"The Boyfriend League" (joejonas & tu)

—Decirle al chico que he llegado a considerar como un hijo que tiene que mudarse.

Papá había accedido a ser entrevistado para mi artículo.

Y esa fue su respuesta a mi pregunta sobre la parte más difícil de tener a un Ragland Rattler viviendo en casa.

Estaba sentada en la mesa de la cocina, aturdida, mirándolo fijamente. Era solo Un Día después de nuestra excursión al juego de los Rangers. Ni siquiera habíamos visto a mamá y papá desde que llegamos a casa anoche, por lo menos no hasta hace quince minutos cuando habíamos regresado del entrenamiento. Habíamos sido muy cuidadosos de no mirarlos el uno al otro, de no tocarlos y de ni siquiera sonreírnos.

¡De ninguna manera podrían haber descubierto lo que pasando entre Joe y yo!

En este momento él estaba tomando una ducha, ya que estaba totalmente sucio después del entrenamiento. Tiffany había llevado a Nick a Lettuce Eat, una extravagante barra de ensaladas. No podía ver que eso resultara, pero si lo hacía, yo estimaba que los sentimientos de Nick hacia ella eran verdaderos. Mamá estaba colocando el pollo asado de Cowboy Bob, el guiso de hash Brown, y el guiso de maíz dulce en el mostrador, para que pudiéramos servirnos nosotros mismo al estilo buffet.

—¿Por qué… por qué crees que tienes que hacer eso? —Le pegunte.

Papá toco sus gafas.

—Estas funcionas ya sabes.

—Solo de cerca.

Negando con la cabeza, me dio una sonrisa indulgente.

—____*, tu madre y yo fuimos jóvenes una vez. Vemos la manera en que Joe y tú se miran el uno al otro.

Miré a mamá. Estaba apoyando contra el mostrador, con los brazos cruzados.

—Sé que prometí… —Comencé.

—Cariño, ninguna chica va a mantener ese tipo de promesas cuando comienza a enamorarse de un chico. Pero podrías haber dicho algo.

—¿Cómo qué?

—Como… “tenemos un problema”.

—Con toda honestidad, no nos dimos cuenta de que teníamos un problema hasta ayer por la noche. —Dijo Joe desde la puerta.

Mi corazón dio una sacudida ante la vista de él sosteniendo su bolso deportivo.

—No tienes que mudarte —dije poniéndome de pie. Me volví hacia mi padre—. Díselo, dile que no tiene que mudarse.

—Sí, tengo que hacerlo, ____* —Joe miro a mis padres—. Hable con el Entrenador después del entrenamiento. Voy a dormir en su casa —sonrió, realmente sonrió. Mientras yo tenía un ataque de pánico a gran escala ante el pensamiento de él yéndose—. El Entrenador dice que siempre mantiene una habitación disponible para una emergencia de este tipo.

—Bueno, hijo —dijo papá—, estoy muy feliz de que tomaras la iniciativa al respecto, porque no tenía ganas de hablar contigo acerca de ello.

No podía creerlo. Joe se estaba mudando. Cuando en realidad apenas acabábamos de descubrirnos mutuamente.

Joe saco un pedazo de papel doblado del bolsillo de sus vaqueros.

—De hecho, firme un contrato que hacía constar que tenía que mudarme si besaba a una de sus hijas más de dos veces.

—¿La Liga te hace firmar un contrato? —Le pregunte, atónita.

—Un, no, tu madre lo hizo, la primera noche.

—¡Mamá! —No podía creer que ella hiciera eso.

—Como tu padre dijo, fui joven una vez.

—¿Por qué no dijiste que ibas a mudarte? —Le pregunte a Joe.

—Porque pensé que podrías intentar disuadirme de ello.

Le fruncí el ceño. Lo habría hecho.

Mamá sonrió.

—¿Por qué no te quedas a cenar?

—Voy a extrañar todas las comidas para llevar —dijo Joe más tarde, después de la cena, cuando lo acompañe a su coche. —El Entrenador dijo que su esposa cocina las comidas todas las noches.

—Es eso realmente por lo que te vas, ¿no? —le pregunte—. ¿Por la comida real hecha en casa?

Él puso sus manos en mi cintura y me atrajo cerca.

—Si supieras cuán difícil me resulto permanecer en mi lado del pasillo anoche después de que termináramos de ver la película… —Sacudió su cabeza—. Tus padres no aprobarían absolutamente la dirección en que mis pensamientos iban. Con o sin el contrato de tu madre, tenía que mudarme.

—No puedo creer que hiciera eso.

Él sonrió.

—Sí, fue esa primera noche, después de que salió de tu habitación.

—¿No te sentiste ofendido?

—¿Cómo podría estarlo? Empecé a enamorarme de ti tan pronto como te tropezaste conmigo. Sabía que podía ser hombre muerto muy fácilmente.

—¿En serio?

—Oh, sí. Y cuando te imagine con hombreras y casco…

Empuje su hombro.

—¡No lo hiciste!

—Oh, sí, lo hice. Y pensé, de todas las chicas en esta ciudad, ella es la única a la que absolutamente puedo encontrar fascinante.

—¿Esa es la razón por la que parecía como si realmente no quisieras llevarme a casa después de la primera noche de pizza?

—Sí. Quería limitar el contacto. Estaba intentando muy duramente no enamorarme de ti.

—Bueno, es por eso que te hice caer. —Le dije.

Él se rió.

—¿Aun vendrás a jugar pelota con papá?

—Claro. Pero tienes que jugar, también.

Sonreí.

—Está bien.

Fue muy, muy difícil (una docena de besos más tarde) verlo irse. Pero al menos sabía que volvería. Había una noche de concierto gratis mañana. Tal vez iríamos.

Después de Joe se fue, fui al patio trasero. Papá estaba sentado en la terraza, haciendo un dibujo. Otro proyecto para el patio trasero de alguien.

—Oye, papá, ¿quieres lanzar un poco?

Hizo una sonrisa de Bruce Willis.

—Ya lo creo. Sigues siendo mi lanzadora de pelota favorita.