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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Él.
Te vi en noviembre, estabas lejos y tu bufanda de mezclilla brillaba contra las luces resplandecientes de las campanillas y los reflejos. La nieve blanca sobre tu liso pelo, el viento helado cortando tus labios vestidos de rojo; anhelaba besarlos, suspiraba por ello y deseaba — por encima de todo —, llegar a rozarlos con la yema de mis dedos. Tu sonrisa inocente cuando abriste el regalo de tu amado, y el abrazo que le brindaste; yo mirándote lejos sentí el calor de tu cuerpo contra el mío y deseando ser de nuevo tuyo, imaginé tus brazos envolviéndome en un abrazo eterno.
Lo más seguro era que me odiases, que me hubieras olvidado. Porque las calles estaban repletas de parejas y yo era el único superviviente solitario que esperaba que volvieses. Pero no ibas a volver.
Recuerdo como tu lágrima resbaladiza se escabulló entre mis dedos y no pude borrarla. Ahora que regresa el invierno, ¿querrás volver al diciembre?
❝ Solo te vi un momento, pero mis canciones hablan de ti. Solo me miraste un minuto, pero mis recuerdos piensan en ti.
Personajes.
✖
✓ Liam Payne | ¿? {¿?}
✓ Harry Styles | ¿? {¿?}
✓ Zayn Malik | ¿? {¿?}
✓ Louis Tomlinson | ¿? {¿?}
Reglas.
» El respeto es algo esencial en una Novela Colectiva, por lo tanto, será lo primero que deberemos trabajar. Los conflictos fuera de la nc.
» Tienen un periodo de tres días para subir capítulo, si por alguna razón no puedes subir, deberás avisarme a mí y pasaremos al siguiente turno (no te será contado como falta)
» A las seis faltas estarás fuera de la nc.
» No os pido una gramática perfecta, ni una ortografía increíble, pero deben esforzarse en que les salga bien. (El idioma watchiturro será contado como falta)
» Responsabilidad ante todo, algo obvio. Porque si la empezamos, la terminamos.
» Para comprobar que han leído las reglas pongan un gif de homer simpson.
» Los capítulos se escriben en Verdana, color blanco, tamaño normal y justificado.
» Mínimo son dos hojas en Word, máximo cinco/seis.
» Para discutir cualquier tema de personajes, deben hacerlo en el muro. (No es obligatorio, pero es para mayor facilidad)
» Narrado en pasado, tercera persona.
» No se debe escribir en formato de diálogo de teatro ( Skip: Jamás te perdonaré por lo que nos hiciste, para mí, estás muerto. - exclamó) sino que debe utilizarse el guión de diálogo ( — Jamás te perdonaré por lo que nos hiciste, para mí, estás muerto. — Exclamó Skip. )
» Y lo más importante: ¡Divertiros!
Ficha.
- Código:
[center][img]icon chica[/img] [img]icon chico[/img]
[/center]
[color=#ffffff][color=#ffcc66]» Nombre completo:[/color]
[color=#ffcc66]» Pareja:[/color]
[color=#ffcc66]» Representante:[/color]
[color=#ffcc66]» Escrito de vuestra autoría:[/color]
[/color]
Última edición por Brooks. el Lun 09 Dic 2013, 3:19 pm, editado 3 veces
Brooks.
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
sjkldfdsfds, yo quiero.
hola, soy agatha:c, tengo catorce y soy del país de los wachiturros más wachitturos de todo el world.
Y nada, me gustó mucho tu idea, weóna:c
so, subiré la ficha más tarde, así que esperáme un poquito|?|:c.
hermosa tu idea<3 bai.
hola, soy agatha:c, tengo catorce y soy del país de los wachiturros más wachitturos de todo el world.
Y nada, me gustó mucho tu idea, weóna:c
so, subiré la ficha más tarde, así que esperáme un poquito|?|:c.
hermosa tu idea<3 bai.
- Spoiler:
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PARACETAMOL
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
Holis!
Soy Fernanda, pero me dicen Cat -Ni idea, creo que es porque soy muy infantilidosa:3- Soy de México y tengo trece añitos hermosos(:
Amm.. y me ah encantado tu idea. Espero mi ficha babe :gochamp:
Que sou bien fabulous:p
Ammm.. besos chocolatosos
FerCat.xx
- El Puerco Araña:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
chenyeol.
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
ALOHA!!!
oli soy pancha d wachiturrolandia :eaea: washaaaa dd bueno no.-. -no te asustes no escribo asi XD digo nomas pa que la pipol no se vaya dd- mi nombre es Paola -pero me dicen Pao jeje- y yo tengo mis 14 inviernos(?) -pos esque dicen 15 primaveras entonces pos yo digo 14 inviernos, pos esque. sho solo queria ser popular :c okno. jaja yo audicionare para el haroldo beibi asi que shuu shuu perras, el es mio okya. jaja un gustin agustin conocerlas a todas beibis Paola se va, chao ah
pd: en un ratin subo mi fisha dd
oli soy pancha d wachiturrolandia :eaea: washaaaa dd bueno no.-. -no te asustes no escribo asi XD digo nomas pa que la pipol no se vaya dd- mi nombre es Paola -pero me dicen Pao jeje- y yo tengo mis 14 inviernos(?) -pos esque dicen 15 primaveras entonces pos yo digo 14 inviernos, pos esque. sho solo queria ser popular :c okno. jaja yo audicionare para el haroldo beibi asi que shuu shuu perras, el es mio okya. jaja un gustin agustin conocerlas a todas beibis Paola se va, chao ah
pd: en un ratin subo mi fisha dd
Unicornia123
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
¡Hola!
Omg, me encantó la idea. Obviamente audicionare.
*inserte gif de homero cantando "puerco araña"*.
Ahora te dejo mi ficha.
Omg, me encantó la idea. Obviamente audicionare.
*inserte gif de homero cantando "puerco araña"*.
Ahora te dejo mi ficha.
Invitado
Invitado
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
NANANANANA sho ya voy a poner ese gift shu shu dd jaja naaa te creas sabes que te amo extraña:(L): (?) okaynoMiry escribió:¡Hola!
Omg, me encantó la idea. Obviamente audicionare.
*inserte gif de homero cantando "puerco araña"*.
Ahora te dejo mi ficha.
Unicornia123
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
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» Nombre completo: Blair Collinwood. » Pareja: Harry Styles.
» Representante: Selena Gomez.
» Escrito de vuestra autoría:
- OS:
- Maldigo el día el cual conocí esa mujer, esa maldita mujer arruinó mi vida. Creí en su amor, en sus promesas; en todo. Como un total enamorado. Llorando, por ella, de nuevo. Recordando sus palabras de "amor incondicional", claro.
Y cada vez más lágrimas resbalan por mi mejilla. No por tristeza, sino por la decepción que me he llevado. La ayudé en su adicción, le di mi casa, comida, ¡amor! todo para que estuviera bien y solamente me lo pagó de la peor manera.
Sin un "por qué", solamente un papel que decía "Lo siento. No me busques". ¿Lo siento? por dios, que caradura.
Ya habían pasado dos meses de lo sucedido. Todavía no logro superarlo. Cada vez me destrozo más. Mis amigos han intentado sacarme de aquí, para conocer nuevas chicas, pero no puedo. Solamente salgo para ir a mi trabajo.
1 año atrás...
Las frías calles de Nueva York traspasaban el poco abrigo que llevaba. Las calles movidas como siempre y los autos con sus pasajeros un poco alocados por llegar a sus casas después de una dura jornada de trabajo.
Unas cuadras más alejadas, por donde nadie caminaba a esas horas de la noche, escuche un ruido como si alguien hubiese tosido. Me acerque hasta el lugar proveniente de aquel sonido. Me había encontrado con una chica, pelo marrón, ojos azules; muy linda. Pero su ropa estaba descuidad y ella también lo estaba. Así que me anime a preguntarle:
-¿Estas bien? - Fue lo único que mis labios pronunciaron.
Ella levanto su vista lentamente hacía mi - s-s-si - pronunció tartamudeando por causa del frío.
- Se que soy un extraño para ti, pero, ¿Quieres hospedarte en mi casa? por esta noche, hace mucho frío te vas a enfermar, trabajo en el hospital a unas cuadras de aquí - Dije lo más cálido posible para que no me tenga miedo, ya he pasado por estas situaciones, solo que las llevaba al hospital no a mi casa.
Me miro un tanto extrañada por lo dicho, claro un extraño que venga y le diga que se hospede en su casa, es un tanto raro.
Como vi que no iba responder me acerque despacio y me senté frente de ella.
-Toma- le dije y me saque mi chaqueta poniéndola sobre los hombros de ella para proporcionarle un poco de calor.
-Gracias- Me dijo en un susurro mientras se la aferraba al cuerpo.
-¿Cuántos años tienes? - pregunte mirándola fijamente.
-veintiséis ¿tú? - me sorprendí, ya que hasta ahora no me había preguntado nada.
-Treinta- Sonreí delicadamente y ella también lo hizo.
-¿Qué haces acá, sola? - Tuve que preguntarle, la duda ya me mataba. Ella agacho la miraba y supuse que no querría contarlo. - Si no quiere decirme esta bien, te entiendo.
-No, esta bien te digo - dio un largo suspiro- Mis padres se enteraron que yo... - cerro los ojos dejando escapar una lágrima - que yo me drogaba - Lo dijo en un pequeño susurro que apenas escuche, pero entendí.
-Oh... lo siento- dije mirando el suelo.
-N-no importa- me sonrío y miro para otro lado- ¿cómo te llamas?
-Stefan, ¿tú?- dije jugando con los dedos de mi mano.
-Willow - dijo con su fina voz.
Hablamos por unos minutos más y cuando obtuve su confianza le pregunte si quería ir a mi casa. Acepto, pero solamente por esa noche.
Ella me contó varias cosas sobre su vida y yo de la mía. Finalmente acepto hospedarse por un tiempo. Yo en ese tiempo aproveche para ayudarla con su adicción.
Sin darnos cuenta o mejor dicho sin darme cuenta me fui enamorando de su sonrisa, de sus ojos; de ella.
Ella me había dicho que sentía algo por mi y yo también se dije lo que sentía. Así que decidimos darnos una oportunidad mutuamente, podría decirse que era una relación sólida y cálida.
Ya habían pasado unos cinco o seis meses y esa noche tenía planeado hacer una cena especial porque ese día cumplíamos tres meses de estar juntos. Pero me lleve una no grata sorpresa...
-¡Willow! ¿dónde estas?- la había buscado en casi toda la casa pero no había señal o rastro de ella, y eso era raro, ya que ella me decía si salía o cualquier cosa. Me dirigí hacía mi habitación y allí encontré lo que parecía ser una carta o un papel con un escrito sobre la cama, lo tome y la empecé a leer...
Termine de leerla y me senté sobre la cama, las lagrimas empezaban a resbalar por mi mejilla. Ella se había ido. Me dejo. Simplemente no sabía que pensar, no escribió algo coherente del por qué se fue así.
Actualidad...
Sólo recordar eso me hacía peor. Me ponía muy mal.
Tomé mi chaqueta y salí a caminar para respirar un poco de aire. Ya me estaba ahogando.
Solo queda volver a mi vida, y olvidarme de ella. Solo eso.
Iba tan concentrado en mis pensamientos que no me di cuenta cuando choque contra un chica. No podía ser ella, no podía ser Willow. Cuando levantó su vista y me vio palideció, como si hubiese visto un fantasma o mejor dicho alguien a quien no querría volver a ver más. Quería hablar con ella, pero solo dijo "Lo siento por todo, te amo" y se fue corriendo. Otra vez se había ido, y me dejo con una nueva angustia.
- Prólogo :
- Todo alrededor de ella estaba oscuro, todo era un profundo silencio, ni su propia voz resonaba en aquel extraño lugar. De pronto árboles empezaron a salir del suelo, parecía que llevaban varios años allí, pero no. Instantáneamente empezó a correr como si fuera de vida o muerte, aunque verdaderamente lo sentía así. Lo extraño era que ningún ser humano la perseguía en esos momentos, pero ella juraba que sí había alguien detrás de la oscuridad. De pronto otra vez no había nada alrededor, los árboles habían desaparecido y ella ya no corría más. Había alguien llamándola por su nombre, su voz era conocida pero su mente no recordaba a quién. Abrió los ojos y se encontraba en su habitación, con la respiración exageradamente acelerada y los latidos del corazón resonaban en su mente. Después de unos minutos de repasar esa pesadilla que venía teniendo hacía semana logró calmarse y reconciliar el sueño.
La tenue luz del sol traspasaba la fina cortina de color salmón que se encontraba cubriendo los vidrios de la ventaba que se encontraba al lateral de ella. Fue abriendo lentamente sus ojos para acostumbrase a aquella luz, y cuando los abrió apagó la alarma ya que el ruido que producía aquel aparato era un tanto molesto. Se sentó en la calentita y confortante cama estirando sus brazos hacía arriba. Se levantó lentamente y se encamino hacía el baño para darse una ducha, así se relajaría un poco, aunque siendo sincera eso no la relajaba mucho. Más bien la relajaba leer un buen libro mientras escuchaba música y un rico café a su lado, ese exquisito olor era una de las cosas más relajantes para ella. Después de eso, se puso la vestimenta de su colegio que consistía de una remera blanca con un pequeño escudo verde situado en la parte derecha arriba, un Jean azul y sus zapatillas negras. Dejó su pelo suelto y apenas se puso un poco de rimel y delineador de color negro y, en sus labios, un labial de color rosa pálido. Después de terminar de arreglarse bajó las escaleras pacientemente y una vez allí abajo se encamino directo a la cocina encontrándose sobre la mesa su desayuno. Lo comió tranquilamente, una vez terminado se fue a cepillar sus dientes, no sin antes no haberle dado el último sorbo a su vaso de jugo de naranja.
Los demás autos pasaban a lado de ella ferozmente, como si todos se hubiesen levantado después de una hora prevista y llegaban tarde a sus respectivos trabajos o como ella a la escuela. Las bocinas sonaban una detrás de la otra más el ruido de la música que cada uno tenía en un sus autos y el calor que hacía parecía una bomba de tiempo. Su cabeza ya empezaba a molestarle otra vez con los dolores y -para peor- en el colegio tendría que aguantarse los gritos de todos, a las estúpidas zorreando al primero que pasé frente de ellas, los insultos dirigidos hacía ella y varias cosas más. Y eso que recién comenzaba la semana, parecía que ayer recién fue viernes. No pudo disfrutar nada de su fin de semana, ya que estuvo encerrada la mayor parte del día en su habitación estudiando para los exámenes finales que se venían bastantes difíciles para ella.
Una vez que llegó a su destino apagó el motor del auto y salió de el poniéndole seguro. Entró al colegio y se dirigió hacía su casillero para tomar los libros de biología, economía y geografía. Los guardó en su mochila y cuando se dio la vuelta divisó a unos pasos a Nina; su mejor amiga.
—¡Nina!— Le gritó llamando su atención aquella cabellera pelirroja de su amiga la notó y fue corriendo hacia ella.
—Hey, Mack. —Le dio un beso en la mejilla —Hasta que llegas mujer.—Dijo soltando una pequeña risa lo que produjo que Elle también lo hiciera.
—El trafico estaba tan... —Dijo moviendo sus manos —liviano—.Finalizó la oración con un toque sarcástico en su voz.
—Oh, te entiendo perfectamente. —Dicho esto las dos lanzaron una carcajada un tanto escandalosa obteniendo algunas miradas.
—Bueno, ¿vamos al salón? —Espetó elevando sus cejas.
—Sí, no quiero que ocupen nuestro lugar.—Dijo haciendo una mueca.
—Uhm... —Murmuró como si no hubiese prestado atención a lo dicho.
—Hay... ya tenía que aparecer Romeo —Anunció burlándose mientras enfatizaba la última palabra.
—Cállate, ah no cierto que tú como no tienes ningún Romeo te burlas de mí —Respondió, un tanto enfadada.
—Dios, solo era una broma mujer —Suspiro y prosiguió— no era para que te lo tomaras a mal, ¿perdón? —. Alegó mientras la miraba como se relajaba.
—No importa, fue. Perdóname tú a mí... —Dijo mientras negaba con la cabeza— no me levante del todo bien, no sé qué me pasa... es solo que... — Espetó mientras movía sus manos y negaba.
—Esta bien... te entiendo, sólo hagamos que esto no ha sucedido y ya. —Sonrío y tomo su mano para transmitirle confianza.
—Gracias... —Susurró tomando fuerte la mano de su amiga.
En la transcurso hacia el salón ninguna de las dos pronunció alguna palabra. Mack estaba pensando en su "Romeo" y otras cosas que tendría que desahogarse con Nina, ya no podía seguir aguantando todo en su pequeño corazón. Mientras que Nina estaba con su celular, como siempre. Mack también lo utilizaba pero no con tanta frecuencia. Su amiga ya estaba un tanto viciada con eso. Una vez que llegaron al salón se sentaron contra la pared delante de todo como lo hacían habitualmente.
Después de una rato el timbre sonó y los demás entraron, al rato, el profesor también lo hizo. La clase pasó lentamente y fue muy aburrida al igual que las demás, excepto en economía que tenía que compartir la clase con Francisco y por eso era su favorita, aunque también estaba Marcie, su estúpida novia, y por ello en parte también odiaba esa materia, aunque no le daba mucha importancia a ella. Siempre tenía que refregar en la cara de todos que Francisco era su novio y eso le daba repulsión porque ni siquiera se amaban y eso le daba una gran impotencia. Cuando Marcie insultaba a alguien Francisco nunca se reía porque él -aunque salga con una víbora- era bueno.
A la salida Mack estaba un tanto distraída que no notó cuando chocó contra un chico, dudosa levantó la vista y para su suerte se había chocado con él, por un momento sintió que no existía nada más que ellos dos, pero después volvió a la realidad -obligada- cuando escuchó la voz de Marcie. Cuando se iba a disculpar él se le adelanto susurrándole un "Perdón, Mack" y dicho esto se fue. Podría tener la fama de chico malo pero era muy educado y eso le encantaba, también cuando pronunciaba -de esos dulces labios que anhelaba algún día besar- su nombre. Suspiro, y aspiro aquel perfume que tanto le encantaba, ese perfume tan varonil que producía a sus hormonas volverse totalmente locas. Sonrío y se dirigió a su auto para irse a su casa.
Al llegar a su hogar notó un auto azul perlado frente a su casa, y ese auto sólo podría ser perteneciente a una persona. Ya de anticipación se escuchaban los gritos desde allí afuera. Estacionó su auto y caminó hacía hacia la puerta y sus manos con temor tomaron el picaporte abriendo para encontrase con aquella persona que hace tanto no veía y tanto temor le tenía su...
Si me falta algo ó haya algo mal sólo dime.
Invitado
Invitado
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
Holi ccccccc: mi nombre es Giannina, pero puedes decirme como quieras. Srsly, ¿cómo puedes hacer tan buenas ideas? omg, omg, quiero, quiero, quiero. ay, ay. bueno, bueno. No sé por quién ir ay, ay. Bueno, en un rato te dejo mi ficha bc tengo que prepararle para que luzca gúd y sensual(?) ayno. idk, hermosa idea cccc:
mi magnus y miru están acá.
- omg. :
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Invitado
Invitado
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
Gigi te encuentro en casi todas las nc.
Igual amo eso, ah.
Igual amo eso, ah.
Invitado
Invitado
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
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» Nombre completo: Kourtney Jameson Benneth.
» Pareja: Louis Tomlinson.
» Representante: Jennifer Lawrence.
» Escrito de vuestra autoría:
- Spoiler:
- El funeral había comenzado bien al principio.
La gente iba arreglada, seria, y con ramos de violetas que -según Harry-, eran las flores preferidas de Anabette.
Louis y Jamie habían estado junto a él cuando la caja se hundió en la tierra, se quedaron con él cuando la gente llegó a darle un ligero pésame y no se movieron de su lado cuando el colocho se tiró en el suelo a llorar por cinco minutos.
-Señora Houston- la pelirroja se acercó a la madre de la difunta -de verdad, lo lamento mucho.
La mujer, vestida con un pantalon acampanado negro y una vieja blusa blanca, se tiró encima de Jamie y la rodeó con sus lánguidos brazos.
-Ella era un ángel- le susurró al borde de la desesperación -¡una buena persona!
La chica se limitó a no deshacer el abrazo y a decirle palabras reconfortantes.
-Cuando era pequeña- continúo la mujer -solía despertarse llorando en las noches de tormenta, entonces yo me levantaba y le cantaba canciones de cuna.
Rompió en llanto por unos minutos, manchando de maquillaje y lágrimas saladas el hombro de Jamie.
-Y cuando regresaba a la cama- contó -escuchaba la voz de ella desde su habitación, ¿sabes que hacía?
El silencio de la chica le sirvió como respuesta.
-Cantaba- lloró -se quedaba cantando para tranquilizarse, ella sola.
-Señora- comenzó a hablar Jamie, pasando una mano por su espalda.
-Y creo que aún la escucho cantar- interrumpió mirando hacia la parte fresca de la tierra, donde horas antes habían enterrado a su única hija. -Y creo que quiere que la saque, ¡sigue viva! ¡Sigue viva!
-Señora- repitió Jamie, sujetándola débilmente por los hombros, impidiendo que se desplomara o echara a correr a escarbar el pasado.
La señora Houston la miró con los ojos cansados, perdidos.
-Anabette ya no está- se atrevió a decirle.
-¿Dónde está ahora?- Preguntó la mujer subiendo la mirada hacia el cielo.
-Está en un lugar mucho mejor a este- murmuró la pelrroja -un lugar más sano, más lindo. Ella está bien, está mejor.
-Jamie- Louis apareció entre los familiares afligidos de Anabette -¿puedes venir conmigo?
Los ojos azules de la muchacha lanzaron chispas, con la mirada señaló a la mujer que estaba consolando.
-Estoy algo ocupada, Louis- espetó.
-Será rápido- insistió el castaño y tiró de su mano, separándola de la mujer, quien fue atendida por una maraña de gente al instante.
-Por si no lo has notado- empezó a alegar ella -estamos en un entierro, no en el parque.
-Necesito que me ayudes a buscar a Harry- le dijo cuando estuvieron entre tumbas -se separó de la gente y tengo miedo de que haga algo estúpido.
-Es Harry Styles- lo tranquilizó Jamie -hará algo estúpido de una manera u otra.
En vez de fulminarla con la mirada, su amigo se separó de ella y empezó a buscar al muchacho pálido de cabeza infestada de rulos.
Jamie, a regañadientes y apretando con miedo su suéter gris de encaje, se adentró más al cementerio.
Los llantos del chico eran ruidosos, seguidos por sus espacios para tragarse la flema y gritar.
-Harry- se acercó con dificultad a él, con cuidado de no pisar ninguna lápida -nene, ven acá.
El chico se asustó al principio, al escuchar su nombre y cuando según él estaba solo; Pero cuando examinó la cara pálida y los ojos azules de Jamie, se lanzó sobre ella, quedando los dos sobre el césped recién cortado y mojado por el rocío.
La estrujó con fuerza, como al oso de peluche que tenía cuando era niño, como estrujaba a Anabette cuando estaba contento. Sólo que la diferencia ahora es que estaba como la mierda misma y, era Jamie.
-Me voy a morir- le dijo entrecortado.
-Cállate, Harry- le dio unas fuertes palmadas en la espalda -no te vas a morir, te quedarás con nosotros y lo superaremos juntos.
-Una vez le dije que sin ella no vivía- le confesó a su amiga -y de verdad que se me hace difícil tratar de sobrevivir ahora.
-¡Aquí están!- La voz de Louis hizo que Jamie lo soltara, aunque Harry siguió con los brazos ceñidos al cuerpo de ella, con su cabeza escondida en el cuello de la chica y donde ahora notaba que olía a flores, a violetas quizá.
-Vamos, levántate- Jamie le tendió una mano cuando logró zafarse de su agarre, el ruloso la ignoró y se paró por su cuenta, caminando de nuevo lejos de los dos.
-Hey- Louis tomó a su amigo del hombro.
-Ya no quiero regresar allá, no puedo- admitió, y se dio la vuelta para abrazar al castaño, con fuerza.
» Otra cosa:
Él me había dicho que los humanos pecaban mucho. Y en cierto modo, le había comenzado a agarrar odio a aquella raza, parecía que no les importaba nada de lo que nosotros sentíamos y, romper corazones era como una especie de deporte.
De igual manera, quería que él me rompiera el corzón tantas veces quisiera, porque eso significaba que me tomaría en cuenta y que pasaría cierto tiempo conmigo. Y con tla de que hiciera eso, no importaba que pudiera pasarm después.
Sin embargo, no se dignó a hablarme si no hasta dos semanas más tarde, y para esa fecha yo ya había perdido el interés.
-¿Qué tal?- Preguntó, se acercó y me tomó de la mano.
-Estoy muy bien- me zafé de él y solté una risita lejos de ser natural.
-Escucha- su intención era pasarse una mano por el cabello, pero la detuvo cuando su brazo llegó a la altura de su oreja. -Quería preguntarte sobre lo que había pasado en el club.
Oh, encima de que me habló tarde, se atrevió a tocar el incidente de la semana pasada.
Yo, por otra parte, no le miraba ningún problema al besar a algún chico. Digo, él y yo no éramos novios ni nada y que yo besara a alguien más no debía de molestarlo. De igual manera, sabía que Louis no estaba celoso, no, los humanos no eran celosos. Eso me había dicho él.
-Claro- sonreí socarronamente -¿qué quieres saber?
-Todos te creyeron una especie de cualquiera- espetó -no puedes andar por ahí besando a la persona que se te dé la gana.
-Yo no soy ninguna cualquiera- levanté la cabeza, en señal de autoconfianza, pero la verdad el tono y las palabras de él habían bastado para que cualquier migaja de autoestima desapareciera de mí.
-Ya sé- está vez sí pasó una mano por su cabello, lo revolvió y lo reacomodó -pero eso pareciste, me demostraste que no tengo que sacarte nunca más.
-¿Y qué crees que soy?- Elevé la voz -¿una especie de perro el cual hay que sacar a pasear cuando ya se ha aburrido de estar encerrado en casa?
-¡No estoy diciendo eso!- Exclamó, vaya, ahora él era el enojado.
-No me importa si no querías decir eso- eché a andar lejor de él, pero con segura de que me seguía, proseguí: -Y puedo hacer lo que se me venga en gana, Louis, tú no eres nadie para decirme qué hacer y qué no.
-Sólo te diré una cosa- susurró y me dio la vuelta, agarrándome por los hombros -¡no beses a cualquiera!
-¿Y a quién tengo que besar, entonces?- Pregunté sin pensar -¡peudo hacer lo que yo quiera!
-Yo también- agregó él antes de estampar sus labios en mi boca.
Entusiasmada, moví mis labios sobre los suyos, pero él pareció quedarse quieto, aún confundido. Él me había besado, y luego no mueve ni la boca. Entonces, avergonzada, separé mi cara de la suya.
No me soltó de los hombros y volvió a pegar nuestras bocas. Pero no le seguí el beso, sin embargo eso no pareció afectarlo ya que siguió besándome y demostrándome que dos semanas no bastaban para olvidar a Louis Tomlinson.
:p bai.
PARACETAMOL
Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
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» Nombre completo: Heather Hollinger.» Pareja: Harry Styles.
» Representante: Bárbara Palvin.
» Escrito de vuestra autoría:
- prólogo. :
El exquisito olor a café era tan manipulador como nunca lo imaginó. Cuando entró a la pequeña tienda pareció clavarse en su nariz, y respiró el puro aire que envolvía a tal olor. Agradecía que fueran considerados con el buen invierno que se les presentaba, —sin reclamos se llevaba el premio al más frío durante dos años—, y encendieran la calefacción.
Era tan placentero que su piel bajo ese montón de abrigos se sintiera cálida. Una campanilla había sonado, la misma que anunció su llegada. Giró su cabeza hacia un lado, y una sonrisa se fue extendiendo por su pálido rostro. Tiró de su abrigo, y lo colgó de manera despreocupada en su hombro para así disponer tranquilo de hacer lo propio con la mujer que lo acompañaba. Ella le regaló una cordial sonrisa, mientras recorría con la mirada el lugar.
Por su parte, él tomó su mano con profunda delicadeza, tironeando con suavidad. Dirigiéndose a una mesa desocupada, limpia, y justo al fondo pudo oler aún más el inconfundible olor a café recién preparado, ¡y qué decir de las delicias que los esperaban! Era magnífico.
—Buenas tardes, ¿qué desean ordenar? — una joven muchacha se acercó a ellos, parecía entrenada para satisfacer a los clientes. Amable, paciente, encantadora.
—Dos cafés, por favor.
Por ahí, mejor dicho en Nueva York decían que ésa cafetería tan solicitada era poderosa. Y no sólo por las cortesías, las exquisiteces y la preciada calefacción; era por su título tan veredicto. Parecía que todas las personas que iban allí, terminaban cayendo en las garras del amor.
Cuando un par de bizcochos con glaseado se sirvieron junto con lo pedido, ambas personas sentadas en la ordenada mesa de madera oscura miraron intrigados a la camarera que con deleite sonreía.
—Cortesía de la casa.
Era pura satisfacción, no importaba si sonaba típico, pero el ver sus rostros con un suave rubor,
—por lo menos en la mujer. — daba entender que hacía lo correcto. Eso tenía de maravilloso Coffee Love, que con un simple pedido se originaba la pureza propia del ser enamorado. Y al final, todas esas personas tenían razón.
- one. primera parte.:
Alzó la cabeza y dejó de escribir. La birome de tinta azul quedó apoyada sobre las páginas llenas de su cuaderno. Respiró con tranquilidad, estiró su mano derecha y observó los dedos de la misma; manchados de un color azul índigo. Los frotó un poco, siseando por el entumecimiento que le recorría. Había escrito sin parar, por media hora tal vez, no era un superhéroe para tardar más y no detenerse, mas igual le cansaba.
Apoyó sus manos en su regazo y miró el cuaderno que reposaba en su escritorio. Una pequeña lámpara a un lado, miles de lápices revueltos por doquier, notas arrugadas esparcidas hasta por el suelo, así se encontraba éste. Tengo que tirar eso, pensó.
Sonrió satisfecha al leerlo por tercera vez. Su informe acerca del comportamiento del enamorado había sido acabado. Parecía una estupidez, pero para Taissa no lo era. Escribir alrededor de cinco páginas —de reverso cabe aclarar— sobre cómo era el procedimiento del hombre en una relación sentimental no era un problema para ella.
Tal vez sí. Nunca estuvo enamorada, al menos no realmente. Había tenido cientos de amores platónicos, pero eran celebridades que veía en televisión o en vídeos, hasta le gustaron chicos de su preparatoria sin embargo era una cosa distinta. Sentir ese profundo sentimiento que te hacía querer no despegarte de tu pareja era algo de otro mundo para ella, conocía bastante como eran las mujeres enamoradas. Muchas películas. Mas, ¿cómo era el hombre? Eso se planteaba cada día, desde que comenzó con su tesis hace, prácticamente, tres días atrás.
...
Se sentó en la cafetería, con una bandeja en frente suyo que luego de una inspección cualquiera se daría cuenta de que la comida no había sido probada. Taissa sostenía una limpia, —luego de frotarla por precaución— manzana roja, aún sin morder, y miraba a su alrededor. Era por un simple chiclé que existieran tantos grupos; populares, extraños, inteligentes en demasiada cantidad, —vulgarmente llamados nerds— y luego su grupo, los normales. Toda institución tenía cerca de esa cantidad, nunca podría decir que era una sociedad comunicativa y amistosa porque, si ella tan sólo hablara de juzgar no pararía hasta terminar con las porristas. Simplemente, se encontraban divididos, y nadie podía acceder a la comunidad del otro sin permiso.
La chica detuvo su mirada en una mesa. Alzó una ceja cuando Liam Payne manoteó a un chico de cabello castaño, cuando al parecer éste intentó balancearse de su silla como un niño pequeño. Ilusos, pensó. La inmadurez era algo tan propio de sus compañeros, claro que no tenía un ego, mucho menos exclamaría que era el ser más maduro del planeta, ni se acercaba, pero aseguraba tener más prudencia.
Liam era sereno, responsable, y popular. Una combinación inusual pero acertada, iba en su perfección. Taissa abrió los ojos lo más que pudo, Bonnie una de sus amigas la miró expectante.
—Me gusta el color de tus ojos, aunque esa no es la mejor manera de lucirlos. — comentó con diversión, y luego regresó a la plática general.
El verde musgo era tan atractivo para ella. La miró de reojo, sin darle importancia en lo absoluto, tenía que preocuparse por otras cosas. Un ejemplo, en descubrir como Liam lograba sobrevivir en una población de ignorantes superficiales, y ser un auténtico chico de película. Ella lo había notado, una gran cantidad de novias que habían sido atendidas con mejor cariño posible, regalos costosos, y besos apasionados, sin convertirse en un pervertido más. Estaba un poco segura, —según porque los hombres son iguales— que no quería intimidad, sólo amor. Tal vez no tendría que confiarse y ser más distante en ese sentido pero, no pasó nunca desapercibida su deleitante mirada miel, llena de adoración.
El cuestionario comenzó. Tom, un muchacho de último año era un atrevido sin censura, siendo más grotesco que otra cosa, aunque podría ser un caso aparte ya que sólo tuvo dos novias formales. También estaba Jeremy, que bien no era un idiota como el anterior, era más bien demasiado,
—demasiado— afectuoso en una relación, a tal punto de no despegarse, y parecía que hasta al baño iban juntos. Pero, no sabía si lo hacía de acompañante o era la opción más lógica. En fin, ésos dos estúpidos incompetentes eran otro ejemplo de lo anteriormente dicho. Eran distintos comportamientos a su parecer, y ninguno se asemejaba al de una película romántica barata.
Liam, ahora llamado ejemplo ‘a’ era un enigma, no se conocía si era tierno por voluntad propia, o si creía que era el mejor modo de obtener lo que quería de una manera eficaz. La curiosidad picó a Taissa. Los ejemplos ‘b’ y ‘c’ dejaron de importarle, su actitud era diversa, pero por ahora le interesaba alguien más. Y no del modo cursi.
Era apuesto, muy apuesto. ¿Qué chica no querría tenerlo? Tal vez ella, pero ¿coquetear en su cara, masticar chicle de manera grosera y vestirse provocadora cual prostituta en plena acción sería lo correcto? Al menos, así lo había hecho la mayoría de las féminas.
Lo observó por última vez en la hora y por fin mordió su manzana.
...
—¿Qué es lo que haces? — Bonnie habló en su oído, mirando con disimulo al grupo de chicos que reían entre sí.
Taissa procuró que no se dieran cuenta, y tomó a su amiga del brazo dirigiéndola unos pasos más lejos. Respiró tres veces para intentar calmar la adrenalina que sentía al espiar a alguien.
—Nada, nada. — mintió. —¿Pasa algo?
—¿Cómo que pasa algo? — Bonnie la miró incrédula. —Estás asechando a alguien, no, ¡A Liam!
Escuchó el intento de regaño, al menos eso quiso, sus ojos habían parado en la silueta del muchacho, quien se despedía cuando el timbre había sonado. El momento había llegado de más pronto de lo que pensaba, pero cuando él se disponía a entrar a su salón, Taissa se apartó de su amiga ignorando los reclamos de ésta.
Alcanzó a tirar de su mochila, luego un simple roce en su hombre y quedó estática cuando él se dio vuelta.
—Disculpa, sé que no tienes idea de quién soy pero, ¿podría hacerte una encuesta? Es para un trabajo. — mintió, de nuevo.
Había ensayado su conversación —al menos de su parte— la mayoría del día. Luego de salir de la cafetería, se instaló con una hoja en blanco y una birome en el tiempo libre, pensando en todo lo que había notado en aquel lugar. Básicamente, los comportamientos de los chicos respecto a una relación sentimental de más de un día.
Lo había nombrado muchas veces, pero era una curiosidad que debía saciar. No podía mentirse más, libros y películas eran porquería que no demostraba nada. El amor, ¿qué sabía ella de el? Precisamente por eso debía averiguarlo.
—Claro, no hay problema. — regaló una cordial sonrisa. —Te veo después de clases, ¿quieres? Antes de irnos por distintos caminos, creo que estaremos más tranquilos.
—¡Por supuesto! Te veré luego. — se sintió conforme con su actitud empleada, pensó que tartamudearía por los nervios que podría ocasionarle, pero no, Liam era tranquilo.
—Si te soy sincero, tengo la sensación de que quieres correr y escapar de mí. — rió. —¿Podría saber tu nombre? — inquirió con amabilidad.
El corazón de la chica aceleró sus latidos. Podría tener fiebre, porque sencillamente un escalofrío le recorrió la espalda.
—Taissa. — musitó aún aturdida.
—Es un bonito nombre. Soy Liam. — elogió antes de girarse y levantar la mano. —Tengo que entrar pero, te veré luego. Un gusto, Taissa. — sin más, se largó de allí.
Cada estudiante que pasara por su lado podía visualizar el sonrojo que habían adquirido las mejillas de la chica. El golpeteó interno se hizo más fuerte, un cosquilleo se apoderó de su boca y sólo quiso reír cual estúpida.
—Igualmente, Liam. — murmuró al aire.
Sacudió la cabeza en un intento de despejarse, meditando por unos segundos si lo que haría sería lo correcto. Era probable que se reiría y lo tomaría como una broma mas, debía tratar.
...
Esperó después de un rato. Terminó de ver como Bonnie se alejaba de la institución, mejor dicho como la mayoría lo hacía pero ella se quedó. Tenía que esperarlo, de un tipo tan atento no esperaría que la plantara, porque sería imposible. Sin embargo, tenía cinco minutos de demora.
—¡Taissa! — un grito se escuchó desde el otro extremo. Un mechón de su cabello castaño se pegó a su boca, escupió un poco en un vago intento por sacarlo pero desistió de la idea cuando terminó apartándolo de un brusco movimiento con su mano.
—Liam, hola. — saludó cuando éste llegó a su lado, caminando con su pintoresco estilo conquistador. —Pensé que no vendrías.
—¿Ah sí? — alzó una ceja juguetón. —No te preocupes, no dejaría sola a una bella chica como tú. — acomodó la tira de su mochila con una sonrisa.
—Lo que tú digas. — musitó girando su rostro. El rojo en sus mejillas parecía no querer desaparecer, y Taissa se preguntó porque se daba cuando él le hablaba.
—Al parecer no estás acostumbrada a los cumplidos.
—Deberíamos hablar de la encuesta, tengo que volver a casa.
—Entonces, vamos a hacerlo. — aplaudió con sus manos, y acomodó por segunda vez su mochila. —¿Qué necesitas saber?
Taissa contó mentalmente hasta tres, abrió la boca para tomar una respiración y luego botarla, eso le ayudaba muchísimo.
—¿Cómo eres cuando estás enamorado? — soltó, mas no se sintió del todo estúpida.
Y Liam rió.
—¿Para qué trabajo tienes que hacer eso? — añadió entre risas.
—Oh, practico como futura estudiante de psicología. Sólo quería saber qué pensamientos tienen las personas acerca del amor. — mintió por tercera vez.
—No sabía eso. ¿Qué edad tienes?
—Dieciséis.
—¿Y no eres muy joven para hacer eso?
—Lo hago por voluntad propia. — respondió apresurada.
Liam mordió sus labios, mirando hacia arriba. Él tenía algo, definitivamente, ¿cómo podía ser tan seductor e inteligente? Taissa no quería pensar eso.
—Te ayudaré, no tengo ningún problema con eso. —se encogió de hombros y la miró directamente.
—Pero tal vez podríamos hacerlo en un lugar privado, creo que el estacionamiento no es la mejor opción.
—Puedes venir a mi casa, estaríamos tranquilos. — ofreció. Luego cayó en cuenta de que sonó desesperada, al menos esa fue su propia impresión.
Liam no apartó sus ojos.
—Claro, me agradaría eso.
quería hacer harbara. :jum:
Invitado
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Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
Me enamoré de tu idea, es tan kdjdjfjsdjd.
Te subo la ficha más tarde c:
Por cierto, soy Kate.
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- homer simpson:
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Última edición por Kathe. el Mar 03 Dic 2013, 6:02 am, editado 2 veces
indigo.
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Re: back to december. {audiciones cerradas} resultados.
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» Nombre completo: Haley Lee.
» Pareja: Zayn Malik.
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» Escrito de vuestra autoría:
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- One shot:
- Era un bonito día para hacer un picnic en el parque, para dar un paseo o simplemente asomarse a la ventana a disfrutar de los rayos de sol. Era uno de esos días que escaseaban en la ciudad, normalmente encapotada y gris. Normal que Inglaterra tenga uno de los índices más altos de suicidio, con este tiempo… ¿quién no se suicidaría por disfrutar de un poco de luz, aunque solo fuera esa que supuestamente ves antes de morir?, pensaba con frecuencia Bryony.
Sí, definitivamente era un buen día para hacer casi cualquier cosa al aire libre. Menos para asistir a un funeral. Una gran cantidad de gente vestida de negro se encontraba congregada en la parte oeste del cementerio, alrededor de una bonita tumba de caoba rodeada de coronas de flores de diversos colores. A su lado, un caballete de madera portaba la fotografía de una mujer mayor que bajo sus innumerables y adorables arrugas escondía unos bonitos ojos verdes acompañados por una sonrisa del tamaño de América, como mínimo. Mientras el reverendo Roy entonaba las plegarias, algunos de los presentes lloraban, unos miraban a la nada y los más mayores decían repetidamente; él siguiente soy yo, seguro que no llego a las próximas Navidades. Salvo Bryony, ella sostenía la rosa blanca bien aferrada entre sus manos, provocando que las espinas penetraran en su piel. Parecía que el dolor físico y el emocional estaban enzarzados en una ridícula competición por ver cuál le causaba más daño. No lloraba, ya no le quedaban lágrimas que soltar. Se sentía seca y vacía, como un desierto. La melodía alegre y alentadora de Here comes the sun proporcionaba a la situación un toque irónico.
Florence Relish dejaba el mundo en un día magnífico. Seguro que si Bryony pudiera oír la voz de su abuela diría algo como; ¡Aquí os quedáis pringados, pudriros en este mundo decrépito mientras yo me lo paso bomba de uno de esos banquetes celestiales! La chica fue incapaz de retener la risa y sus labios se elevaron hacia arriba, pero segundos después las lágrimas volvieron a asomarse por debajo de sus gafas negras. ¿Qué haría a partir de ese momento sin su adoraba abuela?, nunca había conocido a otra familia. Siempre caminó agarrada de su mano y con su presencia el mundo parecía un poco menos malo, menos enfermo. Pero las cosas buenas tienen su final antes o después, solía decir Florence y el cáncer terminó con una de las pocas cosas buenas que tenía Bryony.
Sus hombros empezaron a convulsionarse arriba y abajo. Inmediatamente un fuerte brazo rodeó su cuerpo con firmeza, ayudando a que continuará quieta en medio de ese tumulto de emociones que la acosaban.
-Si estas adorables ancianitas siguen lamentándose de esa forma, seré yo quien se meta en ese agujero –susurró el chico en su oído con tono burlón.
Bryony tampoco pudo contener la risa en esa ocasión. Se deshizo de las gafas de sol dejando al descubierto los dos moratones bajo sus ojos marrones, empequeñecidos por el sol y el cansancio. Miró a su amigo, que le sonreía desde todo lo alto que era con una dentadura perfecta. Zayn Malik había sido su mejor amigo desde que entró a trabajar a la redacción de la revista Hot News hacía tres años. Era de esas personas puras, de las que solía hablar su abuela. De ese tipo que iba por la vida regalando sonrisas, buen humor y bondad sin esperar recibir una recompensa. No se había separado de él desde aquel día. Zayn era la otra cosa buena que tenía en el mundo, cuando estaban juntos todo lo demás carecía de importancia. Era un bonito descanso de la realidad. Y muy en el fondo sabía que sus sentimientos hacia él superaban los límites de la amistad. No se trataba de amor, hacía tiempo que dejó atrás su faceta de adolescente que se enamoraba hasta de una flor. Pero podía calificar sus sentimientos como una atracción irrefrenable por sus labios, su sonrisa, sus ojos e incluso de la arruga que se formaba en su barbilla cuando se enfadaba. Sin embargo, su miedo a perderle y que él no sintiera lo mismo frenaba todos esos impulsos. Necesitaba a Zayn en su vida, de la forma que fuera. Sobre todo en ese momento, ya no quedaba nadie en la tierra que le importase de verdad. Ni siquiera las personas que fingían ser sus amigas.
-Gracias por estar aquí, eres un buen amigo –descansó su mejilla en el brazo de Zayn.
-Apreciaba a tu abuela, y tú me necesitas, merece la pena perder un día de trabajo por esto –depositó un beso en la coronilla de la muchacha con ternura.
El silencio volvió a tornarse sobre todos los presentes, era el momento de dedicar unas palabras a la fallecida, pero Bryony deshizo la idea. Se sentía sin fuerzas para hablar de ella en pasado, de contar como la enfermedad la fue consumiendo hasta la muerte. Las personas aquí presentes sabían cómo era, no necesitan un recordatorio absurdo. Durante el descenso del ataúd Bryony tuvo que reprimir sus ganas de tirarse tras él, sacar a su abuela y regañarla porque su broma dejó de tener gracia hacía unas horas. Pero su raciocinio la ayudó a controlarse. Una hora más tarde tenía entumecidos los huesos de la mano derecha de tantos apretones, holía a una mezcla de los perfumes empalagosos de las amigas de su abuela y sentía la necesidad de dormir durante una semana. Aunque sabía que una vez en la cama no podría pegar ojo.
Metió la llave dentro de la cerradura del pequeño piso que compartía con su abuela cerca de Piccadilly Circus. Al abrir la puerta una ráfaga de recuerdos la invadió. El pequeño salón comedor se encontraba bien iluminado e igual de acogedor que siempre. Las flores de su abuela no se habían marchitado (como iban a hacerlo, si solo había sido una noche) y en el aire todavía podía apreciarse un leve olor a las magdalenas de arándanos de Florence. Par la chica el mundo se vino abajo de nuevo y ella caía junto con él.
-Puedes venir a mi casa unos días, hasta que sepas que vas a hacer –Zayn la rescató de nuevo y con delicadeza condujo su cuerpo hasta el sofá de color morado.
Se desplomó en él embriagada por el dolor de sus piernas por haber pasado tantas horas en pie. Dejó caer la cabeza en el respaldo y cerró los ojos momentáneamente. Su amigo esperó paciente a que se recompusiera.
-He vivido aquí con ella toda mi vida… -dijo Bryony poco después, reprimiendo las lágrimas incipientes -, no sé, es como si ya no tuviera sentido estar aquí.
Apoyó los codos sobre sus rodillas y enterró la cara entre las manos. Su abuela nunca fue una persona con un poder monetario elevado, de hecho siempre habían vivido con lo justo y necesario. El piso era lo único que le pertenecía por completo, y sin embargo sin ella no quería nada de lo que había en ese lugar. Ni siquiera los recuerdos, si pudiera los dejaría encerrados ahí dentro bajo siete candados.
-¿Piensas venderlo? –preguntó el chico, como si hubiera leído los pensamientos de su amiga.
-Quizá, creo que es una decisión que debo tomar con la cabeza un poco despejada y tras al menos diez horas de sueño seguido. Pero creo que la respuesta es casi evidente, no tengo donde ir y mi sueldo de periodista no me da para cogerme un piso decente que no cargue con tres compañeros de piso. Esto es mío, al fin y al cabo… -abrió los brazos queriendo abarcar toda la amplitud de su casa.
-La proposición de antes era seria, puedes venir a mi casa, por un tiempo indefinido –sus ojos mostraban una intensidad sobrecogedora.
Lo rechazó con una sonrisa y una leve negación de cabeza. Apreciaba su preocupación, y la hubiera aceptado si se tratara de un amigo “cualquiera”. Bryony conocía de primera mano la inestable vida amorosa de Zayn, no solía pasar solo la mayoría de las noches. Y con sus sentimientos a flor de piel, no se creía capaz de soportar con frialdad una de esas escenas.
-Como he dicho, es algo que debo pensar con detenimiento. Lo tendré en cuenta –sonrió de la manera más amplia que pudo.
Zayn notó crecer la impotencia en su estómago. Verla de esa manera le mataba de una forma que no quería conocer. Bryony, de por sí tan alegre y alocada parecía consumirse por segundos. Podía notar ese dolor como si se tratase del suyo propio. La quería, de una forma antes desconocida para él. Por eso nunca se había atrevido a ir más allá, porque temía que su corazón se destrozará si esa muchacha no sentía lo mismo.
-¿Necesitas que me quede, quieres comer algo…?
Bryony río ante el nerviosismo de su amigo, estaba desacostumbrado a no poder hacer nada para solucionar los problemas de los demás. Él era así… y le encantaba.
-Estoy bien, me enfundaré una sudadera que me llegue hasta las rodillas y unos leggins y me echaré en la cama hasta que consiga descansar un poco. Vete a casa, ya es tarde y mañana tienes que ir a trabajar. Todo estará bien por aquí.
Zayn perdió unos segundos mirando el rostro aceitunado de la muchacha y sus profundos ojos marrones surcados de ojeras y dolor. Suspiró con pesar, cuando Bryony quería estar sola, era mejor respetar su decisión. Agarró una de sus pequeñas manos entre las suyas por unos momentos.
-Llámame si necesitas cualquier cosa, vendré corriendo.
-Gracias, estaré bien de verdad. Quita esa cara de muerto, que no te sienta nada bien –disfrutó del contacto de sus pieles un poco más.
Finalmente Zayn se levantó, depositó un beso de despedida en su mejilla y a regañadientes, abandonó el piso.
A la mañana siguiente todo volvió a la normalidad, el cielo estaba cubierto por la neblina de cada día y los rayos de sol no habían dejado ningún rastro de haber existido. Londres volvía a ser la ciudad enferma y gris en la que creció. Bryony tenía la sensación de haber dormido por algunos años ya que a cada rincón que miraba todo le resultaba desconocido. Esa sensación radicaba en una sola cosa, la muerte de su abuela. Al abrir los ojos deseó que todo lo del día anterior fuera una tomadura de pelo, que su abuela entrara en su dormitorio tarareando la melodía de la canción de cuna que solía cantarle de pequeña, levantara la persiana y le arrancara las sábanas de entre las manos. Sin embargo, la habitación continuó en penumbra con ella hecha un ovillo bajo las sábanas mientras esperaba algo que no llegaría.
¿Qué hago ahora?
Se repetía incansablemente en su mente buscando la respuesta en algún lugar de su cerebro. Y cada vez que creía obtener la respuesta una nueva preguntaba caía en su mente, ¿por qué venimos a un mundo como esté?, ¿qué finalidad tiene existir si luego puede venir una enfermedad y matarnos?, la muerte de su abuela le estaba haciendo plantearse tantas cosas… se sentía tan perdida y no encontraba ninguna vía de escape que la hiciera volver a poner los pies en la tierra. Tenía la ligera sensación de llevar días encerrada en esa habitación.
Cuando pensó que ya no llegaría a levantarse nunca más las palabras que le dijo su abuela cuando Peter, su último novio, la dejó acuden a su mente. En la vida nada será como pretendas que sea, las personas pasarán por tu vida como tú pasas los canales de la televisión. Por eso no puedes permitir perder ni un solo día de tu vida lamentándote por nadie, porque esas personas no se quedarán en la cama lamentándose por ti.
Con una fuerza que no parecía suya se levantó de la cama y se metió en la ducha. Fue como bañarse en un manantial de agua caliente que la rejuveneció al menos tres años. El dolor de sus huesos desapareció y se lamentó porque el de su interior no lo hizo. Con tranquilidad secó su pelo con el secador. Aunque le hubiera gustado que el motivo de sus vacaciones en la redacción fuera otro, agradeció tener unos cuantos días para ella sin tener que ir con prisas en todo lo que hacía. Una vez vestida salió de su habitación, decidida a enfrentarse a los recuerdos intensos que la llevaban acosando horas. Hasta que no llegó al salón no se dio cuenta de lo vacío que resultaba todo sin la presencia de Florence. A través del único ventanal de la sala comprobó que llovía y parecía hacerlo de una forma más intensa que de costumbre, como si lo hiciera con rabia. Los cielos también lloran tu pérdida, se dijo así misma. Como no tenía hambre se acurrucó en el sofá con los brazos apretados contra el estómago tratando de hacer desaparecer esa sensación de nervios, vacío y dolor que había en ella. Sin resultados.
Tenía que vender esa casa, o al menos alquilarla hasta que no fuera tan duro estar metida dentro de esas cuatro paredes. Si tenía suerte podría salir de allí en menos de una semana, varias chicas de la redacción estaban pensando en independizarse y el piso estaba bien localizado. No sería difícil, pero qué pensaría su abuela, ¿pensaría que estaba huyendo como un cachorrito asustado?
Su teléfono comenzó a vibrar poco después y la foto de un sonriente Zayn apareció en la pantalla. Durante la noche había tenido la necesidad de llamarle en innumerables ocasiones solo que se contuvo. Seguro que Zayn había aprovechado su día libre para quedar con alguna chica, aunque le dolía sabía que no tenía derecho a sentirse así porque solo eran amigos y Zayn se ofreció a quedarse con ella muchas veces antes de marcharse anoche.
-Buenos días –saludó una agradable voz desde el otro lado de la línea. -¿Has descansado algo?
Bryony sonrió y notó que el peso de su estómago desaparecía parcialmente.
-Pude hacerlo después de pasar horas y horas dando vueltas en la cama.
Un suspiró de descontento llegó desde el otro lado de la línea telefónica.
-Debiste haberme llamado, te lo dije –la regañó Zayn como si fuera una niña pequeña, lo que le sacó de quicio, eso es lo único que odiaba de él. Que a veces la hablara como si estuviera tratando con una niña pequeña.
-¿No deberías estar trabajando? –decidió cambiar de tema.
-Hoy también me he tomado el día libre, me sentía culpable por dejarte sola… -el pequeño enfado de antes se volatizó al escuchar sus palabras.
-Gracias, pero no era necesario –dijo ella.
-Claro que es necesario, me necesitas aunque no quieras reconocerlo. No te conviene estar sola, puedo ir a tu casa si quieres.
Bryony miró a su alrededor y sus ojos volvieron a anegarse por las lágrimas. Estaba totalmente decidido, alquilaría al piso y se marcharía de allí. No podía sobrellevar la situación levantándose cada día en esa casa.
-¿Me ayudarías a guardar todo en cajas?, quiero marcharme cuanto antes.
Tras esas palabras no podría dar marcha atrás y no estaba segura de querer hacerlo. Puede que un cambio de aires le viniera bien. Vivir en una parte más relajada de la ciudad… sí, es una buena decisión se mire por donde se mire, se convenció.
-Veo que has decidido venderla, ¿sabes a dónde irás? –pregunto él en lo que Bryony entendió en un tono de emoción.
-Si me dejas, me gustaría quedarme en tu casa hasta que encuentre algo y a alguien que quiera el piso. –Si bien no le hacía gracias ver a Zayn con otras chicas, menos gracias le hacía gastarse sus escasos ahorros en un hotel.
-Por supuesto que sí, y sabes de sobra que no hace falta que busques un piso –su insistencia por irse a vivir con él indefinidamente le molestaba un poco, ¿acaso quería que viera con sus propios ojos la influencia que tenía en las mujeres?
-Lo iremos viendo, ¿a qué hora vienes?
-Trataré de tardar lo menos posible, nos vemos en un rato.
Colgó el teléfono y se quedó observando la pantalla. Necesitaba urgentemente una distracción hasta que su amigo viniera, porque si no corría el riesgo de tirarse por la ventana. No se atrevía a sacar las cajas y guardar las cosas de su abuela ella sola. Entonces algo acudió a su mente. Se vestiría con el viejo jersey de lana blanco de Florence. Cuando era una niña, su abuela para llegar a fin de mes trabajaba por las noches en un bar algunos días por semana y dejaba a Bryony con una niñera. La niña solía tener pesadillas en esa época por la reciente muerte de sus padres. La señora, para evitar esos episodios de terror le dijo a su nieta que se metiera dentro del jersey, impregnado en su olor a lavanda, cerrara los ojos e imaginara que la estaba abrazando. Tal vez, ese suave contacto la calmara en esos momentos.
Sin detenerse a pensarlo se levantó y caminó hacia la habitación de su abuela. Una vez dentro trató de no fijarse mucho en todo lo que allí había, esa habitación era la que más recuerdos portaba. Cogió el taburete de madera y del estante más alto del armario saco la prenda bien doblada. Una vez en el suelo se sentó en la cama y lo desdobló con cuidado. Para la sorpresa de Bryony dentro había un sobre blanco con su nombre escrito con la inconfundible letra de Florence. Su corazón comenzó a palpitar dentro de su cuerpo desenfrenadamente. Se echó hacia atrás para poder cruzar las piernas sobre la cama y con manos temblorosas abrió el sobre. Desdobló la hoja con cuidado y con una mezcla de sensaciones se decidió a leer. En la cabecera del folio estaban escritos con letra grande una serie de dígitos. Y después, comenzaba a hablar su abuela:
"Para mi querida y hermosa nieta:
Te escribo para darte mi último regalo y mi último consejo, dos cosas que espero que te cambien la vida radicalmente. Pero antes de nada, un pequeño paréntesis, como esos que solían hacer en las escenas de alta tensión de las películas que veíamos los domingos, ¿lo recuerdas?... deseo que sigas con nuestro ritual aunque yo no esté.
Antes de guardar la carta en el jersey pasé un día entero pensando en el escondite perfecto para ella, temía que la encontraras antes de que muriera. Supe que este era el lugar idóneo porque sabía que acudirías a la prenda buscando uno de mis abrazos. Siempre fuiste una niña asustada, con el espíritu más valiente que he conocido. He tratado de criarte ajena a todas las maldades del mundo, creo que lo hice bien, porque te has convertido en una mujer decidida, sincera y atrevida, cualidades que si se emplean bien te harán llegar a lugares que el resto del mundo no se atreve a imaginar. Solo te falta usar ese valor y perderle miedo a vivir.
Te estarás preguntando que son los dígitos que hay escritos arriba. Bueno, esos números son tu pasaporte a una vida mejor. Cuando tus padres murieron te dejaron una herencia y yo he ido aportando durante estos años todo lo que he podido. Sí hija, has pasado de una dura lucha para llegar a fin de mes a ser millonaria, ¿de verdad pensabas que te dejaríamos así sin más?
No tendrás problemas en el banco, el señor Collins conocía mis deseos, te entregará la tarjeta de crédito en cuanto acudas a buscarla. Solo has de decir tu nombre y enseñarle la pulsera de oro de cuando eras una niña.
Y después de ello, quiero que cumplas mi última voluntad.
Has pasado la mayoría de tu vida estudiando, trabajando y soportando las puñaladas traperas de la gente. Este mundo te está contaminando poco a poco las malas energías. Por eso quiero que cojas el dinero y huyas de esta ciudad enferma. Recorre el mundo, conoce gente, culturas y aprende el verdadero sentido de vivir. Necesito que a partir de ahora, vivas tu vida sin rendirle cuentas a nadie. Porque tú, mi adorada niña, no viniste al mundo a sufrir, sino a ser feliz. Y sé que tu felicidad solo empezará cuando huyas de este lugar.
No merece la pena que te compadezcas de mí, he dejado de ser una esclava del trabajo y de la
maldad de las personas. Estaré bien, en donde quiera que me encuentre.
Y antes de irte, te obligo a que hagas una cosa. Dile a ese encantador muchacho todo lo que sientes por él, merece la pena gastar un par de segundos en confesarle tu amor a Zayn. Tienes que perderle el miedo a la vida, Bryony. Di lo que te plazca, siente lo que te plazca y nunca ocultes tus sentimientos. ¿Qué es lo peor que te puede pasar si te rechaza?, nada. Porque si lo hace significará que hay otra persona en el mundo destinada para ti. De verdad, espero que uses ese espíritu valiente que tienes escondido y te lances a la piscina.
Siempre estaré a tu lado, mi niña querida. Y si alguna vez me echas de menos, eleva la vista y yo seré el trozo de cielo que veas en ese momento. Te quiero."
Tras la última palabra, las lágrimas cayeron sobre el papel haciendo que la tinta se corriera. Por supuesto que su abuela no se iría así sin más. Bryony se encontraba en un dulce estado de shock. Florence le estaba dando la oportunidad de vivir la vida como quisiera. Ya no debería vivir para sobrevivir, sino para disfrutar. ¡Por Dios, era asquerosamente rica!
Se puso el jersey sobre la camiseta de tirantes blanca, así su abuela la acompañaría.
Rápidamente fue a su habitación y de debajo de la cama sacó su maleta. La puso encima de la cama, la abrió y empezó a echar montones de ropa. Haría caso a su abuela, perdería el miedo a vivir y a partir de ese momento sería como ella quisiera.
Y la mejor forma de empezar era confesando a Zayn que llevaba loco por él tanto tiempo como se conocían. Le pediría que se marchara con ella, que huyeran juntos. Era una idea descabellada, tal vez él se riera de ella, pero la vida se basaba en locuras. Y deseaba con todas sus fuerzas que Zayn formara parte de su nueva locura.
Los minutos comenzaron a pasar con una tortuosa lentitud. En su interior sentía que se avecinaba tormenta y lo que más le aquejaba era la calma que precedía a ese hecho. Para evitar tirarse por la ventana comenzó a prepararlo todo. Dejó la maleta al lado del sofá y se fue en busca del pasaporte en blanco. Se emocionó como una niña pequeña al pensar en todos los sitios que visitaría. Tal vez encontrara inspiración para escribir. Había tantos tal vez que le gustaría convertir en realidad y en todos ellos se imaginaba a Zayn al lado. Se sentó a esperar y poco después sonó el telefonillo. Corrió a abrir y dejó la puerta entornada.
Sus piernas se habían convertido en mantequilla y las manos le sudaban de una forma descomunal. Este es tu momento, date una oportunidad, saca ese espíritu valiente que tu abuela dice que posees. Escuchó el sonido de unos pasos y al verle entrar con su radiante sonrisa su corazón dio una voltereta lateral. Vestía con ropa oscura que acentuaba aún más sus preciosos ojos. Le dedicó una sonrisa que acto seguido se esfumó al ver la enorme maleta.
-¿Y eso? –preguntó sentándose en la mesilla de madera, frente a Bryony.
La chica decidió empezar por lo más sencillo de contar. Poco a poco, todo sería más fácil, trataba de convencerse a sí misma.
-Me marcho –dijo simplemente, con uno enorme nudo en la garganta, era como si sus cuerdas vocales estuvieran agarradas con una goma del pelo, impidiendo hablar claro.
-¿Cómo qué te vas, a dónde te vas? –preguntó con tono de alarma el chico.
-Pues había pensado en empezar por Roma, sabes que siempre me ha gustado…
-¡Te vas de la ciudad, pero no te mudabas conmigo!
En pánico comenzó a dominar el cuerpo de Zayn. Ella no podía irse y dejarle allí, simplemente no podía.
-Tengo una herencia de millones de libras, soy asquerosamente rica.
Bryony apretaba sus manos y miraba a Zayn con los ojos empequeñecidos. Tenía que decírselo de una vez, ¡díselo de una vez!, se gritaba a sí misma.
-Ser rica no te obliga a irte de la ciudad –su miedo a perderla se había transforma en enfado, hacía sí mismo, por no atreverse a decir todo lo que sentía.
-No me voy por ser rica. Lo hago por mi abuela y por mí… -tomó aire tres veces, ese era el momento, el espíritu valiente era liberado por fin –Pero antes tengo que hacer una cosa, bueno, más bien decir una cosa. –Zayn la miraba atentamente, y por alguna razón, perdió cualquier miedo que hasta entonces había tenido –Me gustas… no de la forma que te gusta un amigo, sino como algo más. Me gustas siempre, cuando estás enfadado, cuando sonríes. Me gustas desde todas las perspectivas que sea posible mirarte y…
Antes de que tuviera la oportunidad de exponer por completo sus sentimientos. Los labios de Zayn la hicieron callar. Primero fue un contacto suave, de reconocimiento. Se miraron a los ojos por unos instantes y está vez fue Bryony quien se lanzó a sus labios. Eran como las imperfectas piezas de un puzle, sus lenguas encajaban la una con la otra como si ninguna de ellas estuviera hecha para nadie más. Ninguno de los dos cabía en su cuerpo de felicidad al comprobar que el otro sentía lo mismo. Si tenían algo que reprocharse, eran esos tres años de miedo a exponer sus sentimientos. Florence tenía razón; la vida va demasiado deprisa como para pararse un solo segundo a esperar.
Minutos después se separaron a regañadientes, aunque solo lo suficiente para poder hablar. Sus frentes seguían unidas y Zayn frotó con delicadeza su nariz sobre la de la chica. Ninguno abrió los ojos, queriendo disfrutar de ese momento.
-Huye conmigo –susurró Bryony con la respiración agitada –Ven a vivir a mi lado, lejos de todo el mundo.
Zayn pensé que se la había parado el corazón momentáneamente. ¿Irse con ella, dejar toda su vida de lado así de un día para otro? Abrió los ojos y se vio reflejado en los suyos marrones. Sí… merecía la pena dejar todo por ella.
-Sí –aceptó volviendo a unir sus labios, como si se tratara de una sello –Me voy contigo a donde sea, de la forma que sea. Solo me importa estar a tu lado.
Y así se marcharon lejos de las ataduras a las que les tenía atados la sociedad. Juntos, como llevaban tanto tiempo deseando. Dejando a todo el mundo con la boca abierta, tachados como locos. Una decisión precipitada. Pero la vida era una montaña rusa, y ellos se encontraban en la primera fila del vagón a puntos de ser lanzados hacia un nuevo capítulo de su vida, un capítulo mejor. Y todo gracias a una mujer, la valiente y especial Florence Relish.
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