"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

gracias por subir el cap me encanto
siguela pronto

pase de pagina
regalame un cap poreso
qe tonta no me habia dado cuenta :¬¬:
siguela pronto plis

Nani Jonas escribió:pase de pagina
regalame un cap poreso
qe tonta no me habia dado cuenta :¬¬:
siguela pronto plis

Perdón ya es la 1:00 am pero en la tarde subo CAP y uno largo

siguela plis

Jennifer sirvió dos tazas de café y fue a reunirse con su hermana en la sala. Era medianoche y la casa estaba silenciosa. Se había marchado todo el mundo que había ido a llevarles comida, a ayudarlas, a consolarlas; Stu, los niños, la tía Betty y la tía Clara dormían en el piso de arriba. Sólo las dos hermanas permanecían aún despiertas, sentadas en silencio con la mirada fija en los dos cuerpos colocados sobre unas tablas que habían apoyado en el respaldo de unas sillas. Las mujeres de más edad los habían arreglado, lavado con alcanfor y luego los habían vestido; después les habían cerrado los ojos con monedas de plata de un dólar y les habían cruzado las manos sobre el pecho. Pero eran las dos hermanas quienes debían velar los cuerpos por la noche.
Ambas estaban rendidas, pero se encontraban tranquilas. Habían sacado fuerzas de flaqueza para resistir aquella horrible tarde, sin derrumbarse ni llorar desesperadamente. Habían logrado vencer aquella espantosa impresión y habían recobrado el uso del pensamiento y la palabra. ______ incluso se había acordado de enviar a Melissa y a Penny al granero con algo de comida para el rendido Joe. Las niñas habían dicho que estaba dormido y que le habían dejado la comida junto a la cama. Los ojos de la joven se llenaron de lágrimas. Gracias a Dios que había contado con Joe. Tendría que encontrar la manera de agradecerle que hubiera rescatado el cuerpo de su madre.
- ¿Te acuerdas de cuando papá compró ese horrible caballo? -preguntó Jenny.
-¿El de los ojos saltones? -______ sonrió y ambas empezaron a hablar de sus recuerdos.
Al cabo de una hora más o menos, sus voces fueron decayendo hasta callar del todo; seguían sentadas una junto a otra en medio del prolongado silencio. Pronto Jenny se quedó medio dormida en la silla y Sarah se encontró a sol con sus pensamientos. No deseaba enfrentarse con ellos, aplastaban. Nunca hasta ese momento se había dado cuenta de lo sola que estaba. Había dependido siempre de sus padres, amparada por su compañía y su cariño. Ahora que ellos habían muerto, sentía que iba a la deriva por el mundo. Jennifer contaba con su marido y sus hijos, pero ella no tenía a nadie. Hoy mismo, cuando había necesitad ayuda, no había tenido a nadie a quien recurrir, excepto a un simple empleado.
Un simple empleado. Sus pensamientos volaron hacia Joe. Se había portado como un verdadero valiente. Uno de aquellos hombres le había contado cómo había buceado una y otra vez, sin rendirse, a pesar de que estaba al borde de sus fuerzas, magullado, herido. Podía haber muerto si la cuerda se hubiera soltado o si hubiera sido arrastrado por la corriente. Sin duda, estaba muy agradecido a sus padres y sobre todo a Henry, porque le había dado trabajo cuando todos se lo negaban, había confiado en él, lo había ayudado. Pero lo que había hecho iba más allá del agradecimiento. Había en Joe una especie de valor tenaz, de bondad, que nadie sospechaba que pudiera tener.
Jennifer se estremeció y se despertó, sonriendo, como excusándose por haberse quedado dormida. Empezaron otra vez a hablar y ______ intentó enterrar sus cavilaciones en lo más profundo de su mente, pero resucitaban una y otra vez, como el sonido de un tambor retumbando en cerebro: “Estoy completamente sola. ¿Qué voy a hacer?”
Poco antes del alba, las tías bajaron a relevarlas y las hermanas subieron cansinamente las escaleras. _____ entró en su cuarto y se dejó caer en la cama. Gracias a Dios que no tenía que dormir en la habitación de sus padres como Jenny y Stu.
Se desabrochó el vestido y se quitó los zapatos, pero estaba demasiado cansada como para hacer algo más. Con un leve suspiro, se reclinó en la almohada, y al momento se quedó dormida.
No se despertó hasta media mañana, cuando tía Betty llamó a su puerta. Se levantó perezosamente y se puso un vestido negro de lana, demasiado caluroso para aquella época del año, casi finalizado marzo. Abajo tomó un poco de café y comió unos bizcochos que habían sobrado del desayuno. Nadie había hecho su aparición todavía, y agradecía estar sola. No estaba segura de cómo podría soportar el día que se avecinaba, ahora que empezaba a abandonarla el estado de entumecimiento en que había estado sumida. ¿Cómo podría soportar el ruido y la gente que le atosigaría? ¿Cómo se las arreglaría para conservar la calma y las buenas maneras con todos, cuando lo único que deseaba era estar sola y dar rienda suelta a su dolor?
______ se dirigió a la ventana que había sobre el fregadero y miró hacia afuera. No llovía, pero el cielo estaba gris y triste. Miró el barro que cubría el patio. No se podía  arar ni sembrar; y todavía no habían removido la tierra de huerto. El camino hacia el cementerio debía de haberse convertido en un cenagal.
Joe Jonas apareció en su campo de visión, caminando hacia el granero. Se preguntaba si había venido ya a desayunar. Conociendo a Joe, seguramente no lo había hecho, pues no habría querido encontrarse frente a las tías y el cuñado. Le preparó tres bocadillos, un poco de ensalada de patatas que había traído la señora McCullough y dos trozos de pastel, y lo metió todo en un cesto. Eso lo resarciría de no haber desayunado y lo sostendría hasta la noche. Se disponía a llevárselo cuando se le ocurrió algo y subió corriendo a la habitación de sus padres; regresó enseguida con aire satisfecho.
Lo encontró en el henil, disponiendo el heno para el ganado.
-¿Joe? -lo llamó inclinando la cabeza hacia atrás para verlo.
-Señorita _____ -respondió él, y bajó presto por la escalera.
-¿Has desayunado?
Él sonrió con timidez.
-No, señorita.
-Eso me parecía. Te traigo un buen almuerzo.
-No debería haberse molestado, señorita.
-Yo... quería darte las gracias por lo que hiciste ayer Joe. Supuso mucho para mí. Sé que fue peligroso y difícil.
Se encogió de hombros, avergonzado.
-Bueno, quiero que sepas cuánto te lo agradezco. Desearía que aceptaras esto.
Le tendió la mano derecha; en la palma le mostraba reloj de oro con cadena.
Joe retrocedió haciendo un gesto de negación. Si Harper lo había ido a ver la noche pasada, le había dado profusamente las gracias en nombre de toda la familia y le había ofrecido dinero como recompensa. Si no hubiese estado tan cansado, lo habría golpeado. Y ahora allí estaba ella, que parecía pensar lo mismo de él.
-No lo hice por eso -exclamó-. Lo hice porque... , porque usted parecía desconsolada y porque su padre fue la única persona que fue amable conmigo y me trató con respeto. Y usted también, a veces, o por lo menos yo lo creo así.
-Oh, no, por favor, Joe, no pretendía pagarte. Yo te respeto y también te respetaba mi padre. Nunca podría pagarte lo que hiciste; no tiene precio. Esto es simplemente un regalo. Era el reloj de mi padre y sé que le habría gustado que lo tuvieras. Le tengo mucho cariño; no me desprendería de él por ningún precio. Pero quiero regalártelo, y también papá lo habría querido. Por favor, Joe, acéptalo.
Sus palabras lo llenaron de estupor.
-Oh, no, señorita. No podría aceptar el reloj del señor McGowan
-Por favor, me harás muy feliz.
Con sumo cuidado, cogió el reloj; pesaba bastante. Se le ensanchó el pecho. Y al mismo tiempo sentía que se le hacía un nudo en la garganta. Era lo más precioso que jamás había poseído.
-No sé qué decir -pudo pronunciar por fin, temiendo echarse a llorar.
-No tienes por qué decir nada. Sólo tienes que aceptarlo cuidarlo.
-Lo haré.
Ella hizo ademán de marcharse, pero se volvió de nuevo hacia él:
-¿Vas a ir al funeral esta tarde?
-Si no le importa, desearía ir.
-Muy bien. Me gustaría que vinieras. Es a las dos.
Se apresuró a marcharse y él contempló cómo se alejaba apretando el reloj en la mano.
_____ comprobó que tenía la fuerza, o la insensibilidad, o lo que fuera, de soportar el día. Durante el funeral, en la iglesia, permaneció tranquila con las manos entrelazadas sobre el regazo. Era una de las reglas de la familia enfrentarse a la fatiga y el dolor con silenciosa fortaleza. _____ dudaba seriamente de sus fuerzas, pero pudo hacer frente a la situación.
Los cuerpos de sus padres fueron trasladados en carro hasta el cementerio de Longhill, así llamado porque estaba situado en una colina de considerable altura, a la que se llegaba sólo por un camino largo y escarpado, tan fangoso por las recientes lluvias que las estrechas ruedas del coche fúnebre corrían el peligro de hundirse. Los asistentes al entierro tuvieron que seguir al carro a pie para evitar que las calesas y los carruajes quedaran inmovilizados por el fango. Stu caminaba entre las dos hermanas, sosteniendo a ambas por el codo. Los pies se les hundían en el barro y tenían que arremangarse faldas y enaguas para poder caminar.
Junto a la tumba, el reverendo Carson pronunció la oración fúnebre, y luego los féretros fueron bajados con cuerdas. Con la mirada fija, _____ contempló cómo los enterradores subían las cuerdas y comenzaban a echar tierra en la fosa. El pastor pronunció otra plegaria, pero ella sólo oía el rítmico ruido de las palas. Levantó la vista cuando ya la multitud comenzaba a disgregarse. Vio a Joe Jonas solo, apartado de los demás. Iba vestido con la ropa de trabajo y su cara mostraba aquella curiosa e inexpresiva máscara que a veces adoptaba. Al verlo, le entraron ganas de llorar. Luego sintió la presión de la mano de Stu sobre el brazo, se dio la vuelta y salió con él y Jennifer del cementerio.
Vecinos, parientes y amigos acudieron en flujo incesante durante toda la tarde; traían comida para la familia y expresaban su condolencia por la pérdida sufrida. La cocina, el comedor, la sala y el porche principal estaban atestaddos de gente, porque Henry y Edna eran muy queridos y respetados y tenían numerosos parientes. Aunque _____ sabía que las visitas deseaban sólo ayudar y expresar dolor, el aluvión de gente le consumía los nervios. El ruido, el esfuerzo por no derrumbarse y el incesante circular de conocidos la anonadaban. No podía relacionarse con ellos como Jennifer, la cual sacaba energía de la gente; sus condolencias le suavizaban la pena, y el apoyo que recibía devolvía el deseo de vivir. Pero Sarah se sentía agotada ante las visitas, deshecha y cansada por el constante esfuerzo que hacía para no mostrar ante el mundo sus más íntimas emociones.
Con rostro inexpresivo, iba de un grupo a otro, dando las gracias, escuchándolos con gravedad, soportando abrazos, palmaditas y besos. Incluso cuando los conocidos empezaron a desfilar, no pudo quedarse sola. Los parientes que vivían lejos, como Stu y Jennifer, pasarían la noche en la casa; por eso durante la cena y durante todo el atardecer se vio rodeada de gente.
Fue a la hora de la cena cuando Jennifer dejó caer el bombazo. La prima Grace le preguntó a ____ qué iba  hacer ahora, y, mientras ella la miraba con gesto desfallido, Jenny dijo:
-Bueno, ______ vendrá a vivir con nosotros, claro.
-Oh, Jenny, no, no puedo hacer tal cosa -saltó, y su hermana la miró con sorpresa.
-¿Por qué no?
La joven no sabía qué decir. ¿Cómo podía confesarle a su querida y confiada hermana que le producía horror idea de tener que vivir con el marido y los niños que codiciaba?
-La granja -dijo-. ¿Qué pasaría con la granja?
-La venderemos, naturalmente -respondió Stu-. Estoy seguro de que encontraríamos un buen comprador.
-Pero yo quiero quedarme a vivir aquí -dijo _____ -No quiero vivir en la ciudad. Quiero quedarme aquí.
-Querida, no estás en tus cabales. ¿Cómo podrías manejar tú sola la granja?
____ se mordió el labio. Claro, no podía contar con Joe. Era sólo un empleado que podía marcharse en cualquier momento. Y entonces ella tendría que contratar a así una y otra vez. Por otra parte, hacía falta más otro.. ,y de un hombre para cuidar de la granja en primavera y verano. Por lo menos tendría que contratar a dos. ¿Cómo se las arreglaría para encontrar, contratar y conservar a dos empleados durante los años que le quedaban de vida? En el estado emocional en que se encontraba, la tarea le parecía imposible.
-Además -añadió tía Corrie-, no puedes vivir aquí sola con un empleado, especialmente con Digger Jonas. Sería absolutamente escandaloso.
-Oh, no va a hacer nada de eso -dijo Stu-. A _____ nunca le ha pasado tal cosa por la cabeza.
-Pero no quiero convertirme en una carga para vosotros -murmuró la muchacha débilmente.
- ¡Una carga! No seas tonta, ______. Sabes perfectamente cuánto te queremos, y, ¡por Dios!, tú eres siempre una ayuda, no una carga.
-No, de verdad. No podría vivir siempre de vuestra generosidad.
Jennifer sonrió astutamente.
-Bueno, puede que no sea así siempre, ya me entiendes. Además, si tienes esos escrúpulos, puedes trabajar de maestra. Oh, _____, piensa lo estupendo que sería estar... todos
La joven tragó bilis y sonrió débilmente. Todos juntos. Durante la velada, ______ fue de un lado a otro como un fantasma con la cabeza hecha un lío. ¿Qué tenía que hacer? La idea de pasar el resto de su vida con la familia de Jennifer la aterrorizaba. Sabía que no podría soportarlo..., que no podría soportar tener que vivir día tras día junto a lo que tanto deseaba y no podía poseer. Sería una auténtica tortura y llegaría un momento en que no podría evitar dejarse llevar y revelar lo que sentía, y eso la apartaría de ellos para siempre. No podía imaginar un futuro más negro: sin casa, sin marido, sin hijos, viviendo para siempre a la sombra de su hermana y consumiendo su corazón con los celos y un amor sin esperanzas.
¡Y, sin embargo, no tenía otra salida! Stu y Jenny tenía razón. No podía llevar la granja por sí sola y, naturalmente no podía contar con que Joe... o algún otro empleado se quedara para ayudarla. Y aunque lo hicieran, sería bastante chocante y criticable que una mujer de su edad viviera sola en una granja con algún empleado.
No podía marcharse y no podía quedarse. Se sentía atrapada y frustrada. Y, por encima de todo, sentía un inconmensurable dolor por la muerte de sus padres.
Por eso experimentó cierto alivio al ayudar a Jennifer a instalar las camas para los parientes; después se dirigió cansadamente a su cuarto para acostarse. Quizá mañana, cuando no estuviera tan agotada, sería capaz de pensar con más claridad sobre lo que debería hacer. Se puso el camisón y se metió en la cama, pero no podía conciliar el sueño. Su cabeza seguía dando inútiles vueltas a aquel asunto cuando ya todos en la casa dormían.
De pronto, se acordó de Joe... No había ido a cenar. En aquellos momentos debía de estar muerto de hambre. Le estaría bien empleado, pensó ella, por ser tan huraño. Luego suspiró, se levantó y miró por la ventana. Todavía había luz en su cuarto. Pensó en ponerse simplemente la bata, pero luego cambió de opinión. No, si la veían escabullirse hacia la habitación de Joe por la noche, ya sería bastante escandaloso, pero si encima sólo llevaba el camisón y la bata... Se encogió de hombros, se quitó el camisón y se vistió; luego bajó de puntillas las escaleras. Con movimientos sigilosos, cogió comida de las muchas bandejas que habían traído las visitas, poniendo extremo cuidado en no despertar a nadie.
Luego se deslizó fuera con la bandeja en la mano y atravesó a toda velocidad el patio, alumbrada por la luna. Llamó a la puerta con suavidad.
-¿Joe?
Jonas se levantó y abrió la puerta, con la sorpresa reflejada en la cara.
- ¡Señorita _____! ¿Qué demonios hace aquí?
-De pronto caí en la cuenta de que no habías comido; te traigo algo.
Él se hizo a un lado para que entrara y cerró la puerta, sin recuperarse todavía de la sorpresa.
-No tenía por qué hacerlo.
-Bueno, admito que deberías haber sido tú quien fuera a comer a la casa, pero no podía permitir que te murieras de hambre.
Él inclinó la cabeza, ensayó una sonrisa y le cogió la bandeja. _____ echó una ojeada a la habitación y vio una botella de whisky sobre la mesa. Según parecía, había pasado la velada sentado a la mesa y bebiendo. Pensó que debería marcharse, sobre todo si estaba borracho, pero acabó por sentarse. En cierto modo, era bastante cómodo sentarse junto a alguien que no hablaba ni daba consejo alguno.
JOe se sentía contentísimo de que ella estuviera allí. Había pasado la velada hundido en la más negra melancolía, pensando en Henry McGowan y su muerte, y en el oscuro futuro que se cernía sobre él. Ahora que su protector había muerto, sabía que sus esperanzas de comenzar una nueva vida se habían desvanecido. Sin duda, las dos hermanas venderían la granja y lo despedirían. Nadie le daría trabajo y se encontraría como antes, en su sucia chabola, rodeado por el odio, sin poder ver a ____ o sentir el calor de su sonrisa. No, peor aún que antes, porque ahora había saboreado la vida que los demás llevaban y conocía mucho mejor la amargura de la suya. Sintió odio hacia sí mismo por pensar sólo en sus problemas en medio del dolor que todos sentían por los McGowan, y tomó la botella de whisky para intentar borrar toda aquella dolorosa confusión.
Notó que ella desaprobaba la presencia de la botella, y por un momento creyó que iba a marcharse, pero acabó por sentarse y él, con un suspiro de alivio, se dispuso a dar cuenta de lo que había en la bandeja con el apetito natural de un hombre joven y hambriento.
_____ lo observaba comer y trataba de no pensar en el dilema en que se encontraba. “Piensa en Joe” se dijo a sí misma. ¿Qué iba a hacer ahora? Estaba segura de que nadie lo contrataría.
-Fue muy amable por tu parte ir al funeral -dijo al cabo de un rato.
-¿Amable? -Jonas dejó de comer y fue a sentarse a un lado de la cama-. Respetaba mucho a su padre. Era el mejor hombre que jamás conocí.
Miró a _____, y, ante el crudo dolor que asomaba a sus ojos, ella sintió que toda la infelicidad que había estado reteniendo se desbordaba, vencía su autodominio y la embargaba con tal fuerza que rompió a llorar. Toda la angustia de los últimos días estalló como una tormenta, y sin darse cuenta atravesó la habitación buscando consuelo entre los brazos de Joe.
Él la apretó contra su pecho, meciéndola y acariciándole el cabello, susurrando:
-Así, muchacha, así..., desahóguese. Desahóguese. Estoy con usted; no pasa nada.
Un incoherente torrente de palabras se mezclaba entre los sollozos; Joe no entendía casi nada, excepto algunas referencias a Stu y a la granja. Continuaba meciéndola, rodeándola con brazos protectores. Sabía que le sentaría muy bien desahogarse. Los demás se equivocaban al permitir que guardara todo aquello en el fondo de su alma. La que realmente necesitaba era llorar largo rato junto a alguien que la consolara.
Por fin, los sollozos fueron cediendo y ella se desprendió del abrazo, esbozando una sonrisa entre lágrimas.
-Lo..., lo siento. Debes pensar que soy una idiota por derrumbarme de esta manera.
-Dios, señorita, no se preocupe por eso. Necesitaba llorar y me alegro de que lo haya hecho aquí. -Le enjugó las lágrimas y le dio un pañuelo para que se sonara- Ahora, tome un trago
Destapó la botella y se la tendió.
-Oh no -dijo ella con disgusto-. No podría.
-Le aseguro que le sentará bien. Vamos, beba
-Pero yo nunca...
-Sólo un traguito. Anímese.
Cautelosamente, se llevó la botella a los labios y bebió un trago. El licor le quemó la boca y la garganta y su sabor amargo le hizo estremecer. Tosió y abrió mucho los ojos pero Joe la animó a que bebiera otro trago. Lo obedeció y luego le devolvió la botella. Él inclinó la cabeza hacia atrás y echó un largo trago.
-Ahora, vamos a ver, ¿qué estaba tratando de decir entre sollozos? No me he enterado de nada.
Ella sacudió la cabeza y se separó de él tomando asiento a su lado y tratando de arreglarse la ropa y el cabello. Joe deseaba volver a cogerla entre sus brazos, besarla y acariciarla hasta que desapareciera el dolor de ambos, barrido por la felicidad. Pero se limitó a ofrecerle la botella, y ella bebió un poco más. _____ levantó la mirada hacia él y luego se quedó mirándose las manos. Se sentía dominada por sus problemas. ¿Qué importaba que Joe se enterara de lo perversa que era? Él no la condenaría, no podría condenarla. Seguramente comprendería sus terribles e irrefrenables emociones.
-Oh, Joe, quieren vender la granja, quieren que me vaya a vivir con ellos. ¡Pero no puedo hacerlo! Simplemente, no puedo. Estoy muy sola, no sé qué hacer. -Se detuvo sin saber cómo continuar.
-Y a usted le horrorizaría tener que abandonar la granja. Lo comprendo muy bien -la animó él.
-¡Claro que me horrorizaría! Amo este lugar. He vivido aquí toda mi vida, y no podría soportar la vida en la ciudad Quiero seguir criando las gallinas, ver cómo crece el trigo, vivir lejos de la gente. Pero hay algo más. No podría soportar la vida en casa de Jenny. -Se miró las manos y bajó la voz-. Oh, Joe, estoy enamorada de Stu. Hace muchos años que lo estoy y sin duda lo estaré toda la vida.
Lo miro con los ojos bañados de lágrimas. Él contuvo la respiración: aquellos ojos aparentemente castaños eran en realidad verdes, salpicados de puntitos dorados. Luego las palabras de ella le llegaron al cerebro y sintió una punzada de cólera y envidia. Maldito Stu Harper... Tenía todo lo que un hombre puede desear en el mundo, y, además de todo aquel exceso de bendiciones podía disponer del culpable, sacrificado y no correspondido amor de su cuñada, de la encantadora y dulce _____, que tenía que malgastar su vida ; lejos de él.
-No podría vivir con ellos, pero no puedo decirle a Jenny por qué. Además, ¿a qué otro sitio puedo ir? ¿Qué puedo hacer?
-Permanecer en la granja.
-¿Pero, cómo? No podría llevarla yo sola.
-Yo estaré a su lado... tanto tiempo como usted desee.
Le ofreció la botella y esta vez tomó un trago largo. Sentía en su interior un extraño y relajante calor. Comenzaba a calmarse. A lo mejor..., a lo mejor aquello podía funcionar.
-Podríamos hacerlo entre los dos -murmuró pensativamente-. Sólo que tú no querrás permanecer aquí el resto de tu vida.
-¿Por qué no? ¿A qué otro sitio puedo ir?
Ella consideró sus palabras y luego suspiró con aire pesaroso.
-No funcionaría. Sería un gran escándalo que yo, una mujer soltera, viviera aquí sola contigo. No me atrevería a dejarme ver en la ciudad.
Joe frunció el entrecejo; luego se levantó y se alejó de ella. Se detuvo junto a la ventana mirando el patio. _____ tomó otro trago mientras lo contemplaba. La bebida ya no le sabía tan mal y la habitación le parecía cálida y acogedora. Veía a Joe un poco borroso, pero reconoció que también tenía un aspecto cálido y amable.
-Bueno -dijo él , podría usted casarse con su amigo Snowden y dejar que él llevara la granja.
Ella soltó una risita al imaginar a Grady tras el arado, y él la miró sonriendo también.
-No -respondió en un tono desenvuelto-. Tendría que casarme con un granjero.
En una situación normal, él jamás habría revelado el loco pensamiento que acababa de ocurrírsele, pero el licor le había soltado la lengua.
-Cásese conmigo.
Ella lo miró fijamente, tratando de digerir lo que le había dicho.
-No me mire así. Juro por Dios que jamás la tocaría. Sólo sería un matrimonio en apariencia, para evitar el escándalo. Podríamos tener cuartos separados y vivir como hasta ahora. Por favor, créame.
-Te creo -pronunció ella con calma, con sus enormes ojos fijos en él.
-Me ha dicho que estará siempre enamorada de Harper, toda la vida, por lo tanto no es probable que pueda contraer matrimonio por amor. Cásese entonces por razones prácticas con alguien que sabe lo que siente y que no se atrevería a esperar nada más. Ya sé que no soy digno de que se case usted conmigo...
-¡No digas eso! -exclamó ella con furia-. Eres un hombre tan bueno y amable que estás dispuesto a encadenarte de por vida a un matrimonio sin amor sólo por salvarme. Pero no puedo permitirlo, Joe. Tienes que pensar en ti mismo. Podrías enamorarte y casarte con una joven con la que fueras feliz; pero no podrías hacerlo si ya estuvieras casado conmigo. Tienes toda la vida por delante. Esto resolvería mis problemas, pero tú saldrías perdiendo.
-¿Que yo saldría perdiendo? -repitió él, pasmado-. ¡Dios mío!, sería más de lo que jamás hubiera podido soñar. Tener mi propia granja en la que trabajar, mi propia casa y la mejor de las mujeres como esposa.
Atravesó la habitación y se arrodilló ante ella cogiéndole las manos con la mayor seriedad.
-______, toda mi vida he sido menos que nada. Siempre he querido tener algo, ser algo más que un pobre deshecho. Amo la tierra, y mi sueño es poseer un poco de ésta para trabajarla, amarla y preocuparme por ella. Quiero trabajar y demostrar que soy como los demás. Quiero pertenecer a algún lugar y tener algo que me pertenezca. ¿Puede comprenderlo?
-Claro que lo entiendo. -Su voz era dulce y tenía los ojos llenos de lágrimas.
-Si me casara con usted, tendría todo eso. Oh, sobre el papel sería suyo, pero los dos sabríamos que también sería mío. Tendría algo mejor que la libertad para contraer matrimonio... y, además, ¿con quién podría casarme? ¿Con Tessa? Un condenado por violación no es precisamente lo que podríamos considerar un buen partido. No, no vacile pensando en mí. La única que importa es usted. ¿Está tan deseosa de escapar de esa vida que le espera con su hermana como para aceptar ser la esposa de Joseph Jonas?

A _____ la cabeza le daba vueltas. Era una locura, aquella idea era absurda, una boda por interés, sin amor. Sin embargo, representaba la posibilidad de tener una vida independiente en unos términos aceptables. Él no saldría perdiendo y ella no tendría que vivir para siempre en la mentira. Joe sabía que ella quería a otro; se metía en aquel asunto con los ojos bien abiertos. No esperaría jamás que lo amase, ni siquiera desearía que lo hiciera. Sintió un inconsciente ramalazo de resentimiento ante la prontitud con que él había sugerido la idea de camas separadas... -¿acaso ella era tan poco deseable?...-pero enseguida lo alejó de la mente. Podría tener una vida independiente, un marido, una casa, no tendría que depender de su hermana. Podría quedarse donde deseaba, hacer las cosas que le interesaban, a las que estaba tan habituada. Más aún, podría ahorrarse el tormento de vivir tan cerca de Stu.
Retuvo el aliento, sintiéndose mareada, insegura y feliz.
-De acuerdo -dijo-. Me casaré contigo.

se van a casar siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
esa es la oportunidad de joe para conqistar
ala rayis
siguela pronto plis

siguela plis

sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

 
7
 
La despertó la luz del sol que entraba por la ventana; aturdida, miró a su alrededor intentando recuperar los sentidos. Debía de ser terriblemente tarde, a juzgar por la inclinación del sol. Se incorporó despacio echando las piernas hacia un lado y luego se sentó contemplando los pies descalzos que le colgaban sobre el suelo.
____ se sentía muy mal. Le dolía la cabeza y tenía los ojos hinchados, a punto de salírsele de las órbitas. Tenía el estómago revuelto y un sabor agrio en la boca. Así pues, en eso consistía una resaca. Hizo un enorme esfuerzo para ponerse en pie, para ir hasta el lavabo a lavarse la cara y cepillarse los dientes. Cuando hubo acabado, se sentía un poco mejor y capaz de vestirse. Sin embargo, cepillarse el pelo, trenzárselo y recogérselo en un moño le causó tanto dolor a su pobre cabeza que tuvo que sentarse un momento en la cama.
La noche pasada debió de haberse vuelto loca. ¡Sentarse en el granero y emborracharse con Joe Jonas..., precisamente el día del funeral de sus padres! Dejó escapar un gemido de vergüenza. ¿Cómo había podido ser tan irrespetuosa? En cuanto al insensato plan que había trazado... ¿qué locura se había apoderado de ella? Sin duda, Joe estaba demasiado borracho como para ser consciente de lo que estaba diciendo y ahora lo estaba lamentando tanto como ella. Tendría que hablar con él y poner las cosas en claro.
Bajó con cautela las escaleras y se dirigió a la cocina. Al oírle su hermana, se dio la vuelta y le sonrió.
-Buenos días. ¿Quieres desayunar? -preguntó Jennifer.
- Buenos días. ¿Quieres desayunar? – preguntó Jennifer.
La simple idea de comer la mareó.
-No. Sólo tomaré café y quizás un bizcocho o una tostada.
-El café está sobre la cocina y he metido los bizcochos en el horno para conservarlos calientes.
Jenny volvió al fregadero y siguió lavando los platos.
-Es muy tarde -dijo _____ mientras desayunaba-. ¿Por qué no me has despertado?
-Oh, estabas muy cansada, no me sentí con ánimo para hacerlo. Además no había razón para que te levantaras temprano. Teníamos suficientes manos para preparar el desayuno.
-¿Dónde están los demás?
-Tía Corrie y su familia han regresado a su casa y Gracie y tía Clara están fuera lavando y tendiendo la ropa.
-Siempre hago la colada el miércoles -murmuró ______ con cierta irritación ante el modo con que los demás hacían sus tareas.
Jennifer se encogió de hombros.
-Ya lo sé, yo la hago los jueves, pero Gracie quería hacerla hoy. Y no podemos despreciar su ayuda. Tenemos mucho que hacer.
-¿Qué tenemos que hacer? -inquirió con aire ausente mientras bebía el café y se preguntaba si Luke se habría marchado al campo o estaría aún en el granero.
-Bueno, tenemos que empaquetar las cosas de mamá y papá.
-Oh, Jenny -exclamó ______ con la voz rota.
-Ya sé, ya sé. Pero nunca será una tarea fácil, y tarde o temprano tenemos que hacerlo. Luego debemos empaquetar tus cosas y decidir lo que queremos conservar y lo que queremos vender. Y también tenemos que limpiar y disponer la casa para su venta.
_____ sintió como si una coraza de acero le oprimiera el pecho. No podría, simplemente, no podría soportar tener que hacer todas esas cosas.
Sin embargo, se levantó y dijo:
-De acuerdo, manos a la obra.
Durante toda la mañana estuvieron empaquetando la ropa y los objetos personales de sus padres. La coraza de acero la oprimía más y más y el dolor de cabeza se le hacía insoportable hasta el punto de encontrarse al borde del desmayo. Mientras trabajaban, iba creciendo en _____ la seguridad de que no podría marcharse. Cada objeto que tocaba parecía atarla aún más a aquel lugar. ¿Cómo iba a tolerar que unos extraños residieran allí? ¿Y cómo podría soportar vivir para siempre con Jenny, sin tener jamás una casa para ella, viviendo siempre a la sombra de otra persona?
Los planes que aquella mañana le habían parecido una locura, Joe era un extraño y que no era el hombre con quien hubiera soñado casarse, pero no resultaría difícil vivir con él. Conocía como nadie, la perversión que ella escondía; no tendría que disimular ante él ni tendría que temer que la juzgara. Ni habría entre ellos ninguna clase de intimidad; la situación variaría muy poco con respecto a la actual, con la única salvedad de que vivirían bajo el mismo techo y ella no tendría que abandonar su casa.
Se sorprendió a sí misma haciendo planes mientras seguía trabajando. Joe podría ocupar la habitación de sus padres; aunque la despojaran de todos los objetos personales, ella no soportaría tener que dormir allí. Tendrían que casarse pronto. Sería poco adecuado hacerlo inmediatamente después de la muerte de sus padres, pero aún sería menos prudente vivir juntos y solos durante varios meses. Tendría que hablar enseguida con el reverendo Carson, quizá mañana mismo. Y naturalmente tendría que ir a conocer al padre de él antes de la boda. Jonas necesitaría un traje, y dudaba de que tuviera alguno. Quizá podría arreglarle uno de los trajes viejos de su padre. El anillo de plata que Grant Whitman le había dejado en herencia le serviría de alianza.
Se detuvo. ¿Qué estaba haciendo, trazando planes, cuando ni siquiera había averiguado si Luke quería todavía. seguir adelante con aquella locura? Casi era la hora de almuerzo. Le llevaría la comida al campo y le preguntaría si había cambiado de idea.
Pero cuando llegó la ocasión, no tuvo que preguntarle nada. La sonrisa con que la recibió no mostraba el menor asomo de duda o de renuncia. Sus únicas preocupaciones parecían ser la humedad del campo que impedía las labores del arado y saber si ella había aguantado los efectos de la borrachera.
-Oh, Joe, me siento fatal -confesó.
Era un alivio poder quejarse de su jaqueca y su mareo.
-Me duele la cabeza, y también los ojos y el estómago.  Y además, estoy avergonzada..., debes de pensar que soy espantosa.
-¿Espantosa? En modo alguno. Bebiste un poco de whisky porque estabas deprimida, y eso te ayudó a tranquilizarte y a sentirte mejor. ¿Qué hay de espantoso en eso? No se te puede tachar de borracha.
-No puedo imaginar por qué bebes. ¿Te sientes siempre así después de emborracharte?
-Sólo a veces -sonrió él-. No quisiera fanfarronear, pero me parece que soporto la bebida mejor que tú. _______ lo miró y dijo con irresolución.
-Me..., me asusta que bebas. No lo harás demasiado a menudo, ¿verdad? Quiero decir, ya me entiendes, después de...
-No, si no quieres que lo haga. Sólo de vez en cuando, tal vez. Creo que estaré tan cansado después de trabajar en el campo yo solo, que no podré beber m una gota.
-Me parece muy bien. Bueno, he estado pensando en lo que hablamos anoche.
-¿En la posibilidad de que nos casemos?
-Sí -ahora que había pronunciado la palabra le parecía más fácil hablar.
Él la miró.
-¿Has cambiado de idea?
-No. Es decir, a menos que tú lo hayas hecho.
-Yo no.
-Bien, he estado pensando en la boda.
-¿Y qué? -Metió la mano en la cesta y sacó un bocadi!lo; luego se recostó en el tronco de un árbol y comió en silencio mientras ella iba hablando de ropas, anillos, iglesias y fecha. No recordaba haberse sentido nunca tan lleno de paz.
_____ estaba sentada con las piernas encogidas, disfrutando de la sombra, del olor a primavera y de la cariñosa atención que Joe le prestaba. Se sentía muy lejos de las tristes tareas que había llevado a cabo por la mañana. Luego abordó el punto de la visita a la familia de él y la atmósfera cambió. Joe se puso tenso y dejó de comer. -No seas tonta -dijo rudamente-. No tienes por qué ir a verlos.
-¿Por qué no? -preguntó ella, sorprendida por aquel tono-. Quiero conocerlos.
-No.
_____ lo miró asombrada.
-No puedes hablar en serio. No puedo casarme contigo sin conocer primero a tu padre y a tu abuela.
-No veo por qué. ​
-Sería una falta de delicadeza. ​
-Créeme, ellos no caerían jamás en esa sutileza. ​
-Joe, simplemente quiero conocerlos e invitarlos a la boda. ¿Hay algún mal en eso?
-Yo no quiero que vengan a la boda. ​
-No te comprendo. No quieres que tu familia venga a la boda. No quieres que los conozca. Me parece que ni siquiera les has dicho que estás viviendo aquí. ¿Por qué? ¿Por qué te muestras tan hostil con ellos?
Él esbozó una sonrisa. ​
-Evidentemente, no sabes cómo son. ​
-Bueno, no sé cómo voy a saber cómo son si tú te empeñas en que no los conozca. ​
Joe sintió que lo invadía el pánico. No podía permitir que ella conociera a su padre y a su abuela. Una simple ojeada a ellos y al lugar donde se había criado, y ya no querría casarse con él Ya le infundía bastante temor el hecho de que la familia de _____ la disuadiera de la idea, sólo faltaba que su propia familia la asustara. ​
-No lo entiendes -dijo él indeciso. ​
-No, en absoluto. ​
-Muy bien, te llevaré. -No podía soportar el tono distante de la joven, aunque sabía que era una locura ceder-. Puedes invitar a Julie si quieres, aunque no servirá de nada. Dobson me odia y no la dejará venir.
-¡Qué horror! -exclamó ella con simpatía.
Jonas se dio cuenta, de pronto, de que se había sentado junto a él. Después de todos aquellos años, había una persona que de forma natural, sin pensárselo, se sentaba junto a él. Iba a ser su mujer, ya no estaría solo. Las esposas permanecían al lado de sus maridos, los apoyaban. Sólo pensarlo le producía vértigo, y procuró alejar tal idea, no había razón para esperar que ______ se comportara así; no  sería una verdadera esposa, sólo una compañera, y no debía soñar con que se comportara como una esposa.

me encanta tu nove siguela pronto plis

siguela porfavor

hey joe soñar no cuesta nada...
ademas quien sabe y si tengas una esposa de verdad jajajajaja siguela porfaaaaa

Mañana la sigo :)

estare esperando el cap

_____ no había supuesto que su familia fuera a aceptar enseguida su inminente casamiento, y comprobó que no había sido pesimista en sus suposiciones. Jennifer se la quedó mirando fijamente como sí estuviera loca.
-Pero ¿es que no quieres venir a vivir con nosotros?-preguntó llorosa-. ¿Piensas ir tan lejos para evitarlo?
-Oh, no, Jenny, no pienses eso. Lo único que deseo es  permanecer en la granja, viviendo como siempre lo he hecho. ¿No comprendes que no puedo vivir a tu sombra? . Debo llevar mi propia vida.
-Naturalmente. Y si vienes a vivir con nosotros en la ciudad, comprobarás cuántos hombres disponibles hay, Grady Snowden, por ejemplo.
-No siento el más mínimo deseo de casarme con Grady. Y no podría hacerlo, aunque lo deseara, desde el preciso instante en que Stu lo consideró la persona adecuada para enviar aquí la otra noche a que me rescatara de la inmoralidad.
-Simplemente, estábamos preocupados por ti -protestó Jenny-. Y con toda la razón, puesto que ahora nos sale  con semejantes planes. ¡_____, no es posible que hables en serio!
-¿Por qué no?
Si albergaba alguna duda, se disipó totalmente ante el ataque de su hermana; y, con toda la firmeza de su tozudez, se aferró a la idea de casarse con Joe.
-_____, es un vago, un inútil, un ordinario, un borracho. Por todos los cielos, cariño, ha pasado cinco años en la cárcel por haber cometido una violación.
-Injustamente.
-¿Cómo puedes estar segura? _______, por favor, no puedes estar enamorada de él.
-No he dicho que lo estuviera. Pero considero que es un buen arreglo para los dos, y creo que podemos ser felices.
-¡Que podéis ser felices! ¿No te parece una base demasiado endeble para un matrimonio?
-Jennifer, por favor, ya he tomado esa decisión.
-Ya lo veo. Pero no puedo imaginar por qué.
-Porque es lo mejor.
Jenny se calló, decidida a esperar a que su marido regresara aquella noche de la ciudad; él disuadiría a _______ de semejante locura.
Sin embargo, tampoco Stu pudo hacer cambiar de opinión a su cuñada. Su mujer lo recibió llorando y le anunció que la joven plarneaba casarse con Digger, añadiendo que debía impedirlo.
-¿Cómo dices? -Se había quedado boquiabierto. Miraba alternativamente a su mujer y a _____, que permanecía con aire remoto y frío en el vestíbulo.
-______, no es cierto, ¿verdad?
-Lo es. Voy a casarme con Joe.
Él se quedó momentáneamente sin habla, pero pronto se recuperó y pudo pronunciar:
-¿Por qué? ¿Por qué? :Te ha amenazado? ¿Te ha forzado?
-No, Stu, claro que no -respondió ella con exasperación, recordando que Grady Snowden había pronunciado casi las mismas palabras hacía algunas noches-. Simplemente, quiero casarme con él.
-_______, el muchacho sólo pretende apoderarse de tu tierra.
-Eso no es muy halagüeño para mí, ¿no te parece:
-Me has entendido perfectamente...
-No importa. Joe no puede enrollar la tierra y escabullirse con ella bajo el brazo, ¿verdad? Naturalmente, a él le gustaría tener su propia granja, pero también hay cosas que yo deseo y no puedo conseguir. Además, y si no recuerdo mal, le he oído decir a Grady que los gananciales no se aplican a las propiedades recibidas en herencia, por lo tanto, él no podría poseer ni siquiera la mitad de mis tierras.
-Eso suena terriblemente frío -dijo Jenny sorprendida.
-Lo siento, pero estoy agotada y me siento muy desgraciada. Ya te he dicho antes que creo que seré feliz con este matrimonio.
Stu ensayó una táctica diferente:
-______, sabes perfectamente que la granja no es totalmente tuya y que no puedes hacer con ella lo que quieras. Según los deseos de tus padres, la mitad pertenece a  Jenny.
-También nos han dejado dinero -replicó con calma-. Yo había supuesto que podría resarcir a Jennifer con dinero en metálico, pero, si no queréis, podemos dividir la tierra y Joe yo cultivaremos sólo la mitad.
-Vamos, ______, no te alteres. Stu no quería decir eso, y naturalmente haremos lo que tú quieras. Lo único que deseamos es que lo pienses hasta estar totalmente segura de que no cometes una equivocación.
-Ya lo he pensado muy bien, y no creo que vaya a cometer una equivocación. Ahora es mejor que traiga la cena.
Mientras se retiraba a la cocina, Stu y su esposa se miraron uno a otro consternados. La siguieron, pero ella los evitó saliendo al porche trasero para llamar a Joe. Stu cogió a su mujer de la mano y se fueron a su dormitorio a parlamentar, lo cual iba a resultar totalmente infructuoso puesto que ninguno de los dos tenía la más mínima idea de las razones que habían empujado a _____- a tomar tan extraña determinación.
Joe acudió rápidamente a la llamada de la joven. AI ver su expresión tensa, le dijo:
-¿Te han hecho pasar muy mal rato?
Ella esbozó una sonrisa.
-Se han quedado con la boca abierta. Es un golpe para ellos.
Él le cogió la mano y se la estrechó para darle valor. Tenía el corazón encogido por el temor de que la hicieran desistir.
La cena resultó un tanto violenta y ninguno comió demasiado, excepto la prima Gracie y su familia, los cuales todavía no se habían enterado de los planes de boda. Después de cenar, cuando Jennifer y Gracie se retiraron para acostar a los niños, Stu se puso cómodo en la silla, encendió la pipa y dijo en tono fraternal:
-_______, Digger, me gustaría hablar con vosotros un momento.
Harper intentaba mantener un tono tranquilo y equilibrado, pese a que Jonas lo miraba con aquel aire insolente tan habitual en él, con sus claros ojos semicerrados, los brazos cruzados v una expresión divertida en la cara.
-Bueno, no creo que hayáis pensado seriamente en casaros. Os sentís desorientados y desarraigados y os precipitáis al matrimonio como si fuera una especie de séptimo cielo. Pero no es nada de eso. El matrimomo es la relación más íntima entre dos personas.
-Ahórrate el sermón -dijo lentamente Joe.
Stu siguió como si tal cosa.
-Las irreconciliables diferencias que existen entre vosotros, diferencias de edad y de cuna, pronto harían vuestro matrimonio insoportable. _____, sabes perfectamente que serás bien recibida en casa y que formarás parte vital de ella. En cuanto a ti, Jonas, no sé por qué no podríamos conseguirte un excelente trabajo en mi negocio. Creedme. ésa sería una forma mucho más razonable de resolver vuestro problema.
-Pero, Stu, eso no es lo que nosotros queremos. Joe y yo deseamos ser granjeros -protestó ______.
Digger no dijo nada; se limitó a mirarlo fijamente con ojos brillantes y penetrantes.
Aquella mirada inquietó a Stu, que se movió con desazón y al final estalló:
-¡Maldita sea, Jonas, tanto tú como yo sabemos perfectamente que estás tratando de apoderarte de la tierra de _______! Te daré dinero contante y sonante para que te vayas lejos de aquí y no regreses jamás.
De pronto, Joe se levantó y por encima de la mesa dirigió un puñetazo a la mandíbula de Stu. Harper fue lanzado hacia atrás y cayó de espaldas al suelo, mirando aturdido al techo. _____ se puso en pie de un salto dando un grito asustada, mientras Joe daba la vuelta a la mesa y ayudaba a Stu a levantarse.
-¡Maldito seas, Harper! -exclamó furioso-. Si no fueras el cuñado de ______, te daría una paliza por lo que has dicho. No puedes comprarme, y no puedes impedir que me case con ella.
Lo soltó y salió corriendo de la habitación mientras ____ y Stu lo contemplaban atónitos. Gracie y Jennifer entraron corriendo preguntando qué había sido todo aquel barullo.
-¡Me ha pegado! ¡Ese maníaco me ha pegado! ______, ¿te das cuenta ahora del error que cometerías casándote con él?
-¡Oh, Stu! -gritó Jenny mientras corría a su lado.
-¿Casarse con él? -De qué estás hablando? -preguntó Gracie, perpleja.
La joven permaneció muy quieta, mirando a su cuñado, confundida, sin saber qué decir.
-Yo... lo siento, Stu. No debería haberte pegado. -Se detuvo para tomar aliento-. Pero, ¿por qué tuviste que hablarle así? Fue cruel e injusto. Lo provocaste.
-¡______! ¡Ese hombre pegó a Stu y tú encima lo defiendes! -dijo Jenny asombrada.
-La culpa no fue sólo suya -exclamó la muchacha, sintiéndose acorralada.
Estaba asombrada por el repentino ataque de violencia de Joe y tenía unas tremendas ganas de llorar al ver el labio tumefacto y herido de Stu. Pero se sentía obligada a defender a su futuro esposo y estaba también sorprendida y defraudada por la insultante hostilidad de su cuñado. Había sido cruel e injusto, no tenía excusa.
-¡Nunca te había hecho nada hasta ahora! ¿Por qué tuviste que hablarle así?
-______, lo que me preocupa es lo que va a hacerte-replicó Stu en tono sombrío-. No tienes ni idea de lo que podría hacerte un hombre como Digger, de cómo podría llegar a herirte. Llevará la granja a la ruina y te hará muy desgraciada porque se pasará el día borracho, metiéndose en peleas y persiguiendo a otras mujeres. ¿Qué harás dentro de pocos años, cuando te haya cargado de hijos y te deje todas las noches para regresar al día siguiente, borracho, oliendo a perfume barato de puta, para que lo cuides?
-¡Stu! -le reprochó Jenny mientras su hermana empalidecía a la vez que sentía cómo se le saltaban las lágrimas. -Lo siento, pero es mejor que se encare ahora con la cruda realidad a que tenga que lamentarlo para el resto de sus días -suspiró exasperado, y luego estalló de nuevo-. ¡Santo Dios!, ______, ha estado cinco años en la cárcel por violación.
-Bueno, a mí no podrá violarme, puesto que seré su mujer, ¿no? Sería legalmente imposible, ¿no te parece? -dijo ella con ligereza, tratando de retener el llanto.
Su cuñado soltó un gruñido.
-______, eres una muchacha inocente e inexperta. No tienes ni idea de lo que él...
-¡No, no! ¡No tengo ni idea! -gritó, cruzando los brazos sobre el cuerpo rígido-. Dímelo tú. ¿Cuáles son exactamente esas cosas horribles que va a hacerme? Y, además, dime, por favor, por qué tendría que hacérmelas. Dime por qué va a convertirse en un monstruo violador cuando hasta ahora se ha mostrado siempre educado y amable. ¿Por qué, si es un ser tan horrible, arriesgó su vida para recuperar el cadáver de mamá cuando yo se lo pedí? ¿Por qué se empeñó en trabajar con el pie herido, pese al dolor que le causaba? ¿Puedes decírmelo, Stu?
Se encaró con todos ellos, con los ojos arrasados de lágrimas, y luego de pronto se dio la vuelta y salió corriendo a través del patio. Stu y Jenny se quedaron mirándose consternados.
Echó a correr ciegamente hacia los campos, con la única intención de alejarse, de huir lejos. Joe, que se había retirado a su habitación lleno de furia y permanecía allí temiendo que todas sus esperanzas desaparecieran, la vio avanzar tropezando y llorando, y se dispuso a detenerla. Ella sintió que la fuerte mano de él le aferraba el brazo, se detuvo y, al levantar la mirada, vio entre lágrimas sus ojos claros y su cabello color ceniza.
-¡Oh, Joe!
Sin pensarlo, se refugió entre sus brazos, buscando el consuelo de su robusto pecho y de su corazón.
-______ -dijo él abrazándola fuertemente-. Ya está, ya ha pasado todo.
Se dio cuenta con dolor y a la vez placer de que debería haberse quedado en la casa para protegerla.
-Lo siento. Debí haberme quedado contigo para hacerles frente. No caí en la cuenta.
La consoló acariciando su brillante cabello y su espalda, mientras por encima de su cabeza veía a Stu, junto a la puerta trasera, al otro lado del patio. Mientras lo contemplaba, los ojos le brillaban de cólera, pero el rostro permanecía inexpresivo, pálido y tranquilo; el otro hombre, en cambio, parecía intranquilo ante el peso de aquella mirada.
-Harper, ¿qué le has dicho? -preguntó-. Debería matarte por haberla hecho llorar. ¿Te parece bonito hacer llorar a una joven cuyos padres acaban de morir?
-Sólo le dije la verdad, que tú te aprovecharías de ella y luego la abandonarías, y que sólo volverías cuando necesitaras un lugar para dormir la mona o cuando estuvieras cansado de tus putas y tuvieras necesidad de pegar a alguien.
Los brazos del muchacho se pusieron muy tensos y empezó a jurar con fría violencia.
-¡Joe! -protestó ______... No sabía si se quejaba de la fuerza con que la agarraban sus brazos o de sus juramentos.
-Lo siento.
La soltó, pero ella permaneció quieta, abandonada entre los brazos del hombre, con la cabeza apoyada en su pecho, pensando lo bien que se sentía escuchando los tranquilizadores latidos de aquel corazón.
-Harper, ¿por qué no te largas? ¿Por qué no os largáis todos en vez de hacer que se sienta más y más desgraciada?
-¡Cómo te atreves a ordenarme que me marche de esta granja! -bramó Stu dispuesto a bajar los escalones del porche.
Jonas se echó a reír, casi con alegría.
-Ven aquí, Harper -dijo con voz suave y acariciadora.-Pese a todas las cosas que posees, hay algo que no te han enseñado: cómo pelear. Estaré encantado de enseñarte.
-¡Stu! -Su esposa salió tras él, preocupada, sin saber qué hacer-. Stu, déjalo ya. _____... -llamó a su hermana en busca de auxilio.
La joven se separó de Joe.
-Venga, dejadlo, los dos. Por todos los cielos, esto es ridículo -añadió con voz malhumorada.
Las dos hermanas estaban de acuerdo, querían la reconciliación.
-Sí, los dos deberíais pedir disculpas y olvidar el asunto -dijo Jennifer poniendo delicadamente la mano sobre el brazo de su marido.
-¡Pedir disculpas! -exclamó airadamente Digger.
-Sí -respondió ______- mirándolo con ojos suplicantes- Por favor, Joe. No debiste pegarle. Los dos habéis obrado mal. No podemos consentir que nuestro matrimonio nos aísle. Por favor, Joe
.
La miró. No estaba acostumbrado a que le rogaran las cosas. Los demás siempre le daban órdenes y entonces él los desafiaba y estallaba la pelea. Pero ______, con voz suave, rota por el llanto, le rogaba algo, le suplicaba que no aumentara su dolor.
-Siento haberte pegado -farfulló.
El otro permanecía callado, pero ante la mirada que le dirigió su mujer murmuró también una disculpa. Joe no oyó bien lo que decía, pero no le importó; estaba pendiente del agradecimiento y la aprobación que expresaba la brillante mirada de ______.