Friendzone.

Capítulo 005

Lately, I've been, I've been losing sleep, Dreaming about the things that we could be.

Coraline Harrison

Mis golpes incesantes al suelo con mi pie me comenzaron a parecer un tanto molestos, como odiaba la impuntualidad de Owen, acaso no le costaba levantarse más temprano; y siempre se queja que tiene sueño el maldito perezoso.
Me recargue en uno de los casilleros, no había de otra que esperar a que el muchachito se dignara a aparecer. Se estaba perdiendo las primeras horas de clases y si llegaba tarde todos los días no iba a lograr pasar el año, lo reprobarían de puras inasistencias.

— ¿A quién esperas? – una voz conocida hablo en mi oído y sentí un escalofrió
— A Owen – sonreí volteando a ver a Connor, ese chico a veces me sacaba mi parte oscura

Connor Grey, era como una deidad para muchas chicas en este colegio, y vaya que las entiendo, muchas veces lo he comparado con cincuenta sombras de Grey, aparte porque lleva el apellido.
Connor como siempre iba acompañado de su mejor amiga que en realidad no recuerdo si su nombre es Isabel o Anabel, siempre tengo el pensamiento de que le caigo mal a esa chica.  

— ¿Owen? – pregunto levantando una ceja
— Owen es mí…

Los chillidos de la castaña hicieron que volteara a verla, estaba aplaudiendo por algo y una sonrisa se poso en su rostro, dirigí la mirada hacia donde ella estaba viendo y pude ver claramente a Owen Reynolds, mi mejor amigo.
Iba a correr para saludarlo, pero Isabel se adelanto y corrió como loca, casi tira al suelo al rubio cuando lo abrazo. Y sin saber porque Owen soltó una risa de alegría y correspondió el abrazo de la muchacha.
Una mala sensación se apodero de mi pecho en cuanto vi la escena, sentía como si algo estuviera hueco, entendía que era por Owen e Isabel, pero no iba a tener celos, ese rubio es mi mejor amigo y ese es el fin de la corta historia.

— Si, te dije que iba a cambiarme de colegio – comento Owen mientras caminaba al lado de la castaña con ella casi ahorcándolo del cuello, de nuevo la sensación me embargo el cuerpo
— Hola Owen – salude fríamente viendo asesinamente a la otra chica
— Hey Cora, lamento llegar tarde pero el camión es un problema, aún no me acostumbro
— Ya lo veo – conteste medio enfadada medio neutral y de inmediato Owen supo que estaba enfadada

La situación se quedo congelada y nadie hablo por varios segundos, me cruce de brazos y veía a mi amigo, él como siempre intento ver porque estaba enfadada, a veces nos enterábamos por los problemas del otro con tan solo vernos a los ojos, era una relación larga y duradera.
Connor un poco incomodo con la situación comenzó a silbar pero eso aumento la tensión del aire

— Connor él es Owen, Owen él es…
— Ya lo sé – sonrió de lado, ese pequeño gesto cuando se enorgullece de saber algo antes de que se lo digan
— ¿Lo conoces?
— ¿Me conoces? – hablo Connor con sorpresa y desconfianza
— Si, Anabel es una de mis mejores amigas, así que a veces hay menciones – se encogió de hombros como si todo fuera natural

En ese instante aprendí varias cosas: uno Owen tiene dos mejores amigas, dos al parecer nunca me lo menciono y tres esa chica se llama Anabel.

— Es mejor que vayamos a almorzar – sugirió Anabel con una mueca y se separo de Owen
— Puedo hablar contigo Owen – hable rápido y Connor se mostro ofendido por no querer pasar más tiempo con él
— Vamos – dio dos pasos atrás – te veo al rato Ana, un gusto Connor

Connor asintió y se dio la vuelta, Anabel lo siguió, así como yo lo hice con Owen. Salimos de la escuela y nos tiramos al pasto, como lo hacemos cuando llegamos a mi casa después de un largo día. Por una parte me hace feliz que Owen se haya cambiando a este colegio, porque será más fácil hablar con él, no conformarme con solo verlo los fines de semana.

— Y bien, ¿Por qué te enojaste haya adentro? – acomodo sus brazos y recostó su cabeza en ellos
— Por nada – Owen gruño en respuesta – Esta bien, está bien – levante los brazos aunque él no podía verme porque seguía con sus ojos cerrados – Anabel me quito la oportunidad de saludarte primero – abrió un ojo y soltó una carcajada
— ¿Me lo estás diciendo en serio?
— Muy en serio – me cruce de brazos tratando de defenderme
— Cora, tenemos más de la mitad de las clases juntos, y solo tengo dos con Ana, puedes saludarme todos los días

Sonreí más conforme con su propuesta y en cierto punto tenía razón

— Te invito a mi casa esta tarde
— Sabes que tu casa es como mi segundo hogar, casi creo que tu madre esta sospechando que no tengo casa
— Si no fuera porque llevas ropa decente a mi casa puede pensar en adoptarte

Seguimos hablando por largo rato y tendido, me contaba lo idiotas que eran los chicos en su colegio y después lo zorras que eran las chicas. Técnicamente me contaba como lo forzaban a besarlas, yo en cambio solo me reía de las cosas y aventuras de mi amigo.
El timbre se escucho a lo lejos y con gruñidos de desacuerdo nos tuvimos que levantar.

— ¿Si vienes a casa? – pregunte por segunda vez
— Claro ¿Por qué no? – se encogió de hombros
— Eres el mejor amigo que una chica puede tener – salte emocionada y lo abrace en medio del pasillo

Algunos protestaron por el obstáculo y otros veían curiosos la escena. Pude vislumbrar a un chico castaño viéndome fijamente.

— Te veo en la siguiente hora – le di un beso en la mejilla y me desaparecí de su vista, eso antes de que el castaño se fuera de la mía.


Camine por los pasillos y entre al salón que según yo me correspondía, pensaba que Coraline me iba a dar una especie de tour, pero al parecer no tenemos conexión cuando aparece un muchacho en su vista.
Al entrar me encontré con Anabel y en cierto punto la tensión se desvaneció que al menos tuviera un amigo en esa clase. Ana al voltear a verme sonrió en grande y le correspondí un poco más tímido de lo normal.
Connor estaba sentando a la derecha de Ana, me miraba un poco resentido e incluso algo cauteloso, me entro pánico por un momento.
Tome asiento atrás de Ana y ella se volteo para poder conversar, iniciamos con una charla sin sentido de los maestros, que de hecho el nuestro se estaba tardando en llegar.

— Bien, Owen, dime ¿Qué día es en seis días? – sonrió entusiasmada mientras volteaba a ver a Connor de reojo
— Tu cumpleaños
— Correcto y como buen amigo que eres estas invitado a la fiesta – lo dijo de manera rápida antes de captar la rodada de ojos de su amigo
— Sería un honor – sonreí de manera que calmara un poco los nervios - ¿Cuándo es?
— Esta noche

Me atragante con un agua inexistente y comencé a toser como loco, por un momento recapitulé lo que estaba pasando e intentaba recomponerme de la propuesta de una fiesta de manera tan rápida.

— Esta tarde – hable lento carraspeando la garganta
— Como lo dije – sonrió – Connor preparo la fiesta porque ese día sus padres no están en casa y quiere celebrar

O quiere una fiesta con amigos, retuve mi lengua un momento antes de decir algo hiriente, eso en parte me agradaba de mi personalidad, guardarme las cosas aunque no fuera algo saludable.

— Tratare de llegar

Ana trato de decir algo, pero en ese momento llego el maestro y comenzó a decir el discurso, por suerte no menciono mi evidente traslado.
Recordé el compromiso que tenía con Cora y me hundí en mi asiento, tenía que hacer algo por querer complacer a mis dos amigas, ese era el problema real. Teniendo en cuenta que Cora apenas quería tratar con Ana y querer llevarla a una fiesta de cumpleaños de ella, me sonó una pésima idea.

— Te sientes bien – alguien susurro a mi lado

Gire lentamente la cabeza, ignorando por completo las palabras del maestro, me había escuchado discursos parecidos en mi antiguo colegio y no estaba dispuesto a escucharlo de nuevo.

— Si, no te preocupes – Stanley me miraba con los ojos entre cerrados y me da miedo la interrogante detrás de sus ojos
— ¿Iras al entrenamiento? – cambio de manera brusca la conversación
— Si, de hecho en la mañana te había dicho – respondí cauteloso esperando un rostro herido
— Lo sé, pero ese viejo lleva hablando más de quince minutos acerca de la importancia de que tomemos atención – volteo a ver al profesor y volteo de nuevo – además me pareció buen momento de hablar con alguien – se encogió de hombros y giro su cuerpo
— En mi antiguo instituto hacían eso para perder tiempo de clase
— Por lo visto, comparten algo en común – reímos por lo bajo y captamos la atención de algunos alumnos - ¿De dónde vienes?
— Del colegio que está saliendo de la ciudad, la verdad tiene un nombre de trabalenguas – la risa de Stanley suena sofocada, pero atrae un poco la atención del maestro, aunque al final nos ignora
— ¿Por qué te cambiaste?
— El camino era más largo, además de que estaba un poco caro, me inscribí aquí porque tienen sistema de becas deportivas, soy un desastre en lo académico – bufe por lo bajo y esta vez yo gire mi cuerpo
— Así que solo quieres entrar al equipo por eso
— ¿Es una afirmación o una pregunta?
— Afirmación – asintió con la cabeza, sonrisa en boca y ojos entrecerrados
— Pues, de hecho no, me ayudará en la beca, pero me gusta el futbol, jugaba antes
— Ahora me caes mejor

La alarma de salida se escucho por los pasillos y todos recogieron sus cosas. Quería hablar con Ana sobre la fiesta de esta noche, pero antes de cualquier cosa, Ana tomo sus cosas y se fue hablando con Connor.
Stanley se acerco a sus amigos y comenzaron a hablar, solo que no quería intervenir, tome las pocas cosas que tenía y comencé a caminar a la salida.

— Recuerda el entrenamiento – escuche el grito de Stanley cuando salía del salón
— ¡Anotado! – grite en el pasillo, aunque dudaba que me haya escuchado

Gire algunos pasillos esperando ver a Coraline, pero en ningún lugar lograba encontrarla, comencé a caminar cabizbajo y seguí mi camino, tenía clase en algún lugar, pero no recordaba el salón.
Sentí como chocaba con alguien en el pasillo y me estrellaba de espaldas al suelo. Tarde unos minutos en recuperar el aire y me restablecí un poco.
Me levante lentamente y ayude a la muchacha con la que había chocado. Su rostro, sus rasgos eran parecidos, tan parecidos que algo se congelo en mi cabeza, era casi la misma imagen.

— ¿Todo bien? – pregunto viéndome con los ojos confundidos
— Si, si, perdón estaba distraído – logre articular algunas palabras
— No te preocupes – sonrió de manera tímida – Gissel Johnson, aunque la mayoría me dicen Scarlett

La mención del apellido me trajo estragos amargos, veía de pronto una imagen distinta, veía algo que no deseaba. Comencé a caminar sin decir media palabra, dejándola con la mano en el aire.

— Oye – escuche un grito a mis espaldas y doble en el siguiente pasillo - ¡Owen! – era Coraline, pero esta vez, deseaba estar solo

Me eche a correr en cuanto escuche sus pasos más rápidos, después tendría tiempo de hablar con ella.


La sombra del árbol se estaba extinguiendo y con ella la última hora de clases, si sigo de esta manera reprobare, pero en este momento me importaba poco.
Tenía que asistir al entrenamiento en cuanto se acabará la clase.

— ¡Idiota! – escuche como alguien gritaba, ese alguien, Coraline Harrison
— Cora, no estoy del mejor humor
— Te estuve buscando por todo el maldito colegio y estuve a punto de preguntarle a unos chicos que salieron del baño si estabas ahí

Sentí como se dejo caer a un lado y se recostaba en el árbol.

— ¿Me dirás porque corriste como loco? – esta vez, sentí la preocupación de ella, deseaba más cosas que simple preocupación pero no era el momento ni el lugar
— En este momento, no

Nos quedamos callados un momento, nadie hablo para no incomodar a alguien, estos eran silencios típicos en nuestra historia como amigos.

— ¿Iras a la fiesta de Anabel? – me pregunto de golpe, no era tan hábil cambiando de tema
— Si, supongo que sí – respondí cauteloso, esperando que se sintiera ofendida por nuestros planes anteriores
— El estúpido de Connor no me ha invitado – solté una risa con la cual ella respondió dándome un codazo
— Siento que tu querido amigo no lo haga – seguía riendo
— Pero – me volteo a ver – tengo un hermoso amigo rubio que es tan pero tan buena persona que él lo hará – batió en exceso las pestañas, me causo cierta inquietud, aunque sus palabras se quedaron grabadas a fuego en mi mente.
— Estas invitada, hermosa amiga Coraline

Ella aplaudió encantada, no sabía que mis palabras eran en serio, serían más directas si quitara la palabra amiga de en medio, pero sería muy estúpido decirlo, por el momento me conformaba.


— Nombre – exigió el entrenador cuanto termino el entrenamiento
— Owen Reynolds – respondí un poco jadeante

No pensé que el entrenamiento fuera agotador, debí de decirle a Stanley que me advirtiera de eso, algunos estaban jadeantes, pero en mi caso, solo sentía la adrenalina dentro, Stanley se veía más compuesto, supongo que por eso y las jugadas realizadas era el capitán del equipo.

— Bien hecho muchacho – el señor ya mayor palmeo mi espalda y me dejo en medio del campo
— Maldito desgraciado – llego Stan a abrazarme por el cuello, casi nos caemos al pasto – entraste a los titulares
— ¿En serio?
— Era la lista titular, supongo que sacaran a un medio, delantero nunca – sonrió como si nada y comenzamos a caminar a las duchas para poder irnos a casa
— Genial – la culpa me recorrió el cuerpo al ver a los chicos que estaban en la banca, me recrimine mentalmente

Stanley se separo de mi cuando llegamos a las duchas, me bañe de manera rápida y sencilla, tenía miedo de que estos chicos hicieran algo parecido a una novatada.
Salí del lugar y camine derecho a la salida, mande un sencillo mensaje a mi madre para que supiera que iría a la casa de Coraline, notificando a parte de mi plan de ir a la fiesta de Ana.


La casa de Coraline se me hacía totalmente conocida, era como si me supiera la forma, los lugares y todo de memoria. La madre de Cora – Jenna – me abrió la puerta con una sonrisa y me abrazo a forma de amistad entre el mejor amigo de su hija y la madre de ella.

— Coraline está arriba en su habitación – informo mientras caminaba hacia la cocina -, en un momento tengo las galletas, para que más tarde vengan a comer
— Gracias – me sentía en mi segunda casa sin dudarlo

Subí las escaleras adornadas con miles de fotos, entre ellas algunas de nosotros, o más bien, la mayoría.
Llegué a la puerta y toque dos veces con los nudillos.

— Owen, ¿Cuántas veces te digo que puedes pasar sin tocar? – grito del otro lado de la puerta
— Y cuantas te he dicho que fácilmente puedes estar cambiándote, ¿No crees que sería incomodo? – respondí entrando a la puerta
— Oh vamos, no seas tímido – Coraline rodo los ojos mientras cerraba su computadora
— ¿Tienes algo mío por aquí? Me queda lejos mi casa – me deje caer en la cama que parecía como una nube, blanda y sencilla, nada que ver con la mía
— Debo de tener algo en el cajón mágico – se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia su armario – Tengo algo del baile de la semana pasada, y de la boda de mi tía – alzo dos pares de prendas a lo alto
— Dame el baile
— Listo en dos horas que se está haciendo tarde – me lanzo las prendas a la cara y señalo al pasillo.


La camisa encogió un poco desde que fue el baile, pero al menos era algo. Coraline salió con uno de sus vestidos que a mí en lo personal me encantaban, color rosado salmón y con su cabello rubio rizado, era algo que nadie se pierde.
Subimos los escalones que llevaban a la casa de Connor, había cientos de carros estacionados, y en cierto punto me causo nerviosismo de ver tanta gente reunida en un lugar.

— Créeme que Connor hace fiestas sencillas – me aseguro con una sonrisa mientras tocaba la puerta con los nudillos

Connor Grey apareció por la puerta y tomo a Cora de la muñeca, jalándola hacia adentro, dedicándome una mirada de superioridad. Apreté los puños y me adentre a la casa, en el colegio no conocía a nadie que no fuera Ana, Cora y Stanley, al parecer estaba solo por el momento.
La música comenzó a subir de volumen y casi se me quebraban los oídos; miles de personas ya estaban ebrias y otras bebían sin control de algunas botellas o de los tradicionales vasos rojos.
Me senté en el sillón de la estancia y me hundí en el asiento, esta noche era un desastre, no se a donde se llevaron a Cora, Anabel no sé donde se encuentra y no conozco a ningún ebrio que se acerca.

— Bonita fiesta – se quejo una chica dejándose caer a mi costado
— Ni me lo digas – rodé los ojos con frustración por todo
— América Sangster – sonrió de lado mientras me veía directo a los ojos
— Owen Reynolds – asintió mientras se volteaba a ver a los presentes, buscando a alguien con la mirada

Aproveche para dar una mirada y ver a Cora con Connor, sentados más cerca de lo que yo quería, me ardió la cara y me voltee en cuanto Coraline me intercepto la mirada.
Cerré los ojos con fuerza e intente estabilizarme, no podía ser de menos ver a Coraline con alguien pero el presenciarlo me hervía la sangre, lo odiaba con todo mi ser y yo no podía hacer nada para evitarlo.
Gire mi cabeza para ver a América con decepción en la mirada al ver a un castaño con una pelirroja, volteo a ver al frente y levanto la cabeza con la misma mirada que yo.

— A veces me imagino porque los mejores amigos son tan…difíciles – agrego la chica con una sonrisa de disgusto más que otra cosa
— Te comprendo tanto – me encogí de hombros

América tomo un botella chica de la mesa de al lado y le dio un gran trago; odiaba demasiado a las personas que toman, pero no podía reprocharle nada, acabo de conocerla y no se ve mala persona, solo es alguien que sufre internamente y la comprendo.

— Toma – ofreció alargando el brazo, mostrándome la botella
— No, yo no bebo – negué con la cabeza mientras rechazaba
— Sabes, a veces ayuda, no soy idiota, te vi mirar a la rubia del fondo – sonrió a modo de disculpa por su referencia pero no me dio problema

Voltee a ver de reojo a Coraline y pude apreciar como ella mostraba evidente preocupación al ver la escena, supe en ese momento que nada de lo que haga le importa, cada paso que doy, ella me retrasa cinco y a veces es frustrante.
Gire la cabeza bruscamente y en contra de mis instintos tome la botella y le di un largo trago, del que al parece no me arrepentiré en mi vida.

Spoiler: