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the fault in our stars.
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Re: the fault in our stars.
Arrullo de Estrellas.
Capítulo 29.
Narra Michael:
Las nubes danzaban alrededor del avión dejando a la vista uno de los atardeceres más hermosos que seguramente tendré en mi vida, aunque en realidad he de confesar algo. La muerte no me asusta, sé que llegara un día en que TODO lo que conocemos no existirá de la misma forma como la conocemos, pero hasta que ese día llegue yo seguiré amando a Ashton de la misma forma en que se puede amar a una persona, Intensamente & sin remordimiento de las decisiones que tomemos… el amor solo es amor y ya.
-¿en qué piensas Mike?- susurro Ashton mientras dibujaba pequeños círculos en mi pecho, aunque tuviéramos ropa podía sentir como sus dedos tocaba mi piel como lo hacía cada noche desde que me había conocido…
-Eres mi amor eterno Ashton Irwin- susurre mientras reclinaba mi cabeza en su pecho observando las estrellas que comenzaban a aparecer, tintineaban igual que diamantina cayendo, como si cada vez que vieran una pareja feliz se pusieran así… pero hubo una que me llamo la atención… era pequeña pero brillaba con gran intensidad como si tratara que la descubrieran las personas indicadas.
-Tu eres mi ángel de la guarda…- susurro mientras me besaba, abrazándome por el pecho, no era un beso con segundas intenciones, simplemente nos amábamos y lo decíamos así.
-Aunque las noches cambien igual que el día estoy feliz de que este no sea nuestro caso, sé que me amas de la misma forma que lo demostraste la primera vez que me viste Michael… no puedo decir lo agradecido que estoy por esta Historia de amor que me has regalado… quiero que cada vez que veas una estrella recuerdes que es cada vez que me has hecho feliz, me has regalado tu corazón y tu alegría… daría lo que fuera por quitarte el Asma- sus ojos brillaban como si llorara pequeños cristales, cristales de impotencia, impotencia de no poderme ayudar o sanar mi cuerpo.
-No quiero que no tengas miedo Ash, sé que llegara un día en no estará Zergio, Yo e incluso Sebastian, pero quiero que seas igual de fuerte que lo hemos sido… mírame- me gire y lo tome de sus ya humedecidas mejillas… podía ver como tenía pequeñas convulsiones, pero de esas en las que te caes al piso y te sale baba o espuma de la boca, sino de las ocasiones en las que sabes que no puedes salvar a esa persona o no puedes ayudarla pero darías incluso tu vida por verla cinco minutos más.
-Te seguiré amando aun después de que muera… ¿sabes por qué?, porque el amor es infinito, es algo con lo que se vive & se muere… siempre te amare aunque mis últimas palabras sean… ¡Hijo de puta, Muévete!... No tengas miedo… seguiré a tu lado como un ángel de la Guarda- lo bese tomando sus manos y recostándome lentamente en su regazo.
-Cuéntame la historia que me diste-
-La del sobre, en el círculo de apoyo- asentí.
“Esa misma noche ambos chicos regresaron caminando al hotel. Se la habían pasado gastándose bromas el uno hacia el otro, se tomaban fotos en los parques aledaños al estadio o debajo de los pequeños balcones en donde el viento mecía las cortinas de las ventanas.
-¿Cómo qué hora es?- pregunto el pelinegro, el cual estaba recargado en la espalda del Horan. Podía oler el delicioso olor a frutas de su gran melena rubia o pegar su oído al pecho de Niall para poderse dormir con el sonido del latir de su corazón.
-Son las doce de la noche- la quietud en su voz lo hacía sonreír. Zerch se quedó dormido con el palpitar del corazón de Niall o quizá por la respiración rasposa que él le proporcionaba cada vez que subía un puente, algún peldaño o de su mismo caminar. No tardaron tanto en llegar al hotel.
En la recepción solo estaba el botones con un impermeable transparente. –No puede entrar mojado- le indico aquel hombre que vigilaba la puerta.- Hombre, vamos, no se vuelve a repetir- le miró fijamente al señor de traje, este se hizo a un lado y los dejos pasar. Se iba a acercar al elevador, pero opto por ir por las escaleras.
-Agárrate fuerte amor- parecía que este lo escuchara aun dormido porque este se aferró más a su pecho enredando sus piernas a su cintura tan fuerte como puso.-Agarrado de ti, ¿Qué me podría pasar?- susurro antes de volverse a dormir en la espalda de Niall, este solo sonrió y empezó a subir los escalones. Fueron más de 312 escalones los que había subido, pero para el apenas habían sido unas cuantas nubes.
Al llegar al pasillo paso a Zerch a sus brazos, lo cargaba como si todo el camino se hubiera acurrucado entre sus brazos y su pecho y no de su espalda, la forma en la que lo cargaba era de una forma tan protectora, pero amorosa a la vez. Una vez frente a su puerta saco la tarjeta de acceso del bolsillo de la camisa de Zerch y con mucho ciudado la abrió.
-Llegamos- susurro antes de dar grandes pasos, pero elegantes a la cama para depositarlo ahí. Se alejó un poco del pelinegro para poderlo contemplar dormido, se veía intensamente enternecido el rubio al verlo así, con los ojos cerrados, su cabello azabache y oscuro pegando por el agua, sus labios rojos y entreabiertos dejando escapar un tranquilo silbido.
-Eres un ángel caído del cielo- rompió el abrazo para poder ir al balcón a deshacerse de la cajetilla de cigarros que había comprado a escondidas de los chicos la noche del funeral de ___, era extraño para él saber que nunca encendió uno, porque creía que lo estaba vigilando. -¿A dónde vas Nialler?- una fría mano lo detuvo evitando que se fuera.- a ningún lado Zerch- el pelinegro metió la mano en los bolsillos de la cazadora y saco la cajetilla.
-¿Quieres hacerlo Juntos?-
-¿Juntos?
-Juntos- se irguió Zerch y tomo un cigarrillo igual que Niall. Buscaron un cenicero, lo colocaron en medio de la cama de ambos. Niall sacó de su bolsillo un encendedor, se acercó al pelinegro y tiro el suyo.
-¿Pero…?- lo silencio con su dedo en sus labios.
-Si nos cachan por fumar… quiero que sea del mismo cigarrillo, ¿Okay?- asintió. Zerch se acercó el cigarrillo a sus labios, Niall lo encendió y ahí fue la primera calada… y escupió todo el humo.
-Su puta madre- se inclinó un poco mientras tosía y sacaba el humo. –Tranquilo, Inhala, exhala- Niall palmeaba su espalda en lo que se recuperaba.
-¿mejor?- asintió.
-Mira, según Zayn, se inhala- puso el cigarrillo entre sus labios e inhalo, espero unos cuantos segundos y expulso por la nariz el humo –se cuenta siete y exhalas, hazlo tú- le estiro el cigarrillo al pelinegro, por su parte el tomo el cigarrillo, lo puso en sus labios e imito la acción del rubio.
-¡Bien!-
Continuaron con fumando hasta que el cigarrillo se quedara a dos caladas de acabarse, lo pusieron en el cenicero hasta que solamente salía humo, se quedaron un rato sobre la cama de pies cruzados platicando y robándose uno que otro beso hasta que Niall perdió el equilibrio y cayó sobre Zerch. –Eres hermoso- dijeron al mismo tiempo, el primero en acortar la distancia fue Zerch quien lo tomo de la nuca y lo atrajo hacía el para besarlo con más intensidad.”
-Te quedo precioso Ash-
-Quedo igual que tú- baje mi rostro intentando de alguna forma no parecer un adolecente enamorado, pero a quién diablos le importa, claro que soy un adolecente enamorado; lo tome de las mejillas & lo comencé a besar intensamente.
Narra Zerch:
Empecé a escuchar la sinfonía del amor en los asientos de alado, claro que sabía que se estaban besando como si no hubiera un mañana, pero esa lección la he aprendido ya hace un tiempo atrás, cuando apenas conocía a Sebastian… aun recuerdo cuando me propuso ser parte de mi vida… sonara cursi y lo que quieran, pero es un recuerdo que trae consigo un hermoso sentimiento… es como cuando los primeros rayos del sol de Primavera bañan a Mullingar.
-¿Piensas en una vida mejor?- susurro acariciando mi mano y recostando su cabeza en mi hombro.
-Cómo puedo pensar en algo mejor, cuando lo tengo frente a mí, Sebastian, mi amor, eres lo mejor que me pudo pasar en la vida, claro que después de Michael, Si muriese hoy o mañana… en tus ojos sería el lugar más indicado en donde desearía que mi alma se quedara- alce mi vista observando como la luz del atardecer nos envolvía, de pronto todo el avión crujió ensordeciéndonos y todo se volvió oscuro…
Mike Gallagherry
Re: the fault in our stars.
mike, ¿cómo lo dejas allí? me encantó tanto, sigo pensando que tan tiernos son mashton, ashton llora y michael lo consolaba, fue tan tierno, y cuando le contó la historia de niall y zerch, oh dios, me encantó tanto, fumaban en un hotel, juntos, abrazados, ow. mi parte favorita está en todo el capítulo, no sabría elegir entre la historia de michael, las lindas palabras entre mashton sobre la muerte mientras en las últimas ashton lloraba, o cuando al final, zerch le dijo a sebastián que era su hogar, para luego la oscuridad siguiendo al crujido... quiero leer ese epílogo >:c bueno, voy en mi último ;-; comienzo a escribirlo ya, espero publicarlo hoy, mañana inicio el instituto, y no quiero escribir a prisa el epílogo, pero bueh, seguro hoy publico, o mañana, idk. mike, de nuevo, en serio escribes de maravilla. me encanta, amo como escribes, es tan dulce pero con ese toque de cruda realidad al mismo tiempo, impresionante, cuando publiques tu libro, me dices; que lo leeré millones de veces. y eso, ya estamos en lo último, acabemos con honor. hasta luego mike c:
p.d: pásame el link de tu historia mashton de nuevo, lo perdí >:c y no la encuentro. ¿me lo pasas? bueh, chauuu.
Invitado
Invitado
Re: the fault in our stars.
niall. escribió:mike, ¿cómo lo dejas allí? me encantó tanto, sigo pensando que tan tiernos son mashton, ashton llora y michael lo consolaba, fue tan tierno, y cuando le contó la historia de niall y zerch, oh dios, me encantó tanto, fumaban en un hotel, juntos, abrazados, ow. mi parte favorita está en todo el capítulo, no sabría elegir entre la historia de michael, las lindas palabras entre mashton sobre la muerte mientras en las últimas ashton lloraba, o cuando al final, zerch le dijo a sebastián que era su hogar, para luego la oscuridad siguiendo al crujido... quiero leer ese epílogo >:c bueno, voy en mi último ;-; comienzo a escribirlo ya, espero publicarlo hoy, mañana inicio el instituto, y no quiero escribir a prisa el epílogo, pero bueh, seguro hoy publico, o mañana, idk. mike, de nuevo, en serio escribes de maravilla. me encanta, amo como escribes, es tan dulce pero con ese toque de cruda realidad al mismo tiempo, impresionante, cuando publiques tu libro, me dices; que lo leeré millones de veces. y eso, ya estamos en lo último, acabemos con honor. hasta luego mike c:p.d: pásame el link de tu historia mashton de nuevo, lo perdí >:c y no la encuentro. ¿me lo pasas? bueh, chauuu.
Sabes?, me motiva a escribir esos comentarios. No sabes cuanto
agradesco cada uno de tus comentarios que has hecho alredeor de
todo este proyecto de adaptacion novelistica. Aunque te puedo adelantar
que el epilogo será el inicio de un de mis proyectos.
"Todas las células surgen de células"
No te preocupes, disfruta el último suspiro de esta novela.
Yo seguiré escribiendo, nos leemos pronto
Cuidate :D
Esta en mi firma el Link, pero te la dejo aquí.
Mike Gallagherry
Re: the fault in our stars.
mike ;-; ooow, ¿te motivan? lloro ;-; de nada; ha sido un honor leer tus trabajos elaborados y hermosos <3 amaré leer tu epílogo; entonces. claro que debemos disfrutar, tienes toooda la razón. perdón por no subir el epílogo aún; pero sinceramente el curso está matándome un poco, es muy complicado continuar mientras me adapto a las clases, mi horario es extenso y etc, etc, ya no te aburro. uh, quiero leer ese epílogo c: me pongo a trabajar en los últimos detalles del mío, y en el fin de semana estará subido. hay que disfrutar lo último. chau mike, hasta el fin de semana.
p.d: ¡graaaacias por el link! me paso en un raato jeje
Invitado
Invitado
Re: the fault in our stars.
Epílogo.
Frente al espejo, me terminé de arreglar la corbata azul de mi traje negro. Hoy era el día de funeral de Ariane, mi novia. Había llorado todo lo que puede durante la última semana, pero entendí que eso justamente era lo que mi chica no quería que pasara… Que sufriera. Ni su madre, ni sus tíos, ni sus abuelos, ni sus amigos, ni nadie. Ni siquiera yo.
—Cuando lo deseo, soy increíblemente guapo —escoté a mi reflejo.
Atrapé mi labio inferior con mis dientes, para detener lo mucho que temblaba, porque estaba a punto de volver a llorar. Pero yo me prometí que sería fuerte por ella. Levanté rápidamente mi brazo, y lo pasé bruscamente por mi rostro, quitando cualquier rastro de lágrimas que pudo intentar aparecer. Suspiré, y luego de unos minutos esforzándome por sacarla, una sonrisa falsa apareció en mi rostro. A los segundos, la quité. No tenía que ser falso. Pensé en todos aquellos momentos felices que pasamos alguna vez, y eso me permitió esbozar una sonrisa melancólica en mi expresión facial. No era de felicidad, pero algo, era algo. Luego de unos momentos, caminé hasta la salida de mi habitación… Pero regresé. En esa cama había pasado el mejor momento de mi vida. Ambos nos habíamos entregado con sentimiento el uno al otro. Aún tengo tan presentes esas últimas palabras que nos ofrecimos, cuando le dije lo que planeaba decir el momento en el que me tocase hablar mi discurso fúnebre para mi pequeña Claire.
—Oh, esa maldito discurso… —intenté sonreír, pero creo que terminé haciendo una extraña y peculiar mueca.
También recuerdo cuando me gritó aquellas palabras en el hospital… Y por pensar en los últimos momentos, unas lágrimas escurrieron de mi rostro. Comenzaron a competir por llegar a mi barbilla y otras, por humedecer mi traje. Lentamente, me acerco a la pared, y apoyo mi espalda contra ella, luego, me voy deslizando lentamente hasta acabar en el suelo, con mis piernas dobladas, las que rodeo con mis brazos y las que sostienen mi rostro humedecido y apagado. Jamás pensé que sentiría un dolor similar, esto me duele tanto… Una punzada aparece de pronto en mi pecho, la que me hace acordar del funeral de mi chica.
—¿Cómo lo olvidé por un momento, eh? —me reproché algo divertido a mí mismo.
Me pongo en pie, aún con gotitas saladas en mi rostro, y me dirijo a la salida de mi departamento, no sin antes coger las llaves de mi auto. Cierro con llave la puerta, y bajo las escaleras hasta el estacionamiento. Al llegar hasta mi auto, quité el seguro, abrí la puerta, y me subí en él. Conduje hasta aquel pequeño parque de funerales irlandés, y me estacioné lo más rápido posible. Caminé hasta que encontré la distintiva cabellera teñida de negro de mi suegra Camille, y corrí hasta ella, quien al notar mi presencia, me abrazó con fuerza. Correspondí a su gesto. Hacía una semana, ambos habíamos perdido a la persona que más amábamos, a la persona más espectacular del mundo; y me reservo el derecho de decir que jamás habrá una como ella. Jamás, ni siquiera en un millón de años. Tomé asiento al lado de ella. Traía un vestido negro, que le llegaba un poco más allá de su rodilla, y era de mangas largas. Entre sus manos, sostenía un pañuelo, con el que cada cierto tiempo limpiaba las lágrimas que descendían por su rostro casi tan hermoso con el de su hija… Pero, ¿cómo no? Si es de allí de donde ha sacado toda esa belleza. Sin notarlo, se había llenado de personas el lugar. Llegó el ataúd que contenía el cuerpo de ella. No pude evitar gemir de dolor al ver como ponían con delicadeza el ataúd sobre aquel lugar. Muchos llegaron a colocar flores y finalmente, Camille llevó un marco que contenía una fotografía de Ariane, y lo colocó a un lado, donde todo el mundo podía visualizar la belleza que había solo en el marco, en sus ojos miel, en sus cabellos rubios y castaños cortos, en sus labios finos y pequeños, en su nariz recta… En unas cuantas pecas en su rostro… Y principalmente; en aquella preciosa y singular sonrisa que siempre me ofrecía. Pasaron unos cuantos a ofrecer palabras para ella, pero realmente eran cosas tan superficiales y poco inspiradoras, como: “Lamento su pérdida, ella siempre fue una chica grandiosa, a pesar de los pocos momentos juntos”, “Nunca pensé que ella se fuese tan pronto”, “Camille, lamento que tengas que llevar esta pérdida”. ¿Qué acaso sólo sabían decir cosas relacionadas a la muerte? ¿No podían hablar de cuando estaba viva aún? Mi atención se centró en una pequeña chica, similar a Claire, que no tendría más de doce años, se puso en pie, y caminó hasta el centro a decir algunas palabras.
—Mi prima Ariane siempre fue la mejor chica del mundo. Aunque ya no esté aquí, todos mantengamos su sonrisa bonita en nuestra mente. Tía Camille, cuando necesites un abrazo, una sonrisa, o simplemente compañía… Estaré para ti, siempre. Al igual que Ariane siempre estuvo para nosotros siempre —finalizó, mientras unas tiernas lágrimas bajaban por su rostro, lo que no hizo más que enternecerme, y hacer que yo comenzara a sollozar.
—Gracias, Claire —sonrió débilmente. Y eso fue como un golpe en la entrepierna. ¿También se llamaba Claire? No puede ser.
—¿Alguien más quiere decir algunas palabras? —dijo el sacerdote que se había contratado. Yo no me levantaría, prometí ser el último.
—Yo lo haré —se puso en pie Camille, mientras sostenía pañuelos aún en sus manos. Se puso donde hacía unos instantes estaba Claire, y se aclaró la garganta para hablar—. Ariane... Siempre fue una chica especial y de corazón hermoso. Lo que siempre me hacía sentir mejor era que aunque Ariane sabía que moría, siempre se mantuvo fuerte. Aún en el lecho de muerte, sonrió y fue la mejor muerte que pudo tener. Yo la amaba, la amo, y la amaré siempre, pase lo que pase. Mi hija siempre será lo que me mantenga caminando hacia adelante. Siempre dije que cuando el día de que ella me dejase finalmente apareciera, yo intentaría no sufrir por mí. Pero en lugar de sufrir por mí, sufrí más por ella. Perder a un hijo es tan difícil... Y doloroso, también —unas lágrimas aparecieron en su rostro, las que desapareció con el pañuelo entre sus manos—. Pero finalmente, era su hora de irse, y creo que sería egoísta querer tenerla aquí conmigo si ella sufre. Así que, Ariane, eres libre, cariño —finalizó, mientras lloraba, y caía en el suelo, a lo que fui el primero en levantarse e ir a por ella. Tomó mi brazo, se levantó, y me abrazó, correspondí a su afecto. La llevé hasta su asiento, y regresé al centro donde la había levantado hacia unos segundos.
—Hola, a todos —saludé con una sonrisa triste—. Mi nombre es Louis. Algunos me conocen, otros no. Pero no estamos aquí por quienes me conocen... Estamos aquí para despedirnos de la mejor chica que he conocido en mi vida, y no creo que haya una como ella jamás. Ni aunque pasen millones de años. Y no olviden, que siempre tenemos que recordarla, porque... A personas tan especiales y únicas como ella, jamás se olvidan. ¿No creen? —sonreí—. Ariane Claire Daniels... Una chica singular, con sonrisa encantadora, y rostro hermoso. Personalidad tan preciosa como su físico. Si DaVinci hubiera vivido en este tiempo, creo que ella habría sido su "Mona Lisa". Hasta Frida Khalo la pintaría. Pero mi punto no es sólo su hermosura física... Mi punto es que, a pesar de que se moría cada día como yo, ella era la misma. Una chica sonriente, tierna, amable... No quiero olvidarla, y tampoco lo haré. Ariane fue, es y siempre será... El amor de mi vida. Y aunque no nos vamos a casar y tampoco tendremos un final de cuentos de hadas, estoy consciente de que nuestro pequeño infinito valió más que la historia de cualquier princesa. No estaremos juntos por siempre, pero tengo presente que estábamos bajo una misma estrella, que nos llevó hasta el final del camino.
Terminé, y sonreí, para luego irme a sentar al lado de Camille de nuevo. Al terminar todo el funeral, me acerqué al ataúd. Lo abrí, y la observe una última vez. La enterrarían tan hermosa como siempre. De mi bolsillo, saqué la cadena con la imagen del beso entre ambos del parque, que dejó en mi departamento aquel día tan hermoso, y se la até al cuello. Dejé un pequeño beso en sus congelados labios, y cerré el ataúd, observé como la enterraban, y no pude evitar soltar unas lágrimas... Luego, caminé hasta mi auto y me fui. Durante el camino, escuché algunas canciones que me recordaban a nuestra historia, y todo lo que habíamos pasado. Mientras mis ojos se nublaban por mis lágrimas, llegué al departamento, subí, y me encerré en mi habitación. Aún tenía aquel perfume de vainilla impregnado en toda mi habitación. Me puse a ordenar algunas cosas, cuando luego encontré una pequeña carta en mi almohada, ¿cómo no me fijé antes? La tomé entre mis manos, y allí estaba con su preciosa caligrafía, escrito mi nombre, y al lado de este un corazón. Abrí el sobre, y me dispuse a leer la carta y su contenido.
«Querido Lou:
Te puedo asegurar que cuando leas esto, ya no estaré contigo. No sé en que momento la encontrarás, pero finalmente lo has hecho. Esta carta es mi despedida...«
En ese momento, no pude evitar comenzar a llorar de nuevo, pero continué con la lectura de la carta.
«Te amo tanto... Tanto como no tienes idea. Sabes que siempre te llevaré conmigo. Dejé el sobre en la cama en la que nos entregamos, porque de alguna manera lo hace más especial. Extrañaré el sabor a menta y durazno de ciertos labios, y lo finos y delicados que eran, todas aquellas veces que se unían a los míos y me hacían entrar al cielo y bajar de él. Extrañaré cuando unos perfectos ojos mar se fijaban en los míos, y me hacían sentir mariposas en el estómago, me hacían sentir especial. Extrañaré juntar mi nariz con una, perfecta y recta, extrañaré hundir mis dedos en ciertos bellos cabellos, suaves y sedosos, extrañaré específicamente unos brazos, que cuando me rodeaban me hacían sentir protegida de los peligros del mundo. Extrañaré cuando un chico me hacía reír, cuando hacía sus bromas, cuando era romántico, cuando era él...«
Sollocé, y cubrí mi boca con mis manos, estaba completamente conmocionado, y aún debía continuar leyendo lo que mi princesa había escrito, así que regresé la mirada a la carta perfumada con vainilla, y escrita con una hermosa cursiva...
«No quiero que te pongas mal porque me voy del plano material. Estaré contigo siempre, imagina que ahora mismo, te abrazo con fuerza...«
Sería perfecto sentir esos brazos delicados alrededor de mí en este momento...
«Extrañaré a mi madre, a mis familiares, la comida que cocinabas, el grupo de apoyo, hasta el dolor que alguna vez sentí, todo lo voy a extrañar, pero... ¿Sabes qué es lo que más extrañaré? A Louis Tomlinson. Pero sé que tú vendrás conmigo algún día. Pero mientras, disfruta tu vida, intenta volver a enamorarte... No lo sé, sólo sé feliz...«
Contigo encontraré la felicidad siempre, pero por ti... Viviré feliz, sintiendo tu presencia a mi lado.
«Porque si tú lo eres, yo también. No me arrepentiré de ninguna de mis decisiones, y espero que tú tampoco, ¿Okey, Louis Tomlinson?«
Y así, es como la chica que amé, amo, y siempre amaré, se despidió de mí, sabiendo que pronto moriría, dejó la carta bajo la almohada de la cama de mi departamento, en el que nos habíamos entregado, y me enseñó a ser feliz, esa chica era un ángel, mi ángel, y seguramente, se encontraba conmigo en este momento, sonriéndome. La imaginé acostada a mi lado, cubriéndose con las mantas azules y dejando a la vista su hermosa y acaramelada espalda, como aquella noche... No me arrepentiré de las decisiones tampoco. Sonreí, lo que haría será tonto para tantos... Pero lo ideal y más sano para mí en aquellos momentos. Limpié mi rostro, me levanté, tomé una foto de nosotros y salí a la terraza de mi apartamento, y con una sonrisa totalmente sincera y real, aclaré mi garganta listo para recitar aquella palabras. Observé a la luna, y con una sonrisa, lo solté todo.
—Okey, pequeña Claire.
Última edición por niall. el Lun 02 Mar 2015, 6:31 pm, editado 2 veces
Frente al espejo, me terminé de arreglar la corbata azul de mi traje negro. Hoy era el día de funeral de Ariane, mi novia. Había llorado todo lo que puede durante la última semana, pero entendí que eso justamente era lo que mi chica no quería que pasara… Que sufriera. Ni su madre, ni sus tíos, ni sus abuelos, ni sus amigos, ni nadie. Ni siquiera yo.
—Cuando lo deseo, soy increíblemente guapo —escoté a mi reflejo.
Atrapé mi labio inferior con mis dientes, para detener lo mucho que temblaba, porque estaba a punto de volver a llorar. Pero yo me prometí que sería fuerte por ella. Levanté rápidamente mi brazo, y lo pasé bruscamente por mi rostro, quitando cualquier rastro de lágrimas que pudo intentar aparecer. Suspiré, y luego de unos minutos esforzándome por sacarla, una sonrisa falsa apareció en mi rostro. A los segundos, la quité. No tenía que ser falso. Pensé en todos aquellos momentos felices que pasamos alguna vez, y eso me permitió esbozar una sonrisa melancólica en mi expresión facial. No era de felicidad, pero algo, era algo. Luego de unos momentos, caminé hasta la salida de mi habitación… Pero regresé. En esa cama había pasado el mejor momento de mi vida. Ambos nos habíamos entregado con sentimiento el uno al otro. Aún tengo tan presentes esas últimas palabras que nos ofrecimos, cuando le dije lo que planeaba decir el momento en el que me tocase hablar mi discurso fúnebre para mi pequeña Claire.
—Oh, esa maldito discurso… —intenté sonreír, pero creo que terminé haciendo una extraña y peculiar mueca.
También recuerdo cuando me gritó aquellas palabras en el hospital… Y por pensar en los últimos momentos, unas lágrimas escurrieron de mi rostro. Comenzaron a competir por llegar a mi barbilla y otras, por humedecer mi traje. Lentamente, me acerco a la pared, y apoyo mi espalda contra ella, luego, me voy deslizando lentamente hasta acabar en el suelo, con mis piernas dobladas, las que rodeo con mis brazos y las que sostienen mi rostro humedecido y apagado. Jamás pensé que sentiría un dolor similar, esto me duele tanto… Una punzada aparece de pronto en mi pecho, la que me hace acordar del funeral de mi chica.
—¿Cómo lo olvidé por un momento, eh? —me reproché algo divertido a mí mismo.
Me pongo en pie, aún con gotitas saladas en mi rostro, y me dirijo a la salida de mi departamento, no sin antes coger las llaves de mi auto. Cierro con llave la puerta, y bajo las escaleras hasta el estacionamiento. Al llegar hasta mi auto, quité el seguro, abrí la puerta, y me subí en él. Conduje hasta aquel pequeño parque de funerales irlandés, y me estacioné lo más rápido posible. Caminé hasta que encontré la distintiva cabellera teñida de negro de mi suegra Camille, y corrí hasta ella, quien al notar mi presencia, me abrazó con fuerza. Correspondí a su gesto. Hacía una semana, ambos habíamos perdido a la persona que más amábamos, a la persona más espectacular del mundo; y me reservo el derecho de decir que jamás habrá una como ella. Jamás, ni siquiera en un millón de años. Tomé asiento al lado de ella. Traía un vestido negro, que le llegaba un poco más allá de su rodilla, y era de mangas largas. Entre sus manos, sostenía un pañuelo, con el que cada cierto tiempo limpiaba las lágrimas que descendían por su rostro casi tan hermoso con el de su hija… Pero, ¿cómo no? Si es de allí de donde ha sacado toda esa belleza. Sin notarlo, se había llenado de personas el lugar. Llegó el ataúd que contenía el cuerpo de ella. No pude evitar gemir de dolor al ver como ponían con delicadeza el ataúd sobre aquel lugar. Muchos llegaron a colocar flores y finalmente, Camille llevó un marco que contenía una fotografía de Ariane, y lo colocó a un lado, donde todo el mundo podía visualizar la belleza que había solo en el marco, en sus ojos miel, en sus cabellos rubios y castaños cortos, en sus labios finos y pequeños, en su nariz recta… En unas cuantas pecas en su rostro… Y principalmente; en aquella preciosa y singular sonrisa que siempre me ofrecía. Pasaron unos cuantos a ofrecer palabras para ella, pero realmente eran cosas tan superficiales y poco inspiradoras, como: “Lamento su pérdida, ella siempre fue una chica grandiosa, a pesar de los pocos momentos juntos”, “Nunca pensé que ella se fuese tan pronto”, “Camille, lamento que tengas que llevar esta pérdida”. ¿Qué acaso sólo sabían decir cosas relacionadas a la muerte? ¿No podían hablar de cuando estaba viva aún? Mi atención se centró en una pequeña chica, similar a Claire, que no tendría más de doce años, se puso en pie, y caminó hasta el centro a decir algunas palabras.
—Mi prima Ariane siempre fue la mejor chica del mundo. Aunque ya no esté aquí, todos mantengamos su sonrisa bonita en nuestra mente. Tía Camille, cuando necesites un abrazo, una sonrisa, o simplemente compañía… Estaré para ti, siempre. Al igual que Ariane siempre estuvo para nosotros siempre —finalizó, mientras unas tiernas lágrimas bajaban por su rostro, lo que no hizo más que enternecerme, y hacer que yo comenzara a sollozar.
—Gracias, Claire —sonrió débilmente. Y eso fue como un golpe en la entrepierna. ¿También se llamaba Claire? No puede ser.
—¿Alguien más quiere decir algunas palabras? —dijo el sacerdote que se había contratado. Yo no me levantaría, prometí ser el último.
—Yo lo haré —se puso en pie Camille, mientras sostenía pañuelos aún en sus manos. Se puso donde hacía unos instantes estaba Claire, y se aclaró la garganta para hablar—. Ariane... Siempre fue una chica especial y de corazón hermoso. Lo que siempre me hacía sentir mejor era que aunque Ariane sabía que moría, siempre se mantuvo fuerte. Aún en el lecho de muerte, sonrió y fue la mejor muerte que pudo tener. Yo la amaba, la amo, y la amaré siempre, pase lo que pase. Mi hija siempre será lo que me mantenga caminando hacia adelante. Siempre dije que cuando el día de que ella me dejase finalmente apareciera, yo intentaría no sufrir por mí. Pero en lugar de sufrir por mí, sufrí más por ella. Perder a un hijo es tan difícil... Y doloroso, también —unas lágrimas aparecieron en su rostro, las que desapareció con el pañuelo entre sus manos—. Pero finalmente, era su hora de irse, y creo que sería egoísta querer tenerla aquí conmigo si ella sufre. Así que, Ariane, eres libre, cariño —finalizó, mientras lloraba, y caía en el suelo, a lo que fui el primero en levantarse e ir a por ella. Tomó mi brazo, se levantó, y me abrazó, correspondí a su afecto. La llevé hasta su asiento, y regresé al centro donde la había levantado hacia unos segundos.
—Hola, a todos —saludé con una sonrisa triste—. Mi nombre es Louis. Algunos me conocen, otros no. Pero no estamos aquí por quienes me conocen... Estamos aquí para despedirnos de la mejor chica que he conocido en mi vida, y no creo que haya una como ella jamás. Ni aunque pasen millones de años. Y no olviden, que siempre tenemos que recordarla, porque... A personas tan especiales y únicas como ella, jamás se olvidan. ¿No creen? —sonreí—. Ariane Claire Daniels... Una chica singular, con sonrisa encantadora, y rostro hermoso. Personalidad tan preciosa como su físico. Si DaVinci hubiera vivido en este tiempo, creo que ella habría sido su "Mona Lisa". Hasta Frida Khalo la pintaría. Pero mi punto no es sólo su hermosura física... Mi punto es que, a pesar de que se moría cada día como yo, ella era la misma. Una chica sonriente, tierna, amable... No quiero olvidarla, y tampoco lo haré. Ariane fue, es y siempre será... El amor de mi vida. Y aunque no nos vamos a casar y tampoco tendremos un final de cuentos de hadas, estoy consciente de que nuestro pequeño infinito valió más que la historia de cualquier princesa. No estaremos juntos por siempre, pero tengo presente que estábamos bajo una misma estrella, que nos llevó hasta el final del camino.
Terminé, y sonreí, para luego irme a sentar al lado de Camille de nuevo. Al terminar todo el funeral, me acerqué al ataúd. Lo abrí, y la observe una última vez. La enterrarían tan hermosa como siempre. De mi bolsillo, saqué la cadena con la imagen del beso entre ambos del parque, que dejó en mi departamento aquel día tan hermoso, y se la até al cuello. Dejé un pequeño beso en sus congelados labios, y cerré el ataúd, observé como la enterraban, y no pude evitar soltar unas lágrimas... Luego, caminé hasta mi auto y me fui. Durante el camino, escuché algunas canciones que me recordaban a nuestra historia, y todo lo que habíamos pasado. Mientras mis ojos se nublaban por mis lágrimas, llegué al departamento, subí, y me encerré en mi habitación. Aún tenía aquel perfume de vainilla impregnado en toda mi habitación. Me puse a ordenar algunas cosas, cuando luego encontré una pequeña carta en mi almohada, ¿cómo no me fijé antes? La tomé entre mis manos, y allí estaba con su preciosa caligrafía, escrito mi nombre, y al lado de este un corazón. Abrí el sobre, y me dispuse a leer la carta y su contenido.
«Querido Lou:
Te puedo asegurar que cuando leas esto, ya no estaré contigo. No sé en que momento la encontrarás, pero finalmente lo has hecho. Esta carta es mi despedida...«
En ese momento, no pude evitar comenzar a llorar de nuevo, pero continué con la lectura de la carta.
«Te amo tanto... Tanto como no tienes idea. Sabes que siempre te llevaré conmigo. Dejé el sobre en la cama en la que nos entregamos, porque de alguna manera lo hace más especial. Extrañaré el sabor a menta y durazno de ciertos labios, y lo finos y delicados que eran, todas aquellas veces que se unían a los míos y me hacían entrar al cielo y bajar de él. Extrañaré cuando unos perfectos ojos mar se fijaban en los míos, y me hacían sentir mariposas en el estómago, me hacían sentir especial. Extrañaré juntar mi nariz con una, perfecta y recta, extrañaré hundir mis dedos en ciertos bellos cabellos, suaves y sedosos, extrañaré específicamente unos brazos, que cuando me rodeaban me hacían sentir protegida de los peligros del mundo. Extrañaré cuando un chico me hacía reír, cuando hacía sus bromas, cuando era romántico, cuando era él...«
Sollocé, y cubrí mi boca con mis manos, estaba completamente conmocionado, y aún debía continuar leyendo lo que mi princesa había escrito, así que regresé la mirada a la carta perfumada con vainilla, y escrita con una hermosa cursiva...
«No quiero que te pongas mal porque me voy del plano material. Estaré contigo siempre, imagina que ahora mismo, te abrazo con fuerza...«
Sería perfecto sentir esos brazos delicados alrededor de mí en este momento...
«Extrañaré a mi madre, a mis familiares, la comida que cocinabas, el grupo de apoyo, hasta el dolor que alguna vez sentí, todo lo voy a extrañar, pero... ¿Sabes qué es lo que más extrañaré? A Louis Tomlinson. Pero sé que tú vendrás conmigo algún día. Pero mientras, disfruta tu vida, intenta volver a enamorarte... No lo sé, sólo sé feliz...«
Contigo encontraré la felicidad siempre, pero por ti... Viviré feliz, sintiendo tu presencia a mi lado.
«Porque si tú lo eres, yo también. No me arrepentiré de ninguna de mis decisiones, y espero que tú tampoco, ¿Okey, Louis Tomlinson?«
Y así, es como la chica que amé, amo, y siempre amaré, se despidió de mí, sabiendo que pronto moriría, dejó la carta bajo la almohada de la cama de mi departamento, en el que nos habíamos entregado, y me enseñó a ser feliz, esa chica era un ángel, mi ángel, y seguramente, se encontraba conmigo en este momento, sonriéndome. La imaginé acostada a mi lado, cubriéndose con las mantas azules y dejando a la vista su hermosa y acaramelada espalda, como aquella noche... No me arrepentiré de las decisiones tampoco. Sonreí, lo que haría será tonto para tantos... Pero lo ideal y más sano para mí en aquellos momentos. Limpié mi rostro, me levanté, tomé una foto de nosotros y salí a la terraza de mi apartamento, y con una sonrisa totalmente sincera y real, aclaré mi garganta listo para recitar aquella palabras. Observé a la luna, y con una sonrisa, lo solté todo.
—Okey, pequeña Claire.
Última edición por niall. el Lun 02 Mar 2015, 6:31 pm, editado 2 veces
Invitado
Invitado
Re: the fault in our stars.
Oh Dios mio, ha sido lo mas hermoso que he leído. Un final de película, algo abrupto pero sensacional. Ojala hubiera durado más, pero la vida no es una fabrica de conceder deseos.
Que nervios me toca cerrar. Lo subo el viernes.
Que nervios me toca cerrar. Lo subo el viernes.
Mike Gallagherry
Re: the fault in our stars.
Mañana subo el Prólogo, perdona la.demora, no podía sacarlo de mi Telefónica pero a pude. Lo subo mañana
Mike Gallagherry
Re: the fault in our stars.
Epilogo.
Las Noches Cambian.
Las nubes galopaban sus azules ojos mientras se imagiinaba una utopia que quiza nunca tendría, como la vida eterna, pero eso no lo detentuvo para encontrar el amor, aunque fuera un desaventurado amor que quiza la ultima cosa que recuerde sean sus ojos amar chocando con los suyos mientras se perdían en su mirada pensando que en ese lugar es el lugar más seguro del mundo aunque el corazon de una persona lo sea aun mayor que cualquier cosa en esta terrenal vida.
Ashton bajo la mirada a el encuadernado violeta que Michael sostenía con firmeza, ese color hacia resaltar la palidez de su mano.
Narra Ashton:
-Es nuestra historia Ash- susurro tocando mi mano con la misma viveza con la que su alegría tocaba mi alma, bañandola en una alegría tan pura como el azul de sus hermosos ojos.
-escribí como nos conocimos, como me besaste, como me regalaste esa historia diciendo que si quería ser tu Romeo, de como me Amaste de distintas formas pero siempre con el mismo sentimiento- sus manos abrieron el pequeño enpastado, se acomodo y comenzó a leer.
"Recuerdo bastante bien como sucedió, de hecho no podria olvidar la forma en que sus palabras tocaba mi alma eran igual que el sol abrazandote pero susurrandote cuanto te ama.
-¿Estas listo?- dijo mientras me tomaba de la cintura moviendo su cadera suavemente, al principio dolió pero despues simplemente se detuvo para luego comenzar de nuevo. Estábamos frente a la chimenea, eramos nosotros dos, nuestras respiraciónes se unían al crujido de la madera mientras que la Luna era nuestra confidente.
-Te amo Ashton Irwin- se acerco besando mis labios antes de que nos vinieramos al mismo tiempo.
-Cuando estoy contigo me siento tan protegido- dijo Ashton antes de repartirme besos en todo mi cuerpo haciendome temblar ante su contacto.
Subimos al cuarto, mas bien, me cargo en sus brazos hasta la cama de mi alcoba."
Me miro a los ojos mientras se Acercaba para besarme de nuevo, la cabina crujio y fue en ese instante en que el tomo su teléfono al igual que su cuaderno, los envolvio en una Bolsa, nos levantamos y fue en ese instante que el avión se partió en dos, Sebastian me tomo de la mano al igual que a Zerch y a su vez a Mike.
-¡Tomense de ese fusilaje del avión y sueltense cuando lo diga! - nos acercabamos al agua tan aprisa que pense que nos daria tiempo de soltarnos, pero cuando menos lo esperaba ya me había soltado.
El agua se aproximaba rápidamente, alce mi mirada viendo el rostro de Michael, sus grandes ojos hielo miraban al océano como si fuera un infinito vacío. Alzó su mirada chocando con la mía se acerco lo mas que pudo tomando mi mano, el sol empezaba a pintar el agua de de tonalidades amarillescos y anaranjados iluminando nuestros rostros.
El agua nos succionaba al fondo, como si fueramos simples hojas a la deriva.
-No se nadar Ashton- la desesperacion en su voz era dolorosa, intente buscar algo en la que pudieramos flotar pero solo lograba parecer un completo idiota.
-¡ABAJO!- alzamos nuestra vista observando como comenzaban a descender a toda velocidad el equipaje al igual que Sebastian y Zerch.
Cuando menos lo esperaba ya lo tenia abrazandome tratando de no ahogarse, paso casi una hora antes de que pudiéramos amarrar todos los equipajes formando una especie de balsa, ya el cielo se había oscurecido, mandamos S.O.S. con la esperanza de que llegaran y nos rescataran, aunque muy en el fondo todos sabiamos que no llegarían a tiempo.
-Tengo frío Ash- me gire notando como su aliento palpaba mi rostro igual que la primera vez, me acerque a el abrazandolo por la cintura notando su estremecimiento al tocarlo, nuestro calor era demasiado debil pero no nos impedía estar juntos, aunque fuera la ultima vez.
-Zerch- Mike lo toco débilmente tratando de despertarlo.
-¡Zerch, no me dejes!- las lágrimas empezaron a descender por sus mejillas congeladose antes de tocar su ropa.
-Mike, Mike, Michael mirame- sus pequeños hielos se posaron sobre los mios -Nunca me di cuenta de esa perforación- una pequeña y débil sonrisa apareció, hundió su cabeza en mi pecho.
-Tengo miedo de ser el que sigue, quiero despedirme de ti de la manera adecuada- subió hasta quedar a mi estatura viendome a los ojos.
-Ashton Irwin, hoy siendo el último dia de nuestra existencia quiero que sepas que aun después de mi muerte te seguiré amando de la única forma que he aprendido y me has enseñado, aunque la tierra se consuma & por alguna extraña razon tu seas el unico sobreviviente, quiero que sepas que no estas solo... si llegas a sobrevivir ese sera tu mundo, quiero que cuando la veas a los ojos le des mi cuaderno. Te amo, y no puedo decir nada maás que lo que siento, Te amo de la misma forma que amo despertar cada mañana a tu lado y quiero que sepas que me has dado una eternidad que no sabre como pagarte... no me olvides- sus manos me tomaron el rostro besandome igual que la primera vez. Sus manos bajaron hasta donde iniciaba mi remera.
-Tengo miedo- susurro mientras se acurrucaba a un lado mío. -tengo miedo a no tenerte a mi lado, miedo a no poderte amar durante toda mi eternidad fantasmal, tengo...- lo bese.
-Michael, me entregaste tu amor, tu cariño... tu vida y yo debería de ser quien debería de tener miedo... miedo a estar solo, miedo a no poder salvarte, le prometi a Zerch que cuidaría de ti hasta que mi corazon dejara de latir... Las noches cambiaron sobre nosotros al igual que las estrellas pero mi amor hacia ti jamas.- baje mi mano hasta mi bolsillo del pantalón sacando los dos pequeños anillos.
-Casate conmigo, vivamos una eternidad dentro de nuestra mirada- sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Acepto- se acurruco conmigo abrazandome. No se en que momento deje de escuchar su respiración. Saque de la bolsa la pequeña libreta, me temblaban las manos a causa de la hipotermia pero eso no me detuvo.
"Michael Clifford. Sebastián Verlac. Zerch Gallagherry. Ashton Irwin son los nombres que aquí descansan sobre los que fueran sus cuerpos. No se quien eres, pero quiero que me hagas un favor, quiero que cuando escuches la palabra cancer, recuerdes que son personas que no son débiles, que son personas extraordinarias quienes a pesar de estar muriendo por culpa de su propio organismor siguen adelante.
Michael, mi amor, aunque en tus ultimas palabras me expresaste lo mucho que me amas, quiero que sepas que aun siendo el primero de los dos en irte yo te alcanzare como lo hace el sol con la Luna. No puedo describir lo agradecido que estoy contigo, tu le volviste a dar sentido a una vida que creía pérdida me diste la vida que no tuviste y aun siendo terrible las circunstancias siempre me sonreiste, siempre me amaste de la misma forma y aunque no querías dejar alguna huella en especial, yo lo hare.
Siempre en mi corazon, aun despues de morir, Te amo, te ame & te amare Tulipán."
-El cuerpo de cuatro jóvenes fueron hallados esta mañana a las orillas de Manhattan, se.presumen que son los unicos restos encontrados del avión que iría de Dublín a Nueva York. Por desgracia el único sobreviviente murió de hipotermia...- calla eso. Replicó el chico de cabello dorado mientras tomaba el control. El castaño salio directo a la morgue en donde se hayaban su restos.
Una vez ahí, fue interceptado por una chica de cabello multicolor.
-Haz que los recuerden- le entrego un empastado violeta antes de desaparecer en la gran manzana.
Abrió el libro.
"Propiedad de Mashton"
Mike Gallagherry
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