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Mensaje por sofi16_1999 Mar 25 Jun 2013, 3:30 pm

Me encantó el capítulo
Aunque sigo preocupada por lo de Louis, Harry, Liam y Zayn...
Me encanta todo lo que escribes ( todo es hermoso )
Síguela pronto
Love You
sofi16_1999
sofi16_1999


http://sofi16-1999.tumblr.com

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Mensaje por liliumpumilum Mar 23 Jul 2013, 5:00 am

Capítulo 22



 Harry 09:55
¿Podemos hablar hoy?
Harry tipeó el mensaje y lo envió por pura costumbre, aunque ya conocía la respuesta. En diez o quince minutos llegaría un mensaje, seco pero no hostil: Liam le diría que no.
No podía evitar sentirse un poco mal por aprovecharse de ese modo de la amabilidad de Liam. Él, que lo conocía mejor que nadie, sabía que Li no podía sencillamente ignorar el mensaje, aunque quisiera hacerlo. Debería tenerlo un mínimo de respeto y darle su espacio, pero también sabía que si lo dejaba a su suerte entonces jamás volverían a hablar y él necesitaba aclarar las cosas. Por Louis.
Esperó casi media hora, dando vueltas en la cama. El sueño que había tenido, lleno de Louis por todos lados, no lo dejaba en paz, así que antes de que le ganaran los impulsos y se rindiera a enviarle un mensaje, decidió levantarse. Louis no hablaba con él desde Leeds y Harry no podía culparlo al respecto. Se había comportado como un imbécil, había arruinado todo y después huyó, dejándolo solo. Estaba preocupado por él, por cómo habría reaccionado Zayn, su mejor amigo, y por como seguirían las cosas entre ellos, pero si Lou no quería hablarle al respecto, Harry no iba a obligarlo.
Estaba mirando una película con Gemma en el comedor, disfrutando de esos miércoles que se sentían como domingos cuando estaban de vacaciones, cuando el celular finalmente sonó.
Liam 11:33
Ok. Despues del almuerzo?
Harry 11:34
Te paso a buscar.
¤
Liam estaba cortando el césped cuando Harry llegó. Tenía puesta una remera holgada de los hombres equis y un pantalón de algodón bastante viejo. Estaba distraído, perdido en su propio mundo, y le llevó un momento darse cuenta de que Harry estaba allí, con las manos en los bolsillos, en la acera.
—Hey… —lo saludó Harry. Liam estaba tan sorprendido que los gestos de confusión se adueñaron de su rostro, ocultando el enojo.
—Hey... —le respondió. Apagó la máquina y lo observó un instante sin decir nada, sólo moviéndose para secarse el sudor de la frente—. ¿Quieres esperar adentro? Casi termino. Mi mamá quería verte.
Harry asintió y caminando con cierta incomodidad cruzó el caminito de baldosas hasta la puerta. Golpeó, pero Liam le hizo un gesto para que pase directamente. La mamá de Liam lustraba los muebles con un pañuelo en la cabeza. Al ver a Harry sonrió tan anchamente que lo contagió y poquito a poco, preguntas típicas mediante, él se fue soltando.
Cuando Liam terminó con el césped, Harry ya había encontrado una tarea en la que trabajar y lavaba la vajilla fina, porque al parecer los Payne tenían una cena importante esa noche. Algo que tenía que ver con el trabajo del papá de Li.
—¡Oh! No deberías... —dijo Liam, rascándose la cabeza. Harry negó apresuradamente mientras seguía con las copas.
—Yo terminaré aquí, ve a bañarte —le respondió.
Liam dejó la cocina poco después y cuando bajó las escaleras, con el pelo mojado y ropa más formal, Harry tomaba el té con su madre en el comedor. Hubo una conversación silenciosa entre ella y su hijo, de esas que se valen sólo de miradas. Después, Karen terminó de un sorbo su té y luego de una suave caricia en los rulos de Harry, se disculpó a la cocina.
Liam, de todas formas, insistió en que charlaran afuera. Karen tenía la manía de espiar ciertas conversaciones.
Se sentaron en la escalera del pórtico, admirando el césped verde y luminoso recién cortado.
—¿Le contaste? —preguntó Harry, para romper el silencio.
Liam negó suavemente con la cabeza, con la mirada perdida en algún lugar entre las líneas que separaban las baldosas. Sin mirarlo, respondió.
—Le dije que rompimos.
—¿Pero no le contaste lo que hice?
—No —repitió, sonriendo amargamente—. La hubiese puesto triste, no quise...
—Decepcionarla —completó Harry.
Liam se mordió el labio, las cejas gruesas y pobladas se encontraron en el centro. Su sonrisa poco a poco cambió de forma, pero permaneció idéntica. El mismo gesto, el mismo ángulo, el mismo quiebre, pero ahora tenía un poco más de frustración que tristeza.
—¿Qué quieres, Harry?
—Disculparme —mintió. Liam resopló.
—Ya hiciste eso.
—¿Explicarte? —probó decir, sin estar realmente convencido. Es verdad, ¿qué estaba haciendo allí?— No lo sé, Li... Quería verte, hablar, aclarar las cosas. Estoy preocupado.
—¿Por mí? —preguntó Liam y lo miró a los ojos—, ¿o por Louis?
¿Cuánto tiempo había pasado desde que había visto esa mirada redonda y oscura tan fija en sus pupilas? Sobrio, al menos.
La pregunta lo dejó por un momento sin palabras, y en ese tiempo no supo qué hacer más que tragar saliva. Liam volvió la mirada al suelo, soltando una sincera pero opaca risa, negando con la cabeza. Después se puso serio, tan de golpe que a Harry le dio escalofríos.
—Por los dos —respondió, después de un rato.
—¿Louis, Harry? ¿En serio? —protestó Liam. Se movía nervioso, sin cambiar de lugar pero inquieto, como si le costara demasiado trabajo contenerse de ponerse de pie y empezar a patear cosas.
—Lo siento.
—¿Lo sientes? Sentirlo no— —Liam se calló de golpe y suspiró pesadamente, antes de seguir hablando—. Sentirlo no borra lo que hiciste, Harry... ¿Louis? ¿En serio?
Harry quiso decir algo pero tenía la garganta vacía de palabras.
—¿Por qué él?
—¡No lo sé, Li! —respondió irritado—. ¡No es que planeé hacerlo! ¡No iba por la ciudad buscando con quien—! —Se detuvo en seco, al darse cuenta de que estaba elevando la voz—. No es que intentaba engañarte.
—¿Ah, no? —dijo sarcástico.
—Sabes lo que quiero decir —lo interrumpió, y tuvo que apresurarse a seguir hablando porque Liam estaba tomando aire como para soltar un extenso discurso—. No quería lastimarte, Li, ¿por qué querría? Eres mi mejor amigo...
—¡Qué buen amigo eres! —susurró entre dientes. Harry suspiró, resignado. Liam tenía derecho a estar enojado, no podía culparlo.
—Lo que hice fue horrible, no debí hacerlo, no lo merecías. Ni tú, ni lo que tuvimos —dijo. Liam, esta vez, se ahorró el comentario hiriente (aunque Harry lo veía allí, temblando en la punta de su lengua)—, Fui un idiota y te lastimé y lo siento tanto, pero quiero que entiendas que no fue mi intención, que me siento para la mierda por hacerlo. Te quiero, Li, tú lo sabes.
—No se nota, Haz —dijo con la voz temblorosa y secándose la nariz con la mano—, yo te quiero, y no hubiese hecho eso.
—Bueno, tú siempre fuiste más maduro —le retrucó, y aprovechando el modo en que los gestos de Liam se habían aliviado después de decir esas palabras, agregó—, me dejabas ganar al monopoly.
Liam agachó la cabeza, para ocultar la sonrisa.
—Ese es un golpe bajo. Acudir a los recuerdos felices —recriminó, sonando ofendido, pero cuando levantó la mirada, hasta sus ojos sonreían.
Harry sonrió también, tan aliviado de ver ese gesto en Liam.
—Lo siento —repitió.
—Ugh, está bien. Siempre fuiste de acudir a los golpes bajos. Debí verlo venir...
—No, quiero decir... Lo siento.
Liam miró el césped, asintiendo como si las cosas finalmente terminaran de ocupar su justo lugar en su cabeza. Harry nunca había sido muy observador pero esa vez veía las ideas acomodándose una a una: que todo había pasado y que no podía volverse el tiempo atrás, que o lo perdonaba o lo odiaría para siempre, pero eso tenía que terminar allí.
—Lo sé —dijo finalmente. Palmeó su hombro bruscamente a modo de caricia, distante y compasiva—. No eres un mal tipo, Harry.
Harry quiso sonreírle. Y lo hizo, pero es que hubo algo: o la mano de Liam en su hombro, o su mirada tierna, o las palabras que eligió. Algo de todo eso se hizo lugar entre su sonrisa, y un par de lágrimas tímidas bajaron por sus mejillas. No mucho más que eso, y apenas se las secó con la manga de su camiseta, no derramó ni una mas. Harry odiaba llorar.
—Eres un poco idiota, a veces —explicó Liam sacudiéndolo afectuosamente antes de ponerse de pie y correr la mirada—, pero no un mal tipo.
Se sacudió los jeans, dándole la espalda. A Harry le llevó apenas unos segundos darse cuenta de lo que eso significaba, que la conversación había terminado allí.
—Li... —dijo.
—No estoy enojado con Louis —explicó, adelantándose a su comentario—, es decir, es raro pero— No estoy enojado con él. Un poco contigo, pero nada más.
—Él no es así, ¿sabes? Se preocupaba por ti, siempre decía que—
—Sí, umm, Harry —lo interrumpió—. No quiero los detalles, en serio. No estoy enojado con él.
Harry asintió sin decir otra palabra. Liam, como siempre, adivinó sus dudas y se adelantó a ellas.
—Hablaré con él, le diré que estamos bien.
¤
Harry 18:30
Hey :)
Louis 19:14
Hey :)
Harry 19:20
¿Cómo estás?
Louis 20:12
Muy bien. Ocupado, en casa de mi madre. Espero que estés bien también! :)
¤
Harry no se sentía especialmente maduro el día que comenzó la universidad. Por el contrario, la situación en general le recordaba exageradamente a su primer día de secundario, desde el estómago cerrado a la mañana hasta pedirle consejo a su hermana sobre qué ponerse. La diferencia es que esta vez no estaba solo, técnicamente, estaba con Stan y Ashley. En realidad, ellos estaban por un lado, y él por el otro, pero por lo menos tenía gente al lado de la cual pararse a mirar incómodo los alrededores.
Stan y él compartían una clase de introducción a las ciencias sociales a primera hora de la mañana, así que se despidieron de Ash en la entrada del campus y buscaron el auditorio del ala este. El edificio era tan enorme que parecía posible perderse en él -de hecho, estuvieron como dos minutos en una clase de introducción a la psicología antes de darse cuenta de que estaban en el aula incorrecta.
Sin embargo, la magnitud del edificio pareció reducirse de un minuto al otro cuando, buscando el baño del segundo piso, Harry se encontró con Louis.
—Hola —lo saludó. Las rodillas le temblaban, muerto de nervios.
Louis estaba con Niall, con un cigarrillo apagado en los dedos y un manojo de apuntes bajo el brazo. El rubio fue el primero que se acercó a saludarlo, pasando al lado de un Louis casi paralizado.
—¡Hola Harry! —dijo con una sonrisa tan inquieta que de hecho lograba ponerlo más nervioso—, ¿cómo estás? No te he visto desde...
—Leeds.
—Eh, sí... Umm —titubeó un momento, pero en seguida sus gestos se relajaron y se encogió de hombros—, me alegra ver que se curó tu nariz —bromeó.
Compartieron una breve e incomodísima risa, que hasta Louis imitó aún incapaz de acercarse a ellos pero obviamente pendiente de la conversación. Su timbre le recordó a Niall que ese era su pie para retirarse y después de palmear a Harry en el hombro, le dijo:
—Yo debería ir a clase —Le hizo un gesto a Louis para que se acerque y continuó—, ustedes tienen que hablar y eso...
Dicho eso se escabulló por el pasillo, perdiéndose entre la gente. Louis se acercó unos pasos, mirándolo a veces a los ojos, otras al suelo, o a la pared.
Harry quería decir algo, cualquier cosa, pero más quería oírlo, saber de él: qué había hecho en esas semanas en que no habían tenido más que breves conversaciones por mensajes de texto, que siempre terminaban con emoticones exagerados que no hacían más que reafirmar el tono frío de las palabras.
Sobre todo quería saber cómo estaba, si había hablado con Liam, con Zayn.
Su corazón le golpeaba sin detenerse el pecho, y aunque sabía que era sólo una sensación, sentía que prácticamente le vibraban las costillas. Quería besarlo también.
—¿Quieres tomar un café? —preguntó esperanzado, cuando pudo articular palabra.
—Tengo clase, Teoría Económica 02 —explicó Louis. En seguida carraspeó y siguió hablando—. Quizá más tarde. Termino a las cuatro.
Harry asintió, sonriendo aliviado.
—Te esperaré en el banco, donde nos encontramos la última vez.
¤
Esa tarde, Louis estaba allí cuando Harry llegó. Conversaba animadamente con un chico que él no conocía, algo de unas clases optativas, de unos libros que se conseguían a muy buen precio en una librería. Se veía un poco más cansado que cuando se lo encontró a la mañana, pero más relajado también.
Al notar que estaba allí su rostro se transformó sutilmente. Nada drástico, apenas una mueca en la comisura de sus labios, un débil titubeo antes de rendirse a la sonrisa. En su mirada había algo opaco también, ensuciando el brillo azulado de siempre.
Harry respondió la sonrisa de todas formas, demasiado ansioso y contento para pensar en lo demás.
Saludó a aquel chico amablemente, pero antes de que se hubiera sentado él ya se había ido, dejándolos solos. Harry acomodó el morral sobre sus piernas, jugueteó inquieto con la hebilla, sin quitar ni por un segundo la mirada de Louis. Se lo veía incómodo, molesto. El silencio entre ellos, esta vez, se sentía hueco y frio; le llenaba a Harry la cabeza de dudas.
Louis parecía tan fuera de lugar cómo él, jugando con el encendedor, abriendo y cerrando la boca sin decir nada. Las vacaciones le habían sentado bien, pues tenía la piel más bronceada y los bíceps marcados, pero algo en él parecía fuera de lugar y volvía la imagen entera, aunque bonita, terriblemente insoportable. Harry querría arrancarle la incomodidad a besos, y aunque realmente no era el momento no podía evitar repetir recuerdos en su cabeza de tardes apasionadas y besos húmedos bajo un árbol detrás de la facultad de medicina.
Cuando Louis finalmente se decidió por mirarlo a los ojos, Harry estaba absorto en el largo de sus pestañas, saboreando el recuerdo de sus besos, repasando la cosquilla de su perfume en su nariz.
—¿Quieres ir a mi habitación? —preguntó Louis, sin esperar realmente una respuesta antes de ponerse de pie, como si supiera que él estaba mudo y sin palabras.
No es que Harry fuera a negarse de todas formas.
Louis se puso de pie y sin más que un gesto de invitación emprendió camino. Cruzaron el campus a paso rápido, Harry apenas unos centímetros detrás de él, intentando seguirle el ritmo. Era todavía temprano pero no eran muchos los alumnos con clases a esa hora, y los bancos y árboles estaban más colmados de gente que la puerta de la facultad. Por todos lados jóvenes yendo y viniendo, reencontrándose después de mes y medio, poniéndose al día en conversaciones vacuas sobre cigarrillos y gaseosas. Harry y Louis quizá deberían hacer lo mismo, pero en cambio buscaban sedientos el camino a los dormitorios, y si no fuera por el mayor no habría la más mínima conversación mediante.
¡Ah! Es que cuando hay tantas cosas por decir y preguntas por hacer, hablar nimiedades parece irrespetuoso; sobre todo, Harry nunca había sido bueno en las conversaciones triviales. Louis, sin embargo, haciendo las preguntas justas lograba despistarlo de a ratos de sus pensamientos, llenar el silencio con relatos nimios sobre las vacaciones, mientras sus pupilas seguían fijas en el frente y por ellas navegaban los pensamientos que lo tenían actuando de un modo tan extraño.
 Se detuvieron en el bar a comprar café para llevar, y un par de sandwichs de jamón.
—No he comido en todo el día —comentó Louis sin mirarlo a los ojos, y en seguida volvió a atosigarlo con preguntas sin sentido, que si su mamá estaba bien, qué si se había divertido en las vacaciones.
Harry sabía que había algo fuera de lugar, no era estúpido, pero no podía realmente entender qué. En los días anteriores, cuando pensaba en Louis y en sus mensajes de texto pasivo-agresivos, esperaba encontrarlo enojado, herido, más sarcástico que de costumbre; pero después de observarlo, cada mirada y cada gesto, no podría definirlo así. Desde los pasos rápidos y la mirada esquiva, hasta el cigarrillo que encendió desesperado afuera del café y al cual apenas pudo darle unas tres o cuatro pitadas en los pocos metros que tuvo para hacerlo; algo en todo eso anunciaba a gritos que no era enojo lo que lo tenía así.
Sentía tanta anticipación y miedo por descubrir de qué se trataba que en la puerta de los dormitorios, después de que Louis apagara el cigarrillo sobre el barandal y mientras guardaba la mitad todavía intacta de nuevo en el paquete, lo tomara por el mentón y le arrancó de los labios un beso repentino y silencioso.
Dudó un minuto de más antes de abrir los ojos. Cuando lo hizo los párpados de Louis todavía caían pesados y de sus labios entreabiertos salía un suspiro. Algo en la escena todavía no sentaba bien y Harry temía que si se quedaba quieto y esperaba, Louis rompería el silencio y le diría lo que estaba pensando.
Harry esta vez lo tomó por la cintura, lo besó con más ansias y con más decisión, como si pudiera con eso distraerlo así cómo Louis había hecho con él por medio de preguntas triviales. Quería alejarlo de sus pensamientos antes que los dijera, porque fuera cuales fueran, no podían ser buenos. Es que, si Louis no estaba enojado, ¿qué le quedaba? Obviamente no estaba feliz de verlo, obviamente no estaba temblando en anticipación como él. Lo que quedaba era o la más cruel indiferencia o la lisa y llana decepción, y Harry no podría soportar ninguna de las dos.
Mordió su labio y besó su lengua, hasta le clavó las uñas en la cintura, esperando algo, una reacción. Cuando finalmente Louis cedió y le respondió el beso, tan ferviente y húmedo como Harry lo recordaba, sintió tanto alivio que tuvo que separar los labios para suspirar, o le explotaría el pecho.
—Vamos adentro —dijo Louis sobre su boca, y antes de que Harry abriera los ojos, se escabulló de su abrazo y se perdió tras las puertas vidriadas de los dormitorios.
Harry lo siguió en seguida, sin parar de preguntarse cómo podía caminar tan rápido con unas piernas tan cortas y cómo podía verlo tan lejos cuando estaban en realidad tan cerca que podía oler todavía el olor del cigarrillo.
Louis abrió la puerta y entró, invitando a Harry con un gesto veloz de las manos. Abrió la ventana y corrió las cortinas, pero dejó las persianas cerradas. La luz que se filtraba, tenue y escasa, dejaba la alcoba oscura y escalofriante, y pintaba el rostro de Louis con franjas de colores.
—¿Fumas, Harry? —preguntó Louis, mientras buscaba algo en el bolso.
—No —respondió Harry.
—¿Quieres empezar?
Harry se tomó un minuto antes de contestar, sintiéndose cada segundo que pasaba un poco más incómodo, como si no le correspondiera realmente estar allí. No era la primera vez que entraba a esa alcoba, pero parecía así, de a ratos: el piso estaba casi reluciente, a la luz del techo le faltaba el foco, en las paredes quedaba el rastro de un calendario arrancado y el colchón estaba cubierto en polvillo.
La ausencia de Louis por tantas semanas se sentía de un modo casi palpable, y llevaría tiempo para que esa habitación se adapte de nuevo a él y tome su forma, su desorden, su color y aroma. Por ahora, parecía como  si al cruzar la puerta hubiese pasado a otra dimensión y en vez de a su dormitorio hubiese entrado a su guarida, húmeda y oscura, oculta del mundo.
Ni siquiera Louis parecía él ese día, en ese lugar.
—No hoy —dijo finalmente.
Caminó hacia el escritorio y dejó la bolsa con los dos sándwich allí, al lado de donde Louis había dejado los cafés.
—¿No tenías hambre? —preguntó tan esperanzado como más temprano ese día le había ofrecido café. Su recordatorio fue en vano: Louis encontró su pipa y su rostro se iluminó en una sonrisa tan rápidamente que rayaba lo patético. Harry sintió un retorcijón en el estómago, y no pudo contenerse de fruncir el ceño, preocupado.
—Comeré después —dijo y se sentó en la cama todavía sin sábanas—. Me desespera ver todo tan limpio y con olor a lavandina, me deprime —comentó mientras molía con los dedos algo de marihuana en la pipa—, ¿Estás seguro de que no quieres?
Harry asintió, y se sentó a su lado. Reposó la cabeza contra la pared y observó a Louis, al modo lento y perezoso con el que parpadeó después de la primer pitada, a como dejó caer su cuerpo a su lado, como sonrió anchamente al sentir el frio de la pared contra su cabeza.
—Se debe sentir bien —dijo Harry, pensando en voz alta.
—No todavía —respondió Louis, con los ojos cerrados apuntando al frente. Harry se giró en su lugar, para verlo mejor—, pero lo necesitaba. Tuve un largo día.
—¿Cómo puede ser largo el primer día de clases?
—Bueno, en principio, no podía parar de pensar en nuestro incómodo encuentro al terminar las clases.
Harry sonrió imitando el gesto de Louis.
—No fue tan incómodo —dijo, pero Louis arqueó las cejas de un modo tan sarcástico que aún sin soltar el comentario pícaro, Harry no pudo evitar reírse—. Quizás un poquitín incómodo.
—¿Un poquitín..? —Louis calló repentinamente, sólo para fumar un poco más, y otra vez a Harry se le enredaron las pupilas observándolo tan absorto—. Me sentía tan incómodo que mis piernas no se ponían de acuerdo para caminar, Harry.
—No parecías incómodo cuando nos besamos.
—Es distinto —explicó Louis—. Besar, eso si puedo hacerlo, de eso entiendo.
Harry no dijo nada por un buen rato. Louis estaba siendo más honesto que de costumbre y temía que quizá lo único que faltaba para una charla dolorosa fuera que él hiciera la pregunta apropiada. Pero, ¿quería hacerla? ¿Quería saber realmente la verdad? No estaba seguro de si estaría a gusto con ella.
Estuvo a punto de pedirle probar un poco de ese humo, que le daba tanto coraje, pero después pensó que quizá no era eso lo que le permitía hablar, ya que sostenía la pipa con tanta ligereza que no parecía importante. El gesto que temblaba en Louis eran sus párpados cerrados, sus pestañas encontrándose. Así que Harry cerró los ojos, y habló.
—¿Y de qué no entiendes?
—De hablar —respondió Louis, casi inmediatamente.
—Pero necesitamos hablar —dijo Harry, aunque la afirmación sonó casi como una pregunta.
—Probablemente.
—¿De qué? —preguntó, y: nada, sólo silencio—. ¿De Leeds?
—Probablemente.
Harry abrió los ojos y Louis miraba el humo bailando en el aire. Se lo veía triste allí, un poco solo, sin nada más a su lado que humo gris y pesado y la piel de los labios reseca. Esta vez, cuando Harry cerró los ojos, no fue para encontrar coraje sino para olvidar a ese Louis por un momento, para poder ver al otro al otro, luminoso y tibio que se aparecía en su memoria.
Se tiró sobre el colchón, sintió la picazón de la suciedad en la nuca y la espalda y suspiró ancha y pesadamente, aferrándose a ese instante cómo si de ello dependiera su vida. Debía ser el humo, pensó, algo de los fumadores pasivos, y que se supone que la marihuana te deja tonto y que no puedes pensar correctamente. Porque así se sentía él, como si sus sentimientos e ideas estuvieran enredados y pegajosos, como fideos mal cocinados.
 Él quería pensar en Louis y en su pipa y pensaba en sus pestañas y en el beso en el barandal y en que estaban solos en su dormitorio y en que extrañaba mucho su cuerpo; entonces quería pensar en besarlo y quitarle la remera para ver hasta donde llegaba la línea de su bronceado pero se distraía en su tristeza y en que necesitaban hablar, probablemente y todo tenía gusto amargo, como el humo, y él no atinaba a hacer más que sentir el polvillo impregnarse en su camiseta e intentar discernir el momento exacto en el que la marihuana cubría el olor de la lavandina y el dormitorio de Louis volvía a ser suyo.
—¿Has hablado con Zayn? —dijo Harry, con los ojos todavía cerrados e intentando maniobrar el manojo de pensamientos que era su cabeza y concentrarse en Louis, pero en el otro, el de la sonrisa y los comentarios sarcásticos.
—Harry…
—Yo hablé con Liam y—Quiso continuar la frase, pero Louis lo interrumpió.
—Podemos hablar ahora o besarnos un poco más primero, ¿qué prefieres? —le dijo.
Y no es que Harry fuera idiota, pero es que todavía ardía en sus labios el beso de hace un rato y le aturdía el pensamiento de descubrir el color de la piel de Louis en su cintura, allí donde la malla y el sol seguramente habrían dejado una marca y ¿qué importaba si eso había sido una advertencia? ¿Qué importaba en ese momento? Si ese iba a ser el último beso Harry no quería pasarlo pensando en un adiós y en una charla tan gris y opaca como la mirada de Louis balanceándose en el humo.
                No dijo nada, pero Louis entendió. Se escuchó un chstt y Harry abrió los ojos sólo porque quería ver a Louis lamerse los dedos después de apagar la brasa. Fue un momento fugaz y oscuro, porque la persiana no dejaba pasar mucha luz y faltaba la lamparita del techo, pero cuando sus miradas se encontraron Louis sonrió y por un momento la habitación se sintió suya.
Harry se apoyó sobre sus codos para sentarse en el colchón, vio a Louis acercarse casi en cámara lenta, moviéndose como se mueve un gato con pesadez y precisión. Cruzó una pierna sobre Harry y se sentó en sus muslos y cuando abrió la boca Harry le bebió el aliento con dedicación, sin importarle ni lo gris de la tarde, ni la pigmentación odiosa del faso en su lengua ni el silencio rotundo como recordatorio.
Lo único que se dejaba oír era la humedad de las lenguas, los besos sonoros en el cuello y la caricia de Louis sobre el algodón de su camiseta. Era distinto a otras veces porque faltaban los comentarios, el relato constante y caliente de Louis, susurrado en su oído, pero algo de sus besos permanecía igual, intacto, y eso le dio tranquilidad.
Además estaban sus manos. Seguían sus manos. Todavía sudorosas y todavía firmes, rústicas. Todavía adentrándose debajo de su ropa, acercándolo y alejándolo y a veces pellizcándolo, cuando los besos de Harry se rehusaban a seguir su ritmo. No estaban las palabras pero los besos calientes en el lóbulo eran idénticos a sus susurros y de vez en cuando había risas inexplicables y breves pero coordinadas como si estuvieran hablando, a su modo, en silencio.
Harry se cansó de esperar y se quitó la camiseta. Louis alzó los brazos y se dejó desvestir también. Cuando pasó el manto de algodón Louis sonreía satisfecho con los párpados pesados y el pelo revuelto. Harry lo besó otra vez, dos, tres, cuatro veces y  lo tumbó sobre el colchón y mientras le desabrochaba el pantalón mordisqueó suavemente sus tetillas. De la boca de Louis escapó un gemido casi como un rugido, tímido y quebrado pero todavía desafiante. Harry obedeció la orden muda y le quitó el pantalón de un tirón, y el calzoncillo también.
Quiso bajarse el pantalón también pero no podía con una sola mano y no había forma de convencer a la otra de dejar de tocar a Louis, pero es que estaba tan hermoso esa tarde, y se sentía tan bien que con cada caricia sobre su miembro duro y caliente pudiera robarle un suspiro, pudiera hacer que su espalda se arqueara de aquel modo tan entregado y errático. Finalmente Louis se hartó de esperar y con las manos casi temblando y una corriente eléctrica subiendo y bajando por su espina, le quitó el pantalón. Se acercó a su oído y susurró en su oído el pedido más desesperado que Harry le hubiese oído jamás, y no fueron muchas palabras, sólo una, pero bastaron.
—Fóllame —dijo y Harry no supo más que tumbarlo de vuelta sobre el colchón, acariciarle la lengua con los dedos a Louis y meterlos con suavidad pero firmeza. Mientras lo hacía, con movimientos lentos y constantes, besó y mordió el cuello de Louis.
Sentía tanta anticipación que tenía que sacarla afuera de algún modo, y no es que fuera de hablar, no mucho en esas situaciones, pero Louis no había vuelto a decir nada desde el fóllame y Harry estaba tan duro, por dios,  y verlo contorneándose así bajo su tacto lo estaba volviendo loco. No podía estarse callado, no podía guardar silencio; sentía que colapsaría allí mismo si no había alguien que dijera lo putamente sexy que era Louis y lo dorado de su piel y lo mucho que Harry había querido estar dentro suyo desde la primera vez que había visto su trasero y sus muslos.
Louis se cubrió la boca con la mano para contener un poco el volumen, pero Harry lo tomó por las muñecas mientras lo penetraba y tuvo que recurrir a morderse los labios en cambio. Aun así se oían gemidos camuflados en suspiros, a veces roncos, a veces tan lastimosos que hacían a Harry apretarle las muñecas con más fuerza todavía y aumentar el ritmo.
No le quitó la mirada de encima ni por un segundo y cuando lo vio despegar los labios y apretar los párpados con fuerza supo aún antes de ver el latigazo blanco en su vientre que había acabado. Continuó los movimientos lentos pero intensos un segundo más, pero después, temiendo que empezara a dolerle, salió y con la ayuda de las manos de Louis acabó sobre su vientre también.
Sentía las piernas tan cansadas que podría dejarse caer encima de él sin importarle ni un poco el sudor y la suciedad, pero Louis abrió los brazos invitándolo al recoveco de su hombro y no pudo contenerse. Respiraron agitadamente juntos y en silencio por varios minutos, a veces mirándose y a veces mirando el techo. De a ratos las sonrisas se volvían brevísimas carcajadas, y de a ratos opacos suspiros, temerosos de lo que estaba por venir.
Después de todo, los dos recordaban lo que Louis había dicho: era besarse antes de hablar, pero no besarse en vez de hablar, sobre todo cuando había tanto por decir navegando en las orbes azules de Louis.
Se ducharon juntos y se vistieron.  Louis llevó a calentar el café al microondas de la cocina mientras Harry tendía las sábanas para poder sentarse a tener una merienda decente, lo cual parecía un poco hipócrita de algún modo.
El café sabía horrible recalentado y los sándwich fácilmente podrían ser los más horribles que cualquiera de los dos hubiese probado, pero por un largo rato ninguno de ellos dijo nada.
—Bueno, así que… —dijo Louis finalmente y así como si nada empezó a hablar. Dijo muchas cosas, algunas inteligentes, otras no tanto. Dijo que Harry era joven todavía, que no sabía lo que quería, y que él tampoco, siendo justos; que qué sentido tenía revolcarse con alguien cuando hay tantas complicaciones de por medio, aunque el sexo fuera genial; que Harry no tendría problema en encontrarse a alguien que no tenga relación alguna con sus amigos o su ex y que con suerte Louis tampoco la tendría tan difícil. Que así todo sería más fácil y todos felices. Que no es que la hubiese pasado mal, por el contrario, pero es que había estado con un tipo en Doncaster y había sido tan sencillo, y no había lastimado a nadie, y nadie estaba decepcionado de él y prefería eso, no te lo tomes personal; ¿pero cómo tomárselo, sino?, pensó Harry, cuando sentía que lo estaban estrangulando aunque las manos de Louis seguían quietitas sobre la taza y cuando en la lengua le temblaba un reclamo inútil y vacío, un pensé que éramos exclusivos que sonaba estúpido hasta en su cabeza.
                Técnicamente no fue un rompimiento. Louis mismo lo dijo: No estábamos saliendo, siquiera; y además nadie habló de no volver a estar juntos jamás. Fue más bien un pensar en voz alta, un monólogo cruel y absurdo pero sincero que dejó a Harry sin palabras. Fue una pregunta directa y escalofriante: ¿vale la pena? Pero una pregunta justa, sobre todo, porque había penas, muchas, cuando se trataba de ellos. A veces suyas y a veces de otros, sino de Liam, de Zayn; a veces las penas de los otros se volvían suyas de vuelta y era cansador. Así que valía preguntárselo, no era tirado de los pelos: sobre todo ahora, que todos sabían, sobre todo cuando habría otros pendientes de todo lo que pasara entre ellos.
¿Valía la pena?
                Harry tenía una respuesta para esa pregunta, pero no era importante. Lo de Louis, a fin de cuentas, era un monólogo, y aunque no era un rompimiento, técnicamente, después de esa tarde no hubo más mensajes, ni siquiera de esos pasivo-agresivos con demasiados emoticones.

 
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Mensaje por sofi16_1999 Mar 23 Jul 2013, 11:23 am

NOO
¿ Por qué ? Ellos no debían terminar, es injusto...
Ya no me agrada tanto Louis
Liam es tan lindo
Síguela pronto
Love You
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Mensaje por julyALC Vie 26 Jul 2013, 5:55 am

Espero no leer me tan mal pero creo que esta novela es mucho para este foro, leeí el capitulo por tumblr se que es más cómodo pero creo que aquí te ganaste (aparte de mi) muchas fans. Te digo que es mucho para este foro algo así como un hormiguita para lo gigante que es esta historia. Siempre tengo algo que decirte pero busco decirte de otras palabras para no aburrirte. El club de los maricones es una novela que tiene todo lo que yo buscaba y he lee ido muchas cosas tuyas y es bonito sorprenderse lo hice con drabbles Yo creo  según yo  que todo lo has subido a tumblr tiene un corazón mio. :(L):  


Gracias Liss por hacer esto posible  :imdead: 
te admiro mucho!
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Mensaje por Micaela_larry Lun 12 Ago 2013, 11:25 am

Amo esta novela (en realidad todo lo que haces). En serio, som muy pocas las que se pueden expresar tan facilmente como vos.
Tus OS son los mejores, me encantan. Me lei todos jajaja.
Segui asi, esto es un talento practicamente. Asi que aprovechalo :).
Un besito <3
Micaela_larry
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Mensaje por liliumpumilum Dom 18 Ago 2013, 12:22 pm

sofi16_1999 escribió:NOO
¿ Por qué ? Ellos no debían terminar, es injusto...
Ya no me agrada tanto Louis
Liam es tan lindo
Síguela pronto
Love You
Dejen de enojarse con Louis!! NO ES MALO :'( No sé si con el capítulo que sigue lo van a querer más o menos pero espero que se redima un poco aunque sea. Liam es un amor, es bueno y protector y lo adoro. Lástima que esté demasiado obsesionado con su relación fracasada para ver que Zayn lo quiere bien y que podrían ser muy felices juntos :( EN FIN. Gracias por leer linda, el capi está terminado! Ya lo tiene mi beta, seguramente en unos días lo publico.

julyALC escribió:Espero no leer me tan mal pero creo que esta novela es mucho para este foro, leeí el capitulo por tumblr se que es más cómodo pero creo que aquí te ganaste (aparte de mi) muchas fans. Te digo que es mucho para este foro algo así como un hormiguita para lo gigante que es esta historia. Siempre tengo algo que decirte pero busco decirte de otras palabras para no aburrirte. El club de los maricones es una novela que tiene todo lo que yo buscaba y he lee ido muchas cosas tuyas y es bonito sorprenderse lo hice con drabbles Yo creo  según yo  que todo lo has subido a tumblr tiene un corazón mio. :(L):  


Gracias Liss por hacer esto posible  :imdead: 
te admiro mucho!
Oii ya hablamos de este comentario por tumblr y después me di cuenta de que nunca te respondí por acá. No sé que decirte ya, sos siempre linda y buena conmigo y me acompañás y me leés y me hace muy muy feliz. Me pone feliz haber encontrado gente tan linda gracias a tumblr y a mi hábito de escribir pavadas, y nunca me voy a cansar de decirte muchas muchas gracias por leerme y divertirte con lo que escribo.

Micaela_larry escribió:Amo esta novela (en realidad todo lo que haces). En serio, som muy pocas las que se pueden expresar tan facilmente como vos.
Tus OS son los mejores, me encantan. Me lei todos jajaja.
Segui asi, esto es un talento practicamente. Asi que aprovechalo :).
Un besito <3
¡¡Hace mucho que no escribo un oneshot! la última vez que intenté hacerlo terminé con un fic de tres capítulos :PEs como que no me sale resolver las cosas rápido ya jaja Muchas muchas gracias por leerme, y me alegra que te guste el club porque es super divertido de escribir *dramaa*


Gracias por leerme chichis y chicos. El capítulo va a estar prontito arriba, y espero que les guste mucho!! :D (Perdón por las tardanzas)
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Mensaje por liliumpumilum Dom 18 Ago 2013, 3:59 pm

Capítulo 23





No lo estaba siguiendo. 
A veces, en la universidad, la gente casualmente se cruza en distintos eventos. Es un mundo pequeño, al fin de cuentas. Harry no era un acosador. Sólo era un chico disfrutando de su primer año en la facultad de ciencias sociales y asistir a fiestas de otras carreras era algo típico que hacían todos. Ashley lo hacía. Stan también. No era intencional, no es que fuera por ahí buscando encontrarse con Louis. Para nada. 
¿Para qué lo seguiría de todas formas? Louis apenas si lo saludaba con una sonrisa un poco incómoda antes de perderse en la multitud a bailar con tipos que no le llegaban ni a los talones. Por más que Harry fantaseara al respecto nunca había un reencuentro de esos de películas, ni charlas profundas en las que se confesaran una especie de amor eterno y terminaran revolcándose en la cama de Louis. No es que Harry estuviera enamorado, para nada, pero siempre que se planteaba escenarios en su mente aunque nadie decía te amo, los sinónimos iban y venían dándolo a entender.  
Pero esos escenarios nunca sucedían ni lo harían en el futuro. Así que eso de Harry siguiendo a Louis era un poco absurdo, es decir, suponiendo que considerara hacerlo, ¿para qué? No valía la pena. Louis nunca le diría que lo extrañaba y él nunca le explicaría como a veces recordándolo sentía cosquillas allí donde sus manos lo habían tocado, ni se besarían desesperadamente contra el muro del pasillo de los baños. En cambio, había saludos incómodos, miradas esquivas, y la presencia de terceros y cuartos que hacían todo un poquito más imposible. 
Y donde estaba Louis estaba Zayn, de quien él definitivamente no era la persona favorita, y muchas otras veces Liam estaba con ellos también. No es que no le gustara ver a Liam, pero podía ser un poco raro estar los tres en la misma habitación después de todo lo que había pasado. Para Louis, sobre todo, que aprovechaba la primer excusa para alejarse de ese martirio.  
Zayn siempre se quedaba, codo a codo con Liam, dándole un apoyo moral que él ya no necesitaba. A Harry lo tranquilizaba en parte saber que había alguien allí cuidándolo tanto como él solía hacerlo. Liam se merecía eso, y más. 
Así que no lo estaba siguiendo. Eso sería estúpido. 
Esa noche la fiesta la daba la facultad de bellas artes y Niall tocaba. En la última fiesta en la que se habían encontrado el rubio le había pedido que vaya, y aunque opuso una sutil —y fingida— resistencia, antes de despedirse ya le había comprado las anticipadas, una para él y dos para Ash y Stan. 
Gemma le había ofrecido el auto. Harry casi no acostumbraba beber de todas formas.  
Tuvo que insistir bastante para convencer a los novios de acompañarlo. Ash se había vuelto un tanto mojigata en el último tiempo y al parecer habían planeado una adorable velada juntos viendo películas y comiendo fondue —o lo que fuera que hicieran las parejas en esa época (Harry ya lo había olvidado). Utilizó la tarjeta del corazón roto y de haré-algo-estúpido-si-nadie-me-acompaña y les prometió (cruzando los dedos) que volverían temprano. 
La fiesta al parecer había comenzado temprano, porque aunque llegaron apenas una hora después del comienzo "oficial", ya había varias personas en un estado decadente. Eso o los chicos universitarios realmente no sabían controlarse con la bebida. La gente iba y venía de la barra y el piso ya estaba repleto de vasos plásticos vacíos y aplastados. En los sillones algunas parejas ya habían comenzado la típica tarea de poner a todo el mundo incómodo, prácticamente  desnudándose mientras se besaban, y la pista estaba repleta de parejas-prontas-a-ser, mirándose fijamente y marcando, al ritmo de la música electrónica, patéticos bailes de apareamiento que tenían de seductores lo mismo que un espantapájaros sacudido por una tormenta. Era triste. 
Harry les prohibió a Ashley y Stan dejarlo sólo, y los llevó a rastras hasta el improvisado escenario donde Niall terminaba de conectar los cables. El rubio lo saludó alegremente al verlo y dejó por un momento la tarea de conectar todo para sentarse en una esquina, con los pies danzando en el aire mientras hablaba con Harry. Josh se acercó con un cargado vaso de cerveza y se sentó junto a ellos. Eran una linda pareja, pensó Harry. No del tipo que exudan sexo, que se anuncian a gritos. A simple vista quizá podrían parecer un par de amigos, pero al mirarlos con detenimiento había algo en sus miradas, y en sus sonrisas, y en el modo en el que completaban las frases el uno del otro, que hablaba de un amor mucho más sincero y profundo que el de esas parejas revolcándose en los sillones. Un poco le recordaba a lo que él y Liam solían tener, pero realmente esperaba que ellos tuvieran mejor suerte. 
Después de unos minutos, quizá media hora, el bajista se acercó a ellos para pedirles ayuda. Casi habían terminado de conectar todo pero faltaba el sintetizador y al parecer Josh era el único que tenía idea al respecto. Cuando se fueron y Harry se giró para buscar a sus amigos y pedirle que mejor se acomodaran en la barra ahora que había lugar, para poder escuchar la música, se dio cuenta de que no estaban allí. Y podría haber ido a buscarlos, pero realmente temía en qué estado los encontraría. No es que fuera celoso ni un santurrón, pero verlos con las lenguas hasta la garganta del otro le ponía los pelos de punta. 
La barra estaba llena de todas formas, así que buscó un lugar en los sillones (había uno de un sólo asiento desocupado) y con la cerveza a medio beber –cortesía de Josh– se sentó a esperar.  
Lo lindo de las fiestas universitarias es que no necesitas realmente conocer a alguien para pasarla bien. No llevaba en ese lugar ni 5 minutos cuando uno del grupo a su lado le ofreció un trago de vodka con jugo (y con ron, coca, cerveza…; al parecer habían mezclado todo lo que encontraron en un solo vaso). No bebió mucho porque no acostumbraba hacerlo y su cuerpo no lo recibía bien, pero les dio el gusto solamente para tener con quién charlar ahora que sus acompañantes lo habían abandonado para manosearse en algún rincón. 
Los chicos eran amigos de la banda, dijeron, pero al final resultaba que eran conocidos de Owen (uno de los chicos que vivía con Niall). Una pelirroja estaba obsesionada con el irlandés, se lo había cruzado en su casa una vez, mientras estudiaban, y se había propuesto conquistarlo esa noche. Harry odiaba ser el que le rompiera el corazón, pero mejor eso que pasar vergüenza en frente de Niall, el novio y todos sus amigos. Media hora después ya eran todos amigos y Harry había entrado en confianza con el trago, que ya casi ni le quemaba la garganta al pasarlo. 
Había un motivo por el que Harry no bebía. No era sociable en principio, pero una vez que el alcohol se le subía a la cabeza se ponía de más introspectivo y silencioso. Se distraía de las conversaciones y terminaba pensativo mirando a la gente, sin mucho que decir. Eso y que su cuerpo no lo tomaba muy bien del todo, así que siempre terminaba vomitando en algún rincón, sólo para sentirse para la mierda al día siguiente. Por eso, cuando notó que hacía un buen rato que veía moverse los labios pero no prestaba realmente atención a las palabras, decidió pasar de la bebida por un momento. 
Intentó concentrarse en la conversación, en serio. Pero era aburrida y del otro lado había tantas cosas sucediendo que no pudo evitar recostarse en el respaldo y simplemente mirar las luces y los colores de la fiesta. De vez en cuando la chica que estaba sentada en el brazo del sillón le pasaba el vaso y le acariciaba los rulos, o le hacía alguna pregunta tonta que él respondía fingiendo interés, mojándose los labios en el trago y devolviéndoselo. Luego regresaba la mirada a la pista y jugaba a adivinar que ritmo seguía cada bailarín, si el del bajo o el de la batería, y qué tan drogado estaba ese que alzaba los brazos y giraba en su lugar sin importarle una mierda nada. 
Estaba divirtiéndose, bastante, hasta que vio a Louis. 
Tenía una remera holgada que le marcaba suavemente el vientre, y un pantalón de jean ajustado en los muslos. Las zapatillas eran las de siempre, esas negras de lona, y aunque estaba demasiado lejos para comprobarlo, sabía que de seguro olería a miel y a sudor y a saliva seca en su cuello. Movía la cadera con pesadez de lado a lado al ritmo del bajo, con los brazos alrededor del cuello de un extraño y las pelvis de ambos rozándose lentamente.  
Harry sintió como si de golpe le faltara algo bajo las costillas y cuando le pasaron el vaso de vuelta le dio un larguísimo sorbo que se sintió gordo al pasar por su garganta y que bajó directamente al estómago, donde se endureció, dejándole el pecho tan vacío como antes. 
Las manos del extraño se posaron en su cintura, acercándolo aún más. Le murmuró algo al oído y Louis sonrió pícaramente, mostrando los dientes antes de morderse el labio para responder. Debía estar o muy borracho o muy caliente, porque los párpados le caían pesados y el azul de sus ojos apenas se dejaba ver a través de sus espesas pestañas. Se humedeció los labios y se acercó a su oído. 
Harry imaginó las palabras, las recordó de memoria. La brutalidad directa con la que decía las cosas más íntimas, haciéndolo sentir desnudo y expuesto y muy caliente. El peso en su estómago empezó a revolverse violento y rojo de ira. Tragó saliva y apretó los dientes, sintiendo la mandíbula temblarle para contener las náuseas, preparándose para el momento en que Louis dijera las palabras que deberían ser para él, al oído de un hombre que parecía demasiado aburrido y pedante para merecerlas. 
Sin embargo, aunque las manos de Louis  juguetearon con el cuello de la camisa del tipo, y algunos dedos se aventuraron a jugar con su cabello, aunque se puso en puntitas (y aquel extraño seguramente aprovechó para acariciarle el trasero) para llegar mejor a su oído, cuando despegó los labios sus ojos azules se encontraron con los de Harry, al otro lado de la habitación. 
Por un segundo se quedó allí quieto, tan quieto que sus caderas perdieron el ritmo de la música y que el remolino que dibujaban las yemas de sus dedos en el cuello de aquel extraño se detuvo de inmediato. Sus labios seguían separados pero de su boca no salía más que aliento hirviendo y ni un mísero sonido.  
El tipo hundió su boca en su cuello, pero Louis no hacía más que mirar a Harry, y Harry no hacía más que devolverle la mirada. 
—¡Buenas noches, todo el mundo! —la voz de Niall en el micrófono ganó un montón de gritos y festejos de la audiencia. Logró distraerlos por un segundo, lo suficiente para correr la mirada, para que Louis apoyara de vuelta los talones en el suelo y le sonriera al tipo coquetamente, le dijera palabras que Harry sabía que no merecía—.  No queremos aburrirlos a muerte, así que nada de acústicos esta noche, no hasta que se hayan hartado de bailar, por lo menos. 
La audiencia aplaudió y hubo algunos gritos de festejo. Niall anunció la canción y la chica sentada en el brazo del sillón sacudió los rulos de Harry otra vez. Le hizo algún cometario amistoso de la fiesta y Harry sólo asintió y tomó el vaso que le pasaban. Sintió el líquido raspándole la garganta, llevándose consigo algo de aquella cosa amarga y pegajosa que no terminaba de tragar. Cuando volvió a mirar a la pista Louis todavía bailaba con el tipo, lenta y sensualmente, con los dedos en su nuca y su frente en su hombro. El extraño aventuró sus manos en los bolsillos traseros del jean ajustado de Louis y Harry tuvo que recordarse veinte veces  que no era el novio de Louis para controlarse de ir allí y arrancarle los brazos, o algo así. 
Los celos eran horribles pero lo distraían de la angustia, por lo menos. Estar enojado con aquel hombre era más fácil que estar enojado consigo mismo por no ser lo suficientemente bueno para conservar a Louis, por no ser tan interesante para que valiera la pena, para que no importara si era difícil, si Harry era el ex de su amigo, si Zayn se enojaba un poco con la situación. Al fin de cuentas, ese era el problema. 
Para Harry también era difícil, a él tampoco le gustaba la mirada decepcionada de Liam ni tener que soportar lo horrible que se sentía cuando Zayn lo miraba como si fuera el pedazo de mierda más desagradable sobre la faz de la tierra. Mucho menos le gustaba ser responsable por la distancia entre Louis y Zayn —que por suerte ya habían empezado a superar. Él no estaba cómodo con su relación con Louis, pero para él valía la pena.  
A eso se resumía la situación al fin de cuentas. Louis era gracioso, inteligente, divertido. Era interesante, por sobre todas las cosas. Siempre decía algo que Harry no había escuchado en su vida y tenía una habilidad innata para hacer el comentario justo en el momento justo, lo cual era por lo menos admirable para un chico de rulos que encontraba las respuestas a las discusiones dos horas después de la reconciliación. Era la mezcla perfecta de tierno, adorable y el sexo personificado. Era guapo y físico y desafiante. Era todo lo que Harry podría entender como el hombre perfecto más un montón de cualidades que ni siquiera se le habrían ocurrido (como la habilidad de verse atractivo detrás de marcos oscuros, o de ser lo suficientemente terco como para insistir en correrse el flequillo soplando aunque la experiencia había demostrado varias veces que simplemente no le salía). 
Cuando lo ponía en la balanza, el hecho de que hubiese personas fuera de ellos dos a los que no les gustara su relación, simplemente no importaba. Era fácil dejarlo de lado, cuando Louis lo miraba fijamente a los ojos y le hablaba de cualquiera fuera la cosa del momento con la que estuviera obsesionado. Lamentablemente, el sentimiento no era mutuo. 
Para Louis, en cambio, Harry no valía la pena. No era ni tan gracioso, ni tan inteligente, ni tan divertido. No era interesante,  no era guapo y definitivamente no era el sexo personificado. Harry era simplemente un chico recién graduado de secundaria con el que tenía buen sexo y que a veces lo hacía reír, y no podía culparlo por eso, no podía enojarse con él. Así que se enojaba consigo mismo. 
Claro, hasta que aparecía un extraño con una pedante camisa y con manos que se aventuraban a lugares a donde no pertenecían.  
Quizá Harry no era lo suficientemente bueno para Louis, pero definitivamente ese tipo tampoco. Tenía una ropa horrible, lo manoseaba en el medio de una multitud llena de gente y, sobre todo, era tosco y torpe para moverse (igual de patético que el resto de la pista al bailar). El resto, excepto Louis. Donde Louis quebraba las caderas, con firmeza y ritmo, el tipo hacía un movimiento torpe que interrumpía la suavidad con la que fluía. Donde Louis acercaba la pelvis sutilmente, el tipo le refregaba el paquete sin disimulo. No había coherencia entre ellos, ningún tipo de conexión.  
En cambio, por encima de su hombro, la mirada de Louis se cruzaba con la de Harry. Era como si el salón entero estuviera a merced de ellos dos, como si los bailarines coordinadamente dejaran el lugar vacío entre ellos, un camino abierto para sus miradas.  
No era continuo,  de vez en cuando Louis parpadeaba como si acabara de recordar que no valía la pena, que si se dejaba llevar terminaría en la cama con Harry otra vez y eso sólo traería problemas. A él lo hacía sentir al menos orgulloso saber que podía hacerlo dudar, considerar por un momento dejarse llevar. Es que los ojos azules de Louis siempre volvían a él, tarde o temprano, para que sus labios se despegaran como si quisiera decirle algo, que obviamente Harry no podría oír a tantos metros de distancia. Después agachaba la mirada otra vez, acariciaba la nuca del tipo y volvía al baile tan lento y pegajoso como miel. 
Harry bebía y observaba, sin la más mínima intención de ser disimulado. Si le hablaban respondía, pero en general sólo se concentraba en la pista. Poco a poco, trago a trago, fue olvidando que había un tipo ahí. No era difícil, porque si él bailaba no parecía hacerlo con Louis, no había entre ellos el más mínimo rastro de cualquier  tipo de conexión. Era como si fueran de dos mundos distintos, como si el tipo fuera de carne y hueso y Louis de magia, sexo y noche. 
Sus miradas se encontraron otra vez. Esta vez Louis no despegó los labios, simplemente se los relamió suavemente. A Harry le llevó un segundo entender el por qué de ese cambio, porque mientras bailaba lentamente Louis sólo lo miraba a él, sin el menor rastro de disimulo. Después lo escuchó, los acordes que conocía de memoria, que cada vez que escuchaba le recordaban a esa noche en el bar, a encontrar su mirada con la de Louis en la oscuridad más mohosa, a sentir su cuerpo rogándole por tenerlo, a tener que conformarse con su mano y con su soledad. 
Cuando lo recordó tuvo que cerrar los ojos y dejar ir un suspiro lastimoso, resignado. El cuerpo le temblaba de deseo y Louis estaba allí, frente suyo, mirándolo fijamente con los labios rosados y humedecidos mientras bailaba para él. Qué importaba el tipo del que no sabía ni el nombre, o la multitud de gente, o Niall en la guitarra, o Ash y Stan manoseándose en algún rincón, o Liam y Zayn que seguramente estaban allí.  
Louis seguía moviendo las caderas de lado a lado, para él, y cuando abrió los ojos su mirada azul lo esperaba tan intensa como siempre, reventándole las pupilas. Este lugar era demasiado luminoso, había demasiada gente, no tenía la intimidad que tenía ese bar viejo meses atrás; pero a Harry le costó contener el instinto de todas formas. 
Su cuerpo demandaba a Louis y él ni siquiera podía consolarse con sus manos. Frente a él un tipo le lamía el cuello a Louis, quien bailaba sobre su cuerpo para su espectador predilecto. Ni los boxers ni los jeans ajustados hicieron mucho para contener la erección de Harry. Peor aún, el roce firme sólo logró excitarlo más.  
Pronto descubrió que si era difícil pedirle a sus manos que no actúen, pedirles control a sus caderas era sencillamente imposible, cuando con un movimiento sutil podía sentir la firmeza del cinto sobre la cabecita de su miembro dándole una corriente de electricidad tan lenta e intensa como el baile de Louis. 
Por su mente iban y venían escenarios de fantasía, de camas, y baños, y la lengua de Louis haciéndole maravillas, pero no se concentró en ellos porque la realidad era sencillamente más excitante. No necesitaba imaginarse su cuerpo tocándolo, ni sus gemidos susurrados al oído, porque tenía todo lo que quería, su mirada y su ritmo, su atención fija en él y en nada más.  
Lo único que quedaba de sus fantasías eran las palabras.  
Las palabras siempre habían entorpecido su relación. Por culpa de ellas se habían resistido tanto a estar juntos, por culpa de ellas Harry se había enamorado tan perdidamente (excepto que Harry no estaba enamorado, para nada), y por culpa de ellas habían dejado de estar juntos. Porque existen palabras como deseo, placer, destino, extrañar, pero también existen palabras como bien, y mal, y complicado. 
Y, sin embargo, aunque Harry odiara las palabras, mientras miraba a Louis bailar para él sin quitarle la mirada de encima lo único en lo que podía pensar era en que no hubiese nadie más que ellos allí para poder decirle, explicarle, lo mucho que necesitaba su cuerpo y que sin embargo, si tuviera que resignarlo tan sólo por uno de sus estúpidos mensajes pasivo-agresivos lo haría sin dudarlo. Que extrañaba sus gemidos y su sudor y su tacto pero sobre todo, su voz y su risa cuando encontraba sus chistes divertidos. 
Podía tolerar compartir su cuerpo, podía tolerar perderlo para siempre y no volver a besarlo, tocarlo, lamerlo (aunque le dolía, puta madre). Pero no podía siquiera imaginar esa risa siendo de otro, de ese extraño con mal gusto para vestirse y demasiado rudo para merecerlo. No podía soportar la idea de que mandara mensajes cada diez minutos a otra persona, de que pudiera pasar con alguien más, tardes enteras bajo la sombra de un árbol, hablando de nada y de todo, y de quién inventó la perspectiva. Simplemente no podía
Se levantó a duras penas, con el cuerpo revuelto de asco, bronca, tristeza y alcohol. Agachó la mirada, para no cruzarse con la de Louis, y se hizo paso hacia afuera chocándose con la gente. Tenía un mal presentimiento. La última vez que había estado tan ebrio todo se había ido al carajo, y esta vez no iba a ser mejor. Lo sabía. 
Llegó hasta el pórtico de la casa y bajó los escalones torpemente, pateando vasos plásticos y latas a su paso. Sentía un sudor helado y ganas de llorar, pero en cambio, caminó hacia un auto estacionado y apoyó las palmas sobre el capó para mantenerse en pie, mientras el cuerpo le temblaba en suspiros. 
—¡Harry! —gritó Louis.  
Tenía los oídos aturdidos de la música y sus pasos acercándose se oían como eco. Miró sus propias manos y la forma en que sus yemas se adherían al rojo del auto, se concentró en eso para contener el instinto de mirar a Louis. Estaba tan cerca que podía oír su respiración. Cuando habló otra vez, su voz estaba cerca de su oído y un segundo después sintió su palma sobre su hombro. 
—¿Estás bien? ¿Por qué te fuiste? —preguntó. 
Dios, su tacto le quemaba. Era injusto.  
—Adivina —retrucó escondiendo la tristeza de su voz con una capa de enojo—. ¿Querías que me quede? ¿Era divertido para ti? 
Louis no dijo nada, pero su mano seguía sobre su hombro quemándole la piel a través de la camiseta. Harry suspiró y agachó aún más la cabeza, tanto que le tiraban las vértebras allí donde comienza el cuello, que sentía la espalda arqueársele y los rulos cayéndole pesadamente y luego bailando frente a sus ojos. 
—¿No deberías volver? —insistió. Louis, otra vez, no dijo nada. Su mano apenas tembló allí en el mismo lugar—, ¿No estabas manoseándote con alguien ahí adentro? 
—Con quien baile o me manosee no es problema tuyo, Harry —respondió Louis, con la voz rasposa como si acabara de gritar o de contener un grito. 
—¡No, no lo es! Entonces ve y sigue con lo tuyo nadie te pidió que estés aquí, mierda... 
La gente iba y venía alrededor de ellos. Harry no necesitaba levantar la vista para adivinar las miradas curiosas, ni los comentarios susurrados. Esos últimos prácticamente podría oírlos, si no fuera por la música que sonaba lejana desde adentro de la casona. Si dependiera de él y Louis, el mundo estaría en silencio. Ni siquiera se oían sus respiraciones, ni siquiera sus suspiros. Sólo palabras sin decir, selladas detrás de los labios, y una mano firme pero asustada sobre el hombro de Harry. 
Y después, de golpe, un sollozo contenido. Fue menos de un segundo, como una imagen veloz que se pierde de vista si parpadeas en el momento justo. Apenas un ruido, y luego el temblor de la mano que bastó para que Harry levantara la mirada y viera a Louis con los ojos húmedos y el azul de siempre apagado y espeso. 
—Dios... —susurró Harry y se enderezó. Separó las manos del auto y Louis, como si adivinara su gesto, lo soltó para secarse las mejillas y luego cruzarse de brazos, hermético y cerrado sobre sí mismo. 
A Harry le temblaban las manos cuando lo tomó por los hombros. 
—Lo siento —le dijo. Louis sólo negó con la cabeza y dejó ir un suspiro demasiado ruidoso. Luego carraspeó y se mordió el labio mientras intentaba con demasiada dificultad tragar las palabras. Insultos, seguramente, adivinó Harry. 
Le acarició el hombro sobre la camiseta. Tenía el cuerpo tan húmedo de sudor que se le pegaba a la piel y era casi como si estuvieran en sus sábanas otra vez, como si estuvieran desnudos.  
Louis miraba el suelo, pero Harry necesitaba su mirada, algo que le garantizara que estaba bien. Intentó levantarle el rostro por el mentón, pero Louis sólo sacudió la cabeza, alejándose. Aún así, en ese gesto desafiante, sus miradas se cruzaron un segundo. Harry dibujó un segundo "lo siento"  con sus labios, pero no dijo nada. 
Louis sonrió, aunque parecía triste. 
—Es que... Intento, ¿sabes? —dijo con la voz tan diminuta que Harry apenas podía oírla—. Intento irme, pero no puedo. 
Cuando levantó la mirada otra vez, tenía la nariz colorada pero los ojos secos. De las lágrimas  y la humedad no quedaba nada, sólo el gesto desafiante de siempre, quizá algo de temblor en los labios. Harry le acarició la mejilla con el pulgar suavemente. Su piel seguía tan suave como siempre, pero sus ojos estaban cansados. Había algo en ellos que era distinto. 
—Es decir, sé que debo irme —explicó, ganando fuerza a medida que soltaba las palabras—, porque dijimos que sería más fácil. 
Harry soltó un suspiro mezclado con una carcajada, pero se contuvo de explicarlo que nunca dijeron nada, los dos. Que Louis había soltado un montón de explicaciones y que Harry simplemente supo que la decisión estaba tomada, que no había más nada por hacer. 
—Pero hoy te vi y  eres tan lindo, Harry, y yo—se interrumpió de golpe. Harry acarició con la otra mano su cuello, allí donde el tipo de la pista de baile le había dejado una marca violeta y rosada. 
Frunció el ceño, un tanto molesto, pero lo acarició suavemente intentando descubrir si podía sentir con la yema de los dedos algún cambio en la textura de su piel. Pero por más que recordaba al tipo de camisa horrible e imaginaba su boca en su cuello, no podía pensar ni en sus dientes, ni en su saliva, sino simplemente en la piel de Louis, tan suave como siempre. En el color dorado interrumpido por el moretón y en que quería besarle justo allí, no para tapar la marca que Louis se había dejado hacer, sino para curarla suavemente. 
—Y es que no puedo, cuando estás aquí todo el tiempo, ¿Sabes? —explicó—, no puedo porque te veo todo el tiempo y cómo se supone que—dijo, pero se detuvo en seco otra vez.  
Harry se agachó suavemente y besó su cuello. Fue un beso sin más humedad que la de los labios, y tan breve como el latido de su corazón. Después lo miró a los ojos, descubrió otra vez su mirada cansada, pero igual de intensa. 
—No puedo irme si continúas siguiéndome, Harry —explicó. 
Harry tragó saliva. 
—No estoy siguiéndote —mintió. Louis cerró los ojos y dejó escapar un suspiro lento y pesado. Cuando volvió a mirarlo, Harry finalmente descubrió que era eso en sus ojos. No era sólo cansancio: era hartazgo, era un “por favor” susurrado, era Louis rogándole un respiro. 
—Es que no puedo hacer esto solo —dijo Louis. Fruncía el ceño como si intentara convencerlo con eso de que estaba enojado, de que iba en serio esta vez—, necesito que me ayudes. Que dejes de buscarme. 
Harry despegó los labios. Consideró decirlo por un minuto. 
«Pero estoy enamorado de ti»  
Aunque era mentira, porque Harry no estaba enamorado. Claro que no.  
Sólo quería decir algo lo suficientemente dramático para mantenerlo a su lado, para convencerlo de que no se vaya. 
Pero era estúpido porque, como la última vez que hablaron, la decisión estaba tomada. Harry podía comportarse como el chiquilín recién graduado del colegio que se aferra a alguien que le pidió que se vaya, o podía ser el adulto, por una vez en la vida, y cederle a Louis el respeto suficiente para admitir que había tomado una decisión, que sólo le pedía que la respete. 
«Pero me quiere. Intenta irse y no puede» le repetía una vocecita. Harry abrió la boca para decírselo, eso o algo, cualquier cosa. Si no un "te amo", al menos "te extraño", o al menos "¡Un último revolcón! En honor a los viejos tiempos..." En cambio no dijo nada, porque eso amargo en su mirada era un por favor y a Louis no le sentaba bien eso de andar rogando. Mucho menos esas lágrimas de antes, esa ira o lo que fuera que lo hacía parecer tan débil. 
—¿Quieres que me vaya? —preguntó. No debió hacerlo porque sabía la respuesta y no iba a ser lindo oírla de sus labios. Por un momento pensó que iba a decirle que no, porque Louis otra vez se tomó un tiempo extra para responder. Porque las palabras le temblaron en la boca antes de decirlas. 
Necesito que te vayas —dijo, finalmente. 
Y la mano de Harry que seguía firme en su mejilla cayó tan de golpe y tan pesadamente que por un momento creyó que iba a soltársele del brazo también. Asintió en silencio, sonriendo tanto que cualquier persona creería que estaba de hecho feliz. Nada más alejado de la realidad.  
Simplemente intentaba no llorar.  
—Okay —dijo, encogiéndose de hombros—. Lo siento si te hace pasar un mal rato, yo... —Louis despegó los labios, pero otra vez no dijo nada—. Lo siento, en serio.... 
Y después de decir eso, todavía ebrio y todavía triste, dio media vuelta y caminó calle abajo hacia su casa, hacia cualquier parte del mundo en donde no estuviera Louis. 
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Mensaje por WhereIsZayn Lun 19 Ago 2013, 7:19 pm

omg Lis hace mucho que no entraba pero mi corazón me dijo que habías actualizado y ¡ta tán!
Sólo quiero decirte que si tu intención fue dejarme con un nudo en la garganta y los ojos hinchados de tanto llorar, lo conseguiste...
WhereIsZayn
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Mensaje por liliumpumilum Lun 19 Ago 2013, 7:35 pm

WhereIsZayn escribió:omg Lis hace mucho que no entraba pero mi corazón me dijo que habías actualizado y ¡ta tán!
Sólo quiero decirte que si tu intención fue dejarme con un nudo en la garganta y los ojos hinchados de tanto llorar, lo conseguiste...
No fue mi intención para nada!! Pero lo voy a tomar como un cumplido igual :P 
Dale mis gracias a tu sentido arácnido por avisarte que había actualizado !! :3
Muchas gracias por leer y por comentar!!
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Mensaje por liliumpumilum Mar 10 Sep 2013, 7:22 pm

Capítulo 24


Después del incómodo viaje de vuelta de Leeds, del silencio helado y los cuerpos tensos en la van, Zayn se despidió de Louis con apenas un gesto seco. Si habría la boca no creía poder controlarse de decirle todo lo que pensaba, no iba a tener las fuerzas por decir "Adiós" y nada más. A esas alturas le daba lo mismo lo que Louis pudiera sentir, pero no quería hacerles pasar un mal rato a Niall y su banda que estaban en la camioneta también. Sobre todo no quería ser él quien le recordara a Liam los eventos de la noche anterior.
Nadie había vuelto a hablar del tema, y él no iba a ser el primero.
No terminaba de abrir la puerta de su departamento cuando le llegó el primer mensaje. Puso los ojos en blanco aunque no había nadie para verlo, y mientras se quitaba las zapatillas cubiertas de barro, buscó el celular en el bolsillo.
En ese momento podía jurar que sabría las palabras exactas y hasta el número de besos (xxxx) que le escribiría Louis. Estaba, de hecho, preparando la respuesta más hiriente, el modo de decirle en el menor número posible de caracteres, todo lo que quería decirle desde la noche anterior sino fuera porque Liam y los demás estaban allí.
El mensaje, sin embargo, no era de Louis.
(Zayn estuvo a punto de ponerse las zapatillas así, con barro y todo, y salir disparado a su auxilio, pero se contuvo.)
 
Liam - 16:09
Z disculpa encerio si estoy fuera d lugar y no hay problemas si no quieres hacerlo pero te gustaria venir a casa en un rato? Despues de bañarme y eso es que no me ciento del todo bien y no quiero estar solo
 
Tuvo que releerlo dos o tres veces para asegurarse de entender bien lo que quería decirle. Finalmente, cuando estuvo a punto de responderle, llegó un segundo mensaje, y un tercero.
 
Liam - 16:10
Se que es egoista pero no se que aser y si termino llendo a su casa???
16:11
Entiendo si no quieres venir z se que deve ser incomodo para ti. Encerio no hay problema, no va a pasarme nada. Mi mama esta en casa.
Zayn - 16:11
No seas tonto, Li. Me baño y voy para alla.
 
Cuando llegó a la casa de Liam, Karen lo recibió con una sorprendida sonrisa. En esos últimos meses él se había convertido en casi un miembro más de la familia, gracias a todo el tiempo que pasaba con ellos. Ya fuera porque estaban cansados del trabajo o como premio después de un arduo día de estudios, Liam siempre encontraba una excusa para invitarlo a cenar.  
Las cosas habían cambiado desde aquella desafortunada confesión de amor hacía poco menos de un mes. Karen, conociéndola, no se atrevió a preguntar qué pasaba, pero debió haber imaginado algunas explicaciones horribles, ya que al ver a Zayn golpeando a su puerta, no pudo contener un suspiro de alivio.
Liam estaba en su habitación, escuchando música con unos enormes auriculares y entreteniendo las manos rompiendo en pedacitos un papel. Al principio no notó la presencia de Zayn, así de concentrado estaba en la tarea manual. Cuando finalmente lo saludó, estaba tan aislado del mundo que la voz le salió fuerte, como un grito.
—Hola —dijo. Sus labios esbozaron una incómoda sonrisa, mientras se quitaba los auriculares.
Zayn titubeó un momento antes de finalmente rendirse y apresurarse a sentarse a su lado.
—Escucha, Li, quizá no me creas pero yo en serio no sabía nada.
—Lo sé —lo interrumpió.
—No sé qué decirte. No puedo creer que Louis fuera capaz de...
—Lo sé, lo sé —dijo Liam, alzando la voz nuevamente como si con eso quisiera decirle que por favor guarde silencio. Zayn pareció captar la indirecta—, no quiero hablar del tema, en serio...
La mano de Zayn tembló en el aire, sin atreverse a tocar a Liam. La habitación parecía una fotografía silenciosa y trágica, y la luz de la tarde que se filtraba por la ventana le daba hasta un tono sepia al escenario. Todo parecía quieto. Todo excepto la mano de Zayn temblando en el aire, a un centímetro de distancia de la piel de Liam.
Cuando finalmente lo tocó, los cuerpos se acomodaron en el espacio. Liam encorvado, dejando escapar un suspiro. Zayn recorriendo su espalda y sus hombros con la misma mano temblorosa, susurrando palabras de aliento que venían quién sabe de donde, pero que se sentían honestas.
—No quiero hablar de eso, Zayn —insistió Liam. Esta vez su amigo optó por escucharlo.
—Pero me dijiste que venga, pensé...
Liam negó con la cabeza. Sus uñas jugaban con un hilo suelto en la colcha, y la mirada estaba fija en ese movimiento. Cada segundo que pasaba Zayn debía tragar con más dificultad las palabras por decir, y la impotencia se le mezclaba en la nuca con la ira y las ganas de llorar. Estaba a punto de volver a sus discursos, a sus explicaciones tantas veces dadas respecto a que Liam era el mejor ser humano del mundo y que Harry (y también Louis, ahora) era un imbécil, pero lo interrumpió.
—Sólo quería que estés aquí —confesó, sin mirarle a los ojos—. No quería estar solo y tú eres la única persona con la que no me siento así, ¿sabes?
Liam levantó la mirada. Cansada, hinchada, roja. Sincera y redonda como siempre, también.
—Eres él único con el que no me siento solo —susurró. Zayn quiso decirle algo pero la voz se le perdió en un nudo en la garganta, y lo único que supo hacer fue acercarlo a él en un abrazo y escucharlo respirar lágrimas contenidas contra el cuello de su camiseta.
¤
El verano no se sentía verano sin Louis. Las fiestas no eran igual de divertidas y las reuniones familiares parecían eternas cuando no tienes planeado encontrarte en el parque con tu mejor amigo más tarde. Sobre todo era rara esa sensación en el pecho cada vez que sonaba el teléfono fijo en la cocina, esa mezcla de deseo y resignación.
Era raro cuando su mamá le preguntaba por Lou y él mentía porque eran demasiadas explicaciones, pero sobre todo porque ya sabía lo que ella le diría. Se imaginaba la escena, bastante seguido, de hecho. Necesitaba hablar con alguien de todo lo que había pasado, y Niall estaba en Irlanda y Liam era la última persona que querría recordar la noche en Leeds y jugar a intentar reconstruir los últimos meses con esta nueva información. Como no tenía con quien hablar, se imaginaba interrumpiendo la noche familiar frente a la tele y contarle a su madre y desahogarse un poco, pero sabía de antemano qué le diría: que Louis era su mejor amigo, que era tonto tirar todo a la borda por algo tan tonto. Hasta podía visualizar a su padre suspirando y meneando la cabeza de lado a lado, indignado con el dramatismo que quién sabe de dónde había heredado su hijo.
Zayn sabía que tenían razón, pero era más fácil sentirse así, enojado. Porque debajo de eso había decepción y algo nauseabundo trepándole por el pecho, porque si no lo odiaba entonces sentía lástima por él y eso era peor.
Para él, Louis siempre había sido la mejor persona. Siempre había agradecido en silencio que no le gustaran los mismos tipos, porque Louis terminaría quedándose con todos. Zayn lo conocía desde que iban al colegio, con él había aprendido a soltarse un poco, él le había conseguido su primera cita y siempre fue su modelo a seguir. No con las relaciones, porque a Louis le gustaba revolcarse y Zayn prefería tomarse las manos y mirar las estrellas, pero en todo lo demás. Le gustaría ser igual de valiente, despreocupado, divertido. Le gustaría poder ser tan cautivante y aventurero.
La relación entre ellos siempre había sido un tire y afloje, en el que por supuesto Louis ganaba. Zayn quería quedarse a ver películas y Louis lo sacaba a las rastras a algún bar,  y cuando él se enamoraba de tipos que había visto dos veces en su vida, Louis comenzaba su tarea de armar una lista exhaustiva con sus defectos para abrirle los ojos, y cuando Zayn se ponía en moralista Louis le preparaba un trago y le convidaba una seca y hablaban de lo subjetivo de las reglas sociales hasta entrada la madrugada. Ahora Louis no estaba, así que de Zayn sólo quedaba lo otro, la masa uniforme que él era cuando no tenía quien lo lleve a vivir un poco. Se quedaba solo en su casa, durmiendo hasta tarde, pensando en lo mal que había estado lo que hizo su mejor amigo y a pesar de eso todavía extrañándolo. Era patético.
Llevaba poco más de una semana en su casa cuando por primera vez le sonó el celular. Últimamente con Liam hablaban por skype, y Niall debía estar ocupado en Irlanda con su familia, así que tenía que ser Louis. Lo conocía mejor que nadie, y el mensaje de texto con las disculpas estaba tardando demasiado. En algún momento debería juntar coraje y escribirle, aunque fuera sólo para pelearse un poco. Al fin de cuentas, lo conocía tan bien como él, sabía que Zayn jamás daría el brazo a torcer con este tema.
Estuvo un poquitín decepcionado, sin embargo, cuando descubrió que no era suyo.
 
Niall 19:04
Llama a Louis y hablen, me está volviendo loco.
Zayn 19:05
por qué no me llama él??? no fui yo el que hizo algo estúpido :/
Niall 19:05
Porque tiene miedo Zayn, qué se yo... Sólo llámalo.
Zayn 19:06
no.. es él quien tiene que disculparse !
Niall 19:06
Sí, pero no contigo Z. Para alguien que engañó también eres bastante moralista.
19:06
Quiero decir que todos se equivocan, Zayn, y tú deberías saberlo. Sólo llámalo, y hablen, me está volviendo loco.
19:10
No quise sonar tan cruel, lo siento.
19:22
Sabes? Tendría que ser yo el enojado aquí. Tú me engañaste y yo te perdoné, tengo derecho a recordártelo de vez en cuando.
19:45
Si quieres estar enojado bien por tí, yo tengo cosas que hacer.
19:48
Me quedan pocas vacaciones y quiero disfrutarlas en vez de intentar contener a la distancia las crisis emocionales de mis amigos.
19:56
No voy a gastar todo mi crédito disculpándome, Zayn.
20:02
Ok!! Lo siento, ¿sí? Puedes dejarlo ahora?? Eres un gran chico y sabes que no estoy enojado, sólo quería abrirte los ojos.
20:04
Sólo... llámalo. Me voy a cenar.
 
Zayn 21:09
no estoy enojado!!! estaba hablando por teléfono xx
Niall 21:10
Asumo que con Louis porque él tampoco me respondía los mensajes. Hablen y resuélvanlo y dile que no me llame más porque Josh está empezando a ponerse celoso.
Zayn 21:11
le diré! gracias por todo ni, siempre dando los mejores consejos! disfruta tus vacaciones, te dejaremos en paz ha :p xx
¤
Para tratarse de alguien que había logrado permanecer serio e inmutable en el teléfono, escuchando a Louis y sus disculpas exageradas sin decir poco más que mmm y ahá para indicarle que continúe, Zayn estaba bastante entusiasmado con la idea de verlo.
Se bañó, se vistió, planificó su mirada seria en el espejo y todas las cosas que le quería decir y casualmente dejó caer el cd de su banda preferida que había comprado la semana pasada para mostrárselo a Louis si se presentaba la oportunidad. Lo cierto es que lo extrañaba, aunque odiara admitirlo, y estuvo listo 20 minutos antes de lo previsto para ir a verlo. Se subió y bajó del auto veinte veces: sabía que Louis llegaría tarde y después de todo lo que había pasado no podía ser él el que esperara. De hecho, mientras más tardara en llegar, más Louis se torturaría pensando que él no iría y se lo merecía. Finalmente, resolvió hacerlo esperar 45 minutos.
Pero sin quererlo fue a las escalinatas del colegio apenas 2 minutos después de pasadas las 12. Louis, sorprendentemente, ya estaba allí.
Recién en ese momento comprendió del todo lo mal que se sentía, y las piezas empezaron a encajar una a una. Debió haberlo notado, por lo imprevisible que ese nuevo Louis le resultaba; porque Zayn lo conocía mejor que nadie y sin embargo siempre que sonaba un teléfono en el momento justo en que esperaba su llamada, no era él; porque cuando hablaron cada vez que Zayn lo llamaba un idiota no discutía; porque su mirada tenía algo gris y turbio el día de Leeds, pero todavía desafiante; porque esa noche le temblaban las rodillas de vergüenza pero así y todo había defendido a Harry; porque no tenía el coraje ni para pedir perdón. Porque por una vez en su vida había llegado temprano.
Louis estaba triste, avergonzado, arrepentido, pero también decepcionado, otra vez.
—Dios, Lou... —balbuceó Zayn al verlo allí fumando en silencio y con los ojos hinchados. Se sentía doblemente estúpido, porque, cómo no lo supo, cómo no entendió de las sonrisitas y los mensajes de texto, cómo no sumó dos y dos y se dio cuenta de que Louis se había ilusionado—. ¿Estás bien?
—Lo siento tanto, colega —le dijo, incapaz de devolverle la mirada. El cigarro le temblaba en los dedos y cuando se le resbaló Louis casi se larga a llorar de vuelta, de pura impotencia—. Lo siento tanto, fui tan estúpido...
Zayn se detuvo en seco y lo miró detenidamente por lo que se sintió como una hora.
Sí, había sido estúpido, y sí, había lastimado a una de sus personas favoritas. Pero Louis era importante para él también y estar enojado era fácil y se sentía bien, pero tenía otras personas con las que estar enojado. Louis ya había sufrido suficiente.
Pisó el cigarro para apagarlo mientras se acomodaba al lado de Louis y alzaba el brazo invitarlo a hundirse allí.
—Está bien, ven —le dijo. Louis sólo negó con la cabeza—. Estás andando en hielo muy delgado, Lou; si quieres que te perdone... —le amenazó en tono de broma, manteniendo el brazo elevado en aire.
Louis sonrió levemente. Tenía los párpados pesados y temblaron un poco cuando sintió el tacto de Zayn en su hombro, acercándole en un abrazo firme y tibio. Después, cuando Zayn le besó la frente, ya no pudo contener un ruidoso sollozo.
—Fui un imbécil...
—Sí —admitió Zayn.
—No debí hacer eso —continuó Louis—, a Liam, por Dios santo...
—No, no debiste...
—Me siento para la mierda, me doy...
—Bronca —completó la frase Zayn, recordando esas noches sacudidas de emociones después de que arruinó todo con Niall. Le zamarreó el brazo a modo de torpe caricia, intentando prometerle que todo estaría bien. Si él y Ni eran amigos, ¿cómo no iba a poder arreglar Louis las cosas con Liam? Al fin de cuentas, no era él su novio.
Louis negó en silencio. Luego suspiró suavemente, para contener el llanto.
—Vergüenza.
 
No volvieron a hablar mucho del tema después de esa noche. Apenas si hubo algunas brevísimas explicaciones mientras escuchaban música en el auto de Jay y manejaban a las afueras dela ciudad. Louis seguía allí, debajo del llanto y la tristeza. La amistad que compartían seguía firme, aunque debilitada, y Zayn no quería darle el sacudón que la rompa, que lo aleje para siempre.
Ya sabía las respuestas de todas formas. No necesitaba oírlas de sus labios. Se imaginaba que para Louis sería humillante admitirlo, y era de por sí difícil ver el estropajo que era su amigo cuando no le quedaba nada de orgullo ni actitud. Zayn temía que si hablaban del tema se largaría a llorar otra vez.
Sabía que esa cosa con Harry venía desde los primeros exámenes del semestre, y que habían seguido viéndose después de que él y Liam cortaran. No sabía mucho mas, pero se lo imaginaba. Que Harry era el chico de los mensajes, quien lo había puesto de buen humor, quien le había apagado el cinismo, quien había bajado sus barreras sólo para lastimarlo otra vez. Esa era la palabra para describir su estado: Lastimado.
Se sentía culpable, y triste y avergonzado, pero era sobre todo lo otro: que se había vuelto tan vulnerable que se había dejado herir, otra vez.
¿Por qué Louis tenía que elegir siempre a los imbéciles?
 
Cuando estaban en la ruta, fumando marihuana y recostados en el capó, Zayn tuvo un deja vú.
—Nunca más —susurró Louis, sonriendo con amargura.
Zayn lo miró y pensó en decirle lo que debió haberle dicho la primera vez que le rompieron el corazón. Que encontraría a alguien que valiera la pena, que no tenía que cerrarse o esconderse, porque merecía ser feliz.
Pero apenas logró despegar los labios.
Louis tenía de vuelta ese fulgor en los ojos, rojo y desafiante. Sacaba pecho y se tragaba las lágrimas y Zayn supuso que estaría bien por ahora, que podrían tener esa charla más adelante, cuando no significara hacerlo llorar.
 
Volvieron juntos a Manchester, en el mismo tren y con las mismas ojeras después de una noche de fiesta. Debajo de los asientos habían amontonado los bolsos, compartidos, y antes de quedarse dormidos el uno contra el hombro del otro, hablaban de que la primera parada debía ser la casa de Zayn, para separar el contenido de las valijas.
(Se habían visto tanto los últimos días que las ropas de uno y el otro estaban confundidas de casa  y habitaciones, y cada uno llevaba cosas del otro mezcladas con las propias.)
El viaje era corto, pero los dos se durmieron profundamente. Cuando Zayn se despertó con la luz que entraba por la ventana del vagón dándole de lleno en el ojo, Louis miraba la pantalla del celular y tragaba saliva.
—¿Es él? —le preguntó de lleno, probablemente influenciado por el sueño y la resaca. Louis parpadeó sorprendido al oírlo.
Zayn pudo ver su rostro contándole una historia: fingiendo sorpresa al principio, confusión (casi que podía oír las palabras exageradamente casuales: "¿Él, quién?"), pero luego cansancio y resignación. Ni para eso tenía energías, no después de una noche de tragos.
—Si —murmuró.
—¿Vas a responderle? —Su voz sonó inquisidora, pero no era la intención. Niall había dicho que Louis debía resolver qué hacer por su cuenta y que él comportándose moralista y resentido no iba a ayudarlo a tomar la decisión correcta.
¿Cuál era la decisión correcta? Eso ni Niall ni él lo sabían.
Louis cerró el mensaje y bloqueó el celular antes de responderle.
—No... —dijo, con firmeza en la mirada pero duda en la voz—. Sería estúpido, ¿no?
Zayn se encogió de hombros y el movimiento del cuerpo le despertó unas tremendas ganas de bostezar. Si se dio cuenta de que la pregunta no era retórica, hizo de cuenta que sí. Se estiró en el asiento, ganando miradas curiosas de los demás pasajeros, y luego volvió a buscar el hueco en el hombro de Louis, para dormir. Louis suspiró y se relajó a su lado.
Zayn pensó en ese momento, al sentirlo tan relajado y cansado, que debería decirle lo que pensaba. No respecto a Harry, eso estaba fuera de los límites (decía Niall), sino respecto a Louis y a su manía de evitar el silencio, las preguntas, los pensamientos.
Quería decirle que estaba bien si quería llorar, que no lo hacía ni débil, ni estúpido. Que si quería, hasta podrían hacerlo en silencio en la alcoba de Zayn, y él lo abrazaría y le prepararía un rico almuerzo, y jamás se lo contarían a nadie. Que el corazón es el músculo más resistente del cuerpo, que se rompe mil veces pero siempre sana, él lo sabía a ciencia cierta, y que valía la pena el dolor insoportable una y mil veces si a cambio existía una posibilidad, aunque fuera en un millón, de dar un beso enamorado. Que entendía que dolía, mejor que nadie, pero que Louis era mejor que eso, que era fuerte, que podía hacerlo: abrirse un poco, dejar de esconderse. Él estaría allí para atraparlo si caía, como Louis siempre lo había hecho.
Quiso decirle todo eso, pero el sol entraba de lleno por la ventana, calentándole la panza y enrojeciéndole las mejillas, y antes de poder encontrar las palabras, se quedó dormido.
¤
Zayn se había propuesto superar a Liam una vez que volviera a clases, concentrarse en pensar en que era hora de avanzar y mirar a otros chicos, meterse en otras camas. De algún modo, y aunque Louis insistió todas las vacaciones en que sería bueno para el espíritu, la idea de revolcarse por ahí parecía un extraordinario gasto de energía para algo que no sería remotamente tan placentero como hablar con Liam por Skype.
Además, cuando estaba frente a la cámara, ya fuera en su cama o en el sofá del comedor, Liam siempre lograba distraerlo de cualquier pensamiento conflictivo, y le gustaba eso de sentirse en paz, por una vez en su vida. No se había dado cuenta de lo mucho que lo necesitaba.
Le alegraba saber que lo habían logrado. Habían superado el momento embarazoso de la confesión de amor de Zayn y habían vuelto a ser amigos. A veces, por las noches, cuando veía películas románticas y escuchaba a su mamá hablar de la boda de su hermana, Zayn pensaba que no le bastaba con eso, que quería más. Que quería escuchar de Liam un te amo, un te deseo, caminar con él de la mano por el parque y darse besos calientes al final de una cita. Pero ya estaba acostumbrado a que así era la cosa con Liam: siempre lo dejaba hambriento.
Por suerte estaba de vuelta en Manchester, y allí no tenía películas románticas ni charlas cursis con su mamá. Volvería a ver a Liam casi todos los días y todo se apagaría poco a poco, sin charlas por Skype antes de dormir que lo dejaran fantaseando sobre universos alternos. Con suerte, para cuando empezara el semestre, su corazón estaría abierto y funcionando, y podría enamorarse de otro chico que jamás lo querría del mismo modo.
Pero Liam se las ingeniaba siempre de algún modo para dejarlo cautivado. Verlo diariamente no mejoraba nada, y ni siquiera después de compartir turno en el café, acompañarlo a su casa y cenar con su familia, Zayn creía tener suficiente. Apenas se despedía de él en el pórtico ya empezaba a extrañarlo, aunque todavía estaba a metros de distancia (aunque si se diera vuelta podría verlo con los codos reposados en el barandal, sonriéndole tontamente).
A veces le enojaba un poco eso de no poder dejarlo atrás. Ya habían pasado muchos meses, ya había probado su cuerpo, ya había descubierto sus defectos (lástima que todos fueran tan jodidamente adorables), ¿qué faltaba? ¿qué necesitaba para que su corazón se diera por enterado y siguiera con su vida? Se había prometido que cuando empezara el segundo semestre tendría objetivo nuevo, alguien a quien intentar conquistar...
Otras veces, cuando Liam le mandaba un mensaje a mitad de camino para pedirle que le avise cuando llegue a su casa; o cuando lo invitaba a tomar helado y fumar en la terraza, aunque ya no fuera para hablar de su corazón roto; o cuando alguien olvidaba el cambio y él en vez de guardarlo lo ponía en el jarrón de las propinas; o cuando se reía de los chistes de Louis, aún de los más tontos, como si supiera que eso era mil veces más efectivo que el "estamos bien, Lou, sin resentimientos" de la tarde en que se reencontraron; o cuando le devolvía las camisetas lavadas y planchadas después de usarlas sólo una vez; o cuando dibujaba con los labios los diálogos de sus películas favoritas, mientras las miraban juntos en el sillón; o cuando todavía lloraba en las mismas escenas que antes, y hacía ese gesto extremadamente varonil de tragarse las lágrimas con nada más que un parpadeo y un suspiro ronco; o cuando perdonaba a todos genuinamente; o cuando exageraba la sonrisa con Harry sino para convencerlo de que estaban bien, de que estaba intentando; o cuando si Zayn había tenido un mal día le acariciaba la espalda y le decía que todo estaría bien, y aunque no sabía ni qué era lo que le pasaba, lo decía de corazón, convencido... Esas veces Zayn se encogía de hombros y pensaba que si alguien iba a tener su corazón para siempre, aunque fuera hecho trizas, quién mejor que Liam.
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Cuidar a Louis era una tarea que requería el 100% de su atención últimamente. Tenía que ver si bebía, y cuánto, tenía que asegurarse que no se meta a ninguna alcoba con algún desconocido y que no tome pastillas cuando se las ofrecían, que era lamentablemente bastante seguido. La cosa con Louis, cuando le rompen el corazón, es que se convierte en este animal fiestero que es puro drogas, sexo y rocanrol, con la única diferencia que al día siguiente se transforma en un gatito asustado que se la pasa retorciéndose en su propia culpa y vergüenza y comiendo papas fritas en su sillón mientras se queja de que está engordando.
Zayn nunca había sido moralista, no tanto como Louis decía, al menos, pero siendo justos, sus hábitos autodestructivos nunca habían de hecho empezado a destruirlo.
Habían pasado meses ya, ese comportamiento no era normal. Desde que todo había explotado pero también desde que Louis había cortado con Harry. Zayn lo sabía porque le había mandado un mensaje esa noche, diciéndole que estaba libre de drama y planeando buscarse alguien nuevo con quién recostarse, que si por favor lo podría acompañar.
Más tarde en el bar, por primera vez Zayn había intentado tener "la charla" con él, pero cada vez que se aproximaba a decirle algo, Louis le cantaba "aburrido" y pedía otra ronda de tragos. Niall decía que había que darle su espacio, pero era fácil para él decirlo, que no tenía que verlo hecho un estropajo el día después de las fiestas, revisando el celular insistentemente esperando un mensaje que, Zayn podría jurar, él mismo había pedido que no le manden.
La cuestión es que si requería un 100% de su atención normalmente, cuando Harry estaba cerca, se volvía un 125%. Zayn había considerado conseguirse una orden de restricción, o acordar un boceto y dividirse las fiestas universitarias: a estas vas tú, a estas vamos nosotros; y así Louis podría superar su corazón roto con el mínimo nivel de vergüenza y aberración propia posible. Pero había algo en el modo en que los ojos verdes buscaban los de Louis, insistentemente, desesperadamente, que hacía que Zayn supiera sin dudas que no había nada que él pudiera hacer o decir para ponerle un freno a la situación.
Al fin de cuentas, Niall quizá tenía razón y era cuestión de tiempo, dejar que las cosas se acomoden, que Louis resuelva qué quería hacer y que lo hiciera. Probablemente los dos tenían ideas muy distintas acerca de qué debía pasar. ¡Probablemente ni Louis estaba seguro! Pero por ahora todo se resumía a esperar.
La noche del recital, Zayn debió imaginar que algo había pasado cuando se cruzó a Stan y su novia en el pasillo, cuando Louis bailaba en la pista un segundo y al siguiente no estaba más, cuando volvió a su lado y pasó el brazo sobre su hombro y reía exageradamente pero sus ojos estaban tristes.
Pero no lo hizo. Se alegró por dentro de que su amigo por una vez no estuviera con cualquier desconocido en la pista, se conformó con tenerlo para él. Llegó a convencerse de que quizá todo había terminado, que estaba curado, que ya no tendría que ser su niñera, que todavía estaba a tiempo de levantar las notas del semestre, que podría dormir tranquilo y volver a dedicarle al menos el 75% de su atención a Liam, como adoraba hacerlo. Mientras brindaban los tres y Niall cantaba en el escenario, fue tan ingenuo que pensó que quizá finalmente todo había vuelto a ser como antes.
Más tarde, en su casa, cuando tirados en el sofá miraban en la tele a la chica que hacía yoga y se preguntaban en voz alta qué tantos solitarios hombres estarían rindiéndole homenaje en ese mismo momento, Zayn pensó que si iba a tener "la charla" con Louis, sería ahora o nunca.
Llegó a decir su nombre, a pedirle atención con un "Louis"  suplicante. Luego vio su mirada azul y desafiante, helada pero turbulenta debajo, como un río cubierto por una delgadísima capa de hielo, apenas empezado el invierno, como si cualquier cosa pudiera quebrarla y hacerlo llorar. Lo vio tan cansado, tan triste que pensó que nunca era mejor que ese ahora, que las cosas finalmente empezaban a encajar de vuelta y que Zayn no podía verlo llorar, no de vuelta.
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Una semana después, estaban estudiando en la biblioteca. Niall repasaba las teorías económicas del siglo XIX con Louis, ayudándolo a prepararse para el examen oral que debía exponer si no quería perder la materia. Liam y él trabajaban en algunas fórmulas, pero en general estaban allí para brindarle apoyo moral a Niall, ya que mantener al Tommo concentrado en la biblioteca no era tarea de una sola persona.
Llevaban tantas horas allí adentro, sin embargo, que Louis ya no tenía ni ganas de rebelarse al estudio, simplemente le miraba los labios a Niall mientras hablaba y si lo interrumpía era solamente para quejarse en voz alta de lo mal que iba a irle en ese examen. Ya ni los chistes sobre otros tipos de exámenes orales que Louis podía hacer para aprobar eran graciosos, ni siquiera cuando los hacía Liam. Bueno, quizá un poco. Y quizá sólo para Zayn.
—¡Li! —Se oyó una voz femenina. Zayn primero vio a Liam buscando la voz, luego una tierna sonrisa y luego siguió su mirada hacia la joven, bonita y de largo cabello aclarado que le extendía las manos esperando un abrazo. Liam lo respondió sin dudarlo, fuertemente. Sólo Zayn podía entender lo que la chica decía, cubierta en su abrazo y oculta en su hombro—. ¡Ha sido tanto tiempo! Te extraño un poco.
—Yo también las extraño —respondió Liam soltándose levemente del abrazo—. Deberíamos tomar un café algún día, tienes mi número.
—¿Bromeas? Mamá me mataría. Tienes que venir a casa. Podemos echar a Harry si es muy incómodo.
Harry. Zayn comprendió recién en ese momento quién era esa mujer. Mirándolo detenidamente, era parecida, los mismos labios anchos y ojos pesados.
—No, estamos bien, creo que puedo soportar una tarde de té.
Zayn se giró para ver a Louis. Tenía las mejillas pálidas y se concentraba tanto en los apuntes que era demasiado obvio que intentaba esconderse en ellos. No entendía por qué estaba tan asustado. Había sobrevivido a varias menciones de Harry con muchos menos nerviosismos.
Lo entendió un minuto después.
—¿Louis? —dijo la chica, y la voz se le mezclaba entre sorprendida e incómoda.
Louis tragó saliva antes de levantar la mirada.
—¡Oh! Hola, Gem —la saludó. En seguida carraspeó— -ma. Gemma.
—Hola ¡Hacía mucho que no te..! Es decir...
Por un momento no hubo más que silencio y miradas yendo y viniendo sobre la mesa. Liam se sentía tan incómodo que sonreía y Louis parecía recién sumergido en una bolsa de harina, de lo pálido que estaba. La chica, Gemma, fruncía el ceño avergonzada y movía las manos al costado de su cuerpo, desahogando el nerviosismo. Zayn la entendía, él estaba torciendo el lápiz tanto que casi lo rompía.
—¡En fin! Qué incómodo, ¿eh? —dijo y se rio. Liam se rio también y entonces todo se distendió un poco. A Louis le volvió el color a las mejillas, todo junto y de golpe.
La muchacha se despidió incómodamente de la mesa disculpándose entre risitas, y luego de abrazarse con Liam y sonreírle a Louis, se escabulló por los pasillos d la biblioteca. El silencio volvió a la mesa y por supuesto fue Niall el encargado de romperlo.
—Así que... Supongo que esa es la hermana de Harry —dijo. Louis hundió la cabeza en el libro.
Liam empezó a reír, un poco por los nervios sí, pero otro poco porque era divertida, la situación, una vez pasado el trago amargo.
—Es linda —agregó Zayn con la voz tímida y sólo para decir algo, para que no les ganara el silencio.
—Sí, bastante. Qué lástima que ninguno de los dos es heterosexual, podrían habérselos repartido —bromeó el irlandés, y Liam se cubría el rostro para reírse y Louis soltaba un quejido lastimoso y se ponía otros apuntes de sombrero—. No hubiese habido tanto drama.
Zayn quería tirarle algo al rubio, obligarlo a que se calle. Era muy pronto para esos chistes. Quizá en doscientos años Louis estuviera listo. Doscientos cincuenta.
Liam, en cambio, no paraba de reírse. No era cruel, no intentaba serlo por lo menos, no parecía intentar probar nada. Ya ni nerviosismo había en su risa, casi.
—¿Podemos volver a estudiar? —protestaba Louis, pero levantaba la mirada sonrosado y Niall hacía otro chiste, y todos estallaban en carcajadas (Zayn también, aunque él disimulaba). Llegó a un punto que hasta él sonreía un poco.
Para la tercera vez que pasó eso, cuando Louis levantó la mirada, Niall no hizo un chiste. Miraba a Liam, que parecía meditativo, aunque todavía sonriente.
Louis buscó su mirada, ahora que no tenía nadie interrumpiéndolo para burlarse.
—Lo siento mucho, Li —dijo, con la voz arrastrada y la cara cubierta en pudor. Liam parpadeó, casi tomado por sorpresa por las palabras de Louis, aunque debía ser al menos la vigésima vez que las oía, contando esas charlas de ebrios al terminar las fiestas.
—Está bien, Lou. En serio. Ya pasó.
Por un segundo, sólo eso, hubo silencio. Zayn estaba tan distraído apreciando el rostro de Liam que vio cada gesto cruzándose, que vio el titubeo y supo de antemano que algo importante venía.
—Estoy un poco sorprendido, eso es todo. No pensé que habías conocido a su familia, no pensé que fuera serio.
—¡No lo fue! Lo juro —se apresuró a decir Louis. Liam lo interrumpió.
—Lou, está bien, en serio.
—Nosotros no... Fue un accidente, sólo hablé con ellas una vez.
—Bueno, pareciste agradarle —comentó Liam encogiéndose de hombros. Louis estaba todavía colorado y las manos le temblaban sobre el libro.
Zayn y Niall sólo observaban, sin saber bien qué correspondía hacer. Se sentían intrusos presenciando esa charla pendiente de tanto tiempo, pero también sabían que eran de algún modo necesarios, que no podían irse y dejarlos solos.
—Me quedé dormido en su casa, su hermana me vio cuando intentaba escabullirme por el árbol frente a su cuarto. Hablamos esa vez, y nunca más. No fue... No me presentó... No fue nada serio.
Liam asintió en silencio, y su mirada antes fija en la de Louis, bajó hasta un punto inexacto sobre la mesa.
—Oh —dijo y tragó saliva. Quiso decirlo, pero no lo hizo, que hubiese sido mejor si se tratara de algo serio, que quizá no lo hubiese hecho sentir tan poco importante, que al menos no dolería tanto si significara algo, quizá. De algún modo Zayn lo entendió de todas formas, por el gesto decepcionado de su voz.
Y Louis debió entenderlo también.
—¿Te haría sentir mejor si te dijera —titubeó, con la voz ronca— que me enamoré de él? ¿Me perdonarías si supieras que él no sintió nunca lo mismo?
Liam levantó la mirada y buscó la azul que temblaba conteniendo el llanto. Ese llanto que no iba con él y que sin embargo lo acompañaba tan seguido últimamente.
Louis carraspeó y volvió a mirar su libro.
—¿Te dolería menos si te dijera que... que para él siempre fuiste tú primero? Hasta esa noche en Leeds, siempre pensó primero en ti.
—Dios, Lou —murmuró Liam y se tomó el cabello con las manos.
—No creo que lo merezca porque fui un imbécil, pero esto duele tanto que... ¿podrías perdonarme, Li? ¿Por favor?
Zayn buscó la mano de Louis sobre la mesa y la acarició torpemente. Le preocupó un poco que la dejara allí, que no atinara a quitarla. Podría significar que estaba mejorando, o que estaba más roto que de costumbre.
—Te perdoné hace mucho, Louis. Esto no fue tu culpa —dijo y se notaba tanto que le quedaban tantas cosas por decir que aunque no habló por un minuto entero, nadie se atrevió a interrumpir su silencio—. Pero creo que estás equivocado.
La mano de Louis tembló bajo la de Zayn.
—Creo que él se enamoró también.
¤
No sucedió mucho más ese día. Louis buscó una tonta excusa para escaparse de la biblioteca y ni siquiera Niall tuvo el coraje de preguntarle a Liam qué mierda acababa de ocurrir.
Zayn, sin embargo, fue reconstruyendo el resto de la historia de a pedazos. Liam le contó, a su ritmo, a su modo, lo poco que sabía: que Harry no estaba enamorado al final de su relación, y que cuándo quiso volver a verlo no fue sólo para disculparse, sino para excusar a Louis. En su momento no había pensado mucho al respecto, Harry era así, siempre lo había sido: el chico que admite las culpas y pone siempre la otra mejilla.
Pero pasados los meses, sumando los pequeños detalles, la insistencia en aparecer en todos lados donde Louis pudiera estar, el modo en que titubeaba al verlo, tragándose las palabras y esa amargura en la que estaba hundido que ya no era culpa sino llanamente tristeza, había empezado a comprender. O a suponer, por lo menos.
El encuentro con Gemma, la confusión de Louis, había sido la confirmación.
Zayn nunca opinaba demasiado. Lo que quería decirle ni él lo sabía. Se debatía entre el enojo, la frustración, pero por sobre todo algo tibio en los labios, asemejándose a una sonrisa: unas ganas terribles de decirle que era increíble, sinceramente. Sólo a Liam se le ocurriría jugar de casamentera con su ex y su amante.
 
No hablaba con Louis de todo el asunto. Apenas si pasaban tiempo a solas, últimamente. Era como si su amigo le escapara a cualquier pizca de intimidad como si esta le quemara la piel. A veces, cuando estaban en clase haciendo algún trabajo y se miraban de ese modo en el que sólo los amigos pueden hacerlo —abiertamente y sin tapujos— Zayn creía adivinar que el temor en su mirada era descubrirlo enojado, decepcionado, asqueado, como aquella noche en Leeds.
Zayn, sin embargo, apenas podía sentir por él los sentimientos más buenos y piadosos. Un te quiero, un lo siento, un todo estará bien. Sobre todo, un no te rindas, ve a buscarlo, incluso cuando él odiaba a Harry, lo despreciaba intensamente. Si Liam era lo suficientemente maduro para perdonarlos y desearles lo mejor, también debería serlo él.
Pero Niall decía que Louis tenía que darse cuenta solo (Zayn a veces se preguntaba cómo y desde cuándo lo sabía el irlandés) y las palabras no le salían de los labios, aunque intentara.
Pensaba en eso casi todo el tiempo. Casi tanto como pensaba en Liam.
Casi. Porque Liam actuaba distinto últimamente, nervioso, inquieto, y él creía saber por qué. Quizá lo estresaba no saber el desenlace de esa historia, quizá cada vez que veía a Louis quería preguntarle qué haría, si tenía que prepararse emocionalmente para verlos juntos o no. O, quizá, aunque era jodidamente perfecto y jugaba a repararle el corazón a las personas que se lo habían roto, debajo de todo eso todavía le dolía.
¤
Era una buena semana. Con la excusa de los exámenes y de los turnos coincidentes en el trabajo, habían vuelto a estudiar juntos y se veían al menos día de por medio. A Zayn le gustaba no sólo porque ver a Liam era de por sí una de sus actividades favoritas, sino porque además cuando estaban juntos siempre habían risas, chistes, charlas de horas enteras y sentimientos agradables en la panza y casuales caricias breves pero tibias. Era lindo también tener la tranquilidad de que por lo menos cuando estaba con él, lograba distraerlo. A veces lo angustiaba un poco tener que irse, porque entrando la noche, después de la cena, cuando la hora de la inevitable despedida se acercaba, Liam siempre empezaba a mostrarse nervioso, amargado. Si fuera por Zayn, él se quedaría la noche entera a hacerlo reír, pero las cosas habían cambiado, y esos tiempos habían quedado atrás.
Ese viernes, después del café, y aunque en la casa de Zayn no era ni tan grande ni tan luminosa como la de Liam, decidieron encontrarse allí a estudiar, por una vez. Karen empezaba a sospechar al escuchar las risas que no estaban realmente concentrados en sus apuntes, y Liam quizá era demasiado grande para tener que soportar escenas de su madre, pero prefería ahorrárselas antes que gastar saliva explicándole.
Pasaron por el mercado, camino al departamento, a surtir la alacena con toda la comida chatarra posible, a la que el cuerpo de Zayn parecía ser inmune. Compraron papel higiénico, dentífrico y galletitas de avena porque a Liam le gustaban esas, para acompañar el té. Cuando llegaron a la verdulería, compraron los tomates más pasados y empezaron a planear hacer una pizza.
Zayn tuvo por primera vez en semanas la tan conocida sensación de impotencia, al ver a Liam allí, recordándole qué cosas le hacían falta, llevando un canasto de supermercado y luciendo extremadamente guapo con esa gorra  cruzada. Se preguntó si las personas al verlos pensaban si eran pareja. Luego, se preguntó qué tan patético era estar pensando en eso.
La charla tan liviana y fluida como siempre, lo aturdió después de un rato, y la impotencia y la vergüenza quedaron ocultas bajo una avalancha de otras sensaciones, más comunes últimamente, más familiares. Las cosquillas en la panza, la sonrisa siempre presente en los labios.
No estudiaron mucho al llegar a la casa, demasiado ocupados ordenando los víveres, y luego lavando los platos, y luego Liam arreglando la mesa porque no podía estudiar así, con ese rechinar insoportable de las patas. Después empezaba el noticiero de la tarde y un economista tiene que saber qué  está pasando en el mundo, y después ya era hora de empezar a hacer la masa porque tenía que leudar e iba a ser difícil porque ese era el día más helado del otoño hasta el momento. Más tarde faltaba tan poco para que la cena esté lista que mejor empezar después de comer, y después estaban llenos y empezaba el x factor, y sus cuerpos estaban tan cómodos el uno al lado del otro, aplastados en el sofá, que podía esperar un ratito más la hora del estudio.
Liam llamó a su mamá para explicarle que se quedaría en casa de Zayn esa noche. Ella pasó veinte minutos diciéndole lo rica que estaba la tarta que había cocinado esa noche, que les había dejado porciones para el día siguiente en el trabajo  y que deberían pasar a buscarlas después de clase. Zayn bromeó con ella en el teléfono (¿cuándo había empezado eso de hablar los dos?) de lo rica que estaba su pizza, que la había amasado él mismo y que se prepare porque algún día le robaría el puesto de mejor cocinera. Trató de no pensar demasiado cuando ella le dijo que le alegraba saber que Liam se había encontrado a alguien que le pudiera cocinar, hizo de cuenta que no entendía lo que decía.
—Ya sabe cómo es —le dijo, en cambio—, logra que todos sus amigos lo malcríen. Es la cara de cachorrito, ya le digo.
Quizá se sentían un poco culpables después de hablar con ella, y de oírla desearles suerte para el examen en dos días. Debía ser eso porque apenas terminado el X Factor dijeron que era hora de estudiar, y pasaron 20 minutos más limpiando el comedor porque sería imposible concentrarse en ese desorden.
Se sentaron en la mesa con sus libros, apuntes y cuadernos, pero no habían terminado de leer la primer página cuando volvieron a distraerse hablando de Niall y Josh y de que los habían visto leyendo un periódico juntos en el bar de la facultad, que de seguro estaban buscando un lugar para mudarse juntos.
 
—Nos va a ir terrible en este examen —admitió Liam, derrotado, después de distraerse por novena vez esa madrugada para preguntarle a Zayn si se había enterado que Becca renunciaba la semana siguiente.
Él sólo respondió riéndose, tragándose el resto de los rumores, esos de que en verdad la habían echado por cobrar de más y quedarse con el excedente. Eran rumores a fin de cuentas y en ese momento parecía más importante reírse con Liam, verlo con los ojos bien chiquitos y los labios húmedos de mordérselos, indignado.
—Alguien necesita acompañar a Louis el semestre que viene cuando recurse esta materia —bromeó—. Si alguien pregunta sólo estamos siendo buenos amigos.
—¡Oh, sí! Tienes razón.
Después la charla se perdió hablando de Louis y de lo mal que le había ido en su examen oral —y todos los chistes correspondientes—, de que había decidido darse por vencido con esa asignatura para concentrarse en las demás, que todavía estaba a tiempo de aprobar.
Esta vez después del silencio al agotarse la charla, ni siquiera se molestaron con decir que era hora de ponerse a estudiar. Zayn dibujaba figuras abstractas en su cuaderno y Liam reposaba la mano en el mentón y observaba el movimiento de sus dedos
—¿Cómo está él? —preguntó Liam después de un rato.
—Bien, supongo —dijo, encogiéndose de hombros—. No lo sé, no me habla mucho.
—¿Estás preocupado?
—No. Sí. Un poco. Se lo ve mejor de todas formas, no está embriagándose todos los días y volvió a estudiar —explicó—, más que nosotros, por lo menos.
De vuelta rieron y de vuelta silencio. Era agradable, de algún modo. Quizá porque Liam lo miraba y sus ojos le alumbraban luz tibia sobre las manos.
—¿No sabes si habló con Harry?
Zayn quiso responderle con palabras, pero apenas le bastaron las energías para negar con la cabeza. La mayoría estaban concentradas en no decir lo que quería decirle, desde hacía tanto tiempo. Que se merecía estar enojado, que se merecía odiarlo un poco, que sería más saludable si dejara de intentar ser tan fuerte, que nadie esperaba de él eso, que era demasiado bueno hasta para él. No se suponía que era su tarea remendar los corazones rotos de otras personas, mucho menos de otras que lo hubiesen lastimado tanto.
—Debería hacerlo —comentó Liam, ignorando el torrencial de pensamientos que sacudían a Zayn.
—Sólo desearía que se hubiese enamorado de alguien menos imbécil —suspiró irritado.
—Es un buen chico, ¿sabes? —lo interrumpió, tan sonriente como antes.
—¡Dios, Liam! ¿Puedes dejar de hacer eso? —estalló. Sintió las palabras atorándosele en la garganta, algunas demasiado hirientes, tanto que aún en esa circunstancia y con la sangre hirviéndole en las venas, pudo contenerse de decirle—. Puedes odiarlo, ¿sabes? Yo puedo, yo lo odio.
—Lo odias porque te quitó a tu mejor amigo —bromeó Liam, inmune a su enojo.
—Lo odio porque lastimó a mi mejor amigo —lo corrigió— y te lastimó a ti, Li.
—Bueno sí, pero ya no duele, no sigo lastimado, ¿sabes? —intentó  calmarlo. Zayn desahogó las ganas que tenía de gritar rayando el dibujo hasta el hartazgo y cuando levantó la mirada, Liam parecía casi decepcionado.
—¿Crees que soy tonto Li? —Realmente no debería sonar tan dolido, realmente no debería sentirse tan mal, realmente no debería estar gritando. No se trataba de hacerlo sentir culpable, de humillarlo y demostrarle que sabía que dolía, todavía. Pero estaba cansado de verlo así, tan pendiente de los demás, tan complaciente—. ¿Crees que no sé que todavía duele?
—Es que no duele —quiso explicarle.
—¿Crees que no veo cómo estás siempre nervioso? ¿Crees que no me doy cuenta de que a veces estás a punto de decirme lo que realmente piensas pero te contienes? —Liam sonreía y a Zayn lo irritaba todavía un poco más— Deberías hablarlo, Li, deberías decir lo mucho que los odias y gritar y romper cosas. No deberías estar ahí sonriendo y haciendo de cuenta que todo está bien. No está bien. Lo que hicieron no estuvo bien.
—Puedes ser tan estúpido a veces, Zayn —suspiró Liam y se cubrió la sonrisa con las manos, quizá para no irritarlo de más—, y te lo digo yo que no soy particularmente maduro.
Zayn chasqueó la lengua, dándose por vencido. Si Liam quería hacer de cuenta que todo estaba bien, allá con él. La gente necesita sus tiempos, decía Niall, y aunque Zayn estaba harto de sus consejos despreocupados, de su las cosas por algo pasan, del encogerse de hombros al ver drama e intentar solucionar todo con helado, quizá tenía razón. Quizá Liam hablaría cuando estuviera listo.
—Lo que tú digas, colega —respondió tragándose el enojo—, sólo desearía que confiaras en mí.
—¡No es que no confíe..! —Liam se interrumpió de golpe, y por un rato largo no dijo más nada, abría y cerraba la boca, y las palabras se le atoraban con quejidos, y a veces estaba a punto de hablar pero terminaba acariciándose el cabello, balbuceando protestas inaudibles.
No era justo que fuera tan guapo. Era difícil quedarse enojado con él.
—Me gustas, idiota —confesó Liam finalmente. Habían pasado cinco minutos desde la última vez que había dicho algo.
Zayn parpadeó un par de veces y lo observó detenidamente, preguntándose si realmente había oído lo que quería oír.
—Eso es lo que… Cuando me ves nervioso, lo que quiero decirte —Las mejillas se le veían rojas aún ocultas detrás de su mano, por más que intentara cubrirse mirando la mesa, los libros, los lápices. Se hundió sobre sí mismo, con los codos sobre la mesa y las manos acariciándole la propia nunca, jugando con la etiqueta de su camiseta—. Me gustas de hace tiempo pero no sabía si... Decirlo.
>>Tú me dijiste cosas muy serias y en ese momento yo no supe que responder. No podía amarte del mismo modo entonces. No puedo todavía. Y fui un hijo de puta, lo sé, porque lo veía, Z: sabía que te estabas involucrando más. Debí irme, pero no lo hice. Quizá no te amaba, no del mismo modo, pero me gustabas tanto, tanto, que era difícil dejarte ir. Es una excusa estúpida, lo sé, pero…
Zayn tragó saliva para decir algo, pero no supo qué. Preguntas, solamente, era todo en lo que podía pensar.
—Cuando dejamos de… Vernos, pensé que sería bueno para ti. Que quizá esa distancia sería buena, que tú podrías olvidar. Que yo podría ordenar mi cabeza. Pero no sucedió eso —Liam levantó la mirada. Tenía hasta la nariz colorada y a él también le temblaba la garganta cuando tragaba las palabras que sobraban, intentando encontrar qué era realmente lo que quería decir —Todavía me gustas y no puedo decirte que te amo porque sería mentira y no quiero mentirte, pero creo que podría enamorarme de ti. Creo que estoy enamorándome de ti.
—Dios, Li —fue todo lo que Zayn pudo decir. Todavía no entendía del todo lo que acababa de pasar, sólo podía pensar en el calor de la panza que escalaba suavemente hasta su pecho, llenando finalmente ese hueco que hacía tanto tiempo tenía adentro. Mientras tanto, Liam lo miraba expectante de una respuesta.
—Mira, que yo me sienta así no significa… —carraspeó—. Quiero decir, no sé cómo te sientes tú ahora. Probablemente es tonto pensar que todavía te interese, pero, si tú quisieras, si no es… Incómodo… —Se enderezó en la silla y suspiró. Luego tragó saliva, puso las manos sobre la mesa y asintió para sí mismo  buscando coraje antes de finalmente hacerle la pregunta—: ¿Querrías salir conmigo?
Zayn abrió la boca, buscó las palabras, y no encontró ninguna.
Liam seguía en silencio, temblando en su lugar en el asiento, mordiéndose el labio y esperando una respuesta. Sus ojos lo miraban tan fijamente que era un poco intimidante, y el color rosado de sus mejillas parecía no querer abandonarlo, sin importar cuántos minutos pasaran.
La abrió de nuevo, de vuelta nada.
Lo curioso es que sabía qué decir, por supuesto. Había fantaseado con ese momento tantas veces que prácticamente tenía planeado un discurso. Pero ahora estaba allí, con la boca abriéndose y cerrándose indefinidamente, con un saltando en la punta de su lengua y sin una gota de voz que le dé el último empujón.
¿Podía ser posible? ¿Que el momento que tanto había esperado pasara de largo porque su voz había decidido jugar a las escondidas, metérsele en el pecho y no salir de su guarida? Sería el colmo, que Liam se diera por vencido, cerrara los apuntes y se fuera, disculpándose y convencido de que Zayn no lo quería del mismo modo. Sería tan estúpido, tan injusto, tan idiota, que probablemente sucedería.
Zayn podría llorar en ese momento, de pura impotencia, pero en cambio sonrió, y cuando lo hizo un suspiro cayó a pedazos por su boca.
—Sí, Li, por supuesto que sí —dijo, las palabras atropellándose unas a otras ahora que la voz le había vuelto al cuerpo, que escalaba por su garganta como una llamarada viva—, claro que quiero salir contigo.
Liam sonrió también y se dejó caer abatido de cabeza sobre los libros, riendo en silencio y dejando suspiros sobre las hojas.
—Jesús, me asusté —balbuceó. A Zayn le dolían las mejillas de tanto sonreír—. Por un momento pensé que… —tragó saliva y levantó la mirada, buscó con sus ojos el marrón de los de Zayn y al verlo sonriendo decidió que cualquier cosa que pudiera decir en ese momento no era realmente importante—. Quiero besarte, Zayn, ¿puedo besarte?
—Sí, por favor —respondió. Antes de terminar la segunda palabra, los dos estaban de pie y Liam cruzaba los pasos que los separaban, lo tomaba por la cintura y lo besaba.
 
Cuando Zayn pensaba en ese momento, cuando imaginaba los reencuentros y las declaraciones, nunca los imaginó así. No había flores ni grandes gestos románticos, ni luz de las velas. No estaban en un parque, ni en un museo, ni sonaba música romántica en el ambiente. Estaban en su casa, de música tenían el murmullo del televisor, en vez de promesas de amor eterno había una confesión rota y a medias, pero sincera como todo en Liam. En la mesa tazas de té frías ya, y apuntes sin leer, y el cuaderno de Zayn cubierto con rayones desquiciados.
El beso, sobre todo, fue distinto. No fue húmedo, ni brutal. No hubo ropa volando por la habitación, ni la voz ronca de Liam susurrada sobre su cuello.
Fue tímido, breve, interrumpido por una sonrisa. Fue el pulgar de Liam acariciándole la cintura antes de rodearlo con los brazos y abrazarlo contra su pecho. Fue después un montón de besos breves, en la mejilla, el pelo, la frente.
Fue buscar la espalda con sus manos y acariciarlo con torpeza, hundir la nariz en su cuello y dejarse enredar con el aroma de su perfume.
Fue quedarse allí varios minutos, disfrutando del contacto. Desahogar la ansiedad con sonrisas y dejar que el calor de las panzas que había trepado hasta el pecho anide allí, finalmente, encontrando paz. Fue mirarse a los ojos, besarse de vuelta, tomarse las manos y decirse en silencio lo mucho que habían esperado por ese momento.
Después de ese primer beso, que fueron muchos, que duró un instante, o un milenio, o las dos cosas, decidieron que iba a irles horrible en el examen de todas formas, y que nadie podía culparlos por darse por vencidos.
Si alguien preguntaba, lo hacían por un amigo, desaprobaban a propósito, todo sea para acompañarlo el siguiente semestre. Definitivamente no tenía ninguna relación con que durmieran juntos esa noche, sin hacer más que besarse y acariciarse torpemente los cuerpos desnudos que hervían aunque por la ventana entraba una corriente helada.
Que hubiesen faltado a clases al día siguiente, para dormir hasta el mediodía abrazados y desayunar en la cama, que llegaran juntos esa tarde al trabajo y que no pararan de sonreírse ni por un segundo, eso, era pura casualidad.

 
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Mensaje por Micaela_larry Vie 13 Sep 2013, 3:22 pm

No entendí que fue lo que dijo louis a liam. De lo primero que hablaban. Perdón soy un poco corta xd. Louis es un boludo, cuantas veces harry le había dicho que quería estar con él, siendo que él era que no quería sabes nada. Espero que arreglen las cosas. Y en cuanto a Ziam no sé que decir, fue van lindo la última parte, después de todo se lo merecían :(. Es el último capítulo no? Me acuerdo que la empecé a leer en el verano, en febrero o sos ahí jajaja. En fin, me encanto <3
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Mensaje por liliumpumilum Sáb 14 Sep 2013, 9:04 am

Micaela_larry escribió:No entendí que fue lo que dijo louis a liam. De lo primero que hablaban. Perdón soy un poco corta xd.   Louis es un boludo, cuantas veces harry le había dicho que quería estar con él, siendo que él era que no quería sabes nada. Espero que arreglen las cosas. Y en cuanto a Ziam no sé que decir, fue van lindo la última parte, después de todo se lo merecían :(. Es el último capítulo no? Me acuerdo que la empecé a leer en el verano, en febrero o sos ahí jajaja. En fin, me encanto <3
Quizá no lo escribí bien! lo que Louis quiere decirle es que sabe que lo que hicieron está mal y que lastimaron a Liam, pero que ya "pagó" o está "pagando" sus culpas con su corazón roto, que quizá Liam sabiendo lo lastimado que está y que él también "sufrió" por todo lo que pasó, pueda perdonarlo. Es tonto porque Liam ya lo perdonó, pero Louis vive atascado en el pasado lol.
Louis es demasiado orgulloso y la única vez que se enamoró -antes de harry- fue con un pibe más grande que lo tomó de estúpido y se sintió muy humillado por haber sido tan tonto y después entiendo yo que fue levantando barreras. Por eso le costó confiar o abrirse con Harry y cuando lo hizo, y cuando más lo necesitaba y cuando acababa de contar, sin querer, que estaban juntos (en Leeds), Harry en vez de quedarse con él y de ayudarlo, va detrás de Liam. No es para enojarse con Harry, porque se entiende, pero pensá en Louis y en lo difícil y angustiado que se sintió de golpe y que en el momento en que se siente más vulnerable y más necesita su ayuda, Harry va detrás de su ex. 
No tiene razón y si hubiese hablado con Harry podrían haber aclarado las cosas, pero para él fue como un deja vu y volvió a cerrarse, supongo. 
Wow escribí como 3 párrafos defendiendo a Louis lol :P
¡Me alegra que te haya gsutado el ziam! Gracias por leer
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Mensaje por Dany wayland Jue 26 Sep 2013, 7:25 pm

Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Mi nombre es dany ^^ y soy tu nueva lectora wiiiiiii *fiesta de 5 segundos*
Eh de admitir que cuando vi el nombre no me llamo mucho la atención, fue de mmmmm y si es de esas novelas todas raras... Pero como dicen nunca juzgues un libro por su portada... 
Y gracias al ángel raziel por haberme iluminado y empezar esta maravillosa fic :3 me la eh leído en tres días y es de wow!!!!! Asdrxtgy me encanta! A parte de que escribes como toda una escritora ^^
Vi que tienes más fics....So... Me voy hiendo! Y así te er más tiempo de leer ^__^
No dudes en seguirla es TOTALLY AWESOME!
Un beso desde México!
Dany xX
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Mensaje por cobulaa Sáb 28 Sep 2013, 10:12 pm

Dioos amo esta novela escribes increible :aah: 


Holaa soy Amara :3 y habia leido hace tiempo unos capitulos de tu novela peroo como que hubo un tiempo que no podia meterme a la compu (culpa de mi mama no es que haga cosas malas es que ella no deberia pillarme >:c) y se me olvido como se llamaba  El Club de Los Maricones (Larry Stylinson, Lirry, Ziam, Ziall, Zouis, Nosh) (26/26) COMPLETA! - Página 5 1926951358  xddd 


Perooo ahora la encontre y soy tan feliz El Club de Los Maricones (Larry Stylinson, Lirry, Ziam, Ziall, Zouis, Nosh) (26/26) COMPLETA! - Página 5 961472736 

Bueno amore ya me voy por favor siguelaa o muero :meh: 
cuidate mucho 
ti amu :(L): :bye: 
cobulaa
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Mensaje por liliumpumilum Dom 29 Sep 2013, 7:43 pm

Dany wayland escribió:Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Mi nombre es dany ^^ y soy tu nueva lectora wiiiiiii *fiesta de 5 segundos*
Eh de admitir que cuando vi el nombre no me llamo mucho la atención, fue de mmmmm y si es de esas novelas todas raras... Pero como dicen nunca juzgues un libro por su portada... 
Y gracias al ángel raziel por haberme iluminado y empezar esta maravillosa fic :3 me la eh leído en tres días y es de wow!!!!! Asdrxtgy me encanta! A parte de que escribes como toda una escritora ^^
Vi que tienes más fics....So... Me voy hiendo! Y así te er más tiempo de leer ^__^
No dudes en seguirla es TOTALLY AWESOME!
Un beso desde México!
Dany xX
Holaa Daniii(ela? supongo :P) aosigjao menos mal q no juzgaste al fic por el título porque soy HORRIBLEEEE  con los títulos jajaque bueno q te haya gustado, en serio me hace muy feliz saber que hay personas ahí afuera con suficiente tiempo libre para leerme am i :PP:P si lees el resto de mis historias, espero q te gusten y perdón si tardo en actualizar!! :P besos argentinosos para ud, doña :)
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