Just friends || N.C

Cuando llego a la cafetería para el almuerzo me siento junto a Kay una chica rubia de ojos claros y muy bonita. Ella me agrada, no es tan nerd como las demás en este instituto, realmente parece que jamás han hecho nada malo ni desobedecen a sus padres, ¿qué tiene de divertido la vida si sigues las reglas? Absolutamente nada.

—Hola, Rys.
—Sabes que odio que me digan así, me siento como ricitos de oro.
—Lo pareces —respondió Kay burlona.
—Lo que tú digas, Rapunzel.
—Odio a Rapunzel, no hizo nada más que estar encerrada en una torre dormida.
—Esa es la bella durmiente, estúpida —le digo burlona.

Se carcajea junto conmigo y nos dedicamos a almorzar, ahora que me fijo todas tienen un mejor amigo, ¡las nerds también! Necesito conseguir a un chico, ya. No es que me guste la idea de tener un mejor amigo con quien compartir todo, pero lo necesito, es decir todos lo tienen, no puedo ser la única que no lo tiene.

—¿Te has fijado que ahora todos tienen un mejor amigo y parece que son novios? Necesito uno de esos.
—¿Qué Sam no es tu mejor amigo?
—No, me veo obligada a convivir con él gracias a mi querido padre y a su querido padre quienes son mejores amigos. Creo que iremos de vacaciones pronto, ¡no quiero estar con él en unas vacaciones! Realmente acabaré calva de los nervios.

Kay suelta una carcajada y después niega con la cabeza.

—¿Sabes? Creo que ustedes serían gran pareja.
—Si, claro, y Obama va a violar a mi madre y tendrán un hijo mitad negro mitad blanco. Vamos, Rapunzel, hay cosas que nunca pasarán.
—Sólo decía.
—Tu deberías salir con Dylan —digo dándole una mordida al sándwich que tengo frente a mí.
—¡Es como mi hermano!
—Sólo decía —digo imitando su tono de voz.

Dylan se nos une sentándose junto a su mejor amiga/novia, incluso mi mejor amiga tiene un mejor amigo que parece su pareja, soy la única pasada de moda en este maldito lugar. Estoy pensando seriamente en pagarle al capitán de futbol para que salga conmigo y finjamos ser mejores amigos pero si alguien llega a enterarse acabaría mal, así que prefiero no hacerlo, ya lo seduciré después.

—Hola, Paris, ¿qué tal el día? —pregunta Dylan.
—Mal, primero Smith me mandó con la directora y segundo todos tienen un mejor amigo y yo no.
—¿Qué hay de Sam?
—Lo mismo le dije pero según ella no es su mejor amigo —interrumpe Kay.
—La pasan todo el día juntos, eso es un mejor amigo, además se cuentan todo ¿no?
—No es mi mejor amigo —digo negando con la cabeza—, tengo educación física, será mejor que me vaya antes de que el profesor Black se enoje conmigo.

Salgo corriendo de la cafetería, diez minutos tarde, y aún tengo que cambiarme para poder jugar lo que sea que vayamos a jugar. Entro corriendo a los vestidores y en cinco minutos tengo una remera rosada muy brillante que deja ver parte de mi abdomen y unos shorts deportivos negros. Me pongo las primeras zapatillas que encuentro y voy a la cancha de voleibol donde ya comenzaron a jugar.

—¡Sanderson! —me ladra el profesor—, de nuevo tarde, ¿acaso sabe que es la puntualidad?
—No, la verdad es que no, ¿podría explicarme? —le digo molesta.
—Va en el equipo de Claflin.

Me pongo a maldecir en voz baja y me pongo junto a Sam y todos los chicos que hay en la clase. Bien, es hombres contra mujeres y yo estoy en el equipo de hombres, ¿hay algo más machista que eso? Siquiera pudieron poner a una chica conmigo pero no, tenía que estar yo sola jugando voleibol con un montón de chicos idiotas sudorosos. Este no era mi día.

—Sacas, Paris.

Le pego al balón bastante fuerte y la chica del otro equipo estaba distraída así que el balón le da directamente en la cara. Otro problema que no tenía en cuenta, ahora la chica está sosteniéndose la nariz que sangra bastante y yo no sé ni dónde esconderme. ¡No es mi culpa, el balón hace lo que quiere, además ella estaba distraída!

—¿Qué te sucede? —me chilla Romane, una de las amigas de Melene que es la chica herida.
—A mí nada, pero creo que tu amiga está herida.
—¡Eso ya lo sé! ¿Por qué le pegas?
—Le pegó el balón no yo.
—¡Tu hiciste que el balón le pegará! —me vuelve a gritar.
—¡No es mi culpa que la estúpida de tu amiga esté distraída, es su culpa por idiota!
—¡No la llames así —me grita su amigo/novio Liam, se los dije, todos tienen amigos/novios—, la idiota aquí eres tú por lanzar el balón antes de tiempo!
—¡La idiota aquí es tu noviecita por no fijarse! —grita Sam en mi defensa.
—¡No te metas, Sam! —le grita Romane.
—¡Tú fuiste la que se metió en primer lugar! —le grito a Romane.
—¡Cállate, rubia!
—¡Cállame, teñida!

Se me tira encima y de no ser por Sam quien me sostuvo a tiempo estaría en el suelo junto a Romane. El profesor ya llegó a ayudarla y me mandó a la dirección de nuevo, es un nuevo récord, jamás había ido a la dirección dos veces en un día. No entiendo por qué no llevan a Romane conmigo, ella fue la que se tiro encima de mí, se cayó por tonta o a Liam quien también me llamó idiota o al menos a Sam. Pero no, la única que va a tener un maldito castigo soy yo.

Cuando la directora me ve niega con la cabeza divertida y deja que me siente frente a ella. El profesor le explica la situación, cambió muchas cosas el idiota pero la directora parece notarlo porque yo no atacaría a Romane de la nada sin provocación, digamos que ella me conoce bastante como para creer otra cosa.

—Paris, ¿golpeaste a Melene con el balón?
—Sí, pero fue un accidente ella estaba distraída, yo no quería pegarle.
—¿Insultaste a tus compañeros?
—No lo hubiera hecho si ellos no lo hubieran hecho primero.
—Lo siento, Paris, pero tendré que suspenderte por tres días y harás servicio comunitario.
—¿Y los demás qué? Ellos también me llamaron estúpida, idiota y cosas así, ¿ellos no tienen nada? Además Romane se me aventó encima.
—Yo sólo la vi a ella en el suelo —dice el profesor Black en su defensa.
—Porque Sam me sostuvo a tiempo.
—Yo les daré su castigo más tarde, por lo pronto Paris quedas suspendida y mañana tendrás que venir a limpiar el colegio por la tarde.
—Pero los demás…
—No hay peros, Paris.
—Pero…
—Basta. Es mi última palabra.

Salgo de la dirección con un portazo, voy con los puños apretados y maldiciendo a todos en voz baja, me las van a pagar, juro que me las van a pagar muy caro. Voy a la cafetería y me encuentro a Romane con Melene y Liam, estoy tan enojada que llego y les vuelvo la mesa en un abrir y cerrar de ojos.

—Me las vas a pagar, juro que me las vas a pagar.

Dicho esto salgo de la cafetería y voy a los vestidores por mis cosas y a cambiarme. No quiero ir a casa, seguramente mi madre va a regañarme y no estoy de humor para eso, supongo que iré a ahogar mis penas en alcohol o algo así, no quiero estar con nadie y necesito olvidarlo todo aunque sea por un rato.

—Paris —dice Sam detrás de mí—, ¿qué te dijo la directora?
—Me suspendió por tres putos días y además me dijo que tendría que hacer servicio comunitario.

Me doy la vuelta y sigo caminando hacia la salida cuando el rubio vuelve a detenerme.

—¿A dónde vas?
—Ahogaré mis penas en alcohol.

Sam sonríe.

—Cuídate.
—Te odio.

Niega con la cabeza y salgo del instituto caminando tranquilamente y más molesta que nunca, estaba echa una furia, quería asesinar a todos. Cuando por fin llego a un bar no muy lejos del instituto me siento frente a la barra y me fijo en que está casi vacío salvo por un chico de cabello oscuro y ojos claros junto a mí, se ve mucho más grande que yo a simple vista.

—Paris —dice el cantinero—, ¿lo de siempre?
—Ya sabes, Tom.
—Paris… Lindo nombre —dice el chico misterioso junto a mí. Cuando me mira me fijo en lo guapo que es y lo hermosos que son sus ojos.
—¿Cuál es el tuyo?
—Sebastian.
—¿Cómo Sebastian Verlac? —pregunto y él me mira raro—, mal chiste, lo siento.
—No ha sido tu día, ¿cierto?
—¿Tanto se nota?
—Puedo ayudarte —se ofrece.

Doy un buen trago a mi bebida y considero su gran oferta, es guapo y me agrada, creo que podría decir que sí aunque no quiero estar del todo ebria, el hombre es demasiado guapo como para olvidarlo.

—¿Cómo? —pregunto encarnando la ceja.

Me guiña un ojo y ambos comenzamos a beber, todo consistía en ver quien acababa más rápido la cerveza y era un vaso de al menos un litro así que con dos cervezas ambos estábamos más ebrios que Homero Simpson en sábado. En fin terminamos sobre la mesa del futbolito cantando y bailando canciones de los ochentas. Incluso el cantinero estaba borracho y ahora todos nos acompañaban en nuestro pésimo y vergonzoso canto de “September” de Earth, Wind & Fire.


Cuando despierto no estoy en casa, estoy en un lugar desconocido para mí, siento la boca seca y siento que la cabeza a punto de explotarme. Me incorporo un poco y después me levanto, todavía estoy mareada así que voy estampándome con las paredes hasta llegar a la puerta que se abre y ahí está Sam en piyama, debo admitir que aunque es feo la piyama no le sienta del todo mal.

—Paris, son las cuatro y media, vuelve a dormir.
—¿Qué pasó?

Me ayuda a llegar a la cama y me sienta ahí para comenzar a hablar.

—Llegué al único lugar donde creí que podrías estar que era el bar de Tom así que fui y cuando llegué estabas con un hombre cantando canciones viejas y bastante ebria. Me tarde horas en convencerte de que era hora de irnos y como no quería que tu madre te descubriera así de borracha te traje a mi casa.
—Gracias.
—Tengo sueño, así que buenas noches.
—Sueñas conmigo, idiota —le digo burlona.

Sonríe y se va dejándome sola. No tardo en quedarme profundamente dormida y me pongo a pensar en que nada fue real aunque lo haya sido, quiero imaginar que vuelvo a comenzar bien este día sin errores.