After Midnight

Me encanto, lo ame. Jjajaa ay Anni es toda una periodista y no la dejan investigar, pura injusticia si vieron (?) me cayo bien Leo, es chevere y ¿que le hacían a mi Zayn?  :skip: lo desaropaban y el mongólico no se levantaba, yo me flipo de la casa srsly. me encanto el capitulo, fue genial y escribes precioso <333 siganla pronto que ya quiero mi turno  :lizzena: 

A falta de sueño, alucinaciones

Por fin había logrado entrar al bosque, él nunca lo aceptaría, pero había estado un poco perdido para encontrar ese recóndito lugar. Se estaba comenzando a cuestionar si había sido buena idea pasar el verano en el escenario de varios cuentos de terror, pero como le decía su abuela; él era un macho y los machos no le temían a nada.
No puedo evitar soltar un bufido cuando encontró por novena vez una llamada pérdida de su abuela, se suponía que él la llamaría cuando llegara, pero al parecer la anciana no podía esperar y debía dejar un correo de voz. Presiona el botón para escuchar el mensaje sin la mínima intención de dejar de conducir.
Hola cielo, espero que la estés pasando bien, aunque posiblemente te he llamado muy pronto y ni has llegado. Sé que se suponía que no debía llamarte pero solo quiero decirte, mi amor, que tengas cuidado, mucho cuidado, ¿está bien? Te amo con todo mi corazón.
El chico sonrió, a la par que suspiró y se agacho para guardar el celular, al momento sintió como el auto salto para su desconcierto.
Mierda.
No se movió. Temía haber arroyado algún animal o algo. Varios minutos después se bajó un tanto tembloroso, esperaba que fuera un animal, era preferible a que terminara en prisión por arroyar a una persona. No tuvo que asomarse cuando vió la sangre chorrear bajo su Chevy Malibu.
Joder.
Liam se asomó esperando ver una imagen desagradable que no lo dejaría dormir por el resto de su vida, pero en lugar de causarle algún tipo de terror, lo dejo totalmente confundido.
—¿Qué carajo…?
No había nada. Era sangre sin un cuerpo de donde proviniera, agradeció no ser asquiento, pero eso no evito que se sintiera de todo menos aliviado. Observó alrededor a ver si encontraba algún animal herido o persona, pero lo que le quitaría el sueño fue volver a mirar bajo del coche y darse cuenta de que no había absolutamente nada, la sangre había desaparecido. Restregó ambas manos por su cara y negó suspirando, debía estar alucinando. Tenía que ser el agotamiento del largo viaje y la falta de sueño.
Entro al coche sin mirar a otro lugar que no fuera el centro de la carretera y salió directo a la casa de los Hamilton, debía borrar eso de su mente, después de todo fue solo una alucinación.
O de eso trato de converse a sí mismo.
Con lo que se encontró no era mejor, una casa antigua digna de una película de terror en medio del bosque. Paso su vista por el lago, el pasto falto de color y los grandes árboles que los rodeaban. Sentía una extraña sensación de estar siendo observado pero probablemente sólo estaba siendo paranoico. Toco la puerta un par de veces y nadie le abrió.
—Genial —habló consigo mismo—. Esto no esta saliendo muy bien —Se pegó contra la puerta de madera. Estaba considerando el devolverse a su casa, pero luego recordó como lo dejo alucinando la falta de sueño con sangre bajo su coche y se le pasó. 
—Disculpa, ¿se encuentran los Hamilton? —la voz de una chica le hizo saltar. Ese día Liam estaba un tanto nervioso.
—Tal parece que no.
—Oh, ¿y crees que se tarden mucho? —Liam ladeo levemente la cabeza. En realidad él no tenía por qué saber eso.
—No, los estoy esperando.
La chica castaña asintió y sentándose en las escaleras de madera, preguntó:
—¿Y qué haces aquí? —Liam no tenía ánimos de hablar, pero tampoco quería parecer más maleducado de lo que ya lo era.
—Estoy de visita.
—Ah… yo vengo a darles la bienvenida —Ella sonrió.
Pasaron unos quince minutos y ninguno hablo, Liam seguía golpeando su cabeza contra la puerta y la chica sólo se preguntaba si su estado mental estaba bien. Un grupo pequeño de adolescentes llego y Liam los reconoció al instante. Corrió hasta la pelinegra, totalmente aliviado, y la estrecho moderadamente entre sus brazos.
—Pensé que ya no ibas a venir.—la muchacha dijo.
—Se me cruzaron algunos inconvenientes —Él gruñó un poco. La chica sonrió con los labios sellados y miró a la chica detrás de su amigo.
—Eh… hola, ¿quién eres tú? —La duda plasmada en su rostro.
La joven se acercó y le ofreció la mano.
—Soy Annika Jackson. Vine a darles la bienvenida al pueblo —articuló con una sonrisa que llegaba hasta sus ojos. Alaska asintió aun estrechando su mano y la invito a pasar, la castaña acepto más que gustosa.
Lo primero que hizo Liam al entrar a la casa fue preguntar dónde estaba el baño, se sentía fastidioso, como si tuviera algo en la cara, y con mucho sueño, sobretodo. Lo mejor sería ir a revisar que no tuviera ojeras. Mientras iba por el pasillo observaba cada detalle de la casa, porque así era Liam, curioso ante todo. Algo que tal vez no era bueno, porque lo hacía despistarse de muchas cosas y terminaba haciendo líos, como por ejemplo tirarle el café encima a un moreno que iba para el lado contrario.
El pelinegro no dijo nada aunque se le notaba en como apretaba los dientes, que le ardía mucho; el café estaba muy caliente.
—¿Estás bien? —el chico trato de sonreír, pero en lugar de eso le salió una mueca. Liam chasqueo la lengua.
—Liam—Alaska observo la situación determinadamente, y luego miró a su amigo— ¿Qué hiciste, Liam? —el nombrado rodó los ojos.
—Fue un accidente. —Liam se defendió, el chico empapado de café asintió aun apretando los dientes y la pelinegra soltó un suspiro, un tanto aliviado.
—Por un momento pensé que se lo habías tirado encima deliberadamente.
—No te preocupes, ha sido un accidente. —Por primera vez, el chico moreno habló, o más bien murmuró.
—Está bien —Alaska dijo—. Liam, ¿no deberías disculparte con Zayn?
Zayn. Ese nombre le sonaba. Sí, había escuchado de un tal Zayn, amigo de Oliver y… Liam negó bruscamente, sus labios pegados en una linea recta.
—No me voy a disculpar con un marica —gruñó.
La pelinegra suspiró pesarosa, debió haberlo previsto, era muy bueno para ser verdad. Estaba segura de que Liam no era una mala persona, pero tampoco era bueno. Por lo menos no cuando se trataba de homosexuales, entonces Liam no era muy comprensivo ni tolerante.
—Liam, ¿me acompañarías, por favor? 
Ya en la planta inferior, Liam sólo podía sentirse un poco culpable ante la mirada de su amiga, ella casi le suplicaba que no arruinara sus vacaciones y las de él propias.
Inflo los cachetes y soltó un suspiro. Ese día no estaba empezando bien y con lo fácil que era cabrear a su amargado ser, peor se iba a poner. Entro al baño de la sala y se miró en el espejo, tal vez si se lavaba la cara se le quitaría esa amargura que tenía. Al instante la imagen de la sangre chorreando bajo su auto llego a su mente y negó rotundamente. Seguramente la loquera de ese pueblo ya se estaba apoderando de él.
El ruido de una puerta cerrándose lo hizo volver en sí.
—¿Qué mierda? —Abrió la puerta con el ceño fruncido. Era demasiado temprano para ya andar haciendo bromas, ¿no?
[***]
Después de esa desagradable primera impresión que le dejo el amigo de Alaska, Zayn se sentía algo fastidioso, con lo sencillo que era acomplejarlo dudaba que se le olvidara muy fácilmente. Se sentó en uno de los sofás de la sala de estar y comenzó a leer un libro que Gwen muy amablemente le había prestado. La rubia estaba a su lado leyendo también, era un rato agradable, aunque no hablaran, le agradaba la compañía de la chica.
—Zayn, ¿dónde mierda estabas? —Oliver hizo presencia frente a él con los brazos cruzados, haciendo que el chico alzara la vista del libro.
—Aquí —musitó obvio.
—Zayn no tiene por qué andar oliendo tus gases, Oliver —Leo articuló posándose junto al chico de cabellos castaños. 
Zayn se rió ligeramente.
—Claro que sí —Oliver rugió—. Él es mi mejor amigo y tú también lo deberías estar haciendo.
Leo unió sus cejas en un ceño fruncido.
—Yo no soy perro faldero de nadie.
Zayn rodó los ojos, mordiendo su labio inferior sólo un poco.
—No empiecen, ¿quieren? —intervino Zayn. Ambos chicos asintieron a regañadientes.
—Mejor vamos a ver una de las películas que compramos —propusó Alaska. Todos estuvieron de acuerdo, incluso Dennis que aunque no lo dijo, se quedó en su lugar y eso significaba algo—. ¿Cuál vemos?
—Una de terror —sugirió Cora, haciendo una voz tenebrosa y señas con sus manos. Los chicos gritaron un sonoro “sí” al tiempo.
Alaska se acercó a colocar la película en el reproductor y todos fueron tomando asiento. La chica que había llegado a darles la bienvenida, Annie, también estaba. La habían invitado a pasar el rato con ellos, después de todo, dudaban que hubiera muchos adolescentes en ese pueblo.
Al comienzo de la película Gwen sintió un brazo rodeándola.
—¿Qué tal, Dennis? —Sonrió Liam mostrando su blanca dentadura— Tal vez podríamos irnos, dejar que ellos vean la película y pasar un rato juntos, ya sabes. Te quitare ese ceño fruncido de tu lindo rostro. —Gwen como respuesta sólo rodó los ojos y apartó de un manotazo moderado el brazo del chico. Después de eso Liam no la volvió a molestar, pero si había algo que conocía de ese bruto, es que fastidiaba más que una piedra en el zapato. 
La película el conjuro, decían muchos que daba mucho miedo, otros que era toda una farsa. Pero lo que en realidad asustaba a los chicos, era el ambiente del lugar donde la estaban viendo. Había comenzado a llover y una rama golpeaba fuertemente contra la ventana, todo bien, hasta que esta se abrió y todos gritaron. El grito que más se escuchó fue el de una niña y eso fue lo que más les asusto, porque según recordaban, la pequeña de los Hamilton estaba fuera con sus padres.                                                                                              

Abran c:

‘Váyanse, o les puede ir mal’