"The Boyfriend League" (joejonas & tu)

El Cuatro de Julio el juego contra los Denton Outlaws fue una traición. Yo estaba prácticamente sentada en el regazo de Bird detrás de la base del bateador.

No había visto a Joe antes del partido. Su vida en otra casa tenía serios inconvenientes. Pero también tuvo sus ventajas.

Solo un par de días habían pasado desde que él se había mudado, pero cuando estábamos juntos ahí había mayor intensidad, porque sabíamos que nuestro tiempo era corto. Hemos sacado el máximo provecho de cada minuto. Besándonos, riéndonos, hablando de todo y nada.

Gran sorpresa. Mamá había establecido un toque de queda. Como si hubiera algo que hiciéramos después de la medianoche que fuéramos hacer antes. Pero ninguno de nosotros estaba preocupado por sus restricciones. Entre Joe trabajando. Practicando y jugando, no nos podíamos quedar hasta tarde de todos modos. Sin embargo, yo echaba de menos ver películas y compartir helado con él hasta altas horas de la noche.

Pero esa mañana, de camino al trabajo, había dejado caer una caja—y un beso. Un par de besos, en realidad.

¿He mencionado que es un excelente besador? Por mucho, besos lentos, exactamente de la manera que yo sabía que me gustarían.

Cuando se fue abrí la caja. Dentro encontré una nota:

Para el juego de esta noche.

J

Y una camiseta de RATTLERS estaba escrito por la parte delantera. En el lado izquierdo y en la espalda estaba el número once. El número de Joe.

Me lo puse ahora con los pantalones vaqueros, zapatillas de deporte, y mi gorra de beisbol de los Ragland Rattlers. Tan pronto como termino el juego, ellos iban a disparar fuegos artificiales. Bird y yo planeamos unirnos al equipo en el campo cuando eso pasó. O más exactamente, unirnos a nuestros novios.

Mamá no suele venir a los juegos de pelota, pero ella estaba allí esta noche, sentada en la fila superior son papá, una cámara de video en su trípode.

Porque, por supuesto, Tiffany iba caminando hacia el campo. Llevaba botas de cuero rojo, una falda de mezclilla azul y una camiseta que parecía mucho a la bandera de Texas con una franja blanca, una franja roja, y un parche de color azul con una estrella blanca en él. Un pañuelo rojo adornaba su garganta. La tiara sentada en su cabeza reflejaba el declive del sol.

—Ella se da cuenta de que este juego no es televisado, ¿no? —Pregunto Bird.

—Cuando eres Miss Teen Ragland, tú siempre estás en el escenario. —Le dije repitiendo algo que Tiffany me había dicho.

Todavía estaba pasando el tiempo con Nick. No era extraño verlos juntos, ahora que estaba con Joe, me había dado cuenta de que Nick nunca había sido realmente mi novio. Había sido simplemente el chico que… bueno, solo el chico, realmente. El chico con el que estaba de pie o sentado junto a él. El chico que había besado algunas veces.

No había sido el chico que hizo latir mi corazón o que mi sonrisa se ampliara o aumenta mi felicidad. No había sido el único con quien quería compartir momentos. No fue el único para quien yo había designado una sección en la pared de mi dormitorio para marcar recuerdos.

Todas las noches antes de irme a la cama, tocaba la gorra de los Rangers en la pared y me preguntaba que otras gorras podrían unirse a ellas. Joe había estado hablando acerca de nosotros conduciendo a la Ciudad de Oklahoma para ver un partido de los Redhawks. Después de eso, ¿Quién sabe?

—Todos nos ponemos de pie para el himno nacional. —Disparo el locutor sobre el sistema de sonido.

Junto con todos los demás, me puse de pie. Mire a los jugadores alineados en la línea de base, las gorras en sus corazones. Vi a Joe, y me pregunte si yo había conocido la alegría de estar en un juego de pelota, si alguna vez realmente sentí que era una parte tan importante de un juego en el que yo no estaba jugando realmente.

—Cantando el himno nacional de esta noche, nos sentimos honrados de tenerla con nosotros la Señorita Adolescente Ragland, Tiffany Runyon. —Continuó el locutor.

Tiffany levanto la mano y saludo, como si estuviera sentada en una carroza, mientras que la multitud aplaudió y vitoreo. Puse mis dedos en mi boca y silbe.

Cuando la multitud calló, Tiffany empezó a cantar sin música de acompañamiento.

Todo lo que puedo decir es que ella canto esa canción como si estuviera pie en la cubierta de un barco mirando el resplandor rojos de los cohetes. Ella no considero las notas más tiempo del que debería hacerlo hecho ni agrego notas adicionales a la canción. Ella canto en la forma que se suponía que debía ser cantado.

Yo no podría haber estado más orgullosa de ella.

—Wow, eso fue una sorpresa —Bird dijo, después de que los aplausos se calmaron y nos sentamos otra vez—. Ella es realmente buena.
—Sí —dije—. Ella realmente lo es.

Nos instalamos a ver el partido. Brandon estaba en primera base. Joe estaba en el montículo. Bird y yo sacudimos nuestros cascabeles.

—¿Qué vas hacer cuando el verano haya terminado, Bird?

—Iniciar mi último año.

Sacudí mi cascabel en la rodilla.

—Me refiero a Brandon.

Ella se encogió de hombros.

—Tu idea genial no era tan genial después de todo. No sé lo que vamos hacer. Él va a Texas Tech, en el Oeste de Texas. Nunca voy a verlo. ¿Qué pasa contigo y Joe?

—Austin no está demasiado lejos. Podríamos ser capaces de hacer que funcione.

—Yo solo quería un novio de verano.

—Yo también. Solo que ahora quiero un novio para siempre.

—Sí.

Ella lo dijo como si fuera la peor cosa del mundo que podía desear.

—Van a venir a la fiesta después, ¿no? —Le pregunte.

—Puedes apostar. No nos la podemos perder.

Era otra oportunidad para estar con Joe. Por lo general estoy con él en el almuerzo en Ruby Tuesday. Y, por supuesto, siempre vengo a ver sus prácticas.

Habíamos ido a otro concierto. Era de un violinista. Habíamos sido los únicos no canosos allí. Cuando uno es pobre, no puede ser selectivo acerca de su entretenimiento, pero eso no significa que no se pueda tener el mejor momento.

Joe ponchó al primer, segundo y tercer bateador.

—No hablare con él. —Dijo Bird.

—No hay problema.

—Ni si quiera lo podré ver. —Dijo— Ahora que lo puedo hacer. Él es tan lindo.

—Hey, chicas. —Tiffany dijo, llamándonos a pocos pasos.

—Hola Tiff. Amamos lo que hiciste con el himno nacional. —Le dije.

—No hice nada con eso.

—Ya lo sé. Esa es la razón por la que me encantó.

—¿Hay lugar para que me siente con ustedes?

En realidad no, pero ella era, después de todo, Señorita Adolescente Ragland. Y ni hermana.

—Claro —dije—. Vamos hacer sitio.

Me pegué a Bird.

—Es algo bueno que te haya gustado. —Me susurró.

Tiffany hizo su camino por la fila y se sentó a mi lado.

—¿Quién está en el bate? —Pregunto.

—Alan.

Ella concia a los jugadores ahora porque comenzó a venir a las prácticas a ver a Nick. Había estado tan emocionada cuando le dije que yo le había inscrito para las concesiones de obras de Bird y yo la semana que viene.

Oye, tú hablas, tú haces el camino.

—Ah, y Nick en el cuadro de bateo. —Dijo, su voz mezclada con la emoción.

Esta fue la primera vez que había visto realidad un juego, porque el Rattlers no había tenido ningún juego desde que fuimos al partido de los Rangers.

Me incline hacia ella…

—En cualquier momento él va a…

Miro a las gradas y sonrió, tocando su casco. Tiffany saludo con las manos.

—¿No es para morirse? Pregunto.

—Absolutamente.

—Aún nueve punto cinco. Bueno mi chico… bueno, yo había decidido ser honesta y cambiar su ardiente puntuación a diez punto cinco. Él único en la lista.

Alan llego a primera base, y Nick se acercó a la base.

Tiffany me apretó la mano.

—Oh, espero que lo haga bien.

—Él lo hará.

Nick toco. Tiffany se puso de pie, empezó a aplaudir y a gritar para que corriera ¡Corre! ¡Corre!
La pelota rodo hacia el lanzador, quien rápidamente la recogió y la colgó a la primera base.

Aturdida, Tiffany se sentó cuando Nick iba trotando por el campo hacia la caseta.

Se inclinó hacia mí.

—Pensé que había golpeado la bola más fuerte.

—Eso se llama un toque de bola. Lo hizo a propósito, por lo que el tipo de primera podría a llegar a segunda. Se llama hacer un sacrificio.

—Pero si hiciera un jonrón, el chico podría haber llegado a meta.

—Los jonrones son raros, Tiff.

—Sin embargo, parece que siempre hay que intentarlo.

—Él tiene que hace lo que los entrenadores le dicen. Le dijeron que tocara.

—Bueno, no creo gran parte de esa estrategia.

Me sentí cono si hubiera caído en un universo alternativo. ¿Quién hubiera pensado que alguna vez estaríamos hablando de beisbol? Lo siguiente que podría saber es de ella uniéndose a papá y a mí para nuestras sesiones de lanzamiento después de la cena.

Joe fue el siguiente bateador. Hizo toda su rutina de velcro. Entonces se acercó a la base.

La primera bola fue pasada.

—¡Strike!

Gemí.

—Vamos, Joe.

Él oscilo a segunda.

No me di cuenta que estaba apretando las manos de Tiffany y Bird hasta que Bird dijo:

—Tú sabes, los huesos se rompen a presión.

—Oh, lo siento. —Trate de apretar mis propias manos, pero no fue tan reconfortante.

La siguiente bola realmente era una bola. Como cuestión de hecho, también lo fueron las dos siguientes, que dieron a Joe un conteo completo.

Odiaba la cuenta completa. Odiaba la presión bajo la que estaba. Solo quería tener un buen juego.

Pero no importa como de débil bateara, me sigue gustando todo lo relacionado con él. Debido a que no era el jugador de pelota por el que había caído. Era el hombre real. Joe. Incluso si no jugara a la pelota, estaría loca por él.
Por el más breve de los segundo, volvió a mirar a las gradas, cuando tal vez él me vio, sacudiendo la sonaja, dándole todo el ánimo que pude. Yo podría a ver jurado que vi una esquina de su boca arrugarse. Luego en un abrir y cerrar de ojos cerro el velcro de su guante y se acercó a la base.

El lanzador vino.

Se volvió.

¡Crack!

¡Le pegó! ¡Le pegó! Salte de pie y empecé a gritar.

Por el más breve de los segundo, volvió a mirar a las gradas, cuando tal vez él me vio, sacudiendo la sonaja, dándole todo el ánimo que pude. Yo podría a ver jurado que vi una esquina de su boca arrugarse. Luego en un abrir y cerrar de ojos cerro el velcro de su guante y se acercó a la base.

El lanzador vino.

Se volvió.

¡Crack!

¡Le pegó! ¡Le pegó! Salte de pie y empecé a gritar.

Tuve un segundo para ver la mirada aturdida en su rostro, como si tal vez nunca hubiera golpeado la pelota antes, pero no podía ser… y entonces me di cuenta de que lo era. A medida que empezó a correr, volvió la cabeza, su mirada tras la pelota… ¡La bola salió del estadio!

¡Derecho sobre la valla del patio trasero de Manía!

¡Jonrón!

¡Mi novio había golpeado a un jonrón!

Salte alrededor, señalando el número de mi camiseta, abrazos de Bird, abrazos de Tiffany, viendo la mano de Joe aplaudiendo frente a su entrenador cuando él llego a tercera. Lo observe cruzar la base llevando la mayor sonrisa en su rostro.

—Sabes lo que esto significa, ¿no? —Dijo Bird.

—¿Qué estamos por delante por dos a nada?

—Esto significa que va a insistir en que te sientes en este punto exacto para cada juego. Pensara que este es el lugar de la buena suerte.

—De ninguna manera.

—No. O eso, o te pedirá que laves su ropa interior.

—¡Ew! Eso no es lo que estaba pensando. Tal vez pueda convencerlo de que estaba usando la camiseta.

Sí, pensé. Ese es el boleto.

El resto del juego fue realmente una decepción. No hubo más carreras a casa. No hubo más, y punto. Muy pocos éxitos en realidad. Los Rattlers terminaron ganando dos a cero.

¡Impresionante!

Los jugadores se iban al campo. El locutor explicaba que daría la bienvenida a las familias de acogida para que se unieran a los jugadores, pero otros debían permanecer en las gradas mientras preparaban los fuegos artificiales.

—Vamos. —Dije agarrando las manos de Tiffany y Bird.

Creo que la mayoría de la gente ignoraba al locutor, porque muchos de ellos estaban luchando en el campo.

Y para cuando llegamos allí, desee haberme quedado en las gradas.

Perdí la noción de Tiffany y Bird, pero pensé que habían ido a conectar con Nick y Brandon.

—Buen partido. —Dijo alguien, acariciando mi hombro.

—Gracias. —Dije, riendo.

Entonces sentí los brazos viniendo a mí alrededor y tirándome cerca.

—Hey. —Dijo Joe, besando mi cuello antes de colocar su barbilla en mi hombro.

Sonriendo alegremente, me di la vuelta en sus brazos.

—Gran juego.

—Gracias.

—Bateaste un jonrón. —Dije, como si tal vez no se hubiera dado cuenta.

—Sé que parece extraño, teniendo en cuenta el tiempo que he jugado beisbol, pero nunca he golpeado uno antes —dijo— pero yo lo sabía, sabía que tan pronto el bate en contacto con la pelota, iba a salir del parque. No sé si sonaba diferente o se sentía diferente, pero yo lo sabía exactamente.

—Parecías aturdido.

—Lo estaba. Como he dicho, nunca había hecho eso antes. Quiero decir, batear nunca ha sido mi fuerte.

—Lo fue esta noche. —Me alce y le bese la barbilla.

—Tengo que averiguar qué fue lo que hizo que bateara el jonrón.

—Conectaste el bate a la pelota.

—No, fue más que eso. Algo que hice antes del partido, tal vez…

—No, no, no —dije, alzándome a mí misma en mis dedos de los pies para poder mirarlo directamente a los ojos—. No fue otra cosa que mantener el ojo en la bola y golpear en el momento preciso en que el impacto enviaría la bola sobre la cerca.

—Yo no estoy tan seguro.

—Está bien, ¿quieres saber que fue? Es porque tienes una novia…

Él puso su mano detrás de mi cabeza y me dio un beso para que me callara. Obviamente, no creo que entiende la escena del ritual, y en verdad, no lo hice.

Quiero decir, claro, cuando jugaba beisbol, siempre tenía goma de mascar con sabor a canela durante el juego, y nunca comenzaba a masticar hasta después del himno nacional. Pero esto era diferente. Si yo no hacia eso, perdía las bolas mucho más de las que capturaba.

¿Pero jonrones? No había nada que garantizara los jonrones.

Joe se retiró.

—Tal vez es porque tengo una novia.

—Yo estaba bromeando.

—Yo no lo hago. Me gustas mucho, ____*, pero la temporada colegial termina en un par de semanas más. No puedo quedarme.

—Ya lo sé.

—Pero yo podría volver… de visita.

Yo me acurruqué contra él.

—Eso sería genial. Y yo podría ir a visitarte a ti.

—Muy bien, amigos, vamos a apagar las luces. —Dijo el locutor.

El estadio se volvió negro. Un matriz de fuegos artificiales de color verde, amarillo y blanco, estallo en el aire. Un par de segundos más tarde, sonó una explosión.

Todo el mundo sonaba como ohhh y ahhh.

Incluso yo. Soy una tonta con los fuegos artificiales.

Joe me atrajo más cerca, y todo lo que sentía por él parecía hincharse como los fuegos artificiales. Fue glorioso. Más brillante de lo que yo esperaba que fuera. Estallando con todo tipo de emociones. Alegría porque era mío. Tristeza porque se iría. Una inseguridad porque no sabía exactamente lo que el futuro nos esperaba.

Serpentinas rojas, blancas y azules explotaron contra el cielo negro apareciendo en el aire.

Yo esperaba un novio de verano. Escoger a un chico. Cualquier chico. ¿Qué tan tonta era?

Pero de alguna manera tenia suerte. Cuando se trababa de novios, yo había logrado de alguna manera batear un jonrón. Yo estaba loca por Joe. Y él estaba loco por mí. Y de alguna manera, nos gustaría hacer que funcionara.

Otra explosión de fuegos artificiales lleno el cielo. Los colores se desvanecieron y luego… una explosión de color rojo, una explosión de color blanco, una explosión de color azul.

Estaba segura de que seguían más, porque yo podía oír las explosiones en la distancia, pero ya no estaba viendo los fuegos artificiales.

Joe me estaba besando, y estábamos creando nuestros propios fuegos artificiales.