el niño.
—Si, ya lo había notado antes. —habló en voz baja el castaño— Y el sentimiento es mutuo.
—¿Por que no vas y le preguntas cual es el problema?
—Porqué él conoce a más gente de aquí que yo y probablemente me den una paliza.
—Si, pero tu eres más inteligente y apuesto a que más rápido. Podrías con todos ellos tu solito.

Uno de los chicos que estaba al lado de ellos los miro de manera extraña.

—¿Pueden guardar silencio? —preguntó en voz alta atrayendo la atención de una gran multitud de chicos.

Chuck y Thomas guardaron silencio reprimiendo una sonrisa; primer día y ya me toman como un parlanchín, pensó el castaño.
El chico no tenía idea de cuanto tiempo pasó, pero estaba seguro que fue por un buen rato, cuando se escucharon ruidos extraños que parecían estar detrás de las puertas, y con un ruido amortiguado el ascensor había llegado.
Newt y Alby se acercaron más y le hacharon un vistazo a las puertas.
Una grieta se abrió justo en el medio del cuadro metálico y se fueron abriendo de poco a poco.
Thomas recordó como había llegado al claro y la cabeza le comenzó a dar vueltas; pobre del chico nuevo, pensó con algo de lástima.
Los dos líderes miraron una vez más la caja y ahora sorprendidos se hacharon para atrás de un brinco y con los ojos bien abiertos.

—Mierda... —murmuró el rubio y miró a Thomas.
—No puede ser. —exclamó el chico de piel oscura y, al igual que el rubio, miró al chico que había llegado el día anterior.

Thomas algo intimidado se acercó al lado de Alby y Newt.
Les dedico una mirada confusa y volteó a mirar la caja.

—¿Qué esta pasando aquí, Greenie? —preguntó en un grito Alby mirando al castaño.
—¿Y yo como voy a saberlo? —contestó con otra pregunta.

El chico estaba perplejo y se podía notar a millas que estaba totalmente confundido. Los demás habitantes comenzaron a gritar y a exigir que les dejarán ver lo que ocurría.

—¿Por qué simplemente no nos dices que hay ahí, Alby? —gritó Gally molesto y las voces se alzaron.
—¡Tu cállate! —Furioso el líder le respondió—. Diles Newt.

El rubio miró a todos y después le hecho un vistazo de nueva cuenta a la caja.

—Son chicas. —dijo pensativo.

Las voces se hicieron aún más fuertes y no se podía distinguir absolutamente nada en particular. Preguntas, bromas, comentarios, dudas, quejas y de más se mezclaban en la nada.
Thomas parecía aturdido por el ruido pero hizo caso omiso de ello y miró a la caja una vez más.
Ocho chicas se encontraban dentro del elevador, unas estaban despiertas mientras que otras parecían desmayadas, las miradas de las pocas que estaban despiertas miraban a todas partes con miedo. 
Un par de chicos tomaron una cuerda de hiedra, entre ellos Gally, Newt y Alby, y la arrojaron dentro de la caja. Thomas se acercó un poco más y les tendió la mano para que se tomarán de ella y pudiesen trepar por la cuerda, las chicas conscientes aceptaron la ayuda del castaño y salieron, aunque se veían aterradas.
Los que sostenían las cuerdas las soltaron y bajaron a la caja para ayudar a las demás, las cargaron y como pudieron subieron con ellas en brazos.
Alby tenía a una pelirroja sobre sus brazos.
La chica tenía la cabeza hacia atrás, los ojos cerrados y la boca entreabierta.
Sin decir nada el chico de piel oscura camino aún con la chica en brazos hasta el homestead, seguido de los demás habitantes.
Thomas trato de alejarse de todos pero le fue imposible.

—Greenie, tu vienes con nosotros. —mencionó Gally por detrás de él.

El castaño estaba apunto de reclamar cuando Gally lo tomó del brazo fuertemente y lo jaló con él.
Llegaron al homestead y se abrieron paso entre el montón de chicos que esperaban saber algo, entraron y cerraron la puerta detrás de ellos, sin dejar entrara absolutamente a nadie.
Gally condujo a Thomas, aún tomándolo del brazo con fuerza, hasta que llegaron a un pasillo en el que había unas habitaciones y ahí lo soltó.
Se trataba de algo que parecía un cuarto de enfermería, supuso Thomas, por el montón de camillas que se encontraban separadas por pequeños muebles de madera.
En las camillas se encontraban el pequeño número de chicas inconscientes y Alby estaba de pie al lado de la pelirroja.

—¿Te es familiar alguna de las chicas? —preguntó sin dejar de mirar a la rojiza. 
—¿Cómo me va a ser familiar? —respondió.
—¿No reconoces o conoces a alguna de ellas? —insistió.
—Sólo los conozco a ustedes y a nadie más. No recuerdo absolutamente nada y estoy seguro de que no las conozco. —respondió alzando un poco la voz.

Gally miró a Alby esperando su reacción.

—Esta bien. —susurró conectando sus ojos con los de Thomas.

De pronto la pelirroja se incorporó de un salto y miró a todas partes respirando con algo de dificultad. Gally pegó un brinco y Alby se calló hacia atrás con un pequeño grito de sorpresa. La chica parecía buscar algo mientras estudiaba todo el lugar con sus ojos, que resultaron ser de color miel, y se detuvieron en Thomas.

—Todo cambiara ahora. —susurró.

El chico se sorprendió y se acercó a la pelirroja, sintiendo ahora una sensación de familiaridad en ella. La chica le miraba con cautela más sin embargo no se movía ni nada, sólo tenía su mirada puesta en el joven castaño.
Thomas frunció el ceño cuando ella parpadeo y le tendió su mano con un papel en ella, no dudo ni un segundo y lo retiró con cuidado de la palma de la pequeña mano.
Abrió el papel aún sin despegar sus ojos de la joven. Ella abrió sus ojos a tope y bajo la mirada a la altura de las manos de Thomas las cuales sostenían el papel.
Él imito a la chica y leyó lo que decía en el papel.
"Ellas son las últimas." 

Hi.: