¿Quien es ese chico? [Logan Lerman]

—Puedes sentarte—me invito el hombre de cabellos dorados con una amplia sonrisa que me hizo sentir envidia por mostrar tanta amabilidad enfrente de Clara—. Adelante—me señalo un lugar al lado de ella pero lo rechace. Lo que menos quería era que Clara se fijara en él por su momento de ridícula cordialidad hacia mí.
—No, gracias—de refilón le mire con hastió y me dirigí a Clara—. ¿Podemos hablar? —más que una pregunta fue una orden. No hubo necesidad de especificar que quería hacerlo a solas. El rubio se paró de su asiento y con ese maldito tono de gentileza en su voz dijo:
—Iré al sanitario. Regreso en unos minutos, Clara—Se despidió de mí con un asentimiento de cabeza que no me moleste en devolverle.

—Y bien… ¿Qué quie…res decirme? —pregunto Clara titubeante. Movía los pies como si quisiera escapar. Acto que me resulto muy gracioso, a mi pesar.
—Ten cuidado con él…Las apariencias engañan—Solté risueño. Ella agachó la cabeza —. Puede…tu sabes. Tratar de llevarte a la cama.
—No lo conoces—contesto afianzando absolutamente toda la confianza en el rubio
—Conozco a los de su tipo, Clara—voltee rápidamente hacia atrás; La pelirroja se veía una y otra vez en el espejo, como si no lo hubiera hecho nunca antes en su vida. Ignorando que en nuestra cita me encontraba platicando con una chica y no precisamente por razones de amistad. O al menos esas no eran mis intenciones para con Clara. Apoyé la mano en el muro para evitar que Dana pudiera ver inesperadamente la cara de la persona con quien hablaba y asimismo, que la castaña no se percatara de ella también.
—Él es mi amigo—dijo con determinación
— ¿Así? … ¿Sabes cuántos años tiene, al menos? —entrecerré los ojos a punto de reírme.
—23
—Lo acabas de inventar—me reí—.No es tu amigo, te apuesto a que lo acabas de conocer
—Creo que tiene 22—puso las manos en la cintura y me miro recta, decidida—… Y que yo sepa, tú tampoco eres mi amigo, Logan—Vaya que había dado justo en el clavo. Me estaba colmando la paciencia que se supiera defender a pesar de estar nerviosa. Nunca antes ninguna chica había conseguido salvarse fácilmente de las mías.
— ¿Dónde lo conociste?
—Que te importa, Logan —casi dio un grito. Supongo que se dio cuenta a tiempo en qué lugar se ayeaba, ya que su voz instintivamente se transformo en un murmullo—.No entiendo para que estas aquí diciendo no se qué. Yo sé lo que hago… ¿De acuerdo? .Tú no eres mi hermano o algo así—se giro en talones. La detuve del antebrazo a tiempo.

Me acerque peligrosamente a ella hasta poder percibir su estremecimiento y oler ligeramente el aroma a su perfume natural. Desvió la mirada a otro lugar sin dirección, en su intento de prescindirse de mi mirada.
—Está bien…Te dejo con tu amigo…pero solo respóndeme una cosa
— ¿Qué? —pregunto desafiante soltándose de mi amarre y viendo de soslayo a mis labios. En definitiva; deseaba besarme a si como yo a ella.
— ¿No has pensado en mí en estos días? —No me había dado cuenta de lo tan directo que había sido hasta que note el intenso rosado en sus mejillas—. De acuerdo…fui directo al grano, pero contéstame…
— ¿Debería? —estaba molesta definitivamente. No había visto su faceta de cara ardida. Me pareció grácil, cómica, linda… “Sexo, no lo olvides, Logan”
—Tal vez deberías empezar a hacerlo—pase la lengua por mis labios y empujándola detrás del muro que tapaba la vista de los demás clientes, toque su mejilla para besarla.

Debo ser sincero; nunca me espere que una chica me fuera a recibir de esa manera; Solo oí el fuerte plaf azotando contra mi cara y el repentino ardor expandirse hasta mis orejas. Clara sí que me había dado una dura bofetada. Frotando mi mejilla para disminuir el ardor en la zona, la vi taparse la boca incrédula por lo que había hecho y, al rubio saliendo rápidamente de la puerta que estaba marcada con el monito masculino.
—No quería…—Clara empezó a manotear y caminar de un lado a otro—.No, si que te lo merecías. Me besaste…querías…
—No te la vas a acabar, Clara. En serio no debiste…—En cuanto menos lo esperé, Dana ya estaba a mi lado, gimoteando, acariciándome la cara y preguntándome que había pasado,.. Porque tanto lío. La castaña se detuvo en freno, miró a Dana por un instante y luego a mí; No se esperaba ver a una chica guapa a mi lado, seguramente. Después de que la había besado, pienso que se imaginaba el enamoramiento a flor de piel como todas, y como al final tan representativo de las chicas, se quejaban en el último momento en que les decía adiós. El enojo que me invadiera por un instante cuando me propino la bofetada, y las ganas de cargarla y aventarla a una piscina si pudiera se fueron desvaneciendo en cuanto vi el triste reflejo de sus ojos tras esos feos anteojos de armazón ancho, cambiando por unas ganas inmensas de abrazarla con toda honestidad. Besarla de verdad y estrecharla tan fuerte que no pudiera escaparse de mí.

— ¿Qué le hiciste, estúpida torpe? —le encaro la pelirroja taconeando a más no poder mientras sacudía su bolso desesperadamente. Pero Clara se quedo callada viéndola, sin decir ni una sola palabra, o más bien comenzó a balbucear palabrerío inaudible y sin ningún sentido.
— ¡Pasa algo, allá! —formulo la pregunta en una exclamación la chica del menú, sin moverse de su sitio de trabajo.
—Relájate, no es necesario que la ofendas—amonesto el rubio molesto. De inmediato tomo a Clara del hombro y se dirigieron a la salida. Nuestras miradas se cruzaron por un segundo, cuando se volteo a mirar atrás, hacia nosotros. El sentimiento de culpa me atravesó; quise correr detrás de ella, pedirle una disculpa por haberla ofendido de esa forma, pero mi ego no me lo permitió. Yo siempre seria el deseado e idolatrado Logan Lerman, y ella… solo Clara. Yo era el que debería, el que tenía que empezar a olvidar esas estúpidas fantasías de verla hermosa entre mis brazos cada noche al dormir. Aunque debo admitir que mis celos absurdos me llevaron al extremo de querer sentir que Clara era de mi propiedad. Y no es que quiera justificarme, pero si la había besado fue porque quería sentir que era mía y no del rubio ni de nadie más. Mierda… ¿A quien quería engañar? Clara me gustaba y mucho, pero no haría nada por relacionarme con ella. Como he dicho, siempre seré Logan Wade: el mítico y envidiado mujeriego. Clara…solamente Clara. Es así como las cosas tenían que quedarse y así seguirán por el resto de mi vida. Ni siquiera su apellido me sabía; Probablemente el mismo que Bobby: Liars. Clara Liars… Por cielo santo...era una locura, ella no podía gustarme enserio.

Esta vez fue yo quien cite a Dana. Nuestro primer encuentro había sido un total fiasco.


LOS SIGUIENTES DIAS parecieran que Clara había tenido algo que ver: nuestra apenas fluida amistad entre Liars y yo, se vio afectada; Bobby casi no me hablaba y me evitaba cada vez que tenía la oportunidad. Inclusive en nuestras reuniones con Kevin al piano, llegaba yo y entonces él de la nada decidía marcharse o si no, tenia tareas por hacer. A decir verdad era muy extraño que se aburriera tan pronto de mi música y de sus clases.

—Oye… ¿Qué te traes conmigo, Liars? Hace días que te encuentro extraño—le cuestione a la vez que me encaminaba a la portería y el gis en la mano para marcar la línea blanca en el pasto.
—Nada—esbozo a mí parecer una hipócrita sonrisa
—Vamos amigo, no actúes como niña y dime la verdad. ¿Tu prima te ha dicho algo?
—No, Logan. No me ha dicho nada. Bueno me tengo que ir… hasta más tarde



— ¿QUÉ SUCEDE AMIGO? —sentí un leve empujón en el hombro. Era David.
—Te digo la verdad: No sé—respondí serio, algo que mi respectivo familiar tomó como una exageración de mi parte, así que soltó una extravagante carcajada. Me reí junto a él.




NO ERA POR tomarme las cosas muy apecho, pero yo había venido a descubrir cosas de mi padre y estaba dispuesta a seguir haciéndolo hasta encontrar todas mis respuestas. Logan no tenía ningún derecho a cambiar mis planes ni a enamorarme ni mucho menos a querer empezar a jugar conmigo como lo hacía con las demás chicas. Él era como el punto de una oración que nunca inicio.
— ¿Qué tal, Bobby? ¿Qué haces tan temprano por aquí? Tu maestro va a molestarse mucho conmigo si se entera de que estuviste aquí en lugar de estar en su clase. Te lo advierto: No me haré responsable—dijo Kevin mientras acomodaba un libro de anatomía en la repisa que estaba junto a la ventana.
—No me voy a tardar mucho—deje salir una risilla y de golpe recordé que era un chico. Engrosé la voz—. ¿Cree que podamos salir a jugar a lo que sea después de las clases? Tengo ánimos de jugar golf… no sé si le guste hacerlo. Yo no sé mucho, pero podría intentarlo.
—Vaya…Nadie antes me había invitado, hijo… Mentira, ahora que recuerdo Logan lo ha hecho un par de veces, pero en las dos veces me ha dejado plantado. Ese muchacho no sabe cumplir sus promesas—negó con la cabeza y enseguida se acerco a la puerta. Lo seguí a la salida.


—No estaría mal distraerse un poco de estos rumbos…
—Eso mismo digo—anuncie con una sonrisa y mis ojos seguramente vivaces. Estaba feliz. No jugaría como padre e hija lamentablemente, pero de todos modos me iba a divertir un rato con mi padre. O mejor aún, si aceptaba acompañarme, armaría un plan de emergencia para que me viera como soy realmente:… como Clara Mcguire.
—Te veo en el estacionamiento, hijo. Pero asegúrate de terminar todas tus clases, por favor—asentí y salí corriendo al lado contrario de donde él se dirigía.

Al término de la clase de Literatura, seguí a Richard hasta encontrar el momento adecuado para pedirle ayuda.
—Richard—fue mi forma de saludar cuando ya estuve a la velocidad de su andar.
—Profesor Richard—reafirmo él con el rostro severo. Después de todo creo que no era buena idea pedirle que me ayudara. Bastante había echo ya en ocultar mi secreto y seguir como si no hubiera pasado nada. Amplio una sonrisa elegante y rió un poco.
—Es broma, Bobby—dio énfasis a mi nombre de personaje—. ¿Dime que se te ofrece?
—Bien…—comencé nerviosa— ¿Recuerdas que dijiste que podía contar contigo cuando se tratara de mi padre?
—Por supuesto—respondió sin dejar de mirar al frente y con una sonrisa agradable en su aspecto de tez albar.
—Bueno…Necesito tu ayuda—Inminente, me prepare para un no; estaré ocupado—. Entiendo que tienes tus compromisos
— ¿Y quién ha dicho que no voy a ayudarte? —Me detuve y me dio por abrazarlo. Lo hice a decir verdad. No fue de esperarse que varios chicos se dieran a conjeturar sobre nosotros y a bufonear sobre un supuesto homosexualismo. No obstante, no fue que me separe de Richard cuando oí a Logan airear con falsa simpatía: —Si que ha sabido ganarse a la familia, querido profesor—paso por un lado de nosotros en compañía de Jake y su inseparable primo David.

— ¿Estás segura que no es tu novio? —susurró el ojiverde con fingida preocupación, una vez que Logan Wade y los demás se perdieron de nuestras vistas.
—Ni muerta —solté una carcajada y él me acompaño entre risas—. Antes, suelto todita la sopa.




— ¿QUÉ DIABLOS ESTAS ESCUCHANDO? —le pregono Sara a Pollet, tapando la bocina del teléfono con la mano. Polly puso los ojos en blanco.
—En absoluto nada que me interese—se dejo caer en la cama y miró al techo con una risa atorada en la garganta.
— ¿Entonces qué haces aquí? Sal a pasear por ahí. Tu presencia me incomoda, Pollet.
—No te incomoda, solo quieres hablar acomodadamente de obscenidades con James… Ahí sí, me encantaría meter la mano en tu…—La morena se dio una voltereta en la cama cuando la mejor amiga de Dana le lanzo raudamente una almohada directo en la cara. Ni por que estuvieran a tres metros de distancia; la puntería de Sara Holmes por siempre de todos los siempre seria un asco deprimente.
—Eres una estúpida
—Y tú una cochina indecente… ¡Me largo!