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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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The American Dream | Novela Colectiva
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: The American Dream | Novela Colectiva
we’re like diamonds in the sky.
Capítulo 005
✖Codes by Kitty Sykes.
→by Heartbreaker.
→Sunshine Ferguson | Ezra Cartairs | Caitlin Abernathy | Duncan Wayland
Caminar y mirar para todos lados ya era habitual en Sunshine, la cual intentaba encontrar a su hermano, que ni bien había pisado el instituto, se dedicó a desaparecer, investigando el lugar. Y realmente, dejar a una adolescente de dieciséis años con todo el peso, no era una buena combinación para la blonda. A veces, sentía que los papeles se habían invertido y que ella tenía diecinueve, y no su edad actual.
Recordó la vez en la que habían llegado las cartas de aceptación de TAD; su hermano y ella habían audicionado casi juntos, de manera que ambos ya tengan el puesto asegurado en la academia. Y es que si tan solo uno de los dos iba a quedar, se armaría un tremendo problema; venían de generaciones talentosas, y eso era lo que deseaban. Recordó también que ella y su hermano habían confundido las cartas, y tan solo tuvieron que asegurarse que estaban ambos dentro para que la felicidad inunda los rostros de ambos. Sun intentó pensar algún momento en el que su hermano Franklin hubiera actuado tan niña frente a ella, y había sido ese momento en el que cayó en la cuenta de cuánto quería el lugar Frank.
Sunshine pedía, con desesperación, ayuda. ¡Es que era solo una niña frágil! Y en cuanto a fuerza se hable, estamos realmente en aprietos. Quizás caminar fuera un deporte… En su lengua.
Se acurrucó contra una esquina y sacó de su bolso de mano un libro. “Orgullo y Prejuicio”; lo consideraba una buena opción para un largo viaje. Y, ya que no podía leer en un auto andando ya que se mareaba demasiado, había decidido que lo mejor sería leerlo al llegar, para aminorar el tiempo de espera. Aunque no tenía idea de si se cumpliría lo último, suponía que sí: los primeros días siempre son desastrosos. En cualquier sentido.
Se sentó encima de una de sus maletas y solo se dedicó a iniciar el capítulo.
— ¡Ezra, cuidado! — Un ojiverde corría, sin ver absolutamente nada, en dirección a la pequeña Sun. Cuando se dio la vuelta,sólo pudo ver los ojos muy cercanos de Sunshine, la cual lo observaba, casi exaltada. Y él, a quedar a solo centímetros, no pudo evitar mirarla a los ojos, en total estado de admiración.
— Lo siento.
— No te preocupes, no suelen notarme — Medio rió.
— No, yo realmente lo siento — Se tocó el pecho. El de los ojos verdes se sentía culpable por haber provocado tal susto en la rubia. Y vale destacar, que se sentía muy atraído por la chica.
— Solo… No te preocupes — Se miró las manos y las movía, nerviosamente, ante aún la falta de espacio entre ella y Ezra, según había logrado escuchar. — No hay nada por lo que sentirse culpable; mírame, sigo entera.
En ese momento, su hermano Franklin llegó a su lado. Agradeció infinitamente aquello, ya que el grado de nervios por el que estaba pasando no era saludable. Para nada saludable.
— Sunny, ¿Dónde estab…? — Las palabras de su hermano fueron interrumpidas al ver tal escena; un chico arrodillado frente a su hermana. ¡Oh! Eso sí que no lo verías todos los días, por más mala suerte que cayera en ti. Rápidamente, ambos jóvenes se separaron y, uno al lado del otro, incapaz de mirarse, se tensaban cada vez más.
— Yo… ¡Estuve buscándote todo el maldito día! ¿Dónde se supone que te encontrabas?
— Te recuerdo que soy el mayor, niña.
— Te recuerdo que soy la más responsable, idiota.
— ¿Disculpa? ¿Te llamas responsable cuando solo es el primer día y ya andas conociendo chicos?
— Siempre serás el único, Frankilín.
Ezra ya no tenía idea de qué hacer. Era obvio que no pertenecía a esa conversación, sin embargo, sentía la necesidad de quedarse junto a la rubia. Pero la mirada severa del ojiazul –con características increíblemente similares a las de la chica- que era dos veces más alto que él mismo, lograron espantarlo. Por lo que solo le guiñó un ojo a Sunny y se retiró de allí.
Corrió junto a Aarón, su hermano mellizo, del cual vale destacar que de mellizos no tienen ni un pelo. Eran tan increíblemente distintos, como parecidos. Se conocían casi a la perfección; y eran inevitables esas estúpidas conexiones mentales de las que siempre eran víctimas. A penas y llegó a él, que le dio un fuerte golpe en el brazo.
— ¡Oye! ¿Qué te pasa?
— No lo sé, la verdad — Tragó duro; se sentía extraño, y tuvo que sostenerse del hombro de su hermano para no caer. — Me siento… Extraño.
— ¿Quieres sentarte? Puedo traerte un vaso de agua…
— No, no importa. Ya pasará, lo prometo.
Pero seguramente, eso no sucedería para el pobre chico. Y, lamentablemente, se sentiría así por un prolongado tiempo más, hasta que, de alguna forma, pudiera reconocer lo que sentía muy dentro en su interior, y dejara de lado aquella actitud de macho alfa.
— ¿Embarazado? — Se burló un chico con cabello turquesa que pasó junto a ellos. Ezra lo miró, serio y taciturno, pero se echó a reír ya que, seguramente, él también se hubiera burlado de cualquier persona que se encontrara en ese estado. El peli-azul sin embargo paró junto a los hermanos. — Hum… ¿Te encuentras bien?
— Sí, sí; lo tengo fríamente calculado. — Apoyó sus manos en sus rodillas y respiró hondo. Cerró los ojos y suspiró, reincorporándose. — Ezra.
— Aarón. — Habló su hermano, junto a él.
— Que nombres más feo, Dios mío. Su madre nos los quería, ¿verdad? — El chico quiso hacer un chiste, y pese a eso, los chicos no se rieron; no había por qué reírse. Aarón bajó la mirada y Ezra apoyó una mano en su hombro. — Oh… No hablaba enserio, tienen unos nombres muy… Lindos. Me llamo Aoi.
— Bueno… Creo que me consuela.
— ¿Qué?
— Que te llames así. — Aoi rió, pero se dio la vuelta cuando escuchó que lo llamaban. — Mi prima me llama, nos vemos luego chicos.
Aarón asintió y Ezra imitó su gesto. Ahora: Sean se había esfumado, y Christian debería estar realmente enojado con ellos; en especial con el par. Para estos jóvenes, considerarse buenos amigos de las reglas no era algo de lo que pudieran acostumbrarse fácilmente. Y nunca lo han podido hacer, ya que hasta el día actual, esos chicos, y hablando en serio, no conocían el significado de obedecer. Mejor dicho, no lo habían aprendido aún.
Tomaron sus maletas y caminaron, silenciosamente, hasta el patio trasero de ese instituto. Sin embargo, su mirada se posó en la rubia con la que hacía solo segundos había hablado, que reía simpáticamente mientras hablaba con su hermano, sentados en el piso.
Y sin embargo, se equivocaba terriblemente.
Caitlin hacía tan solo segundos había llegado al instituto. Hablaba por su celular, intentando discutirle a su hermano que, evidentemente, no haría amigas solo para presentárselas. Y con un simple “Te quiero, Hunter” cortó la llamada.
Se sentía muy desorientada; ¿qué hacía allí? ¿Cuándo había deseado pertenecer a una academia para tan solo buscar venganza y fama? Increíblemente, Cat no se sentía bien siendo así: porque ella no era como quería ser. Observó su ropa; una fantástica chaqueta de cuero negro la protegía del frío, mientras que un ajustado pantalón, también color negro, marcaba sus huesudas piernas que ayudaban mucho en su metro setenta y dos. Y una simple blusa blanca, de la cual no se sentía muy orgullosa. Pero aunque absolutamente toda su ropa fuera fabulosa, era tan solo un personaje: solía usar unas simples converse, en vez de unos zapatos con alta plataforma. Una chaqueta color rosada y lo suficiente liviana, en vez de una de cuero negro. Y unos jeans, en vez de algo tan ajustado que lograba que le dolieran las piernas.
Suspiró, sopló un mechón de cabello que tapaba su ojo derecho, y se apoyó contra una pared junto a sus maletas, dejando su bolso de mano a su costado. Estiró las piernas y quitó sus zapatos. ¿Cuál era la razón por la que se había vestido tan ridícula? Quizás había sido para dar la fachada de una chica con dinero, bastante segura de sí misma, y que realmente quería pertenecer al mundo de la moda y la fama. Pero no quería eso, a decir verdad; ella solo buscaba felicidad.
Cerró los ojos; ese día la estaba consumiendo lentamente, y tan solo quería tirarse en una cama y dormir hasta que el sol no existiera más. Olisqueó el ambiente al sentir un pesado humo: alguien estaba fumando cerca.
De pronto, dando la vuelta por la esquina, apareció un alto muchacho. Caitlin la calculó un metro ochenta; éste tenía un cabello corto, y un rostro bello que destacaba entre varios. Se apoyó contra el muro frente a Caitlin, posó su pie derecho contra la pared y dejó mostrar su cigarrillo. Él la observó, dubitativo y mudo, con un rostro que expresaba neutralidad, y que realmente no se podía descifrar qué era lo que pasaba.
— ¿Te apetece un cigarrillo? — Finalmente habló, dejando ver una caja casi vacía y expulsando humo por la boca. Caitlin negó con la cabeza, y mantuvo esta contra la pared. Cerró los ojos y suspiró, nuevamente; no tenía ganas de hablar, ni tampoco de hacer amigos o que le hablen. — ¿Te sientes bien?
— De maravilla, no sabes cómo.
— ¿Sabes? No soy un chico que se destaque por ser un buen consejero, pero estoy tan solo como tú, y si quieres contarme algo, soy todo oídos.
— ¿Y por qué le contaría lo que me pasa a un completo desconocido? — Cait, exasperada, lanzó un suspiro y acomodó su cabello detrás de la oreja. El desconocido le sonrió.
— Me llamo Duncan, puedes llamarme Dun. Pero claro, solo si estas de humor, linda — Le dio otra calada al cigarrillo y ahora expulsó el humo por sus fosas nasales; eso a Caitlin la asqueó un poco. No porque no le agradara el cigarrillo, de hecho, solo una vez en su vida lo había probado y no le cayó mal. Sino porque le recordó a su padre.
— Caitlin, puedes llamarme Cat.
— ¿Cómo Gato? — Habló en español. El chico sonrió y lanzó una pequeña carcajada, cosa que hizo en Caitlin sonreír también. Duncan se sentó a su lado, retirando las maletas de Caitlin. — Anda, preciosa, de verdad puedes contarme.
— No me pasa nada — Ella giró su rostro; mala combinación, el rostro del chico quedó a centímetros de ella. — No me jodas, ¿bien?
— Vaya… Jamás una chica me trató así — Duncan dejó ver su hilera de dientes, bien acomodados y resplandecientes, mientras unos hoyuelos quedaban a la vista; Cat lo odió más, ya que adoraba los hoyuelos.
— Me alegra ser la primera que pueda decirte cuanto molestas.
— ¿Qué haces aquí? — Sorbió nuevamente del cigarrillo, que ya se estaba disolviendo lentamente. Aplastó la punta contra el suelo y quitó toda ceniza que sobrara. A Cait le sorprendió el cambio de tema, y lo poco que le afectaba a él que ella lo tratara de esa manera, ya que si a la rubia le estuvieran diciendo todo eso, seguramente se sentiría mal.
— Quiero ser… Modelo.
— Creo que te irá bien en eso, linda. Por lo poco que se, cumples con los requisitos — La miró y le fue imposible no guiñarle un ojo. Caitlin rodó sus ojos.
— Mejor húndete en mierda, principito.
— Vamos Gatita, no seas tan antipática.
— ¿Cómo me has llamado? — Caitlin se levantó de su lugar, con los ojos abiertos — Ya que, me agarraste con mal humor, querido. — Tomó sus cosas, se puso los zapatos, y le tiró un beso a Duncan, el cual solo sonrió con eso. Cait pasó a irse por donde creyó que quedaban los dormitorios; quería descansar luego del largo viaje en tren. Y, la verdad, no estaba de ánimos para que jueguen con ella.
Duncan se quedó un rato más allí; terminó su cigarrillo y se fue por donde había llegado. Sí, a Duncan le gustaban las chicas como Caitlin. De esas que no se derretían por una cara bonita –y oh sí, este chico tenía un ego alto-. Le gustaba lo difícil, algo que le costaría trabajo llegar.
Se fue por donde llegó, y minutos más tarde encontró a su hermana Trinity junto a Gregory, el novio idiota de ella. Bien, no vale aclarar nada, ¿verdad? A Duncan le caía terriblemente pésimo el novio de su hermana. Había actitudes que no soportaba y odiaba el simple hecho de que Trin continuara perdonando todo; y es que algún día haría que él se alejara de ella, si no era por las buenas –con tratos hostiles y comentarios fuera de lugar- sería por las malas –a los golpes-. Encontró una, empalagosa según él, escena que prefirió no haber presenciado; ambos se tomaban de las manos y se miraban a los ojos, mientras hablaban de quién sabe qué. Él no pudo evitar sonreír malicioso, al pensar la excelente forma de echar a perder aquello.
Se acercó a su hermana y la tomó desprevenida de los hombros, pasando un brazo alrededor de ellos. Su pesado chaleco de cuero negro le hacía sentir muy ahogado y ya no veía la hora de sacárselo. Pero, y por inercia, si se trataba de su hermana él recuperaba la respiración al instante y corría por ella; admitía que era sobreprotector, y mucho siendo que sus padres no lo habían sido por ellos. Pero de alguna forma, esa pequeña libertad que había adquirido él por sí solo al escapar, le había dado a entender que si debía hacerse cargo de su hermana menor, lo haría bien.
Gregory no parecía muy contento de verlo, y Trinity simplemente le sonrió, observándolo a su lado. Él la acurrucó más en su costado.
— ¿Ya tienen el número de nuestros cuartos?
— Sí, te estábamos esperando justamente. Iré a dejar mis cosas en la habitación y recorreré los pasillos del lugar — Dijo Trinity. —, ¿alguno quiere venir conmigo luego?
— Yo voy, nos encontramos acá, nena — Y Duncan no pudo sentir más asco. Por detrás de Gregory, simuló como si fuera a vomitar, cosa que hizo sonreír a su hermana. — Vamos, Dun.
— Sí, vamos — Ambos comenzaron a caminar hacia los dormitorios de los hombres, mientras que Trinity se fue por el lado contrario. Cuando observó que ya no la tenía lo suficiente cerca como para que lo escucharan, enfrentó al novio de su hermana. — No creas que porque seas el novio de Trinity puedes tomarte demasiada confianza.
— ¿De qué…?
— Tu sabes de qué hablo, idiota — Paró la marcha, mientras que lo miraba serio y erguido; Gregory también se irguió y se encogió tan solo un poco ante la mirada severa de Duncan. — Solo ten mucho cuidado con lo que haces con Trinity; porque te aseguro que si le llegas a tocar tan solo un pelo, te corto las bolas. ¿Oíste?
El ojiazul se alejó del novio de su hermana, llegando finalmente a su habitación. No, no le caía para nada bien Gregory y no pensaba aparentar más que tenían una buena relación siendo que no era así.
Recordó la vez en la que habían llegado las cartas de aceptación de TAD; su hermano y ella habían audicionado casi juntos, de manera que ambos ya tengan el puesto asegurado en la academia. Y es que si tan solo uno de los dos iba a quedar, se armaría un tremendo problema; venían de generaciones talentosas, y eso era lo que deseaban. Recordó también que ella y su hermano habían confundido las cartas, y tan solo tuvieron que asegurarse que estaban ambos dentro para que la felicidad inunda los rostros de ambos. Sun intentó pensar algún momento en el que su hermano Franklin hubiera actuado tan niña frente a ella, y había sido ese momento en el que cayó en la cuenta de cuánto quería el lugar Frank.
Sunshine pedía, con desesperación, ayuda. ¡Es que era solo una niña frágil! Y en cuanto a fuerza se hable, estamos realmente en aprietos. Quizás caminar fuera un deporte… En su lengua.
Se acurrucó contra una esquina y sacó de su bolso de mano un libro. “Orgullo y Prejuicio”; lo consideraba una buena opción para un largo viaje. Y, ya que no podía leer en un auto andando ya que se mareaba demasiado, había decidido que lo mejor sería leerlo al llegar, para aminorar el tiempo de espera. Aunque no tenía idea de si se cumpliría lo último, suponía que sí: los primeros días siempre son desastrosos. En cualquier sentido.
Se sentó encima de una de sus maletas y solo se dedicó a iniciar el capítulo.
“Los hombres son fáciles de juzgar”
— ¡Ezra, cuidado! — Un ojiverde corría, sin ver absolutamente nada, en dirección a la pequeña Sun. Cuando se dio la vuelta,sólo pudo ver los ojos muy cercanos de Sunshine, la cual lo observaba, casi exaltada. Y él, a quedar a solo centímetros, no pudo evitar mirarla a los ojos, en total estado de admiración.
— Lo siento.
— No te preocupes, no suelen notarme — Medio rió.
«Vamos, Sunny: piensa otra estupidez aún más vergonzosa»
— No, yo realmente lo siento — Se tocó el pecho. El de los ojos verdes se sentía culpable por haber provocado tal susto en la rubia. Y vale destacar, que se sentía muy atraído por la chica.
— Solo… No te preocupes — Se miró las manos y las movía, nerviosamente, ante aún la falta de espacio entre ella y Ezra, según había logrado escuchar. — No hay nada por lo que sentirse culpable; mírame, sigo entera.
En ese momento, su hermano Franklin llegó a su lado. Agradeció infinitamente aquello, ya que el grado de nervios por el que estaba pasando no era saludable. Para nada saludable.
— Sunny, ¿Dónde estab…? — Las palabras de su hermano fueron interrumpidas al ver tal escena; un chico arrodillado frente a su hermana. ¡Oh! Eso sí que no lo verías todos los días, por más mala suerte que cayera en ti. Rápidamente, ambos jóvenes se separaron y, uno al lado del otro, incapaz de mirarse, se tensaban cada vez más.
— Yo… ¡Estuve buscándote todo el maldito día! ¿Dónde se supone que te encontrabas?
— Te recuerdo que soy el mayor, niña.
— Te recuerdo que soy la más responsable, idiota.
— ¿Disculpa? ¿Te llamas responsable cuando solo es el primer día y ya andas conociendo chicos?
— Siempre serás el único, Frankilín.
Ezra ya no tenía idea de qué hacer. Era obvio que no pertenecía a esa conversación, sin embargo, sentía la necesidad de quedarse junto a la rubia. Pero la mirada severa del ojiazul –con características increíblemente similares a las de la chica- que era dos veces más alto que él mismo, lograron espantarlo. Por lo que solo le guiñó un ojo a Sunny y se retiró de allí.
Corrió junto a Aarón, su hermano mellizo, del cual vale destacar que de mellizos no tienen ni un pelo. Eran tan increíblemente distintos, como parecidos. Se conocían casi a la perfección; y eran inevitables esas estúpidas conexiones mentales de las que siempre eran víctimas. A penas y llegó a él, que le dio un fuerte golpe en el brazo.
— ¡Oye! ¿Qué te pasa?
— No lo sé, la verdad — Tragó duro; se sentía extraño, y tuvo que sostenerse del hombro de su hermano para no caer. — Me siento… Extraño.
— ¿Quieres sentarte? Puedo traerte un vaso de agua…
— No, no importa. Ya pasará, lo prometo.
Pero seguramente, eso no sucedería para el pobre chico. Y, lamentablemente, se sentiría así por un prolongado tiempo más, hasta que, de alguna forma, pudiera reconocer lo que sentía muy dentro en su interior, y dejara de lado aquella actitud de macho alfa.
— ¿Embarazado? — Se burló un chico con cabello turquesa que pasó junto a ellos. Ezra lo miró, serio y taciturno, pero se echó a reír ya que, seguramente, él también se hubiera burlado de cualquier persona que se encontrara en ese estado. El peli-azul sin embargo paró junto a los hermanos. — Hum… ¿Te encuentras bien?
— Sí, sí; lo tengo fríamente calculado. — Apoyó sus manos en sus rodillas y respiró hondo. Cerró los ojos y suspiró, reincorporándose. — Ezra.
— Aarón. — Habló su hermano, junto a él.
— Que nombres más feo, Dios mío. Su madre nos los quería, ¿verdad? — El chico quiso hacer un chiste, y pese a eso, los chicos no se rieron; no había por qué reírse. Aarón bajó la mirada y Ezra apoyó una mano en su hombro. — Oh… No hablaba enserio, tienen unos nombres muy… Lindos. Me llamo Aoi.
— Bueno… Creo que me consuela.
— ¿Qué?
— Que te llames así. — Aoi rió, pero se dio la vuelta cuando escuchó que lo llamaban. — Mi prima me llama, nos vemos luego chicos.
Aarón asintió y Ezra imitó su gesto. Ahora: Sean se había esfumado, y Christian debería estar realmente enojado con ellos; en especial con el par. Para estos jóvenes, considerarse buenos amigos de las reglas no era algo de lo que pudieran acostumbrarse fácilmente. Y nunca lo han podido hacer, ya que hasta el día actual, esos chicos, y hablando en serio, no conocían el significado de obedecer. Mejor dicho, no lo habían aprendido aún.
Tomaron sus maletas y caminaron, silenciosamente, hasta el patio trasero de ese instituto. Sin embargo, su mirada se posó en la rubia con la que hacía solo segundos había hablado, que reía simpáticamente mientras hablaba con su hermano, sentados en el piso.
«Basta Ezra, basta; es solo una chica, no tiene nada más que no tengan las otras»
Y sin embargo, se equivocaba terriblemente.
Caitlin hacía tan solo segundos había llegado al instituto. Hablaba por su celular, intentando discutirle a su hermano que, evidentemente, no haría amigas solo para presentárselas. Y con un simple “Te quiero, Hunter” cortó la llamada.
Se sentía muy desorientada; ¿qué hacía allí? ¿Cuándo había deseado pertenecer a una academia para tan solo buscar venganza y fama? Increíblemente, Cat no se sentía bien siendo así: porque ella no era como quería ser. Observó su ropa; una fantástica chaqueta de cuero negro la protegía del frío, mientras que un ajustado pantalón, también color negro, marcaba sus huesudas piernas que ayudaban mucho en su metro setenta y dos. Y una simple blusa blanca, de la cual no se sentía muy orgullosa. Pero aunque absolutamente toda su ropa fuera fabulosa, era tan solo un personaje: solía usar unas simples converse, en vez de unos zapatos con alta plataforma. Una chaqueta color rosada y lo suficiente liviana, en vez de una de cuero negro. Y unos jeans, en vez de algo tan ajustado que lograba que le dolieran las piernas.
Suspiró, sopló un mechón de cabello que tapaba su ojo derecho, y se apoyó contra una pared junto a sus maletas, dejando su bolso de mano a su costado. Estiró las piernas y quitó sus zapatos. ¿Cuál era la razón por la que se había vestido tan ridícula? Quizás había sido para dar la fachada de una chica con dinero, bastante segura de sí misma, y que realmente quería pertenecer al mundo de la moda y la fama. Pero no quería eso, a decir verdad; ella solo buscaba felicidad.
Cerró los ojos; ese día la estaba consumiendo lentamente, y tan solo quería tirarse en una cama y dormir hasta que el sol no existiera más. Olisqueó el ambiente al sentir un pesado humo: alguien estaba fumando cerca.
De pronto, dando la vuelta por la esquina, apareció un alto muchacho. Caitlin la calculó un metro ochenta; éste tenía un cabello corto, y un rostro bello que destacaba entre varios. Se apoyó contra el muro frente a Caitlin, posó su pie derecho contra la pared y dejó mostrar su cigarrillo. Él la observó, dubitativo y mudo, con un rostro que expresaba neutralidad, y que realmente no se podía descifrar qué era lo que pasaba.
— ¿Te apetece un cigarrillo? — Finalmente habló, dejando ver una caja casi vacía y expulsando humo por la boca. Caitlin negó con la cabeza, y mantuvo esta contra la pared. Cerró los ojos y suspiró, nuevamente; no tenía ganas de hablar, ni tampoco de hacer amigos o que le hablen. — ¿Te sientes bien?
— De maravilla, no sabes cómo.
— ¿Sabes? No soy un chico que se destaque por ser un buen consejero, pero estoy tan solo como tú, y si quieres contarme algo, soy todo oídos.
— ¿Y por qué le contaría lo que me pasa a un completo desconocido? — Cait, exasperada, lanzó un suspiro y acomodó su cabello detrás de la oreja. El desconocido le sonrió.
— Me llamo Duncan, puedes llamarme Dun. Pero claro, solo si estas de humor, linda — Le dio otra calada al cigarrillo y ahora expulsó el humo por sus fosas nasales; eso a Caitlin la asqueó un poco. No porque no le agradara el cigarrillo, de hecho, solo una vez en su vida lo había probado y no le cayó mal. Sino porque le recordó a su padre.
— Caitlin, puedes llamarme Cat.
— ¿Cómo Gato? — Habló en español. El chico sonrió y lanzó una pequeña carcajada, cosa que hizo en Caitlin sonreír también. Duncan se sentó a su lado, retirando las maletas de Caitlin. — Anda, preciosa, de verdad puedes contarme.
— No me pasa nada — Ella giró su rostro; mala combinación, el rostro del chico quedó a centímetros de ella. — No me jodas, ¿bien?
— Vaya… Jamás una chica me trató así — Duncan dejó ver su hilera de dientes, bien acomodados y resplandecientes, mientras unos hoyuelos quedaban a la vista; Cat lo odió más, ya que adoraba los hoyuelos.
— Me alegra ser la primera que pueda decirte cuanto molestas.
— ¿Qué haces aquí? — Sorbió nuevamente del cigarrillo, que ya se estaba disolviendo lentamente. Aplastó la punta contra el suelo y quitó toda ceniza que sobrara. A Cait le sorprendió el cambio de tema, y lo poco que le afectaba a él que ella lo tratara de esa manera, ya que si a la rubia le estuvieran diciendo todo eso, seguramente se sentiría mal.
— Quiero ser… Modelo.
— Creo que te irá bien en eso, linda. Por lo poco que se, cumples con los requisitos — La miró y le fue imposible no guiñarle un ojo. Caitlin rodó sus ojos.
— Mejor húndete en mierda, principito.
— Vamos Gatita, no seas tan antipática.
— ¿Cómo me has llamado? — Caitlin se levantó de su lugar, con los ojos abiertos — Ya que, me agarraste con mal humor, querido. — Tomó sus cosas, se puso los zapatos, y le tiró un beso a Duncan, el cual solo sonrió con eso. Cait pasó a irse por donde creyó que quedaban los dormitorios; quería descansar luego del largo viaje en tren. Y, la verdad, no estaba de ánimos para que jueguen con ella.
Duncan se quedó un rato más allí; terminó su cigarrillo y se fue por donde había llegado. Sí, a Duncan le gustaban las chicas como Caitlin. De esas que no se derretían por una cara bonita –y oh sí, este chico tenía un ego alto-. Le gustaba lo difícil, algo que le costaría trabajo llegar.
Se fue por donde llegó, y minutos más tarde encontró a su hermana Trinity junto a Gregory, el novio idiota de ella. Bien, no vale aclarar nada, ¿verdad? A Duncan le caía terriblemente pésimo el novio de su hermana. Había actitudes que no soportaba y odiaba el simple hecho de que Trin continuara perdonando todo; y es que algún día haría que él se alejara de ella, si no era por las buenas –con tratos hostiles y comentarios fuera de lugar- sería por las malas –a los golpes-. Encontró una, empalagosa según él, escena que prefirió no haber presenciado; ambos se tomaban de las manos y se miraban a los ojos, mientras hablaban de quién sabe qué. Él no pudo evitar sonreír malicioso, al pensar la excelente forma de echar a perder aquello.
Se acercó a su hermana y la tomó desprevenida de los hombros, pasando un brazo alrededor de ellos. Su pesado chaleco de cuero negro le hacía sentir muy ahogado y ya no veía la hora de sacárselo. Pero, y por inercia, si se trataba de su hermana él recuperaba la respiración al instante y corría por ella; admitía que era sobreprotector, y mucho siendo que sus padres no lo habían sido por ellos. Pero de alguna forma, esa pequeña libertad que había adquirido él por sí solo al escapar, le había dado a entender que si debía hacerse cargo de su hermana menor, lo haría bien.
Gregory no parecía muy contento de verlo, y Trinity simplemente le sonrió, observándolo a su lado. Él la acurrucó más en su costado.
— ¿Ya tienen el número de nuestros cuartos?
— Sí, te estábamos esperando justamente. Iré a dejar mis cosas en la habitación y recorreré los pasillos del lugar — Dijo Trinity. —, ¿alguno quiere venir conmigo luego?
— Yo voy, nos encontramos acá, nena — Y Duncan no pudo sentir más asco. Por detrás de Gregory, simuló como si fuera a vomitar, cosa que hizo sonreír a su hermana. — Vamos, Dun.
— Sí, vamos — Ambos comenzaron a caminar hacia los dormitorios de los hombres, mientras que Trinity se fue por el lado contrario. Cuando observó que ya no la tenía lo suficiente cerca como para que lo escucharan, enfrentó al novio de su hermana. — No creas que porque seas el novio de Trinity puedes tomarte demasiada confianza.
— ¿De qué…?
— Tu sabes de qué hablo, idiota — Paró la marcha, mientras que lo miraba serio y erguido; Gregory también se irguió y se encogió tan solo un poco ante la mirada severa de Duncan. — Solo ten mucho cuidado con lo que haces con Trinity; porque te aseguro que si le llegas a tocar tan solo un pelo, te corto las bolas. ¿Oíste?
El ojiazul se alejó del novio de su hermana, llegando finalmente a su habitación. No, no le caía para nada bien Gregory y no pensaba aparentar más que tenían una buena relación siendo que no era así.
- Spoiler:
- Ignoren el gif .-. no sabía que poner xd. So... Ojalá les guste DD:
irwin.
Re: The American Dream | Novela Colectiva
EZRA EL EMBARAZADO.
okokokok. vir amé con toda mi puta vida tu capítulo, adore a caitlin asdfoashopihasf yyy ezra es una cosa :hemozo:y sunny tmb es super tieeeeeeeeeeerna <3 duncan rls bueno.
a mí tampoco me agrada gregory, es un pajero idiota ok. ;_;
okokokok. vir amé con toda mi puta vida tu capítulo, adore a caitlin asdfoashopihasf yyy ezra es una cosa :hemozo:y sunny tmb es super tieeeeeeeeeeerna <3 duncan rls bueno.
a mí tampoco me agrada gregory, es un pajero idiota ok. ;_;
Clifford.
Re: The American Dream | Novela Colectiva
Gin, omg amé tu cap, todo *-* sunshine y ezra askdjasdjnas, pero ando ocupada ahorita, comento como se debe más tarde kasjdnajdnjadas.
Ah, SIGUES TU, CAMZ
Ah, SIGUES TU, CAMZ
Atenea.
-------
Re: The American Dream | Novela Colectiva
we’re like diamonds in the sky.
kljfsdkalfkdjf Viiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir amé el capítulo Sun y Ezra son muy cutes sklfjad like srsly y a Ezra ya le atrajó :1313:that's cute.
Luego Cait y Duncan dlfkajskldf fue dm cute <3 amé cuando le dijo gatita y esa mierda dlfsdakfjdsf ay morí :3
ahora con greg no lo odien no ha hecho nada. aun :meh: cuando lo haga odienlo quitan la emoción ):
kljfsdkalfkdjf Viiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir amé el capítulo Sun y Ezra son muy cutes sklfjad like srsly y a Ezra ya le atrajó :1313:that's cute.
Luego Cait y Duncan dlfkajskldf fue dm cute <3 amé cuando le dijo gatita y esa mierda dlfsdakfjdsf ay morí :3
ahora con greg no lo odien no ha hecho nada. aun :meh: cuando lo haga odienlo quitan la emoción ):
sugg.
Re: The American Dream | Novela Colectiva
Omg, me emociono con que tad haya vuelto , camz, quiero capi :c ah (?
Atenea.
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Re: The American Dream | Novela Colectiva
Ya leí todo pero estoy desde la tablet y me caga la vida ;_; dfbuhcuhufdgvvfd así que cuando mi hermana se despierte comento todo bien y subo fichas y cap bdwevgcrd
hood.
Re: The American Dream | Novela Colectiva
Bien... Camz me dijo que no podría subir, así que... le toca a Lau
Atenea.
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Re: The American Dream | Novela Colectiva
Puta madre, puto mundo, puto todo. Hacen muchas firmas bellas y extraño el hover :lloro: voy a hacer una firma >:c extraño hacerlas.
irwin.
Re: The American Dream | Novela Colectiva
a mí? shit shit shit:c pero ni he leído shit shit u-u mañana subo gin sin falta, tengo paja de poner la frase so la pongo en mi cap :33Gina Malik escribió:Bien... Camz me dijo que no podría subir, así que... le toca a Lau
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