The Punk Muffins Tour.

¿Cuánto tiempo llevaba Tyler haciendo los horarios del siguiente mes? O más bien, intuyendo que iba a pasar. Era cansado, si, pero no quería dejar que su mente lo llevara por rumbos distintos, no quería pensar en las cosas que estaban pasando. Anoto otra fecha y siguió escribiendo.
Reviso su celular por milésima vez y lo volvió a bloquear, una y otra vez. Era frustrante que Abby no le haya respondido el texto, sabía muy bien que le contestaba uno o dos días después, pero ya había pasado una semana entera y no había recibido noticias de su novia.
La puerta de su cuarto se abrió con un chirrido que odiaba en lo profundo, iban a durar poco en ese lugar pero ese sonido lo detestaba.

— Lo siento Tyler – escucho la voz de Alex pero ni hizo el mínimo atisbo de haberlo visto - ¿Dónde anda Noel?
— Debe de estar viendo algo del Soundcheck – respondió sin si quiera voltear.

No es que no le agrade Alex, pero apenas si lo conocía y eso para darle sus horarios y decirle donde debe de estar. Simple y sin ninguna relación más que ser el asistente de su manager.

— ¿Tengo que ir? – había cierto toque de pereza en la voz de Alex.
— Todos – se encogió de hombros como si no entendiera, a veces las cosas de un tour eran confusas.
— ¿Y sigo enseguida de…?
— Por lo que he escuchado, primero las bandas y al final los solistas, así que supongo que después de Greenless.

Espero a que Alex se fuera de la habitación, pero noto cierta duda en el chico, Tyler no le tomo importancia, tenía que seguir con lo suyo, después de todo no tenía nada que hacer después de eso.

— ¿Por qué no sales un rato? – no sabía si interpretarlo como una pregunta, sugerencia o incluso una orden, pero descarto la última.
— No tengo ánimos.
— Recuerda que al menos tienes que vivir la vida – Alex se encogió de hombros y giro sobre sus talones – no siempre debes de estar detrás de un cuaderno.

Sonrió de manera sincera y se fue cerrando la puerta detrás de él.
Tyler intento volver a concentrarse en las últimas fechas de agosto, pero ya no pudo escribir más, se encontró con ciertas dudas acerca del tour, pensando si estaba haciendo lo correcto y esperaba que si estuviera bien.

— Vivir la vida – repitió viendo su celular y el cuaderno cerrado.

Salto de la silla, tomo su celular y su chaqueta, salió de aquel cuarto, pensando más en lo que haría preocupándose más en aprovechar el día que en cualquier otra cosa, incluso dejando de preocuparse por el chirrido de la puerta que tanto lo irritaba.


La rubia estaba sentada en lo que parecía la quinta posición que había intentado, pensando que esta si era cómoda, pero desistió a los cinco minutos cuando el cuello le empezó a doler.
Cayó en cuenta de que en realidad, estaba aburrida. Era difícil estar entretenida en los días cuando no eran para estar con las demás personas del tour o cuando no tocaba concierto. Se había encariñado con dos chicos de seguridad y estos le permitían estar junto a ellos viendo el concierto detrás del escenario.
Ya había fingido ser familiar de algún artista y era divertido ver como se sorprendían por ver que era familiar de alguien de Mad Sounds o alguien de Greenless, esperaba que no se corriera el rumor de que ella estaba haciendo eso. Sonrió un poco al recordar los pocos momentos divertidos. ¿Cómo había llegado hasta ese lugar? Ni ella misma sabía con exactitud.
El tour estaba siendo bastante entretenido, cuando no eran ellos víctimas de las bromas, recordó la cosa verde que le cayó en el cabello el otro día y la recorrió un escalofrió al tener nuevamente la sensación de esa cosa en la piel.
Salió de la sala de estar en cuanto decidió buscar algo más entretenido, las bandas se estaban preparando para el Soundcheck por lo que los pasillos en su mayoría estaban vacios, solo los familiares y los groupies caminaban de un lado a otro, charlando entre ellos.

— Te digo que no – escucho una voz detrás de una puerta de servicio.
— Cállate o nos van a escuchar – sonó una advertencia e incluso una amenaza.

Coraline por un momento pensó que alguien se estaba intentando propasar con una muchacha de limpieza, eso le aterro. Abrió la puerta de poco a poco, no quería que supieran que estaba ahí y menos si estaban haciendo lo que estaba pensando.  

— ¿Punk Muffins? – pregunto un chico que estaba recargado en la pared.
— No, ya están ensayando – gruño una chica que caminaba de un lado a otro en un momento de tal vez desesperación o de una dura decisión.
— ¿Tu banda? – la sonrisa del chico se ensancho y eso hizo que la chica se detuviera a medio camino
— No le gastaré una broma a mi banda – sin duda era Derrie, Coraline había escuchado mucho de ella en los últimos días – Aún – se encogió de hombros y siguió.

Una risa ahogada salió de la boca de Cora antes de que la pudiera reprimir, estaban planeando algo nuevo y eso le llenaba de entusiasmo, quería ver qué pasaba al final de ello.
El castaño que estaba más próximo alcanzo a escuchar y volteo alarmado, esperando un grito o una amenaza de advertencia, pero en vez de eso se encontró con una cabellera rubia y se relajo de un momento a otro. Aunque luego se volvió a tensar.

— ¿Y tú eres…? – pregunto ignorando a una pelirroja que estaba planeando cosas en su mente.
— Alguien que pasaba por aquí y escucho sus planes – se encogió de hombros, pasó al pequeño cuarto y cerró la puerta a sus espaldas.

La cara de Derrie paso de un enojo, luego a un asombro-pensativo y finalmente a la malicia, todo eso en menos de unos minutos, Coraline temió de lo que pudieran hacerle.

— ¿Eres de alguna banda…?
— Coraline – ladeo la cabeza en un gesto de inocencia fingida – y no, no pertenezco a una banda.
— Vaya, vaya – la sonrisa de Derrie era maliciosa hasta el punto de asustar - ¿Te gustaría ayudarnos Coraline?

Cora trago saliva, pero aún así asintió con la cabeza.


Después de algunas preguntas, miradas extrañas y varias compras afuera, Coraline caminaba arrastrando las cosas por la calle, tuvo que regatear con un viejo que vendía más cara la pintura de lo que debería.
Derrie y ¿Lucas? Le había explicado que ellos no pueden salir hasta haber terminado la prueba, luego tenían que devolverse para prepararse para el concierto del día siguiente.  Derrie fue la que ideo más del noventa por ciento del plan, Coraline dudaba cada cosa pero se dejaba llevar, era mejor hacer lo que le estaban diciendo.
Los cinco baldes se arrastraban con un horrible sonido metálico uno apilado encima de uno, estaba demasiado cerca, si mucho a dos calles del lugar. Tomo fuerza de lo último que quedaba en su cuerpo y siguió el trayecto.
Una tienda de artículos diversos se cruzo con ella y por algún motivo, era el destino de buscar algo para rellenar la broma de Derrie, si eso iba a ser una locura por sí misma, ¿Porque no agregarle un incentivo más?


— ¿Seguras que esto no causara que se queden calvas o algo por el estilo? – Lucas veía con desconfianza como la mezcla de pintura se vaciaba lentamente en los globos, era demasiado espesa.
— Pues si no es eso, hará que se den una buena ducha – Derrie por otro lado que Lucas estaba divertida.

Claro que a Derrie le había gustado el incentivo, era algo extra y la pintura por si sola con su rara viscosidad iba a añadir el toque extra, era perfecta.
Quedaban diez minutos y las cosas estaban listas; subieron, las colocaron y antes de que entraran las siguientes, salieron de manera discreta por la parte de atrás, donde no había guardias de seguridad para devolverlos al hotel.
Todo estaba saliendo de acuerdo al plan y los tres se tenían que morder el labio para no soltar una risa que era obvio, no podían disimular.
Las cuatro se pusieron en posiciones y conectaron los instrumentos, se podía ver que ellas estaban entusiasmadas por el pequeño evento, si se le podía llamar así, pero los tres de la parte trasera esperaban a que empezara.
Greenless tuvo un ensayo pacifico por una hora entera, cuando estaban tocando la última canción, era la señal que se esperaba.
Derrie encendió los faros del escenario, a la vez que Lucas encendía la cámara, los tres vieron como los globos caían en cascada, el primero en caer fue justo a un lado de Sydra que interrumpió la canción con un chillido de sorpresa, pero cinco pequeñas bombas cayeron justo encima de ella antes de replicar algo.
Por otro lado Ryder trataba de esquivar los globos en un intento fallido, ya que colores como el amarillo, azul y morado cubrían parte de su cabello.
Svy trato de cubrirse, aunque todo fue fallido. Faro a faro los globos caían con más existo cada vez, hasta que las cuatro integrantes de la banda quedaron cubiertas de pintura. Todo se quedo en silencio un momento, las cuatro chicas pensando que había terminado.
Sydra se quito una cantidad enorme de pintura de su cara y sacudió su mano, pero estas quedaron manchadas de un color rosado muy chillón.

— ¿Quién diablos…? – pero Carter no había terminado de preguntar cuando una pequeña e insignificante llovizna comenzó a caer de nuevo.

Plumas y pedazos de brillantina cayeron, las cuatro intentando escapar de la lluvia de lo que sea que fuera, resbalaron con la pintura en el suelo y cada quien hizo su propio arcoíris por el suelo, quedando tiradas en el suelo. Soltando quejas y gritos de frustración.
Coraline fue la primera en salir del lugar y soltar la risa que se estaba guardando desde el momento en que el primer globo se estrello, con ello le siguió Derrie y finalmente Lucas que se había quedado grabando el final de su aventura.
Los tres rieron y chocaron las palmas en lo alto regodeándose de la ocurrencia que habían llevado a cabo.

— Tyler, creo que no voy a poder ensayar – la voz de Alex les llego por el pasillo.

Y sin poder evitarlo, una vez más, los tres se unieron en risas y carcajadas sonoras.


Cora fue la última en salir de ese lugar, tenía miedo de que la pescaran, no es que le importara mucho porque al final no iba a ser mucho daño a ella, pero podía perder el tour si se enteraban, eso sí que daba miedo.
Derrie y Lucas se fueron antes de que descubrieran que ellos faltaban, querían subir el video en cuanto antes, aunque eso dependiera de que supieran que ellos habían sido.
Coraline seguía aguantando la risa al recordar como las cuatro chicas bañadas en pintura se quejaban y recordar cómo alguien de seguridad intentando ayudar a Sydra había caído, llenándose la espalda de pintura verde lima. El suelo en definitiva quedo como un arcoíris mezclado y se retrasaron los ensayos una hora al tener que limpiar el suelo con mucho esfuerzo.

— Oyes has visto… - la voz de Tyler se perdió en cuanto vio a la rubia enfrente de él - ¿Qué no eras la hermana de alguien de seguridad?
— Si, solo que lo acompañe a este sitio – mintió por milésima vez desde que ha estado en ese lugar – me estaba regresando al hotel.
— Si quieres te acompaño – el rubio extendió un manojo de llaves enfrente de Caroline.
— ¿No estabas buscando a alguien? – pregunto de manera inocente, pero con una sonrisa burlona.
— Nada importante.

Antes de que algo pasara Coraline se giro sobre sus talones y Tyler la siguió por el estacionamiento. Lo último que vio de ese estacionamiento aquel día, fue como la banda Greenless salía echando humor por las orejas moteadas de colores. Coraline a pesar de que ese gesto la delataría, sonrió.
Después de todo ya había conocido a alguien en el tour.


Debía de admitirlo, estaba perdido.
No permitió que el pánico se adueñara de él hasta que no vio personas por donde se encontraba, era de morirse.
Owen Shivers nunca se perdía un concierto y menos a su banda favorita, aunque ese problema no fuera el más grave en el que se encontrara, podía terminar el concierto y todos irse de ese lugar; entonces él se quedaría en donde quiera que se encontrara y moriría de hambre un tiempo después.
Escucho el sonido de baquetas que era inconfundible, y de pronto hubo luz a lo largo de un pasillo oscuro donde se encontraba. Corrió por él hasta llegar a la parte frontal del escenario, no estaba arriba sino enfrente y eso lo lleno de entusiasmo y alegría.
Corrió como niño pequeño y se quedo enfrente del escenario, donde solo una valla lo separaba de la banda que estaba tocando enfrente de él. Su favorita.
En definitiva, eso tenía que presumírselos a sus nietos algún día, aquella noche Owen fue el chico rubio-castaño más feliz del planeta.


Alison leía una revista en una silla totalmente incomoda, agradecía al cielo y a lo más divino por el regalo de unos tapones de oído, gracias a ellos evitaba que el ruido del escenario y todo el griterío entrara en su sistema.
Ella y Carter eran los encargados de que no hubiera ningún tipo de incidente en el escenario, ningún fan alocado queriendo besar a alguien de la banda o incluso una broma en pleno concierto, algo que verdaderamente dudaba. O al menos por el momento.
Habían tenido que revisar los sistemas y los faros esa noche, nada debía estropear un concierto.
Alison cambio de página viendo a lo lejos, intercepto una cabellera semi rubia al pie del escenario, pero no hizo ningún movimiento, no mientras no se quisiera subir por sus cinco minutos de fama.
Veía como Marc le gritaba al micrófono con verdadera pasión por lo que hacía, sonrió como gato que ronronea y siguió en lo suyo.
Una mano que desconocía jalo la maravilla de su oído derecho y un griterío perforo sus oídos en cuestión de segundos. Gruño por su intrusión al silencio interno, pero al ver a Carter enseguida de ella, solo le arrebato su artefacto de la mano y con la revista le dio un golpe. Carter rió pero se sentó a su lado con un par de latas de refresco y le ofreció uno a Alison.

— Recuérdame porque soportamos esto – la sonrisa de Carter era cansada, de correr de un lado a otro para asegurar la seguridad de aquellas personas, era cansado y ella estaba a punto de dormirse en cualquier momento.
— Por la paga tan remunerada y por conocer el mundo – sugirió la castaña con una sonrisa de lado.
— Exacto – inclino su refresco y Alison choco el suyo en una especie de brindis.

Aunque sin duda aquellas no eran las razones por la que se encontraban en ese lugar, al menos las de Alison eran completamente diferentes, no sabía si las de Carter eran distintas.
Vieron como la gente volvía a gritar como si los estuvieran acuchillando tal cual película de terror.
Carter soltó una risa al ver a una fan sollozando, tratando de quitar las lágrimas de sus ojos para poder ver, Alison señalo a una chica que se estaba preparando para lanzar lo que parecía ropa interior al escenario. Era un juego entre ellos dos, encontrar al fan más alocado, y siempre quedaban en empates.
Fuera lo que fuera, aquella era una razón más en la lista.

— Sabes, no cambiaría nada de esto – hizo un gesto hacia el escenario, hacia las personas que ellos veían pero que ellas no los veían – por estar viendo la televisión.

Carter soltó una carcajada sonora que quedo apagada por el ruido de la guitarra y de la batería.

— Ni yo – grito en respuesta.

Por pelear una herencia, se dijo a sí misma, pero eso no lo compartió. Sonrió genuinamente y volvió a ver a las personas enfrente de ella, si las cosas fueran sencillas, aunque en realidad ¿Cuándo son sencillas verdaderamente?