good girls. novela colectiva.

Capitulo 004

Jace.

El sol alumbraba la gran habitación por el espacio pequeño de las persianas de la ventana en las que se permitía ver gran parte del cielo despejado de nubes y soleado de aquella mañana.
Wendy salió de su cuarto de baño cepillando su cabello húmedo cuidadosamente.
Prendió el estéreo que tenía arriba de su cabecera y subió el volumen para poder escuchar algo de música mientras se arreglaba para ir al campus.
Las voces de John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr sonaron armoniosamente para la chica, por lo que sonreía y tarareaba la canción de "I need you", su favorita, de The Beatles.
Optó por usar una falda negra más arriba de las caderas y que llegaba un poco más abajo de la mitad de los muslos, una blusa algo delegada corta de manga larga color beige, que dejaba al descubierto un poco de su piel blanca y finalmente unas botas negras de tacón bajo. Unas cadenitas de oro colgaban de sus muñecas dándole el toque final a su apariencia de muñeca castaña.
Cuando bajó las escaleras fue tomada de ambas manos por sus hermanos.

—¡Se nos hace tarde! —exclamó Derek jalando su mano derecha.
—¡Terriblemente tarde! —aportó Drake tirando de su mano izquierda.

Los gemelos eran demasiado puntuales y siempre apuraban a su pobre hermana para salir de casa por lo menos media hora antes de que las clases iniciarán. 
El mayor, Derek, sacó de su pantalón las llaves de su lujoso auto y abrió la del conductor a Wendy para después él sentarse en el asiento del conductor y Drake atrás.
En menos de diez segundos el auto había salido a toda velocidad y los tres hermanos suspiraron como era de costumbre.

—Procura ser más rápida ahora. Siempre llegamos tarde por culpa tuya Wendy. —dijo en broma Drake.
—En ese caso procura ser más rápido Drake. Casi nunca ganan los partidos de fútbol porque pierdes los pases. —respondió la chica sonriendo.
—Ella tiene razón hermano. —contestó entre risas Derek.

El segundo mayor bufó por las burlas de sus hermanos y se cruzó de brazos.
Wendy pasó el resto del camino tarareando canciones de su gusto mientras los gemelos charlaban animadamente de diversos temas deportivos.
Tal vez la familia Johnson no era muy numerosa pero algo que era muy característico de ellos era lo unidos que eran sus integrantes, cariñosos, graciosos, educados, refinados, agradables e inteligentes. Sin duda alguna parecían la familia perfecta, aunque en verdad no lo eran, ya que faltaba en ella el factor más importante en una: la madre.
Derek y Drake eran mayores por tres años, y no recordaban mucho de Jessica, mientras que Wendy no recordaba absolutamente nada de ella. Jessica murió en el parto de su primera y última niña, abandonando así a su familia, y dejando sola a la pequeña.
Hombres. Wendy vivía con tres hombres y sabía como tratar con uno perfectamente, rodeada día y noche de dos adolescentes y un hombre mayor, la chica sabía al derecho y al revés como eran, que les gustaba e incluso lo que no les agradaba.
Quince minutos después el deportivo rojo de Derek se estacionó en su lugar habitual del campus y los tes hermanos bajaron como diario juntos.
Miradas masculinas y femeninas se posaban en los Johnson, todas con diferentes propósitos, causando ya la familiar sensación de ser acosados por más de medio plantel estudiantil en los tres hermanos. Era algo a lo que se habían acostumbrado con el paso del tiempo y que les incomodaba tanto como les agradaba. 
Roger Johnson era un gran empresario reconocido en toda América y muchas partes de Europa, rico, poderoso y viudo, tenía tanta fama que era más que obvió que sus hijos tendrían que pasar por muchas situaciones de envidia, acoso y de más. Solo por el simple hecho de tener el apellido Johnson.
Derek entró a clase de Álgebra, Drake a Química y Wendy a Historia.
Cuando la castaña entró al salón de clase bufó molesta al darse cuenta de que no había nadie en el, y eso solamente ocurría cuando el profesor Hoffman no asistía, dio media vuelta y salió del salón para hacer algo en las dos horas libres que tenía por culpa de la impuntualidad del profesor de historia.
Todas sus amigas estaban en clases, por lo que estaba más que sola, y decidió finalmente ir al campo de fútbol para distraerse un poco.
La mayoría de los días se la pasaba una o dos horas ahí después de clases ya que era la líder del equipo de animadoras y jefa del comité de estudiantes, conocía perfectamente la universidad, por lo que sabía bien que a esa hora habría un grupo de estudiantes haciendo deporte por la clase de gimnasia.
Se acercó y tomó asiento en una de las bancas en frente del gigantesco campo, donde algunos de los jugadores se sentaban durante el partido, observando como un grupo de chicos jugaban con el balón haciendo un gran alboroto.
Dos castaños reían exageradamente mientras se burlaban de otro chico pelirrojo. Wendy reconoció a los Skillman rápidamente por su actitud carismática y su ruidosa personalidad.
Ambos hermanos voltearon en dirección de la chica y sonrieron abiertamente.
Ethan fue el primero que corrió hacia ella, y segundos después tenía a Peter pisándole los talones, cuando llegó al lado de la castaña le saludo con un beso en su mejilla y después fue empujado por su hermano mayor para repetir la acción.

—¡Wendy! —corearon ambos hermanos mientras cada uno se sentaban en uno de sus costados. 
—Hola chicos. ¿Cómo han estado? —preguntó ella sonriendo.
—Bien. —respondió Peter.
—Mal. —contesto Ethan.
—¿Qué es lo que está mal? —cuestionó la muchacha mirando al menor de los Skillman. 
—Lizzie y yo hemos terminado este fin de semana. —susurró él burlonamente— Se creía como mi madre y me ordenaba cada cinco minutos. Mujeres así no valen la pena.
—¡Mujeres así son muy celosas! —exclamó Wendy riendo.

El entrenador Collins hizo sonar su silbato indicando que tenía algo que decir y los tres chicos se paralizaron por el irritante sonido.

—¿No van a ir? —preguntó ella sonriendo levemente.
—¡Estoy cansado! —gritó Ethan.
—Y yo detesto al entrenador Collins. —susurró Peter.
—Por lo menos no lo tienes que tolerar gritándole a los del equipo de fútbol mientras tratas de hacer piruetas y liderar a un grupo de chicas. —mencionó la castaña haciendo una mueca.
—¡Y que suerte que el fútbol no es lo mío! —exclamó abriendo sus ojos a tope el castaño de ojos turquesa.
—Nada es lo tuyo Peter. ¡Eres horrible en ello! —interrumpió el otro castaño de ojos miel.

Los tres se hacharon a reír de nueva cuenta.
Peter y Ethan Skillman eran amigos cercanos de la familia de Wendy desde que eran niños, los padres de los muchachos eran socios y buenos amigos, por lo que tenían una buena relación entre todos ellos.
Una tos falsa los interrumpió momentáneamente. Wendy levanto su mirada del suelo y se topo con un chico castaño de ojos cafés que fruncía el ceño y estaba cruzado de brazos. 
Shorts grandes por debajo de las rodillas color negro con dos líneas rojas a los costados, camiseta de tirantes blanca Nike y unos tenis de la misma marca hacían que aquel chico tuviera pinta de ser un gran deportista. Su ceño levemente fruncido se dirigía hacia la muchacha poniéndole los nervios de punta.

—¿Iker? —preguntó Peter confundido.
—¿Peter? —contestó con otra pregunta el chico sin despegar su mirada de la castaña.
—¿Qué quieres Dietrich? —cuestionó amable Ethan.
—El entrenador Collins los quiere a ambos en clase —mencionó él desviando su mirada por un momento de Wendy—, sin distraerse o tendrán una mala calificación a finales del curso.

Ambos hermanos se pusieron de pie a regañadientes para después despedirse de la muchacha y partir hacia sus demás compañeros.
Iker, como lo había llamado anteriormente Peter, miraba a los Skillman trotando hacia media cancha en donde el entrenador los esperaba.
Wendy se sintió intimidada por la ruda actitud del castaño que inmediatamente se puso de pie dispuesta a marcharse también de ahí. Pasó al lado del muchacho pero no consiguió dar ni siquiera dos pasos más cuando él la tomo del brazo.

—¿A dónde vas? 
—Ya que soy una distracción pensaba en ir a cualquier lugar lejos de aquí. —mencionó ella sonriendo— Probablemente a las señoras de la cafetería no les distraiga mi presencia. —Él río levemente.
—Soy Iker Dietrich. —Le tendió una mano a la muchacha.
—Y yo soy Wendy Johnson. —Estrecho la mano del muchacho.
—¿Johnson? ¿Cómo Derek y Drake Johnson? —cuestionó él.
—Si, mis hermanos, por desgracia. —murmuró en juego.
—Hijos de Roger Johnson, ¿eh? Y dime, ¿cuanto dinero gastas de la tarjeta de crédito de Roger para teñirte el cabello e ir al salón de belleza? —preguntó en burla.

Wendy abrió sus ojos sorprendida e inmediatamente frunció el ceño confundida.

—Oh, espera, no eres la única hija. ¿Qué hacen tus hermanos? ¿Compran autos cada semana y los integran a su colección? —Continuó con la burla colmando la paciencia de la chica.
—No se quien demonios seas ni quien te crees para hablar así de nosotros. —Dio un paso y se acercó al muchacho con las manos a sus costados en puño—. Pero te advierto que no me voy a cruzar de brazos simplemente.
—¿En serio? ¿Qué me vas a hacer? Creo que una chica rica y grata como tú no puede hacer mucho cuando...—La mano derecha de Wendy se estampó en una de las mejillas del chico haciendo un estrepitoso sonido.
—No porque sea rica y grata soy tonta. —replicó ella finalmente marchándose de ahí rápidamente.

Iker se quedó plasmado con el rostro aún volteado y la mejilla marcada con la mano de la chica. Sus ojos estaban abiertos de par en par y no podía asimilar con claridad que era lo que había ocurrido.
Obviamente aquellos comentarios eran para divertirse un poco y molestar, pero no se imaginó que Wendy fuera a reaccionar de aquella manera, algo que le llamó la atención en ella. No era como las demás y eso le confirmó que no era una chica fácil y tonta, si no todo lo contrario.
Por otra parte la muchacha se encontraba furiosa mientras trataba de calmarse.
No entendía la actitud de aquel castaño, que parecía un bipolar, ya que primero se rió con ella y después estaba insultando a su familia. Algo que no toleraba.
Y fue en ese momento en el que ambos se propusieron algo: alejarse sí o sí del otro.


Con ropa deportiva de marca original Wendy caminó hasta llegar a la cancha de fútbol para el entrenamiento del día, la última clase había concluido y la mayoría de los estudiantes de habían marchado a excepción de unos cuantos.
Kylie se encontraba ya ahí por lo que la castaña se acercó a saludarla mientras esperaban la llegada de Ann.

—¿Un día pesado? —preguntó la rubia mientras posaba sus manos en la cintura.
—Un día muy pesado. —dijo sonriendo la castaña.

Ambas chicas se pusieron a conversar cuando un grupo de chicas murmuraban entre ellas y después reían bobamente.

—¿Qué ocurre? —preguntó alzando las cejas Wendy.
—Dos chico nuevo en el equipo de fútbol. —murmuró por lo bajó Ann apareciendo al lado de sus amigas.
—¿Nuevos? —cuestionó Kylie.
—Dicen que llevan ya tiempo aquí pero apenas entraron al equipo. Y parece que son tan buenos jugadores que ya son oficialmente el nuevo capitán del equipo y el co-capitán. —dijo haciendo una mueca graciosa.

Wendy miró a los jugadores de fútbol americano fijamente para tratar de encontrar a los nuevos.
Un rubio y un castaño resaltaban entre el grupo de chicos e inmediatamente la castaña supo que se trataba de los novatos tan mencionados.
Ambos le resultaban extrañamente familiar y cuando se dieron vuelta preció como si a la muchacha le hubiese caído un balde de agua helada. Se trataba de Lance e Iker. 
Ambos chicos reían entre sí pero cuando el castaño volteó la mirada se topó con la mirada de la chica. Sonrió de lado, de forma burlona obviamente, y Wendy le sacó la lengua en forma osada, cosa que casi nunca hacia.
Era sin duda alguna el inicio de todo un desastre.

Wendy rulea(?):

Gracias por sus hermosos comentarios chicas. Las amo 
Veo que la mayoría amaron a los gemelos, ya que los asimilaron mucho a los Wesley, y bue...los gemelos son los Harries y los otros dos son los hermanos Collins. Ethan es Crawford y Peter es Chris. Puros Brothers B| Okno.
Espero el capítulo de Mel y las amo otra vez(?)

CAPíTULO 005.

Meluche.

Mélina creía que despertarse una hora antes de entrar en su horario habitual de clases para acomodar su calendario por todo el mes, arreglar sus libretas y preparar la lista de estudiantes que tenía para francés pareció ser tarea fácil, pero no lo era.

—Aggr, quiero dormir —gruñó y restregó sus ojos tratando de mantenerse despierta. También, parte de sus horas de sueño se habían perdido cuando quedo junto a Mike, su hermano mayor mirando nuevamente toda la saga de Crepúsculo.

Anoto el último nombre de la lista y sonrió orgullosa,  porque ya había terminado con francés y ahora tendría que hacer su horario de violín, aunque bien le había dicho a su padre que serían dos días a la semana y solo una hora.

Luego de su estresante pelea junto a la computadora que no se dignaba enviar el mail para la profesora Duplesi, para que pudieran comenzar las clases antes de la próxima semana. Minutos después la caja inútil como Mélina solía llamarla dejo un “Tu mensaje ha sido enviado” en la pantalla así que corrió apresurada hacia su baño personal, necesitaba una ducha y apurarse si no llegaría tarde al campus.


Pantis, sostenes, jeans, remeras, vestidos, zapatos y maquillaje estaban esparcidos por toda la gran habitación. Después de rápido baño con llamados en su puerta de parte de Mike tuvo que apresurarse lo más que pudo, porque él le aclaro que quería recoger a su novio y no la esperaría mucho.

Vestía de un vestido color blanco crema que llegaba un poco más arriba de su rodilla pero era holgado y muy elegante. Un dije color dorado con el número “18” colgaba de su cuello junto al collar fino del mismo color. También se había maquillado, lo suficiente para esconder alguna que otra imperfección y sus pequeñas ojeras, tenía los labios pintados de rosa claro que resaltaban más sus delicados pómulos. Tomo por último sus zapatos de Louis Vuitton que su abuela le había reglado cuando viajo desde Francia, y su mochila del mismo diseñador.

—Por fin Cenicienta, ¿Crees que a Jamie le parecerá gracioso que su novio pase quince minutos después de lo acordado? —preguntó su hermano fastidioso cuando la vio llegar.
—Calla, novio ideal. Solo quiero mis besos de buenos días, dos tostadas y nos iremos —contestó antes de que Mike pudiera volver a soltar una palabra más.

Nuevamente corriendo hacia la cocina, reclamando un beso de buenos días de su madre y padre, tomando su pequeño bolso con algún aperitivo para ir desayunando dentro del auto por los diez minutos de viaje.

—Listo Prince, ya podemos irnos —Mélina burló a su hermano mientras caminaba detrás de él para subir al auto. Mike al escuchar su ridículo apodo paro para poner una mueca molesta sobre su rostro.
—Ha-ha, mira como me rió. Ya te dije que pares de repetirlo…
—Solo repito lo que Jamie dijo…
— ¡Que pares! —elevó la voz y soltó un gruñido.
—Okey, nene, solo bromeo —rió relajada esta vez, y subió al auto de su hermano. Regalo de su padre hace dos años atrás cuando terminó la preparatoria, y comenzó orgullosamente la universidad y fue allí cuando conoció a Jamie, y toda su historia de amor.

Luego de un viaje lleno de coros ridículos por parte de Mel, y risas ruidosas por parte de Mike llegaron a la morada del novio de su hermano, un joven de veinte años como él, de cabello negro y ojos verdes, y de estatura alta, aunque era tan delgado como Mike.

Después de varios minutos más donde Mélina siempre recibía el acalorado humor del novio de su hermano, con sus típicos chicos de knock knock, contando una nueva novela que ha visto por internet o alguna historia que haya leído en wattpad; le era raro compartir mismos gustos con Jamie, pero le daba ternura la relación que compartía con su hermano, eran realmente lindos cuando caminaban de la mano sin importarle lo que opinase la gente.

—Suerte princesa, roba corazones con ese hermoso vestido —chilló Jamie desde el auto, y luego coloco sus lentes negros, Mike tiro un beso por el aire y tomo nuevamente el mando del automóvil en camino hacia el trabajo.

Mel caminaba a través de los pasillos apestados de chicos adolescentes, porristas, jugadores de futbol que entrenaban a la primera hora y frikis adictos a sus calculadoras. Porque ella había visto más de uno jugar con ellas como si fuesen magia.

—Mel, Mel, Mel —la voz jadeante de Danielle la saco de sus perdidos pensamientos mientras observaba su casillero y tomaba su libro de inglés.
—Dan, para —dijo tomando a su amiga por los hombros mientras que ella solo se dedicaba a sacudir la hoja planilla con los nuevos integrantes del club de francés.
—Mel, hay cinco chicos nuevos y más en otros clubs, yo ya no podre con esto —exclamó exasperada tomando su cabello café oscuro entre sus manos y tomando y soltando aire a montones.
—Primero, Dan cálmate. Segundo, prometo ayudarte. Y tercero, la clase ya comienza, pero hablaremos apenas termine —Mel tomo nuevamente a su amiga por los hombros, y luego de que Danielle pudiera tranquilizarse, Mel se perdió por el pasillo en busca de su respectivo salón y ojear la lista con los nuevos integrantes.


Clases y más clases, y con suerte cinco minutos antes de terminar la clase de literatura leyó la lista que tanto la había fastidiado leer. Nuevos alumnos en la clase de francés, la señorita Melina Evans…

— ¿Por qué siempre se olvidan del tilde que lleva mi nombre? —se dijo un poco ofendida. Su nombre era francés y por obvia razón llevaba acento, a menos que fuese griego entonces no lo llevaría y por lo menos no se equivocarían.

Y retomando la lectura. Nuevos alumnos en la clase de francés, la señorita Melina Evans como jefa del club será quien haga las evaluaciones y evalué a cada integrante que quiera entrar al club. Los siguientes alumnos son:
-Amelia Cooper.
-Camille Lizbeth.
-Lysandro Miller.

— ¿Cómo qué Lysandro Miller? —otra vez sus pensamientos interrumpieron su lectura. Ella no era la chica que odiase a medio mundo y detestase a personas por pertenecer a una familia importante, que la gente solía opinar como materialista, no. Ella era buena y humilde, pero Lysandro destruía esas buenas palabras cuando ambos se cruzaban tan solo en las dos clases que compartían o en la cafetería. Por primera vez y última en su vida, no dejaría que ese chico arruine su club de francés y su reputación por dejarlo pertenecer a aquel.

El profesor había salido por unos minutos fuera de la clase, y como quedaban aun pocos minutos y ella y Lysandro estaban en la misma clase, se sintió valiente y se animó a tomar asuntos sobre la situación.

—Lysandro, sé que nunca hemos hablado pero en paz y te pido que elimines tu solicitud para entrar al club de francés —se atrevió a decir frente al pupitre del chico, cual estaba mal sentado y conversando con su amigo que estaba detrás de él.

Mel no pudo evitar ofenderse cuando Lysandro se rió en su cara, en su rostro mientras que se reía junto a su compañero. —En serio, sin ofenderte pero no quiero que arruines el bello club de francés que es para chicas, lindas que quieran aprender el idioma.

—Eres torpe y estúpida, vuelve a tu lugar —y esa fue la gota que derramo el pequeño vaso de porcelana donde Mel había estado acumulando el agua.
—Y tú un inmaduro que no sabe respetar culturas, te ordeno que elimines la solicitud y te inscribas a otro club, como el de estúpidos neandertales como los jugadores de fútbol —gritó llamando la atención de la clase, todos giraron encontrando su rostro coloreado por un color rojo claro y sus puños apretados a punto de romper sus uñas.


El timbre sonó y la clase fue saliendo poco a poco, no lloraría pero si gritaría tapando su boca con la almohada y luego desahogando su odio hacia Lysandro frente a su computadora y mirando recitales de Coldplay.

Caminando por las largas calles de su barrio, y admirando las nuevas tiendas de ropa femenina, que debería visitar y comprar. Llevaba su mochila colgando por su espalda, y sus auriculares conectados al celular dejando salir la melodía de Give Me Love de Ed Sheeran, susurrando con su aguda voz alguna que otra línea de la canción. Hasta que su delgado cuerpo fue empujado por una grandes manos logrando que cayera de rodillas al suelo, y obviamente raspando sus morenas piernas.

—Fíjate —chilló desde el suelo, tratando de que su vestido no mostrara más de lo que ella quería mostrar.
—Lo lamento… —y a esa voz la conocía perfectamente, y si no fuera porque sus uñas estarían por quebrarse (de lo tan débil que antes las había dejado) estaría ya con las manos echa dos puños.
—Justo tú lo lamentarías, vete —gritó, y miro sus rodillas levemente raspadas, de seguro más tarde sangrarían y ella lloraría.
—Juro que fue culpa de Walter yo no quise golpearte —se disculpó aun con una pequeña sonrisa Lysandro, y Mélina comenzaría a gritar.
—Aja, si, tu siempre bruto y arrogante, ya no te soporto con tu actitud irritante —gruñó, cuando ya estuvo parara frente a él. Su rostro se encontraba rojo, su vestido se había ensuciado, sus rodillas raspadas y estaba a punto de soltar una lágrima. Siempre era él.
—Escuchas de donde viene, Miss Universo 2014, la chica diez que cree comerse al mundo con sus finos modales y restregando en la cara de los demás su dinero, de seguro detrás de ese traje de chica rica hay una perra que quiere salir —Lysandro se cruzó de brazos y escupió tales palabras en su cara, como si le diese en el punto exacto.
—Guarda tus palabras conmigo estúpido inmaduro —se atrevió a decir Mel, mientras le hacía frente a la situación. Aunque por dentro se sentía pequeña.
—Oh, mira como me ofendo —él rió.
—Calla —gruñó.
—Oh la niña rica se siente ofendida…
—Deberías ser un poco más delicado —chilló.
—Oh si, como tu hermano el marica, no.

Y fue allí donde Melina realmente no supo de donde salió su fuerza y de una bofetada volteo el rostro de Lysandro —Respeta a mi hermano que no es tan mier... desgraciado como tú —le dijo con el ceño fruncido, y ya ni importándole lo tan dañada que estuviesen sus uñas.

Recogió todo su orgullo que creyó haberlo perdido y sonrió con una leve pizca de picardía y astucia, ella por fin había sido victoriosa de una batalla contra Lysandro Miller, su eterno enemigo desde que se había mudado de Francia.

oh margo llegaste a mi vida volando, oh margo: