Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-

—¡No me jodas!

—Impresionante, ¿no es así, Lou?

—Impresionante —susurró Louis Tomlinson con asombro mientras observaba al hombre más sexy que jamás había visto bailar en la parte superior de la barra del bar. Sus caderas ondulaban, moviéndose de aquí para allá, mientras se balanceaba al ritmo de la música.

Los pantalones ajustados de cuero negro abrazaban su culo, pero colgaban bajo en sus caderas, dándole a la audiencia una vista del apretado abdomen del hombre. Las luces bajas del club no hacían nada para ocultar los ondulantes músculos expuestos, ni los aros de plata a juego que destacaban en sus perforados pezones.

El hombre no llevaba ninguna otra joya más que los aros en sus pezones, sin un collar de propiedad. Él ni siquiera llevaba camisa. Sus únicos accesorios parecían ser un par de botas de cuero negro, el tatuaje de un sol Celta alrededor de su ombligo, y el pelo suelto color castaño cubriendo la parte trasera de su cuello.

—¿Quién diablos es? —le preguntó Louis. Se daba cuenta que había estado fuera del club varias semanas, pero no había pasado tanto tiempo. ¿Podría este hombre de repente haber aparecido mientras estaba en un viaje de negocios?

 Liam se encogió de hombros. —No lo sé —dijo—. Lo llamamos Hazz, pero eso es sólo porque él no le da a nadie su verdadero nombre. Llegó aquí hace dos semanas después de que te fuiste a Hong Kong. Ha estado viniendo todos los sábados.

—¡Maldita sea!

—Sí, más o menos. —Liam se echó a reír—. Él pone el lugar en llamas cada maldito fin de semana. Es un espectáculo digno de ver.

Louis dio unos pasos más cerca. Tenía que conseguir una mejor visión. Ese hombre era glorioso. Louis podía decir que Harry era un sumiso. Su verdadera naturaleza se mostraba en su forma de moverse, en la forma en la que se perdía con la música. Louis apostaba que se perdería de la misma manera bajo las manos de un Amo, y Louis quería ser ese Amo.

—¿Uh, Louis? —Liam lo llamó mientras daba otro paso más, con la mirada fija en el espectáculo a pocos metros de donde se encontraba—. No se va a casa con nadie, nunca.

Louis miró por encima del hombro, sonriendo con confianza. —Se irá a casa conmigo.

Liam parecía dudoso.  Louis no compartía su incertidumbre. Había estado dominando a otros hombres, desde que había sabido qué hacer con su polla. Si toda la conducta del hombre no estaba gritando dómame, Louis se comería el sombrero.

La música terminó justo cuando Louis llegó al borde de la pista de baile. El hombre se trasladó hasta el borde de la barra y se preparaba para saltar. Louis rápidamente intervino entrando en el juego, tendiéndole su mano para ayudarlo a bajar al suelo.
Arqueó una ceja perfectamente cuidada, entonces Hazz tomó la mano de Louis, sentándose en la barra para aterrizar a su lado. Hazz lo miró de arriba abajo. Una sonrisa lenta y sensual se dibujó en sus labios.

—Mi caballero de brillante armadura —dijo Hazz arrastrando las palabras, sin soltar la mano de Louis.

Louis sonrió. —¿Quieres ser la damisela en peligro, entonces?

—No lo creo. —El hombre se echó a reír. A Louis le sorprendió lo mucho que la suave risa llenó el espacio que los rodeaba, dándole un aire de cruda lujuria a cualquiera que tuviera la suerte de oírla. El sonido hizo que un escalofrío recorriera la espina dorsal de Louis debido a la anticipación—. Estoy mucho mejor equipado que cualquier damisela.

—¿Puedo invitarte a un trago? —le preguntó Louis, y luego sonrió—. ¿O un coche?

Hazz se rio de nuevo, retirando la mano. —Aunque aprecio el pensamiento, temo que tengo que decir que no. —Inclinó la cabeza hacia un lado, un mechón de pelo castaño cayó sobre su mejilla—. Ya tengo coche.

—Entonces, ¿qué hay de esa bebida?

—Tengo una de esas también. —Hazz señaló al camarero, que le había traído una fresca y todavía sellada botella de agua. Hazz asintió al camarero, desenroscó la tapa, rompiendo el sello y luego tomó un largo trago.

Louis gimió mientras miraba los músculos de la garganta de Hazz moverse al tragar. Oh, era perfecto. Louis apostaba que Hazz podría chuparle la polla y tragársela como el mejor. No podía esperar para averiguarlo.

—Entonces, ¿qué puedo ofrecerte?

—¿Quién dice que necesito algo? —preguntó Hazz.

—¿Estás diciendo que no tengo nada en lo que podrías estar interesado? —preguntó Louis dando un paso atrás y dejando que el hombre lo mirara completamente. Y sí que lo miró.

Louis sintió la suave mirada verde hierba sobre cada centímetro de su cuerpo, hasta llegar a los dedos de sus pies, y luego cómo regresaba poco a poco. Su polla empezó a endurecerse cuando los ojos del hombre llegaron a sus rodillas. Su ingle, dura como el mármol. Para el momento en el que la mirada de Hazz llegó a su pecho, Louis había tenido miedo de correrse en sus pantalones como un inexperto adolescente.

Las chipas de tensión sexual que se formaban entre ellos podrían haber incendiado la habitación. Louis estaba seguro que Hazz las sentía. Su piel bronceada estaba demasiado enrojecida. Sus ojos tenían un brillo especial que sólo un hombre muy interesado podía tener. Y el impresionante bulto en sus pantalones gritaba su necesidad, una necesidad a la que Louis desesperadamente quería responder.

Hazz sonrió. —Oh, tienes mucho en lo que estaría interesado —dejó el agua embotellada en el mostrador, cogió la camisa y se la puso—. Desafortunadamente, creo que acabarías rompiendo mi corazón, y no estoy seguro de que eso sea atractivo. —Los ojos del hombre vagaron por Louis otra vez, con la cabeza inclinada hacia un lado—. Por supuesto, puedo estar equivocado.

Louis abrió la boca cuando el shock lo atravesó. El sumiso de sus sueños se volvía y se alejaba. No lo podía creer. Los sumisos nunca lo abandonaban. Él los abandonaba. Observó a Hazz abrirse paso entre la multitud y luego hacia la puerta.

—Te desechó, ¿verdad?

Louis se volvió para mirar a Liam.

Liam se echó a reír, levantando las manos en señal de rendición. —Lo siento, hombre, pero te lo advertí. No se va a casa con nadie.

—¿Quién es él?

—Nadie lo sabe con exactitud. Como he dicho, se presentó aquí hace un par de semanas después de que te fueras a Hong Kong. Ha estado viniendo cada sábado por la noche y llega sobre las nueve y se va a medianoche. Nunca se va a casa con nadie, y nunca acepta bebidas de nadie. Ni siquiera bebe de la botella de agua que deja cuando se va a la pista de baile. Él siempre pide una nueva.

—Eso es un poco paranoico, ¿no te parece?

Liam se encogió de hombros. —Tal vez tuvo una mala experiencia. Eso podría explicar por qué no se fue a casa contigo. Nunca pensé que vería a un sum sacudirte. Demonios, la mitad de los Dom quieren que lo lleves a casa y ser tus sumisos.

Las cejas de Louis se juntaron en un ceño. —Tal vez sí, pero...

—Entonces, ¿qué vas a hacer?

Buena pregunta. ¿Qué iba a hacer? Podía tratar de olvidar que había conocido a un hombre que estaba tan cerca de lo que había imaginado sería el sum de sus sueños, algo que había creído casi imposible a estas alturas, o…

Louis le sonrió a Liam. —¿Qué haces el próximo sábado?

Louis se aseguró de estar temprano en el club al sábado siguiente, arrastrando a Liam con él. Había reservado un lugar en la sección VIP, como correspondía a su condición de miembro. Su mesa tenía una clara vista de toda la sala principal del club. Louis sería capaz de ver donde quiera que Hazz estuviera.

Ordenó una cubitera de agua embotellada y sellada en hielo. Si eso era lo que el hombre quería, Louis se lo proporcionaría. Pidió un whisky con hielo para sí mismo, se sentó apoyándose contra los cojines de felpa del asiento semicircular y esperó.

Y esperó…

A las diez en punto, Louis empezó a preguntarse si el hombre aún aparecería. Tal vez lo había asustado. No podía empezar a describir su decepción. Había querido ver a Hazz de nuevo, disfrutar de su pura y gloriosa sensualidad. No quería estar sólo sentado aquí y beber whisky aguado con Liam.

—Mmm, creo que el hombre de tus sueños ha llegado.

Louis volvió bruscamente la cabeza al escuchar las palabras de Liam. Buscó entre la multitud al sexy hombre que no había sido capaz de sacar de su mente desde la última vez que lo había visto. Y allí estaba, abriéndose camino a través de la habitación hacia el bar.

Louis sonrió. Dejó el vaso sobre la baja mesa y observó. Quería ver si lo buscaría. Decepción como no había conocido en años lo llenó cuando Hazz pasó directamente por el área donde estaba su reservado sin un solo vistazo.

De hecho, Hazz no se veía como si estuviera buscando a nadie. Se dirigió al bar, entregó su camisa, luego se dirigió a la pista de baile. A pesar de su enojo por ser prácticamente ignorado, no podía dejar de apreciar la forma en la que el cuerpo del hombre se movió cuando comenzó a bailar.

Era un anuncio andante de sexo. Uno que Louis no podía ignorar. Se levantó y se dirigió a la pista de baile. Se abrió paso entre la creciente multitud alrededor de Hazz hasta que estuvo justo detrás de él.

Este parecía estar inmerso en su propio mundo, su cuerpo moviéndose al ritmo de la música de tal manera que Louis empezó a creer en el viejo adagio de que bailar era la versión vertical de los preliminares. Su polla palpitaba detrás de su cremallera.

Sonrió y dio un paso adelante para hacer su movimiento. Se detuvo justo detrás de Hazz y agarró las caderas del hombre. Gimió cuando los movimientos naturales del cuerpo de Hazz empujaron su culo contra él. Lo atrajo más cerca, dejando que el otro hombre sintiera su excitación.

Louis pensó que la sensación de su dura polla podría hacerlo vacilar o alejarlo un paso. En cambio, Hazz retrocedió más, su culo moliéndose contra su ingle. Louis pensó que podría empezar a babear como un niño en una tienda de dulces cuando Hazz levantó los brazos y los envolvió alrededor de su cuello.

El cuerpo de Hazz siguió moviéndose, balanceándose. Dejó caer la cabeza contra el pecho de Louis. Este podía ver sus ojos cerrados, sus labios entreabiertos. Parecía totalmente perdido en la música, en la danza. Tenía el aspecto de un ángel.

Louis deslizó sus dedos desde las caderas hasta el abdomen de Hazz. Los músculos ondularon bajo su toque. Bajó la cabeza y pasó la lengua por la curva de la oreja de Hazz. —Te verías muy bien con mis marcas en tu piel.

Hazz se rio entre dientes. Tomó las manos de Louis y las deslizó hacia arriba por su cuerpo. Apretó sus pequeñas protuberancias perforadas contra las palmas de las manos de Louis. Su polla palpitaba. Quería doblar a Hazz sobre la superficie plana más cercana y follar el pequeño y apretado culo que se movía en su contra.
—Ven a casa conmigo, ángel. Quiero enrojecer ese dulce culo tuyo —gruñó Louis entre dientes. Trató que no sonara demasiado a una orden, pero en cuanto las palabras salieron de su boca supo que no había tenido éxito. Los ojos de Hazz se abrieron, y se apartó de los brazos de Louis.

—Por muy tentador que parezca, cariño, me temo que tengo que decir que no.

Louis estaba en shock. No había tenido a un sum… joder, no había tenido a nadie en el pasado que lo hubiera rechazado desde… bueno, nunca. Sólo tenía que curvar el dedo meñique, y los hombres llegaban corriendo a él en manada. ¿Quién diablos se creía que era este pequeño mequetrefe?

—Tú te lo pierdes. —Louis se alejó lo más civilizadamente que pudo. Giró sobre sus talones y caminó de regreso hacia su asiento VIP. Sus manos se apretaron cuando la ira golpeó cada poro de su cuerpo, luego rebotó alrededor como una pelota de ping-pong.

Se detuvo en la entrada de la sala VIP e hizo un gesto a dos sumisos del club. Sabía que se habían sentado fuera de la sala, con la esperanza de algún Dom los viera y los invitara. Bueno, esta noche era su noche de suerte.

—Tú y tú —señaló—, lleven sus culos a mi reservado.

No esperó a ver si ellos lo obedecían. Sabía que lo harían. En un momento u otro, había jugado con la mayoría de los sumisos del club. Ellos sabían lo que podía hacer por ellos, para ellos. Era bueno, y lo sabía, lo que hacía que su confusión ante la negativa de Hazz de irse a casa con él fuera peor.

Louis se dejó caer en el asiento de su reservado y señaló el suelo.

Los dos sumisos que había escogido se movieron rápidamente sentándose a sus pies. Louis ignoró sus suplicantes miradas y echó otra larga mirada por la habitación hacia donde Hazz todavía bailaba.

Su ira creció cuando se dio cuenta que Hazz se comportaba como si no hubiera pasado nada entre ellos. Rodeado de hombres dispuestos y deseosos, Louis sin embargo, no podía dejar de querer al único hombre que no lo quería.

Tenía que estar perdiendo la cabeza.

—Louis, mi hombre, ¿cómo lo llevas?

Louis casi gruñó cuando Liam se interpuso entre el objeto de su lujuria y él, bloqueando su línea de visión. Apretó las manos y luego las liberó lentamente, sintiendo la tensión estallar en sus nudillos cuando lo hizo. Tal vez no sería una buena idea tener a Hazz bajo su látigo en ese momento. Con esta excitación, Louis probablemente no trataría al hombre adecuadamente.

Y Louis no podía recordar haberse sentido de esa manera. Inclinó su cabeza hacia atrás contra el reposa cabezas y respiró profundamente, centrándose en sí mismo. Estaba perdiendo el control y eso era inaceptable en todos los niveles.

—¿Louis?

—Hey, Liam.

—¿Estás bien, amigo?

—Sí, estoy bien.

Pero no lo estaba, y Louis lo sabía. Estaba a punto de estallar. No se había sentido tan fuera de control desde que era un adolescente. Se enorgullecía de su nivel de contención. Todo el mundo sabía que un hombre necesitaba autodisciplina para ser un Dom. Perder el control significaba que alguien sería lastimado, y eso era imperdonable.

Louis había sido un adolescente lleno de ira. Su padre era un hombre manipulador que había engañado a la madre de Louis en cada oportunidad. Cuando no estaba siendo infiel, estaba haciendo la vida de Louis un infierno. La única manera que Louis conocía para hacer frente al odio hacia su padre era exteriorizar su ira contra el hombre.

Intentó eliminar su ira demasiadas veces, y lo que le salvó la vida y le mostró las ventajas de ser un Dom, fue la última vez que había tratado de intimidar a otro hombre, un Dom, y este le había dado una lección.

Louis se pasó los siguientes dos años aprendiendo todo lo que pudo del hombre que lo tomó bajo su ala, el Dom que le salvó la vida y le enseñó una forma mejor para lidiar con su ira. Rufus se reiría tontamente si pudiera verlo ahora.

Tal vez necesitaba llamar a Rufus y conseguir un curso de actualización del control, porque parecía haber olvidado todo lo que el hombre le enseñó. Mientras más pensaba al respecto, mejor le sonaba la idea. Tal vez podría ayudarlo a averiguar por qué un pequeño sum sin nombre lo tenía obsesionado, porque Louis no podía entenderlo.

—Me tengo que ir —dijo Louis mientras se ponía de pie—. Tengo que ir a hablar con alguien.

—¿Regresarás?

Louis miró hacia la pista de baile otra vez. Sus ojos se agrandaron cuando vio a Hazz mirando directamente a él. —Sí, volveré.

El corazón de Harry dio un vuelco al ver a Louis salir de la sala VIP y del club. Sabía que tenía que fingir que lo ignoraba para llamar la atención del hombre con su negativa, pero de repente se preocupó de haber ido demasiado lejos.

¿Tal vez debería haber cedido y haberse ido a casa con el hombre que realmente quería? ¿Tal vez no debería haberlo rechazado? ¿Había perdido su oportunidad? ¿Estaba Louis muy frustrado con él?

Harry volvió a mirar al hombre sentado en la sala VIP y este abrió exageradamente los ojos. Liam se encogió de hombros y asintió hacia una puerta en el extremo de la habitación junto a la barra. Harry asintió y se movió en esa dirección, a sabiendas de que Liam se reuniría allí con él.

—Eso no estuvo tan bien —dijo Harry en el momento en el que Liam se unió a él.

—¿Me estás tomando el pelo? —Liam se rio en voz alta—. Eso fue perfecto. Louis está que se muerde las uñas. El hombre está a punto de explotar.

—Entonces, ¿por qué se fue? —Harry se mordió el borde de la uña del pulgar, un hábito nervioso, que nunca había sido capaz de romper—. Pensé que la idea era interesarlo, no alejarlo.

—Oh, créeme, está interesado. —Liam soltó un bufido, un sonido muy mediocre para un Dom, pensó Harry—. Él está tan interesado que casi ni es capaz de aclararse.

Harry apenas controló el movimiento de sus ojos mientras seguía a Liam a la gran oficina detrás de la barra. Un hombre corpulento estaba sentado detrás de un escritorio, hablando por teléfono. El hombre levantó un dedo mientras hablaba.

Harry se acercó al brillante escritorio negro y se apoyó en el borde, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura mientras esperaba que Rio Knight, propietario del club, terminara su conversación telefónica.

Había accedido a este pequeño plan porque quería que Louis fuera suyo. Después de verlo dejar el club hecho una furia, estaba empezando a preguntarse si ese sueño nunca se haría realidad. Parecía muy enojado.

—Entonces —dijo Rio cuando dejó el teléfono—, ¿cómo te fue?

—Louis está corriendo como alma que lleva el diablo.

Una ceja oscura de Rio se arqueó. —¿Es decir?

—Harry tiene a Louis atado con tantos nudos que el hombre no es capaz de aclararse —dijo Liam simplemente—. Él no sabe si va o viene.

Rio se rio entre dientes mientras se reclinaba en su silla y cruzaba las manos juntas. —Me parece perfecto.

—¿Cómo puedes decir eso? —preguntó Harry mientras agitaba su mano hacia la puerta—. Está enfadado. Se fue. Probablemente no quiera tener nada que ver conmigo ahora.

—Exactamente.

Harry y sacudió la cabeza vigorosamente. —Nunca debería haberlo rechazado esta noche. Incluso invitó a un par de sumisos a su mesa.

—Está frustrado, Harry.

Harry se volvió para mirar a Liam cuando el hombre se sentó en el sofá de cuero negro contra una pared.

—Louis no sabe manejar que alguien lo rechace —dijo Liam—. Tiene sumisos, a veces incluso dominantes, con solo lanzarles una mirada. Está acostumbrado a conseguir exactamente lo que quiere.

—Es por eso que es tan importante para ti rechazarlo — añadió Río—. Si se lo pones demasiado fácil, perderá el interés en el momento en el que consiga lo que quiere de ti y pasará al siguiente sum. Si realmente quieres quedarte con él, tienes que seguir adelante con nuestro plan.

—Sigues diciendo eso, pero…

—Mira, Harry, es realmente simple —dijo Liam—. Louis te necesita tanto como tú lo necesitas. Incluso Rufus cree que los dos son el uno para el otro. Él no estaría de acuerdo con este plan si no fuera a funcionar. Louis está aburrido, insatisfecho con su vida actual. Necesita un reto.

—Sólo continúa con el plan, Harry —dijo Río—. La subasta es un par de días. Puedo garantizar que Louis estará allí, y se asegurará de que ninguna competencia lo supere. Sólo para que sea un poco más interesante, he acordado con algunos Dom que pujen por ti para mantener a Louis en ascuas.

—¿Qué? —gritó Harry mientras saltaba poniéndose de pie—. ¿Cómo puedes… y si decide no pujar por mí? No quiero irme a casa con ningún otro Dom. Quiero a Louis.

Harry había querido a Louis desde el primer momento en el que lo vio en una foto en el aparador de su tío Rufus. El hombre estaba para morirse, desde su cabello oscuro hasta sus pies, y cada gloriosa pulgada en el medio.

Louis simbolizaba todo lo que deseaba: alto, fuerte, y dominante. Harry sólo había visto en unas pocas ocasiones a Louis en persona, pero eso solo sirvió para consolidar sus sentimientos por el hombre más grande. Sabía que Louis sería el Dom perfecto para él.

Su tío le había dicho que era demasiado joven cuando por primera vez mostró interés en Louis, a pesar de que tenía veintidós años, esperó su momento. Eso había sido hacía dos años. Su fascinación por Louis sólo se había hecho más intensa durante los siguientes meses.

Sabiendo que Louis había sido alumno de su tío, Harry había empezado a aprender todo lo que podía para ser el sum perfecto, entrenando con otros Dom y su tío hasta que supo que podía darle a Louis exactamente lo que el hombre necesitaba en la vida... El sum perfecto.

—No hay por qué preocuparse, Harry —dijo Rio— cualquier sum en la subasta tiene el derecho a rechazar la oferta del Dom que puje por él hasta que se firme el contrato. Dudo que Louis deje que nadie lo supere, pero si sucede, puedes rechazarlo.

—¿Y si no me niego?

—Entonces pertenecerás al Dom ganador durante una semana.

Harry se frotó las manos en la cara para ocultar la mueca que el pensamiento le trajo. La idea de pertenecer a alguien más casi le hacía daño. No podía imaginar que cualquier otro hombre lo tocara a excepción de Louis. Por supuesto, había estado bajo la mano de varios Maestros en el último par de años, durante su formación, pero eso era precisamente eso, formación. No había habido ninguna conexión emocional real con los hombres que lo entrenaron.

Harry se guardaba para Louis.

—Está bien —dijo Harry mientras plantaba las manos en las caderas y se volvía hacia Rio y Liam—. Voy a seguir adelante con este plan vuestro, pero es mejor que tengáis un plan de contingencia en caso de que las cosas se nos vayan de las manos. Me niego a ser el juguete de algún Dom que no conozco.

—Recuerda tu entrenamiento, Harry, y estarás bien.

Harry miró a Rio con los ojos entrecerrados. Él había sido uno de los Maestros que lo habían entrenado, ante la insistencia de su tío. Rio tenía una mano ligera con el flogger, incluso Harry había sido incapaz de cumplir con los altos estándares del hombre. Dudaba que hubiera un sum vivo que pudiera.

Aun así, había aprendido mucho del hombre e incluso le tenía un poco de consideración. Era prácticamente imposible estar bajo la mano de un Dom, uno bueno, por lo menos, y no sentir algún afecto por él, aunque sólo fuera el de un estudiante por su maestro.

—Está bien, Rio, voy a hacer lo que dices.

Rio se rio entre dientes. —Siempre fuiste un pequeño y buen sum.

Harry arqueó una ceja mientras Liam comenzó a reír. Sacudió un dedo al hombre que estaba empezando a ver como familia, al igual que Río. —Uno de estos días, Liam Payne, algún pequeño sum robará tu corazón, y entonces no te reirás.

—Nunca sucederá. —Liam soltó una risita.

—Lo veremos.

Hola corazón :3
bueno hasta el momento me a encantado, me fascina es tan ah *¬* que ni sé somo describirla, síguela esta genial. :) 
Besos xx

Me encanta!!
Seguila pronto.
Saludos :hug:

Maria_Smile escribió:Hola corazón :3
bueno hasta el momento me a encantado, me fascina es tan ah *¬* que ni sé somo describirla, síguela esta genial. :) 
Besos xx

Hola 
¡¡¡gracias!!!
 ya la sigo (:

cobulaa escribió:Hey! Me ha gustado mucho y realmente muero por ver como Louis domina a Harry     (soy una pervertida xd me lo dicen todo el tiempo :3)
Bueno cuidate mucho y ojala la sigas pronto
Bye :3 

Hola jaja supongo que somos dos pervertidas xD

falta poco para leer como Louis domina a Harry 

Ya la sigo!!

I'mLarryShipper escribió:Me encanta!!
Seguila pronto.
Saludos :hug:

Que bueno que te guste
ya la sigo. xx

Harry estaba tan nervioso que tenía ganas de vomitar. El pequeño y apretado tanga rojo que llevaba se le metía entre las nalgas, y lo hacía sentirse terriblemente expuesto. El tanga podía cubrir toda su parte delantera, pero eso era todo lo cubría. El resto de su cuerpo estaba desnudo, excepto por el lazo rojo alrededor de su cuello, y se sentía un poco como una mezcla entre un stripper y un regalo de cumpleaños.

Harry sabía que si Louis se quedaba con él, esperaría que llevara su collar. Pero eso estaba bien para él. Quería llevar el collar del hombre. Quería que todo el mundo supiera que pertenecía a Louis. Usaría el signo de propiedad del hombre con orgullo.

El lazo rojo alrededor de su cuello podía tener el aspecto de un collar, pero no era nada más que una imitación hasta que adquiriera uno real.

—¿Cómo lo llevas, Harry?

Harry se giró para ver a Rio de pie detrás de él. Le hizo un gesto nervioso, luego se metió la uña del pulgar entre sus labios mientras se encogía de hombros. Comenzó a rebotar de un pie a otro, y luego rodó los ojos mientras tiraba del tanga de entre la raja de su culo por lo que parecía ser la centésima vez.

—¿Quién exactamente eligió estas malditas cosas? — preguntó.

—Yo.

—Me lo imaginaba.

—¿Hay algún problema?

Harry no era estúpido. Sabía que no debía quejarse por la falta de cobertura que suministraba el tanga. Si Louis lo reclamaba, podría encontrarse caminando desnudo por todo el club. Cualquier cosa era posible en cuanto a un Dom se refería.

—No, es solo… —Harry frunció el ceño—. ¿Alguna vez has usado una de estas cosas? Se meten por el culo como si estuvieran a su propio asunto.

Rio se rio entre dientes. —Creo que ese es el punto, querido muchacho.

Harry tiró del material nuevo. —Si tú lo dices.

—Estarás bien, Harry —dijo Rio mientras le palmeaba el brazo—. Sólo recuerda el plan. Sal al escenario y pavonea tus cualidades. Has entrenado lo suficiente como para dar un buen espectáculo.

—¿Está Louis aquí?

—En el centro de la tercera fila.

Harry inhaló rápidamente con el conocimiento de que el hombre de sus sueños estaba a unos simples metros de él, más allá de la cortina de terciopelo que separaba al público del escenario. Estaba desesperado por verlo, comenzó a dar un paso en esa dirección cuando la mano de Rio en su brazo lo detuvo.

—Todavía no, Harry. Louis todavía no sabe que estás en la subasta. Queremos que siga siendo así hasta que se levante el telón. La sorpresa será aún más espectacular cuando se dé cuenta de que tiene una oportunidad de conseguirte con un contrato para toda la semana.

—Esperemos que quiera extender ese contrato después de que la semana haya terminado.

—Estoy seguro de ello.

Harry no estaba tan seguro. Nada en el mundo le complacería más que firmar un contrato a largo plazo con Louis. Era su sueño. En su mente, el acuerdo entre un Dom y un sum era más vinculante que una licencia de matrimonio.

Harry sabía que no todo el mundo creía lo mismo que él. Muchos dominantes y sumisos firmaban contratos simplemente para mantenerlo todo claro y arreglado entre ellos. Para Harry, firmar en la línea de puntos significaba que estaba comprometiendo su vida a la de su Amo, a Louis. No podía pensar en nada que lo hiciera más feliz.

—Deja de morderte las uñas, Harry.

A regañadientes sacó el dedo de su boca. Tenía planeado frenar uno de estos días este hábito nervioso suyo. Eso sí, todavía no. Era prácticamente lo único que lo estaba manteniendo de una pieza por ahora.

—Ponte de pie y asume la posición de reposo.

Harry oyó la voz de acero de Río. Su cuerpo instantáneamente sucumbió al dominante tono y cayó en la posición que le había ordenado. Sin pensarlo cuadró los hombros y cruzó las manos detrás de su espalda, vista al frente y los pies separados.

Había pasado seis meses bajo la tutela de Rio y se sabía las reglas del hombre de memoria. Rio no aceptaría ningún movimiento descuidado de su parte o toleraría ningún encorvamiento. Se negaba a permitirle a un sumiso ser menos de lo que podía, parte de la razón por la que su tío Rufus envió a Harry bajo la tutela del hombre.

—Vas a estar bien, Harry —dijo Rio mientras acariciaba con el dorso de su mano el largo de la mejilla de Harry—. Recuerda tu entrenamiento, y haz que nos sintamos orgullosos. Tú tienes todo lo que tiene que ser el sumiso perfecto de Louis, te amará.

Harry oró porque Rio tuviera razón. Sabía que sus sentimientos no tenían mucho sentido, ¿quién se enamora de una fotografía? Pero era lo que era. Le había echado un vistazo a Louis, al brillo sensual en sus ojos color azul, y supo que el hombre era para él. Su obsesión creció a partir de ahí.

—Sí, Señor —le susurró Harry.

Rio sonrió y señaló que aprobaba las palabras y su postura. Harry había aprendido mucho durante el tiempo que había pasado con el Dom. Rio rara vez sonreía, pero cuando lo hacía, se le iluminaba toda la cara y hacía que todos a su alrededor se sintieran felices.

—Tengo que comenzar la subasta. Quédate aquí hasta que te llame por tu nombre. —Empezó a alejarse, pero se detuvo y miró atrás por encima del hombro—. Y recuerda, Harry, no mires directamente a Louis o le hagas saber lo mucho que quieres que haga una oferta por ti. El plan es mantenerlo queriéndote hasta que firme el contrato.

Harry asintió y trató de recordar todo lo que le habían enseñado los pasados años. Su formación había sido intensa, el objetivo principal fue convertirse en lo que se requería para ser el sumiso perfecto de Louis.

Tener a Rufus, Liam, y Rio en su formación lo había ayudado mucho. Ellos sabían lo que le gustaba a Louis y establecieron su entrenamiento en consecuencia. Harry sólo esperaba que fuera suficiente para que este quisiera mantenerlo a largo plazo.

Las manos de Harry empezaron a sudar mientras oía a Rio comenzar la subasta. Miró rápidamente alrededor para asegurarse de que nadie lo estaba mirando, luego extendió la mano para tirar del lazo alrededor de su cuello. La maldita cosa se sentía como si estuviera cortando el aire a sus pulmones.

—Lo vas a extender si sigues haciendo eso.

Harry saltó y giró alrededor al oír las palabras dichas suavemente. Su mirada aterrizó en un pequeño hombre, de pelo rubio de pie detrás de él, vestido igual que él.

Harry sonrió.

—¿Subastado?

El hombre asintió. —Soy Niall.

—Harry... pero aquí casi todo el mundo me llama Hazz.

—Encantado de conocerte, Hazz.

—¿Nervioso? —preguntó Harry cuando el hombre miró rápidamente de lado a lado.

—Diablos, sí.

—Yo también. —Harry miró hacia atrás por encima del hombro a la pequeña hendidura en el terciopelo de la cortina—. Estoy esperando que cierto Dom haga una oferta, y mi estómago está agitado, así que podría vomitar.

—¿En serio? Yo también.

Harry miró hacia atrás cuando escuchó la emoción en la voz de Niall. —¿Sí? ¿Cuál es? —Mejor que no fuera su Louis.

—Liam Payne.

Harry sintió que sus cejas se disparan. —¿En serio? —Se acordó de su comentario sobre que uno de estos días un sumiso le robaría el corazón a Liam. Harry rápidamente se cubrió la boca cuando la risa amenazó con extenderse a sus labios.

—¿Qué?

Harry negó. —Conozco a Liam. Puede ser un poco intenso, pero tú podrías estar con un Dom mucho peor.

—Tú tuviste…


—No, nada serio. Él sólo me estaba entrenando. Nunca hubo nada sexual entre nosotros. Me estoy guardando para el hombre que espero presente una oferta por mí esta noche.

Harry podía ver la expresión de alivio en el rostro de Niall y se preguntó si se sentiría de la misma manera, si alguna vez le presentaban a otros sumisos que hubieran estado con Louis. Después de una cuidadosa consideración de sus sentimientos, estaba bastante seguro de que estaría tratando de hacer que se tragaran sus dientes.

Sabía que Louis había estado con una gran cantidad de sumisos. Tendría que aprender a vivir con eso. Si lo reclamaba y le ponía su collar, Harry se sentiría positivo y podría aprender a vivir con lo demás. Un collar era lo único que Louis nunca le había dado a ningún sum.

—Nuestro próximo sum para la subasta ha estado quemando la pista de baile durante las últimas semanas.

—¡Oh, Dios mío! —susurró Harry al oír la voz de Rio a través de la cortina. Era el siguiente. Se frotó las palmas de las manos a los lados de su tanga y exhaló un profundo aliento—. Supongo que soy el siguiente.

—Buena suerte.

—Sí, a ti también. —Harry se acercó a la cortina y adoptó la postura preferida de Río. Trató de despejar su mente y recordar que todo esto era por una buena causa.

Era difícil hacerlo cuando su corazón se sentía como si fuera a salirse de su pecho.

—Él cree que el compromiso entre un Dom y un sum es uno de los compromisos más importantes que una persona puede hacer. Le gustan los azotes, flagelación, el bondage, y un Dom fuerte que pueda mantenerlo a raya. Señores, les presento a Hazz.

Uy que emocion  ya estan en la subasta, y... pobre Harry, U.U le soy mi pesame, debe ser bastante incomodo XD, pero bueno el debe acostumbrarse a tener algo entre las nalgas XDD hay que mono, todos haciendo un plan para que Hazz y Lou queden juntos  :enamorado: 
Siguela!!