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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por isabellita102 Jue 19 Sep 2013, 9:14 pm

:ilusion:
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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por isabellita102 Jue 19 Sep 2013, 9:15 pm

lean la nove es hermosa no se arrepentiran :enamorado:
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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por isabellita102 Jue 19 Sep 2013, 9:35 pm

:lloro:
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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por Karen20 Jue 19 Sep 2013, 9:45 pm

ME ENCANTA ES LA PRIMERA NOVE QUE LEO AWWW ADORO A ESE zAYN ES TAN LINDO BESOS SUBE PRONTO PLEASE :aah:
Karen20
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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por isabellita102 Jue 19 Sep 2013, 9:55 pm

Karen20 escribió:ME ENCANTA ES LA PRIMERA NOVE QUE LEO AWWW ADORO A ESE zAYN ES TAN LINDO BESOS SUBE PRONTO PLEASE :aah:
bienvenida que bueno que te guste y Zayn es precioso jejejejej mañana la seguire gracias por leer la nove :bye:
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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por isabellita102 Jue 19 Sep 2013, 11:05 pm

:canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto:
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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por isabellita102 Vie 20 Sep 2013, 3:13 pm

MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2841648573 :imdead:
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Mensaje por ᴍᴀʀ. Vie 20 Sep 2013, 8:23 pm

Seguilaa! :)
ᴍᴀʀ.
ᴍᴀʀ.


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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por Barby_Directioner Dom 22 Sep 2013, 12:51 am

New Reader
Hola preciosaaaaa!!!
Me encanta la nove, es perfecta, amo leer las noves de este estilo :D
Los personajes, todo es muy lindo, amo a Zayn, mi amor es tan hermoso jejeje
Espero que la sigas pronto y que tengas suerte! Besitooosss! :hug: 
Barby_Directioner
Barby_Directioner


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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por isabellita102 Lun 23 Sep 2013, 9:24 am

Mar_love1D escribió:Seguilaa! :)
ya la sigo mas tarde GRACIAS POR LEER :cherry:
isabellita102
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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por isabellita102 Lun 23 Sep 2013, 9:26 am

Barby_Directioner escribió:New Reader
Hola preciosaaaaa!!!
Me encanta la nove, es perfecta, amo leer las noves de este estilo :D
Los personajes, todo es muy lindo, amo a Zayn, mi amor es tan hermoso jejeje
Espero que la sigas pronto y que tengas suerte! Besitooosss! :hug: 
BIENVENIDA QUE BUENO QUE TE GUSTE A LA NOCHE LA SIGO :D
GRACIAS POR LEER 

:bye:
isabellita102
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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por LilyStyles Lun 23 Sep 2013, 9:41 am

Hola nueva lectora me encanta esta novela ME ENCANTA PLEASE SIGUELA PRONTO:aah: 
LilyStyles
LilyStyles


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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por isabellita102 Lun 23 Sep 2013, 10:55 am

MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 2vskw0p
CAPITULO 11
 
 
La mañana después de la visita de Amelia Hathaway, Zayn acudió al estudio privado de Lord Westcliff, deteniéndose ante la puerta abierta.
—Milord.
Ocultó una sonrisa cuando divisó la cabeza de porcelana de una muñeca bajo el escritorio de caoba, colocada en posición de sentada contra de una de las patas, y los restos de lo que parecía ser una torta de miel. Sabiendo de la adoración que el conde sentía por su hija, Zayn supuso que le resultaba imposible defenderse contra las invasiones de Merritt.
Levantando la vista del escritorio, Westcliff hizo un gesto para que Zayn entrase.
—¿Es la tribu de Brishen? —preguntó directamente.
Zayn tomó la silla que le indicaba.
—No. Está liderada por un hombre llamado Danior. Vieron las marcas en los árboles.
Esa mañana, uno de los arrendatarios de Westcliff había informado de que un campamento gitano se había establecido junto al río. A diferencia de otros hacendados en Hampshire, Westcliff toleraba la presencia de gitanos en su hacienda, con tal de que no cometieran fechorías y no se quedaran más tiempo de lo aconsejado.
En ocasiones anteriores el conde había enviado comida y vino a los romas. A cambio, ellos tallaban marcas en los árboles junto al río para indicar que éste era territorio amigo. Normalmente se quedaban sólo algunos días, y se iban sin causar daños en la hacienda.
Al saber del campamento gitano, Zayn se había ofrecido voluntario para pasarse a hablar con los recién llegados e indagar sobre sus planes. Westcliff estuvo de acuerdo de inmediato, aprovechando la oportunidad de enviar un intermediario que hablaba la lengua romany.
Había sido una visita agradable. La tribu era pequeña, su líder era un hombre afable que había asegurado a Zayn que no crearían problemas.
—Tienen intención de quedarse una semana, nada más —dijo Zayn a Westcliff.
—Bien.
La pronta respuesta del conde provocó la sonrisa de Zayn.
—No te gustan las visitas de los gitanos.
—No es algo que espere con ilusión —admitió Westcliff—. Su presencia pone nerviosos a los aldeanos y a mis arrendatarios.
—Pero les permites quedarse. ¿Por qué?
—Por una parte, la proximidad facilita el saber qué están haciendo. Por otra… —Westcliff hizo una pausa, pareciendo escoger sus palabras con inusual cautela—. Muchos ven a los gitanos como bandas de vagabundos y nómadas, y en el peor de los casos, mendigos y ladrones. Pero otros reconocen que poseen su propia cultura. Si uno está de acuerdo con este último punto de vista, no se les puede castigar por vivir en la naturaleza.
Zayn alzó las cejas, impresionado. Era raro que alguien, y menos un noble, tratara a los gitanos con justicia.
—¿Y tú estás de acuerdo con lo último?
—Tiendo a estarlo —Westcliff sonrió torcidamente mientras añadía— pero al mismo tiempo reconozco que los habitantes de la naturaleza pueden ser, en ocasiones, algo ligeros de manos.
Zayn sonrió.
—El gitano cree que nadie posee la tierra o la vida que contiene. Técnicamente, uno no puede robar algo que pertenece a todos.
—Mis arrendatarios tienden a disentir —dijo Westcliff con sequedad.
Zayn se reclinó, apoyando una mano sobre el brazo de la silla. Sus anillos de oro brillaron contra la suntuosa caoba.
A diferencia del conde, que vestía un elegante traje hecho a medida y una corbata hábilmente anudada, Zayn vestía botas y pantalones de montar y una camisa con el cuello desabrochado. No hubiera sido apropiado que visitara a la tribu con el atuendo de un gadjo.
Westcliff lo observó detenidamente.
—¿De qué hablasteis? Imagino que mostraron algo de sorpresa al encontrarse con un gitano que vive con gadjos.
—Sorpresa —convino Zayn —, además de lástima.
—¿Lástima? —El conde no alcanzaba a comprender que los gitanos se consideraban a sí mismos tremendamente superiores a los gadjos.
—Compadecen a cualquier hombre que lleve esta clase de la vida. — Zayn hizo un gesto a su refinado alrededor—. Pasar la noche dentro de una casa. Agobiarse por las posesiones. Tener un horario. Llevar un reloj de bolsillo. Todo eso es antinatural.
Guardó silencio, pensando en el momento en que había puesto los pies en el campamento, la sensación de sencillez que lo había inundado. La vista de los carromatos, las caravanas, los perros deambulando entre las ruedas delanteras, los caballos de tiro satisfechos atados en las cercanías, el olor a humo y ceniza... todo eso había evocado cálidos recuerdos de su infancia. Y nostalgia. Amaba esa vida, nunca había dejado de amarla. Nunca había encontrado nada que la reemplazara.
—A mi parecer no hay nada antinatural en querer un techo sobre la cabeza de uno cuando llueve —dijo Westcliff—. O poseer y labrar la tierra, o medir el avance del día con un reloj. Es la naturaleza del hombre imponer su voluntad sobre su entorno. De otra forma, la sociedad se desintegraría, y no habría nada salvo caos y guerra.
—Y los ingleses, con sus relojes y sus granjas y sus cercas, ¿no tienen guerras?
El conde frunció el ceño.
—Uno no puede ver estos asuntos con tanta simplicidad.
—El gitano lo hace. — Zayn estudió las punteras de sus botas, el cuero estaba cubierto de una capa seca de barro del río—. Me pidieron que me fuera con ellos cuando se vayan —dijo casi distraídamente.
—Rehusaste, por supuesto.
—Quise aceptar. De no ser por mis responsabilidades en Londres, lo haría.
El rostro de Westcliff palideció. Una pausa especulativa.
—Me sorprende.
—¿Por qué?
—Eres un hombre de inteligencia y habilidades poco frecuentes. Eres rico, y tiene perspectivas de serlo bastante más. No sería lógico echarlo todo a perder.
Una sonrisa asomó a los labios de Zayn. Aunque Westcliff era un liberal, tenía una idea muy arraigada sobre cómo debía vivir la gente. Sus opiniones sobre el honor, la industria y el progreso no coincidían con las de los gitanos. Para el conde, la naturaleza era algo para ser dirigido y organizado, las flores debían estar plantadas en macizos en el jardín, los animales debían ser adiestrados o cazados, la tierra debía ser cultivada. Y un hombre joven debía ocuparse en algo productivo y ser inducido a casarse con una mujer adecuada con la que formar una sólida familia británica.
—¿Por qué sería un desperdicio?
—Un hombre debe procurar alcanzar su máximo potencial —fue la resuelta respuesta del conde—, nunca podrías hacerlo viviendo como un gitano. Tus necesidades básicas, comida y refugio, apenas estarían cubiertas. Te enfrentarías a una constante persecución En nombre de Dios, ¿cómo podría atraerte semejante estilo de vida, cuando tiene casi todo lo que un hombre podría desear?
Zayn se encogió de hombros.
—Es la libertad.
Westcliff negó con la cabeza.
—Si quieres tierras, dispones de medios para comprar grandes cantidades de ella. Si quieres caballos, puedes adquirir una manada de purasangres y caballos de caza. Si quieres...
—Eso no es libertad. ¿Cuánto tiempo empleas en la dirección de la hacienda, las inversiones, los negocios, en reuniones con agentes e intermediarios, viajando a Bristol y Londres?
Westcliff pareció ofendido.
—¿Estás diciéndome en serio que estás considerando abandonar tu empleo, tus ambiciones, tu futuro... para viajar por el mundo en una carreta?
Sí. Lo estoy considerando.
Los ojos castaños de Westcliff se entrecerraron.
—¿Y crees que después de años de vivir una vida productiva en Londres encajarías bien en una existencia de vagar sin objetivo?
—Es la vida para la que nací. En tu mundo, soy sólo una novedad.
—Una novedad con un condenado éxito. Y tienes la oportunidad de ser un ejemplo para tu gente...
—Que Dios me ayude. — Zayn comenzó a reírse sin poder evitarlo—. Si alguna vez sucede eso, tendrían que dispararme.
El conde recogió el sello de plata para cartas de una esquina de su escritorio, examinando la base grabada del mismo con extraña concentración. Usó el borde de la uña de su dedo pulgar para quitar una gotita de lacre endurecida que estropeaba la pulida superficie. Zayn no se dejó engañar por la timidez repentina de Westcliff.
—No puedo evitar advertir —murmuró el conde—, que mientras consideras un cambio en tu forma de vida, también pareces haberte tomado un visible interés por la señorita Hathaway.
La expresión de Zayn no se alteró, la barrera de su sonrisa se mantuvo firme.
—Es una mujer hermosa. Tendría que estar ciego para no advertirlo. Pero eso difícilmente va a cambiar mis futuros planes.
—Aún.
—Nunca —repuso Zayn, haciendo una pausa cuando oyó la innecesaria intensidad de su propia voz. Ajustó su tono al instante—. He decidido partir dentro de dos días, después de que St. Vincent y yo hablemos de algunos asuntos concernientes al club. No es probable que vea de nuevo a la señorita Hathaway. —Gracias a Dios, añadió privadamente.
El puñado de encuentros que había tenido con Amelia Hathaway habían sido excepcionalmente preocupantes. Zayn no podía recordar cuándo, si es que había ocurrido alguna vez, había estado tan afectado por una mujer. No era alguien que se involucrara en los asuntos de otras personas. Le repugnaba dar consejos, y pasaba poco tiempo considerando problemas que no le concernieran directamente. Pero se sentía irresistiblemente atraído por Amelia. Ella era tan deliciosamente seria, tan empeñada en ocuparse de todos los que la rodeaban, que era una impía tentación distraerla. Hacerla reír. Hacerla jugar. Y él podía, si quería. Sabiendo que eso le haría aún más difícil mantenerse lejos de ella. Las firmes conexiones que ella había formado con el resto de su familia, lo lejos que ella iría por cuidarlos... todo la impelía hacia él a un nivel instintivo. El rom era así. Tribal. Y Amelia era su opuesto en las formas más esenciales, una criatura doméstica que insistiría en echar raíces. Irónico, que estuviera tan fascinado por alguien que representaba todo aquello de lo que necesitaba huir.
 
 
Parecía que el condado entero había acudido a la Feria de la Fregona, que de acuerdo con la tradición había tenido lugar cada doce de octubre desde hacía al menos cien años. El pueblo, con sus pulcras tiendas y sus granjas en blanco y negro, era casi ridículamente encantador. El gentío se arremolinaba alrededor de la peculiar extensión oval de césped del pueblo o andaban por la calle principal donde se erigían una multitud de puestos provisionales y casetas. Los vendedores vendían juguetes a un penique, alimentos, bolsas de sal de Lymington, cristalería y telas, y botes de miel de la localidad.
La música de cantantes y violinistas provocaba salvas de aplausos mientras los artistas llevaban a cabo sus trucos para los transeúntes. La mayor parte de los contratos de trabajo se había realizado más temprano, con obreros esperanzados y aprendices formados en filas en la plaza del pueblo, hablando con los potenciales patrones. Después de llegar a un acuerdo, le daban un penique en prenda al criado recién contratado, y el resto de día transcurría con festejos.
Payne había ido por la mañana en busca de dos o tres sirvientes adecuados para Ramsay House. Con ese negocio concluido, había regresado al pueblo al atardecer, acompañado por toda la familia Hathaway. Estaban todos muy contentos ante la perspectiva de música, comida, y entretenimiento. Louis desapareció enseguida con un par de mujeres del pueblo, dejando a sus hermanas a cargo de Payne.
Echando un rápido vistazo entre los puestos, las hermanas se deleitaron con los pasteles de carne de cerdo con forma de mano, empanadas de puerro, manzanas y peras, y para el deleite de las chicas, los “maridos de pan de jengibre”. El pan de jengibre se había colocado en moldes de madera con forma humana, se había horneado y dorado. El panadero del puesto les aseguró que cada moza soltera debía comer un marido de pan de jengibre para tener suerte, si quería atrapar uno de verdad algún día.
Una risueña discusión simulada surgió entre Amelia y el panadero cuando ella se negó rotundamente a comprar uno para sí misma, aduciendo que no tenía deseos de casarse.
—¡Pero por supuesto que los tiene! —declaró el panadero con una sonrisa astuta—, es lo que toda mujer espera.
Amelia sonrió y pasó las galletas de jengibre a sus hermanas.
—¿Cuánto por los tres, señor?
—Un cuarto de penique cada uno. —Él trató de darle a ella un cuarto panecillo—. Y este es gratis. Sería una lástima que una preciosa dama de ojos azules se quedase sin un marido.
—Oh, no puedo, —protestó Amelia—. Gracias, pero no...
Una voz nueva sonó detrás de ella.
—Lo aceptará.
La turbación y el placer bulleron por su cuerpo, y Amelia vio una mano masculina oscura extendida, que dejaba caer una pieza de plata en la palma extendida del panadero. Oyendo las risitas nerviosas de sus hermanas, Amelia se dio la vuelta y levantó la vista hacia un par de brillantes ojos color avellana.
—Necesita suerte —dijo Zayn Malik, metiendo el marido de pan de jengibre a la fuerza entre sus manos renuentes—. Cójalo.
Ella obedeció, arrancando deliberadamente de un mordisco la cabeza, y él se rió. Su boca se llenó del sabor enriquecedor de la melaza y el pan de jengibre fundiéndose en su lengua.
Mirando a Malik, pensó que debería tener al menos uno o dos defectos, alguna irregularidad en la piel o la estructura... pero su cutis era tan suave como la miel oscura, y las líneas de sus facciones estaban perfectamente rasuradas. Cuando inclinó la cabeza hacia ella, la luz del atardecer hizo brillar las ondas oscuras de su cabello.
Logrando tragar el pan de jengibre, Amelia habló entre dientes.
—No creo en la suerte.
Malik sonrió.
—Ni en los maridos, aparentemente.
—No para mí misma, no. Pero para otras...
—Es igual. Se casará de todas formas.
—¿Por qué dice eso?
Antes de contestar, Malik lanzó una mirada de reojo a las hermanas Hathaway, que les sonreían benévolas. Payne, por otro lado, fruncía el ceño.
—¿Puedo robaros a vuestra hermana? —preguntó Malik al resto de las Hathaway—. Necesito hablar con ella de algunas cuestiones de apicultura.
—¿Qué quiere decir eso? —preguntó Beatrix, quitándole a Amelia el marido de pan de jengibre sin cabeza.
—Sospecho que el señor Malik se refiere a nuestra habitación de las abejas, —contestó Win con una sonrisa, instando amablemente a sus hermanas a marcharse con ella—. Vamos, veamos si podemos encontrar un puesto con sedas bordadas.
—No vayáis lejos —les dijo Amelia, más que un poco sorprendida por la velocidad con que su familia la abandonaba—. Bea, no pagues por algo sin regatear primero, y Win...
Su voz se desvaneció cuando se dispersaron entre los puestos sin escuchar. Sólo Payne le dirigió una tardía mirada ceñuda, por encima del hombro.
Pareciendo disfrutar al ver el desagrado de Payne, Malik ofreció su brazo a Amelia.
—Camine conmigo.
Ella pudo haber desaprobado la orden en voz baja, pero ésta sería probablemente la última vez que lo vería en mucho tiempo, si es que alguna vez volvía a hacerlo. Y era difícil resistirse al brillo seductor de sus ojos.
—¿Por qué dijo usted que me casaría? —preguntó ella mientras se movían a través del gentío con paso relajado. No se le escapaba que muchas miradas se dirigían hacia el apuesto roma que vestía como un caballero.
—Está escrito en su mano.
—La lectura de la mano es un engaño. Y los hombres no leen las palmas. Sólo las mujeres.
—Simplemente porque no lo hagamos, —contestó Malik alegremente—, no quiere decir que no podamos. Y cualquiera podría ver su línea de matrimonio. Está tan clara como el día.
—¿La línea de matrimonio? ¿Dónde está eso? —Amelia apartó la mano de su brazo y se escudriñó la palma.
Malik la llevó con él bajo la sombra de una frondosa haya al borde del césped. El gentío se arremolinaba a lo largo del óvalo recortado, mientras los últimos rayos de luz del sol se ocultaban bajo el horizonte. Las antorchas y las lámparas estaban ya siendo encendidas, anticipando la llegada de la noche.
—Es esta —dijo Malik, tomándole la mano, girando la palma hacia arriba.
Los dedos de Amelia se encogieron mientras una oleada de vergüenza la traspasaba. Debería haber llevado puestos los guantes, pero su mejor par estaba manchado, y el de repuesto tenía un agujero en uno de los dedos, y aún no había logrado comprar unos nuevos. Para empeorar las cosas, tenía una costra junto al pulgar, donde se había hecho un profundo corte con el borde de un cubo de metal, y sus uñas habían sido cortadas descuidadamente tras habérselas roto. Era la mano de una criada, no de una dama. Durante un triste momento, deseó tener unas manos como las de Win, pálidas, de largos dedos, y elegantes.
Malik se quedó mirando durante un momento. Como Amelia trató de apartarse, él cerró su mano más firmemente alrededor de la de ella.
—Un momento —le oyó murmurar.
No le quedó más remedio que relajar los dedos sobre la cálida superficie de la mano de él. El rubor la recorrió cuando su pulgar le rozó la palma y empujó hacia afuera hasta que todos sus dedos quedaron laxos y abiertos.
La calmada voz parecía conectar con algún punto de placer escondido en la base de su cráneo.
—Aquí. —La yema del dedo de él recorrió una línea horizontal en la base de su meñique—. Sólo un matrimonio. Será largo. Y estos… —Rastreó un trío de pequeñas muescas verticales que cruzaban la línea de matrimonio—. Quiere decir que tendrá al menos tres niños. —Entrecerró los ojos por la concentración—. Dos niñas y un niño. Elizabeth, Jane, y… Ignatius.
Ella no pudo evitar sonreír.
—¿Ignatius?
—Como su padre —él dijo muy serio—. Un apicultor muy distinguido.
La chispa de diversión en sus ojos hizo que el pulso de Amelia saltara. Tomó la mano de él y le inspeccionó la palma.
 —Déjeme ver la suya.
Malik mantuvo la mano relajada, pero ella sintió su poder, huesos y músculos doblándose sutilmente bajo la piel bronceada. Sus dedos estaban bien formados, las uñas escrupulosamente limpias y cortadas pulcramente hasta la médula. Los gitanos eran fastidiosos, incluso rituales con respecto a su higiene. A la familia le había hecho gracia durante mucho tiempo las opiniones de Payne sobre lo que constituía una higiene correcta, su preferencia a lavase con una cascada de agua en vez de sumergirse en un baño.
—Tiene una línea de matrimonio aún más profunda que la mía —dijo Amelia.
Él respondió con una única inclinación de cabeza, su mirada no se apartó de la cara de ella.
—¿Y usted tendrá tres niños también… o son cuatro? —Tocó una línea casi imperceptible grabada cerca del borde de su mano.
—Sólo tres. La del borde quiere decir que tendré un noviazgo muy corto.
—Probablemente será empujado al altar por el extremo del rifle de algún padre indignado.
Él sonrió abiertamente.
—Sólo si secuestro a mi prometida de su dormitorio.
Ella le estudió.
—Encuentro difícil imaginarle como marido. Parece demasiado solitario.
—De ningún modo. Llevaré a mi esposa conmigo a todas partes. —Sus dedos le atraparon juguetonamente el pulgar, como si hubiera atrapado un ramillete de dientes de león—. Viajaremos en un carromato de un lado a otro del mundo. Pondré anillos de oro en los dedos de sus manos y sus pies, y pulseras en sus tobillos. Por la noche le lavaré el cabello y lo peinaré para secarlo a la luz del fuego. Y la besaré para despertarla cada mañana.
Amelia apartó la mirada, sus mejillas se caldearon y arrebolaron. Se apartó, necesitando caminar, cualquier cosa para romper la intimidad sofocante del momento. Él la alcanzó cuando cruzaba la plaza del pueblo.
—¿Señor Malik … por qué abandonó su tribu?
—Nunca he estado realmente seguro.
Lo miró con sorpresa.
—Tenía diez años, —dijo él—. Desde que puedo recordar, viajaba en el carromato de mis abuelos. Nunca conocí a mis padres, mi madre murió en el parto, y mi padre era un gadjo irlandés. Su familia rechazó el matrimonio y lo convenció para que abandonara a mi madre. No creo que supiera nunca que ella había tenido un niño.
—¿Alguien trató de decírselo?
—No lo sé. Pudieron haber decidido que eso no habría cambiado nada. Según mis abuelos, él era joven —esbozó una breve sonrisa pícara en su dirección—, e inmaduro incluso para ser un gadjo. Un día mi abuela me vistió con una camisa nueva que me había hecho, y me dijo que tenía que abandonar la tribu. Dijo que corría peligro y que ya no podía vivir con ellos.
—¿Qué clase de peligro? ¿De dónde provenía?
—No lo dijo. Un primo mayor que yo, su nombre era Noé, me llevó a Londres y me ayudó a encontrar un alojamiento y un trabajo. Prometió regresar a por mí algún día y decirme cuándo era seguro volver a casa.
—¿Y mientras tanto trabajó en el club de juego?
—Sí, el viejo Jenner me contrató como corredor de apuestas. —La expresión de Malik se suavizó ante los recuerdos afectuosos—. En cierta forma, fue como un padre para mí. Por supuesto, era irascible y un poco demasiado rápido de puños. Pero era un buen hombre. Cuidó de mí.
—No pudo haber sido fácil para usted, —dijo Amelia, sintiendo compasión por el niño que había sido, abandonado por su familia y obligado a abrirse su propio camino en el mundo—. Me sorprende que no intentase volver corriendo con su tribu.
—Había prometido que no lo haría.
Viendo caer una hoja con un revoloteo de la rama de un árbol, Malik levantó la mano, los ágiles dedos la atraparon en el aire como un prestidigitador. Se llevó la hoja a la nariz, inspirando su dulzura, y se la ofreció a ella.
—Me quedé en el club durante años —dijo él con tono práctico—. Esperando que Noé regresara por mí.
Amelia frotó la superficie de la hoja entre las yemas de los dedos.
—Pero nunca lo hizo.
Malik negó con la cabeza.
—Luego Jenner murió, y su hija y su yerno tomaron posesión del club.
—¿Sus empleadores le han tratado bien?
—Demasiado bien. —Un ceño barrió su frente—. Iniciaron mi maldición de buena suerte.
—Sí, he oído hablar de eso. —Sonrió—. Pero puesto que no creo en la suerte o en maldiciones, soy escéptica.
—Es suficiente para echar a perder a un gitano. No importa lo que haga, el dinero viene a mí.
—Qué horror. Debe de ser muy duro para usted.
—Es condenadamente vergonzoso —masculló él con una sinceridad de la que ella no pudo dudar.
Medio divertida, medio envidiosa, Amelia preguntó:
—¿Había experimentado este problema antes?
Malik negó con la cabeza.
—Pero debería haberlo visto venir. Es el destino. —Deteniéndose junto a ella, él le mostró su palma, dónde un grupo de intersecciones estrelladas brillaban con luz tenue en la base de su dedo índice—. Prosperidad financiera —fue su sombría explicación—, y no acabará a corto plazo.
—Podría regalar su dinero. Hay incontables obras de caridad, y muchas personas necesitadas.
—Eso pretendo. Pronto. —Tomando su codo, la guió cuidadosamente rodeando un bache en el terreno—. Pasado mañana regreso a Londres para encontrar a un encargado que me sustituya en el club.
—¿Y después qué hará?
—Vivir como un verdadero gitano. Encontraré alguna tribu con la que viajar. No más libros de cuentas ni tenedores de ensalada ni betún en los zapatos. Seré libre.
Parecía convencido de que estaría satisfecho con una vida sencilla, pero Amelia tenía sus dudas. El problema era que no había término medio. Uno no podría ser un nómada y un caballero educado al mismo tiempo. Debía elegir. La hizo sentirse agradecida de que no existiera ninguna dualidad en su naturaleza. Sabía exactamente quién y qué era ella.
Malik la condujo hacia un puesto instalado junto a la bodega del pueblo, y compró dos tazas de vino de ciruelas. Ella bebió el ácido y ligeramente dulce licor a grandes tragos, haciendo reír a Malik en voz baja.
—No tan rápido —le advirtió. — Estas cosas son más fuertes de lo que parecen. Un poco más y tendré que llevarla a casa sobre mis hombros como a un ciervo derribado.
—No es tan fuerte —protestó Amelia, incapaz de saborear el alcohol del vino de frutas. Era delicioso, el gusto de las ciruelas pasas se demoraba en su lengua. Tendió su taza al escanciador—. Tomaré otro.
Aunque las mujeres decentes normalmente no comían o bebían en público, las reglas eran a menudo dejadas a un lado en festivales y ferias rurales, dónde la clase acomodada y los plebeyos se codeaban e ignoraban las convenciones.
Pareciendo divertido, Malik terminó su propio vino, y esperó pacientemente mientras ella bebía más.
—Encontré un apicultor para usted —dijo él—. Le describí su problema. Dijo que iría a Ramsay House mañana, o quizá al día siguiente. De una u otra manera, se librará usted de las abejas.
—Gracias —dijo Amelia fervientemente—. Estoy en deuda con usted, señor Malik. ¿Tardará mucho en quitar la colmena?
—No hay forma de saberlo hasta que la vea. Habiendo estado la casa desocupada tanto tiempo, el enjambre podría ser muy grande. Dijo que una vez había encontrado una colmena en una casa de campo abandonada compuesta por medio millón de abejas, según sus cálculos.
Los ojos de Amelia se abrieron de par en par.
—Medio millón…
—Dudo de la suya sea tan mala —dijo Malik —. Pero está casi seguro de que parte de la pared tendrá que ser derribada después de que las abejas se hayan ido.
Más gastos. Más reparaciones. Los hombros de Amelia bajaron bruscamente ante la idea. Habló sin pensar.
—Si hubiera sabido que Ramsay House estaba en unas condiciones tan terribles, no habría traído a la familia a Hampshire. No debería haber confiado en la palabra del vendedor de que la casa era habitable. Pero tenía tanta prisa por sacar a Louis de Londres…y deseaba tanto que todos nosotros empezáramos de nuevo…
—Usted no es la responsable de todo. Su hermano es un adulto. Igual que Winnifred y Poppy. Estuvieron de acuerdo con su decisión, ¿no?
—Sí, pero Louis no estaba en sus cabales. Todavía no lo está. Y Win es frágil, y…
—¿Le gusta culparse a sí misma? Venga a dar un paseo conmigo.
Amelia dejó su taza de vino vacía en una esquina del puesto, sintiendo la cabeza ligera. La segunda taza de vino había sido un error. E ir a cualquier lugar con Malik, con la noche acercándose y el jolgorio a su alrededor, sería otro más. Pero cuando miró directamente a sus ojos color avellana, se sintió ridículamente imprudente. Simplemente algunos minutos robados... no pudo resistirse a la travesura ilícita de su sonrisa.
—Mi familia se preocupará si no me reúno con ellos pronto.
—Saben que está conmigo.
—Precisamente por eso se preocuparán —replicó ella, haciéndolo reír.
Se detuvieron ante una mesa cargada con una colección de linternas mágicas, pequeñas lámparas adornadas de hojalata con una lente en la parte delantera. Había una ranura para una diapositiva de cristal pintado a mano justo detrás de la lente. Cuando se encendía la lámpara, se proyectaba una imagen en la pared. Malik insistió en comprarle una a Amelia, junto con un paquete de diapositivas.
—Pero es un juguete de niños —protestó ella, sujetando la linterna por el asa del alambre— ¿Qué voy a hacer con esto?
—Permítase el gusto del entretenimiento sin sentido. Juegue. Debería probarlo alguna vez.
—Jugar es para niños, no para adultos.
—Oh, señorita Hathaway, —se quejó él, conduciéndola lejos de la mesa—. Los mejores juegos son para adultos.
Bordearon el gentío, entrando y saliendo como la aguja de un bordador, hasta que finalmente pasearon sin rumbo a la luz de las antorchas, el movimiento y la música, y alcanzaron la quietud oscura y luminosa de un macizo de hayas.
—¿Va a contarme por qué tenía ese sello de plata del estudio de Westcliff? —preguntó él.
—Preferiría no hacerlo, si no le importa.
—¿Porque intenta proteger a Beatrix?
Su mirada alarmada atravesó las sombras.
—¿Cómo lo sabe... es decir, por qué menciona a mi hermana?
—La noche en que tuvo lugar la cena, Beatrix tuvo tiempo y oportunidad. La pregunta es, ¿por qué querría hacerlo?
—Beatrix es una buena chica —dijo Amelia rápidamente—. Una chica maravillosa. Ella nunca haría deliberadamente nada malo, y… No le habló a nadie del sello, ¿verdad?
—Por supuesto que no. —Su mano tocó un costado de su rostro—. Cálmate, colibrí. Yo no traicionaría tus secretos. Soy tu amigo. Creo... —Una pausa breve, electrizante—. En otra vida, seríamos más que amigos.
Su corazón dio un doloroso vuelco detrás de sus costillas.
—No hay cosas como otras vidas. No es posible.
—¿Por qué no?
—La navaja de Occam.
Él guardó silencio como si su respuesta lo hubiera asombrado, y luego una risa maravillada brotó de su garganta.
—¿El principio científico medieval?
—Sí. Cuando se formula una teoría, se eliminan tantas suposiciones como sea posible. En otras palabras, la explicación más simple es la más probable.
—¿Y por eso no crees en la magia o el destino o la reencarnación? ¿Porque son demasiado complicados, teóricamente hablando?
—Sí.
—¿Cómo es que conoces la navaja de Occam?
—Mi padre era un estudioso medieval. —Amelia tembló cuando sintió su mano deslizarse por un costado de su cuello—. Algunas veces estudiábamos juntos.
Malik sacó el asa de alambre de la linterna mágica de su tembloroso agarre, y la colocó cerca de sus pies.
—¿Te enseñó él también que las explicaciones complicadas son algunas veces más precisas que las simples?
Amelia negó con la cabeza, incapaz de hablar cuando él la tomó de los hombros, encajándola contra sí con extremo cuidado. Su pulso corrió salvaje. No debería permitirle abrazarla. Alguien podría verlos, incluso en el secretismo de las sombras en las que estaban inmersos. Pero cuando sus músculos se vieron atraídos contra la cálida presión del cuerpo de él, el placer la mareó, y dejó de importarle nada ni nadie fuera de esos brazos.
Las yemas de los dedos de Malik vagaron con asombrosa delicadeza por su garganta, tras su oreja, internándose entre la cálida seda de su cabello.
—Eres una mujer interesante, Amelia.
Se le ponía la carne de gallina donde quiera que su aliento la tocara.
—No puedo i... imaginarme por qué pensaría algo así.
Su boca juguetona trazó el arco de su frente.
—Te encuentro concienzuda y profundamente interesante. Quiero abrirte como a un libro y leer cada página. —Una sonrisa curvó las comisuras de sus labios mientras añadía roncamente—. Incluidas las notas a pie de página. —Sintiendo la rigidez de los músculos de su cuello, alivió la tensión de estos, masajeándolos ligeramente—. Te deseo. Deseo yacer contigo bajo constelaciones y nubes y bajo la sombra de los árboles.
Antes de que Amelia pudiera responder, le cubrió la boca con la suya. Sintió una sacudida de calor, su sangre comenzó a arder, y no pudo contener más su respuesta de lo que podría haber evitado que latiera su corazón. Subió la mano hacia el cabello de él, los hermosos rizos de ébano se curvaron ligeramente alrededor de sus dedos. Tocándole la oreja, encontró el pendiente diamantino en el lóbulo. Lo rozó gentilmente, después prosiguió hacia abajo por la tersa piel satinada hasta el cuello de la camisa. El aliento de él se volvió áspero mientras profundizaba el beso, su lengua penetrando en sedosa demanda.
La luna blanca enviaba fragmentos de luz a través de las ramas del haya, perfilando la silueta de la cabeza de Malik, tocando su propia piel con una incandescencia sobrenatural. Sujetándola con una mano, él le acunó la cara con la otra, su aliento cálido y fragante por el vino dulce mientras caía sobre la boca.
Una brusca voz cortó a través de la húmeda oscuridad.
—Amelia.
Era Christopher Frost, de pie a pocas yardas de distancia, con una postura rígida y combativa. Dirigió a Zayn Malik una larga y dura mirada.
—No la conviertas en un espectáculo. Es una dama, y merece ser tratada como tal.
Amelia sintió la inmediata tensión en el cuerpo de Malik.
—No necesito sus consejos sobre como tratarla —dijo este suavemente.
—Sabes lo que será de su reputación si se la ve contigo.
Inmediatamente se hizo patente que el enfrentamiento se pondría feo si Amelia no hacía algo al respecto. Se apartó de Malik.
—Esto no es lo que parece —dijo—. Debo volver con mi familia.
—Yo te escoltaré —dijo Frost al instante.
Los ojos de Malik relampaguearon peligrosamente.
—Y un cuerno lo hará.
—Por favor. —Amelia extendió la mano para tocar con sus dedos fríos los labios separados de Malik —. Creo... será mejor que nos separemos aquí. Deseo ir con él. Entre nosotros hay cosas que deben decirse. Y usted... —Se las arregló para sonreírle—. Tiene mucho camino por delante. —Torpemente se inclinó y recuperó la linterna mágica que estaba a sus pies—. Adiós, señor Malik. Espero que encuentre todo lo que está buscando. Espero... —Se interrumpió con una sonrisa ladeada, y sintiendo un picor peculiar en la garganta, tragó el sabor agridulce del anhelo—. Adiós, Zayn —susurró.
Él no se movió ni habló. Lo sintió observándola mientras iba hacia Christopher Frost... sintió su mirada penetrando a través de la ropa, demorándose contra su piel. Y mientras se alejaba, una sensación de pérdida la atravesó apresuradamente.
Vagaron lentamente, ella y Christopher, cayendo en una familiar armonía. Habían paseado con frecuencia durante su cortejo, o dando discretos paseos en carruaje apropiadamente acompañados. Había sido un cortejo correcto, con conversaciones fervorosas, cartas tiernamente compuestas, y dulces besos robados. Había parecido mágico, increíble, que alguien tan apuesto y perfecto la deseara. De hecho, Amelia lo había rechazado al principio por esa misma razón, diciéndole entre risas que estaba segura de que pretendía jugar con ella. Pero Christopher había contraatacado diciendo que difícilmente iba a jugar con la hermana de su mejor amigo, e indudablemente no era ningún libertino de Londres que jugaría con ella en falso.
—Por una buena razón, no visto ni de lejos tan bien como un libertino —había indicado Christopher con una sonrisa, señalando a su bien elaborado pero sobrio atavío.
—Tienes razón —había estado de acuerdo Amelia, examinándole con burlona solemnidad—. De hecho, tampoco vistes muy bien para ser un arquitecto.
—Y —había continuado él—, tengo un historial extremadamente respetable con las mujeres. Corazones y reputaciones, todos quedan intactos. Ningún libertino haría tal reclamo.
—Eres muy convincente —había observado Amelia, un poco sin aliento cuando él se había acercado más.
—Señorita Hathaway —había susurrado Christopher, engullendo su mano fría con las dos suyas más cálidas—, apiádese. Al menos permítame escribirle. Prometa leer mi carta. Y si todavía no me desea después de eso, no la volveré a molestar.
Intrigada, Amelia había consentido. Y había habido una carta... encantadora, elocuente y bastante intensa a partes iguales. Habían comenzado una correspondencia, y Christopher había visitado Primrose Place siempre que podía.
Amelia nunca había disfrutado tanto de la compañía de ningún hombre. Compartían similares opiniones sobre una gran variedad de temas, lo cual resultaba agradable. Pero cuando estaban en desacuerdo, era incluso mejor. Christopher rara vez se acaloraba sobre un tema... su aproximación era analítica, estudiosa, muy parecida a la de su padre. Y si Amelia se molestaba con él, reía y la besaba hasta que ella olvidaba por qué había comenzado la discusión.
Christopher nunca había intentado seducir a Amelia... la respetaba demasiado para eso. Incluso las veces en las que se había sentido tan conmovida que le había animado más allá de los simples besos, él se había negado.
—Te deseo, mi pequeño amor —había susurrado, con respiración inestable, sus ojos brillantes de pasión—. Pero no hasta que sea correcto. No hasta que seas mi esposa.
Eso era lo más cerca a una proposición que había llegado. No había habido ningún compromiso oficial, aunque Christopher le había permitido esperar uno. Había seguido solo un misterioso silencio durante casi un mes, y entonces Louis había ido en su busca a petición de Amelia. Su hermano había vuelto de Londres con aspecto furioso y preocupado.
—Hay rumores —le había dicho bruscamente, empujándola contra su pechera, secándole las lágrimas con su pañuelo—. Se ha estado viendo con la hija de Rowland Temple. Dicen que la corteja.
Y entonces había llegado otra carta de Christopher, tan devastadora que Amelia se preguntó como algunas líneas de tinta sobre un papel podría desgarrar el alma de alguien. Se había preguntado como podía sentir tanto dolor y todavía sobrevivir. Había guardado cama durante una semana, sin aventurarse fuera de su oscurecida habitación, llorando hasta enfermar, y después llorando algo más.
Irónicamente, lo que la había salvado había sido la escarlatina que había golpeado a Win y Louis. Ellos la necesitaban, y cuidarlos la había sacado de las profundidades de su melancolía. No había derramado una lágrima más por Christopher Frost después de eso.
Pero la ausencia de lágrimas no era lo mismo que la ausencia de sentimientos. Amelia se sorprendió ahora al descubrir que bajo la amargura y la precaución, todo lo que una vez había encontrado atractivo en él todavía estaba allí.
—Yo soy la última persona que debería indicarte como conducir tus asuntos personales —dijo Christopher tranquilamente—. Sin embargo, sabes lo que dirá la gente si te ven con él.
—Aprecio tu preocupación por mi reputación. —El tono de Amelia estaba ligeramente salpicado de sarcasmo—. Pero difícilmente seré yo la única persona que se permita algún capricho en la campiña.
—Si fuera con un caballero, unos pocos caprichos podrían ser pasados por alto. Pero él es un gitano, Amelia.
—Lo he notado —dijo ella secamente—. Te creía por encima de tales prejuicios.
—No son mis prejuicios —contraatacó Christopher velozmente—, son los de la sociedad. Desafíalos si quieres, pero siempre hay un precio a pagar.
—La discusión es hipotética, en cualquier caso —dijo ella—. El señor Malik se marcha pronto a Londres, y después quien sabe. Dudo que le vuelva a ver. Y no puedo imaginar por qué te preocuparía a ti una cosa u otra.
—Por supuesto que me importa —dijo Christopher gentilmente—. Amelia... me arrepiento de haberte hecho daño. Más de lo que nunca sabrás. Ciertamente no deseo verte soportar más dolor a causa de otra imprudente aventura amorosa.
—No estoy enamorada del señor Malik —dijo ella—. Nunca sería tan tonta.
—Me alegro de oírlo. —Su tono excesivamente aliviado resultó enervante. La hizo desear hacer algo salvaje e irresponsable solo para fastidiarle.
—¿Por qué no estás casado? —preguntó bruscamente.
La pregunta fue seguida de un largo suspiro.
—Ella aceptó mi proposición para complacer a su padre, estaba enamorada de otro, un hombre al que su padre no aprobaba. Finalmente se fugaron a Gretna Green.
—Hay algo de justicia en eso —dijo Amelia—. Tú abandonaste a alguien que te amaba. Y ella te abandonó por alguien a quien amaba.
—¿Te complacería saber que nunca la amé? Me gustaba y la admiraba, pero... no era nada comparado con lo que sentía por ti.
—No, no me complace en lo más mínimo. Resulta incluso peor que pusieras la ambición por encima de todo lo demás.
—Soy un hombre que intenta mantenerse a sí mismo... y algún día a una familia... con una carrera incierta. No espero que lo entiendas.
—Tu carrera nunca fue incierta —disparó Amelia en respuesta—. Tenías muchas expectativas de éxito, incluso sin casarte con la hija de Rowland Temple. Louis me dijo que tu talento te llevaría lejos.
—Ojalá el talento fuera suficiente. Pero es ingenuo creerlo así.
—Bueno, la candidez parece ser un rasgo común de los Hathaways.
—Amelia —murmuró él—, no va contigo ser tan cínica.
Ella agachó la cabeza.
—No sabes como soy ahora.
—Quiero la oportunidad de averiguarlo.
Eso le arrancó una mirada de sobresaltada incredulidad.
—No hay nada que ganar con una renovada relación conmigo, Christopher. No soy más rica, ni tengo más relaciones ventajosas. Nada ha cambiado desde que nos vimos por última vez.
—Tal vez yo sí. Tal vez he comprendido lo que perdí.
—Desprecié —corrigió ella, su corazón aporreaba dolorosamente.
—Desprecié —reconoció él con un tono suave—. Fui un tonto y un bellaco, Amelia. Nunca te pediría que pasaras por alto lo que hice. Pero al menos dame la oportunidad de desagraviarte. Deseo ponerme al servicio de tu familia, si es posible. Y ayudar a tu hermano.
—No puedes —dijo Amelia—. Ya ves en qué se ha convertido.
—Es un hombre con notables talentos. Sería criminal desaprovecharlos. Tal vez, si pudiera recuperar su amistad...
—No creo que vaya a estar muy receptivo a eso.
—Quiero ayudarle. Ahora tengo influencias con Rowland Temple. La fuga de su hija le dejó con una sensación de obligación hacia mí.
—Que conveniente para ti.
—Podría interesar a Louis en la idea de trabajar con él de nuevo. Sería beneficioso para ambos.
—¿Pero cómo de beneficioso sería para ti? —preguntó ella—. ¿Por qué te tomarías tantas molestias por Louis?
—No soy un completo villano, Amelia. Tengo conciencia, aunque la utilice bien poco. No es fácil vivir con los recuerdos de la gente a la que hice daño en el pasado. Incluyéndoos a ti y a tu hermano.
—Christopher —murmuró, lanzándole una mirada distraída—. No sé que decir. Necesito tiempo para considerar las cosas...
—Tómate todo el tiempo que desees —dijo amablemente—. Si no puedo ser lo que una vez fui para ti... me conformaré con ser un amigo a la espera. —Sonrió ligeramente, con los ojos llenos de una tierna incandescencia—. Y si alguna vez quieres
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Mensaje por isabellita102 Lun 23 Sep 2013, 10:56 am

Espero sus comentarios :hug:
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MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT) - Página 4 Empty Re: MIA A MEDIA NOCHE (ZAYN MALIK HOT)

Mensaje por isabellita102 Lun 23 Sep 2013, 10:58 am

LilyStyles escribió:Hola nueva lectora me encanta esta novela ME ENCANTA PLEASE SIGUELA PRONTO:aah: 
BIENVENIDA QUE BUENO QUE TE GUSTE GRACIAS POR LEER....... YA SUBI CAP :bye:
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