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Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Capítulo 3/1
—Señores, les presento a Hazz.
Louis casi se traga la lengua al ver al objeto de su obsesión durante la última semana salir al escenario vestido con nada más que un tanga rojo y un lazo rojo alrededor del cuello.
Él no había querido ir a la subasta de Navidad, pero Rufus lo había convencido para que quizás encontrar a algún sum para dominar durante una semana le haría mucho bien, tal vez incluso sacara de su mente al único hombre que no parecía quererlo.
Y ahora, el mismo hombre se pavoneaba por el escenario como si no le importara el mundo. Ni siquiera miró en la dirección de Louis, simplemente caminó del principio hasta el final del escenario, dio una vuelta y se dirigió de nuevo al lado de Río.
Louis se tragó un gruñido cuando varios hombres sentados alrededor de él silbaron.
Sólo presionando los labios y apretando sus manos en puños hizo que evitara gritarles que dejaran de mirar lo que le pertenecía.
Y Hazz le pertenecería. Louis se aseguraría de eso, incluso si tenía que tomar una segunda hipoteca sobre su casa para tener el dinero suficiente para superar a todos los demás. No le importaba que sólo tendría una semana con Hazz. Siete días era tiempo suficiente para superar el capricho que tenía con el hombre. Además, un contrato entre ellos significaba que podían hacer todo lo que los límites del contrato establecían. Louis tenía la intención de tener sus huevos profundamente dentro del pequeño y espectacular culo del sumiso en la siguiente hora. Tenía que asegurarse que estuviera en el contrato.
—¿Oigo mil?
Louis sacudió la cabeza para traer su mente de vuelta a los acontecimientos que lo rodeaban. Él necesitaba enfocar su mente en el juego si quería ganar el contrato de este sum particular. Podía oír la puja de otros Dominantes, y eso nunca pasaría.
Hazz era suyo.
—Diez mil dólares.
La sala quedó en silencio ante las palabras de Louis. Se negó a permitir que el rubor que sentía construyéndose en su interior saltara en libertad. No quería que nadie supiera las ganas que tenía de poner sus manos en Hazz. Ya era suficientemente malo que hubiera saltado con la oferta más alta, estaría condenado si permitía que sus oídos se enrojecieran.
—Uh, diez mil a la una —dijo Rio, un poco aturdido—. A las dos.
Louis miró a su alrededor cuando Rio hizo una pausa, mirando a los ojos de varios dominantes, desafiándolos a pujar de nuevo.
—Vendido a Louis Tomlinson por diez mil dólares.
Louis apenas podía mantenerse en la silla cuando Rio golpeó el podio con su martillo. Hazz era suyo. El hombre podría haberle costado a Louis una buena porción de sus ahorros, pero se aseguraría que valiera la pena cada centavo durante la próxima semana.
Observó atentamente a Hazz hasta que el hombre desapareció tras la cortina para que el siguiente sum pudiera salir. La siguiente hora fue borrosa para Louis mientras veía a un sum tras otro salir al escenario.
A Louis no le importaba nada quién pujaba por quién llegados a este punto. Quería encontrar a Hazz, firmar el contrato de siete días entre ellos, y tener en sus manos el hombre, de preferencia en alguna habitación que tuviera una superficie plana.
Su mente vagaba, días de ensoñaciones y fantasías de tener a su merced a Hazz llenaron su cabeza, bloqueando todo lo que lo rodeaba. Cuando el golpe final del martillo cayó, y Rio anunció que la subasta había terminado, se dio cuenta que había perdido casi toda su paciencia. Se puso de pie, mirando a su alrededor con curiosidad, mientras trataba de averiguar dónde podría estar Hazz.
Su primer impulso fue dirigirse a la zona situada detrás de la cortina del escenario. Lo único que lo detuvo fue el conocimiento de que no quería parecer demasiado ansioso. Un Dom inteligente nunca le hacía saber a su sum que él tenía todas las cartas.
—Diez mil dólares, ¿eh?
Louis comenzó a asentir cuando se dio la vuelta para encontrarse a Liam detrás de él.
—Sí.
—¿No es gastar demasiado en un sum solo por una semana?
—¿En serio? —le preguntó Louis. Trató de sonar indiferente—. Hazz pasará una semana bajo mi cuidado y podré hacer lo que yo quiera. Creo que vale la pena el dinero. Además, me habría gastado más en un coche, y ya me rechazó esa oferta.
—Supongo.
—Estoy a la espera de que Rio me traiga el contrato, y luego me llevaré a Hazz a casa para comenzar su entrenamiento personalizado.
—Te das cuenta de que se espera una demostración de lo que tu sum ha aprendido durante la semana en la fiesta de Fin de Año, ¿verdad?
Louis sonrió. —Estoy deseando que llegue.
Él tenía ganas de mostrar a su nuevo sum. No sabía cuánto sabía Hazz sobre una relación D/s, pero aprendería. Louis tenía toda la intención de poner al hombre en el camino, hasta que reaccionara a lo que quería sin dudarlo. Hazz sería el sum perfecto.
—Aquí viene Rio con tu sumiso, Louis.
Louis se dio la vuelta, colocando la mirada al instante en el pequeño hombre al lado de Río. Hazz todavía llevaba sólo el tanga rojo y la cinta roja alrededor de su garganta. Louis se tomó un momento para disfrutar de cada centímetro del esbelto cuerpo del glorioso hombre antes de quitarse su camisa.
—Cúbrete —le espetó mientras le tendía su camisa—. Nadie ve tu cuerpo a excepción de tu Dom.
—Me puedes dar órdenes una vez que el contrato haya sido firmado.
Louis apretó la mandíbula para evitar gruñir ante las suaves palabras de Hazz. No le preocupó mucho que su sum lo contradijera, ya que Hazz no era realmente su sum todavía.
—Bien, entonces vamos a firmar el contrato.
Louis siguió a Rio a una pequeña mesa. Alargó la mano hacia el papel que Rio le tendió y lo leyó. Los términos parecían claros para él. Durante un período de siete días, Hazz le pertenecía.
Louis notó que Hazz se negaba a participar en cualquier humillación verbal, asfixia erótica, defecación, lluvia dorada, o juegos de sangre, algo con lo que Louis no tenía problema. A él no le gustaban especialmente esos tipos de juegos. Más allá de eso, Hazz parecía estar dispuesto a aceptar cualquier demanda que Louis le hiciera.
—¿Cuál es tu palabra segura? —preguntó Louis mirando a Hazz.
—Puercoespín.
Louis arqueó una ceja y miró hacia abajo al papel. Frunció el ceño cuando llegó a una cláusula específica en el contrato, y luego tuvo que volver a leerla. Seguramente no la había leído bien la primera vez.
—¿Sin penetración sexual?
—No, Señor. —Hazz sonrió—. Mi culo está reservado para mi Amo permanente.
Louis gruñó, la esquina de sus labios se arrugaron cuando una ardiente ira se apoderó de él. ¿No se le iba a permitir follar el culo por el que se le había estado haciendo su boca agua en el último par de semanas? Eso era casi inaceptable. Se le ocurrió la loca idea de que Hazz nunca tendría otro Dom excepto él.
Louis parpadeó, la ira lo dejó tan repentinamente como lo había llenado. ¿De dónde demonios había aparecido ese pensamiento? Él sólo quería a Hazz durante una semana, no para toda la vida. Sólo tenía que quemar el control obsesivo que Hazz parecía tener sobre él.
—Bien —replicó Louis—. Supongo que el sexo oral es aceptable para ti.
—Por supuesto.
—¿Tienes los resultados?
—Página dos —dijo Río—. También he incluido los resultados de las pruebas más recientes de Hazz.
Louis miró a la segunda página y la leyó detenidamente. Satisfecho de que tanto Hazz como él estuvieran limpios médicamente, Louis miró al hombre que estaba a punto de dominar.
—¿Has leído esto?
—Sí, Señor.
—¿Hay algo que quieras saber antes de firmar?
—Me gustaría saber sus reglas, Señor.
Louis encontró la respuesta de Hazz extrañamente agradable. Asintió aceptando la pregunta. —Espero que sigas mis órdenes sin rechistar. Voy a empujar y empujar tus límites, pero nunca te haré daño.
—Sí, Señor.
—Espero que te dirijas a mí como Maestro en todo momento, a menos que considere lo contrario. Tú llevarás mi collar mientras me pertenezcas. —Nunca había sentido la necesidad de ver su marca de propiedad alrededor del cuello de un sumiso antes, tal vez porque nunca se había encontrado con un sum que considerara digno de ello o tal vez porque simplemente no había encontrado quien le fascinara tanto como Hazz. Cualquiera fuera la razón, la emoción que se disparó a través de Louis debido a sus propias palabras lo sorprendió. No sabía hasta que lo dijo lo mucho que quería ver su collar alrededor del cuello de Hazz.
Incluso se sorprendió más por el profundo rubor que llenó la cara de Hazz.
—¿Será esto un problema para ti? —le preguntó.
—No, Señor.
Louis extendió la mano y agarró la barbilla de Hazz, llevando el rostro del hombre hasta el suyo. —Entiende esto, ángel, mientras me pertenezcas, te voy a tocar cada vez que quiera. Pediré todo lo que quiero de ti. Tú me perteneces para hacer lo que desee dentro de los límites de este contrato. Si no te gusta algo, establécelo ahora para que puedan añadirlo al contrato, o lo veré como una aceptación automática de tu parte. ¿Está claro?
—Sí, Señor.
—¿Hay algo que quieras agregar?
—No, Señor.
—Después de firmar los documentos, Hazz —dijo Louis mientras señalaba el montón de papeles—, en el momento en el que firmes el contrato, tú me perteneces. Espero silencio de ti a menos que recibas mi permiso para hablar.
Louis se estaba preparando, temía que si Hazz decía algo lo hiciera precipitarse. Necesitaba tiempo para tener al hombre en algún lugar privado, así podría tomar un par de respiraciones profundas y recuperar el control que lo estaba dejando rápidamente debido al conocimiento de que Hazz pronto sería suyo.
Louis contuvo el aliento mientras lo observaba inclinarse sobre la mesa y firmar en la línea punteada. En el momento en el que Hazz dio un paso atrás, Louis estampó su firma en el documento, notando que el verdadero nombre de Hazz era Harry. Usaría el nombre dado al hombre, no quería ser asociado a los otros dominantes en el club que solo querían al sum. Louis quería ser especial.
Rio cogió el contrato, y rápidamente lo leyó y asintió antes de colocar el sello del club en el papel. Rio sonrió cuando miró a Louis. —Es todo tuyo, Louis. Esperamos un buen espectáculo cuando vuelva a verlos a los dos de nuevo aquí en la fiesta de la víspera de Año Nuevo.
Louis no perdió ni un momento más. Envolvió su camisa alrededor de los hombros de Harry. Nadie iba a ver lo que le pertenecía durante el tiempo que fuera suyo. Sólo deseaba no tener que esperar hasta llegar a casa para poner su collar alrededor de la garganta del hombre.
—Vámonos.
Louis no esperó a que Harry respondiera. Cogió la mano del hombre y lo arrastró fuera de la habitación. Tenía una cosa en su mente, y no se trataba de una sala de bar repleta de personas.
Louis casi se traga la lengua al ver al objeto de su obsesión durante la última semana salir al escenario vestido con nada más que un tanga rojo y un lazo rojo alrededor del cuello.
Él no había querido ir a la subasta de Navidad, pero Rufus lo había convencido para que quizás encontrar a algún sum para dominar durante una semana le haría mucho bien, tal vez incluso sacara de su mente al único hombre que no parecía quererlo.
Y ahora, el mismo hombre se pavoneaba por el escenario como si no le importara el mundo. Ni siquiera miró en la dirección de Louis, simplemente caminó del principio hasta el final del escenario, dio una vuelta y se dirigió de nuevo al lado de Río.
Louis se tragó un gruñido cuando varios hombres sentados alrededor de él silbaron.
Sólo presionando los labios y apretando sus manos en puños hizo que evitara gritarles que dejaran de mirar lo que le pertenecía.
Y Hazz le pertenecería. Louis se aseguraría de eso, incluso si tenía que tomar una segunda hipoteca sobre su casa para tener el dinero suficiente para superar a todos los demás. No le importaba que sólo tendría una semana con Hazz. Siete días era tiempo suficiente para superar el capricho que tenía con el hombre. Además, un contrato entre ellos significaba que podían hacer todo lo que los límites del contrato establecían. Louis tenía la intención de tener sus huevos profundamente dentro del pequeño y espectacular culo del sumiso en la siguiente hora. Tenía que asegurarse que estuviera en el contrato.
—¿Oigo mil?
Louis sacudió la cabeza para traer su mente de vuelta a los acontecimientos que lo rodeaban. Él necesitaba enfocar su mente en el juego si quería ganar el contrato de este sum particular. Podía oír la puja de otros Dominantes, y eso nunca pasaría.
Hazz era suyo.
—Diez mil dólares.
La sala quedó en silencio ante las palabras de Louis. Se negó a permitir que el rubor que sentía construyéndose en su interior saltara en libertad. No quería que nadie supiera las ganas que tenía de poner sus manos en Hazz. Ya era suficientemente malo que hubiera saltado con la oferta más alta, estaría condenado si permitía que sus oídos se enrojecieran.
—Uh, diez mil a la una —dijo Rio, un poco aturdido—. A las dos.
Louis miró a su alrededor cuando Rio hizo una pausa, mirando a los ojos de varios dominantes, desafiándolos a pujar de nuevo.
—Vendido a Louis Tomlinson por diez mil dólares.
Louis apenas podía mantenerse en la silla cuando Rio golpeó el podio con su martillo. Hazz era suyo. El hombre podría haberle costado a Louis una buena porción de sus ahorros, pero se aseguraría que valiera la pena cada centavo durante la próxima semana.
Observó atentamente a Hazz hasta que el hombre desapareció tras la cortina para que el siguiente sum pudiera salir. La siguiente hora fue borrosa para Louis mientras veía a un sum tras otro salir al escenario.
A Louis no le importaba nada quién pujaba por quién llegados a este punto. Quería encontrar a Hazz, firmar el contrato de siete días entre ellos, y tener en sus manos el hombre, de preferencia en alguna habitación que tuviera una superficie plana.
Su mente vagaba, días de ensoñaciones y fantasías de tener a su merced a Hazz llenaron su cabeza, bloqueando todo lo que lo rodeaba. Cuando el golpe final del martillo cayó, y Rio anunció que la subasta había terminado, se dio cuenta que había perdido casi toda su paciencia. Se puso de pie, mirando a su alrededor con curiosidad, mientras trataba de averiguar dónde podría estar Hazz.
Su primer impulso fue dirigirse a la zona situada detrás de la cortina del escenario. Lo único que lo detuvo fue el conocimiento de que no quería parecer demasiado ansioso. Un Dom inteligente nunca le hacía saber a su sum que él tenía todas las cartas.
—Diez mil dólares, ¿eh?
Louis comenzó a asentir cuando se dio la vuelta para encontrarse a Liam detrás de él.
—Sí.
—¿No es gastar demasiado en un sum solo por una semana?
—¿En serio? —le preguntó Louis. Trató de sonar indiferente—. Hazz pasará una semana bajo mi cuidado y podré hacer lo que yo quiera. Creo que vale la pena el dinero. Además, me habría gastado más en un coche, y ya me rechazó esa oferta.
—Supongo.
—Estoy a la espera de que Rio me traiga el contrato, y luego me llevaré a Hazz a casa para comenzar su entrenamiento personalizado.
—Te das cuenta de que se espera una demostración de lo que tu sum ha aprendido durante la semana en la fiesta de Fin de Año, ¿verdad?
Louis sonrió. —Estoy deseando que llegue.
Él tenía ganas de mostrar a su nuevo sum. No sabía cuánto sabía Hazz sobre una relación D/s, pero aprendería. Louis tenía toda la intención de poner al hombre en el camino, hasta que reaccionara a lo que quería sin dudarlo. Hazz sería el sum perfecto.
—Aquí viene Rio con tu sumiso, Louis.
Louis se dio la vuelta, colocando la mirada al instante en el pequeño hombre al lado de Río. Hazz todavía llevaba sólo el tanga rojo y la cinta roja alrededor de su garganta. Louis se tomó un momento para disfrutar de cada centímetro del esbelto cuerpo del glorioso hombre antes de quitarse su camisa.
—Cúbrete —le espetó mientras le tendía su camisa—. Nadie ve tu cuerpo a excepción de tu Dom.
—Me puedes dar órdenes una vez que el contrato haya sido firmado.
Louis apretó la mandíbula para evitar gruñir ante las suaves palabras de Hazz. No le preocupó mucho que su sum lo contradijera, ya que Hazz no era realmente su sum todavía.
—Bien, entonces vamos a firmar el contrato.
Louis siguió a Rio a una pequeña mesa. Alargó la mano hacia el papel que Rio le tendió y lo leyó. Los términos parecían claros para él. Durante un período de siete días, Hazz le pertenecía.
Louis notó que Hazz se negaba a participar en cualquier humillación verbal, asfixia erótica, defecación, lluvia dorada, o juegos de sangre, algo con lo que Louis no tenía problema. A él no le gustaban especialmente esos tipos de juegos. Más allá de eso, Hazz parecía estar dispuesto a aceptar cualquier demanda que Louis le hiciera.
—¿Cuál es tu palabra segura? —preguntó Louis mirando a Hazz.
—Puercoespín.
Louis arqueó una ceja y miró hacia abajo al papel. Frunció el ceño cuando llegó a una cláusula específica en el contrato, y luego tuvo que volver a leerla. Seguramente no la había leído bien la primera vez.
—¿Sin penetración sexual?
—No, Señor. —Hazz sonrió—. Mi culo está reservado para mi Amo permanente.
Louis gruñó, la esquina de sus labios se arrugaron cuando una ardiente ira se apoderó de él. ¿No se le iba a permitir follar el culo por el que se le había estado haciendo su boca agua en el último par de semanas? Eso era casi inaceptable. Se le ocurrió la loca idea de que Hazz nunca tendría otro Dom excepto él.
Louis parpadeó, la ira lo dejó tan repentinamente como lo había llenado. ¿De dónde demonios había aparecido ese pensamiento? Él sólo quería a Hazz durante una semana, no para toda la vida. Sólo tenía que quemar el control obsesivo que Hazz parecía tener sobre él.
—Bien —replicó Louis—. Supongo que el sexo oral es aceptable para ti.
—Por supuesto.
—¿Tienes los resultados?
—Página dos —dijo Río—. También he incluido los resultados de las pruebas más recientes de Hazz.
Louis miró a la segunda página y la leyó detenidamente. Satisfecho de que tanto Hazz como él estuvieran limpios médicamente, Louis miró al hombre que estaba a punto de dominar.
—¿Has leído esto?
—Sí, Señor.
—¿Hay algo que quieras saber antes de firmar?
—Me gustaría saber sus reglas, Señor.
Louis encontró la respuesta de Hazz extrañamente agradable. Asintió aceptando la pregunta. —Espero que sigas mis órdenes sin rechistar. Voy a empujar y empujar tus límites, pero nunca te haré daño.
—Sí, Señor.
—Espero que te dirijas a mí como Maestro en todo momento, a menos que considere lo contrario. Tú llevarás mi collar mientras me pertenezcas. —Nunca había sentido la necesidad de ver su marca de propiedad alrededor del cuello de un sumiso antes, tal vez porque nunca se había encontrado con un sum que considerara digno de ello o tal vez porque simplemente no había encontrado quien le fascinara tanto como Hazz. Cualquiera fuera la razón, la emoción que se disparó a través de Louis debido a sus propias palabras lo sorprendió. No sabía hasta que lo dijo lo mucho que quería ver su collar alrededor del cuello de Hazz.
Incluso se sorprendió más por el profundo rubor que llenó la cara de Hazz.
—¿Será esto un problema para ti? —le preguntó.
—No, Señor.
Louis extendió la mano y agarró la barbilla de Hazz, llevando el rostro del hombre hasta el suyo. —Entiende esto, ángel, mientras me pertenezcas, te voy a tocar cada vez que quiera. Pediré todo lo que quiero de ti. Tú me perteneces para hacer lo que desee dentro de los límites de este contrato. Si no te gusta algo, establécelo ahora para que puedan añadirlo al contrato, o lo veré como una aceptación automática de tu parte. ¿Está claro?
—Sí, Señor.
—¿Hay algo que quieras agregar?
—No, Señor.
—Después de firmar los documentos, Hazz —dijo Louis mientras señalaba el montón de papeles—, en el momento en el que firmes el contrato, tú me perteneces. Espero silencio de ti a menos que recibas mi permiso para hablar.
Louis se estaba preparando, temía que si Hazz decía algo lo hiciera precipitarse. Necesitaba tiempo para tener al hombre en algún lugar privado, así podría tomar un par de respiraciones profundas y recuperar el control que lo estaba dejando rápidamente debido al conocimiento de que Hazz pronto sería suyo.
Louis contuvo el aliento mientras lo observaba inclinarse sobre la mesa y firmar en la línea punteada. En el momento en el que Hazz dio un paso atrás, Louis estampó su firma en el documento, notando que el verdadero nombre de Hazz era Harry. Usaría el nombre dado al hombre, no quería ser asociado a los otros dominantes en el club que solo querían al sum. Louis quería ser especial.
Rio cogió el contrato, y rápidamente lo leyó y asintió antes de colocar el sello del club en el papel. Rio sonrió cuando miró a Louis. —Es todo tuyo, Louis. Esperamos un buen espectáculo cuando vuelva a verlos a los dos de nuevo aquí en la fiesta de la víspera de Año Nuevo.
Louis no perdió ni un momento más. Envolvió su camisa alrededor de los hombros de Harry. Nadie iba a ver lo que le pertenecía durante el tiempo que fuera suyo. Sólo deseaba no tener que esperar hasta llegar a casa para poner su collar alrededor de la garganta del hombre.
—Vámonos.
Louis no esperó a que Harry respondiera. Cogió la mano del hombre y lo arrastró fuera de la habitación. Tenía una cosa en su mente, y no se trataba de una sala de bar repleta de personas.
Aleeh&Ciindy
Re: Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-
Bienvenida :D EH! también soy chilena jaja.harrystlouis escribió:Hi! nueva lectora :))
Me ha encantado esta adaptación así que espero la sigas pronto ah, lalala, soy yay y soy de Chile, al principio dije "DA FAK ¿QUE HACES RECHAZANDO A LOUIS, HARRY?" Y luego cuando leí que Harry estaba un poco -demasiado- obsesionado con Louis dije, "PUTA MADRE ESTO ES LA VIDA" y ahí el Harold haciendose el dificil a esar de todo, me gusto el plan que hicieron so.. así Louis nunca se aburrirá de Hazz.
Bueno eso es todo, adiós!
Este Harry sumiso es un loquillo que solo quiere ser dominado por Louis jaja
¡¡Ya la seguí!!
Aleeh&Ciindy
Re: Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-
Yo imagino a Harry todo incómodo tirando del tanga y no puedo parar de reír. Todo sea por tener a Louis.Maria_Smile escribió:Uy que emocion ya estan en la subasta, y... pobre Harry, U.U le soy mi pesame, debe ser bastante incomodo XD, pero bueno el debe acostumbrarse a tener algo entre las nalgas XDD hay que mono, todos haciendo un plan para que Hazz y Lou queden juntos :enamorado:
Siguela!!
Ya la seguí :D
Aleeh&Ciindy
Re: Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-
Ya la seguí (:cobulaa escribió:Jajajaj Ya empezo la subasta y Harry esta en tanga
Asi que somos 2 pervertidas ya no me siento tan sola xd
Espero sigas pronto cuidate mucho
Bye :3
Falta poco para que comience la verdadera diversión.
Aleeh&Ciindy
Re: Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-
ME-EN-CAN-TA !!!!!!!!!!! Sigue!
AdrianaDirectioner:)
Re: Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-
Que desesperado Louis XD. bueno es entendible, si te ofrecen al hombre de tus sueños en bandeja de plata y hay miles de más que lo quieren haces lo posible por tenerlo entre sus garras. anoto tambien que estuve a punto de escribir, entre tus nalgas. Bueno siguela :(L):
Invitado
Invitado
Re: Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-
Hey nueva lectora!
Me ha gustado mucho esta adaptación. :3
La amo. *-*
Tienes que seguirla. :D
Bueno, besos. ñ.ñ
Me ha gustado mucho esta adaptación. :3
La amo. *-*
Tienes que seguirla. :D
Bueno, besos. ñ.ñ
BooBearGirl:3
Re: Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-
Ay! es que no lo pude evitar, :3 paso a la rapida por aqui a dejarte esto ---> Imagen (>.<) mori cuando la vi, y me acorde al instante de tu fic, eso bueno besos :(L):
Invitado
Invitado
Capítulo 3/2
Harry caminaba junto a su Maestro temporal y esperaba su siguiente orden. Sabía que todo lo que hiciera ahora era elección de Louis. El Dom tenía todo el control, no porque tuviera ese derecho, sino porque Harry decidió dárselo. Él quería que Louis lo dominara. Lo deseaba, lo necesitaba.
Esperaba con ansiedad que Louis hablara.
—Vas a usar mi collar cuando lleguemos a mi casa —dijo Louis mientras sus dedos rozaron cuello de Harry—. Si bien puede ser temporal, lo usarás durante la duración de nuestro contrato. ¿Lo entiendes, mi lindo angelito?
—Sí, Maestro. —Harry se preguntó si Louis podía notar lo emocionado que se sentía por el tono de su voz al hablar. La idea de usar su collar, que todo el mundo supiera que pertenecía al hombre, envió un escalofrío a través de Harry que lo dejó cerca del orgasmo, nunca había estado realmente tan al borde. La sola idea hizo latir su polla en el pequeño y apretado tanga.
Harry sólo deseaba que su collar no fuera temporal. Esperaba que al final de la semana Louis le ofreciera un contrato de por vida. Ese era su objetivo, por lo menos. Quería ser el maldito mejor sum que Louis jamás hubiera tenido y convencer al hombre de que estaban destinados a estar juntos para siempre.
Ese era el sueño de Harry.
—Ven, ángel —dijo Louis mientras tiraba de su muñeca.
Harry siguió tranquilamente detrás de Louis, con la certeza de que este no dejaría que nada malo le sucediera. Confiaba en el hombre más viejo de forma explícita.
—No quiero… —comenzó Louis.
—¿Qué tienes ahí, Louis?
Harry se congeló cuando escuchó a alguien hablar a sus espaldas, Louis apretó su muñeca. Se suponía que él no iba a hablar, que debía permanecer de pie con su mirada hacia el suelo. Un sum no debía hablar o interactuar con otras personas a menos que se le dieran instrucciones para hacerlo.
Sin embargo, quería desesperadamente darse la vuelta y ver quién estaba hablándole a Louis. Había algo en el hombre que estaba detrás que hacía que Harry quisiera apoyarse más en los brazos de Louis y esconderse.
—Donald, ¿cómo estás?
—No tan bien como tú, al parecer —respondió el hombre.
Harry frunció el ceño, algo en la voz de este Donald le sonaba vagamente familiar. No podía recordarlo, pero Harry estaba bastante seguro de haber oído al hombre hablar antes. Y eso le dio escalofríos.
—¿Un nuevo sum? —preguntó Donald.
—Sí.
—¿No es el sum de la subasta?
—Tú sabes muy bien que lo es. Estabas allí esta noche cuando pujé por él.
Harry se estremeció cuando la mano de Louis se apretó alrededor de su muñeca, pero permaneció en silencio.
—Creo que tú hiciste una oferta por él también —añadió Louis.
Harry se echó hacia atrás cuando un dedo rozó la línea de su mandíbula. Él no quería que nadie lo tocara excepto Louis. Empujó su cuerpo más cerca de su Dom, deseando no estar tan escasamente vestido. Se sentía expuesto.
—¿Vas a compartirlo?
—¡No! —La voz de Louis se volvió de acero—. Mi sum tiene un contrato exclusivo conmigo.
—Ah, pero es sólo un contrato de siete días, si no recuerdo mal. —Donald se echó a reír—. Él será un agente libre, capaz de firmar un contrato con la persona que elija después de la víspera de Año Nuevo. ¿Correcto?
Louis gruñó.
—Creo que pujaré por sus servicios entonces. Creo que tiene un gran potencial para ser un buen sum con el entrenamiento adecuado.
—Él es mío.
—Ah, pero sólo por los próximos siete días. ¿No es así?
Harry cerró los ojos cuando de pronto recordó de dónde conocía la voz de Donald. El hombre le había tirado los tejos cada vez que se encontraban. Harry lo había rechazado cada vez, pero eso no parecía importarle. Parecía que creía que sería el Dom perfecto para Harry.
Había visto lo que el hombre le había hecho a sus sumisos, incluso a los temporales y a los sumisos del club. Egoísta y cruel, Donald pensaba que era el mejor Dom del mundo, un regalo para cada sum vivo. Excepto que los trataba como basura, abusando de ellos y dejando moretones no deseados en más de uno de ellos. No estaba seguro de por qué Rio le seguía permitiendo la entrada al hombre en el club.
—Él puede firmar un contrato con la persona que elija después de que nuestro contrato haya terminado.
Harry apenas pudo controlarse para no alejarse de Louis cuando escuchó las palabras del hombre. Las sintió como puñales en su corazón. Quería pertenecerle para siempre, no sólo durante los próximos siete días.
—¿Qué dices, Harry? —preguntó Donald—. ¿Quieres firmar un contrato conmigo la próxima semana? Te puedo asegurar que tengo mucho más para enseñarte que Louis. Sé cómo tratar a mis sumisos.
Con los ojos aún fijos en el suelo, a sus pies, Harry se estremeció ante ese pensamiento abominable, sin darse cuenta, hasta que Donald volvió a hablar, su movimiento había sido visto por los hombres.
—Creo que le gusta la idea, Louis. —Donald se echó a reír de nuevo—. Te estaré esperando, mi pequeña mascota.
Harry oyó fuertes pisadas alejarse de Louis y él, y dejó escapar un aliviado suspiro. Un momento más tarde, segundos más tarde, ese suspiro quedó atrapado en su garganta cuando Louis lo empujó contra la pared y lo mantuvo con su cuerpo presionándolo contra el suyo.
—Tienes el derecho de firmar un contrato con quien quieras cuando nuestro tiempo se haya terminado, pero hasta entonces me perteneces, ¿entendido?
Harry asintió rápidamente, de repente sintió miedo de Louis por primera vez desde que supo quién era el hombre. Parecía enojado, no, furioso y sus ojos se habían reducido a pequeñas rendijas.
—No tienes que hablar con nadie sin mi permiso expreso. ¿Eso es perfectamente, entendible?
Harry asintió de nuevo, preguntándose qué había hecho mal. Él no hizo ningún movimiento hacia el otro Dom o incluso habló con él. ¿Por qué se había enfadado Louis con él?
—No reconozcas a nadie más. Tú no hablarás con ellos, incluso si hablan contigo hasta que tengas mi permiso. —Harry tragó duro cuando sintió los dedos de Louis enroscarse alrededor de su cuello. La voz de Louis bajó a un susurro—. Tú me perteneces por los próximos siete días, Harry. Si te atrapo en cualquier lugar cerca de otro Dom, lo voy a considerar un incumplimiento de nuestro contrato. ¿Ha quedado perfectamente claro?
Harry asintió.
—Quiero una respuesta verbal. Quiero saber que entiendes exactamente lo que te dije. Estas reglas no son tema de debate. Viola cualquiera de ellas, habla con alguien sin mi permiso, y cancelaré el contrato y haré cumplir la cláusula por incumplimiento del mismo de inmediato.
—Sí, Maestro —le susurró Harry.
Harry sintió los dedos de Louis acariciar suavemente su garganta antes de que la alejara, y se preguntó si se había equivocado al darle su confianza al hombre. En todo el tiempo que había sabido quién era Louis, jamás había oído que este perdiera los estribos.
De hecho, Louis era casi una leyenda en lo que se refería a mantener el control, una de las razones por las que Harry había estado tan interesado en el hombre. Quería ser dominado, no abusado. Estaba empezando a preguntarse si había tomado la decisión equivocada.
La presión del cuerpo de Louis disminuyó lentamente, y este renovó el agarre en su muñeca. Harry empezó a masticarse la uña del pulgar mientras se arrastraba detrás de Louis.
Sentía como si todo con lo que había estado soñando durante los últimos cinco años le hubiera explotado en la cara, y no estaba seguro de cómo hacer frente a su decepción. Así no era como se suponía que deberían ir las cosas.
Se suponía que debía impresionar a Louis con su conocimiento de ser un sum. Se suponía que Louis estaría tan impresionado que se quedaría con él, ofreciéndole un contrato de por vida, para que siempre pudieran estar juntos.
Rufus, Rio, y Liam ciertamente pensaban que el plan funcionaria. Fue por eso que se había pasado los últimos dos años entrenándose bajo su dirección. Se suponía que esos hombres conocían a Louis, pero Harry sentía que todo lo que le habían dicho había sido una gran mentira.
Sabía que podía usar su palabra de seguridad en este momento, antes de que incluso llegara a la entrada del club, y el dinero le sería devuelto a Louis. Podrían irse por caminos separados. Harry pensó la idea lo suficiente para conseguir un pequeño tirón en su muñeca, y luego cayó en sintonía con Louis de nuevo.
—Maestro —le susurró Harry.
—¿Qué?
Harry respiró hondo al oír la ronca voz de Louis. Aparentemente, el hombre todavía estaba enojado. —Mis pertenencias —dijo en voz baja Harry—. Están en la parte de atrás.
—Tú no necesitarás nada que no te dé yo.
«Bien, entonces».
Harry se estremeció cuando una puerta se abrió y una fría brisa sopló sobre su casi desnudo cuerpo. Una camisa y un tanga no hacían mucho para cubrirlo y mantener el frío alejado, no es que realmente le importara. Se sentía helado hasta el fondo de sus huesos.
Podía sentir la ira rodando fuera de Louis como una ola de calor, pero no hacía nada para calentar su cuerpo, ni siquiera cuando Louis pasó un brazo alrededor de sus hombros y caminó con él por las escaleras que conducían fuera.
Louis escoltó a Harry a un coche y lo puso en la parte de atrás, luego subió detrás él. Un momento después estaban en el camino. Harry no tenía idea de adonde iban, pero oyó a Louis darle la dirección a alguien en la parte frontal de la limusina para llevarlos a casa.
La brecha entre Louis y él era demasiado grande. Apenas podía decir que el hombre estaba en el mismo vehículo. Harry movió lentamente los dedos por el suave asiento de cuero hasta que sintió el suave tejido de los pantalones de Louis bajo sus dedos.
El calor del cuerpo de Louis calentaba el material y lentamente se filtraba por el brazo de Harry hacia abajo por su cuerpo hasta que no se sintió tan frío. No eran los fuertes brazos que quería envueltos a su alrededor, pero era algo, y Louis no le dijo que no. De hecho, acarició suavemente la parte superior de la mano de Harry, y luego apoyó su mano sobre la de este durante el resto del viaje.
Harry volvió su rostro hacia la ventana. Louis no podía verlo, pero su expresión eufórica podría haber mostrado sus sentimientos desde la distancia. Estaba extasiado por la reacción de Louis.
¿Tal vez las cosas no serían tan malas después de todo?
Esperaba con ansiedad que Louis hablara.
—Vas a usar mi collar cuando lleguemos a mi casa —dijo Louis mientras sus dedos rozaron cuello de Harry—. Si bien puede ser temporal, lo usarás durante la duración de nuestro contrato. ¿Lo entiendes, mi lindo angelito?
—Sí, Maestro. —Harry se preguntó si Louis podía notar lo emocionado que se sentía por el tono de su voz al hablar. La idea de usar su collar, que todo el mundo supiera que pertenecía al hombre, envió un escalofrío a través de Harry que lo dejó cerca del orgasmo, nunca había estado realmente tan al borde. La sola idea hizo latir su polla en el pequeño y apretado tanga.
Harry sólo deseaba que su collar no fuera temporal. Esperaba que al final de la semana Louis le ofreciera un contrato de por vida. Ese era su objetivo, por lo menos. Quería ser el maldito mejor sum que Louis jamás hubiera tenido y convencer al hombre de que estaban destinados a estar juntos para siempre.
Ese era el sueño de Harry.
—Ven, ángel —dijo Louis mientras tiraba de su muñeca.
Harry siguió tranquilamente detrás de Louis, con la certeza de que este no dejaría que nada malo le sucediera. Confiaba en el hombre más viejo de forma explícita.
—No quiero… —comenzó Louis.
—¿Qué tienes ahí, Louis?
Harry se congeló cuando escuchó a alguien hablar a sus espaldas, Louis apretó su muñeca. Se suponía que él no iba a hablar, que debía permanecer de pie con su mirada hacia el suelo. Un sum no debía hablar o interactuar con otras personas a menos que se le dieran instrucciones para hacerlo.
Sin embargo, quería desesperadamente darse la vuelta y ver quién estaba hablándole a Louis. Había algo en el hombre que estaba detrás que hacía que Harry quisiera apoyarse más en los brazos de Louis y esconderse.
—Donald, ¿cómo estás?
—No tan bien como tú, al parecer —respondió el hombre.
Harry frunció el ceño, algo en la voz de este Donald le sonaba vagamente familiar. No podía recordarlo, pero Harry estaba bastante seguro de haber oído al hombre hablar antes. Y eso le dio escalofríos.
—¿Un nuevo sum? —preguntó Donald.
—Sí.
—¿No es el sum de la subasta?
—Tú sabes muy bien que lo es. Estabas allí esta noche cuando pujé por él.
Harry se estremeció cuando la mano de Louis se apretó alrededor de su muñeca, pero permaneció en silencio.
—Creo que tú hiciste una oferta por él también —añadió Louis.
Harry se echó hacia atrás cuando un dedo rozó la línea de su mandíbula. Él no quería que nadie lo tocara excepto Louis. Empujó su cuerpo más cerca de su Dom, deseando no estar tan escasamente vestido. Se sentía expuesto.
—¿Vas a compartirlo?
—¡No! —La voz de Louis se volvió de acero—. Mi sum tiene un contrato exclusivo conmigo.
—Ah, pero es sólo un contrato de siete días, si no recuerdo mal. —Donald se echó a reír—. Él será un agente libre, capaz de firmar un contrato con la persona que elija después de la víspera de Año Nuevo. ¿Correcto?
Louis gruñó.
—Creo que pujaré por sus servicios entonces. Creo que tiene un gran potencial para ser un buen sum con el entrenamiento adecuado.
—Él es mío.
—Ah, pero sólo por los próximos siete días. ¿No es así?
Harry cerró los ojos cuando de pronto recordó de dónde conocía la voz de Donald. El hombre le había tirado los tejos cada vez que se encontraban. Harry lo había rechazado cada vez, pero eso no parecía importarle. Parecía que creía que sería el Dom perfecto para Harry.
Había visto lo que el hombre le había hecho a sus sumisos, incluso a los temporales y a los sumisos del club. Egoísta y cruel, Donald pensaba que era el mejor Dom del mundo, un regalo para cada sum vivo. Excepto que los trataba como basura, abusando de ellos y dejando moretones no deseados en más de uno de ellos. No estaba seguro de por qué Rio le seguía permitiendo la entrada al hombre en el club.
—Él puede firmar un contrato con la persona que elija después de que nuestro contrato haya terminado.
Harry apenas pudo controlarse para no alejarse de Louis cuando escuchó las palabras del hombre. Las sintió como puñales en su corazón. Quería pertenecerle para siempre, no sólo durante los próximos siete días.
—¿Qué dices, Harry? —preguntó Donald—. ¿Quieres firmar un contrato conmigo la próxima semana? Te puedo asegurar que tengo mucho más para enseñarte que Louis. Sé cómo tratar a mis sumisos.
Con los ojos aún fijos en el suelo, a sus pies, Harry se estremeció ante ese pensamiento abominable, sin darse cuenta, hasta que Donald volvió a hablar, su movimiento había sido visto por los hombres.
—Creo que le gusta la idea, Louis. —Donald se echó a reír de nuevo—. Te estaré esperando, mi pequeña mascota.
Harry oyó fuertes pisadas alejarse de Louis y él, y dejó escapar un aliviado suspiro. Un momento más tarde, segundos más tarde, ese suspiro quedó atrapado en su garganta cuando Louis lo empujó contra la pared y lo mantuvo con su cuerpo presionándolo contra el suyo.
—Tienes el derecho de firmar un contrato con quien quieras cuando nuestro tiempo se haya terminado, pero hasta entonces me perteneces, ¿entendido?
Harry asintió rápidamente, de repente sintió miedo de Louis por primera vez desde que supo quién era el hombre. Parecía enojado, no, furioso y sus ojos se habían reducido a pequeñas rendijas.
—No tienes que hablar con nadie sin mi permiso expreso. ¿Eso es perfectamente, entendible?
Harry asintió de nuevo, preguntándose qué había hecho mal. Él no hizo ningún movimiento hacia el otro Dom o incluso habló con él. ¿Por qué se había enfadado Louis con él?
—No reconozcas a nadie más. Tú no hablarás con ellos, incluso si hablan contigo hasta que tengas mi permiso. —Harry tragó duro cuando sintió los dedos de Louis enroscarse alrededor de su cuello. La voz de Louis bajó a un susurro—. Tú me perteneces por los próximos siete días, Harry. Si te atrapo en cualquier lugar cerca de otro Dom, lo voy a considerar un incumplimiento de nuestro contrato. ¿Ha quedado perfectamente claro?
Harry asintió.
—Quiero una respuesta verbal. Quiero saber que entiendes exactamente lo que te dije. Estas reglas no son tema de debate. Viola cualquiera de ellas, habla con alguien sin mi permiso, y cancelaré el contrato y haré cumplir la cláusula por incumplimiento del mismo de inmediato.
—Sí, Maestro —le susurró Harry.
Harry sintió los dedos de Louis acariciar suavemente su garganta antes de que la alejara, y se preguntó si se había equivocado al darle su confianza al hombre. En todo el tiempo que había sabido quién era Louis, jamás había oído que este perdiera los estribos.
De hecho, Louis era casi una leyenda en lo que se refería a mantener el control, una de las razones por las que Harry había estado tan interesado en el hombre. Quería ser dominado, no abusado. Estaba empezando a preguntarse si había tomado la decisión equivocada.
La presión del cuerpo de Louis disminuyó lentamente, y este renovó el agarre en su muñeca. Harry empezó a masticarse la uña del pulgar mientras se arrastraba detrás de Louis.
Sentía como si todo con lo que había estado soñando durante los últimos cinco años le hubiera explotado en la cara, y no estaba seguro de cómo hacer frente a su decepción. Así no era como se suponía que deberían ir las cosas.
Se suponía que debía impresionar a Louis con su conocimiento de ser un sum. Se suponía que Louis estaría tan impresionado que se quedaría con él, ofreciéndole un contrato de por vida, para que siempre pudieran estar juntos.
Rufus, Rio, y Liam ciertamente pensaban que el plan funcionaria. Fue por eso que se había pasado los últimos dos años entrenándose bajo su dirección. Se suponía que esos hombres conocían a Louis, pero Harry sentía que todo lo que le habían dicho había sido una gran mentira.
Sabía que podía usar su palabra de seguridad en este momento, antes de que incluso llegara a la entrada del club, y el dinero le sería devuelto a Louis. Podrían irse por caminos separados. Harry pensó la idea lo suficiente para conseguir un pequeño tirón en su muñeca, y luego cayó en sintonía con Louis de nuevo.
—Maestro —le susurró Harry.
—¿Qué?
Harry respiró hondo al oír la ronca voz de Louis. Aparentemente, el hombre todavía estaba enojado. —Mis pertenencias —dijo en voz baja Harry—. Están en la parte de atrás.
—Tú no necesitarás nada que no te dé yo.
«Bien, entonces».
Harry se estremeció cuando una puerta se abrió y una fría brisa sopló sobre su casi desnudo cuerpo. Una camisa y un tanga no hacían mucho para cubrirlo y mantener el frío alejado, no es que realmente le importara. Se sentía helado hasta el fondo de sus huesos.
Podía sentir la ira rodando fuera de Louis como una ola de calor, pero no hacía nada para calentar su cuerpo, ni siquiera cuando Louis pasó un brazo alrededor de sus hombros y caminó con él por las escaleras que conducían fuera.
Louis escoltó a Harry a un coche y lo puso en la parte de atrás, luego subió detrás él. Un momento después estaban en el camino. Harry no tenía idea de adonde iban, pero oyó a Louis darle la dirección a alguien en la parte frontal de la limusina para llevarlos a casa.
La brecha entre Louis y él era demasiado grande. Apenas podía decir que el hombre estaba en el mismo vehículo. Harry movió lentamente los dedos por el suave asiento de cuero hasta que sintió el suave tejido de los pantalones de Louis bajo sus dedos.
El calor del cuerpo de Louis calentaba el material y lentamente se filtraba por el brazo de Harry hacia abajo por su cuerpo hasta que no se sintió tan frío. No eran los fuertes brazos que quería envueltos a su alrededor, pero era algo, y Louis no le dijo que no. De hecho, acarició suavemente la parte superior de la mano de Harry, y luego apoyó su mano sobre la de este durante el resto del viaje.
Harry volvió su rostro hacia la ventana. Louis no podía verlo, pero su expresión eufórica podría haber mostrado sus sentimientos desde la distancia. Estaba extasiado por la reacción de Louis.
¿Tal vez las cosas no serían tan malas después de todo?
Aleeh&Ciindy
Re: Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-
¡Que bueno!, ya la sigoAdrianaDirectioner:) escribió:ME-EN-CAN-TA !!!!!!!!!!! Sigue!
Aleeh&Ciindy
Re: Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-
Bienvenida :DBooBearGirl:3 escribió:Hey nueva lectora!
Me ha gustado mucho esta adaptación. :3
La amo. *-*
Tienes que seguirla. :D
Bueno, besos. ñ.ñ
Oh jaja es lindo saber que te agrada, es mi primera adaptación así que es un poco emocionante
ya la sigo.
Aleeh&Ciindy
Re: Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-
asjkdhakjdkladjksa no puedo con la imagen.Maria_Smile escribió:Ay! es que no lo pude evitar, :3 paso a la rapida por aqui a dejarte esto ---> Imagen (>.<) mori cuando la vi, y me acorde al instante de tu fic, eso bueno besos :(L):
El tanga rojo quedará en nuestras memorias :')
Aleeh&Ciindy
Re: Dom caliente-Sum frío {Larry Stylinson} -Terminada-
BooBearGirl:3 escribió:Aaaaahhh!!
Debes seguirle! :D
ya va
Aleeh&Ciindy
Capítulo 4
Louis estaba tan confundido como no recordaba haberlo estado jamás. Harry lo había fascinado desde el instante en el que había visto al hombre, y había pensado que reclamarlo aliviaría su fascinación. En su lugar, sólo crecía con cada momento que pasaba.
Tocar la suave y sedosa piel del hombre sólo había hecho que Louis quisiera tocar más. Pensar en follarse ese apretado culo sólo lo hacía pensar en querer hacerlo una y otra vez. Todo sobre Harry hacía que quisiera más.
No se suponía que funcionaría de esa manera. Louis se había mantenido siempre al margen de sus sumisos. Oh, les había dado un buen rato, conocía sus necesidades, y les había dado la experiencia de la sumisión de sus sueños, pero nunca estuvo emocionalmente involucrado.
Involucrarse emocionalmente con un sum era una línea que no quería cruzar. Porque implicaba pasar el control del Dom al sum, y Louis necesitaba el control. Estaría perdido sin él. Era un peligro sin su auto disciplina.
Louis necesitaba recuperar su perspectiva y poner un poco de distancia emocional entre Harry y él. Se estaba involucrado demasiado y eso sólo podría conducir a una mayor pérdida de control de su parte. Sólo empeoraría a medida que pasaran los días y al final de la semana dolería.
Mirar cómo Donald golpeaba sus dedos en la mejilla de Harry casi lo envía al borde. Había querido rasgar al hombre en diminutos pedazos. Había querido estampar su reclamación de propiedad sobre Harry para que todos lo vieran. Quería que le perteneciera a él y sólo a él.
Louis suspiró profundamente mientras se daba cuenta que ese era su objetivo final. Él quería estar con Harry, ahora y después de que su semana hubiera terminado. «¿Y cómo demonios había sucedido eso?», se preguntó a sí mismo. Nunca había sentido interés a largo plazo por un sumiso. Le gustaba jugar en la escena. Le gustaba tener un sumiso diferente todo el tiempo. Nunca había querido atarse a un solo hombre.
Louis pensó una vez o dos veces que podría haber conocido a alguien que le intrigara durante unas cuantas escenas, pero ese interés pronto se desvaneció, y se trasladó al siguiente sum.
Él nunca miró hacia atrás o lamentó dejar ir a un sum.
Muchas personas, incluyendo algunos de los Dom, pensaban que Louis era frío e insensible, y lo sabía. No le importaba ya que nunca había conocido a nadie que lo fascinara lo suficiente como para bajar los muros que había construido en torno a sí mismo debido a su necesidad de control.
Sin embargo, la idea de que Harry firmara un contrato con cualquier otro Dom, le daban ganas de gritar de rabia. Lo miró y vio al hombre sentado en silencio, con la cabeza vuelta hacia la ventana. No se veía como si tuviera una sola preocupación en el mundo, pero Louis podía sentir sus dedos rozando la tela de sus pantalones. El gesto parecía tímido y nervioso. ¿Estaba ansioso por algo así? Louis puso su mano sobre la de Harry, acariciando la suave piel de sus dedos.
—¿Te sientes bien, ángel?
—Sí, Maestro.
—Gira la cabeza hacia mí, ángel. Me gusta mirarte.
El rostro de Harry se sonrojó cuando se volvió hacia él.
Louis sonrió y se inclinó para acariciar con su mano la mejilla de Harry. —Tan hermoso rostro.
—Gracias, Maestro.
Louis sonrió y se recostó en su asiento. Observó atentamente a Harry, con ganas de ver cada respuesta del hombre. —¿Qué tipo de cosas te gustan, ángel, floggers, paletas, restricciones?
—Cualquier cosa que desees, Maestro.
Louis sonrió. —No es una respuesta, ángel. Inténtalo de nuevo.
—¿No es la respuesta adecuada, Maestro?
Louis podía ver una pequeña sonrisa traviesa en el rostro de Harry. La vista lo regocijó. Por mucho que lo quería bajo su control, de repente supo que no quería que el pequeño y obstinado hombre llegara a estar totalmente sometido a él.
La experiencia anterior de Louis con sumisos había consistido en que ellos hacían todo lo que les pedía sin hacer preguntas, y aunque le había expresado exactamente a Harry todo lo que quería, se daba cuenta de que este no lo hacía. Le gustaba el desafío que presentaba.
Louis movió sus dedos sobre la piel expuesta en el brazo de Harry, y luego los arrastró hasta su desnudo muslo. —Tu piel es exquisita, ángel. Puedo imaginar que se marcará hermosamente.
—Gracias, Maestro.
—¿Haces alguna cosa para mantener tu piel tan suave?
—Uso una loción especial que me hace un amigo.
—Hmm, tendré que invertir en esa loción. Me gusta lo suave que es tu piel.
Louis podía imaginar perfectamente cómo la piel de Harry se marcaría con los juguetes que tenía en casa, tanto si se trataba de un flogger, una paleta o incluso la palma de su mano. La pálida y cremosa piel se enrojecería a la perfección.
No podía esperar.
«Y no tengo que hacerlo». Louis notó que se habían metido en la entrada de su propiedad. Una vez que el coche se detuvo, Louis no se molestó en esperar a que el chofer se bajara.
Abrió la puerta y le indicó a Harry que saliera.
—Vamos, ángel.
Louis llevó a Harry hasta los escalones de entrada y a la casa. Asintió brevemente hacia el mayordomo y llevó a Harry directamente a su sala de juegos. Sabía que su mayordomo ni siquiera levantaría una ceja. Había visto a Louis traer a casa a otros sumisos. Berwick sólo no sabía lo especial que era este sum en particular.
Lo empujó dentro de la sala de juegos y cerró la puerta. Apoyándose contra la fresca madera, Louis vio a Harry visualizar la habitación y todos sus juguetes. Látigos y paletas de varios tamaños y formas colgaban de las paredes. Cestas con otros juguetes se alineaban por toda la habitación.
Louis no quería nada más que ver sus marcas en la parte posterior de Harry, pero no estaba lo suficientemente controlado como para manejar un flogger en este momento. Como estaba, las manos le temblaban tanto que las empujó detrás de su espalda para que el hombre no pudiera verlas. Necesitaba algo para relajarse antes de perder el control que aún tenía.
—Quítate el tanga y arrodíllate en el suelo, ángel. Asume la posición de reposo.
Louis decidió que la confianza era lo primero que Harry tenía que aprender. No podían desarrollar cualquier tipo de relación real si no había confianza entre ellos.
También tenía que ver lo que Harry realmente sabía. Por mucho que Louis quisiera enseñárselo todo, en este momento tampoco tenía la paciencia para mostrarle cómo funcionaba todo.
Louis contuvo el aliento mientras lo observaba empujar el tanga rojo por sus piernas. El aire que tenía en los pulmones lo abandonó cuando vio la dura polla que sobresalía de la afeitada ingle. Luchó por respirar. Su polla estaba tratando de forzar su salida de sus pantalones.
Harry se arrodilló en el suelo en un movimiento sensual y separó las piernas ligeramente, mostrando su dura polla y el saco que contenía los pequeños huevos que colgaban entre sus piernas. Apoyó las palmas de las manos sobre sus muslos. Cuadró los hombros y mantuvo su cabeza alta, pero sus ojos bajaron sumisamente.
Louis deseaba tener una cámara para poder sacarle una foto. El hombre era el ejemplo perfecto de cómo un sumiso debía sentarse. Tenía casi decidido contratar a alguien para que pintara al hombre tal y como estaba ahora. Colgaría la pintura encima de la chimenea, así podría mirarla y fantasear durante horas.
Louis se acercó a las cajas en la pared del fondo y comenzó a revolver en ellas hasta que encontró lo que buscaba. Agarró una pequeña máscara negra y un conjunto de restricciones de material blando, forrados de piel con velcro para las muñecas, luego fue hacia Harry.
Se arrodilló en el suelo detrás de Harry y se inclinó para aspirar el dulce aroma que rodeaba al hombre. —¿Estás listo para las cosas que voy a hacerte, ángel?
Louis sintió sacudirse el cuerpo de Harry contra él ante sus suaves palabras y sonrió. Le puso la máscara negra y la estiró hacia atrás, hacia el cabello del hombre.
—Tienes un hermoso cabello, ángel. Quiero ver cómo se ve cuando está revuelto —dijo Louis cuando empezó a deshacer la cabellera larga y de color castaño oscuro—. Apuesto a que se vería perfecta mientras follo tu apretado culo.
Louis terminó de deshacer el pelo de Harry y lo extendió sobre los hombros del desnudo hombre. Tenía razón, se veía impresionante. Pasó los dedos por los largos mechones hasta que sus manos tiraron de los extremos. Louis levantó la mano y arrastró su dedo sobre los labios de Harry, gimió cuando este le mordió el extremo.
—Y sé que voy a tener estos deliciosos labios alrededor de mi polla antes de que salgas de esta sala, ¿no es así?
Harry asintió.
—Dilo, ángel.
—Sí, Maestro —le susurró Harry.
Las palabras eran como el nirvana en el cielo para Louis. Hicieron que su polla palpitara de dolor, pero de alguna manera, también le permitió recuperar algo del control que había perdido poco a poco.
—Dame tus manos, ángel.
Louis llegó alrededor del cuerpo de Harry y sostuvo las muñecas del hombre extendidas en el aire. Colocó suavemente las acolchadas restricciones en torno a cada una, y luego las apretó antes de unirlas a los aros a cada lado.
—Cuando estés de rodillas en la posición de reposo, mantendrás las manos entrelazadas detrás de tu espalda a menos que yo las haya esposado o te diga lo contrario. —Louis se agachó y le dio a la polla de Harry un rápido golpe con los dedos—. Me gusta mirar.
—Sí, Maestro —le susurró Harry mientras se estremecía—. ¿Maestro?
—¿Sí, ángel?
—Tú quieres… —Harry tragó tan duro que Louis lo oyó—. ¿Quieres que mantenga mis piernas juntas o separadas cuando esté en la posición de reposo?
—Te dije que me gusta mirar.
Harry se movió un poco y separó las piernas más. Desde su posición de rodillas detrás de él, Louis podía ver la dura polla pegando hacia arriba en el aire como si estuviera pidiendo otro toque de la mano de Louis.
Cuando Louis no hizo nada más que mirar, Harry se agachó y comenzó a masturbar su polla. Louis rápidamente agarró las muñecas atadas del hombre y tiró de ellas.
—No, ángel, si te corres, será por mi mano. Tú no debes tocarte de manera sexual, sin que te dé permiso.
Un pequño gemido de protesta salió de los labios de Harry, pero no discutió. Indeciso sobre qué hacer a continuación, Louis miró a su alrededor hasta que su mirada se encontró con un gancho que colgaba del techo. Louis sonrió cuando una idea le vino de repente. Tiró de Harry poniéndolo de pie mientras él se levantada.
Lo dejó allí de pie y cruzó la habitación para coger el control remoto que bajaba el gancho del techo. Le tomó un momento conectar el gancho alrededor de los aros de las esposas, las manos de Harry fueron estiradas, entonces golpeó el mando a distancia de nuevo y levantó el gancho hasta que los brazos de este se extendían sobre su cabeza.
Louis dio un paso atrás y una vez más se maravilló de la impresionante vista que tenía delante. Esta sería otra imagen que habría retratado. Quizás sería bueno contratar un fotógrafo para hiciera imágenes de Harry en diferentes poses y las colocaría a lo largo de su casa. Serían obras maestras.
Paso a paso se acercó más a Harry, Louis lo acarició suavemente, bajando su mano por un lado de la cadera del hombre. Podía sentir la piel temblar debajo de su toque y se tragó un gruñido.
La excitación lo llenaba al darse cuenta de que Harry no era inmune a él. Louis estaba detrás del hombre y llevó sus manos lentamente desde el abdomen del hombre hasta su pecho. Empezó a moverse hacia arriba, hacia la clavícula cuando sintió las pequeñas y duras protuberancias frotarse contra las palmas de sus manos y eso lo cautivó. Louis dibujó pequeños círculos alrededor de los pezones, envolviéndolos cada vez más en sus dedos con cada círculo antes de tirar de los pequeños anillos de plata.
—¿Te gustan mis caricias, ángel?
—¡Sí! —siseó Harry cuando su cabeza cayó sobre el pecho de Louis. Este le retorció los pezones, tirando de los pequeños anillos suavemente, luego más y más duro con cada tirón hasta que el hombre comenzó a empujar su pecho buscando el toque.
Louis recordaba vagamente estar en esta posición con Harry una vez antes en la pista de baile. Incluso podía sentir el apretado culo empujándose contra su dura polla y dulcemente gimió ante el exquisito placer que le trajo.
Él quería más que nada en el mundo hundir su polla en el culo que se apretaba en su contra. No podía creer que hubiera aceptado un contrato que le prohibía ese placer. Y Louis estaba seguro que sería un placer exquisito.
—Por lo tanto, tú estás guardando este culo para tu Dom permanente, ¿eh?
—S-sí, Maestro.
—Eso es muy malo, ángel. Me hubiera gustado joder este apretado agujero.
Cuando Louis se inclinó y pasó los dedos entre las nalgas de Harry, sintió al hombre ponerse de puntillas, con las piernas temblando. Louis lamió una línea a lo largo de la curva suave del oído antes de susurrarle.
—¿Te gusta eso, ángel?
—Por favor, Maestro.
Louis cerró los ojos por un momento, la declaración de Harry rodó suavemente sobre él como un maremoto. Sabía que no iba a llegar a ninguna parte con el entrenamiento de Harry como le habría gustado esta noche. La necesidad de follarse al hombre lo abrumaba. Louis tenía que recordarse a sí mismo que no era parte del trato.
Harry gimió cuando él se apartó y sonrió. —Te dije que me gusta ver, ángel. ¿Y a ti? —Sonrió ante el pequeño gemido que salió de los labios de Harry. Sonaba a necesidad, una necesidad que Louis tenía toda la intención de llenar—. No; creo que voy a dejarte con los ojos vendados. Tal vez te mantenga con los ojos vendados durante toda la semana, así te preguntarás qué es lo siguiente que voy a hacer. ¿Esa idea te excita, ángel?
Se quitó los zapatos dejándolos a un lado y luego buscó los botones de su pantalón, deshaciéndolos. Luego se quitó los pantalones. Louis miraba a Harry mientras doblaba sus pantalones y los ponía sobre sus zapatos. Se acercó a Harry y arrastró su mano sobre el abdomen del hombre paseándose a su alrededor.
—Estoy tan desnudo como tú lo estás ahora, ángel —le susurró Louis contra el pelo cuando dio un paso detrás del hombre y empujó su dura polla contra la parte trasera de Harry—. ¿Puedes sentir lo mucho que te quiero?
Louis agarró su polla y la arrastró hasta el pliegue del culo de Harry antes de dar un paso atrás. Pese a la insistencia de este de que no hubiera penetración, el hombre estaba prácticamente rogando por ello, presionando su espalda contra Louis, su cuerpo tembloroso.
—¿Tus reglas sobre la penetración es sobre todos los juegos, o estoy autorizado a jugar contigo un poco?
Harry gimió. —Todo, Maestro.
Louis estaba decepcionado, pero nunca había roto las reglas de un contrato, y no iba a empezar ahora. Sin embargo, las reglas no decían nada acerca de jugar con la polla de Harry. Louis sonrió cuando se agachó y envolvió sus dedos alrededor del duro miembro. Harry gimió y se empujó contra su mano.
—¿Tengo que atarte para mantenerte quieto, ángel? —Las cejas de Louis se alzaron cuando lo sintió estremecerse contra él—. Creo que te gusta la idea, ¿verdad, ángel?
Por mucho que quería estar profundamente hasta los huevos dentro de Harry en los próximos segundos, pensar en tenerlo atado, mientras le follaba la boca envió a Louis en un frenesí de necesidad.
Ambas ideas lo llevaron fuera de sí, sobre todo cuando Harry gimió y se empujó contra él. El hombre estaba pidiendo que lo follasen, y Louis se estaba muriendo por darle lo que quería. Eso casi lo mata por no ser capaz literalmente de hacerlo.
Harry necesitaba saber desde el principio quién era el Dom y quién era el sum. Louis apartó sus dedos de la polla del hombre y fue a por el mando a distancia.
—Un momento, ángel. —Louis golpeó el mando a distancia y observó cómo Harry descendía al suelo, con los brazos aún en alto debido al gancho en el techo. Louis pulsó el botón para detenerlo con una mano mientras tenía la otra envuelta alrededor de su polla para evitar correrse antes de poder follarle la boca.
La visión de su ángel atado con las manos en el aire y de rodillas en el suelo era casi demasiado para él. Sería demasiado para cualquier hombre. Era sólo otra imagen que Louis necesitaba tomar del hombre. Decidió que iba a comprar una cámara, sería lo primero que haría por la mañana. En este momento, Louis tenía a un sumiso que necesitaba su atención. Louis volvió con Harry y se puso entre las piernas abiertas del hombre.
Él agarró su polla y empujó la cabeza contra los labios de Harry hasta que el hombre los abrió y lo llevó dentro.
A Louis le gustaba tener las manos libres. Tan pronto como Harry lo acogió, Louis alzó sus manos y agarró las cadenas que sostenían las manos del joven encima de su cabeza. Vio cómo su polla violaba lentamente los labios del hombre. Lentamente, pulgada a pulgada, Louis se empujó hacia dentro, hasta que sintió sus huevos presionando contra la barbilla de Harry.
—Eres tan jodidamente bueno en esto, ángel. —Louis tomó aire silbando mientras se tomaba un momento para saborear la sensación de tenerlo chupándole la polla. No estaba seguro de que jamás hubiera sentido nada tan bueno en su vida, y había estado con una gran cantidad de sumisos.
Louis miró de nuevo mientras salía hasta que sólo la cabeza de su polla se mantuvo dentro de la boca. Era casi tan fascinante verlo como sentirlo.
Louis se apartó lentamente, no queriendo que las cosas terminaran muy pronto, no esta vez, esta primera vez. Se imaginó que jodería la boca de Harry muchas veces a lo largo de la próxima semana, pero sólo había una primera vez con un nuevo sumiso.
—Joder, ángel —gruñó Louis. Envolvió una mano sobre el hombro de Harry para mantenerse en pie. Su cabeza daba vueltas. Era el paraíso en la tierra estar en la boca del sum.
—Haz que me corra, ángel —ordenó Louis con dureza—. Haz que tu Maestro se corra.
Louis agarró la cabeza de Harry con las dos manos, y se empujó en la boca del hombre una y otra vez hasta que sintió que explotaba en brillantes millones de estrellas.
La habitación se desvaneció a su alrededor, estrechando al hombre en sus brazos y conectando sus cuerpos. Podía oír su propia respiración pesada y la rápida y corta de Harry.
Con su cuerpo todavía temblando, Louis se apartó de Harry y se dejó caer en sus rodillas. Sus piernas se negaban a trabajar y sostenerlo. Se sentó y miró al hombre todavía suspendido del techo, llenándolo de asombro la lujuria que se disparó a través de él al pesar de que acababa de follarlo.
La cabeza de Harry colgaba hacia atrás, su pelo arrastrándose por su cuello, casi tocando la espalda. El sudor brillaba en el cuerpo del hombre, destellaba bajo la luz. Simplemente se veía hermoso, y la polla de este hombre estaba tan dura que latía.
—Córrete, ángel.
El cuerpo de Harry se tensó cuando un gemido llenó la habitación. Louis dejó caer la quijada mientras observaba cómo la polla de Harry tiroteaba cuerdas de semilla blanca y nacarada salpicando el suelo.
Estaba hipnotizado, no salía de su asombro. Harry estaba excitado, no dudaba eso. Ese hecho era difícil de pasar por alto, teniendo en cuenta la pesada respiración del hombre y la dureza de su polla, ¿pero que se corriera con solo la orden de un Dom? Louis estaba atónito.
Gimió cuando se dio cuenta de que también estaba más intrigado de lo que jamás recordaba haberlo estado. Su obsesión por el pequeño sum no había disminuido después de estar en la boca del hombre o verlo correrse con una simple orden. Se había vuelto más fuerte, y un pensamiento empezó a correr por su mente, una y otra vez: ¿cómo demonios lo dejaría ir una vez su semana terminara?
«¡Oh, Dios —pensó—. Estoy tan jodido!»
Tocar la suave y sedosa piel del hombre sólo había hecho que Louis quisiera tocar más. Pensar en follarse ese apretado culo sólo lo hacía pensar en querer hacerlo una y otra vez. Todo sobre Harry hacía que quisiera más.
No se suponía que funcionaría de esa manera. Louis se había mantenido siempre al margen de sus sumisos. Oh, les había dado un buen rato, conocía sus necesidades, y les había dado la experiencia de la sumisión de sus sueños, pero nunca estuvo emocionalmente involucrado.
Involucrarse emocionalmente con un sum era una línea que no quería cruzar. Porque implicaba pasar el control del Dom al sum, y Louis necesitaba el control. Estaría perdido sin él. Era un peligro sin su auto disciplina.
Louis necesitaba recuperar su perspectiva y poner un poco de distancia emocional entre Harry y él. Se estaba involucrado demasiado y eso sólo podría conducir a una mayor pérdida de control de su parte. Sólo empeoraría a medida que pasaran los días y al final de la semana dolería.
Mirar cómo Donald golpeaba sus dedos en la mejilla de Harry casi lo envía al borde. Había querido rasgar al hombre en diminutos pedazos. Había querido estampar su reclamación de propiedad sobre Harry para que todos lo vieran. Quería que le perteneciera a él y sólo a él.
Louis suspiró profundamente mientras se daba cuenta que ese era su objetivo final. Él quería estar con Harry, ahora y después de que su semana hubiera terminado. «¿Y cómo demonios había sucedido eso?», se preguntó a sí mismo. Nunca había sentido interés a largo plazo por un sumiso. Le gustaba jugar en la escena. Le gustaba tener un sumiso diferente todo el tiempo. Nunca había querido atarse a un solo hombre.
Louis pensó una vez o dos veces que podría haber conocido a alguien que le intrigara durante unas cuantas escenas, pero ese interés pronto se desvaneció, y se trasladó al siguiente sum.
Él nunca miró hacia atrás o lamentó dejar ir a un sum.
Muchas personas, incluyendo algunos de los Dom, pensaban que Louis era frío e insensible, y lo sabía. No le importaba ya que nunca había conocido a nadie que lo fascinara lo suficiente como para bajar los muros que había construido en torno a sí mismo debido a su necesidad de control.
Sin embargo, la idea de que Harry firmara un contrato con cualquier otro Dom, le daban ganas de gritar de rabia. Lo miró y vio al hombre sentado en silencio, con la cabeza vuelta hacia la ventana. No se veía como si tuviera una sola preocupación en el mundo, pero Louis podía sentir sus dedos rozando la tela de sus pantalones. El gesto parecía tímido y nervioso. ¿Estaba ansioso por algo así? Louis puso su mano sobre la de Harry, acariciando la suave piel de sus dedos.
—¿Te sientes bien, ángel?
—Sí, Maestro.
—Gira la cabeza hacia mí, ángel. Me gusta mirarte.
El rostro de Harry se sonrojó cuando se volvió hacia él.
Louis sonrió y se inclinó para acariciar con su mano la mejilla de Harry. —Tan hermoso rostro.
—Gracias, Maestro.
Louis sonrió y se recostó en su asiento. Observó atentamente a Harry, con ganas de ver cada respuesta del hombre. —¿Qué tipo de cosas te gustan, ángel, floggers, paletas, restricciones?
—Cualquier cosa que desees, Maestro.
Louis sonrió. —No es una respuesta, ángel. Inténtalo de nuevo.
—¿No es la respuesta adecuada, Maestro?
Louis podía ver una pequeña sonrisa traviesa en el rostro de Harry. La vista lo regocijó. Por mucho que lo quería bajo su control, de repente supo que no quería que el pequeño y obstinado hombre llegara a estar totalmente sometido a él.
La experiencia anterior de Louis con sumisos había consistido en que ellos hacían todo lo que les pedía sin hacer preguntas, y aunque le había expresado exactamente a Harry todo lo que quería, se daba cuenta de que este no lo hacía. Le gustaba el desafío que presentaba.
Louis movió sus dedos sobre la piel expuesta en el brazo de Harry, y luego los arrastró hasta su desnudo muslo. —Tu piel es exquisita, ángel. Puedo imaginar que se marcará hermosamente.
—Gracias, Maestro.
—¿Haces alguna cosa para mantener tu piel tan suave?
—Uso una loción especial que me hace un amigo.
—Hmm, tendré que invertir en esa loción. Me gusta lo suave que es tu piel.
Louis podía imaginar perfectamente cómo la piel de Harry se marcaría con los juguetes que tenía en casa, tanto si se trataba de un flogger, una paleta o incluso la palma de su mano. La pálida y cremosa piel se enrojecería a la perfección.
No podía esperar.
«Y no tengo que hacerlo». Louis notó que se habían metido en la entrada de su propiedad. Una vez que el coche se detuvo, Louis no se molestó en esperar a que el chofer se bajara.
Abrió la puerta y le indicó a Harry que saliera.
—Vamos, ángel.
Louis llevó a Harry hasta los escalones de entrada y a la casa. Asintió brevemente hacia el mayordomo y llevó a Harry directamente a su sala de juegos. Sabía que su mayordomo ni siquiera levantaría una ceja. Había visto a Louis traer a casa a otros sumisos. Berwick sólo no sabía lo especial que era este sum en particular.
Lo empujó dentro de la sala de juegos y cerró la puerta. Apoyándose contra la fresca madera, Louis vio a Harry visualizar la habitación y todos sus juguetes. Látigos y paletas de varios tamaños y formas colgaban de las paredes. Cestas con otros juguetes se alineaban por toda la habitación.
Louis no quería nada más que ver sus marcas en la parte posterior de Harry, pero no estaba lo suficientemente controlado como para manejar un flogger en este momento. Como estaba, las manos le temblaban tanto que las empujó detrás de su espalda para que el hombre no pudiera verlas. Necesitaba algo para relajarse antes de perder el control que aún tenía.
—Quítate el tanga y arrodíllate en el suelo, ángel. Asume la posición de reposo.
Louis decidió que la confianza era lo primero que Harry tenía que aprender. No podían desarrollar cualquier tipo de relación real si no había confianza entre ellos.
También tenía que ver lo que Harry realmente sabía. Por mucho que Louis quisiera enseñárselo todo, en este momento tampoco tenía la paciencia para mostrarle cómo funcionaba todo.
Louis contuvo el aliento mientras lo observaba empujar el tanga rojo por sus piernas. El aire que tenía en los pulmones lo abandonó cuando vio la dura polla que sobresalía de la afeitada ingle. Luchó por respirar. Su polla estaba tratando de forzar su salida de sus pantalones.
Harry se arrodilló en el suelo en un movimiento sensual y separó las piernas ligeramente, mostrando su dura polla y el saco que contenía los pequeños huevos que colgaban entre sus piernas. Apoyó las palmas de las manos sobre sus muslos. Cuadró los hombros y mantuvo su cabeza alta, pero sus ojos bajaron sumisamente.
Louis deseaba tener una cámara para poder sacarle una foto. El hombre era el ejemplo perfecto de cómo un sumiso debía sentarse. Tenía casi decidido contratar a alguien para que pintara al hombre tal y como estaba ahora. Colgaría la pintura encima de la chimenea, así podría mirarla y fantasear durante horas.
Louis se acercó a las cajas en la pared del fondo y comenzó a revolver en ellas hasta que encontró lo que buscaba. Agarró una pequeña máscara negra y un conjunto de restricciones de material blando, forrados de piel con velcro para las muñecas, luego fue hacia Harry.
Se arrodilló en el suelo detrás de Harry y se inclinó para aspirar el dulce aroma que rodeaba al hombre. —¿Estás listo para las cosas que voy a hacerte, ángel?
Louis sintió sacudirse el cuerpo de Harry contra él ante sus suaves palabras y sonrió. Le puso la máscara negra y la estiró hacia atrás, hacia el cabello del hombre.
—Tienes un hermoso cabello, ángel. Quiero ver cómo se ve cuando está revuelto —dijo Louis cuando empezó a deshacer la cabellera larga y de color castaño oscuro—. Apuesto a que se vería perfecta mientras follo tu apretado culo.
Louis terminó de deshacer el pelo de Harry y lo extendió sobre los hombros del desnudo hombre. Tenía razón, se veía impresionante. Pasó los dedos por los largos mechones hasta que sus manos tiraron de los extremos. Louis levantó la mano y arrastró su dedo sobre los labios de Harry, gimió cuando este le mordió el extremo.
—Y sé que voy a tener estos deliciosos labios alrededor de mi polla antes de que salgas de esta sala, ¿no es así?
Harry asintió.
—Dilo, ángel.
—Sí, Maestro —le susurró Harry.
Las palabras eran como el nirvana en el cielo para Louis. Hicieron que su polla palpitara de dolor, pero de alguna manera, también le permitió recuperar algo del control que había perdido poco a poco.
—Dame tus manos, ángel.
Louis llegó alrededor del cuerpo de Harry y sostuvo las muñecas del hombre extendidas en el aire. Colocó suavemente las acolchadas restricciones en torno a cada una, y luego las apretó antes de unirlas a los aros a cada lado.
—Cuando estés de rodillas en la posición de reposo, mantendrás las manos entrelazadas detrás de tu espalda a menos que yo las haya esposado o te diga lo contrario. —Louis se agachó y le dio a la polla de Harry un rápido golpe con los dedos—. Me gusta mirar.
—Sí, Maestro —le susurró Harry mientras se estremecía—. ¿Maestro?
—¿Sí, ángel?
—Tú quieres… —Harry tragó tan duro que Louis lo oyó—. ¿Quieres que mantenga mis piernas juntas o separadas cuando esté en la posición de reposo?
—Te dije que me gusta mirar.
Harry se movió un poco y separó las piernas más. Desde su posición de rodillas detrás de él, Louis podía ver la dura polla pegando hacia arriba en el aire como si estuviera pidiendo otro toque de la mano de Louis.
Cuando Louis no hizo nada más que mirar, Harry se agachó y comenzó a masturbar su polla. Louis rápidamente agarró las muñecas atadas del hombre y tiró de ellas.
—No, ángel, si te corres, será por mi mano. Tú no debes tocarte de manera sexual, sin que te dé permiso.
Un pequño gemido de protesta salió de los labios de Harry, pero no discutió. Indeciso sobre qué hacer a continuación, Louis miró a su alrededor hasta que su mirada se encontró con un gancho que colgaba del techo. Louis sonrió cuando una idea le vino de repente. Tiró de Harry poniéndolo de pie mientras él se levantada.
Lo dejó allí de pie y cruzó la habitación para coger el control remoto que bajaba el gancho del techo. Le tomó un momento conectar el gancho alrededor de los aros de las esposas, las manos de Harry fueron estiradas, entonces golpeó el mando a distancia de nuevo y levantó el gancho hasta que los brazos de este se extendían sobre su cabeza.
Louis dio un paso atrás y una vez más se maravilló de la impresionante vista que tenía delante. Esta sería otra imagen que habría retratado. Quizás sería bueno contratar un fotógrafo para hiciera imágenes de Harry en diferentes poses y las colocaría a lo largo de su casa. Serían obras maestras.
Paso a paso se acercó más a Harry, Louis lo acarició suavemente, bajando su mano por un lado de la cadera del hombre. Podía sentir la piel temblar debajo de su toque y se tragó un gruñido.
La excitación lo llenaba al darse cuenta de que Harry no era inmune a él. Louis estaba detrás del hombre y llevó sus manos lentamente desde el abdomen del hombre hasta su pecho. Empezó a moverse hacia arriba, hacia la clavícula cuando sintió las pequeñas y duras protuberancias frotarse contra las palmas de sus manos y eso lo cautivó. Louis dibujó pequeños círculos alrededor de los pezones, envolviéndolos cada vez más en sus dedos con cada círculo antes de tirar de los pequeños anillos de plata.
—¿Te gustan mis caricias, ángel?
—¡Sí! —siseó Harry cuando su cabeza cayó sobre el pecho de Louis. Este le retorció los pezones, tirando de los pequeños anillos suavemente, luego más y más duro con cada tirón hasta que el hombre comenzó a empujar su pecho buscando el toque.
Louis recordaba vagamente estar en esta posición con Harry una vez antes en la pista de baile. Incluso podía sentir el apretado culo empujándose contra su dura polla y dulcemente gimió ante el exquisito placer que le trajo.
Él quería más que nada en el mundo hundir su polla en el culo que se apretaba en su contra. No podía creer que hubiera aceptado un contrato que le prohibía ese placer. Y Louis estaba seguro que sería un placer exquisito.
—Por lo tanto, tú estás guardando este culo para tu Dom permanente, ¿eh?
—S-sí, Maestro.
—Eso es muy malo, ángel. Me hubiera gustado joder este apretado agujero.
Cuando Louis se inclinó y pasó los dedos entre las nalgas de Harry, sintió al hombre ponerse de puntillas, con las piernas temblando. Louis lamió una línea a lo largo de la curva suave del oído antes de susurrarle.
—¿Te gusta eso, ángel?
—Por favor, Maestro.
Louis cerró los ojos por un momento, la declaración de Harry rodó suavemente sobre él como un maremoto. Sabía que no iba a llegar a ninguna parte con el entrenamiento de Harry como le habría gustado esta noche. La necesidad de follarse al hombre lo abrumaba. Louis tenía que recordarse a sí mismo que no era parte del trato.
Harry gimió cuando él se apartó y sonrió. —Te dije que me gusta ver, ángel. ¿Y a ti? —Sonrió ante el pequeño gemido que salió de los labios de Harry. Sonaba a necesidad, una necesidad que Louis tenía toda la intención de llenar—. No; creo que voy a dejarte con los ojos vendados. Tal vez te mantenga con los ojos vendados durante toda la semana, así te preguntarás qué es lo siguiente que voy a hacer. ¿Esa idea te excita, ángel?
Se quitó los zapatos dejándolos a un lado y luego buscó los botones de su pantalón, deshaciéndolos. Luego se quitó los pantalones. Louis miraba a Harry mientras doblaba sus pantalones y los ponía sobre sus zapatos. Se acercó a Harry y arrastró su mano sobre el abdomen del hombre paseándose a su alrededor.
—Estoy tan desnudo como tú lo estás ahora, ángel —le susurró Louis contra el pelo cuando dio un paso detrás del hombre y empujó su dura polla contra la parte trasera de Harry—. ¿Puedes sentir lo mucho que te quiero?
Louis agarró su polla y la arrastró hasta el pliegue del culo de Harry antes de dar un paso atrás. Pese a la insistencia de este de que no hubiera penetración, el hombre estaba prácticamente rogando por ello, presionando su espalda contra Louis, su cuerpo tembloroso.
—¿Tus reglas sobre la penetración es sobre todos los juegos, o estoy autorizado a jugar contigo un poco?
Harry gimió. —Todo, Maestro.
Louis estaba decepcionado, pero nunca había roto las reglas de un contrato, y no iba a empezar ahora. Sin embargo, las reglas no decían nada acerca de jugar con la polla de Harry. Louis sonrió cuando se agachó y envolvió sus dedos alrededor del duro miembro. Harry gimió y se empujó contra su mano.
—¿Tengo que atarte para mantenerte quieto, ángel? —Las cejas de Louis se alzaron cuando lo sintió estremecerse contra él—. Creo que te gusta la idea, ¿verdad, ángel?
Por mucho que quería estar profundamente hasta los huevos dentro de Harry en los próximos segundos, pensar en tenerlo atado, mientras le follaba la boca envió a Louis en un frenesí de necesidad.
Ambas ideas lo llevaron fuera de sí, sobre todo cuando Harry gimió y se empujó contra él. El hombre estaba pidiendo que lo follasen, y Louis se estaba muriendo por darle lo que quería. Eso casi lo mata por no ser capaz literalmente de hacerlo.
Harry necesitaba saber desde el principio quién era el Dom y quién era el sum. Louis apartó sus dedos de la polla del hombre y fue a por el mando a distancia.
—Un momento, ángel. —Louis golpeó el mando a distancia y observó cómo Harry descendía al suelo, con los brazos aún en alto debido al gancho en el techo. Louis pulsó el botón para detenerlo con una mano mientras tenía la otra envuelta alrededor de su polla para evitar correrse antes de poder follarle la boca.
La visión de su ángel atado con las manos en el aire y de rodillas en el suelo era casi demasiado para él. Sería demasiado para cualquier hombre. Era sólo otra imagen que Louis necesitaba tomar del hombre. Decidió que iba a comprar una cámara, sería lo primero que haría por la mañana. En este momento, Louis tenía a un sumiso que necesitaba su atención. Louis volvió con Harry y se puso entre las piernas abiertas del hombre.
Él agarró su polla y empujó la cabeza contra los labios de Harry hasta que el hombre los abrió y lo llevó dentro.
A Louis le gustaba tener las manos libres. Tan pronto como Harry lo acogió, Louis alzó sus manos y agarró las cadenas que sostenían las manos del joven encima de su cabeza. Vio cómo su polla violaba lentamente los labios del hombre. Lentamente, pulgada a pulgada, Louis se empujó hacia dentro, hasta que sintió sus huevos presionando contra la barbilla de Harry.
—Eres tan jodidamente bueno en esto, ángel. —Louis tomó aire silbando mientras se tomaba un momento para saborear la sensación de tenerlo chupándole la polla. No estaba seguro de que jamás hubiera sentido nada tan bueno en su vida, y había estado con una gran cantidad de sumisos.
Louis miró de nuevo mientras salía hasta que sólo la cabeza de su polla se mantuvo dentro de la boca. Era casi tan fascinante verlo como sentirlo.
Louis se apartó lentamente, no queriendo que las cosas terminaran muy pronto, no esta vez, esta primera vez. Se imaginó que jodería la boca de Harry muchas veces a lo largo de la próxima semana, pero sólo había una primera vez con un nuevo sumiso.
—Joder, ángel —gruñó Louis. Envolvió una mano sobre el hombro de Harry para mantenerse en pie. Su cabeza daba vueltas. Era el paraíso en la tierra estar en la boca del sum.
—Haz que me corra, ángel —ordenó Louis con dureza—. Haz que tu Maestro se corra.
Louis agarró la cabeza de Harry con las dos manos, y se empujó en la boca del hombre una y otra vez hasta que sintió que explotaba en brillantes millones de estrellas.
La habitación se desvaneció a su alrededor, estrechando al hombre en sus brazos y conectando sus cuerpos. Podía oír su propia respiración pesada y la rápida y corta de Harry.
Con su cuerpo todavía temblando, Louis se apartó de Harry y se dejó caer en sus rodillas. Sus piernas se negaban a trabajar y sostenerlo. Se sentó y miró al hombre todavía suspendido del techo, llenándolo de asombro la lujuria que se disparó a través de él al pesar de que acababa de follarlo.
La cabeza de Harry colgaba hacia atrás, su pelo arrastrándose por su cuello, casi tocando la espalda. El sudor brillaba en el cuerpo del hombre, destellaba bajo la luz. Simplemente se veía hermoso, y la polla de este hombre estaba tan dura que latía.
—Córrete, ángel.
El cuerpo de Harry se tensó cuando un gemido llenó la habitación. Louis dejó caer la quijada mientras observaba cómo la polla de Harry tiroteaba cuerdas de semilla blanca y nacarada salpicando el suelo.
Estaba hipnotizado, no salía de su asombro. Harry estaba excitado, no dudaba eso. Ese hecho era difícil de pasar por alto, teniendo en cuenta la pesada respiración del hombre y la dureza de su polla, ¿pero que se corriera con solo la orden de un Dom? Louis estaba atónito.
Gimió cuando se dio cuenta de que también estaba más intrigado de lo que jamás recordaba haberlo estado. Su obsesión por el pequeño sum no había disminuido después de estar en la boca del hombre o verlo correrse con una simple orden. Se había vuelto más fuerte, y un pensamiento empezó a correr por su mente, una y otra vez: ¿cómo demonios lo dejaría ir una vez su semana terminara?
«¡Oh, Dios —pensó—. Estoy tan jodido!»
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