"Cursed." - Louis & Evie.

Daisy y Phoebe Tomlinson están desaparecidas. Pero antes de que te explique cómo pasó, debo explicarte por qué.
¿Has oído hablar de Meave Creek? No, probablemente no. Descuida, no tiene nada de malo. De hecho, creo que es mejor que nunca te enteres de ese pueblucho en medio de la nada, pero ya que estás aquí supongo que no te haría daño aprender un poco de este pueblo. Después de todo, si piensas leer ésta historia necesitas saber lo que pasa dentro de este territorio, ¿verdad? Meave Creek es un pequeño pueblo ubicado entre Ipswich y Andover, en Massachusetts.
La leyenda cuenta que Meave Creek es un pueblo "maldito". Si alguien está vagando en el bosque al lado de la gasolinería después de las doce de la noche, se supone que aquella persona no vuelve a aparecer nunca. Nadie cree que sea cierto, pero por lo menos no son tan estúpidos como para comprobarlo por sí mismos. La electricidad se va desde las tres hasta las seis de la mañana. El verano y la primavera parecen ignorar al pueblo entero. Las cosas se mueven sin tocarlas. En fin, te das una idea. Si no eres supersticioso, unos cuantos días en Meave Creek te harían cambiar de opinión. Los turistas van y no se quedan más de un día, los locales intentan escapar yéndose a trabajar o estudiar a otras ciudades, pero después de un par de meses todos, absolutamente todos, vuelven, alegando extrañar  su pueblo natal.
La historia de Meave Creek se remonta hasta el año 1692. ¿Te suena? ¿No? Deberías prestar más atencion en historia. Ese año se llevaron a cabo los juicios de las brujas de Salem, en las ciudades rodeando Meave Creek. Dicen que había una joven, de no más de veinte años, que fue condenada a morir colgada de un puente, para luego ser tirada al río. Antes de ésta bruja, a la que muchos llaman Sybil, hubo otras tantas condenas, y otras tantas después. Pero Sybil fue la única que al ser colgada no murió inmediatamente, y hay algunos libros que afirman que una maldición dirigida al pueblo salió de sus labios antes de que falleciera y desde esa noche la maldición cobró vida, llevándose las almas de los que vagaban por el bosque pasada la media noche y esas otras cosas de las que ya te comenté. Así que ahí lo tienes, la historia de Meave Creek.
Claro que eso es sólo lo que la gente susurra y lo que algunos escritos dicen. No hay manera de saber si Sybil existió, o si la cantidad de cosas raras que ocurren en el pueblo es debido a ella. Pero una cosa es segura: ahora todo mundo sabe que la maldición es real, y tienen más miedo que nunca. En la noche del dieciocho de Septiembre, Daisy y Phoebe Tomlinson salieron al bosque por la noche en busca de luciérnagas. Sus hermanos y sus padres les advirtieron que deberían volver antes de las doce, pero nunca volvieron.
Un año después sus papás han perdido las esperanzas. Sus hermanas también. El pueblo entero, incluyendo a la policía, las dan por muertas. Todos excepto una persona: su hermano Louis, que no está dispuesto a aceptar la pérdida de sus hermanitas tan fácil.
¿Y qué va a hacer? Va a juntar a un montón de adolescentes completamente inexpertos, impulsivos y algo tontos, para iniciar una búsqueda que bien podría salvar la vida de sus hermanas, o acabar con la de ellos.

Daisy no encuentra a su hermana por ninguna parte.  Mira hacia todos lados, pero tampoco es como que eso la ayude mucho. Todo está oscuro, total y completamente oscuro. Hace unos minutos (¿o ya eran horas?) habían tenido luciérnagas para guiarles. Pero no calcularon el tiempo, y ahora no encontraba a Phoebe, y tenía que volver a casa. ¿Por qué no habían calculado el tiempo?


Phoebe quiere dejar de lloriquear, pero no puede. Trata de encontrar a Daisy y la oscuridad se lo impide. Escucha pasos detrás de ella, y cae al tropezar con una rama. No quiere sollozar, pero lo hace de todas formas. ¿Ya eran las doce? ¿En qué momento habían pasado las horas sin que se dieran cuenta? Debía de haber llevado el reloj que le dieron de cumpleaños. Ahora estaban perdidas, y a pesar de su corta edad sabía que probablemente no saldrían del bosque. ¿Por qué no habia llevado su reloj?


Daisy es buena en gimnasia. Nunca se cae. Pero ahora parece que no puede dejar de tropezar. ¿Dónde está Phoebe? ¿Por que no la escucha? Está segura de que está gritando tanto como ella, pero no la escucha. De hecho, ahora que lo piensa, no escucha nada más que los de sus pasos y los de alguien más. Ocasionalmente escucha alguna hoja seca quebrarse, pero extrañamente no puede escuchar nada más, como si alguien le hubiera puesto mute con el control a todo al rededor de ella. Se tropieza. Cae. Grita el nombre de su hermano, la persona que siempre la calma cuando tiene miedo.


Phoebe es torpe. Siempre se cae sobre las superficies planas. Por eso decide que será mejor si gatea, aunque no vaya tan rápido. Quizá si la persona que la persigue va viendo al frente y no se le ocurre mirar hacia abajo, no la vea y decida alejarse. Quiere que todo sea una pesadilla, espera despertarse gritando y empapada de sudor, con su hermano a un lado calmándola. Pero esto no es una pesadilla. Sus piernas duelen demasiado para ser sólo un sueño.  Alguien agarra su tobillo. Grita el nombre de Louis, aferrándose a la raíz de un árbol.


Daisy se esconde dentro de un pequeño hueco formado por raizes y hojas. Tiene frío y está temblando. Está mojada... ¿llueve? No se había dado cuenta. Quiere irse a casa. Intenta calmarse para que la persona que la persigue no puede escucharla, y por un momento lo consigue. No escucha más pasos y cree que todo estará bien. Sólo tiene que encontrar a Phoebe y todo estará bien. Una figura oscurece su visión y grita. Grita hasta quedarse sin aire. No sirve de nada.


Phoebe forcejea. Hay uñas clavándosele en la piel de la pantorrilla y le duelen. Grita incluso más fuerte que antes. No puede verle la cara a la persona que se la lleva. La arrastra. Se araña los brazos y la cara. Se pega en la frente y la barbilla con cada roca y rama que pasan. No hay ningún ruido. No escucha cómo la arrastra, ni los sonidos característicos del bosque. Eso la frustra, quiere escuchar algo, lo que sea. Si es un auto, mucho mejor. Patea tanto como puede. No sirve de nada.



El bosque está oscuro, pero una nube le abre paso a la luna y eso ilumina un poco el camino. Se escuchan búhos y grillos. Si prestas atención incluso escuchas algún coche. Las luciérnagas se encienden y vuelan por el claro. Todo está tranquilo. El olor a tierra mojada, fresca, es agradable. El bosque es agradable... ¿verdad?