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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
La marca de ----- joe y tu (Lora Leigh)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: La marca de ----- joe y tu (Lora Leigh)
ya le sigo
La marca de ----- (Lora Leigh adaptada Joe y Tu)
Capítulo tres
La marca de ----- (Lora Leigh adaptada Joe y Tu)
La marca de ----- (Lora Leigh adaptada Joe y Tu)
Re: La marca de ----- joe y tu (Lora Leigh)
cuando termine de leerlos me di cuenta
síguela :love:
Re: La marca de ----- joe y tu (Lora Leigh)
ya subo el nuevo
La marca de ----- (Lora Leigh adaptada Joe y Tu)
Capítulo cuatro
La marca de ----- (Lora Leigh adaptada Joe y Tu)
La marca de ----- (Lora Leigh adaptada Joe y Tu)
ojos se oscurecieron cuando la sensualidad de repente sombreó su expresión.
—Prepárate para salir —gruñó
él en vez de tocarla otra vez como ella esperaba—. Llevamos este espectáculo al
camino o nos dirigimos al dormitorio. Es tu elección. O sino, vas a averiguar
exactamente como una casta pierde la lucha contra la tentación de pequeños
gatos monteses como tú. Ahora ponte en movimiento. De una u otra forma.
Él siguió tratando de
recordarse que él no era como ella. No era realmente humano. No era el hombre
adecuado para comenzar un asunto con una mujer que no tenía ni idea de lo qué
ella entraba con él, sexualmente hablando.
Sus labios se curvaron ante el
pensamiento. Sus pequeños comentarios irritables contra su nacimiento de casta
no lo habían molestado. Él veía más de lo que estaba seguro que ella quería. La
clase de emociones en su interior se sentían claramente, como deseo, lo
bastante caliente y lo bastante profundo como para marcar a fuego al hombre en
su alma. Y esto la asustó.
Él condujo a través del
desierto, el movimiento suave mecía el Raider haciendo que el silencio dentro
del vehículo pareciese mucho más profundo. Era difícil olvidar lo que era, o
quién era él, cuando el calor de su excitación perfumaba el frío interior del
vehículo cerrado.
Él era una casta. Un híbrido
de las especies humana y animal. Su genética era un collage incoordinado de
humano y de ADN de león que lo hacía más fuerte, más rápido, más predador, más
vicioso de lo que cualquier humano debería ser. Él estaba identificado por la
marca genética de la huella de un león dentro de su muslo izquierdo, y por los
colmillos más largos y más agudos en los lados de su boca. No es que esas
fueran las únicas anomalías, pero estas eran las más aparentes.
Su sexualidad era dura,
determinada. Si había algo mejor que el sexo y una mujer salvaje y caliente,
entonces él no lo había encontrado.
Era mejor que una buena lucha
cruenta, y él las amaba también.
La adrenalina era la sal de la
vida, tanto si era sexual o en caso de vida o muerte. Pero él nunca había
tomado a una mujer que no fuera una casta. Y nunca había tomado a una tan
frágil como la mujer que se sentaba a su lado. Una ardiente, deslizadiza y
mojada y lista para él.
Por la comisura de su ojo él
la miró rozar el lóbulo de la oreja que él había pellizcado el otro día. Él
había roto la piel. La pequeña curva estaba raspada, aunque no pareciera como
si esto debiera causar su cualquier problema. Pero ella lo siguió frotando y
tirando como si la molestara.
—No te mordí con fuerza —se
quejó él cuando ella siguió jugando con ello—. No me harás sentirme culpable
por ello.
—Piensa lo que quieras. —Ella
lo fulminó con la mirada—. Está todavía sensible.
Él le dirigió una sonrisa
perezosa.
—Ese pequeño pellizco no fue
nada. Tienes que endurecerte, amor.
Eso no era nada comparado con
lo que él había ansiado hacerle antes. Cuando su lengua había lamido la pequeña
abrasión en su lóbulo, él había tenido muchas ganas de moverse a su hombro, de
probar la carne dulce de allí, de rastrillar sus dientes sobre ella, de
marcarla en un modo en que ningún otro hombre pudiera confundirlo nunca.
Esa necesidad lo sorprendió.
Él nunca había conocido el deseo de marcar a una mujer. Esta mujer que él
quería marcar de todos los modos posibles, de modo que ningún otro macho
pudiera confundir alguna vez a quien pertenecía.
—Tienes que abstenerte de
morder —eludió ella con un borde de excitación nerviosa. Oh sí, ella lo sentía
también. La necesidad ardía en su interior tan caliente, tan feroz como la que
quemaba en él. Él podía sentirlo, podía olerlo.
Él se movió en su asiento para
aliviar la presión contra su hinchado pene. El olor de su excitación lo volvía
loco. Él no quería nada más que sostenerla bajo él, agarrando con sus dientes
su hombro sensible mientras hundía su hinchado pene tan profundamente dentro de
las profundidades que se derretían de su sexo como pudiera llegar. Y ella se
derretía. Tan caliente, tan salvaje que su frustración la volvía furiosa.
Haciéndolo impacientarse.
—Veré lo que puedo hacer sobre
esto —gruñó él cuando se dio la vuelta y bajó por la entrada inclinada en el
barranco. El mismo camino que ----- había tomado el día antes.
—Tú te paraste aquí antes de
entrar en el barranco el otro día —comentó él, determinado a hacer el trabajo
que le habían enviado a hacer antes de que conociera a la mujer—. ¿Por qué?
Él la observó cuando ella miró
fijamente la entrada al barranco profundo, su mirada reflexiva. Él podía sentir
el tirón sutil de su capacidad de tirar su escudo natural alrededor de ella.
Eso era… íntimo. Cuando esto la envolvía, aunque la protección fuera
superficial, se unía con ella, haciendo a su espíritu una parte suya.
—Alguien siguió el jeep abajo
a pie, llevando puesto botas de montaña. Las huellas eran más frescas que las
huellas de neumático. ¿Viste quién era? — preguntó ella entonces, mirando
detenidamente por la ventanilla lateral cuando subió las gafas oscuras encima
de sus ojos para ver claramente la tierra.
Él se sacudió el pensamiento
de la obligación que se hacía más profunda, relajó su guardia contra ella y
permitió que ella tirara del escudo para rodearse.
—Era yo. —Él salió del amplio
barranco en el Raider antes de hacer una parada—. Encontré el jeep
aproximadamente seis horas antes de que tú llegaras. Lo hice aproximadamente
aquí, apestaba a los Coyotes alrededor de la curva. —Él señaló a una grieta en
el otro lado del barranco—. Noté que esta área está acribillada con grietas y
cavernas. Estas parecen un laberinto en su interior, muchas de ellas uniéndose
juntos. Yo podía deslizarme por aquellas para dirigirme más cerca de la caverna
dentro de la que estaban escondidos.
----- asintió.
—Tuvimos una temporada
lluviosa en particular difícil hace aproximadamente diez años. Los barrancos se
quedaron inundados y muchos de ellos trazaron surcos profundos en la piedra.
Esta es una de las aproximadamente una docena de áreas golpeadas duramente. Las
inundaciones en estos vinieron con fuerza y rápido, muchas pequeñas cuevas se
crearon profundamente bajo ellos y ahora recogen el agua cuando llueve
realmente.
—Me moví por aquellas piedras
hasta que encontré un modo de pasar alrededor de ellos —siguió Joseph —. Yo no
estaba lejos de ti cuando oí que le hablabas a Lance. Ellos te esperaban.
—¿Pero por qué yo? —Era lo que
ella no entendía.
Cuando él comenzó a hacer
avanzar el vehículo otra vez, ella bajó la ventana, mirando hacia arriba, hacia
las paredes constantemente crecientes que se hacían más escarpadas mientras se
movían más profundamente en el barranco.
Él no le contestó. No había
ningún modo de contestarle hasta que averiguaran la razón de la llegada de los
coyotes.
Él condujo alrededor de la
curva escarpada, haciendo una parada detrás del todo terreno negro que habían
conducido Mark y Aimee.
Él la miró cuando ella echó un
vistazo alrededor del área, sus ojos estrechados, casi distantes, mientras ella
parecía escuchar algo que él no podía oír. Finalmente, ella agarró la manecilla
de la puerta y salió del vehículo cuando él puso el freno de mano y la siguió.
Él siguió mirándola. Apoyado
contra la parte delantera del Raider, probando el viento cada pocos segundos
para buscar el olor rancio de Coyotes cuando ella contempló el SUV, su expresión
solemne, intensa.
—Ellos parecían tan jóvenes.
—La tristeza se extendió sobre ella, pena por las vidas malgastadas antes de
que pudieran vivirlas.
—Aimee tenía veintitrés años.
Mark veinticuatro —le dijo él—. Ninguno había estado fuera del cautiverio el
suficiente tiempo para conocer la libertad.
Ella se movió a las puertas
abiertas del SUV. El olor de muerte era espeso, el interior empapado por sangre
hirviente con el calor bajo el sol de tarde. Ella no vomitó como habría
esperado que lo hiciera. Su expresión se apretó cuando ella se inclinó y se
dobló hacia delante, comprobando bajo el asiento del conductor, luego en la
consola al lado de este.
Ella se estremeció cada pocos
minutos como si sintiera dolor. O estuviera sintiendo el de otro.
—¿Tuvo tu gente tiempo para
revisarlo? —le preguntó ella entonces.
—A fondo. —No había nada que
encontrar. Unas bolsas de comida rápida, recibos de gasolina. Ninguna nota,
ninguna carta, nada que indicara por qué se habían marchado o por qué habían
muerto.
—¿Entonces, por qué estamos
nosotros aquí? —Ella de movió hacia atrás, dándose la vuelta para afrontarlo
con un ceño fruncido en su cara.
—Debido a que esos coyotes
esperaron aquí durante casi veinticuatro horas a que tú llegases. Comprobamos
el todo terreno. Este cañón es otra historia. Vamos a revisarlo, pulgada a
pulgada. Cada afluente que conduzca a la pared de roca, cada caverna. Vamos a
revisarlo. Porque los coyotes que son lo bastante tontos para quedarse con el
Consejo son demasiado estúpidos para cubrir bien sus huellas. Ellos han dejado
algo aquí. Estuvieron aquí durante demasiado tiempo como para no hacerlo. Ahora
está en nuestras manos el encontrar lo que dejaron y entender por qué te
quieren. Y ellos te quieren realmente, cariño. Demasiado.
Re: La marca de ----- joe y tu (Lora Leigh)
síguela!
Re: La marca de ----- joe y tu (Lora Leigh)
tienes que seguirla porfavor nueva lectora y fiel
porfa no la dejes :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: siguelaaaaaaa
Re: La marca de ----- joe y tu (Lora Leigh)
Bienvenida Glace321, que bueno tenerte a bordo de esta aventura, ya le sigo chicas
La marca de ----- (Lora Leigh adaptada Joe y Tu)
Capítulo cinco
La marca de ----- (Lora Leigh adaptada Joe y Tu)
La marca de ----- (Lora Leigh adaptada Joe y Tu)
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