Re: An unexpected mission {FredWeasley&tu/DracoMalfoy&tu}

por **Fuckyeahfredweasley** Jue 15 Ago 2013, 9:16 pm

ailuu10 escribió:Seguila!!!!!!!

Cuando pueda, la sigo

por **chicamati** Jue 15 Ago 2013, 10:48 pm

Me encanto el cap!! seguila, plis!! quiero ver lo que le dice Camille a Sirius y los gemelos XD

por **Fuckyeahfredweasley** Dom 18 Ago 2013, 11:52 am

chicamati escribió:Me encanto el cap!! seguila, plis!! quiero ver lo que le dice Camille a Sirius y los gemelos XD

Me alegro que te haya gustado el cap. Cuando pueda terminarlo, lo subo. Muchas gracias por leer :3

por **Fuckyeahfredweasley** Lun 19 Ago 2013, 10:24 pm

.El rescate {Parte 1}.

Un viaje en escoba para rescatar al famoso Harry Potter.

.



— ¡Oh, suéltame Lucy! —gritaba Camille, tratando de zafarse del agarre de su mejor amiga. — ¡Deja que le quite los ojos con una cuchara y después los castre con un peine!

     — No, yo quiero tener hijos cuando sea viejo. —protesto George, tapándose dramáticamente sus partes privadas. — Es más, apuesto que lo llamare como mi gemelo aquí presente. —afirmo.

     — Aw —exclamo Fred, con fingida ternura. — Yo pienso tener un hijo con Camille, aquí presente, y se llamara Casiano Ruperto Weasley.

     Lucy rio y Camille aprovecho ese momento de debilidad de parte de su mejor amiga y se lanzo hacia Sirius quien también estaba riendo.

     — ¡Camille! —exclamo Lucy, al ver que ella estaba pegándole a Sirius.

     — ¡Por – su – culpa – no – puedo – ir! —exclamaba la castaña, dando un golpe por cada palabra que decía. A Lucy le recordó la escena de Hermione y Ron, extrañamente. — ¡Y ustedes dos! —se giro hacia los gemelos, que retrocedieron unos pasos asustados. — ¡Malditos pelirrojos del demonio! ¿Acaso no tienen otra cosa que hacer que arruinarme la vida?

     — No, la verdad es que esto es muy divertido. —dijo Fred, encogiéndose de hombros.

     Eso enfureció mas a Camille, quien se acerco a Fred y empezó a golpearlo aun más fuerte que Sirius. Pero no tenía en cuenta que, de la sorpresa que el pelirrojo se llevo, ambos cayeron al suelo. Aunque eso no impidió que ella le siguiera pegando.

     — ¡Auch, quítate! ¡Suéltame, Jackson! ¡Auch! —se quejaba el pelirrojo, mientras la chica lo seguía golpeando.

     Mientras tanto, Sirius, Lucy y George reían de la escena.

     — ¡Tu, seguro tú fuiste el de la idea! —le decía ella con furia.

     — Si, yo los convencí. —admitió el, ganándose otro golpe de Camille.

     — ¡Te voy a dejar sin hijos, maldito! —rugió la castaña.

     — Bueno, Cam, hay muchas maneras de dejar sin hijos a alguien. —dijo Fred, pícaramente.

     — ¡Cerdo! —volvió a gritar, pero antes de que pueda seguir golpeándolo, Remus, quien acababa de llegar debido a los gritos, los separo.

     — ¿Qué sucede? —pregunto Remus, con seriedad.

     — ¡Ellos! —apunto Camille, ya llorando de rabia. — Por su culpa no puedo ir.

     Remus la miro con lastima. — Si, sé que es su culpa, Cam. Pero no podemos dejarte ir, no te queremos arriesgar.
     La castaña pateo fuerte el piso con frustración. — ¡Siempre algo me tiene que arruinar la vida! —exclamo y salió de la habitación echa un mar de lagrimas.

     — Yo voy. —dijo Lucy con suspiro, saliendo de la habitación.

     — Es que siempre fue mi sueño ir a Privet Drive, conocer a Harry y volar en escoba. —gemía Camille, detrás de su propia almohada, con la voz ronca.

     Lucy, quien estaba sentada en la cama junto a ella y le acariciaba el cabello, suspiro. — Lo sé, Cami-can. Pero no quiero que dejes que eso te deprima. Además, piensa en esto: Harry va a llegar a Grimmauld Place alterado, y es ahí donde tienes que estar tú para calmarlo con tus charlas filosóficas.

     Camille rio y levanto la cara de la almohada, observo a su mejor amiga. — Eres una idiota. —le dijo riendo y luego le pego un almohadazo en la cara, haciendo que la rubia caiga de la cama y se de bruces contra el suelo.

     — ¡Mala! —se quejo Lucy, riendo.

     — ¿Yo? —pregunto con falsa inocencia, Camille.

     — No, Voldemort. —ironizo Lucy.

     Camille fingió estar escandalizada, se acerco rápidamente hasta su amiga y le tapo la boca. — ¡No digas ese nombre! —exclamo.

     Lucy empezó a temblar fingiendo tener miedo, aguantándose la risa y murmuraba. — Lo he dicho, he dicho su nombre. No sé qué pasa por mi cabeza, no puedo… —pero se vio interrumpida por un crack.

     Ambas chicas se pararon en sus lugares y buscaron el lugar de donde había venido el ruido: Kreacher había regresado y con un bolso.

     — ¡Kreacher! —exclamaron con sorpresa y alegría.

     — Señorita Camille, señorita Lucinda. —dijo el elfo, haciendo una pequeña reverencia.

     — Kreacher, ¿Has logrado hacerlo? —pregunto Lucy.

     — Si, señorita Lucinda. Aquí tiene los colmillos. —el elfo le entrego a Lucy el bolso.

     — ¿Cómo lograste entrar? —inquirió Lucy, sorprendida.

     — Por la misma razón por la que yo le pedí a Kreacher que fuera él. —respondio Camille, rodando los ojos. — ¿Acaso no te preguntaste porque le pedí a Kreacher que fuera? —Lucy negó con la cabeza y Camille bufo. — Pues porque es un elfo, Lucy-luz. Los elfos pueden aparecerse en cualquier lugar que deseen, hasta lugares que están protegidos.

     — Oh. —exclamo Lucy, con comprensión. — ¿Te he dicho antes que eres increíble?

     — Si, lo has hecho.

     Ambas muchachas rieron. Pero justo en ese momento Sirius hizo presencia en la habitación.

     — Lucy, te están llamando. Ya están a punto de irse. —informo el hombre, evadiendo la mirada dolida de Camille.

     Lucy asintió y abrazo a Camille. — No hagas nada extraño, en un rato vuelvo. —Camille asintió a lo dicho por su amiga.

     — Adiós, Lucy-luz. Ten cuidado. —advirtió sonriendo.

     — ¡Espera, Lucy! —grito Camille, acordándose de algo.

     — ¿Qué sucede, Cam?

     — Te recomiendo llevar esto. —dijo acercándose a un armario donde reposaban algunas chaquetas. Saco dos y se las tendió a Lucy. — Recuerda que Harry había dicho que hacia mucho frio en el vuelo.

     — Oh gracias, Cam. —Lucy sonrió y salió de la habitación seguida por Sirius.

    Camille se dio cuenta que Kreacher seguía allí y le sonrió. — Ya puedes irte. No hace falta que me hagas compañía. —dijo amablemente. El elfo asintió e hizo una reverencia, luego desapareció con un crack.

     Camille suspiro con pesadez y se dejo caer en la cama.

     Lucy estaba sobre la escoba que George le había prestado, escuchando atentamente a Ojoloco. Le costaba mucho prestar atención a lo que estaba diciendo pero sabía que debía hacerlo si es que no quería morir o arruinar el plan.

     — ¿Ya has enviado la carta, cierto Tonks? —inquirió Remus.

     Tonks asintió con una sonrisa. — Si, se la envié hoy a la mañana.

     — Bien, Tonks. —alego Moody.

     — Alastor, ¿Cuál es el plan? —pregunto Kingsley.

     — Vamos a volar en formación cerrada. —informo Ojoloco. — Tonks ira delante de Harry, y Lupin debajo. Lucy —la miro a ella. — Tú estarás de su lado izquierdo para cubrir su lado opuesto a la varita. —Lucy asintió. — Yo iré detrás del y el resto nos rodeara. No romperemos filas en ningún momento y bajo ningún concepto, nuestro principal objetivo es llevar a Potter… —Remus lo interrumpió.

     — Y a Lucy.

     — Y a la chica a salvo. —gruño Ojoloco. —Si alguno de nosotros muere deben seguir volando sin romper filas ni preocuparse por sus compañeros. La retaguardia estará siempre alerta si nos sucede algo extremo. ¿Entendido?
     Todos asintieron.

     — Bien, en marcha. —anuncio Ojoloco y todos se subieron a sus escobas.

     Lucy no podía describir con palabras el sentimiento de libertad que sentía al sentir el viento en su cara, mechones de pelo se le cruzaban por la cara por culpa del viento, pero a ella no le importaba en absoluto. Se había ubicado junto a Tonks para volar, la cual le dio charla en voz baja ya que Moody las regañaría si las encontraba charlando. Unos pocos minutos ambas se quedaron en silencio por la maravilla que se veía bajo sus pies, todos los edificios estaban iluminados al igual que las calles, haciendo una perfecta vista de paisaje nocturno.

     — Nunca me sentí tan bien. —le dijo Lucy a Tonks, riendo.

     — Lose, es magnífico. Siempre me ha gustado volar aunque nunca pude tener una… —pero Moody las interrumpió.

     — Tonks, Jones, presten atención al camino y no de desconcentren.

     — Perdón. —se disculparon ambas.

     Luego rieron.

     Fue en ese entonces que Lucy comenzó a extrañar a Camille de forma que ni ella imaginaba, siempre habían soñado con volar en una escoba juntas, y hasta habían prometido que si alguna caía la otra estaría allí para salvarla. Desecho esos pensamientos nostálgicos y se alegro al saber que por lo menos Camille no se estaría muriendo de frio como ella. La primera vez que había leído “Harry Potter y la Orden del Fénix” había creído que Harry exageraba sobre la cantidad de frio que tenia, pero ahora podía darse cuenta que no. Sentía que se estaba congelando y sus dedos tiritaban. Era horrible.

     — ¡Nos estamos acercando a Little Whinging! —Anuncio Kingsley — Comencemos con el descenso.

     Poco a poco, Lucy y los demás fueron perdiendo altura.

     — Allí se encuentra Privet Drive. —grito Tonks, señalando una calle. Privet Drive era una calle que estaba compuesta está compuesta por casas similares y tenía un aspecto muy pulcro.

     Lucy pudo distinguir como de una de las casas salía un coche y desaparecía tras la oscuridad de la noche. <Los Dursley> pensó Lucy, sin poder evitarlo. Y, por las miradas que tenían los demás, supo que no se equivocaba. El Número 4 de Privet Drive es una casa grande y cuadrada, y se podía ver un hermoso jardín delantero a primera vista. Continuaron descendiendo hasta que llegaron a la entrada de la gran casa.

     — Tonks, Lucy. Ustedes entren primero. —dijo Remus.

     Ambas chicas asintieron, pero al entrar Tonks choco contra la mesa del comedor y un plato se cayó al suelo. Lucy ahogo un grito.

     — Tonks, me lo diste en el pie. —murmuro con dolor.

     — Perdón, Lu. —se disculpo la metamorfomaga. — Pero no puedo ver nada.

     — Entonces conjura un Lumos, Tonks. —exclamo Lucy.

     — Oh cierto, perdón. «Lumos»—dijo la metamorfomaga, y de la punta de su varita se prendió una luz. Juntas, empezaron a caminar hacia el vestíbulo

     — Dejemos a Remus y a Ojoloco primeros. —sugirió Tonks. Lucy asintió mientras los antes mencionados se posaran delante de ellas. Luego oyeron un sonido y dieron vuelta.

     Harry estaba allí con la varita en alto.

por **Fuckyeahfredweasley** Lun 19 Ago 2013, 10:39 pm

.El rescate {Parte 2}.

Un viaje en escoba para rescatar al famoso Harry Potter.

.

  — Baja la varita, muchacho; a ver si le sacas un ojo a alguien —gruño Ojoloco.

     Pero Lucy, que sabia como se sentía Harry, vio que él no bajo la varita.

     — ¿Profesor Moody? —inquirió el azabache con inseguridad.

     — No sé si debas llamarme «profesor» —volvió a gruñir, Moody. — Nunca llegué a enseñar gran cosa, ¿no? Baja, queremos verte bien.

     Harry bajo un poco la varita, pero sin dejar de asirla con fuerza, sin moverse. Lucy comprendía que el chico estaba traumado por lo que había sucedido el año anterior, pero eso no significaba que no le exasperara su actitud hacia la gente que venía a salvarlo.

     —No pasa nada, Harry. Hemos venido a buscarte. —dijo Remus, con voz tranquila y acogedora. Se notaba que hablaba con cariño hacia el hijo de su difunto mejor amigo.

     — ¿P-profesor Lupin? —pregunto Harry, incrédulo. Lucy rodo los ojos, aunque sabía que nadie podía verla. — ¿Es usted?

     — ¿Por qué estamos a oscuras? —pregunto Tonks, con ánimo. Dio un paso adelante, pisando el pie de Lucy y exclamo: — ¡Lumos!

     — ¡Tonks! —gimió la rubia, con dolor. Mientras la varita de Tonks se encendía e iluminaba el vestíbulo— Es la segunda vez.

     — Lo lamento. —se disculpo la mujer. Y luego miro hacia Harry y sonrió. — ¡Oh! Es como me lo imaginaba. —exclamo contenta. Le echo una rápida mirada a Lucy, quien estaba asombrada por la apariencia de su personaje literario favorito. — ¿Qué hay, Harry?

     — Si, entiendo lo que quieres decir, Remus. —tercio Kingsley, con voz gruesa. —Es clavado a James.

     — Salvo por los ojos. —interrumpió Dedalus Diggle. — Los ojos son de Lily. —dijo mientras Lucy hacia la mímica de “Los ojos son de Lily” rodando los ojos. Si ella fuera Harry, le pegaría a cada persona que dijera eso, el chico sí que tenia paciencia.

     Harry, que había mirado a Lucy, rio.

     — ¿Está seguro de que es él, Lupin? —mascullo Moody. — Menudo problema vamos a tener si llevamos a un mortifago que se hace pasar por él. Tendríamos que preguntarle algo que solo pueda saber el verdadero Potter. A menos que alguien haya traído Veritaserum.

     — Camille tenía. —informo Lucy, encogiéndose de hombros. — Igual, el no es un mortifago, Ojoloco. A ver, ¿De qué color son tus calzones, Potter? Ningún mortifago es tan inteligente para saber eso.

     Harry se ruborizo y no contesto. Pero todos los demás rieron, excepto Ojoloco.

     — No estamos para chistes, Jones.

     — Lo lamento, Moody. —se disculpo la rubia, ofreciéndole a Harry una sonrisa burlona.

     — Harry, ¿Qué forma adopta tu Patronus? —pregunto Remus.

     Esta vez Harry si contesto. — La de un ciervo. —contesto con un deje de nerviosismo en su voz.

     — Es él, Ojoloco. —informo Remus.

     Luego de eso, Harry bajo la escalera guardando la varita en un bolsillo trasero.

     — ¡No te pongas la varita allí, muchacho! —bramo Moody. — ¿Y si se enciende? ¿No sabías que magos mucho mejores que tu han perdido una nalga?

     — ¡Que genial seria ver a alguien perder una nalga! —exclamo Lucy, con emoción.

     — ¿A quién conoces tú que haya perdido una nalga? —le preguntó con interés, Tonks.

    — ¡Eso ahora no importa, pero sácate la varita del bolsillo de atrás! —gruñó Ojoloco. — Es una norma elemental de seguridad de las que ya a nadie le importan. —fue pisando fuerte hacia la cocina. — Y lo he visto con mis propios ojos —añadió de mal talante mientras Tonks miraba al techo, como si fuera la cosa más interesante del mundo.

     Remus extendió un brazo y le estrechó la mano a Harry.

     — ¿Cómo estás? —le preguntó, mirándolo a los ojos.

     —Bi-bien... —Harry se quedo en silencio unos segundos. — Yo... Tenéis mucha suerte de que los Dursley hayan salido... —farfulló.

     — ¿Suerte? ¡Ja! —dijo Tonks, con una sonrisa triunfante. — He sido yo quien los ha quitado del medio. Les he enviado una carta por correo muggle diciéndoles que habían sido preseleccionados para el Concurso de Jardines Suburbano Mejor Cuidados de Inglaterra. Ahora van hacia la ceremonia de entrega de premios… O eso creen ellos.

     Lucy rio. — Me encantaría ver sus caras.

     — Bueno, nos vamos, ¿no? —pregunto Harry. — ¿Ya?

    — Sí, enseguida —dijo Lupin—. Sólo estamos esperando a que nos den luz verde.

     — ¿A dónde vamos? ¿A La Madriguera? —inquirió Harry, con voz esperanzada.

     — No, no vamos a la Madriguera —contesto Lucy.

     — No, no vamos a La Madriguera —contestó al mismo tiempo, Lupin, y le hizo señas al muchacho para que entrara en la cocina. Lucy y el grupo de magos los siguieron. —. Eso sería demasiado arriesgado. Hemos montado el cuartel general en un lugar indetectable. Nos ha costado bastante tiempo...

     En ese instante Ojoloco Moody estaba sentado a la mesa de la cocina, bebiendo de una petaca; su ojo mágico giraba en todas direcciones, deteniéndose en cada uno de los electrodomésticos de los Dursley.

     — Ese ojo me hace sentir incomoda. —le murmuro Lucy a Tonks, quien rio.

     —Éste es Alastor Moody, Harry —prosiguió Remus, señalando a Moody.

     —Sí, ya lo sé —dijo Harry, que parecía bastante incomodo.

     —Y ésta es Nymphadora...

     —No me llames Nymphadora, Remus —protestó Tonks, estremeciéndose—. Me llamo Tonks.

     —Nymphadora Tonks, que prefiere que la llamen por su apellido —terminó Lupin.

     — La brujita Nymphadora —se burlo Lucy, Tonks la fulmino con la mirada.

     — Cállate Lucinda. —espeto con molestia y luego se giro hacia Remus. —Tú también lo preferirías si la necia de tu madre te hubiera puesto «Nymphadora» —farfulló frunciendo el ceño.

     — Ella es Lucinda Jones, pero prefieren que la llamen Lucy. —informo Remus, sonriéndole a la rubia. — Se pone violenta cuando la llaman por su nombre completo.

     Lucy rio y le guiño un ojo a Harry con arrogancia. Este rodo los ojos, pero Lucy no se dio cuenta porque estaba mirando a Remus.

     — Y éste es Kingsley Shacklebolt. —Señaló al mencionado, que inclinó la cabeza—. Elphias Doge. —Elphias asintió—. Dedalus Diggle...

     — Ya nos conocemos —gritó Diggle con voz excitante, quitándose el sombrero de copa de color violeta.

     — Emmeline Vance. —la mencionada inclinó la cabeza. — Sturgis Podmore. — Sturgis le guiñó un ojo. — Y Hestia Jones. —Hestia lo saludó con una mano desde el rincón de la tostadora.

     Lucy pudo ver como Harry inclinaba la cabeza torpemente ante cada uno de ellos a medida que se lo presentaban.

     — Una sorprendente cantidad de personas se ofrecieron voluntarias para venir a buscarte —explicó Lupin como si le hubiera leído el pensamiento; las comisuras de su boca temblaron ligeramente.

     — Pero, ¿ella no tiene mi edad? —pregunto mirando a Lucy. La chica rodo los ojos, siempre preguntaban algo parecido.

     — Si, pero ella es un caso especial. —dijo Remus, sin dar explicaciones.

     Harry asintió de mala gana.

     — Y también iba a venir mi mejor amiga, pero por un problema no pudo venir.

     — ¿Qué le sucedió? —inquirió Harry, con curiosidad.

     — Se enfermo. —dijo Lucy, sin ganas de explicar. — Igual, no te preocupes. Ya son muchos magos los que vinieron.

     —Sí... Bueno, cuantos más, mejor —agregó Moody en tono misterioso. — Somos tu guardia, Potter.

     — Sólo estamos esperando que nos den la señal de que podemos marcharnos sin peligro —dijo Remus, y miró por la ventana de la cocina. — Nos quedan unos quince minutos.

     — Estos muggles son muy limpios, ¿verdad? —comentó Tonks, quien observaba a su alrededor examinando la cocina con gran interés. — Mi padre es muggle y es un dejado. Supongo que habrá de todo, como ocurre con los magos.

     — Pues... sí —contestó Harry. — Oiga. —añadió, volviéndose hacia Lupin. — ¿Qué está pasando? No he tenido noticias de nadie. ¿Qué hace Vo...?

     Varios magos y brujas hicieron extraños ruidos silbantes. Lucy solo rodo los ojos. Dedalus Diggle volvió a quitarse el sombrero y Moody gruñó:

     — ¡Silencio!

     — ¿Qué pasa? —preguntó Harry.

     —Aquí no podemos hablar de eso, es demasiado arriesgado —dijo Moody, dirigiendo su ojo normal hacia Harry. El mágico seguía clavado en el techo. — Maldita sea —añadió con enojo, y se llevó una mano al ojo mágico—. Se atasca continuamente desde que lo usó aquel canalla.

     Y dicho eso se quitó el ojo, lo cual produjo un desagradable ruido de succión, como el de un desatascador en un fregadero.

     — Ojoloco, ya sabes que eso que estás haciendo es asqueroso, ¿verdad? —comentó Tonks con desparpajo.

     — Algún día usare ese sonido para despertar a Camille. —agrego Lucy, con la nariz arrugada. — Es un asco.

     — ¿Me das un vaso de agua, Harry? —pidió Moody, ignorando a ambas.

     Harry fue hacia el lavaplatos, sacó un vaso limpio y lo llenó de agua en el fregadero.

     — Salud —dijo Moody cuando Harry le entregó el vaso. Metió el ojo mágico en el agua y lo empujó varias veces con un dedo; el ojo cabeceó mirando a los presentes uno por uno—. Necesito una visibilidad de trescientos sesenta grados para el viaje de regreso.

     — ¿Cómo vamos a ir... a donde sea que vayamos? —preguntó Harry.

     — En las escobas —contestó Lupin—. Es la única forma. Eres demasiado joven para aparecerte, deben de estar vigilando la Red Flu y no vamos a jugárnosla48 montando un traslador no autorizado.

      — Es divertido viajar en escoba pero hace mucho frio, así que toma. —saco de su mochila de viaje, la chaqueta que Camille le había dado.

     — Gracias. —agradeció Harry. — Volver a volar en escoba. —dijo para si mismo.

     — Remus dice que vuelas muy bien —comentó Kingsley Shacklebolt con su voz grave.

     — Vuela de maravilla —afirmó Lupin, que estaba mirando su reloj—. Bueno, será mejor que subas a hacer el equipaje, Harry. Tenemos que estar preparados cuando llegue la señal.

     — Voy a ayudarte —dijo Tonks alegremente.

     Siguió a Harry hasta el vestíbulo y desapareció junto a Harry tras las escaleras.

     Minutos después Tonks y Harry entraron en la cocina y vieron que Moody ya había vuelto a ponerse el ojo, que después de la limpieza giraba tan rápido que mareaba con sólo mirarlo. Kingsley Shacklebolt y
Sturgis Podmore estaban examinando el microondas, y Hestia Jones se reía del pela-patatas que había descubierto mientras hurgaba en los cajones. Lucy comiendo un sándwich y Remus estaba sellando una carta dirigida a los Dursley.

     —Excelente —dijo Lupin, levantando la cabeza al ver entrar a Tonks y a Harry—. Creo que nos queda un minuto. Tendríamos que salir al jardín para estar preparados. Harry, he dejado una carta a tus tíos diciéndoles que no se preocupen...

     — No se preocuparán —aseguró Harry.

     —... que estás a salvo...

     — Eso sólo los deprimirá.

     —... y que los verás el verano que viene.

     — ¿Es inevitable?

     Lucy rio y Remus sonrió, pero no contestó a su pregunta.

     —Ven aquí, muchacho —dijo Moody con brusquedad, haciéndole señas a Harry con la varita para que se acercara—. Tengo que desilusionarte.

     — ¿Que tiene que hacerme qué? —preguntó Harry nervioso.

     —Un encantamiento desilusionador —explicó Moody mientras levantaba su varita—. Lupin dice que tienes una capa invisible, pero no te serviría mientras volamos; esto te disfrazará mejor. Allá vamos...

     Le dio unos fuertes golpes en la coronilla, y unos hilos comenzaron a recorrían por el cuerpo de Harry desde el punto donde le había golpeado la varita.

     —Muy bien, Ojoloco —celebró Tonks con admiración, contemplando la cintura de Harry.

     Harry había adoptado el color y la textura exactos de la cocina que tenía detrás. Por lo visto, se había
Convertido en un camaleón humano. Lucy sonrió burlona, y a Harry le molesto.

     — Vámonos —urgió Moody, y abrió la puerta trasera con la varita para que todos salieran al jardín perfectamente cuidado de tío Vernon—. Una noche despejada —gruñó Moody, recorriendo el cielo con su ojo mágico—. Habría preferido que estuviera un poco nublado. Bueno, tú —le gritó a Harry— vamos a volar en formación cerrada. Tonks irá delante de ti, así que no te separes de su cola. Lupin te cubrirá desde abajo. Lucy ira a tu izquierda. Yo iré detrás de ti. Los demás nos rodearán. No hemos de romper filas bajo ningún concepto, ¿entendido? Si alguno de nosotros muere...

     — ¿Puede pasar? —preguntó Harry con aprensión, pero Moody no le hizo caso.

     —... los otros que sigan volando, sin parar y sin romper filas. Si nos liquidan a todos nosotros y tú sobrevives, Harry, la retaguardia está en estado de alerta para entrar en acción; sigue volando hacia el este y ellos se reunirán contigo. Lo mismo para ti, Jones. —dijo Moody, mirando a la rubia, quien asintió.

     — No seas tan jovial, Ojoloco, o el muchacho creerá que no estamos tomándonos esto en serio —intervino Tonks mientras ataba el baúl de Harry y la jaula de Hedwig a un arnés que colgaba de su escoba.

     — Sólo le explico el plan al muchacho —gruñó Moody—. Nuestra misión consiste en entregarlo sano y salvo en el cuartel general, y si morimos en el intento...

     —No va a morir nadie —terció Kingsley Shacklebolt con su voz grave y tranquilizadora.

     — Cierto, nadie va a morir. —Todos, excepto Harry que no sabía sobre el origen de la rubia, asintieron aliviados.

     — ¡Montad en las escobas, ésa es la primera señal! —dijo Lupin, de repente, señalando el cielo.

     Por encima de ellos, a lo lejos, una lluvia de brillantes chispas rojas había estallado entre las estrellas. Lucy vio como Harry se subía a su saeta de fuego e hizo lo mismo.

     — ¡Segunda señal, vámonos! —gritó Lupin cuando de nuevo estallaron chispas, esta vez verdes, por encima de sus cabezas.

     Lucy despegó con fuerza del suelo con Harry a su lado. El fresco aire nocturno le echó el pelo hacia atrás y los pulcros y cuidados jardines de Privet Drive empezaron a alejarse, encogiéndose rápidamente hasta formar un mosaico de cuadraditos verdes y negros.

     — ¡Todo a la izquierda, todo a la izquierda, hay un muggle mirando hacia arriba! —gritó de pronto Moody desde atrás. Tonks viró con brusquedad, al igual que Lucy y Harry la siguió; vio cómo su baúl oscilaba peligrosamente detrás de la escoba de la bruja—. ¡Necesitamos más altitud! ¡Ascended cuatrocientos metros más!

     El frio comenzó a ser insoportable para Lucy pero no tanto como si no hubiera traído la chaqueta que su mejor amiga le había dado, era una genio. Hacía mucho frio, tanto que le lloraban los ojos y la nariz se le ponía roja.

     — ¡Virando a la izquierda! —gritó Ojoloco. — ¡Pueblo al frente! —giraron hacia la izquierda para evitar pasar por encima de la telaraña de luces que tenían a sus pies. — ¡Virad al sudeste y seguid subiendo; más allá hay unas nubes bajas en las que podemos perdernos! —gritó Moody.

     — ¡No nos hagas pasar entre nubes! —repuso Tonks enojada. — ¡Vamos a quedar empapados, Ojoloco!

     — Y se nos resbala las manos del mango de la escoba. —agrego Lucy, tiritando.

     De vez en cuando rectificaban la trayectoria según las indicaciones de Ojoloco, cosa que a Lucy ya estaba molestando. Se había mareado de todas la veces que habían girado.

     — ¡Virad al sudoeste! —gritó Moody—. ¡Tenemos que evitar la autopista!

     Kingsley Shacklebolt describió un círculo alrededor de Harry y Lucy, mientras la calva y el pendiente55 destellaban un poco bajo la luz de la luna. En ese momento Emmeline Vance iba a su derecha, con la varita en la mano, girando la cabeza a derecha e izquierda. Entonces ella también pasó volando por encima de Harry y Lucy, y la sustituyó Sturgis Podmore.

     — Ya están comportándose densos. —murmuro Lucy.

     Pero Harry la había escuchado y estaba de acuerdo.

     — ¡Deberíamos volver un instante sobre nuestros pasos, sólo para asegurarnos de que no nos siguen! —gritó Moody.

     — ¿Te has vuelto loco, Ojoloco? —gritó Tonks desde delante. — ¡Estamos todos helados hasta el palo de la escoba! ¡Si seguimos desviándonos de nuestro camino no llegaremos ni la semana que viene! ¡Además, ya falta poco!

     — ¡Ha llegado el momento de iniciar el descenso! —Anunció la voz de Lupin—. ¡Tonks, Lucy, Harry, seguidme!
     Lucy siguió a Harry y a Tonks en una caída picado. Siguieron bajando hasta que se pudieron distinguir faros y farolas, chimeneas y antenas de televisión. Lucy estaba deseando llegar al suelo, aunque tenía la impresión de que deberían descongelarla para separarlo de su escoba y sabia que Harry estaba igual.

     — ¡Allá vamos! —gritó Tonks, y unos segundos más tarde había aterrizado.

    Harry tomó tierra justo detrás de ella y detrás de ellos, aterrizo Lucy. Desmontó en una parcela de hierba sin cortar, en medio de una pequeña plaza. Tonks ya había empezado a desabrochar el arnés que sujetaba el baúl de Harry.

     — ¿Dónde estamos? —preguntó Harry, pero Lupin, en voz baja, dijo:

     —Espera un minuto.

     Moody hurgaba en su capa con las nudosas manos entumecidas por el frío.

     —Ya lo tengo —masculló; a continuación, levantó algo que parecía el desluminador de Dumbledore. Lucy se emociono al verlo, pero no dijo nada.

     La farola más cercana hizo «pum» y se apagó. Volvió a accionar el artilugio, y se apagó la siguiente; siguió accionándolo hasta que todas las farolas de la plaza se hubieron apagado y la única luz que quedó fue la que procedía de unas ventanas con las cortinas echadas y la de la luna en cuarto creciente.

     —Me lo prestó Dumbledore —dijo Moody, guardándose el apagador en el bolsillo, aunque eso Lucy lo sabia. — Por si algún muggle asoma la cabeza por la ventana, ¿saben? Y ahora en marcha, deprisa.

     Cogió a Harry por un brazo y lo guió por la parcela cubierta de hierba, mientras Lucy caminaba detrás de ellos; cruzaron la calle y subieron a la acera. Lupin y Tonks los siguieron; transportaban el baúl de Harry entre los dos e iban flanqueados por el resto de la guardia, que llevaba las varitas en la mano. De una de las ventanas del piso de arriba de la casa más cercana, salía música amortiguada. Un intenso olor a basura podrida se expandía desde el montón de bolsas de desperdicios que había al otro lado de una verja destrozada.

     — Hay que decirles a nuestros vecinitos que limpien su espacio. —mascullo Lucy, arrugando la nariz.

     — Es aquí —murmuró Moody; le puso a Harry un trozo de pergamino en la desilusionada mano y acercó el extremo iluminado de su varita para que pudiera ver el texto—. Léanlo rápido y memorícenlo.

     Harry miró el trozo de pergamino, lo leyó y se lo paso.

     Lucy tomo el papel y lo leyó. El texto rezaba:

     El cuartel general de la Orden del Fénix está ubicado en el número 12 de Grimmauld Place, en Londres.

     Frente a ellos, el numero 12 de Grimmauld Place se hizo presente.

por **ailuu10** Mar 20 Ago 2013, 6:10 pm

Seguila!!!

por **Chiara_14** Miér 21 Ago 2013, 7:17 pm

Que emocion! ya llego a grimmauld place! la otra ves vi Harry Potter y la orden del fenix y me largue a llorar cuando bellatrix mata a sirius y empieza a cantar -Yo mate a sirius black- por favor que no se muera aca ajajajaj :) seguila ame los caps :)

por **Fuckyeahfredweasley** Jue 22 Ago 2013, 2:15 pm

Chiara_14 escribió:Que emocion! ya llego a grimmauld place! la otra ves vi Harry Potter y la orden del fenix y me largue a llorar cuando bellatrix mata a sirius y empieza a cantar -Yo mate a sirius black- por favor que no se muera aca ajajajaj :) seguila ame los caps :)

Si, ya llegaron a Grimmauld Palce :3 Yo siempre lloro cuando Fred y Sirius mueren, es inevitable. La mision de la chicas es que Sirius no muera, pero no se que va a pasar (Bueno, en realidad si se)

por **Lucesita** Sáb 24 Ago 2013, 10:55 am

Holaaaaaaaaaaaaaa! PERDOOOON! SOY LA PEOR LECTORA DEL MUNDO :'( Te deje re abandonada :( No leo hace un montón porque estoy organizando mi fiesta de 15 :s
Ahora, esta GENIAL. Harry ya esta en destino y pobre Camille que no pudo ir a buscarlo :( Igual ahora se van a encontrar :) Y no hay nada más tierno que el abrazo de Fred y Camille <3 Bueno perdon de vuelta :s

por **Fuckyeahfredweasley** Dom 25 Ago 2013, 6:45 pm

Lucesita escribió:Holaaaaaaaaaaaaaa! PERDOOOON! SOY LA PEOR LECTORA DEL MUNDO :'( Te deje re abandonada :( No leo hace un montón porque estoy organizando mi fiesta de 15 :s
Ahora, esta GENIAL. Harry ya esta en destino y pobre Camille que no pudo ir a buscarlo :( Igual ahora se van a encontrar :) Y no hay nada más tierno que el abrazo de Fred y Camille <3 Bueno perdon de vuelta :s

Hola , No te preocupes, yo me acuerdo cuando hice mi fiesta :'3.
En un rato la sigo c:

por **Fuckyeahfredweasley** Sáb 31 Ago 2013, 3:05 pm

.La Orden del Fenix.

Camille por fin conoce a Harry.

.




Una suave brisa recorrió la habitación, y Lucy tirito. No había tenido tiempo para cambiarse de ropa ya que al llegar había tenido que ir a la reunión de la orden cosa que no le hizo ninguna gracia, ya que sentía que estaba muriéndose de frio. A su lado, Camille le puso una manta acogedora y ella le agradeció con la mirada. La Orden estaba hablando de las custodias que debería poner en el departamento de misterios, sobre horarios y posiciones, pero eso a las chicas no le importaba porque ella no seria parte de eso.

     — ¡AH, YA!, NO HABÉIS ESTADO EN LAS REUNIONES, ¡QUÉ BIEN! PERO HABÉIS ESTADO AQUÍ, ¿VERDAD? ¡HABÉIS ESTADO JUNTOS! ¡YO, EN CAMBIO, LLEVO UN MES ATRAPADO EN CASA DE LOS DURSLEY!—Se escucho la voz de Harry, en el piso de arriba.

     Sirius suspiro. — Está enojado.

     — ¿Es en serio, Sirius? —pregunto Lucy, arqueando una ceja. — Te juro que yo pensé que saltaba de la felicidad, mi error. —dijo sarcásticamente.

     Algunos rieron, pero Sirius la fulmino con la mirada y Camille negó con la cabeza, con diversión.

     — PERO ¿POR QUÉ TENÍA QUE SABER YO LO QUE ESTABA PASANDO? ¿POR QUÉ IBA A
MOLESTARSE ALGUIEN EN CONTARME LO QUE SUCEDÍA? —seguía gritando el chico.

     Camille se paró de su lugar y Lucy la respaldo. — Dumbledore, ¿Podemos ir a hablar con Harry? —pregunto con una sonrisa.

     — Claro, señorita Jackson. Nosotros tenemos que seguir hablando de las custodias y sé que ustedes saben sobre eso. —las chicas asintieron. — Entonces vayan. —respondio Dumbledore, con amabilidad.

     Con un suave «Adiós» ambas jóvenes abandonaron la habitación. Mientras subían por las escaleras de la casa, aun podían escuchar como Harry descargaba su furia con sus mejores amigos.

     — SUPONGO QUE OS HABRÉIS REÍDO DE LO LINDO, ¿VERDAD?, AQUÍ ESCONDIDOS, JUNTITOS... —seguía diciendo.

     — Si que está enojado. —mascullo Lucy, a unos pasos de la habitación.

     — Agradece que no somos Ron y Hermione. —rio Camille.

     Lucy sonrió y miro a su mejor amiga. — Respira, Cami-can. Es normal que este emocionada pero no quiero llevarte a San Mungo por hiperventilación.

     Camille inhalo y exhalo muchas veces repetidas, luego se tapo la boca con la mano y solto un pequeño grito. — No lo puedo creer, simplemente no lo puedo creer. Estoy a punto de conocerlo, ¡Hay Lucy! —chillaba Camille en voz baja. —sacudió la cabeza y miro a su amiga, quien reía. — Es momento de entrar.

     Lucy asintió. — Comienza tu momento de psicóloga.

     Al llegar a la puerta, la abrieron sin molestarse en golpear o pedir permiso.

     —A ver, ¿qué es esta casa? —estaba preguntando el azabache.

     —El cuartel general de la Orden del Fénix —respondio Camille, en lugar de Ron, entrando a la habitación con una sonrisa amable.

     — La Orden de… Espera, ¿Quién eres tú? —pregunto Harry confundido.

     Camille le sonrió y se acerco hasta el con la mano alzada. — Camille Jackson, un gusto.

     — Harry Potter. —contesto, estrechando la mano de la castaña.

     — Eso ya lo sé, Harry. Tus amigos estuvieron hablando mucho sobre ti, y no los mires así. —dijo al ver que Harry fulminaba a sus amigos con la mirada. Harry se sorprendió y no pudo evitar que sus mejillas se colorearan un poco. — Ellos no pudieron decirte nada porque Dumbledore lo hizo prometer que no lo harían. Sé que quieres saber porque lo hizo y la razón fue que aunque tú no lo sepas, mortífagos y alguna gente del ministerio está en tu contra. —antes de que Harry pudiera hablar, ella prosiguió. — Ellos han estado vigilando la casa de tus tíos desde el momento que saliste de Hogwarts, pero no pudieron hacerte daño la casa está protegida y cuando estabas fuera de la casa, alguna persona de la Orden te seguía. Cosa que salió mal el día que los dementores te atacaron, fue toda culpa de Mundungus Fletcher.

     — Espera, ¿Qué es la Orden del Fénix?

     — Es una sociedad secreta —se apresuró a responder Hermione. — La dirige Dumbledore; él fue quien la fundó. La forman los que lucharon contra Quien-tú-sabes la última vez.

     — Voldemort, Hermione. —le corrigió Camille. Hermione y Ron temblaron un poco. — No hay razones para temerle a un nombre. ¿Que harías tu si cada vez que alguien dijera “Patata” se estremezca de miedo?
     Hermione no respondio, peor Lucy grito: — ¡Patata!

     Camille enarco una ceja. — ¿Es en serio, Lucy? —Hermione y Ron rieron.

     — ¿Quiénes están en la Orden? —inquirió Harry, y se detuvo con las manos metidas en los bolsillos.

     —Bastante gente...

     — Nosotros hemos conocido a unos veinte —le contó Ron—, pero creemos que son más.

     — Nosotras conocimos unos treinta, pero estamos seguras que son mas. —contesto Camille.

     — ¿Y qué sucede con Voldemort? —pregunto Harry, mirando especialmente a Camille. — ¿Qué pasa? ¿Qué está tramando? ¿Dónde está? ¿Qué vamos a hacer para detenerlo?

     — Por ahora él se está ocultando del mundo, queriendo hacerte parecer un loco que afirma que Voldemort ha vuelto. —comento Camille. — Y también está buscando aliados poderosos, como dementores o gigantes.

     — ¿Qué? —pregunto Harry, incrédulo. — ¿Gigantes? ¿Dementores?

     Lucy asintió. — Los dementores ya están de su lado, ahora hemos enviado a dos de la Orden para convencer a los gigantes. Esperemos que lo consiga.

     — ¿Y ustedes han podido saber algo? —pregunto a Ron y Hermione.

     — No tanto como Lucy y Camille. —respondio Hermione.

     —Verás, Fred y George han inventado unas orejas extensibles —explicó Ron—Son muy útiles.

     — ¿Orejas...?

     — Extensibles, sí. Pero últimamente hemos tenido que dejar de usarlas porque mamá nos descubrió y se puso hecha una fiera. Fred y George tuvieron que esconderlas todas para que mamá no las tirara a la basura. —conto Ron, mientras Lucy y Camille reían recordando lo sucedido. — Pero las usamos bastante antes de que mamá se diera cuenta de lo que estábamos haciendo. Ahora sabemos que algunos miembros de la Orden están siguiendo a unos conocidos mortífagos, están vigilándolos...

     —Otros se dedican a reclutar a más gente para la Orden... —intervino Hermione.

     —Y otros montan guardia no sé dónde —concluyó Ron—. Siempre están hablando de las guardias.

     —No será que me vigilan a mí, ¿verdad? —dijo Harry con sarcasmo.

     — ¡Ah, claro! —aseguró Ron como si acabara de comprenderlo.

      — No solo ahí, Harry. Estamos en busca de algo muy importante.

     — ¿Qué es eso?

     — No nos lo han dicho. —mintió Camille.

     Harry soltó un bufido. Se puso a pasear de nuevo por la habitación, mirando a cualquier sitio menos a Ron, Hermione, Lucy o Camille.

     —Entonces, ¿qué habéis estado haciendo vosotros dos, si no os dejaban entrar en las reuniones? — preguntó a Ron y Hermione. — Decíais que estabais muy ocupados.

     —Y lo estábamos —contestó Hermione—. Hemos descontaminado esta casa; llevaba muchos años vacía y se había criado de todo. Hemos conseguido limpiar a fondo la cocina, casi todos los dormitorios y creo que mañana nos toca el salón principal.

     — Eso es cierto, esta casa era un asco. —corroboro Lucy.

     — ¿Y cómo es eso de que ustedes si están en la Orden?

     — Mi padre era miembro de la Orden y cuando murió nos dejo a mí y a Lucy algunos conocimientos que solo el sabia y la Orden necesita. Dumbledore nos llamo para ayudarlos, por eso creí que debíamos decirles todo lo que sabía y luego volveríamos a nuestras vidas anteriores. Pero Dumbledore dijo que era mejor que los guardara en mi mente y que cuando ellos necesitaran información, se las daríamos. —mintió Camille, aunque en realidad no era del todo mentira.

     — ¿Qué info…? ¡Ahhh! —Ron se vio interrumpido por dos fuertes estampidos, donde Fred y George, los hermanos gemelos de Ron, se habían materializado de la nada en medio de la habitación.

     Pigwidgeon gorjeó, alterada y echó a volar para reunirse con Hedwig en lo alto del armario.

     — ¡Parad de hacer eso! —ordenó Hermione a los gemelos.

     — ¡Hola, Harry! —lo saludó George con una radiante sonrisa. — Nos pareció oír tu dulce voz.

     —No reprimas tu rabia, Harry, suéltalo todo —le aconsejó Fred, también sonriente—. Quizá haya una o dos personas a ochenta kilómetros de aquí que no te han oído. —Luego desvió su mirada a Camille. — Oh Jackson, ¿Ya te sientes mejor?

     — ¡Eres un…! —pero Lucy la sujeto antes de Camille se tire sobre Fred.

     — Veo que habéis aprobado los exámenes de Aparición —comentó Harry malhumorado.

     — Con muy buena nota —confirmó Fred, que tenía en la mano una oreja extensible.

     — Habríais tardado unos treinta segundos más si hubierais bajado por la escalera —dijo Ron.

     — El tiempo es galeones, hermanito —repuso Fred—. Bueno, Harry, estás dificultando la recepción. Éstas son las orejas extensibles —añadió ante la expresión de desconcierto de Harry, y le mostró la cuerda que tenía en la mano y que empezó a arrastrarse hasta el rellano—. Estamos intentando oír lo que pasa abajo.

     — Tened mucho cuidado —les recomendó Ron mirando la oreja—; si mamá vuelve a encontrar una de ésas...

     — Sera peor que esa reprimenda que les dios hace dos días. —termino Lucy.

     —Vale la pena correr el riesgo; la reunión de hoy es importante —dijo Fred.

     — No tanto como tú crees, Weasley. —comento Camille.

     Entonces se abrió la puerta y por ella entró una larga cabellera pelirroja.

     — ¡Hola, Harry! —saludó alegremente Ginny. — Me pareció oír tu voz. —Miró a Fred y a George, y añadió—: No vais a conseguir nada con las orejas extensibles. Mamá le ha hecho un encantamiento de impasibilidad a la puerta de la cocina.

     — Cierto, yo vi como lo hacía. —corroboro Lucy

     — ¿Cómo lo sabes? —preguntó George alicaído.

     —Tonks me ha explicado cómo descubrirlo —le contó Ginny—. Sólo tienes que lanzar algo contra la puerta, y si no logra hacer contacto quiere decir que la han impasibilizado. He estado lanzándole bombas fétidas desde lo alto de la escalera, pero salían despedidas antes de tocarla, de modo que no hay forma de que las orejas extensibles puedan pasar por debajo.

     Fred exhaló un hondo suspiro.

     — ¡Qué lástima! Estaba deseando averiguar qué ha estado haciendo Snape. —dijo con un suspiro, pero mirando a Camille y Lucy de forma sugerente.

     — No mucho, solo ha hablado de cosas que no entendemos. —contesto Lucy.

     — Cosas que TÚ no entiendes, Lucy-luz. —le corrigió Camille. — Solo ha estado hablando del trabajo que se le ha encomendado a Hagrid, no pregunten. —advirtió al ver la intenciones de todos. — Y sobre algo de los dementores.

     — ¿Snape? —Pregunto Harry—. ¿Está aquí?

     — Acabamos de decir que si, Potter. —comento Lucy, con una mueca burlona.

     Harry la fulmino con la mirada y Camille le pego un codazo.

     — Tendrías que ver cómo nos mira, Harry. —comento Ron, con una mueca.

     — Es un imbécil. —dijo Fred, sin darse cuenta.

     — A Bill tampoco le cae bien —intervino Ginny, como si eso zanjara el asunto.

     Harry se dejó caer en una cama, enfrente de los demás. — ¿Bill también está aquí? —preguntó—. ¿No estaba trabajando en Egipto?

     —Solicitó un puesto de oficinista para poder volver a casa y colaborar con la Orden — aclaró Fred—. Dice que echa de menos las tumbas, pero —compuso una sonrisita de suficiencia. — esto tiene sus compensaciones.

     — ¿Qué quieres decir?

     — ¿Te acuerdas de Fleur Delacour? —dijo George. — Ha aceptado un empleo en Gringotts para «pegfeccionag» su inglés...

     — Y Bill le ha dado un montón de clases particulares —añadió Fred con tono burlón.

     — ¿No será que estas celoso de que Bill si tenga una chica, Weasley? —pregunto Camille, alzando una ceja.

     — ¿Por qué estaría celoso? Si yo te tengo a ti.

     Camille bufo, pero sus mejillas se coloraron. — Ya quisieras. —dijo, mientras Fred le echaba una mirada burlona.

     — Charlie también ha entrado en la Orden —prosiguió George, ignorando la conversación de su gemelo y Camille. — pero todavía está en Rumania. Dumbledore quiere que entren en la Orden todos los magos extranjeros que sea posible, y Charlie intenta captarlos en sus días libres.

     — ¿Eso no podía hacerlo Percy? —preguntó Harry. La última noticia que tenía del tercero de los hermanos Weasley era que trabajaba en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional del Ministerio de La Magia.

     Al oír las palabras de Harry, los Weasley, Lucy, Camille y Hermione intercambiaron miradas cómplices y llenas de misterio.

     — Pase lo que pase, no menciones a Percy delante de mis padres —advirtió Ron a Harry con voz tensa.

     — ¿Por qué no?

     — Porque cada vez que alguien nombra a Percy, papá rompe lo que tenga en las manos y mamá se pone a llorar —contestó Fred.

     — Ha sido espantoso —añadió Ginny con tristeza.

     — Me parece que nos hemos librado de él —dijo George con una expresión muy desagradable en la cara.

     — George, no digas eso. —lo regaño Camille, con una mueca. Pero George no le presto atención.

     — ¿Qué ha pasado? —preguntó Harry.

     — Percy y papá discutieron —comenzó Fred—. Nunca había visto a papá discutir así con nadie. Normalmente es mamá la que grita.

     — Fue hace una semana, tuvimos que llegar antes a Grimmauld Place, ya que mis padres tenían que asistir urgentemente a una reunión aquí. Y Percy llegó a casa y nos dijo que lo habían ascendido. —conto Ron.

     — ¿Bromeas? —dijo Harry.

     —Sí, a todos nos sorprendió —afirmó George—, porque Percy se metió en un buen lío por lo de Crouch, y hubo una investigación y todo. Dijeron que Percy debería haberse dado cuenta de que Crouch estaba chiflado y que habría tenido que informar a algún superior. Pero ya conoces a Percy: Crouch lo había dejado al mando, y él no iba a protestar.

     —Entonces, ¿cómo es que lo han ascendido?

     —Eso fue exactamente lo que nos preguntamos nosotros —respondió Ron, que parecía encantado de poder mantener una conversación normal ya que Harry había parado de gritar—. Llegó a casa muy satisfecho de sí mismo, más satisfecho incluso de lo habitual, no sé si podrás imaginártelo; y le dijo a papá que le habían ofrecido un cargo en la oficina del propio Fudge. Un cargo muy importante para tratarse de alguien que sólo hacía un año que había salido de Hogwarts: asistente junior del ministro. Creo que esperaba que papá se quedara muy impresionado.

     —Pero papá no se quedó nada impresionado —comentó Fred con gravedad.

     —¿Por qué no? —preguntó Harry.

     —Verás, por lo visto Fudge se pasea hecho una furia por el Ministerio vigilando que nadie tenga ningún contacto con Dumbledore —explicó George.

     —Es que últimamente Dumbledore no está muy bien visto en el Ministerio —agregó Fred

     —. Todos creen que sólo causa problemas al decir que Quien-tú-sabes ha regresado.

     —Papá dice que Fudge ha dejado muy claro que todo el que tenga algo que ver con Dumbledore ya puede ir vaciando su mesa —dijo George.

     —Pero ¿eso qué tiene que ver con Percy? —preguntó Harry confundido.

     — Piénsalo de esta forma, Harry. Todos saben que los Weasley siempre van a estar del lado de Dumbledore, entonces ¿Qué mejor idea que hacer que uno de ellos se una al ministerio con lealtad, debilitando a la familia? —siguió Camille.

     —Eso mismo dijo papa. Papá cree que Fudge sólo quiere tener a Percy en su oficina porque pretende utilizarlo para espiar a nuestra familia y a Dumbledore.

     Harry emitió un débil silbido.

     —Me imagino que eso a Percy le encantó.

     Ron soltó una risa un tanto sarcástica.

     —Se puso hecho una fiera. Dijo... Bueno, dijo un montón de cosas terribles. Dijo que había tenido que luchar contra la mala reputación de papá desde que entró a trabajar en el Ministerio, y que papá no tiene ambición y que por eso siempre hemos sido... Bueno, ya sabes, que por eso nunca hemos tenido mucho dinero...

     — ¿Qué? —se extrañó Harry, incrédulo, mientras Ginny hacía un ruido de gato enfadado.

     —Ya, ya —musitó Ron con un hilo de voz—. Y eso no es todo. Dijo que papá era un idiota por relacionarse con Dumbledore, que Dumbledore iba a tener graves problemas y papá se iba a hundir con él, y que él, Percy, sabía dónde estaba su lealtad: con el Ministerio. Y que si papá y mamá iban a convertirse en traidores al Ministerio, él pensaba asegurarse de que todo el mundo supiera que ya no pertenecía a nuestra familia. Hizo el equipaje aquella misma noche y se marchó. Ahora vive aquí, en Londres. —Mamá lo ha pasado muy mal —prosiguió Ron—. Ya te imaginas, llorando y eso. Vino a Londres para intentar hablar con Percy, pero él le cerró la puerta en las narices. No sé qué hace Percy cuando se encuentra a papá en el trabajo, supongo que ignorarlo.

     —Pero Percy tiene que saber que Voldemort ha regresado —opinó Harry—. No es idiota, tiene que saber que vuestros padres no se expondrían a perderlo todo si no tuvieran pruebas.

     —Sí, bueno, tu nombre también salió en la discusión —siguió explicando Ron, y le lanzó a Harry una mirada furtiva—. Percy dijo que la única prueba que tenían era tu palabra, y..., no sé..., no creía que eso fuera suficiente.

     — Chicos. —interrumpieron Camille y Lucy, quienes ya conocían esa discusión.

     Todos las miraron.

     — Nosotras nos fuimos de la reunión para calmar un poco a Harry, creo que es mejor que vayamos. —comento Lucy, con una mueca de incomodidad.

     Todos asintieron y ambas muchachas se levantaron de su lugar.

     — Adiós, mi hermosa princesa. —saludo Fred, mirando a Camille quien rodo los ojos.

     Ambas muchachas salieron de la habitación y se encaminaron a la suya. No iban a ir a la reunión ya que estaba había acabo seguramente, y tenían muchas cosas que hacer.

     Al llegar a la habitación se acercaron a la madera descolocada que tenían bajo la cama de Camille y sacaron el bolso que contenía colmillos de basilisco.

     — ¿Cómo vamos a abrirlo?

     — No lo sé. —contesto Camille, pasando una mano por su bien sedoso y castaño cabello.

     Tenía un gran problema. No conocía a nadie, excepto Harry, que supiera hablar parsel. Por un momento se le ocurrió imitar los sonidos que aparecían en la película pero la desecho al instante, no había una idea más idiota. Tenía en su mano una parte del alma de Voldemort, y no sabía cómo abrirlo.

     — ¡Tengo una idea! —chillo Lucy, sacando a Camille de sus pensamientos.

     — ¿Cuál? —pregunto Camille, esperando por una idea aun peor que la de las películas.

     — Podríamos convencer a Harry de que hable parsel, solo por curiosidad. O podrías decirle que tu nunca has escuchado a alguien hablándolo, que se yo, alguna de tus excusas geniales. Y luego, como todavía estamos en el mundo muggle y mi celular funciona este grabador de voz¹ funciona, podríamos grabarlo usándolo.

     — ¿Qué haces con una grabador de voz? —pregunto Camille confundida.

     — Lo uso para clase de historia. —contesto Lucy, encogiéndose de hombros. — Es casi tan aburrida como la clase del profesor Binns.

    Camille rio y luego abrazo a su mejor amiga. — ¡Por fin se te ha ocurrido una buena idea! —exclamo con emoción, limpiándose una lagrima falsa. — Yo sabía que algún día esto llegaría, costó mucho pero… ¡Auch! —se quejo Camille, sobándose la frente. — Aunque no lo creas, ese relicario si golpea duro. —comento adolorida.
     Lucy rio.

     — Tengo hambre, ¿vamos a comer?

     Camille asintió. — Yo también tengo hambre. —corroboro la castaña, sobándose la panza.

     Lucy sonrió y tomo la mano de su amiga, juntas bajaron hasta el vestíbulo, donde se encontraron a el trió de oro y la señora Weasley.

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     — Comeremos en la cocina —susurró la señora Weasley al reunirse con ellos al pie de la escalera. — Harry, querido, si quieres cruzar el vestíbulo de puntillas, es esa puerta de ahí...

     ¡PATAPUM!

     — ¡Tonks! —gritó la señora Weasley, exasperada, y se dio la vuelta para mirar a la bruja.

     — ¡Lo siento! —gimoteó Tonks, que estaba tumbada en el suelo. Mientras Lucy reía por lo bajo. — Es ese ridículo paragüero, es la segunda vez que tropiezo con...

Pero sus últimas palabras quedaron sofocadas por un espantoso, ensordecedor y espeluznante alarido que provenía de la progenitora de Sirius, Walburga Black. Las apolilladas cortinas de terciopelo se habían separado.
La anciana echaba espuma por la boca, sus ojos giraban descontrolados y tenía la amarillenta piel de la cara tensa y tirante; los otros retratos que había en el vestíbulo detrás de ellos despertaron y empezaron a chillar también, hasta tal punto que obligaba cerrar con fuerza los ojos y se taparse las orejas con las manos para protegerse del ruido.

     Remus y la señora Weasley fueron corriendo hacia el retrato e intentaron cerrar las cortinas y tapar a la madre de Sirius, pero no podían con ellas y la anciana cada vez gritaba más fuerte y movía sus manos como garras; parecía que intentaba arañarles la cara.

     —¡Cerdos! ¡Canallas! ¡Subproductos de la inmundicia y de la cochambre! ¡Mestizos, mutantes, monstruos, fuera de esta casa! ¿Cómo os atrevéis a contaminar la casa de mis padres?

     — Se nota que Walburga es taaaaan amable que encandila. —murmuro Lucy con bronca. La estaba dejando sorda.

     — ¡Tu, sangre sucia inmunda! ¿Cómo osas entrar a mi casa, a la honorable casa de los Black, cuya sangre es pura?

     — ¡No le hables así, vieja asquerosa! —rugió Camille, con furia.

     Tonks seguía disculpándose por su torpeza mientras levantaba la enorme y pesada pierna de trol del suelo; la señora Weasley desistió de su intento de cerrar las cortinas y echó a correr por el vestíbulo, haciéndoles hechizos aturdidores a los otros retratos con su varita; y Sirius salió disparado por una puerta que Harry tenía enfrente.

     —¡Cállate, vieja arpía! ¡Cállate! —bramó, y agarró la cortina que la señora Weasley acababa de soltar.
     La anciana palideció de golpe.

     —¡Tú! —rugió, mirando con los ojos como platos a aquel hombre—. ¡Traidor, engendro, vergüenza de mi estirpe!

     —¡Te digo que te calles! —le gritó el hombre, y haciendo un esfuerzo descomunal, Remus y él consiguieron cerrar las cortinas.

     Cesaron los gritos de la anciana, y aunque todavía resonaba su eco, el silencio fue apoderándose del vestíbulo. Jadeando ligeramente y apartándose el largo y negro cabello de la cara, Sirius, se dio la vuelta hacia Lucy.

—Lamento eso, Lu. —pidió disculpas. La rubia le hizo una seña que que no le importaba y Sirius volteo hacia su sobrino. — Hola, Harry —lo saludó con gravedad—. Veo que ya has conocido a mi madre.

¹Acuérdense que es el año 1995, ósea que no existen los celulares modernos.

por **roronoa.** Dom 01 Sep 2013, 6:39 am

Hola, siento haber estado tanto tiempo desaparecida, pero es que estaba de vacaciones jeje. Me han encantado todos los capítulos, pero yo si fuera Cami le habría pateado la cara a Fred, es enserio, me está cayendo como el puto culo... Le castraría. Okno... Me quedaría sin marido y sin hijos de él jaja xD Bueno, que Fred se porta muy mal con Cami. Yo le habría soltado todo lo que pienso sobre él, ¿sabes? Pienso que es dulce, tierno, sensual y todo eso, pero eso en cosas positivas, si tengo que decirle las cosas negativas... No creo que hayan muchas perooo bueno. Ah si, Lucy es muy graciosa, me ha hecho gracia con lo de "¡Patata!" Jaja, es enserio, bueno, Cami sabe hacer de psicóloga, ha calmado a Harry, cosa que pensaba que era imposible realmente xD

Bueno, espero que la sigas muy pronto. Abrazos psicológicos :3

por **Fuckyeahfredweasley** Lun 02 Sep 2013, 5:18 pm

Saru Stark Weasley escribió:
Hola, siento haber estado tanto tiempo desaparecida, pero es que estaba de vacaciones jeje. Me han encantado todos los capítulos, pero yo si fuera Cami le habría pateado la cara a Fred, es enserio, me está cayendo como el puto culo... Le castraría. Okno... Me quedaría sin marido y sin hijos de él jaja xD Bueno, que Fred se porta muy mal con Cami. Yo le habría soltado todo lo que pienso sobre él, ¿sabes? Pienso que es dulce, tierno, sensual y todo eso, pero eso en cosas positivas, si tengo que decirle las cosas negativas... No creo que hayan muchas perooo bueno. Ah si, Lucy es muy graciosa, me ha hecho gracia con lo de "¡Patata!" Jaja, es enserio, bueno, Cami sabe hacer de psicóloga, ha calmado a Harry, cosa que pensaba que era imposible realmente xD
Bueno, espero que la sigas muy pronto. Abrazos psicológicos :3

Personalmente, mi personalidad se refleja en la de Lucy y definitivament yo TAMBIEN le daria una patada en la cara a Fred xD ¡No! DDD: No podemos castrarlo 1313 (? Okya xD Fred tiene una extraña manera de demostrar su amor. Pobre Lucy, nadie aprecio su ¡patata! :c jajajajaja. Por fin, alguien ha podido camibar a la fiera,. En serio, a mi me encanta como Cami puede calmar a Harry :3 Claro, la sigo cuando puedo. Abrazo Psicologico! #SesienteGermanGarmendia

por **Lucesita** Lun 02 Sep 2013, 7:34 pm

Holaaaa! Me encanto el Capitulo :D Segui cuando puedas ;)
PATATAAAAAAAAAAAAAA! :O

por **Chiara_14** Miér 04 Sep 2013, 10:05 pm

Holaa perdon por ausentarme tanto tiempo es que el segundo trimestre en historia se me complico y bueno,estoy como lucy ajajjaa me encanto el cap! siguela,ya quiero saber como lucy y cami hacen para que harry hable parcel ajajaja awww yo quisiera que fred me dijera que me tiene a mi ajajjajaa gracias por los caps espero que subas pronto :) besos

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