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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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forbidden and dangerous love { nc. -resultados puestos.
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Re: forbidden and dangerous love { nc. -resultados puestos.
no sientas nada, los errores son normales solo que la verdad si tuviste bastantes pero eso se arregla, solo debes practicar y usar word, word ayuda, word cambio mi vida (?; de nada y besos<333.Sweet Girl escribió:Upssss:$
Lo siento linda:*
Jajaja yo también los amo<3
Correguiré los errores, lo siento de verdad.
Gracias de verdad por aceptarla n.n
Besos tambiénXD
Sofi
hessa.
Re: forbidden and dangerous love { nc. -resultados puestos.
me encantaría cerrar ya las audiciones pero aún faltan fichas .
hessa.
Re: forbidden and dangerous love { nc. -resultados puestos.
Jaja gracias de verdad por el consejo. Lo usaré. Besos también:3salvatore. escribió:no sientas nada, los errores son normales solo que la verdad si tuviste bastantes pero eso se arregla, solo debes practicar y usar word, word ayuda, word cambio mi vida (?; de nada y besos<333.Sweet Girl escribió:Upssss:$
Lo siento linda:*
Jajaja yo también los amo<3
Correguiré los errores, lo siento de verdad.
Gracias de verdad por aceptarla n.n
Besos tambiénXD
Sofi
Sofi n.n
Invitado
Invitado
Re: forbidden and dangerous love { nc. -resultados puestos.
¡Audicionen playas! ¡Queremos resultados! Jujuuuuu<3
Invitado
Invitado
Re: forbidden and dangerous love { nc. -resultados puestos.
resultado akí, resultado aká, el resultado nunca aparecerá ;-;
Invitado
Invitado
Re: forbidden and dangerous love { nc. -resultados puestos.
empezaran las huelgas por los resultados xD
Ari Tiene Hambre.
Re: forbidden and dangerous love { nc. -resultados puestos.
Hola, linda. Mi nombre es Lilian, pero puedes llamarme Lily o como más te guste. Y bueno, me tienes aquí porque tu idea me ha cautivado y maravillado a tal punto de no poder pensar siquiera en denegar una oportunidad como esta. Digo, audicionaré sí o sí ;-; ahqué. Dejaré mi ficha lo más pronto posible. Te dejaría el nombre de mi crush, pero no lo sé, ah. Nunca he hablado con él, ni lo conozco, sólo lo veo cuando voy camino al liceo. Dudo que quede, pero no pierdo nada así que muchos saludines<3333.
Invitado
Invitado
Zacharias Malraux & Alexandra Zigmantóvich.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Representantes: Zayn Malik y Kaya Scodelario.
Nombre del chico, y edad: Zacharias Malraux Zigmantóvich, 21 años.
Nombre de la joven, y edad: Alexandra Zigmantóvich Valley, 19 años.
Rol: Enamorada de su primo.
Nombre del chico, y edad: Zacharias Malraux Zigmantóvich, 21 años.
Nombre de la joven, y edad: Alexandra Zigmantóvich Valley, 19 años.
Rol: Enamorada de su primo.
- capítulo 1, You and I:
- Era una tarde fría de invierno cuando me dirigí a la biblioteca en busca de un par de libros para leer en casa. Las grises nubes se cernían por encima de la ciudad dándole a todo un aspecto de tristeza y vaga soledad, y el viento, glacial e imperturbable, hacía que mis dientes castañeasen en un vano intento por generar un poco de calor. Diana, mi madre, no se había equivocado al ponerme cinco kilos de pesada ropa encima. Un abrigo negro, una bufanda gris y un par de guantes a juego. Sin mencionar la cantidad excesiva de suéteres que vestía por debajo de la larga y ancha gabardina.
—Buenas tardes —esbocé una sonrisa, y Eleonor, la anciana bibliotecaria, hizo un gesto de bienvenida mientras cerraba la enorme puerta de madera tras de mí.
—Oh, pequeña, ¿cómo es que se te ha ocurrido venir aquí con el clima que hay afuera? Podrías resfriarte, Alexandra —me reprendió con cierto cariño impregnado en su dulce y cantarina voz.
—No… no se preocupe, señora Wallace. ¿No nota usted que parezco una bola andante? Además, necesito un par de libros. Esto de las vacaciones no le hace bien a nadie, sobre todo a mí —negué con la cabeza un tanto exasperada—. ¿Cómo ha estado?
—Bien, muy bien, linda, gracias. ¿Sabías que Will, mi nieto, contraerá matrimonio en un mes más? Lo sé, una tragedia —suspiró con desánimo, y prosiguió—. Es tan joven…, tan inmaduro. Dios lo ayude.
—Estará bien, señora Wallace. Ya verá que todo saldrá bien —le aseguré.
—Ojalá tengas razón, Alexandra… Bueno, querida mía, no te agobio más con mis problemas —sonrió un poco cansada—. Ve a buscar los libros que estimes necesarios, y puedes llevártelos a casa después.
—Muchas gracias, señora Wallace.
Con pasos ligeros me dirigí hacia mi sección favorita: Terror y suspenso. ¿Había algo mejor que los libros que pertenecían a ese género? Comencé a leer los títulos con sumo cuidado, descartando y asintiendo cuando era necesario. Llevaba ya unos diez libros en mis enclenques brazos, cuando decidí que con todos ellos sería suficiente para que me mantuviese ocupada un buen tiempo.
—Señora Wallace, me parece que llevaré estos por ahora.
—Está bien, querida. Déjame anotarlos —se acomodó los anteojos con el dedo índice, y sus ojos parecieron adquirir un tamaño mayor—. Ajá, ajá. Bien… Uh, este es bueno; muy bueno —susurró para sí misma, mientras dejaba constancia de los doce libros que ahora llevaba a casa.
Su cabellera corta y con rizos plateados se movía al compás de su bolígrafo, y su rostro surcado de arrugas adoptaba distintas expresiones, según el libro.
—Que pases una buena tarde, Alexandra. Vuelve a visitarme cuando puedas, ¿está bien, querida? —esbozó una afable sonrisa, y tuve que reprimir las ganas de lanzarme a sus brazos.
—Claro que sí, señora Wallace. Muchas gracias.
A regañadientes salí de la biblioteca con destino a casa. Eso de no tener nada más que leer y charlar con Samantha de vez en cuando por medio de mensajes de texto, era una verdadera tortura. Y el clima no ayudaba mucho. «No te preocupes, Alex. Estaré de vuelta en poco tiempo, ¡de verdad!», había prometido Sam. Sin mi mejor amiga en la ciudad comenzaba a ver todo desde una perspectiva poco alentadora.
De pronto escuché pasos tras de mí. Giré mi rostro hacia atrás, pero no se encontraba nadie ahí, así que seguí caminando con pisadas firmes por las desiertas aceras de la ciudad. Lo único que se escuchaba en las calles era el ruido que producían mis gruesas botas al repiquetear contra el suelo; no obstante, volví a escuchar pasos ajenos a los míos a una distancia no muy lejana. En un momento como ese mis dientes no sólo castañeaban a causa del frío ambiente.
— ¿Hola? —murmuré escrutando cada rincón de la calle, intentando encontrar algún indicio de vida humana.
—Hola —susurró una voz áspera y con un acento arrastrado algo cautivador muy cerca de mi oído.
Mis ojos casi se salieron de sus órbitas, y mi corazón latió desbocado en mi pecho. Ahogué un chillido de horror y con una lentitud casi imprudente giré mi rostro y me encontré con un muchacho de llamativos ojos verdes a escasos centímetros de mí.
—Vaya, ¿acaso es tu pasatiempo preferido darle sustos de muerte a chicas en cualquier callejón solitario? —estaba tan irritada que de seguro se podía ver el humo saliendo sin control por mis orejas; él, en cambio, esbozó una media sonrisa que me robó el aliento.
—Algo así —respondió encogiéndose de hombros—. ¿Y es, quizás, tu objetivo parecer una albóndiga andante?
—No —mascullé abochornada, y reanudé mi marcha sin atreverme a mirarlo otra vez.
Sentí el peso de los libros que cargaba en mi espalda, y una brisa feroz y gélida hizo que mis pelos se pusieran de punta. Me acomodé los guantes y la bufanda, y tomé la decisión de pasar a algún local a comprar una taza de café caliente antes de llegar a casa.
— ¿No me dirás tu nombre? —caminó con rapidez hasta alcanzarme, pero no paré para quedarme charlando con él.
—No. Ha sido un placer conocerte, pero…
— ¿Qué tipo de placer? —me interrumpió con una sonrisa juguetona plasmada en su angelical rostro.
No te sonrojes, no te sonrojes, no te sonrojes, Alexandra, comencé a repetirme una y otra vez como si de un mantra se tratara. Pero no funcionó, y una melodiosa risa brotó de sus labios.
—Vaya —murmuró, reprimiendo otra carcajada—, qué linda te ves sonrojada.
Fruncí el ceño y me aparté de su lado con exasperación. ¿Qué se creía ese muchacho? Ese truco le funcionaría con alguien más fácil, ¿pero conmigo? ¡Por supuesto que no! Nadie (insisto, nadie) podía venir y decirme que lucía “linda” como un tomate. Sobre todo porque mis orejas también estaban salpicadas de rojo en ese entonces. Y no sólo por la vergüenza. Visualice un local de comida, y me metí dentro tan pronto como pude.
—Un café, por favor —le dije con una sonrisa a la mesera.
—Que sean dos —replicó ese fastidioso chico con un brillo de diversión en sus ojos verdes, sentándose enfrente de mí para compartir la mesa. Se acomodó la bufanda una vez la mesera se hubo ido, y susurró inclinándose hacia mí—: ¿Nunca te cansas de huir?
Pude aspirar su aliento con sabor a menta —y una pizca de chocolate— sin la necesidad de así quererlo, y retrocedí golpeándome sin escrúpulos la espalda contra el respaldo del asiento. Reprimí un escalofrío y traté de no perder el hilo de la conversación imaginando qué se sentiría el tener sus labios contra los míos, sus sedosas manos acariciando mi cabello… Basta ya, me reprendí a mí misma mentalmente. ¿Qué era lo que él estaba diciéndome? Ah…, sí.
— ¿Nunca te cansas de seguirme?
—Un café por tus pensamientos —escudriñó mi rostro con avidez y se detuvo al encontrar mis ojos mirando los suyos. Se inclinó un poco más en mi dirección, y tuve que retroceder junto a mi silla.
—Es un precio bastante bajo, si quieres mi opinión —luché para mantener un tono de voz sereno, a pesar de que mi corazón no decía lo mismo. Su cercanía no era más que un incentivo para que mis pulmones fueran unos completos inútiles.
¿Podían hacer bien su trabajo de una vez por todas, maldita sea?
—Eres atractiva, ¿sabes?
—Y tú testarudo —repliqué con escepticismo.
—Gracias —murmuró, adoptando una pose relajada mientras posicionaba ambas manos tras su cabeza, y sonrió antes de añadir—: Mi nombre es Harry. ¿Puedes decirme el tuyo ahora?
— ¿Y qué si no…, Harry? —lo desafié, saboreando su nombre con alegría impregnada en la voz.
—Me temo que tendré que seguirte e insistir hasta que me lo digas. Es difícil encontrar a una chica así de interesante y resistirte a saber su nombre. Y debo decir que esta no es la excepción, cariño —sonrió dejando a la vista una hilera de dientes perlinos y naturalmente perfectos—. Así que… ¿cuál es?
Bebí un sorbo del delicioso café que la mesera nos había servido hacía unos momentos atrás, sopesando mis opciones: Número uno, salir corriendo y nunca más volver a saber de él; número dos, tirarle el café caliente en la cara y decirle que es un idiota por llamarme “cariño” y luego esperar a saber mi nombre; o número tres, decírselo.
—Alexandra.
- prólogo, be careful:
- La noche se cernía, serenamente, sobre aquél misántropo y desconocido pueblo, y la impetuosa fiesta seguía su curso, aún cuando eran las cuatro de la madrugada. Afortunadamente, el gran evento no había sido llevado a cabo en mi hogar, sino que en el gran recinto donde los Tomlinson organizaban fiestas tan grandes, como ésta.
Miles de adolescentes bailaban al compás de la música, mientras las coloridas luces proporcionaban la suficiente iluminación, como para tener la certeza de que hablabas con la persona correcta.
—Zayn —dijo una dulce voz, llamándome con nerviosismo—, hola —pestañeé un par de veces antes de mirarle a los ojos.
Apenas podía lograr mantener la estabilidad gracias a las innumerables copas de vodka que había bebido a lo largo de la noche, y la cantidad inmensa de chicos en el lugar hacía que me desorientara como nunca antes lo había hecho. Sin embargo, pude reconocer a aquellos hermosos ojos azules, y el castaño cabello de la propietaria. Se trataba, fehacientemente, de mi perfecta y única Cassandra.
—Ho-hola —tartamudeé y sonreí como un idiota—. Hoy luces simplemente sermosa —balbuceé, queriendo decir hermosa, después de todo.
Posé mis manos en su frágil y minúscula cintura, e hice el intento de acercarla a mí con cuidado. Lo más extraño era que, mi dulce Cassandra, era reacia a que le demostrara cariño esa noche, y la comprendía. Yo tampoco querría que un chico ebrio se acercara a mí. La abracé, aún cuando el vulgar aroma del alcohol impregnaba cada poro de mi cuerpo.
—Ven conmigo—susurré en su oído, y un escalofrío recorrió deliciosamente su espina dorsal. Pude sentirlo gracias a la cercanía que mantenían ambos cuerpos—. Ven, por favor—supliqué una vez más.
Entonces se removió, y yo supe que era un sí. Tomé su mano, y su piel era tan suave, que quise besarla hasta desfallecer; no obstante, me limité a guiarla erráticamente hacia la salida. Con dificultad nos dirigimos hacia mi vieja camioneta. Sólo pude reconocerla porque visualicé aquél característico tono grisáceo, sin mencionar al óxido que no hacía más que hacerle ver anticuada.
—Zayn, yo…
—Esta noche será sólo para nosotros —sonreí, y nos introdujimos con cuidado a la camioneta anti romance.
Y, definitivamente, sería sólo para ambos. Esa fue la penúltima noche que me quedé en el pueblo, porque al expirar los dos días que me quedaban de estadía en la localidad, me iría a buscar nuevas aventuras a lugares desconocidos, sin que nadie tuviera conocimiento acerca de mis futuros planes. Debía disfrutar el tiempo que me quedaba junto a ella.
La besé como nunca lo había hecho, y sus labios se movieron acorde a los míos, en una danza tan maravillosa, que me hubiera gustado nunca dejarla ir. Aún en mi estado de suma ebriedad podía darme cuenta de que ese momento no volvería a repetirse, y era más especial, que ningún otro en mi vida entera.
Y nos amamos. Aquella noche la amé como nunca había amado a otra mujer, con tanto afecto y respeto en todos y cada uno de mis actos, que supe que ella era el amor de mi vida. Ella recibió mi amor, y me entregó del suyo de forma primorosa. Cassie era hermosa en todos los sentidos, y lo sabía.
—Te amo, Cassie —susurré, y escuché un sollozo proveniente de su parte.
Tomé su rostro entre mis manos con delicadeza, y sentí que una lágrima corría deliberadamente sobre su mejilla. Entonces me apartó de su lado y salió corriendo del lugar.
Nunca más volví a verla.
- whoa:
- Hola, de nuevo ;-; Aquí he dejado mi ficha con lo que has pedido para audicionar. Espero no falte nada y esop. Le puse a ambos personajes el mismo apellido porque son primos, lejanos, pero primos al fin y al cabo. Me dices si he de cambiar algo; lo que sea. Esperando quedar, se despide esta Lily hermosa que adora la idea de la aún más hermosa Karol ahqué.
PD: Amo con mi corazón el nombre Alexandra(?).
Invitado
Invitado
Re: forbidden and dangerous love { nc. -resultados puestos.
Ocean. escribió:Zacharias M. & Alexandra Z.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Representantes: Zayn Malik y Kaya Scodelario.
Nombre del chico, y edad: Zacharias Malraux Zigmantóvich, 21 años.
Nombre de la joven, y edad: Alexandra Zigmantóvich Valley, 19 años.
Rol: Enamorada de su primo.
- capítulo 1, You and I:
Era una tarde fría de invierno cuando me dirigí a la biblioteca en busca de un par de libros para leer en casa. Las grises nubes se cernían por encima de la ciudad dándole a todo un aspecto de tristeza y vaga soledad, y el viento, glacial e imperturbable, hacía que mis dientes castañeasen en un vano intento por generar un poco de calor. Diana, mi madre, no se había equivocado al ponerme cinco kilos de pesada ropa encima. Un abrigo negro, una bufanda gris y un par de guantes a juego. Sin mencionar la cantidad excesiva de suéteres que vestía por debajo de la larga y ancha gabardina.
—Buenas tardes —esbocé una sonrisa, y Eleonor, la anciana bibliotecaria, hizo un gesto de bienvenida mientras cerraba la enorme puerta de madera tras de mí.
—Oh, pequeña, ¿cómo es que se te ha ocurrido venir aquí con el clima que hay afuera? Podrías resfriarte, Alexandra —me reprendió con cierto cariño impregnado en su dulce y cantarina voz.
—No… no se preocupe, señora Wallace. ¿No nota usted que parezco una bola andante? Además, necesito un par de libros. Esto de las vacaciones no le hace bien a nadie, sobre todo a mí —negué con la cabeza un tanto exasperada—. ¿Cómo ha estado?
—Bien, muy bien, linda, gracias. ¿Sabías que Will, mi nieto, contraerá matrimonio en un mes más? Lo sé, una tragedia —suspiró con desánimo, y prosiguió—. Es tan joven…, tan inmaduro. Dios lo ayude.
—Estará bien, señora Wallace. Ya verá que todo saldrá bien —le aseguré.
—Ojalá tengas razón, Alexandra… Bueno, querida mía, no te agobio más con mis problemas —sonrió un poco cansada—. Ve a buscar los libros que estimes necesarios, y puedes llevártelos a casa después.
—Muchas gracias, señora Wallace.
Con pasos ligeros me dirigí hacia mi sección favorita: Terror y suspenso. ¿Había algo mejor que los libros que pertenecían a ese género? Comencé a leer los títulos con sumo cuidado, descartando y asintiendo cuando era necesario. Llevaba ya unos diez libros en mis enclenques brazos, cuando decidí que con todos ellos sería suficiente para que me mantuviese ocupada un buen tiempo.
—Señora Wallace, me parece que llevaré estos por ahora.
—Está bien, querida. Déjame anotarlos —se acomodó los anteojos con el dedo índice, y sus ojos parecieron adquirir un tamaño mayor—. Ajá, ajá. Bien… Uh, este es bueno; muy bueno —susurró para sí misma, mientras dejaba constancia de los doce libros que ahora llevaba a casa.
Su cabellera corta y con rizos plateados se movía al compás de su bolígrafo, y su rostro surcado de arrugas adoptaba distintas expresiones, según el libro.
—Que pases una buena tarde, Alexandra. Vuelve a visitarme cuando puedas, ¿está bien, querida? —esbozó una afable sonrisa, y tuve que reprimir las ganas de lanzarme a sus brazos.
—Claro que sí, señora Wallace. Muchas gracias.
A regañadientes salí de la biblioteca con destino a casa. Eso de no tener nada más que leer y charlar con Samantha de vez en cuando por medio de mensajes de texto, era una verdadera tortura. Y el clima no ayudaba mucho. «No te preocupes, Alex. Estaré de vuelta en poco tiempo, ¡de verdad!», había prometido Sam. Sin mi mejor amiga en la ciudad comenzaba a ver todo desde una perspectiva poco alentadora.
De pronto escuché pasos tras de mí. Giré mi rostro hacia atrás, pero no se encontraba nadie ahí, así que seguí caminando con pisadas firmes por las desiertas aceras de la ciudad. Lo único que se escuchaba en las calles era el ruido que producían mis gruesas botas al repiquetear contra el suelo; no obstante, volví a escuchar pasos ajenos a los míos a una distancia no muy lejana. En un momento como ese mis dientes no sólo castañeaban a causa del frío ambiente.
— ¿Hola? —murmuré escrutando cada rincón de la calle, intentando encontrar algún indicio de vida humana.
—Hola —susurró una voz áspera y con un acento arrastrado algo cautivador muy cerca de mi oído.
Mis ojos casi se salieron de sus órbitas, y mi corazón latió desbocado en mi pecho. Ahogué un chillido de horror y con una lentitud casi imprudente giré mi rostro y me encontré con un muchacho de llamativos ojos verdes a escasos centímetros de mí.
—Vaya, ¿acaso es tu pasatiempo preferido darle sustos de muerte a chicas en cualquier callejón solitario? —estaba tan irritada que de seguro se podía ver el humo saliendo sin control por mis orejas; él, en cambio, esbozó una media sonrisa que me robó el aliento.
—Algo así —respondió encogiéndose de hombros—. ¿Y es, quizás, tu objetivo parecer una albóndiga andante?
—No —mascullé abochornada, y reanudé mi marcha sin atreverme a mirarlo otra vez.
Sentí el peso de los libros que cargaba en mi espalda, y una brisa feroz y gélida hizo que mis pelos se pusieran de punta. Me acomodé los guantes y la bufanda, y tomé la decisión de pasar a algún local a comprar una taza de café caliente antes de llegar a casa.
— ¿No me dirás tu nombre? —caminó con rapidez hasta alcanzarme, pero no paré para quedarme charlando con él.
—No. Ha sido un placer conocerte, pero…
— ¿Qué tipo de placer? —me interrumpió con una sonrisa juguetona plasmada en su angelical rostro.
No te sonrojes, no te sonrojes, no te sonrojes, Alexandra, comencé a repetirme una y otra vez como si de un mantra se tratara. Pero no funcionó, y una melodiosa risa brotó de sus labios.
—Vaya —murmuró, reprimiendo otra carcajada—, qué linda te ves sonrojada.
Fruncí el ceño y me aparté de su lado con exasperación. ¿Qué se creía ese muchacho? Ese truco le funcionaría con alguien más fácil, ¿pero conmigo? ¡Por supuesto que no! Nadie (insisto, nadie) podía venir y decirme que lucía “linda” como un tomate. Sobre todo porque mis orejas también estaban salpicadas de rojo en ese entonces. Y no sólo por la vergüenza. Visualice un local de comida, y me metí dentro tan pronto como pude.
—Un café, por favor —le dije con una sonrisa a la mesera.
—Que sean dos —replicó ese fastidioso chico con un brillo de diversión en sus ojos verdes, sentándose enfrente de mí para compartir la mesa. Se acomodó la bufanda una vez la mesera se hubo ido, y susurró inclinándose hacia mí—: ¿Nunca te cansas de huir?
Pude aspirar su aliento con sabor a menta —y una pizca de chocolate— sin la necesidad de así quererlo, y retrocedí golpeándome sin escrúpulos la espalda contra el respaldo del asiento. Reprimí un escalofrío y traté de no perder el hilo de la conversación imaginando qué se sentiría el tener sus labios contra los míos, sus sedosas manos acariciando mi cabello… Basta ya, me reprendí a mí misma mentalmente. ¿Qué era lo que él estaba diciéndome? Ah…, sí.
— ¿Nunca te cansas de seguirme?
—Un café por tus pensamientos —escudriñó mi rostro con avidez y se detuvo al encontrar mis ojos mirando los suyos. Se inclinó un poco más en mi dirección, y tuve que retroceder junto a mi silla.
—Es un precio bastante bajo, si quieres mi opinión —luché para mantener un tono de voz sereno, a pesar de que mi corazón no decía lo mismo. Su cercanía no era más que un incentivo para que mis pulmones fueran unos completos inútiles.
¿Podían hacer bien su trabajo de una vez por todas, maldita sea?
—Eres atractiva, ¿sabes?
—Y tú testarudo —repliqué con escepticismo.
—Gracias —murmuró, adoptando una pose relajada mientras posicionaba ambas manos tras su cabeza, y sonrió antes de añadir—: Mi nombre es Harry. ¿Puedes decirme el tuyo ahora?
— ¿Y qué si no…, Harry? —lo desafié, saboreando su nombre con alegría impregnada en la voz.
—Me temo que tendré que seguirte e insistir hasta que me lo digas. Es difícil encontrar a una chica así de interesante y resistirte a saber su nombre. Y debo decir que esta no es la excepción, cariño —sonrió dejando a la vista una hilera de dientes perlinos y naturalmente perfectos—. Así que… ¿cuál es?
Bebí un sorbo del delicioso café que la mesera nos había servido hacía unos momentos atrás, sopesando mis opciones: Número uno, salir corriendo y nunca más volver a saber de él; número dos, tirarle el café caliente en la cara y decirle que es un idiota por llamarme “cariño” y luego esperar a saber mi nombre; o número tres, decírselo.
—Alexandra.
- prólogo, be careful:
La noche se cernía, serenamente, sobre aquél misántropo y desconocido pueblo, y la impetuosa fiesta seguía su curso, aún cuando eran las cuatro de la madrugada. Afortunadamente, el gran evento no había sido llevado a cabo en mi hogar, sino que en el gran recinto donde los Tomlinson organizaban fiestas tan grandes, como ésta.
Miles de adolescentes bailaban al compás de la música, mientras las coloridas luces proporcionaban la suficiente iluminación, como para tener la certeza de que hablabas con la persona correcta.
—Zayn —dijo una dulce voz, llamándome con nerviosismo—, hola —pestañeé un par de veces antes de mirarle a los ojos.
Apenas podía lograr mantener la estabilidad gracias a las innumerables copas de vodka que había bebido a lo largo de la noche, y la cantidad inmensa de chicos en el lugar hacía que me desorientara como nunca antes lo había hecho. Sin embargo, pude reconocer a aquellos hermosos ojos azules, y el castaño cabello de la propietaria. Se trataba, fehacientemente, de mi perfecta y única Cassandra.
—Ho-hola —tartamudeé y sonreí como un idiota—. Hoy luces simplemente sermosa —balbuceé, queriendo decir hermosa, después de todo.
Posé mis manos en su frágil y minúscula cintura, e hice el intento de acercarla a mí con cuidado. Lo más extraño era que, mi dulce Cassandra, era reacia a que le demostrara cariño esa noche, y la comprendía. Yo tampoco querría que un chico ebrio se acercara a mí. La abracé, aún cuando el vulgar aroma del alcohol impregnaba cada poro de mi cuerpo.
—Ven conmigo—susurré en su oído, y un escalofrío recorrió deliciosamente su espina dorsal. Pude sentirlo gracias a la cercanía que mantenían ambos cuerpos—. Ven, por favor—supliqué una vez más.
Entonces se removió, y yo supe que era un sí. Tomé su mano, y su piel era tan suave, que quise besarla hasta desfallecer; no obstante, me limité a guiarla erráticamente hacia la salida. Con dificultad nos dirigimos hacia mi vieja camioneta. Sólo pude reconocerla porque visualicé aquél característico tono grisáceo, sin mencionar al óxido que no hacía más que hacerle ver anticuada.
—Zayn, yo…
—Esta noche será sólo para nosotros —sonreí, y nos introdujimos con cuidado a la camioneta anti romance.
Y, definitivamente, sería sólo para ambos. Esa fue la penúltima noche que me quedé en el pueblo, porque al expirar los dos días que me quedaban de estadía en la localidad, me iría a buscar nuevas aventuras a lugares desconocidos, sin que nadie tuviera conocimiento acerca de mis futuros planes. Debía disfrutar el tiempo que me quedaba junto a ella.
La besé como nunca lo había hecho, y sus labios se movieron acorde a los míos, en una danza tan maravillosa, que me hubiera gustado nunca dejarla ir. Aún en mi estado de suma ebriedad podía darme cuenta de que ese momento no volvería a repetirse, y era más especial, que ningún otro en mi vida entera.
Y nos amamos. Aquella noche la amé como nunca había amado a otra mujer, con tanto afecto y respeto en todos y cada uno de mis actos, que supe que ella era el amor de mi vida. Ella recibió mi amor, y me entregó del suyo de forma primorosa. Cassie era hermosa en todos los sentidos, y lo sabía.
—Te amo, Cassie —susurré, y escuché un sollozo proveniente de su parte.
Tomé su rostro entre mis manos con delicadeza, y sentí que una lágrima corría deliberadamente sobre su mejilla. Entonces me apartó de su lado y salió corriendo del lugar.
Nunca más volví a verla.
- whoa:
Hola, de nuevo ;-; Aquí he dejado mi ficha con lo que has pedido para audicionar. Espero no falte nada y esop. Le puse a ambos personajes el mismo apellido porque son primos, lejanos, pero primos al fin y al cabo. Me dices si he de cambiar algo; lo que sea. Esperando quedar, se despide esta Lily hermosa que adora la idea de la aún más hermosa Karol ahqué.PD: Amo con mi corazón el nombre Alexandra(?).
ficha aceptada.
hola lily, me encanta tu nombre<3; bueno, leí el capitulo de you & i y debo decir que es perfecto, mis fan fics favoritos son sobre harry y este me gusto mucho tanto que, la leeré si es que esta en el foro y la encuentro, me encanto<333, no tienes faltas y tambien me encanta el nombre de alexandra hessa.
Re: forbidden and dangerous love { nc. -resultados puestos.
izzy sigue queriendo resultados.
michael.
Re: forbidden and dangerous love { nc. -resultados puestos.
connor. escribió:izzy sigue queriendo resultados.
pronto; solo espero por sí alguna chica quiere audicionar y eso pero pronto izzy, tu tranquila; besos<333.
hessa.
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