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créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
No more love.
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Página 2 de 6. • 1, 2, 3, 4, 5, 6
Re: No more love.
Me gusta mucho Ay que emoción que esto ya comenzó
Marie me parece muy interesante
Y pobre de Zafire que tiene que aguantar los intentos de sus padres ¬¬, y Fletcher va a llegar sólo para ser rechazado(? xd
Eeen fin, no se quien siga pero continuen quiero más
Marie me parece muy interesante
Y pobre de Zafire que tiene que aguantar los intentos de sus padres ¬¬, y Fletcher va a llegar sólo para ser rechazado(? xd
Eeen fin, no se quien siga pero continuen quiero más
Haven.
Re: No more love.
tengo el cel apagado para que se cargue D: pero te mando un whats en la nochecita t.t
Haven.
Re: No more love.
Lamento no haber comentado antes, chicas:(♡ me encantó cómo quedó el tema♥ y el capítulo fue espectacular, me gustó mucho Marie, a Elliot le encantará molestarla jajaja sé que Zafire logrará sacarse de encima al pretendiente jajaja ¡Fletcher, ayúdala!♡ Espero a la siguiente♥
rhythm.
Re: No more love.
me encantó tu capítulo Angie me cayó re bien Marie, su personalidad y su manera de lidiar con gente idiota(?) y la trama de Zafire (hermoso nombre) con su mamá que la quiere casar :'D jajajaja, te quedó espectacular x gracias por subir, linda. Espero el siguiente ansiosa ¡besos a todas!
bless.
Re: No more love.
capítulo 02
Harry despertó sobresaltado, aun intentando diferenciar la realidad y la ficción de su sueño. Aunque más que ficción era un recuerdo que lo atormentaba en sus pesadillas, cada noche. Pasó su mano por sus cabellos rizados y enredados, intentando calmar la sensación de pánico que lo había hecho despertar. Desde que Celine tuvo aquel accidente, las imágenes de esa lluviosa noche no abandonaban sus pensamientos.
Detrás de las cortinas de su cuarto el sol a penas iluminaba la mañana, pero su reloj indicaba que pronto brillaría en lo alto del cielo con todo su esplendor. No volvería a dormirse fácilmente luego de aquella pesadilla, por lo que decidió que lo mejor era levantarse y desayunar. En el pequeño duplex reinaba el silencio, los pisos y las paredes estaban frías y el único ser viviente que rondaba por allí era Harry. Rutinariamente se aseó antes de bajar las escaleras, caminar a la cocina y prepara su café. Con la taza humeante en sus manos se reposó en la encimera y observó todo con tranquilidad, el silencio parecía que lo volvería loco, pero por suerte pudo distinguir el canto de algunos pájaros afuera de su casa. Aquel dúplex iba a ser un hermoso lugar para empezar una nueva vida, con Celine. Era perfecto para una pareja joven que solo necesitaba tranquilidad para realizar sus grandes planes para el futuro. Pero todo aquello se había venido abajo luego de que Celine murió. Las pertenencias seguían en sus respectivas cajas, todo a medio desempacar. Habían incluso planeado pintar todo con aquellos divertidos y alegres colores que a Celine tanto le gustaban, pero todo permaneció blanco, ahora con una ligera capa de polvo sobre los muebles.
Harry estaba solo, y se estaba hundiendo en su soledad, pero aun así, al borde de la desesperación, no tenía intenciones de cambiar su vida. Ésta ya había cambiado cuando conoció a Celine. Cuando ella fue suya, creyó no necesitar nada ni a nadie más, y cuando se fue, se quedó así, sin nada ni nadie. Aunque a su opinión no lo estaba llevando tan mal, por suerte todavía no había enloquecido. Elliot, su mejor amigo, no opinaba igual. Si su amigo rizado cambió al conocer a Celine, lo había hecho mucho más luego de su muerte. A diario él insistía en que debía volver a ser el Harry divertido y despreocupado de antes, pero volver a aquellos días parecía algo imposible.
Como se había hecho costumbre cuatro meses y medio atrás, tomó su mochila luego de haber terminado el café y salió de la pequeña casa.
Podía ser pequeña, pero estaba situada a la mitad de una gran porción de tierra, de modo que los vecinos se hayaban bien lejos unos de otros. Harry caminó por su habitual sendero hasta la colina más cercana, donde un árbol se posaba en la cima, viejo y con una gran historia. Se encontraba al borde de su propiedad y la del vecino, separado por algunos arbustos que le otorgaban la intimidad que quería. Él sacó su cuaderno y sus útiles y continuó con el mismo dibujo que había estado tratando terminar desde el día anterior.
Antes de siquiera poder concentrarse, un ruido lo sobresaltó de entre el verde que lo rodeaba. Supuso que sería un animal, pero pensar eso solo lo puso más nervioso. Con el ceño fruncido esperó ver aquello que se acercaba. La melena castaña de lo que parecía ser una jovencita apareció entre las plantas y Harry suspiró con fastidio y molestia porque lo habían interrumpido. Por otro lado, cuando la muchacha se percató de su presencia, soltó un chillido agudo del susto. Harry tapó su oído por el dolor que aquel grito le había provocado.
—Dios, qué susto. —murmuró ella, llevándose una mano al pecho, pero luego de un par de segundos comenzó a reír con gracia. Harry aun estaba molesto, así que tomó sus cosas para irse, pero ella volvió a hablarle. —Disculpa, no pensé que habría alguien aquí. Vivo en la casa deal lado. —Y por "al lado" se refería a aquella casa recién vendida ubicada a una considerable distancia de la de Harry.
—Estás en mi terreno. —Soltó fríamente, aun en el suelo.
—¿Lo estoy? Perdona, deberían poner un alambrado o algo porque... —Ella miró a su alrededor sin percatarse de cómo Harry rodaba los ojos. —Sinceramente, no sé donde termina mi terreno y donde empieza el tuyo. —A pesar de la sonrisa en la cara de la chica, Harry intentaba no levantar la mirada de su cuaderno, haciendo caso omiso a su presencia. —Soy Ekaterina, por cierto. Pero puedes llamarme Katia. —El rizado solo murmuró un seco "Harry" esperando que ella entienda que ese era su nombre, para no tener que hacer más preguntas. —¿Eres artista? —Katia dio un paso adelante para observar mejor el dibujo en el cuaderno del chico, pero él lo cerró instantáneamente dirigiéndole una mirada de fastidio que la dejó quieta en su lugar.
—Suelo venir en busca de silencio y tranquilidad, ¿Necesitas algo más, o puedes volver por donde viniste? —El ceño de ella se frunció levemente y dio un paso atrás, disgustada.
—Lo siento. —Murmuró, aún debajo de los verdes ojos prepotentes de él. —Yo... ya me iba. —Asintió y dio la media vuelta, dejando a Harry volver a su dibujo, con un terrible malestar. Luego de un par de minutos sumergido de nuevo en la soledad, tiró el lápiz a su costado y llevó ambas manos a su rostro. Reposó la cabeza en el tronco del árbol y trató de sacar en un suspiro el enojo que tenía adentro. No a causa de su entrometida vecina, sino por él y la actitud desconocida que regía sus acciones. No le gustaba su nueva manera de ser, pero ni tenía idea de cómo cambiar.
Dylan estaba sumergido en sus pensamientos, sin poder apartar la mirada de su hermana, mientras ella leía con esmero su libro de historia. Desayunaban cereal en la mesa de la cocina. América, su hermana menor, tendría un examen de la historia de Grecia aquel día, y había estado estudiando desde el día anterior sin detenerse. Dylan revolvía los aros de cereal en su plato distraídamente mientras en secreto admiraba la belleza de su hermana. Su cabello dorado cayendo a los costados de su cara y la forma en la que sacaba la lengua cuando se concentraba.
—¿Qué tanto me miras, Dyl? —Sus mejillas se tiñeron de un acalorado color carmesí cuando América, sin levantar la vista de su libro, se dio cuenta de que la miraba. Dylan acomodó sus gafas y se acomodó en su silla.
—Te ves cansada. —Le dijo sin poder hacer contacto visual con ella. Ames cerró su libro de historia y rascó sus ojos.
—Me quedé despierta hasta tarde estudiando. —Contestó comiendo una cucharada de cereal. Dylan se sonrió tímidamente a sí mismo.
—Te irá bien. —Le dijo con seguridad. América le sonrió a su hermano, provocando cosquillas en el interior de este, quien tuvo que volver a esconder sus ojos de los de ella. La rubia se levantó y dejó su plato medio vacío en el lavaplatos.
—Gracias, Dyl. —Abrazó la cabellera rubia de él, mientras su madre entraba en la cocina.
—¿Siguen aquí? —Preguntó tomando apresuradamente su bolso. —¡Se les va a hacer tarde! —Dijo al volver a la sala.
—Charlotte vendrá a buscarme, iremos juntas. No tardará en llegar. —Guardó el libro de historia en su mochila. El rubio dejó el plato de cereal en la encimera y preparó sus cosas. —¿Quieres venir con nosotras Dylan? —Él levantó la mirada del suelo para encontrarse de nuevo con la sonrisa brillante de su hermana.
—Seguro. —Contestó con algo de inseguridad. América respondió con un apurado "ok" para luego sumarse a las corridas matutinas de su familia antes de empezar un día semanal. En cuestión de minutos el auto de Charlotte estaba estacionado frente a la casa de los Duhamel, mientras la oji-celeste agitaba su mano con una sonrisa.
—Apresurate, Dyl. —América acomodó su gorro de lana en su cabeza mientras corría al encuentro de su amiga. Dylan se despidió de sus padres y corrió tras su hermana, con temor de que lo olvidaran allí. Subió en la parte trasera luego de saludar a Charlie, mientras ella dirigía a los tres al Instituto.
—¿Cómo estuvo tu día, Ebba? —Su jefe, Gabe, saludó a la pelirroja que entró a las corridas a la cocina. Era un hombre de unos cuarenta y tantos, con una calvicie extendiéndose en su cabeza, y con unos cuantos (muchos) kilos de más. Probablemente el hombre más amigable y limpio que ella haya conocido.
—Agotador. —Ebba sonrió de manera cansada. Dejó la mochila a un lado, al igual que su chaqueta y se puso el delantal. El restaurant estaba semi vacío, pero no tardaría en llenarse.
—Ya tienes a alguien esperando. —Gabe señaló a uno de los pocos clientes sentado en la mesa al lado de la ventana. Ebba miró el reloj que marcaba las 20:30. Suspiró y rodó lo ojos.
—No iré aún, él está esperando a alguien. —Gabe sonrió con gracia mientras secaba otro plato con un trapo seco. Ebba sabía que aquel muchacho se presentaba todos los días a la misma hora, esperando a una cita diferente. Siempre sintió curiosidad por saber cómo hacía para conseguir una cita cada noche y si no tenía mejores cosas que hacer. Era sin duda un joven muy apuesto, no lo dudaba ¿Pero nunca lograba conformarse con ninguna chica? Luego de atender a los clientes que iban llegando, Ebba supo inmediatamente que la hermosa rubia en la puerta del restaurante estaba buscando a su Amigo de las Mil Citas, como ella lo llamaba. Mientras limpiaba distraídamente la mesada, analizó a la víctima de aquella noche. De apariencia dulce y angelical, con un aura de esperanza y enamoramiento brillando en sus ojos y sonrisa. Ebba negó con una sonrisa discreta asomando en sus labios. Tomó su libreta y se dirigió a la mesa de ambos.
—Bienvenidos a Vitto ¿En qué puedo servirles? —Preguntó, sin despegar su mirada cómplice de aquel muchacho de ojos azules, pelo perfectamente peinado y sonrisa tan blanca como encantadora. Él ya estaba tomando las manos de la chica en frente suyo, cuya noche al parecer había empezado muy bien.
—Yo quiero un filete con ensalada criolla. ¿Daisy, cariño, qué quieres tú? —El chico le sonrió de manera que logro sonrojar a su cita. Ebba rodó los ojos.
—Lo mismo estaría bien. —Ella le dirigió una mirada divertida a Ebba, como diciendo "¿No es genial?" ella solo anotó los pedidos en su libreta y les sonrió, como solía hacer con todos sus clientes.
—Enseguida se los traigo. —Guardo su lapicera y su libreta y se giró.
—¡Espera, Ebba! —Ella se giró extrañada al escuchar su nombre viniendo de parte de él.
—¿Cómo sabes mi nombre? —Le preguntó al extraño, sin pensarlo.
—Lo dice en tu blu... —Ebba miró su camiseta, para darse cuenta de que había olvidado colocarse el cartelito con su nombre en ella. —Bueno, lo decía en tu blusa. —Se apresuró a corregir él, la pelirroja frunció el ceño con confusión. El chico de ojos azules, notablemente nervioso, carraspeó. —Olvidaste preguntarnos qué vamos a beber. —Explicó, cuando ella estaba sacando su libreta nuevamente.
—Yo solo quiero agua. —Agregó Daisy, para interrumpir la incomodidad que su cita sentía bajo la mirada de la mesera.
—Oh vamos, nena. —Él rogó con la mirada. —Traeme el mejor vino tinto que tengas. —Le dijo a Ebba, pero sin despegar la mirada de la dulce rubia.
—Está bien. —Ella no resistió su mirada. —Tomaremos vino tinto. —Ebba anotó en su libreta y asintió a sus clientes.
—En seguida vuelvo con su pedido. —Les anunció a ambos, dejándolos solos.
Tiempo después volvió a su mesa con la botella de vino, pero ellos estaban muy distraídos riendo como para prestarle atención. La joven se levanto y se dirigió al baño de damas justo cuando Ebba iba a entregarles la comida.
—Gracias. —Murmuró él.
—Vienes seguido por aquí ¿verdad? —Ella estaba colocando los cubiertos cuando el chico levantó la ceja al mirarla.
—Me gusta este lugar. —Admitió secamente, sin querer hablar de la verdadera razón. Ebba asintió en silencio mientras terminaba su trabajo. —Disculpa si te incomodé hace un rato.
—Fue un poco raro. —Confesó ella haciéndolo reír.
—Lo sé. —Admitió. —Es que había leído tu nombre antes y por alguna razón no pude olvidarlo. —Ebba infló sus pulmones con aire al encontrarse bajo la intensa mirada de él. —Soy Ben. —Extendió su mano como saludo.
—Ebba. —Iba a tomar su mano, pero "Daisy" había vuelto del tocador, sacándola de su nube de pensamientos. Pareció no inmutarse de nada y tomó asiento. —Que disfruten su comida. —soltó ella rápidamente antes de alejarse de allí.
Detrás de las cortinas de su cuarto el sol a penas iluminaba la mañana, pero su reloj indicaba que pronto brillaría en lo alto del cielo con todo su esplendor. No volvería a dormirse fácilmente luego de aquella pesadilla, por lo que decidió que lo mejor era levantarse y desayunar. En el pequeño duplex reinaba el silencio, los pisos y las paredes estaban frías y el único ser viviente que rondaba por allí era Harry. Rutinariamente se aseó antes de bajar las escaleras, caminar a la cocina y prepara su café. Con la taza humeante en sus manos se reposó en la encimera y observó todo con tranquilidad, el silencio parecía que lo volvería loco, pero por suerte pudo distinguir el canto de algunos pájaros afuera de su casa. Aquel dúplex iba a ser un hermoso lugar para empezar una nueva vida, con Celine. Era perfecto para una pareja joven que solo necesitaba tranquilidad para realizar sus grandes planes para el futuro. Pero todo aquello se había venido abajo luego de que Celine murió. Las pertenencias seguían en sus respectivas cajas, todo a medio desempacar. Habían incluso planeado pintar todo con aquellos divertidos y alegres colores que a Celine tanto le gustaban, pero todo permaneció blanco, ahora con una ligera capa de polvo sobre los muebles.
Harry estaba solo, y se estaba hundiendo en su soledad, pero aun así, al borde de la desesperación, no tenía intenciones de cambiar su vida. Ésta ya había cambiado cuando conoció a Celine. Cuando ella fue suya, creyó no necesitar nada ni a nadie más, y cuando se fue, se quedó así, sin nada ni nadie. Aunque a su opinión no lo estaba llevando tan mal, por suerte todavía no había enloquecido. Elliot, su mejor amigo, no opinaba igual. Si su amigo rizado cambió al conocer a Celine, lo había hecho mucho más luego de su muerte. A diario él insistía en que debía volver a ser el Harry divertido y despreocupado de antes, pero volver a aquellos días parecía algo imposible.
Como se había hecho costumbre cuatro meses y medio atrás, tomó su mochila luego de haber terminado el café y salió de la pequeña casa.
Podía ser pequeña, pero estaba situada a la mitad de una gran porción de tierra, de modo que los vecinos se hayaban bien lejos unos de otros. Harry caminó por su habitual sendero hasta la colina más cercana, donde un árbol se posaba en la cima, viejo y con una gran historia. Se encontraba al borde de su propiedad y la del vecino, separado por algunos arbustos que le otorgaban la intimidad que quería. Él sacó su cuaderno y sus útiles y continuó con el mismo dibujo que había estado tratando terminar desde el día anterior.
Antes de siquiera poder concentrarse, un ruido lo sobresaltó de entre el verde que lo rodeaba. Supuso que sería un animal, pero pensar eso solo lo puso más nervioso. Con el ceño fruncido esperó ver aquello que se acercaba. La melena castaña de lo que parecía ser una jovencita apareció entre las plantas y Harry suspiró con fastidio y molestia porque lo habían interrumpido. Por otro lado, cuando la muchacha se percató de su presencia, soltó un chillido agudo del susto. Harry tapó su oído por el dolor que aquel grito le había provocado.
—Dios, qué susto. —murmuró ella, llevándose una mano al pecho, pero luego de un par de segundos comenzó a reír con gracia. Harry aun estaba molesto, así que tomó sus cosas para irse, pero ella volvió a hablarle. —Disculpa, no pensé que habría alguien aquí. Vivo en la casa deal lado. —Y por "al lado" se refería a aquella casa recién vendida ubicada a una considerable distancia de la de Harry.
—Estás en mi terreno. —Soltó fríamente, aun en el suelo.
—¿Lo estoy? Perdona, deberían poner un alambrado o algo porque... —Ella miró a su alrededor sin percatarse de cómo Harry rodaba los ojos. —Sinceramente, no sé donde termina mi terreno y donde empieza el tuyo. —A pesar de la sonrisa en la cara de la chica, Harry intentaba no levantar la mirada de su cuaderno, haciendo caso omiso a su presencia. —Soy Ekaterina, por cierto. Pero puedes llamarme Katia. —El rizado solo murmuró un seco "Harry" esperando que ella entienda que ese era su nombre, para no tener que hacer más preguntas. —¿Eres artista? —Katia dio un paso adelante para observar mejor el dibujo en el cuaderno del chico, pero él lo cerró instantáneamente dirigiéndole una mirada de fastidio que la dejó quieta en su lugar.
—Suelo venir en busca de silencio y tranquilidad, ¿Necesitas algo más, o puedes volver por donde viniste? —El ceño de ella se frunció levemente y dio un paso atrás, disgustada.
—Lo siento. —Murmuró, aún debajo de los verdes ojos prepotentes de él. —Yo... ya me iba. —Asintió y dio la media vuelta, dejando a Harry volver a su dibujo, con un terrible malestar. Luego de un par de minutos sumergido de nuevo en la soledad, tiró el lápiz a su costado y llevó ambas manos a su rostro. Reposó la cabeza en el tronco del árbol y trató de sacar en un suspiro el enojo que tenía adentro. No a causa de su entrometida vecina, sino por él y la actitud desconocida que regía sus acciones. No le gustaba su nueva manera de ser, pero ni tenía idea de cómo cambiar.
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Dylan estaba sumergido en sus pensamientos, sin poder apartar la mirada de su hermana, mientras ella leía con esmero su libro de historia. Desayunaban cereal en la mesa de la cocina. América, su hermana menor, tendría un examen de la historia de Grecia aquel día, y había estado estudiando desde el día anterior sin detenerse. Dylan revolvía los aros de cereal en su plato distraídamente mientras en secreto admiraba la belleza de su hermana. Su cabello dorado cayendo a los costados de su cara y la forma en la que sacaba la lengua cuando se concentraba.
—¿Qué tanto me miras, Dyl? —Sus mejillas se tiñeron de un acalorado color carmesí cuando América, sin levantar la vista de su libro, se dio cuenta de que la miraba. Dylan acomodó sus gafas y se acomodó en su silla.
—Te ves cansada. —Le dijo sin poder hacer contacto visual con ella. Ames cerró su libro de historia y rascó sus ojos.
—Me quedé despierta hasta tarde estudiando. —Contestó comiendo una cucharada de cereal. Dylan se sonrió tímidamente a sí mismo.
—Te irá bien. —Le dijo con seguridad. América le sonrió a su hermano, provocando cosquillas en el interior de este, quien tuvo que volver a esconder sus ojos de los de ella. La rubia se levantó y dejó su plato medio vacío en el lavaplatos.
—Gracias, Dyl. —Abrazó la cabellera rubia de él, mientras su madre entraba en la cocina.
—¿Siguen aquí? —Preguntó tomando apresuradamente su bolso. —¡Se les va a hacer tarde! —Dijo al volver a la sala.
—Charlotte vendrá a buscarme, iremos juntas. No tardará en llegar. —Guardó el libro de historia en su mochila. El rubio dejó el plato de cereal en la encimera y preparó sus cosas. —¿Quieres venir con nosotras Dylan? —Él levantó la mirada del suelo para encontrarse de nuevo con la sonrisa brillante de su hermana.
—Seguro. —Contestó con algo de inseguridad. América respondió con un apurado "ok" para luego sumarse a las corridas matutinas de su familia antes de empezar un día semanal. En cuestión de minutos el auto de Charlotte estaba estacionado frente a la casa de los Duhamel, mientras la oji-celeste agitaba su mano con una sonrisa.
—Apresurate, Dyl. —América acomodó su gorro de lana en su cabeza mientras corría al encuentro de su amiga. Dylan se despidió de sus padres y corrió tras su hermana, con temor de que lo olvidaran allí. Subió en la parte trasera luego de saludar a Charlie, mientras ella dirigía a los tres al Instituto.
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—¿Cómo estuvo tu día, Ebba? —Su jefe, Gabe, saludó a la pelirroja que entró a las corridas a la cocina. Era un hombre de unos cuarenta y tantos, con una calvicie extendiéndose en su cabeza, y con unos cuantos (muchos) kilos de más. Probablemente el hombre más amigable y limpio que ella haya conocido.
—Agotador. —Ebba sonrió de manera cansada. Dejó la mochila a un lado, al igual que su chaqueta y se puso el delantal. El restaurant estaba semi vacío, pero no tardaría en llenarse.
—Ya tienes a alguien esperando. —Gabe señaló a uno de los pocos clientes sentado en la mesa al lado de la ventana. Ebba miró el reloj que marcaba las 20:30. Suspiró y rodó lo ojos.
—No iré aún, él está esperando a alguien. —Gabe sonrió con gracia mientras secaba otro plato con un trapo seco. Ebba sabía que aquel muchacho se presentaba todos los días a la misma hora, esperando a una cita diferente. Siempre sintió curiosidad por saber cómo hacía para conseguir una cita cada noche y si no tenía mejores cosas que hacer. Era sin duda un joven muy apuesto, no lo dudaba ¿Pero nunca lograba conformarse con ninguna chica? Luego de atender a los clientes que iban llegando, Ebba supo inmediatamente que la hermosa rubia en la puerta del restaurante estaba buscando a su Amigo de las Mil Citas, como ella lo llamaba. Mientras limpiaba distraídamente la mesada, analizó a la víctima de aquella noche. De apariencia dulce y angelical, con un aura de esperanza y enamoramiento brillando en sus ojos y sonrisa. Ebba negó con una sonrisa discreta asomando en sus labios. Tomó su libreta y se dirigió a la mesa de ambos.
—Bienvenidos a Vitto ¿En qué puedo servirles? —Preguntó, sin despegar su mirada cómplice de aquel muchacho de ojos azules, pelo perfectamente peinado y sonrisa tan blanca como encantadora. Él ya estaba tomando las manos de la chica en frente suyo, cuya noche al parecer había empezado muy bien.
—Yo quiero un filete con ensalada criolla. ¿Daisy, cariño, qué quieres tú? —El chico le sonrió de manera que logro sonrojar a su cita. Ebba rodó los ojos.
—Lo mismo estaría bien. —Ella le dirigió una mirada divertida a Ebba, como diciendo "¿No es genial?" ella solo anotó los pedidos en su libreta y les sonrió, como solía hacer con todos sus clientes.
—Enseguida se los traigo. —Guardo su lapicera y su libreta y se giró.
—¡Espera, Ebba! —Ella se giró extrañada al escuchar su nombre viniendo de parte de él.
—¿Cómo sabes mi nombre? —Le preguntó al extraño, sin pensarlo.
—Lo dice en tu blu... —Ebba miró su camiseta, para darse cuenta de que había olvidado colocarse el cartelito con su nombre en ella. —Bueno, lo decía en tu blusa. —Se apresuró a corregir él, la pelirroja frunció el ceño con confusión. El chico de ojos azules, notablemente nervioso, carraspeó. —Olvidaste preguntarnos qué vamos a beber. —Explicó, cuando ella estaba sacando su libreta nuevamente.
—Yo solo quiero agua. —Agregó Daisy, para interrumpir la incomodidad que su cita sentía bajo la mirada de la mesera.
—Oh vamos, nena. —Él rogó con la mirada. —Traeme el mejor vino tinto que tengas. —Le dijo a Ebba, pero sin despegar la mirada de la dulce rubia.
—Está bien. —Ella no resistió su mirada. —Tomaremos vino tinto. —Ebba anotó en su libreta y asintió a sus clientes.
—En seguida vuelvo con su pedido. —Les anunció a ambos, dejándolos solos.
Tiempo después volvió a su mesa con la botella de vino, pero ellos estaban muy distraídos riendo como para prestarle atención. La joven se levanto y se dirigió al baño de damas justo cuando Ebba iba a entregarles la comida.
—Gracias. —Murmuró él.
—Vienes seguido por aquí ¿verdad? —Ella estaba colocando los cubiertos cuando el chico levantó la ceja al mirarla.
—Me gusta este lugar. —Admitió secamente, sin querer hablar de la verdadera razón. Ebba asintió en silencio mientras terminaba su trabajo. —Disculpa si te incomodé hace un rato.
—Fue un poco raro. —Confesó ella haciéndolo reír.
—Lo sé. —Admitió. —Es que había leído tu nombre antes y por alguna razón no pude olvidarlo. —Ebba infló sus pulmones con aire al encontrarse bajo la intensa mirada de él. —Soy Ben. —Extendió su mano como saludo.
—Ebba. —Iba a tomar su mano, pero "Daisy" había vuelto del tocador, sacándola de su nube de pensamientos. Pareció no inmutarse de nada y tomó asiento. —Que disfruten su comida. —soltó ella rápidamente antes de alejarse de allí.
- lean:
- Milagrosamente pude escribir el capítulo desde el celular, así que espero sepan perdonar cualquier error. Pude incluir a Elliot, Charlotte y Daisy. Esta última me cae genial, espero que no la traten mal solo por haber caído en la redes de Ben, no es su culpa (???) ah. Bueno, espero que les guste y comenten, besos (:
Última edición por oopsy daisy el Dom 08 Mar 2015, 8:07 pm, editado 2 veces
bless.
Re: No more love.
yo soy re rápida leyendo ;;;;;;;;;;;;-;;;;;;;;;;; ahr.
me encanto el capitulo, dios harry :ccc pobresito y pobre de ella por como la trato
diooooooooooooooooos me encanto el capitulo completo, no hago comentarios largos porque siempre la cago ahr
espero el siguiente ansiosa, esop.
me encanto el capitulo, dios harry :ccc pobresito y pobre de ella por como la trato
diooooooooooooooooos me encanto el capitulo completo, no hago comentarios largos porque siempre la cago ahr
espero el siguiente ansiosa, esop.
changkyun.
Re: No more love.
Ya, perdón pero tuve con un tema personal y no estuve conectada en el foro :/
Angie asdfghk definitivamente adoro la forma de pensar que tiene Marie aunque todos los problemas le tocó a ella, pobre
Te entiendo totalmente, una escribe un montón en word y después parece que no es nada ._.
Deby sabes que adoro el personaje de Katia y me hizo reír ella re positiva y harry re seco ;-; aunque es comprensible ;-;
Me enamoré del personaje de Dylan por su forma tímida de ser lol
Bueno, ustedes dos escribiendo así de bien y ahora es mi turno ;-; Algún día iba a llegar a cagarla ah
Angie asdfghk definitivamente adoro la forma de pensar que tiene Marie aunque todos los problemas le tocó a ella, pobre
Te entiendo totalmente, una escribe un montón en word y después parece que no es nada ._.
Deby sabes que adoro el personaje de Katia y me hizo reír ella re positiva y harry re seco ;-; aunque es comprensible ;-;
Me enamoré del personaje de Dylan por su forma tímida de ser lol
Bueno, ustedes dos escribiendo así de bien y ahora es mi turno ;-; Algún día iba a llegar a cagarla ah
Will H.
Re: No more love.
Re desconectada de todo, so sorry, leeré todo lo que pusieron en el wa (?) Los dos capitulos me encantaron <3
Mitchell.
Re: No more love.
Me encantaron ambos capítulos, quedaron bastante geniales, really, y perdonen la kk de comentario pero no he podido entrar mucho al foro últimamente. eso<3
crybaby.
Re: No more love.
chicas, yo entiendo que todas tengan cosas más importantes que hacer que leer un capitulo de alguien que ni conocen en el cual ni siquiera incluye a sus personajes, pero tengan consideración. Idear, escrbir y subir un capitulo lleva su tiempo y no es lindo que nadie valore eso, entonces si al audicionar se comprometen con esta novela cómo puede ser que tengan tiempo para hacer otras cosas en el foro pero no para dejar un miserable (pero decente) comentario.
bless.
Re: No more love.
lamento no haber comentado antes, recién tuve tiempo de leer el cap ;-; Me dio penita la historia de Harry:( o sea, está solito ahora, de todas las formas posibles ;-; pobre Ekaterina, solo quería ser amigable:( WAAAA ¿A DYLAN LE GUSTA SU HERMANA? :O Ebba es toda una coqueta 1313 xnnxndnxnx espero a la siguiente<3 amo cómo escribes , Debano♡
rhythm.
Re: No more love.
Hola según yo ya había comentado pero bueh.
A ver estaba confundida primero por lo de Harry porque pensé que él era el de las citas xd pero ya entendí que ahora es Brent y lo de Harry rompe mi corazón t.t no tiene que ser tan cortante con la pobre Katie, but lo comprendo que ya no quiere poner su corazón en riesgo(? y la verdad yo soy así de cortante a veces y ni me han roto nada ah
Lo de los hermanos no lo comprendo muy bien (soy lenta) pero supongo que conforme pasen los capitulos me iré adentrando en su historia.
Y Brent es muy gracioso, la verdad, me da risa lo de las chicas de cada noche pero se acuerda del nombre de Ebba en su interior la ama, yo lo sé
Ya quiero que esto sigua espero ansiosa el cap de Denns
A ver estaba confundida primero por lo de Harry porque pensé que él era el de las citas xd pero ya entendí que ahora es Brent y lo de Harry rompe mi corazón t.t no tiene que ser tan cortante con la pobre Katie, but lo comprendo que ya no quiere poner su corazón en riesgo(? y la verdad yo soy así de cortante a veces y ni me han roto nada ah
Lo de los hermanos no lo comprendo muy bien (soy lenta) pero supongo que conforme pasen los capitulos me iré adentrando en su historia.
Y Brent es muy gracioso, la verdad, me da risa lo de las chicas de cada noche pero se acuerda del nombre de Ebba en su interior la ama, yo lo sé
Ya quiero que esto sigua espero ansiosa el cap de Denns
Haven.
Re: No more love.
capítulo 03
Aún nadie se le había acercado a hablar hasta entonces. Summer creyó que simplemente le iba a pedir sus apuntes de clases, o tal vez ayuda en alguna asignatura pero jamás una cita.
La joven tartamudeó como respuesta, aquello había sido un tanto extraño. ¿Qué se suponía que debía hacer? Recordó que ella lo observaba desde hacía dos años, pero había perdido sus esperanzas de que él la notara. Ahora, simplemente le había hablado, con una sonrisa dulce y sus mejillas sonrojadas.
Sabía que debió habérselo contado a Hanna, después de todo ¿a quién sino? Pero, el simple pensamiento de que ella le dijera que aquello no era real, le atemorizó. Tal vez, debió haberlo pensado dos veces antes de encontrarse con él.
Pero, aquello había sucedido tiempo atrás. Matt le había arrebatado algo que jamás recuperaría. La había engañado para hacerla creer que valía la pena, pero aún así con su corazón destrozado, consiguió seguir sonriendo.
Aquel joven de cabello castaño oscuro, y sonrisa con hoyuelos quedó en el pasado, y aquel momento espantoso, fue guardado bajo llave en alguna parte de su memoria, impidiendo que saliera a luz. Pero sobretodo, de su corazón.
La vida después de todo, continuaba.
Will tomó asiento en el mismo sillón negro junto a la amplia ventana de vidrio como todos los días. Le era habitual visitar aquel lugar, el café que ofrecían era realmente delicioso.
—¿No piensas buscar trabajo? —Preguntó la joven de cabellera castaña que se encontraba a su lado, quien lo observaba con el seño fruncido.
Will colocó sus ojos en blanco.
—No —respondió tranquilamente —. Aquello no es lo mío, es decir, quiero vivir de mi música, no limpiando las oficinas de mi padre.
Caroline bufó pero su pareja no le dio demasiada importancia. Ambos sabían que aquello no estaba resultando como se lo habían imaginado. Will había perdido el interés en ella desde hacía semanas, solo que aún no lo había notado, y Caroline buscaba la forma de que él se preocupara por su economía, ya que si pensaban avanzar, la joven no podría ocuparse de alguien desempleado que no aportaba absolutamente nada y perdía su tiempo con un pasatiempo.
—Will, debes madurar, hacerte responsable de tu vida.
—¿Según quién? —Preguntó alzando su voz, aquello le irritaba.
—No estudias en una Universidad, creo que lo mínimo que puedes hacer es trabajar, no perseguir falsos sueños.
El joven entrecerró sus ojos mientras que se cruzaba de brazos enfadado. ¿Desde cuándo aquella joven divertida que había conocido un año atrás se había vuelto en una persona obstinada? Le parecía demasiado irreal.
—Tal vez tú no debas salir con personas como yo, ya sabes, sin futuro alguno —comentó sin observarla a los ojos, simplemente dirigió su mirada hacia el vaso de plástico donde había tomado su café.
Caroline en cambio, buscó alguna señal en su rostro que la tranquilizara, y le hiciera saber que lo que había confesado era una simple mentira. Pero, no lo encontró.
—¿Eso es lo que quieres? —Ella gimoteó como respuesta —. ¿Vas a arrojar un año y medio juntos, solo por una discusión?
Pero, no era simplemente eso. Extrañaba lo que era sentirse querido, y Caroline no le proporcionaba aquel amor incondicional como lo había recibido tiempo atrás. Pensó que con el tiempo iba a amarla, pero se equivocó. ¿Podía llegar a querer a alguien que cada día que pasaba intentaba cambiarlo?
Summer se acercó a una banca blanca y despintada en medio del parque para terminar su ficha de trabajo. Le gustaba aquel lugar, ya que mayormente nadie iba hacia allí. Además, quedaba en frente de su cafetería preferida.
Antes de continuar con su papeleo, notó como una joven de cabellera castaña y ojos del mismo tono de color, salía del local con paso acelerado y una mirada que solo reflejaba dolor aunque intentara no mostrarlo.
Observó hacia atrás, tal vez intentando saber si alguien la seguía, pero aquello no sucedió. Sin saber exactamente qué hacer, la joven se sentó del otro lado de la banca sin siquiera prestarle atención.
—¿Por qué tiene que ser de ésta manera? —Preguntó Caroline a nadie en específico.
Summer alzó su vista hacia ella pero no respondió, ya que no sabía de qué hablaba, pero no pudo evitar extenderle algo con que secar sus lágrimas.
La joven le sonrió tímidamente y observó el estuche de su guitarra a un lado de la banca. Entonces, su sonrisa desapareció.
Todo le recodaba a Will, y lamentablemente comenzaba a enfadarse con alguien que no conocía solo por ese hecho.
—Gracias —murmuró, su voz se notaba triste —. Oh, genial. —Protestó luego de tomar una pausa —. Olvidé mi bolso.
Summer recibió una mirada realmente sospechosa de aquella desconocida. ¿Por qué la observaba como si fuera alguien que acababa de salvar su vida? La joven realizó una mueca nerviosa.
—Disculpa —dijo para llamar su atención —. Sé que no nos conocemos, pero necesito un favor. Olvidé mi bolso en aquel local. —Señaló con su pulgar la cafetería donde se encontraba Will —. Pero, acabo de pelear con una persona y no puedo volver allí, de verdad te agradecería si pudieras hacerme éste favor.
Summer no respondió.
—Incluso te esperaré junto a la puerta, sólo necesito que tú entres.
Caroline sabía que aquello era pedir demasiado, y que era extraño que una persona desconocida pidiera aquel tipo de favores, pero de lo que algo estaba segura era que ella jamás dejaría de lado a su orgullo, por lo que no podía volver a ver a Will, no luego de lo que le había confesado. ¿Qué le diría? «Oh, olvidé mi bolso. Ahora si me voy de tu vida para siempre, sigo odiándote». Tal vez, pero sabía que se debilitaría.
Summer suspiró para sí misma. ¿Por qué nunca podía decir un simple no como respuesta?
La joven tartamudeó como respuesta, aquello había sido un tanto extraño. ¿Qué se suponía que debía hacer? Recordó que ella lo observaba desde hacía dos años, pero había perdido sus esperanzas de que él la notara. Ahora, simplemente le había hablado, con una sonrisa dulce y sus mejillas sonrojadas.
Sabía que debió habérselo contado a Hanna, después de todo ¿a quién sino? Pero, el simple pensamiento de que ella le dijera que aquello no era real, le atemorizó. Tal vez, debió haberlo pensado dos veces antes de encontrarse con él.
Pero, aquello había sucedido tiempo atrás. Matt le había arrebatado algo que jamás recuperaría. La había engañado para hacerla creer que valía la pena, pero aún así con su corazón destrozado, consiguió seguir sonriendo.
Aquel joven de cabello castaño oscuro, y sonrisa con hoyuelos quedó en el pasado, y aquel momento espantoso, fue guardado bajo llave en alguna parte de su memoria, impidiendo que saliera a luz. Pero sobretodo, de su corazón.
La vida después de todo, continuaba.
***
Will tomó asiento en el mismo sillón negro junto a la amplia ventana de vidrio como todos los días. Le era habitual visitar aquel lugar, el café que ofrecían era realmente delicioso.
—¿No piensas buscar trabajo? —Preguntó la joven de cabellera castaña que se encontraba a su lado, quien lo observaba con el seño fruncido.
Will colocó sus ojos en blanco.
—No —respondió tranquilamente —. Aquello no es lo mío, es decir, quiero vivir de mi música, no limpiando las oficinas de mi padre.
Caroline bufó pero su pareja no le dio demasiada importancia. Ambos sabían que aquello no estaba resultando como se lo habían imaginado. Will había perdido el interés en ella desde hacía semanas, solo que aún no lo había notado, y Caroline buscaba la forma de que él se preocupara por su economía, ya que si pensaban avanzar, la joven no podría ocuparse de alguien desempleado que no aportaba absolutamente nada y perdía su tiempo con un pasatiempo.
—Will, debes madurar, hacerte responsable de tu vida.
—¿Según quién? —Preguntó alzando su voz, aquello le irritaba.
—No estudias en una Universidad, creo que lo mínimo que puedes hacer es trabajar, no perseguir falsos sueños.
El joven entrecerró sus ojos mientras que se cruzaba de brazos enfadado. ¿Desde cuándo aquella joven divertida que había conocido un año atrás se había vuelto en una persona obstinada? Le parecía demasiado irreal.
—Tal vez tú no debas salir con personas como yo, ya sabes, sin futuro alguno —comentó sin observarla a los ojos, simplemente dirigió su mirada hacia el vaso de plástico donde había tomado su café.
Caroline en cambio, buscó alguna señal en su rostro que la tranquilizara, y le hiciera saber que lo que había confesado era una simple mentira. Pero, no lo encontró.
—¿Eso es lo que quieres? —Ella gimoteó como respuesta —. ¿Vas a arrojar un año y medio juntos, solo por una discusión?
Pero, no era simplemente eso. Extrañaba lo que era sentirse querido, y Caroline no le proporcionaba aquel amor incondicional como lo había recibido tiempo atrás. Pensó que con el tiempo iba a amarla, pero se equivocó. ¿Podía llegar a querer a alguien que cada día que pasaba intentaba cambiarlo?
***
Summer se acercó a una banca blanca y despintada en medio del parque para terminar su ficha de trabajo. Le gustaba aquel lugar, ya que mayormente nadie iba hacia allí. Además, quedaba en frente de su cafetería preferida.
Antes de continuar con su papeleo, notó como una joven de cabellera castaña y ojos del mismo tono de color, salía del local con paso acelerado y una mirada que solo reflejaba dolor aunque intentara no mostrarlo.
Observó hacia atrás, tal vez intentando saber si alguien la seguía, pero aquello no sucedió. Sin saber exactamente qué hacer, la joven se sentó del otro lado de la banca sin siquiera prestarle atención.
—¿Por qué tiene que ser de ésta manera? —Preguntó Caroline a nadie en específico.
Summer alzó su vista hacia ella pero no respondió, ya que no sabía de qué hablaba, pero no pudo evitar extenderle algo con que secar sus lágrimas.
La joven le sonrió tímidamente y observó el estuche de su guitarra a un lado de la banca. Entonces, su sonrisa desapareció.
Todo le recodaba a Will, y lamentablemente comenzaba a enfadarse con alguien que no conocía solo por ese hecho.
—Gracias —murmuró, su voz se notaba triste —. Oh, genial. —Protestó luego de tomar una pausa —. Olvidé mi bolso.
Summer recibió una mirada realmente sospechosa de aquella desconocida. ¿Por qué la observaba como si fuera alguien que acababa de salvar su vida? La joven realizó una mueca nerviosa.
—Disculpa —dijo para llamar su atención —. Sé que no nos conocemos, pero necesito un favor. Olvidé mi bolso en aquel local. —Señaló con su pulgar la cafetería donde se encontraba Will —. Pero, acabo de pelear con una persona y no puedo volver allí, de verdad te agradecería si pudieras hacerme éste favor.
Summer no respondió.
—Incluso te esperaré junto a la puerta, sólo necesito que tú entres.
Caroline sabía que aquello era pedir demasiado, y que era extraño que una persona desconocida pidiera aquel tipo de favores, pero de lo que algo estaba segura era que ella jamás dejaría de lado a su orgullo, por lo que no podía volver a ver a Will, no luego de lo que le había confesado. ¿Qué le diría? «Oh, olvidé mi bolso. Ahora si me voy de tu vida para siempre, sigo odiándote». Tal vez, pero sabía que se debilitaría.
Summer suspiró para sí misma. ¿Por qué nunca podía decir un simple no como respuesta?
- Abran :
- Bueno, no es una de las mejores cosas que escribí Pero estoy demasiada cansada El próximo voy a comenzar a escribirlo desde ahora para no atrasarme y corregir con tiempo Ven, Summer es re manejable, incluso con los desconocidos (?) ah
Espero a la próxima
Will H.
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