After Midnight

gad, me encanto. amo como escribes. lamento comentar hasta ahorita pero no tengo Internet y me toca ir a un cafe Internet y bla bla, bue. ¿que te digo? me fascino, me encanto demasiado. enserio, ahre. eso, lamento lo de tu hermanito, ojala se recupere. saludos.

Dennis Gwendolyn

La pequeña chica se queda mirando fijamente la enorme pero antigua casa situada en frente de ella. Es más grande que su antigua casa, no puede evitar destacar. Parece tener dos enormes pisos más el ático, donde probablemente uno de sus primos aclamaría la habitación, alegando ser el que merecía más privacidad. Ella se encontraría conforme con cualquier habitación que diera vista al lindo pero extrañamente misterioso lago ubicado a unos metros de la casa. Detrás de este se puede ver el comienzo del bosque o la continuación del mismo, ya que parecían estar rodeados de verde. Despertarse viendo aquella hermosa vista sería algo bastante pacificador.

O eso es lo que piensa.

Realmente no se sorprendió cuando sus tíos dieron la noticia de que se mudarían de Estado. Fue algo casi tranquilizante. Después del horrible accidente sufrido por la familia hacia un tiempo, ella no podía mentirse más bien acerca del hecho de que prefiere estar lo más lejos posible del lugar en el cual ocurrió el peor momento de su corta vida.

—¡Gwen, mueve tu trasero y ayuda a desempacar! —su tío Ed se ha salido de la casa, parándose en los escalones del porche del frente de la casa. Su grito hace que la chica de un salto en su lugar y desvíe su atención de sus anteriores pensamientos.
—Oye, las cajas no se abrirán solas, rubia —chasquea la lengua y dedicándole una última mirada, se devuelve por donde salió.

Dennis suelta un suspiro cansado. La verdad es que de solo imaginar el tener que volver a desempacar y organizar todas las pertenencias de su antigua casa, unas enormes ganas de tirarse en el suelo y observar el techo la llenan, dejando deseo solo para la vagancia. Pero no se lo permitiría, de todos modos. Y su tía le gritaría barbaridades si no se pone en marcha.

Con un último vistazo alrededor de su nuevo hogar, trota hasta dentro de la enorme casa. Cajas y más cajas es lo que llena su visión. Alaska se encuentra ayudando a subir cajas a las habitaciones, cada caja con el nombre de su respectivo dueño; mientras, Ed se encuentran armando los estantes y libreros. Antes de que su tío la reproche otra vez, avanza hacia la pila de cajas y acomoda dos en sus brazos para lentamente ascender las escaleras.

***

Es obvio que no terminarían en un solo día, a pesar de que llevan dos desempacando por completo. Pero son una familia algo grande y además, deben acomodar las habitaciones de huéspedes para los amigos de Alaska y Oliver que planean pasar el verano junto  a la familia en su nueva casa y pueblo.  Oliver esta supuesto a llegar ese día junto con Zayn, su mejor amigo.

Además de él, según lo que le dijeron, Dennis tiene entendido que el mejor amigo de Alaska así como otra amiga están supuestos a llegar dos días después. Sera lindo tenerlos alrededor, para no hacer la ambientación de estar en un nuevo lugar tan incómoda. No es que ella sea la más sociable —realmente, no conoce a ninguno y no es algo común verla hablando con los demás, exceptuando al pequeño de la familia.

Como es usual desde que se recuperó del accidente, Dennis se levanta de la cama más temprano que todos. Al caminar el baño, aún somnolienta, cree escuchar alguna puerta cerrándose pero al salir de su habitación se da cuenta de que es la única despierta.

Um, que raro. Debió ser por el sueño, de seguro.

Sin mucho que hacer, pues no se le apetece desempacar más de sus pertenencias —el ajetreo de aquello simplemente es demasiado irritante—, se decide a preparar algo de comer. La casa, a pesar de parecer antigua, posee tuberías y estructura interna un poco moderna. Al menos lo suficiente para estar en sincronía con las costumbres de todos.

Solo alcanza a dar un sorbo a su café negro cuando escucha pasos cortos y apresurados resonar por el segundo piso, para luego bajar las escaleras y un pequeño nene se tambalea entrando a la habitación. El menor de los Halminton apenas tiene tres años, pero ya sabe caminar y comunicar la idea general de lo que cruza por su mente.

—Peu cher*, ¿Qué haces despierto tan temprano? —pregunta, utilizando el apodo que se le quedo sin querer después de tomar clases de francés. Su voz es tranquila pero su ceno esta levemente fruncido.
—Eh…es que ya no quedía seguid dudmiendo —la tierna voz del niño parece disminuir su preocupación, pero esta aflora con más intensidad cuando nota la expresión de susto que posee su primito.
—¿Pasa algo?

Se levanta de la silla y deja el café de lado, para colocar sus manos debajo de los brazos de su primo y sentarlo en el borde del desayunador. Los enormes ojos del infante están llenos de miedo y algo más que no sabe identificar con exactitud.

—¿Tuviste una pesadilla? —continúa cuando él no responde a su primera pregunta.

El pequeño baja la mirada nerviosa a sus manos, las cuales están cruzadas en su regazo en un gesto que le hace saber que está en lo correcto.

—No tengas miedo de-
—No fue una pesadilla, Gweny —la interrumpe, su tono de voz tembloroso y bajito. Ella presiente que va a continuar hablando y pega sus labios, esperando a que continúe. El sorbe por la nariz antes de hablar. — Es que vi a una señora anoche y cuando le dije a mi mami, ella dijo que no era así y me dijo que me dudmieda otra vez.

¿Una señora?

—¿De qué hablas? ¿Una señora que conoces, como los amigos de tu hermanita? —inquiere, refiriéndose indirectamente a los amigos imaginarios de la más pequeña de sus primos. Había clamado hacer un nuevo amigo el segundo día de su llegada, algo que realmente no era raro en los niños.
—¿Qué? No, yo no sé quién es. Ella solo me miraba y listo —se encoge de hombros, como si lo estuviera explicando a alguien más pequeño que él. — Y después se fue…

El entrecejo de Dennis se frunce con más profundidad. Claramente nunca había visto a algún niño viendo personas. Eso definitivamente es algo raro. Pero también puede ser la increíble e infinita imaginación del niño. Por esa razón, echa ese pensamiento de lado y decide distraer a su pequeño primo preparándole pan cakes y chocolate caliente para desayunar.

***

Unas horas después de hacer el desayuno, Oliver y su amigo han llegado a la casa. Es un poco difícil, según la rubia, creer que personas tan diferentes pueden llevarse tan bien. Olvier es un hiperactivo chico mientras Zayn es bastante parecido a ella. Callado y reservado.
Después de que Oliver se acomodara en su nueva habitación y de que llevara a Zayn a la habitación de huéspedes, se dirigen a la sala para conversar con las demás. La casa cuenta con las habitaciones de cada familiar y dos más de huéspedes, las cuales comparten un baño completo en el medio de ambas.

—¿Saben que este sitio es el mismo Salem del que hablan en las películas y todo eso? ¿Dónde hicieron los asesinatos de brujas? —espeta con emoción el mayor de los Halminton, dejándose caer en el recién acomodado sillón.

Dennis se ve obligada a levantar la mirada del libro que se encuentra terminando, al mismo tiempo que Alaska baja las escaleras. La chica acaba de dejar dormida a su hermana menor, mientras el pequeño anda con Ed haciéndose el “hombre” cuando su vocabulario es tan pobre como el de un analfabeto.

—¿Y qué pasa con eso? —cuestiona la peli-marrón, sentándose en el sillón junto a su hermano.
—¿Cómo que pasa? ¡Es genial! Muero por preguntarle a alguien si alguna vez conoció una bruja, como uno de esos viejos que lo han visto todo —continúa diciendo, su sonrisa ampliándose. Después de todo, es un amante de las historias de terror.
—No creo que eso sea muy decente —habla Dennis cortante, como siempre. Nunca habla de otra manera que no sea distante, cortante…

En realidad es algo que no puede evitar, su tono de voz sale natural. Excepto cuando se irrita.

—Por favor, Gwen —bufó el chico, manoteando en el aire como restándole importancia al asunto.
—Creo que no te escucharía aunque le rogaras, Gwen —interviene Alaska, encogiéndose de hombros y suspirando exageradamente. — Pero no te metas en problemas, ¿okay?
—Sí, lo que digas.  Zayn, desde que podamos vamos a averiguar sobre eso. Y no tomaré un no por respuesta.

Lo único que hace el moreno en respuesta es suspirar y rodar los ojos.

—Me obligarías de todos modos.

***

La mañana siguiente, la pequeña rubia ya no puede aguantar estar encerrada en la casa. Su curiosidad por conocer el pequeño pueblo es enorme, así que termina acostándose súper tarde la noche anterior para tener todo el día desocupado. Lo curioso fue los ruidos que creyó escuchar mientras, lentamente, se iba yendo a la inconsciencia. Como pasos de alguien caminando por la casa, lo que inocentemente atribuye a su tío y su insomnio por temporadas del año.

Después de comer del desayuno, Oliver anuncia que ira a dar una vuelta por el pueblo, a lo que el resto de los jóvenes se une con emoción. Concuerdan con Alaska en ir a comprar comida y tal vez alquilar películas, mientras Dennis solo iría a echar un vistazo a la Biblioteca del pueblo. Es lo primero que hace, desde que descubrió como andar en bici y las calles de su pueblo natal.

Sin perder tiempo, emprenden. El pueblo es como todo típico pueblo se ve. Pequeño, acogedor, con casas conservadoras y antiguas y la concentración de locales en el centro, para ser más asequible a toda la población. Aun así, no se pasa desapercibida el aura de misterio. El ambiente de Salem da la idea de que hay más en aquel lugar de lo que aparenta, o ese es el pensamiento que cruza simultáneamente por las mentes de Oliver y Dennis. Pero mientras el primero siente enormes ganas de saberlo todo, la segunda se limita solo a pensar y no actuar —no es de meterse donde no la llaman.

Lo primero que hacen es dejar a Dennis en la biblioteca, que parece ser la única que posee el lugar. Su estructura da a saber que anteriormente era una casa, una enorme casa. Todavía posee columnas de hace dos siglos, dándole un toque antiguo e interesante. El simple nombre “Salem’s bookstore” se lee en letras cursivas, de un color rojo vino.

Al entrar en el local sus ojos viajaron con un brillo emocionado por el amplio lugar. Sin duda, es más grande de lo que pensó. Los estantes caoba de libros se extienden por metros de largo hasta la pared del otro lado. Hay alrededor de siete pasillos. Se puede ver como hay un segundo piso al que subiría en otro día.

A su izquierda, se puede ver un hombre de unos cincuenta años (o más) sentado junto a una mujer visiblemente más joven que él.

Deber ser su hija o algo…

Les dedica una pequeña sonrisa y se acerca.

—¿Deseas algún libro en específico? —pregunta el hombre, con un acento marcado.
—No, solo entro a echar un vistazo —con eso se dirige al primer pasillo que ve.

La sección es “Romance”. Alejando su mente de todos los pensamientos sobre cualquier otra cosa, la chica se dedica completamente a ojear los libros de las diferentes secciones, en ocasiones leyendo sinopsis o argumentos y haciendo una nota mental de venir por los libros más tarde.

Cuando tiene la sensación de que ya ha pasado mucho tiempo y aún no han vuelto por ella, sale del local con el objetivo de dar un paseo por el centro del lugar y así ver que puede conocer. Varias cosas pueden haber ocurrido: no se deciden que comprar o se fueron a la casa sin ella. Realmente no es que le moleste tanto, es tan silenciosa que la mayoría de las veces la gente no sabe que está ahí hasta que preguntan por ella.

Dejando el pensamiento de lado, se dedica a observar los locales que se encuentran más allá. Los arboles nunca se extinguen por completo en el pueblo, siempre se ven el horizonte o entre los locales, además del enorme parque que hay a unas cuadras de la Librería. Camina unas tres cuadras hasta dar con la Iglesia local, que a pesar de ser pequeña comparada con la que solía visitar anteriormente, igual es hermosa. Hermosa y algo tenebrosa, piensa al entrar al lugar y ver como lo único que ilumina todo son candelabros en las paredes laterales.

Inconscientemente, su mano agarra el collar que le regalo su madre al cumplir quince. Es uno de oro revestido en plata, con un dije en forma de libélula que ha pasado desde su abuela hasta ella. Inmediatamente se siente más relajada al tocarlo y camina con pasos más confidentes, pero aun así cuidadosos, hasta llegar frente al altar. De pie y en silencio, cierra los ojos y comienza a rezar pidiendo a Dios que le haga saber a sus padres que todavía los ama.

Lean lean(? :