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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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the hunger games | nc
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Re: the hunger games | nc
- huh.:
- Capitulo O15✖Advertencias: Susie está loca.
✖Contenido: El viaje en tren.
✖Narra: Omnisciente.
✖Escritora: Ems.
✖Nota de Autora: nada, hoy, 4 es mi cumple así que felicitenme por eso y no por la caca de cap<3
✖Sigue : Seguiría mi Britt pero la mina me dejó:c así que sigue prisc.Ghostgirl para Source Code
Capitulo O15
Para ganar los juegos, tienes que jugarlos.►
Espectacular, maravilloso, precioso, inigualable, grandioso…esos eran algunos de los sinónimos de aquel…perfecto tren.
El brillante piso de mármol le daba un aire de completa elegancia, y era tan brillante que tanto Susie como Finnick se podían observar en él.
Pero sin olvidar los sillones de terciopelo color azul zafiro y el comedor de madera, caoba, para ser exactos.
O esa gigantesca chimenea ubicada al fondo de la habitación, construida con grandes e indestructibles rocas. La cual formaba un ambiente “agradable” para los tributos.
—¿Qué no es fabuloso? —chilló con emoción la escolta del distrito 4, la cual minutos antes les había informado que su nombre era Leyna. —Y todo esto para ustedes.
Ambos dirigieron su mirada a la gran cantidad de comida posicionada en el comedor. Que fueran del distrito 4 y tuvieran preferencias no significaba que pudieran gozar de tales privilegios. La comida les alcanzaba, e incluso, a veces sobrara. Pero la lujosa comida del Capitolio los había llamado a tal punto de que parecían cachorros babosos que no habían comido hace un buen tiempo.
—Oh, por dios. ¡Esto es delicioso! —exclamó Suzanne tirada sobre la mesa de caoba comiendo vulgarmente una pata de pollo. A Leyna casi le dio un infarto. Se puso tan pálida que Finnick pensó que se iba a desmayar.
—¡Niña, dios mío! ¡Bájate de allí! ¡Modales! —su voz resonó en la habitación con tono indignado.
—Déjame en paz, tú no tienes derecho a…—pero su queja fue interrumpida debido a la llegada de un cuarto individuo en la habitación.
—Genial, recién llegando y ya causando problemas. Me gusta, me gusta. —los presentes dirigieron su vista a la voz que había hablado.
Jake Abel, 26 años. Había ganado sus juegos con una espada. Mató a 20 tributos en sus juegos. Era el tributo que más había matado en la historia y era del distrito 4. Algo que los había enorgullecido mucho. Al parecer, el tenía muy mala suerte, porque dos de sus hermanos habían muerto en los juegos. Y ese año le había tocado con la única hermana que tenía, a la cual asesinaron en la Cornucopia haciendo que él se descontrolara y quisiera vengarse. Pero tanto Finnick como Susie habían escuchado que él tenía muy buen corazón.
—¿Ustedes son? —les preguntó a sus tributos, y sonriendo por el lugar en el que se encontraba Susie, le había causado gracia.
—Finnick Odair. —exclamó el chico de ojos verde amor con voz fuerte. Hecho que le agradó a su mentor.
—Suzanne Waters. —dijo la chica.
—Bueno; Finnick, Suzanne. —se dirigió a ellos. —Les recomiendo ir a descansar, será un viaje largo y mañana podemos conversar de nuestras estrategias. Deben estar cansados.
—Por supuesto que lo estamos. —Finnick rió por lo bajo. Suzanne era una chica realmente floja. —Por lo que, me iré a instalar a “mi habitación”
La chica se dirigió a una de las tantas habitaciones del tren y decidió darse un baño, puesto que estaba completamente sucia por subirse a la mesa de comida. Y de su cuerpo desprendía un olor desagradable.
La colocó —el agua.— completamente helada, pero no quiso cambiarlo. Cuando la tina se llenó se liberó de su ropa y se metió en ella.
—Y que la suerte esté siempre de su lado. —no sabía que estaba haciendo, no estaba consciente de sus acciones. Y se hundió en la tina.
Las burbujas comenzaban a salir y la respiración le comenzaba a faltar, pero una parte de su mente le negaba sacar su cabeza del agua.
“Es una buena opción, Suzanne. Morir en el agua. Tú prácticamente viviste toda tu corta y miserable vida junto a ella” Oh, ¡como la atormentaban sus pensamientos!
Hasta que su cuerpo sin indicación de ella se lanzó hacia arriba, logrando sacarla del agua y haciéndola toser precipitadamente.
Terminó de bañarse y enrolló su cuerpo en una toalla, para luego ver en los cajones que podría ponerse, ya que su ropa no era…adecuada, para el Capitolio. Un vulgar vestido celeste…pero especial para ella.
No quiso cenar, no se le dio la gana. Y tampoco pudo decidir nada para ponerse, por lo que solamente se puso su ropa interior, y comenzó a romper todo.
Nadie podía verla así, ni siquiera Finnick. Tenía miedo, ¿Qué sucedería con sus otros hermanos?
Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro tan inesperadamente que ni siquiera ella se había dado cuenta.
Al parecer, la habitación tenía habitaciones inmunes al sonido, porque nadie podía escuchar sus gritos y sollozos. La alivió.
Entonces entró a su habitación una chica de cabellos chocolate, que empezó a recoger todo.
Ella al principio se tapó el cuerpo, pero al darse cuenta que la chica ni siquiera la miraba, no sintió vergüenza.
—Te ayudo. —murmuró Suzanne, también limpiando la habitación. Ambas se encontraban en silencio, por lo que la rubia decidió romperlo.
—¿Cómo te llamas? —la castaña se estremeció, y levantó un momento la mirada, entonces Waters lo notó, era un avox.
Cuando terminaron, Suzanne se recostó en su cama y la avox la arropó con las sábanas. Se había asustado por el hecho de que la tributo le hablara, pero ella para tranquilizarla le dijo:
—No te preocupes, este será nuestro pequeño secreto.
—Suzanne, despierta. Vamos a desayunar y luego ver nuestra estrategia y a los tributos. —la voz de Finnick resonó en sus oídos como si le hubiera gritado con un megáfono, pues la había sacado de su tranquilo sueño.
—Ajá. —le dio la razón. —Pero vete de mi cuarto. —él la miró, incrédulo. —Debo vestirme, muto.
Finnick salió de la habitación sin más. Por lo que Suzanne una vez optó por ir a los cajones, aunque esta vez, si debería ocupar ropa.
Decidió colocarse una camisa negra que tenía cuello recto y no llevaba mangas, algo suelta pero no tanto. También se puso unos shorts, porque el tren estaba especialmente caluroso —aunque ella suponía que el aire acondicionado se había averiado y luego lo arreglarían—celestes, o azules. En realidad tampoco se molestó en pensar bien que color era.
Se sentó junto a su mejor amigo, quién le sonrió, y ella sin darse cuenta le devolvió la sonrisa.
—Tributos. —habló Jake, llamando la atención de ambos. —Ya saben, especialidades, estrategias y blah, blah, blah. —movió su mano, restándole importancia. —Comienza. —se dirigió al chico.
—Mi especialidad es el tridente, se hacer redes, anzuelos, entre otros. Tengo fuerza y creo que con cualquier arma me puedo arreglar, aunque debería tomar unas lecciones de arco. Creo que mi estrategia y como seré “reconocido” en el Capitolio —cada persona tenía alguna actitud que los representaba. Tiernos, fuertes, entre otros. — Será, simpatía y seducción.
A Jake le gustó todo lo que dijo, le había tocado un buen tributo ese año.
—¿Tú? —habló ahora en dirección a Suzanne.
—También soy buena con bastantes armas, además de que se ingeniarme planes de un momento a otro y me han dicho que soy una excelente estratégica. Mi especialidades son los cuchillos. Jamás fallo, no es por alardear. Mi estrategia será…ruda, supongo. Me han dicho que soy ruda. —Jake lo pensó un minuto, aquella chica parecía ser cualquier cosa menos ruda.
—Podemos hablar sobre tu estrategia luego.
Después de ello comenzaron a comer animadamente, y hasta que todos terminaron, no se levantaron. Por lo que estuvieron esperando un buen rato a que Leyna y su educada manera de comer liberaran la comida.
Se sentaron en los sillones, a excepción de la escolta que tuvo que ir a ver otros temas sobre los tributos.
Se fijaron principalmente en los distritos profesionales. En el distrito uno, la chica parecía estar orgullosa de ser elegida, el chico no se vio mucho, pero seguramente era lo mismo.
En el distrito dos, el chico parecía un poco asustado, y la chica estaba preocupada por su —lo que supuso Susie— hermano. La miró bien, parecía ser inofensiva. Pero no, a ella no la engañaría, seguramente era una asesina.
Suzanne Waters no ganaría esos juegos por supuesto— pensaba ella. —Los ganaría Finnick Odair, aunque ella tuviera que perder la vida.
La chica, de la nada, comenzó a sonreír. De una manera tan siniestra que si alguien la hubiera visto se hubieran asustado. Ella mataría a cualquiera que le pusieran adelante, sin compasión. Porque para ganar los juegos, tienes que jugarlos.
El brillante piso de mármol le daba un aire de completa elegancia, y era tan brillante que tanto Susie como Finnick se podían observar en él.
Pero sin olvidar los sillones de terciopelo color azul zafiro y el comedor de madera, caoba, para ser exactos.
O esa gigantesca chimenea ubicada al fondo de la habitación, construida con grandes e indestructibles rocas. La cual formaba un ambiente “agradable” para los tributos.
—¿Qué no es fabuloso? —chilló con emoción la escolta del distrito 4, la cual minutos antes les había informado que su nombre era Leyna. —Y todo esto para ustedes.
Ambos dirigieron su mirada a la gran cantidad de comida posicionada en el comedor. Que fueran del distrito 4 y tuvieran preferencias no significaba que pudieran gozar de tales privilegios. La comida les alcanzaba, e incluso, a veces sobrara. Pero la lujosa comida del Capitolio los había llamado a tal punto de que parecían cachorros babosos que no habían comido hace un buen tiempo.
—Oh, por dios. ¡Esto es delicioso! —exclamó Suzanne tirada sobre la mesa de caoba comiendo vulgarmente una pata de pollo. A Leyna casi le dio un infarto. Se puso tan pálida que Finnick pensó que se iba a desmayar.
—¡Niña, dios mío! ¡Bájate de allí! ¡Modales! —su voz resonó en la habitación con tono indignado.
—Déjame en paz, tú no tienes derecho a…—pero su queja fue interrumpida debido a la llegada de un cuarto individuo en la habitación.
—Genial, recién llegando y ya causando problemas. Me gusta, me gusta. —los presentes dirigieron su vista a la voz que había hablado.
Jake Abel, 26 años. Había ganado sus juegos con una espada. Mató a 20 tributos en sus juegos. Era el tributo que más había matado en la historia y era del distrito 4. Algo que los había enorgullecido mucho. Al parecer, el tenía muy mala suerte, porque dos de sus hermanos habían muerto en los juegos. Y ese año le había tocado con la única hermana que tenía, a la cual asesinaron en la Cornucopia haciendo que él se descontrolara y quisiera vengarse. Pero tanto Finnick como Susie habían escuchado que él tenía muy buen corazón.
—¿Ustedes son? —les preguntó a sus tributos, y sonriendo por el lugar en el que se encontraba Susie, le había causado gracia.
—Finnick Odair. —exclamó el chico de ojos verde amor con voz fuerte. Hecho que le agradó a su mentor.
—Suzanne Waters. —dijo la chica.
—Bueno; Finnick, Suzanne. —se dirigió a ellos. —Les recomiendo ir a descansar, será un viaje largo y mañana podemos conversar de nuestras estrategias. Deben estar cansados.
—Por supuesto que lo estamos. —Finnick rió por lo bajo. Suzanne era una chica realmente floja. —Por lo que, me iré a instalar a “mi habitación”
La chica se dirigió a una de las tantas habitaciones del tren y decidió darse un baño, puesto que estaba completamente sucia por subirse a la mesa de comida. Y de su cuerpo desprendía un olor desagradable.
La colocó —el agua.— completamente helada, pero no quiso cambiarlo. Cuando la tina se llenó se liberó de su ropa y se metió en ella.
—Y que la suerte esté siempre de su lado. —no sabía que estaba haciendo, no estaba consciente de sus acciones. Y se hundió en la tina.
Las burbujas comenzaban a salir y la respiración le comenzaba a faltar, pero una parte de su mente le negaba sacar su cabeza del agua.
“Es una buena opción, Suzanne. Morir en el agua. Tú prácticamente viviste toda tu corta y miserable vida junto a ella” Oh, ¡como la atormentaban sus pensamientos!
Hasta que su cuerpo sin indicación de ella se lanzó hacia arriba, logrando sacarla del agua y haciéndola toser precipitadamente.
Terminó de bañarse y enrolló su cuerpo en una toalla, para luego ver en los cajones que podría ponerse, ya que su ropa no era…adecuada, para el Capitolio. Un vulgar vestido celeste…pero especial para ella.
No quiso cenar, no se le dio la gana. Y tampoco pudo decidir nada para ponerse, por lo que solamente se puso su ropa interior, y comenzó a romper todo.
Nadie podía verla así, ni siquiera Finnick. Tenía miedo, ¿Qué sucedería con sus otros hermanos?
Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro tan inesperadamente que ni siquiera ella se había dado cuenta.
Al parecer, la habitación tenía habitaciones inmunes al sonido, porque nadie podía escuchar sus gritos y sollozos. La alivió.
Entonces entró a su habitación una chica de cabellos chocolate, que empezó a recoger todo.
Ella al principio se tapó el cuerpo, pero al darse cuenta que la chica ni siquiera la miraba, no sintió vergüenza.
—Te ayudo. —murmuró Suzanne, también limpiando la habitación. Ambas se encontraban en silencio, por lo que la rubia decidió romperlo.
—¿Cómo te llamas? —la castaña se estremeció, y levantó un momento la mirada, entonces Waters lo notó, era un avox.
Cuando terminaron, Suzanne se recostó en su cama y la avox la arropó con las sábanas. Se había asustado por el hecho de que la tributo le hablara, pero ella para tranquilizarla le dijo:
—No te preocupes, este será nuestro pequeño secreto.
—Suzanne, despierta. Vamos a desayunar y luego ver nuestra estrategia y a los tributos. —la voz de Finnick resonó en sus oídos como si le hubiera gritado con un megáfono, pues la había sacado de su tranquilo sueño.
—Ajá. —le dio la razón. —Pero vete de mi cuarto. —él la miró, incrédulo. —Debo vestirme, muto.
Finnick salió de la habitación sin más. Por lo que Suzanne una vez optó por ir a los cajones, aunque esta vez, si debería ocupar ropa.
Decidió colocarse una camisa negra que tenía cuello recto y no llevaba mangas, algo suelta pero no tanto. También se puso unos shorts, porque el tren estaba especialmente caluroso —aunque ella suponía que el aire acondicionado se había averiado y luego lo arreglarían—celestes, o azules. En realidad tampoco se molestó en pensar bien que color era.
Se sentó junto a su mejor amigo, quién le sonrió, y ella sin darse cuenta le devolvió la sonrisa.
—Tributos. —habló Jake, llamando la atención de ambos. —Ya saben, especialidades, estrategias y blah, blah, blah. —movió su mano, restándole importancia. —Comienza. —se dirigió al chico.
—Mi especialidad es el tridente, se hacer redes, anzuelos, entre otros. Tengo fuerza y creo que con cualquier arma me puedo arreglar, aunque debería tomar unas lecciones de arco. Creo que mi estrategia y como seré “reconocido” en el Capitolio —cada persona tenía alguna actitud que los representaba. Tiernos, fuertes, entre otros. — Será, simpatía y seducción.
A Jake le gustó todo lo que dijo, le había tocado un buen tributo ese año.
—¿Tú? —habló ahora en dirección a Suzanne.
—También soy buena con bastantes armas, además de que se ingeniarme planes de un momento a otro y me han dicho que soy una excelente estratégica. Mi especialidades son los cuchillos. Jamás fallo, no es por alardear. Mi estrategia será…ruda, supongo. Me han dicho que soy ruda. —Jake lo pensó un minuto, aquella chica parecía ser cualquier cosa menos ruda.
—Podemos hablar sobre tu estrategia luego.
Después de ello comenzaron a comer animadamente, y hasta que todos terminaron, no se levantaron. Por lo que estuvieron esperando un buen rato a que Leyna y su educada manera de comer liberaran la comida.
Se sentaron en los sillones, a excepción de la escolta que tuvo que ir a ver otros temas sobre los tributos.
Se fijaron principalmente en los distritos profesionales. En el distrito uno, la chica parecía estar orgullosa de ser elegida, el chico no se vio mucho, pero seguramente era lo mismo.
En el distrito dos, el chico parecía un poco asustado, y la chica estaba preocupada por su —lo que supuso Susie— hermano. La miró bien, parecía ser inofensiva. Pero no, a ella no la engañaría, seguramente era una asesina.
Suzanne Waters no ganaría esos juegos por supuesto— pensaba ella. —Los ganaría Finnick Odair, aunque ella tuviera que perder la vida.
La chica, de la nada, comenzó a sonreír. De una manera tan siniestra que si alguien la hubiera visto se hubieran asustado. Ella mataría a cualquiera que le pusieran adelante, sin compasión. Porque para ganar los juegos, tienes que jugarlos.
Última edición por Wanda. el Vie 03 Ene 2014, 8:29 pm, editado 3 veces
taeyong.
Re: the hunger games | nc
OH FOR MY FUCKING DOOOOG!
Ems amo como escribes se que lo digo muy seguido pero es la verdad amo a Suzzane y grite cuando apareció Jake y me miraron raro pero equis, ame tu capitulo:D
Ems amo como escribes se que lo digo muy seguido pero es la verdad amo a Suzzane y grite cuando apareció Jake y me miraron raro pero equis, ame tu capitulo:D
Última edición por leila.hunter el Vie 03 Ene 2014, 8:38 pm, editado 1 vez
Invitado
Invitado
Re: the hunger games | nc
me encantó tu capítulo<33333333
la avox la vio desnuda. y finnick casi también.
ahq.
siganla<3
la avox la vio desnuda. y finnick casi también.
ahq.
siganla<3
demons.
Re: the hunger games | nc
ems, my feelings. amé el capítulo y sale el distrito 1 me encanta, síganla.
tobias.
Re: the hunger games | nc
¿que pasará con el distrito 5? supongo que si nos saltamos a britt sigue prisc:c
taeyong.
Página 14 de 16. • 1 ... 8 ... 13, 14, 15, 16
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