always hate me {novela colectiva}

¿Qué es el amor? El amor es aquel sentimiento que hace que el mundo gire; por unos momentos te hace sentir la persona más feliz y alegre del mundo, es como si tus problemas se evaporaran y los remplazara el amor. También es una ilusión, algo que te hace volver a tener esperanza y sentirte bien por más mal que estén las cosas, eso es el amor.

Aunque había terminado con Sam hace seis meses debía admitir que aún dolía, no lo sé, verlo con alguien más simplemente no me agradaba. Pero Charlie hacía que me olvidara de eso, que me sintiera feliz aunque él estuviera frente a mí ligando a alguien más. Lo único que era completamente extraño era que mi mejor amigo fuera su hermanastro, irónico, ¿no? Quisiera haberme alejado de él lo más posible pero simplemente su hermanastro es el chico más lindo del mundo.

A veces me pregunto qué pensará él de que su hermanastro y su ex novia estén saliendo o algo parecido, no lo sé, creo que debe odiar la idea porque nos mira muy mal cuando pasamos cerca de él. Creo que nos odia demasiado, o al menos odia la forma en la que me olvido de él cuando convivo con Charlie.

Digamos que Charlie es tremendamente atractivo, tiene el cabello oscuro y siempre lo lleva despeinado, sus ojos son azules, tiene la piel clara, casi pálida; es más alto que yo, al menos unos diez o quince centímetros, está muy fornido y digamos que mis amigas dicen que está “bueno”. Sam, a diferencia de Charlie, es rubio, creo que en lo único que se parecen es que siempre van despeinados; sus ojos son verdosos, tiene la tez bronceada, la nariz de tamaño normal y respingada, también es mucho más alto que yo y un poco más alto que su hermanastro.

Camino distraídamente por el instituto, aunque por primera vez en mi vida no choco con nadie lo cual es completamente extraño ya que siempre choco con todos y a veces los tiro hasta el suelo. Digamos que la mayoría me dicen insultos cuando llego a tirarlos pero últimamente trato de estar más concentrada, pero me cuesta trabajo.

Alguien me tapa los ojos y sé perfectamente que es Charlie, nadie tiene las manos tan suaves como él. A veces juraría que tiene manos de mujer o algo así. Siempre están calientes, incluso cuando hace un frío infernal, él tiene las manos calientes.

—¿Quién soy? —pregunta fingiendo una voz diferente.
—Charlie —digo sonriendo y él me quita las manos de los ojos dejándome verlo. Hoy lleva una remera color azul con cuadros de diferentes tonos de azul, vaqueros de mezclilla y sus clásicos converse  azules.
—¿Por qué siempre adivinas?
—Porque eres el único que llega y me pone las manos en los ojos, además tus manos son suaves.

Sonríe y me rodea con un brazo por los hombros.

—Vamos a clase.

Caminamos por los pasillos y algunos nos miran y sonríen, no sé por qué, pero creen que somos una especie de pareja perfecta. Aunque quién sabe, creían lo mismo de Sam y yo, y las cosas no terminaron para nada bien. Pero a Charlie lo aprecio mucho y siento que él también a mí, además él es cariñoso no como Sam que me trataba como si fuera una conocida más.

—Hola, Cris —saluda Andrea, una de mis mejores amigas. Tiene el cabello pelirrojo y eso me encanta de ella, amo a los pelirrojos. Sus ojos son verdosos y está llena de pecas por toda la cara.
—Hola, Drea. ¿Qué clase tienes?
—Deportes, ¿tu?
—Francés, juro que tendré que suicidarme si me ponen a hablar. No sé nada, los idiomas no se me dan absolutamente nada.
—Te entiendo. —Sé que lo dice por lástima porque ella es una especie de genio para los idiomas, sabe absolutamente todo de ellos, y es de esperarse porque ha viajado por todo el mundo—. Nos vemos más tarde.

Le sonrío y ella a mí y sale corriendo a Deportes. Odio los deportes, primero que nada soy un fracaso total, a penas si puedo pararme sin tropezarme con mis propios pies y quieren que pueda jugar fútbol como profesional. Por supuesto que no voy a poder, la profesora debería saber eso.

Entramos al aula donde se lleva a cabo la clase de Francés, seguramente la maestra Belcourt querrá matarme después de que vea que no mejoro. Es una mujer bastante paciente y siempre tiene calma, pero estoy segura de que conmigo pierde la paciencia completamente. Si se tratara de alguien como yo estoy segura de que yo perdería la paciencia. Aunque enseño a algunos chicos de mi clase de matemáticas, no me gusta la idea de que la profesora Belcourt me dé clases particulares.

—Hola, Christina. —Saluda la profesora y después le sonríe a Charlie y él le devuelve la sonrisa. No puedo evitar pensar que la mujer tiene una clase de enamoramiento hacia mi amigo. Charlie es igual de idiota que yo y responde lo mismo que yo en las pruebas, él saca la mejor nota y yo la peor. Ojalá la profesora se enamorara de mí.

Nos sentamos donde siempre, hasta atrás y juntos. Nadie se sienta ahí, saben que es nuestro puesto y no vale la pena llegar temprano para sentarse ahí.

—Creo que la profesora está enamorada de ti —le digo en voz baja procurando que nadie escuche.
—¿Celosa? Es decir, la profesora es guapa, muy guapa.
—Jódete. —Le respondo furiosa.
—Es broma, Cris, tú eres más guapa. —Siento que mi cara arde al sonrojarme, trato de mirar a otro lado pero ya me ha visto millones de veces roja como un tomate. Odio sonrojarme—. Amo cuando te sonrojas.

Sonrío y la clase comienza, noto la mirada furiosa de la profesora sobre mí, sé que me odia por ser tan amiga de Charlie cuando él la ve a ella sólo como una profesora. Pero vamos, la mujer debe tener unos treinta y tantos años, y Charlie tiene diecinueve. La mujer debe estar loca si cree que Charlie se fijará en alguien tan vieja.

—Haré un examen sorpresa —mierda—. Será rápido, diré una palabra en español y ustedes lo traducirán a francés.

Que no me escoja. Haré el ridículo pensando y no sabré ni siquiera qué decir.

—Christina, eres la primera —dice sonriendo maliciosamente, sé que es una venganza—. Di “gracias” en francés.

¿Pueden creer que ni eso sepa decir? Pues créanlo porque no tengo ni idea de cómo se dice, era una palabra corta pero no tengo ni idea de cómo se dice. Siento cómo Charlie se pone a escribir la palabra en mi mano sin que la profesora se dé cuenta. Merci.

—Merci —respondo cuando el termina. La mujer ya no sonríe, sólo asiente con la cabeza y continua con su examen.
—Charlie —dice al final del examen—. Dime te amo en francés.
—Je t'aime.

La profesora se sonroja, todos lo notamos y sonríe. Sé que dijo esa palabra porque es la única forma de que Charlie se la dirá. Termina la clase y salgo molesta del aula, maldita anciana, ¡Charlie podría ser su hijo! Ojalá y la mate un camión. La odio más que ayer y menos que mañana, anciana zorra.

—Cris, cálmate fue un examen.
—¿Calmarme? ¡Esa anciana está enamorada de ti, Charlie!
—Sí, pero yo te quiero a ti.