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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
back to december. {audiciones cerradas} resultados.
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Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
JAJAJA XD no te preocupes XD es que me cagó de risa XDDAngel Of Darkness escribió:SHIT SHT SHIT SHIT :wut:
¡Puse el gif de homer!
Pero quería provar esa imagen, y yo creía que la ponía donde la otra de lucy, pero aprece que no, y aiix, em siento tan tonta
pero este era el gif.
- ESTE SI QUE ES HERMOSO:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
JAJA tranquila, tranquila
sí, ése es hermoso
Brooks.
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
Melocotón escribió:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Catherine & Liam
» Nombre completo: Catherine Belle Young
» Pareja: Liam James Payne
» Representante: Zoella Sugg
» Escrito de vuestra autoría:
- Spoiler:
Capítulo 002 Catherine Claire Smith✖
Mierda, ahora se pone a llover.
Rápidamente cojo la pequeña mochila de mi espalda y me la pongo sobre la cabeza, delante mía una cola llena de gente me imita o saca un paraguas. Pero claro, yo odio los paraguas. ¿que porqué?
Porque soy una completa manazas, cada vez que abro uno o se vuela o se rompe y creo que la lluvia me odia, me echó una maldición y le gusta mojarme. A sí que para no seguir alimentando el cementerio de paraguas que una servidora ya habrá creado me limito a dejarme mojar o utilizar lo primero que tenga a mano para cubrirme.
Observo las caras de la gente, unas emocionadas, otras fastidiadas por el reciente suceso... y yo feliz, feliz de estar aquí. Bueno ¿que donde estoy? Estoy en la cola para esperar a que abra la librería más famosa de Nueva York, hoy sacan el libro de ''Cazadores de sombras: Los orígenes'' y pienso ser una de las primeras en leérmelo.
Sí, soy una friki de los libros, amo sumergirme en historias de fantasía, acción e incluso suspense. Esta pasión me viene heredada de mi abuelo Nicholás, el mejor abuelo que puedes tener.
No conocí a mis padres, y ni siquiera estoy segura que Nicholás sea mi verdadero abuelo, pero soy feliz. Hija de dos adolescentes que se pasaron una noche increíble, vamos, eso creo.
Sinceramente no sé mucho más, no tengo la suficiente memoria como para recordarlo y solo sé que desde mi infancia hasta la actualidad mis abuelos son los que me han cuidado y querido.
Y entonces la cola comienza a avanzar. ¡Por fin!
…
Horas son las que he tenido que esperar para tener este libro.
Acaricio la tapa como si de porcelana se tratase, sin poder evitarlo la abro y comienzo a leer dentro del metro.
Y, lentamente me sumerjo en esta historia de amor, peleas, acción y muchos asquerosos demonios. Pero mi lectura se ve obligada a finalizar cuando el vagón para, y veo que mi abuela me espera en el andén.
Echo el libro en la mochila, y voy a recibirla. Nos abrazamos y ella me arregla un poco el pelo.
-Cariño, estás empapada ¿otra vez sin paraguas?-dice mientras caminamos hacia casa.
-Abu, ya sabes mi mala suerte con los paraguas...
Y ahí damos por finalizada la conversación, mi abuela y yo nos queremos y nos cuidamos, pero no tenemos mucho en común, no tanto como con mi abuelo. Nada más llegar corro a verlo.
Él como siempre está en su taller de restauración de libros. Mi abuelo se dedica a recoger libros desgastados, viejos y desvalidos y los convierte en libros hermosos con un valor incalculable.
-¡Abuelo! ¡Lo tengo! -exclamo desde la puerta del desván.
El da un pequeño respingo, suspira, y deja sus cosas en la mesa. Sé que lo he interrumpido y ahora me siento mal.
Sin embargo se gira con una sonrisa.
-Me alegro muchísimo pequeña, veo que has tenido que aguantar la lluvia de Nueva York.
-Sí, ha sido un peñazo pero por este libro hago lo que sea, abuelo, créeme.
-Bueno pequeña, ve a ducharte y después de cenar puedes leer.
-pero la abuela no me deja leer después de media noche... -suspiro.
-Yo te doy permiso, pero no digas nada, este es nuestro secreto.
Asiento feliz, y voy a la ducha.
Una vez duchada y cenada subo a la tercera planta y entro en mi cuarto. Allí está, mi libro, esperando que lo abra y devore cada una de sus palabras. Apago la luz y enciendo una pequeña lámpara que me regaló mi abuela por mi cumpleaños. Me hundo en el colchón y me tapo con la sábana. Pongo el libro sobre la almohada y disfruto de unos deliciosos segundos antes de abrirlo y comenzar a leer.
…
Son las tres de la mañana y no he parado.
Y solo algo ronda mi cabeza ¡Will Herondale!
Es uno de los protagonistas de la novela. Audaz, guapo, inteligente y sobre todo sarcástico.
Y entonces viene a mi mente el tema de los chicos... todas desean su príncipe azul, y yo, creo, que soy una excepción.
No quiero un príncipe azul, no quiero alguien que me proteja ni alguien que me regale anillos y ñoñerías.
Yo quiero un compañero de aventuras, una persona con la que bromear, jugar, pelearnos y también amarnos. No soy de las chicas que quieren ositos de peluche y bombones por San Valentín, no, yo prefiero un día en un parque de atracciones, o un buen libro. Si alguna vez llego a casarme, a amar a alguien por encima de nada supongo que tiene que ser un amante de los libros. Como mi abuelo.
Vuelvo a mirar el reloj, son las cuatro menos cuarto de la mañana. Muy a mi pesar decido dejar de leer este magnífico libro. Pongo el marca páginas, que hice yo una tarde de aburrimiento masivo, y deposito el libro en la mesilla de noche.
Me arropo un poco más, los párpados caen pesadamente y me sumerjo en un profundo sueño.¡Ficha aceptada!
ese escrito me suena de algo :scratch: quizá lo leí y no me acuerdo .__. nah, mala memoria o quizá son cosas mías (?) Si eso, me dejaste con las ganas, pásame el link
jksjks hermosa ficha, ¡Suerte, ya estás audicionando!
Brooks.
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
Fernanda Aleman :* escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
» Nombre completo: Fernanda Eliabeth Finlay Duffie
» Pareja: zayn Malik
» Representante: Ariana Grande
» Escrito de vuestra autoría:
- Mi sinópsis:
Sinopsis:Ahí estaba yo, veía atenta la caja de madera, en la que mi novio se encontraba, en la que lo enterrarían a 2 metros de profundidad.Tenia lagrimas en los ojos, y veía atenta a toda su familia.“Tienes que ser fuerte, Alex, fuerte…” me decía a mi misma, tenia que soportar el dolor de perder al único hombre que estuvo en mi vida, durante 3 largos años.Yo era joven, solo contaba con 18 años de edad, y el, me había acompañado desde que tenia 15, mi padre había muerto, mi madre, trabajaba dia y noche, para poder mantenerme. Sin un hombre a nuestro lado, él, Justin Bieber, era mi único apoyo, la única persona en la que podía contar, antes que con sus amigos.Con el, conocí a mis hermanas, a mis hermanos, a mi verdadera segunda familia.No sabia como podría vivir sin el, no sabia como poder llegar a cumplir mis sueños, sin él a mi lado…
- Capítulo #2:
CAPITULO 2:-Gracias por estar aquí pequeña… -Hablo difícilmente Pattie-No se preocupe, Ya no llore, a Justin no le hubiera gustado eso…-dije con dolor al decir su nombre-Tienes razón…- me dio un fuerte abrazo, uno de esos, que dan las mamas a sus hijos. Pero. Pattie, ya no tenia hijo.-Linda…- llego Mari, y me abrazo. Ella había pasado por una situación casi parecida. La pequeña Annia. Su hermana. Había fallecido, y ella sabia lo que significaba que una persona cercana a ti. Se haya ido de tu vida.-Hola, Mar.- la abraze fuertemente, y empeze a llorar en su hombro. De repente, sentí unos fuertes brazos rodearme.-Tranquila, Ellie, todo estará bien- Niall me abrazaba al igual que Mar.-Gracias, chicos.- dije inhalando-Ashley, quieres pasar a despedirte de… el…- llego Jeremy, el padre de Justin, con lagrimas en sus ojos. Asentí con mi cabeza, limpie mis lagrimas, y me dirigi al ataúd.Al ver su cara, con algo de color y su vestimenta, llore.Vestia un traje negro, con una pequeña flor amarilla a un lado. Amarillo. Mi color favorito.Imagine el dia de nuestra boda, si nos hubieramos casado, el estaría vestido asi.Tome su mano fría. Y me acerque a su cara.-Amor, vamos, despierta, diles que todo esto es una broma. Diles que estas vivo, antes de que te entierren.- empeze a derramar gruesas gotas de lagrimas.Me acerque a sus labios, y susurre un “Te Amo”.“Tambien te amo, princesa”. Escuche que alguien dijo. Voltee para todos lados, pero nadie estaba ahí.Sali caminando, con lagrimas aun saliendo de mis ojos.Subi a mi auto, y abri el cajón, que se encontraba frente el asiento del co-piloto. De ahí, tome los pañuelos, para poder limpiar mis lagrimas. Respire hondo, repose mi frente en el volante, y segui llorando.-¿Por qué estas llorando?- escuche la voz familiar de alguien-¿Qué?- pregunte, aun asi, sabia que probablemente, me estaba volviendo loca-¿Qué porque estas llorando?- volvieron a preguntar, y al voltear a verme en el retrovisor. Di un brinco. Justin estaba ahí ¿Qué diablos hacia ahí?, ¿No estaba muerto?-Justin…- susurre-Shh… te creeran loca, princesa…- dijo sonriendo. Esa sonrisa única, que el me daba siempre.-¿Qué…- dije con la voz entre-cortada -¿Por qué me dejaste?...- le pregunte llorando-Porque, yo solo te haría mas daño, nena- me dijo, y confundio mi cabeza ¿Cómo que me haría mas daño?-¿Cómo?- dije confundida-Princesa, tu bien sabes, que tu padre no me aceptaba…- rei irónicamente-Mi padre esta muerto, Justin…- le dije algo enfadada –Pero eso, ni al caso…- le dije llorando –Te juro, que Harold Edward Styles Cox, pagara por hacerte esto…- seque mis lagrimas y lo voltee a ver. El negaba con su cabeza-Ellie, Harry no…- El fue interrumpido por otra voz.-¡Elizabeth! ¡Elizabeth!...- escuche que me llamaban.Abri mis ojos. Todo había sido un sueño. Aun sentía mis ojos húmedos. Todo había sido tan real. Había hablado con Justin. Solo por unos minutos. Y en mis sueños.Voltee hacia donde prevenia la voz. Vi unos ojos grandes, verdes, y penetrantes. Harry.-Abre la puerta porfavor…- me dijo con voz ronca.Sus ojos estaban hinchados. Sali del auto, evitando su mirada, y su cuerpo. Pero. El siempre ha sido mas fuerte. Asi que, me detuvo. Al inicio pelee, porque me dejara libre. Golpeaba su pecho. Pero bien sabia yo, que necesitaba un abrazo. Mas que nada. Un abrazo. Y Harry estaba ahí, para dármelo. Deje que me abrazara. Y pude sentir pequeñas gotas caer en mi cabeza. El pecho de Harry subia y bajaba. El estaba llorando. ¿Por qué? ¡EL ASESINO A JUSTIN!, NO DEBERIA ESTAR LLORANDO…-Sueltame, Styles…- dije separándome de el. Y me vio confundido.-Lo siento, Elizabeth…- me dijo llorando –Solo quería disculparme…-¿Por qué?, ¿Por matar a Justin?...- dije llorando, ¿el no entendia que Justin había sido mi todo?-Elizabeth, si tan solo me dejaras explicarte…- se acerco a mi, pero yo retrocedi.-No te me acerques, Harry. No te atrevas.- voltee a todos lados. Tratando de ver si había alguien, para poder esquivar esa mirada verde. Que me asustaba. A la que le tenia odio. No. No era a su mirada. Ni a su voz. Si no. A el, a Harry Styles. El, desde ahora, se había convertido en mi peor enemigo.Corri lejos de el. Y choque con alguien.-Perdon, yo no quería…- dije diculpandome. Al volteear hacia arriba. Vi a mi hermano.-Ya, tranquila, princesa…- me abrazo fuertemente, con amor.-¡Ash!...-senti los fuertes brazos de un Irlandes rodearme.-Ya no llores linda. Me duele verte haci.- llego Liam, al abrazo.-¿Dónde esta, Mia?- pregunte entrecortadamente-Esta en su auto, platicando con Andy- me dijo Niall, con lagrimas en sus azules ojos. Lo abraze.-No llores, Irlandes.- el me abrazo. De la misma manera en la que yo lo había abrazado a el.-Si tu ries, yo rio. Si tu lloras, yo lloro- me dijo aun llorando. Y yo lo abraze. Depositando un pequeño beso en su mejilla, y el en mi frente.Camine hacia donde me habían indicado los chicos. Y ahí vi a Mia, Andrea, y a otra chica, a la que no conocía.-Oh, Ashley…- llego Andrea a abrazarme, y este se sumaron Mia, y la chica que no conocía.-Soy Jo Katherine Taylor. Lo lamento tanto.- me dio una mirada sin expresión. Solo sabia, que todos sentían lastima por mi. Pero, su mirada era diferente.Es una chica de estatura alta, no muy exagerada no pasa de un metro setenta, su cabello es de color natural, rubio obscuro, es medio largo. Va regogido en una coleta. Su rostro tiene facciones finas y bellas: ojos de color gris celeste, labios un poco carnosos, finos y delicados, los cuales esconden una dentadura perfecta y blanca. Me parecio simplemente. Distinta. No de una mala forma. Si no. Una buena.-Soy Ashley Elizabeth Tomlinson- extendi mi mano, para que ella la tomara. Asi lo hizo. Había pensado en tener una conversacion a solas con Mia. Solo en ella podía confiar. Era como mi hermana. Solo con ella, me podía desatar en lagrimas. Solo con ella.-Pensabamos, hacer una fiesta, en honor a Justin. Con su… comida favorita, y sus, cosas preferidas. Pero, no sabíamos cual seria tu reacción. ¿Te parece?- me pregunto Andrea. Nerviosa, jugando con su hermoso cabello castaño. Sus ojos celeste/aqua eran grandes, expresivos y hermosos. Justo como los Tomlinson. Pero, ella era una Lewis.-Yo…- me detuve a pensar “Aceptalo” escuche la voz reconocible de mi amado Justin. Me asuste un poco. Voltee a ver a las chicas –Me parece bien…- les di una timida sonrisa. Y ambas chicas me abrazaron-Todo será por tu bien, prima. Nada extremo. Solo una reunión. Familia. Amigos. Ya sabes…- comento la castaña.-Claro, todo bien…- dije sonriendo. Familia y Amigos. Claro…
Hola, soy Fernanda, tengo trece años y creo que ya te lo dije, eh dejado el gif de Homero al inicio, y aquí está mi ficha. Oye, Como hay muchas buenas escritoras que audicionan por Malik,sé que no tendré mucha oportunidad, pero aún así, suerte a las demás, y si desearon suerte... gracias... Pd: Me siento como una loca haciendo esto:p
¿Shasteen? ¿Muerto? ¡No, Bieber no está muerto! porque lo digo yo hermoso, hermoso ¡Suerte, ya estás audicionando!
Brooks.
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
Brooks... tu firma, es perfecta.
Invitado
Invitado
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
já. yo y mis ideas. jksjks el Liampaularamirez escribió:Entonces uno intenta salir de las nc y viene la wuacha de Ivy y lo arruina (?)Vale, me encanto la idea, ose me hiciste poner la piel de gallina con la sinopsis, la ame, por completo. Ahque voy por mi wacho, ajam, el Payno (?) Bueno, imagínate a Homer haciendo algo estupidamente gracioso.
*Beau se está imaginando a Homer comiendo banana* (?)
Brooks.
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
jksjk de nadaMiry escribió:Gracias por aceptar mi ficha. <3
Otra vez contra ti Gigi. igual te amo. <3
Brooks.
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
de nada.°Agethe° escribió:omg, muchas gracias.
Vos también escribís muy bonito.
skdjfdsfds, qué linda que sos, Brooks.
Gracias por decirle que sí a mi ficha|?|, bai.
nah, tu más <3
tu más linda, tu más todo *o* (?) plz, llámame Beau o como gustes.
le diría que sí mil veces.
Brooks.
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
jkjks de nada.Vicky2001 escribió:aldksajkdhsjkahd gracias :3Brooks. escribió:Vicky2001 escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]» Nombre completo: Louise Amelia Adams.
» Pareja: Zayn Malik.
» Representante: Perrie Edwards.
» Escrito de vuestra autoría:
- Are you alice?:
Capítulo O25
"Siempre se llega a alguna parte si se camina lo bastante."
Svitlana Wyclif - Drew Roy { el dragón }
Corrió y por más que lo intentó no lo logró, a pesar de que muchas Alices han tomado cariño al lugar, ella no podía, tenía que volver a casa, aduciendo que; “por más dura que fuera la vida allá no era tan ‘estúpida’ como la de allí”. El la alcanzó rápido, aunque logró escapársele por más de quince minutos: ¡nuevo record!
Se encontraba en un árbol, recostada en el tronco, en los jardines del rey rojo, él no lo sabía, pero debía estar cerca de Drew, obligatoriamente. Pensando simples maneras de salir de allí, ninguna lógica, el dragón siempre arruinaba sus intentos fallidos de escapar. Por más lindo que fuera el dragón, era muy molesto y estricto, cosa que le molestaba. Jugaba con su cabello, mirando un punto fijo.
A simple vista pudo divisar al rey rojo, estaba preocupado, lo demostraba, también alterado, e incluso aterrado. Raro en él, nunca lo había visto preocupado y mucho menos, triste, sus ojos lo delataban. ¿Por qué estaba aterrado?, se paró y se acercó un poco más. Este le estaba gritando a… casi todo el mundo.
Caminó esperando enterarse un poco más de la situación. El rey ya se había marchado, había estado con alguien más, aburrida, caminó un poco más allá, no planeaba escaparse otra vez, por más divertido que fuera ver al dragón molesto, quería saber porque el rey estaba así. Vio motas de sangre, pequeñas, pero reconocibles fácilmente, hacían un camino hasta llegar a un gran charco, estaba aterrada por la situación.
Escuchó no tan lejos quejidos, de una voz chillona y molesta.
Pensó que lo más seguro era una flor, seguramente habían visto que había ocurrido. Preguntarles sería interesante.
Se acercó y vio a la flor brotando ¿lágrimas?
— ¡Que linda estas hoy! – alagó a la flor.
— Verdad que sí – contestó, olvidando que hacer tan solo segundos lloraba.
— Y… ¿Qué ha pasado de nuevo? – preguntó fingiendo amabilidad.
— Como te parece que una de las Alices ha intentado matar a Eleanor. – Afirmó – Se dice que esta poseída por… alguien.
— ¿A?, ¿cómo que poseída? – frunció el entrecejo – ¿por quién?, ¿quién intentó asesinarla?
— Creo que es mejor que yo me vaya – hablo nerviosamente.
— ¡Pero si no tienes pies! – dijo aún más confundida Svitlana.
— Tienes razón. – miró hacia el suelo y dijo: – En ese caso, es mejor que tú te vayas. – Svitlana insatisfecha por la información dada se marchó.
Pensó y llego a la conclusión de que tenía que ser Perrie, aparte de ser la única con la que realmente ha entablado una conversación por más de tres minutos, la locura que escucho el otro día la lleva a sospechar, además de ser la más demente de todas, y para finalizar el comportamiento de esta chica.
Pero, da igual.
Después de todo, no conoce a Eleanor.
No ha entablado una conversación con ella.
No sabe cómo se comporta.
Quizás hizo enojar a Perrie.
Quizás no fue ella. Pues, tampoco ha entablado una relación con las otras Alices.
Tal vez son malas.
Tal vez no.
Pero, las flores no mienten, tal vez sí, pero el charco de líquido rojo, dice que si es verdad. Atentaron contra su vida. Y quería averiguar porque alguien querría hacer eso.
Igual, ella siempre se entera de última.
Pero, ¿para qué meterse en asuntos ajenos?, ella sólo quiere salir de allí.
Bueno, por simple curiosidad.
Pero como dicen por allí “la curiosidad mató al gato”.
¿Y sí por entrometerse en asuntos ajenos, le hacen daño?
Pero existía la pequeña posibilidad, aunque grande a la vez, de que todo fuera un mal sueño.
Y no le pasaría nada.
Quizás.
Sí, solo quizás.
Pero, ella es muy curiosa.
No se resistiría a esto.
Como siempre su mente le hacía un cuestionario, un molesto cuestionario.
En la mente de Lana, todo es un problema y una cosa lleva a la otra.
Como siempre, tenía que enterarse de lo que no le convenía.
Se sentó en el mismo lugar por un rato largo.
Uno muy largo.
{*}
— ¿Por qué te molestas Alice? – preguntó el.
— ¡Ahhh! ¡Aun no lo entiendes! ¡Y por vigésima vez! ¡Mi nombre no es Alice! – grito exaltada.
— ¿Qué? – frunció el ceño. Ignorando el problema con el nombre.
— ¡Me quiero ir de este maldito lugar! – él levanto las cejas por la mala palabra de la chica – ¡y estoy segura de que tú sabes cómo!
— No lo sé.
— No te creo.
— Pues… me da igual. – ella comenzó a llorar de desesperación. Si esto era real, ¿qué haría?, corrió, salió de la pequeña casa de Drew y se adentró en el bosque.
Estaba todo oscuro, era de noche, había ruidos extraños, pero no le importó, quería salir con urgencia de allí.
Ella no es el tipo de persona al que le cuentas un chiste y se ríe, ella es el tipo de persona que te pone mala cara y te hace una seña obscena. Un prototipo de persona “aguafiestas”.
Vio muchos animales, empezaba a asustarse.
Pero no, Svitlana Wyclif es valiente y no regresaría a casa.
También muy orgullosa.
Perdón no a su casa, a la del dragón.
Era raro que ella llorara, ella nunca se pone muy triste, ni muy enojada, permanece en un estado neutral.
No lloraba desde la boda de su padre.
Y eso le hacía enfurecer, estaba cambiando, y eso le asustaba.
Aún seguía corriendo, miraba hacia atrás repetidas veces.
Tropezó, y se desmayó.
«Despertó en un lugar bastante pintoresco; lleno de color y armonía. Flores parlantes por allí, flores parlantes por allá. Extrañas criaturas por allí, extraña criaturas por allá. Locuras por allí, locuras por allá. Sin duda era Wonderland. Lana se maldijo por no despertar aun de la “pesadilla”.
Se encontraba en el mismo bosque en el que estaba antes, sólo, que era de día, además se veía más lleno de luz, de felicidad. Más colorido.
Prosiguió a levantarse, ¿ahora qué haría?
Camino un poco más allá y vio a una pequeña niña de una cabellera rubia rizada. Una linda cara.
Caminaba sola por el bosque sin ningún destino. La niña se detuvo. Miró hacia los lados y siguió su camino firmemente.
Svitlana no se dejaba de preguntar quién era ella.
¿Será la Alice de la que todos hablan?
¿Ella?
¿Pero si era la Alice para que buscarían otra?
Seguramente no lo es.
Intentó hablarle pero fue inútil.
La niña la ignoraba.
O tal vez no.
Dejó de intentarlo y la siguió durante un rato.
Se veía perdida y sin destino alguno.
Hasta que se topó con Tweedledee y Tweedledum.
— ¡Pero que hombrecitos tan raros! – habló la joven. – Tweedledee y Tweedledum – leyó las camisetas de los gemelos.
— ¡Si crees que somos de mentiras paga por vernos! – habló uno.
— ¡Si crees que somos de a deberás tienes que hablarnos! – dijo el otro.
— ¡Es lógico! – dijeron al unísono levantando el dedo índice izquierdo.
— Bueno, pues mucho gusto en conocerlos, y… ¡adiós!
— ¡Adiós es lo último!
Después de un rato la pequeña siguió su camino.
Llegó a una pequeña casita, donde vivía el conejo, que al parecer, es a quien perseguía.
— ¿¡Pero Mariana que estás haciendo aquí!? – exclamo el conejo.
— ¿Mariana? – frunció ligeramente el ceño.
— ¡Anda trae mis guantes!, ¡pronto, pronto! ¿Qué no oyes?
La rubia subió las escaleras, mientras, Lana por alguna razón seguía expectante a lo que hacía ella, sin perderla un segundo de vista.
— ¿Si yo fuera un conejo?, ¿Dónde guardaría mis guantes? – se preguntó a sí misma.
Abriendo los cajones encontró un montón de galletas, que decían “cómeme” y otras “agarra uno”.
Se comió solo un trozo.
De la nada, comenzó a crecer y crecer.
El conejo blanco solo empezó a gritar:
— ¡Socorro! ¡Un monstruo!
Mientras Alice no cabía en la casa.
De ahí llego la tortuga. Y un par de locuras más empezaron a ocurrir.
Allí también conoció al el dragón quien ofreció su ayuda para sacarla de allí.
Después de eso, conoció a las flores. Quienes fueron un poco odiosas con la niña.
Solo un poco más adelante conoció a la oruga.
Y después de un rato muy largo, conoció a Cheshire, quien le dejó un poco asustada.
Él le indicó un camino, llegando a toparse con el sombrerero loco y a la liebre, quienes le cayeron mejor que los personajes anteriores.
Y así fue conociendo poco a poco cada personaje de Wonderland.
Svitlana no hizo más que verla, sin articular palabra alguna.»
Despertó sobresaltada, y, no se encontraba en el bosque en donde anteriormente se había caído.
¿Dónde estaba?
- As long as you love me:
Louis Tomlinson | Emily Hamilton
Capítulo OO7
Me pellizque, no pude evitarlo; lo que acababa de escuchar tenía que ser un pesadilla.
― ¿Qué?
― Sí, así como lo oyes Emily. ‒ dijo mi padre, quién, veo una vez por semana.
― ¡No, esto no puede estar pasando! ‒ bramé. El señor seguía expectante.
― ¡Emily! ‒ chilló mi madre.
― ¿Por qué no te casas tú con él? ‒ vociferé ‒. ¿Acaso no te das cuenta que esto arruinará mi vida?
Sentí mi mejilla arder, sí que me había dolido ese golpe.
Mi madre me había cacheteado.
Enseguida la aparte de mí y corrí hacia mi habitación.
No debí contestarle mal, pero, después de todo ella es la que me obliga a casarme con un hombre mucho mayor que yo.
¿Cómo va a hacerme eso?
Además de que no me deja salir durante todo el día
Realmente detesto esto.
Mi vida apesta.
Mi rutina es simplemente aburrida.
Casa, universidad, casa, universidad, casa, universidad.
Parece que esa aburrida rutina no acaba.
Bueno acabará pronto, en un mes exacto, justo cuando tengo mi título de abogada.
Recuerdo cuanto le rogué a mi mamá porque me apoyara en mi decisión de ser diseñadora de modas, obviamente, ganó ella.
Aún, con veintiún años, siendo mayor de edad, tengo que salir o con un guardaespaldas o con un chofer, sino, tengo que olvidarme la idea de salir. Y con veintiún años, nunca he ido a un club, es detestable que todas mis amigas en la universidad se burlen de mí como si estuviéramos en la secundaria; como cuando se burlan de ti porque tienen todo tipo de aventuras por las noches, mientras tú duermes. O peor aún, cuando las chicas te restriegan en la cara que ya no son vírgenes y tú sí. Aunque debo admitir de que me siento feliz de no haber caído tan bajo. Pero esos comentarios así sean de tus amigas, duelen.
Abrí la puerta y ella estaba justo enfrente de mí.
― ¿En qué estás pensando? ‒ dijo la mujer que estaba en frente de mí, no mi madre, mi mamá nunca me tocaría un solo cabello ‒. ¿Acaso no te importa tú padre?
― Mamá, yo sólo quiero ser feliz ‒ exclamé ‒, y sé que con ese señor no lo seré. Quiero cumplir mis sueños, no atarme con un anillo por el resto de mi vida mientras tengo una soga en el cuello que sé que después de dar ese forzoso sí nunca me podré quitar.
― Emily, tu sabes que lo que hacemos es para que tengas un buen futuro junto a un hombre que te dará todo lo que desees – dijo ahora un poco más calmada –. Además, esto es por tu padre, ¿acaso no lo quieres?, ¿por qué eres tan egoísta?
― ¿Egoísta yo?, siempre he hecho lo que me piden, he sido novia de más de siete sujetos, sólo por ustedes. Elegí la abogacía por ustedes. Nunca les he mentido. He sido la hija ejemplar. ¿Acaso no puedo hacer lo que me plazca por una vez en la vida?; ¿acaso no puedo cambiar mi futuro? Porque yo sé lo que ustedes tienen planeado para mí, dirigen mi vida sin consultármelo. Yo… – no había terminado de hablar cuando sentí por segunda vez un gran ardor en mi mejilla, un fuerte impulso de rabia hizo que empujara al ser que alguna vez me dio la vida. Salí corriendo, simplemente lo hice. Escuché cómo me llamaban, yo, simplemente no quería volver, sí era posible, nunca más saber sobre ellos.
Estaba asustada.
Me sentía mal por haberla tratado así.
Pero no podía guardarme más eso.
Tenía que decirlo.
Finalmente me siento aliviada.
Libre.
Y con tanta libertad; ¿a dónde iría?
Pensé por ir a la casa de alguna amiga.
Caminé bastante y me encontré con mi café preferido, bonito y con pinta de los 50’s
Entré sonriente, yo soy así, primero estoy agonizando por algo y luego de la nada lo olvido.
{***}
Este era el tercero, lo tragué amargamente, planeaba pedir el cuarto mientras aburrí al chico de los batidos con mis estúpidas historias. Ni siquiera lo había mirado.
― Entonces, de la nada escuché gemidos, me adentré en una habitación y… ¡bam! encontré a mi primer novio teniendo sexo con mi mejor amiga. ‒dije, estaba medio aturdida.
― ¡Vaya!, nunca había visto que alguien se pusiera ebrio por tomar tres batidos de fresa. ‒ habló el joven que me atendía.
― No estoy ebria ‒dije‒. Estoy, expresándome.
― Pues, con la forma en que hablas, pareciera. ‒bufé.‒ ¿Te traigo el “cuarto”? ‒ironizó.
― No, tranquilo. Mejor me cambio de café. Aquí, son unos metidos. ‒giré sobre mis talones lista para salir del lugar, ni siquiera había pagado, pero, por suerte no iba por cuenta mía, eso se anotaba por cuenta de mi ex-padre.
Dispuesta a salir cuando un chico abrió la puerta de cristal, ¿qué no se veía por fuera que iba a salir?, caí en el duro piso, recibiendo burlas de todos los que se encontraban allí. El joven intentó tomarme de la mano por yo por orgullo me levanté por mí misma, golpeándole en la nariz con mi cabeza. Las risas seguían al redor.
― Creo que estamos a mano ‒dijo entre risas.
― Sí, creo que sí. ‒miré sus ojos sublimes, quedando totalmente atraída, eran realmente celestiales‒. ¿Te hice daño?
― No, la pregunta aquí… ¿tú estás bien?
― Sí ‒hablé sin pensarlo‒, eso creo.
― ¿Te invito un batido de fresa? ‒dijo. El chico del café no evitó soltar una sonora carcajada, pues, ya me había tomado tres, lo miré fulminantemente y el simplemente se mordió los labios.
― Claro. ‒lo dije más bien por cortesía, realmente, no quería ninguno más.
Si hubiese sabido que ese batido de fresa y esa sonrisa ocultarían tal cosa, jamás lo hubiese aceptado.
- HS:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]¡Ficha aceptada!
ZERRIE. :AA:Me encanta, me encanta :gad:escribes hermoso, hermosísimo. :AA:jskjsk ¡Suerte, ya estás audicionando!
Yo también amo Zerrie.
Ily<333
zerrie. ilism<33
Brooks.
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
Hola plz, llámame Beau o como gustes. Ana, amo ese nombre<3 gracias, gracias, lo cierto es que la hice rápido XD tenía que salir y no había tiempo XD enserio, gracias c: JAJARayis escribió:Hola Brooks<3
Me llamo Ana, pero acepto cualquier tipo de diminutivo-apodo-extensivo, tiene muchas variantes ?)
Primero de todo, decirte que lo que más me ha lanzado a audicionar ha sido la maravillosa sinopsis que has hecho. Me ha encantado, de verdad, escribes genial.
Aunque tengo una buena competencia, iré a por Harry, y que sea lo que Dios quiera, fingers crossed. ai.
No sé si utilizar a Chanel Celaya, Barbara Palvin o Taylor Marie Hill como representantes, estoy confusa. Te dejo mi ficha prontico.
- Tu regalito:
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Harold Mm... ¿Con Harry? ¡Plz, Palvin no! es que, idk, no me agrada Hárbara y está en todas partes (?) aunque, como quieras .__. espero tu ficha
Brooks.
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
Taylor. :aah: No pensaba en ella cuando decidí el título, pero ahora que lo pienso es genialoso XD me alegra que te haya gustado oh, que pajona (?) XD maliko (?) maliko (?) JAJA okayno .____.Wanda. escribió:OMGGGGGGGGGGGGG. :ala:esta es mi canción favorita de tay -además de begin again-, hasta tengo un fic de ella xdddd aslkjdla<3 so, me ha encantado la idea very much :gad:lo romántico es lo que más me gusta y yo no quiero perder oportunidad de participar aquí, por lo que en un momento te dejo mi ficha por malik y eso. :gad:no dejo gif bc me da paja buscar, but si leí. bai.
Brooks.
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
Obvio que hay tiempo..Beautiful. escribió:¿Aún hay tiempo? Dime que si.
Me encanto la idea, es super tiernis.
de verdad no sé de donde sacan tanta imaginación ._______.
Ahora te dejo mi fichita fichosa.
- Ouch (?:
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oh, tiernis yo la compré en el todo a cien, la imaginación, me refiero. :meh: (?)
XD JAJA jksjk dolió
Brooks.
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
Wanda. escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]» Nombre completo: Teresa "Tessa" Grace Taylor.
» Pareja: Zayn Malik.
» Representante: Nicola Peltz.
» Escrito de vuestra autoría:
- ashes of love. | one shot.:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]ashes of love.Ella solía sentarse bajo aquel robusto árbol, miraba el cielo y al pasar la mano por el césped sentía como se le mojaban los dedos. Sonreía, y luego sacaba su libro para leer.
Sersh siempre realizaba la misma rutina, no había siquiera un alma que la molestara; aquella sensación le agradaba por completo, y solo la podía sentir en aquel parque cercano a su casa.
Solo ese lugar era importante para ella, ningún otro. Era especial, y por sobre todo; único. En aquel único lugar conoció después de un tiempo, al que sería el amor de su vida.
Fue un recuerdo que duró en ella para siempre, a lo largo de su vida; ella recordó cada detalle de su historia con él, cada promesa, cada palabra, cada beso y cada sentimiento. Todo estaba presente, absolutamente en su cabeza.
Se conocieron en una bellísima Primavera de 2010, exactamente en el 12 de Abril. El cumpleaños de la chica, aunque no le importaba mucho. Corría mientras las lágrimas caían sin parar de sus azulados ojos. La respiración se le acababa, solamente quería llegar a su árbol.
Sus padres la habían regañado por el hecho de llegar un poco atrasada a casa, y lo peor, habían olvidado que ese día, Sersh cumplía años.
Nunca había pasado, sus padres la querían y sobreprotegían muchísimo, Saoirse sabía que este último tiempo ellos se encontraban bastante estresados por sus gastos económicos, pero jamás pensó que olvidarían algo tan importante, o al menos para ella.
Y cuando pensó que se calmaría, estaba muy equivocada.
Frente a ella, sentado bajo el gran árbol, había un chico escribiendo en un libro, quitándole su lugar.
Inhaló sorprendida, nadie jamás, en todos los años en los que ella iba al parque, se había puesto en aquel lugar, nadie menos ella.
El chico levantó la mirada y frunció el ceño al ver sus lágrimas. Se paró y se acercó a ella a pasos lentos.
—No llores, pequeña. —el rubio le sonrió intentando alentarla. —Por favor, no llores. —el chico era inexperto consolando a la gente, pero hacía lo que podía, y no se le ocurrió más que abrazarla.
—Ey, suéltame. —logró decir ella, cesando su llanto. —Ni siquiera te conozco.
—Soy Jake Abel, tengo 22 años. —le sonrió, aquella chica para él era solo una niña. Una niña muy atractiva.
—¿22? —indagó Saoirse y él asintió. —Saoirse Ronan, 16 años.
Jake lo presintió, no parecía ser de su edad.
—¿Seahorse Ronan? —ella lo miró seria. — ¿Swishy?
Quizás la manera en la que él la había hecho reír había sido especial, y ella no lo notó hasta después de mucho tiempo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
12 de Agosto de 2010, habían pasado exactamente cuatro meses desde que se conocieron. Se habían vuelto grandes amigos, y ahora compartían aquel especial árbol.
Los padres de Sersh estaban de acuerdo con ello, porque ellos tenían la mentalidad de que tanto para el amor como para la amistad; no hay edad, además de que la diferencia no era tan grande.
El padre de Jake también lo aceptaba, incluso la chiquilla le caía de maravilla, el problema era Kim Abel.
—¡Es solo una niña! — le había gritado a su hijo. —¡Tiene 16 años, Jacob! ¡No puedes!
—¡Pero yo amo a esa niña, mamá! —y ella había quedado en silencio. Jake hace mucho tenía claridad de sus sentimientos hacia Saoirse, y no dejaría que nada los separara. —Yo amo a esa niña.
Ahora se encontraban allí, recostados en el pasto, uno al lado del otro.
Faltaba un mes para que llegara la Primavera, pero por alguna extraña razón, ese día parecía que las floreces crecían en torno a las hojas de los árboles sobre ellos.
—¿Sabes? Es curioso. —el rubio había comenzado a hablar de la nda.
—¿Qué cosa? —la chica lo miró a los ojos, sin saber a qué se refería.
—Una de las razones por la cual amo tu nombre es su significado, libertad. Es exactamente como me siento cuando estoy a tu lado, libre. —Sersh no pudo disimular su sorpresa, su boca formó una gran ‘O’ por lo que el ojiazul rió fuertemente. Con esa risa que tanto la hipnotizaba.
En realidad, ambos se gustaban, o más que gustar, se querían. Un sentimiento completamente puro y transparente.
Sus miradas conectaron, como siempre lo hacían y unieron sus manos.
—Quiero que seas mi novia. —le susurró él unos minutos después, con suavidad y sin siquiera mirarla.
—Y yo quiero ser tu novia. —ella sonrió, sin mirarlo también. No se acercaron, ni se alejaron, simplemente se mantuvieron quietos toda la tarde mirando el cielo. Juntos, y sin separar sus manos.
Nada importaba, nada más que ellos.
—Te quiero, Jacob Allen Abel.
—Yo también te quiero, Saoirse Una Ronan.
Ese día quisieron dejar su amor proclamado en aquel especial árbol, que después llevaría las iniciales de ambos encerradas en un corazón.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
—¿Alguna vez te has preguntado cómo será cuando fallezcamos? —Sersh levantó la mirada para encontrarse con los orbes azules de su novio, que la miraban tiernamente mientras le acariciaba el cabello. —Yo sí, estaremos viejitos y acostados en nuestro dormitorios, tomados de las manos, y sin que nos demos cuenta, morimos dormidos. Recordando nuestra vida juntos, morimos felices.
La chica se abrazó a su pecho.
—Cuando muera, quiero que lancen mis cenizas al mar. —murmuró mirando el océano frente a ellos, Jake la sentó sobre su regazo y le besó la frente.
—Lanzaran las cenizas de ambos al mar, estaremos juntos para siempre. Nuestras cenizas al mar, serán nuestras cenizas de amor. —ninguno de los dos lo supo, pero esa sería su promesa más importante.
Quizás, aún después de dos años, Kim Abel no aceptaba la relación, y no se molestaba en disimular su poco agrado por Saoirse, pero después de todo, ellos superarían cada barrera que se les interpusiera. Ellos eran fuertes, el amor que se tenían los hacía fuertes, y no se dejarían consumir por el fracaso.
Se amaban, eso era seguro.
Jacob se levantó de la alta roca en la que estaban sentados y le ofreció la mano a su chica. Las olas les salpicaban ferozmente. Habían sido unos descuidados al ubicarse en aquella gran roca dentro del océano.
—¡Estás loco, vas a matarte! —gritó ella a carcajadas, pero el rubio no le hizo caso, la levantó de un tirón y la tomó en brazos mientras ella gritaba. —¡No, bájame! ¡Jake, en serio, bájame! —el la posicionó a su lado, sujetándola por la cintura para que no se callera y comenzó a gritar en dirección al mar.
—¡Amo a Saoirse Ronan! ¡Mi Sersh! ¡La amo! —sonreía como nunca, y sus gritos se escuchaban llenos de entusiasmo a lo largo de toda la playa.
—¡Escuche mundo, amo a Jake Abel! —el nuevamente la tomó entre sus brazos, y se lanzó al agua.
Ambos se hundieron en el refrescante mar, y cuando salieron a flote, con el agua a altura de sus cuellos, se acercaron hasta que sus labios se unieron en un beso.
—Estás loco. —le dijo ella cuando se separaron.
—Sí, por ti. —y se volvieron a besar. Demostrando el amor que se tenían, sin importar nada.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
23 de Octubre de 2014.
El tiempo pasaba muy rápido, y Saoirse con Jake estaban formando su propia familia. Tenían un pequeño hijo, de solamente un año y medio de edad, Tyler Abel.
¡Oh, que niño más bello! Poseía un hermoso cabello rubio, ojos extremadamente calipsos y una sonrisa encantadora. Un bebé hermosísimo, incluso, el regalón de su abuela paterna, que actualmente al menos toleraba a su yerna.
El pequeño se encontraba con Kim, mientras ellos se dirigían a su vivienda.
Era de noche, se encontraba todo muy oscuro y frío, pero aún así ellos estaban felices.
Aún se encontraban cerca de la casa de los señores Abel, aunque actualmente era solamente Kim Abel, pues su marido había muerto poco después del nacimiento de Tyler debido a una enfermedad terminal.
Iban con precaución debido a la poca visión que tenían.
Aún así no sirvió de nada.
—Estoy preocupado, Sersh. —le susurró de repente Jake, y ella se asustó, ya que él siempre se tomaba todo con calma.
—¿Sucede algo? —cuestionó la irlandesa.
—Siento que va a suceder algo. —contestó, con miedo en la voz. —Te amo más que a cualquier cosa, a ti y a Tyler, son mi todo. —
Ella sin darse cuenta y sin saber la razón comenzó a llorar, aquellas palabras le sonaban como una despedida. Aunque en realidad lo fueron.
—También te amo, eres lo más importante para mí. —pero ella no pudo continuar, porque sintió como un impactó la golpeó fuertemente. Después sintió un peso sobre ella, pero no pudo abrir los ojos. Lo único que escuchaba era un pitido que la desesperaba en aquel infierno negro. No veía, no oía, no sentía. Estaba tan asustada que perdió el conocimiento, y al despertar, quiso no haberlo hecho.
Se encontraba recostada en una camilla blanca, de la cual se levantó de golpe al abrir los ojos.
—¡Jake, Jake! —chilló. Aún se encontraba en la fría carretera, por lo que el viento le golpeaba el rostro.
—Señorita, cálmese. —le susurró una enfermera, pero Sersh no hizo caso.
—¡Jake! —siguió gritando. Hasta que sus ojos se encontraron con una imagen horrible.
Una auto destrozado junto a un cuerpo, cubierto por una manta gris.
—¿Jake? —susurró con un hilo de voz, la misma enfermera se posicionó a su lado observándola con lástima y comenzó a hablar.
—El auto que los chocó vino por su lado. —Sersh esperó que siguiera. —Probablemente el choque a usted no la hubiera matado…pero si la bolsa de aire. —la chica sintió las lágrimas picarles en los ojos, la enfermera continuó. —Pero el chico se interpuso, y el impacto de la bolsa de aire lo recibió él.
No necesitó nada más para romper a llorar allí mismo.
A lo lejos, pudo observar a una persona en un sus mismas condiciones, cargando un bebé.
Allí se encontraba Kim, llorando a mares por la pérdida de su hijo.
Sersh se acercó a ella con lentitud, y cuando estuvieron frente a frente, sin importar sus diferencias, se abrazaron sin cesar el llanto. Se necesitaban la una a la otra, estaban igual de destruidas, igual de acabadas.
—No llores, pequeña. —le susurró la mujer. —Por favor, no llores. —la irlandesa lloró con más intensidad. Kim era tan parecida a Jake…Aún pensaba que todo era una pesadilla de la cual despertaría en la mañana, pero no era así. Lamentablemente todo lo que estaba ocurriendo era verdad, completamente real. Ese era el problema.
Una realidad rota, en eso se había transformado aquel 23 de Octubre, el infierno en vida.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
10 de Enero de 2015.
Allí se encontraba Kim Abel, en la roca donde Jake y Sersh habían hecho la promesa.
Y era hora de cumplirla.
Hace unos días la chica había muerto debido a un disparo no premeditado que ocasionaron unos ladrones en un robo, Sersh no tenía oportunidades.
Kim abrió el frasco, donde yacían las cenizas de ambos y las lanzó al mar, tal como ambos habrían querido.
Dejando libres sus cenizas de amor....
—Tus padres se amaban muchísimo, Tyler. —le susurró la envejecida mujer a su nieto, de solo unos 17 años de edad. —Y te amaban muchísimo a ti.
—Te quiero, abuela. —susurró el chiquillo de ojos calipsos.
—Y yo a ti, pequeño.
ah mai. :aah: jskjks escribes hermoso, ¡NO MENTIRA! ¡PERFECTO, PERFECTO! de verdad es hermoso ¡suerte, ya estás audicionando!
Brooks.
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- Spoiler:
- Me desmoroné. La oscuridad se compuso sobre mi ser. Era incapaz de ejercer la fuerza suficiente como para levantar mis párpados. La noche aún era presente y por mucho que mi pensamiento tuviera la certeza de que hacía ya unas horas el sol se habría despegado de la línea del horizonte, y sus rayos penetrado sin compasión a través de mi ventana, no existía claridad alguna que pudiera iluminar mi porvenir. No sentía ningún tipo de dolor físico pero mi espíritu agonizaba perdido en la penumbra. Pude, a duras penas, tragar saliva. En mi boca había dos cuerpos extraños que al tacto con la lengua me recordaban lo mucho que había perdido con aquel golpe. Tan sólo quise ser yo misma, decirle que no le pertenecía, que yo era dueña de mis decisiones y esclava de mis errores, pero nunca más prisionera de su voluntad. A cambio de mi osadía recibí mi golpe de gracia. Y en ese instante, deseando con impotencia poder ver la luz del día, los recuerdos comenzaron de nuevo a torturarme.
Sus nudillos impactaron contra mi mandíbula nublando y a la vez despejando todos mis sentidos. Teñí de rojo mi vestido blanco. Él, al contrario, no enrojeció. Fui incapaz de escuchar las palabras que vinieron después. Le veía mover los labios, mirarme a los ojos, intentar alcanzarme, pero un insoportable silencio era lo único que pude percibir. Me llevé la mano derecha a la boca y con la izquierda abrí la puerta. Le miré por última vez pero las lágrimas, que desbordándose se precipitaban desbocadas por mi rostro, me impidieron interpretar su gesto. Tragué mi propia sangre, no pudiendo sin embargo engullir mi orgullo, y dejé atrás toda mi vida y mis proyectos. Me marché de mi casa olvidando mis pertenencias, todos mis anhelos y la esperanza de un futuro feliz. No pude mirar atrás. Primero, solté mi verdad por la boca. Después, él me hizo escupir mis dientes. Por último, con la indigesta hemorragia y la posterior huida, di rienda suelta a mi llanto. No me sentí liberada ni aliviada. A pesar de poner tierra de por medio su presencia se hacía más nítida que nunca. Sólo tenía un sitio donde encontrar refugio, pero aunque no hubiera sido así, la parte de mí que él no había conseguido reducir se habría negado a permanecer allí. De manera que no hablé más. No consentí más. No soñé más. Y creí escapar. Creí despertar. La realidad es que jamás lo logré.
Esos y otros recuerdos se desataban ahora en mi pensamiento como si llevaran meses hibernando y el hambre los hubiera avivado. El contraste entre mi aletargado cuerpo y mi actividad cerebral era extraordinario. Me era igual de imposible ignorar mi mente como mover mi cuerpo.
Visité la comisaría en primer lugar, la clínica dental luego, y por último volví a casa de mis ancianos padres, donde dormí profundamente en cuanto gasté mis lágrimas.
Y, sin comprender aún el motivo, seguía siendo incapaz de abrir mis ojos cuando la claridad entró en la habitación. Numerosas escenas del pasado golpeaban mi cabeza sin compasión.
Lloré y lloré aquella amarga noche. Les conté a mis padres lo sucedido e innumerables abrazos y carantoñas no pudieron consolarme lo más mínimo.
Era imposible perdonarme a mí misma por querer obviar durante tantos años las señales que me indicaban que todo acabaría así. Los recuerdos se sucedían ahora uno tras otro pasando por delante de mis inertes ojos, justo antes de convertirse en remordimientos. Esas visiones me culpaban inexorablemente por haberlas intentado ignorar a pesar de haberse querido mostrar con claridad. Y al contrario de lo que me ocurría entonces, cuando parecía no querer dejar atrás un placentero sueño mientras el despertador de la realidad no dejaba de sonar, ahora era una pesadilla la que se hacía camino al tiempo que mi subconsciente se negaba a dar la bienvenida al nuevo día.
El dolor físico producto del puñetazo suponía un placentero cosquilleo comparado con lo que ese golpe desencadenaba en mi alma. Ver a mis padres sufriendo por ello me atormentaba en aquella insoportable aflicción. El terror que me producía que mi agresor pudiera venir a mi encuentro me paralizaba completamente. La agonía de pensar que tan sólo unas horas atrás yo me veía a su lado por el resto de nuestras vidas me castigaba sin compasión. Preferir la muerte a tal pena era la conclusión final a la que mi lógica arribaba en todo caso.
Es duro abandonar un agradable sueño, pero más duro es no poder despertar de una terrible pesadilla. A mí, ahora, me ocurrían las dos circunstancias. No solo mis ojos tenían la firme intención de permanecer ocultos tras los hinchados párpados. Toda yo estaba ausente mientras a mi alrededor la vida fluía con normalidad. Podía oír el cantar del gallo y de los pájaros. Escuchar voces y pasos que parecían perderse por lo que intuía sería un largo pasillo. Podía oler el pan recién hecho, mezclado con otro extraño olor que me resultaba familiar pero no lograba identificar. Era capaz de sentir una ligera brisa a la vez que oír el agitar de unas ramas a través de lo que sin duda sería una ventana abierta. Podía ver el tono cálido que había adquirido la anterior negrura, señal inequívoca de que la habitación se había llenado de luz. Pero ahora no podía despertar, mi pesadilla se dejaba notar y era incapaz de determinar cuánto tiempo llevaba instalada en mi cabeza, si acababa de comenzar o si estaría a punto de terminar. Por un instante, los recuerdos del pasado firmaron una breve tregua para dar paso a los interrogantes. ¿Dónde me encontraba? ¿Por qué no podía moverme? ¿Qué me ocurría? ¿Qué eran esas voces y pasos que oía? ¿De dónde provenían el olor a pan y la suave brisa? Pero enseguida, sin dar tiempo siquiera a que respuesta alguna pudiera surgir de la nada, se presentaron de nuevo las espeluznantes escenas, ignorando por completo mis esfuerzos por liberar mis retinas de su encierro.
Días después, aún seguía agazapada en mi habitación, sin poder apenas comer ni beber alimento alguno. Permanecía atenta a cualquier sonido del exterior como un asustado felino que siente la presencia de un depredador cercano. Cuando por fin pude comenzar a ingerir caldos, y por lo tanto empezaba a recobrar fuerzas, me llegaron noticias muy inquietantes. Al parecer mi verdugo había quedado en libertad. Un estúpido papel le decía que debía mantenerse alejado de mí para poder conservar su libertad. Ese fue todo el amparo que recibí de quienes decían protegerme. Un estúpido papel.
En ese momento me percaté de un extraño sonido, una especie de señal acústica que llevaba ahí desde que mis sentidos parecieron despertar. Se repetía cada pocos segundos de manera intermitente y tan sólo se me ocurría que la intensidad de las imágenes que se comenzaron a agitar en mi mente me habían distraído lo suficiente como para no haber detectado su presencia. Sin embargo, me extrañaba el hecho de que sí que escuché el gallo, los pájaros, las ramas, los pasos y las voces del pasillo. Supuse que aquella monótona señal debía haber estado sonando un largo tiempo, de manera que mis oídos se habían acostumbrado a su intermitente aparición hasta el punto de ignorarla. Por eso, cuando nuevos sonidos aparecieron, mis sentidos les prestaron atención a éstos por encima del monótono pitido. Y concluí que aquella señal no podía provenir de otro sitio que no fuera un despertador. Era hora de levantarme. Quise aprovechar aquel nuevo descubrimiento para darle vida a mi cuerpo. Empezaba un nuevo día, tenía que abrir los ojos, incorporarme y andar. Pero la pesadilla me agarró firmemente atándome de pies y manos a mi recuerdo, amordazando mi voluntad e impidiendo mi resurrección.
Pasé varios meses recluida presa del pánico y era incapaz de asomarme a una ventana. Todo cambió el día en que me informaron de que él había empezado a salir con otra chica. Ese fue el primer día que pisé la calle. Me aseguré de que mi torturador estaba en su puesto de trabajo y me apresté a visitar a aquella joven. No podía permitir que le ocurriera como a mí, que fuera la siguiente víctima. No quería que empezara a soñar porque sabía perfectamente que mi pesadilla sería también la suya. Me reuní con ella y le conté quién era él, todo lo que me había hecho y todo lo que seguía sufriendo en su cercana ausencia. Simplemente le advertí, creyendo que hacía lo correcto. Aquella mujer enmudeció, esa fue toda su reacción. Nunca supe si me creyó ni tuve idea de qué consecuencias tuvieron mis revelaciones en su relación. Ignoré el crédito que concedió a mis palabras y tampoco quise esperar a comprobarlo. Retorné lo más veloz que pude a mi refugio con la esperanza de que la intensidad de mi desgarradora experiencia fuera suficiente para sacudir a la adormilada muchacha. ¿Qué manera más efectiva podría existir para despertar a alguien que lanzar una dosis helada de realidad sobre su rostro?
Continuaba concentrada en aquel intermitente e interminable pitido. Sin comprender el motivo, tenía la certeza de que agarrándome firmemente a esa señal podría dar término a mi parálisis. Que si persistía en mi empeño, prestando atención al despertador podría al final recuperarme. Sin embargo, mi interés comenzó a desviarse de nuevo. Me percaté de la humedad de lo que debían ser las sábanas sobre las que yacía mi estático organismo. Intuí por ello que la postura mantenida no era ni mucho menos reciente. Debía haber pasado así muchas horas, posiblemente días incluso. El sonido del despertador se hacía cada vez más insoportable. ¿Cómo no lo había escuchado antes? Pronto conseguiría despertarme, no podía significar otra cosa. La luz, la brisa, el gallo, el olor a pan, el despertador. Estaba claro que era la hora, pero... ¿Por qué me era imposible mover un músculo?
Cuando regresé a casa de mis padres estaba temblando de miedo. Sin embargo, al igual que el día en que huí de él, sentía que acababa de hacer lo correcto a pesar del pánico. Afortunadamente, la casa estaba sola y respiré aliviada por haber evitado que mis padres se llevaran el disgusto de verme en ese estado de nerviosismo. Me di un relajante baño e intenté distraerme con un libro. Oí llegar unos pasos y me sobresalté, como siempre que escuchaba acercarse a alguien a la puerta. -Seguro que serán mis padres -estaba pensando yo justo cuando la puerta se vino abajo.
Noté repentinamente una caricia. No pude expresar de ninguna forma mi sorpresa por descubrir una presencia humana a mi lado. No había escuchado pasos acercarse, ni sonido alguno durante el rato que llevaba consciente. Así que esa silenciosa persona debía haber estado allí todo el tiempo, casi que conteniendo la respiración. La mano, cálida como una fina lámina de tela meciéndose con la ligera brisa en un soleado día, recorría con suavidad mi frente. Un pulgar se detenía dibujando pequeños círculos en mi mejilla para luego perfilar mis labios con dulzura. Fuera quien fuera el dueño de esa mano, debía de haber notado algún tipo de reacción por mi parte ante el recuerdo que acababa de pasar por mi pensamiento. Seguro que mi cuerpo habría efectuado un ligero movimiento o pequeña convulsión al momento de revivir semejante visión. Y no cabía la menor duda del cariño, me atrevería a decir incluso del amor, que el dueño de aquella mano me profesaba.
Fue entonces cuando le vi, apuntándome con una escopeta de caza, y yo dejé caer mi libro justo al tiempo que él apretaba el gatillo.
Mis párpados por fin lograron separarse lentamente. Me pareció distinguir unos barrotes, y más allá todo se nublaba. El gallo y los pájaros habían dejado ya de cantar. La suave brisa que entraba por la ventana se había convertido en una desagradable corriente de aire frío. El olor a pan recién hecho era solo un recuerdo cercano, sin embargo, el otro olor extraño se hacía más presente aún. Poco a poco fui descubriendo que lo que parecían barrotes eran en realidad mis pestañas, ya que éstos oscilaban, arriba y abajo, al tiempo que la luz se incrustaba poco a poco en mi cerebro. Entonces comenzaron a aparecer las primeras respuestas. Giré unos centímetros la cabeza y seguí el rastro de la mano que continuaba reposada en mi frente, hasta descubrir el rostro enflaquecido de mi querida madre. Parecía muy desmejorada y tenía los ojos enrojecidos. A su lado, mi padre, sobre una silla de ruedas parecía agitarse nervioso ante mis leves movimientos. Aquella habitación no pertenecía a su casa. Enseguida me percaté del instrumental médico que adornaba toda la estancia. Fue justo en ese momento cuando el despertador, que nunca llegué a ver, cambió su monótona e intermitente sinfonía por un pitido igual de estridente pero esta vez continuo, agudo e infinito, que se perpetuó en el tiempo hasta que ya no hubo nada.
-Yo te quería mucho, Barbara.
Fue lo último que le escuché decir a él antes de perder la conciencia.Rayis
Rayis
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Rayis escribió:
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Me desmoroné. La oscuridad se compuso sobre mi ser. Era incapaz de ejercer la fuerza suficiente como para levantar mis párpados. La noche aún era presente y por mucho que mi pensamiento tuviera la certeza de que hacía ya unas horas el sol se habría despegado de la línea del horizonte, y sus rayos penetrado sin compasión a través de mi ventana, no existía claridad alguna que pudiera iluminar mi porvenir. No sentía ningún tipo de dolor físico pero mi espíritu agonizaba perdido en la penumbra. Pude, a duras penas, tragar saliva. En mi boca había dos cuerpos extraños que al tacto con la lengua me recordaban lo mucho que había perdido con aquel golpe. Tan sólo quise ser yo misma, decirle que no le pertenecía, que yo era dueña de mis decisiones y esclava de mis errores, pero nunca más prisionera de su voluntad. A cambio de mi osadía recibí mi golpe de gracia. Y en ese instante, deseando con impotencia poder ver la luz del día, los recuerdos comenzaron de nuevo a torturarme.
Sus nudillos impactaron contra mi mandíbula nublando y a la vez despejando todos mis sentidos. Teñí de rojo mi vestido blanco. Él, al contrario, no enrojeció. Fui incapaz de escuchar las palabras que vinieron después. Le veía mover los labios, mirarme a los ojos, intentar alcanzarme, pero un insoportable silencio era lo único que pude percibir. Me llevé la mano derecha a la boca y con la izquierda abrí la puerta. Le miré por última vez pero las lágrimas, que desbordándose se precipitaban desbocadas por mi rostro, me impidieron interpretar su gesto. Tragué mi propia sangre, no pudiendo sin embargo engullir mi orgullo, y dejé atrás toda mi vida y mis proyectos. Me marché de mi casa olvidando mis pertenencias, todos mis anhelos y la esperanza de un futuro feliz. No pude mirar atrás. Primero, solté mi verdad por la boca. Después, él me hizo escupir mis dientes. Por último, con la indigesta hemorragia y la posterior huida, di rienda suelta a mi llanto. No me sentí liberada ni aliviada. A pesar de poner tierra de por medio su presencia se hacía más nítida que nunca. Sólo tenía un sitio donde encontrar refugio, pero aunque no hubiera sido así, la parte de mí que él no había conseguido reducir se habría negado a permanecer allí. De manera que no hablé más. No consentí más. No soñé más. Y creí escapar. Creí despertar. La realidad es que jamás lo logré.
Esos y otros recuerdos se desataban ahora en mi pensamiento como si llevaran meses hibernando y el hambre los hubiera avivado. El contraste entre mi aletargado cuerpo y mi actividad cerebral era extraordinario. Me era igual de imposible ignorar mi mente como mover mi cuerpo.
Visité la comisaría en primer lugar, la clínica dental luego, y por último volví a casa de mis ancianos padres, donde dormí profundamente en cuanto gasté mis lágrimas.
Y, sin comprender aún el motivo, seguía siendo incapaz de abrir mis ojos cuando la claridad entró en la habitación. Numerosas escenas del pasado golpeaban mi cabeza sin compasión.
Lloré y lloré aquella amarga noche. Les conté a mis padres lo sucedido e innumerables abrazos y carantoñas no pudieron consolarme lo más mínimo.
Era imposible perdonarme a mí misma por querer obviar durante tantos años las señales que me indicaban que todo acabaría así. Los recuerdos se sucedían ahora uno tras otro pasando por delante de mis inertes ojos, justo antes de convertirse en remordimientos. Esas visiones me culpaban inexorablemente por haberlas intentado ignorar a pesar de haberse querido mostrar con claridad. Y al contrario de lo que me ocurría entonces, cuando parecía no querer dejar atrás un placentero sueño mientras el despertador de la realidad no dejaba de sonar, ahora era una pesadilla la que se hacía camino al tiempo que mi subconsciente se negaba a dar la bienvenida al nuevo día.
El dolor físico producto del puñetazo suponía un placentero cosquilleo comparado con lo que ese golpe desencadenaba en mi alma. Ver a mis padres sufriendo por ello me atormentaba en aquella insoportable aflicción. El terror que me producía que mi agresor pudiera venir a mi encuentro me paralizaba completamente. La agonía de pensar que tan sólo unas horas atrás yo me veía a su lado por el resto de nuestras vidas me castigaba sin compasión. Preferir la muerte a tal pena era la conclusión final a la que mi lógica arribaba en todo caso.
Es duro abandonar un agradable sueño, pero más duro es no poder despertar de una terrible pesadilla. A mí, ahora, me ocurrían las dos circunstancias. No solo mis ojos tenían la firme intención de permanecer ocultos tras los hinchados párpados. Toda yo estaba ausente mientras a mi alrededor la vida fluía con normalidad. Podía oír el cantar del gallo y de los pájaros. Escuchar voces y pasos que parecían perderse por lo que intuía sería un largo pasillo. Podía oler el pan recién hecho, mezclado con otro extraño olor que me resultaba familiar pero no lograba identificar. Era capaz de sentir una ligera brisa a la vez que oír el agitar de unas ramas a través de lo que sin duda sería una ventana abierta. Podía ver el tono cálido que había adquirido la anterior negrura, señal inequívoca de que la habitación se había llenado de luz. Pero ahora no podía despertar, mi pesadilla se dejaba notar y era incapaz de determinar cuánto tiempo llevaba instalada en mi cabeza, si acababa de comenzar o si estaría a punto de terminar. Por un instante, los recuerdos del pasado firmaron una breve tregua para dar paso a los interrogantes. ¿Dónde me encontraba? ¿Por qué no podía moverme? ¿Qué me ocurría? ¿Qué eran esas voces y pasos que oía? ¿De dónde provenían el olor a pan y la suave brisa? Pero enseguida, sin dar tiempo siquiera a que respuesta alguna pudiera surgir de la nada, se presentaron de nuevo las espeluznantes escenas, ignorando por completo mis esfuerzos por liberar mis retinas de su encierro.
Días después, aún seguía agazapada en mi habitación, sin poder apenas comer ni beber alimento alguno. Permanecía atenta a cualquier sonido del exterior como un asustado felino que siente la presencia de un depredador cercano. Cuando por fin pude comenzar a ingerir caldos, y por lo tanto empezaba a recobrar fuerzas, me llegaron noticias muy inquietantes. Al parecer mi verdugo había quedado en libertad. Un estúpido papel le decía que debía mantenerse alejado de mí para poder conservar su libertad. Ese fue todo el amparo que recibí de quienes decían protegerme. Un estúpido papel.
En ese momento me percaté de un extraño sonido, una especie de señal acústica que llevaba ahí desde que mis sentidos parecieron despertar. Se repetía cada pocos segundos de manera intermitente y tan sólo se me ocurría que la intensidad de las imágenes que se comenzaron a agitar en mi mente me habían distraído lo suficiente como para no haber detectado su presencia. Sin embargo, me extrañaba el hecho de que sí que escuché el gallo, los pájaros, las ramas, los pasos y las voces del pasillo. Supuse que aquella monótona señal debía haber estado sonando un largo tiempo, de manera que mis oídos se habían acostumbrado a su intermitente aparición hasta el punto de ignorarla. Por eso, cuando nuevos sonidos aparecieron, mis sentidos les prestaron atención a éstos por encima del monótono pitido. Y concluí que aquella señal no podía provenir de otro sitio que no fuera un despertador. Era hora de levantarme. Quise aprovechar aquel nuevo descubrimiento para darle vida a mi cuerpo. Empezaba un nuevo día, tenía que abrir los ojos, incorporarme y andar. Pero la pesadilla me agarró firmemente atándome de pies y manos a mi recuerdo, amordazando mi voluntad e impidiendo mi resurrección.
Pasé varios meses recluida presa del pánico y era incapaz de asomarme a una ventana. Todo cambió el día en que me informaron de que él había empezado a salir con otra chica. Ese fue el primer día que pisé la calle. Me aseguré de que mi torturador estaba en su puesto de trabajo y me apresté a visitar a aquella joven. No podía permitir que le ocurriera como a mí, que fuera la siguiente víctima. No quería que empezara a soñar porque sabía perfectamente que mi pesadilla sería también la suya. Me reuní con ella y le conté quién era él, todo lo que me había hecho y todo lo que seguía sufriendo en su cercana ausencia. Simplemente le advertí, creyendo que hacía lo correcto. Aquella mujer enmudeció, esa fue toda su reacción. Nunca supe si me creyó ni tuve idea de qué consecuencias tuvieron mis revelaciones en su relación. Ignoré el crédito que concedió a mis palabras y tampoco quise esperar a comprobarlo. Retorné lo más veloz que pude a mi refugio con la esperanza de que la intensidad de mi desgarradora experiencia fuera suficiente para sacudir a la adormilada muchacha. ¿Qué manera más efectiva podría existir para despertar a alguien que lanzar una dosis helada de realidad sobre su rostro?
Continuaba concentrada en aquel intermitente e interminable pitido. Sin comprender el motivo, tenía la certeza de que agarrándome firmemente a esa señal podría dar término a mi parálisis. Que si persistía en mi empeño, prestando atención al despertador podría al final recuperarme. Sin embargo, mi interés comenzó a desviarse de nuevo. Me percaté de la humedad de lo que debían ser las sábanas sobre las que yacía mi estático organismo. Intuí por ello que la postura mantenida no era ni mucho menos reciente. Debía haber pasado así muchas horas, posiblemente días incluso. El sonido del despertador se hacía cada vez más insoportable. ¿Cómo no lo había escuchado antes? Pronto conseguiría despertarme, no podía significar otra cosa. La luz, la brisa, el gallo, el olor a pan, el despertador. Estaba claro que era la hora, pero... ¿Por qué me era imposible mover un músculo?
Cuando regresé a casa de mis padres estaba temblando de miedo. Sin embargo, al igual que el día en que huí de él, sentía que acababa de hacer lo correcto a pesar del pánico. Afortunadamente, la casa estaba sola y respiré aliviada por haber evitado que mis padres se llevaran el disgusto de verme en ese estado de nerviosismo. Me di un relajante baño e intenté distraerme con un libro. Oí llegar unos pasos y me sobresalté, como siempre que escuchaba acercarse a alguien a la puerta. -Seguro que serán mis padres -estaba pensando yo justo cuando la puerta se vino abajo.
Noté repentinamente una caricia. No pude expresar de ninguna forma mi sorpresa por descubrir una presencia humana a mi lado. No había escuchado pasos acercarse, ni sonido alguno durante el rato que llevaba consciente. Así que esa silenciosa persona debía haber estado allí todo el tiempo, casi que conteniendo la respiración. La mano, cálida como una fina lámina de tela meciéndose con la ligera brisa en un soleado día, recorría con suavidad mi frente. Un pulgar se detenía dibujando pequeños círculos en mi mejilla para luego perfilar mis labios con dulzura. Fuera quien fuera el dueño de esa mano, debía de haber notado algún tipo de reacción por mi parte ante el recuerdo que acababa de pasar por mi pensamiento. Seguro que mi cuerpo habría efectuado un ligero movimiento o pequeña convulsión al momento de revivir semejante visión. Y no cabía la menor duda del cariño, me atrevería a decir incluso del amor, que el dueño de aquella mano me profesaba.
Fue entonces cuando le vi, apuntándome con una escopeta de caza, y yo dejé caer mi libro justo al tiempo que él apretaba el gatillo.
Mis párpados por fin lograron separarse lentamente. Me pareció distinguir unos barrotes, y más allá todo se nublaba. El gallo y los pájaros habían dejado ya de cantar. La suave brisa que entraba por la ventana se había convertido en una desagradable corriente de aire frío. El olor a pan recién hecho era solo un recuerdo cercano, sin embargo, el otro olor extraño se hacía más presente aún. Poco a poco fui descubriendo que lo que parecían barrotes eran en realidad mis pestañas, ya que éstos oscilaban, arriba y abajo, al tiempo que la luz se incrustaba poco a poco en mi cerebro. Entonces comenzaron a aparecer las primeras respuestas. Giré unos centímetros la cabeza y seguí el rastro de la mano que continuaba reposada en mi frente, hasta descubrir el rostro enflaquecido de mi querida madre. Parecía muy desmejorada y tenía los ojos enrojecidos. A su lado, mi padre, sobre una silla de ruedas parecía agitarse nervioso ante mis leves movimientos. Aquella habitación no pertenecía a su casa. Enseguida me percaté del instrumental médico que adornaba toda la estancia. Fue justo en ese momento cuando el despertador, que nunca llegué a ver, cambió su monótona e intermitente sinfonía por un pitido igual de estridente pero esta vez continuo, agudo e infinito, que se perpetuó en el tiempo hasta que ya no hubo nada.
-Yo te quería mucho, Barbara.
Fue lo último que le escuché decir a él antes de perder la conciencia.Rayis
Escribes H-E-R-M-O-S-O todo es tan lindo ¡suerte, ya estás audicionando!
Brooks.
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No has aceptado mi ficha :'( Me voy al rincón.
Harold
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