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Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada

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Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada Empty Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada

Mensaje por Eug' Dom 23 Feb 2014, 3:26 am


• Titulo: Mi sueño sin esperanza.
• Autor: Yo (Eugenia Mora).
• Adaptación: No.
• Género: Romance con partes hot.
• Contenido: Escenas eróticas.
• Advertencias:No. 
• Otras páginas: No. 

Mi sueño sin esperanza

Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada Drjy




    
Introducción:
 



Durante toda mi vida, siempre tuve la misma duda.

 

¿Será cierto que cuando uno esta a punto de morir, toda su vida pasa en frente de sus ojos?

 

Hoy pude obtener mi respuesta…Si, toda mi vida, esta pasando en frente de mis ojos. Los recuerdos son tan fuertes, tan  profundos, tan hermosos que cualquiera sea el daño que tengo en mi cuerpo, es tan insignificante como las alas de una mariposa.

Apenas siento el leve toque alrededor  de mi mano derecha, pero estoy totalmente segura de saber quien es esa persona. Una de las más importantes de mi vida…

 

Y pensar que todo empezó ese día, el día que mi vida cambio definitivamente…

 

Parece que pienso contarles mi vida sin siquiera haberles dicho mi nombre. Tan despistada como siempre, diría mi mamá. Me encantaría verla una vez mas, aunque, sinceramente, no quiero que ella me vea así…Al borde de la nada absoluta.

 


Mi nombre es _______ Johnson. Mis padres se conocieron durante las vacaciones de Gabriela, mi mamá, en Inglaterra, cuando ella  vio a mi papá, Benjamin, mientras caminaba por las antiguas y empedradas calles del viejo Londres. Según sus propias palabras…Fue amor a primera vista. Se casaron de manera precipitada algunos meses después y cuando ya habían pasado dos años del momento en el que se vieron por primera vez, nací yo…una dulce niña con una tierna sonrisa de ángel. Como podrán ver, mamá es exagerada. Ya que yo nunca me considere un ángel, ni nada parecido a ello, pero ella siempre lo decía. Una y otra y otra vez.





Capitulo 1




Les dije que les iba a contar lo que cambio mi vida para siempre.

 

Bueno…todo empezó el día antes de  la fiesta de fin de curso de mi último año en el colegio, ósea mi graduación. Estaba en casa con mi novio, Peter. Habíamos estado saliendo por algunos meses y ahora nos encontrábamos mirando una peli en el sofá del living. No había nadie más en todo el lugar, solo nosotros dos. Una imagen muy romántica teniendo en cuenta que lo único que iluminaba nuestros rostros era el resplandor que provenía de la televisión,  todas las luces se encontraban apagadas.

 

-             ¿_______? – Me llamó y yo moví mi rostro para mirarlo de frente. Era un chico muy lindo, con tiernos rulos dorados y brillantes ojos azules. Media alrededor de un  metro con ochenta, como veinticinco centímetros más que yo. Si, lo admito, no soy muy alta. Una lastima, supongo.

-          ¿Qué pasa amor? – Le dije sonriendo y mirándolo con ojos tiernos. Supongo que era la típica cara de una adolescente enamorada. Me encontraba absoluta y completamente encandilaba por  el, o eso es lo que yo pensaba en ese momento. No tenía idea de lo que estaba a punto de suceder.

-          Te quiero mucho, ¿Sabias? – Tomo mi mano y con su otra mano, acaricio mi rostro dulcemente. Mi sonrisa se volvió aun mayor, si es que eso era posible.

-          Yo mucho mas – Dije mientras me acercaba mas y mas a el.

-          ¿En serio? – Dijo con su rostro muy cerca de mis labios. El corazón me latía a mil por hora en ese momento. Incluso llegue a pensar que el podía llegar a oírlo.

-          Si – acercándome mas a el. Nuestros labios casi se rozaban.

-          Te creo – Dijo separando la casi insignificante distancia que nos separaba al tomar mis labios con los suyos. Fue un beso dulce, tierno y con amor, pensé en ese momento. Miento, realmente no pensé en nada en ese momento. Tenía la mente en blanco, absolutamente vacía.

 

Cuando nos separamos, una sonrisa ilumino mi rostro pero mi alegría desapareció cuando el abrió sus ojos. Lo que vi en ellos me dejo muda. Esa mirada  que demostraba lo que quería y lo que yo no estaba dispuesta a darle. Y por alguna razón, esos ojos me dieron miedo, me aterraron por completo. Tanto, que no pude ni mover un dedo cuando Peter volvió a besarme. Pero esa vez fue un beso diferente, muy diferente al anterior. No fue dulce, ni tierno, ni había una pizca de amor en el. Fue ``apasionado´´, urgente y hasta brusco. Trate de seguirlo, pero algo dentro de mi me decía que me fuera corriendo del lugar. Eso es lo que quería hacer, quería salir corriendo de allí y no tener que verlo nunca más en mi vida pero no podía, mi cuerpo no me obedecía. Y cuando pensé que no podía sentirme peor, algo paso. Algo mil veces peor.

El, Peter, metió su mano por debajo de mi remera  y comenzó a acariciarme la espalda. Abrí mis ojos de repente al sentir sus manos que comenzaban a intentar quitarme la blusa. Me dije a mi misma miles de veces la misma palabra: Reaccioná. Y de repente, lo hice.

 

-          Para – Le dije volviendo a ponerme mi blusa.

-          ¿Qué? – Dijo desconcertado. Mi miraba como si tuviera una  gallina sobre la cabeza.

-          No – Le dije. Sabía que no hacían falta más palabras. El entendería perfectamente lo que le estaba diciendo.

-          ¿Por qué no? – Me dijo levantando un poco la voz mientras se alejaba de mí para sentarse en la punta contraria del sofá. Su rostro se encontraba ensombrecido, lo había hecho enojar.

-          No quiero – Le dije. Como si mi respuesta fuese obvia. Lo era para mí.

-          ¿No te gusto? – Dijo señalando su cuerpo. ¿Cómo decirle que me encantaba pero que simplemente no quería acostarme con el?

-          Sabes que no es eso, me encantas pero…

-          No hay escusa _______

-          Me encantas pero…no puedo, espero que puedas entenderme – Dije acercándome a el y esturando mi mano par tomar la suya pero se soltó de mi agarre para decirme lo contrario.

-          No, no puedo.

-          ¿Entonces? – Pregunte dudando.

-          Esto se acabo…

-          ¡¿Qué?! – Mis ojos se humedecían pero yo no quería llorar en frente de el, así que trataba de ocultarlas constantemente.

-          Esto no da para más…si me quisieras…

-          Sabes que te quiero. Que no…

-          Si tu idea es no tener  sexo, bien, es tu vida, hazlo así. Pero no pretendas arrastrar al resto del mundo contigo.

-          ¿Vas a dejarme solo porque no quiero acostarme con vos?

-          Si, me voy. Al menos que hallas cambiado de opinión – lo dude por un momento. Lo que sentía por el era demasiado fuerte como para dejarlo ir pero…decidí hacerlo, quería hacerlo. No, no quería pero tampoco quería estar sin el. – Yo…

-          ¿Si?

-          Esta bien – Dije acercándome a el. Volví a quitarme la blusa, me acerque a el y lo besé. El me abraso mientras seguía besándome y al sentir sus manos sobre mi piel desnuda volví a querer salir corriendo de ahí. Un pequeño sacrificio por el, me dije a mi misma. ¿No se trataba de eso una relación? De dar y recibir. Pero a pesar de todo cuando el me recostó sobre el sofá con el enzima, no pude soportarlo mas y se lo dije.

-          No, basta, no vamos a acostarnos – Le dije tratando que sacarlo de enzima mío.

-          Has lo que quieras. Yo me voy - Así lo hizo. Tomo sus cosas y se fue sin decir ni una solo palabra más. Mientras que yo quede acostada en aquel maldito sofá con mis ojos inundados en lagrimas.

-          Te amo – Le decía la chica de la tele a su novio mientras se abrasaba a el y comenzaban a besarse. Gauu…me haba olvidado de la película. Estaban acostados en una cama y era obvio lo que estaba a punto de suceder allí. ¿Por qué yo no era como ella? ¿Por qué yo no deseaba desesperadamente acostarme con mi novio?

 

Porque eres anormal me dijo una vocecita en la cabeza.

Porque quieres espera a estar segura me dijo otra voz diferente en mi cabeza.

-           Porque no lo quiero – Me dije a mi misma en voz alto. No, estaba equivocada. Yo lo quiero a el y mucho. Se me partió el corazón con tan solo pensar que no iba a estar nunca mas con el. Y las lágrimas volvieron a colarse por mis ojos mientras apagaba la tele  y me iba a mi habitación. No podía seguir sin la blusa en el living de mi casa. No importaba que tan tarde fuese y que tan sola estuviese.

 

¿Qué iba a hacer ahora para olvidarlo?

 

Bueno, no había a volver a verlo en la escuela pero tendría que verlo al día siguiente en la fiesta y eso me mataba. Lo amaba pero el no sentía lo mismo por mi…nada en absoluto. 


Última edición por Eug' el Sáb 19 Jul 2014, 9:57 pm, editado 1 vez (Razón : La historia está terminada.)
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Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada Empty Re: Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada

Mensaje por Eug' Lun 24 Feb 2014, 7:22 pm

Mi sueño sin esperanza


[size=63.6363639831543]Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada Drjy
[/size]
Capitulo 2
 
El día del baile, me levante con los ojos hinchados de tanto llorar. Los tristes y deplorables recuerdos de lo que había sucedido con Peter me mantuvieron despierta casi toda la noche, en medio de interminables lágrimas de dolor y sufrimiento. En mi corazón, yo realmente sentía algo muy profundo por el, lo quería y el hecho de que terminara conmigo tan de repente, después de que todo parecía ir tan bien, me hizo peor aun. Me destrozó por dentro.
 
Durante el desayuno, no hable mucho. No quería que se preocuparan pero tampoco tenía los ánimos suficientes como para fingir que todo iba perfectamente bien cuando no era así. Cuando mi mundo parecía caerse a pedazos.
 
Si bien ir a la fiesta era lo ultimo que quería hacer en el mundo, no podía negarme a ir. Todo estaba listo, ese día era el que culminaba con años y años de trabajo y los preparativos para la celebración nos habían llevado mucho tiempo y dinero. Me matarían si no estaba allí, y si nadie lo hacia, yo lo iba a hacer. No me podía permitir ser tan egoísta. Esa no seria yo, o no sería quien yo creía ser.
 
Las horas siguieron pasando y con cada segundo que transcurría, yo me hundía más y más en mi estúpida depresión. Entupida por que el no me quería y me había dejado solo porque no me quise acostar con el. Para mí, eso  no era importante, pero parece que para el si. Quizás éramos tan diferentes que lo mejor era separarnos.
 
Lo único que pude intentar hacer para que las cosas fuesen mas llevaderas,  fue llamar a mi mejor amiga, Maggie, para contarle lo que había pasado. Ella no opino, no solía hacerlo, solo me dejo hablar.  Me permitió abrir mi mente y mi corazón para poder sacar todo el dolor que tenia adentro. Eso ayudo un poco pero…Bueno, era demasiado pronto para pensar que en un abrir y cerrar de ojos, todos mis pensamientos y sentimientos iban a desaparecer, dejándome alegre y soñadora como siempre.
 
No volvería a ser la misma chica de siempre, nunca, jamás. Cuando lo conocí y me enamore del el, todo parecía perfecto y eso me volvió mas soñadora que de costumbre pero ahora que todo ha acabado, mis fantasías son tan profundas como las de una persona que olvido su maldito propósito en esta vida.
 
Trate de evitarlo, de decirle a mi mente de que tenía que hacer otras cosas, pero finalmente, no pude evitar lo inevitable. Tenia que ir a la fiesta, la fiesta que pensaba compartir con el. Pero eso ya era imposible, nunca jamás volvería a estar con el. Así que, tome valor y me arregle para la gran celebración. No para él, ni para ningún otro chico, solo para estar feliz al verme en el espejo. Y fui feliz, al menos por algunos segundos cuando más de media hora después me miré al espejo. Me veía demasiado bien por fuera, teniendo en cuenta que me estaba muriendo por dentro. Lo primero que vi fue mi cabello, castañas y oscuras hondas se acomodaban alrededor de mis hombros mientras que algunos cabellos cercanos al rostro estaban recogidos hacia atrás con dos pequeñas trabitas plateadas. De mi cuello colgaba un lindo collar de color bronce repleto de piedras de diferentes colores y tamaños. Y eso me llevaba a mi vestido. De un profundo y fuerte color coral, dos gruesos tirantes sobre mis hombros se extendían. Era un vestido simple, pero hermosamente hecho. El escote era recto y tenía dos gruesos pliegues de forma horizontal que marcaban la cintura. El resto del vestido caía recto hasta mis tobillos donde se encontraba dos preciosas sandalias color plata con  finas tiras que se amoldaban a mis pies, sin mencionar que los tacones me agregaban varios centímetros a mi pobre estatura.
 
Caminé por mi habitación con una nueva sensación de nerviosismo que se extendía por todo  mi cuerpo. Entonce, me detuve, levante mi vista y me vi a mi misma en el gran espejo con marco plateado. Vi mis ojos y me horrorice al ver la desolación que en ellos vi. Definitivamente, no podía ir a una fiesta en semejantes  condiciones, no importaba lo bien que me viera o si mi falsa sonrisa era tan buena como para que los demás creyeran que era real. Entonces, respire profundo con los ojos cerrados y al abrirlos nuevamente,  lo decidí. Me dije a mi misma que tenía que intentar divertirme en serio y no solamente para que los demás me creyeran. Por Dios, había esperado esa fiesta por meses, no podía tirar todo a la basura por que un chico idiota me hubiese roto el corazón. Tenía miles de cosas más importantes por las que seguir adelante.
 
Media hora después, me encontraba en el vestíbulo del edificio, esperando por entrar al gran salón con todos mis compañeros.  Yo estaba hablando con algunas amigas y tenía la espalda pegada  a la pared mientras que Peter hablaba con su grupo de amigas. Sus risas se escuchaban constantemente y por momentos hasta interrumpían nuestra conversación. Y en ese momento no hubo dolor ni tristeza, solo unas profundas ganas de tirarmele enzima y dejarle un par de moretones en su hermosa carita. Segura que eso haría que dejase de reír durante un rato bastante largo. ¡Oh Dios!  ¡Que violenta me estaba volviendo!
 
Finalmente, después de esperar varios minutos, pasamos al salón. Todo el mundo se encontraba allí, a pesar de que yo hubiese deseado estar durmiendo sobre mi suave y cómoda cama. Nos nombraron uno por uno, y cada uno recibió un gran aplauso de bienvenida por parte de todos los invitados. Cuando llego mi momento de entrar, una nueva sensación de nervios me atravesó el cuerpo y se detuvo durante unos segundo en mi estomago.  Sonreí y camine en línea recta con los hombros erguidos hasta la mesa en la que suponía me tenia que sentar con mi familia. El lugar estaba decorado con distintas cintas y globos  de color verde y azul. Las mesas eran redondas y entra todas formaban un gran circulo. En el medio de este, del techo colgaban unas bolas de espejos y varios reflectores. Al llegar a la mesa, no me dejaron sentar rápidamente ya que todos los que se encontraba en ella se levantaron de sus asientos para saludarme y felicitarme, a los cuales yo les devolvía una gran sonrisa. Cuando me senté, lleve mis manos a mis ojos y algunas lagrimas de felicidad y emoción se habían escapado mientras caminaba a mi lugar a sentarme.  Y después, fue su turno. Camino creyéndose el rey del mundo. Siempre pensé que era alguien segura de si mismo, solo ahora me doy cuanta de su egocentrismo.  Cuando me miro, sentí como si quisiera decirme – Ves ______. No te necesito. – Como me gustaría poder decir lo mismo – Pensé.
 
Después de las presentaciones y de un pequeño discurso por parte de la directora de Kent Collage, siguió la cena. Todo el mundo comía, bebía y reía como si estuviesen en el mejor lugar de el munda durante solo esa noche Querían disfrutarlo al máximo. Este era…el fin. El fin de muchas cosas. La vida de todos daría un gran giro muy pronto, aunque algunos parecían no querer desprenderse de su vida actual. De los caprichos de adolescentes jóvenes malcriados.
 


Capitulo 3
 
Mientras comía, me distraje durante algunos segundos con la conversación de dos compañeros míos. Se trataba de Joseph y su mejor amigo Sebastian…ellos estaba hablando de alguna película que habían visto. Pude escuchar su conversación  porque si bien Joseph estaba sentado justo detrás de mí, debido a nuestros apellidos nuestras mesas estaban seguidas, su amigo se encontraba a varias mesas después, por lo que tenía que gritar para poder escucharse en medio de la fiesta. La música era suave porque todavía estaban todos comiendo pero el ruido de la gente hablado era demasiado fuerte.
 
      -     Si, estaba muy buena – Le dijo Sebastian
 
      -     ¿Y viste la parte en la que...? – empezó a reírse a carcajadas antes siquiera de haber terminado de decir la frase.  Sin poder evitarlo, me quede escuchando su risa. No sabia porque pero me atrapo y me hizo sonreír ligeramente.
 
     -      ¿________? – Me llamó mi única tía por parte de mi papá, Elizabeth.
Todo el mundo la llamaba Beth. Adoraba a mi tía pero me molesto muchísimo que no me permitiera seguir escuchando a Joseph y a su amigo hablar. Y en ese momento surgió una pregunta en mi cabeza… ¿Por que tanto interés? No quería pensar en una respuesta…tenia miedo de lo que pudiese decirme mi mente.
 
         -     ¿Si tía? – Al verme contestarle ella sonrío y comenzó a contarme algo referido a su casa. Creo que quería pintar las paredes de al cocina…no lo  se, no me acuerdo muy bien. Por no decir que casi no le preste atención. La risa de Joseph seguía retumbando en mis oídos. Como cuando vas a una fiesta y después, al intentar dormir, la el ritmo de la música te sigue retumbando en los oídos.
 
El resto del tiempo pasó volando. En un instante nos encontrábamos comiendo y en el otro, estábamos en medio de la pista a punto de bailar. Todo comenzó con algo muy clásico, un vals. Cuando la seriedad y los formalismos habían quedado atrás. La gran mayoría de los invitados se encontraba bailando al ritmo de la interminable lista de canciones del DJ. Yo estaba bailando con mis amigas y realmente estaba teniendo una muy buena noche. Estaba segura de que me había olvidado de todo, hasta que algo pasó.
Al darme vuelta, lo vi a Peter. El estaba bailando con otra chica, y si no hubiesen llevado ropa, hubiese parecido que estaban teniendo relaciones. A pesar de que trate de que no fuese así, eso me afecto mucho. La enorme sonrisa que iluminaba mi rostro se ensombreció y casi me quedé mirándolos fijamente, si no hubiese sido por una amiga mía que me dijo que me diera vuelta.
 
         -       Tengo sed….ahora vuelvo – Les dije a las chicas. Supongo que se dieron cuenta de lo que estaba pasando en realidad pero prefirieron no decir nada y dejarme ir. Necesitaba estar sola…así que pensé en ir a la mesa y sentarme por un momento. 
Cuando llegue a mi destino con un vaso en mi mano, pude darme cuenta que está estaba vacía. Aunque en la mesa de al lado había alguien sentado, mandando mensajes de texto con su celular. No podía ver su cara así que me senté en una silla cerca de la suya por pura curiosidad. Aunque la realidad fuese algo muy diferente. Muy dentro de mí, tenía la esperanza de que ese alguien fuese Joe. No lo había visto desde que había empezado el baile y en ese momento me di cuenta de que tenía muchas ganas de verlo.
Estaba sentada, tomándome el contenido de mi vaso demasiado rápido si tenemos en cuenta que yo casi no tomaba alcohol, hasta que de repente lo escuche a él. Esa voz que nunca me había interesado escuchar pero que de repente parecía demasiado hermosa como para perdérmela.
 
-          ¿No te estas pasando con lo que sea que estés tomando ______?
-          Casi no he tomado… - Me di vuelta para verle el rostro y fingir que no me había dado cuenta con solo escucharlo de quién era él – Joseph.
-          La mayoría me dice Joe.
-          OK…Joe. – mi sonrisa fue mayor por dentro de la que se vio en mi rostro.
-          Si bien es verdad que no sueles tomar  - Lo mire extrañada cuando dijo eso. – Hoy si que te estas pasando. No es el primer vaso que veo que te acabas – Dijo tomando el vaso vacío que yo sostenía entre mis dedos y dejándolo sobre la mesa.
-          ¿Como sabes que no suelo…y que hoy si…? – Le pregunte sin poder evitarlo. Una sensación de ansiedad se hizo presente en mi estomago.
-          Te observo – Dijo automáticamente. Demasiado rápido como para haber tenido tiempo para pensarlo.
-          ¿Cómo? – Le pregunte estupefacta. ¿Había querido decir lo que yo había entendido?
-          Si…digo…te observo a vos como observo a todo el mundo.
-          Ah…
-          Soy muy observador.
-          Eso parece, Joe. – Sin poder evitarlo, me reí. Fue la primera risa sincera desde que había terminado con Peter. Entonces al acordarme de el, la risa desapareció por completo de mis labios. Joe, quien se había reído conmigo, al darse cuanta de mi tristeza, dejo de reírse y se puso serio.
-          ¿Qué te pasa hoy?
-          Nada – Dije intentando sonreír.
-          _________, por alguna razón, tu sonrisa falsa no me convence.
-          No es…
-          Si lo es, a pesar de que acá no hay mucha luz, es muy obvio que tus ojos se ven tristes.  -  Yo baje mi vista, preocupada de que alguien más se hubiera dado cuanto de eso.  -  ¿Qué paso? – Dijo con voz tierna, tomándome de la barbilla para que nuestras miradas se cruzaran. Cuando vi sus ojos, fijos en los míos, una corriente eléctrica invadió mi cuerpo y me quede paralizada mirándolo a los ojos durante algunos segundos hasta que mi cerebro pudo volver a funcionar y algunas palabras salieron de mis labios.
-          No quiero hablar de… - Deje de hablar cuando se escucho un grito de alguien que estaba bailando y saltando con sus amigos en medio de la pista. Era Peter. Tanto Joe como yo, habíamos dirigido nuestras vistas hacia el. De repente, se alejo de sus amigos y volvió con la misma chica de antes. Se fueron a sentar en una silla, ella enzima de el, y comenzaron a besarse y a acariciarse por todas partes.
-          Pensé que Peter era tu novio ¿No eran ustedes dos la parejita feliz y enamorada?
-          ¿Así se veía de fuera? – Le pregunte con ironía en  mi voz.
-          ¿Qué quieres decir con eso?
-          Terminamos…ayer – Agregue con un extraño tono de voz. Acompañando mi comentario con una cínica sonrisa.
-          ¿Es definitivo o…?
-          Definitivo – Suspire al decir algo que todavía no podía creer.
-          ¿Por qué…?
-          Es personal Joe – Lo interrumpí. No había problema alguno en empezar a charlar de la nada con alguien a quien nunca me había acercado pero tampoco iba a contarlo lo que había sucedido el día anterior en mi casa.
-          Entiendo…pero déjame decirte una cosa.    Eres demasiado para ese idiota – No pude evitar reírme con su comentario.
-          Joe, lo que decís es muy objetivo teniendo en cuanta que ambos se detestan.
-          OH…te habrá dicho cosas muy feas de mí – Dijo con una extraña mirada en sus ojos.
-          Solo lo que dice la mayoría…agrandado, egocéntrico, se quiere llevar el mundo por delate…esas cosas – Dije sonriendo.
-          Si yo soy agrandado, egocéntrico y me quiero llevar el mundo por delate… ¿que es el, entonces?
-          Si, ¿No?
-          Veo que estas acuerdo conmigo…
-          Puede que tengas algo de razón.  – Sonreí y me di vuelta para buscar algo en mi cartera que estaba sobre la mesa. Era pequeña pero lo suficientemente grande para poner las cosas más importantes.
-          ¿Qué buscas?
-          Mi celular. Quiero mandarle un mensaje a una amiga
-          Déjame adivinar. Ven a rescatarme. Joseph no me deja en paz. – Solo pude reírme de lo que decía. Ya que separarme de él era lo último que se me cruzaba por la cabeza en ese momento. Su tierna sonrisa de ángel y su divertida mirada me habían atrapado por completo. Era como si ya nada importase. Me sentía en las nubes, o más lejos aun.
 

La cartera no tenía mucho espacio y yo la había llenado de cosas por lo que me estaba costando encontrar mi celular. Entonces, mientras movía algo de lugar, el celu cayó al piso. Joe y yo nos agachamos para alzarlo. Cuando nuestras manos intentaron tomar el telefona, estas se rozaron y una nueva corriente eléctrica me atravesó el cuerpo. Estas, eran cosas que nunca antes había sentido. Tomé el celular. Levanté la vista y descubrí los ojos de Joe clavados en mi rostro. Mientras nos volvíamos a sentar correctamente, nuestros ojos quedaron fijos el uno en el otro…
Eug'
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Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada Empty Re: Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada

Mensaje por Eug' Jue 27 Feb 2014, 12:27 pm

Capitulo 4
 


… Levante la vista y descubrí los ojos de Joe clavados en mi rostro. Mientras nos volvíamos a sentar correctamente, nuestros ojos quedaron fijos el uno en el otro. El se acerco un poco, solo un poco, a mí. Vi como levantaba su mano hacia mi rostro, lo hacia de manera lenta y vacilante. Podía ver la duda en su mirada y en cada centímetro de su hermosa cara. Hasta que finalmente, tocó mi mejilla con el leve rose de sus dedos. Inconcientemente, cerré mis ojos durante un segundo mientras suspiraba disfrutando de la suave caricia y me acerqué un poco más a él. Al abrir los ojos, observé como Joe se acerco un poco más a mí. Volví a cubrir mis ojos con mis parpados sin siquiera pensarlo y me acerque  a el, hasta que no hubo mas distancias que superar. Hasta que nuestros labios se encontraron en un suave y delicado beso. El leve roce de sus labios afectó hasta la última terminación nerviosa de mi cuerpo. Joe me hacia sentir mas con un pequeño beso que Peter con todo lo que había pasado cuando éramos novios. Nos separamos y al vernos a los ojos, algo en ellos me alentó a revivir lo que acababa de pasar entre ese chico precioso y yo.
Coloque mi mano en la parte trasera de su cuello y acariciando los suaves mechones de cabello que por el caían, acerque su rostro hacia el mío para volver a sentir sus labios una vez mas. El me sostuvo por la espalda, apretándome contra su cuerpo mientras nuestras bocas se entretenían mutuamente. El suave y leve beso del principio creció y creció. Se volvió increíblemente intenso. No quería que acabara nunca pero terminamos separándonos. Una fuerza invisible me impedía separarme de el por completo por lo que antes de hacerlo le di un beso en la orilla de sus labios. Levante la vista, lo vi y no pude evitar sonreír.
 
-          ¿No se enojara tu novio si te ve besándote conmigo? – Me pregunto Joe sonriente de diversión
-          No lo se – Dije sonriendo y acercándome para darle un pequeño beso en sus tentadores labios. - ¿Vos que pensas? – Dije muy cerca de su boca.
-          Es posible que se enoje. Lastima, mamá se pondrá mal si me ve peleando en la graduación. Eso sin tener en cuenta lo mucho que me disgusta tener que pegarle a él. – Dijo fingiendo una mueca de tristeza.
-          Supongo que podríamos perdernos por ahí un rato. ¿No te parece? – Le propuse mientras jugaba con el cuello de su camisa entre mis dedos. Al mismo tiempo noté la sorpresa que solo expresó durante un segundo en sus ojos.
-          He oído que este lugar tiene un lindo jardín para personas que quieran desaparecer un rato para besarse sin que nadie los vea. – Dijo sonriendo.
-          Oh, me encantan los jardines. ¿Vamos a conocerlo Joe? – Dije levantándome de mi silla.
-          Me encantaría – Dijo mientras se levantaba de su silla y tomaba mi mano. Me di la vuelta para agarras mi cartera.
-          ¿Lista? – Me habló sensualmente al oído.
-          Si – Esa simple palabra fue todo lo que pude decir mientras me derretía por completo ante él.
 
Caminamos juntos entre las personas, que estaban demasiado ocupadas divirtiéndose como para darse cuenta de lo que estaba pasando entre nosotros dos. Un par de  personas que apenas se conocían, caminaban juntas, con sus manos tomadas hacia la salida, yendo hacia ese jardín para perderse entre la naturaleza. Con un único objetivo en mente: Que pase lo que tenga que pasar. Mi cerebro y mi razón se encontraban dominados por algo mil veces más grande que la razón o el sentido común. Una cosa que en ese momento no hubiera sabido decir que era. Algo que no quería preguntarme, porque tenía miedo de la respuesta que pudiese obtener.
 
Caminamos por el pasillo que nos había llevado al salón y buscamos una puerta que diera al jardín. Unos minutos después de haber decidido salir afuera, ya nos encontrábamos abriendo la puerta de salida. Al sentir el fresco aire de la noche solitaria no pude evitar que se me escapara un profundo suspiro de regocijo. El jardín era un lugar único y precioso.  En un principio, había un sector que se encontraba cubierto con un techo alto con el suelo de madera, en el cual distintos sillones y  arbustos de distinto tipo eran iluminados tenuemente por  brillantes reflectores. Un hermoso romántico rincón. El resto del lugar poseía un suelo de tierra. Una pequeña fuente se erguía en el centro del jardín. Esta se encontraba rodeada de plantas y grandes rocas planas, dándole un aspecto naturalmente  bello. El resto del espacio al aire libre, estaba decorado con más rocas, plantas y los brillantes y esplendorosos reflectores. Primero caminamos lentamente, sin decir una sola palabra por medio del área que poseía techo.
 
-          ¿Eso fue un suspiro bueno o un suspiro malo? – Me pregunto Joe mientras nos acercábamos a la tan peculiar fuente.
-          Fue un muy buen suspiro. Aunque – Dije dándome vuelta para mirarlo de frente  - Podría ser mejor.
-          ¿Qué…
-          Esto – Dije dándole un beso en sus tersos labios. Yo me pegué a su cuerpo y el al mío... Sus manos se deslizaron lentamente por mi espalda, pasando por mi nuca hasta detenerse en mis mejillas, profundizando más el inolvidable beso. Mientras que yo no separaba mis manos de su cuello por nada del mundo. Me encontraba en medio de una fantasía, un sueño. Tan irreal  como maravilloso.  No quería despertarme y tener que enfrentar a la vida real y a todo lo que en ella me esperaba.
 
Nos separamos lentamente, sin querer separarnos realmente. El tomó mi mano y caminamos hasta el banco de madera más cercano. Al sentarnos, el pasó su brazo por mi espalda para abrasarme mientras yo, descansaba mi cabeza recostada en su hombro.
 
Mi vista se quedo fija en la fuente de color marrón oscuro que adornaba aquel pequeño pero increíblemente hermoso jardín. Me hundí en mis pensamientos mientras miraba como el agua caía. No pensé en nada en especial, sino miles de pequeñas cosas que se me venían a  la cabeza.
 
-          ¿______? – Me llamó Joe.
-          ¿Si? – Dije dando vuelta mi cabeza para fijar mi vista en el. Tenía una mirada tan profunda que  sentía que podía perderme en ella y nunca jamás encontrar la salida. Como si el pudiese atraparme por completo.
-          ¿Pasa algo? –Dijo  con voz suave mientras tomaba entre sus dedos un  mecho de oscuro cabello y lo colocaba detrás de mi oreja.
-          No, no pasa nada – Dije sonriéndole. Me pregunto, ¿como me habré visto en ese momento?
-          Te quedaste distraída durante un momento.
-          Si, sol…no se. Me distraje.
-          ¿Algo en especial?
-          Nada…
-          ¿Te arrepientes de…? - Dejo la frase inconclusa.
-          Por supuesto que no – Lo interrumpí y le dí un beso en sus labios. El correspondió a mi beso y neutras manos se deslizaron por el rostro del otro.
 
Los minutos pasaron y ambos permanecíamos en la misma situación. Sentados sobre el cómodo banco de madera, besándonos con una pasión que acababa de conocer. Separándonos por momentos para sonreírnos, tomar un poco de aire y seguir con el juego mas divertido en el que me había inmiscuido.
 
En un momento, nos encontrábamos besándonos desenfrenadamente. Habíamos perdido el control absoluto de nuestros actos. Al menos, así era como me sentía yo. Cuando creía que me estaba quedando sin aire, cuando pensaba, con tristeza, que el beso estaba a punto de terminar y que el contacto de los mágicos labios de Joe estaba a punto de terminar, el deslizo sus labios por mi mandíbula hasta rosar mi cuello. Su mano corría mi cabello mientras yo trataba de estirar el cuello para darle mas espacio a el y sus arrebatadoras caricias.
 
Suspire y cerré mis ojos, disfrutando del momento. Ese instante era tan íntimo y personal. Nunca me había sentido tan cerca de nadie en mi vida.
 
-          ¿______ (Diminutivo)? – Me dijo entra besos.
-          ¿Si?
-          ¿Te gustaría hacer el amor conmigo? – Dijo con un tono de voz indeciso pero no por eso menos seductor. ¿Estaba hablando de manera seductora o yo lo escuchaba así?
-          Me encantaría – Dije sin siquiera pensarlo una vez. Por que quería. Me moría de ganas de estar con el. Sus besos me habían encantado y estaba decidida a saber como sería traspasar el limite entre los besos y ``eso otro´´.
-          ¿Segura? – Me pregunto el, alejándose de mi cuello y mirándome fijamente a los ojos - ¿No estas borracha, verdad? – Dijo riéndose un poco.
-          Estoy muy segura – Dije intentando que mi voz sonara firme – y no, no estoy borracha – Dije sin poder evitar sonreír.
 
El se acerco nuevamente a mis labios para sellar el reciente acuerdo. Realizó suaves movimientos con las puntas de sus dedos en mi nuca. Lo que me produjo cosquillas. Me aleje un poco de el. Con un brillo de diversión en sus ojos, el se acerco a mi otra vez, sostuvo mi mejilla con su mano mientras me decía.
 
-          ¿Tienes muchas cosquillas? – Me pregunto mientras  se seguía acercando a mí.
-          Si – Mi respuesta fue un simple susurro porque me encontraba demasiado distraída por el y cada simple gesto que hacia.
-          Que interesante – Murmuro con una sonrisa picara antes de besarme. un beso suave, cálido y arrebatador. Un gesto inolvidable. Algo que, ahora sé, me acompañaría por el resto de mi vida.
 
Atravesamos el jardín, para salir del lugar, tomados de las manos. Yo quise reír por lo loco de la situación. Parecíamos dos novio que se conocían desde hace años atrás, pero no éramos mas que dos desconocidos que se comportaban controlados por el deseo de… Cuando Joe me pregunto que, qué era de lo que sonreía, solo le dije que me había acordado de algo que le había pasado a una amiga. No se si me habrá creído  pero siguió caminando como si nada. Fuimos juntos hasta el estacionamiento donde se encontraba el auto de Joe. No tengo idea deque modelo era pero era negro y parecía nuevo.
 
-          Lindo auto – Dije mientras entraba en el vehiculo. Joe me había abierto la puerta y cuando lo hizo pensé: Es todo un caballero. Lo que me confundió y me hizo sacudir un poco la cabeza como si de esa manera me fuese a olivar de lo que acababa de pensar.
-          Gracias – Me respondió el cuando se sentó en su lugar. – Fue un regalo de graduación.
-          Eso me imaginé. A algunos nos dice: Felicitaciones, te graduaste. Y a otros les regalan autos. Que injusta es la vida – Dije con un fingido tono de tristeza que hizo reír a Joe, y a mi también por supuesto.
 
Puso su mano sobre la llave pero en vez de arrancar el auto, volvió a bajar la mano. Clavo sus ojos en mí y me pregunta.
 
-          ¿Estas segura de queres continuar con esto?
-          Si
-          ¿No me estas usando para darle celos a Peter, verdad? Por que no me gustaría…
-          Ahora que lo pienso, no he pensado en Peter ni por un segundo desde que empezamos a hablar y con respecto a lo otro – Lo mire con una expresión divertida – Te encantaría que te utilizase para molestarlo.
-          Quizás – Dijo sonriendo.
-          La pregunta es… ¿Estas vos, Joe Jonas, seguro de querer seguir con esto?
-          No te imaginas hace… - Dijo de repente pero no termino de decir lo que iba a decir  y miro hacia el frente. - ¿Nos vamos? – Preguntó
-          Ya era hora – Le dije impaciente.
 
Una vez que el auto ya se encontraba en marcha y por medio de una avenida, le pregunté algo que se me había pasado por alto.
 
-          ¿Y a donde se supone que vamos?
-          Tengo un departamento en Chelsea, esta  cerca del Tamesis. Suelo ir ahí cuando quiero estar solo.
-          Ah –
 
No pude decir nada más porque por un lado estaba sorprendida. Y por el otro me imagine a la interminable lista de chicas a las que el habría llevado a ese lugar para hacer lo mismo que iba a pasar entra nosotros dos. Traté de reprimir la llama de celos que se había encendido en mi interior.
Me dispuse a verlo, a el, su  pelo, sus labios, sus manos, su espalda, todo el. Era simplemente maravilloso. Entonces, una llama diferente cobró vida nuevamente dentro de mí, esta vez era más fuerte por lo que tuve que reprimir los deseos de tirármele enzima mientras conducía. No van a hacer nada si tienen un accidente de trancito,  me dijo una vocecita adentro de mi cabeza. ¿Cómo culpar a esas pobres chicas que habían sucumbido ante tanta belleza?
 
En un momento, nos detuvimos. Mire a mí alrededor, nos encontrábamos en un estacionamiento. Seguramente seria el estacionamiento del edificio  y lo más probable es que estuviese bajo tierra ya que a algunos metros mas adelante había un brillante ascensor plateado.
 
Salimos del auto y caminamos hasta el ascensor sin practícamele decir una palabra pero todo cambió una vez que el presiono el botón del piso al que nos dirigíamos: 8vo, el último piso. Puso sus dos manos alrededor de mi cintura y me puso contra la pared de ese diminuto espacio para atrapar mis labios con un beso voraz, que encendió hasta la última terminación nerviosa de mi cuerpo. Cuando nos separamos, ambos respirábamos de manera apresurada.
 
-          No aguanto mas – Me dijo el antes de volver a besarme desenfrenadamente. Continuamos haciendo lo mismo, una y otra vez, hasta que el ascensor se abrió. El me tomo de la mano, mientras parecía intentar calmarse un poco y juntos caminamos hasta la última puerta de pasillo, busco las llaves en sus bolsillos y abrió la puerta.
 
Cuando entramos al departamento, solo pude ver un gran sillón azul al lado de dos amplias ventanas sobre la clara alfombra que cubría toda la habitación, antes de que Joe me pusiera contra la pared con una mano a cada lado de mi cabeza. Al respirar profundo, sentí que su particular perfume, me llenaba el alma. El sonrío al verme acercar a el, roce mis labios con los suyos una y otra vez hasta que el me sostuvo pegada a su rostro y me besó. Dejamos de besarnos pero el continuo sosteniendo mi cuerpo pegado al de él mientras nos mirábamos fijamente a los ojos, con nuestras respiraciones aceleradas mas de lo habitual. Volvimos a besarnos y el me hizo caminar a ciegas por la habitación hasta que de repente algo paso. La pierna de Joe choco con una mesita y el adorno de porcelana que había en ella cayó al piso, haciéndose cientos de pedasos. Ambos nos separamos de repente y al vernos a los ojos de manera sorprendida, empezamos a reírnos sin control.
        
-          OK, eso no ha sido un muy buen comienzo. – Le dije mientras intentaba parar de reírme.
-          No, pero…va ha mejorar.
-          ¿Lo prometes? – Dije sonriendo.
-          Lo prometo – Dijo sosteniéndome de la cintura para volver a besarnos.
 
Continuamos caminando mientras nos besábamos, entramos a una habitación en  la cual no puse ningún tipo de atención ya que lo único que me importaba era lo que podía pasar, lo que iba a pasar con Joe. Noté como él introducía su lengua dentro de mí, como me exploraba suavemente la boca, como se deslizaba más y mas adentro sin que yo apusiera ningún tipo de resistencia. Nuestras prendas comenzaron a desaparecer de nuestros cuerpos mientras sus hábiles manos acariciaban lentamente mi ardiente piel.
 
Si hace 24hs. Me hubiesen preguntado que iba a estar haciendo al día siguiente, definitivamente, esta opción nunca hubiese pasado por mi cabeza. Se suponía que nada de eso debería de estar pasando, y a pesar de todo, ahí estaba yo, con Joe. En esos momentos ardientes y silenciosos, él me había hecho perder la noción del tiempo, del espacio, de todo.  Lo único que  tenía enormemente presente en mi mente, era el deseo de estar más y más cerca de él.
 
Para el momento en el que nos encontrábamos los dos acostados sobre la mullida cama de su dormitorio, los besos habían dejado de ser rápidos y feroces besos apasionados, para volverse suaves y relajantes. Lo que no ayudo mucho para calmarnos a nosotros mismos ya que podía sentir la respiración agitada de su cuerpo sobre mi pecho que se encontraba en las mismas condiciones.
 
Sus adorables labios se separaron de los míos para darme un beso en la mejilla que me tranquilizo, sacándome cualquier tipo de nervio que pudiese sentir, al mismo tiempo que me hizo sonreír de  gozo.  No pude contener un jadeo cuando sentí pequeños beso que recorrían mi cuello hasta llegar al bretel de mi corpiño y fue dejando otros delicados besos sobre mi hombro mientras bajaba la fina tela de mi ropa interior. Una vez que la prenda hubiese quedado sobre alguna parte del piso, Joe me miro a los ojos con una extraña sonrisa en sus ojos antes deposar sus labios sobre mis pechos lo que me hizo sonrojarme de vergüenza. Seguimos besándonos y dejando  que nuestras manos nos explorar mutuamente hasta que desapareció la poca ropa que todavía nos quedaba puesta. Sentía que mi corazón estaba apunto de explotar cada vez que los ágiles dedos de Joe se acercaban cada vez mas a la parte mas intima de mi cuerpo hasta que en un momento sentí como me daba lentas y lánguidas caricias sin detenerse en ningún punto en especifico. Las puntas de sus dedos apenas rozaron mi costado, dejando una estela de sensaciones por su paso mientras que sus labios se acercaban levemente a los míos.
 
Comencé a llenarme de impaciencia, ya que hace un tiempo bastante largo que me encontraba allí y todavía no había pasado nada, bueno…algunas cosas habían pasado. Deslicé mi mano por su pecho hasta llegar hasta su…bueno, entienden lo que quiero decir. Lo sostuve ligeramente entre mis dedos hasta que después de suspirar, el tomo mi mano y la llevo hasta el lodo mi cabeza.
    
-          ¿Me parece a mi o alguien esta impaciente? – Dijo de manera tierna.
-          Yo no estaría impaciente si te apuraras un poco  - Le dije sonriéndole
-          A veces es mejor esperar un par de minutos mas – Me dijo. Lo que me llevo a pensar: Que bueno que no hice nada con Peter. Ya que si lo hubiéramos hecho, en estos momentos seguiríamos siendo novios y jamás me hubiera atrevido a acercarme a Joe y mucho menos a serle infiel a mi novio, sin importar lo lindo que es este chico o lo bien que la estoy pasando ahora.  
 
Cualquier tipo de pensamiento coherente abandonó mi cabeza en el momento en el que sentí la mano de Joe posarse sobre mi cadera. Baje la vista  y entonces, vi como su pene se dirigía a la entrada de mi vagina. Cuando se introdujo un poco dentro de mi, suspire con los ojos cerrados. Fue una sensación única. Salio por completo para volver a introducirse mas profundamente. Sentí una fuerte punzada de dolor en la parte baja de mi cuerpo, me quede inmóvil sin respirar mientras abrí mis ojos de repente. Él, al notar mi repentina reacción, me besa suavemente mientras acaricia mi rostro con el leve roce de sus manos y me susurra dulces palabras tranquilizadoras. Me estaba envolviendo nuevamente en esa burbuja de magia y fantasía. Al mismo tiempo que el dolor parecía estar desvaneciendo.
 
-          ¿Sigo? – Me susurro cuando empecé a contestar de manera apasionada a sus pequeños besos mientras me seguía aferrando más a las suaves ondas de su cabello.
-          Si – Le conteste en un leve susurro cuando pude encontrar mi voz.
 
Volvió a penetrare una vez mas hasta estar profundamente dentro mío. Se quedo quieto sin moverse ni un centímetro, mirándome directo a los ojos  durante lo que pareció ser una completa eternidad. Cuando abrí la boca para decirle que qué estaba esperando, el atrapo mis labios con los suyos, silenciando mi pregunta.
 
Comenzó a moverse dentro de mí, al principio fue una lenta tortura. Pero fue aumentando la velocidad del ritmo una vez que pasaron los primeros momentos. Mi corazón comenzó a acelerarse una vez más mientras que mi reparación estaba más agitada que nunca, al igual que la suya propia. Un ligero ardor se hizo presente en mi femineidad y se extendió por todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo. Yo lo besaba desesperadamente sintiendo como mi cuerpo se tensionaba, prendiéndome sin mover ni un solo dedo de los músculos hombros de mi ¿Amante? Mientras la tensión aumentaba, las embestidas de Joe se hacían más y más rápidas y desesperadas. En ese instante supe que el se encontraba en el mismo estado que yo. Cada roce se sentía tan espectacular, hasta que el pacer me invadió el cuerpo, al llegar al clímax un profundo gemido se me escapo de la cargante. Y nos sentí a los dos caer sobre algodones. Sin separar nuestros cuerpos, el coloco su cabeza al lado de la mía, se quedo en esa posición durante solamente unos segundo hasta que decidió salir de mi cuerpo y recostarse boca arriba a mi lado. Me tomo a mí de la cintura para colocarme sobre su pecho después de darme un tierno y delicado beso en los labios. Al tener mi oído pegado a su pecho, podía oír el latir de su corazón y entre este pequeño pero no menos importante sonido y el de su tranquilla y relajada respiración, mis ojos se serraron y me quede dormida profundamente.
 




Capitulo 5
 


Seis años después
 
Son las nueve y media de la mañana del domingo y me encuentro tomando un ligero desayuno en la cocina de mi departamento. Un lugar relativamente pequeño para la mayoría de las personas pero perfecto para mí. Me había enamorado de él apenas crucé la puerta por primera vez. La cocina poseía unas amplias ventanas que llenaban de luz a la diminuta habitación. En el centro del lugar se encontraba una mesa de madera con cuatro sillas del mismo material a su alrededor.  En la pared de enfrente había un colorido cuadro en el que a través de las ventanas de la cocina se podía apreciar un extenso territorio verde asiéndose paso en el horizonte.
 
Afuera, el amplio cielo estaba completamente nublado, lo más probable es que en cualquier momento, una interminable lluvia comenzara a caer sobre la ciudad. Algo a lo que la mayoría de los londinenses ya estaba más que acostumbrados en esta época del año. La temperatura comenzó a decender un poco por lo que apenas hube terminado de comer, fui a mi habitación para cambiar mi piyama por algo un poco mas abrigado.  Una verdadera lastima, ya que mi piyama era lo más cómodo del mundo.
 
Estaba viendo algo de televisión después de haber acomodado un poco la cocina y el dormitorio cuando de repente un fuerte estruendo hizo templar el vidrio de la ventana de la habitación, un rayo.  En ese mismo instante la electricidad se corto y las gotas comenzaron a caer desde el cielo a toda velocidad. Miles de gotas cayendo una tras otra sin parar.
 
Tomé un libro cualquiera del estante que tenia al lado del escritorio y fui a sentarme junto a la ventana del living para poder leer sin problemas de iluminación ya que no había luz eléctrica. El pequeño salón estaba dominado por una imponente chimenea sin ningún tipo de decoración en especial, solo compartía el mismo color blanco y pulcro que las otras paredes poseían. En frente de esta se encontraba una pequeña alfombra sobre la que estaba colocada una mesita de madera con tres sillones de color caoba a su alrededor. Una de esos se encontraba de espaldas a las dos ventanas rectangulares. Yo lo dí vuelta para que quedara mirando hacia el exterior.
 
Después de sentarme en el sillón con una colcha en mi regazo, abrí el libro que había seleccionado al azar y me sumergí en Persuasión  de Jane Austen. Cuando iba por la parte en la que Anne se encuentra nuevamente con el Capitán Frederick Wentworth en la casa de su hermana, otro rayo ilumino el cielo.  Desvíe mi mirada desde el firmamento hacia un parque que apenas se veía desde mi departamento que se encontraba a tres pisos de altura. Era como una mancha verde en medio de los otros edificios. Mientras miraba  a la nada, sin observar  nada en específico. Mi mente me condujo a través de todo tipo de pensamientos hasta la noche anterior.
 
Medio mes antes de que terminara la secundaria, había recibido mi título que me acreditaba como traductora de Frances. Al terminar la secundaria, tome un curso súper acelerado para obtener  el mismo titulo pero en español, un idioma que ya conocía y hablaba bastante bien ya que era la lengua de mi madre quien era de España, al mismo tiempo que estudiaba Italiano. Lo que me llevo a hoy en día poder hablar cuatro idiomas: inglés, obviamente, francés, italiano y español.  Trabajo en una agencia en la que me contratan por cortos plazos de tiempo para alguna reunión en específico o para algún viaje de negocios o para alguna conferencia, en fin, cualquier cosa en la que se necesite alguien que hable alguno de estos idiomas. Además, cuando no estoy de viaje doy clases a niños que necesiten un poco de ayuda en el colegio con los idiomas. Me gusta dar clases pero no es algo a lo que quería dedicarme a tiempo completo.
 
La noche anterior había concurrido a una fiesta de gala como traductora de Rico Cristanti, un empresario italiano que poseía más dinero y propiedades de las que la mayoría de las personas pudiesen siquiera soñar.  A pesar de esto no parecía demasiado engreído o soberbio, algo bastante común en este tipo de personas, sino que era agradable y divertido, por lo que pase una noche muy linda mientras hablaba con él y con las demás personas que se encontraban en esa mesa. Algunas horas antes de la fiesta, mientras estaba recorriendo tiendas de ropa para comprarle algo a una amiga, vi un precioso vestido color lila en una vidriera, era de corte sirena con algunos strases y piedras que adornaban la parte del escote en V. Seguí un impulso y me lo compre para usarlo esa misma noche, en lugar de mi clásico vestido negro que tenia pensado usar para la gala.
 
En un momento durante la cena, sentí que alguien me miraba. De repente, mi corazón empezó a latir a toda velocidad y si no lo hubiese controlado, mi respiración también se habría agitado. Ignore el deseo y la curiosidad que me hacían querer darme la vuelta para ver si realmente había alguien mirándome a mis espaldas. Un poco por vergüenza y otro poco por no querer distraerme en mi trabajo, por que si bien eso era una fiesta, yo me encontraba allí trabajando. Cundo finalmente no pude evitarlo mas y di vuelta mi cabeza para ver sobre mi hombre, no había nadie detrás, ni cerca, ni lejos. Si es que había habido alguien allí, ya se había ido.
 
Debo admitir que me desilusioné un poco al ver que no había nadie, algo dentro mío me repetía una y otra vez que si había habido alguien observándome minutos atrás. Muy a mi pesar, no pude olvidarme de ese pequeño detalle en toda la noche. En cada palabra que decía, en cada gesto que producía mi rostro, se escondía un tremenda curiosidad y algo mas que no se muy bien que era.
 
Más o menos para la hora del almuerzo, la electricidad volvió. Hice  todo lo que hubiese hecho en un día normal. Aunque, si soy sincera, no tenía nada que hacer. El viernes pasado había terminado de darle clases de francés a Alex, un niño de 10 que a pesar de ser muy inteligente, era demasiado flojo como para estudiar por su cuenta. Así que su mamá lo trajo para que le diera una mano antes de su examen. Con solamente dos clases por semana durante dos semanas el parecía saberlo todo.
 
Alrededor de las cinco de la tarde, me llego un correo electrónico del trabajo.
 
Hola _______:
Espero que hayas disfrutado la fiesta de anoche. El Sr. Crisanti quedo muy complacido con tu trabajo. Su secretario dijo que habías sido una excelente traductora y una gran compañía por el precio de uno.
Necesito que pases por mi oficina mañana a las ocho para retirar tu cheque y que te asigne un nuevo trabajo.
                                                       Nos vemos, Lisa.
                       
El resto del día lo pase leyendo. Esa era una de mis debilidades, una vez que empezaba una historia, no importa si ya la he leído antes, tengo que terminarla.
 
Cuando me acosté, dormí profundamente toda la noche. Sin que ningún sueño o pesadita me interrumpiese.

 
Eug'
Eug'


http://blackberry-eugmulberry.blogspot.com/

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Mensaje por vosyasabes Dom 02 Mar 2014, 1:04 pm

Nueva lectoraaaaa!
vosyasabes
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Mensaje por vosyasabes Dom 02 Mar 2014, 1:05 pm

Sigueeeeee
vosyasabes
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Mensaje por vosyasabes Dom 02 Mar 2014, 1:05 pm

:D
vosyasabes
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Mensaje por Eug' Jue 06 Mar 2014, 9:25 pm

Mi sueño sin esperanza


Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada Drjy


Capitulo 6

 
…Una amplia y maravillosa vista se extendía a mí alrededor. Me encontraba en medio de un inmenso jardín con  flores de todos los colores  posibles. Si bien esté parecía un poco abandonado y viejo, nadie podía discutir el hecho de que era increíblemente hermoso. Alguien tomó mi mano. Una suave y fuerte mano masculina. Levanto mi rostro para ver el suyo, pero un rayo de luz solar se interpuso en mi camino.
 
-          Hola amor – Me sorprendió oír esas palabras salir cariñosamente de mis labios. No sabía quien era él, solo sabia que el era algo mío. Un novio quizás, no lo se. Era alguien importante.
-          Te amo – Dijo abrazándome fuertemente. Me sorprendí a mi misma sujetándome con ferocidad a sus hombros. Sentía algo en mi estomago, lo que la gente suele llamar: Mariposas en el estomago.  Centre mi mirada en una pequeña violeta que estaba a mis pies, una melodía conocida para mis oídos comenzó a escucharse. Primero era suave y leve pero su sonido se fue intensificando a cada instante. Mira hacia todos lados buscando la fuente de esa melodía pero no encontré nada.
-          ¿Qué pasa amor? – Me dijo al ver la desesperación en mis ojos. Levante mi rostro para contestarle. Entonces…
 
Al abrir mis ojos, un rayo de luz proveniente de la ventana con cortinas abiertas, me encandiló un poco. Me di vuelta en la cama y encontré la misteriosa melodía. Se llamaba, celular sonando. Lo tome y sin fijarme en quien era, contesté.
 
-          ¿Hola? – Dije con una voz mi voz somnolienta.
-          ¿______? – Me dijo la otra persona con un toque de sorpresa en su voz ligeramente enfadada.
-          Si, soy yo. – Le dije como si nada.
-          ¿Estas durmiendo? – Me dijo ahora si, un poco más enfadada.
-          No – Dije con una gran credibilidad en mi voz indignada por que estuviese pensando eso.
-          ¿Entonce por que no has llegado aun?
-          ¿Qué?
-          ______, soy Jane. La secretaria de tu jefa.
-          Oh, por Dios. No me digas que me quede dormida.
-          Parece que ya te has dado cuenta.
-          Perdón…es que… supongo que el despertador no sonó o…lo apague sin darme cuenta. – Dije levantándome inmediatamente de la cama. - ¿Qué hora es? – Dije yendo hacia el placard para elegir algo para ponerme. Comúnmente hacia esto la noche anterior, pero no se porque razón anoche lo deje para hacerlo hoy.
-          Las ocho y media.
-          De nuevo perdón, prometo estar ahí lo mas pronto posible ¿Si?
-          Si, esta bien. No te preocupes, por lo que veo todavía hay tiempo hasta la tarde.
-          OK, gracias. Nos vemos. Adiós.
-          Adiós.
 
Deje la ropa que me pareció más apropiada para situación sobre la muy destendida cama. Daba la sensación de que había estando teniendo pesadillas durante toda la noche. Aunque yo realmente solo recordara un solo sueño, ese sueño con… no se con quien pero. Fue tan lindo y romántico. Me encantaría vivir algo así realmente. Pero en la vida real, no tenía tanta suerte en el amor.
 
Había terminado con  mi ultimo novio hace ¿6 meses? La verdad es que no me acuerdo bien y no le di mucha importancia a él, pero estar sola era un poco deprimente a veces. Principalmente las noches en las que lo único que quería era tener a alguien a quien abrazar sabiendo con seguridad que iba a estar allí a la mañana siguiente. Además estaba el hecho de que la mayoría del tiempo mi trabajo se desarrollaba en otro país o hasta otro continente. Esas distancias y ausencias podían destruir una relación de la noche a la mañana. En un principio siempre había frases como: te extrañé, amor…pero con un poco de tiempo surgían otras no tan agradables y sentimentales, frases tales como: esto no puede seguir así o una de las mas horribles, ``no esperes que te sea fiel si ni vas a estar presente. ´´  esa había sido mi escusa para terminar con John hace casi medio año, ya que realmente no lo soportaba más. No había nada malo en el en particular sino que era yo misma la que no soportaba una relación.
 
Traté de alejarme de los deprimentes recuerdos de mi vida amorosa para centrarme en mi flamante presente, bueno, solo era flamante a nivel laboral pero estaba muy satisfecha y orgullosa de mi misma por todo lo que había  logrado en estos últimos años. Termine mis estudios antes de lo habitual y mis excelentes calificaciones me permitieron encontrar un buen logar en el que trabajar. Por el momento, eso era suficiente para estar más que agradecida.
 
Fui hasta la cocina, todavía estaba con mi piyama, me serví un poco de cereales con yogurt mientras miraba algo de televisión. Era bueno ver si pasaba algo o no ya que de otra manera, la ciudad podría estar siendo destruida por aliens y yo no estaría ni enterada. Caminé hasta mi habitación, cambié mi ropa por algo mas adecuada para salir a la vía publica y me dirigí durante unos minutos al baño antes de abandonar mi hogar pude ver como la taza con cereales permanecía casi llena sobre la mesa, no había comido casi nada por que detestaba llegar tarde y prefería apresurarme para llegar lo mas antes posible. Fui corriendo hasta la cocina, tomé la taza y la guarde en la heladera, la iba a comer mas tarde, cuando llegase a casa.
 
Mientras caminaba por las ajetreadas y concurridas calles de la capital inglesa, era el típico ejemplo de que se podía estar en un lugar lleno de gente y estar completamente solo. Millones de personas yendo y viniendo a todas horas del día y de la noche, millones de vidas, de historias, de almas, de mentes, sinceramente, no me gustaría poder leer mentes y tener que escuchar ese constante bullicio proviniendo de esas voces silenciosas y silenciándolas, la mayoría de las veces.
 
Al llegar al lugar, entre al resplandeciente edificio recientemente construido. La agencia de traducción de Lisa Bond se extendía en la zona norte del tercer piso. Cuando el ascensor se abrió pude ver a Jane, quien me había despertado esta mañana, sentado en su escritorio blando por teléfono con alguien. Me senté sobre uno de los sillones colorados que se encontraba cerca de su escritorio para esperar hasta que terminara de hablar por teléfono. Mientras mi mente divagaba por el sueño que había tenido esa mañana mas temprano, mis ojos se deslizaban por la blanca pared, yendo de un cuadro a otro. Todos eran de estilo abstracto y se intercalaban los de colores vivos con los acromáticos en blanco, negro y grises dándole a la oficina un aire moderno y especial al mismo tiempo.
 
-          _________ - Me saludo amablemente Jane mientras colocaba el teléfono en su lugar.
-          Hola – Decía mientras me levantaba del sillón y caminaba hacia su escritorio. Jane poseía la típica belleza inglesa con su cabellera dorada y sus alegres ojos azules. Se paró para hablar conmigo y como cada vez que la veía sentí una ligera envidia por estatura y su esbelto cuerpo.
-          Hola, llegaste antes de lo que pensé. No quería molestarte… - Decía mientras volvía a sentarse en su lugar de trabajo - …pero Lisa te asigno un trabajo para dentro de una hora, a las diez de la mañana.
-          No tienes porque disculpare, yo debería disculparme por no haber llegado a tiempo y agradecerte por haberme llamado sino, de otra manera habría tenido problemas con Lisa de no haber asistido al encuentro. – Dije con una sincera sonrisa en mi rostro.
-          Bueno, me alegro de que no halla problemas entre nosotras.
-          Todo lo contrario. Ahora, ¿Me dices que es lo que tengo que hacer?
-          Si, por supuesto. No quiero retrasarte. Esta es la dirección y el teléfono de lugar. – Dijo entregándome una hoja de papel con los datos.
-          ¿De que se trata, específicamente?
-          Una reunión de negocios. Un empresario local se reúne con uno de… - Dijo viendo en la pantalla de la computadora - …Francia – Dijo devolviendo su mirada a mi rostro.
-          Ah, supongo que va a ser una mañana aburrida…nos vemos. Jane… - Me dí la vuelta y cuando empezaba a caminar en dirección al ascensor, ella me hablo de nuevo.
-          ______ - Me llamo. – Casi me olvido, disculpa. Aquí esta tu cheque.
-          Oh, yo también me olvido. Bueno, ahora si adiós.
-          Adiós, suerte.
 
Guarde mi cheque en la billetera para depositarlo en el banco mas tarde, después de la reunión si está no era muy larga. Mi estomago había empezado a quejarse por la falta de comida de manera sonora así que compre una barra de cereal y un botella de agua antes de subirme a un colectivo para llegar a mi destino. Sabia que me iba a terminar arrepintiendo por no haber comido prácticamente nada pero también me iba a arrepentir si no llegaba a tiempo y eso después me traía problemas.
 
Al llegar a la empresa diez minutos antes de lo acordado, pude respirar en paz por primera vez en toda esa mañana. Parecía una organización importante…y si ________, solo una empresa importante puede darse en lujo de pagar lo que cobras…me dije a mi misma mientras sonreía antes de entrar al lugar. Al entrar, me dirigí a la recepcionista, una señora regordeta que parecía estar cerca de los sesenta.
 
-          Hola, buenos días – La salude amablemente con una calida sonrisa.
-          Hola, muchacha ¿Qué desea?
-          Mi nombre es ______ Johnson. Soy traductora y se me había solicitado presentarme aquí a esta hora. Me dijeron que preguntara por – Dije bajando la vista a el trozo de papel que me había dado Jane antes de levantar la vista y decirle el nombre del hombre – El señor Jonas.aba por las ajetreadas y concurridas calles de la
 
Capitulo 7
 
Mi nombre es ________ Johnson. Soy traductora y se me había solicitado presentarme aquí a esta hora. Me dijeron que preguntara por  - Dije bajando la vista a el trozo de papel que me había dado Jane antes de levantarla nuevamente y decirle el nombre del hombre – El señor Jonas.
Déjeme comunicarme un segundo con su secretaria antes. Por favor, tome asiento.
Gracias – Dije caminando hacia alguna de las sillas.
 
Mientras estaba en el ascensor, dirigiéndome al último piso, me hice la misma pregunta una y otra vez. La misma pregunta que me hacia cada vez que me encontraba en una situación como está. ¿Qué clase de hombre será este tal señor Jonas? ¿Viejo y arrugado? ¿Amable o malo? – Pronto lo vas a descubrir, ______ - Me dije a mi misma cuando se abrieron las puertas del ascensor. Camine por entremedio de las formales personas vestidas con ropa de oficina. Mi atuendo se componía de un vestido negro sobre las rodillas, con dos finos breteles y que estaba cubierto en su totalidad por pequeñas flores blancas y ligeramente rosadas. También llevaba unas sandalias que eran demasiado altas como para seguir con el repentino deseo de salir corriendo que me asaltó en ese momento. La supuesta secretaria del Sr. Jonas me estaba mirando de una forma un poco rara mientras me acercaba a ella. -  ¿Debería haberme puesto algo mas formal? – Pensé. Eso pensaba Lisa, decía que no podía estar en una reunión con millonarios usando vestidos floreados como si estuviera de compras, pero yo siempre la ignoraba. Me aferre con  mas fuerza a mi cartera beigh y me dirigí a ella.
 
Hola – Sonreí y antes de que pudiera seguir hablando ella me interrumpió.
Hola. Debes de ser la traductora ¿No?
Si, lo soy.
Bueno, ven que te acompaña a la oficina del señor Jonas. – Se paró y comenzó a caminar en dirección a la puerta más cercana. Yo la seguí hasta que se paró y me dijo. – Espera un segundo aquí.
OK – Entro en la habitación. La escuche decirle a alguien de mí sin recibir ninguna respuesta a cambio.
Pasa – Me dijo amablemente al darse la vuelta.
 
Pasé por el umbral de la puerta con la vista baja. No confiaba mucho en mi suerte y tenia miedo a caerme por alguna estupida razón. No quería terminar en el suelo y dar una muy mala primera impresión. Después de cerrar la puerta, levante la vista y el mundo entero se paró al ver quien era la persona que me estaba mirándo fijamente, como si no pudiese creer que yo estuviese realmente  ahí.
 
Sinceramente, yo tampoco podía creer que fuese realmente él. Se veía un poco diferente. Mas un hombre y no tanto un adolescente. Pero si, definitivamente era Joe Jonas. Su mirada era inconfundible. Sus gestos, todo…era suyo. No podía tratarse de más nadie que él, nadie más que Joe. El chico con el que había perdido… - Basta – Me grite mentalmente. Si esos pensamientos seguían en mi cabeza, era más que seguro el hecho de que fuese a sonrojarme. Entonces el se daría cuenta y me sonrojaría mas aun. Si, mucho más, como una manzana madura. Joe también se veía como una buena manzana madura.
 
Hola – Dije con un hilo de voz mientras intentaba hacer que mis piernas me obedecieran y se acercaran a él.
Hola – Dijo Joe antes de rodear su escritorio y ponerse en frente de el.
Soy ______ Johnson - Dije al darme cuenta de que lo normal sería que el no se acordara de mi, de nada acerca mío. Si bien para mi había sido mas que un revolcón, seguramente para él fue solo eso. – Pertenezco a la agencia de traducción de Lisa Bond – Intente olvidarme de todo. De todo lo referido a Jo…no, al señor Jonas. De esa manera debía llamarle  ese día. Tanto verbalmente como en mi mente. No había otra opción. No podía permitirme siquiera pensar en otra opción.  – Creo que llegue justo a tiempo, quizás debería haber llegado un poco antes – Dije al ver su indescifrable expresión.
¿No me reconoces? – Preguntó con un ligero toque de incredulidad en su voz.  – ¡Oh por Dios! ¿Se acordaría de mí o…o pensaba que debía conocerlo porque era, según parecía, alguien  muy importante?
Claro, lo reconozco – Dije intentando no quedarme viéndolo como una tonta. Se veía tan bien, era mucho más hermoso que antes y ese simple traje negro le quedaba tan exquisitamente perfecto que se me hacía agua la boca.
¿Por qué me hablas de usted? Hemos compartido demasiada intimidad como para ser tan formales el uno con el otro. ¿No te parece _______? – Sus últimas palabras combinadas con una irónica sonrisita de sus labios hicieron que mi piel se sonrojase más aun.
Pensé que hablarle de usted era lo más adecuado para la situación. – Dije intentando que mi voz sonase segura pero no creo haberlo conseguido por completo. Supongo que no podía ser muy convincente o parecer indiferente teniendo las mejillas tan coloradas como las tenía en  ese momento. ¿Por qué ese día tenia que haber terminado así? Me pregunte. A pesar de que las cosas solo acababan de empezar. ¿Quién podía saber lo que podría pasar después?
 
Joe camino en mi dirección hasta estar tan cerca de mí que si alzaba la mano podría tocarme con total facilidad. Todo el tiempo acompañado por ese aire de sexualidad y masculinidad que lo volvía increíblemente irresistible. Si el quisiese que hiciéramos algo mas que hablar es este preciso momento, yo estaría tan alegre de complacerle. Mientras él mas se acercaba, mi respiración se iba agitando al mismo ritmo que sus ligeras pisadas sobre la alfombra. Le rogué al cielo de que Joe no lo notase. Si el se daba cuenta, el poco orgullo que me quedaba, moriría por completo.
 
Pero nuestras situación no es una situación común _____ - Dijo elevando su mano, como tanto temí que lo hiciese. Exactamente como me lo había estado imaginando desde que se situó tan cerca de mi cuerpo. El mismo cuerpo del que estaba perdiendo el control. Acarició mi mejilla con el leve roce de sus dedos. Su caricia me sorprendió por su ternura y me dejó anhelante de mucho más.
Joe – Pronuncie por primera vez esas palabras después de haberlo visto por últimas vez aquella noche. Había pensado miles de veces en él pero nunca había pronunciado una solo palabra al respecto. Nunca nadie se había enterado de lo sucedido por mi parte ¿Y por la suya? Esa era una pregunta que me hacía bastante seguido ¿Qué habrá pasado con el después de aquel último beso de despedida? ¿Me habrá recordado en algún momento? Me moría de ganas de preguntarle innumerable cantidad de cosas pero jamás me atrevería a hacerlo. – No creo que esto sea correcto – Dije moviéndome para atrás para salir de su agarre, para alejarme de él aunque fuese en contra de mi voluntad.
No, claro que no. – dijo con la voz inexpresiva mientras miraba el suelo por algunos instantes. - ¿Cómo has estado? – Al levantar su rostro hacía él mío, una hermosa sonrisa iluminaba sus rasgos.
Muy bien ¿Y vos? – No pude evitar sonreí también.
Bastante bien, como puedes ver – Dijo haciendo un gesto a la amplia y elegante oficina que se extendía a sus espaldas.
Si, eso veo. Así que… ¿A que te dedicas específicamente?
¿No sabes?  - Me pregunto de forma curiosa.
No, no suelo investigar a mis clientes y mucho menos si me avisan una hora antes de ellos.
Con razón llegas tarde – soltó una pequeña risita acompañada de todo su increíble encanto.
No llegué tarde – me defendí.
Casi…
Si, bueno casi. – dije resinada.
Me resulta extraño que te avisasen con tan poco anticipación.
Lo que pasa es que…- hice una pausa dudando – me quede dormida.
Eso ya no habla tan bien de vos.
No, pero… ¿Me vas a responder?
Claro, producimos todo tipo de cosas. Desde alimentos hasta productos de limpieza.
¿En un mismo lugar?
En distintas fabricas… ¿Eres traductora? – Me pregunto después de un  momento de silencio mutuo.
Te lo dije apenas entré.
Teniendo en cuenta el motivo por el cual estas aquí… ¿Hablas francés, no?
Si, Frances, italiano, español e ingles por supuesto.
¿En que momento aprendiste tantos idiomas? Solo han pasado…seis años desde que terminamos la secundaria. – Pude ver en sus ojos que no se refería tan solo ha haber terminado la secundaria sino a algo mas también.
Ya hablaba Frances en ese momento y el español lo he sabido siempre. Mi madre es española.
¿En serio?
Si.
¿Así  es tu trabajo todos los días?
No, paso la mayor parte del tiempo viajando.
¿Viajando? – Parecía confuso.
Si, vos me contrataste para que tradujera en una reunión, según me han dicho. Bueno, es lo mismo pero en otras partes del mundo.
Suena bueno.
Si, es genial.  ¿Qué tal lo tuyo?
Bueno... – Un golpe en la puerta interrumpió las palabras de Joe. – Adelante – Dijo él con vos fuerte, firme y autoritaria. Fue como si otra persona se abriese paso a través de la tierna sonrisa y los dulces ojos color café.
Señor – Dijo su secretaria. La mujer vestía un provocador traje color negro de saco y falda. Era atractiva, muy atractiva. ¿Joe tendrá algo con ella? No pude evitar preguntármelo. -  Llego M. Bonneval. ¿Lo hago pasar?
Por supuesto. ¿Señorita Johnson? – Se dirigió a mi mientras caminaba a un juego se sillones que se encontraban a la derecha de su escritorio. Yo caminaba a su lado. No pude evitar entristecerme ligeramente al notar el cambio en su vos. Ya no éramos Joe  y ______, dos adultos que habían compartido una noche cuando eran adolescentes, tratando de llevar una conversación amistosa. Ahora, éramos dos desconocidos trabajando juntos. Solo era trabajo, me dije a mi misma. Como solo fue sexo, seis años atrás. No había sonrisas, ni palabras con doble sentido, nada,  solo palabras.
¿Si?
Siéntese a mi lado durante  la reunión.
Si, señor. – Dije parándome a su lado.
 
El supuesto empresario francés entro a la habitación. El corpulento hombre enfundado en un traje azul oscuro iba acompañado de otros dos hombres más. A la oficina también entró otro hombre que trabajaba con Joseph. En un principio me sorprendió el hecho de que la reunión se llevara a cabo en la oficina de Joe y no en una sala de juntas como es lo habitual. Mas tarde supe que la sala de juntas había tenido un pequeño, según Joe, problema de infraestructura y se encontraba en reparación.
 
Me encantaría decir que el encuentro se desarrollo de manera normal pero para mi y las cientos de emociones que querían salir de mi, no fue así.
Me encontraba repitiendo lo que todos decían de manera automática sin siquiera pensar en lo que decía. Simplemente no podía concentrarme en absolutamente nada. Nada. Nada.
 
Mis únicos pensamientos medianamente coherentes en ese momento, estaban centrados alrededor de una sola cosa, de una sola persona y de todo lo que me moría de deseos de  hacer con esa persona. Habían pasado varios años desde que compartimos ese único e irrepetible momento de pasión. ¿Cómo sería estar con Joe ahora? La sorpresiva pregunta me venía una y otra vez a la cabeza sin que pudiese siquiera evitarlo. Y bueno, soy humana. Tengo mis debilidades…y Joe parecía ser la más grande de todas ellas.
 
Cada vez que tenía que decir algo y me veía forzada a mirarlo de frente, corría el riesgo de que él se diese cuenta de lo mucho que me importaba. Lo mucho que lo desea y todos los muchos habidos y por haber en el mundo. Era imposible no desearlo, si se había convertido en un hermoso y sexy joven hombre. ¿Qué pensara Joe de mí? Esa era otra pregunta constante en mi mente. Y todas las veces me gritaba dentro de mi cerebro la misma respuesta. Nada. Nada, _____. Él no piensa nada de vos. Apenas sabe tu nombre. Deja de pensar en él si no queres hacer el ridículo más grande de tu vida, y además, en medio del trabajo.
 
¿Madmuaselle? – Se dirigió a mí el empresario extranjero con intención de que le dirigirle al Sr. Jonas su saludo de despedida. Le traduje a Joseph y él le devolvió al hombre su saludo. M. Bonneval comenzó a caminar hacía la puerta seguido muy de cerca por los otros dos empresarios que lo acompañaban.
 
Supuse que mi trabajo allí estaba terminado así que sin decir una sola palabra más, camine hasta tomar el picaporte con mi mano para abrir la puerta de salida. Espera que al atravesar esa puerta una vez mas, todos estos sentimientos que había enterrado muy profundo dentro de mi alma, volviesen al lugar que habían estado ocupando estos últimos años.
 
¿______? – Me llamo él haciendo que sintiera un estremecimiento en el estomago y haciendo que mi respiración se detuviese por momentos.
¿si? – Dije dándome vuelta un poco dudosa. Sin saber muy bien que hacer. Por favor Joe, abrásame contra la pared y… Traté de quitar el pensamiento de mi menta tan rápido como éste se formó. Un ligero tono rosado cubrió mis mejillas.
Eh… - El dudó, no sé por que. – Que tengas un buen día.
Vos también. – traté de sonreír para ocultar mi desilusión por la frialdad y la distancia que imponía su triste, para mi, despedida.
 
Al cerrar la puerta que separaba la habitación en la que se encontraba él del pasillo, respiré profundo. Vi que la mujer que era su secretaria y de quien no sabía el nombre, estaba muy ocupada escribiendo algunos números en una hoja de cálculo. Mientras ella tecleaba con rapidez, me acerca a su escritorio y con la mejor de mis falsas sonrisas, le pregunté si me iban a pagar ahora o por medio de la agencia. Ella me contesto que el dinero ya había sido pagado a la secretaria de Lisa. Di las gracias amablemente y comencé a caminar en dirección al ascensor intentado mantener una velocidad normal en vez de empezar a correr como era mi deseo.
 
Quería alejarme lo más posible de ese lugar, de él, del deseo imposible que me carcomía por dentro. Quería estar lejos, muy lejos de todo. Quería olvidarme de todo lo que había pasado. Fingir que todavía seguía durmiendo y que en cualquier momento sonaría el despertador. Fingir que todo esto que me había hecho recordar uno de los mejor y de los peores momentos de mi vida, solo fuese parte de una complicada pesadilla diseñada para atormentarme la noche.
 
Pero, a pesar de todo, lo que mas quería, era que Joe me persiguiese, me tomase del brazo y nos fundiéramos en un interminable y explosivo beso de rencuentro.

 
Eug'
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Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada Empty Re: Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada

Mensaje por Eug' Sáb 08 Mar 2014, 7:41 pm

[size=63.6363639831543]Mi sueño sin esperanza[/size]
[size=63.6363639831543]Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada Drjy
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[size=63.6363639831543]Capitulo 8[/size]
 
Joe Jonas
 
Un par de días atrás…
 
El joven y exitoso empresario Joseph Jonas se encontraba caminando en dirección al salón principal del recién estrenado hotel. Cuando recibió la invitación para la fiesta de apertura, en la tarjeta decía ``el salón azul´´, razón por la cual Joseph se encontraba ansioso por ver cuan azul era el salón. El multimillonario Maximilian Giordano había organizado una gran celebración para la inauguración de su nuevo hotel en Londres, que era el primero de muchos hoteles de lujo que pretendía instalar en el continente Europeo. Joseph era admirado por el sector empresarial por sus grandes logros y mantenía una relación de cordialidad y casi de amistad con Max, como le gustaba que le llamasen. Esas eran razones por las cuales había sido invitado a pesar de no pertenecer al ámbito de la hotelería. La empresa de Joseph, con el original nombre Jonas, se encargaba de producir artículos dirigidos a las grandes masas, como alimentos y demás cosas. Cualquier persona reconocía los fideos para spaghetti Jonas y así con muchos otros productos más. 
 
-[size=9.090909004211426]          [/size]Buenas noches, señor Jonas. – Lo saludo amablemente la joven mujer que se encargaba de dirigir a los invitados a sus respectivas mesas.
-[size=9.090909004211426]          [/size]Buenas noches – Le respondió él con una sonrisa en los labios. Al atravesar las amplias puertas de la inmensa habitación, su mirada se perdió en el mar de grandes cortinas de color azul oscuro y manteles del mismo tono. Por las ventanas entreabiertas se podían apreciar las luces de un muy bien iluminado jardín.
 
Al llegar a su mesa saludo cordialmente al resto de las personas allí presentes. Lar mayoría eran empleados de alto rango de su propia empresa y el resto eran personas conocidas con las cuales tenia relación laboral.
Después de un breve discurso de bienvenida por parte del anfitrión, la cena comenzó a ser servida.
Joe se encontraba llevando la copa llena de transparente vino blanco a su boca cuando vio lo más inesperado del mundo. Solo pudo ver el perfil de la mujer, pero no necesitó más para darse cuanta de que ese rostro era él de ________. Ella volvió su cara para continuar conversando con las personas que se hallaban en su mesa como si nada hubiese pasado porque no había notado que había un hermoso hombre mirándola. Mientras que Joseph no podía despegar su vista de lo poco que podía ver de ella. Su largo cabello extendido a lo lardo de su espalda con pequeñas trabitas plateadas que sostenían algunos mechones, la suave piel, que todavía recordaba, cubierta por lo que parecía ser un vestido color lila.
Miles de recuerdos inundaron la mente de Joe, entre ellos, él más importante. Él que pensó que se encontraba olvidado junto con el resto de recuerdos de ________. Pero había estado tratando de mentirse durante años porque en el preciso momento en el que Joseph vio a ________, todo volvió a su cabeza de repente. Las imágenes de ellos dos juntos, en la cama de su departamento, entregándose mutuamente, inundaron su mente una y otra vez. Joe intentaba mantener una expresión neutra pero el resto de los comensales de su mesa comenzaban a sospechar que algo le estaba ocurriendo por lo que pidió disculpas y se levanto de la mesa al instante.
Caminó y caminó hasta que encontró una puerta que lo llevó al jardín que había apreciado minutos antes, cuando entró al salón por primera vez esa noche. Respiró profundamente mientras se apoyaba contra la fría pared, intentando que el fresco aire nocturno le llenara los pulmones y que esto calmase un poco sus alterados nervios. Apenas podía creer todo lo que le había producido el pequeño hecho de haber visto a _________. Ni siquiera hablar con ella, solo verla lo había sacudido por dentro un millón de veces de maneras cada vez más inexplicables.
Después de conseguir relajarse, volvió a la mesa pero no duró mucho en la fiesta porque con la escusa de que se encontraba un poco descompuesto, había abandonado él salón.
Mientras conducía a toda velocidad por las calles ya casi vacías de la ciudad, siguió pensando en lo que había ocurrido. No tanto en el hecho de haber visto a ________ sino más bien en lo que éste hecho le había provocado a él.
En ese momento, se dio cuenta de algo a lo que no había prestado atención antes. Ella no estaba sola. Estaba con un hombre. Al recordar su rostro se dio cuenta de que se trataba de Rico Crisanti, un importante empresario italiano. No sabía mucho acerca del hombre pero había algo acerca de lo cual estaba seguro. El tal Crisanti estaba casado, por lo que ________ debería ser su… NO, se dijo a si mismo. La ________ que él conocía jamás hubiese sido la amante de un hombre casado, ella se merecía mucho mas que los restos de otra pobre mujer. Vos no conoces realmente a ________. Se dijo Joe a si mismo. No la has visto en años, se repitió. Era obvio que ella podía ser lo que parecía ser. Además del hecho de que se veía muy cercana con el hombre. Si, tenía que ser su amante. Con una mezcla de celos y enfado, siguió conduciendo hacia su departamento.
 
Lo que Joe no sabía es que en el preciso momento en el que él salió del salón, después de haber estado mirándola, ella se dio la vuelta para verlo y termino desilusionada de no encontrarse con nada ni nadie. Había sentido que alguien la había estado mirando y eso la había llenado con una extraña sensación de anhelo.
 
 
Una estela del perfume que usaba ______ quedo en el aire después de que ella abandonara la habitación. El dulce y suave aroma que desprendía su cuerpo me dejó paralizado contra el escritorio.
Permanecí varios minutos con la vista fija en la puerta. Había intentado decirle algo para que no se fuese tan rápido, incluso se me había cruzado  por la cabeza la idea de invitarla a cenar pero en el momento en que le hablé, solo pude decirle ‘’que tengas un buen día’’. Incluso pensar esas palabras sonaba simplemente estupido. De las miles de cosas que pude haberle dicho, dije las que mas me harían arrepentirme.
Cuado la vi sin que ella se diese cuenta en la fiesta la otra noche, pensé que todo era solo una simple casualidad. Pero ahora que la he vuelto a ver…siento como si por un motivo o por otro yo tuviese que… ¿Verla una vez mas? Si, era eso. Yo quería verla una vez más. Necesitaba desesperadamente verla una vez más.
Pero… ¿Qué quería ella? Ese es algo imposible de saber pora mí…si tan solo tuviese una pista…algo que me ayudase.
¿Cómo habrá sido para ella el verme?
Deseaba profundamente que por lo menos hubiese sido la mitad de significativo que fue para mí. Tiene que haber significado algo, si no es por mí, que sea por lo que pasamos. Digo, ella me entrego a mi su virginidad no al tipo con el que esta en la fiesta. Rico Crisanti, otro problema. ¿Qué había entre ellos dos?
Preguntas como esas hice y me respondí a mi misma innumerable cantidad de veces. Hasta que decidí que nada de eso me importaba. Que lo único que quería era acercarme a ella. Por el medio que fuese.
¿Pero, como hacerlo sin que suene muy obvio…?
Sonreí. La respuesta, era mas que obvia…
[size=63.6363639831543] [/size]
[size=63.6363639831543]Capitulo 9[/size]
 
No necesitan ser expertos, solo poder manejarse un poco con el idioma si lo necesitan –
Si, entiendo. Me interesa mucho su propuesta Francesca. Terminaré con los compromisos que tengo pendientes y si no tengo ningún contratiempo aceptaré el trabajo. Por favor, espere por mi confirmación.
Por supuesto. Usted es nuestra primera opción.
Muchas gracias. Hasta luego, entonces.
Adiós.
 
Después de terminar la llamada con Francesca comencé a prepararme algo para cenar. La mujer era la esposa del Sr. Crisanti, con quien había asistido a la inauguración del hotel varias semanas atrás. Había elogiado mis habilidades con el idioma ante mi jefa y al parecer también ante su esposa porque ella me había llamado para que viajara a Italia y me quedase allí durante un año para enseñarles ingles a sus dos hijos.
 
En cualquier otro momento me hubiese negado a estar en el exterior por tanto tiempo, a pesar de lo mucho que me gustaba viajar, un año era demasiado tiempo para estar lejos de mi familia y mis amigos más cercanos.
 
Hoy no era un momento cualquiera, hoy, me encontraba todavía bajo la  influencia de los eventos mas recientes. Esos hechos en los que Joe era el mas grande y único protagonista. El protagonista de mis sueños y mis mas oscuras pesadillas. Toda la situación se Abia vuelto demasiado grande para que yo pudiese controlarla. Los sentimientos y sensaciones habían evolucionados hasta un punto en el que no parecían tener retorno ya que habían pasado dos semanas desde ese encuentro inesperado con Joe y él aun se encontraba atrapado en mi mete y en mis recuerdos. ¡Y que recuerdos! Me repetía a mi misma una y otra vez sin poder creer todo lo que me estaba sucediendo.
 
Así que, el alejarme del ambiente en el que lo conocía a él, me iba a ayudar a olvidarlo muy pronto. O eso esperaba yo. Eso deseaba. ¿O no?
 
Y de repente todo aquello que me retenía a ese lugar había dejado de importar. ¿La familia y los amigos? Que importaba, había pasado tanto tiempo desde la última vez que los había visto que casi no iba a notar la diferencia.
 
Listo, la decisión estaba tomada. Dentro de algunos días, después de haber terminado con el trabajo que tenia pendiente, llamaría a Francesca y aceptaría el trabajo. Lo mas seguro es que en una semana sin mas tardar me encontrase en Italia. La sola idea de una nueva aventura me hizo sonreír mientras comía. Alejando los fantasma de mis sueños y deseos con alguien prácticamente imposible.
 
Al día siguiente, al despertarse, siguió los mismos hábitos que cualquier  persona haría en un día común y corriente. Había salido de su casa para acudir a realizar un trabajo que tenia asignado en una empresa de galletas. Mientras bajaba de un colectivo que la había dejado a un poco mas de una cuadra de su destino final, su celular sonó, era Jane.
 
¿Hola? – Saludo amablemente. Le agradaba la chica y le debía una por haberla despertado el otro día. Aunque viéndolo desde una perspectiva diferente, eso había hecho que se encontrará con Joe así que no sabia muy bien como se sentía al respecto.
Hola ¿Cómo estas?
Bien ¿Y vos?
También. Escúchame. ¿Te gustaría viajar?
Veo que también llamó a la agencia.
¿Ya te enteraste?
Si, ella me llamó anoche.
¿Ella?
Si, ¿De quien estas hablando?
Del señor Joseph Jonas ¿Lo recuerdas, él de hace una unas semanas? - ¿Cómo? ¿Qué quería Joe ahora? Algo relacionado con tu trabajo ____ ¿Qué mas va ha ser?
Eso creo – Mentí. Estaba talmente segura de saber a quien se refería. - ¿Qué pasa con él?
Va a realizar un viaje a Roma en tres días y llamó su secretaria solicitando a un traductor. Y como sos la única que no tiene nada arrendado en ese tiempo, pensé en vos. ¿Qué te parece? – me parece que quiero alejarme de él pero no puedo, quise decirle, pero eso era imposible ya que tendría contar la historia completa y realmente no quería hacerlo.
Me agrada mucho la idea. – dijo la muy entupida de mi. Me sentía de diecisiete otra vez.
Entonces… ¿Aceptas?
Claro. – Dije sin poder ocultar el entusiasmo que me provocaba el hecho de estar cerca de él.
Perfecto, entonces más tarde te mando un mail con los detalles. Nos vemos.
Adiós. – Dije sabiendo que alejarme de Joe era imposible pero sin saber que actitud tomar.
 
¿Qué pensaría él si yo tomase la iniciativa y me le insinuase? ¿Qué me pasaría a mí si él me rechazaba? La respuesta era simple. No volvería a ser la misma. De hacho, apenas lo había visto durante una hora hace dos semanas, y ya no era la misma. Había decidido acostarme con él con tan solo mirarlo a los ojos hace seis años y no había vuelto a ser la misma. Joe siempre lograba cambiarme, de una forma u otra pero él siempre me cambiaba. Él era el único que podía hacerme algo así y todavía no  tenía ni idea de porqué era. Varias teorías inundaban mi mente. Una de ellas, era la que mas me asustaba, la que decía que él era el dueño de mi corazón. Un corazón que no me pertenecía y que nunca jamás le pertenecería a nadie más que no fuese él.

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Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada Empty Re: Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada

Mensaje por Eug' Mar 11 Mar 2014, 7:47 pm

Mi sueño sin esperanza



Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada Drjy

Capitulo 10
 
¿Desea tomar algo señorita? – Me pregunto cortésmente la azafata del avión.
No, gracia – Le respondí antes de volver a bajar la mirada hacia mi computadora sobre mi regazo.
 
Quería parecer interesada en lo que se suponía que estaba leyendo en la notebook  pero no pude evitar fijarme en como la mujer se acercaba a Joe y éste  aceptaba atentamente lo que coquetamente ella le ofrecía.  Él me vio mirarle y me sonrió antes de que la mujer se alejara por el pasillo del jet privado de la empresa Jonas, ósea, de Joe, el dueño de la organización.
 
¿Todo bien _______? – Me pregunto Joe cuando me quedé mirando hacía un costado con el seño fruncido.
Si, Sr. Jo…
Joe – Me corrigió él – o Joseph pero no Sr. Jonas – Repitió mi tono formal.
Perdón, es solo que…no quería…eh…no sabía como decirte y Sr. Jonas me pareció lo mas correcto.
Pues, no lo es.
Si, lo se – No se porque dije eso si realmente no tenía idea de nada.
¿Puedo preguntarte algo?
Si – Dije un poco insegura. ¿Qué me irá  a preguntar ahora? – Pensé.
¿En qué pensabas cuando te quedaste callada? – Me pregunto.
 
‘’En vos’’ ‘’En vos’’ ‘’En lo que sea que tenga que hacer para mantenerme alejada de vos’’ – Me moría de ganas de responderle eso pero era imposible.
 
Bueno, en que…todo este viaje fue muy repentino y me olvidé que tenía que hacer algo.
¿Qué cosa?
No, no es nada.
Dime
Iba a cuidar al gato de mi prima Mary. – Que mentira mas estupida ______ - Quería gritarme una y otra vez.
Ah…bueno, la reunión surgió como algo repentino, así que…
No me estoy quejando Joseph, si no hubiese querido venir simplemente hubiese rechazado el trabajo.
¿Querías…
Viajar a Roma. Hace mil años que no me mandan allí.
 
El resto del viaje pasó sin muchas palabras o diálogos. Hablábamos de vez en cuando de alguna que otra cosa insignificante pero nada más que eso.
 
Al llegar a la ciudad, nos dirigimos inmediatamente a un hotel en la zona céntrica. Si bien Roma era una ciudad con mucho trafico, no llegaba a ser tan caótica como lo era Atenas. Había ido de vacaciones con unos amigos unos meses atrás y el tráfico nos había vuelto locos.
 
Mi habitación era amplia, en el centro se extendía una gran cama cubierta con una suave tela color lila. Las paredes eran blancas pero con pequeños diseños que formaban gurdas de colores. Poseía dos ventanas, una de tamaño mediano, y una grande desde la cual se tenía una esplendida vista de la ciudad. Los muebles parecían antiguos y se encontraban en un perfecto estado.
 
Eran las cinco de la tarde y como tenía el resto del día totalmente libre, decidí tomar una ducha antes de salir a disfrutar de la ciudad. Cuando me estaba peinando en frente del espejo, alguien golpeó la puerta de la habitación.
 
Al abrirla, una joven mujer me saludo en italiano y me entrego una nota con una rosa de color rosado. El mensaje era de Joe.
 
 
 
  Hola ________:
                              Espero que la habitación allá sido de tu agrado. Solo quería       decirte que la reunión es a las ocho y treinta de la mañana, vamos a salir media hora antes del hotel.
         Adiós y que tengas un buen día.
 
 
 
 Su leve y sin sentido mensaje me hizo suspirar. ¿Estaba mal esperar cosas de Joe que lo más probable es que no sucediesen? Si, estaba mal. Muy mal. ¿Podía evitarlo? No, no podía. Mi reacción a este viaje había sido tan confusa. Por una parte me encantaba tener la oportunidad de compartir tiempo con él pero por otra parte me moría de miedo ante lo que pudiese suceder. Yo no conocía a Joe, él no me conocía a mí. Lo único que mantenía encendida mi pequeña llamita de esperanza era…creo que era el recuerdo de los escasos momentos que pasamos juntos. Escasos pero intensos, escasos pero inolvidables momentos. Otro de mis problemas y dudas era que no sabía bien porque quería y tenía esperanzas con respecto a Joseph. Una parte de mi quería gritar que estaba enamorada de él, pero otra parte mucho mas racional y consiente, decía que quería darle un poco de aventura o no se que a mi vida.
 
La primera vez que había vuelto a ver a Joe después de las dos semanas, fue antes de subir al  avión, en el aeropuerto de la ciudad. En el momento en que lo vi parado en contra de la escalera del avión, toda la determinación de tratar el viaje como un trabajo más, se me calló al piso al instante. Había algo en él. No se si eran sus sensuales labios o su intensa mirada, pero definitivamente había algo en él que me decía; Vamos _______, inténtalo una vez mas. ¿Qué vas a perder con solo intentar? ¿Acaso el no vale la pena un pequeño sacrificio? Miles de interminables cosas que me acercaban y a veces en contra de mi voluntad, a él. Cuando me había saludado, el simple tono de su voz me hizo sonreír como una idiota enamorada. Me hizo desear no haber dejado esa cama hace años atrás y quizás, solo quizás hoy las cosas serían muy pero muy diferentes. Quizás éste no fuese un viaje de negocios sino algo más personal, quizás yo no fuese solo su traductora sino algo más importante, quizás y más quisases se me metieron en la cabeza.
 
Pero las cosas no habían sido de esa manera y los quisases nunca serían más que solo eso. Sueños sin esperanzas. Aunque, cosas mas extrañas habían sucedido antes. Además, ésta era una nueva oportunidad. Quizás, podía aprovecharla.
 
Pero… ¿Y si él no quería nada?
 
El era amable y cercano conmigo todo el tiempo pero talvez él solo quería ser mi amigo o evitar las situaciones tensas o vergonzosas por nuestro pasado. No había forma de saber exactamente que era lo que Joe pensaba. Solo podía arriesgarme y…ver que pasaba.
 
Algo bueno o algo malo, pero algo tenía que pasar. Algo iba  a pasar.
 
Capitulo 11
 
Después de vestirme, quise bajar a desayunar al restaurare  principal del lujoso hotel italiano. Las puertas del ascensor se estaban cerrando cuando una mano masculina se interpuso entre ellas. Mi respiración se ajito al ver la cara de Joseph. Su seductora mirada me saco la respiración y me dejo congelada entre esas cuatro paredes plateadas.
   
Hola – Me dijo al entrar y saludarme con un beso en la mejilla.
Hola – Lo salude con una voz apenas audible.
¿Dormiste bien ____?
Eh…si. ¿Vos?
También ¿Comiste algo?
Estaba a punto de desayunar.
Yo tampoco. ¿Desayunamos juntos?
Bueno…
 
El silencio se estableció entre ambos. Ninguna palabra sin sentido fue dicha. Parecía que no podíamos compartir más que simples conversaciones entre desconocidos. De esas llenas de palabras vacías y sin propósito, o motivo. No se de que me sorprendí si nunca fuimos un par de corazones unidos, abiertos entre sí, o conocidos, siquiera. Nuestras mentes fueren extrañas, son extrañas y parecía que siempre iban a ser extrañas.
 
Los que no parecían extraños eran nuestros cuerpos, que con  una mirada o un simple toque decían más que mil palabras.
 
Las puertas  se abrieron y el tenso silencio interrumpió por la apabullante multitud que llenaba el lugar.
 
Caminamos juntos, uno al lado del otro, sin decir una palabra. Parecía que todo el mundo hablaba menos nosotros.
 
Nos sentamos en una mesa en frente a las paredes de cristal que daban a un verde y resplandeciente jardín. Al instante llegó un moso y cada una pidió lo que deseaba tomar.
¿Te aburriste ayer por la tarde? – Me pregunto Joseph mientras revolvía el azúcar en su café.
No, para nada. – Le conteste sonriendo al recordar lo que había sido para mí la tarde anterior. – Suele ser muy bueno tener una tarde libre en una ciudad como ésta.
Por, supuesto. Así que fuiste a recorrer la ciudad.
Si, siempre me ha gustado mucho.
¿Habías venido antes?
Solo una vez, por trabajo y no tuve practícamele tiempo para ver nada.
Una lastima
Si…
¿Qué es exactamente lo que te gusta de la ciudad?
Bueno, siempre me han atraído las cosas antiguas y Roma es como una especie de museo al aire libre.
Entonces me encantaría llevarte a conocer algunos lugares.
¿No se suponía que este era un viaje de trabajo, Joseph?
Joe
Bueno, Joe.
Con respecto a tu pregunta, si, es un viaje de trabajo pero siempre hay algún momento libre y…
Si, esta bien. Entiendo.
 
Habían pasado tres días desde mi llegada a Italia. Los últimos dos, pasaron  rápidamente de una reunión a otra. Finalmente, esta tarde habían llegado a un acuerdo en unas cuantas horas se celebraría una fiesta para celebrar el convenio. Sinceramente no tenía ni el más mínimo deseo de asistir pero como mi deber era ser la sombra de Joe mientras éste se encontrase en el país, no podía eligir quedarme en el hotel o salir a cualquier otra parte.
 
Caminé hasta la suite de Joe que si bien se encontraba en el mismo piso que mi habitación, estaba bastante alejada. Yo tenía que ir al evento junto a él mientras que sus otros empleados irían aparte. ¿Por qué? Porque yo hablo italiano y él no.
 
Toque la puerta con los nudillos e inmediatamente la puerta se abrió. Detrás de ella, un hermoso Joe vestido totalmente de negro, apareció.
 
Buenas noches, pasa – Me saludo antes de hacerse a un lado para dejarme entrar.
Hola Joseph. ¿Cómo estas? – Dije al entrar, tratando de mantener ese tono entre formal e informal con él que me sentía cómoda al hablarle.
Bastante bien – Sonrío al cerrar la puerta. - ¿Quieres tomar algo?
Eh, no gracias.
Bueno. Entonces, esmérame un segundo que busco mi saco y nos vamos ¿Si?
OK. 
 
Sentí el sonido de sus pasos sobre el suelo de madera y me dí la vuelta en el momento en él que Joe se detuvo a un poco más de un metro de distancia mía. Al notar que tenía la vista fija en mí, comencé a ponerme un poco nerviosa e intenté decir algo, sin saber muy bien qué.
 
¿Joe? …¿Sucede algo? – Pregunté llena de inseguridad.
Eh…no, nada. Es solo que, me gusta tu vestido.
¿Cómo? – Dije sorprendida, sin poder creer lo que acababa de decir.
Perdón, no quería incomodarte.
No, no es eso. En serio, no pasa nada. – Dije intentando parecer indiferente aunque sin lograrlo. Era imposible para mí serle indiferente a Joe.
 
Mientras nos dirigíamos a la fiesta en la flamante limosina que la empresa italiana había puesto a la disposición de Joe, no pude dejar de pensar en su comentario acerca de mi vestido. Si bien no era mi nuevo y hermoso vestido lila, tampoco estaba tan mal. ¿O si? Era negro en su totalidad, caía recto hasta prácticamente en suelo y su único adorno eran unos bordados plateados con mostacillas alrededor del escote en forma de V. Era sobrio, después de todo, yo estaba trabajando solamente. Entonces, ¿Joe se sorprendió por lo sencillo del vestido o realmente le gustó?
 
Durante en evento, me sentí aliviada y sorprendida de sentirme aliviada ante en hecho de que Joseph no hablase italiano, ya que muchas de las mujeres lo miraban de una manera demasiado coqueta para mi gusto y no quería ni imaginarme qué le hubiesen dicho si éste hubiese podido entenderlas.
 
Por su parte, Joseph se mostraba amable y cortés con todo el mundo, parecía tener un carisma especial al que nadie era indiferente. Estuvo todo el tiempo de un lado para él otro, saludando y manteniendo pequeñas conversaciones con los otros invitados. Como consecuencia, no pare de hablar en ningún momento y él parecía divertido al tenerme yendo y viniendo a su lado.
 
Después de horas de buena comida, bebida, música y baile, la celebración parecía estar llegando a su fin, por lo que Joseph y yo nos despedimos de algunas personas y comenzamos a alejarnos del lugar.
 
¿Y, qué te pareció? – Me pregunto mientras atravesábamos los pasillos en dirección al exterior.
¿La fiesta?
Si, la fiesta.
No, lo se. La verdad es que no le preste mucha atención.
¿Por qué? – Pregunto con curiosidad en la voz.
Hay un hombre que se llama Joseph Jonas ¿Lo conoce? – Dije sonriendo.
He oído habla de él, si. Dicen que es muy galán. – Me siguió el juego.
Mienten – Me reí – Bueno, ese señor, me paga para que traduzca sus conversaciones con personas que hablen italiano. Por lo que debo de estar muy atenta a lo que están diciendo y me suelo olvidar del resto del mundo cuando trabajo.
Perdón, no me di cuenta de que me estaba pasando con los saludos.
No me estoy quejando, así que no te disculpes. Además, me encanta escuchar hablar a la gente en otros idiomas y bueno, para eso estoy aquí ¿No?
Claro. – Dijo dándose vuelta para mirar hacía un costado.
 
Al salir del edificio, la limosina se encontraba estacionada en frente de la puerta y el chofer que nos había llevado a la fiesta, sostenía la puerta para que entrásemos. Una vez que él vehiculo se encontraba en camino a nuestro hotel, Joe saco una botella de vino de una pequeña heladera que se confundía con el tapizado del interior. Él me ofreció un poco y yo acepte por lo que nos pasamos el resto del camino en silencio mientras probábamos el suave sabor del vino.
 
Al llegar al hotel, él solo me sonrío y me ayudo a salir del auto. Despidió al chofer y caminamos juntos uno al lado del otro. Pero esta vez, el silencio no era tenso. Era agradable y pacifico. Parecía que ambos lo notábamos y que no queríamos arruinarlo por lo que ni siquiera en el ascensor o cuando caminamos por los pasillos del hotel en dirección a las habitaciones, dijimos una sola palabra.
 
Él me acompaño hasta la puerta de mi habitación, se paro en frente mío y me miro a los ojos fijamente antes de decidirse a hablar.
 
¿_______?
¿Si? – Dudo durante algunos momentos, incluso se toco el cabello pareciendo nervioso, hasta  que finalmente habló.
Que duermas bien.
Igualmente.
 
Él se acerco a mí y mi corazón se detuvo en el momento en el que me dio un ligero beso en la mejilla. Se dio la vuelta comenzó a alejarse por el pasillo.

 
Eug'
Eug'


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Mensaje por vosyasabes Jue 13 Mar 2014, 12:36 pm

Nooooooooooo por que? Seguilaaaaa
vosyasabes
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Mensaje por Eug' Sáb 15 Mar 2014, 8:44 pm

Capitulo 12
 
Él se acerco a mí y mi corazón se detuvo en el momento en el que me dio un ligero beso en la mejilla. Se dio la vuelta comenzó a alejarse por el pasillo.
Abrí la puerta y cuando estaba a punto de entrar, algo increíble sucedió. De repente, Joe se encontraba a mi lado. Tomó mí rostro entre sus manos y unió nuestros labios con un beso desesperado lleno de pasión, deseo e impreso con la promesa de algo mucho mas grande que parecía estaba por suceder.
 
Al separar sus labios de los míos, Joe me dio una leve caricia en forma de beso en la mejilla, hizo que sus manos soltasen mi rostro y las dejó caer a ambos lados de su torso para quedarse con la vista fija en mi rostro mientras yo lo miraba a él expresando mi sorpresa y desconcierto por  lo que acababa de pasar.
 
Ambas miradas, cada una fija en la otra, se preguntaba - le preguntaba a la otra sin decir palabra alguna - qué es lo que iba a ocurrir. Sentía los ojos de Joe, que de repente se veían más oscuros que lo habitual, esos tiernos ojos ardían, se cuestionaban, pedían…Un tenso silencio inundaba el pasillo. El mundo entero, había desaparecido, dejando solamente a dos personas. Un hombre y una mujer que solo tenían un cosa en mente pero que no tenían idea de si intentar o no cumplir con sus deseos. Viejos deseos renacidos, nuevos deseos recién concebidos.
 
Por un anhelante impulso que ya me estaba matando, rompí el estupido silencio y besé a Joe como si ésta fuese la última vez que iba a tener la oportunidad de disfrutar de tremendo placer. Él me envolvió con sus brazos, acercándome a su cuerpo. Sintiendo como cada parte de su cuerpo se pegaba con cada parte del mío. Joe empezó a caminar hacia delante, haciendo que yo retrocediera hasta que hubiésemos entrado en la habitación y la puerta fuese  cerrada  de un portazo. Me inclinó contra la pared más cercana sin dejar de besar mis labios. Nuestras bocas no se separaron en ningún instante de todo del trayecto desde afuera hacia adentro del dormitorio, seguimos explorándonos mutuamente sin dejar ni un solo pequeño rincón sin ser tocado o sentido.
La habitación era el cielo y ambos estábamos disfrutando en él.
     
Me moría de ganas de estar contigo…desde el primer momento en él que te vi. – Dijo Joe mientras sus maravillosos labios se posaban sobre mi cuello.
¿En tu oficina? – Pregunté entre interminables jadeos.
Eh… - dudó por momentos en los cuales dejó de besar mi cuello – no realmente.
¿Entonces? – Le pregunté separándome un poco de sus besos.
Bueno – Joe me miró a los ojos y con una pequeña sonrisa me dijo – te veías hermosa con ese vestido lila. Lastima que hoy no lo estas usando, aunque también me gusta como te queda éste.
¿Estabas cuando…?
Si – él me interrumpió.
Hubo un momento – Dijo recordando – en el que sentí que alguien me miraba pero…cuando me di vuelta ya no había nadie.
Pude haber sido yo…o algún otro interesado.
Si, no se.
Me gustaría preguntarte algo…
¿Si?
Eh…no…bueno. – me sonrió de una manera que me dejó prácticamente pasmada. - ¿Y si volvemos al presente? – yo solo asentí sin decir ni media palabra.
 
Acercó su rostro al mío y me beso con toda la dulzura y ternura del mundo. Me tomó por los hombros y me puso de frente con la pared. Con hábiles manos, desarmo el sencillo rodete que yo me había hecho para asistir a la fiesta. Sus dedos peinaron las largas hebras de cabello oscuro antes de correrlas hacía un costados y entonces, pude sentir como sus dedos desabrochaban  el cierre del vestido, dejando una leve brisa a lo largo de toda mi espalda. Miles de pequeñas sensaciones me recorrían la espalda y se dirigían a ese punte especial entre medio de mis piernas. Poso sus labios en mi nuca y me algunos cortos besos mientras deslizaba una de sus dedos por el lugar que antes ocupaba el cierre de la prenda. Sus caricias me produjeron una especie de escalofrío que me hizo temblar. Si bien el temblor fue leve, el notó el movimiento que inconcientemente hice.
 
¿Sentís frío? – Me preguntó con un tono de voz medio preocupado, al poner mi cabello de nuevo sobre mí espalda.
No – dije con un leve sonido mientras me acostumbraba a las cosquillas que me estaba provocando mí cabello.
Y si lo sentías ahora lo vas a dejar de sentir – Dijo antes de darme vuelta para ponerme en frente suyo.
 
Nuestros labios volvieron a enconarse, desesperados por tenerse mutuamente.
 
Sostente de mi cuello – Me dijo en medio de los besos que parecían  nunca terminar.
 
Hice lo que me pidió y al instante él me alzó entre sus brazos. Caminó hasta toparse con la cama y dejarme tendida sobre las suaves sabanas blancas. Joe se alejo de mí para empezar a deshacerse de su ropa y dejarla tirada en cualquier parte sobre en suelo. Con cada nueva prenda que se quitaba, yo me desesperaba más y más. Me moría de deseos de estar con él, quería tenerlo más y más cerca. Lo quería sentir por todas partes. Suspiré por dos razones al ver que se quedaba completamente desnudo. La primera era de alivio, ya que me moría de deseos de que el se uniera a mi y la segunda, era de goce. El era el hombre más hermoso con el que hubiese estado y esa noche, era todo mío.
 
¿Te agrada lo que ves? – Me pregunto al darse cuenta de que tenía la mirada fija en él
Me encanta lo que veo – Le dije con una sonrisa.
A mi también. Me encanta lo que veo.
Entonces… ¿Que estas esperando para acercarte?
Que me lo pidas.
¿Quieres que te lo pida?
Me gustaría.
Joe, ven conmigo.
Encantado, ________.
 
Se subió a la cama y se acostó sobre mi cuerpo. Sus labios viajaron desde mi mejilla izquierda hasta el comienzo de mis pechos, dejando una línea de suaves besitos, mientras mis manos disfrutaban acariciando su fornido torso masculino. Con un poco de desgano, quité mis manos del cuerpo de Joe y las llevé a mi espalda con la intención de quitarme el brasier. Él vio lo que intentaba hacer y después de que yo desabrochara el prendedor él envolvió mis muñecas entre sus fuertes manos y colocó las mías al lado de mi cabeza. Despojó mis senos de la prenda que los cubría, los miró y sonrío antes de comenzar a acariciarlos muy levemente con sus manos. Un leve gemido de protesta escapa de entre mis labios cuando él dejó de tocarme.
 
No te impacientes – Dijo al acercarse y hablarme suavemente al oído.
 
Suspiré al sentir que él tomaba el lóbulo de mi oreja entre sus dientes. Una de sus manos paso entre medio de mis pechos y se posó sobre mi vientre que subía y bajaba debido a mi acelerada respiración. Joe tomó una de mis pezones en su boca y empezó a acariciarlo con la lengua, lo que me hizo soltar un gemido mezclado con un suspiro, de la dicha que sentía. Después de haber acariciado ambas puntas, sus labios se apoderaron de los míos y nuestras lenguas se dieron una última intima caricia antes de que él se separase de mí. Poso ambas manos en mi cadera y lentamente deslizó la última pieza de tela que me cubría, por las piernas, para terminar arrojando sobra la alfombra. Tomó mis extremidades por la parte interna de mis rodillas, las separó y se posicionó entre ellas. Depositó unos cuantos besos sobre mi cadera, lo cual disfruté. Pero cuando vi que tenía el rostro sobre mi parte mas intima, me sobresalté.
 
¿No vas a…? – Le pregunté sin terminar de formular la pregunta. Dentro de mí tenía una mezcla de temor y sorpresa.
Si voy a… - Dijo con una deslumbrante sonrisa en sus labios.
No – Le dije obstinada.
Si – Fue lo único que dijo.
 
La conversación quedo definitivamente terminada cuando su lengua acaricio mi clítoris. Lo que me hizo cerrar los ojos y relajarme para poder disfrutar de lo que estaba sucediendo. Después de unas lambida mas sobre mi clítoris, a su alrededor, en mi vagina y la intervención de sus dedos en esa última parte, yo me encontraba demasiado excitada como para parar, como para pensar en cualquier cosa coherente. En mi mente solo se escuchaban las palabras ‘’ ¡Más! ¡Más!  ¡Más! ¡Joe! ¡Joe! ¡Joe! ‘’ Hasta que finalmente, esos pensamientos se me escaparon de la cabeza pera decirle a él eso que me moría de ganas por tener.
 
Joe…quiero…
Si, ya se…
 
Dejó de tocarme y me besó en los labios. Estos se movían de manera lenta pero concienzuda sobre los míos. Terminó el beso, dando me una tierno en la mejilla. Yo me quedé con los ojos cerrados, queriendo disfrutar al máximo casa simple roce.
 
Él se enderezó un poco entre mis piernas y yo sentí como las puntas de sus  dedos rozaban mis mejillas.
 
_______(Diminutivo) – Me llamó cariñosamente – Abrí los ojos, quiero que veas.
 
Sin siquiera poder intentar no hacerle caso, abrí los ojos y éstos se dirigieron directamente hacia los de Joe. Nuestras miradas quedaron fijas la una en la otra mientras el pene de Joe entraba lentamente en mí.
 
Después de interminables instantes que parecieron una tortura, sentí como el pene de Joe me llenaba por completo, era enorme dentro de mi cuerpo.
 
Joe, que ya no era un muchacho sino un joven hombre, comenzó realizando lentos y profundos movimientos que tenían como propósito excitar y alargar más y más el momento de pasión. Que se estaba desarrollando entre nosotros. En los únicos momentos en los que dejábamos de mirarnos, era cuando él me besaba y dedicaba tiernas palabras halagadoras entre beso y beso. La profundidad de nuestro deseo hizo que cada enviste fuese  más y más rápido que el anterior. Joe salía casi por completo de mi cuerpo para volver a enterrarse rápidamente en él, mientras que yo alzaba mis caderas para aceptarlo profundamente dentro de mi ser.
 
Ambos cuerpo se comunicaban prácticamente solos, mi respiración era muy agitada, mi corazón estaba a punto de explotar, la habitación daba vueltas y cada vez mas gemidos de placer la inundaban.  Mi cuerpo ardía de calor, de excitación, de deseo y de placer. Con los ojos fijos en Joe sentí como algo explotaba dentro de todo mi cuerpo, me sentía cayendo, en otro mundo, literalmente, me sentía viendo ángeles. No siempre que estaba con alguien veía ángeles, en cambio Joe, ya me había hecho ver criaturas celestiales dos veces. Con los ojos ampliamente abiertos vi como el se convulsionaba de placer al llegar al orgasmo y su propio placer hizo el mío más grande aun.
 
Joe se derrumbo sobre mi cuerpo y me envolvió con sus brazos al igual que yo hacia lo mismo con los mios. Nos quedamos sin decir palabra alguna mientras nuestras respiraciones comenzaban a calmarse.
Joe medio un afectuoso beso sobre el cabello y se recostó a mi lado.
 
No hacia falta que te levantaras – Le dije segura de que esto todavía no había terminado.
 
Me subí a horcajadas sobre él y le sonreí ante su cara de sorpresa.
 
A no se que no quieras – Le dije con los labios casi pegados a los suyos.
¡Qué pregunta ______! Por supuesto que quiero.  – Contestó poniendo una mano en mi espalda.
 
Empecé a besarlo. Al principio solo eran pequeños y lentos besos en los labios, pero se fueron intensificando a medida que introducía mi lengua en su boca para acariciar hasta el último centímetro de ésta. Utilice mi boca y mis manos para acariciar cada parte de su piel. Primero su cuello y luego su torso, cubierto por una sutil capa de cabello oscuro.
 
No sabia que eras tan activa, gatita – Dijo él, divertido.
Todavía no hemos llegado a lo mejor – Dije cuando me decidí a hacer algo.
 
Tomé su pene con la mano y comencé a masajearlo lentamente desde la base a la punta. Su grueso miembro viril se entendía entre mis dedos. Suspiré, me armé de valor y empecé a llenarlo de pequeños besos y por último, lo que no sabía si iba a hacer o no pero que de todas formas terminé haciendo. Introduje su pene en mi boca y entre mis labios y mi lengua, hice a Joe respirar entrecortadamente. Él acariciaba mi cabello con sus dedos.
 
¡_______! ¡_______!  - Me llamó un par de veces.
¿Qué? – Dije mirándolo.
Ven – Dijo sosteniéndome desde los hombros para ponerme sobre sus cuerpo.
 
Entendiendo lo que quería hacer, me senté sobre sus caderas, tomé su pene entre mis manos y lo comencé a deslizar dentro de mi vagina. Joe posó sus manos en mi cadera y juntos comenzamos a movernos hasta llegar al éxtasis total.
 




Capitulo 13
 
Fragmento del SONETO Nº XXVI
 
Desnuda eres tan simple como una de tus manos,
lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente,
tienes líneas de luna, caminos de manzana,
desnuda eres delgada como el trigo desnudo.
 
Desnuda eres azul como la noche en Cuba,
tienes enredaderas y estrellas en el pelo,
desnuda eres enorme  amarilla
como el verano en una iglesia de oro.
 
Desnuda eres pequeña como una de tus uñas,
curva, sutil, rosada hasta que nace el día… […]
 
                                      * Pablo Neruda
 
 
Al apenas despertar, Joe fue conciente de solo sentir  dos cosas. La primera de ellas, fue notar como el brillante sol atravesaba las pálidas cortinas blancas y calentaba levemente la piel de su torso que no se encontraba cubierta con las igualmente blancas sabanas. La segunda cosa de la que fue consiente fue de cómo el cuerpo de __________ se abrasaba  al suyo mientras ella permanecía placidamente dormida a su costado.
 
Durante toda la noche había dudado si acercarse o  no a ______________. Si bien había planeado el viaje de una manera en la que ella prácticamente no tuviese oportunidad de alejarse él, dar el último paso para acercársele  había sido realmente complicado debido al tiempo que había transcurrido desde ese fugaz momento de felicidad que una vez compartieron. Las dudas habían ido en aumente durante los últimos días al ver que ningún acercamiento significativo se hacía presente entre ellos dos. Decían un par de palabras sobre nada en específico y allí se quedaba todo.
 
Ahora, sostenía a su Bella Durmiente entre sus brazos intentando alejarse de los fantasmas del pasado. Recordaba perfectamente lo que había sucedido cuando no eran más que dos adolescentes juntados por las circunstancias. En la noche de la graduación, la magia, por decirlo de alguna manera, se hizo presente, provocando que sus miradas se entrecruzaran y que de alguna manera terminaran en el departamento de él, teniendo relaciones.
 
Joe no sabía lo que había sido realmente ese momento para ________, pero para él había significado mucho, más de lo que había llegado a ser consiente en ese preciso momento. Cuando Joe conoció a ________, quedó encantado por ella. Le había gustado como nunca nadie le atrajo. Durante los primeros días de secundaria, él solía aprovechar cuando nadie lo notaba para mirarla de reojo. Le intrigaba su forma de ser y de comportarse, tan diferente al resto de las chicas que parecían demasiado interesadas en llamar la atención como para preocuparse de algo más allá de eso. En cambio, ______ disfrutaba haciendo lo que quería sin llamar demasiado la atención y además tenía la sonrisa de un ángel. A pesar de este enamoramiento, debido a distintas circunstancias, Joe se acerco a otras personas y su anhelo por _____quedo en una simple fantasía guardada en un rincón de su cerebro. Todo eso había cambiado radicalmente el día que ___________, por algún azar del destino, lo había visto con otros ojos.
 
En ese momento no había llegado a entender como las cosas habían cambiado tan repentinamente a su favor. Pero desde el primer beso, decidió dejarse llevar sin saber a donde eso los llevaría. Disfrutó de cada instante que estuvieron juntos, como si se encontrase en medio de un sueño inalcanzable. Cuando despertó, a la mañana siguiente, solo en medio de la cama, su falta de ropa era lo único que le quedaba como prueba de que lo que había sucedido no había sido un sueño. Se encontraba sorprendido y levemente enojado por el hecho de que ________ se hubiese ido antes de que él despertase. No podía creer que el sueño hubiese terminado tan rápidamente.
 
Volviendo a la actualidad, se concentró en como el dormido y relajado rostro de _________ descansaba sobre su pecho y el como sentir su respiración sobre si mismo, le ponía la piel de gallina. Utilizó una de sus manos para acariciar la suave y delicada mejilla de la joven entre sus brazos. Mientras la miraba, los parpados de ________ se abrieron lentamente. Pestañó un par de veces hasta que sus ojos se adaptaron a la luz solar. Posó sus ojos en los de Joe y una lenta sonrisa se dibujó en el rostro de ella.
 
 
 
Apenas abrí mis ojos, el rostro de un hombre se extendió ante mí. Parpadeé un par de veces para enfocar la vista y sonreí al ver como Joe me miraba. Después de unos segundos, sin decir nada me senté a su costado, mirándolo de frente. Sin poder evitarlo, levante mi mano y comencé a peinar con los dedos, el alborotado cabello de Joe.
 
-          Te ves lindo por las mañana. – Le dije queriendo romper el silencio. Comúnmente no me molestaba, pero estaba empezando a volverse incomodo.
-          ¿En serio? – Me dijo sonriendo.
-          Si, despeinado, pero lindo.
-          A mi me pareces todo lo contrario.
-          ¿Te parezco fea por las mañanas?
-          No, todo lo contrario.
-          ¿Cómo? – Le pregunté confundida.
-          Lo que quiero decir es que me encanta tu cabello despeinado.
-          Oh, Dios – Dije tocándome la cabeza - ¿Estoy muy despeinada?
-          No es el fin del mundo _________ - Dijo Joe provocando que ambos nos riéramos.
-          ¿Qué hora es? – Dije buscando algún reloj con la vista dentro de la habitación.
-          No tengo idea. ¿Por qué? ¿Quieres levantarte?
-          Si, seria bueno que nos levantásemos.
-          ¿Y si esperamos un poco más? – Sugirió Joe.
-          No vamos a hacerlo de nuevo. – Dije reconociendo la intención de sus palabras en sus ojos.
-          ¿Segura?  - Me preguntó mientras me acercaba a él.
-          Si, segura. – Le dije firmemente – Ahora, arriba. Hoy tenemos que viajar.
-          Créeme, no se van a ir sin mi. – Me miró resaltando lo obvio y sonriendo. – y hablando de eso, quería preguntarte algo. – dijo adoptando una seria expresión.
-          ¿Qué pasa? – Dije dándome la vuelta para mirarlo de frente.
-          Se supone que hoy nos vamos – Comenzó.
-          Si. – Asentí con la cabeza.
-          Pero… ¿Te gustaría quedarte un par de días más conmigo?
-          Eh… ¿Nosotros solos?
-          Si.
-          Bueno, no se. – Miré hacia abajo, le dí la espalda y comencé a buscar mi ropa para vestirme.
 
Sentí que Joe me agarró por los brazos y apoyó mi espalda contra su pecho.
 
-          ¿_____? Por favor. – Me habló suavemente al oído.  – Realmente quiero estar contigo.
-          Yo también.
-          ¿Entonces?
-          Me quedaré – Dije sonriendo. Sin arrepentirme ni un poco por la decisión que acababa de tomar. Parecía algo bueno y algo malo al mismo tiempo. Pero por alguna razón solo pude escuchar lo bueno.

 
Eug'
Eug'


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Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada Empty Re: Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada

Mensaje por Eug' Mar 18 Mar 2014, 2:04 pm

Capitulo 14
 
Esa mañana, mientras nosotros desayunábamos juntos en mi habitación, el resto del equipo se dirigía al aeropuerto para volver a Londres. Joe había organizado el regreso en 5 minutos una vez que le dije que me quedaría con él. Al mismo tiempo que comíamos, hablábamos y por momentos, incluso nos besábamos.
 
-          ¿Te puedo hacer una pregunta? Me preguntó Joe, con la taza de café cerca de los labios.
-          ¿Qué cosa? – le contesté mientras tomaba un té, ya que no me gustaba tomar café.
-          ¿Estas casada, tenes novio o…algún amigo especial? –
 
Se notaba medianamente nervioso, a pesar de que trataba de disimularlo.
 
-          Dijiste que iba a ser solo una pregunta, pero la respuesta a todas es no. ¿Y vos? ¿Tenes algo de todo eso?
-          La verdad es que últimamente no he estado con nadie.
-          ¿Qué es últimamente? – Le pregunte por curiosidad.
-          Han pasado 5 meses desde mi última…amiga especial.
-          Bueno, yo tuve un novio, pero terminé con él en el mismo tiempo. Me acuerdo que peleamos, nos dijimos de todo y al final ni siquiera podíamos vernos.
-          ¿Por qué se pelearon?
-          Por pavadas. Creo que las cosas no daban para más.
-          Me alegro de encontrarte después de que te hallas peleado con tu novio, de nuevo. Aunque ya hallan pasado varios meses.
 
Si bien ambos nos reímos, por su comentario pude detectar un ligero toque de tristeza en la voz de Joe. Me pregunté a mi misma el por qué de su reacción, pero no fui capaz e encontrar ninguna respuesta totalmente satisfactoria.
Media hora después, ambos nos encontrábamos saliendo del ascensor en la planta baja del hotel. Yo estaba usando un vestido blanco hasta la rodilla, los breteles y el borde inferior eran de encaje del mismo color. En mis pies, llevaba unas sandalias bajas de color piel. Se podría decir que yo me veía bien, pero él se veía mil veces mejor, con solo unos jeans y una remera turquesa de mangas cortas. Todas trataban de mirarlo cuando pasaba, sin que él se diese cuenta.
 
Joe me dijo que quería llevarme a ver un lugar que había visto por Internet. Al llegar allí, me dí cuanta al instante de que era una iglesia. Desde fuera, el estilo del edificio era simple y sobrio, por lo que me sorprendí inmensamente al entrar. Era magnifica.
 
-          Es hermosa – Le susurré a Joe mientras empezábamos a caminar por el área derecha del templo.
-          Si, sabía que te gustaría – Me sonrió
 
Era la típica gran iglesia ostentosa, llena de maravillosos detalles en cada rincón que se mirase. Lo que más me gusto fue un cuadro en el cual se representaba la aparición de la virgen de Fátima ante tres pequeños niños. Pasamos casi dos horas allí, cuando estábamos saliendo, me sorprendí muchísimo la ver la hora, ya que el tiempo se me había pasado volando.
 
Nos encontrábamos caminando sin rumbo fijo cuando al ver un restaurante, Joe me invitó a comer. Yo acepté, obviamente. Si no, ¿Qué más iba a hacer? Después de almorzar, nuestro recorrido continuó por otras atracciones históricas de la ciudad y otras no tan históricas como un centro comercial, en el cual nos detuvimos para tomar algo y comer unos deliciosos panecillos de distintos sabores.
 
Llegamos al hotel bastante tarde por lo que yo solamente tenía deseos de irme a dormir. Sin embargo, Joe me insistió tanto para que fuese a cenar con él que no me quedó otra opción más que aceptar.
 
Si bien la cena fue buena y el lugar tampoco se quedo atrás, lo mejor de todo fue lo que pasó después. Mientras íbamos en el ascensor, Joe me pregunto si quería pasar a tomar algo a su suite. Como le había dicho que si a todo durante un día, volví a acceder mas que feliz, una vez mas. En fin, una copa llevo a otra y una cosa llevó a otra hasta que nos encontrábamos besándonos locamente sobre el suave cobertor de la cama, con más prendas tiradas sobre el piso de madera que cubriendo la desnudez de nuestros cuerpos.
 
 
Los días siguientes fueron muy similares al primero. Por las mañanas, desayunábamos juntos. Yo le había dicho adiós a mi habitación desde nuestro segundo encuentro íntimo en Roma. Así que cada mañana al despertarme, me encontraba en los brazos de Joe y por alguna razón en especial, cada vez que lo veía, ahí, conmigo, después de haber estado juntos la noche anterior, un nuevo sentimiento crecía dentro mío. Una sensación de bienestar diferente a las demás, nos encontrábamos de viaje, solos, en un mundo paralelo, apartados de la realidad, en el cual cada momento era mejor que el anterior. Y en medio de esa irrealidad, una especie de cariño y apego mutuo se afianzaba con el día a día. Otra cosa que hacíamos mucho era salir a recorrer lugares, tanto él como yo disfrutábamos llendo a museos y a exhibiciones de arte.
 
Recuerdo muy bien un día en el que viajamos a Terracina, una ciudad que se encontraba a una hora de Roma. Viajamos en un auto que Joe había alquilado y durante todo el trayecto, estuve totalmente ansiosa por llegar al destino final. Tenía como el presentimiento de que algo iba a suceder.
 
Mientras nos encontrábamos en una cafetería descansando un momento antes de empezar a recorrer lugares, vimos algunos panfletos que alguien había dejado sobre la mesa. En ellos, había fotografías de algunos lugares que se recomendaba visitar. Elegimos uno al azar y fuimos. Se encontraba bastante cerca del lugar en el que nos encontrábamos, por lo que llegamos a él en solo cuestión de minutos. Si bien el lugar era enorme, no llamaba demasiado la atención debido a la gran cantidad de árboles, de distintas formas y tamaños, entre los cual el gran edificio de piedra se escondía. Entramos en él y nos dedicamos a recórrelo, bueno, no todo, ya que solamente estaba permitido caminar por una parte del lugar, por razones de seguridad. Solo quedaban algunas decoraciones decoloradas sobre las paredes, de lo que debía de haber sido un magnifico antiguo templo pagano.  En el fondo del gran salón, se encontraba un cuadro sobre un caballete de madera. En la imagen se apreciaba una versión digital de cómo se creía había sido el aspecto del templo en sus años de gloria, hace mucho tiempo atrás.  Si bien era muy bello por fuera, lo que llamó mi atención fue el interior. Mi respiración se aceleró al recordar ese mismo salón. Un lugar en el que ya había estado antes. Bueno…un lugar con el que había soñado. Era exactamente igual a como lo había visto en mi sueño algunos meses atrás. Las paredes estaban cubiertas de piedras blancas y rojas. El suelo era gris claro, con algunas vetas de un gris mas oscuro. Sobre las paredes había dibujos realizados sobre grande porciones de rocas lisas y de color gris medio metalizado. También había algunas estatuas y otros adornos. Lo que mas le había gustado era el canal de agua que rodeaba a una gran estatua en el otro extremo del salón. Empecé a mirar a donde se suponía que habían estado esas cosas y me las imaginé en sus respectivos lugares.
 
Cuando salíamos del lugar le conté a Joe lo que había soñado. Si bien al principio creo que pensó que estaba loca, después los dos llegamos a la conclusión de que seguramente había visto la imagen en algún y libro y después había soñado con ella. A pesar de eso ninguno de los dos pudo sacarse lo del sueño de cabeza. Yo estaba fascinada de que existiera la posibilidad de que semejante lugar hubiese existido. Al mismo tiempo, sentía que haberle confiado mi secreto a Joe, me acercó más a él. Y me encontraba feliz de que la confianza,  más allá del dormitorio, comenzase a crecer dentro de nosotros.
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Capitulo 15
 
Una semana después de que hubiese decidido quedarme con Joe en Roma, me encontraba depositando mi ropa dentro de la valija que había puesto sobre la cama. Sonreí al ver una prenda en particular. Era un vestido colorado, largo, con dos finos  breteles y de cintura alta. Me lo había regalado él, en una de nuestros paseos por el centro comercial. Y esa noche, después de la cena, él mismo se había encargado de quitármelo.
 
Los últimos siete días habían sido un sueño interminable lleno de nuevas sorpresas a cada instante. Era maravilloso. Un mundo paralelo, en el que solo existíamos Joe y yo, aparte de todo lo demás, sin problemas, ni molestias, ni complicaciones. Era un poco deprimente el hecho de que ahora todo tuviese que terminar. Aunque me encontraba esperanzada con respecto a mi relación con Joe. Sinceramente creía que esto podía continuar en Londres, en el mundo real, y no solo en este universo de fantasía. Estos días fueron increíbles, las mejores vacaciones de la vida, y si bien sabia que las cosas no iban a ser iguales una vez que hubiésemos vuelto a casa, debido a las circunstancias. Tenia esperanza de que nos adaptásemos al nuevo escenario lo mejor posible.
 
Nuestros encuentros se habían caracterizado por tener una hermosa mezcla de romanticismo y diversión, que nos habían hecho pasar increíbles momentos juntos.
 
Si bien en un principio estaba tan desesperada por acostarme con el que no podía pensar en otra cosa, lo que siento con respecto a Joe a cambiado radicalmente. Con esto no me refiero a que no quiera seguir teniendo relaciones con él, ya que mis deseos en ese sentido son mas fuertes que nunca.

 
Eug'
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Mensaje por vosyasabes Jue 20 Mar 2014, 2:00 pm

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Mensaje por Eug' Vie 21 Mar 2014, 7:14 pm

Mi sueño sin esperanza


Mi Sueño Sin Esperanza (Joe y vos) Terminada Drjy
Capítulo 16
 
___________ se encontraba en el baño de la suite que compartía con Joe, mirándose en el enorme espejo que estaba colocado en la pared y recogiendo su cabello en un rodete con algunas hebillitas plateadas.
 
La bella  sonrisa que el espejo reflejaba era consecuencia de la felicidad que le llenaba el corazón. Finalmente decidió rechazar la oferta la señora Francesca y quedarse en Londres para poder seguir viendo a Joe. Sinceramente creía que la relación que tenían podía crecer mucho más.
 
Pero la decisión final no la había tomado teniendo en cuanta las posibilidades ni nada por el estilo, simplemente se dio cuenta de que no podía rechazar a Joe ni nada relacionado con él, una vez que su corazón le hubiese revelado la hermosa noticia…estaba enamorada de Joe, profunda y locamente enamorada.
 
Ella  estaba concentrada en la actividad que realizaba cuando de repente en el cuarto sonó el teléfono.  Como la puerta estaba ligeramente entreabierta ella pudo escuchar cuando Joe contesto la llamada.
 
Ciao – Al escucharlo saludar en Italiano, ella pensó que Joe la necesitaba para traducirle y se dirigió a la puerta que conectaba la habitación con el baño,
Sì, ma sto tornando a casa oggi –  Se detuve en seco al lado de la puerta al escucharlo hablar en Italiano y por su mente paso una sola palabra  ``¿Qué?´´. Al principio pensó fue…``Bueno, solo es una frase´´, pero cuando la conversación continuo por al menos durante cinco minutos se dio cuenta de que Joe le había mentido.
 
Mientras tanto Joe se encontraba sentado en la cama subiendo el volumen del televisor, el cual había bajado durante su charla con Miguel, un amigo italiano, quien se había enterado que él se encontraba en ese hotel. Tuvieron una rápida conversación en la cual Miguel se lamentó de que no pudiesen salir a divertirse ya que esas eran sus últimas horas en la ciudad.
 
___________ salió rápidamente del baño y con una expresión indescifrable se paro en frente de Joe. Este se le quedo mirando fijamente sin comprender lo que le sucedía hasta que finalmente ella hablo.
 
Pensavo che non potesse parlare italiano – Ella le dijo que pensaba que él no hablaba italiano. Él se levantó de la cama y se paró en frente de ella al instante.
________...
¿Por qué me mentiste?  - Lo interrumpió ella mostrando lo enojada que realmente estaba. - Me siento una estúpida por tu culpa.
Nunca pensé que las cosas llegarían tan lejos.
¿Qué? ¿Era todo una broma? –Le pregunto ella más indignada todavía.
¡Por supuesto  que no!, quería estar contigo.
¿Todo esto para acostarte conmigo?
No me refería solo a tener relaciones _________, eso es simplemente una parte de lo nuestro…
Me hubiese invitado a tomar un café Joe, nada de este circo era necesario.
Me pareció lo mejor… ¿Hubieras aceptado salir conmigo así de la nada?
No lo sé – Respondió ella después de pensarlo unos segundos.
¿Ves?
No hagas que parezca que es mi culpa, porque…
Esa no era mi intención – Ella es interrumpida.
No puedo creer como es que esto es la solución mas simple…- Ella le dijo con incredibilidad en la voz después de unos momentos de silencio en los cuales ninguno de los dos hablo.
Me pareció que las cosas podían ser diferentes en un ambiente especial.
Sigo sin entenderlo pero…bueno… - Ella miro su reloj – Ya es hora de que nos vayamos.
Pero…
No quiero seguir hablando Joe, vamos.
 
La furia ya había abandonado a _________, ahora solo le quedaba una amarga tristeza y desilusión que le inundaba el corazón y algunas lágrimas que querían abandonar su rostro.
 
Dejaron el hotel en taxi, que los llevo hasta el aeropuerto. Durante todo el recorrido lo único que se escuchaba era el tumultuoso sonido del tráfico romano. Ninguno se atrevió a decir nada, ni Joe ni _______ sabían que decir.
 
En el avión no había ruido de tráfico para llenar los espacios silencios pero eso no hizo que ellos hablasen, solo acentuó mas el vacío que los rodeaba.
 
Al llegar a Londres solo compartieron unas cuantas palabras necesarias. Fueron a buscar sus maletas y ella  se despidió de él.
 
 
Adiós Joe – Me acerque a él y le di un beso en la mejilla.
Te llevo a tu casa _________, no hace falte que andes sola – Me dijo antes de  que me diese cuenta.
Prefiero ir sola
No quiero perderte de nuevo – Me tomo por los hombros y me miro a los ojos intensamente, casi podía sentir como él atravesaba mis barreras, débiles barreras para evitarlo.
Ya…veremos, adiós.
 
Me di vuelta y comencé a caminar cuando ya no pude contener la silenciosa lágrima que cayó por mi mejilla y luego fue acompañada por otra y otra…
 
Capítulo 17
 
Una semana después de haber visto a Joe por última vez me encontraba entrando a mi departamento. Deje las llaves y la cartera sobre una mesita que había al lado de la puerta. Me acerque al teléfono que se encontraba a un metro de allí y llego el momento en el cual había estado pensando todo el día.
 
Joe
 
La cosa era así. Él me llamaba, yo o no estaba o no contestaba, él me dejaba mensajes y luego yo los escuchaba varias veces hasta que me conformaba. Más de una vez pensé en llamarlo, más de una vez quise contestar, todas las veces me arrepentí antes de hacerlo.
 
Si, ya se, parecía una  adolescente enojada por alguna pavada con su noviecito. Lo sabía, pero simplemente no podía evitarlo.
 
Revise mis mensajes y encontré lo siguiente: Uno de mi mamá invitándome a comer y otro de él.
 
Hola ________, espero que escuches todos mis mensajes así no te los dejo en vano. Mira, quería decirte que…te extraño, mucho. Quiero verte, cada segundo sin saber de vos se me hace eterno. Sé que lo que hice estuvo mal pero trata de entenderme, solo quería estar con vos, sé que me excedí pero lo único que lamento es hacerte mentido y que ahora si no quieras verme. Por favor, contéstame, no importa la hora. Te quiero.
 
La voz de Joe se apagó y yo me quede dura en mi lugar de la impresión. Había dicho que me quería.
¿Y si mentía?
No, no creo después de lo que le paso con su última mentira.
Bueno, después de todo estaba a punto de perdonarlo ¿no?
No, ________. ¿Por qué esta lista tu valija para irte a Italia?
Todavía no he aceptado el trabajo.
 
Concluí la conversación conmigo misma. Fui a la cocina para empezar a prepararme algo para comer y tratar de alargar el tiempo cuando me acorde que iba a ir a comer con mis padres y acepte que ya no podía seguir retrasando más el momento.
 
Tome el teléfono y marque su número, el cual por cierto ya me sabía de memoria, y esperé. Sonó una vez, otra y otra hasta que me atendió el contestador. Corte y suspire resignada. Tendría que llamarlo mañana y esperar no acobardarme.
 
Antes de que se me hiciese mas tarde, tome mi cartera y mis llaves de nuevo y fui a visitar a mis padres.
 
 
Joe Jonas se encontraba  tomando una ducha después de un largo día en la oficina, largo día por propia elección. Ya que él prefería sobre ocupar su mente y así evitar pensar en _________y en como lo estaba esquivando desde que ésta se enteró sobre su ``mentira piadosa´´ sobre sus conocimientos lingüísticos.
 Lo que había parecido una excelente idea para acercar a ________, término alejándola completamente de él. Se sentía como el rey de los estúpidos. Él simplemente no creyó que ella fuese a enojarse tanto.
Como podían cambiar las cosas en tan poco tiempo. Ese día se despertó con ella en sus brazos pensando que los días que venían iban a ser increíbles y termino solo en su cama, tratando de dormir, pero sin lograrlo por no poder de dejar de pensar en ella.
 
Salió del baño envuelto en una toalla  y prendió el televisor mientras buscaba algo para ponerse. En el momento en el que deja la ropa sobre la cama, ve que la pantalla de su celular prende y apaga. Cuando lo toma, ve que tiene una llamada perdida, lo cual no sería gran cosa si no fuese de _________. Así que la llama, espera y espera pero ella no lo atiende, por lo que decide cortar.
 
Joe ruega que la razón por la que nadie le haya contestado sea que ella simplemente no estaba allí. Por qué haberse perdido la oportunidad de hablar con ella por haberse estado bañando, era, imperdonable.

 
Eug'
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Mensaje por Eug' Vie 21 Mar 2014, 8:18 pm

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