After Midnight

‘una mujer vestida de blanco...’

{Gabriela}
Lo sucedido en el bosque me ha dejado sin palabras, no lo he hablado con mi madre sobre lo ocurrido, no quería darle problemas por que al parecer ella quiere que estas sean las “vacaciones perfectas”, pero desde ya que estas vacaciones no serán nada lindas.
El techo era de madera, pero pintado de un color blanco para que no se noten imperfecciones que tenía el mismo. Las ventanas, que se encontraban al lado derecho de mi cama estaban viejas y cuando tratabas de abrías crujían y los clavos de ella temblaban con desesperación para poder salir de su lugar. El lado izquierdo de la parte de arriba del vidrio tenía una rajadura y para mí que había sido provocado por las ramas del árbol viejo que estaba a un lado de la casa. Que al ser tan grande, cubría gran parte de ella
Me encontraba en mi cama tirada boca abajo, no tenia nada en especial para hacer. Mi vista se dirigió a un costado en donde se encontraba la mesita de noche y el reloj que forma de un patito, de color amarillo con el pico naranja, marcaban las nueve y media de la noche. En Londres ya se podía ver la luna, pero aquí aun siendo más de las nueves había unos cuantos rayos de sol.
En un costado busque mis anteojos, hace más de diez años que los usaba y mi madre me decía que ellos me hacían parecer una secretaria…, una sexy secretaria. Reí ante aquel recuerdo mientras me los colocaba. Todo estaba ordenado y las cosas estaban en su lugar que correspondía. Tanto era el temor que para no dormir me dedicaba a realizar una que otra cosa en mi habitación,  ya sea leer u ordenar los libros de forma alfabética según los nombres de los autores.
— ¿Gabriela, hija estas hay?— La voz de mi madre hizo que me sacara de mis pensamientos y realizada una mueca de disgusto junto con ella un quejido ¿Ahora que era lo que necesitaba?, se lo había dejado en claro, no quería que me interrumpieran cuando estaba en la pieza.
— Oye que quieres — La luz del cuarto se había prendido, otro quejido salio de mi boca colocando una de mis manos en frente a ojos para que la irritable luz no me hiciera daño.
— Tengo que ir de nuevo a casa, no encuentro unos papeles y si mal lo recuerdo los dejes en la mesa de la cocina. 
— Y que quieres que haga. — Eso había sonado más a una afirmación que a una pregunta, estaba siendo dura con mi madre, pero estaba muy cansada para salir de mi cama, siendo sincera todos los días tenía flojera para realizar alguna actividad. 
— Eso quiere decir que tú te quedaras a cargo de lo que llegue a ocurrir, eso significa que si se quema la casa, la responsable serás tú. Cuidaras bien de tu hermano y le darás de comer, mientras más temprano mejor. Se que eres pésima en al cocina pero llama para que te traigan comida hecha, el numero esta en el refrigerador y quiero que Jack se duerma a las diez y media si o si. 
Luego de toda las tareas que me había dado y que se allá retirado del lugar dejando la luz prendida, maldecía por a ver venido y por tener que cuidar de un mocoso.
Baje despacio las escales de maderas, no tenia prisa alguna, y empecé a buscar a Jack. Mamá ya se había ido hace más de veinte minutos y teniendo en cuenta la hora que era más que seguro que volvería mañana por que según ella no era bueno viajar por la carretera de noche.
El niño estaba concentrado viendo la televisión. Bob esponja un programa que para mi punto de vista consume la mente de los niños volviéndolos cada día más inútiles como Patricio la estrella de mar. 
Sentía nuevamente la necesidad de bañarme y era un record por que ya era la quinta vez en el día que lo hacía. Subí otra vez las escaleras con dirección a mi habitación para buscar una toalla y la ropa la cual me pondría. 
Las nueve con cuarenta y ocho minutos marcaban el reloj que se encontraba al fondo del pasillo de la primera plata. Empecé a hacer una pequeña lista en mi mente, primero me bañaría por que me sentía toda sucia; segundo pido comida para Jack y para mi… ¿Qué pediré?, alguna pizza o hamburguesas tendrá que ser y por ultimo, que era el que más amaba, hacer que él se duerma y si no me hace caso le daré calmantes.
Esto cada vez se volvía más insoportable tener que subir y bajar las entupidas escaleras que sonaban a cada pisada que daba. Por que al que construyó la casa no se le a pasado por la cabeza la idea que es cansador tener que bajar y subir a cada momento.
Se me había colocado la piel de gallina cuando un golpe que fue bajo mis pies hizo que me detuviera, mire para abajo del barandal y solo había una puerta, desde que llegamos no lo hemos entrado allí.
Ignore por completo lo sucedido, seguro mi cabeza me estaba haciendo una broma, y me fui hacia el baño. Una vez dentro, abrí la llave para que el agua empezara a salir. Era verano y no tenia la necesidad de abrir el agua caliente ya que el sol al dar en el tanque que se encontraba en la parte de arriba de la casa, hacia que se calentara. 
Después de que la ropa, la cual llevaba puesta, se encontrara en el piso, entre a la ducha. Estaba a una temperatura adecuada para mi piel que me quedaría allí todo el día. 
La espuma que hacia el shampoo provocaba, tenía un exquisito olor a vainilla y empezó a caer por mi cuerpo, resbalando por mi espalda, mis cachetes traseros y bajando por mis largas piernas. 
El agua se empezó a ser más caliente y grite, me puse una bata en el cuerpo pero lo que me sorprendía era que la llave estaba cerrada ¿cómo es que sale el agua?.
— ¡Jack, si quieres lograr que me queme, pues entérate que ya lo hice!. Cierra la bendita canilla para que yo me pueda bañar por que si no lo haces no te voy a dar cenar y dormirás afuera.
Luego de unos cuantos insultos dirigidos a mi a Jack el no me respondía. “El muy cabrón estaba muy concentrado en la televisión”, pensé. 
Con la bata bien puesta salí del cuarto y busque a Jack. 
Estaba por empezar a subir las desgracias de escaleras, pero me detuve a ver a Jack concentrado con la mirada fija hacia la puerta por la cual había mirado minutos atrás.
— ¿Ocurre algo? — Murmure tratando de llamar su atención.
Cuando el me miro sus ojos mostraban temor y sorpresa, haciéndome recordar el hecho que habíamos vivido en el bosque. 
Me dirige aquella puerta color marrón y la abrí pero en el momento en el que iba a entrar escuchar el susurro de él que decía: “no entres en ese lugar por favor”. 
No le preste atención y entre, no había nada no se de que se preocupaba, aquí solo se podía ver unas cajas cubiertas por la tierras y las telas de las arañas que colgaba por coda esquina.
— Ves no hay nada, no se porque tienes miedo.
En el marco de la puerta me encontraba parada mirándolo, hasta que el señalo con el dedo por encima de mi hombro y fue cuando sentí una energía negativa. 
Quise salir de hay pero me habían agarrado el pie haciendo que me cayera boca abajo y mis manos impactaran en el suelo. Me tenían agarrada de mi pie derecho con las uñas clavadas en el y la puerta se cerro una vez que estaba adentro. Intente zafarme ya que al tenerme de esa manera me provocaba dolor y comencé a golpear la puerta violentamente mientras gritaba a Jack que la habrá y me ayudara a salir. No pude escuchar lo que el respondía pero podía sentir que algo caminaba sobre la puerta. Aun así le suplicaba con lágrimas que el la abra, el temor otra vez se había apoderado de mi cuerpo, como que si estuviera abrazándome, gire mi cabeza hacia la izquierda y pude ver a una mujer vestida de blanca que me sonreía de forma malvada. Daba pasos hacia mí pero la puerta se abrió y caí de espalda.
Sentada sobre mi trasero empecé a arrastrarme sobre el, me pare y tome a Jack del brazo para salir de la casa.
 
Mis pies suplicaban que parara de caminar, las piedras que estaban en la calle me hacían daño, mi pierna derecha tenia marcas del agarre y de ellas salía sangre. Tres kilómetros con Jack nos habíamos recorrido, era increíble lo mucho que habíamos recorrido. 
Se presento el frío de forma inesperada y yo me encontraba en ese momento con la bata y con el  pelo lleno de espuma, Por una vez en mi vida agradecí que Jack este bien.
Ya no pude más y caí sentada. Estaba tiritando, mis huesos estaban congelados y mis dientes realizaban ruido tras chocarse.
Jack me abrazo y me dijo que todo estará bien. Me reí ante sus palabras, ¿cómo puede decir eso?, no se dio cuenta que en realidad nada estaba bien. Quiera volver a casa, no quería estar en este asqueroso pueblo. Si a mamá no se le hubiera ocurrido hacer este absurdo viaje me encontraría en este preciso momento en Irlanda con mi única y mejor amiga, Jess.
La luz de un auto se pudo empezar a distinguir y se estaba aproximando hacia donde nosotros nos encontrábamos. Me pare con mucha dificultad y empezamos a hacer señas con el dedo para que se detuviera y nos ayudara. 
El conductor paró frente a nosotros y bajo la ventanilla.
— Ustedes son los que alquilaron la casa que se encuentra más atrás. — Pregunto con una ceja enarcada — Les diré una cosa, fue un grave error…