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"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

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"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas  [TERMINADA] - Página 9 Empty Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

Mensaje por andreita Jue 24 Nov 2011, 12:57 pm

que pasa que no
la sigues :(
andreita
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"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas  [TERMINADA] - Página 9 Empty Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

Mensaje por andreita Jue 24 Nov 2011, 12:57 pm

pagina 9
pon maraton
si??
andreita
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"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas  [TERMINADA] - Página 9 Empty Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

Mensaje por andreita Jue 24 Nov 2011, 1:11 pm

:)
andreita
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"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas  [TERMINADA] - Página 9 Empty Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

Mensaje por Nani Jonas Jue 24 Nov 2011, 1:43 pm

anda siguela plis
Nani Jonas
Nani Jonas


http://misadatacionesnanijonas.blogspot.mx/

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"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas  [TERMINADA] - Página 9 Empty Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

Mensaje por Suzzey Jue 24 Nov 2011, 3:35 pm

Orita pongo un cap completo y la mitad del siguiente :)
Suzzey
Suzzey


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"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas  [TERMINADA] - Página 9 Empty Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

Mensaje por Suzzey Jue 24 Nov 2011, 3:35 pm

Bueno mejor los 2 CAP ya los busco
Suzzey
Suzzey


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"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas  [TERMINADA] - Página 9 Empty Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

Mensaje por andreita Jue 24 Nov 2011, 3:36 pm

sii!! ponlos ya :)q
quiero beso :)
andreita
andreita


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"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas  [TERMINADA] - Página 9 Empty Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

Mensaje por Suzzey Jue 24 Nov 2011, 3:57 pm

_________ trató de alejar de su mente el arrebato de violencia de Joe, pues después de todo ya no se podía remediar, pero durante todo el domingo su pensamiento daba vueltas al asunto, como una lengua que acaricia una y otra vez las encías doloridas. No podía entenderlo; el Joe que había visto en la polvorienta calle con la cara ensangrentada no encajaba con el Joe trabajador, casero y tranquilo que ella conocía y que jamás le había levantado la voz.
Se dio cuenta de que él la evitó durante todo el domingo, permaneciendo en los campos más de lo acostumbrado, sin hablarle durante las comidas y evitando encontrar su mirada. Le hubiera gustado hablar con él, tratar de descubrir lo que lo había incitado a obrar de aquella forma, pero sabía que no iba a sacar nada en claro, dado el humor que evidenciaba. No es que estuviera enfadado, simplemente parecía demasiado impaciente y nervioso como para empezar una discusión.
-Se está escondiendo, ni más ni menos, se dijo a si misma con asombro. La evitaba y se escondía de ella, como hace un niño hasta que ha amainado la cólera de los padres. Había que ver... El salvaje Joe Jonas temeroso de la cólera de su mujer. Esbozó una sonrisa. Asustado, amable, humilde, colérico: era un verdadero rompecabezas. ¿Podría llegar a entenderlo algún día? Mentalmente, se encogió de hombros; bueno al fin y al cabo tenía toda la vida por delante para intentarlo.
Por el momento, era mejor olvidar el asunto concentrarse en los trabajos cotidianos. El tiempo suavizaba todas las cosas; algún día llegaría a entender a Joe; algun día desaparecería de él todo rastro de violencia. Sólo había que ver cuánto había cambiado desde el día en que había aparecido para pedirle trabajo a su padre; entonces era un muchacho con aire de golfo, desafiante y asustado a la vez. Pero ahora era primavera, estaba a punto de llegar el día de su cumpleaños y tenía demasiadas cosas que hacer como para andar preguntándose sobre la personalidad de su esposo.
Además del trabajo diario, empleaba todos los minutos libres en hacerle una camisa blanca. Después de haberla cortado y cosido, bordó el cuello, los puños y el delantero con hilo blanco. Las delicadas puntadas eran casi invisibles sobre el tejido del mismo color, pero le daban un elegante toque de adorno. El bordado le cansaba los ojos y le quitaba mucho tiempo que necesitaba para los vulgares trabajos caseros, pero se había prometido a sí misma ofrecerle a Joe el cumpleaños que jamás había tenido.
En la mañana señalada se levantó con una excitación totalmente ausente en Joe. Su cumpleaños había sido siempre el aniversario de la muerte de su madre, nada más. Cuando era niño, a menudo había envidiado los cumpleaños de los otros niños, pero cuando creció logró ir librándose de tales nostalgias, hasta que la fecha llegó a ser como cualquier otro día.
En realidad, no se dio cuenta de que era el once de mayo hasta que hubo bajado las escaleras y _______ le dijo alegremente:
-¡Feliz cumpleaños!
Joe la miró con sorpresa y luego bajó la vista. No sabía qué decir y se sentía como un idiota. ¿Cómo se había enterado? ¿Por qué se lo recordaba? Le gustaba el detalle, pero a la vez ahondaba la diferencia que había entre ellos. Por eso tomó apresuradamente el desayuno y se escabulló al campo. No se le ocurrió ni por un momento que todavía no había terminado el asunto del cumpleaños.
Aquella noche, después de cenar, ______ fue a la cocina y volvió con un pastel de chocolate adornado con velas. Joe la miró asombrado.
-¡Es un pastel estupendo! -exclamó-. Pero ¿por qué?
-Es tu pastel de cumpleaños, bobo. Vamos, formula un deseo y apaga las velas.
Él la miró de nuevo, sintió repentinamente un dolor desgarrador y se dio cuenta de que lo único que deseaba desesperadamente era que ella lo quisiera. Su vida entera se concentraba en aquel único deseo. Ella lo miraba espectante; él sonrió y sopló las velas. _____ se echó a reír, aplaudió, como si hubiera hecho algo magnífico. Luego, desapareció otra vez y volvió con dos paquetes magníficamente envueltos.
-Toma -dijo tendiéndoselos, y como no hacía movimiento alguno para cogerlos añadió: son para ti, tus regalos de cumpleaños.
Los cogió devotamente, como si no se atreviera a tocarlos. Le temblaban las manos mientras desenvolvía primero el cuchillo y después la camisa. Con delicadeza pasó los rudos dedos sobre el bordado y acarició el mango del cuchillo.
-Yo nunca... -empezó a decir, pero un nudo en la garganta le impidió proseguir.
La miró; por un instante, ______ vió en sus ojos la magnitud de una tragedia y se compadeció de su cruel y solitario pasado. Dulcemente puso la mano sobre la de él que se la apretó con fuerza, y la joven experimentó una abrumadora sensación de felicidad.
 
Pocos días después, ______ estaba junto al fregadero amasando cuando oyó el crujido de las ruedas de un carro y el cascabeleo de unos arneses. Se limpió las manos en el delantal y salió al porche trasero para ver quién la venía a visitar en un día de trabajo.
Un carro se había detenido frente a la casa y un desconocido había bajado de un salto.
-¡Hola! -saludó al verla.
-¿Qué tal? -dijo ______ bajando los escalones sin dejar de mirar el carro.
Iba sobrecargado de cajas, herramientas y muebles. En el asiento que se hallaba junto al del conductor había una mujer con un niño pequeño en brazos. Detrás, dos niños más mayores estaban subidos sobre la carga. Mientras Sarah los miraba, llegó otro carruaje, igualmente cargado, conducido por dos adolescentes.
-Me llamo Jake Crowley, señora -se presentó el hombre que había bajado del carro-. Ésta es mi mujer, Mary Etta; y aquéllos, mis hijos.
-Encantada de conocerlos. Me llamo _______ Jonas .Mi marido está trabajando en el campo. ¿Están de mudanza?
-Así es. Venimos de Honey Grove. He comprado la finca de Jamison.
-¡La finca de Jamison! -repitió ella complacida-. Entonces somos vecinos.
-Estoy encantado de oírlo, señora. La verdad es que empezábamos a pensar que nos habíamos perdido, y nos detuvimos para preguntarle cómo dirigirnos a nuestra nueva casa.
-Se lo indicaré con sumo placer. Pero primero entren, descansen un poco mientras les informo. -Y al ver el aspecto fatigado y polvoriento de la mujer, añadió:
-Quizás le gustaría lavarse un poco.
La señora Crowley sonrió alegremente.
-Muchas gracias, señora Jonas.
-Y a vosotros, ¿os apetecería un poco de limonada?
La pregunta levantó un griterío entusiasta entre los chicos, que procedieron a descolgarse del carro. Poco después, ya se habían lavado, habían tomado la limonada y los niños jugaban en el patio mientras el señor Crowley abrevaba a los animales. ______ y la señora Crowley se sentaran un ratito a charlar.
Una vez se hubo encontrado repuesta, Mary Etta resultó una encantadora y charlatana mujer, y en poco tiempo _______ lo sabía todo de sus hijos, de su antigua casa y de los instintos migratorios de su marido. Ambas simpatizaron enseguida, pese a que la señora Crowley debía de ser unos diez años mayor que ________. La granja y la casa eran los focos de atención de ambas, y además las dos encaraban la vida con idéntico buen humor. Al poco rato, descubrió que incluso pertenecían a la misma Iglesia. _
-¡Estupendo! -exclamó la señora Crowley-, entonces usted y el señor Jonas vendrán con nosotros a la iglesia. ¿No le parece magnífico?
A ______ le costó un momento caer en la cuenta de quién era el señor Jonas, y entonces dijo con cierto embarazo:
-Me encantaría, señora Crowley, pero me temo que mi marido no es un hombre demasiado religioso.
La otra mujer emitió un gruñido de comprensivo.
-Mi padre era igual. Había que llevarlo a rastras a la iglesia. Pero, de todos modos, era un buen hombre.
-Oh, Joe también -se apresuró a afirmar _____-. Sólo que la forma en que lo educaron... Su familia no era religiosa.
La joven sonrió mentalmente... ¡Vaya manera de disimular la verdad!
-¡Ah! -asintió la otra mujer con aire comprensivo. -Deben quedarse a comer con nosotros -dijo _____-. Es prácticamente mediodía. No es cuestión de que se vayan a su nueva casa sin haber comido algo. Y me gustaría que conocieran a Joe. Iré corriendo a buscarlo.
La señora Crowley protestó débilmente, pero pronto accedió. La idea era razonable y además le apetecía mucho.
-Pero debe permitir que la ayude -añadió.
Juntas trabajaron con eficiencia, y, aunque prepararon una comida más copiosa de lo habitual, parecía que la habían hecho sin esfuerzo alguno. Eso le recordó a _____ la forma en que ella y su madre trabajaban juntas, y sintió una peligrosa punzada en los párpados.
-Voy a buscar a Joe -dijo-; si es tan amable de echar una ojeada a los guisantes... Se ha hecho un poco tarde y debe de estar preguntándose qué me ha pasado.
-Vaya, vaya, yo iré reuniendo a mi familia.
 
Joe, desde luego, ya había empezado a preguntarse sobre las causas del retraso de _____ y había emprendido el camino de regreso a casa cuando la vio llegar.
-¿Qué ha sucedido? Comenzaba a inquietarme -inquirió con voz y expresión ansiosas.
-Oh, nada, nada -respondió la joven sin aliento, y él notó que tenía las mejillas encendidas y los ojos brillantes-. Vecinos. Tenemos vecinos.
-¿Quiénes son? -preguntó con rostro sombrío y tono suspicaz.
-Se llaman Crowley. Vamos. Quiero presentártelos. Se colgó de su brazo y él se sintió invadido por el deseo. -Han comprado la finca de Jamison. ¿No crees que es estupendo? Parecen muy buena gente y proceden de Honey Grove. Joe se tranquilizó un poco. No eran de por allí; eso significaba que no sabían nada de él. Parecía inimaginable,,; comenzar una relación con alguien desde cero. Alguien que no conocía a su padre, ni a Earl, ni sabía lo que él ha hecho. ¿Cómo tenía que comportarse con gente semejante?
Sonrió a _____, que seguía charlando de los Crowley. Estaba encantada con los nuevos vecinos. Sólo estaba seguro de una cosa: debía hacer todo lo posible para caer bien, por la tranquilidad de _____. La había aislado de todos. No debía separarla de sus nuevos amigos. La idea le asustaba; no sabía cómo se relacionaba la gente con 1os demás, con los que juzgaban respetables... como él.
-¿No crees que sería muy amable por nuestra parte que los acompañaras y les enseñaras dónde está la finca de los Jamison? Después de comer, claro.
-Muy bien, si ése es tu deseo.
Le empezaban a sudar las palmas de las manos. ¿Que ocurriría si le fallaba otra vez?
Mary Etta Crowley, de pie junto a la puerta de atrás, contemplaba cómo se acercaban ____ y Joe, y sonrió ante la forma atenta con que él inclinaba la cabeza hacia ella. Formaban una atractiva pareja. Él se inclinaba hacia ella, moreno y guapo, con los finos cabellos cayéndole sobre la frente; y ella era pequeña y graciosa, con una dulce sonrisa y unos ojos enormes. ______ levantó la vísta, la vió en el porche y la saludó con la mano; Mary Etta le devolvió el saludo y se dirigió al patio para llamar a su marido y sus hijos.
_____ presentó a Joe a los Crowley, y él se esforzó en mirarlos directamente a los ojos y en articular el saludo con claridad. Pero se sentía un poco violento, y se alegró de tener la excusa de que debía lavarse para poder desaparecer. Cuando regresó, todos estaban ya sentados a la mesa, y cuando él se incorporó pasó por otro momento de apuro: la bendición de los alimentos. Eran como la familia de _____, acostumbraban a bendecir la mesa antes de comer. Le correspondía a él hacerlo, pues habría sido extraño que ______ tomara la iniciativa, pero Joe no había pronunciado su vida una oración.
Las palabras se atascaron en su garganta y dirigió una mirada a su esposa pidiéndole ayuda; ella lo libró rápidamente del apuro diciendo:
-¿Le gustaría pronunciar hoy la oración en nombre de todos nosotros, señor Crowley? -preguntó con un tono que convertía su ruego en un honor para el huésped.
Y por primera vez, al final de la plegaria, Joe se unió a todos con un sincero “Amén”.
Durante unos minutos, reinó un silencio absoluto, pues todos devoraban con hambre la comida. Pero cuando hubieron saciado en parte el apetito, Joe se dio cuenta de que se acercaba el momento de trabar conversación. Se sintió asustado y ridículo.
-Tiene usted una hermosa granja -dijo por fin el señor Crowley.
-Gracias.
-Joe lo hace todo él solo -añadió ____, y Joe se sintió muy reconfortado al notar el orgullo que latía en sus palabras.  
-¿De verdad? Bueno, es bastante carga para una joven pareja como ustedes. A1 menos, yo tengo a mis dos hijos que pueden ayudarme en lo que sea. ¿Cuántos acres tiene, señor Jonas?
-Ciento veinte -respondió, y al cabo de un momento estaba haciendo a su huésped un recuento de acres que tenía plantados de algodón, trigo y heno; también le habló de cómo iban los cultivos y de los efectos del tiempo. Antes de que pudiera darse cuenta, _____ y la señora Crowley estaban quitando la mesa y constató entonces que había sido él quien había llevado el peso de la conversación sin ningún esfuerzo.
Luego se ofreció a acompañarlos a la finca de Jamison, y los hombres salieron a preparar los carros mientras Mary Etta ayudaba a _____ a lavar los platos.
-Son ustedes recién casados, ¿verdad? -dijo la mujer con una sonrisa cómplice.
-Sí. ¿Cómo lo ha adivinado?
La señora Crowley se echó a reír.
-Por la forma como se miran. ¿Es que se cree que no se nota que se aman?
_____ se limitó a sonreír y desvió la mirada. No podía decirle a aquella mujer que estaba equivocada, que el suyo era un matrimonio sin amor, por interés, para conservar la granja. Aborrecía sólo imaginar cómo se extrañaría ella al oírlo.
Pronto acabaron de lavar los platos; los caballos ya estaban listos, y ______, de pie en el porche trasero, vió como los Crowley le decían adiós y se marchaban. Le causaba tristeza que su nueva amiga se marchara tan pronto. Además, ¿cuánto tiempo seguiría siendo amiga suya? Pronto conocería a más gente que le hablarían de Joe y de su precipitado matrimonio. ¿Seguirían entonces siendo amigas? _____ se sintió invadida por la cólera: por primera vez Joe había sido considerado por su valía, por lo que en realidad era y no por su reputación, e indudablemente le había caído bien. Podría jurar que el señor Crowley lo considetaba un joven honrado y trabajador. Pero todos estarían deseosos de ponerlo al corriente sobre el pasado de Joe Digger Jonas, y entonces, sin duda alguna, Crowley lo despreciaría. ¿Por qué la gente tenía que ser tan cruel? ¿Por qué no podían dejar que Joe viviera en paz? Le empezaron a caer lágrimas por las mejillas y entró corriendo en la casa para ahogar sus penas en el trabajo.
Una hora más tarde, para su sorpresa, oyó en el patio ruido de carros. Salió y vió que la señora Crowley y los niños habían regresado con Joe.
-¿Qué ha sucedido? -preguntó preocupada-. ¿Algún problema?
-La casa -respondió su esposo lacónicamente.
-¿Cómo?
-La casa de Jamison está en muy mal estado. Habrá que hacer algunos arreglos para dejarla habitable. El señor Crowley y Joe Bob se han quedado allí para hacerlos y he traído de vuelta a la señora Crowley y a los niños. Les rogué que se quedaran con nosotros hasta que tuvieran la casa arreglada.
-Bien hecho. Será un placer para nosotros. Estaré encantada de gozar de su compañía. Pero supongo que debe estar usted decepcionada, señora Crowley.
La mujer se lo había tomado con filosofía.
-No podemos esperar que las cosas sean perfectas. Deberíamos haber supuesto que una casa vieja necesitaría arreglos. Espero no causarle excesivas molestias.
-Por Dios, no. Entre. Iré arriba a preparar las camas. En aquel momento, se le ocurrió que Mary Etta se extrañaría de que ella y Joe durmieran en habitaciones separadas. Y _____ no podía soportar la idea de explicarle que se habían casado sólo por conveniencia.
Por eso, rezando para que su marido no se extrañara ni se molestara por su atrevimiento, subió corriendo a la habitación de él. Rápidamente recogió sus ropas y objetos personales y los llevó a su habitación. Que durmieran en el cuarto pequeño en vez de hacerlo en el de matrimonio podría resultar un poco raro, pero el traslado era más fácil porque Joe tenía pocas pertenencias. Cuando la señora Crowley subió, _____ ya había borrado de la habitación grande todas las huellas que pudieran indicar que era la de Joe.
-Permítame que la ayude. Si no, me consideraré una carga -dijo la mujer.
-Con mucho gusto -respondió _____, sacando sábanas del armario de la ropa de casa. Estaba encantada de que la ayudara ahora que ya no podía encontrar nada que resultara sospechoso.
Las dos mujeres trabajaron juntas muy contentas, haciendo las camas y preparando la cena. Los hombres llegaron poco después y se arrojaron con entusiasmo sobre la comida; luego salieron al porche a charlar sentados en las mecedoras, mientras ellas lavaban los platos; por eso _____ no pudo decirle a Joe lo que había tenido que hacer.
Cuando ella y Mary Etta hubieron acabado de limpiar la cocina y se reunieron en el porche con los hombres, ______ dijo como quien no quiere la cosa:
-He instalado a los señores Crowley en la habitación de mis padres, a las niñas en la de Jennv y a los niños en la de los huéspedes.
Joe la miró sin que su rostro evidenciara la menor sorpresa. _____ se preguntó qué estaría pensando y deseó poder darle explicaciones. Pero con seguridad él ya se había dado cuenta del problema. Y tenía que decirle algo antes de que subiera a acostarse y se metiera en una habitación equivocada.
-Me parece muy bien -manifestó él, deseando haber sido capaz de ocultar la emoción que le habían producido sus palabras. Naturalmente, a los Crowley les habría sorprendido el hecho de que durmieran separados, y por eso debían dormir en la misma habitación. ¡Dios, Dios! ¡Dormir con ______! Estar junto a su suave cuerpo toda la noche, hallarse tan cerca de sus atractivas curvas, cubiertas sólo por un camisón. Qué placer y qué tortura. Tragó saliva y trató de concentrarse en lo que estaba diciendo Jack Crowley, pero su mente volvía enseguida a la imagen de ______ dormida junto a él, relajada y tranquila. Deseaba que todos se callaran para marcharse a la cama... y, sin embargo, ¿cómo podría soportarlo?
Perdido en sus pensamientos, tardó un momento en darse cuenta de que el señor Crowley se desperezaba por fin y admitía que estaba realmente cansado. Cuando entendió lo que estaba diciendo, el corazón de Joe se aceleró y comenzó a apretar y soltar los puños. Lentamente siguió a los demás, que se disponían a entrar en la casa y retirarse a las habitaciones.
______ había encendido una lámpara de petróleo en cada uno de los cuartos y el piso superior estaba iluminado por una suave y agradable luz; pero Joe no se dio cuenta, sólo sentía calor en las manos y frío en el vientre. La señora Crowley llevó a los niños a las habitaciones y su esposo se metió en el cuarto de Joe, el cual se sorprendió a sí mismo entrando torpemente tras _____ en su dormitorio. Cerró la puerta y se detuvo junto a ella. La joven, tan incómoda como él, se dirigió hacia los pies de la cama y se quedó pensativa.
-Yo..., yo trasladé tus cosas porque..., bueno, los Crowley lo hubieran encontrado raro, ¿no crees? No supe qué hacer. No podía explicárselo a la señora Crowley, no sé por qué.
-Lo comprendo -asintió él metiéndose las manos en los bolsillos y hundiendo la cabeza entre los hombros.
-Yo,.. espero que no pienses mal de mí.
-¿Yo? ¿Pensar mal de ti? -preguntó Jonas con voz asombrada.
-Sí. Yo..., yo quiero decir...
______ no sabía cómo continuar. ¿Por qué le había dicho aquello? Sin duda, Joe no había pensado nada malo de ella; la creía dulce y buena...; nunca sospecharía que pudiera tener malas intenciones. Pero como ella conocía muy bien sus perversos pensamientos, creía que sus acciones los ponían en evidencia. Enfadada consigo misma, se mordió un labio y trazó con su pulgar un imaginario dibujo en los pilares de la cama.
Joe la miraba fijamente, preguntándose qué habría querido decir con aquel comentario. ¿Acaso lo creía tan corto, tan..., tan tonto como para interpretar que había trasladado sus cosas para acostarse con él? No abrigaba duda alguna al respecto: si la tocaba, se pondría verde de asco; poco faltaría para que se pusiese a gritar.
-No te preocupes -dijo con rudeza-. Te prometo que no voy a dar nada por supuesto.
-Lo sé -murmuró ella con voz baja y temblorosa.
Él constató hasta qué punto la mortificaba aquella situación: tener que dormir con él en la misma cama, tener que desnudarse en la misma habitación, permitir que la viera en camisón. Debía de sentirse humillada y rebajada.
-Bueno, iré a echar una ojeada al granero. Métete en la cama.
-De acuerdo. Buenas noches. Luego, con voz muy débil añadió: -Muchas gracias.
Cuando se hubo marchado, pensó que era muy amable. Se había dado cuenta de que se sentiría violenta si tenía que desnudarse delante de un hombre. Siempre era delicado con ella. Se puso a canturrear mientras se lavaba la cara y se ponía el camisón. De pronto, el mundo le parecía hermoso y excitante; supuso que era porque tenían visitas.
______ se metió en la cama y se acurrucó, pero no podía dormir, y advirtió que estaba tensa, esperando a que Joe se acostara. Bueno, era natural; resultaba difícil dormir en una situación incómoda todavía por resolver. A1 cabo de un rato, oyó que se abría y se cerraba suavemente la puerta de entrada, y adivinó que su marido había regresado. Resistió la tentación de darse la vuelta para mirarlo en vez de darle la espalda. Después de todo, también él agradecería poder desnudarse sin que nadie lo mirara.
Joe había salido a dar una vuelta, tratando de con vencerse de que dormir con su mujer sin tocarla no era la tortura más refinada del mundo; pero al ver la figura de _____ bajo las sábanas supo que sí lo era. Las líneas de su cuerpo se moldeaban bajo la tela, y los sensuales cabellos, liberados de la atadura del moño, se esparcían por la almohada. Digger tragó saliva luchando por vencer el nudo que sentía en la garganta. Nunca había deseado nada tanto como ahora deseaba acariciarla. Por un instante, permaneció inmóvil, mirándola, viendo cómo su pecho subía y bajaba, observando las largas sombras que sus pestañas le dibujaban en la cara, confiriéndole un aire delicado y vulnerable. Oyó su propia respiración, acelerada y violenta, y se sintió trastornado: no era más que un animal, una bestia salvaje movida sólo por el instinto del hambre.
Cerró los ojos y apretó los puños, luchando por recobrar el control. El deseo que sentía por ella le corría por la venas y los nervios con tanta furia que le hacía daño. Sin embargo, se sentía invadido por una ternura infinita a verla dormir tan inocente y confiadamente. No podía permitir que nadie le hiciera daño; tenía que protegerla de dolor y la infelicidad. Emociones encontradas luchaban en su interior y se sentía desgarrado por dentro.
-¿Joe? -dijo _____ con voz suave, preguntándose qué hacía tanto rato allí de pie sin hacer nada-. ¿Ocurre algo. Él se sobresaltó al oírla. Santo Dios, estaba despierta.
-No. Yo..., yo iba a... Estaba demasiado oscuro. Al entrar no podía ver nada.
-¿Quieres que encienda la lámpara.
-No, ahora ya empiezo a ver algo.
Se arrodilló apresuradamente para desatarse los cordones de los zapatos; los dedos le temblaban. Hizo un nudo en los cordones y soltó un juramento.
-¿Joe? -______ se incorporó, encendió una cerilla y la acercó a la lámpara-. ¿Qué pasa?
-Nada. Se me ha hecho un nudo en estos jodidos cordones... Oh, lo siento, ______, no quería ser grosero. Tiró desesperadamente de los cordones, parecía como si todas sus frustraciones se hubieran centrado en aquel pequeño nudo, que perversamente se iba apretando cada vez más.
La joven se echó a reír y saltó del lecho.
-¡Hombres! De verdad te digo que los hombres necesitan más cuidados que un niño.
Se le acercó y se arrodilló junto a él; le retiró las manos y empezó a deshacerle el nudo. Joe se irguió, atolondrado al sentirla tan cerca. Podía observar el movimiento de sus pechos bajo el camisón, distinguía el oscuro círculo de sus pezones, e inclinándose hacia ella, podía ver por el escote a suave curva de su pecho.
-¡Ya está! -exclamó en tono triunfante poniéndose en pie.
-Gracias -pudo pronunciar él, aunque tenía la boca reseca. Ella se fue hacia la cama y apagó la luz, mientras los ojos de Digger seguían el delicado movimiento de sus caderas y se detenían en la esbelta línea de las piernas. La habitación quedó sumida en la oscuridad. Joe se desabrochó y se quitó la camisa, luego se desabrochó el cinturón y procedió a quitarse los pantalones. Siempre dormía desnudo, pero ahora no podía hacerlo y esperaba sinceramente que la ropa interior le procurara suficiente protección.
_____, quieta en la oscuridad, oía cómo se desnudaba; un extraño temblor se apoderó de ella al oír el ruido metálico de la hebilla del cinturón. De repente, deseó que ella y Joe fueran marido y mujer en toda su plenitud, que se amaran y que, cuando se acostaran, ella pudiera acurrucarse entre sus brazos. Y que él... ¿Qué haría entones? Bueno, la besaría, y ella le devolvería el beso, y desde luego no sería como el beso que le había dado Grady Snowden. Y luego..., luego..., no debía pensar nada más. Era una perversidad, y además no estaba demasiado segura de lo que luego pasaría.
Notó que retiraba la sábana y que la cama cedía bajo su peso. Sus cuerpos no se tocaban pero ella era intensamente consciente de la cercanía del cuerpo de él.
-Buenas noches, Joe -susurró.
-Buenas noches -le contestó con una voz extrañamente ronca.
-¿Estás bien? Tu voz ha sonado rara.
Joe apretó los dientes y dijo lacónicamente:
-Sí, estoy bien.
Vagamente decepcionada, _____ se dio la vuelta; cerró los ojos, pero transcurrió un buen rato hasta que pudo dormirse. Junto a ella Joe permanecía despierto mirando el techo, con el cuerpo en tensión, hasta que, mucho después de que _____ se durmiera, se sumió en un sueño inquieto y ligero.
Los Crowley se quedaron con ellos cuatro días más. Como los niños ayudaban en casa, a la señora Crowley y a _____ les quedaba tiempo libre para ayudar con la azada. Joe empleaba toda la jornada en arar los campos de Crowley. Era tarde para sembrar y el tiempo se echaba encima, por eso empezó a trabajar en el campo mientras los hombres de la familia Crowley arreglaban la casa. Se sentía recompensado con la gratitud y la amistad de los Crowley; creían que era un hombre bueno y un excelente vecino. Nadie lo había tratado jamás como lo trataban ellos, y, en algunas ocasiones, Joe creía ser realmente el hombre que ellos suponían.
Pero se enfrentaba con terror y prevención a las noches. Dormía sólo a ratos y tenía los nervios y los músculos tensos y agarrotados. Se despertaba más cansado de lo que se acostaba, y se le formaron ojeras. _____ estaba preocupada porque trabajaba demasiado e iba a ponerse enfermo, y durante la noche lo atosigaba con preguntas y consejos, mientras le ponía la mano en la frente para ver si tenía fiebre.
-No deberías trabajar tanto -le decía inclinándose sobre él para mirarle a los ojos; Joe aspiraba su perfume y deseaba tocar aquella suave piel que tenía tan cerca.
Apenas podía separar la vista de sus pechos oscilantes y sueltos bajo el camisón. En una ocasión, su pecho le rozó accidentalmente el brazo mientras le ponía la mano en la frente, y la piel le abrasó al contacto. Le agradaba que se preocupara por él y que le pusiera la mano en la frente, pero a veces sentía que iba a volverse loco de frustrado deseo.
La segunda noche que durmieron juntos, ella se quedó dormida enseguida y en sueños se deslizó hasta acurrucarse junto a él. No se atrevía ni a respirar por temor a despertarla. Con sumo cuidado deslizó la mano bajo la cabeza de la joven para abrazarla y se quedó muy quieto, saboreando el calor y el aroma de su cuerpo. Por la forma como ella yacía junto a Joe, se habría dicho que lo amaba y que confiaba en él, que sentía por él lo que una mujer siente por su marido. Cerró los ojos e imaginó que ella se despertaba, que lo miraba, le sonreía y lo besaba. Pensó en aquellos labios suaves bajo los suyos, en su boca entreabierta buscándolo, amándolo. Él dulcemente la haría suya, dulce y  tiernamente, despertando el cuerpo de ella, inocente e inexperto.
Casi sin darse cuenta, puso la mano sobre la cadera de ella y la deslizó suavemente por la pierna. Luego la fue subiendo por el vientre y el pecho; le acarició los senos bajo el camisón, sintiendo que se le endurecían los pezones. Su mente le dijo que se detuviera, que estaba torturándose inútilmente, que estaba abusando de _______, violando su intimidad. Pero no podía detenerse. Dulcemente posó sus labios sobre el cabello, luego sobre los cerrados párpados, a continuación sobre los labios. Un resto de sentido común le impidió hacer más intensos los besos, pues la hubiera despertado, pero no pudo evitar besar suavemente la piel de su garganta y luego ir bajando hasta el comienzo de sus pechos.
_____ se estremeció en sus brazos y Joe se alejó de ella soltando un gemido. Por un momento creyó que era imposible que existiera algo más y que iba a estallar en mil pedazos. Se levantó, se dirigió a la ventana y se asomó; la suave brisa de la noche le acarició el cuerpo y se fue calmando.
-No puedo continuar así -se susurró a sí mismo, pero sabía que sí lo haría. Tenía que hacerlo o dejar todo aquello: la granja, la casa, ______. Y sabía perfectamente que no podría soportarlo.
Permaneció junto a la ventana un buen rato, y cuando volvió a acostarse tenía el rostro surcado por profundas arrugas de fatiga. Se metió en la cama y deslizó el brazo por debajo de ____, notando que volvía a acurrucarse junto a él. Y por fin logró quedarse dormido.
La joven se despertó a la mañana siguiente recostada sobre el hombro de Joe, abrazándolo por la cintura y con las piernas entrelazadas. Enrojeció y levantó la vista para ver si él se había dado cuenta de aquella embarazosa postura. Dormía profundamente y dio por ello las gracias. Era curioso lo cómoda y protegida que se sentía entre sus brazos. Con cuidado, se separó de él poniendo sumo cuidado en no despertarlo. Una vez conseguido, suspiró y miró la figura yacente de Joe.
Estaba muy delgado; se le veían las costillas a través de la piel del pecho. Su rostro, relajado por el sueño, aparentaba más edad de la que tenía. Por un momento, ____ deseó cogerlo entre sus brazos, como una madre que protege a su hijo del mundo. Sonrió ante tal ocurrencia. Hacía muy poco rato era ella la que se sentía protegida por él. Quizás en eso consistía el matrimonio. Sigilosamente, se levantó, se vistió y bajó a preparar el desayuno.
De alguna forma, Joe se las arregló para sobrevivir dos noches más, aunque de nuevo _____, en cuanto se hubo quedado dormida, se apretó contra él y Jonas tuvo que soportar la tortura de aquel cuerpo contra el suyo. La cogió entre sus brazos, pero resistió la tentación de acariciarla. Recibió con agrado la noticia de que los Crowley se marchaban, porque eso suponía no tener que enfrentarse otra noche más con aquel suplicio chino.
_______ se fue con ellos para ayudar a la señora Crowley a limpiar la casa, y se quedó a dormir una noche allí. Joe constató lo vacía y triste que estaba la casa sin ella. Y aunque le había dejado comida fría, la encontró insípida porque tenía que tomarla sin ver su cariñosa sonrisa y sin oír su alegre parloteo. Se acostó muy deprimido y los brazos le dolían porque echaban de menos el atractivo cuerpo de su esposa.
 
10
 
A _______ la casa le parecía vacía sin la señora Crowley. Echaba de menos alguien con quien poder charlar mientras trabajaba, y también echaba de menos su colaboración. Por las tardes, Joe ayudaba al señor Crowley a arar y normalmente regresaba a casa muy tarde; y, además, le dio por desaparecer en el granero hasta que la cena estaba preparada. Aquellas desapariciones excitaban la curiosidad de _____... y también la herían; pero sobre todo lo echaba de menos. Aún más, lo echaba de menos por las noches, en la cama. Y aunque no era capaz de concretarlo, en cierto modo echaba de menos la excitación que había experimentado.


Creo q en el cap 10 al fin ahí besho :D falta aun
Suzzey
Suzzey


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"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas  [TERMINADA] - Página 9 Empty Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

Mensaje por Suzzey Jue 24 Nov 2011, 4:00 pm

Pasó una semana sin ver prácticamente a Joe, y comenzaba a sentirse triste y melancólica. Un día, cuando estaba lavando platos en el fregadero, preguntándose sobre los motivos que tenía Jonas para rehuir su compañía, éste apareció en la puerta de atrás. Su rostro resplandecía con una excitación apenas contenida. Al verlo, ______ se estremeció; algo había ocurrido.
-¿Qué pasa? -preguntó.
Él sonrió y le tendió la mano que había mantenido escondida en la espalda.
-Te he hecho un obsequio -dijo- con el cuchillo que me regalaste.
-¿Cómo? ¡Muchas gracias! -exclamó asombrada cogiendo el objeto.
Eran unas figuritas talladas en madera: un hombre que pasaba el brazo por encima del hombro a una mujer. La pareja parecía tener vida, sus rostros eran alegres y vivaces. No había duda de que se trataba de su padre y su madre. _____ apretó las figuras contra ella sin dejar de mirarlo.
-¡Oh, Joe! -musitó con voz quebrada por la emoción-. ¡Oh, Joe, es hermosísimo!
Lo miró con el rostro luminoso. Joe le sonrió y bajó la vista. La alegría que ella mostraba lo llenaba de inmenso gozo; se sentía muy satisfecho de haberle hecho un regalo que le causara tanto placer.
-¡Gracias! ¡Muchísimas gracias. Eres muy dulce y muy bueno, Joe.
En un arrebato emocionado, le echó los brazos al cuello y lo besó. Fue un beso suave y tierno; apenas lo rozó con los labios. Pero, sin pensar, Joe la rodeó con los brazos, la atrajo hacia él y le dio un beso largo y profundo, jugando con sus labios, abriéndoselos. ______ nunca había sentido lo que en aquel instante estaba sintiendo, y, cuando él se detuvo de pronto, dio un paso atrás llevándose las manos a la boca y mirándolo con los ojos muy abiertos. Él la miraba también, tan sorprendido como ella, pero de repente se dio cuenta de lo que había hecho y empalideció. La joven debía de pensar que era un ser horrible, pese a lo contenta que se había mostrado hacía muy poco.
-Lo siento -murmuró bajando la cabeza, y salió corriendo de la habitación.
_____ tuvo que apoyarse en el fregadero. ¡Joe la había besado! Naturalmente, debía de haber pensado que ella le daba pie por haberlo besado antes. Aun así, no era propio de él. Nunca había demostrado la menor señal de que la encontrara atractiva. Pero la forma como la acababa de besar, con urgencia, casi con violencia..., sin duda se trataba de pasión. Sonrió para sí. ¿Era posible que Joe sintiera alguna atracción por ella?
Seguramente no. Sus principales cualidades, las condiciones que habían atraído a Grady -la calma, el equilibrio, la capacidad de trabajo, la habilidad con que llevaba la casa-, no eran el tipo de cosas que atrajeran a Joe o lo incitaran a besarla. Debían de gustarle las mujeres llamativas, seductoras. Como aquel vejestorio de Emma Whitezead, pensó con rencor. Antes de ir a la cárcel, siempre andaba con ella. A ______ le parecía estar viendo a Joe: los cabellos tan extrañamente claros despeinados por el viento, los ojos azules que contrastaban con su piel bronceada, el cuerpo musculoso y fuerte. Podría conseguir a la mujer que quisiera, a cualquiera; sabía que incluso las más beatas lo deseaban en secreto.
Pero era un hombre casado. ____ se estremeció al pensarlo. Eso no debía de suponer diferencia alguna: seguía resultando atractivo a las mujeres; al fin y al cabo, casado o soltero, siempre había sido fruta prohibida para las damas decentes. Pero, ¿supondría eso alguna diferencia para Joe? Aunque pocos lo creyeran, tenía sus principios. Quizás era demasiado considerado como para querer avergonzarla públicamente teniendo algún lío. O incluso era moralmente contrario a tales asuntos. Por eso evitaba a las otras mujeres, y sus naturales instintos no tenían desahogo. No sería, pues, sorprendente que empezara a resultarle atractiva. No era una idea demasiado halagadora, pero tenía sentido.
Pero, ¿cómo debía actuar ella? No le resultaría desagradable, pensó recordando el beso que le había dado y el estremecimiento que había sentido, permitirle que se acostara con ella si lo deseaba. Sin embargo, en cierto modo y aunque estaban casados, le parecía inmoral dormir juntos, puesto que no se amaban, tan sólo para satisfacer una pasión salvaje. Suponía que no debería animarlo; pero, por otro lado, era su mujer a los ojos de Dios y de los hombres y no podía rechazarlo.
_____ sonrió para sí: el solo hecho de verse en tal dilema la llenaba de calor. Era excitante pensar que alguien la quería, aunque sólo la deseara: alguien que no se detenía a considerar sus excelentes cualidades o compararla con su hermana. Subió a su habitación y se miró en el espejo. Su rostro resplandecía y le brillaban los ojos. “Soy bonita -pensó-; quizá no hermosa como Jenny, pero sí bonita. Y Joe me desea”. Y la invadió la perversa sensación de que aceptaría si Jonas le rogaba que se acostara con él.
-Me importa un bledo -se dijo- si es o no una perversidad.
Joe estaba muy asustado por haber perdido el control; no sabía cómo iba a reaccionar ella, pero no tenía demasiadas esperanzas. Sin duda, estaría asustada, o disgustada, o encolerizada, o algo aún peor. Le parecía verla ignorándolo, diciéndole algún exabrupto o rehuyéndolo.
Para su sorpresa, _____ no hizo nada de todo aquello. Actuó con timidez y enrojeció al verlo al día siguiente por la mañana, pero aparte de eso se comportó como si tal cosa. Y día a día se mostraba más atractiva, echando por los suelos sus serias intenciones de no perder el control. Cuando le sonreía dulcemente mirándolo a través de sus largas pestañas, él se echaba a temblar. Y cuando le servía el postre y se le acercaba para ofrecerle el café, apenas podía resistir la tentación de darse la vuelta y apoyar la cabeza en su pecho. En una ocasión, le puso la mano en el brazo para decirle algo, y él deseó con todas sus fuerzas que no notara cómo se ponía tenso con el simple contacto de los dedos sobre su piel. Parecía más bonita que de costumbre, más resplandeciente, más risueña. A veces se hubiera atrevido a jurar que estaba coqueteando con él.
Por la noche se despertaba pensando en ella, volvía a recordar sus gestos, sus sonrisas, oía sus palabras y su risa. Recreaba las escenas vividas durante el día, pero transformándolas en lo que hubiera deseado que fueran. En su imaginación se le acercaba con los brazos extendidos y él la cogía entre los suyos. La besaba y ella no protestaba, sino que abría la boca buscando su lengua. Imaginaba que se desvestía para él, que permitía que él la llevara a la cama y le acariciara todo el cuerpo. Dulce y tiernamente, Joe la iría excitando, conduciendo su inexperto cuerpo a las vibrantes alturas de la pasión.
Pero aquel soñar despierto aumentaba su insatisfacción, le hacía desearla aún más, le impedía controlarse. Temía venirse abajo en cualquier momento y forzarla a que se acostara con él, incapaz de controlarse por más tiempo. A veces sus temores y deseos lo hacían caer en la desesperación. No había salida. No podía violarla, pero no podía dejarla; le parecía imposible seguir viviendo de aquel modo. Sin embargo, se las arreglaba para continuar, tratando de vencer sus instintos día a día.
Casi dos semanas después, el mayor de los hijos de Crowley llegó a caballo para invitarlos a una fiesta que iban a celebrar en la nueva casa, puesto que ya habían acabado de arreglarla y de sembrar el trigo. _____ aceptó la invitación muy contenta y el resto de la semana estuvo esperando con impaciencia a que llegara el sábado. Dado que sólo iban a estar los Crowley y ellos, Joe no sentía ningún temor de ir a la fiesta. De hecho, estaba tan deseoso como _____, pues pensaba que aquello rompería la rutina y le permitiría librarse de algunas de sus reprimidas emociones.
Cuando por fin llegó el sábado, se respiraba en el aire la excitación apenas contenida de ambos. Joe se bañó rápidamente, pensando por una vez no en el baño que _____ tomaría a continuación sino en la fiesta que los esperaba. Después subió a vestirse. Se puso la camisa blanca que su esposa le había hecho y acarició los delicados bordados del cuello y del delantero, unas flores pequeñas rodeadas de espirales y hojas bordadas en hilo blanco, de forma que apenas se veían, pero le conferían a la camisa un aspecto muy elegante. Cuando pensaba en el tiempo y el trabajo que había empleado en hacérsela, se maravillaba de que se hubiera molestado tanto por él. Dios mío, pensó, ¿qué habría hecho por Stu? Tal idea le hizo fruncir el entrecejo y acabó de vestirse de malhumor.
Como para ponerse la camisa necesitaba gemelos y no tenía, registró la habitación por si encontraba algunos que hubieran pertenecido al señor McGowan. No halló nada y entonces bajó las escaleras sin ponerse los zapatos para preguntarle a ______ dónde podía encontrarlos. De pronto, se detuvo al pie de la escalera. La puerta de la cocina estaba casi cerrada, pero le faltaban un par de pulgadas para estarlo del todo, y por esa pequeña rendija vio que la joven estaba sentada en el barreño, en medio de la cocina, bañándose.
El corazón empezó a latirle con violencia y se quedó muy quieto, mirándola. No lo había oído acercarse y estaba apoyada perezosamente en el barreño, mostrando sin saberlo su hermoso cuerpo. Ansiosamente, la contempló a placer, deteniéndose en sus hermosos y bien formados pechos. Sabía que debía marcharse de allí, se sentía un pervertido por espiarla de aquella forma, pero no podía moverse. Necesitaba reunir toda su fuerza de voluntad para no inclinarse sobre ella. La simple vista de su cuerpo desnudo lo llenaba de deseo y el hecho de tener que dominarse lo hacía temblar. Luego ella se incorporó y salió del barreño para coger la toalla, y Joe casi soltó un grito. Deseaba coger la toalla de sus manos y secarla acariciadoramente. Casi podía sentir el tacto de aquella piel de terciopelo bajo sus labios y manos.
Lleno de angustia, tragó saliva y se secó las palmas, empapadas de sudor, en los pantalones. No debía sorprenderlo espiándola en las escaleras; el pensar en cómo se ofendería le permitió reunir fuerzas para darse la vuelta y volver sigilosamente a su habitación. Una vez allí, se dejó caer sobre una silla y procuró recobrar el control de la respiración y de los latidos de su corazón. Se preguntaba cuánto tiempo podría resistir aquella tortura. Pensó en el largo celibato de la prisión; luego había pasado una noche con una mujer, y después había seguido meses y meses de total abstinencia. Y ahora aquello: la tortura, día y noche, de sentirse junto a _____, sabiendo que no podía tocarla, e incapaz, sin embargo, de buscar alivio en otras mujeres por temor a avergonzarla ante toda la ciudad. ¿Debía permanecer toda la vida casto como un sacerdote?
Le costó bastante tiempo calmarse; finalmente, se sintió con ánimos de llamar a la puerta de _____ para preguntarle si sabía dónde estaban los gemelos. Mientras terminaba de vestirse, la sangre le ardía en las venas como fuego y temía que la más mínima cosa lo hiciera saltar.
Se puso los gemelos y bajó a la sala para esperar a su mujer. Cuando ésta apareció por fin corriendo apresuradamente, Joe se levantó lleno de admiración:
-¡Estás guapísima! -dijo casi sin respiración.
La joven se echó a reír y dio una vuelta ante él para que pudiera verla bien.
-¿De verdad? ¿Te parece que voy bien?
Llevaba un vestido de fiesta de tonalidades verde manzana que volvía verdes sus ojos color avellana y resaltaba su pequeña cintura. Tenía las mejillas arreboladas e irradiaba felicidad.
-¡De verdad! -repitió él asombrado-. ¡Dios mío!... Señora Jonas, estás tan guapa que da miedo mirarte.
-Bueno, señor Jonas, tú tampoco estás nada mal -replicó ____ avanzando para colgarse de su brazo-. En marcha. Vamos a la fiesta.
 
Los Crowley lo tenían todo dispuesto para la celebración. La casa estaba iluminada, limpia, arreglada y tan cambiada que _____ no dejaba de expresar una y otra vez su admiración. La familia se había acicalado y estaba también muy excitada. Tanto los Crowley como los Jonas habían estado trabajando casi hasta el límite de su resistencia, y la diversión que les procuraba una fiesta los atolondraba un poco.
Mary Etta le fue enseñando a _______ las reformas que habían hecho en la casa y la joven se quedó agradablemente impresionada. Los hombres desaparecieron para ver el granero y los corrales y permanecieron allí más tiempo de lo que se podía esperar.
-¿Qué demonios deben de estar haciendo? -se preguntaba ______ mientras llevaban la comida a la mesa.
Mary Etta se echó a reír.
-Bueno, yo creo que están haciendo algo más que conversar.
-¿Qué quiere usted decir? -preguntó intrigada. -Supongo que Jack ha destilado licor de cereal para echar un trago -Se detuvo como si le asaltara alguna idea y miró a _____ un poco intranquila-. ¿Le importa? Por lo general, Jack es un hombre pacífico y sobrio, pero de vez en cuando a los hombres les viene bien sacar los pies de las alforjas; supongo que comprende lo que quiero decir.
_____ no sabía qué pensar. Joe le había prometido antes de la boda no beber, y lo había cumplido. Pero, tal como pintaba el panorama la señora Crowley, no parecía haber ningún mal en que lo hiciera en alguna ocasión.
-Bueno, no sé. No lo he pensado nunca. Desde que nos casamos, Joe no ha vuelto a beber.
-Su marido es un hombre excelente. Pero necesita relajarse de vez en cuando. Trabaja muchísimo, está siempre tenso como una cuerda a punto de soltarse.
-Lo sé; tiene usted razón.
Cuando Jonas volvió, olía a whísky, pero parecía más tranquilo, menos tenso, y no tuvo ánimo para regañarlo por haber bebido.
La comida fue muy agradable, y después se entretuvieron un rato con juegos de salón. A1 principio, Joe se sentía incómodo porque no conocía las reglas, pero _____ se las explicaba, susurrándoselas al oído con la mano sobre el brazo, y sólo por eso hubiera él soportado un número infinito de juegos de salón.
Pronto fueron decayendo los ánimos, y Jake y Joe se escabulleron al granero otra vez, mientras las mujeres lavaban los platos. Los hombres reaparecieron pronto y Crowley, con ojos brillantes, sacó un violín del armario y declaró que había llegado la hora del baile. ____ aplaudió con entusiasmo y le dirigió a Joe una sonrisa que lo dejó sin aliento.
Retiraron las sillas de la sala y Jack afinó el violín. Comenzó a tocar una música de danza rápida y estridente y Joe salió a bailar con su mujer, seguido de la señora Crowley y Burt, uno de sus hijos mayores. Jake parecía infatigable, y tocó durante horas. ______ bailó con los dos muchachos y Digger lo hizo con Mary Etta e incluso con las niñas, pero sobre todo con Sarah, que se dejaba llevar feliz entre sus brazos. La joven no había bailado en demasiadas ocasiones, pero Joe era un excelente bailarín, rápido, ligero y seguro, y a ella le parecía flotar sin tocar con los pies en el suelo. Nunca lo había visto así, contento, feliz, entre amigos. Le resplandecía el rostro y le brillaban los ojos; se reía a carcajadas y bromeaba con las niñas. Cuando bailaban juntos, la abrazaba estrechamente y le hacía dar vueltas con tanta agilidad que a ______ le parecía que formaban una sola persona. Podía notar el calor de su cuerpo y la fuerza de su pecho, y oír los latidos rápidos de su corazón. Se apoyaba en él, dejándose llevar por la música y por sus ágiles movimientos y el agradable calor que desprendía, y cuando la música cesaba lamentaba que el encanto tuviera siempre que romperse.
Los dos hombres hicieron repetidos viajes al granero y, cuando ____ y Joe se marcharon a casa, él apenas se sostenía sobre las piernas. Sin embargo, se las arregló para ayudarla a subir al carro. nara encaramarse él y para conducir las mulas hasta casa. Mientras hacían el camino de vuelta, pasó un brazo sobre los hombros de _____ y la atrajo hacía sí.
-______ -dijo con una voz llena de solemnidad, producto del alcohol-. Soy un hombre muy feliz.
-Me alegro -declaró ella, arrimándose a él y sonriendo ante aquel tono de voz.
-Tengo todo lo que un hombre puede desear: una granja, una casa y la mujer más dulce y hermosa que hay en el mundo entero.
Hizo una pausa y continuó con tono muy distinto. -¿Eres mi mujer?
La forma como él empleó la palabra la hizo estremecer.
-Soy tu esposa -le contestó con cierta inquietud.
-Ah, ¿pero eres mi mujer? -repitió inclinándose para acariciarle los cabellos-. ¿Sabes lo que significa ser una mujer? -le susurró al oído, y ella se estremeció de excitación-. ____, eres muy bonita. ¿Tienes idea de lo que me estás haciendo? Déjame amarte. Deja que te haga una mujer.
-Joe, estás borracho -dijo ella con voz trémula, pues estaba a la vez excitada y asustada.
Él tenía un aspecto muy diferente al habitual: parecía muy fuerte y dispuesto a exigir algo, como si el licor hubiera desatado la fuerza salvaje que acostumbraba tener dominada. ____ no estaba totalmente segura de que no fuera a hacerle daño.
-Tïenes razón -asintió él, deslizando la mano hasta que le rozó el pecho con los dedos-. Te deseo -le susurró roncamente al oído-. Deseo llevarte a mi cama, desnudarte, hacerte el amor. Oh, ______, por favor, déjame hacerlo. Durante las noches, no puedo dormir pensando en tus labios, tu cabello, tus pechos, el tacto de tu piel, el color de tus pezones..., tan suaves ahora y tan duros cuando los acaricie.
-¡Joe, por favor! -exclamó la joven aturdida por sus palabras, y lo rechazó.
Ante su sorpresa, Joe se separó de ella. Se echó hacia atrás, extendió los brazos y miró al cielo.
-¡Qué esposa tan cruel y fría! ¿Quién podría creerlo? Me niega su cama, me llama borracho, me rechaza.
_____ no pudo menos que echarse a reír al oír las confidencias que hacía al aire de la noche. Se inclinó hacia adelante, cogió las riendas y arreó a los caballos para que fueran más deprisa.
Joe cerró los ojos, notó que una ligera brisa le revolvía los cabellos y le acariciaba el rostro, y se dejó mecer por el ritmo de los caballos. Se sentía muy bien, libre y feliz. Tenía la persistente impresión de que al día siguente lo lamentaría, pero en ese instante no podía remediarlo, no quería remediarlo. La noche era encantadora; las estrellas eran encantadoras; y lo más encantador de todo era la mujer que iba a su lado.
Entraron en el patio de la granja y Joe bajó de un salto para desenganchar los caballos. _____ se dio cuenta enseguida de que tendría que ayudarlo. Cuando terminaron de hacerlo y hubieron encerrado a los animales en la cuadra, Digger la atrajo hacia sí de repente y comenzó a bailar dando vueltas en torno al patio. Ella reía y se dejaba llevar, disfrutando de la brisa contra el rostro, de la aterciopelada negrura del cielo, del resplandor de la luna, de la fuerza de aquel cuerpo contra el suyo. Siguieron dando vueltas alegremente hasta que de pronto él se detuvo y la besó.
Fue un beso largo y apretado, como el que le había dado en otra ocasión, pero esta vez le metió la lengua en la boca v ella se quedó casi sin respiración. Cuando la soltó, retrocedió unos pasos y lo miró. La luz de la luna le daba en pleno rostro y hacía que sus cabellos parecieran de plata y su cara de cera; los ojos azules tenían un brillo extraño. Le parecía un desconocido, y cuando él levantó una mano para acariciarle el pecho, se dio la vuelta y echó a correr hacia la casa. Por unos instantes, él se quedó quieto; luego salió corriendo tras ella. La alcanzó en el momento en que entraba en la casa. La agarró por los brazos tan fuerte que le hizo daño y de nuevo la atrajo hacia sí y la besó con la misma abrumadora intensidad. La empujó hacia la pared, la aplastó contra su cuerpo y la siguió besando hasta que ella casi no pudo respirar. Las manos de él le revolvieron los cabellos hasta que logró deshacerle el moño; las horquillas cayeron al suelo y los ojos de ella se llenaron de lágrimas por el dolor que le produjeron los tirones. Sin embargo, se sintió estremecer cuando él enterró el rostro en su pelo.
Joe retrocedió unos pasos para recobrar el resuello y la miró, y, aunque ella nunca hasta entonces había contemplado de cerca lo que era la pasión, la reconoció en el rostro de él. La atrajo otra vez contra su cuerpo, pero esta vez, inclinándose, la cogió en brazos y la llevó a su habitación. _____, se agarró a él, asustada y ansiosa a la vez.
-Joe, por favor, no me hagas daño -le susurró casi sin voz.
Pero él pareció no oírla y se limitó a llevarla escaleras arriba. Abrió la puerta de una patada, depositó a _____ en la cama y se dejó caer sobre ella. _____ lo miró asustada, y, sin embargo, vertiginosamente excitada. Las manos de él le recorrían el cuerpo, le rozaban los pechos, le acariciaban la cintura, le desabrochaban el vestido y el sostén para descubrirle los senos.
-Eres muy hermosa - susurró con la voz velada por el deseo, y rápidamente se desabrochó la camisa y se puso en pie para desnudarse.
La joven lo contemplaba fascinada mientras se quitaba la ropa, enrojeciendo al ver aquel cuerpo delgado y moreno con el miembro en erección. Cuando se tendió sobre ella, se quedó muy quieta para que la desnudara con facilidad. Notaba el apasionado temblor de sus manos mientras le iba quitando la ropa. Por fin la besó, y los dos cuerpos desnudos se fundieron, mientras los labios y la lengua de él iban explorando su boca. Le besaba los labios, la cara, las orejas, la garganta..., hasta dejarla sin aliento. Luego la tendió sobre la cama y la cubrió con su cuerpo. La pasión se desencadenaba en él más y más y las manos le recorrían el cuerpo casi con rudeza, mientras su boca le acariciaba los pechos, y la lengua hacía que se le endurecieran los pezones.
Joe le murmuraba quebrados susurros que ella no podía entender. Deslizó una mano entre sus piernas y ella sintió vergüenza de que notase la caliente humedad que explicablemente la había embargado. Pero a él no parecía portarle, porque con dedos seguros exploraba sus rincones más recónditos, le hurgaba en lo más íntimo. Gimió y trató de liberarse de tal contacto, pero sus brazos la oprimían como si fueran de acero.
-¡Oh, Dios! -gimió él-. ¡Eres mi virgen, mi dulce y hermosa virgen!
Su miembro duro trataba de penetrarla, empujando, duro y enorme, y haciéndole daño; ella intentó desesperadamente rechazarlo.
-No, por favor, Joe, deténte -suplicaba, pero él ardía de pasión y su cerebro no registraba las palabras de la joven; la abrazó estrechamente y la penetró.
_____ sintió como si se desgarrara y luchó contra él pegándole con ambas manos; pero Jonas le inmovilizó los brazos sobre la cama y le impidió que gritara besándola, Seguía empujando una y otra vez, ahondando en ella como si los dos pudieran fundirse en uno. Y entonces _____ se abrazó a él sintiendo en medio del dolor una especie de satisfacción mientras él alcanzaba el clímax. Luego él se estremeció y se abandonó sobre ella.
-¡______! ¡Oh, Dios, ____!
Y se quedó inmediatamente dormido sin separar su cuerpo del de ella.
 
fin de maratón es mucho :) y un muy buen cap el 10 por fin
Suzzey
Suzzey


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Mensaje por Julieta♥ Jue 24 Nov 2011, 7:43 pm

oohhoo noooo....pero y que va apasar????...como va a reaccionar despues la rayis y joe???...no sea smala tienes que seguirla pronto..es mas mañana mismo debes subir cap!!!!!!
Julieta♥
Julieta♥


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"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas  [TERMINADA] - Página 9 Empty Re: "La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

Mensaje por Suzzey Jue 24 Nov 2011, 9:18 pm

julieta_black escribió:oohhoo noooo....pero y que va apasar????...como va a reaccionar despues la rayis y joe???...no sea smala tienes que seguirla pronto..es mas mañana mismo debes subir cap!!!!!!

Mujajaja quizás mañana suba una parte del cap
Suzzey
Suzzey


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Mensaje por andreita Vie 25 Nov 2011, 10:54 am

SuzzeyMVy escribió:
julieta_black escribió:oohhoo noooo....pero y que va apasar????...como va a reaccionar despues la rayis y joe???...no sea smala tienes que seguirla pronto..es mas mañana mismo debes subir cap!!!!!!

Mujajaja quizás mañana suba una parte del cap

si porfavor subela ya

quede en shock
eso parecio una violacion :S

espero que n pase nada malo

siguela ya porfavor
andreita
andreita


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Mensaje por chelis Vie 25 Nov 2011, 11:24 am

no lo puedo creeeerrr
joe y ____ aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhh
pon otro porfaaaaaa
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Mensaje por Nani Jonas Vie 25 Nov 2011, 1:17 pm

ai no ya qiero saber qe va a pasar sube otro cap porfavor
Nani Jonas
Nani Jonas


http://misadatacionesnanijonas.blogspot.mx/

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Mensaje por chelis Vie 25 Nov 2011, 7:18 pm

otro caaapiiisss
chelis
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http://www.twitter.com/chelis960

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