Re: Irresistible Blood {One Direction y Otros}

por **Pauli.** Dom 01 Sep 2013, 2:39 pm

Sube cap:(

por **O.R.I.A.N.A** Lun 30 Sep 2013, 4:43 pm

Mañana subiré el capítulo, perdón por retrasarme tanto, se me complicó muchísimo y tuve un problema tras otro y apenas pude tocar la computadora, eso sumado a que se me acumularon las ideas y no sabía como organizar el capítulo, pero hoy lo hice y no puedo creer que di tantas vueltas para algo tan simple, esta vez es en serio, mañana tendrán capítulo, y quizás las dos descripciones que me faltan también.

Mil perdones!!!

por Invitado Mar 01 Oct 2013, 4:32 pm

No te preocupes galletita oreo :3kawaii:3 por un cap esperaría lo escencialmente escencial ~~shepshepshep~~

por **O.R.I.A.N.A** Sáb 05 Oct 2013, 10:31 am

Irresistible Blood {One Direction y Otros} - Página 5 8rm

Primera noche: La Academia Westminster y sus alumnos. Un traidor entre nosotros.

La Academia Westminster es una institución de las más prestigiosas que hay en Inglaterra. Allí van los futuros alcaldes o personas que ocuparán un lugar en la alta sociedad. Es solicitada incluso, por alumnos de otros países. Es un enorme edificio en North Port, un edificio con aspecto oscuro, pero de igual manera es una escuela famosa y con las mejores críticas que se pueden tener.

Pero así como tiene cosas a su favor, también oculta un secreto. Un oscuro, aterrador y peligroso secreto que sólo Dios debe saber, si es que él es real.

Poco sé de esta escuela, pero no es que quiera saber mucho más. Mientras no me vea involucrada en situaciones así, será mucho mejor para mí. No me interesan los problemas, sólo quiero asegurarme un futuro digno para mantener a mi familia, si algún día tengo una.

Esa soy yo, Ai Jaques, una adolescente con excelentes calificaciones y una beca completa en la más prestigiosa escuela de Inglaterra a la que poco y nada le importan cosas tales como los secretos de un viejo y sucio edificio.

Y aquí estoy, perdida en el gran jardín de la preparatoria, leyendo un mapa para guiarme y hallar cuando antes lo que sería mi habitación. En estos momento me lamento por no pedirle a Harry que me acompañara, él sabe cómo salir de situaciones así, aún sin siquiera saber cómo demonios localizar cierto lugar. Y sí, debería estar llamándolo en este momento, pero no usa su maldito teléfono porque siempre lo olvida.

- ¡Hey, Ai, aquí! -No logré reconocer esa voz o algo que pudiese decirme quién me llamó. Sólo una mano agitándose entre la multitud. Traté de guiarme hasta encontrar al dueño de esa voz, o más bien dueña. Y allí estaba, con su llamativo cabello rosado y una sonrisa en los labios. Aún no me acostumbraba a verla todas las mañanas, a oírla gritando mi nombre, o esperándome con una enorme sonrisa. Pero en fin, ella será mi salvación al no estar él aquí.

- ¡Hola! - No supe decir nada más, su nombre aún no lo recordaba muy bien y temía cometer un error. Es que hacían unos días que intercambiamos palabras en la fiesta de bienvenida y no soy muy buena para memorizar nombres, en realidad, no soy buena al recordar nada. Y es por eso que debo enfocarme en los estudios y en nada más que en los estudios.

- Anda, ponle un poco de ánimo a tu primer día-. Colocó sus dedos en mis mejillas y comenzó a estirarlas.- ¿Dónde está esa sonrisa? -La sacudí con ambas manos. Atiné a tocarme los cachetes, sentí que estaban colgando por ambos lados de mi cara.- No es que esté muy entusiasmada por comenzar, en realidad preferiría mil veces quedarme en mi casa, pero ya sabes, hay que sonreírle a la vida y ella te sonreirá.

- Sí, sí. No entiendo cómo haces para mantener la calma en un día así-. Me llevé la botella de agua fría a la cara. Se sentía mucho, pero mucho mejor. Por fin concluí con que mi rostro seguía normal, o por lo menos eso esperaba.

- No es que no esté nerviosa, pero no puedo sentirme así si no hago travesuras ¿no? Es más la presión por ser cuidadoso con todo lo que vallas a hacer, tampoco es que me importe la perfección, sólo quiero causar una buena primera impresión, ¿lo pillas? - Me guiñó un ojo dándome ánimo. Forcé una sonrisa pequeña. - ¿Lo ves? No es tan difícil ¿no?

- Para nada-. Amplié mi sonrisa para darle a entender que sí tenía sentimientos después de todo.- Oye, ¿qué número de habitación te tocó?

- Pues veamos-. Su rostro se tornó pensativo. Esa expresión cuando sabes que no estas muy seguro de lo que dirás.- Creo que la número siete, sí, definitivamente estoy allí-. Confirmó mirando su formulario de ingreso. Bien, lo bueno de tener amigos es compartir cuarto, supongo.

- Échame una mano, no tengo idea de cómo llegar a las habitaciones-. Pedí aliviada de que alguien más estuviera conmigo. Quizás soportarme en mi tiempo libre no sería sencillo, ni tampoco mis obsesiones e histerias, pero tener a alguien que conoces contigo lo hace mucho mejor de llevar.

- Esperaba que tú me dijeras, no tengo la más pálida idea de dónde están-. Me miró apenada de no poder ayudar. Rayos, pensé, esto no será sencillo.- Descuida, quizás si recorremos la escuela encontramos algo-. No sonaba mal, de hecho, es lo que terminamos haciendo minutos después.

Caminamos por todo el patio, no tenía nada que ver con hallar las habitaciones, pero valía la pena ver ese hermoso jardín. Estaba rodeado de césped, flores y arbustos por doquier. Un hermoso sendero conducía al interior de lo que, yo supuse, sería el recibidor, y atravesándolo, podías encontrar la cafetería. Había dos escaleras que conducían exactamente al mismo lugar, no le veía el sentido pero no podía quejarme. Revisamos cuidadosamente todos los sectores, pero no pudimos hallar más nada que la oficina del director y un montón de aulas aún vacías. Continuamos con los pisos restantes hasta llegar a la conclusión de que debía estar en lo más alto del edificio.

- ¿Podemos tomar un descanso? - Pregunté agotada. No soy de las personas que aguantan al subir tantas escaleras. No pregunten cómo hago para caminar todos los días hasta la tienda de mi padre, eso es un milagro.

- Oh, vamos... -No pudo acabar ya que un grito llamándonos nos distrajo.

- ¡Max! ¡Ai! Que bueno encontrarlas-. Su cabello castaño se movía a medida que aumentaba el paso hacia nosotras. Al mirar mejor por detrás de ella, vimos que había un brazo en su mano, luego visualizamos un cuerpo hasta acabar con la hermosa melena rubia de Paula. Ella se veía algo irritada.

- Juro que te mataré, dalo por hecho-. Exclamó con el poco aire que tenía en sus pulmones mientras se agachaba esforzándose por recuperarse un poco. No evité pensar en mi hermana, ella en verdad saltaría sobre el idiota de Cam y lo molería a golpes luego de hacerla correr, o al menos eso había pasado la última vez.

- Claro, claro. En fin, que bueno encontrarlas-.

- ¿Que eso ya no lo dijiste? -Pregunté arqueando una ceja. Ella me miró nerviosa.- Está bien, ahora a lo importante... -Nuevamente no pude terminar de hablar.

- ¿Qué tenemos aquí? ¿Nuevas reclutas? -Era alto, pero no tanto como yo. Tenía ojos azules, por lo menos el que yo lograba ver, el otro estaba cubierto con un mechón rubio. No parecía un hombre fuerte, pero me he equivocado antes.

- No fastidies Dante, no estoy de buen humor hoy-. La castaña dio un paso adelante de nosotras. Al parecer, no se llevaban muy bien, y empezaba a entender por qué. Tenía a una padilla detrás de él, compuesta por tres hombres exactamente. Su tono como si supiera con quién estaba tratando, en verdad no sabía las consecuencias que traían llevarse mal conmigo.- Todos saben de que clase de reclutas hablas, y créeme, ellas no son como tus gatitos, así que, será mejor que tú y tus gorilas muevan su lindo trasero por donde vinieron-. Valla actitud, de verdad no se llevaba bien.

- Calma bonita, no tienes que tratarme así, sólo dime que te encantaría estar entre mis gatitos, como tú los llamas, y veré qué hacer-. Una sonrisa orgullosa se dibujó en sus labios. Podría jurar que el crujir de los dientes de Alexandra pudo oírse un piso abajo. Apretó sus puños y se dispuso a golpearlo. Él fue más veloz y lo esquivo, colocándole tramposamente el pie para que tropezara.- Lo lamento, pero que descuidado que soy, quizás eso no habría pasado si hubieses sido amable para empezar-. Le tendió la mano, la cual ella corrió de un golpe.

- No necesito tu misericordia para sanar mi orgullo. Si me das tu mano lo único que haré será arrancártela de una mordida. No me creas como uno de tus juguetes a los que puedes usar a tu gusto y luego tirarlos al aburrirte, si es así estás muy equivocado-. Dijo fuertemente llamando la atención de algunos que estaban subiendo las escaleras. Fue cuestión de segundos para que nos rodearan.

- Y tú, necesitas aprender modales-. Por supuesto que la iba a abofetear, y lo hubiera hecho de no ser por una mano que paró su brazo a mitad de viaje. Sí, es cómo piensan, yo lo he parado.- Veo que la salvaje tiene amigas, lamento habernos conocido en estas circunstancias-. Que idiota, trataba de simpatizar conmigo. Ya me tenía en su contra desde que se apareció con ese tono egocéntrico frente a nosotras.

- ¿Qué te crees que haces golpeando a una mujer? ¿Es tu forma de sentirte un macho ante las señoritas y los gorilas que hay aquí? Pero que gran, gran idiota. El único que necesita aprender modales aquí eres tú-. Con un movimiento rápido lo dejé en el suelo. Fue fácil, no era tan fuerte, tal y como yo lo predije. Varios 'uh' se oyeron al ver y oír el orgullo herido de ese rubio con lengua larga. Los grandulones que estaban parados allí hacía cuestión de minutos, no tardaron en correr hacia mí, tenían que defender la dignidad de su amo, claro, si es que aún le quedaba algo. No evité pensar con superioridad, estos quieren una lección.

Los aplausos, los insultos y las palabras de apoyo no me sirvieron de nada. ¿De qué te puede servir una limpia victoria si te castigan en tu primer día? Así es, me castigaron y amenazaron con quitarme la beca si vuelvo a mostrar comportamientos de ese tipo. No acusé a nadie de empezar primero, pues claramente me contestarían con el típico 'tú lo terminaste'. Y era yo la que no quería problemas, valla idiota.

En fin, luego de mi castigo, a mi habitación. Sí, por fin la encontré. Pero no estaba todo en orden cuando entré, y es que, ¿quién espera encontrarse con una nota sobre su cama el primer día? Parecía un reto, alguien que escribe 'En el techo a las seis' definitivamente no quiere conversar como personas civilizadas. Me debatí entre ir y no hacerlo. Era peligroso que me descubriesen haciendo otra travesura, pero no podía faltar a una cita de ese tipo. Digan lo que quieran, digan que soy idiota por meterme en problemas aún cuando insisto en estar limpia durante todo el año, porque en donde terminé minutos después, fue exactamente en el techo del sector norte.

Segundos. Minutos. Quizás horas. No sé cuanto tiempo esperé. Pero por fin alguien se decidió a aparecer. Sólo que no era a quien yo me esperaba.

- ¿Qué haces aquí? -Pregunté sorprendida. Odio las sorpresas.

- ¿Qué haces tú aquí? A mí me citaron-. Alzó una mano mostrándome un papel con la misma descripción: 'En el techo a las seis'.

- Esto no me huele bien, mira-. Hice lo mismo que él con mi nota. Su cara no era de extrañeza, pero estoy segura de que en ese momento también agudizó sus sentidos.

- Así que al fin llegaron, no saben hace cuanto estoy esperando-. Esa voz... no podía ser, esto tenía que ser una jodida broma. Pero no, no lo era. Ese rubio oxigenado se apareció ante nosotros, y sus gorilas no tardaron en aparecer por detrás.

- ¡Dante! -Afirmé entre dientes.- No tienes idea de lo feliz que me hace verte-. Ironicé, por supuesto.

- Pues eso me sorprende porque fuiste tú la que me dio esa golpiza delante de todos. ¿Sabes lo vergonzoso que es? Heriste mi orgullo-.

- Eso es una pena, tal parece que volviste por más-. Sonreí hipócritamente por unos instantes. Esa no era yo, pero aquel idiota me sacaba de mis casillas de una manera que no se imaginan.

Me dispuse a avanzar y golpearlo pero un brazo me tomó fuertemente. Lo miré enfadada. Él estaba preocupado, lo sabía aunque la expresión en su rostro no cambiara. Con su fría mirada me dijo todo. Pero no podía obedecerle, esto que tenía con Dante era algo pendiente, no era un reto para mí. Me solté bruscamente.

- Bien, él es suyo-. Les indicó a sus subordinados.- La damita es mía-. Y sí, la sonrisa presumida apareció nuevamente en mis labios.

Lo dejé atacar primero, y aunque lo esquivé, ya me sentía agotada. ¿Qué había pasado? Él no parecía el mismo que había atacado antes. La velocidad de sus golpes, no era la misma. Me dispuse a atacar yo pero al tratar de golpearlo en el pecho -punto débil- mi brazo lo atravesó. ¿Qué demonios?

- ¿Sorprendida damita? -Sí, sí que lo estaba. No pude reaccionar, y él tomó mi brazo y lo dobló por detrás de mi espalda. Demasiada fuerza.- Parece que estás en problemas ¿no? Ahora quiero oírte gritar-. No me di cuenta cuando lo hizo, pero sentí de repente un golpe horrible en mi espalda, me había golpeado contra una pared, hacía tanto que no me daban una golpiza así.

Mis ojos estaban pesados y mi vista nublada. Me sentía débil, esto no podía estar pasándome. ¿Así iba a acabar? Tan mala fue mi vida que iba a terminar de esa manera tan despreciable. Claro que no, no iba a rendirme. Entonces me paré haciendo fuerza con mi cuerpo en el muro. Traté de recuperarme un poco, pero no era lo suficiente y cuando quise golpearlo lo esquivo con facilidad y me tropecé con su pie. Esa técnica tan vieja no podía estar funcionando conmigo. Esa vez, esa vez no fui capaz de moverme. Alguien me levantó del suelo. Sentí su respiración en mi nuca. Lo recordaba, no podía volver a ocurrir lo mismo que esa noche. Pero sí, estaba pasando otra vez.

- Espero que mi esfuerzo haya valido la pena-. Claro, ahora quería su recompensa. Quería liberarme pero no tenía fuerza ya, había usado todas mis energías. Su asquerosa lengua pasó por mi cuello, no había cosa más repugnante en este mundo para mí que un vampiro sin auto-control. Lo miré a Harry como diciéndole que lo sentía, lo sentía por no haber hecho lo que me ordenó. Él quiso evitar lo que iba a pasar, pero sentí un roce de sus colmillos. Ya era tarde, o eso creía. Alguien lo golpeó por un costado al asqueroso vampiro que me sostenía, y alguien más evitó que cayera al piso.

- Odio estas cosas, bestias que no saben controlarse, no merecen llamarse vampiros. ¡Que asco! -No conocía a aquel muchacho que me salvó, pero si logró llegar a él es obviamente porque no es un chico normal tampoco, hasta dijo que es una vergüenza para los vampiros, sin duda era uno de ellos.

- No seas tan cruel, después de todo, fuiste igual alguna vez-. Esta vez habló el que me sostenía. Ninguno era normal, claramente.

- No me compares con ellos, ya lo hablamos-. Se enfadó.

- Sí, hablamos, pero ahora ¿por qué no llevas a la organización a estas cosas? Antes de llamar a otras con tu mal olor deberías hacer algo decente-. Auch, eso dolió, en serio dolió. Se notaba a kilómetros que eran amigos.

- Cállate, él único oloroso eres tú-. Y con un chasquido de dedos se llevó con él a los tres vampiros que yacían entre las tejas.

- Para tener 17 sigues siendo un inmaduro-. Murmuró para sí.

Los vi, o creí haberlos visto. Antes de que tuviera que lamentar la muerte de mi amiga ellos la salvaron. Por fin podía respirar, no sé que hubiera hecho si ella ya no estaba conmigo. Pero había una cosa que me llamaba la atención, y estaba dispuesto a descubrirlo. El castaño se acercó a mí, pero Ai ya no estaba con él. No parecía alguien confiable, no para mí.

- Todavía me pregunto cómo pudo un simple humano con esas cosas-. Claramente se refería a mí. No quiero presumir, pero llevaba tiempo en ese mundo, sabía pelear con ellos. De igual forma, fue suerte, esta clase de vampiros no la había visto hacía tiempo.

- Puedo ser un humano, pero no soy tan simple. Ahora, es muy obvio que tu amigo y tú no son normales, ¿verdad? -Él sonrió con malicia.- Liam Payne y Niall Horan, los vampiros que cazan vampiros, conozco su historia.

- Que mal, parece que sabes mucho de nosotros ¿no? -Otra voz se oyó, el niño que faltaba apareció detrás de mí.- Harry, a ti te conocen como el mejor cazador de tu edad. Es un gusto conocerte en persona.

- La verdadera pregunta es, ¿dónde está? -Si creen que me importa poco, están equivocados, ella es mi prioridad más grande, y no me distraerán con palabras nada más.

- Tranquilo, ella está en la enfermería, ve y asegúrate si quieres. Recuerda que nuestro pacto dice claramente 'A un humano atacarás, y caro lo pagarás. Con un cazador te pasarás, y ejecutado serás'. Firmamos por una razón, y es la de mantener la paz en ambos mundos. Pero por otra parte, tú también tienes una razón para estar aquí-. Me descubrieron, perol era de esperarse de unos chicos así.

- Pues por la misma razón que ustedes. Al principio dudaba, pero ahora creo que descubrí el secreto de esta escuela-.

- No eres el único, pero hablando de secretos, si se lo dices a Ai puedes ponerla en peligro, ¿podemos confiar en ti? -Esa es mi línea, malditos que copian a los demás.

- No entiendo por qué preguntan eso, saben que no podría lastimarla-.

- Si conoces la historia del cazador-vampiro, de seguro que también dudarías de ti mismo, mírate, tienes una extraña fuerza-. Ese rubio era listo, pero no tanto. Yo sabía quien era, no me iban a convertir en algo que no soy.

- Ja, esa estuvo buena, como si yo fuera uno de ustedes, ni en mis pesadillas-.

- Bien, bien. Sabemos sobre tu disgusto hacia nosotros, pero todo puede ser-. Ahora que lo escuchaba de esa manera, hacía que empezara a creer en sus palabras. Había posibilidades, ya que después de esa noche algo me había pasado.- Ahora que nos conocemos y dejamos todo claro, asegúrate de mezclarte adecuadamente entre los alumnos, en caso de ser como ellos-. No me dieron tiempo y desaparecieron.

La Academia Westminster nunca me gustó, y en cierta forma ya sabía de su secreto. Oculta y protege vampiros, es lo más turbio que oí en toda mi vida. El secreto de la Academia Wesminster, es que entre su alumnado, entre su más preciado alumnado, hay vampiros, y para empeorarlo, un posible traidor.

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