the hunger games | nc

—Ahora los varones —dice con su acento proveniente del Capitolio.

Se acerca a la urna de cristal y la revuelve durante un rato hasta que saca un pequeño trozo de papel con un nombre escrito. Todos contienen el aliento así que se oye un completo silencio.

—James Bathrick.

Sabía quién era él, de pequeños éramos inseparables, mejores amigos, siempre juntos. Promesas vacías en fin. Fuimos amigos hasta que ambos cumplimos los doce años, él estaba obsesionado con ganar los juegos, era demasiado salvaje y brutal así que decidimos alejarnos uno del otro. Pero al final volvemos a estar juntos. La suerte no está muy de mi parte hoy, ¡podía haber ido con cualquier chico del distrito y tenía que ser él! Nadie se ofrece voluntario por miedo a que él se vengue después.

Nos ponen bajo custodia y nos meten dentro del Edificio de Justicia, para despedirnos de nuestros seres queridos. Bien, no tenía muchos, sólo mis padres y ya. Glimmer se había ido, no vendría a despedirse de mí, estuvo a punto de ganar de no ser porque la chica del dos la asesinó. La extraño a decir verdad, desde que ella se fue soy solitaria, no convivo con los demás y hablo poco con mi familia.

Entran mis padres y me dicen lo mismo de siempre, cuídate, vas a estar bien, cosas para nada interesantes las cuales me importan un comino. Sé que voy a estar bien, el Distrito 1 forma parte de los profesionales que siempre ganan, estaré bien. Bueno eso creía hasta que él fue escogido, bueno hay veintitrés chicos como para que tenga que matarlo yo, alguien más se encargará de él y me quitará el problema de encima. Pero tampoco soy muy feliz con la idea de que muera, pero tiene que hacerlo si quiero regresar a casa.

Un agente de la paz viene y se lleva a mis padres, mi madre llora desconsoladamente como si supiera que no voy a regresar. ¡Por eso no me agradan! Siempre me subestiman, ¿qué hay de malo con confiar por una sola vez en tu hija? ¡nada! Pero ellos no lo ven, creen que aún soy la niñita indefensa de cinco años que se dedicaba a cazar pájaros sólo por diversión, creen que soy la niña que llegaba a casa sucia por haber estado jugando con James, pero ya no soy esa niña. Tengo dieciséis, puedo ganar.

Nos llevan a la estación de trenes en carro, nunca viajábamos en carro o trenes, todo era caminando. Teníamos buena vida, mejor que los chicos de los distritos 10, 11 y 12. Ellos realmente estaban mal, el Capitolio era injusto. Pero no se puede hacer nada para cambiarlo, no sin morir. La estación de trenes está llena de personas que gritan nuestros nombres, pero me dedico a esperar a que se abra la puerta, no quiero despedirme de ellos. Entró y después James. Hada no deja de decir cosas sobre el Capitolio muy emocionada, pero no digo nada sólo asiento.

La mujer me conduce a mi habitación y me dice que todo es para mí, que todo está a mi disposición. Así que puedo usar lo que quiera, lo primero que hago es darme una ducha de agua caliente. No sé usar estás duchas así que presiono los botones al azar, a veces sale demasiado caliente y otras veces demasiado fría haciéndome pegar saltitos.

Después de darme la ducha más extraña de mi vida me pongo a curiosear el armario, hay millones de prendas de ropa, desde blusas hasta extravagantes vestidos. Opto por una blusa azul sencilla y unos pantalones ajustados negros. Me pongo unos botines negros y salgo a cenar. Todos ya están ahí pero nadie habla, al parecer todos son serios y tranquilos, bueno ahora porque cuando Cashmere fue a la arena resultó ser una brutal asesina y cuando James vaya será igual a cualquier tributo que forma parte de los profesionales.

—Bien, ¿cuál será su estrategia? —pregunta Cashmere rompiendo el silencio.
—Aliarnos con los demás profesionales y después asesinarlos —responde james moviendo el cuchillo en su mano derecha.
—Eso está muy visto —dice la mujer rubia.
—Todos los profesionales lo hacen así todos los años, no veo por qué nosotros no —respondo yo.
—Para cambiar el orden, idiota, además a el Capitolio le gustaría un cambio —dice James haciéndome enojar.
—El Capitolio es idiota al igual que tú, James.

En parte tengo razón porque así es todos los años, los profesionales se unen, eliminan a los más débiles y después se matan entre ellos hasta que sólo quede uno. Sencillo. Pero no conozco a los demás tributos, puede que haya uno bastante… peculiar.

—Veamos las otras cosechas —dice Hada para cambiar de tema ya que el ambiente estaba muy tenso.

Al principio salimos nosotros sin mostrar ninguna emoción más que superioridad. Después están los chicos del dos que están en buena forma. Los del tres no son malos, pero tampoco se comparan con la fuerza de los otros. Los del cuatro están bien, su cosecha me llamó la atención, el chico se ofreció voluntario pero eso pasa. Después los demás distritos, nada fuera de lo normal. Pero este año los tributos están bastante bien, para los del Capitolio será muy interesante.