"La Estacion Del Arcoiris" Joe Jonas [TERMINADA]

esperare con ansias el cap jejejejje

me encanta!!!!!

aaaiii mi cositaaa!!!!!!... nunca te maltrataremooosss!!!!!... jejejeje si te adoramos joee!!!
jejejeje siguela porfaaa

siguela pronto porfavor

quiero cap!!!!!!!!!!!!!!!

En un rato la subo

nueva lectora
esta super la nove!!
cuando pones maraton??

 
Fue una boda íntima, sólo acudieron la familia de Jenny, la de Gracie y dos tías. La hermana de Joe no asistió, aunque _____ le había escrito una carta invitándola. Digger no pareció sorprendido y se limitó a encogerse de hombros.
El reverendo Carson llevó a cabo la ceremonia con aire de fría desaprobación. La novia se agarró con fuerza al brazo de Joe y trató de ignorar el nudo que sentía en el estómago. Todo le parecía lejano, mecánico, aterrador. Jonas, a su lado, con un traje arreglado de su padre, era un extraño. Y todos sus seres queridos tenían un aire reservado y frío. ¡Oh, papá, mamá, estoy muy sola! Iba a ser su mujer para el resto de sus días. Vivirían en la misma casa y ella le prepararía la comida y le lavaría la ropa, pero nunca tendría hijos de él. ¿Y si cambiaba, como todos decían, y la obliga  acostarse con él? ¿Y si dejaba de ser un hombre bondadoso y amable y se convertía en un patán borracho que le pegaba? ¿Y si...?
No podría recurrir a nadie, porque se estaba alejando voluntariamente de la familia. Se estaba casando en contra de los consejos de todos; ¿cómo podría pedirles ayuda en el caso de que todas aquellas negras predicciones se convirtieran en realidad?
-Puedes besar a la novia -dijo el reverendo con voz desaprobadora, y _____ sintió que los callosos dedos de JOe le alzaban la barbilla para poder besarla suave y rápidamente en los labios.
Remotamente, como si se tratara de otra persona, la joven constató que la había besado y que sus labios eran templados, secos y firmes. Parecía extraño e irreal estar tan cerca de Joe Jonas y que él la tocara, aunque fuera por unos momentos. Lo miró a los ojos, pálidos y azules. Él pestañeó y le apretó la mano; _____ se esforzó por devolverle la sonrisa, pero no pudo romper la barrera que sentía a su alrededor.
Su hermana la abrazó, pero Stu no. Las niñas, aturdidadas aún por todo lo que había sucedido en los últimos quinae días, no estaban seguras de si debían alegrarse por la llegada de un nuevo miembro a la familia o entristecerse por perder a su tía. Tímidamente se agarraban a las faldas de Jennifer, miraban a hurtadillas a aquel extraño de cabellos claros que estaba junto a la tía ____. Jenny tendió la mano a Joe, murmuró que a partir de ahora él debería considerarse su hermano. Harper no dijo nada; se limitó a mirarlo con aire de superioridad que empujó a Joe a coger por la  cintura a su esposa y atraerla hacia sí. sólo para darle a Harper en las narices.
El resto de los parientes se apresuraron a felicitarlos con precipitación, como si estuvieran un poco asustados de Joe, y por eso la pareja pudo abandonar enseguida la iglesia. _____ sentía ganas de abrazarse a Jennifer y echar a llorar, pero se limitó simplemente a despedirse de ella y de las niñas y luego subió al carro. La muchacha se dio la vuelta y los saludó con la mano mientras se alejaban, y sintió en la garganta un nudo que se apretaba más y más, como si fuera a ahogarla. Se estaba separando por su propia voluntad de la familia y del hombre al que amaba, para vivir el resto de sus días con aquel salvaje, y se sintió invadida por un sentimiento de culpabilidad, temor y arrepentimiento.
Se le ocurrió de pronto que la boda ya había acabado, que nunca podría disfrutar de una ceremonia encantadora, en una iglesia llena de gente, vestida de blanco, o de una feliz y alegre fiesta arropada por el amor, la música y las risas. Se había condenado a una vida sin amor, sin hijos, sin intimidad..., y demasiado tarde, ay, demasiado tarde, se daba cuenta del error. Los ojos se le llenaron de lágrimas que amenazaban con resbalar por sus mejillas. Miró a hurtadillas al hombre que iba a su lado. No parecía preocupado por dudas o arrepentimientos... ¿Realmente era todo tan simple para él?
En silencio hicieron el camino de regreso. Joe se detuvo frente al porche y la ayudó a bajar. Ella echó a andar hacia un lado de la casa, pero él la cogió de la mano y la llevó hacia la puerta principal.
-Una boda no puede acabar de otro modo -bromeó-. ¿No sabes que tienes que atravesar el umbral en brazos? ______ enrojeció; parecía fuera de lugar seguir aquella costumbre, en cierto modo tan íntima, pero no se le ocurrió ninguna objeción razonable.
La cogió ágilmente en sus brazos y ella sintió la enorme fuerza que se ocultaba en aquel cuerpo tan delgado. Se inclinó para alcanzar el tirador y abrió la puerta de la casa; entró y luego la dejó delicadamente en el suelo.
Sonrió y dijo:
-Señora Jonas.
De pronto, pareció confundido y se dirigió hacia la puerta.
-Bueno, supongo que tengo que encerrar los caballos y volver a mis tareas.
Ella contempló cómo se marchaba; luego subió corriendo a su habitación. Se pondría la ropa de diario y bajaría a la cocina a hacer la cena, como todos los días. La sensación de soledad la invadió de tal forma que apoyó la cabeza en la pared y se echó a llorar.

8
 
A la mañana siguiente, cuando se despertó, ______ ya no sentía temor alguno. ¡Qué tonta e histérica había sido el día anterior! Claro que Joe era un extraño, pero no más que los muchachos que iban a visitar a sus novias los domingos, se sentaban sin saber qué decir, les cogían las manos y les robaban un beso cuando se marchaban. Todas las mujeres se casaban con extraños, y por lo menos a ella no se le exigiría la obligación de acostarse con él. Había elegido el mejor camino..., el único, realmente.
Se vistió rápidamente y bajó las escaleras aún oscuras. Encendió la cocina, puso agua a calentar y salió a coger los huevos y a dar de comer a las gallinas. Cuando volvió a la casa, el agua estaba ya calientey la echó en una palangana La llevó arriba y llamó tímidamente a la puerta de la habitación de sus padres..., de la habitación de Joe.
-Adelante -respondió él, y ella entró.
Estaba sentado en la cama, vestido, con el cabello aún revuelto. Se estaba poniendo los zapatos de faena.
-Buenos dias -saludó bostezando.
-Buenos días. Aquí tienes el agua para afeitarte.
Él la miró sorprendido.
-Ya había agua ahí -dijo señalando el lavabo y la jarra.
-No seas bobo -rió ____-. Te traigo agua para que te afeites; agua caliente.
Él la miró aún más asombrado.
-¿Quieres decir que has bajado antes a calentar agua para que me afeite?
Ahora le tocó a la joven sorprenderse.
-Pues claro, mamá lo hacía todos los días para papá.
-Bueno, muchas gracias.
Se levantó para coger la palangana; ella le sonrió y se marchó.
-Cuando hayas acabado, el café ya estará listo -avisó mientras bajaba rápidamente las escaleras.
Él metió un trapo en el agua y se lo puso en la cara para ablandar la barba. Cerró los ojos, disfrutando complacidamente del calorcillo. Había que verlo, había que verlo. Aquella encantadora muchacha molestándose para que él se encontrara a gusto. El calorcillo del trapo se extendió agradablemente por todo su cuerpo
Cuando hubo acabado de afeitarse, bajó a la cocina, calentita y acogedora, con el aroma del café y del tocino. _____ se volvió y le sonrió.
-¿Quieres una taza de café?
-Oh, sí.
Vio cómo le servía una taza y pensó: ¡Es mi mujer! Sorbió lentamente el café y se apoyó en el mármol para contemplar feliz y contento cómo trajinaba ella por la cocina. Era un placer verla tan dispuesta, tan rápida, tan encantadora, tan atractiva; deseó poder cogerla entre sus brazos, como un verdadero marido, y besarla. Procuró alejar tales pensamientos, dejó la taza y salió a buscar la leche.
Cuando regresó con los cubos rebosantes, _____ ya no estaba en la cocina.
-¿Joe? Estoy aquí -le dijo desde el comedor; luego: asomó la cabeza por la puerta-. Vi que venías y dispuse el desayuno.
Entró en el comedor y la vio sentada a la mesa. Le había puesto el servicio en la cabecera.
-No puedo sentarme aquí -protestó él.
-¿Por qué no?
-Porque era el sitio de tu padre.
-Ahora es el tuyo -respondió ella alegremente-, el lugar del señor de la casa.
Jonas
sonrió con ironía y dijo: -Sólo en cierto modo.
Pero se sentó donde ella le había colocado el servicio. _______ trabajó como una loca; por lo menos así estaría distraída todo el día y por la noche se encontraría tan  cansada que no podría ponerse triste y se dormiría enseguida. Todo el trabajo de la casa recaía ahora sobre ella: limpiar, cocinar, hacer eI pan, lavar, planchar. Y cuando ya estaba tan exhausta que no podía mantenerse en pie, siempre le quedaba algo que remendar o coser para tener las manos ocupadas. Remendó toda la ropa de Joe, de forma que Ios dedos le dolían de coger la aguja como nunca le habían dolido. Le tenía las camisas limpías y planchadas, y se sentía recompensada al ver cómo él las llevaba ahora, cómo caminaba erguido y garboso, sin aquella forma de arrastrar los pies que antes Io caracterizaba. Pero aquello no era suficiente. Joe necesitaba calcetines y ella se los tejía. Le arregló un par de camisas de su padre, pero le asaltaban tan tristes recuerdos que tuvo que dejarlo. Luego se acordó de que su madre había comprado dos piezas de algodón, azul y marrón, las buscó, cortó, preparó y cosió dos camisas nuevas para su marido.
Si _____ trabajaba duramente, todavía era poco comparado con la febril forma de trabajar de Joe. Realizaba la labor de dos hombres. Se levantaba antes del alba para hacer las tareas del patio y del granero; luego trabajaba toda la jornada en los campos, descansando sólo para comer, y regresaba a casa cuando ya había anochecido, cosa que ocurría cada vez más tarde a medida que la primavera avanzaba. Su piel estaba muy tostada por el soI y seguía delgado y magro, pese a que devoraba los deliciosos guisos de ______. Pero cuando por la noche se acostaba, a menudo sus rendidos músculos no encontraban el descanso que precisaban y no podía conciliar eI sueño, pensando en el suave y prohibido cuerpo que dormía lejos de él. Entonces, al día siguiente, emprendía el trabajo con más ahínco, dispuesto a demostrarle a ella y al mundo entero que ______ no se había equivocado, esforzándose por vencer el loco deseo sin esperanza que sentía por ella.
Los sábados por la noche eran terribles. La veía disponer en la cocina un enorme barreño de cobre, lo llenaba de agua que traía en cubos desde la cisterna y luego añadía agua hirviendo que había calentado en la cocina. Era el agradable baño semanal, en el que ______ se sumergía para quitarse el polvo y el cansancio, en lugar de las abluciones diarias en el lavabo que requerían menos tiempo y esfuerzo. Joe tenía que marcharse mientras ella se bañaba; vagaba bajo el cinamomo y se la imaginaba en la cocina, desnuda, tomando el relajante baño. Soñaba que volvía allí, cogía la manopla y se arrodillaba para frotarle la espalda, los pechos, el vientre, los muslos, hasta que ella se reclinaba sensualmente, abriendo las piernas, invitándolo. Pero naturalmente él no hacía tales cosas; se limitaba a esperar y soñar bajo el árbol. Luego ella lo llamaba con una voz deliciosamente tranquila y relajada por el baño y le decía que ya tenía el suyo preparado. Jonas se desnudaba en la cocina y se metía en el barreño, contento, rendido, mimado. Era la primera vez que tomaba un baño; en su casa tenía que remojarse en el arroyo.
Ella lo cuidaba y él la dejaba hacer, sin poder creer en su suerte. Agua caliente por la mañana; comidas copiosas y deliciosas; camisas remendadas, lavadas, planchadas; sábanas limpias en una cama blanda; la habitación siempre arreglada. Le traía los cubos para que se bañara y calentaba el agua a la temperatura adecuada. Una vez se le ocurrió decir que le gustaban muchísimo los buñuelos y, cuando volvió por la tarde de las faenas del campo, fue agradablemente sorprendido por el aroma de buñuelos, recién hechos. Y si por la noche se quedaba dormido en el sillón, le quitaba los zapatos y se ponía un cojín en los pies para que pudiera dormitar más cómodamente. Lo mimaba de mil maneras, de todas las posibles, excepto de la que él más deseaba, no le ofrecía su cuerpo.
Recostado en el barreño, pensaba en su generosidad y en los favores que le negaba; deseaba que ella, que cualquier mujer, saciara la sed que le despertaba. Deseaba salir, pese al cansancio y el dolor que le producían los músculos, salir y emborracharse, pelear y acostarse con alguna muchacha. Le sentaría bien, le libraría de su reprimido deseo, de su frustración, le relajaría el dolorido cuerpo. Pero no podía hacerlo. No podía dejarla allí sola; más aún, no podía exponerla al escándalo. Sería detestable si permitía que los chismosos murmuraran de ella, le repitieran “ya te lo dije” y la compadecieran. Lo último que deseaba hacer era darle motivos para que se arrepintiera de haberse casado con él. Por eso se quedaba allí y soportaba veladas a la vez dolorosas y deliciosas, y al día siguiente se desquitaba trabajando.
Dos semanas después de que se casaran, un sábado por la tarde, antes del baño ritual, ______ lo obligó a quedarse sentado a la mesa mientras iba a otra habitación. A1 cabo de un momento, volvió andando despacio con las manos detrás, como una muchachita que oculta un importante secreto.
-¿Qué estás escondiendo? -sonrió él.
-Una sorpresa -contestó tendiéndole las manos; en una tenía una camisa azul, en la otra una marrón.
Él se quedó mirándolas y luego levantó la vista hacia ella, que se las mostraba diciendo:
-¿Qué te parecen?
-¿De dónde han salido?
-Las he hecho yo -respondió impaciente.
-Con todo el trabajo que ya tienes, ¿las has hecho para mí?
-Sí. Y por lo menos podrías mostrarte contento, aunque no te gusten.
-¡Oh!, me gustan muchísimo -dijo; se levantó y 1as cogió-. Estoy sorprendido; no sé qué decir.
Con delicadeza tocaba 1a tela, pasando la mano de arriba abajo por las camisas.
-¿Gracias? -le sugirió ______ en tono alegre.
-Oh, ______, muchísimas gracias. Yo nunca..., nadie nunca... Quiero decir, te tendría que estar dando las gracias constantemente.
-No tanto. Simplemente, me apeteció hacértelas. ¿Cuál te gusta más?
-No lo sé -miró las camisas; en realidad, las confusas emociones que lo embargaban le impedían verlas-. Las dos me gustan. Son... Muchas gracias.
Sonrió encantada ante la confusión de él
-Oh, Joe, te gustan, ¿verdad?
Él se echó a reír y dijo:
-Sí -y experimentó enormes deseos de cogerla entre sus brazos y besarla.
____ se sintió extraordinariamente contenta con el asunto de las camisas. La sorpresa, confusión y agradecimiento que mostró él la hicieron sentir como si hubiera hecho algo realmente grande, y no simplemente coser unas camisas. Habría estado aún más orgullosa si hubiera podido ver cómo Luke, después de haberse bañado y retirado a su habitación, se las había probado, pavoneándose ante el espejo que usaba para afeitarse, inclinándose y dándose la vuelta para captar el efecto completo.



Yo digo q es mucho :) disfrutenlos

:8 ay no porque que cierren el pacto
jajaja que demuetsren que son esposos


sguela

pon amraton

no es poquito ajjajaja

quiero maraton

estoy encantada con esta nove

quiero besoo pero
super apasionadoooo

noooo!!!! es muchooooo..
jejeje siguela porfaaaaa
aaaiii son un amor los dossss!!!

besoooooooooo

ame el cap siguela pronto porfavor qiero beso jaja

Si me da tiempo lo subo en un rato si no mañana uno largo