❆ Seven Sisters❆

Olivia Gallagher & Zayn Malik

“Tu hermano no era más que un parásito para la sociedad, los débiles como él mueren y por supuesto los fuertes como yo vivimos, demostrando a esa clase de personas la grandeza de nuestro ser.”
¿Cómo podía existir personas así y llamarse seres humanos?

Inhalo una vez más el speed ^[1]para alejar esos malos recuerdos  pero me es imposible no derramar unas cuantas lágrimas, me maldigo una y mil veces, ¡cuán diferente hubiera sido todo si Ed estuviera vivo!, pero lamentablemente lo he perdido por haber sido imbécil, estúpida e inútil y si tan solo hubiera callado, nada de esto habría pasado.

Me levanto tambaleante, el tequila más anfetaminas ^[2] son una mala combinación para mi salud física, pero mentalmente me despejan y eso basta para que los consuma; salgo del pub barato y comienzo a caminar por las calles aun vacías, demasiado temprano para que alguien estuviese fuera. Al dejar atrás unos cuantos callejones escucho a un automóvil acercarse a la acera, y antes de verlo, ya sé quién es.

— Sube— ordena irritado aún por el rechazo, mirándome con aquellos ojos sombríos inyectados de sangre, niego con la cabeza y eso lo enfurece tanto que me llama puta; empiezo a carcajear y él se torna rojo de la furia.

— Joder Henry, me encanta ser una puta por no liarme contigo, en serio que sí— digo burlona— ¡Escuchad Seven Sisters soy tan puta que no me acuesto con el imbécil de Smith!—grito con todas mis fuerzas a las calles taciturnas y solo el inaudible eco de mi voz contesta; antes de retirarme, le saco el dedo del medio y me interno en el callejón más cercano, a pesar de eso, logro oír el rechinar de las ruedas y unos cuantos botes de basura caer, causando un gran estruendo por haber sido colisionadas; solo espero no escuchar en las noticias que aquel imbécil ha chocado algún inocente, el estado en que se encontraba era deplorable, no resiste a tomar más de cuatros vasos de cerveza y menos a consumir las pastillas de felicidad, y aún asi lo hace; como ya dije, un completo idiota.

Llego exhausta a casa, aquel pub de mala muerte se encuentra en la otra punta de Seven Sisters, y mi domicilio pues, muy lejos de este; el trayecto largo ha logrado despabilarme, el cielo ha clareado y otro día de mierda ha comenzado.

Saco a duras penas mis llaves y tras varios intentos fallidos logro al fin abrir la puerta; me descalzo para no hacer ruido, subo rápidamente las escaleras y entro a mi habitación; en cuanto cierro la puerta, me desvisto, escondo mis cosas bajo la cama y tomo de mi mesa de noche el desmaquillante, siempre listo para mis llegadas tardías; ya sin ningún rastro de haber estado de fiesta, me meto en la cama cerrando los ojos y contando los minutos en que Gabriela aparecerá. En dos minutos exactos la oigo ingresar a mi habitación, y me pongo en guardia para actuar una vez más “mi despertar”.

—Olly, despierta, hora de ir al instituto; por cierto abajo hay tostadas, debo irme ya—dice ella abriendo las cortinas, me siento y simulo un bostezo, murmuro un “odio el colegio”, ella ríe y se acerca a darme un beso en la mejilla de buenos días, cosa que mi madre nunca habría hecho.
Una vez que ella se va, me preparo para ir a al aburrido instituto, nada entretenido pasa allí, y presiento que será asi siempre; vestida ya, siempre sin perder mi estilo dark, bajo, tomo las tostadas y en el trayecto las tiro, con todo lo que me metí ayer es imposible que coma algo sin que me dé ganas de devolverlo todo.

Al entrar al edificio, veo que pocos son los alumnos que aún permanecen afuera; decido no ingresar a clases, las primeras horas son odiosas, además necesito por lo menos nicotina para soportar a la gente estúpida con la que me suelo topar en los pasillos, incluyendo a los profesores.

Camino al patio trasero, veo a Alex y su amiguita acorralando a una nueva víctima, pobre, pero debió haber algo hecho algo muy malo para encabronar a una de las queen bee del colegio, en otras palabras, la chica debió haber sido bien perra con ella; en lo personal no creo tener un estatus en este inmundo lugar, pero creo que soy respetada, nadie me molesta, no los molesto y todos felices comiendo perdices.

Pasé toda la mañana fumando y observando a cada infeliz que se me cruzaba en frente, pero ahora me dirijo a la última clase, la profesora de Literatura es una de las que me jode la existencia por faltar; al entrar, voy directo al fondo a sentarme y  matar el tiempo, garabateando posibles tatuajes. Al termino de la clase, junto perezosamente mis cosas mientras los demás desaparecen velozmente en menos de un minuto, pero cuando me encamino hacia la puerta reparo en que el imbécil de Henry sigue aquí, pero no solo, sino acompañado de la fastidiosa de Berenice, realmente no tolero a esta consentida, me recuerda todo lo que fui y lo que trato de olvidar; veo que se susurran muy pegados, pero luego la rubia lo separa repentinamente dejando claramente con ganas al miserable.

—Nadie te quiere, todos te odian — canturreo burlona, este voltea desconcertado porque alguien aún se encuentre en el salón; su mirada pasa de sorpresa a disgusto.

— ¿Celosa de que este con alguien más bonita que tú? —pregunta mordaz

—Ay Smith, ni la mimada  D’onadio quiere contigo a pesar de tu popularidad, y conste que al parecer eso es muy importante para ella—digo maliciosa y su cara de enojo vuelve a instalarse, Olivia 1 Henry 0.

—Vete a la mierda— escupe alterado

—Ya estoy contigo, pero ahora me largo, ¡bye!—me despido antes de que me dé una tunda por mi atrevimiento.

Apresurada me dirijo al parque más cercano, quedé con el proveedor, que aunque sea del instituto no hace negocios allí, y si tardo más hoy me quedo sin estimulantes.

— Un minuto tarde Gallagher, sabes que no me gusta esperar — murmura serio apenas me acerco a él.

—Y a mí no me gusta que me llames por mi asqueroso apellido y aun asi lo haces, en fin ¿Qué tienes para mí hoy, Thomas? —pregunto curiosa, este rueda los ojos pero no me contesta, directamente me arroja un plástico transparente que contiene pastillas multicolores, umhm éxtasis, genial.

— Y tú sabes que odio mi nombre, asi que te agradecería que pagues y que me digas Tom— dice divertido.

—No tengo— mascullo avergonzada, el suspira pesadamente y aprieto el paquete en mi mano; no quiero que me lo saque, es lo único que me mantiene viva.

—Perdono una no dos veces; te espero hoy a las ocho de la noche en la fiesta de Collin, ya sabes cuál es la otra forma de pago si quieres conservar la mercancía, cariño— cierro fuertemente los ojos; debí suponerlo, pero no hay vuelta atrás, no pienso esperar hasta tener dinero para consumir de nuevo y menos robarle a Gaby, ella no se lo merece. Asiento aun con los ojos cerrados, el deja un casto beso sobre mis labios para luego marcharse dejándome completamente humillada.

[...]

Me encuentro en la fiesta, pero todos se encuentran en el jardín ¿Qué pasa? Ni puta idea, no me interesa. Espero nerviosa la llegada de Tom; todo el día me pase encerrada en mi cuarto pensando en cómo debería actuar, digo él es uno de los chicos más lindos del colegio pero no me atrae en absoluto la idea de pasar una noche con él ni con nadie, deje de ser virgen hace tiempo en una fiesta donde me descontrolé pero no recuerdo absolutamente nada más aparte de que amanecí desnuda a lado de un tipo a quien ni siquiera conocía.

— Hora de irnos — dice apareciendo Tom frente a mí, me toma del brazo asegurándose de que no escape, salimos de la casa del noviecito de Jones y nos subimos a su automóvil, rumbo a un lugar desconocido para arruinar aún más mi existencia.

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^[1]Speed: nombre vulgar con el comúnmente se nombra a la anfetamina o algunos de sus análogos como la metanfetamina
^[2]Anfetamina: tipo de droga que estimulan el Sistema Nervioso Central.